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DIA 4: SANTIAGO- CAPITULO 4

Buen comienzo de la Semana, una semana para meternos más en la Palabra de Dios, en la
oración, para vivir una Misa diaria online y preparar el corazón para Pascua (si queres
te recomiendo algunas por Facebook Live), para comenzar a leer algún documento de
Francisco (La Alegría del Evangelio sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual ,
Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común, La luz de la fe sobre la fe, Amoris
laetitia, sobre el amor en la familia, Gaudete et exsultate sobre la llamada a la santidad
en el mundo contemporáneo, Crist Vive sobre la realidad de los jóvenes en el presente
siglo.

Vamos con el estudio. ¿Cómo venís? Solo son 5 capítulos!

Directo nos lleva desde el inicio mismo a la reflexión el Apóstol Santiago

¿De dónde proceden esas guerras y esas riñas entre ustedes? De aquí abajo, por supuesto; son
el fruto de las codicias, que hacen la guerra dentro de ustedes mismos. Ustedes quisieran
tener y no tienen, entonces matan; tienen envidia y no consiguen, entonces no hay más que
discusiones y peleas. Pero si ustedes no tienen es porque no piden, V 1 y 2.

Apenas empieza y ya nos interpela la Palabra de Dios, el mundo no conoce a Dios; alguno de
nosotros lo conocemos pero aun tenemos cosas (del pasado, del presente) que NO nos
permite hacerlo vida en nuestro andar diario. Y viven, vivimos en la carne y allí aparecen las
cosas “feas”: codicia, envidia, dolor, odio, rencor, “muerte”…

Si piden algo, no lo consiguen porque piden mal; y no lo consiguen porque lo derrocharían


para divertirse. V. 3

Otro “reto”, no sabemos pedir como nos conviene. Pedimos según lo que nos gusta, porque así
es nuestra naturaleza, incluso creo que no está mal. Pero conociéndonos es que necesitamos
mas y mas de Él cada día, un día sin su Presencia es una lotería: puede salir bien o no tanto…
(Léelo, medítalo, aprópiatelo en Romanos 8, 26)

¿No saben que la amistad con este mundo es enemistad con Dios? Quien desee ser amigo del
mundo se hace enemigo de Dios. V. 4

La batalla contra las cosas del mundo es constante, las tentaciones son demasiadas, es más
sencillo vivir cotidianamente nuestra vida que buscar a Dios y su perfecta voluntad. El mundo,
la rutina, el desencuentro nos son “cómodos” y nos cuesta salir de esa comodidad…
Pero Dios tiene mejores cosas que dar. Y la Escritura añade: Dios resiste a los orgullosos, pero
hace favores a los humildes. Sométanse, pues, a Dios; resistan al diablo y huirá de ustedes V. 6-
7

Dios siempre tiene la última palabra, y algo mejor para darnos.

Encontramos en su Palabra dos herramientas fundamentales para vivir (sobrevivir) en medio


de lo cotidiano, de lo que nos pesa, de lo que nos preocupa, de lo que nos duele, de las
tentaciones que tanto mal nos hacen: la humildad por un lado y resistir, en Presencia de Dios,
a los ataques del enemigo.

El triunfo está asegurado en nuestro Señor, pero la humildad, la decisión, la fortaleza son
necesarias…

Él siempre, siempre levantará a los humildes de verdad, si de todo corazón lo buscan…Y en los
versos 11-13 una gran enseñanza de cómo convivir con los demás: con nuestros esposo/novio,
con los amigos, con los hermanos de comunidad, compañeros de estudio/trabajo… en especial
si no se comportan como nos gustaría. ¿Quién podría juzgar? Difícil vivirlo esto ¿no?

Finalmente, en verdad no sabemos dónde estaremos mañana: hoy es el día para disfrutarlo,
para hablar de Dios a nuestra familia o a un amigo, hoy es el día para honrarlo en todo lo que
hagamos.

Importante de recordar: “Alma mía, no olvides nunca de que los tesoros de la tierra son
pasajeros y no los podré llevar al cielo. Dame la fuerza Señor de buscarte cada día, de atesorar
las riquezas eternas: amor, solidaridad, paz, comprensión, alegría, etc… Sabiduría de Dios
perfecta en los versículos 14-17

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