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Maquinarias Tecnologias y Artefactos de
Maquinarias Tecnologias y Artefactos de
Fotografías de exposición:
Javier Artero Flores ISBN: 978-84-1335-150-6
Instalación inmersiva:
iArtHis_Lab
Opossum Studios
Esta obra es el resultado del proyecto de investigación
Catálogos artísticos: gnoseología, epistemologías y redes de
conocimiento. Análisis crítico y computacional (HAR2014-
51915-P), perteneciente al Programa Nacional de Investigación
del Ministerio de Economía y Competitividad.
9
Índice
El secreto de los catálogos
Tecla Lumbreras Kraüel .............................................................................................. 9
Maquinarias,
tecnologías y
artefactos de
ordenación.
A propósito del
catálogo de arte
Nuria Rodríguez-Ortega
Universidad de Málaga
···
4. Ibid
Ibid.,., pp. 39-40.
5. Ibid
Ibid.,., p. 49.
6. International Classification of
Diseases and Related Human
Health.
181
Fig. 1.
Formato tabular empleado para la catalogación de pintores. Los ítems o campos de
información son: nombre, escuela, fecha, ciudad de nacimiento, fecha de nacimiento,
maestro, lugar de defunción y fecha de defunción. Francis Drake. Guidebook
Guidebook,, 1751-
1752 [manuscrito encuadernado en pergamino], p. 110. Getty Research Library.
Special Collection. ID: 86-A166
182
Fig. 2.
Giovanni Antonio Selva. Catalogo dei quadri dei disegni e dei libri che trattano dell’arte
Venezia. Venize, s.e., 1776,
del disegno della galleria del fu Sig. Conte Algarotti, in Venezia.
p. I. Getty Research Library. Special Collection. ID: 92-B25676
183
Además, como recuerda Johanna Drucker, este modelo de
organización no era –ni es- neutro; conlleva una retórica propia
asociada fundamentalmente a la práctica administrativo-
burocrática de registros y archivos, donde cada elemento queda
diferenciado y limitado en el espacio bidimensional de un plano.
Un modelo organizacional que se remonta a los inicios mismos
de la escritura y que expresa muy bien la finalidad registradora y
censal de los documentos catalogares en sus comienzos7.
···
184
Pues bien, en el marco de las acciones de desencadenamiento
formal, material y conceptual que se han ido produciendo a lo
largo de la última centuria, determinadas experimentaciones
llevadas a cabo en el campo del arte, tanto en el contexto de
la investigación académica como en el ámbito de la producción
artística, nos conminan a reflexionar sobre el modo en que la
condición posdigital que define nuestro momento histórico
interpela, cuestiona y refunda estas dimensiones del catálogo
que estamos considerando. A diferencia de algunas propuestas
anteriores, como el anti-catalog
anti -catalog de Rudolf Baranik et al.
al . de
1977 10, estas experimentaciones no se plantean como actos
subversivos de ruptura radical o como reflexiones metacríticas
sobre las funciones y estatus del catálogo, sino como episodios,
fases o momentos de un proceso evolutivo gobernado por las
condiciones tecnológicas de nuestro tiempo.
Transformación
ontológica
Fig. 3.
Juan Antonio Ramírez. Ordenación espacio-temporal (emblema), 1994. Tomado de
artes. Madrid: Anagrama, 1994, il. 30 (cortesía de Julia
Sistema y explosión de las artes.
Ramírez)
189
Modelo de ontología utilizado por Vladimir Muhvich para el desarrollo del proyecto
Uruguayo. Ilustración: cortesía del autor
Engrama Oficial del Campo del Arte Uruguayo.
Este tránsito de la ordenación de objetos a la curación de ítems
190
de información que ahora llamamos datos, lejos de suponer un
salto disruptivo, habría que interpretarlo como una fase más en el
proceso de transformación informacional asociado a la difusión
y uso de las reproducciones visuales de los artefactos culturales.
Hay que tener en cuenta que las reproducciones gráficas y
fotográficas no solo sirven para hacer presente un objeto ausente;
estas reproducciones también adquieren una función informativa
en sí mismas, bien como evidencia de un registro administrativo-
burocrático en los inventarios y catálogos documentales (fig.
5); bien como entidad sígnica inscrita en un sistema icónico de
relaciones formales, semánticas y/o simbólicas, como atestiguan,
entre otros muchos ejemplos, las prácticas gráficas y fotográficas
de Wölfflin, Warburg o Malraux, en las que se hace muy evidente
de qué modo los materiales de reproducción gráfica transforman
el objeto cultural en información “manipulable” que puede
recodificarse.
Fig. 5.
191
Registro catalográfico del primer inventario fotográfico del Museo del Prado ©
Archivo Fotográfico Museo Nacional del Prado
12. Véase
http://annaridler.com/myriad-tulips
https://strp.nl/program/anna-ridler
[consulta: 1-3-2020].
193
Anna Ridler. Myriad Tulips (2018) (detalle de la exposición) © Anna Ridler. Fotografía:
Emily Grundon (cortesía de las autoras)
194
Myriad (Tulips) hace de la producción de datos y de su práctica
de curación-clasificación el objeto mismo de exposición, dando
cuerpo así a su condición de artefacto cultural. A su vez, la propia
instalación en forma de una miríada de fotografías, evocadora
de una matriz de datos, nos advierte de que esta colección de
fotografías, ordenadas y clasificadas, no ha sido concebida para
su contemplación por parte de un sujeto espectador, sino para
ser procesadas por un dispositivo maquínico. Las fotografías no
tienen valor en sí nada más que como datos. Es verdad que su
presentación como objeto de exposición las extrae de algún modo
de este circuito maquínico, pero la forma del display evita que
olvidemos lo que realmente son: imágenes-datos cuya función no
es otra que alimentar un dispositivo computacional.
195
La cuestión
de la escala
Veremos hacia donde nos llevan estas 19. FONTCUBERTA, Joan. La furia
problemáticas en las páginas siguientes, pero de las imágenes. Notas sobre la
postfotgrafía.. Barcelona, Galaxia
postfotgrafía
antes de avanzar me gustaría precisar que las Gutemberg, 2017 (1.º edición, 2016),
condiciones tecnológicas de nuestro tiempo p. 32.
198
abren, según vemos, dos líneas de indagación y de discusión crítica:
por una parte, la conformación de catálogos globales y universales
de los acervos culturales, proyectos a los que responden, por
ejemplo, la Biblioteca Mundial de la Unesco, Europeana o
Google Art Project, ingentes macrorepositorios desarrollados
por organizaciones supranacionales. Estos proyectos ambicionan
cristalizar la aspiración moderna de compilar la memoria cultural
global, manteniendo el concepto de catálogo como producto de
un proceso de acumulación y clasificación de objetos, y sin distar
demasiado de las tecnologías catalogares sistematizadas a lo
largo de los siglos XVIII y XIX. En estos casos, el cambio de escala
se hace presente en la conformación de nuevas estructuras de
institucionalización y legitimación cultural, metanacionales y de
alcance global, que dan lugar a procesos que en otro lugar he
llamado de hipercanonización, y cuyos efectos en las políticas
de gestión de la memoria cultural habrá que escudriñar en años
venideros 20.
Computación,
racionalidad
algorítmica y
epistemología
matemática
Fig. 7.
a) Izquierda: grafo de las obras expuestas en el salón de 1939 (clústeres y redes).
b) Derecha: modelo morfológico en 3D. © Vladimir Muhvich. Proyecto Engrama
Uruguayo, Montevideo, 2015 (cortesía del autor)
Oficial del Campo del Arte Uruguayo,
204
205
Fig. 8.
Vladimir Muhvich. Proyecto Engrama Oficial del Campo del Arte Uruguayo II, II,
Montevideo, 2015. Vista de la instalación en el Centro de Exposiciones Subte,
Montevideo/ Uruguay 2015. © Vladimir Muhvich. Fotografía: © Martin De Rossa
(cortesía de los autores)
206
En el marco de este contexto de trabajo, Engrama Oficial del
Campo del Arte Uruguayo analiza particularmente las Exposiciones
Nacionales de Bellas Artes celebradas en Uruguay desde 1939 a
2012. De este modo, los modelos en 3D dispuestos en secuencia
cronológica se presentan como formas ordenadoras alternativas
al tradicional catálogo de exposición (fig. 9), y también como
morfologías heurísticas a partir de las cuales proponer hipótesis
de lectura sobre el devenir del campo del arte oficial en Uruguay
durante casi una centuria24.
Fig. 9.
Vladimir Muhvich. Proyecto Engrama Oficial del Campo del Arte
Uruguayo, Montevideo, 2014. Vista de la instalación en el Museo
Uruguayo,
Nacional de Artes Visuales, Montevideo. © Vladimir Muhvich.
Fotografía: © Martin De Rossa (cortesía de los autores)
208
La obra de la artista multidisciplinar Pilar Rosado (1965)
AlgoRitmes firals (2019) es el resultado de la residencia artística
de la autora en el Museu Comarcal de l’Urgell (ACUR) durante
2019 (fig. 10). AlgoRitmes firals se integra en una línea de
trabajo que Pilar Rosado viene explorando desde hace tiempo
centrada en la indagación de nuevas formas de ordenación visual
a partir de las posibilidades que los dispositivos de visión por
computadora proporcionan25. Esta pieza es, en realidad, un trabajo
de ordenación archivística que resulta en un fotomosaico de gran
formato constituido por 16.000 imágenes del fondo documental
de la Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega desde sus inicios en
1981 hasta la edición de 2018. En este fotomosaico, las imágenes,
representadas como microfotografías, aparecen ordenadas según
un principio de similitud visivo-formal determinado por una red
neuronal convolucional (convolutional neural network, CNN) que
agrupa las más semejantes y aleja las más disimiles o singulares.
Fig. 10.
Pilar Rosado. AlgoRitmes firals (fotomosaico),
2019 © Pilar Rosado (cortesía de la autora)
210
El trabajo de Pilar Rosado se inscribe, a su vez, en un campo
de investigación amplio que encuentra una de sus primeras
aportaciones en las experimentaciones con imágenes llevadas a
cabo por Lev Manovich en el marco de lo que él ha denominado
Cultural Analytics (analítica cultural)26 . La analítica cultural
puede definirse como el ámbito de investigación dedicado al
análisis de procesos socioculturales a gran escala mediante el
procesamiento computacional de grandes conjuntos de datos
con el fin de profundizar, a partir de enfoques macroscópicos,
en las estructuras, patrones de comportamiento y lógicas
de funcionamiento que los explican y los generan. El cálculo
computacional se materializa en un artefacto visual que funciona
como una especie de «imagengrama», es decir, una representación
gráfica configurada por miles de imágenes de la que se puede
derivar un conocimiento sobre comportamientos y procesos
culturales (fig. 11). Retomaré esta idea algo más adelante.
Fig. 11.
Lev Manovich and Jeremy Douglas. 4535
Time magazine covers (1923-2009), 2009-2010.
Software Studies Initiative27 (cortesía de los autores)
212
Fig. 12.
Leonardo Impett. Gesture Atlas (detalle), 2019.
Captura de pantalla de https://biblhertz.github.io/atlas/ [20/02/2020]
216
En resumen: el proyecto Engrama (2014-) de Vladimir Muhvich basa
su propuesta en la reutilización de categorías propias del ámbito
artístico pero cuyo procesamiento computacional según modelos
matemáticos genera una lógica ordenadora en red distanciada
de la clasificación categorial y la jerarquización taxonómica que
solemos encontrar en los catálogos de exposiciones. Por su
parte, los proyectos AlgoRitmes firals (2019) de Pilar Rosado
y el Gesture Atlas (2019-) de Leonardo Impett nos confrontan
con el quehacer de tecnologías de visión por computadora no
supervisadas, esto es, tecnologías en las que la agrupación y
ordenación de las imágenes son llevadas a cabo por procesos
estrictamente computacionales sin intervención directa del
sujeto humano y, por tanto, con independencia de las categorías
epistemológicas que configuran el conocimiento disciplinar de la
Historia del Arte. Dado que la visión por computadora es cálculo
de información numérica, también en estos proyectos, como en
la propuesta de Vladimir Muhvich, es la lógica matemática la que
se encuentra en la base de la producción de sentido: es la mayor
o menor similitud entre los datos numéricos lo que se instituye
en el principio ordenador, aproximando o alejando las imágenes
–transformadas en vectores de características numéricas- en un
espacio métrico vectorial.
···
Fig. 13.
Aby Warburg. Atlas Mnemosyne (1926-1929),
panel 46 (fotografía) (última versión del Atlas)
© Warburg Institute Archive, London
219
Maximilian Schich, en su artículo reciente Cultural Analysis Situs 33 ,
también nos recuerda la vinculación del pensamiento simbólico
de Ernst Cassirer (1874-1945) con la geometría de la posición del
lógico y matemático Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716), fuente
común de Leonhard Euler (1707-1783) -padre de la denominada
teoría de grafos- y de otros científicos de la complejidad del siglo
XIX que contribuyeron al desarrollo de la Topología como disciplina
matemática. Esta influencia ya se hizo visible en sus postulados
en Sustancia y Función (1910), donde enfatiza el giro moderno
del pensamiento científico que se desplazaba de las cosas a las
interacciones, es decir, de la sustancia a la función. Pero sobre
todo se revela en la noción del concepto de «espacio de puro
conocimiento» (capítulo 2 de la Filosofía de las formas simbólicas
(1923-1929). Cassirer explica que los elementos o puntos que
este espacio conecta para constituir un espacio
geométrico no son otra cosa que situaciones
posicionales, las cuales no tienen contenido 33. SCHICH, Maximilian. Cultural
Analysis Situs. Heidelberg, 2019.
másallá de estas relaciones. Su ser se toma de su doi: 10.11588/artdok.00006347.
situación mutua. Es un ser puramente funcional, Disponible en: https://archiv.
no sustancial. Las entidades, desposeídas de ub.uni-heidelberg.de/artdok/6347/
[consulta: 18-3-2020].
contenido en sí, se diluyen ante la centralidad
asumida por el principio de conexión/relación. 34. Esta concepción también
explica el orden que Gertrude Bing
(1892-1964) aplicó en la catalogación
Esta idea de un espacio simbólico configurado de los libros de su famosa biblioteca,
por conexiones se encuentra también en el que sigue, como todos sabemos, la
concepto warburgiano de denkraum (o espacio ley de la vecindad significativa (the
(the
neighbor) con el
law of the good neighbor)
de pensamiento), definido por el propio Warburg objetivo de hacer emerger las
como un espacio de relaciones espirituales o correlaciones ocultas, los
mentales 34; y en el concepto de zwischenraum encadenamientos temáticos a
partir de la asociación de títulos;
(espacio entre, espacio intersticial, espacio
manifestación, al fin y al cabo, de la
intermedio)35 , que podemos entender como idea de un espacio conceptual o
el espacio de hibridación entre lo sensible y simbólico basado en la construcción
de relaciones mentales. No por
lo inteligible; el lugar de intermediación entre
casualidad, Bing había realizado su
el espacio de lo puramente sensorial y el del tesis con Cassirer sobre la relación
puro conocimiento; el lugar donde converge de Leibniz y Lessing.
la oscilación entre los dos polos, el de la pura
35. Sobre el concepto de espacio
imagen y el del puro signo. Un espacio construido intermedio, véase CIRLOT, Victoria.
también a partir de las relaciones establecidas «Zwischenraum/Denkraum:
entre las imágenes –las presentes y las ausentes oscilaciones terminológicas en
las Introducciones al Atlas de Aby
pero resonantes-, relaciones que se materializan Warburg (1929) y Ernst Gombrich
visualmente en los intervalos que separan o (1937-)». La Rivista di Engramma,
Engramma,
aproximan las fotografías sobre el tafeln 36 . Es, de n.º 150, ottobre 2017. Disponible
en: http://www.engramma.it/
hecho, este espacio intersticial el que se despliega eOS/index.php?id_articolo=3249
en el Atlas. [consulta: 18-3-2020].
220
André Malraux abunda en esta dimensión relacional de las
imágenes. En el Museo Imaginario Malraux expone de manera
clara su concepción del universo visual como un sistema donde
el sentido y significación de las imágenes se van redefiniendo
en función de las conexiones evocadas por la contigüidad visual
que la tecnología fotográfica hace posible, como ya advirtiera
Warburg. Así, el concepto de «museo imaginario» encuentra
parte de su razón de ser en la posibilidad que el medio fotográfico
proporciona de recombinar imágenes, y en su capacidad de sugerir
nuevas interpretaciones a través de las relaciones de copresencia
materializadas en la contigüidad visual, física –en el libro de arte o
catálogo- y mental de las reproducciones fotográficas 37.
···
50. Digo “está acostumbrada a ver”
Frente a la individuación de los objetos culturales porque recientes estudios están
mostrando la capacidad de las
-acción propia del hecho catalogar, que debe neuronas para responder a más de
describir cada uno de ellos en su entidad tres estímulos de dimensión. A este
específica como paso previo para su inscripción respecto, véase SCHICH, Cultural …,
Cultural…,
cit.,., pp. 26-27.
op. cit
en un sistema de clasificación dado-, la topología
de estas configuraciones formales genera una 51 De hecho, frente a las estrategias
unidad semántica que subsume la significación de reducción de la dimensionalidad,
también se están proponiendo otras
de las imágenes individualmente consideradas. alternativas, por ejemplo,
El proceso de disolución de la imagen como SANDERSON,. Grant. Thinking
entidad icónica se acentúa en las visualizaciones dimensions.
visually about higher dimensions.
Disponible en: https://www.youtube.
o configuraciones diagramáticas donde las com/watch?v=zwAD6dRSVyl
imágenes ya ni siquiera son representadas, [consulta: 18-3-2020], quien
quedando tramutadas en un punto (fig. 14) o en la establece una distinción entre ver
y pensar visualmente. Aquí se abre
representación simbólica de un grafo (fig. 7). otra vía de exploración interesante.
228
Fig. 14.
Clusterización de la colección del Museo de Arte de Dallas (diagrama de dispersión).
Tomado de Loan Tran, Dr, Poshen Lee, Jevin West, and Maximilian Schich. “Chromatic
Structure and Family Resemblance in Large Art Collections—Exemplary Quantification
and Visualizations.” (2018). URL: https://dsdah2018.blogs.dsv.su.se/files/2018/08/
DSDAH2018_paper_6.pdf (cortesía de los autores)
229
Este funcionamiento semántico distancia estos dispositivos
visuales del Atlas warburgiano en cuanto artefacto, pues en el
Atlas el contenido visual concreto de cada una de las imágenes
es clave para su interpretación hermenéutica, o para la evocación
de significados. Aunque en el Atlas la disposición de las imágenes
y sus intervalos de distancia son en sí mismos significativos, su
esquema formal, su morfología abstraída de las imágenes, se nos
aparece vacía de sentido si no conocemos el contenido visual
de cada una de ellas 52 . Con todo, quizás era esta abstracción
morfológica a la que aspiraba Warburg con su concepto de
«dinamograma», que Didi-Humberman interpreta como «una
forma de las formas en el tiempo». 53
53. Ibid
Ibid..
230
Fig. 15.
Esquema de la distribución de fotografías y material gráfico en el panel 46 del Atlas
Mnemosyne (versión última)
231
En los dispositivos visuales que estamos considerando, el sentido,
por tanto, también deviene del conjunto total, y no solo de las
conexiones establecidas entre los contenidos visuales inscritos en
cada una de las imágenes. Estas configuraciones morfológicas
constituyen, así, una suerte de «meta-imagen» en el sentido de
W. J. T. Mitchell54, una imagen que nos habla de otras imágenes,
pero no de orden representacional sino generativo. El valor de
cada imagen viene dado por su contribución a una lectura global
del conjunto o del sistema, que se nos hace inteligible a partir
de su propia configuración gráfica, morfológica o diagramática,
al mismo tiempo que insta a la producción de otros significados
mediante procesos interpretativos. La noción de ““imagengrama”
imagengrama”,,
antes citada, hace referencia a esta cuestión: registros gráficos en
los que podemos identificar estructuras, lógicas de funcionamiento
y patrones que construyen y han construido la memoria de la
cultura visual y de cuya interpretación puede derivarse una nueva
comprensión de los procesos socioculturales a ella asociados.
Pudiera decirse, por tanto, que de la computación matemática de
las imágenes emerge para nosotros un significado «otro», en un
proceso de semiosis que conlleva la construcción de una nueva
entidad sígnica que no tiene referente fuera de sí misma, fuera de
su ser computacional, y que marca un nuevo tipo de relación de
significado con los fenómenos culturales.
Desplazamientos
del sujeto humano
Fig. 16.
André Malraux en su casa de Boulogne sur Seine, 1953. ©
Maurice Jarnoux / Getty Images
235
Sin embargo, si la condición posdigital significa algo, ese algo es
justamente la pérdida del control absoluto –o el fin de la ficción
del control absoluto- del sujeto humano, que cede la acción
decisional al «otro» computacional. Rosi Braidotti así lo advierte:
la inteligencia artificial ha hecho tecnológicamente factible la
superación de los procesos decisionales del ser humano 58 . Es
cierto que sería una ingenuidad pensar que los sistemas de
machine learning y de deep learning operan solos. Hay mucha
labor humana de curación de contenidos, preparación de datos
y diseño de arquitecturas computacionales subyacente a todo
procesamiento computacional59; la obra Myriad (Tulips) de Anne
Riedler, con sus miles de fotografías rotuladas manualmente,
es buena expresión de ello. Pero también es cierto que en los
sistemas de machine learning y especialmente en los de deep
learning,, el sujeto humano pierde hasta cierto punto el control de
learning
lo que sucede: el dispositivo computacional aprende por sí mismo
generando sus propias reglas de funcionamiento. Y no solo pierde
el control; en numerosas ocasiones, el sujeto humano ni siquiera
sabe cómo lo pierde. Las capas profundas de las redes neuronales
artificiales siguen siendo cajas negras difíciles de descifrar.
···
Fig. 17.
Joseph Jastrow. The Duck-Rabbit,
Duck-Rabbit,
1900. Fact and Fable in Psychology.
Psychology.
New York: Houghton-Mifflin
Fig. 18.
Conjunto de 16 imágenes agrupadas por la apariencia visual «texturas irregulares
verticales» del archivo fotográfico de Miquel Planas. Tomada de: Pilar Rosado Rodrigo.
Formas latentes: protocolos de visión artificial para la detección de analogías aplicados
a la catalogación y creación artística. [Tesis doctoral]. Barcelona: Universidad de
Barcelona, 2015: figura 3.31. © Pilar Rosado (cortesía de la autora)
240
Hay que tener en cuenta que estos procesos de agrupación y
selección de imágenes no solo comportan una dimensión
clasificatoria, también involucra una dimensión curatorial,
entendiendo aquí dimensión curatorial como la acción de
seleccionar y dotar de significado a un conjunto de elementos
dispuestos de un cierto modo; un «dotar de significado» que, en el
caso de la inteligencia artificial, vendría dado por la propia acción
de agrupar las imágenes en un conjunto determinado. A este
respecto, afirma Pilar Rosado que estas unidades visuales son
semánticas en el sentido de que expresan temas ((topics
topics)) latentes.
De este modo, la rationale computacional parece instituirse en un
mecanismo que hace posible el desvelamiento y materialización
del inconsciente creativo encarnado en la obra. Es por eso que,
de acuerdo con las tesis de Pilar Rosado, el conocimiento de los
patrones que rigen la combinatoria de estas unidades visuales
en un determinado corpus nos puede ayudar a comprender el
proceso creativo del autor y la significación –latente- que estas
unidades visuales puedan tener para él en función de dicha
coaparición.
Fig. 19.
Philipp Schmitt. Computed Curation (2016-2017).
Vista de la instalación en AAD Art Show, German
Consulate New York, USA. Jan 11 – Feb 9, 2018 ©
Philipp Schmitt (cortesía del autor)
PHILIPP SCHMITT
Computed Curation
“Versión web”
244
En el fondo, pues, estas propuestas nos interpelan sobre los límites
cognitivos del ser humano y sobre nuestra capacidad limitada
para entender y comprender el mundo de una determinada
manera. El proyecto X Degree of Separation (2016)70 de Mario
Klingemann también profundiza sobre esta cuestión. Una red
neuronal artificial previamente entrenada es capaz de establecer
cadenas de conexión visual entre dos artefactos seleccionados al
azar sin relación aparente entre ellos y ubicados categorialmente
en regiones bien separadas y disociadas en nuestra mente (fig.
20). Junto al efecto sorpresa que esta conexión absolutamente
inesperada busca producir en el espectador, el proyecto de Mario
Klingemann nos confronta con la capacidad de los dispositivos
de inteligencia artificial para establecer similitudes visivo-formales
más allá de las que podría establecer el cerebro humano. También
implica, claro, un cuestionamiento de los conceptos de similitud
y diferencia, tal y como los hemos entendido tradicionalmente,
lo cual no es cuestión baladí si tenemos en cuenta que el
establecimiento de diferencias y similitudes entre los artefactos
culturales constituye la principal actividad intelectual que
fundamenta la Historia de Arte y los procesos de categorización
en sí mismos. Sin menoscabo de la naturaleza cuantitativa que
define la «similitud algorítmica», también existe en ella una
dimensión cualitativa, aunque todavía no sepamos muy bien en
qué consiste.
Fig. 20.
Mario Klingemann. X Degree of Separation,
Separation, 2016.
Captura de pantalla de https://artsexperiments.withgoogle.com/xdegrees/
[20/02/2020]
248
Aunque desde algunos posicionamientos se tiende a pensar
que en el modo como ve la máquina subyace un principio de
objetividad, debemos tener siempre presente que la visión
artificial es también una visión construida y, por tanto, no neutra.
Es cierto que el ver artificial no está sujeto a las condiciones que
operan en nuestra visión humana; pero no es menos cierto que
son otros los mecanismos que hay que considerar: los conjuntos
de imágenes con los que se entrenan las redes neuronales
artificiales; los algoritmos, diseñados según determinados criterios;
o las etiquetas que se utilizan para la descripción y clasificación
de las imágenes en las tecnologías supervisadas son solo algunos
de los factores que requieren atención. Se abre, así, un espacio
de reflexión crítica en el que también se adentran las prácticas
artísticas contemporáneas. Una pulsión crítica que es necesario
mantener para evitar legitimaciones irreflexivas de la tecnología.
Volvamos a Myriad (Tulips) (2018) de Anna Ridler.
Si la obra de Anna Ridler apuesta por abrir ante los ojos del
espectador las tripas de la caja mágica que todavía es la
Inteligencia Artificial para muchos, contribuyendo así a su
desmitificación, las propuestas de Trevor Panglen se asientan
en un cuestionamiento radical de la rationale clasificadora y
ordenadora de estos dispositivos computacionales y de su modo
de construir categorías. Trevor Panglen, que ha hecho de la visión
del mundo –y especialmente de sus partes más invisibles- el
centro de su exploración artística, ha abordado también en sus
últimas propuestas, Training Human (2020) e Invisible Images
(2017), el ver artificial y sus consecuencias. Panglen parte de la
base de que los sistemas de visión maquínica son instrumentos
de poder que operan a través de una ideología de la objetividad.
249
Fig. 21
Anna Ridler trabajando en el proyecto Mosaic Virus,
Virus,
2018. © Fotografía: Anna Ridler (cortesía de la autora)
250
Los mecanismos estadístico-matemáticos que guían los procesos
de clasificación o las taxonomías con las que las imágenes de
entrenamiento están descritas incorporan determinadas políticas
de la visión a los sistemas computacionales. En consecuencia,
las categorías con las que opera la visión artificial reifican las
relaciones de poder existentes, que se ven legitimadas ahora
por una teórica objetividad tecnológica. En este sentido, Trevor
Panglen afirma que «el contexto de sistemas de visión algorítmica
produce una especie de hiperideología que es particularmente
peligrosa dada su supuesta objetividad e igualdad»71. En algunos
dispositivos de reconocimiento facial, por ejemplo, se generan
prototipos de lo que debe ser un «hombre» o una «mujer». Esas
operaciones algorítmicas definen una fisonomía únicamente
entre dos polos; pero, se pregunta Panglen, ¿quién o qué decide el
conjunto de características que conforma cada «clase» en función
de la cual se categoriza todo lo demás? Dado que son sistemas
de clasificación basados en el cálculo probabilístico, quién o qué
decide ser 100% mujer o 100% hombre. En definitiva, se pregunta
Panglen «quién decide ahora lo que son y lo que significan las
cosas»72 . Esta pregunta nos devuelve al texto de Geoffrey Bowker
y Susan Leigh Star de 1999, que apela a la dimensión ético-
moral inherente a estos sistemas de clasificación, especialmente
cuando operan sobre material sensible, como es la cuestión de
las condiciones del ser y del existir humano73 .
Fig. 22.
Trevor Panglen. Behind These Glorious Times,Times, 2017. © Trevor Paglen. A Study
Images.. Vista de la instalación en Metro Pictures, Nueva York (2017).
of Invisible Images
© Fotografía: Genevieve Hanson (cortesía del autor)
252
Los proyectos hasta aquí comentados representan una proyección
de qué devenires podrían caracterizar las prácticas ordenadoras
y los posibles catálogos del futuro, construidos sobre la lógica
algorítmica y el desplazamiento del sujeto humano como centro
de la visión-cognición y de los procesos decisionales. En principio,
pudiera parecer que el desplazamiento del sujeto humano del
proceso decisional anula la propia tarea catalogadora por cuanto
la toma de decisiones se encuentra en la base de toda práctica
archivística y de todo catálogo. Sin embargo, más que anularla, la
transforma en un proceso de hibridación inédito. La elaboración
y propuesta de nuevas categorías críticas que nos habiliten
para entender y explicar este proceso constituye una línea de
indagación importante para el futuro próximo.
Poscatálogo
Un proyecto inmersivo para experimentar un campo visual de
alta dimensión.