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LA BATALLA EN EL PUENTE DE CALIDONIA-

Fuente: Alfredo Cardona Tobón

Panamá fue uno de los escenarios de la llamada guerra de “Los Mil Dias” entre el gobierno
conservador de Colombia y la insurgencia liberal. Uno de los episodios más sangrientos de la
primera fase de este conflicto tuvo lugar en el Puente de Calidonia, donde las tropas oficialistas
masacraron a los rebeldes

El 21 de marzo de 1900 zarpó de Nicaragua la cañonera “Momotambo” con una expedición militar
que diez días más tarde tocó tierra panameña en la playa de Punta Burica. El 4 de abril los
insurgentes entraron entre palmas y aplausos a la ciudad de David. Para contener la invasión
liberal el gobierno conservador colombiano despachó el Batallón Henao de la División Antioquia
compuesta por personal de Salamina y Manizales.

Mientras el Batallón Henao navega desde Barranquilla con rumbo a Panamá bajo las ordenes de
los coroneles Heliodoro Peláez y Amador Gómez, el doctor Porras se dirige a la capital del Istmo
con tropas liberales. Los gobiernistas deciden atajarlo en los llanos de Capira y el ocho de junio
chocan con el enemigo en el campo de Bejuco; el empuje liberal es formidable y al caer la tarde los
conservadores retroceden hasta el punto de La Chorrera.

Con refuerzos liberales del Estado del Cauca las fuerzas revolucionarias atacan la ciudad de
Panamá. A las cinco de la mañana del 21 de julio de 1900, los batallones gobiernistas Henao,
Colombia y Quinto de Cali comandados por el general Albán sorprenden las avanzadas liberales,
pero cogidos entre dos fuegos los gobiernistas se repliegan hacia la ciudad.

El 22 de julio los liberales ocupan la colina de Perri´ Hill situada a una milla de distancia del Puente
de Calidonia, una de las pocas entradas terrestres a la ciudad de Panamá y que el gobierno había
reforzado con láminas de acero rieles y parapetos de piedra y alambre.

Jefes y soldados liberales advirtieron sobre las graves dificultades que entrañaba llegar a la ciudad
por ese puente. “No importa- dijo el comandante Emiliano Herrera- arremetan firme y les dejarán
el campo. No importa, habrá sus difuntos”
La testarudez, la torpeza castrense- expresa Humberto Ricord- el afán de gloria de Emiliano
Herrera y la estrategia suicida que caracterizó a los ejércitos liberales durante la guerra de los Mil
Días, sellaron la masacre liberal en Calidonia.

En la noche del 23 de julio llegaron a Perri´ Hill los batallones Iturralde y Colunje, cedidos de mala
gana por Parras para consumar el desastroso asalto. A las ocho de la mañana del siguiente día,
cinco batallones liberales atacaron el Puente Calidonia en tanto otros dos batallones se dirigían a
la Ermita de San Miguel con el apoyo artillero desde la colina Perri´Hill.

La infantería liberal iba adelante seguida por la caballería. Los gobiernistas protegidos tras los
parapetos del puente los dejaron acercar y los acribillaron en campo abierto. “Ola tras ola, los
liberales ocupaban el lugar de los caídos y trataban de pasar por encima de los cadáveres y los
heridos, hasta el puente. Allí quedó inmolada la flor de la juventud panameña en un asalto
estúpido y suicida”. (Ricord 1989).

A las cuatro de la tarde se desató una tempestad, las explosiones se confundían con los rayos y los
truenos; la refriega no amainaba. A las once de la noche los liberales cargaron contra las defensas
del puente en un último esfuerzo para rendirlas creyendo que podían aprovechar la oscuridad de
la noche, pero fue inútil y nuevas víctimas cubrieron el descampado.

El 24 de julio los liberales ocuparon la Ermita de San Miguel, pero no pudieron avanzar pues un
cañón gobiernista ubicado en el cerro de Tívoli les impidió seguir adelante. A medio día se pactó
una tregua para recoger los muertos y socorrer a los heridos. Entonces se conoció la magnitud de
la tragedia liberal, al frente del puente de Calidonia yacían tendidos más de 600 revolucionarios
entre muertos y heridos.

A las siete y media de la noche del 25 de julio se rompieron nuevamente las hostilidades y las
descargas volvieron a romper el silencio. A las siete y media de la mañana del 26 de julio, el pito de
una locomotora anunció la llegada de mil soldados de la División Antioquia que venían de
Barranquilla en auxilio del gobierno.

Desde el día anterior el buque Gaitán había zarpado con oficiales y tropas hacia el Cauca. La
llegada de los refuerzos paisas fue el puntillazo final para los rebeldes agotados y desmoralizados
ante la derrota. A mediodía del 26 de julio de 1900 el general Carlos A. Mendoza, en nombre de
los insurgentes firmó la capitulación liberal en esta primera etapa de la guerra en el Istmo.

LA MANO DE OBRA EN EL CANAL DE PANAMA


Por el Dr. Alonso Roy

Los verdaderos héroes durante la construcción del Canal de Panamá, lo fueron aquellos miles de
trabajadores que hicieron posible, con su gran esfuerzo, que llegara el 15 de agosto de 1914 y
festejar el cruce inaugural efectuado por el vapor Ancón. Muchos otros ofrendaron su vida y
murieron víctimas de accidentes de muy variada naturaleza, o por las terribles enfermedades
(malaria, fiebre amarilla, tifoidea, disentería, tuberculosis, pulmonía, etc.), que se encargaron de
diezmar la fuerza laboral.

Elementos de las más diversas nacionalidades regaron con sudor y sangre cada metro en la
terminación de la más grande obra de ingeniería jamás emprendida hasta esa fecha. Los
británicos, americanos y españoles integraron la mayoría de este cuerpo laboral, con algunos
nacionales de Japón. Grecia, Italia y otros europeos, además de latinoamericanos. Para 1913 los
obreros, no norteamericanos, se distribuían de la siguiente manera:

antillanos:

29667

españoles:

8722

italianos:
1941

colombianos:

1403

panameños:

357

ticos:

244

franceses:

19

armenios:

14

no clasificados:

69

El grupo de antillanos, a su vez se desglosaba así:


Barbados:

10448

Martinica:

5542

Trinidad:

1284

Jamaica:

67

resto de las islas:

17391

Al pensarse en los antillanos que trabajaron en las obras del Canal, de inmediato se asocian como
provenientes de Jamaica, sin embargo, las estadísticas han demostrado todo lo contrario. Apenas
un insignificante número de obreros eran jamaicanos, debido a la prohibición que mantenía dicho
gobierno sobre sus connacionales, en el sentido de viajar a Panamá, además de imponerles un alto
impuesto para aquellos que todavía insistían en salir hacia la construcción del canal. Si alguna vez
se pensó en traer negros de los Estados Unidos, muy pronto se abandonó esta idea, ya que los
antillanos habían demostrado que eran fuertes y consistentes en su esfuerzo, además, el costo de
la transportación era mucho más bajo.

En cuanto a la mano de obra china, desde los tiempos de John Stevens, ingeniero jefe de la obra
en 1906, se trató de reclutarla por medio de avisos en los periódicos, llamando a una subasta para
conseguir 5000 chinos, como primera instancia y aumentar gradualmente este total, de acuerdo
con su rendimiento.

Al momento final, en esta licitación humana, solo se presentaron cuatro propuestas. Los
ofrecimientos variaban de 10 centavos por hora, a 12.5 y 13. Otro pliego especificaba a 11
centavos por hora, los primeros 2000 chinos, luego a 10 centavos hasta un número de 11000
obreros y después se rebajaría a 9 centavos, hasta alcanzar un total de 15000. Esta licitación y las
diferentes respuestas obtenidas, dieron inicio a una serie de fuertes protestas en los Estados
Unidos, China y Panamá, al punto de cancelarse todo este asunto.

De cualquier forma, opinaba el Gobernador de la Zona en ese entonces, Mr. Charles M.Magoon,
los chinos nunca sobrevivirían a tan pesado trabajo en las excavaciones, más allá de ahorrar el
dinero suficiente para establecer un pequeño negocio (víveres, restaurantes, lavanderías,
hortalizas, etc.), y más tarde lanzarse a mayoristas. Los trabajadores blancos, de diferentes países
fueron aumentando desde 1904, en vista del notable mejoramiento en las condiciones sanitarias
de la Zona del Canal (fumigaciones masivas, suministro completo de quinina, drenajes amplios,
magnífico servicios hospitalarios y de recuperación.

El último caso de fiebre amarilla fue informado por el Coronel Gorgas, jefe de Sanidad en el Canal,
el 23 de diciembre de 1906. La erradicación de tan terrible como atemorizante, desmoralizadora y
mortal enfermedad, había tomado cerca de año y medio en Panamá, más que nada por el poco
apoyo que recibió Gorgas, en los comienzos de su batalla contra el mosquito Aedes Egypti.
Aún en las altas esferas gubernamentales, se negaban a otorgarle los fondos necesarios que
solicitaba, hasta el punto de casi hacer fracasar la campaña de sanidad. El decidido apoyo de
Stevens, ingeniero jefe del Canal, fue un factor altamente importante en este aspecto. Así fue
como se perdió un tiempo muy valioso, que de manera similar, significó un mayor número de
fallecidos. Según Gerstle Mack en su extraordinaria obra La Tierra Dividida, "En la erradicación de
la fiebre amarilla en Panamá, no hubo nada milagroso: solo ciencia, determinación, dinero y una
estupenda cantidad de arduo trabajo. En su guerra contra las enfermedades, la organización
norteamericana de salud, tenía dos armas valiosísimas de las cuales carecían los franceses: un gran
dirigente, Gorgas, y el reciente descubrimiento del mosquito como transmisor de la fiebre amarilla
y la malaria, los dos azotes fatales del Istmo.

En La Habana, como contraparte y donde no existieron estos factores de estancamiento, la batalla


contra la fiebre amarilla, duró solamente ocho meses. En 1908 se habían importado cerca de
12000 europeos, como obreros sin programas. El desglose en esos momentos era el siguiente:

españoles..........

8200

(en 1910 arribaron 2000 más)

italianos..........

2000

griegos............

1100
franceses..........

20

Los europeos resultaron mejores trabajadores que los negros y se observó que resistían mejor el
clima, aunque su paga era el doble. No obstante, los antillanos a medida que se ajustaban a sus
labores, resultaron excelentes.

El número promedio de empleados en los años de la época norteamericana fue


aproximadamente:

1905

17000

1910

50802

1906
26547

1911

48876

1907

29328

1912

50893

1908

43890

1913

56654

1909

47167

1914

44329
Las huelgas del personal humano a través de los años no llegaron a representar ningún problema
de importancia y jamás por este motivo hubo de interrumpirse el normal desempeño del Canal. En
cambio, los derrumbes del Corte de Culebra sí lograron este efecto, ya que en 1914, apenas a unos
meses de la inauguración de la gran zanja acuática, hubo de paralizarse el cruce de barcos, por
espacio de siete meses, debido a una gran avalancha de tierra del cerro Cucaracha. Goethals
implantó la modalidad de reunirse los domingos por la mañana con los trabajadores, para oír
personalmente todo tipo de asuntos, que a la vez servía como una válvula de escape para estos
grupos. Cerca de 100 empleados desfilaban esos días para ser escuchados por el Gran Jefe.

A la finalización de las obras, muchos obreros fueron repatriados hacia los Estados Unidos, a costo
de este país, mientras otros se dirigieron hacia las fincas de banano de la United Fruit Co. De
cualquier manera, existió una sobre abundancia de mano obra, que determinó una rebaja general
de sueldos del 50% en 1919 que motivó un débil conato de huelga, y que no obtuvo ninguna
reivindicación a sus promotores.

La mano de obra durante la construcción del Canal de Panamá, llegó a convertirse en una liga de
las naciones, con diferentes lenguas, costumbres, religión, etc., pero todos ellos con la consigna de
ganar buen dinero para abrirse paso en la sociedad en general. Definitivamente, existió dentro de
ese sistema socializado y de paternalismo, un sentimiento de orgullo por llevar adelante y
terminar la grandiosa obra iniciada en 1904.

Siempre prevaleció una enorme diferencia entre los trabajadores blancos y negros (gold roll y
silver roll) en los aspectos laborales, sociales y por supuesto, en salarios y beneficios recibidos.
Tres presidentes norteamericanos tuvieron bajo sus manos la responsabilidad del triunfo:
Theodore Roosevelt ( 1901-1909), William Howard Taft (1909-1913) y Woodrow Wilson ( 1913-
1921 ). De estos Jefes de Estado, no hay dudas que Roosevelt fue "el real constructor del Canal”.
No sería un triunfo mayor, aunque hubiera levantado cada palada de tierra en estos trabajos, de
acuerdo a la opinión de Goethals.
Los obreros del Canal de Panamá escribieron una maravillosa hoja en la historia, por su lealtad,
esfuerzo y orgullo para llevar hasta su finalización, la magnífica epopeya de su construcción,
marcada por la organización y eficiencia que demostraron los norteamericanos a lo largo de los
diez años (1904-1914) de su liderazgo.

OPERACIÓN SOBERANÍA (1958)

El rechazo del Convenio Filos-Hines en diciembre de 1947 por parte de la Asamblea de Diputados y
producto de la presión popular, era reflejo de la inconformidad del pueblo producto de las
relaciones con los Estados Unidos por causa de la Zona del Canal. Con la firma del Tratado Remón-
Eisenhower de 1955, la cual no recoge las aspiraciones del pueblo panameño en materia canalera,
se ve reflejado en los pocos beneficios económicos para la burguesía criolla.

La nacionalización del Canal Suez en 1956, decretada por el presidente egipcio Nasser, motivó que
las reclamaciones panameñas sobre la Zona del Canal tuvieran un enorme. Además, las
pretensiones del secretario norteamericano John F. Dulles, de representar a Panamá en la
Conferencia de la Asociación de Usuarios del Canal de Suez, provoca manifestaciones nacionalistas
contra los Estados Unidos.

Fue entonces cuando el 2 de mayo de 1958, un grupo de Estudiantes universitarios encabezados


por Carlos Arellano Lenox y Ricardo Ríos, organizaron la “Operación Soberanía” que consistió en
colocar 75 banderas panameñas en la Zona del Canal y la demanda de que se revisaran los
tratados.

OPERACIÓN SIEMBRA DE BANDERAS (1959)

Estados Unidos se mostraba indiferente ante las aspiraciones de los panameños, entonces el
diputado Aquilino Boyd y el Dr. Ernesto Castillero Pimentel, invitaron al pueblo panameño el 3 de
noviembre de 1959 a marchar de forma pacífica hacia la Zona del Canal, portando la bandera
panameña como un acto de reafirmación de la soberanía de Panamá en aquella parte de su
territorio. En un principio, los policías de la Zona del Canal no se opusieron a la actividad, pero una
contraorden ningún panameño debía entrar en la Zona del Canal, provocando así la resistencia de
los manifestantes.

La situación cobró mayor gravedad cuando un policía zoneíta arrebató la bandera a un


manifestante para vejarla en presencia de los panameños. En el conflicto se vio el uso de bombas
lacrimógenas, mangueras de agua y armas de fuego por parte de los policías zoneítas, provocando
la entrada de destacamentos de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.

Como consecuencia de la vejación de que fue objeto la bandera panameña, los manifestantes
panameños deciden trasladar sus actos frente a la embajada de los Estados Unidos, donde se arrió
la bandera norteamericana para poner en su lugar la panameña.

El 20 de noviembre de 1959 el gobierno norteamericano envió a Panamá al subsecretario d Estado


Livingston T. Merchant, con carácter de Enviado Especial. La misión del Diplomático
norteamericano no fue satisfactoria para los panameños, ya que no se logró la orden de izar la
bandera en la Zona del Canal.

En diciembre de 1959, el presidente de Estados unidos Dwight Eisenhower reconoció la soberanía


titular de Panamá, sobre la Zona del Canal y dispuso la bandera panameña conjuntamente con la
estadounidense fuera izada en ciertos lugares de la Zona del Canal, como símbolo de soberanía.

Acuerdo Chiari-Kennedy

El problema de la soberanía de Panamá sobre el área del Canal de Panamá, era sumamente
complicado y profundo por la actitud negativa y agresiva de los residentes en la zona del Canal,
que se oponían a la izada de la Bandera Nacional en esa región del país. A pesar de que, desde
1960 el gobierno de los Estados Unidos había reconocido la soberanía titular de Panamá. y
autorizaba a izar nuestra bandera en el triángulo Shaler.

En la administración del gobierno del Presidente Roberto Chiari se logró en junio de 1962, que el
Presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy redactara un comunicado conjunto, para que
Panamá izara su bandera en la Zona del Canal. En 1963, se acordó que en 17 lugares de la Zona del
Canal se izasen conjuntamente la bandera de los Estados Unidos y la bandera panameña.

Los proyectos del Tratado Robles-Johnson de 1967

Los proyectos del Tratado Robles-Johnson de 1967Tras un período de estancamiento los gobiernos
de Panamá y Estados Unidos decidieron iniciarnuevas negociaciones para la concertación de otro
Tratado del Canal y, en febrero de 1965,comenzó en firme el proceso de entendimiento. El 25 de
septiembre de ese año, los Presidentesde Panamá Marco A. Robles y de Estados Unidos Lyndon B.
Johnson suscribieron una Declaración Conjunta “con el fin de satisfacer (las) necesidades
presentes y futuras de los dos países.”A la sazón, se anunció que los acuerdos generales
alcanzados harían referencia a la abrogación del Tratado de 1903. Del mismo modo, el nuevo
pacto reconocería “de manera efectiva” la soberanía de Panamá sobre el territorio de la Zona del
Canal. Este instrumento diplomático, a su vez, expiraría en una fecha determinada o cuando se
diera la apertura del Canal a Nivel “cualquieraque sea lo que ocurra antes.” Se indicó, además, que
el objetivo primordial del nuevo Tratado erael de “proveer a una apropiada integración política,
económica y social del territorio que se usa para el funcionamiento del Canal con el resto de la
República de Panamá.” Ambos paísesreconocían que era “necesario una transición ordenada que
evite dislocaciones abruptas y posiblemente

perjudiciales.” Por ello, debían hacerse ciertos cambios a lo largo de un período detiempo.” De
esto se encargaría la nueva administración del Canal conforme a pautas estipuladasen el nuevo
documento contractual. También, los dos países reconocían “la importante responsabilidad” de
ser justos con y dar ayuda a los empleados de toda nacionalidad que “sirvantan bien y
eficientemente en el funcionamiento del Canal.” Para tal propósito, se harían “los arreglos
apropiados para garantizar la protección de los derechos e Intereses de esos empleados.”Otro de
los puntos contemplados en la Declaración Robles -Johnson se refería aladefensa del Canal. En tal
sentido, se estlaipuló que las fuerzas e instalaciones militares de Estados Unidos se mantendrían
conforme “a un acuerdo sobre bases militares y status de fuerzas armadas.” Y respecto al Canal a
Nivel del Mar, se señaló que Estados Unidos haría “estudios yexploraciones sobre el terreno de
posibles rutas a Panamá.” Por eso continuaban las negociaciones sobre los métodos y condiciones
de funcionamiento, construcción y administración de un Canal a Nivel, “a la luz de la importancia
de dicho Canal para la República de Panamá, losEstados Unidos de América, el comercio mundial y
el progreso de la humanidad.” Se acotó que ambos países buscarían las soluciones necesarias a los
problemas económicos ocasionados por laconstrucción del Canal a Nivel. Por último, se indicó que
tanto el Canal de esclusas como cualquierotro que se construyera en el futuro estarían abiertos,
en todo tiempo, “a las naves de todas las nacionalidades sin discriminación, y con peajes
razonables, a la luz de la contribución de la República de Panamá y los Estados Unidos de América
y el interés del comercio mundial.”Como se ve, en la Declaración Robles-Johnson ya estaban
consignados los fundamentos básicos para laconcertación de tres tipos de instrumentos
diplomáticos que regirían en el futuro las relaciones dePanamá y Estados Unidos en torno al Canal
interoceánico, a saber: un nuevo y moderno Tratadoque reempalzará a la Convención del Canal
ístmico de 1903 y sus posteriores revisiones; unAcuerdo sobre las bases militares y el status de las
fuerzas armadas y un Tratado conforme al cualpodría construirse en Panamá un Canal a Nivel del
mar.ce

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