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La ergonomía es la ciencia que investiga las capacidades humanas en relación con las
condiciones de trabajo a fin de adaptarlas a las habilidades y posibilidades de los individuos,
así se diseñan tareas y áreas de trabajo para mejorar la calidad de vida del profesional
sanitario.
Su objetivo principal es lograr que el trabajo pueda desarrollarse de una manera eficaz y con
el menor esfuerzo posible, los profesionales sanitarios están expuestos diariamente a riesgos
ergonómicos que no solo tienen que ver con ellos mismos, sino que además afectan a sus
intervenciones médicas.
La mayoría de estos riesgos están ligados a daños físicos: mala posturas, espacios de actuación
pequeños, ritmos de trabajo etc. No obstante, también a daños psicológicos: ansiedad, cargas
psicosociales, etc.
Según el tipo de riesgo que exista, podemos hablar de distintas ramas de la ergonomía. Las
más relevantes en el sector sanitario son:
A la hora de tratar con un paciente encamado al que hay que trasladar o mover, no solo hay
que tener en cuenta sus posturas corporales y su confort, sino también el nuestro.
• Conocer previamente las posibilidades del paciente y las actividades que se tengan
que realizar.
• Informar al paciente de lo que se va a hacer y pedir su colaboración si es posible.
• Emplear los medios mecánicos que sean necesarios para facilitar la movilidad (grúa,
silla de ruedas, etc).
• Tener cuidado de la colocación de la espalda recta, las piernas flexionadas, y los pues
uno mirando hacia el paciente y otro en la dirección del movimiento. El peso debe
recaer sobre las piernas, que son los músculos más fuertes, y no sobre la espalda.
• Utilizar la ropa adecuada, que facilite los movimientos y no los entorpezca, es
importante usar un calzado cómodo y estable.
• Utilizar el cuerpo de contrapeso y evitar coger cargas pesadas, lo mejor es girar,
deslizar o empujar el cuerpo.
• Tener en cuenta las precauciones de higiene, como el lavado de manos o el uso de
ropa de aislamiento.
• Organizar el trabajo y los pasos que han de darse antes de realizar cualquier
movimiento.
• Comprobar que el espacio esté libre de obstáculos.
• Conocer las medidas de seguridad.
• Tomar las pausas necesarias para descansar y fomentar las rotaciones dentro del
equipo de trabajo.
La movilización de los pacientes tiene como objetivo ayudarlo a realizar actividades que él
mismo haría si pudiera: cambiar la posición, subir y bajar de la cama o el traslado a otro
lugar.
Hay que tomar conciencia de la importancia que tiene aprender a moverse correctamente
para prevenir el dolor de espalda como lumbalgias, dorsalgias, contracturas musculares e
incluso hernias discales.