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Tercera Semana - Día 1

Ultima cena: la humildad entregada

San Ignacio nos dice: “piense cada uno, cuanto se aprovechará en todas las cosas
espirituales y humanas, cuanto sea capaz de salir de su propio amor, querer e interés”.
(189)
En esta semana, pedimos conocer aún mucho más a Jesús, para amarlo, seguirlo,
acompañarlo, vivir junto a él, el recorrido de su pasión y muerte.
En este día, contemplamos a Jesús en la última cena. Nuestro propósito será contemplar,
observar: ¿Dónde estoy yo en esa escena? ¿Qué lugar ocupo?
Podemos incorporar el gesto de lavar los pies (servicio al otro), un gesto de una fuerza que conmueve.
Nosotros ahí, sintiendo en el corazón como si estuviera allí presente. Cristo junto a sus apóstoles tuvo la última
cena y por el gran amor que nos tiene, se quedó con nosotros, instituyendo la Eucaristía, para guiarnos en el
camino de la salvación.
La Eucaristía es el hacer siempre presente, el don total del SÍ que Jesús resucitado hace continuamente al
Padre y nos hace a nosotros. Además, en este acontecimiento nos muestra, e implícitamente nos enseña, la
profunda humildad (con amor) hacia a los demás, realizando él mismo, el lavado de los pies a sus apóstoles.
Gesto de total humildad y amor a cada uno de ellos.
Esa noche santa, Jesús nos deja su Cuerpo y su Sangre. Además, en este acontecimiento nos muestra, e
implícitamente nos enseña, la profunda humildad (con amor) hacia a los demás, realizando él mismo, el lavado
de los pies a sus apóstoles. Gesto de total entrega, humilde y amorosa, a cada uno de ellos.
Ahora Jesús nos dice, que no nos llama servidores sino amigos. Y nos invita a seguirlo entrando en este tramo
de su camino pascual como amigos que se compadecen con el Amigo en su suprema muestra de amor al Padre
y a los hombres.
Dios nos invita en todo momento al “lavado de los pies” con los demás, en gestos de cercanía y amistad, pero
sobre todo con nosotros mismos. Buscar la transformación de nuestro interior, salir de nuestros pecados e
introducirnos en el perdón, la valoración a nosotros mismos, teniendo la mirada puesta en Dios, en lo que él
quiere para nosotros.

Momento de oración.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Oración preparatoria: ¡Tengo tanto que aprender de ti, Señor! Creo, espero y te amo. Jesús, enséñame a
quererte, como tú me quieres. Enséñame tu rostro y en mi rezar, poder acariciarte. Señor, tenme muy cerca de
tu corazón quiero acompañarte con mi oración.

Petición: dolor, sentimiento y confusión, porque por mis pecados va el Señor a la pasión.

Seguimos la oración desde La Palabra.


“Ven Espíritu Santo, derrama en mi corazón el don de entendimiento, para que pueda yo saborear lo que Jesús
quiere mostrarme en este momento y en la lectura de Su Palabra.”

Texto bíblico de hoy: Juan 13, 1-13

Canción para después de meditar el Evangelio: https://youtu.be/YRoN7WAewvI

Traer la historia: Se trata de reconstruir la historia de lo que contemplo a partir de los datos.
Ayudará leer detenidamente y varias veces el pasaje que quiero contemplar.
Hoy vemos a Jesús lavando los pies a los discípulos y declarando el mandamiento de la caridad. El Señor tiene
un gesto sorprendente al decir que quedará presente bajo la forma de pan y vino que están compartiendo.

Coloquio: diálogo con el Señor sobre lo que se me fue moviendo en el corazón durante la contemplación.
Escribí todo lo que tu corazón te dicté. Lo que creas que te puede ayudar a reflexionar mejor

Instrumental para la oración-meditación: https://youtu.be/JdzFCukBTBg

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