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PATOLOGÍA Y TERAPÉUTICA DE LAS ARMADURAS

ACTIVAS EN EL HORMIGÓN PRETENSADO


(STEELS FOR PRESTRESSING C O N C R E T E : THEIR PATHOLOGY A N D THERAPEUTICS)

M a n u e l E l i c e S C a l a f a t , catedrático de ciencia de Materiales.


Departamento de Ciencias de Materiales.
Escuela de Ingenieros de Caminos. Universidad Politécnica. 628-7
28040-Madrid.

RESUMEN SUf^t^ARY

En este artículo se comentan algunas enfermedades que Steeis for prestressing concrete may have diseases along
pueden sufrir las armaduras activas a lo largo de su vida, su their Ufe; its diagnosis and therapeutics are the subject of
diagnóstico y la forma de curarlas. Para ello se contemplan this papen Three stages may be considered: Prenatal, where
tres etapas: la Prenatal, o etapa de fabricación del alambre the Steel wire is born from cold-drawing a suitable steel bar.
trefilado a partir del alambrón. La etapa de Adolescencia, que Adolescence, the period from manufacturing to final
es el período que va desde la fabricación hasta que el stressing the concrete, and Maturity, the whole period of
alambre empieza a trabajar, integrándose en el hormigón para serviceability of the prestressed concrete structure.
comprimirlo. Y la tercera etapa, la de Madurez, que coincide
con la etapa de servicio de la obra pretensada.

INTRODUCCIÓN bién contiene a nivel microestructural la esencia del


material con el que va a convivir; el hormigón armado.
El acero que se utiliza para pretensar estructuras de La cementita le da fibra y la ferrita masa, como diría
hormigón es un nnaterial muy evolucionado, fruto de Eduardo Torreja. Es como si nuestro acero, conscien-
muchos años de experimentación de los artesanos me- te del destino que iba a tener, quisiera identificarse mi-
talúrgicos, y sólo ahora —a la luz de la Ciencia de los croestructuralmente con el material que va a posten-
Materiales— empezamos a comprender y, a duras pe- sar.
nas, mejorar las relaciones entre su fina microestruc-
tura y excelentes propiedades mecánicas. En este artículo se pretenden comentar algunas expe-
riencias del autor en relación con enfermedades que
La filosofía que se utiliza en el diseño de los moder- puedan sufrir las armaduras activas a lo largo de su vi-
nos materiales compuestos —combinando la resisten- da y la forma de curarlas. Para ello se contemplan tres
cia de un material frágil con \a plasticidad de otro ma- etapas; \a prenatal, o etapa de fabricación del alambre
terial dúctil para obtener un material, a la vez, resistente trefilado a partir del alambrón. La etapa de adolescen-
y dúctil— está presente en los aceros eutectoides for- cia, que es el período que va desde la fabricación has-
mados por una delicada mezcla de cementita, dura y ta que el alambre empieza a trabajar, integrándose en
frágil, y ferrita, blanda y tenaz. Este acero, producto de el hormigón para comprimirlo. Y la tercera etapa, la de
una intuición cuyos orígenes deberíamos buscaren los la madurez, que coincide con la etapa de servicio de
aceros que se forjaron en Damasco o en Toledo, tam- la obra pretensada.
El texto de este artículo corresponde al de una conferencia inivitada con ocasión de COLLOQUIA 88.

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1. ETAPA DE FABRICACIÓN tructura capaz de soportar las grandes deformaciones


plásticas que sufrirá al pasar por la hilera. Para ello, con-
Las características mecánicas de los tendones que van viene que la cementita —el componente frágil— sea
a pretensar el hormigón se consiguen seleccionando lo más fina posible o, con más precisión, que la sepa-
una familia especial de aceros (los aceros eutectoides ración entre las láminas de cementita sea la menor po-
y dentro de ellos los de perlita fina) y sometiéndoles sible (en la práctica se consigue que sea del orden de
a una deformación brutal. Durante esta etapa de gfes- la décima de miera). Esta perlita fina tiene dos venta-
tación el acero sufre las mayores agresiones que ex- jas; por una parte, favorece la operación de trefilado y
perimentará a lo largo de su vida y sólo un accidente por otra, dota al alambren de un mayor límite elástico,
o una enfermedad contraída por la falta de protección lo que permite obtener mayores resistencias a igual-
del hormigón pueden ocasionar su rotura, si se excep- dad de trefilado.
túan condiciones de trabajo anormales (como fatiga de
gran amplitud o ambientes especialmente agresivos). Se ha comprobado que la resistencia de la perlita es
inversamente proporcional a la raíz cuadrada del espa-
Las patologías que aparecen en esta etapa se diagnos- ciado entre las láminas de cementita y que el espacia-
tican al examinar las roturas que pueden producirse du- do depende de la temperatura a que tiene lugar la for-
rante el trefilado y a partir de los ensayos de control mación de la perlita, cuanto menor es la temperatura
del producto terminado. La terapéutica a aplicar es dis- más fina es la perlita. Esta transformación se consigue
tinta en cada caso, como se comenta a continuación. enfriando el alambrón en un baño de plomo fundido
— proceso denominado patentado—. Los fabricantes
de alambre, después de patentar durante un siglo y me-
1.1. Fabricación del alambre y patología asociada dio, pueden conseguir estructuras muy finas contro-
lando la temperatura del baño de plomo y la velocidad
El proceso central en la fabricación del alambre es el del alambre que pasa a través de él. Cuando la tempe-
trefilado, que va acompañado de una etapa previa de ratura, o la velocidad, no son las adecuadas puede pro-
preparación y de una etapa posterior de acabado y es ducirse cementita gruesa que puede ocasionar roturas
posible asociar a cada etapa las patologías específi- durante el trefilado.
cas que se comentan a continuación.
El interés por aumentar el diámetro de los alambres tre-
Antes de trefilar el acero es preciso dotarlo de una es- filados y por abaratar el producto ha impulsado el de-

Figura 1. Artesano trefilando (s. XV) y moderna trefilería (2 km/minuto).

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PEQUEÑA
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CAVIDADES CORTE
ÁNGULO
ÓPTIMO

ÁNGULO DE LA HILERA
Figura 2. Patología del trefilado en función del ángulo de la hilera.

sarrollode nuevos procedimientos para eliminar el pro- su lubricación. La fuerza necesaria para trefilar el alam-
ceso de patentado. En la actualidad ya se está trefilan- bre depende de todos los parámetros que se han men-
do sin patentar, cuando el alambren se obtiene por en- cionado y el objetivo del fabricante es.la optimización
friamiento controlado en aire —conocido comercial- de todo el proceso. Las patologías surgen cuando al-
mente por Stelmor—. Las temperaturas de transforma- guno de estos parámetros se sale de los márgenes pre-
ción son algo superiores a las de patentado, pero la es- vistos y suelen manifestarse con roturas durante el tre-
tructura todavía es lo suficientemente fina para permi- filado (Figura 2).
tir un buen trefilado.
La fase final de este proceso de gestación consiste en
La fase más crítica, en la etapa de gestación, es la de
darle al alambre un acabado final y, en algunos casos,
trefilado. En ella, el alambre —al pasar a través de una
un envejecimiento prematuro. Raramente se utiliza en
hilera— sufre una deformación brutal con objeto de
construcción un alambre simplemente trefilado porque
aumentar, todavía más, su límite elástico y carga de ro-
suele enderezarse mal, la relajación es grande y pre-
tura (Figura 1). Este fenómeno, conocido por endureci-
senta más dispersión en las propiedades mecánicas.
miento por deformación, proporciona un incremento de
Esta falta de madurez, debida en gran parte a las ten-
la resistencia que crece exponencialmente con la de-
siones residuales ocasionadas durante el trefilado, se
formación.
corrige con un tratamiento de envejecimiento artificial.
La deformación conseguida en el proceso de trefilado
depende de la reducción de sección en la hilera y del En primer lugar, el alambre sufre unos doblados alter-
ángulo del cono de la hilera. En la práctica se obtie- nativos que reducen y uniformizan las tensiones resi-
nen reducciones de entre el 60 y el 70 por ciento (se duales (proceso que algunos fabricantes llaman pasar
suele partir de alambrón de 12 mm o de 9 mm de diá- por el purgatorio). Después se le envejece, calentándolo
metro para acabar en alambres de 7 mm o 5 mm de diá- durante un cierto tiempo a una temperatura suave. Co-
metro respectivamente). Esta reducción no se hace de mo el alambre es un producto vivo (una estructura que
una sola vez, sino mediante varias hileras sucesivas. no está en equilibrio), el aumento de la temperatura ace-
En este proceso influye en gran manera la fricción en- lera los procesos térmicamente activables y se produ-
tre el alambre y la hilera y por este motivo se cuida mu- cen en menos tiempo reacciones que a temperatura
chísimo la preparación de la superficie del alambre y ambiente tardarían más, de ahí el concepto de enveje-

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cimiento artificial. En esta etapa se consigue eliminar, alambres; el ensayo de tracción (UNE 7.194), el de do-
en parte, las tensiones residuales introducidas duran- blados alternativos (UNE 7.401) y el de relajación (UNE
te el trefilado y mejorar las propiedades mecánicas. En 7.288). En determinadas circunstancias conviene rea-
algunos casos este tratamiento térmico va acompaña- lizar ensayos adicionales de torsiones alternadas, de
do de un tratamiento termomecánico —calentamiento fatiga axil o de corrosión bajo tensión, cuyo alcance
y tracción— que tiene por objeto mejorar todavía más comentaremos más adelante. (Un breve análisis de las
las propiedades mecánicas, en particular la relajación roturas producidas mediante estos ensayos se ha des-
de tensiones y el autoenderezado. Este tratamiento fi- crito en un trabajo anterior, M. Ellees, 1985.)
nal, llamado de baja relajación o de estabilizado, per-
mite conseguir valores de la relajación por debajo del El ensayo de tracción, aparentemente simple, aporta
2 % en los ensayos normalizados a 1000 horas (UNE bastante información sobre el comportamiento mecá-
7.288). Las patologías asociadas a esta última fase no nico del alambre; proporciona el módulo de elasticidad,
suelen manifestarse con roturas durante el proceso ter- el límite elástico convencional (los alambres trefilados
momecánico final, pero aparecen en los ensayos de no tienen un escalón de cedencia), y la carga de rotura.
control de calidad.

Todos estos valores son muy repetitivos. La ductilidad,


medida como alargamiento bajo carga máxima (sobre
1.2. Diagnóstico y terapéutica una base convencional) o mediante la estricción des-
pués de la rotura, es un parámetro que presenta más
El diagnóstico de las enfermedades del alambre suele dispersión porque es más sensible a los defectos que
hacerse durante el trefilado —si se producen roturas— los parámetros anteriores. Durante el ensayo de trac-
o al final del proceso —en los ensayos de control de ción tanto los defectos superficiales como los interio-
calidad—. res (inherentes al alambrón o producidos durante el tre-
filado) favorecen la iniciación de inestabilidades (de-
Durante el proceso de fabricación pueden producirse formaciones plásticas localizadas) que ocasionan ro-
roturas cuando el alambre pasa por la hilera; si el aná- turas prematuras y, por consiguiente, menos dúctiles.
lisis metalográfico posterior muestra una perlita grue- En estos casos, un análisis metalográfico puede indi-
sa, habrá que sospechar del patentado y ajusfar la tem- car el origen de estos defectos. El registro de la curva
peratura y la velocidad de enfriamiento del alambre. A carga-desplazamiento es otro indicador del estado de
veces, se producen roturas típicas en forma de punta salud; un tramo inicial recto, una relación límite elásti-
de lápiz que pueden atribuirse a un defecto de la hile- co/carga de rotura entre 0,85 y 0,90 y un alargamiento
ra o a segregaciones en el alambrón. En la figura 2 se superior al 6 % (sobre una base de 10 diámetros) son
indica, de forma esquemática, cómo influye el ángulo buenos datos para un chequeo inicial. También puede
del cono de la hilera en el trefilado del alambrón y se detectarse en la curva carga-desplazamiento, concre-
muestra que, para una determinada reducción del diá- tamente en la zona preplástica, si el tratamiento final
metro, hay un intervalo de valores del ángulo para los de eliminación de tensiones no es correcto.
cuales es de esperar que se produzcan defectos inter-
nos que causen roturas en forma de punta de lápiz.
El ensayo de doblado alternativo es una medida, tec-
Cuando el ángulo es correcto, los defectos internos
nológica, de la ductilidad y es bastante sensible a los
—generalmente carburos precipitados— tienen su ori-
defectos superficiales. Mientras en un ensayo a trac-
gen en un enfriamiento defectuoso en la fase previa al
ción la piel del alambre no llega a extenderse más del
trefilado y se ponen de manifiesto en un examen me-
10 %, en un ensayo de doblado puede llegar al 50 %.
talográfico. No se trata, aquí, de recopilar todas las cau-
sas de las roturas durante el trefilado. Los casos co-
mentados sirven de muestra y basta destacar que las El ensayo de torsión alternativa también refleja los de-
roturas puenden tener su origen en defectos congéni- fectos superficiales y la bondad del tratamiento de eli-
tos del alambrón (en la monografía Walzdrahtfehier, ci- minación de tensiones residuales. La forma de rotura
tada en la bibliografía, hay una buena muestra de ellos) (fisura longitudinal, transversal o helicoidal) es impor-
o en defectos de trefilado (excesiva reducción, ángulo tante, en particular cuando el alambre se va a utilizar
del cono incorrecto, mala lubricación y otras causas en un cable. Los alambres que se abren longitudinal-
que se analizan, por ejemplo, en el manual editado por mente en un ensayo de torsión son más propensos a
Dove). fisurarse si en el cable tienen que soportar esfuerzos
laterales.
Los ensayos para el control de calidad proporcionan
nuevos datos para diagnosticar el estado de salud del El ensayo de relajación es un índice de la capacidad
recién nacido. Aunque cada fabricante tiene sus pro- del alambre para movilizar mecanismos de deformación
cedimientos para el control de calidad, hay ensayos nor- plástica (V. Sánchez Gálvez y M. Elices, 1976 y 1986).
malizados que se utilizan para la homologación de los Durante el tratamiento termomecánico final, destina-
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do a disminuir la relajación, se pretende agotar la ma-


yor parte de estas reservas deformando plásticamen-
te el alambre a una temperatura adecuada. El resulta-
do de este ensayo muestra la bondad de este tratamien-
to y permite estimar la tensión de la armadura activa
a largo plazo.

Cuando un alambre supera los valores mínimos exigi-


dos en estos ensayos se le considera apto para preten-
sar hormigón en condiciones normales. Dicho en los
términos de este artículo; si el alambre supera el che-
queo, se puede asegurar que no padece ninguna en-
fermedad que le impida llevar una vida normal. Sólo si
pretende trabajaren condiciones muy duras —fatiga Figura 3. Una protección insuficiente durante la etapa de la adoles-
o en ambientes agresivos— conviene realizar una ex- cencia puede ocasionar problemas en la etapa de la madurez.
ploración complementaria para saber si durante el tre-
filado se han producido lesiones de menor importan-
en aquellos casos en que los tendones estén coaccio-
cia que puedan afectar este tipo de vida (pequeños de-
nados y sean distintos los coeficientes de dilatación
fectos superficiales o han quedado tensiones residua-
de la coacción y del tendón pueden generarse esfuer-
les importantes). Los ensayos de fatiga y de corrosión
zos importantes, pero esta situación es muy poco pro-
bajo tensión no suelen realizarse de forma rutinaria en
bable.
el control de calidad.
La agresión más temida del medio ambiente es la co-
rrosión (Figura 3). La corrosión puede actuar de varias
formas; corrosión generalizada, corrosión en forma de
2. ETAPA DE CONSTRUCCIÓN
picaduras y corrosión fisurante bajo tensión. Las dos
últimas son particularmente peligrosas porque pueden
El tendón recién nacido —alambre o cable— se alma-
pasar inadvertidas y provocar roturas frágiles.
cena, se transporta a la obra, se almacena de nuevo y,
finalmente, se incorpora al hormigón —pre-
El ataque en forma de picaduras puede ser debido a
tensándolo o postensándolo—. A toda esta etapa le po-
una aireación diferencial localizada (en un defecto o en
demos llamar de adolescencia o, de una forma gene-
una fisura de la capa protectora), también a la presen-
ral, etapa de la construcción de la obra, para distinguirla
cia de corrientes eléctricas (producidas, por ejemplo,
de las etapas de fabricación del alambre y de la etapa
en las operaciones de soldadura), e incluso por acción
de mantenimiento de la obra. Como en todo organis-
bacteriana (ciertas bacterias anaeróbicas pueden es-
mo, la respuesta a la agresión externa será distinta se-
timular la reacción catódica utilizando el hidrógeno li-
gún que el alambre esté sano o tenga una salud deli-
berado en estas áreas durante su metabolismo). Los
cada. Mediante ensayos específicos es posible diag-
dos últimos tipos de corrosión por picadura pueden
nosticar la predisposición de un tendón a ciertas agre-
producirse debajo de la capa protectora. Corrosión de
siones externas y, en consecuencia, establecer una te-
los dos primeros tipos se ha producido en tendones
rapéutica adecuada, como se comenta a continuación.
de reactores nucleares y hay referencias que lo docu-
mentan (Blackie, A.D., 1971; Handcock, M.G., 1971; Hil-
2.1. Patología de la adolescencia debrand, J.F., 1975; Fountain, M.J. et al., 1975; Kajfasz,
S. y Zielinkski, J.L, 1976). Durante la construcción de
Las patologías propias de este período de juventud son las vasijas de la estación Dungeness B se detectó, por
las que pretendemos reflejaren este apartado. Para fa- primera vez en reactores nucleares, una importante co-
cilitar su descripción las agruparemos en patologías rrosión por picaduras en los tendones antes del tesa-
de origen ambiental y patologías por daño mecánico. do. Una minuciosa investigación sobre la fabricación
de los tendones, protección y operaciones durante la
Las variaciones de temperatura no parecen afectar al instalación indicaron que la causa principal fue la pre-
comportamiento de los tendones, excepto en el caso sencia de corriente continua (producida durante las
extraordinario de un incendio (véase, por ejemplo, CEB, operaciones de soldadura) en un ambiente húmedo. La
1982). Si la temperatura supera los 200° C pueden em- presencia de sales (cloruros, principalmente) proceden-
pezar a producirse daños irreversibles en la microes- tes de la atmósfera y de sulfonatos procedentes de la
tructura del acero trefilado que afectarán al límite elás- grasa, aceleraron el proceso (Blackie, A. D., 1971; Hand-
tico, a la carga de rotura y a la relajación. Las cock, M.G., 1971). En la estación de Wylfa también se
bajas temperaturas no merman las propiedades del ace- detectó corrosión en forma de picaduras similar a la
ro (M. Ellees y otros, 1982; M. Ellees, 1985), solamente descrita durante la inspección de los tendones en 1971

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(Fountain, M.R et al., 1975). Algunas picaduras alcan- peraturas (M. Ellees, 1985, p. 253). Cuando el tendón va
zaron varias décimas de milímetro de profundidad y se a estar sometido a fatiga, o el ambiente que le rodea
encontraron cloruros en su interior. Parece ser que el es agresivo, o ambas cosas a la vez, los pequeños de-
proceso fue debido a la acción combinada de sales (clo- fectos superficiales —que pasan inadvertidos en el mo-
ruros, principalmente) procedentes de la atmósfera ma- mento del tesado— pueden ocasionar problemas a lar-
rina y de un alto grado de humedad relativa. En estas go plazo.
condiciones (humedad mayor del 70 por 100) las sales
pueden atravesar la grasa protectora y alcanzar una con- De entre las diversas formas de daño mecánico que se
centración para la que el inhibidor deja de ser eficaz pueden originar durante la construcción, las rotu-
y por lo tanto iniciar la corrosión por picaduras. Estas ras en los anclajes (producidas por un sistema de su-
experiencias inglesas han servido para redactar unas jeción defectuoso) son las más frecuentes. En gene-
recomendaciones recogidas en la BS 4975. ral, no se trata de una enfermedad del tendón sino de
una agresión brutal de la que no se salva un tendón,
El otro tipo de corrosión mencionado, la fisuración por por muy sano que esté. Otra forma de agresión es la
corrosión bajo tensión, es una forma de corrosión muy producida por el trefilado in situ que sufre el alambre
localizada debida al efecto sinergético de un medio en el sistema de pretensado circunferencial utilizado
agresivo y un adecuado nivel tensional. Se trata de un en estructuras cilindricas —depósitos y tuberías—. Co-
problema complejo del que sólo se conocen algunos mo es bien sabido, la tensión en el alambre se consi-
aspectos. Un resumen de la situación puede verse en gue arrollándolo sobre la estructura mientras pasa a
M. Ellees (1983), donde, además, se analizan algunas través de una hilera. En obra es muy difícil controlar
roturas atribuidas a la corrosión bajo tensión en un in- el trefilado con la precisión que se hace en fábrica (lu-
tento de revelar aspectos comunes a todas ellas y re- bricación y estado de la hilera, velocidad y tracción del
lacionarlos con los trabajos realizados en los labora- carro, etc.). En estas circunstancias no es de extrañar
torios. Las roturas atribuidas a la corrosión bajo ten- que se produzcan roturas durante el tesado, o al poco
sión en la etapa de construcción son escasas; U. Nurn- tiempo, debido a daños localizados provocados por el
berger (1980) cita algunas roturas «espontáneas» en ro- sistema constructivo. De nuevo, no se trata de una en-
llos de alambre producidas durante el almacenamien- fermedad del alambre, sino de heridas producidas por
to. En estos casos el ambiente agresivo fue, probable- una agresión, aunque para este tipo de pretensado se
mente, la humedad y la presencia de cloruros y el es- utilice un alambre sin tratamiento térmico (o con un
tado tensional excesivo se originó por la actuación con- tratamiento de inferior calidad) porque el trefilado en
junta de las tensiones de incurvación y tensiones resi- obra elimina las mejoras finales introducidas en fábri-
duales producidas durante la fabricación. Estas rotu- ca.
ras son difíciles de explicar si no se atribuyen a la co-
rrosión bajo tensión, porque estos aceros son muy te-
naces y fisuras importantes (alrededor de 1 mm de pro- DIAGNOSTICO Y TERAPÉUTICA
fundidad en un alambre de 7 mm de diámetro) pueden
pasar inadvertidas después de un tesado inicial al 75
El diagnóstico y la posible terapéutica en la etapa ado-
por ciento de la carga de rotura. Conviene destacar que
lescente de las armaduras activas queda reducido a la
esta patología corresponde a aceros que no se han fa-
detección de la susceptibilidad a la corrosión y a la fa-
bricado por trefilado y que ya no se utilizan comercial-
tiga. Tanto la resistencia, como la ductilidad y la rela-
mente (se trata de antiguos aceros producidos por la-
jación, deben estar garantizadas por el fabricante y
minación en caliente, templados y revenidos).
comprobadas en obra en los ensayos de control de ca-
lidad y, en este sentido, el alambre debe gozar de bue-
La patología de las armaduras activas, en la etapa de na salud. A las heridas que pueda sufrir durante el al-
construcción, debida a daño mecánico es bien cono- macenamiento, transporte y puesta en obra, ya se ha
cida. Durante el transporte y la colocación de las ar- hecho referencia anteriormente.
maduras se puede dañar su piel y la valoración del da-
ño depende de las acciones que va a soportar el ten- Cuando se sospecha que el acero trabajará en un am-
dón en el futuro. En situaciones normales, la gravedad biente agresivo es conveniente diagnosticar la suscep-
de los defectos superficiales se comprueba en el mo- tibilidad del acero en este ambiente. El detalle de este
mento del tesado —que es cuando el tendón soporta estudio depende de la importancia de la obra, en ca-
la mayor tensión previsible—. Es más, el tesado inicial sos extremos conviene realizar ensayos dinámicos, a
puede producir un efecto beneficioso, similar al de la distintas frecuencias, en el medio agresivo porque se
prueba de presión que se hace en tuberías metálicas, ha comprobado que esta situación es más desfavora-
y que consiste en plastificarel fondo de las pequeñas ble que los ensayos estáticos de corrosión bajo ten-
fisuras haciéndolas menos peligrosas frente a una so- sión (véase, por ejemplo, M. Ellees y V. Sánchez-Gálvez,
brecarga. Esta ventaja se ha comprobado en alambres 1988). Cuando esto no es posible, por falta de medios
que posteriormente han de trabajar a muy bajas tem- o porque el medio ambiente no se conoce bien, se pue-
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de recurrir a ensayos inespecíficos que ponen de ma- En particular, cuanto menos higroscópicas mejor, no
nifiesto algunas debilidades del acero —concretamen- deben emulsionarse, deben evitarse los sulfonatos co-
te, la presencia de pequeños defectos o de tensiones mo inhibidores, las cantidades de cloruros, sulfures y
residuales superficiales de tracción— que podrían mer- nitratos solubles en agua no excederán de 10 ppm yde-
mar su capacidad resistente. ben permanecer estables durante la vida estimada de
la obra.
La FIP ha propuesto un ensayo (FIP-78) basado en el
convencimiento de que las roturas en los aceros de pre-
tensado son debidas a la fragilización por hidrógeno. La eficacia de los medios de protección temporal es
Un análisis del alcance de este ensayo puede verse en difícil de evaluar porque, en general, son productos mal
otro artículo (M. Elices, 1983) donde se concluye que definidos, conocidos mediante nombres comerciales,
debe considerarse como un ensayo de control, relati- y resulta difícil controlar la influencia de los distintos
vamente simple y reproducible. El ensayo FIP-78 per- componentes. Puede conseguirse información sobre
mite detectar la susceptibilidad a la fragilización por este tema a partir de los trabajos publicados en los dis-
hidrógeno de un acero en el estado de utilización y, por tintos simposios de la FIP y en las referencias que fi-
tanto, controlar la calidad superficial de unas partidas guran en ellos; de todos modos, el mejor procedimiento
o la regularidad de un suministro. Otro aspecto es la consiste en realizar ensayos comparativos con los pro-
fijación de unos límites admisibles para el valor me- ductos disponibles. Los resultados de una campaña de
dio del tiempo de rotura Un acero con un tiempo de ensayos con este propósito —con productos disponi-
rotura grande no garantiza una inmunidad a la corro- bles en España—, se han publicado en una serie de ar-
sión bajo tensión cuando esté desprotegido. Por otra tículos (V. Sánchez-Gálvez y otros, 1981,1982,1983). Un
parte, es sabido que aceros extraídos de obras que han ejemplo que sirve de contrapunto a los accidentes men-
presentado problemas de corrosión han proporciona- cionados en el primer capítulo y que muestra que con
do tiempos de rotura (alrededor de veinte horas) simi- una protección eficaz los riesgos de corrosión bajo ten-
lares a los que se obtienen con aceros generalmente sión son mínimos es el de una estructura pretensada
aceptables para la construcción pretensada. En este cuya construcción se suspendió durante dos años (V.
sentido, el rechazo de una partida de aceros, en base Sánchez-Gálvez y M. Elices, 1981). Algunos tendones
únicamente al ensayo FIP-78, carece de fundamento ex- se tesaron, pero no llegaron a inyectarse durante este
cepto cuando se obtengan tiempos de rotura muy cor- período. La adecuada protección de los anclajes y de
tos (por ejemplo, menos de cinco horas, por fijar una las vainas evitó la aparición de la fisuración por corro-
cifra orientativa). En estas circunstancias es aconse- sión bajo tensión, aún cuando la estructura estaba si-
jable realizar un estudio de las tensiones residuales o tuada en un ambiente ligeramente marino. En estos mo-
de posibles defectos superficiales. mentos, casi diez años después, la obra está termina-
da y funciona satisfactoriamente.
La terapéutica recomendada en la etapa de construc-
ción frente a la corrosión, y en particular frente a la co- Cuando el tendón va a estar sometido a cargas osci-
rrosión bajo tensión de las armaduras activas es lantes, debe diagnosticarse su resistencia a la fatiga.
preventiva: Hay propiedades —como el módulo de elasticidad, el
límite elástico o la carga de rotura— que son poco sen-
— Extremar las precauciones durante el transporte
sibles a pequeñas variaciones en la estructura del ace-
(con una protección adecuada), almacenamiento
ro, mientras que otras —resistencia a la fatiga o a la
(además de protección, procurar que la humedad re-
corrosión bajo tensión— sí lo son. Por este motivo, los
lativa sea lo menor posible) e instalación (que las
fabricantes tienen menos dificultades en garantizar un
vainas estén limpias, sin agua y protegerlas hasta
valor del límite elástico o de la carga de rotura que en
el tesado e inyección).
conseguir el suministro de varias partidas con la mis-
ma resistencia a la fatiga. La dispersión de los ensa-
— Evitar las corrientes eléctricas. Si es posible, plani-
yos tradicionales de fatiga, o de corrosión bajo tensión,
ficar las operaciones de soldadura antes de intro-
refleja este hecho (M. Elices, 1987).
ducir los tendones en las vainas. Cuando no sea po-
sible, canalizar la corriente a través de zonas más
conductoras y utilizar corriente alterna, si se pue- El diagnóstico de la resistencia a la fatiga debe hacer-
de. El efecto de las corrientes eléctricas se ha tra- se mediante ensayos de fatiga axil normalizados. Es-
tado en una monografía de la FIP (J. T. Harvey y J. tos ensayos presentan dos tipos de dificultades: las
W. Boom, 1980). propias del ensayo y las que se generan al fijar los re-
quisitos. Las principales dificultades del ensayo sue-
Antes de aplicar los recubrimientos protectores, lim- len estar en conseguir un sistema de sujeción que no
piar cuidadosamente la superficie de los tendones. Las dañe la probeta, porque de lo contrario lo que se mide
grasas deberán cumplir una serie de especificaciones, es la resistencia a la fatiga del conjunto probeta-anclaje
como las indicadas en las normas ASME/ACI o BS 4975. (véanse, por ejemplo, los resultados del artículo de M.
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la acidez del medio o en su potencial eléctrico, para


que pierda esta propiedad y se corroa. El deterioro de
los tendones conduce a una pérdida del pretensado
que ocasiona una mayor fisuración del hormigón y el
ANCLAJES LABORATORIO
ciclo se reanuda.

En las estructuras pretensadas, la corrosión de las ar-


maduras no es la única patología de la etapa adulta pe-
ro sí la más importante. A lo largo de la vida de la es-
tructura pueden sobrevenir accidentes —sobrecar-
número de ciclos
gas o incendios— que le producirán heridas pero, de
Figura 4. Influencia del daño producido por los anclajes en la vida de la misma forma que los accidentes no se consideran
un tendón sometido a fatiga (M. Elices y V. Sánchez-Gálvez, 1977).
una enfermedad, no trataremos aquí de este tipo de da-
ños. No obstante, igual que después de recuperarse de
un accidente pueden quedar secuelas que le hagan
Elices y V. Sánchez-Gálvez, 1977b) (Figura 4). Otra difi- más vulnerable a ciertas enfermedades, considerare-
cultad adicional, cuando se ensayan cables, es el giro mos aquellas patologías que se puedan derivar de un
del anclaje en cada ciclo; en algunos ensayos se pres- accidente y que acaben mermando la capacidad pro-
cribe que el cabezal no gire, mientras que en otros se tectora del hormigón.
especifica que debe girar libremente. Los requerimien-
tos —número de ciclos, amplitud y valor medio— plan-
tean dificultades de otra índole, porque no suele co- 3.1. Patología de la madurez
nocerse con precisión qué historia de cargas deberá
soportar el tendón en cada caso. Uno de los ejemplos más claros de la patología en es-
ta etapa es el de las roturas de forjados pretensados
La terapéutica en estas circunstancias es delicada por- en aparcamientos (M. Schupack y M. Suárez, 1981) y los
que si los ensayos de fatiga dan valores por debajo de problemas detectados en los tableros y vigas de algu-
los especificados el alambre debe rechazarse aunque nos puentes pretensados (U. Numberger, 1980; J. M. Mo-
se dude, por los motivos antes comentados, de la re- rera, 1987). Estas roturas se han atribuido a la presen-
presentatividad de las especificaciones. Por otra par- cia de cloruros provenientes de distintos productos uti-
te no es posible poner en práctica una terapéutica pre- lizados para impedir la formación de hielo en los pavi-
ventiva —como en la corrosión— por razones obvias. mentos. En el caso de los aparcamientos, los cloruros
En caso de duda puede precederse a un refuerzo es- habían sido arrastrados por los neumáticos de los ve-
tructural que alivie las tensiones del tendón para que hículos. El efecto de los cloruros en los aceros es bien
pueda soportar las cargas de fatiga prudentemente mi- conocido porque provocan la rotura de la capa pasiva
noradas. e inician una forma de corrosión localizada, llamada co-
rrosión por picaduras. Cuando el acero está sometido
En todas estas situaciones —fatiga, corrosión bajo ten- a tensión las picaduras actúan como pequeñas enta-
sión y corrosión fatiga— la forma de estimar la vida del llas, concentrando las tensiones a su alrededor y favo-
tendón es utilizando las técnicas de la Mecánica de la reciendo la iniciación de los procesos de corrosión bajo
Fractura (véase M. Elices, 1988, por ejemplo). tensión.

Las secuelas de accidentes pueden disminuir las de-


3. ETAPA DE SERVICIO fensas —la protección— de los tendones; un incendio,
por ejemplo, puede producir un calentamiento del alam-
En esta etapa el tendón ha alcanzado su madurez. Des- bre que reduzca la eficacia del tratamiento termome-
pués del último tesado el acero se aisla del exterior — cánicodel trefilado, disminuir el límite elástico, la car-
protegido dentro de las vainas en las estructuras pos- ga de rotura y aumentar las pérdidas por relajación. Al
tensadas y arropado por el hormigón en las disminuir la fuerza del pretensado aumenta el riesgo
pretensadas—. A partir de este momento, el tendón y de fisuración del hormigón y, en consecuencia, su ca-
el hormigón dependerán el uno del otro. Si el tendón pacidad protectora. Estas situaciones, por buscarles
deja de comprimir al hormigón, éste se f isurará dejan- una semblanza médica, equivaldrían a las patologías
do al acero en contacto con el ambiente exterior. El hor- que aparecen en la edad adulta como consecuencia de
migón es un material hecho para trabajar a la intempe- accidentes —acaecidos en la juventud—, pero que no
rie pero el acero no. En determinadas condiciones el se les suele dar la importancia que merecen a su debi-
acero se recubre de una delgada capa de óxido protec- do tiempo.
tor y hasta es capaz de cicatrizar algunos rasguños, pe-
ro basta la presencia, en pequeñas cantidades, de iones Otras veces, la capacidad protectora no se pierde co-
agresivos (el del cloro, por ejemplo), una variación en mo consecuencia de un accidente sino lentamente con
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el tiempo, como si se tratara de una enfermedad; un tesadas y del 60 % en depósitos y tuberías). Estos re-
detalle mal concebido en el proyecto, o ejecutado de- sultados coinciden con los del informe CUR, realiza-
fectuosamente, puede ir deteriorando el recubrimien- do diez años antes, donde tampoco se puede deducir
to protector del hormigón. Un desagüe mal concebido que todas las roturas sean debidas a la corrosión bajo
puede ser la causa de la contaminación por cloruros tensión. Aunque ésta haya desempeñado un papel im-
de las armaduras activas en los aparcamientos o en los portante en algunos casos, con frecuencia las roturas
tableros de los puentes. También se encuentran pato- aparecen asociadas con otras formas de corrosión. La
logías que provienen de incompatibilidades entre los principal conclusión del referido simposio fue que «el
materiales, lo que los médicos conocen por rechazo. análisis de los accidentes presentados demostraron
que si una estructura está bien proyectada y bien cons-
Por ejemplo, un cajetín de un anclaje sellado con ma- truida no se pueden dar las condiciones necesarias pa-
teriales con un coeficiente de dilatación distinto al del ra que se produzcan roturas por corrosión bajo tensión»
hormigón, puede fisurarse y convertirse a la larga en (M. Elices y V. Sánchez-Gálvez, 1982).
un depósito de humedad y crear problemas de corro-
sión en los anclajes. Un último ejemplo —quizás, el
más apropiado para este artículo por tratarse de una 3.2. Diagnóstico y terapéutica
verdadera infección— es el posible ataque al hormigón,
y también al acero, por bacterias; bacterias que trans-
forman el ácido sulfhídrico en sulfates, bacterias re- En esta etapa resulta conveniente distinguir entre diag-
ductoras de los sulfates y la denominada bacteria del nóstico preventivo (chequeo rutinario, podríamos lla-
hierro (véase el libro Biczok, o la monografía de la Me- marlo) y diagnóstico después de un accidente (chequeo
tals Society sobre corrosión microbiana). después de una enfermedad). Además, dentro del diag-
nóstico preventivo se tratarán por separado las estruc-
Aunque la patología más importante de esta etapa de- turas postensadas con tendones no adherentes de las
rive de la falta de protección de los tendones, para ter- tensadas con armaduras adherentes.
minar este apartado conviene resaltar que las roturas
por corrosión bajo tensión son escasas. Durante el ter- Los tendones no adherentes suelen utilizarse para fa-
cer simposio de la FIP se presentó un resumen de 242 cilitar la inspección y, en estos casos, siempre hay ten-
roturas ocurridas en los últimos treinta años (U. Nurn- dones redundantes. El ejemplo más característico es
berger, 1981). Los accidentes se refirieron a todo tipo el edificio de contención de un reactor nuclear (M. Eli-
de estructuras pretensadas y con cualquier tipo de ace- ces y V. Sánchez-Gálvez, 1977). Durante las inspec-
ros: aceros trefilados, templados y revenidos, barras y ciones rutinarias se buscan síntomas de corrosión en
cables. En todas ellas concurrieron múltiples causas, las armaduras ya que ésta es la posible enfermedad en
siendo la más frecuente la falta de protección de los este tipo de tendones, si se exceptúan los fallos en los
tendones (alrededor del 90 % en las estructuras pos- anclajes, los defectos de proyecto o una ejecución de-

IDENTACIONES EN IDENTACIONES EN LAS


LAS VAINAS PRO- VAINAS PRODUCIDAS POR
DUCIDAS POR LAS L.AS ARMADURAS.
SUJECCiONES. PELIGRO DE DESGARRE
PELIGRO DE DES- AL TENSAR.
GARRE AL TENSAR

TAPÓN DESPEGADO POR RETRACCIÓN .


PERMITIENDO EL ACCESO DE SUBSTANCIAS
AGRESIVAS AL ANCLAJE Y AL TENDÓN

Figura 5. Situaciones que pueden originar problemas de corrosión con armaduras no adiierentes.

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SECCIÓN A A SECCIÓN B B

TAPÓN DESPEGADO POR RETRACCIÓN ,


PERMITIENDO EL ACCESO DE SUSTANCIAS
AGRESIVAS AL ANCLAJE Y EL TENDÓN

Figura 6. Situaciones que pueden originar problemas de corrosión con armaduras adherentes.

ficiente. En la monografía de C. Etienne y otros (1981) tos casos la importancia de la inspección visual y pa-
hay bastante información sobre la forma de establecer ra ello —como resalta la citada monografía— hace fal-
un diagnóstico del estado de los tendones, vainas, gra- ta: poder ver, saber ver y saber lo que se quiere ver. En
sas protectoras y anclajes, y en la figura 5 se muestran la figura 6 se resumen varias situaciones que pueden
varias situaciones que pueden originar problemas de originar problemas de corrosión con este tipo de arma-
corrosión con armaduras no adherentes. duras.

Cuando se utilizan tendones adherentes la inspección Un caso extravagante de inspección y diagnóstico es


se justifica si hay sospechas de corrosión en las ar- la detección de fisuras en hormigones sumergidos en
maduras. La falta de protección suele manifestarse por el mar, citado en CUR (1987), y mencionado aquí como
la aparición de fisuras, desconchados en el recubri- ejemplo de la aplicación de técnicas sofisticadas de
miento o por manchas de óxido que afloran a la super- ensayos no destructivos. Como ya se ha indicado, la
ficie del hormigón. En estructuras de hormigón arma- presencia de grietas en el hormigón hace sospechar
do es posible cuantif icar la importancia de la corrosión que las armaduras puedan estar corroídas. La anchura
en ensayos no destructivos midiendo la resistividad de y la profundidad de las grietas en el hormigón se de-
las armaduras (por ejemplo, utilizando las técnicas terminan, respectivamente, mediante microscopía
puestas a punto por M. Andrade y colaboradores). En acústica y detectando la intensidad de las ondas su-
estructuras pretensadas, donde los alambres de los perficiales (ondas de Rayleigh). Las medidas se reali-
tendones pueden haberse roto sin apenas signos visi- zan con un manipulador hidráulico que opera por con-
bles de corrosión, es preciso descarnar los tendones trol remoto.
y evaluar el daño directamente. Si se detectan múlti-
ples roturas y no es evidente que el tendón haya que- Cuando se trata de diagnosticar el estado de un ten-
dado desprotegido —situación muy poco frecuen- dón después de una enfermedad, por ejemplo, un in-
te— conviene extraer muestras del alambre y realizar cendio, lo más directo es estudiar una muestra repre-
ensayos de corrosión bajo tensión en un laboratorio es- sentativa del alambre siempre que ello sea posible. A
pecializado. En la monografía de la ATEP HP6.83 se da partir de un ensayo de tracción se pueden conocer sus
información detallada de cómo realizar la inspección características mecánicas (límite elástico, carga de ro-
y el diagnóstico en una obra pretensada y, en particu- tura y alargamiento) y, además, la capacidad para rela-
lar, de las armaduras activas. Conviene resaltar en es- jar tensiones en el futuro. Aunque es deseable, si se
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dispone de suficientes muestras, hacer ensayos direc- es que los potenciales utilizados para la protección ca-
tos de relajación de tensiones, es posible estimar es- tódica permiten la descarga de hidrógeno sobre la su-
tos valores a partir del ensayo de tracción utilizando perficie del acero. Por otra parte, los defensores de la
un modelo desarrollado por V. Sánchez-Gálvezy M. Ell- protección catódica argumentan que hay obras preten-
ees (1976,1984 y 1986). Este modelo también permite sadas protegidas de esta manera y no se han roto (D.
predecir la relajación cuando la temperatura del tendón Spector, 1964; B. Henze, 1965; W. Scannell y W. Hartt,
varía con el tiempo (V. Sánchez-Gálvez, M. Ellees, A. Er- 1987, por citar algunas). Esta postura se puede contra-
delyi y M. Kosiorek, 1977) e incluso cuando la tempe- rrestar presentando numerosos ensayos, realizados en
ratura varía a lo largo del tendón, situación que se pue- laboratorio en condiciones realistas, con aceros de pre-
de dar en un incendio o en puentes sometidos a fuer- tensado en una gran variedad de medios (que van des-
tes variaciones de temperatura (Sánchez-Gálvez, V. Ell- de medios ácidos hasta agua destilada, pasando por
ees, M. y Llorca, J., 1988). agua de mar) en los que se producen roturas bruscas
por fragilización por hidrógeno [véanse, por ejemplo,
La terapéutica aconsejable en esta etapa de madurez algunos trabajos realizados en el Departamento de
también depende del tipo de tendón utilizado: Ciencia de Materiales; K. McGuinn y M. Ellees (1981),
R.N. Parkins y otros (1982), M. Elices (1983), V. Sánchez-
—' Para tendones no adherentes, la citada monografía Gálvez y M. Elices (1984), A. Martín y V. Sánchez-Gálvez
(O. Etienne y otros, 1981) señala, una vez más, que la (1988), en todos ellos se producen roturas debidas a po-
terapéutica consiste en eliminar la humedad y da re- larización catódica en condiciones que se pueden dar
comendaciones para conseguirlo mediante grasas de en la práctica]. Ambos resultados no son contradicto-
calidad, vainas impermeables y anclajes bien proyec- rios. En el laboratorio se fuerza la entrada del hidróge-
tados. Estas recomendaciones están basadas en cin- no amplificando el estado tensional (con probetas fi-
co años de investigaciones. Otra serie de recomenda- suradas) y favoreciendo la absorción del hidrógeno ad-
ciones (similares a las mencionadas en la etapa de ado- sorbido. En las obras las armaduras que están protegi-
lescencia) van dirigidas a las grasas para evitar que ten- das catódicamente y no han roto es porque el hidró-
gan componentes peligrosos para el acero. geno no ha penetrado (o la cantidad que ha penetrado
es pequeña) y no se ha producido fragilización. El ar-
— En tendones adherentes la terapéutica que debe gumento, que a veces se da, de que las probetas so-
aplicarse, cuando el diagnóstico es corrosión, es sim- metidas a protección catódica y posteriormente ensa-
ple; limpieza de la zona afectada, refuerzo del tendón yadas hasta rotura tienen la misma ductilidad que las
—si es necesario— y una protección más eficaz de la probetas sin proteger no es válido porque, en muchos
zona. Esta protección incluye, además del recubrimien- casos, la penetración del hidrógeno es reversible y en
to del tendón, las reformas necesarias para evitar que el momento del ensayo la concentración de hidróge-
la agresión se repita en el futuro; si la causa ha sido no puede ser muy pequeña. De todos modos, el hecho
la contaminación por cloruros en los tableros y vigas de que en el laboratorio se hayan producido roturas,
de puentes, por ejemplo, cambiando la situación de los en circunstancias que pueden darse en la obra, debe
desagües (J.M. Conde-Salazar, 1987), o rediseñando los invitar a la reflexión a los entusiastas de la protección
anclajes, de acuerdo con las normas anteriormente catódica.
mencionadas, si la humedad ha penetrado hasta ellos.

Otras indicaciones terapéuticas —reparaciones y


CONCLUSIÓN
refuerzos— se indican en la monografía de la ATEP
HP6.83, especialmente en el capítulo 3.3.3.
El acero de los tendones es un material «noble», como
La protección catódica, utilizada para impedir la corro- lo califican los que lo trefilan, y además hemos visto
sión, es una terapéutica polémica en las obras preten- que es un material sano y fuerte. Las peores agresio-
sadas. Por el contrario, en las estructuras de hormigón nes las sufre durante la gestación y, si llega a nacer,
armado la protección catódica se ha mostrado muy efi- difícilmente caerá enfermo a lo largo de su vida si cuen-
caz, como reflejan muchas publicaciones (una buena ta con la protección del hormigón. La mejor terapia que
fuente de referencias es la publicación de la AASHTO, se puede recomendar en estos casos es la preventiva
1985, citada al final). El temor que se tiene cuando se y así lo reconocen las normas y recomendaciones ci-
pretende aplicarla a las armaduras activas es el riesgo tadas.
de que rompan por fragilización por hidrógeno. Este te-
mor está basado en dos observaciones: la primera es Quedan problemas por resolver y la fragilización por
que los aceros utilizados —aceros de alta resistencia- hidrógeno, que amenaza a todos los aceros de alta re-
son susceptibles a la fragilización por hidrógeno (de sistencia, es uno de ellos. El proceso de fragilización
ello hay numerosas pruebas, basta revisar los trabajos —o los procesos— a nivel microestructural todavía no
de los congresos sobre fragilización por hidrógeno, ver se ha aclarado (R. A. Oriani y otros, 1985). Cuando se
R Azou 1982, por ejemplo), y la segunda observación conozcan con detalle, quizás sea posible anularlos mo-
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dificando algunos aspectos de su microestructura me- ros. Desde hace años se está experimentando con ten-
diante ingeniería genética, por seguir con la analogía. dones fabricados con materiales compuestos —fibra
Merece señalarse que en este campo se haya produci- de vidrio o fibras orgánicas en una matriz orgánica—.
do recientemente un contacto real, y no una analogía, Los resultados son alentadores porque son más resis-
entre los alambres y la medicina. R.L. Tapping y B.D. tentes a la corrosión, no conducen la electricidad y no
Sawicka (1987) han utilizado las técnicas de tomogra- crean perturbaciones electromagnéticas, aunque tie-
fía computerizada (TAC) utilizada en los hospitales pa- nen otros inconvenientes, pero este tema se tratará en
ra evaluar la fragilización por hidrógeno en aceros y han otro artículo. Los alambres trefilados son un producto
podido obtener imágenes tridimensionales de micro- muy evolucionado, como se ha indicado al comienzo,
fisuras que se han desarrollado en el interior del ma- y sobrevivirán a la competencia de otras especies. En
terial. la actualidad se están abriendo camino en frentes muy
distintos del hormigón pretensado, basta citar, para ter-
También es posible que estos problemas se resuelvan minar, un ejemplo del campo de la medicina; la fabri-
de una manera radicalmente distinta: sustituyendo el cación de nervios artificiales para la estimulación eléc-
acero, en vez de modificarlo, por un nuevo material que trica de músculos a partir de «cables» de siete alam-
sea inmune. En este caso se trataría de una nueva raza bres de 0.03 mm de diámetro (G.D. Bibel y otros, 1987).
y no de una mutación dentro de la familia de los ace- Los resultados alcanzados son esperanzadores.

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