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Anomalía en el Bosque

Me llamo Jonathan y hoy cumplo 16 años. No tuve regalos ni una fiesta como la mayoría
de las personas la tendría, pero el hecho de poder pasar con mi papá este día es algo que aprecio
mucho desde que murió mamá. Quisiera que estuviera aquí, mamá solía ser mi mejor y única
amiga, y el perderla es algo que nos afectó mucho a mi padre y a mí.

El dolor emocional no es el único problema que vino con la muerte de mi madre, la


pérdida de su joyería es algo que puso económicamente mucho peso mi padre, quien ya no
recuerdo haberlo visto descansar los últimos días, pero en mi caso, la muerte de mi mamá solo
significa que Pedro tendrá una razón más por la cual hacerme la vida imposible día tras día.

Puede que esta sea una situación difícil, pero creo que me acostumbre rápido y pude crear
una buena rutina diaria para ella. Me levanto a las 5 de la mañana a ayudar un poco a mi papá en
su trabajo, después a las 8 voy a la escuela y después de 6 horas de estar escuchando al profe
dando vueltas al mismo tema, evitar hablar con la gente y ser golpeado por Pedro, salgo de clases
y voy al panteón a contarle mi día a mi madre. Esa era una tendencia que tuve desde pequeño, y
aunque ahora ella no está para consolarme o abrazarme, contarle mi día es terapéutico hasta
cierto punto. Suelo finalizar mi día ayudando en el trabajo a mi padre y terminando tareas de la
escuela.

Así suelen ser los días, pero Pedro siempre es muy enfocado en cumplir su propósito de
arruinarme la vida, o en este caso, mejorarla…. Un día que yo venía regresando del panteón, por
coincidencia (obviamente no fue coincidencia) me crucé en un callejón cerca de mi casa con
Pedro, y bueno, ya se imaginarán que pasó. Terminé golpeado y en el bote de basura ese día.
Normalmente no suele afectarme, pero ese día si me puse demasiado triste por lo que estaba
viviendo.

Me quedé ahí por horas, pensando en que hubiera pasado si tan solo mamá estuviera ahí
conmigo, pero mi soledad no duró mucho. Después de unos minutos un perro vino al bote de
basura a encontrar algo de comer. Su pelaje era raramente suave considerando que era callejero y
no se veía muy maltratado. Su gran energía me gustó mucho así que decidí llamarlo Steve y
llevarlo conmigo a casa.

Steve hizo un desastre en ese basurero, pero entre todo eso encontré un reloj de la
antigua joyería de mi madre. Estaba sucio y roto, pero podía arreglarlo, y además de ser un objeto
con mucho valor sentimental, podría venderlo y apoyar un poco más a mi padre. Entonces fui a
casa con Steve y, después de cenar y ponerme un poco de hielo en los golpes, corrí a mi habitación
con Steve para terminar mis tareas y poder trabajar en el reloj.
Anomalía en el Bosque
Pasé horas trabajando en el reloj, y finalmente pude arreglarlo, ya solo me faltaba
configurar la hora. Esto fue lo más feliz que me había pasado en mucho tiempo, hasta Steve
compartía mi misma felicidad, dando brincos de un lado a otro. Estaba feliz porque aparte de
poder arreglar el reloj, Steve se había vuelto una buena compañía. Para finalizar, moví las
manecillas del reloj a la derecha para configurarlo a la hora de entonces, pero mientras lo hacía,
noté como Steve se cansaba más y más. Lo revisé para ver si estaba enfermo, al fin y al cabo, era
un perro callejero, pero no se veía mal, solo se veía más…. Viejo. No sabía que los perros
envejecían tan rápido, pero en cuanto moví las manecillas del reloj hacia la izquierda, Steve se
empezó a recuperar, pero era extraño. Ahora Steve era un tan solo un cachorro.

No entendía lo que pasaba en ese momento, pero estaba seguro de que cambiaría mi vida
desde entonces, y no me equivoqué. Con el tiempo entendí que ese no era un reloj cualquiera,
tenía el poder de envejecer algo o alguien o hacerlo más joven en tan solo segundos. Pasé meses
usando ese reloj y la verdad me sentía demasiado feliz. No solo el hecho de el nuevo poder que
tenía, si no que desde que uso el reloj, todo mejoró para mí. Mi padre ahora tenía tiempo de
descansar, Pedro no me molestaba más y tenía a Steve. Todo era demasiado bueno durante esos
meses, tan bueno que olvidé visitar el panteón por un largo tiempo.

Cuando caí en cuenta de cómo había dejado a mi madre, corrí lo más rápido que pude a
través del bosque para contarle a mi madre cómo era mi vida ahora. Le conté todo a mi madre, y
mientras lo hacía, tuve la mejor idea del mundo. ¿Por qué no revivir a mi madre? Tenía la
capacidad de hacer que todo fuera como antes. Estaba tan metido en mis pensamientos, que no
noté que Pedro me había seguido hasta el panteón. El me empujó y con el golpe el reloj se soltó
de mi muñeca. Pedro lo tomó y al notar que era algo que me importaba, su instinto fue destruirlo.
A decir verdad, ni yo me hubiera imaginado la condena que nos había caído en ese momento.

El reloj se rompió y en cuanto toco el suelo, los cuerpos en descomposición de mi madre y


de todos los que descansaban en ese panteón se levantaron, pero aún no estaban vivos, eran
zombies. Atacaron primero a Pedro y yo con mucho miedo corrí tan rápido que olvidé a Steve y el
reloj. No podía dejar de pensar en lo tonto que fui al abusar de ese reloj, y dentro de mis
pensamientos, no me di cuenta de que ya estaba perdido en el bosque, sin noción del tiempo, ni
del espacio, solo sabía, que aproximadamente 1500 zombies estaban alrededor de mí.

No se exactamente cuanto llevo perdido en este bosque, lo que si se, es que no podré
salir. Por eso mismo escribo esto. Quien encuentre esto en un futuro, debe encontrar el reloj y
terminar con todo esto, y cuanto antes destruirlo para evitar que suceda de nuevo, es la única
manera en la que se puede salvar a la poca humanidad que queda. Si encontraste esto, debes
saber que no te conozco, pero debes terminar esto cuanto antes. Confío en ti.

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