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En la realización de un proyecto hay mucho trabajo y compromiso.

Los/as
docentes han diseñado la experiencia y han acompañado a los/as estudiantes
en el proceso, quienes se han organizado colaborativamente para responder al
desafío.

Podemos dejar un momento para sentarnos en un gran círculo y hacer


preguntas como:

 ¿Cuál fue el mejor momento que recuerdas de esta experiencia?


 ¿Qué les ayudó a solucionar sus problemas como equipo?
 ¿Qué le recomendarías a otros/as estudiantes que comenzarán un
proyecto como este?
 ¿Qué le recomendarías a tus profesores/as la próxima vez que realicen
un proyecto como este con sus estudiantes?

Esta reflexión final en un ambiente relajado y seguro permite que


nuestros/as estudiantes integren todo lo aprendido y vivido durante su
experiencia de proyecto. Además, entrega información valiosa al equipo
docente, que les permite mejorar el diseño y una nueva implementación del
proyecto, en base a la experiencia vivida.

Transformar nuestras prácticas docentes hacia la implementación de


experiencias ABP es hoy una urgencia, especialmente por los efectos
devastadores que ha tenido la pandemia en los aprendizajes de nuestros/as
estudiantes.

Es necesario poner nuevos esfuerzos en la tarea de acercar el currículum a


sus vidas y darles muchas y variadas oportunidades para desarrollar las
competencias para el siglo XXI. Aunque las primeras experiencias no
siempre dan resultados inmediatos, la evidencia nos muestra que el
enfoque de Aprendizaje Basado en Proyectos eleva la motivación y
desarrolla en los/as estudiantes aprendizajes profundos y vinculados con la
vida. ¡Es un esfuerzo que vale la pena!

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