Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen
El presente ensayo tiene como propósito realizar un recorrido por dos de los semanarios más
importantes del Nuevo Reino de Granada en el período demarcado: El papel periódico de
Santa Fe de Bogotá y el Correo Curioso, Erudito, Económico y Mercantil de Santa Fe de
Bogotá. Con el fin de identificar a partir de sus lecturas, aquellos procesos que impulsados
por influencia de éstos, y en conjunto con la interacción con sus usuarios, permitieron la
consolidación de nuevas nociones; un cambio de paradigma que venía gestándose y que
encontró en la llegada de la prensa ilustrada un canal para la visibilización y propagación de
dicho fenómeno.
Abstract
The purpose of this essay is to make a tour of two of the most important weeklies of the New
Kingdom of Granada in the demarcated period: The newspaper of Santa Fe de Bogotá and the
Correo Curioso, Erudito, Económico y Mercantil de Santa Fe de Bogotá. To identify, from
their readings, those processes that, driven by their influence, and together with the
interaction with their users, allowed to consolidate new notions, a paradigm shift that had
been occurring and that was found upon arrival. of the illustrated press a channel for the
visibility and propagation of this phenomenon.
Palabras clave
Como bien sabemos, la imprenta se inventó en el año 1450 y, para finales del siglo XVI,
territorios americanos como Nueva España y el Perú ya contaban al menos con una. Aún así,
no fue sino hasta 1738 que la Compañía de Jesús introduce en el Nuevo Reino de Granada el
primer ejemplar en la región, hecho que por sí sólo constituía un gran salto, pero que se vio
de alguna manera opacado debido a que la operación de ésta estaba reducida, casi que
exclusivamente, a la producción de documentos como novenas, rosarios y todo tipo de
material religioso. Además, cabe resaltar que, a excepción de la iglesia, ningún otro grupo o
persona particular tenía autorización de solicitar licencia para llevar a cabo labores de este
tipo.
Unas cuantas décadas después, más precisamente en 1785, comienzan a circular por el
territorio neogranadino una serie de publicaciones oficiales con ocasión de un terremoto
ocurrido en el reino el 12 de julio del mismo año. El primero de los tres comunicados llevaba
por título «Aviso al terremoto» del cual, a su vez, se desprenderían tres números más que en
su conjunto serían conocidos como La gazeta de Santafé de Bogotá.
Aún con todo y el tardío desarrollo de la prensa en el Nuevo Reino, sería muy ingenuo
atribuir este hecho a un posible desinterés, en materia de estos asuntos, por parte de los
neogranadinos, ya que si bien fue hasta finales del siglo XVIII que se comenzó a producir y
comercializar prensa local en el territorio, mucho antes de que esto sucediera ya existía una
notable circulación de gacetas de diversas partes del mundo, como la gazeta de Madrid, la
gazeta de Barcelona, la gazeta de París, La gazeta de México y la gazeta de Lima. Además, al
realizar tal afirmación se estaría negando la presencia e influencia de un numeroso grupo de
criollos, de gran ambición intelectual, quienes encontraron en el contrabando la llave para
acceder a aquellos textos europeos que, por supuesto, se encontraban censurados en la Nueva
Granada. Grandes filósofos del siglo como Rousseau, Montesquieu y Raynal, lideraban la
lista de títulos más consumidos por este sector, y mediante los cuales fue posible la gestación
de una serie de ideas ilustradas que protagonizaban las tertulias clandestinas y que,
posteriormente, encontrarían su perfeccionamiento y distribución en semanarios como el
Papel periódico o el Correo Curioso.
2. Don Manuel del Socorro Rodríguez: el hombre detrás del Papel periódico.
Una de sus publicaciones más controversiales, pero también una de las más dicientes fue su
crítica a la noción de nobleza, la cual, si bien no estuvo exenta de ambigüedades, reflejaba las
grandes ideas ilustradas europeas condensadas en la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano, que ya resultaba familiar para ciertos sectores intelectuales
quienes, valiéndose del contrabando habían logrado adquirir su propia copia.
Tras enterarse de la noticia de un incendio en la Plaza de Madrid el 16 de agosto de 1791, el
editor extrae de dicha publicación un fragmento donde se anuncia lo siguiente: «Un zapatero
de la calle de los Olivos, ha hecho saber por carteles, que las familias desamparadas, que por
un espacio de 6 meses quieran concurrir a su casa, les dará que comer interin restablece en
parte su pérdida»1.
A partir del cual Rodríguez despliega un amplio discurso que titula Los frutos del árbol noble
y en el cual resignifica de forma parcial el concepto de nobleza aludiendo a que dicha
cualidad no debería hacer referencia a un suceso tan arbitrario como el del nacimiento sino
más bien al hombre que, independientemente de su condición, se ha formado en los valores
del bien común.
Ciertamente, estas ideas de igualdad entre los hombres y, más específicamente, este
replanteamiento respecto del orden social jerárquico no representaba algo nuevo para la
ilustración local, la cual por otros medios ya se había topado con dichas proposiciones, pero
quizá el haber encontrado representación de estas nociones en un medio como éste sí pudo
haberse considerado un hecho significativo.
Por lo demás, independientemente de lo problemática que pudo haber sido esta idea para
cierta parte de la audiencia, la consideración del bien común como el único rumbo posible
para la obtención de la felicidad de un país, sí resultaba agradable al público y sería el tema
por excelencia, en sus diferentes aplicaciones, de los números del papel periódico.
Cabe resaltar que, a pesar del contexto de cambio y de tensiones sociales en el que se
encontraba inmerso el Papel periódico, no debemos olvidar que el semanario estaba sujeto al
virrey Juan Manuel de Ezpeleta y por tanto el contenido de éste era minuciosamente
supervisado. Sin embargo, lo anterior no representaba una desventaja particular, el
pensamiento local ilustrado, para este período se movía en una particular ambigüedad, muy
propia de la época, en la cual convivían en armonía el espíritu reformador y la adherencia al
establecimiento. A pesar de esto, en algunas ocasiones se daba el caso de que un discurso
controversial y provocador, entre la línea de lo correcto y lo censurable, lograba burlar los
filtros y ver la luz en alguno de estos número, como fue el caso de «Avisos de Hebepilo a los
jóvenes de los dos colegios sobre la inutilidad de sus estudios», escrito de Francisco Antonio
Zea que realizaba una crítica directa al modelo de educación escolástico que predominaba en
la época, el cual, según su escritor, era incapaz de formar hombres guiados por la razón. Días
después de su primera publicación, debido a los ánimos que despertó, los cuales se vieron
incluso reflejados en las calles, su disertación fue suspendida, sin embargo, dejó en ella
planteada otra de las nociones más importantes del pensamiento ilustrado; la renuncia a la
educación canónica como única forma de obtención de conocimiento.
El Correo Curioso, Erudito, Económico y Mercantil fue fundado por Jorge Tadeo Lozano y
su primo José Luis de Azuola en febrero de 1801, en Santafé de Bogotá. Se trató de un
semanario, el cual contó con 46 números, y en cada uno de ellos estuvo presente una marcada
inclinación fisiocrática que era expuesta como la solución a los problemas en materia de
desarrollo económico y social que padecía el Nuevo Reino.
A lo largo de sus publicaciones, el correo curioso se ocupó de varios temas que, desde el
inicio definió como sus principales intereses; la economía, la agricultura, y el ejercicio
mercantil. Además de lo anterior, un aspecto muy interesante de este semanario es que
contaba con una sección denominada hojas sueltas, espacio en el cual se publicaban anuncios
de todo tipo por parte del público, siendo uno de los más comunes aquellos relacionados con
la compra y venta de libros y artefactos científicos de difícil adquisición, situación que
ilustraba muy bien la circulación de conocimiento de la época.
Otro punto a resaltar es que El Correo Curioso fue un proyecto de prensa privado, el primero
en el Nuevo Reino, lo que explica, por ejemplo, su prematuro cierre debido a que los costos
de producción eran muy altos y el aporte de sus suscriptores no lograba cubrirlos. Sin
embargo, es necesario aclarar que pese a su carácter independiente, El Correo Curioso
obedecía a las lógicas de su tiempo a partir de las cuales, las ideas ilustradas convergían con
la lealtad hacia el rey y, por supuesto, no suponían aún las bases de un proceso de
emancipación.
En el primer número del Correo Curioso, Erudito, Económico y Mercantil, con fecha de
martes 17 de febrero de 1801, el editor menciona lo siguiente:
De lo anterior, considero importante destacar la referencia a Atenas, que lejos de actuar como
un simple recurso narrativo, describe muy bien la importancia del espacio público en los
procesos de ilustración. En este contexto, podríamos decir que el Correo Curioso, el Papel
periódico y, posteriormente, los demás proyectos de prensa que surgirían a lo largo del siglo
XIX, ejercían ese rol de Ágora, un lugar común en el que se hizo posible la producción y
reproducción de conocimiento por parte de aquellos grupos, que antaño, se vieron obligados a
refugiarse en las tertulias clandestinas, por falta de un espacio que propiciara un mayor
alcance, para intercambiar ideas adquiridas de forma autodidacta. Ni siquiera la universidad
ofrecía dichas posibilidades, recordemos que el modelo de educación dominante para el siglo
XVIII era el escolástico, el cual se regía por principios de autoridad, obsoletos para el sector
ilustrado neogranadino que no hallaba en este canon respuesta a los interrogantes que la
nueva voluntad de verdad permitía plantearse.
Esto no significa que la llegada de la prensa ilustrada a Nueva Granada haya representado la
muerte de las tertulias, de hecho el Papel periódico se convirtió en un gran aliado de éstas
impulsando principalmente a la Tertulia Eutropélica, proyecto independiente de Manuel del
Socorro Rodríguez, el cual tenía como objetivo principal la creación de cultura y pensamiento
crítico alrededor de temas políticos, económicos y sociales.
En este contexto, la noción ilustrada de igualdad entre los hombres cumplió un papel vital en
la consolidación de organizaciones como las sociedades económicas de amigos del país, las
cuales fueron constantemente mencionadas en los diversos números de los semanarios y
ejercían una labor de suma importancia, la de instruir al pueblo en los asuntos que semana a
semana se discutían en los periódicos, socializar los discursos compartidos en éstos, las
reflexiones del editor e incentivar la producción de conocimiento útil para el bien común.
Cierto es que no debemos dejar de lado el hecho de que en los estatutos y requisitos para
acceder a dichas sociedades, aparecía la explícita recomendación de que los miembros
principales de éstas debían ser sujetos reclutados de entre las clases dominantes,
argumentando que eran quienes se encontraban en un nivel de instrucción más alto. Sin
embargo, tal afirmación no tiene porqué restarle mérito a estas congregaciones, debido a que
es evidente el empeño que ponían en «trastocar una noción clave de la sociedad colonial, la
de nacimiento, al colocarla en condición de inferioridad frente al saber y el deseo de ser
útil»3.
Si bien podríamos decir, que a partir de la lectura del primer número de ambos semanarios es
posible hallar enfoques y perspectivas diferentes, aún cuando sus temas de interés son muy
similares, veamos cuáles fueron esos puntos de convergencia entre el Papel periódico de
Santafé de Bogotá y El Correo Curioso, Erudito, Económico y Mercantil.
6.2. La Agricultura
Quizá la mayor similitud entre el contenido que ambos semanarios producían respecto a este
tópico, era el desarrollo de aquella conciencia acerca de la riqueza natural del Nuevo Reino,
en contraste con un desalentador panorama de las condiciones sociales y económicas del
mismo. Esta conmovedora visión despertaba el interés de una buena parte de la audiencia,
que presta a contribuir, enviaba constantemente escritos que pudieran ser de utilidad para
remediar la situación de atraso agrícola en el reino. Además de eso, se consideraba necesaria
una resignificación de lo que el trabajo agrícola representaba, debido a que éste era
fuertemente estigmatizado a raíz de las nociones coloniales clásicas.
De los dos, fue el Papel periódico el que más se centró en el tema, propiciando discusiones de
este tipo en las sociedades económicas de amigos del país, a partir de las cuales se promovía
la enseñanza de conocimientos ilustrados útiles en este campo a aquellos sectores dedicados a
labores agrícolas, con el fin de que, habiendo adquirido diversas estrategias para un
desempeño más eficiente de sus labores, aquello representara, a su vez, una mayor
productividad, mayores ganancias, la posibilidad de experimentar con diversos cultivos como
el trigo, e incluso la apertura de un lucrativo mercado si se introducía el elemento de la
exportación. Así mismo, disertaciones como la de don Luis de Astigarraga, pariente directo
de José de Astigarraga, gobernador de Santa Marta para aquel entonces, tenían la pretensión
de alejar al labrador de aquella despectiva definición colonial para ennoblecer su oficio
utilizando diversos recursos discursivos, que colocarían sobre los hombros de dicha labor la
base misma de la supervivencia humana, de la generación de riquezas, e incluso, de el obrar
de un buen cristiano, y adjudicándole al buen uso de ésta, la obtención de «valores sociales
tan importantes como la “felicidad”, la “prosperidad” y la “gloria”, tres de las palabras más
claves del vocabulario ilustrado del ideario de estos años».4
6.4. La política
6.5. La cultura
7. Conclusiones
A partir de la lectura del período abarcado, en relación con el papel de la prensa ilustrada es
posible extraer las siguientes conclusiones:
¿Cómo pudo haber sido leído y apropiado un discurso de esta naturaleza? ¿Bajo
qué términos de interpretación pudo ser recibido por la intelectualidad local un
discurso que mostraba que el “desprecio español” por el trabajo, actitud tan
reforzada por el oro americano había constituido para los países europeos un
premio que los fortaleció mientras que transformaba a la metrópoli española en
colonia de estas potencias europeas? (Silva, Prensa y revolución a finales del siglo
XVIII, pp. 56-57).
Que una declaración de tan magnitud no haya desatado un escándalo, es muestra del
proceso de reconfiguración de nociones coloniales que llevaba a cabo el pensamiento
ilustrado de aquel entonces, el cual si bien seguía siendo leal a la corona, era capaz de
identificar los mayores errores de la metrópoli en pro de la consolidación de un proyecto
de desarrollo neogranadino.
● La configuración de una nueva actitud frente al trabajo también fue un elemento
crucial en el cambio de mentalidad del pensamiento ilustrado frente a las antiguas
formas negativas de concebir, especialmente, las labores enfocadas en el sector
agrícola y artesanal, replanteamiento que, además, situó al ocio y la inactividad como
el padre de todos los vicios. En el proyecto ilustrado la dignificación del trabajo era
crucial para estimular estos sectores frecuentemente estigmatizados pero
indispensables para el desarrollo económico y social que se anhelaba el reino. Este
proceso a su vez debía ir de la mano con congregaciones como las asociaciones
económicas de amigos del país, en las cuales a través de la socialización de
conocimientos útiles, se implantaría en el labrador una conciencia acerca de las
riquezas naturales del territorio, se le instruiría en el arte de la tierra, otorgándole
herramientas para comprender mejor los ciclos de siembra, la calidad de los suelos,
las particularidades de los cultivos, etc., asegurándole, de esta manera, una labor
agrícola más eficiente y rentable.
En este proceso, la concepción del hombre ilustrado como aquel que derrama su luz
sobre los demás, será de suma importancia porque van a ser justamente éstos los
encargados de llevar al pueblo raso todas aquellas informaciones que beneficiarían los
intereses generales neogranadinos, y promoverían la desarticulación de concentración
de tierras en manos de quienes no están interesados en las labores agrícolas, para
permitirle al colono libre obrar en ellas en pro del bien común.
● Las asociaciones económicas de los amigos del país desempeñaron un papel muy
importante en este periódo no sólo por su faceta pedagógica sino también porque
encarnaban la resignificación de las nociones básicas de nobleza y etiquetas sociales
del período colonial, siendo este un espacio pensado para el intercambio de ideas y la
producción de conocimiento en el cual, los deseos de ser útil y de contribuir al bien
común, enseñando o siendo instruido y poniendo en práctica lo aprendido, pesaba más
que cualquier cualidad arbitraria relacionada con la sangre y el nacimiento.
Lo anterior, y muchas otras ideas y nociones de la época que escapan a este escrito,
representa la gestación de una serie de procesos, sin los cuales, la consolidación de una
ideología de independencia en el Nuevo Reino de Granada no habría sido posible.
Sin embargo, el concepto clave con el que me interesa concluir es el de opinión pública,
descrita por Jovellanos como «la mayor masa del cuerpo social [...] fuerza superior a todas las
sumas de fuerzas de que puede disponer la sociedad y aún todos los medios que pueda
emplear»6, definición que cristaliza el rol que durante su etapa de funcionamiento desempeñó
el Papel periódico de Santafé de Bogotá, El Correo Curioso, Erudito, Económico y
Mercantil y todos aquellos proyectos de prensa que servirían como lugar común, como
espacio público para el intercambio de conocimiento, el planteamiento de nuevos
interrogantes, la adquisición de saberes prácticos para el bien común, la deconstrucción de
nociones coloniales nocivas para el progreso de la región, la democratización del saber y
finalmente, para alcanzar, a partir de la suma de todos estos elementos y más, «esa llama
divina que se dice patriotismo»7 y que tuvo como canal principal, a la prensa ilustrada.
8. Referencias
Fuentes
Manuel del Socorro Rodríguez, «Papel periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá», Bogotá
(Colombia). Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá
(https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2082628/), el día 2022-10-19.
Bibliografía
Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano en el siglo XIX. Segunda parte. (Bogotá:
Editoriales Temis, 1964), pp 112-144.
Renán Silva, Prensa y revolución a finales del siglo XVIII. Contribución a un análisis de la
formación de la ideología de independencia nacional. (Medellín: La Carreta Editores E.U.,
2004).