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ESTUDIO DEL PAISAJE CULTURAL DE LOS HAYEDOS PRIMIGENIOS DE

ESPAÑA DECLARADOS POR UNESCO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD


Y ESTABLECIMIENTO DE ESTRATEGIAS PARA SU SALVAGUARDA

RESUMEN. JUNIO 2019.


Labrit Multimedia, S. L.
Nº Expediente:
2018CC200636

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ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN Y ÁMBITO DE ESTUDIO ........................................................3


II. FACTORES NATURALES DE LOS HAYEDOS PRIMIGENIOS DE
ESPAÑA. ..........................................................................................................................5
III. LA CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DEL TERRITORIO Y EL MODELADO
DEL PAISAJE ...............................................................................................................14
IV. LEGISLACIÓN.......................................................................................................21
V. HAYEDOS DE PICOS DE EUROPA – CUESTA FRÍA Y CANAL DE
ASOTÍN. .........................................................................................................................32
VI. HAYEDOS DE AYLLÓN – MONTEJO Y TEJERA NEGRA. .........................52
VII. HAYEDOS DE NAVARRA – AZTAPARRETA Y LIZARDOIA. ..................73
VIII. BASES Y CRITERIOS PARA LA GESTIÓN Y SALVAGUARDA DEL
PATRIMONIO CULTURAL (MATERIAL E INMATERIAL) VINCULADO A
LOS HAYEDOS PRIMIGENIOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. .......................94
IX. CONCLUSIONES ...................................................................................................96
X. BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................................97

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I. INTRODUCCIÓN Y ÁMBITO DE ESTUDIO

El 7 de julio de 2017, la UNESCO decidió incluir en su Lista de Patrimonio Mundial


el bien “Hayedos primigenios de los Cárpatos y otras regiones de Europa”, lo cual supuso
la ampliación del sitio “Hayedos primarios de los Cárpatos y antiguos hayedos de
Alemania” (registrado en 2007 y extendido en 2011). Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia,
Italia, Polonia, Eslovenia, España, Rumanía y Ucrania han sido los nueve países que han
colaborado para llevar a cabo tan ambicioso proyecto, el cual ha presentado 67 nuevos
hayedos que, añadidos a los 15 previos, conforman las 82 partes componentes inscritas
en la Lista de la UNESCO. El objetivo de esta publicación es completar el estudio
realizado por UNESCO, centrado exclusivamente en los aspectos naturales, ampliando la
mirada también hacia el Patrimonio Cultural, tanto material como inmaterial.
Estos hayedos destacan por ser una muestra excepcional de áreas boscosas de clima
templado donde la influencia antropogénica ha sido nula, al menos desde hace décadas o
siglos, y en las que existe una biodiversidad de un valor incalculable. Por parte española,
son seis los componentes integrados en este bien:

- Hayedos de Ayllón: están situados en la sierra de Ayllón, localizada en el


Sistema Central, entre la Comunidad Autónoma de Madrid y la Comunidad
Autónoma de Castilla-La Mancha. Se dividen en dos partes componentes, y su
zona de amortiguamiento abarca 13.880,86 ha.

• Hayedo de Montejo de la Sierra (N:41º6'44" O:3°29'58"):


perteneciente al municipio homónimo, se ubica en el norte de la provincia
de Madrid. Su área se extiende sobre 71,79 ha y se localiza en altitudes
entre los 1.300 y los 1.550 metros.

• Hayedo de Tejera Negra (N:41º14'43" O:3°23'19"): se sitúa en el


noroeste de Guadalajara, concretamente en el municipio de Cantalojas,
perteneciente a la comarca de la Serranía de Guadalajara; no obstante, es
propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Ocupa una
extensión de 255,52 ha. Su rango de altitud se sitúa entre los 1.450 y los
2.011 metros sobre el nivel del mar.
- Hayedos de Navarra: ocupan una larga tira sobre los límites de los Pirineos
Occidentales, en la zona nororiental de la provincia de Navarra y cerca de la
frontera con Francia. Se dividen en dos partes componentes cuya zona de
amortiguamiento abarca 24.494,52 ha.

• Hayedo de Lizardoia (N:43º0'23" O:1°6'46"): se sitúa en la reserva


conocida como “Selva de Irati”, concretamente en el monte La Cuestión.
Pertenece al municipio de Otsagabia, en la comarca de Roncal-Salazar.

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Abarca una extensión de 63,97 ha comprendida en altitudes entre los 850
y los 1.125 metros.

• Hayedo de Aztaparreta (N:42º54'39" O:0°48'58"): localizado al este


de la municipalidad de Izaba, en la comarca de Roncal-Salazar, tiene una
extensión de 171,06 ha, las cuales se ubican entre los 1.200 y los 1.730
metros sobre el nivel del mar.
- Hayedos de Picos de Europa: estos espacios se localizan en la zona meridional
del Macizo Occidental de los Picos de Europa, pertenecientes a la Cordillera
Cantábrica. Corresponden a la provincia de León, dentro de la Comunidad
Autónoma de Castilla y León. Se dividen en dos partes componentes cuya zona
de amortiguamiento ocupa 14.253 ha.

• Hayedo de Cuesta Fría (N:43º10'21" O:4°59'16"): pertenece al


municipio de Posada de Valdeón, en la comarca de Montaña Oriental.
Abarca 213,65 ha y se ubica entre los 1.250 y los 1.550 metros de altitud.

• Hayedo de Canal de Asotín (N:43º10'16" O:4°53'21"): también se


sitúa en Posada de Valdeón. Su extensión asciende hasta las 109,58 ha.
que se distribuyen en una altitud entre los 900 y los 1.300 metros.

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II. FACTORES NATURALES DE LOS HAYEDOS PRIMIGENIOS DE ESPAÑA.

2.1 Hayedos de Ayllón.

El conjunto de Ayllón se ubica dentro de la región biogeográfica mediterránea. Las


áreas de Montejo de la Sierra y Tejera Negra constituyen la mejor representación de los
relictos de hayedos en el centro de la Península Ibérica, aunque existe otro, conocido
como Hayedo de Riofrío de Riaza (provincia de Segovia), también de especial
importancia ecológica y biogeográfica, que se sitúa en la zona de amortiguamiento.
El componente Montejo de la Sierra se encuentra en la provincia de Madrid y es
muy popular por ser el hayedo más cercano a la capital de España. Además, Montejo de
la Sierra goza de protección desde hace mucho tiempo. El segundo componente cubre la
parte superior del Hayedo de Tejera Negra, ubicado en la provincia de Guadalajara.
2.1.1. Factores abióticos.

La Sierra de Ayllón se encuentra en el extremo oriental del Sistema Central, el cual


se caracteriza por la heterogeneidad de sus materiales geológicos. Predominantemente
existen rocas metamórficas de la era Precámbrica y Paleozoica, en especial pizarra,
esquisto, gneis y cuarcita. Concretamente, en el componente de Tejera Negra, predomina
la pizarra, y en el de Montejo, el esquisto. Geomorfológicamente, en las crestas
predominan los materiales duros como las cuarcitas y en las pendientes, modificadas por
fenómenos fluviales, destacan los esquistos.
Climatológicamente, estamos ante una región de carácter mediterráneo,
caracterizada por su continentalidad y su orografía. Su aspecto más notable es la
diferencia de temperaturas y precipitaciones que se produce entre estaciones y años.
Generalmente, la pluviosidad anual supera los 1000 mm, pero se produce una fuerte
sequía estival, habiendo años en los que las precipitaciones solo alcanzan los 15 mm en
los meses de julio y agosto. En este sentido, las nieblas que permanecen en torno a las
cumbres y los valles, resultado de la influencia de masas de aire húmedas procedentes del
noroeste, son fundamentales para los hayedos. En cuanto a las temperaturas, los inviernos
presentan temperaturas bastante bajas, que llegan a alcanzar frecuentemente los -9ºC,
mientras que los veranos son frescos con temperaturas medias de 17ºC.

El suelo es otro factor condicionante de los elementos bióticos de este paisaje.


Existen dos componentes fundamentales que intervienen en su configuración: la litología
y la vegetación. Los materiales arcillosos derivados de las alteraciones del esquisto son
pobres, porosos e impermeables, lo que produce una elevada retención de agua. Los
suelos típicos del área del haya son cambisoles, pero también encontramos suelos de tipo
ranker en áreas de brezales y otros matorrales. Por otro lado, cabe destacar que si bien la
alta pendiente limita un desarrollo edáfico óptimo, en las zonas de los hayedos el aporte

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orgánico procedente de la hojarasca, sumado a la elevada humedad, origina la formación
de suelos con un horizonte orgánico considerablemente desarrollado.
Por último, debemos matizar que la red hidrológica de los hayedos de Ayllón viene
marcada por los ríos Jarama y Sorbe, afluentes del Tajo. La parte integrante Montejo de
la Sierra está limitada por el río Jarama, uno de los principales afluentes del Tajo en su
margen derecho. El nacimiento de este río se encuentra a 1.800 metros sobre el nivel del
mar, al pie de Sierra Cebollera, en el municipio de Montejo de la Sierra. En cuanto a
Tejera Negra, limita en su parte inferior con el río Lillas, que surge en las estribaciones
de Buitrera y Cerro de Mesa Penote.

2.1.2. Factores bióticos.


La vegetación de la zona se compone por un complejo mosaico debido a la gran
diversidad de condiciones ecológicas y la antigua influencia del ser humano (lo que
provocó la regresión del bosque caducifolio y su reemplazo por una vegetación arbustiva
de brezo y jara). Los elementos abióticos provocan diferencias significativas en las
formaciones vegetales, lo cual es la causa de que se puedan encontrar formaciones de tipo
Mediterráneo y Atlántico en un mismo entorno.
Ambos componentes se definen como hayedos acidófilos (Galio rotundifolii-
Fagetum sylvaticae). En algunos lugares de la zona de amortiguamiento, el hayedo es la
tipología de vegetación potencial, aunque actualmente esté cubierta por la forestación de
Pinus sylvestris (pinos); no obstante, en los últimos años se ha observado una fuerte
implantación del haya, por lo que se espera que próximamente se produzca una
sustitución de la vegetación predominante. Por otra parte, existen fragmentos subsistentes
de bosques mesófilos ácidos como bosques (Asperulo odoratae-Quercetum petraeae) de
roble (Quercus petraea), rodales de tejo y rodales de acebo (Ilici-Fagion sylvaticae). Los
bosques de abedul (Betula alba) con serbal (Sorbus aucuparia) aparecen como
remanentes en lugares altos, en ocasiones como cinturón altitudinal en la línea arbórea
superior del hayedo, y en otros casos como bosque de ribera (Betulion fontqueri-
celtibericae). En cuanto a los bosques de robles submediterráneos (Festuco braun-
blanquetii-Quercetum pyrenaicae y Luzulo forsteri-Quercetum pyrenaicae) se
encuentran en contacto directo con los hayedos. En la zona de amortiguamiento hay otros
bosques de clima mediterráneo, como los bosques de quejigo (Cephalanthero-
Quercetum fagineae), los bosques de encina (Erico scopariae- Quercetum rotundifoliae)
y enebros (Juniperetum hemisphaerico-thuriferae), así como bosques aluviales con Alnus
glutinosa (Galio broteriani-Alnetum glutinosae).
La flora en estos hayedos viene determinada por la acidez edáfica, el macroclima
mediterráneo, el microclima derivado de la topografía, y la cobertura boscosa. Todo ello,
ocasiona una composición florística muy especializada con numerosos geófitos. En los
rodales mejor conservados, se encuentran las siguientes especies: Galium odoratum
(aspérula dulce), Sanicula europaea (sanícula), Scrophularia alpestris (escrofularia),

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Conopodium bourgaei, Lilium martagon (martagón), Paris quadrifolia (uva de zorra o
hierba de pares), Viola reichenbachiana, Melica uniflora, Deschampsia flexuosa (heno
común), Neottia nidus-avis (nido de ave), Narcissus pseudonarcissus (Narciso trompón),
Aconitum lamarckii y Corydalis bulbosa.
En la zona de transición entre el hayedo y otras formaciones como los pastizales,
las áreas rocosas o el roble mediterráneo (Quercus pyrenaica), se pueden encontrar varias
especies de árboles y arbustos: Quercus petraea (roble albar), Betula alba (abedul
común), Taxus baccata (tejo común o tejo negro), Sorbus aria (mostajo), Sorbus
aucuparia (serbal de los cazadores o azarollo), Fraxinus excelsior (fresno norteño, fresno
común o fresno de hoja ancha), Populus tremula (álamo temblón, chopo temblón o
lamparilla), Corylus avellana (avellano común), Frangula alnus (arraclán) y Prunus
padus (cerezo de racimos o cerezo aliso); y hierbas como: Hepatica nobile (hepática),
Arenaria montana (Arenaria), Helleborus foetidus (hierba de ballesteros o eléboro
fétido), Digitalis purpurea (dedalera), Vaccinium myrtillus (arándano), Ilex aquifolium
(acebo) y Lathyrus niger.
La comunidad faunística típica de los hayedos está presente en los de Ayllón; sin
embargo, el aislamiento del lugar ocasiona que algunas especies no estén presentes. Por
ejemplo, el Galemys pyrenaicus, anteriormente presente en los ríos, no se ha podido
localizar en los últimos años. Tampoco se ha encontrado en los últimos 10 o 15 años la
Rosalia alpina, aunque es posible que esté presente en las zonas centrales. Respecto a los
murciélagos, el Barbastella barbastellus parece estar relacionado con los ambientes
forestales de Montejo de la Sierra.
El establecimiento del lobo ibérico, Canis lupus signatus, en las áreas circundantes
del grupo componente es una prueba de la reurbanización natural que se ha registrado
desde 2011, con presencia ocasional en Montejo de la Sierra y Tejera Negra. También
cabe destacar la presencia de Lucanus cervus (ciervo volante) como representante de
especies asociadas a la descomposición de madera muerta. Además, en el hayedo mixto
de Montejo, se han encontrado más de 200 especies de escarabajos saproxílicos, lo que
demuestra la importancia de los procesos de descomposición orgánica en este
componente.
2.2. Hayedos de Navarra.
Los Hayedos de Navarra se localizan en la parte más occidental de la cordillera de los
Pirineos. Se encuentran en la región biogeográfica alpina, que se caracteriza por un clima
continental con cierta influencia atlántica. Las zonas de Lizardoia y Aztaparreta
constituyen los últimos remanentes de hayedos primarios en los Pirineos. Estamos ante
bosques mixtos de haya y abeto que se encuentran intactos debido a causas naturales y
razones históricas. Ambas están protegidas como reservas integrales.

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La zona de amortiguamiento se gestiona en tres Áreas de Conservación Especial
(ACE) contiguas de Natura 2000: Larra-Aztaparreta, Larrondo-Lakartxela y
Roncesvalles-Selva de Irati. Dicha zona está formada principalmente por hayedos
seminaturales, pero también por bosques de Pinus uncinata (pino negro), formaciones
arbustivas, praderas subalpinas naturales y laderas rocosas en un magnifico paisaje
montañoso cerca de la frontera con Francia. La gran extensión del hayedo en esta área
(Selva de Irati) lo convierte en el más grande y mejor preservado de Europa occidental.
2.2.1. Factores abióticos.
En esta zona, encontramos principalmente rocas del Terciario, aunque también
podemos hallar otras del Cretácico, Devónico y Ordovícico. En la parte occidental de este
componente, podemos apreciar cuarcita, esquisto y pequeñas zonas de pizarra; en la parte
central, predominan distintos tipos de piedra caliza, como la margosa dolomítica y
masiva, además de marga, limolita y flysch detrítico; y en la parte oriental, dominan la
calcarenita y la piedra caliza, con partes de marga y limolita.
En cuanto al clima, estamos ante la región biogeográfica alpina, que goza de un
clima de montaña, pero con influencia oceánica debido a la proximidad del Cantábrico.
Lizardoia presenta una mayor influencia oceánica, unas estaciones de invierno frías, una
primavera y un otoño fríos y lluviosos y un verano moderado. Sus precipitaciones anuales
están bien distribuidas y rondan los 1900 mm, mientras que la temperatura media anual
es de 9,2 ºC. Aztaparreta, por su parte, se caracteriza por una menor influencia oceánica,
unos inviernos fríos y largos con frecuentes nevadas y unos veranos cortos y frescos. Sus
precipitaciones, que rondan los 1940 mm anuales, están bien distribuidas y su temperatura
media anual es de 6,9 ºC.

Edáficamente, nos encontramos cambisoles dístricos que generalmente son ácidos


o moderadamente ácidos debido a la decarbonización de las rocas calcáreas por las
abundantes lluvias. En las zonas media y superior de las laderas con gran pendiente, los
suelos son menos profundos, por lo que las condiciones empeoran por su susceptibilidad
a la erosión. En líneas generales, debemos señalar la buena capacidad de drenaje de los
suelos de la zona y su variabilidad de espesor en función del lecho rocoso y de la
pendiente.
En un sentido hídrico, el área se caracteriza por la gran cantidad de corrientes
permanentes debido a las frecuentes precipitaciones. La mayor parte de la escorrentía
desemboca en la cuenca del Mediterráneo, a excepción de una pequeña cuenca en el lado
oeste del grupo que tienden hacia la del Cantábrico. Los principales ríos de la cuenca del
Mediterráneo son Eska, Irati y Urrobi, que desembocan en el río Aragón. Los afluentes
del Irati en el grupo son el Txangoa, Erlan, Egurgoa, Urtxuria, Ibarrondoa, Kako y
Arrantzarien. Además, hay dos reservas en el río Irati, Koixta e Irabia. Los afluentes del
Salazar son los arroyos Eterreka, Artoleta y Andufia; los del Eska son Mintxate y

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Belagua; y el único afluente de Urrobi de esta zona es Arrobi. El río Arbanta es un afluente
del río Nive, la única corriente de agua que desemboca en la cuenca cantábrica.
En las partes integrantes solo hay corrientes de agua no permanentes. No obstante,
el Urtxuria, próximo a Lizardoia, y el Belagua, próximo a Aztaparreta, son ríos
permanentes.
2.2.2. Factores bióticos.

La biodiversidad es un rasgo prototípico de estos hayedos. Alrededor del 63 % del


área está cubierta por bosques, el 14 % por arbustos, el 20 % por pastizales y el 3 % por
rocas.

En lo que respecta a la vegetación, el hábitat boscoso más representativo es el


hayedo Asperulo-Fagentum, con 6.800 hectáreas. Asimismo, también están presentes
hayedos atlánticos acidófilos con encinas, que abarcan una extensión de 3.800 hectáreas.
Además, integra 760 hectáreas de hayedos basófilos y de abeto pirenaico. Destacan dos
hábitats prioritarios: los bosques aluviales con Alnus glutinosa (aliso común) y Fraxinus
excelsior (fresno norteño, fresno común o fresno de hoja ancha), con una superficie de 7
hectáreas, y los bosques subalpinos y montanos de Pinus uncinata (pino negro) sobre
caliza, con una superficie de alrededor de 660 hectáreas. También existe una zona de
pinares secundaria de 400 hectáreas formada por la especie Pinus sylvestris (pino
silvestre), así́ como otros hábitats que ocupan una superficie menor, como hayedos
atlánticos acidófilos de roble, bosques del roble Quercus humilis (roble pubescente) y
facies Rosa arvensis (rosa silvestre) -Quercetum humilis de Pinus sylvestris.
Con respecto a la vegetación arbustiva, el hábitat más común es el brezal seco
europeo, que cubre 2.000 hectáreas. En segundo lugar, se observan brezales
oromediterráneos endémicos con tojo, que ocupan 560 hectáreas. También están
presentes otros hábitats que abarcan una extensión menor, como el matorral arboscente
con Juniperus spp. (enebro), brezales alpinos y boreales, formaciones estables
xerotermófilas con Buxus sempervirens (boj común) en las laderas de las rocas,
matorrales Rubus (zarzamora) y Crataegus (espino), matorrales Buxus y matorrales
basófilos del Buxus y Crataegus pirenaico. Asimismo, en el componente también se
observan pastizales y hábitats rocosos.
Tal diversidad de hábitats aporta a los componentes una gran variedad de especies
de flora. En el nivel montano predominan los hayedos, que son comúnmente
monoespecíficos en la línea arbórea, pero también es posible encontrar sujetos de Abies
alba (abeto común o abeto blanco), Pinus sylvestris (pino silvestre), Quercus humilis
(roble pubescente), Quercus robur (roble común), Taxus baccata (tejo común o tejo
negro), Prunus avium (cerezo silvestre) y Sorbus aucuparia (serbal de los cazadores o
azarollo). En el nivel inferior, se hallan especies como Vaccinium myrtillus (arándano),
Ilex aquifolium (acebo), Crataegus monogyna (majuelo), Saxifraga hirsuta, Anemone

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nemorosa (Anémona de los bosques), Isopyrum thalictroides, Helleborus occidentalis
(heléboro), Euphorbia dulcis, Blechnum spicant (lonchite o helecho de monte),
Deschampsia flexuosa (heno), Ranunculus nemorosus, Circaea alpina, Ruscus aculeatus
(rusco), etc.
Los bosques de abetos y hayas contienen una serie de hierbas altas como Scilla
liliohyacinthus, Cardamine heptaphylla (canudera), Viola reichenbachiana, Poa
nemoralis (poa de los bosques), Carex sylvatica, Oxalis acetosella (aleluya), Euphorbia
amygdaloides (Lechetrezna de bosque), Athyrium filix-femina (helecho hembra), Luzula
sylvatica y Mycelis muralis (lechuga de los muros). Cabe destacar la presencia de
Buxbaumia viridis, un musgo especializado en madera muerta de abeto. En los bosques
maduros, se observa otro tipo de musgo poco habitual: el Dicranum viride.
En cuanto a fauna, la población local de Dendrocopos leucotos lilfordi (pico
dorsiblanco) es de especial interés por su función conectora entre las poblaciones
pirenaicas francesas, la pequeña Aragonesa y el resto de la población occidental de
Navarra, constituyendo el límite de distribución global de la especie. El Ursus arctos (oso
pardo) está presente de forma esporádica en Aztaparreta. Existen otras especies
interesantes en la zona de amortiguamiento: el límite occidental de la distribución global
de la población de Lagopus mutus pyrenaicus (perdiz nival) se encuentra en lugares
elevados del Área de Conservación Especial (ACE) de Larra-Aztaparreta. Asimismo, el
Lagopus mutus pyrenaicus tiene aquí́ su límite occidental. Esta población pirenaica está
en declive, por lo que los sitios de reproducción están siendo actualmente rastreados por
los guardaparques.
El Aegolius funereus (mochuelo boreal) se reproduce solo en algunos puntos de
Larra-Aztaparreta, vinculado a los hábitats de pinares de Pinus uncinata, considerado de
interés prioritario. El Perdix perdix hispaniensis (perdiz pardilla) ha sufrido un fuerte
declive en las últimas décadas, especialmente en las áreas de distribución periféricas. La
Rana pyrenaica es una especie endémica en el oeste de los Pirineos Centrales.
2.3. Hayedos de Picos de Europa.
El grupo Hayedos de Picos de Europa se encuentra en la región biogeográfica
atlántica y se trata de un bosque montano puro con un clima atlántico caracterizado por
su elevada humedad. Los componentes seleccionados, Canal de Asotín y Cuesta Fría, se
caracterizan por una buena interacción entre los hayedos y otros tipos de vegetación: en
el Canal de Asotín, con formaciones arbustivas de roble orocantábrico (Quercus
orocantabrica), avellano (Corylus avellana), matorrales y acebo (Ilex aquifolium); en
Cuesta Fría, con bosques de abedul (Betula celtibérica) y bosques de roble sésil (Quercus
petraea).
La asociación fitosociológica en Canal de Asotín es Epipactido helleborines-
Fagetum, mientras que en Cuesta Fría se encuentran dos asociaciones diferentes: Blechno

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spicanti-Fagetum y Carici sylvaticae-Fagetum. El grupo en su totalidad integra el Parque
Nacional de los Picos de Europa de la provincia de León.
2.3.1.Factores abióticos.

La constitución geológica del Parque Nacional Picos de Europa es el resultado de


la acumulación sedimentaria a lo largo de millones de años en las cuencas sedimentarias.
La mayoría se formó́ durante el periodo paleozoico, hace entre 500 y 250 millones de
años.
En el Parque Nacional de los Picos de Europa se hallan tres regiones geológicas
diferenciadas: la de Picos de Europa, formada por macizos calcáreos; los valles de
Liébana y Valdeón, que forman parte de la región de Pisuerga-Carrión, formados por
rocas ácidas; y finalmente un sector del valle de Sajambre, con una mezcla de rocas ácidas
y primarias. Concretamente, Cuesta Fría, se encuentra en la zona donde se unen las
regiones de Picos de Europa y Sajambre, en una sucesión de rocas primarias y ácidas, y
Asotín se sitúa en el área donde la región de los Picos de Europa se une con la de Pisuerga-
Carrión, sobre piedra caliza.
En lo relativo al clima, el grupo se ve influido por su latitud norte, su emplazamiento
entre el Cantábrico y los territorios mediterráneos continentales, y su orografía
pronunciada. Ambos componentes se localizan en la vertiente norte de la Cordillera
Cantábrica, poseyendo un clima atlántico con influencias continentales. Sus inviernos son
largos y fríos, y sus veranos frescos. Las precipitaciones se distribuyen regularmente a lo
largo del año, llegando a los 1500 mm, y la temperatura media anual es de 9,5ºC.
Los suelos de ambos componentes se caracterizan por sus pendientes pronunciadas
que evitan la formación de un horizonte diagnóstico. Se trata de suelos subdesarrollados
denominados regosol. Una desaturación provocada por la abundante precipitación da
lugar al regosol eútrico. También podemos encontrar cambisoles en algunas zonas. La
composición química del suelo desempeña un papel importante en la composición
florística de los hayedos de este componente.
El carácter kárstico de El Parque Nacional de los Picos de Europa condiciona su
régimen hidrológico. Frecuentemente, los cauces se vuelven subterráneos, por lo que la
presencia de acuíferos que se alimentan de las abundantes precipitaciones es muy
destacada. Estas corrientes endokársitcas afloran a menudo a la superficie cerca de las
orillas de los ríos principales de la región, como son el Dobra, el Duje, el Deva y el Cares.
También es frecuente la aparición de manantiales naturales de corta duración cuando los
acuíferos se saturan por la alimentación hídrica. En los componentes no existen corrientes
superficiales permanentes por las fuertes pendientes y el carácter kárstico del terreno; no
obstante, debido a las abundantes lluvias, el suministro de agua está garantizado durante
todo el año.
2.3.2. Factores bióticos.

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Los Hayedos de Picos de Europa destacan por su diversidad, proporcionada por la
variedad de las condiciones climáticas y geológicas.
Con respecto a la vegetación de Cuesta Fría, el hábitat más representativo es el
hayedo de piedra caliza medio-europeo del Cephalanthero-Fagion con Carex sylvatica,
que son bosques xerotermófilos de Fagus sylvatica (haya común) desarrollados en suelos
calcáreos. Paralelamente, se observan hayedos atlánticos acidófilos con encinas y
Blechnum spicant (lonchite), así́ como Quercus petraea (roble albar) con bosques de
Luzula henriquesii y bosques de Fagus sylvatica, bosques de Betula alba (abedul común)
del orocantábrico y bosques jóvenes de Betula alba. Con respecto a otros hábitats,
también hay turberas de cobertura en bosques de abedules, bosques de Ilex aquifolium
(acebo) con Fraxinus (fresno), brezales endémicos oromediterráneos con Erica vagans
(brezo), praderas mesófilas orocantábricas y praderas ricas en Nardus, en substratos
silíceos en zonas de montaña.
En Asotín, también podemos encontrar hayedos de piedra caliza medio-europeos
del Cephalanthero-Fagion con Carex sylvatica (que constituye el hábitat más
representativo); bosques de Quercus faginea, avellanos continentales con Quercus
faginea (quejigo); brezales endémicos oromediterráneos con Erica vagans (brezo),
brezales endémicos oromediterráneos con Genista legionensis (anabio), pedregales
mediterráneos occidentales y termófilos con Rumex scutatus (acedera romana); y
pedregales mediterráneos occidentales y termófilos con Crepis pygmaea (achicoria
enana) y Linaria filicaulis (linaria alpina).
En cuanto a la flora, en el Parque Nacional de los Picos de Europa se han
identificado 1753 taxones. En ambos hayedos se observan especies de especial interés:
Carex caudata, Epipactis microphylla, Equisetum sylvaticum (cola de caballo), Ilex
aquifolium (acebo), Narcissus asturiensis (narciso de Asturias), Narcissus
pseudonarcissus, Quercus faginea (quejigo), Sideritis hyssopifolia (té de roca) y Taxus
baccata (tejo común o tejo negro).
Por otra parte, podemos hallar la mayoría de las especies faunísticas típicas de los
bosques atlánticos. El estado de conservación del territorio es óptimo: la coexistencia
entre humanos y naturaleza desde el Paleolítico y el entorno hostil en Picos de Europa
han originado una diversidad excepcional de especies. La rica comunidad de mamíferos
incluye: Ursus arctos (oso pardo), Canis lupus signatus (lobo ibérico), Rupicapra
pyrenaica (rebeco pirenaico o sarrio), Felis silvestris (gato montés), Lutra lutra (nutria
europea o paleártica), Martes martes (marta), Mustela erminea Glis glis, Mustela nivalis
(comadreja), Mustela putorius (turón), Genetta genetta (gineta), Galemys pyrenaicus
(desmán ibérico, desmán de los Pirineos o almizclera), Lepus castroviejoi (liebre de
piornal o de Castroviejo) y Glis glis (lirón gris).
Además, también hay una gran diversidad de aves presentes en la zona: Accipiter
gentiles (azor común), Aquila chrysaetos (águila real), Circaetus gallicus (culebrera

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europea o águila culebrera), Gyps fulvus (buitre leonado), Hieraaetus fasciatus (águila
perdicera), Neophron percnopterus (alimoche común), Falco peregrinus (halcón
peregrino), Perdix perdix (perdiz pardilla), Tetrao urogallus subsp cantabricus (urogallo
cantábrico) y Dryocopus martius (picamaderos negro).
Con respecto a los peces, anfibios y reptiles, las siguientes especies confluyen en
los hayedos de Picos de Europa: Salmo trutta (trucha común), Salamandra salamandra
(salamandra común), Mesotriton alpestris (tritón alpino), Lissotriton helveticus (tritón
palmeado), Anguis fragilis (lución), Iberolacerta monticola (lagartija serrana), Zootoca
vivipara (lagartija vivípara o de turbera), Lacerta viridis (lagarto verde) y Vipera seoanei
(víbora de Seoane o víbora cantábrica).

13
III. LA CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DEL TERRITORIO Y EL MODELADO
DEL PAISAJE

3.1. Hayedos de Ayllón.

3.1.1. Evolución histórica.


Desde un punto de vista paleobotánico, poco se sabe sobre la Sierra de Ayllón. El
macizo cuenta con pocas secuencias de polen y, además, todas son superficiales. En el
pantano de Pelagallinas (Condemios, Guadalajara) se realizó un análisis del polen
(FRANCO et al. 2001). Los análisis revelaron que el Fagus (haya) había estado presente
en Pelagallinas durante al menos 3700 años. Asimismo, hay datos de su presencia en otras
zonas relativamente cercanas, como el Pico del Lobo (1170 BP) pero no son tan antiguos
como en Pelagallinas. Estos nuevos datos permiten cambiar, al menos en parte, la
hipótesis postulada por COSTA (1990) sobre una reciente expansión del haya en los
últimos 1000 años hasta las actuales manifestaciones de hayas en el macizo de Ayllón, en
el Sistema Central.

Los cambios apreciados en la vegetación de la Sierra de Ayllón en los últimos 4000


años parecen estar asociados con la existencia de incendios forestales, probablemente de
origen antrópico. La influencia del hombre se ha intensificado desde 2500 BP a través de
la destrucción de los bosques como resultado de un largo e intenso periodo de explotación
de los pastos. La trashumancia del ganado ha tenido una influencia muy importante en el
paisaje de esta zona hasta hace unas décadas. Este es el motivo de la existencia de amplias
extensiones de matorrales en el paisaje. En el periodo entre 1950 y 1965, se llevó a cabo
un gran programa de reforestación en la zona, principalmente con Pinus sylvestris.
Recientemente, las observaciones sugieren que en algunos lugares la regeneración de
hayas progresa bajo la protección de estas reforestaciones de pinos.
En lo que respecta a los hayedos, el componente de Tejera Negra y el de Montejo
son muy diferentes e incluso contrapuestos en lo que respecta a sus condiciones
ecológicas y a la influencia humana a lo largo del tiempo. Tejera Negra tiene un pasado
condicionado por su historia de ser una propiedad privada. En las pendientes más suaves,
se llevó́ a cabo una extracción intensiva del carbón, en un sistema de bosquecillo, con
especial intensidad entre 1850 y 1950. Las formaciones a elevadas alturas y las estrechas
zonas cercanas al río no se han explotado y conservan su naturalidad.
Por el contrario, el hayedo de Montejo de la Sierra, a altitudes más bajas, era un
bosque abierto medieval (dehesa) con grandes árboles descopados. Continuó siendo un
bosque de pasto hasta el siglo XX. En 1960 se retiró́ el ganado y comenzó́ un proceso
rápido que continúa en curso durante el cual se instalaron hayedos jóvenes alrededor de
los árboles maduros (robles, hayas y robles mediterráneos). Las últimas talas comerciales
de árboles en Montejo de la Sierra se produjeron en 1951 (100 árboles) y 1959 (350
árboles). Poco después, este componente fue proclamado reserva.

14
Actualmente, uno de los principales puntos de referencia para el uso del turismo
verde en la zona es el hayedo de Montejo de la Sierra, pero también puede verse uso
recreativo en Tejera Negra.

3.1.2. Estado de conservación actual y evolución potencial.


Dado que el pastoreo se excluyó del hayedo de Montejo de la Sierra, empezaron a
producirse rápidos cambios: una nueva generación de hayedos rellenó los huecos y una
gran cantidad de árboles maduros comenzaron a secarse, bien de pie o arrojados por el
viento. Este proceso lleva a un bosque más natural con importantes cantidades de madera
muerta y una estructura más heterogénea. En Tejera Negra, se produjeron importantes
cambios en los hayedos de un modo similar: la falta de explotación lleva a la
renaturalización de las estructuras forestales de bosquecillos. En cualquier caso, en el
componente seleccionado de Tejera Negra, la influencia humana fue menor y las
dinámicas se ven conducidas por menos alteraciones naturales que en el hayedo de
Montejo de la Sierra, manteniendo la renovación del bosque a través de la mortalidad de
árboles individuales.

El cambio climático es uno de los factores de riesgo más importantes: en los últimos
años, el estrés hídrico ha llevado a un aumento de las tasas de mortalidad de las hayas,
especialmente en los árboles maduros, en zonas con poco suelo (pendientes rocosas) y en
los bordes externos de las formaciones de hayas de rivera.

Actualmente, las partes integrantes se encuentran en buen estatus de conservación.


Como puede observarse en los datos del Inventario Forestal, las clases de hayas con el
menor diámetro (regeneradas) tienen una gran vitalidad y fuerza. La estructura es
heterogénea, con la presencia de árboles grandes y viejos (hayas, robles y robles
mediterráneos) que proporcionan una gran cantidad de microhábitats de rica
biodiversidad, adaptada a las condiciones nemorales del bosque caducifolio. Los
volúmenes de madera muerta son similares a los característicos de un bosque maduro.
Las dinámicas naturales propias de ambas zonas funcionan de forma adecuada.
Asimismo, en la parte integrante de Montejo de la Sierra existe una interesante mezcla de
especies de árboles. Las zonas superiores de la parte integrante de Tejera Negra nunca se
han explotado para obtener madera y muestran un patrón de krummholz. A pesar de estar
rodeados por un entorno de clima mediterráneo, y a pesar de la gran distancia existente
hasta el siguiente hayedo (el sistema ibérico y la cordillera cantábrica), el ecosistema de
hayedos mantiene sus características básicas como relicta.

Dado que no se han producido fuertes alteraciones, en el futuro, las hayas deberían
desplazar lentamente a los robles para convertirse en las especies dominantes de un
bosque maduro. No obstante, si se confirman las tendencias del cambio climático, este
patrón de sucesión podría cambiar. Las temperaturas más elevadas y unas sequías más
intensas y prolongadas intensificarían los fenómenos de competición, lo que podría causar

15
una aceleración de la muerte de los árboles más grandes y antiguos. Parece lógico que un
aumento de la aridez favorecerá la expansión de las especies más tolerantes a la sequía.
Sin embargo, se esperan otros efectos esperados del cambio climático: el aumento de la
temperatura en la primavera podría favorecer la fotosíntesis y también reduce los daños
por las heladas tardías a las hayas y los robles (Quercus petraea). El aumento de la
concentración de CO2 en el aire podría fomentar el crecimiento de árboles y mejorar la
resistencia a la sequía. Todas estas cuestiones hacen que resulte muy interesante
supervisar los hayedos para obtener información sobre la adaptabilidad de las especies a
cambios en un futuro escenario de incertidumbre.

3.1.3. Medidas de protección.


El componente seleccionado Tejera Negra es parte de la zona de la Reserva (UICN
de categoría I-B) dentro del Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara (categoría V de
la UICN), también declarado como zona Natura 2000 (ES0000164, "Sierra de Ayllon").
El componente seleccionado Montejo de la Sierra es parte de la zona central (UICN
categoría I-B) en la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón, también declarada Paraje
Natural de Interés Nacional y zona Natura 2000 (ES3110002, "Cuenca del río Lozoya y
Sierra Norte").

Tejera Negra y Montejo de la Sierra fueron declarados Sitios Naturales de Interés


Nacional en 1974. El componente Tejera Negra se encuentra en el núcleo de la reserva
de un Parque Natural establecido en 1978. Los componentes están declarados como
núcleos de protección estricta de Reservas de la Biosfera (no intervención). La zona de
amortiguamiento se halla en la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera con
gestión regulada.

3.2. Hayedos de Navarra.


3.2.1. Evolución histórica.
La expansión y el desarrollo de las hayas en esta región se produce en los bosques
de robles, que hasta entonces habían constituido la vegetación dominante. En este
contexto, la serie de polen (CAROZZA, 2005) muestra un claro aumento en la actividad
pastoral entre 4100 y 3700 BP. Se considera que el uso del fuego por el hombre primitivo
liberó grandes zonas de tierra para la futura colonización por parte del haya, una especie
que se comporta como colonizadora en las zonas adecuadas.
Poco se sabe sobre esta zona montañosa hasta el siglo XVII. En aquel tiempo, los
territorios elevados del macizo de Irati pertenecían a Francia. El bosque de La Cuestión,
donde se encuentra el bien de Lizardoia, fue objeto de disputas, incluyendo escaramuzas
armadas, entre España y Francia durante un largo periodo. Finalmente, en 1856, el
Tratado Internacional sobre Fronteras se lo asignó a España. Tras ese momento, comenzó́
un largo proceso judicial entre el Estado Español y el Valle de Salazar para determinar a

16
quién le correspondía el bien. Esto implicó que, mientras otras partes del gran macizo de
Irati comenzaron a explotarse, principalmente extrayendo madera por flotación a través
del río, la explotación del bosque de La Cuestión se retrasó́ .

Finalmente, en 1960, el gestor forestal decidió́ que una pequeña parte de este bosque
de hayas y pinos debería retenerse como Reserva, a la que denominó la «catedral de la
naturaleza». En 1986, esta pequeña parte de hayedo intacto comenzó́ a protegerse
legalmente como Reserva Estricta. La parte integrante de Aztaparreta se encuentra en una
zona tan remota e inaccesible que nunca fue posible explotarla. También está protegida
como Reserva Estricta desde 1986.

La especie arbórea dominante en la parte integrante (Fagus sylvatica y Abies alba,


ambas que se perpetúan a sí mismas, dando sombra a especies tolerantes) son objeto de
dinámica de muerte de árboles individuales. La presencia de especies pioneras como
Sorbus aucuparia o Ulmus glabra puede estar relacionada con la apertura periódica de
los doseles por la caída de pequeños grupos de árboles dominantes, causada por el viento.
En el collado de Aztaparreta, un joven rodal de una hectárea con elevado volumen de
madera muerta en el suelo podría ser atribuible a una importante tormenta del sur que
ocurrió́ en 1980. Pero, en general, los huecos en el dosel tienen un tamaño más pequeño
(entre 200 y 600 metros cuadrados). Ambos componentes han permanecido sin gestionar,
por lo que todas las fases silvogenéticas están presentes en un mosaico de piezas
pequeñas.

3.2.2. Estado de conservación actual y evolución potencial.


Las partes integrantes se encuentran actualmente en un excelente estatus de
conservación. La dinámica natural está garantizada y la estructura general de los bosques
favorece este objetivo. Ambas partes integrantes se encuentran cubiertas por hayedos y
abetales con diferentes grados de dominio de las hayas. Se piensa que la relación de
competencia de las dos especies es un ciclo en el que el dominio de una de ellas está
seguido por una fase de dominio de la otra.

En Atzaparreta, son características las tasas elevadas de madera muerta y fases de


madurez, así como una buena dinámica de regeneración con frecuentes brechas en las que
se produce la regeneración natural. El sitio nunca se ha sometido a tala, por lo que la
dinámica natural continúa sin romperse.

El sitio de Lizardoia tiene 20 ha de bosque que nunca se han talado. Aunque el resto
de bosques de la zona se talaron por primera vez en los años 50, los gestores forestales
decidieron no talar esa zona de 20 ha, lo que hizo posible mantener su estado virgen. El
resto de la parte integrante permanece en buenas condiciones y conserva la diversidad de
las especies vegetales y animales del ecosistema.

17
En lo que respecta a la zona de amortiguamiento, existen tres ZEC con su propio
Plan de Gestión, en las que se identifican diferentes valores naturales. Estos valores
naturales tienen sus propias medidas protectoras y acciones de mejora que garantizan su
resistencia y desarrollo en el sistema. El hecho hace que la zona de amortiguamiento sea
adecuada para proteger ambas zonas, ya que garantiza un entorno adecuado para la
continuación de la dinámica natural de las zonas.

En las Reservas Integrales (estrictas) se excluye cualquier tipo de intervención


humana y se espera un desarrollo natural del hábitat. Las tendencias de desarrollo natural
de los hayedos mixtos en ambas partes serán guiadas por los procesos de regeneración
natural, a través de la caída de árboles por el viento, la nieve, el envejecimiento u otras
fuerzas tanto bióticas como abióticas. Todavía no hay estudios específicos sobre la
dinámica forestal de la zona, pero se ha establecido un programa de supervisión en los
planes de gestión de las ZEC para garantizar que se alcanzan diferentes objetivos de
conservación.

3.2.3.Medidas de protección.
Ambos sitios son Reservas Integrales, un tipo de conservación regional equivalente
a la categoría Ia de la UICN. Lizardoia y Aztaparreta fueron declaradas Reserva Integral
a la vez, en 1987. La zona de amortiguamiento consiste en tres ZEC: Roncesvalles-Selva
de Irati, Larra-Aztaparreta y Larrondo-Lakartxela, las tres declaradas en 2011.

Las medidas provistas para la protección de los componentes seleccionados están


prescritas/determinadas por ley (Ley Foral 9/1996), relacionada con la gestión de las
Reservas Integrales de Lizardoia y Aztaparreta. Concretamente, esta ley establece la
prohibición de todo tipo de actividades en las Reservas Integrales, a excepción de las
actividades con fines científicos o educativos, que sí pueden obtener un permiso. Se
prohíbe igualmente la construcción y habilitación de infraestructuras (salvo las vinculadas
a la investigación o de utilidad pública), y tampoco está permitida la instalación de
publicidad a menos de 500 metros. No se consideran necesarias más medidas de
conservación en los componentes, ya que estas áreas se consideran «bosques maduros en
evolución natural, sin intervención humana».

El cumplimiento con todas las disposiciones de esta ley se garantiza mediante la


supervisión y vigilancia por parte de guardas forestales y técnicos de la Agencia para la
Conservación de la Biodiversidad (Gobierno de Navarra).

En la zona de amortiguamiento, se consideran una serie de opciones de gestión,


desde reservas sin actividad humana a áreas con una gestión forestal sostenible, siempre
teniendo en cuenta los objetivos de conservación de la naturaleza, ya que la totalidad del
área está declarada legalmente como ACE (Natura 2000 Área de Conservación Especial).

18
3.3. Hayedos de Picos de Europa.
3.3.1. Evolución histórica.
Según el análisis de polen realizado en el Lago Enol (MORENO et al. 2011), tras
4650 BP se puede observar una pequeña disminución de los porcentajes arbóreos en la
zona incluida en el Parque Nacional. Resulta especialmente significativa la disminución
de Pinus sp., Corylus y de Quercus, caducifolios, acentuada tras 2700 BP. La
desaparición observada de Pinus en el Holoceno tardío estuvo mediada probablemente
por factores antropogénicos. En contraste, los porcentajes aumentaron para otros taxones
incluyendo Alnus, Castanea y Fagus, y también se produjeron aumentos en las
formaciones de arbustos.
Estos cambios podrían haber estado relacionados con el inicio de la actividad
humana en la zona, con la limpieza para el pasto que tuvo como resultado un paisaje más
abierto, y se sugiere que haya ocurrido en la Edad de Bronce tardía y el principio de la
Edad de Hierro. El aumento en el porcentaje relativo de Castanea y la aparición de
Juglans parece ser también indicativo del impacto humano. Además, el desarrollo de los
bosques de Fagus es posible que se haya visto favorecido por las alteraciones humanas
en la zona. Aunque el efecto del clima no se puede excluir, las evidencias señalan un
mayor impacto humano que cambió la estructura forestal tras 4650 cal. BP.

En la zona existieron varios asentamientos humanos desde la Edad del Bronce, y


todos ellos utilizaban los bosques como fuente de energía o los quemaban para que se
convirtieran en pastizales. Únicamente se respetaron los bosques menos accesibles, que
permanecieron sin alterar: este parece ser el caso de las dos partes integrantes.
En 1918, se declaró́ el Parque Nacional de Covadonga, en cuya zona se incluyó́ la
parte integrante de Canal de Asotín. Hasta 1980, la tala estaba permitida en la totalidad
del Parque Nacional. Desde entonces, la única explotación de madera permitida es la
extracción de leña limitada a los vecinos. La extracción de leña se realiza por suaves
raleos sin casi ningún impacto. En 1995, el Parque Nacional de Covadonga se amplió́ y
se renombró «Parque Nacional de los Picos de Europa», abarcando una superficie mayor,
en la que se incluyó́ Cuesta Fría. En lo relativo a la influencia humana en las partes
integrantes, debido a su inaccesibilidad, nunca se han talado. En raras ocasiones, algunas
cabras pastaron en la parte integrante de Asotín.
Actualmente, el hayedo sufre la mortalidad de árboles individuales y una dinámica
de huecos a pequeña escala. En general, los huecos en el dosel son pequeños, de entre
200 y 500 metros cuadrados. A través del análisis de los anillos, es posible apreciar el
proceso de autoperpetuación en las hayas como especies tolerantes de la sobra,
soportando múltiples periodos de supresión y liberación. La presencia de especies
pioneras como la Betula celtibérica en Cuesta Fría está relacionada con diferentes
condiciones del suelo (sustrato acídico) más que con una alteración importante.

19
3.3.2.Estado de conservación actual y evolución potencial.
Hoy en día, las partes integrantes se encuentran en buen estatus de conservación.
En Cuesta Fría, la estructura de bosque nativo se mantiene por la dinámica naturales. Esto
provoca elevadas tasas de madera muerta y frecuentes brechas en las que se produce la
regeneración. La parte integrante de Canal de Asotin presenta un bosque maduro
equilibrado y una vigorosa regeneración asentada en espacios abiertos previos (límite del
bosque superior y corredores de avalancha). Una rica comunidad faunística con algunas
especies emblemáticas demuestra el buen estatus de conservación de estos bosques.

En sus partes integrantes se excluye cualquier intervención humana. A día de hoy,


las futuras tendencias de ambos sitios son desconocidas, lo único seguro es que estos
cambios se producirán en un marco de dinámica natural. Las tendencias naturales en los
hayedos de los sitios son los procesos de regeneración natural, determinados por la caída
de árboles debido al viento, la nieve, el envejecimiento y toras fuerzas tanto bióticas como
abióticas.

3.3.3. Medidas de protección.

El Parque Nacional de los Picos de Europa fue clasificado como de categoría II de


conformidad con los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la
naturaleza (UICN). La presencia humana se limita a visitas turísticas en rutas de
senderismo propuestas en el Canal de Asotín (en Cuesta Fría no hay senderos
establecidos) y la investigación científica.

Este componente está protegido como Parque Nacional y como Reserva de la


Biosfera. Desde 2011, los organismos de gestión del Parque Nacional son: la
administración de gestión, el comité́ técnico, el director de vigilancia y los codirectores
designados para cada uno de los gobiernos regionales.
El organismo de gestión es el principal organismo encargado de la toma de
decisiones. Está compuesto por el consejero de cada una de las Comunidades Autónomas
que comparten el Parque Nacional; además, se puede designar otro representante para
cada Comunidad Autónoma. El comité́ técnico es el organismo de coordinación técnica
del Parque, compuesto por el director de vigilancia y un técnico forestal para cada una de
las Comunidades Autónomas que comparten el Parque Nacional. La gestión del Parque
es responsabilidad de los tres codirectores o técnicos forestales y, con carácter rotatorio,
cada uno ejerce de director de vigilancia.

20
IV. LEGISLACIÓN

4. Estudio de la normativa actual.


El Paisaje Cultural en el Estado español está regido por normas internacionales,
nacionales, autonómicas y, en algunos casos, locales. Se va a efectuar un repaso sobre la
normativa patrimonial que afecta actualmente a los hayedos primigenios.

4.1. Contexto internacional

4.1.1. UNESCO
El principal organismo para la gestión los bienes culturales es, por encima de los propios
Estados o las Comunidades Autónomas, la UNESCO. La UNESCO es la rama de la ONU
especializada en la educación, la ciencia y la cultura. Encuentra sus orígenes en la Carta
de Atenas de 1931 y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Se estructura a
partir de múltiples comités consultivos, comisiones internacionales y consejos
intergubernamentales, a lo que hay que añadir centros, escuelas, ONGs y asociaciones
que forman parte o colaboran con ella. Actualmente forman parte de UNESCO 180
Estados de todo el mundo (de los 195 Estados con reconocimiento internacional general)

A pesar de que no trata en exclusiva el Patrimonio Cultural (si bien hoy es la entidad
promotora de su protección internacional), este tema está ya presente desde su fundación:
en su Constitución se indica que ayudará a la conservación, al progreso y a la difusión
del saber, velando por la conservación y protección del patrimonio universal de libros,
obras de arte y monumentos de interés histórico o científicoi. La UNESCO es la
organización responsable de la redacción de los documentos que se resumirán a
continuación, fundamentales para la definición y la gestión de los Paisajes Culturales. Su
puesta en marcha queda en manos de los Estados que los ratifiquen.

Desde el punto de vista cronológico, una de las primeras iniciativas firmes para el estudio
de los paisajes culturales fue la Recomendación relativa a la Protección de la Belleza
y el Carácter de los Lugares y Paisajesii, firmada por UNESCO el 11 de diciembre de
1962. Su objetivo era proponer medidas conducentes a proteger algunos de los espacios
naturales y culturales que hasta ese momento no habían recibido la atención necesaria,
comenzando por su definición:

I.DEFINICIÓN
1. A los efectos de la presente recomendación, se entiende por protección de la belleza
y el carácter de los lugares y paisajes, la preservación y, cuando sea posible, la
restitución del aspecto de los lugares y paisajes naturales, rurales o urbanos debidos a
la naturaleza o a la mano del hombre que ofrecen un interés cultural o estético o que
constituyen medios naturales característicos.
2. Las disposiciones de la presente recomendación tienen además por objeto completar
las medidas de protección de la naturaleza.
21
Además, dedica su tercer apartado a la propuesta de medidas de protección, relativamente
sencillas pero que están en la base de las estrategias de salvaguarda que se han empleado
en los años sucesivos.

III. MEDIDAS DE PROTECCIÓN


12. La protección de los lugares y paisajes se ha de lograr recurriendo a los métodos
siguientes:
a. El control general de las autoridades competentes;
b. La imposición de servidumbres en los planes de urbanización y en los planes de
ordenación en todos los ámbitos: regionales, rurales y urbanos;
c. La clasificación “por zonas” de los paisajes extensos;
d. La clasificación de lugares de interés aislados;
e. La creación y conservación de reservas naturales y parques nacionales;
f. La adquisición de lugares de interés, por las colectividades públicas.

Diez años después, la UNESCO finalizó la redacción del texto más utilizado en el ámbito
de la protección internacional del Patrimonio Cultural: la Convención para la
protección del Patrimonio mundial, cultural y naturaliii, de 1972 (que España firmó
en 1982). Este texto presenta así el Patrimonio Cultural y el Patrimonio Natural en su
primero y segundo artículo:

A los efectos de la presente Convención se considerará "patrimonio cultural":

- los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales,


elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de
elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la
historia, del arte o de la ciencia,

- los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad


e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista
de la historia, del arte o de la ciencia,

- los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza, así como
las zonas, incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor universal excepcional
desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico.

A los efectos de la presente Convención se considerarán "patrimonio natural":

- los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por


grupos de esas formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el punto de
vista estético o científico,

- las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que


constituyan el hábitat de especies, animal y vegetal, amenazadas, que tengan un valor
universal excepcional desde el punto de vista estético o científico,
22
- los lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que tengan un
valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación o de
la belleza natural,

No aparece en estas definiciones claramente determinado qué se puede considerar Paisaje


Cultural. Fueron las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del
Patrimonio Mundial, elaboradas por el Comité Intergubernamental de protección del
Patrimonio Mundial cultural y natural quienes vinieron a detallar ese término. Así, según
indica el párrafo 47:

Los paisajes culturales son bienes culturales y representan las “obras conjuntas del
hombre y la naturaleza” citadas en el Artículo 1 de la Convención. Ilustran la evolución
de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por las
limitaciones y/o oportunidades físicas que presenta su entorno natural y por las sucesivas
fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto externas como internas.

Años después se consideró la categoría de “patrimonio mixto cultural y natural”, en la


que se incluyen aquellos bienes que responden parcial o totalmente a las definiciones de
patrimonio cultural y patrimonio natural que figuran en los artículos 1 y 2 de esa
Convención (Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO, 2005).

Estos Paisajes, cuando son declarados Patrimonio Mundial, contienen un Valor Universal
Excepcional, que queda también determinado en las Directrices Prácticas:

Valor Universal Excepcional significa una importancia cultural y/o natural tan
extraordinaria que trasciende las fronteras nacionales y cobra importancia para las
generaciones presentes y venideras de toda la humanidad. Por lo tanto, la protección
permanente de este patrimonio es de capital importancia para el conjunto de la
comunidad internacional. El Comité define los criterios de inscripción de los bienes en
la Lista del Patrimonio Mundial:

(i) representar una obra maestra del genio creador humano;

(ii) atestiguar un intercambio de valores humanos considerable, durante un periodo


concreto o en un área cultural del mundo determinada, en los ámbitos de la arquitectura
o la tecnología, las artes monumentales, la planificación urbana o la creación de
paisajes;

(iii) aportar un testimonio único, o al menos excepcional, sobre una tradición cultural o
una civilización viva o desaparecida;

(iv) ser un ejemplo eminentemente representativo de un tipo de construcción o de


conjunto arquitectónico o tecnológico, o de paisaje que ilustre uno o varios periodos
significativos de la historia humana;

23
(v) ser un ejemplo destacado de formas tradicionales de asentamiento humano o de
utilización de la tierra o del mar, representativas de una cultura (o de varias culturas), o
de interacción del hombre con el medio, sobre todo cuando éste se ha vuelto vulnerable
debido al impacto provocado por cambios irreversibles;

(vi) estar directa o materialmente asociado con acontecimientos o tradiciones vivas,


ideas, creencias u obras artísticas y literarias que tengan una importancia universal
excepcional. (El Comité considera que este criterio debería utilizarse preferentemente de
modo conjunto con los otros criterios);

(vii) representar fenómenos naturales o áreas de belleza natural e importancia estética


excepcionales;

(viii) ser ejemplos eminentemente representativos de las grandes fases de la historia de


la tierra, incluido el testimonio de la vida, de procesos geológicos en curso en la
evolución de las formas terrestres o de elementos geomórficos o fisiográficos
significativos;

(ix) ser ejemplos eminentemente representativos de procesos ecológicos y biológicos en


curso en la evolución y el desarrollo de los ecosistemas terrestres, acuáticos, costeros y
marinos y las comunidades de vegetales y animales terrestres, acuáticos, costeros y
marinos;

(x) contener los hábitats naturales más representativos y más importantes para la
conservación in situ de la diversidad biológica, comprendidos aquellos en los que
sobreviven especies amenazadas que tienen un Valor Universal Excepcional

Además, con la Convención de 1972 se crea el Comité Intergubernamental de Protección


del Patrimonio Cultural y Natural de Valor Universal Excepcional, al que se denomina
Comité del Patrimonio Mundial; y se crea un Fondo para la Protección del Patrimonio
Cultural y Natural Mundial de Valor Universal Excepcional, conocido como Fondo del
Patrimonio Mundial.

En una sociedad materialista, la inclusión de los valores intrínsecos a los objetos, la


incorporación de los procesos al resultado final ha supuesto un acercamiento entre el
concepto antropológico de Cultura y el de Patrimonio Cultural. La incorporación de la
dimensión intangible ha permitido facilitar la evocación de los procesos históricos en los
que se han gestado los bienes y comprender la significación social de los mismos

Tanto el Patrimonio Tangible como el Intangible componen el Patrimonio Cultural de


cada grupo social. Se construyen históricamente, como resultado de las interacciones
sociales, y otorgan especial sentido de pertenencia e identidad a la sociedad que los
originó.

24
La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de Parísiv
(17 de octubre de 2003, ratificada por España en el año 2006), define el PCI como:

Se considera Patrimonio Cultural Inmaterial los usos, representaciones, expresiones,


conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios
culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos
los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este
patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es
recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su
interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y
continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la
creatividad humana.

Las actividades y expresiones colectivas consideradas Patrimonio Cultural Inmaterial


están dotadas de un sentido compartido plasmado en conocimientos o creencias
específicos que se han ido elaborando en función del entorno particular, en interacción
con la naturaleza y la historia y que infunden un sentimiento de identidad y continuidad;
la permanencia y la vitalidad de dicho Patrimonio contribuye a promover el respeto de la
diversidad cultural y la creatividad humana. Estas acciones y expresiones, relacionadas
entre sí, deben ser compatibles con los instrumentos internacionales que protegen los
Derechos Humanos y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e
individuos y los principios de desarrollo sostenible. En este sentido, la vinculación de la
dimensión inmaterial y la material de los bienes culturales, y muy especialmente de los
paisajes culturales, es estrecha e indisociable.

4.1.2. ICOMOS
El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, también conocido como ICOMOS (de
sus siglas en inglés International Council on Monuments and Sites) es una asociación
dependiente de UNESCO con sede en París, creada a partir de la Carta de Venecia v de
1964. La última letra del nombre, correspondiente a la palabra ‘Sites’, es la que vincula a
ICOMOS con el Paisaje: esta responsabilidad ha quedado patente en algunas de sus
numerosas publicaciones, como de la Declaración de San Antonio (1996), la Declaración
de Xi'an sobre el entorno de las estructuras, sitios y áreas patrimoniales (2005) o la
Declaración de Quebec sobre el espíritu del lugar (2008). De manera muy especial, la
Carta de Burra o Carta de para la Conservación de Sitios de Significación Culturalvi
presenta los criterios de ICOMOS en lo relativo a la protección del Paisaje:

Principios de Conservación

Artículo 2º La meta de la conservación es de mantener el valor cultural de un lugar, y


debe incluir medidas para su seguridad, su mantenimiento, y su futuro.

25
Artículo 3º La conservación se basa en el respeto por el tejido histórico existente y debe
significar la mínima intervención física. Tampoco debe distorsionar la evidencia que
posea el tejido histórico.

Artículo 4º La conservación debe hacer uso de todas las disciplinas que puedan
contribuir al estudio y la salvaguardia de un lugar. Las técnicas que se empleen deben
ser tradicionales, pero bajo ciertas circunstancias, pueden ser modernas, si es que éstas
tienen una sólida base científica y se apoyan en una experiencia amplia.

Artículo 5º La conservación de un lugar debe tomar en cuenta todos los aspectos de su


valor cultural, sin poner énfasis injustificado sobre ningún aspecto a expensas de otro.

Artículo 6º La política de conservación que sea propia para un lugar se determinará


primeramente a través de un entendimiento de su valor cultural.

Artículo 7º La política de conservación determinará cuales usos son compatibles.

Artículo 8º La conservación exige el mantenimiento de un marco visual apropiado, por


ejemplo, la forma, la escala, el color, la textura y los materiales. No se debe permitir
ninguna nueva construcción, demolición o cambio que tenga un efecto adverso sobre el
marco o entorno.

Artículo 9º Un edificio u obra debe permanecer en su ubicación histórica. Es inaceptable


el mover o mudar todo o parte de un edificio u obra, a menos que ello sea el único método
de asegurar su sobrevivencia.

Artículo 10º Es inaceptable el retirar el contenido que forma parte del valor cultural de
un lugar, a menos que ello constituya la única manera de lograr su seguridad y
preservación. Tal contenido deberá ser devuelto a su sitio si un cambio de circunstancia
lo hiciere práctico.

4.2. Contexto europeo


El Convenio Europeo del Paisajevii

El Convenio Europeo del Paisaje (Florencia, 20 de octubre de 2000) es probablemente la


herramienta más importante para la gestión de estos bienes culturales y también la más
influyente en las legislaciones de los Estados europeos. Su objetivo no es
conservacionista ni compartimentador, sino que pretende gestionar de manera holística
los Paisajes vinculándolos con la sociedad que los vive.

A los efectos del presente Convenio: a) por «paisaje» se entenderá cualquier parte del
territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y
la interacción de factores naturales y/o humanos;

Artículo 3 Objetivos

26
El presente Convenio tiene por objetivo promover la protección, gestión y ordenación de
los paisajes, así como organizar la cooperación europea en ese campo.

Artículo 6 Medidas específicas

A) Sensibilización. Cada Parte se compromete a incrementar la sensibilización de la


sociedad civil, las organizaciones privadas y las autoridades públicas respecto del valor
de los paisajes, su papel y su transformación.

B) Formación y educación.

Cada Parte se compromete a promover: a) la formación de especialistas en la valoración


de los paisajes e intervención en los mismos;

b) programas pluridisciplinares de formación en política, protección, gestión y


ordenación de paisajes con destino a los profesionales de los sectores privado y público
y a las asociaciones interesadas; c) cursos escolares y universitarios que, en las
disciplinas correspondientes, aborden los valores relacionados con los paisajes y las
cuestiones relativas a su protección, gestión y ordenación.

C) Identificación y calificación.

1. Con la participación activa de las Partes interesadas, de conformidad con el artículo


5.c) y con vistas a profundizar en el conocimiento de sus paisajes, cada Parte se
compromete: a) i) a identificar sus propios paisajes en todo su territorio;

ii) a analizar sus características y las fuerzas y presiones que los transforman; iii) a
realizar el seguimiento de sus transformaciones;

b) a calificar los paisajes así definidos, teniendo en cuenta los valores particulares que
les atribuyen las Partes y la población interesadas; 2. Los procedimientos de
identificación y calificación estarán guiados por los intercambios de experiencia y
metodología, organizados entre las Partes a nivel europeo con arreglo al artículo 8. D)
Objetivos de calidad paisajística.

Cada Parte se compromete a definir los objetivos de calidad paisajística para los
paisajes identificados y calificados, previa consulta al público, de conformidad con el
artículo 5.c).

E) Aplicación.

Para aplicar las políticas en materia de paisajes, cada Parte se compromete a establecer
instrumentos de intervención destinados a la protección, gestión y/u ordenación del
paisaje.

27
El Convenio Europeo del Paisaje entró en vigor en Europa el 1 de marzo de 2004 y fue
ratificado por España el 26 de noviembre de 2007 entrando en vigor en nuestro país el 1
de marzo de 2008.

Por su parte, una de las iniciativas más populares del Consejo de Europa en relación con
el Patrimonio Cultural son las Jornadas Europeas de Patrimonioviii, una iniciativa
conjunta del Consejo de Europa y la Comisión Europea. Cada año se organizan decenas
de miles de eventos (por parte de organismos públicos y de asociaciones ciudadanas) en
los 50 países que han ratificado el Convenio Cultural Europeo para promover la difusión
y la promoción de nuestros bienes culturales. El año 2017, el lema de las Jornadas fue "El
patrimonio y la naturaleza: un paisaje de posibilidades". Con esa edición se pretendió
presentar la vinculación entre naturaleza y ciudadanía y la relación que ambos demuestran
a través de las formas de vida y el desarrollo.

4.3. Ámbito estatal.


El Estado español fue pionero en la valoración y gestión de los Paisajes Culturales, como
demuestra el Real Decreto-Ley del 1 de agosto de 1926 ix, que incluía como bienes
integrantes del Tesoro Artístico Nacional las edificaciones o conjuntos de ellas, sitios o
lugares de reconocida y peculiar belleza cuya protección y conservación sean necesarias
para mantener el aspecto típico, artístico o pintoresco característico de España.

Tal es la importancia del Paisaje en la configuración de la idea de Estado que la propia la


Constitución de la Republica de 1931x incluye este concepto en su Capítulo II: El
Estado protegerá también los lugares (paisajes) notables por su belleza natural o por su
reconocido valor estético e histórico.

La Ley de 13 de mayo de 1933, sobre defensa, conservación y acrecentamiento del


Patrimonio Histórico - Artístico Nacionalxi indica en su artículo 3 que Compete a la
Dirección, general de Bellas Artes cuanto atañe a la defensa, conservación y
acrecentamiento del patrimonio histórico-artístico nacional. Para lo cual cuidarán de la
inclusión en el Catálogo de Monumentos histórico-artísticos de cuantos edificios lo
merezcan, como asimismo de los conjuntos urbanos y de los parajes pintorescos que
deban ser preservados de destrucciones o reformas perjudiciales; de la conservación y
consolidación de los monumentos antiguos por cualquier concepto dependientes del
Estado o puestos bajo su vigilancia; reglamentación limitadora de la salida de España
de objetos histórico-artísticos; de las excavaciones; de la organización e incremento de
los Museos, y de la formación del inventario del Patrimonio histórico-artístico de la
Nación.

La vigente Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español (L.P.H.E.) xii, detalla en su
artículo 15 los Bienes Inmuebles que integran el Patrimonio Cultural de España.

Artículo quince

28
1. Son Monumentos aquellos bienes inmuebles que constituyen realizaciones
arquitectónicas o de ingeniería, u obras de escultura colosal siempre que tengan interés
histórico, artístico, científico o social.

2. Jardín Histórico es el espacio delimitado, producto de la ordenación por el hombre de


elementos naturales, a veces complementado con estructuras de fábrica, y estimado de
interés en función de su origen o pasado histórico o de sus valores estéticos, sensoriales
o botánicos.

3. Conjunto Histórico es la agrupación de bienes inmuebles que forman una unidad de


asentamiento, continua o dispersa, condicionada por una estructura física representativa
de la evolución de una comunidad humana por ser testimonio de su cultura o constituir
un valor de uso y disfrute para la colectividad. Asimismo, es Conjunto Histórico
cualquier núcleo individualizado de inmuebles comprendidos en una unidad superior de
población que reúna esas mismas características y pueda ser claramente delimitado.

4. Sitio Histórico es el lugar o paraje natural vinculado a acontecimientos o recuerdos


del pasado, a tradiciones populares, creaciones culturales o de la naturaleza y a obras
del hombre, que posean valor histórico, etnológico, paleontológico o antropológico.

5. Zona Arqueológica es el lugar o paraje natural donde existen bienes muebles o


inmuebles susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o no
extraídos y tanto si se encuentran en la superficie, en el subsuelo o bajo las aguas
territoriales españolas.

El Paisaje Cultural podría encajarse en el cuarto apartado; sin embargo, hoy en día la Ley
16/1985 no recoge explícitamente el término paisaje, ausencia que, por ejemplo, en el
caso del Patrimonio Cultural Inmaterial (que partía de la misma indefinición) se ha
resuelto generando una ley específica, la Ley 10/2015, de 26 de mayo, para la
salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial xiii. En esta Ley estatal sí se incluye
de manera expresa el término paisaje, en el artículo 2:

Artículo 2. Concepto de patrimonio cultural inmaterial.

Tendrán la consideración de bienes del patrimonio cultural inmaterial los usos,


representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos
y en algunos casos los individuos, reconozcan como parte integrante de su patrimonio
cultural, y en particular:

a) Tradiciones y expresiones orales, incluidas las modalidades y particularidades


lingüísticas como vehículo del patrimonio cultural inmaterial; así como la toponimia
tradicional como instrumento para la concreción de la denominación geográfica de los
territorios;

b) artes del espectáculo;


29
c) usos sociales, rituales y actos festivos;

d) conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo;

e) técnicas artesanales tradicionales;

f) gastronomía, elaboraciones culinarias y alimentación;

g) aprovechamientos específicos de los paisajes naturales;

h) formas de socialización colectiva y organizaciones;

i) manifestaciones sonoras, música y danza tradicional.

La ausencia de detalle para la gestión de los Paisajes que acusa la Ley 16/1985 queda en
gran parte suplida a través del Plan Nacional de Paisaje Culturalxiv, aprobado por
Consejo de Patrimonio en 2012 y redactado por un conjunto de expertos liderado por
Linarejos Cruz, fruto del compromiso adquirido por España al ratificar el Convenio
Europeo del Paisaje. Los Planes Nacionales, cuyo fundamento legal se encuentra en la
Ley 16/85 y en el RD 565/1985, se presentan como una herramienta de gestión y
coordinación entre la AGE, las CCAA y otras entidades público y privadas, que permite
establecer desde una visión interdisciplinar y de forma consensuada, los criterios,
metodologías y líneas de actuación necesarias para salvaguardar en este caso el Paisaje
Cultural.

Este Plan Nacional define el Paisaje Cultural como el resultado de la interacción en el


tiempo entre el ser humano y el medio natural, cuya expresión es un territorio percibido
y valorado por sus cualidades culturales.

El Plan Nacional, tras una introducción donde queda justificado su desarrollo, se


estructura en 3 bloques principales:

• En el primero, de los Aspectos básicos, la define y caracteriza, y determina los


riesgos que amenazan al paisaje.

• El segundo bloque, Aspectos metodológicos, establece los criterios de


identificación, valoración y selección de los Paisajes de Interés Cultural que se
integrarán en el Plan Nacional, y establece su propia metodología de actuación.

• Define en el tercer bloque las Líneas de actuación que seguirá el Plan Nacional,
abarcado tres áreas: documentación e investigación, incluyendo la elaboración de
catálogos, inventarios, estudios de caracterización y proyectos de investigación;
Formación y Difusión; e Intervenciones, desde la redacción de Planes Directores
y Planes de Gestión a proyectos de intervención y de turismo cultural sostenible.

30
Al igual que el Plan Nacional de Paisajes Culturales, el Estado Español, a través de un
Convenio entre el Ministerio de Medio Ambiente y el Departamento de Geografía de la
Universidad Autónoma de Madrid, implementó otra de las obligaciones adquiridas tras la
ratificación del Convenio Europeo del Paisajes: la elaboración de un Atlas de los Paisajes
españolesxv con la finalidad de identificar, caracterizar y cartografiar los bienes que dan
muestra de la diversidad de parajes españoles.

4.4. Ámbito autonómico.


El Convenio Europeo del Paisaje ha tenido una influencia sustancial en la normativa de
los Estados europeos, y, en el caso de nuestro país, de las Comunidades Autónomas.
Algunas de ellas han elaborado ya normativa específica para la protección del paisaje, así
como catálogos e inventarios en el ámbito de su territorio. Cabe destacar algunas normas,
como la Ley 4/2004, de 30 de junio, de Ordenación del Territorio y Protección del
Paisajexvi de la Comunidad Valenciana, la Ley 8/2005, de 8 de junio, Protección, Gestión
y Ordenación del Paisajexvii de Cataluña o la Ley 7/2008, de 7 de julio, de Protección del
Paisajexviii de Galicia, entre otras.

Además, otras Comunidades Autónomas incluyen el Paisaje Cultural como una expresión
de su Patrimonio Cultural, para la que plantean formas de gestión y planificación
específicas. Entre ellas se encuentran Cantabria (Ley 11/1998, de 13 de octubre, de
Patrimonio Cultural de Cantabriaxix), Navarra (Ley Foral 14/2005, de 22 de noviembre,
del Patrimonio Cultural de Navarraxx), La Rioja (Ley 7/2004, de 18 de octubre, de
Patrimonio Cultural, Histórico y Artístico de La Rioja xxi), la Región de Murcia (Ley
4/2007, de 16 de marzo, de Patrimonio Cultural de la Comunidad Autónoma de la Región
de Murciaxxii), la Comunidad de Madrid (Ley 3/2013, de 18 de junio, de Patrimonio
Histórico de la Comunidad de Madridxxiii) y Galicia, la más reciente y detallada (Ley
5/2016, de 4 de mayo, del patrimonio cultural de Galiciaxxiv).

Las Comunidades Autónomas, así mismo, han desarrollado algunos proyectos de


investigación y gestión de sus Paisajes Culturales, como los mapas y atlas de paisajes
existentes en Andalucía, Madrid, La Rioja o la Comunidad Valenciana, entre otras, así
como la creación del Observatori del Paisatge de Catalunya xxv o la redacción de la
Metodología de estudios del Paisaje de la Comunidad Valencianaxxvi.

4.5. Debilidades y potencialidades.


El Paisaje Cultural en España presenta un amplio repertorio legislativo que permite
atender a sus necesidades de gestión. Especialmente, y aunque no se trata de un
instrumento normativo sino una herramienta de coordinación, la figura del Plan Nacional
de Paisaje Cultural supone un marco de actuación en el que pueden darse sinergias entre
todos los Organismos y Administraciones competentes.

31
V. HAYEDOS DE PICOS DE EUROPA – CUESTA FRÍA Y CANAL DE ASOTÍN.

5. Hayedos de Picos de Europa.


5.1. Organización y carácter del paisaje.

Los hayedos de Cuesta Fría y Canal de Asotín se sitúan dentro del Parque Nacional de
los Picos de Europa. El germen de esta figura de protección se puede encontrar el 22 de
julio de 1918, cuando se declara el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga.
Durante muchos años se solicitó la integración del resto de los Picos de Europa en la Red
de Parques Nacionales, requiriendo la elaboración de un modelo de gestión que asegurase
tanto la conservación de los valores naturales como el desarrollo para sus pobladores.
Finalmente, el 30 de mayo de 1995, las Cortes Generales aprobaron la declaración del
Parque Nacional (Ley 16/1995, de 30 de mayo, de declaración del Parque Nacional de
los Picos de Europa), con una extensión bastante similar a la que conocemos hoy en día.

Picos de Europa también cuenta con la figura de Reserva de la Biosfera, promovida


por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura) a través de su Programa MaB (Man and Biosphere), que aspira a
compatibilizar y conciliar la conservación de la diversidad biológica con el desarrollo
económico de las poblaciones humanas asentadas en los espacios naturales y su entorno
a través de un uso sostenible de los recursos. Esta figura aporta la principal novedad de
proteger, ya no solo los recursos naturales y la diversidad biológica, sino también las
formas de explotación tradicional sostenibles. En realidad, como indica la sede web del
Parque, estas Reservas de la Biosfera ejercen de excepcionales espacios de encuentro
entre las políticas de conservación y de desarrollo rural, así como de magníficos
escenarios para llevar a cabo experiencias de turismo rural y de naturaleza, y para la
producción y comercialización de productos agroalimentarios y artesanales locales. Picos
de Europa obtuvo esta figura de protección en 2003, declarándose una extensión que
coincide, hoy por hoy y pendiente de una inminente ampliación, con la estricta superficie
del Parque Nacional.

Además, la parte leonesa de Picos de Europa también forma parte de la Red Natura
2000 (ES4130003 - Picos de Europa en Castilla y León). Natura 2000 es una red ecológica
europea de áreas de conservación de la biodiversidad. Consta de Zonas Especiales de
Conservación (ZEC) establecidas de acuerdo con la Directiva Hábitat, y de Zonas de
Especial Protección para las Aves (ZEPA), designadas en virtud de la Directiva Aves. Su
finalidad es asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y los tipos de hábitat
en Europa, contribuyendo a detener la pérdida de biodiversidad. Es el principal
instrumento para la conservación de la naturaleza en la Unión Europea.

En suma, aunque para el presente informe nos interese especialmente la vertiente


leonesa del Parque Nacional, lugar donde se encuentran Oseja de Sajambre y Posada de
Valdeón, las características del conjunto de Picos de Europa presentan rasgos

32
homogéneos, tanto en la construcción histórica del paisaje como en su régimen de
explotación actual. A día de hoy, tal y como indica la Memoria Anual del Parque Nacional
(2016), el 96,15% del suelo es público, concretamente municipal, frente a un 3,85%, que
estaría en manos privadas.

En el Parque Nacional tienen gran importancia los caminos por la tradicional


relevancia de la trashumancia, aunque también se encuentran carreteras o pistas
forestales, estructuras viarias que facilitan la accesibilidad. Aunque el ser humano ha ido
modelando el paisaje de Picos de Europa, hay zonas que realmente apenas están
modificadas; de hecho, es el caso de los hayedos declarados Patrimonio de la Humanidad.
Como se comentará posteriormente, las explotaciones ganaderas han configurado su
entorno y sus límites, pero el interior de estos bosques ha permanecido prácticamente
intacto. Canal de Asotín está a unos cincuenta minutos andando desde Cordiñanes, y el
acceso requiere algo de práctica montañera, pues el camino se debe realizar a través de la
conocida como “Senda de la Rienda”, un viejo sendero utilizado antiguamente por
pastores y lugareños y que, hoy en día, es la vía más usada para acceder a la zona de
Collado Jermoso. En cuanto a Cuesta Fría, la forma más fácil de acceder es a través de la
vega de Vegabaño, desde la población de Soto de Sajambre, localidad situada en el valle
de Sajambre.

En la configuración del paisaje de esta zona de Picos de Europa ha tenido especial


relevancia la trashumancia, esa actividad productiva consistente en la migración de los
pastores con sus rebaños desde el sur (Extremadura, la Mancha y Andalucía) en otoño e
invierno hasta el norte en primavera y verano. Aunque su declive se produjo ya a
mediados del siglo XVIII, todavía siguen existiendo ciertos vestigios de actividad
trashumante en nuestro país: como ejemplo se puede citar el desplazamiento de merinas
entre los picos de León y las dehesas extremeñas. La trashumancia configura el paisaje
por la red de caminos que genera (Cañadas Reales, cordeles, veredas y coladas) y por las
infraestructuras que los acompañan, tales como puentes, vados, descansaderos,
contaderos, fuentes, abrevaderos, roperías o edificios en los que se elaboraba el pan,
donde se almacenaban enseres, o que servían de enfermería.

La economía de la región de Picos de Europa se sustentaba en la ganadería y en la


caza, modelo de explotación que ha permanecido hasta día de hoy. Especial relevancia
tiene la ganadería; al encontrarnos en un medio montañoso, la superficie apta para el
cultivo es muy escasa. Por tanto, como indica la Memoria Anual del Parque (2015), los
actuales habitantes de Picos de Europa han sabido adaptar su trabajo a los ciclos de la
naturaleza, aprovechando al máximo la producción de forraje en verano. Es más, a pesar
de la inaccesibilidad de la zona, la vegetación ha sido modificada de forma intensiva por
la explotación humana del territorio a lo largo de la historia. La ganadería, con el fuego
como principal aliado, ha sido la actividad que ha relegado las masas boscosas a
empinadas laderas y ha transformado en verdes prados el fondo de los valles.

33
En los valles de Valdeón y Sajambre predominan los prados, pastizales y las masas
arbóreas, que tapizan preferentemente las laderas de umbría. Sobre esos recursos se ha
construido un paisaje y una economía ganadera perfectamente acorde con el medio
natural. Aún hoy, la base económica de Valdeón y Sajambre continúa siendo ganadera y
pastoril, como lo fue en el pasado, aprovechando de forma escalonada y complementaria
los recursos de la montaña. Se apoya de manera especial en el ganado vacuno (en torno a
900 cabezas en 2015), combinando el aprovechamiento extensivo con la estabulación
invernal y el alimento con heno recogido en los prados. El aprovechamiento de los pastos
de altura era posible gracias a las muchas sendas que recorren la montaña. Los canales,
junto con las traviesas, sedos y jitos, completan una tupida red de comunicación por el
interior del macizo, conectando las principales majadas, fuentes y vegas con los
asentamientos humanos (Cabrero, Martínez y Redondo, 1988).

En cuanto a la actividad cinegética, tal y como indica la propia sede web del Parque
Nacional, se mantiene de forma excepcional en la vertiente leonesa, es decir, en los valles
de Valdeón y Sajambre, y en lo que se refiere al jabalí, en su vertiente cántabra. En
temporada de caza (desde finales de septiembre hasta febrero), los cazadores tienen la
obligación de señalizar los accesos a la zona objeto de actividad cinegética, para advertir
a otros posibles usuarios o senderistas. No obstante, se espera que la caza desaparezca
pronto, ya que se está esperando la cesión de los derechos cinegéticos a los
Ayuntamientos desde la Administración del Estado. Tras dicha adquisición se pasará a
un “régimen de control”, en el que podrán realizarse únicamente actividades de control
poblacional de aquellas especies que alteren el equilibrio poblacional por sobrepoblación
o que supongan un riesgo para personas, ganados o cultivos. Actualmente, se cazan
jabalíes, corzos, ciervos o rebecos.

Las actividades de pesca deportiva o comercial también están prohibidas en el conjunto


del Parque. Sin embargo, en la vertiente meridional sí se permite la modalidad de captura
y suelta, según la regulación anual, al menos mientras que no se uniformice su uso con el
criterio que impera en el resto del Parque y que establece la Ley 30/2014, de 3 de
diciembre, de Parques Nacionales. Se pesca fundamentalmente trucha, pero también
barbo, carpa, lucio, boga y tenca.

Tal y como indicaban Cabrero, Martínez y Redondo (1988), ya a finales de los años
ochenta la agricultura tenía poca importancia en los valles de Valdeón y Sajambre. El
encajamiento de la red fluvial y el carácter abrupto del relieve apenas ofrecen
oportunidades para el desarrollo agrícola; solamente en los fondos de los valles, donde se
ensancha la vaguada y se localizan algunos depósitos fluviales, se desarrollan modestas
labores agrícolas con vistas al autoconsumo que alternan el cultivo de patatas y maíz. Por
otro lado, en los pequeños huertos próximos a las viviendas, se desarrolla un policultivo
de hortalizas, legumbres y algunos árboles frutales. En algunas laderas de solana, aunque
en condiciones mediocres, se sembraban en el pasado algunas tierras de pan que han

34
dejado sus huellas en el paisaje. Actualmente, tras la apertura de las comunicaciones y la
mejora de las formas de abastecimiento, la siembra de cereales carece de sentido
económico, ampliándose, en cambio, los cultivos forrajeros y pasando las tierras
abandonadas a ocupar la mayor parte de las áreas de prado, en función de la progresiva
especialización ganadera.

El bosque típico de Picos de Europa es el hayedo. Además de Cuesta Fría o Canal de


Asotín, podemos encontrar otros bastante característicos, como son los de Vegabaño y
Panderrueda. La existencia de árboles jóvenes en estas zonas indica la progresiva
recuperación del bosque, evidenciando talas pasadas. Ahora bien, cabe destacar que la
explotación silvícola ha sido tradicionalmente bastante limitada; de hecho, la
construcción de aperos y útiles a partir de las maderas de los bosques se limitaba al
período invernal, una vez se estabulaba el ganado.

En definitiva, la ganadería es la principal actividad que configura el paisaje en la zona


de Valdeón y Sajambre. De hecho, en el paisaje se pueden apreciar también elementos de
cierre del ganado; especialmente característicos son los de piqueta metálica o alambre de
espino, aunque los más tradicionales eran los “cuerres” o cercados de piedra colocada en
forma de mampostería apoyándose en algún elemento natural, como una pequeña cueva
o un muro calizo. Ahora bien, las Memorias del Parque Nacional de Picos de Europa se
plantean como objetivo el desmantelamiento, la señalización y el arreglo de los cierres
ganaderos más agresivos para evitar los daños a la población de urogallos.

5.2. El entorno social de Cuesta Fría y Canal de Asotín.


Los hayedos de Canal de Asotín y Cuesta Fría se encuentran estrictamente en el término
municipal de Posada de Valdeón. No obstante, al pertenecer Oseja de Sajambre a la zona
de amortiguamiento y al poseer ambos municipios unas características históricas, sociales
y culturales bastante similares, en este informe se abordará un estudio conjunto de la
totalidad de la vertiente meridional de Picos de Europa.

5.2.1 La estructura social de los Valles de Valdeón y Sajambre.

Antes de analizar la estructura social y los núcleos de población vinculados a Cuesta


Fría y a Canal de Asotín, se debe incidir en que la explotación de las zonas de hayedos se
limitaba a la tala para la obtención de madera tanto para calentar los hogares como para
realizar aperos de labranza. Sin embargo, era una actividad muy modesta, debido a que
el difícil acceso a los hayedos objeto de este estudio provoca que apenas hayan sido
sometidos a la acción antrópica. De esta forma, lo que condiciona la estructura actual de
los hayedos no es su propia explotación, sino la acción que la ganadería ha ejercido
tradicionalmente en su entorno. Actualmente, la presencia humana en ellos se limita a la
investigación científica y a visitas turísticas en forma de senderismo en Canal de Asotín,
ya que en Cuesta Fría ni siquiera hay senderos establecidos.

35
Hoy en día, los valles de la vertiente meridional de Picos de Europa presentan una
alternancia económica entre el turismo de naturaleza y la actividad ganadera. La
población ha descendido enormemente por las dificultades que conlleva vivir en una zona
de montaña, aunque desde los municipios se busca incentivar diferentes actividades que
promocionen el entorno. Esta despoblación ha incidido de forma clara en la economía y
en la sociedad de los valles; de hecho, los negocios abren o cierran en función de
demandas puntuales por parte de los clientes.

Las tradiciones comunales, la asistencia mutua y la cooperación han dejado sus huellas
culturales en la mayoría de los aspectos de la vida de estos pueblos, como por ejemplo en
las veceras, en las romerías o en las ordenanzas de montería. Aunque estos esquemas se
han ido modificando a medida que los tiempos han ido cambiando, la tradición ganadera
y pastoril ha dejado su marca en el hábitat disperso en forma de cabañas, chozos,
invernales o caseríos. A estas construcciones se añadieron los refugios de montañeros y
excursionistas, como “Collado Jermoso” o “Cabaña Verónica”. En cuanto a los núcleos
de los valles de Valdeón y Sajambre, cabe decir que son pequeños, pero no uniformes.
Como señalan Cabrero, Martínez y Redondo (1988), su distinto tamaño y la adaptación a
emplazamientos variados configura una trama que es “una excelente lección sobre la
ocupación humana de la montaña”.

Su potencial humano se vio afectado, ya desde mediados del siglo pasado, por el
proceso migratorio común a las zonas montañesas. La inclusión de los valles dentro del
Parque Nacional de Picos de Europa abrió la posibilidad de que el turismo se consolidase
como el sector económico fundamental, pero no fue del todo así; de hecho, como recoge
Cubillas (2018), algunos vecinos lo consideran como un perjuicio por las fuertes
restricciones que conlleva. Además, opinan que la administración beneficia a la vertiente
septentrional, a la cual dota de numerosos recursos turísticos, frente a la meridional.
Ahora bien, según las últimas cifras del Parque Nacional, parece que la zona leonesa ha
incrementado el número de visitantes en más del 20% desde enero de 2016, por lo que
los datos parecen apuntar a una consolidación de los valles de Valdeón y Sajambre como
zonas de referencia turística.

Evolución de la población de Posada de Valdeón y Oseja de Sajambre en los


últimos diez años. Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE).

Como se viene mencionando, la vertiente meridional de Picos de Europa se divide en


dos municipios: Posada de Valdeón y Oseja de Sajambre, ambos con una población
menor a 500 habitantes. Estos se dividen a su vez en siete y cuatro núcleos de población,
respectivamente.

36
5.2.2 Los núcleos de población y su Patrimonio Cultural.

El valle de Valdeón.

El término municipal de Posada de Valdeón se sitúa al noreste de la provincia de León,


en plena Cordillera Cantábrica. Lo atraviesa el río Cares desde el sur hacia el norte,
formando un valle de alta montaña. Por tanto, es un municipio marcado por la abrupta
orografía, en cuyo territorio los habitantes se han adaptado a las dificultades que dicho
entorno presenta. Se compone de ocho núcleos de población (Posada de Valdeón, Prada
de Valdeón, Soto de Valdeón, Llanos de Valdeón, Santa Marina de Valdeón, Caldevilla
de Valdeón, Cordiñanes de Valdeón y Caín), con un total de 175 hogares según el Censo
de Población de 2011. Sus características histórico-culturales están descritas en la sede
web del consistorio municipal.

Posada de Valdeón es la capital del municipio y el centro turístico del valle. En esta
población destaca la iglesia de Santa Eulalia (documentada en el 1098), que posee una
pintura al fresco del siglo XVI y una pila bautismal románica del siglo XII. También es
de interés su patrimonio etnográfico, que incluye ocho hórreos, un molino rehabilitado y
la “Casa de Humo”, lugar donde se encendía una lumbre en el suelo de la única estancia
de la vivienda, consiguiendo ocupar todo el habitáculo de humo. Esta es una de las
viviendas más antiguas del Valle, contando con más de 250 años.

Prada de Valdeón tiene también un gran interés etnográfico. Aún cuenta con dieciséis
hórreos y un molino que funcionaba con el agua del río Arenal, afluente principal del
Cares. De su patrimonio cultural destaca la antigua casa con corredor o balconada datada
en 1827 que, aunque se encuentre actualmente deshabitada, se conserva en muy buen
estado. El corredor o balcón en este tipo de viviendas, además de ser un elemento
decorativo y distintivo, se utilizaba para el secado de las cosechas. También el potro de
herrar, aunque en desuso, se conserva en muy buen estado, y ejerce de testigo del pasado
ganadero de estas localidades. Los antiguos lavaderos también están presentes en Prada
de Valdeón, ubicados a ras del suelo y al descubierto, y utilizados antaño por las mujeres
para sus labores domésticas.

En Soto de Valdeón hay un conjunto de diecisiete hórreos de excepcional interés


etnográfico, además de un molino en buen estado que ejemplifica cómo eran los seis que
la localidad tenía en el siglo XIX. Entre ellos figuran los dos más antiguos del Valle, con
más de 500 años de antigüedad. También en esta población se encuentra la iglesia de San
Pedro Advíncula del siglo XII, que cuenta con un retablo renacentista, tallas a tamaño
natural de varios Santos, y capiteles policromados. La ermita de la Virgen Blanca (siglo
XVI) es otro de los monumentos con un claro interés histórico-artístico.

En Llanos de Valdeón hay once hórreos, en uno de los cuales se muestran aperos de
labranza y otros utensilios de laboreo. También contaba con un molino que desapareció

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en una riada durante 1980, al igual que otros tantos bienes materiales. Los antiguos hornos
semicirculares son otra muestra de la arquitectura popular; adosados a las viviendas, eran
imprescindibles tanto para cocinar el pan y otros alimentos, como para calentar los
hogares. Por último, se debe destacar que en Llanos de Valdeón se encontraba el
Monasterio de San Sebastián, un conjunto documentado en el año 1093 del cual no se
conserva ningún vestigio.

Caldevilla de Valdeón es otro de los pueblos del municipio que conserva el encanto
del entorno rural tradicional. Como muestra representativa encontramos la Casa del
Pueblo, lugar donde se convocaba a los vecinos a distintos actos de relevancia a través de
los toques de campana, la cual aún se conserva en dicho lugar. Se dividía en dos partes:
el toril, o cuadra para guardar el toro destinado como semental; y la junta, lugar de
reuniones. Caldevilla comparte parroquia con Soto de Valdeón, la de San Pedro, al cual
se rinde homenaje en las fiestas de verano. Dicha iglesia está compuesta por una bóveda
de crucería y un retablo renacentista. Al igual que en el resto de núcleos, en Caldevilla
pueden encontrarse seis hórreos, testigos todos ellos de la transcendencia de esta
edificación en las antiguas sociedades campesinas.

Santa Marina de Valdeón es el pueblo más alto del Valle (1.156 m de altitud) y de todo
el Parque Nacional de los Picos de Europa, por lo que presenta unas vistas únicas tanto
del Macizo Occidental como del Central. También es el núcleo más antiguo del valle de
Valdeón, siendo en la Edad Media una importante población organizada en torno al
monasterio de Santa Marina de Mades, que se había instituido como parte de una política
de repoblación en el reino de León. Este dependía del Monasterio de Sahagún de Campos.
En el pueblo pueden visitarse la iglesia de Santa Marina, los doce hórreos que posee y el
potro de herrar.

Cordiñanes de Valdeón está situado entre las localidades de Posada de Valdeón y Caín.
Desde esta localidad se puede visitar el Mirador del Tombo, la vía Ferrata de Valdeón o
el hayedo que nos compete, Canal de Asotín. El salto de agua del río Cares conllevó que
en esta localidad se instalase la antigua central eléctrica, que suministraba luz a los otros
pueblos del Valle, salvo a Caín, que contaba con su propia centralita para el
autoabastecimiento. Como patrimonio etnográfico destaca el molino comunal
recientemente restaurado o los seis hórreos que se mantienen en buen estado de
conservación.

Caín es uno de los pueblos referente del Valle de Valdeón y del propio Parque Nacional
de los Picos de Europa. Se sitúa a 480 m de altitud, y es lugar de partida de numerosas
rutas de senderismo, entre las que destaca la conocida Ruta del Cares. Los cainejos tenían
fama de ser grandes pastores y grandes escaladores. De este pueblo era precisamente el
conocido como “El Cainejo”, Gregorio Pérez Demaría, que ha pasado a la historia por la
hazaña de conquistar el Naranjo de Bulnes en 1904 como compañero de cordada de don
Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa. El pueblo mantiene la tipología de las

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construcciones tradicionales del resto del valle. También se puede visitar el pueblo de
Caín de Arriba, aunque actualmente no tenga ningún habitante. En Caín el visitante
encontrará la pequeña iglesia de Santo Tomás y uno de los molinos mejor conservados
del valle, protagonista de muchas fotografías por su enclave muy próximo al comienzo
de la Ruta del Cares.

El valle de Sajambre.

El valle de Sajambre se encuentra en la cabecera del río Sella, al nordeste de la


provincia de León, en plena Cordillera Cantábrica. Junto con el vecino valle de Valdeón,
el valle de Sajambre integra la vertiente leonesa del Parque Nacional de Picos de Europa,
y está formado por cinco pueblos: Oseja de Sajambre, Pío de Sajambre, Soto de Sajambre
y Vierdes de Sajambre. Las tradiciones derivadas de la vida en la montaña son aún
patentes en numerosos testimonios de los pueblos sajambriegos, que mantienen usos y
aprovechamientos del territorio con una rica manifestación etnográfica en útiles y
construcciones. Una buena muestra de ello es la cantidad de majadas de pastores y la
numerosa presencia de hórreos de tipología leonesa o asturiana que se pueden ver en las
visitas a los distintos pueblos de Sajambre.

Oseja de Sajambre ostenta la capitalidad del valle de Sajambre. Es una localidad que
no aparece en las fuentes escritas hasta el año 999, cuando los condes leoneses de Flainez
entregan la iglesia de Santa María de Oseja y sus propiedades al monasterio de Sahagún.
Dicha iglesia, de fundación privada en origen, se ha considerado tradicionalmente como
parte de un entorno monástico; no obstante, la documentación contradice esta creencia.
La ermita de San Roque, otro de los emblemas de Oseja, se construyó hacia comienzos
del siglo XVI en un emplazamiento estratégico a las afueras del pueblo y a la orilla de un
camino. Del siglo XVIII data la Casa solariega de los Piñán, un caserón de dos pisos y
planta rectangular con vanos abocinados, cuadras, una huerta trasera y una amplia
corralada. El resto de edificios de Oseja se construyeron en los siglos XIX y XX. Destacan
la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, levantada sobra la citada iglesia
de Santa María; el edificio del Ayuntamiento; o las casas de indianos.

En Pío de Sajambre parece que se ubicaba el templo cristiano más antiguo del valle:
la iglesia de San Pelayo, hoy perdida, pero que se mantuvo en pie hasta el año 1703. En
sus inmediaciones se encuentra Cueto Songa o Pico Castiello, un lugar en la falda del
monte Niajo en el que se aprecian restos de cabañas circulares rodeadas por una cerca. Al
no existir ninguna investigación sobre dicho complejo, no se puede saber si se trata de
una construcción antigua, a modo de castro de reducidas dimensiones, o si simplemente
se trata de chozos para el encierro del ganado.

Ribota perteneció al concejo de Sajambre, como el resto de pueblos del valle, desde la
Edad Media. Cerca del núcleo poblacional, en la Llana de San Pedro, se pueden observar
ante una cascada las ruinas de la ermita de San Pedro de Orzales, de planta rectangular y

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una única nave rematada en una cabecera cuadrada que se cubría por una bóveda de
cañón. Presenta dos puertas: una de arco de medio punto y otra de arco apuntado, lo que
permite datar la construcción en el gótico inicial. En sus proximidades se han encontrado
bienes muebles, tales como piezas numismáticas, objetos suntuarios y algunas tallas
antiguas. Fue a finales del siglo XVIII cuando la iglesia de San Juan Bautista desplazó en
importancia a la de San Pedro, que pasó de iglesia a ermita.

Soto de Sajambre tiene sus primeras evidencias documentales en el siglo XI. En esta
zona se encuentran los conjuntos funerarios megalíticos de Vegabaño. Una de sus
construcciones está formada por una estructura de 5'7 m de diámetro integrada por una
masa de arenas y piedras, protegida al exterior por una coraza pétrea, que proporcionó
varios instrumentos de sílex y cuarcita, como una punta de flecha romboidal tallada con
la técnica del retoque plano invasor, procedimiento que se extendió por el norte de España
a partir del 3.000 a.C. En cuanto a la iglesia de Soto, lleva la advocación de Santa María
de las Nieves, y fue reconstruida entre 1883 y 1885. Conserva un retablo barroco, así
como la imagen de la Virgen del Populo, datada en el siglo XVII.

En cuanto a Vierdes de Sajambre, destaca su iglesia parroquial, Santa Marina de


Vierdes, que parece que pudo levantarse sobre una primitiva iglesia medieval. Presenta
un arco de triunfo y una cabecera cubierta con bóveda de cañón y data de los siglos de
los siglos de la Edad Moderna, aunque sufrió diversas estructuraciones.

5.3 El trabajo, los oficios y las herramientas

El pastoreo.

Como venimos comentando, Sajambre y Valdeón son dos valles que se caracterizan
por su actividad ganadera, por lo que los oficios tradicionales se vinculan a ella. Ya se ha
comentado previamente que los pastores utilizaban los períodos de estabulación para
dedicarse a la actividad maderera. En ese tiempo fabricaban aperos de labranza y otros
útiles, como yugos, arados, ruedas, forcas, rastrillos, ruecas de hilar, madreñas o cestas.
Con ellos se traficaba en Castilla y Tierra de Campos, de donde se volvía con artículos
que no se podían producir, como el vino, o no suficientemente, como el cereal. De esta
forma, se articulaba un sistema económico que, aunque fundamentado en la
autosuficiencia, se complementaba con los productos de otras comarcas vecinas (Cabrero,
Martínez y Redondo, 1988).

Por tanto, el oficio más representativo de Valdeón y Sajambre es el pastoreo. Entre los
meses de abril y octubre, el ganado, principalmente vacuno, caprino y ovino, sube a los
puertos a pastar la hierba, mientras que en los valles se siega el heno, que es guardado
para el invierno. Antaño, los pastores pasaban los meses de primavera y verano cuidando
al ganado de montaña, por lo que una forma de transformar la leche en un producto
imperecedero era elaborar queso. Hoy en día se elaboran de forma artesana en muchos

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lugares. Todavía perdura, aunque en menor medida, esta actividad tradicional: durante
los meses estivales, el pastor se traslada a las majadas de altura con sus rebaños lo que
tiene un gran valor etnográfico.

Antiguamente, la actividad pastoril estaba rígidamente jerarquizada. El puesto más


alto correspondía al mayoral, que llevaba todos los asuntos de contabilidad de la misma.
En segundo lugar, estaban los rabadanes, encargados de cada rebaño. Y por debajo de
ellos el compañero —marchaba al frente dirigiendo los mansos— y el ayudador —
encargado de conducir las yeguas—. En el orden inferior se encontraban el persona, el
sobrao y el zagal, que actuaban como arreadores. El último del escalafón era el motril o
aprendiz, un muchacho empleado en hacer recados y subir la comida desde las roperías a
las majadas.

En cuanto a la situación actual del pastoreo, en Valdeón y Sajambre solo queda en


torno al 15% de la cabaña ganadera a causa de las dificultades que entraña el trabajo en
el sector primario. De hecho, en los años 50 y 60 del siglo XX, muchos pastores
emigraron, preferentemente a EE.UU., pero también a Bélgica, Francia o Alemania.
Como ejemplo podemos encontrar a los mellizos de Valdeón, los últimos vaqueros de
Picos de Europa que trabajaron cerca de treinta años en Texas y que, posteriormente,
retornaron a su tierra natal.

La asociación de estos valles con la actividad ganadera ha dejado numerosas muestras


de arquitectura popular, que confieren al paisaje un aspecto bastante característico. Entre
ellas se deben destacar los hórreos y las majadas.

El hórreo es una construcción característica de todo el norte de España vinculada a la


conservación de los recursos alimenticios. Los más característicos son los del tipo gallego
y asturiano. Los gallegos, elaborados en granito y utilizados para el secado del maíz, se
caracterizan por la diferencia de dimensiones entre ancho y largo y por sus laterales
perforados para permitir la circulación del aire. No obstante, es el asturiano es el que nos
interesa, ya que está presente tanto en la vertiente septentrional como en la meridional de
Picos de Europa.

El hórreo asturiano es una pequeña construcción aislada de madera, de planta cuadrada


y con unas dimensiones en torno a seis metros de lado por dos metros de altura, con
cubierta de teja generalmente a dos o cuatro aguas sostenida por cuatro pilares de piedra
o de madera (denominados “pegollos”), de un metro y medio de alto generalmente,
coronados por un gran capitel en voladizo, para impedir el paso de los roedores. Se dedica
a almacén, secadero y despensa para guardar el grano, los productos de la huerta y la
matanza. Se suelen ubicar en las proximidades de las viviendas con total independencia
de ellas, construyendo el acceso mediante una escalera de piedra separada. En el lado
opuesto tienen una ventana de aireación, y frecuentemente presentan una galería salida
que se aprovecha para el secado del maíz. Por otro lado, cabe destacar que el hórreo es

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un bien mueble: las maderas que lo componen (“traves” y “colondras”) no están clavadas,
sino que se encuentran imbricadas y machihembradas, lo que permite con facilidad su
traslado de un lugar a otro. Si bien el número de apoyos del hórreo suele ser de cuatro,
son abundantes las construcciones con seis o más, denominadas en ese caso “paneras”; el
tamaño de las paneras indica la importancia de la hacienda y, por ende, de la riqueza de
la familia a la que pertenecían.

Las majadas, por su parte, son las cabañas de los pastores de Picos de Europa. A finales
de abril, los pastores se desplazan con sus ganados a los pastos de altura. En ellos
permanecerán todo el verano, y allí se dedicarán a la elaboración de quesos a partir del
ordeño, dos veces al día, de los animales. De esta actividad tradicional se deriva la gran
variedad de quesos de los Picos. Las majadas suelen aparecer agrupadas en praderíos, y
presentan unas características comunes: son muy pequeñas, poseen una planta
rectangular, están hechas de piedra en mampostería y teja roja, apenas tienen ventanas, y
su cubierta, a un agua, se hace de piedras pesadas para evitar que sea arrastrada por el
viento. El pastor hace su vida y sus labores en las majadas, que configuran el paisaje con
los cierres mencionados en el capítulo anterior.

Estas majadas se complementaban con otros elementos constructivos: el tendayu, una


cuadra muy abierta, generalmente de dos pisos, para guardar las ovejas en el inferior y las
cabras en el superior; el beyar, un recinto cercado, generalmente con una parte cubierta,
para los terneros recién nacidos; la xatera, un cercado mucho más amplio, para los
terneros de varios meses; y el cúbil, un recinto de planta circular de muy reducidas
dimensiones y de entrada única, donde se guarda al cerdo que aprovecha los sueros
sobrantes de fabricar los quesos, aunque hoy en día, con los cerdos anillados, se les ubica
en cercados más amplios similares a los cuerres. Junto a las majadas se suelen encontrar
fresnos, plantados por los pastores para proporcionar madera y ramón para el ganado.

En la Memoria Anual del Parque Nacional de Picos de Europa (2015) se afirma que el
progresivo abandono y el deterioro de estas construcciones es un grave problema. De
hecho, menciona cómo la transformación del sistema de manejo del ganado está dando
lugar a una progresiva sustitución del ganado menor (oveja y cabra) por ganado vacuno
de carne, evolucionando el pastor tradicional a ganadero. Este cambio se achaca, en
muchas ocasiones, a la creciente presencia del lobo en el conjunto del Parque Nacional.

A tenor de esto, no podemos pasar por alto otro ejemplo bastante representativo de
arquitectura popular: el denominado Chorco de los Lobos. Antiguamente, y debido a la
abundancia de estos carnívoros en la zona y al aislamiento geográfico del territorio de
Valdeón, sobre todo en invierno, este lugar era posiblemente un importante punto de
unión para la defensa y el interés de sus habitantes. Hasta tal punto tuvo su peso en la
sociedad que se escribieron, desde sus inicios, las “Ordenanzas de Montería”, donde se
detallaba el sistema de acoso y captura de los lobos, especificando los puestos y funciones
a desempeñar por cada persona, así como las obligaciones de los vecinos para el

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mantenimiento de la empalizada y del Chorco e, incluso, del mismo monte de Corona. La
legislación más antigua que regula el funcionamiento del Chorco de Corona data del año
1610, y de ella se hizo reforma en el año 1776. La Ordenanza reflejaba que debían
participar cabezas de familia, varones, mayores de 16 años y menores de 65 o criados de
servicio y de no haberlos, irían las mujeres.

La elaboración tradicional del queso.

Los quesos de Picos de Europa se caracterizan por su fuerte sabor y su aspecto peculiar.
Muchos son fermentados en cuevas, y son tan variados como sus comarcas de origen:
Gamonedo de Cangas, Gamonedo de Onís, Cabrales, Picón de Tresviso, Canal de
Ciercos, Picón de Beges, Ahumado de Áliva, los Quesucos de la Liébana, Picón de
Valdeón o Quesos de Peñamellera y de los Beyos. En este informe nos interesan
especialmente el Queso Azul de Valdeón y el Queso de los Beyos, típico de Sajambre.

• El Queso Azul de Valdeón.


El Queso de Valdeón es una Indicación Geográfica Protegida (I.G.P.) desde el año
2003. Se trata de un queso de pasta azul, graso, elaborado con leche de vaca o con mezcla
de leche de vaca con oveja, cabra, o ambas, y se presenta entero o batido. Es típico del
municipio de Posada de Valdeón, desde donde se exporta a todo el mundo, especialmente
a Estados Unidos, y la materia prima se extrae íntegramente del ganado municipal. Su
textura es blanda, de color amarillo pálido con pequeñas cavidades donde se concentra el
citado moho, de tono azul verdoso. En realidad, la elaboración de este queso es igual que
en el pasado; simplemente se han modernizado algunos aspectos por requerimientos
sanitarios y de calidad.

En cuanto a sus orígenes, hay indicios de producción de queso en Valdeón con leche
de cabra ya desde la época prerromana. En el siglo XIX, Pascual Madoz, en su
Diccionario (1845-1859), hace referencia a la producción de quesos y a la importancia
del ganado cabrío en el valle de Valdeón; es más, está documentado cómo en la segunda
mitad de dicho siglo la producción de queso en este valle era una ocupación importante.
Por aquel entonces, su maduración se llevaba a cabo en las cuevas cercanas a las majadas
y, una vez maduro, se solía envolver en hoja de plágamo para transportarlo. Esto es algo
que ha permanecido, de forma que habitualmente se comercializa recubierto por estas
hojas, otorgándole un toque tradicional a la par que llamativo.

• El Queso de Beyos.
El Queso de los Beyos también cuenta con la consideración de Indicación Geográfica
Protegida, en este caso desde el año 2013. Se produce en los municipios de Oseja de
Sajambre, Amieva y Ponga, y se caracteriza por ser un queso elaborado con leche de vaca,
de oveja o de cabra, cruda o pasteurizada, sin mezclar.

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El Queso de Los Beyos goza de un reconocido prestigio en la región asturiana y en los
municipios leoneses próximos a la zona delimitada. Toman su nombre del gran
desfiladero de Los Beyos, horadado en la roca caliza por el río Sella en su recorrido por
los municipios de Oseja de Sajambre, Ponga y Amieva, lugares en los que se produce.
Aunque numerosos documentos avalan la actividad ganadera desde tiempos remotos
como la principal forma de subsistencia en la zona, habrá que esperar hasta el siglo XVIII
para encontrar datos concretos sobre la existencia de los quesos en la misma. En ese
momento aparecerán como productos elaborados fundamentalmente para el propio
consumo, sin apenas más excedentes que los precisos para hacer frente a las rentas
señoriales y eclesiásticas, de lo que queda constancia en el Catastro del Marqués de la
Ensenada (1752), donde se describe a cuantos quesos, entre otros productos, ascienden
los derechos diezmables y primiciables que se adeudan en las diferentes parroquias de la
zona.

5.4 Participación colectiva.

Previamente se ha mencionado el aislamiento que imperaba en los valles de Valdeón


y Sajambre, lo que ha provocado que muchas tradiciones y paisajes hayan permanecido
inalterables. Actualmente encontramos en la vertiente meridional de Picos de Europa
numerosas formas de participación colectiva que nutren y enriquecen sus señas de
identidad. Algunas de ellas son ancestrales, otras apenas tienen unos pocos años, pero
todas forman parte de la vida de los habitantes de estas zonas, quienes aspiran a
difundirlas para devolver a los valles su esplendor.

Las ferias: Feria de los Picos de Valdeón y Feria del Ganado de Sajambre.

Desde el año 2003, a principios de octubre, se celebra en Posada de Valdeón la Feria


de los Picos. Es una iniciativa en la que se exponen y venden productos tanto
gastronómicos como artesanales típicos y locales. Mientras permanece abierta se celebran
exhibiciones, demostraciones, actuaciones de música folclórica y diversas actividades
para niños.

En cuanto a Oseja de Sajambre, cada año celebra a finales de octubre su Feria de


Exposición de Ganado. Al igual que en Valdeón, durante un día se celebran diversas
actividades como la feria ganadera, exposiciones, venta de artesanía, degustaciones
gastronómicas, muestras de queso de Los Beyos, juegos tradicionales o exhibiciones de
lucha leonesa. La jornada se culmina con una verbena. La exhibición ganadera es el
principal atractivo de esta celebración de Sajambre. Se trata de un concurso de ganado
municipal, con ejemplares de bovino, equino, caprino y ovino, y en el que los asistentes
reciben un obsequio. Los ganadores son decididos por un jurado nombrado por la Junta
de Castilla y León.

Las fiestas.

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• Las Fiestas de la Virgen de Corona y otras fiestas patronales de Valdeón.
La ermita de Corona está enclavada en un monte homónimo situado a mitad de camino
entre las localidades de Cordiñanes y Caín, y alberga una Virgen policromada del siglo
XVII. Según la leyenda, en dicha ermita fue coronado rey don Pelayo.

También existe otra leyenda que afirma que, en el año 1580, el valle de Valdeón
padecía una fuerte sequía, y las gentes de este Valle le pidieron agua a la Virgen de
Corona, quien se dice se la concedió. Desde entonces, los vecinos de Valdeón juraron
celebrar su festividad; un documento de la época lo recoge así: “e según que lo hablemos
de uso e costumbre de nos juntar para hacer e ordenar las cosas pertenecientes al común…
e después de jurar por Dios e a Santa Maria e a la señal de la Cruz en la que corporalmente
pusieron sus manos derechas…".

Por tanto, cada año, el 8 de septiembre, se celebra la festividad de la Virgen de Corona.


El último domingo del mes de agosto se saca la talla policromada para trasladarla a una
de las dos parroquias del Concejo: si el año es par, será acogida en la iglesia de Santa
Eulalia en Posada de Valdeón; si es impar, se albergará en la parroquia de San Pedro en
Soto de Valdeón. Se realiza, por tanto, una romería a lo largo de seis km, abriendo camino
los pendones de la Virgen y del pueblo al que corresponda el voto de ese año, amenizados
por la música de las gaitas. En el recorrido se efectúan paradas en Cordiñanes, para cantar
la Salve, y en la denominada “Posa de la Santa”, frente a las grandiosas torres rocosas
que amurallan al Llambrión. Posteriormente, se celebra la misa, acompañada de música,
comida campestre y un cierre con juegos y músicas tradicionales.

El 8 de septiembre se devuelve a la Virgen a su ermita, y en ese contexto se celebran


las fiestas patronales del Valle, declaradas de Interés Turístico Provincial. Durante varios
días se suceden en el municipio diferentes actividades religiosas y lúdicas: verbenas,
juegos, campeonatos de bolos, hinchables, actuaciones de gaiteros, verbenas, y
espectáculos de luchas leonesas.

Las fiestas de Santa Marina de Valdeón también gozan de gran aceptación en el


contexto del valle. Se celebran a mediados de julio, y en ellas se realiza una misa en honor
a Santa Marina, acompañada de una procesión por las calles del pueblo. Durante un par
de días se desarrollan diversas actividades lúdicas, tales como partidos de fútbol,
campeonatos de bolos, campeonatos de mus, y juegos infantiles. Para culminar, se lleva
a cabo un concierto de música folk tradicional en la plaza del pueblo.

A finales de julio o principios de agosto, en esta misma localidad, se celebra la


concentración motera “Garamotos”. Durante un fin de semana se organizan diferentes
juegos, comidas populares y, lo más importante, paseos en moto por el exuberante entorno
natural.

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No se pueden dejar de citar otras fiestas populares, como son las fiestas de San Pedro
en Soto de Valdeón (31 de julio y 2 de agosto) o las de Santa Eulalia de Posada de
Valdeón, el primer fin de semana de julio.

• Las fiestas patronales de Sajambre.


Las diferentes localidades del valle de Sajambre también tienen sus típicas fiestas
patronales. El 24 de junio se celebra la festividad de San Juan Bautista, patrón de Ribota
de Sajambre; el 18 de julio, en Vierdes de Sajambre, se festeja Santa Marina, patrona de
la localidad; el 4 de agosto, Pío celebra su patrón, Santo Domingo; el 5 de agosto es el
turno de Soto de Sajambre y las fiestas de Nuestra Señora de las Nieves; y los días 15 y
16 de agosto se celebran en Oseja las fiestas en honor a Nuestra Señora y San Roque.

En todas ellas se celebra la misa correspondiente, que se acompaña de una procesión.


Las festividades se acompañan de pasacalles, concursos de bolos, juegos infantiles,
verbenas, comidas populares, romerías o festivales de música tradicional.

• La Fiesta de la Trucha (Valdeón).


La Fiesta de la Trucha se celebra cada año a mediados del mes de mayo en el valle de
Valdeón, coincidiendo en fechas próximas con la apertura para la pesca de la trucha en el
río Cares, en todo su curso de la provincia de León. Esta tradicional celebración, llevada
a cabo desde 1999, nació como evento de carácter reivindicativo por las restricciones que
afectaban a la pesca en los ríos leoneses, convirtiéndose con el paso del tiempo en cita
obligada en la que degustar la trucha, y en motivo de reunión y festejo de los vecinos de
Valdeón. La jornada se acompaña de otras actividades, así como de juegos para los más
pequeños; por ejemplo, en 2018, se puso un circuito de escalada y rappel para niños a
partir de cinco años, además de un lago de pesca.

• La festividad de la Matanza (Valdeón).


El Ayuntamiento de Posada de Valdeón organiza el segundo fin de semana de
diciembre las Jornadas de la Matanza. Se celebran varias actividades relacionadas con
esta tradición, tales como el desayuno de la “parva”, típico del día de la matanza del cerdo,
demostraciones de despiece en una matanza tradicional, o talleres de elaboración
artesanal del pan o del chorizo. Posteriormente, se lleva a cabo una comida popular con
platos típicos, y se culmina el día con la subasta del cerdo por lotes de productos y con
un evento musical.

La gastronomía.

Tanto en Sajambre como en Valdeón los productos más reconocidos son los quesos
que previamente se han mencionado, aunque dentro de los derivados de la leche la
mantequilla también cuenta con un gran prestigio. Ahora bien, existen otros muchos

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platos típicos de la vertiente meridional de los Picos de Europa, que en gran medida se
ven influidos por su cercanía al entorno asturiano.

Es muy típico el cocido valdeonés, que lleva cebolla, pimiento, laurel, un poco de
aceite de oliva, sal, patata y repollo. En cuanto a carne, se le suele añadir costilla de ternera
fresca, costilla de cerdo curado, oreja, pata, tocino, codillo, panceta, chorizo y morcilla.
El cocido valdeonés se caracteriza por la morcilla de verano; se cura como el chorizo, y
lleva pimentón en lugar de sangre. Después se pone a cocer en el horno de leña a fuego
lento.

También en estas zonas destacan las sopas de ajo, la fabada, el pote de berzas, el pitu
de caleya guisado, el guiso de cabrito o los corderos a la estaca. Tampoco se puede obviar
la importancia de la sidra. En cuanto a la repostería, hay que destacar los frisuelos
montañeses, que son una especie de tortas finas semejantes a las crêpes, realizadas a base
de leche, huevo, harina y azúcar; los sequillos, pastas caseras hechas con mantequilla,
harina y azúcar; y la torta mantecada. De los postres, se deben citar el arroz con leche y
las tartas elaboradas a base de manzana y frutos del bosque, como avellanas, nueces,
frambuesas, arándanos y fresas silvestres.

La indumentaria tradicional.

Hace pocos años, en Pío de Sajambre, un grupo de mujeres comenzaron a investigar


si existió un “traje sajambriego”. Con ayuda de Elena Rodríguez Díaz, profesora titular
de Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Huelva, se concluyó su
existencia. A través de un análisis documental, Ana Granda Fernández, de Pio, pudo
elaborar un boceto de dicho traje, y se acordó comenzar a confeccionarlos.

En cuanto a la indumentaria masculina, tal y como apunta la historiadora Elena


Rodríguez, cuanto más se retrocede en el tiempo, más escasos son los ajuares que se
encuentran entre la mayoría de los sajambriegos, pero a partir del siglo XVIII solían
poseerse dos trajes: uno de sayal y estameña, para la faena diaria; y el otro de paño, para
las festividades y celebraciones. En cuanto al femenino, solía consistir en una saya
interior, una falda tableada, un corpiño y un dengue o montera. También es común portar
un pañuelo en la cabeza.

Por prendas, de la indumentaria masculina se han documentado camisas, calzas y


medias calzas, chapines o escarpines, calzones, jubones, almillas, chalecos, ropillas,
ceñidores, hungarinas, capotes, abarcas o madreñas, zapatos o coricias y monteras. En
cuanto a las mujeres, se documentan la camisa, el justillo, el sayuelo, la almilla, la saya,
el mentao, el mandil, los tocados, el dengue, la casaca y la mantilla.

Juegos y competiciones populares.

• La lucha leonesa.

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El aluche o Lucha Leonesa es un deporte autóctono tradicional, legado de una
costumbre y tradición transmitida de forma oral de generación en generación mantenida
a través de los siglos hasta nuestros días, que se ha ido adaptando a las formas y
convenciones del deporte moderno sin perder su propia esencia, convirtiéndose en una
práctica federada con competiciones regulares que forma parte de la herencia histórico-
cultural de la Comunidad de Castilla y León. Fue declarada como Bien de Interés Cultural
de carácter inmaterial por la Junta de Castilla y León en 2017.

La lucha leonesa consiste es un combate entre dos contendientes que, agarrados con
las dos manos al cinto, y mediante la utilización de estrategias conocidas como mañas,
luchan por derribar al contrincante y llevarle al suelo. Su práctica se extendió siguiendo
rutas trashumantes, y se conservó fundamentalmente en la zona nororiental de la
provincia leonesa, actualizándose a partir de los años veinte del pasado siglo con su
traslado a la capital.

• Los bolos.
Aunque el lugar que más se asocia al juego de los bolos es Asturias, la proximidad de
Sajambre y Valdeón a dicha región hace que también cobren gran importancia; de hecho,
en León existe una variante: el bolo leonés. Fueron declarados Bien de Interés Cultural
de carácter inmaterial por la Comunidad del Principado de Asturias en el año 2017.

El expediente de declaración de BIC destaca en los bolos su valor como espacio de


ocio y socialización masculina, basado en el juego, la competición y el fomento de
actitudes asociadas a la masculinidad (fuerza, destreza, precisión). También destaca el
papel que desempeñaron las boleras en la creación de espacios “públicos” de
socialización, sobre todo en una comunidad como Asturias, donde escasean las plazas en
los entornos rurales.

5.5 La percepción individual y la representación del paisaje.

Generalmente, la vertiente asturiana de Picos de Europa ha tenido una mayor


importancia en las representaciones fotográficas, pictóricas o literarias. Por su parte, no
parece que los valles de Valdeón y Sajambre, ni los hayedos de Canal de Asotín o Cuesta
Fría, hayan tenido una gran trascendencia. Las muestras fotográficas de la vertiente
meridional de Picos de Europa se centran en captar, bien los recursos turísticos más
característicos, bien paisajes bellos y llamativos, pero no ha ejercido de clara protagonista
en la obra de ningún fotógrafo o fotógrafa. Quizás sea en el ámbito de la literatura donde
haya más evidencias de la percepción individual del paisaje de este entorno.

El escritor español Pío Moa relata en su obra Viaje por la Vía de la Plata los viajes
realizados entre 1986 y 1987 para completar dicha ruta. En ellos pasó por el valle de
Valdeón y la Ruta del Cares; en este último lugar, concretamente, describe cómo estuvo
a punto de precipitarse al vacío. Se presenta a continuación un extracto de esta obra:

48
En Posada de Valdeón paran muchos adictos a la montaña, alpinistas y
excursionistas. El pueblo dispone de buenas fondas, y por la mañana sirven unos
desayunos muy abundantes: pan con mantequilla, café con leche a discreción,
roscos, rosquillas y bizcochos. «Es como una boda», dice un comensal. El viajero
se atiborra, previendo una dura jornada, y sale con paso rápido y el entusiasmo de
los comienzos del día, aspirando con fruición los aires olorosos. El valle es
hermosísimo, estrecho y encajonado entre montañas de perfil golpeado. Suelo muy
verde y vegetación espesa. Casillas aquí y allá.

El mirador de El Tombo ofrece descanso y contemplación, aunque todo el


camino se le asemeja: formidables roquedales blanquecinos, bosques, paisajes de
fantasía, pronto habituales. La aldea de Caín, sencilla, intemporal, con nombre
extraño (así llaman a la niebla espesa), dista unas dos leguas de Posada y guarda
la entrada al cañón del río Cares. Unos cainejos indican al viajero que «la canal
de la Trea» es la óptima para salir, gateando, del cañón y acercarse a los lagos.

La excursión por la garganta del río comienza al nivel de éste, y cruza algún
puente. Luego la pista sube a unos veinte metros por encima del agua, y a su lado
corre un canal de Eléctrica del Viesgo, que, aunque discreto, quita algo de
salvajismo al cuadro. El camino está excavado en la roca en algunos tramos, y por
él pronto pasean cientos de visitantes de todas las edades, para recorrer los quince
kilómetros de desfiladero hasta Poncebos, cerca de Arenas de Cabrales, la de los
quesos azules.

La vista hacia arriba causa pasmo: despeñaderos casi verticales, paredones de


cientos y cientos de metros angostándose contra el exiguo lecho del río, oprimiendo
el espacio. Colosales recortes de calizas, breñas y herbazales de un verde
clarísimo, grupos de árboles suspendidos sobre abismos: una explosión inmóvil de
la naturaleza. Hace un extraño efecto el contraste entre los solitarios, desiertos y
en apariencia inaccesibles gigantes pétreos, y la mínima cinta a sus pies, poblada
de hormigas bípedas. La extraordinaria visión produce curiosas reacciones en los
paseantes. Hay quien canta desafinadamente a pleno pulmón, sin vergüenza, otros
hablan a voces. Al viajero le da por soltar carcajadas, como un chiflado.

También existen obras histórico-literarias que abordan la historia, las tradiciones y las
costumbres de Valdeón y Sajambre. Entre ellas podríamos destacar Valdeón: Un fragor
de vida en los Picos de Europa, de José Santos de la Iglesia Ugarte o El concejo de
Sajambre: historia, paisajes y caminos, de Guillermo Mañana Vázquez y Elena E.
Rodríguez Díaz. De esta autora, ya mencionada al hablar de la indumentaria tradicional,
también se debe destacar su blog Historia de Sajambre, mediante el cual contribuye
excelentemente a la labor de difusión de diferentes aspectos de dicho valle.

5.6 Formas de percepción colectiva.

49
Centros de interpretación, exposiciones o museos.

• Centros de interpretación: “La Fonseya” (Oseja de Sajambre) y Posada de


Valdeón.
En 2008 se planteó la construcción de dos centros de interpretación en Picos de
Europa: uno en Oseja, y otro en Posada de Valdeón. Su apertura se fue retrasando, y
finalmente “La Fonseya”, el de Oseja de Sajambre, fue inaugurado en abril de 2019; el
de Valdeón, por su parte, sigue en fase de construcción.

El Centro de Información “La Fonseya”, ubicado en Oseja de Sajambre (León), busca


conseguir una dotación adecuada para el uso público en este sector del Parque Nacional
de los Picos de Europa. Su construcción fue informada favorablemente por el Consejo de
la Red en 2006 y declarada de interés general en 2009.

Itinerarios naturales y culturales.

• La Ruta del Cares.


La Ruta del Cares es una senda situada en el Parque Nacional de Picos de Europa
(León). También conocida como “La Garganta Divina”, permite contemplar los valores
naturales de ambas vertientes del Parque Nacional, siguiendo el transcurso del río Cares.
Antiguamente comunicaba los pueblos de Caín (León) y Poncebos (Asturias), aunque se
trataba más bien de un “paso de cabras”, donde el sendero era complicado y, en ocasiones,
desaparecía por completo. A principios del siglo XX, entre los años 1916 y 1921, esta
senda fue mejorada para construir canalizaciones de agua y dar abastecimiento a la central
hidroeléctrica de Poncebos. Años más tarde, entre 1945 y 1950, la senda fue agrandada
para tener mejor acceso al mantenimiento del canal. Fueron necesarios grandes esfuerzos
para lograr abrir un camino en la roca, en un lugar muy escarpado y con un clima
complicado.

• La Vía Ferrata de Valdeón.


Inaugurada en julio del año 2016, la Vía Ferrata de Valdeón es la primera instalación
de este tipo dentro del territorio del Parque Nacional de los Picos de Europa. Debido a su
longitud, el desnivel a salvar, el exigente recorrido y la espectacularidad de su itinerario
en plenos Picos de Europa, es ya una de las ferratas referentes de toda la cornisa
cantábrica. Está catalogada como K4 (dificultad alta) en la escala Hüsler, por lo que es
preferible abstenerse de hacer el recorrido de forma autónoma si no se tiene un nivel
considerable de preparación.

• La Transvaldeónica.
La Transvaldeónica es una carrera de montaña que tiene lugar a finales del mes de
agosto en el Valle de Valdeón. Su itinerario discurre a lo largo de 28 kilómetros en los

50
que los corredores deben atravesar por senderos, sedos, canales, collados, vegas y
hayedos parte del macizo de los Urrieles del Parque Nacional de los Picos de Europa.
Durante el recorrido, los participantes deben afrontar un desnivel acumulado de 4.200
metros por un terreno duro de montaña y de gran exigencia técnica.

Asociaciones y fundaciones.

• Asociación “Picos de Europa León”.


La Asociación “Picos de Europa León” nació en 2009 con el fin de ser el motor de
desarrollo turístico de la zona de Picos de Europa en León. Aspira a promocionar los
establecimientos y servicios cuya característica común es la de ofrecer la calidad que
demanda el cliente del turismo rural. Para ello, otorga placas de “compromiso de calidad”
a los empresarios que sigan ciertas directrices relacionadas con el progreso sostenible de
los valles de Valdeón y Sajambre. Bajo esta iniciativa subyace la idea de que es necesario
impulsar el turismo e implantar como medio de vida el sector servicios, de forma que los
pueblos de estos valles no queden abandonados y despoblados.

• Asociación “Félix de Martino” de Oseja de Sajambre.


La Asociación “Félix de Martino” fue fundada en el verano de 1994 con el objetivo de
preservar y conservar el patrimonio histórico y cultural de Soto de Sajambre y,
fundamentalmente, la Escuela de Soto, que en esa fecha era un edificio cerrado,
deteriorado y olvidado por todos. Esta escuela se caracterizó por tener unos excelentes
materiales didácticos a principios del siglo XX gracias a la gran inversión que el indiano
Félix de Martino hizo.

Aunque la asociación surgió con la vista puesta en la conservación de este edificio,


finalmente extendió su campo de actuación a todo tipo de actividades socio-culturales,
labor que continúa todavía hoy.

51
VI. HAYEDOS DE AYLLÓN – MONTEJO Y TEJERA NEGRA.

6.1 Organización y carácter del paisaje.

El Hayedo de Tejera Negra cuenta con diferentes modelos de protección. En primer


lugar, cabe destacar que se encuentra dentro del Parque Natural Sierra Norte de
Guadalajara desde 2011. Con una extensión de aproximadamente 117.898 ha, agrupa bajo
un mismo régimen a un total de treinta y seis municipios: El Cardoso de la Sierra,
Cantalojas, Galve de Sorbe, Condemios de Arriba, Condemios de Abajo, Albendiego,
Ujados, Miedes de Atienza, La Miñosa, Prádena de Atienza, Atienza, Robledo de Corpes,
Gascueña de Bornova, Hiendelaencina, Villares de Jadraque, Bustares, Las Navas de
Jadraque, El Ordial, Arroyo de las Fraguas, La Huerce, Monasterio, Zarzuela de Jadraque,
La Toba, Semillas, Tamajón, Arbancón, Cogolludo, Retiendas, Valdesotos, Tortuero,
Puebla de Valles, Valdepeñas de la Sierra, Valverde de los Arroyos, Majaelrayo y
Campillo de Ranas. El objetivo principal de establecer este régimen era asegurar la
conservación de los valores naturales de la zona, procurando su restauración cuando se
encontrasen degradados, así como fomentar los aprovechamientos tradicionales y el
turismo de naturaleza, de forma que queden sentadas las bases de un desarrollo sostenible.
Se debe señalar que, antes de la declaración del Parque Natural de la Sierra Norte, algunas
de las zonas mencionadas ya contaban con modelos de protección autónomos, entre ellas
el Parque Natural del Hayedo de Tejera Negra, que había sido declarado mediante Real
Decreto en 1978. Asimismo, este ámbito geográfico pertenece a la Red Natura 2000 como
Zona de Especial Conservación o ZEC (ES0000164 - "Sierra de Ayllón") desde 1997 y
como Zona de Especial Protección de Aves o ZEPA (ES0000488 – “Sierra de Ayllón”)
desde 1998.

El Hayedo de Montejo, paralelamente, forma parte de la Reserva de la Biosfera de la


Sierra del Rincón. Esta figura, ya analizada al hablar de los Hayedos de Picos de Europa,
fue aprobada el 29 de junio de 2005 por el Consejo Internacional de Coordinación del
Programa MaB. El reconocimiento de ese espacio fue fruto de la cooperación y el
esfuerzo de diferentes instituciones y administraciones, pero especialmente de los vecinos
de Horcajuelo de la Sierra, Prádena del Rincón, La Hiruela, Montejo de la Sierra y Puebla
de la Sierra. La gran riqueza paisajística, la representatividad de sus ecosistemas
mediterráneos, y su modelo de conservación de la biodiversidad y de aplicación de
prácticas de desarrollo sostenible convierten a la Sierra del Rincón en un buen ejemplo
de esta Red, que presenta la siguiente zonificación:

• Zona núcleo: los montes de utilidad pública: “El Chaparral y la Solana”,


conocido popularmente como “Hayedo de Montejo” (250 ha) y la “Dehesa
Boyal” de Puebla de la Sierra (588 ha).
• Zona tampón: otros montes de utilidad pública en torno a las zonas núcleo.
(7.017 ha).

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• Zona de transición: el resto del territorio de sus cinco municipios, incluyendo
los núcleos rurales y zonas de huertas, prados y dehesas (públicos y privados)
en los valles (7.626 ha).
La zona en la que se encuentra Montejo también pertenece a una ZEC declarada por
la Red Natura 2000 (ES3110002 - “Cuenca del río Lozoya y Sierra Norte”) en 1999.

En realidad, estamos analizando componentes que pertenecen a distintas Comunidades


Autónomas (Castilla-La Mancha en el caso de Tejera Negra y la Comunidad de Madrid
en el de Montejo), por tanto, se gestionan bajo diferentes regímenes de protección y/o
conservación. Ahora bien, la cercanía entre las dos zonas (en torno a 16 kilómetros en
línea recta) conlleva que la construcción histórica del paisaje, la estructura social y los
oficios tradicionales sigan unos patrones muy similares.

En cuanto a la distribución de la propiedad, según el plan de gestión de Natura 2000


(2017) dentro de la ZEC “Sierra de Ayllón”, la repartición de superficies públicas y
privadas son similares: la propiedad privada se compone de muchas pequeñas parcelas de
reducida extensión (más de 75% menores de 0,5 ha); la pública se caracteriza por un
predominio de la superficie municipal, sobre todo en montes declarados de utilidad
pública. No obstante, la singularidad de cara a la gestión de esta ZEC se centra en la gran
superficie de titularidad autonómica: 13.834,12 ha en varios montes de utilidad pública.

En cuanto a la zona del Hayedo de Montejo, según los datos del Mapa de Terrenos
Forestales realizado por el Plan Forestal de la Comunidad de Madrid en 2009, el 99% de
la superficie de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón es de uso forestal. Dentro de
esa composición forestal, las formaciones vegetales más relevantes son también el roble
melojo y el pino silvestre. En cuanto al régimen de propiedad, el 70% de esa superficie
forestal es de propiedad pública, compuesta mayoritariamente por montes de utilidad
pública y montes consorciados. Muchos de estos montes pertenecen a los Ayuntamientos
de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón, y su gestión corresponde a la Consejería
de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.

En ambos componentes las propiedades se ven delimitadas por diferentes tipos de


cercados, tanto en las zonas de utilidad pública como en las de propiedad privada. Suelen
ser muros de piedra (esquistos, gneis, cuarcita, granito o pizarra) rematados con lajas de
piedra, zarzas, ramas y troncos. Se les denomina muros de piedra seca porque no se
emplea argamasa para unir las piedras, constituyendo una técnica tradicional única en las
zonas serranas. Su escasa altura se debe a que su objetivo principal era impedir el paso al
ganado. También hay otros tipos de cerramientos hechos con estacas de madera y troncos
unidos con ramas y zarzas. En cuanto a las puertas de los muros, llamadas “zarzos”, están
formadas por ramas que se colocan paralela y perpendicularmente, habiendo una de las
ramas laterales que se ajusta a la concavidad de la piedra, y que se abisagra con cuerdas.

53
Tanto en Montejo de la Sierra como en la zona de Cantalojas y el Hayedo de Tejera
Negra tienen una vital importancia los caminos. Estamos en tierras de tradición ganadera,
por lo que la necesidad de acceder a los pastos y a las masas forestales ocasionaron la
apertura de estas sendas, algunas de las cuales se han mantenido hasta la actualidad.
Muchos de ellos, sin embargo, han caído en desuso y están en muy mal estado de
conservación por el abandono del pastoreo o por dotar de regímenes de protección a
ciertos espacios forestales, como los Hayedos. En general, en el conjunto de la zona de
amortiguamiento, destacan las carreteras secundarias, los caminos y las pistas forestales.
Dentro de los Hayedos Patrimonio de la Humanidad, únicamente encontramos, a día de
hoy, pistas forestales y caminos.

Algunos de esos caminos están especialmente diseñados con fines turísticos. En el


Hayedo de Tejera Negra existen dos sendas:

• Senda de Carretas: se denomina así porque se utilizaba para transportar en


carros el carbón producido en el Hayedo. De hecho, es precisamente en este
tramo donde se puede encontrar “La Carbonera”, una estructura tradicional
formada por pilas de leña cubiertas de hojarasca y tierra que reproduce las
antiguas carboneras utilizadas para la obtención del carbón. Abarca unos 6
kilómetros de longitud.
• Senda del Robledal: es una ruta algo más complicada y larga, que llega a los
20 kilómetros.
• También existe una ruta circular señalizada para bicicletas que discurre hasta
el río Zarzas.
En cuanto al Hayedo de Montejo, se pueden establecer tres itinerarios, los cuales se
realizan de forma guiada por educadores ambientales:

• Senda del Río: recorrido lineal que discurre paralelo al Jarama. Permite la
observación de la mayoría de los ambientes del Hayedo, y concluye en una
explanada con abundantes álamos temblones, antiguamente lugar de carboneo.
Es el itinerario de menor dificultad.
• Senda de la Ladera: coincidente en parte con el itinerario anterior, asciende
por la ladera en un tramo circular.
• Senda del mirador: atraviesa los diferentes tipos de manchas de vegetación
del Hayedo, con reveladoras panorámicas de la cuenca alta del Jarama.
Como en el resto de componentes, el pastoreo ha tenido una importancia vital en la
configuración del paisaje de la zona de los Hayedos de Ayllón. En el caso de Montejo de
la Sierra, la Cañada de las Merinas, que provenía de Tamajón, cruzaba por su término
municipal entre la ermita de Nazaret y la Dehesa de Prádena. De hecho, tal era su
importancia que, en el municipio contiguo, en Prádena del Rincón, existe un recurso
educativo a modo de área de interpretación de la actividad trashumante. Por la zona del

54
Hayedo de Montejo pasaban algunas vías menores (veredas, coladas); es más, dicho
componente tenía una estructura adehesada hasta que se limitó su explotación. En cuanto
al término municipal de Cantalojas, podemos encontrar las siguientes vías pecuarias:
Colada del Camino de Galve, Cordel de Ganados, Cordel del Collado de la Venta de la
Vieja, Cordel del Río Lillas, Cordel del Río de la Zarza y la Cañada Real de Cantalojas.
El frío existente en Cantalojas, cuyos montes y pastizales se cubrían de nieve en invierno,
obligaba a los pastores a desplazarse a tierras más cálidas, como Ciudad Real. A partir de
los años 60 y 70 del siglo XX entra en crisis la trashumancia, desapareciendo muchos
rebaños. Se ha perdido la tradición de recorrer a pie las grandes distancias; ahora se
utilizan los camiones, el tren, o métodos combinados.

También se puede decir que la ganadería local ha tenido un gran desarrollo en el


conjunto de la Sierra de Ayllón. En la zona de Tejera Negra predomina claramente el
modelo extensivo, aunque en las dos últimas décadas se han alterado las proporciones en
cuanto al tipo de ganado: la zona de tradición lanar, que resulta esencial para la
conservación de algunos pastizales y para las formaciones de matorral, se encuentra en
regresión, y ha dado paso a una cabaña dominada por el ganado vacuno que, aunque en
régimen extensivo, se concentra en verano en pastizales húmedos y turberas.

Para alcanzar a comprender la importancia del sector ganadero en este ámbito


geográfico se puede recurrir a las cifras: casi un tercio de las unidades de vacuno de la
provincia de Guadalajara, la cuarta parte del caprino, la décima del equino y una parte
significativa del ovino, se concentran en la Sierra de Ayllón. En Cantalojas,
concretamente, destacan las explotaciones de ganado ovino, destinadas únicamente a la
producción de carne, aunque también se pueden encontrar explotaciones de vacuno, que
priorizan también la producción de carne frente a la de leche. En cuanto a Montejo, el
número total de unidades ganaderas ha ido disminuyendo con la excepción del ovino,
debido quizás al sistema de subvenciones y ayudas a la ganadería provenientes de Europa.

En lo relativo a la agricultura, en los municipios de la ZEC “Sierra de Ayllón” se


dedican un total de 41.928 ha a la actividad agrícola, superficie que se reparte entre
distintos tipos de formaciones vegetales. Entre ellas predomina la amplia superficie
destinada a pastos (37.615 ha ocupadas, bien por prados naturales, bien por pastizales).
Los cultivos mayoritarios son los cereales de grano, que suponen el 91% de las tierras
dedicadas a cultivos herbáceos. En el caso de los leñosos, la variedad es mucho menor:
el olivo, utilizado para la producción de aceite, es la única especie con suficiente
representatividad (427 ha).

En cuanto a la Sierra del Rincón, la propia Memoria de la Reserva de la Biosfera (2017)


afirma que los cultivos agrícolas tienen todavía un importante margen de mejora y
crecimiento. Se redacta como objetivo prioritario el restablecimiento de buena parte de
los antiguos huertos que habían sido abandonados, y para ello se han realizado varias
actuaciones hasta el momento, destacando los bancos de tierras y semillas (con la

55
recuperación de más de cien variedades tradicionales en riesgo de desaparición) y la feria
de tapas. En cualquier caso, la continuidad futura de estas producciones dependerá de la
legalización y el cumplimiento de los requisitos administrativos para mantenerlas, y de
las potenciales obras de modernización de los sistemas tradicionales de riego, incluyendo
la renovación e instalación de elementos de captación y medida de caudales, y la mejora
de la distribución de agua por regueras.

Si hablamos de la actividad cinegética, en la Sierra Norte de Guadalajara predomina


la caza del jabalí y del corzo. En lo relativo a la caza menor, destacan las capturas de
perdiz, conejo, tórtola, paloma torcaz y zorzal común. En el conjunto de la ZEC de la
“Sierra de Ayllón” hay un total de 32 cotos privados de caza, en la mayoría de los cuales
destaca el aprovechamiento de la caza mayor, que se compatibiliza con la menor como
aprovechamiento secundario. En las inmediaciones de Cantalojas se encontraba la antigua
Reserva de Caza de Sonsaz, hoy en día fragmentada en distintos cotos privados y áreas
vedadas. En cuanto a la pesca, existen diferentes vedados y tramos de pesca especiales.

De la citada Reserva de Caza del Sonsaz cabe destacar que, hasta 2011, abarcaba
diversos términos municipales: Campillo de Ranas, El Cardoso, Cantalojas, Galve, La
Huerce, Majaelrayo, Tamajón, Valdepeñas de la Sierra, Tortuero y Valverde de los
Arroyos en Castilla-La Mancha; y El Atazar, Berzosa del Lozoya, La Hiruela, Montejo
de la Sierra, Paredes de Buitrago, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra y Sierra del
Monte en la Comunidad de Madrid. No obstante, tras la declaración del Parque Natural
de la Sierra Norte de Guadalajara en 2011, inicia un proceso de desafectación. Por ello,
actualmente, la Reserva Nacional de Caza de Sonsaz solo comprende 11.276 ha,
pertenecientes a la Comunidad de Madrid. La gestión de este espacio corresponde a la
Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.

En lo relativo a la actividad silvícola, en la Sierra del Rincón, tal y como indica su


Memoria Anual (2017), el aprovechamiento forestal se concibe como una herramienta
esencial para lograr la valorización de los recursos forestales. Se aspira a la utilización de
buenas prácticas de silvicultura y a plantear una ordenación de los montes que garantice
su sostenibilidad. Paralelamente, se menciona cómo estas actividades de explotación de
los recursos generan una fuente de ingresos directa en las economías locales y en las arcas
públicas, aunque también generan empleos directos e indirectos.

6.2 El entorno social de Tejera Negra y Montejo.

Se viene comentando que los Hayedos de Tejera Negra y de Montejo pertenecen a


Comunidades Autónomas diferentes. Ambos componentes y sus términos municipales
(Cantalojas y Montejo de la Sierra) se conectan a través del municipio de El Cardoso de
la Sierra, perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. No obstante,
se debe matizar que los términos municipales no corresponden exactamente con los
límites establecidos por la UNESCO, y aunque dichos municipios son los que más

56
hectáreas aportan al conjunto, la zona de amortiguamiento también engloba partes de
Riofrío de Riaza (Castilla y León) y de Majaelrayo (Castilla-La Mancha).

6.2.1 La estructura social en la Sierra de Ayllón.

En líneas generales, se puede afirmar que los municipios de la Sierra de Ayllón, donde
se encuentran el Hayedo de Tejera Negra y el Hayedo de Montejo, son de pequeño tamaño
y tienen un bajo número de habitantes. La población se reparte de un modo heterogéneo,
aunque se puede establecer como rasgo común que su estructura por edades presenta un
claro proceso de envejecimiento, y que la población juvenil es insuficiente para cumplir
con un reemplazo generacional. Además, es una sociedad eminentemente agraria, con
una importancia mucho menor de los otros dos sectores económicos, aunque es cierto que
el sector servicios se está viendo impulsado por el auge de la actividad turística en la zona.

En primer lugar, se debe hacer hincapié en el despoblamiento de las zonas rurales. Nos
encontramos en una de las zonas más despobladas de España, hecho propiciado por su
distancia a las grandes urbes y a los servicios que estas ofrecen, la complicada orografía
y las inclemencias climatológicas. La población joven de estas zonas tendió a emigrar a
las ciudades, y los pocos jóvenes que quedan actualmente lo siguen haciendo por motivos
laborales o académicos. Por tanto, estamos ante unos municipios que se caracterizan por
la baja densidad poblacional, cuyos habitantes son, en su mayoría, personas de la tercera
edad. La población activa de estas zonas se dedica principalmente al sector primario, y
preferentemente a la ganadería, como hemos comentado anteriormente. No obstante,
están creciendo considerablemente las personas que se dedican al sector servicios por el
auge del turismo rural.

En general, los valores naturales de estos lugares y la poca incidencia del factor
humano han contribuido a que estos espacios alejados de las grandes metrópolis atraigan
a numerosos visitantes. Además, las declaraciones administrativas, tales como la de
Parque Natural en el caso de la Sierra Norte, o la de Reserva de la Biosfera, en el caso de
la Sierra del Rincón, ejercen de un excepcional medio de difusión. La protección
conferida a estos lugares ha propiciado que su explotación sea muy limitada; de hecho,
desde mediados del siglo pasado, ni Tejera Negra ni Montejo han sido explotados
ganadera o forestalmente. Los únicos usos que tienen en la actualidad son de carácter
científico y turístico, de forma que los citados valores naturales pueden contemplarse en
su máximo esplendor. A ello se suma el peculiar paisaje que les rodea y que se ha
comentado previamente: grandes extensiones de pastos atravesadas por simples caminos,
que son un vestigio de las actividades tradicionales.

En definitiva, se puede afirmar que el cuidado y la conservación de los hayedos son


fundamentales para el desarrollo local de estos municipios, ya que ejercen de atractivos
turísticos, atrayendo a visitantes que generan riqueza en los comercios locales. De otra
forma, quizás la ya de por sí grave situación económica y demográfica se vería acentuada.

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Evolución de la población de Cantalojas y Montejo de la Sierra. Fuente: Instituto Nacional de
Estadística (INE).

6.2.2 Los núcleos de población y su Patrimonio Cultural.

La tipología de los núcleos de población de la Sierra de Ayllón suele seguir un esquema


bastante similar, salvando algunas particularidades como la gran utilización de la pizarra
en la zona de la Sierra Norte de Guadalajara. En general, su trama urbana es bastante
sencilla, evidenciando un trazado que está condicionado por el clima y la topografía, de
forma que se presentan en casas adyacentes y compactas para abrigarse, calles que
conducen a huertos, prados y cañadas, y espacios libres para regueras que transportan el
agua desde los manantiales.

Cantalojas.

Antes de abordar el análisis de Cantalojas, se debe hacer mención a la particularidad


arquitectónica de la zona en la que se encuentra, y es que esta localidad se sitúa entre los
pueblos de la arquitectura negra. Como indican Fernando Vela y Luis Maldonado (2014),
la arquitectura negra de la Sierra de Ayllón podría ser estudiada en dos subgrupos
menores relacionados entre sí: el primero incluye los conjuntos construidos de la
denominada arquitectura negra de pizarra, mientras el segundo lo formaría la llamada
arquitectura negra de cuarcita. Aunque la mayoría de las edificaciones de todos estos
conjuntos son esencialmente viviendas, corrales o encerraderos de ganado, que en esta
comarca reciben el nombre de tainas, tinadas o tenadas, también existen distintos casos
de edificaciones singulares cuya función difiere de las citadas y que merecen ser
estudiadas de modo más detenido, como es el caso de los lavaderos, los hornos
comunitarios o las fraguas, entre otras tipologías.

Como describen los citados autores, los pueblos de la arquitectura negra de pizarra
presentan materiales, elementos y sistemas muy homogéneos, reflejo de la identidad
común de su arquitectura. Los muros son de mampostería de pizarra, las cubiertas de lajas
del mismo material y las carpinterías, de reducidas dimensiones, de madera de roble o de
encina. Este empleo de la pizarra tanto en paramentos verticales como para las cubiertas,
unido a la propia configuración exterior de las casas, son los rasgos que mejor identifican
esta arquitectura negra y la definen como una construcción de economía primaria que se
integra totalmente con el medio en el que se desarrolla.

Yendo a Cantalojas, cabe decir que se extiende en la llanura caliza de la Sierra de


Ayllón, y que está rodeado por el parque natural de Tejera Negra. Su trazado se estructura

58
en anchas calles y plazas, y casonas de sillar con decoraciones de blasones. Se sitúa en
los límites de la provincia de Guadalajara; de hecho, perteneció durante varios siglos a la
provincia de Segovia. Cuenta con 75 hogares según el Censo de Población de 2011, y su
importancia turística se debe, en gran medida, a la presencia del Hayedo de Tejera Negra
dentro de su límite municipal.

Tal y como indican Pedro Vacas y Mercedes Vacas (2009), debido a su situación y a
la distribución de los pueblos prerromanos habitualmente aceptada, el territorio debió
estar ocupado por celtíberos. Tras la toma cristiana de la zona, Cantalojas pasó a formar
parte del común de Villa y Tierra de Ayllón, permaneciendo en él, y en el señorío de sus
sucesivos dueños, hasta épocas recientes, al igual que Campillo de Ranas, Majaelrayo y
Villacadima. Dicha comunidad estaba integrada en la provincia de Segovia hasta la
reforma provincial de 1833, cuando el sexmo de la transierra (Cantalojas y otros pueblos)
fue incorporado a la provincia de Guadalajara. Además, cabe destacar que, en El Castillar,
un lugar cercano al pueblo, se encuentran los restos de un castillo atribuido a la época
andalusí.

Al igual que el entorno circundante, forma parte del conjunto de pueblos


caracterizados por la arquitectura negra, de pizarra. Ahora bien, los materiales
constructivos son bastante heterogéneos, no limitándose exclusivamente a dicha roca
metamórfica. Es común encontrar que los muros se levantan con pizarra, mientras que la
caliza está presente en esquinas y dinteles. Además, Cantalojas destaca por su buen estado
de conservación y por la homogeneidad de sus construcciones, ya que no se encuentran
materiales que desentonen del conjunto. También es bastante normal que las casas se
dispongan en grupos compactos y que tengan un banco o poyo a la puerta de la calle.

Su medio de vida está ligado al aprovechamiento de los recursos naturales de su


término municipal, principalmente sus abundantes pastos. La ganadería ovina y vacuna
es el principal medio de vida para los vecinos. En los últimos años el turismo está tomando
fuerza como una alternativa viable y respetuosa con el entorno. Durante el otoño la
mayoría de los vecinos obtiene unos ingresos extras recolectando los preciados boletus.

El edificio más representativo del pueblo es la iglesia de San Julián. Es de estilo


románico, con planta rectangular de una nave rematada por un ábside de cabecera plana,
y con una torre situada en la fachada occidental. Al templo se puede acceder desde el
pórtico sur, custodiado por un atrio. Reconstruida en el siglo XVI, fue objeto de
importantes reformas en el XIX, llevadas a cabo en mampostería, salvo el ábside, los
refuerzos de las esquinas, la tercera planta de la torre, y los contrafuertes. Todos ellos
están realizados en sillares de buena calidad, posiblemente aprovechando los del templo
anterior, según parecen indicar las marcas de cantero halladas.

El Cardoso de la Sierra.

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Aunque El Cardoso de la Sierra no cuenta en su término municipal con ninguno de los
componentes declarados, sí que está recogido en el informe de declaración de la
UNESCO como el municipio que más hectáreas aporta a la zona de amortiguamiento; por
ello, se ha considerado de interés incluirlo en el presente informe. Cuenta con 40 hogares
según el Censo de Población de 2011

Se tiene constancia de la existencia de El Cardoso de la Sierra desde el siglo XI, cuando


Buitrago de Lozoya es reconquistado por los cristianos y se comienza la repoblación de
la sierra de Ayllón. Dependerá de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda hasta
1278, momento en el que obtendrá el título de villa. En el siglo XIV, por donación de la
reina Juana Manuel, esposa de Enrique II, pasará a formar parte del señorío de Buitrago
de Lozoya, el cual se encontraba en manos de los Mendoza. Cuando se realiza la actual
división provincial española, en 1833, El Cardoso de la Sierra pasará a formar parte desde
el primer momento de la provincia de Guadalajara.

Dentro de su patrimonio cultural destacan las construcciones religiosas: la iglesia de


Santiago Apóstol, de estilo románico, distribuida en dos naves independientes y datada
en el siglo XI, cuenta con una portada ojival y con una pila bautismal datada en el siglo
XVIII; por su parte, la ermita de San Roque, data del siglo XIX, está construida con
piedras y madera, y ha sido rehabilitada recientemente.

De interés etnográfico encontramos la fragua situada detrás del edificio del


ayuntamiento, el potro de herrar, o el molino harinero, hecho de piedra del lugar y situado
al lado del río Jarama, aunque actualmente se encuentre en estado de ruina.

La Sierra del Rincón: Montejo de la Sierra.

Antes de adentrarnos en la particularidad de Montejo, es conveniente citar algunos


rasgos generales de las viviendas y el urbanismo del conjunto de la Sierra del Rincón que
recoge su propia página web.

Las viviendas se construyen con materiales autóctonos, contribuyendo a la integración


de los núcleos rurales dentro del paisaje en el que se asientan. El modelo tradicional de
vivienda, denominada “casa serrana”, consiste en muros de mampostería de piedra
(esquistos o gneises) sin labrar, bien guarnecidos interiormente con adobe, o bien sentadas
con morteros de barro y piedras más pequeñas (o “ruchos”). En la base y en los ángulos
de la casa se suelen colocar bloques de piedra más grandes y rectangulares o “sillares”,
que aportan mayor solidez. Tanto en los forjados como en la estructura se emplean
grandes vigas de madera de roble o pino. En cuanto a los huecos de la fachada, escasos y
más bien pequeños, suelen estar enmarcados por grandes piezas de roble visto o ladrillo
de tejar. Pero también a veces este tipo de construcción muestra variaciones que denotan
la influencia de los otros lugares; es el ejemplo de Puebla, donde no es extraño ver casas

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tradicionales hechas de madera, forradas de piedra y donde se utiliza el adobe,
característico de la vecina Guadalajara.

La vivienda tradicional suele tener una o dos plantas. En este último caso, en la planta
de arriba, se encuentran los dormitorios y una cámara que se destinaba al almacenaje de
la cosecha anual de cereales y de algunos útiles de labranza. En la planta baja se sitúan el
portal, la sala, el hogar o cocina y la cuadra. El núcleo de la vivienda se articula en torno
a la cocina, oscura, pues sólo recibía luz por la chimenea, en la que se encontraba una
despensa y un horno de grandes dimensiones. El horno, en algunos casos, sobresale de la
edificación como una especie de ábside adosado a la casa, y lleva una cubierta
independiente muy típica de la zona (a modo de tejadillo a dos aguas); de hecho, en
Montejo, puede observarse algún caso de horno colgado en un primer piso. En la parte
posterior de la vivienda, con salida a un patio posterior, solía estar la cochiquera.

Las cubiertas, generalmente a dos aguas y de poca pendiente, suelen seguir la


inclinación del terreno, dando una impresión de construcciones aplastadas y aterrazadas
integradas en el paisaje. La teja de cerámica árabe de la cubierta exterior, también
utilizada en remates artísticos y chimeneas, al envejecer, diluye sus tonos rojos, lo que
también contribuye a su integración en el entorno. Las tejas se encajan y anclan con
argamasa o adobe sobre maderas que se apoyan a su vez sobre vigas o guías que descansan
sobre los gruesos muros de piedra.

Yendo ya al caso concreto de Montejo de la Sierra, localidad con 125 hogares según
el Censo de Población de 2011, no se conocen con exactitud sus orígenes, ya que no existe
ninguna documentación anterior al siglo XIV en la que se haga referencia a él. Sin
embargo, se cree que fue fundado por pastores llegados de Buitrago o Sepúlveda en torno
al siglo XI.

Desde el siglo XIV hasta el XIX la aldea formó parte del señorío de la villa de
Buitrago, habiendo pertenecido antes, no se sabe por cuánto tiempo, a la villa de
Sepúlveda; finalmente, adquiriría la categoría de villa en 1490. Cuando en 1833 se hace
la actual división por provincias, Montejo pasará a formar parte de Madrid. Actualmente,
y tras grandes dificultades para modernizar la localidad a lo largo del siglo XX, Montejo
de la Sierra aúna los elementos de la vida moderna con el disfrute de paisajes y formas
de vida tradicionales.

La iglesia de San Pedro en Cátedra de Antioquía está datada en torno al siglo XV. Es
un templo de una sola nave a la que en la Edad Moderna se le añadieron otros dos cuerpos:
una nave lateral al norte y un cuerpo lateral al sur que ejerce de atrio. Todo esto configura
la sección cuadrangular de su planta. En el interior destacan su techumbre de artesonado
mudéjar con mocárabes y el retablo mayor de estilo barroco recubierto con pan de oro.
También son reseñable la Virgen de Nazaret, una talla románica esculpida a finales del
siglo XII o principios del XIII; las pinturas renacentistas de la cubierta; los retablos de la

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nave norte; y el tesoro de la iglesia, que contiene obras de orfebrería de los siglos XVI y
XVII. Al exterior, destacan el atrio de arcos de medio punto y la espadaña del siglo XVII.
Por último, se debe mencionar que en su reciente restauración (2008-2011) se ha hallado
una necrópolis subterránea.

Como construcciones religiosas también destacan las ermitas de la Soledad y de


Nazaret. La ermita de la Soledad fue construida inicialmente en el siglo XVI y se situó en
la zona conocida como el Calvario. De planta cuadrada y con cubierta a cuatro aguas,
tiene la puerta de entrada en la fachada sur, donde además dispone de un pórtico con
cubierta a tres aguas. Actualmente presenta un excelente estado de conservación debido
a las sucesivas restauraciones a las que se ha sometido. En cuanto a la ermita de Nazaret,
está datada en el siglo XII, ya que aparece en el Libro de Montería de Alfonso XI. Ha
sufrido diversas reconstrucciones, y actualmente podemos encontrar un templo de planta
rectangular con cubierta a dos aguas en las naves y a tres aguas en la zona de la capilla
mayor. El último sábado del mes de mayo se celebra una romería en la que la talla de la
Virgen previamente citada se traslada a esta ermita.

También existen otras construcciones típicas de la arquitectura popular de gran interés,


entre las que se pueden destacar: la Fuente del Arriero, un pilón cubierto por un arco de
medio punto construido mediante sillares de piedra; la Fuente de los Tres Caños, datada
en torno al 1830, formada por un muro curvo en su parte frontal; la Fuente de la Calle de
la Casa del Agua; el horno para la elaboración del pan; el toril cercano a la ermita; y el
potro de herrar.

6.3 El trabajo, los oficios y las herramientas

Los Hayedos de Ayllón se encuentran en una zona montañosa y, por lo tanto,


tradicionalmente han predominado las actividades ligadas al sector primario. En Ayllón
había carboneros, herreros, apicultores, molineros o tejeros, pero actualmente las
actividades que destacan en esta zona son la ganadería, la pequeña agricultura para el
autoconsumo, y el sector servicios, con una especial relevancia del turismo.

De hecho, la explotación directa de estos bosques cesó en torno a los años 60 y 70 del
siglo XX. López Santalla, Pardo Navarro, Alonso Náger y Gil Sánchez (2003) explican
cómo, en el Hayedo de Montejo, el aprovechamiento de las leñas secas de roble y haya
cesó hacia mediados del siglo XX. En el mes de septiembre se acudía a por la leña
procedente de las grandes ramas que habían sido tiradas por el viento o se cortaban las
ramas secas que aún se mantenían en el árbol. Las leñas más gruesas se empleaban para
la producción del carbón, mientras que las finas se destinaban a combustible para los
hogares. Sin embargo, actualmente, son espacios protegidos que no tienen ningún tipo de
explotación, más allá del uso turístico, recreativo e investigador.

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Ahora bien, aunque estos oficios tradicionales se hayan perdido, han dejado una clara
huella tanto en el entorno natural como en los núcleos urbanos. Ya se han citado algunos
ejemplos en el epígrafe anterior: edificaciones de mampostería poco labrada para guardar
el ganado, almacenar aperos o como refugio de pastores; los molinos harineros; los potros
de herrar; o las fraguas.

Mención especial merece la implicación de los vecinos de Montejo de la Sierra con


“La Reguera”. Es una infraestructura empleada para trasladar por caída aguas
superficiales naturales (manantiales, fuentes, ríos y arroyos) hasta prados y huertos. Tiene
unas connotaciones históricas y socioeconómicas muy relevantes, dado que se han
realizado y mantenido durante siglos.

Algunos oficios típicos y sus herramientas.

Aunque la ganadería haya tenido mucha más importancia que la agricultura en estas
zonas, no podemos obviar la tradicional existencia de cultivos. Algunas herramientas
relacionadas eran los trillos, las fanegas, los veranos, las zoquetas, las hoces, los botijos
o las yuntas.

Además, en todos los pueblos rurales, por pequeños que fueran, había una fragua
donde los campesinos reparaban todos los utensilios relacionados con las labores
agrícolas: herrajes, ruedas de carros, herraduras, rejas, etc. La fragua era propiedad del
Ayuntamiento, y el oficio de herrero se asignaba a aquel que tuviese más habilidad. Tenía
un horno de carbón vegetal, con su fuelle de badana que mantenía vivo el fuego
calentando hierros; los yunques de hierros donde se realizaba el forjado; y el martillo.

También destacaba la carretería, principalmente para el transporte de madera desde el


monte. En estas zonas serranas donde se ejercía la carretería, era frecuente la cría de
ganado boyal como animal de tiro y el asentamiento de carreteros, que se ocupaban de la
construcción de carros y carretas. Además de los carros, estos artesanos construían todo
tipo de utensilios de madera; de hecho, como indican Mercedes Vacas y Pedro Vacas
(2009), en Cantalojas se pueden encontrar los siguientes: yugos, aciales, orcas, rastrillos,
palas, etc.

De gran importancia eran también los molinos, los hornos – con toda su artesanía
relacionada–, los utensilios relacionados con la harina y con la realización del pan
(escriños, artesas, varas, cedazos), los instrumentos de cocina (almireces, ollas, calderas),
o las cardas y los husos, relacionados con los oficios de la lana.

El pastoreo.

El Hayedo de Montejo tenía en el pasado una estructura adehesada. Como afirman


López Santalla, Pardo Navarro, Alonso Náger y Gil Sánchez (2003), proporcionaba al
ganado ramón de acebo y bellotas, alimentos de gran valor para la supervivencia invernal

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de las ganaderías de montaña. De hecho, el Catastro de Ensenada recoge ya esta utilidad
en el siglo XVIII, al indicar que "es un monte que no se corta por lo impracticable de su
terreno y ser lo más de Ayas y Acebos, que sirve en invierno para pastos". Además, servía
de cobijo para el ganado en los veranos más calurosos.

La recogida de la bellota se llevaba a cabo a principios del mes de noviembre,


vedándose la entrada del ganado durante el otoño. Era el consistorio municipal el que
organizaba la recogida, dividiendo el monte en cuarteles y repartiendo las bellotas de
forma equitativa entre los vecinos. Esta práctica se mantuvo hasta los años setenta.

La recogida de las hojas de acebo era otra práctica tradicional documentada, como
recogen los autores citados, por Madariaga en 1909, quien afirmaba: “Abunda mucho
entre las hayas el acebo, que es objeto de aprovechamiento para ramón, (...) en codicioso
desmoche”. La distribución actual de los acebos indica esta práctica. Antiguamente su
madera era muy apreciada para construcción, y aunque en 1951 se prohibió su tala, era
muy común la recogida furtiva.

El ganado lanar y cabrío pastaba entre el 25 de abril y el 1 de noviembre (López


Santalla, Pardo Navarro, Alonso Náger y Gil Sánchez, 2003). Si en tiempos anteriores la
entrada del ganado al Hayedo pudo estar más o menos controlada por las Ordenanzas,
durante el siglo XX su acceso fue más libre, ya que la pared localizada en el límite sur
estuvo derruida hasta el año 1955. A partir del 18 de julio, el ganado pasaba las noches
en las majadas de la sierra y se defendía del calor del día bajo la sombra del bosque. En
la entrada al Hayedo había cinco tinados, que se utilizaban para recoger el ganado durante
la noche. En 1961 se prohibirá el pastoreo y, finalmente en 1974, se declarará Sitio
Natural de Interés Nacional, cesando todos los aprovechamientos.

Esta actividad continuada en el tiempo ha dejado un paisaje en el Hayedo de Montejo


que se caracteriza por la combinación de hayas de diferentes tamaños con robles melojos.
Algunas hayas, las más antiguas, son de gran envergadura, demostrando su presencia
cuando el bosque presentaba una estructura mucho más ahuecada. Actualmente, se puede
diferenciar claramente cuál era el paisaje del antiguo Hayedo si se obvian las hayas y los
robles de menor tamaño.

En cuanto a Cantalojas, su tradición vacuna “se pierde en la memoria de sus habitantes


hasta lo más oscuro de los tiempos” (Vacas y Vacas, 2009). A pesar del descenso de la
ganadería familiar en los últimos tiempos a causa de la emigración, Cantalojas ha visto
incrementar considerablemente las reses existentes en su término municipal. Los
ganaderos mandaban en torno al 20 de abril a sus vacas a los parajes serranos, entre ellos
Tejera Negra. Esto sucedía hasta el día de Santiago Apóstol, cuando retornaban un par de
semanas para aplicar la rastrojera después de la siega. Después volvían al entorno de la
sierra hasta la llegada del invierno.

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En lo relativo al ganado ovino, el régimen de pastoreo llevado a cabo era el siguiente:
durante la invernada, del 1 de noviembre al 25 de marzo, se practica un régimen de
pastoreo a corta distancia; solo se aprovechan algunos pastos próximos al pueblo. El careo
solo se hace unas horas al día, las que corresponden a la mayor temperatura, desde las 10
de la mañana hasta antes de la puesta del sol. La escasez de pastos en las proximidades
del núcleo urbano obliga a sacar al ganado fuera de las tenadas del pueblo a las de la
sierra, donde duermen desde el 25 de marzo hasta el 29 de junio. A partir de San Pedro
(29 de junio) ya salen a dormir a la sierra. Este tipo de trashumancia local se practicaba
únicamente dentro de los límites municipales. Aunque los pastos eran propiedad, bien del
municipio, bien del común de los vecinos, se debía satisfacer un pago por su uso en
relación con el número de cabezas que poseyera cada vecino, que se hacía el día de San
Pedro (Vacas y Vacas, 2009)

La arquitectura relacionada con el pastoreo.

Como se viene diciendo, la actividad ganadera ha dejado numerosas huellas en el


paisaje, pero no solo naturales, sino también de carácter humano. Con esto se quiere hacer
referencia a las diversas muestras de arquitectura popular.

De construcciones agropecuarias en la Sierra de Ayllón se pueden destacar los tinados,


para guardar el ganado ovino y cabrío; los cortijos, para los cerdos; las cuadras, para el
ganado vacuno y el de tiro; los pajares, en las partes altas de las cuadras, para almacenar
el alimento del ganado; y los corrales. Es común que tanto los pajares, como las cuadras
y los corrales se levanten de forma aneja a las viviendas, mientras que los tinados se
suelen alejar del pueblo. También se han de reseñar los chozos, esas construcciones
construidas por ramas o piedras en las zonas montañosas y que se utilizaban por pastores
y agricultores para pernoctar y resguardarse de las inclemencias del tiempo.

Especial mención merecen las zonas influenciadas por la arquitectura negra. Las
construcciones agropecuarias están, en gran medida, levantadas en pizarra. De hecho, en
el entorno del Hayedo de Tejera Negra es común observar tanto puentes como tinados
realizados en este material.

La carbonería.

También tienen gran importancia en esta zona las actividades carboneras, aunque más
concretamente en Cantalojas. El carbón lo obtenían por el método clásico del horno de
tierra, aunque proporcionase un material de inferior calidad. Pedro Vacas y Mercedes
Vacas (2009) describen su elaboración de la siguiente forma:

El proceso de iniciaba con la poda, el desramado, el troceado de la leña del árbol, y su


transporte hasta el lugar elegido para formar la carbonera. Su construcción comenzaba
por la colocación de los troncos más grandes en el interior y en el centro, y los troncos
más pequeños en la parte exterior. Una vez colocada la leña y formado el horno, se

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procedía a cubrirlo con una capa de paja para impedir que la tierra externa se colase entre
los palos y se aterrara la carbonera. El hecho de cubrirla con tierra tenía como fin impedir
la combustión libre. Para evitarla, se abrían diferentes agujeros, controlando el proceso
de combustión incompleto, pues la madera debía cocer y no arder. Este proceso duraba
unos 25 días. Una vez cocida la leña, se dejaba enfriar durante algunos días, y se procedía
a la saca del carbón, separando la tierra de la madera carbonizada, la leña mal cocida, el
cisco y la carbonilla.

El carbón obtenido se vendía en Ayllón, Riaza, Atienza, e incluso en Madrid, siendo


transportado por los citados carreteros. En realidad, el carbón vegetal antiguamente tenía
muchos usos: los sastres y modistas lo utilizaban para las planchas, los herreros para las
fraguas, se empleaba también para los coches de gasógeno, para el uso privado en hornos,
y para la fabricación de pólvora.

Aunque hoy en día este oficio se ha perdido, su huella en el paisaje y en la memoria


colectiva de las gentes de Ayllón ha permanecido. Como prueba, se puede observar la
recreación de una carbonera en el Hayedo de Tejera Negra.

4.3 Participación colectiva.

La gran despoblación que han sufrido las zonas rurales de la sierra de Ayllón nos puede
inducir a pensar que gran parte de sus tradiciones, de sus bienes inmateriales, se hayan
podido perder. Sin embargo, aún se pueden encontrar ciertas manifestaciones, algunas
recuperadas, como los “mayos” en Montejo de la Sierra, y otras que han permanecido
durante décadas, como la feria ganadera de Cantalojas.

La Feria del Ganado de Cantalojas.

La Feria del Ganado de Cantalojas se celebra entre los días 12 y 14 de octubre, con
motivo de la festividad de la Virgen del Pilar. Es organizada por la Cámara Agraria Local,
con el patrocinio de la Diputación Provincial. Datada en 1948, llegó a su máximo
esplendor en los años setenta y, desde entonces, sufrió un importante declive. Gracias al
apoyo de la Diputación de Guadalajara volvió a recuperar su importancia hasta la
actualidad, convirtiéndose en una cita obligada para diferentes ganaderos del entorno.

Se sabe que en sus orígenes esta Feria del Ganado era un gran acontecimiento al que
acudía gente de la comarca y de otras provincias, como Soria, Segovia, Burgos, e incluso
Santander. Aunque su importancia comercial ha disminuido, sigue existiendo
compraventa al estilo tradicional. La diferencia radica en que, actualmente, los
intercambios se vienen produciendo durante todo el año, mientras que antaño era la
oportunidad idónea para llegar a diferentes acuerdos.

Por tanto, actualmente, más que una feria de compraventa de reses, la feria se ha
convertido en un acontecimiento festivo, multitudinario, que se dedica principalmente a

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la exposición de ejemplares en las praderas de la Dehesilla, y a la recepción de premios
patrocinados por la Diputación para los ganaderos que han presentado lo mejor de su
cabaña, a lo que siguen diversos números festivos, sin que pueda faltar el clásico
mercadillo popular, donde se ofrece a los feriantes en los distintos puestos productos de
artesanía, de repostería comarcal, o manufacturas difíciles de encontrar en otros tipos de
mercados.

Las fiestas.

• Las fiestas patronales.


Las fiestas patronales de Cantalojas se celebran en honor a San Julián, y coinciden
también con las de la Asunción de la Virgen (14 y 15 de agosto). En ellas se celebra la
tradicional misa seguida de la procesión con la talla patronal, acompañada de música de
gaitas. Hace una parada en la plaza, donde algunos vecinos se animan a bailar jotas al
Santo. A la llegada a la iglesia, se procede a la subasta de andas y algunos productos
típicos. La celebración religiosa se acompaña, como es habitual, de diferentes actuaciones
musicales y actividades infantiles.

La patrona de Montejo de la Sierra es la Virgen de Nazaret. Sus fiestas se celebran el


primer fin de semana de septiembre, momento en el que se hace una misa dedicada a la
Virgen y una procesión. Como es típico, estas fiestas vienen acompañadas de diferentes
eventos: fuegos artificiales, campeonatos deportivos y de cartas, concursos de disfraces,
parques infantiles, degustaciones populares, pasacalles y actuaciones musicales.

Por su parte, las fiestas de El Cardoso de la Sierra se celebran en honor a la Virgen de


la Asunción y a San Roque a mediados de agosto. Tanto el 15 como el 16 de dicho mes
se lleva a cabo la tradicional misa acompañada de procesión. Siguen el esquema de los
casos anteriores en cuanto a actividades recreativas, artesanales, gastronómicas y
musicales.

• Los Cencerrones de Cantalojas.


Los Cencerrones es la fiesta de mayor originalidad de Cantalojas, y se celebra el día 8
de diciembre. Declarada por la Diputación de Guadalajara como de Interés Turístico
Provincial, data de tiempos remotos. Con motivo de la festividad de la Inmaculada
Concepción, los pastores de Cantalojas, tras dejar cerrado el ganado, bajaban del monte
y con una collera de cencerros alrededor de la cintura, cantaban villancicos y romances
pastoriles desde la plaza hasta la iglesia, siguiendo por todas las calles del pueblo. Esto
era repetido todos los días hasta el 24 de diciembre, cuando acudían a la Misa del Gallo.

Actualmente el desfile de Los Cencerrones es acompañado del Certamen de


Villancicos de Cantalojas, que se viene celebrando desde el año 2006, y que sirve de
escenario al “baile de cencerros”. Para llegar a recuperar esta manifestación, ha sido de

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vital importancia el esfuerzo del Ayuntamiento de Cantalojas y de la Asociación Cultural
Hayedo de Tejera Negra.

• Carnaval (Montejo de la Sierra).


El martes de Carnaval, en Montejo, se saca la vaquilla vestida con pañuelos y
escarapelas. El vaquero va haciendo ruido con los cencerros que lleva atados para
atemorizar a los asistentes. Tanto niños como mayores, disfrazados, corren por la plaza y
las calles cercanas. Una vez se termina el festejo, resuenan dos tiros con los que se termina
el evento, y se celebra con sangría y bizcochos para todos los asistentes.

El miércoles de ceniza, en una gran hoguera, los niños entierran las sardinas que han
hecho con cartones y pintura, y se lleva a cabo una barbacoa con sardinas y pan.

• Romería de la Virgen de Nazaret (Montejo de la Sierra).


El último sábado del mes de mayo, a las 12 de la mañana, y una vez preparada y
adornada la Virgen, se tocan las campanas y se saca la talla a hombros hasta la ermita de
Nazaret. El pueblo se llena de visitantes, y los jóvenes del pueblo, quienes se turnan para
llevar las andas, se visten con trajes típicos serranos. A mitad del camino se hace un
descanso para tomar un aperitivo mientras se tocan jotas, se canta y se baila. Tras ello, se
reanuda la marcha hasta la citada ermita, gestionada en la actualidad por la Asociación
Cultural Nazaret.

Allí se celebra una misa y se subastan las varas y ramos que adornan las andas de la
Virgen. Después, los asistentes se reúnen en grupos para llevar a cabo una comida
campestre, en medio de bailes y cánticos, hasta bien entrada la tarde, cuando es momento
de retornar al pueblo.

• Semana Santa, la quema del Judas y el Hornazo (Montejo de la Sierra).


Luisa González Frutos relata, para la web del Ayuntamiento de Montejo, cómo era la
Semana Santa montejana cuando ella era joven. Como afirma, actualmente, la mayoría
de las cosas han desaparecido, aunque la procesión se sigue manteniendo.

Los rituales relacionados con la Semana Santa daban comienzo con la propia
Cuaresma. Cada domingo, al terminar la misa, la mayordoma, la menordoma y las mozas
salían a pedir por las casas para las flores, las velas, el Jueves Santo, o para decorar el
monumento, es decir, el altar donde se conserva la hostia consagrada desde el Jueves
Santo hasta el Viernes Santo. El Domingo de Ramos se pedía para el Jueves Santo y para
el hornazo. Todo lo conseguido se llevaba a la casa de la mayordoma, donde se hacía el
sorteo de mayordomas para el siguiente año. Tanto ella como la menordoma eran las dos
jóvenes encargadas de llevar las cuentas de lo recaudado y de preparar todo en la iglesia.

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El Jueves Santo, tras los oficios y con el monumento preparado, se lleva al Cristo y se
hacen turnos para velarlo. Será el Viernes Santo cuando se retire el manto de la Virgen y
quede a descubierto el Cristo que lleva en los brazos. Con las dos imágenes se vuelve a
llevar a la Virgen a la ermita, cantando el Vía Crucis, y después se devuelve al crucificado
a la iglesia.

El Sábado de Gloria los guitarreros iban a rondar por las casas, donde les daban tanto
chorizos y huevos, para el hornazo, como dinero. Se llevaban a casa de la mayordoma, y
con lo recaudado se compraba el vino. Después se celebraba la misa, se volteaban las
campanas al cantar el “Gloria”, y se quitaban las cortinas moradas que cubrían a algunos
santos. Además, se bendecía el agua para bautizar durante todo el año, y cada persona
podía llevar una botella para tener agua bendita en sus casas. El Lunes de Pascua se
celebraba el hornazo en las Eras de Abajo. Los montejanos subían engalanados con los
trajes típicos, y allí se bailaba, se cantaba y se comían las viandas preparadas durante los
días anteriores.

Lo que sí se sigue celebrando es la quema del Judas, una tradición bastante extendida
por la geografía peninsular. Consiste en la elaboración de un pelele hecho con sacos y
relleno de paja que representa al apóstol Judas. Este es quemado en la hoguera que se
prende en la plaza de la fuente de los tres caños. La celebración ha adquirido matices
paganos: son los mozos quienes construyen el muñeco y preparan la hoguera en un
ambiente festivo. Después de los actos religiosos del Sábado Santo, los vecinos se
congregan en torno a la hoguera a expensas de la llegada del Judas, mientras que los niños
queman otros peleles pequeños. Además, se da a los asistentes limonada y bizcochos.
Tras la quema, se continúa la fiesta en la asociación juvenil con música.

• El Mayo (Montejo de la Sierra).


La fiesta de “los mayos” responde a una tradición que ha sido recuperada
recientemente por los vecinos de Montejo. Cada 1 de mayo, en la plaza, se planta un gran
árbol cortado en los bosques cercanos. Al día siguiente, se realiza el sorteo de parejas:
mozos y mozas se emparejan al azar para ser mayo y maya durante un año. Además, los
chicos seleccionan a un alcalde de mozos, y las chicas a una mayordoma y menordoma
entre las mozas de ese año.

Los mayos tienen la obligación de “retamar” a sus mayas al menos tres veces antes del
día de San Juan, es decir, coger ramas de retama y custodiarlas para trepar después a los
balcones de sus mayas y adornarlos con esas flores. Los mayos que hayan cumplido con
su deber recibirán de su maya una cesta de rosquillas el día del Cordero, cuando se celebra
el comienzo del verano con una comida campestre en el arroyo de la Mata. En la lumbre
se cocinan los corderos y otras viandas que se habían preparado con antelación y que se
habían comprado con el dinero proveniente del cobro de “la costumbre”, es decir, una
aportación voluntaria que hacían los novios (ajenos a Montejo) de las mayas de la

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localidad. El alcalde de mozos era el que cobraba la “costumbre”, que solía ser un cordero
o una arroba de vino; y, si alguno se negaba, se le solía lanzar al pilón. Pasado el trámite,
el novio firmaba en el libro de los mayos y tenía la consideración de mozo del pueblo.

La gastronomía.

La Sierra Norte de Guadalajara se caracteriza por su gastronomía tradicional, hoy


ciertamente relegada, pero la cual aún se puede degustar en algunos restaurantes. Entre
los platos típicos destacan el puchero de matanza, el cabrito al adobo serrano, el ajomoro,
las patatas con manteca, las migas serranas, el cabrito asado, el cordero asado, la caldereta
galiana de cordero, las gachas, la sopa de ajo, la tortilla de verduras silvestres, la
chanfaina, las perdices escabechadas, los churrascos de la sierra y las judías con liebre.
Por lo tanto, en general, predominan los platos realizados con productos de matanza. Sin
embargo, también se pueden reseñar los platos de pescado en escabeche (bogas, barbos o
truchas).

En cuanto a la zona de Montejo de la Sierra, destacan como platos tradicionales las


migas, las patatas secas y los bollos de matanza. También se demandan mucho los
judiones combinados con carne, que es uno de los platos estrella de esta localidad; los
productos de las huertas locales; y las carnes rojas a la brasa, especialmente los
chuletones, los entrecottes, las chuletas de cordero, y el cordero asado, además de los
picadillos de carne. Paralelamente se debe citar la gama de bollería y postres caseros y
tradicionales, tales como hojaldres, almendrados, perrunillas o magdalenas rellenas. Son
muy comunes también los aperitivos serranos, tales como los torreznillos, la panceta o la
morcilla.

La indumentaria tradicional.

En estas zonas serranas del norte de Guadalajara y Madrid, el traje festivo que más
arraigo tiene es el típico castellano. No obstante, cabe destacar que no se puede establecer
un patrón único, ya que cada ámbito geográfico, e incluso cada municipio, tenía sus
propias particularidades. Es más, se debe señalar que esto es muestra de un ideario
folclórico en cierto modo artificial y tendente a la homogeneización. La realidad en
cuanto a vestimenta en estos pueblos en la etapa contemporánea era mucho más simple.
Las mujeres vestían sencillos vestidos negros, ya que solían empalmar los lutos y, de
hecho, era común que se casasen vestidas de dicho color. En cuanto a los hombres, lo más
normal es que llevasen un atuendo pastoril típico: boina, chaleco, albarcas, chaqueta y
pantalón de pana negra.

Música y danza tradicionales.

En el ámbito de la música y la danza, se debe mencionar la importancia de la jota, que


constituye un género musical en forma de baile popular o canción que aparece, con esa
denominación, en el siglo XVIII, y que se desarrolla con diferentes matices a lo largo de

70
la geografía española, pudiendo presentarse de manera instrumental o uniendo música y
copla. Así, se localiza hoy en las Comunidades Autónomas de Cantabria, Asturias,
Valencia, Andalucía, Canarias, Extremadura, Murcia, Galicia, Castilla y León, Aragón,
Navarra y La Rioja. En cada uno de estos territorios, la jota adopta unos rasgos distintivos
concretos que ofrecen, dentro de un tronco común, una gran diversidad y riqueza cultural,
tanto en el ámbito musical como en el literario.

En la sierra de Ayllón destaca la jota en su variante castellana. Esta se extiende por


Castilla y León, Madrid y Castilla-La Mancha, y se caracteriza por el uso de instrumentos
tales como bandurrias, guitarras, dulzainas, laúdes y tambores, que suenan mientras los
bailarines ejecutan su danza típica con las manos por encima de la cabeza o en cruz, y en
ocasiones acompañando a la composición musical con castañuelas. Frente a las jotas
aragonesas, las castellanas son más sobrias y menos movidas. Se bailan con pasos
saltados, y las canciones que acompañan a la música se denominan coplas. La temática
de las coplas es variada, pero suelen tratar sobre temas amorosos, religiosos o,
predominantemente, satíricos y burlescos.

6.4 La percepción individual y la representación del paisaje.

Carlos Santiesteban (1927-2015) fue un afamado pintor nacido en Guadalajara, cuya


obra destaca por el rico cromatismo. La última obra que realizó fue Hayedo de Tejera
Negra, un lienzo dominado por colores malvas y rosas muy vivos, y por figuras arbóreas
estilizadas. En Hayedo de Tejera Negra predomina ese estilo con toques impresionistas
que se puede apreciar en el conjunto de la obra del autor.

También el hayedo de Tejera Negra deja su huella en la música. Los “Hermanos


Cubero” es el nombre artístico con el que se conoce a los músicos y hermanos Enrique y
Roberto Ruiz Cubero. Dentro de su álbum Arte y orgullo, se encuentra la composición
Tejera Negra, inspirada en el Hayedo.

En cuanto a Montejo, se ha de hacer mención a Rafael de Frutos Brun, un poeta de la


localidad que se declara amante del hayedo y que dedica gran parte de sus composiciones
a alabar al “chaparral”. De hecho, se le conoce en la zona como el “poeta del hayedo”.

Del mismo modo, existen diferentes obras histórico-literarias que abordan la historia,
las tradiciones, y las costumbres, tanto de los municipios donde se encuentran los
hayedos, como de los hayedos en sí mismos. Entre ellas podríamos destacar Cantalojas,
canto a voces, de Pedro Vacas Moreno y Mercedes Vacas Gómez; Cantalojas: Tierra de
Fronteras de Tomás Gismera Velasco; El Hayedo de Montejo: dos naturalistas por el
bosque de Antonio López Lillo; El Hayedo de Montejo: pasado y presente, de Pardos
Carrión, Pardo Navarro, Gil Sánchez y Aranda García; o Montejo de la Sierra, de Matías
Fernández García.

6.5 Formas de percepción colectiva.

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Centros de interpretación, exposiciones o museos.

• Centro de Información de la Reserva de la Biosfera “Sierra del Rincón”


(Montejo de la Sierra).
El Centro de Información de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón presta
atención e información a los visitantes de dicha zona, además de canalizar y gestionar los
pases al Hayedo de Montejo. También alberga una exposición permanente.

• Centro de Interpretación de la Sierra Norte de Guadalajara “Hayedo de


Tejera Negra” (Cantalojas).
El Centro de Interpretación de la Sierra Norte de Guadalajara consta de dos
edificaciones adosadas, aunque no comunicadas. Se sitúa a dos kilómetros de la localidad
de Cantalojas, en dirección al Hayedo de Tejera Negra, y cuenta con diversos elementos
informativo-educativos.

Itinerarios naturales y culturales.

• Visitas guiadas: Hayedo de Tejera Negra y Hayedo de Montejo.


El Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara tiene un programa de visitas
guiadas que se realizan desde principios del mes de mayo hasta septiembre. En dicho
recorrido, se acude al Centro de Visitantes previamente mencionado y se recorre la ruta
“Senda de Carretas”. Tiene una duración aproximada de cuatro horas, y es de carácter
gratuito.

También en el caso de Montejo se ofrecen visitas guiadas gratuitas durante todo el año,
siempre y cuando las condiciones climatológicas lo permitan. Esto se debe a que la única
forma de entrar a este hayedo es con un guía. Existen varios tipos de entrada, tanto
individuales como para grupos.

• Rutas por entornos naturales en la Sierra del Rincón.


Se pueden encontrar dos rutas: la de la Cañada Real Segoviana y la Ruta Circular por
la Sierra del Rincón. La primera de ellas parte desde Buitrago de Lozoya y termina en
Montejo de la Sierra, y circula por un ramal que rota hacia el este de la Cañada Real
Segoviana. Por su parte, la ruta circular por la Sierra del Rincón, puede iniciarse desde
diferentes lugares, entre ellos Montejo de la Sierra, aunque oficialmente comienza en
Prádena del Rincón, y tiene una longitud de 50,5 km, a lo largo de los cuales hace un
recorrido circular por los diferentes términos municipales que componen la Reserva de la
Biosfera.

• Itinerarios culturales por la Sierra del Rincón.

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La propia página web de la Reserva plantea itinerarios culturales por la Sierra del
Rincón en función del tiempo que se pueda invertir. Si solo se puede dedicar un fin de
semana, se recomienda visitar las muestras más representativas del patrimonio
arquitectónico y religioso: la iglesia de la Purísima Concepción de La Puebla, la de San
Miguel Arcángel en La Hiruela, la de San Pedro en Cátedra de Antioquía de Montejo, la
de San Nicolás de Bari en Horcajuelo, y la de Santo Domingo de Silos en Prádena.

Si, por el contrario, se puede disponer de una semana entera, lo más recomendable si
se quiere conocer la Sierra del Rincón en profundidad, se puede visitar todo el patrimonio,
tanto monumental y etnográfico como natural, que albergan sus pueblos.

Asociaciones y fundaciones.

El Hayedo de Tejera Negra da nombre a la principal asociación cultural de Cantalojas:


la Asociación Cultural “El Hayedo de Tejera Negra”. Integrada por vecinos del pueblo, o
personas ligadas a él que viven en otros lugares, se encarga de organizar, gestionar y
difundir las principales actividades de carácter cultural que se llevan a cabo en el
municipio. De hecho, fue esta asociación la que consiguió rescatar la tradición de los
Cencerrones gracias a su dedicación y empeño.

También encontramos otras asociaciones dedicadas al ámbito cultural en las zonas


declaradas: la Asociación Cultural “Nazaret”, en Montejo de la Sierra, aunque en este
caso el nombre se lo conceda la patrona del pueblo; y la “Asociación de Amigos de El
Cardoso de la Sierra y su Municipio”, en el Cardoso.

Ahora bien, existen otras asociaciones en estos municipios que agrupan diferentes
colectivos o que tienen fines muy diversos: La “Asociación de Mujeres de El Cardoso de
la Sierra”; la Asociación vecinal “Agua Buena” de Montejo de la Sierra; o la “Asociación
de Cazadores Monte-Haya”, también de Montejo.

Igualmente encontramos la “Asociación de Propietarios de Turismo Rural Sierra Norte


de Guadalajara” es una agrupación que busca fomentar el turismo en los municipios que
componen el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.

VII. HAYEDOS DE NAVARRA – AZTAPARRETA Y LIZARDOIA.

7.1. Organización y carácter del paisaje.

El hayedo de Aztaparreta está situado en el extremo oriental del Pirineo navarro,


concretamente en el punto en el que confluyen Navarra, Aragón y Francia. Pertenece al
término municipal de Isaba, en la parte alta del valle del Roncal. Probablemente sea uno
de los hayedos –hayedo-abetal, en este caso– que mejor encaja en la clasificación de
hayedo primigenio. Esta masa forestal ubicada entre la ladera norte de la Selva Grande

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de Txamantxoia y la ladera suroeste de Lapakiza es considerada por diferentes autores e
investigadores como un bosque virgen e impenetrable, aunque es algo difícilmente
demostrable; lo que sí se puede afirmar con rotundidad es que existe una zona de unas
175 ha que presenta todas las características y sintomatología de no haber sido explotada
forestalmente, al menos, durante los últimos siglos. El hayedo forma parte de la Red
Natura 2000, concretamente de la ZEC Larra-Aztaparreta (ES0000123) y, dentro de esa
protección, Aztaparreta es a su vez Reserva Integral y Zona de Especial Protección para
las Aves (ZEPA). Desde el año 2017 goza de la declaración de Patrimonio de la
Humanidad.

En cuanto a Lizardoia, lo ubicamos en el Pirineo de la Comunidad Foral de Navarra,


concretamente en el valle de Salazar, dentro de la selva de Irati. Ocupa la vertiente norte
del monte Lizardoia (1.198 m), entre la línea fronteriza con Francia y el río Irati. Este
hayedo-abetal tampoco ha sido explotado forestalmente, considerándose un terreno
virgen. Ocupa una extensión de unas 20 ha, aunque está anexo a otras 44 ha con una
explotación mínima. Estas 64 ha fueron declaradas Reserva Integral, tomando el nombre
de Lizardoia. Al igual que Aztaparreta, pertenece a la Red Natura 2000, concretamente a
la ZEC “Río Salazar” (ES2200012).

Dentro de lo que es la Comunidad Foral de Navarra, la zona alta del Pirineo (donde
están ubicados estos componentes) se nos perfila como un ecosistema de gran valor
natural y medioambiental. Son varias las especies faunísticas existentes en Navarra
catalogadas en peligro de extinción, y la mayoría de ellas se encuentran en este entorno
del Pirineo navarro. Hablamos de especies como el oso pardo, el rebeco, el
quebrantahuesos, la perdiz nival, el urogallo, el pito negro, el pico dorsiblanco, el tritón
pirenaico, la culebra lisa europea, el roquero rojo, el sarrio, diferentes ranas, y
determinadas especies de lechuzas. Además, cabe destacar que esta zona pirenaica
occidental ejerce de ecosistema de arranque de las citadas especies.

Quizás el ejemplo faunístico más destacado sea el del oso pardo (Ursus arctos), un
animal cuya existencia en estos montes ha ido decreciendo a causa de factores antrópicos.
Su presencia es un medidor excelente del estado medioambiental del entorno, ya que
garantiza la buena salud del medio en el que vive. Por tanto, el hecho de encontrar
ejemplares de oso pardo en Aztaparreta y Lizardoia nos indica el carácter valioso de este
bosque.

Al igual que pasa con algunas especies animales, Larra y su entorno, incluyendo
Aztaparreta, delimitan la distribución occidental del pino negro (Pinus uncinata).
Estamos ante una especie vegetal que data de la era Terciaria. Crecen de forma dispersa,
naciendo de la propia roca, incluso en paredes verticales. Precisamente, ese crecimiento
disperso es lo que genera en este entorno un paisaje muy característico y singular. Para
hallar el bosque de pino negro es necesario ascender entre 1.400 y 1.700 m, altitud en la
cual el hayedo-abetal va dando paso a esta singular especie.

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Los valles objeto de estudio se han caracterizado durante siglos por la preponderancia
de la ganadería ovina. Actualmente, tras la cabaña ovina y caprina, serían primero la
vacuna, y después la caballar, las que más importancia tendrían en la actividad ganadera
del entorno. Se estima que en el valle del Roncal hay en torno a 26.000 cabezas de ganado
menor, y 1.350 de vacuno y equino. En cuanto a la cabaña caballar, ha sido criada
tradicionalmente para producir animales de tiro o carga, pero en la actualidad el empleo
del caballo para estas funciones prácticamente ha desaparecido, por lo que su cría se
destina a la producción de carne de potro. Entre las razas presentes, destacan las razas
autóctonas por su especial relevancia en la zona y el interés por su conservación. En 2014,
en el conjunto de la comarca pirenaica – que incluye al valle del Roncal y al de Salazar,
además de otros valles con características ganaderas similares – había 3.720 cabezas de
equino.

En el valle del Roncal, entre los meses de mayo y septiembre, cientos de miles de
cabezas ocupaban sus montes. La razón de esta abundancia de ganado ovino la podemos
encontrar en la combinación de la actividad lanera y el derecho que tenían los roncaleses
– y los salacencos – a usar durante el invierno los pastos de las Bardenas Reales, en el sur
de Navarra. Durante siglos, los habitantes del valle del Roncal han exportado lana a todo
el mundo; de hecho, hallamos evidencias de comerciantes roncaleses en Cádiz, Francia,
Australia o Estados Unidos. Hoy en día, la lana ha perdido su importancia como tejido,
por lo que también ha disminuido su valor económico y ha provocado que la cabaña ovina
se utilice principalmente para el consumo de carne. Esto conlleva la gran reducción de
cabezas de ganado ovino que se ha dado en los últimos tiempos.

En cuanto al valle de Salazar, llegado el mes de septiembre, al finalizar las fiestas en


honor a la Virgen, miles de cabezas de ganado caprino y ovino se dirigían a las Bardenas.
Eran guíadas en su marcha por una cuadrilla de txotos (machos cabríos), que hacían sonar
en sus cuellos cimbaladas, trukos y cañones, y marchaban por la Cañada hasta llegar,
después de varios días de viaje, a los pastos de invierno en las Bardenas Reales, a las que
habitualmente entraban por El Paso, desde el término de Carcastillo. Superado el
invierno, en mayo, se ascendía de nuevo hasta el valle con los rebaños.

Los valles se recubren de campos de cultivo, principalmente de cereal y hierba, esta


última para forraje y cama del ganado. Su delimitación presenta una forma rectilínea, de
tamaños desiguales. La separación entre ellos se hace con alambres de espino, dispuestos
en horizontal, paralelos al suelo y distanciados entre sí por un palmo. El alambrado se
sostiene gracias a unas estacas de pino o de zacarda de haya. El acceso se habilita a través
de keletas (o queletas), construidas a base de estacas, que se amarran en un extremo y se
articulan en el otro.

Las bordas son otros de los elementos que configuran el paisaje del entorno de
Aztaparreta y Lizardoia. De gran valor etnográfico, la normativa actual solo permite su
construcción si el propietario acredita la existencia de una previa ahora desaparecida. Son

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edificaciones de uso agropastoril de planta rectangular, levantadas con piedras labradas y
cantos rodados, y culminadas con portones de madera. La planta baja, salvo un pequeño
espacio dedicado a cocina de fuego bajo, suele ser totalmente diáfana, sin tabiques, y con
un aska (pesebre para el ganado caballar o vacuno) de roble o comedero bajo, de madera
de pino, para suministrar forraje al ganado. Mediante unas escaleras de madera se accede
al sabaiao, una estancia igualmente diáfana diseñada para el almacenamiento de la hierba
y de la paja. Ahí, uno de los laterales carece de las tablas del suelo, de forma que se puede
arrojar directamente el forraje al aska. También es habitual que en el exterior del portón
se fijasen, sobre todo hace décadas y siglos, ramas de ispelko (boj rizado) bendecidas el
Domingo de Ramos, o pequeñas cruces hechas con ramas, a modo de amuletos
protectores.

7.2 El entorno social de Aztaparreta y Lizardoia.

Los Hayedos de Aztaparreta y Lizardoia pertenecen a dos valles diferentes: el primero


se enmarca en el valle del Roncal, dentro del término municipal de Isaba, mientras que el
segundo pertenece al valle de Salazar, y más concretamente al municipio de Ochagavía.

7.2.1 La estructura social en los Valles del Roncal y de Salazar.

El hayedo navarro de Aztaparreta está ubicado en el Valle del Roncal, y dentro de los
siete pueblos que configuran el valle, se sitúa dentro del municipio de la villa de Isaba.
Esta localidad tiene un término municipal de grandes dimensiones que colinda con
Francia y con Aragón, y dentro de él están los montes más altos de la Comunidad Foral
de Navarra.

Isaba tiene dentro de su término algunos pequeños valles; el más importante de ellos
es el de Belagua, único valle glaciar en Navarra que está situado a unos 10 km del centro
municipal. Se forma por una amplia llanura rodeada de montañas, superiores todas ellas
a los 2.000 m de altitud. Es en un extremo de ese valle, después de rebasar el paraje
denominado “La Mata de Haya”, en la ladera del Txamantxoia, donde se encuentra
Aztaparreta; por tanto, Belagua es el entorno humanizado más cercano al hayedo. Este
valle es recorrido por una pequeña carretera local que, desde los años sesenta del pasado
siglo, une Isaba con Arette en el Valle de Baretous (Francia).

Belagua es un enclave de tradición agropastoril. Su gran llanura está repleta de campos


de cereal y de pastos, todos ellos de propiedad particular. En ella se ubican numerosas
bordas a las que, durante la época estival, acudían los vecinos y vecinas de Isaba a
“trabajar las hierbas”. Desde finales de junio hasta mediados de agosto había repartida
por el valle una población que podía superar los cien habitantes. A diferencia de lo que
sucede actualmente, hasta el último cuarto del siglo XX, ese colectivo de vecinos
trabajaba los campos de una forma comunal; juntos cortaban la hierba, la ponían en hileras
para secar, le daban la vuelta, la empacaban, o la cargaban en los carros o en los

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remolques. También la vida cotidiana se llevaba a cabo conjuntamente, ya que asistían en
grupo a los ritos espirituales de la ermita de Arrako o comían juntos.

De los propio bosques y valles sacaban el alimento los habitantes del valle del Belagua.
Para cocinar se hacía fuego en el suelo de la borda, y para alimentar ese fuego se llevaban
ramas y leña del bosque, contribuyendo así a su limpieza. Para conservar los alimentos,
se hacían agujeros junto a las bordas que se llenaban de nieve del puerto, a semejanza de
las antiguas neveras medievales: allí se guardaba la comida y la bebida, debidamente
tapada.

En primavera eran los maderistas los que trabajaban, batiendo troncos para después
almadiar sobre ellos río abajo, como posteriormente se explicará. También era el
momento en el que llegaban los rebaños de ovejas y cabras tras haber pasado el invierno
en las Bardenas Reales. En este sentido, cabe recordar que los pastores roncaleses, desde
el siglo IX, tienen el derecho de usar esos pastos invernales de la Ribera de Navarra y
que, desde el 1705, son sus copropietarios. Desde el valle del Roncal hasta las Bardenas
Reales hay unos 100 km, y el camino que los une es la denominada Cañada Real de los
Roncaleses.

En el período invernal, el valle de Belagua se caracterizaba por la ausencia de


población. Las bordas se quedaban vacías, los pastores seguían con sus itinerarios
trashumantes, y los almadieros habían partido río abajo.

En Belagua el espacio se divide en zonas de llanura y zonas boscosas. Hay ciertos


espacios comunes en el valle, pero la mayoría de las parcelas pertenecen a propietarios
individuales. Desde 1952 las almadías no bajan y el precio de la madera ha disminuido,
pero los propietarios forestales se han agrupado en una asociación que les permite
coordinarse a la hora de hacer limpiezas, de buscar buenas opciones de venta, o a la hora
de hacer frente a la masiva importación de madera desde los países del Este europeo. Con
todo esto, se puede concluir que la entrada en Aztaparreta no ha sido tradicionalmente
necesaria, debido a la gran cantidad de recursos existentes en todo el valle.

En cuanto al componente de Lizardoia, cabe mencionar que se encuentra situado en el


valle de Salazar. Este lugar se compone de catorce localidades: Ezcároz, Esparza, Gallués,
Güesa, Ibilcieta, Iciz, Igal, Izal, Izalzu, Jaurrieta, Ochagavía, Oronz, Sarriés y Uscarrés;
a las que hay que añadir el señorío de Ripalda. La localidad más poblada de todas ellas
es Ochagavía, que es al mismo tiempo la más próxima a Lizardoia.

En lo relativo a su población actual, Isaba y Ochagavia son pueblos muy similares.


Tradicionalmente han vivido de la ganadería y de la explotación forestal, pero hoy en día
son dos sectores testimoniales, siendo el turístico el que más fuerza tiene. Asimismo, tanto
el valle de Salazar como el del Roncal han experimentado en las últimas décadas una
regresión demográfica importante, aunque son las citadas localidades las únicas que han

77
conseguido amortiguar la despoblación en el conjunto de los valles. También cabe
destacar que en Ochagavía existe un pequeño polígono industrial: Mancholanda. En él se
encuentran algunas empresas de desarrollo local, destinada al trabajo de la madera o a la
construcción.

Evolución de la población de Isaba y Ochagavía. Fuente: Instituto Nacional de Estadística


(INE).

7.2.2 Los núcleos de población y su Patrimonio Cultural.

Isaba.

Isaba es el pueblo más septentrional de los siete que componen el Valle de Roncal.
Bañado por el río Esca, destaca por un caserío formado por diferentes barrios que acogen
a 220 hogares, y en donde se pueden observar construcciones de madera y piedra con
estrechas y empedradas callejuelas, entre las cuales destaca la iglesia de San Cipriano.
También es notable la Casa de la Memoria, un museo que recoge las costumbres y
tradiciones roncalesas con una museografía moderna. Como se ha mencionado, al norte
del municipio se encuentra el valle de Belagua, en el que se pueden encontrar numerosos
restos megalíticos como el dolmen de Sakulo y el de Arrako. En la zona limítrofe con
Francia se encuentra Larra, con un paisaje kárstiko cubierto por los ya citados pinos
negros y con una riqueza faunística caracterizada por la existencia de diversas especies
en peligro de extinción. Además, allí se encuentran tanto los montes más altos de Navarra
(Mesa de los Tres Reyes) como las cavidades más profundas (Sima de San Martín).

Isaba cuenta con diferentes bienes patrimoniales de gran interés:

La iglesia de San Cipriano está situada en el centro del pueblo y es una construcción
fortificada del siglo XVI, levantada sobre otra previa del siglo XIII que fue quemada por
los franceses en el XV. Se compone de una nave con bóveda de estilo gótico. El retablo
mayor, renacentista, presenta cuatro cuerpos con una minuciosa decoración plateresca y
escenas de la Pasión o de la vida de Jesús y de la Virgen. También cuenta con un órgano
barroco del siglo XVIII, compuesto por más de 1.000 tubos. En el coro hay una sillería
barroca del siglo XVIII tallada con escenas de la vida rural roncalesa.

La ermita de Idoia está emplazada en un paraje a 900 m de Isaba, al que se accede a


pie. Es una ermita cuyo núcleo medieval fue ampliado en el siglo XVI, y sorprende por
su tamaño, ya que es un espacioso edificio de piedra labrada. Tiene adosada una casa de
cofradía.

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Existen otras dos ermitas destacadas en el entorno de Isaba: la de Belén, una pequeña
capilla dieciochesca situada a 5 minutos del pueblo siguiendo el camino que va a
Belabarce; y la de Arrako, que se erige en el llano de Belagua junto al dolmen del mismo
nombre.

En cuanto a arquitectura civil, destacan la casa consistorial del siglo XIX, los puentes
románicos que conducen a Belagua, los escudos de las fuentes y de las fachadas de las
casas, las viviendas típicas roncalesas o las bordas.

Ochagavía.

Ochagavía limita al norte con el monte Irati, al este con Izalzu y el terreno de la facería
Izalzu-Ochagavía, al sur con Ezcároz y al oeste con Jaurrieta. El municipio lo forman el
caserío Idaibea y la propia villa de Ochagavía. Únicamente la parte sur más baja puede
calificarse bioclimáticamente como submediterránea en este municipio de características
atlántico-montanas, donde se producen acusados contrastes de temperaturas y
precipitaciones entre las laderas de solana y umbría, y entre las crestas y el fondo del
valle.

En su término se sitúa parte del sector dolménico de Abodi, por lo que se puede
constatar un poblamiento prehistórico. Ya en el siglo XI consta en documentos escritos
como “Osxagauia” y “Oxssagauia”. Ochagavía fue siempre el núcleo de población más
importante del valle, circunstancia que la convirtió en una especie de capital. Cuando en
el siglo XIV nacieron los tres quiñones, Ochagavía formó el tercero. Su importancia
demográfica y económica queda reflejada en la proporcionalidad de los representantes de
los pueblos en la Junta. A final del siglo XVIII, la villa sufrió en primera instancia la
guerra de la Convención (1793-1795), produciendo una devastación que se repitió,
aunque en menor escala, durante la Guerra de la Independencia (1808-1814).

En cuanto a patrimonio cultural, destacan los siguientes bienes artísticos:

La basílica de Nuestra Señora de Muskilda fue edificada a finales del siglo XII. Cuenta
con la imagen de la Virgen de Muskilda, de estilo gótico, y sedente sobre una banqueta
sin respaldo. La villa es dueña y propietaria de los terrenos y edificios de Muskilda.

La iglesia parroquial de San Juan Evangelista se compone de elementos


arquitectónicos heterogéneos. Reúne tres retablos monumentales del siglo XVI, que son
obra de Juan de Villarreal, Juan de Lasaga y Juan de Anchieta.

En cuanto a restos megalíticos, destacan los situados en la Sierra de Abodi, en el


término perteneciente a esta propia localidad. Entre ellos se pueden destacar los dólmenes
de Arrizabala, el de Bortubizkarra, el de Gaztanbidea, el de Landabizkarra y el de
Idokorria.

7.3 El trabajo, los oficios y las herramientas


79
Tanto los hayedos navarros declarados Patrimonio de la Humanidad como todo su
entorno más inmediato están vinculados a una serie de oficios que han contribuido
tradicionalmente a modelar el paisaje, a humanizarlo, y a enriquecerlo desde un punto de
vista antropológico, etnológico, e incluso medioambiental. La acción del hombre ha
dejado su huella en la naturaleza, la cual a su vez ha configurado la estructura social
agropastoril de los municipios relacionados.

El pastoreo y la artesanía pastoril.

Tanto en el entorno de Isaba como en el de Ochagavía es imposible desligar el oficio


de pastor de su hábitat, ya que ambos se han complementado simbióticamente desde
tiempos remotos. Es un oficio de tradición milenaria en estos enclaves, tal y como vienen
a confirmarlo todos los restos megalíticos del entorno que, de diferentes formas, nos
hablan de una cultura pastoril continuada durante siglos e incluso milenios.

Entre los pastores de épocas antiguas y los de la segunda mitad del siglo XX apenas
hay diferencias en cuanto a la práctica de su oficio se refiere. Aquellos y estos vestían con
pieles; usaban zurrón de piel; hacían queso precipitando el calentamiento de la leche con
el suarri, es decir, una piedra que ponían a calentar en el fuego y que, cuando estaba
rusiente, introducían dentro de la leche para lograr mucho antes que alcanzase la
temperatura que tenía en el interior de la ubre de la oveja, 36º C; hacían desplazamientos
trashumantes; e, incluso, la lengua arcaica y preindoeuropea de este lugar no debía ser
muy diferente a la que se empleaba milenios atrás.

De los pastores roncaleses y salacencos también se puede afirmar su autosuficiencia:


cazan para comer, tejen para vestir, se hacen su propio calzado, curten sus pieles, se
fabrican sus propias herramientas, conocen los indicios climatológicos mediante técnicas
ancestrales, saben cuáles son los peligros que pueden acechar al ganado, y manejan
diferentes remedios naturales.

Hoy el pastoreo tradicional, desde hace unas décadas, está ya extinguido. Es cierto que
todavía queda algún pastor que baja por la Cañada Real de los Roncaleses hasta las
Bardenas Reales con su rebaño a pasar el invierno, pero en un grado mucho menor. Por
otro lado, cabe destacar que en estas zonas el oso pardo ha convivido durante largo tiempo
con el pastor, ocasionando que la práctica del pastoreo desde un punto de vista etnológico
y antropológico tuviese unos rasgos diferenciales respecto al pastoreo de cualquier otra
latitud peninsular.

La artesanía pastoril.

La actividad pastoril se relaciona con diferentes elaboraciones artesanales que, en cada


región geográfica, presentan ciertas particularidades. En torno a este enclave singular de
Aztaparreta, el alto Pirineo roncalés nos ofrece un legado de artesanía pastoril realmente
privilegiado. Algunos ejemplos destacados podrían ser:

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• Cucharas: desde la época megalítica se constata que los pastores portaban cucharas
en sus zurrones. La forma de alimentarse era a rancho, es decir, comían todos de la
misma sartén, o de la misma escudilla, pero cada uno tenía su propia cuchara, y esa
cuchara se la hacían ellos mismos en madera de boj con algún objeto punzante. Eran
piezas frecuentemente personalizadas; estaban decoradas con dibujos o ribetes de
lo más variado. Una buena muestra de estas pequeñas obras de arte elaboradas
antaño por los pastores de Isaba se conservan en el Museo de San Telmo (San
Sebastián/Donostia), y en otras pequeñas colecciones particulares.
Iconográficamente, se representan desde escenas costumbristas pastoriles o
imágenes religiosas, hasta dibujos geométricos, símbolos solares o iniciales de los
nombres de sus propietarios. Ocasionalmente, también se tallaban tenedores.
• Huso pastoril: también era común en la cotidianidad pastoril el trabajo de la lana:
hilaban, tejían y cosían. Para ello hacían husos, husillos, ruecas, y demás
herramientas relacionadas, lo que ha permitido que se conservasen diferentes
tejidos de un gran interés etnográfico: calcetines, mantas, alforjas, ligas para novia,
etc.
• Badajos: un badajo es una pieza en forma de pera, que pende en el interior de las
campanas o de los cencerros, y con la cual se los golpea para hacerlas sonar. El
sonido que emite depende del material que esté realizado: hueso o madera de haya,
de abeto, de boj, etc. También depende, en el caso de que sea de madera, del
momento en el que se corte la madera, del tiempo o la temperatura de secado, o de
la parte del árbol de la que se extraiga. Además, existen numerosas formas de
embadajar, es decir, de amarrar el badajo al interior.
• Cañablas: La Canabal, o cañabla, es el collar de madera que lleva el ganado en el
cuello, del que cuelgan las esquilas (cencerros). Los hacían los pastores con flejes
de castaño. Primero había que preparar ese fleje con un hacha, para luego lijarlo
con un cristal dejando la superficie pulida. Posteriormente, se le daba la curvatura
a la pieza, metiéndola en remojo bastante tiempo, mientras se doblaba utilizando la
pierna a modo del cuello del animal. Finalmente, se hacían las releches en los
extremos para poder amarrar la cañabla al cuello y dejarla bien cerrada a base de
alambre.
• Útiles del queso: para la realización del queso se requería de una espada, con la
que se cortaba el matón (bloque de leche ya cuajada) y que tenía que ser de madera
de boj; el zortze (escurridera para la expulsión del suero) solo puede ser de madera
de haya; los aros (moldes) también tienen que ser de haya; y la banqueta de ordeño,
de pino.

Aunque estos sean los más destacados, no debemos olvidar que existen otros muchos
objetos artesanales, desde saleros hasta castañuelas, desde palos con hermosas
empuñaduras hasta amuletos de hueso, desde escaleras portátiles hasta pequeñas sillas y
banquetas.

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La elaboración del Queso del Roncal.

“Roncal” es una Denominación de Origen Protegida, declarada provisionalmente en


1975 y definitivamente en 1992. La zona de elaboración y maduración de los quesos
Roncal está constituida por los municipios de Uztarroz, Isaba, Urzainqui, Roncal, Garde,
Vidangoz y Burgui, que forman el Valle del Roncal de Navarra. La zona de producción
de la leche apta para la elaboración del queso Roncal comprende las áreas naturales de
difusión de las razas ovinas Rasa y Lacha en Navarra.

Barranqueo y almadías.

Si algún oficio hay estrechamente ligado a Aztaparreta, Lizardoia y a todos los bosques
del entorno, ese es el de almadiero. Se entiende por almadiero a aquella persona,
maderista, que elabora y conduce almadías. A su vez, las almadías son balsas realizadas
con troncos que permitían, por vía fluvial, dar salida a toda la riqueza forestal de este y
de otros rincones del Pirineo. Estamos hablando de un oficio duro y arriesgado; de un
oficio que, aunque no es exclusivo de este valle, sí que se ha consolidado como uno de
los elementos patrimoniales e identitarios más importantes en las últimas décadas. De
hecho, anualmente, se celebra en el valle del Roncal una fiesta en la que se recrea esta
vieja tradición ante miles de personas que acuden a verlo.

Bajar por el río navegando sobre la propia madera que se va a vender en el exterior es
una actividad que aparece documentada desde el siglo XIV, aunque su antigüedad real se
desconoce. La construcción de balsas con la propia madera que se quiere sacar del lugar
hacia otros destinos ha sido siempre una práctica habitual en toda la vertiente sur del
Pirineo; esas balsas en Catalunya reciben el nombre de rais, en Aragón se llaman navatas,
y en Navarra conservan la denominación árabe de almadías. Su construcción, que no su
navegación fluvial, en el Pirineo Occidental tiene un límite, situado en la parte alta del
valle de Salazar.

El proceso comienza en el bosque, lugar donde el maderista selecciona los troncos, los
corta, los marca y, finalmente, procede a batirlos con el astral (hacha) o con la arpana
(tronzadera). Una vez en el suelo, lo primero que se hace es destajarlos o quitarles las
ramas y, lo segundo, pelarlos o descortezarlos. El siguiente paso es hacerles en una de las
puntas un orificio con la barrena; por ese orificio se pasan los tirantes (cadenas) que
encadenan los troncos al balancín del que tiran las caballerías, y son estas las que
arrastran, o barranquean, los troncos hasta la orilla del río. En otros casos, si hay algún
barranco de agua o regata en las inmediaciones, se represa el agua con una esclusa y se
provoca una aguada que arrastra los troncos hasta el río, conducidos estos desde la orilla
por los barranqueadores mediante el manejo de picas.

Una vez amontonados los troncos en el atadero, es decir, una pequeña explanada
existente junto a la orilla del río, se procede a darles una forma cuadrangular. Dejan de

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ser cilíndricos para pasar a ser vigas, que serán usadas en la construcción de edificios o
para ser cortados en tablas en sus lugares de destino. Después se escarbaban, es decir, se
les daba forma apuntada para que no chocasen con las piedras y rocas existentes en el río;
se barrenaban, haciendo orificios en los extremos con una barrena; y se ataban con
jarcias o con verguizo de avellano (ataduras vegetales), formando así los diferentes
tramos de las almadías. De esta forma, se hacen tramos o balsas, con una anchura de 12
o 14 troncos (en función de su anchura se les llama docenes o catorcenes). Con un mínimo
de tres tramos bien amarrados se forma una almadía, que lleva un ropero en su parte
central, y uno o dos remos en cada extremo, que son los que manejan los almadieros a la
hora de navegar.

A partir de ese momento se espera a que el río tenga el cauce adecuado; esto lo
posibilitan unas veces las lluvias, otras el deshielo, y otras el represamiento del cauce
mediante la construcción de pequeñas presas o esclusas. Es entonces el momento de
aguarlas (meterlas en el río) y de navegar sobre ellas durante kilómetros. Es más, en el
entorno de Lizardoia, a mediados del siglo XX, se llegó a hacer un embalse, el embalse
de Irabia, que permitió durante un tiempo hacer pantanadas que posibilitasen barranqueos
masivos de madera en momentos en los que las almadías estaban desapareciendo.
Llegaron incluso a hacerse grandes balsas de madera que hacían posible, mediante un
sistema de arrastre, transportar sobre ellas camiones y maquinaria diversa de una orilla a
la otra.

Ahora bien, se debe tener en cuenta que no en todos los emplazamientos los barrancos
fluviales facilitaban la extracción de la madera del bosque; como ejemplo podemos citar
la selva de Irati, donde se encuentra Lizardoia. Ante dicha dificultad, los maderistas
salacencos idearon un completo sistema de transporte aéreo de los troncos mediante el
uso de lo que se denominó “el cable”. Consistía en una serie de estructuras altas de madera
que posibilitaban, mediante un juego de sirgas y de poleas, el transporte de los troncos,
aunque no se han mantenido hasta día de hoy.

Para los almadieros salacencos, salir del valle suponía atravesar, obligadamente, la
temida foz (hoz) de Arbaiun. En el caso del Roncal, el peligro estaba en atravesar el propio
valle, siendo necesario salvar pasos muy estrechos, zonas con muchas rocas, y también
algunos puertos de presa (rampas en forma de toboganes). Una vez superadas las
dificultades que conllevaba navegar por el río Esca, todo se hacía mucho más fácil cuando
el río desembocaba en el Aragón, con un cauce mucho más ancho, mucho más caudal de
agua, y exento de recodos peligrosos. Por eso, al llegar a este río, los almadieros unían
con ataduras vegetales dos o más almadías, haciendo balsas de ocho y diez tramos, que
podían bajarlas por el río entre dos o tres personas, lo que permitía que el resto del
personal pudiese regresar al valle a seguir preparando y bajando más almadías. En
algunos casos se vendía la madera en Sangüesa; en otros, se llegaba hasta el sur de
Navarra, aunque también eran común ir directamente hasta Zaragoza o Tortosa.

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El jornal del almadiero era parecido al de un peón de campo, unas 10 pesetas diarias o
15 si trabajaban en grandes cantidades (1930). La vuelta a pie desde el lugar de destino
se compensaba con tres jornales más. En 1931 por el río Esca se conducían anualmente
1.000 almadías con un volumen de unos 15.000 m3 de madera. Durante la Primera Guerra
Mundial pasaron en un año por el Canal Imperial 1.800 almadías procedentes de los valles
de Roncal y Salazar, con unos 30.000 m3 de madera.

Tejas de tablilla.

El propio hayedo de Aztaparreta tiene un oficio tradicional asociado: la realización


artesanal de las tejas de tablilla. El acceso al bosque presenta grandes dificultades, tanto
por la densidad forestal como por los accidentes orográficos. Sin embargo, los lugareños
han desarrollado actividades en toda la periferia del bosque; de hecho, en torno al hayedo
hay una amplia zona de uso agropastoril, lo que se denomina el Rincón de Belagua. Al
igual que pasa con el resto del valle, este emplazamiento está repleto de bordas. Será en
el siglo XX cuando estas construcciones darán el paso de sustituir su tradicional cubierta
de tejas de tablilla por una cubierta de tejas planas o “del país”, unas piezas cerámicas
muy habituales en los tejados de los pueblos roncaleses. Por tanto, con el siglo XX acabó
el uso de tejas de tablilla, siendo la última borda en conservarlas la más cercana al bosque
de Aztaparreta: la borda de Luesia.

Detrás de estas tejas ha existido durante siglos una actividad artesana, desarrollada
dentro de las labores cotidianas de la jornada por parte de los usuarios de esas bordas,
personas que habitualmente combinaban en sus formas de vida la ganadería, la agricultura
y la explotación forestal.

Las tejas se hacían a golpe de astral (hacha), con madera de haya cortada sobre un
rústico banco, también de madera. Se empleaba la técnica de la madera rajada, es decir,
madera trabajada a golpe de hacha, sin utilización de ninguna sierra. Por lo general, son
piezas rectangulares de un tamaño aproximado de 55 x 10 cm.

Para colocarlas, se disponían de forma paralela y a cierta distancia las traviesas sobre
las que se clavaban las tejas de tablilla, yendo desde abajo hacia arriba, de tal forma que
las de la fila superior montan sobre las de la fila inferior. Además, se debía calcular
siempre que los laterales solapados coincidiesen sobre la parte central de la tablilla de la
fila inferior. La superficie de estas tablillas solía ser tosca e irregular, lo que permitía que
el interior de la construcción no quedase sellado y que se ventilase, de forma que la hierba
acumulada en el interior ni se mojase ni se pudriese.

Artigas.

Cuando un bosque es talado, lo común es avanzar desde la periferia hacia el núcleo;


sin embargo, en el valle del Roncal, la lógica de los maderistas es mucho más respetuosa.
En primer lugar, penetraban hasta el centro del bosque, desde donde empezaban a cortar

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hasta hacer un cuadrado limpio de árboles. En ese espacio se batían, se destajaban
(quitaban las ramas del tronco), se pelaban con el astral y se cuadraban con una arpana
o tronzadera, un tipo de hacha manejada por dos madereros. Desde ese momento, eran
las caballerías las que se ocupaban de sacar los troncos al exterior del bosque, dejando en
el centro un cuadrado despejado de árboles y lleno de ramas y cortezas.

Esos desperdicios forestales se insertaban en hoyos que luego se prendían. Los


leñadores se ocupaban de mantener esas hogueras encendidas, aunque sin llamas,
logrando una combustión interna similar a la realizada en las carboneras: se les
denominaba hornigueros. De esa forma, se abonaba el suelo y se limpiaba de desperdicios
lo que facilitaba su regeneración.

Unaiak.

El oficio de leñador, en los montes del valle de Salazar, estaba reservado en exclusiva
a los hombres, pero existía otro que hasta mediados del siglo XX se destinaba solamente
a las mujeres: se trataba del cuidado de las vacas. El ganado vacuno pasaba sus
temporadas en el monte, en las bordas y en los terrenos asociados a estas (bordales).
Llegado el momento, desde las cuadras de las casas de los pueblos del valle, salían las
vacas conducidas por una o dos mujeres jóvenes, palo en mano, ataviadas con una
indumentaria aparentemente específica en tonos grises o negros. Llevaban dos faldas, lisa
la bajera y plisada la encimera. Se les conocía a estas muchachas con el nombre de unaiak
(palabra del vascuence salacenco que se traduce como “vaqueras” o “pastoras de vacas”).

Las unaiak tenían por costumbre juntarse en el monte para pasar los ratos de ocio
juntas, en egudiargo (tertulia); las mismas tertulias las hacían en invierno, en el pueblo,
siempre en alguna casa, donde acudían las mujeres a hilar juntas en una animada vellada
(tertulia vinculada al trabajo en torno al vellón de lana).

4.3 Participación colectiva.

La zona en la que se encuentran el valle del Roncal y el valle de Salazar se caracteriza


por la permanencia de formas específicas de hablar y de vestir. Estas particularidades,
junto a otros elementos identitarios que datan de varios siglos atrás, contribuyen a la
génesis de un excepcional patrimonio inmaterial bastante diferenciado del resto de
territorios de la Península Ibérica.

Entidades administrativas tradicionales.

Navarra es una comunidad relativamente compleja en lo que a entidades


administrativas se refiere. Arrastra en algunos municipios figuras administrativas que se
mantienen vivas desde la época medieval, y que en el resto de la Península no existen:
hablamos de las merindades, de los almiradíos, de las cendeas, y de los quiñones, por
poner algunos ejemplos.

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Tanto el valle de Salazar como el del Roncal, al igual que el resto de valles navarros,
tienen en pleno uso y vigencia su Junta General de Valle, que se ocupa de elaborar y hacer
cumplir las Ordenanzas del Valle, y también de gestionar los montes comunes. En el caso
del valle de Salazar, a diferencia de lo que sucede en el vecino valle del Roncal, las
personas que están en las corporaciones municipales de los ayuntamientos son diferentes
de las que están en la Junta General del Valle de Salazar, con responsabilidades diferentes.

También se deben destacar en el valle de Salazar los quiñones, entidades


administrativas únicas en Navarra. Se divide en tres quiñones (Ochagavia, Errartea y
Atabea), y cada uno de ellos agrupa a varios pueblos.

Tributo de las Tres Vacas (Valle del Roncal).

Las inmediaciones del hayedo de Aztaparreta conservan un tesoro patrimonial de


carácter inmaterial de gran valor y originalidad; estamos hablando del conocido como
Tributo de las Tres Vacas en la vertiente sur pirenaica, y como Junta de Roncal en la
norte. Es una ceremonia y un rito del que se dice, ya desde el siglo XIV, que “se pierde
en la noche de los tiempos”; de hecho, se calcula que su celebración proviene de la
invasión de los cimbrios, que los historiadores datan entre el siglo I a.C. y II d.C.

Cada 13 de julio acuden a la Piedra de San Martín, que delimita Francia y España y
que se encuentra situada a mil metros del hayedo de Aztaparreta, las autoridades y vecinos
del valle de Baretous, de la comarca del Alto Bearn, y del valle del Roncal, en la Merindad
de Sangüesa. Allí las autoridades de Baretous se reúnen con los alcaldes de Isaba, Garde,
Urzainqui y Uztárroz. Cada uno va colocando sus manos sobre la piedra, una mano
encima de la otra, y sobre todas ellas coloca la suya el alcalde de Isaba, quien a su vez
pone sobre su mano la vara de mando. Este interpela a las autoridades de Baretous acerca
de su disposición a seguir cumpliendo anualmente el acuerdo milenario, recibiendo
siempre una respuesta afirmativa. A partir de ese momento, con voz fuerte y potente, el
alcalde de Isaba proclama tres veces seguidas la fórmula “Pax avant” (“paz en adelante”,
en lengua occitana), respondida cada una de las tres veces de forma simultánea por todos
los demás con la misma expresión.

Una vez sellada la paz con las manos y la palabra, los bearneses acercan hasta las
inmediaciones de la Piedra de San Martín un rebaño de vacas. Los roncaleses,
acompañados de un veterinario, proceden a seleccionar a tres de ellas, que han de ser tres
vacas de idéntico astaje, pelaje y dentaje, sin mancha alguna, y de dos años de edad.
Hecha la selección, los tres animales cruzan la imaginaria línea fronteriza y pasan a ser
propiedad de los roncaleses; dos de esas vacas son para la villa de Isaba, y la tercera cada
año va a uno de los otros tres pueblos beneficiados.

La romería de Arrako (Valle del Roncal).

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Junto al dolmen de Arrako, probablemente cristianizando un lugar de culto pagano, se
levantó la ermita de Nuestra Señora de Arrako. Tanto la ermita como la venta anexa son
dos edificios que estaban ubicados en el antiguo Camino Real, en el punto exacto donde
este empezaba o acababa. A partir de ahí, en su acceso hacia el collado de Arrakogoiti, se
convertía en lo que se denominaba un camino “de herradura”, es decir, un camino
estrecho por el que solo pueden transitar caballerías.

Cada 26 de julio en esa ermita, durante la festividad de Santa Ana, los habitantes del
valle de Belagua – aquellos vecinos y vecinas de Isaba que en la época estival subían a
trabajar en la recogida de hierbas –, acudían a honrar a la Virgen de Arrako, a la que
sacaban en procesión por el entorno de la ermita cumpliendo siempre con el ritual de
bendecir los campos mientras se le cantaban a ella los gozos. Antiguamente, hasta la
primera mitad del siglo XX, esta ermita y esta advocación mariana tuvieron su propia
cofradía, a quienes se les conocía como los santanatarrak, en alusión a que celebraban su
fiesta el día de Santa Ana. Hoy es una romería relativamente diferente a lo que había sido
durante siglos; recibe un público más amplio, y ya no existe esa población estival del
valle de Belagua.

Tradiciones vinculadas a Nuestra Señora de Muskilda (Valle de Salazar).

Muy cerca de Lizardoia, dominando el caserío de Ochagavía, está la citada ermita


románica que acoge a Nuestra Señora de Muskilda. Es la ermita de dicho estilo más
septentrional que existe en Navarra. Hasta ella se acude varias veces al año, siendo la
más destacada la del 8 de septiembre, festividad de la Virgen.

Ese día se exhiben allí los Danzantes de Nuestra Señora de Muskilda. En este sentido,
es importante diferenciar entre los “danzantes” y los dantzaris. Los dantzaris son grupos
de personas, normalmente en número par, que ejecutan unas danzas tradicionales. Los
danzantes, por su parte, son siempre ocho y un “bobo”, que es un danzante más, pero que
viste de forma diferente a los demás. Hace de asistente de todos ellos, y en determinados
momentos cubre su cabeza con una careta bifronte. Otra condición que diferencia a los
danzantes de los dantzaris es que los primeros tienen como fundamento una advocación
religiosa: en este caso bailan para la Virgen de Muskilda, lo cual vienen realizando desde
hace siglos.

Otro elemento destacable asociado a esta ermita desde hace varios siglos es el
Patronato de Nuestra Señora de Muskilda, entidad que gestiona la ermita, el culto y sus
bienes asociados. Destacan dentro de esta la serora (ermitaña) y los mayordomos.

Orhipean (Valle de Salazar).

Orhipean etimológicamente significa “bajo el Orhi”, es decir, el monte de referencia


que domina todo el entorno de Lizardoia y del valle de Salazar. Con ese nombre se conoce

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al último fin de semana de agosto, momento festivo en el que los vecinos de Ochagavía
se reúnen para celebrar su cultura tradicional.

Durante dicho fin de semana el pueblo se transforma, adquiriendo tintes del pasado.
La escuela vuelve a ser como la que había antes de la guerra, las lavanderas vuelven a
lavar en el río, los niños vuelven a cantar el Berrus, las caballerías vuelven a trillar en las
eras, la iglesia vuelve a tener fuesas y ancianas que rezan ante ellas, se escucha el bando,
la feria de ganado ocupa sus espacios tradicionales, y las hilanderas llenan de nuevo las
calles, igual que lo hacían antaño. Esto supone todo un esfuerzo colectivo que atrae a
cientos visitantes hasta esta localidad, y que sirve para reconocer y homenajear el estilo
de vida de los antepasados.

Músicas, bailes y danzas en Isaba.

Aunque la vida tradicional en el entorno del Roncal se caracterizaba por su dureza,


siempre quedaba algo de tiempo para el ocio y el folclore. Como se ha mencionado, la
selva de Aztaparreta está dentro del término municipal de Isaba, y los vecinos y vecinas
de esa villa son los que siempre han dado vida al entorno inmediato del hayedo-abetal.
Isaba y sus gentes han tenido siempre un baile propio, una karrikadantza a la que se le
conoce con el nombre de ttun-ttun. El nombre lo recibe del instrumento que se empleaba
antaño (actualmente se está recuperando su uso), denominado ttun-ttun, o “tambor del
Pirineo”. El baile se hace por parejas, y consta de cuatro partes diferentes, destacando
entre ellas la pañolodantza.

La presencia durante varios meses al año de los pastores en la Ribera de Navarra hizo
que estos, a su vez, importasen otras expresiones folclóricas de la zona sur de Navarra,
como es el caso de la jota (bailada y cantada), de las rondallas, o de las castañuelas,
tradicionalmente elaboradas con madera de boj por los pastores.

Fiestas y otras manifestaciones culturales en el Valle del Roncal.

Isaba celebra en el mes de julio, en honor a Santiago, sus fiestas mayores, con una
duración de cuatro o cinco días. Su patrón es San Ciprián, al cual se dedican las fiestas
patronales celebradas en torno al 16 de septiembre, y que suelen durar entre tres y cuatro
días. Ahora bien, al margen de estas grandes celebraciones, podemos encontrar otras
muchas manifestaciones típicas del ciclo festivo, tales como el recibimiento de los Reyes
Magos (5 de enero), los Coros de Santa Águeda (en torno al 5 de febrero), los Carnavales,
la Bendición de los ramos de ispelko el Domingo de Ramos, la fiesta de la Virgen de
Idoya el Lunes de Pentecostés, el Corpus Christi, la fiesta de las Idoyas (el primer sábado
de julio), el Día de la Indumentaria Roncalesa (primer fin de semana de agosto) o el
recibimiento del Olentzero (24 de diciembre).

Indumentaria tradicional roncalesa y salacenca.

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Los roncaleses han tenido durante siglos, hasta la segunda mitad del siglo XX, una
forma de vestir exclusiva, que les diferenciaba de los demás habitantes tanto de la zona
pirenaica como del resto de la Península Ibérica. A través de los indumentos se podía
conocer el estado civil de una persona, su oficio, o si se estaba en un día festivo u
ordinario. En el caso de las mujeres, el peinado también era exclusivo: pelo muy largo y
trenzado, hasta las corvas. Incluso a través de las mantillas de las mujeres se podía
conocer el ciclo litúrgico en el que se estaba.

En cuanto a la indumentaria salacenca, desaparece en torno a mediados del siglo XX,


aunque posteriormente todavía portaban algunas prendas ciertas personas ancianas. Es en
los hombres solteros y comprometidos en los que llega a apreciarse algo de color en sus
zamarras, ya que el resto de mujeres y varones portaban el negro. Dentro de esta tonalidad
destacan los petos de brocatel de escote redondeado bordados en los jubones y justillos
de las mujeres.

Afortunadamente, el siglo XXI viene acompañado de un esfuerzo por ir recuperando


poco a poco todas las diferentes variedades del traje salacenco. Es más, hay ciertas
ocasiones en las que es habitual vestirlo, como es el Día del Valle, las fiestas de los
pueblos, o la jornada de Orhipean.

La lengua: el uskara roncalés y el zaraitzuera.

Tanto el valle del Roncal como el de Salazar tenían una forma de hablar especifica. En
estas zonas geográficas se utilizaba la lengua vasca y, específicamente, unos dialectos
claramente diferenciados; nos referimos al uskara roncalés y al zaraitzuera. El primero
de ellos, dentro de los diferentes dialectos del euskera, es el que presenta unas formas más
arcaicas. Las últimas personas en hablar el dialecto roncalés fallecieron en el último
cuarto del siglo XX. La última en 1992. En cuanto al zaraitzuera, hablado en el valle de
Salazar, también se extinguió definitivamente a finales del XX, con el fallecimiento de
los últimos euskaldunzaharras (vascoparlantes de lengua materna).

La abolición de los fueros a finales del XIX, la llegada masiva de carabineros, la


imposición de maestros castellanos en el valle y la construcción de la carretera provocaron
entonces que el dialecto roncalés tendiera a la desaparición. En la segunda mitad del siglo
XX los lingüistas se apresuraron a tratar de salvaguardar, con la ayuda de los últimos
euskaldunes, el vocabulario, las expresiones, los giros gramaticales, los dichos, los
proverbios y las canciones. Eso es lo que se ha mantenido hasta día de hoy y es lo que ha
facilitado que en la actualidad una generación vuelva a recuperar el uso del vascuence
contemporáneo, una lengua unificada en el siglo XX sujeta a similares normas
lingüísticas que el resto de lenguas de su entorno. Eso sí, tanto el uskara roncalés como
el zaraitzuera perviven todavía hoy en el entorno de Aztaparreta, marcando la toponimia
y la oiconimia.

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7.4 La percepción individual y la representación del paisaje.

No se tiene conocimiento de que este entorno natural haya sido plasmado en lienzos
de autores de renombre. Quizás la excepción se pueda encontrar en el pintor valenciano
Joaquín Sorolla, quien en 1912 pintó para New York una serie de cuadros que debían
representar a España en la sede de la Hispanic Society. En diferentes obras, plasmó los
paisajes, los pueblos y a los “tipos” –tal y como los denominó él– del Roncal con sus
indumentarias tradicionales.

En el terreno audiovisual no se pueden obviar los diversos anuncios de televisión o las


numerosas películas grabadas en el entorno natural de los valles del Roncal y de Salazar,
tales como Secretos del Corazón (1997) y Obaba (2005), de Montxo Armendáriz, o
Biutiful (2010), de Alejandro González Iñárritu. También se debe citar la obra fotográfica
de Ortiz Echagüe, así como de otros fotógrafos costumbristas como Coyne, Francisco de
las Heras, Roldán Bidaburu o el Marqués de Santa María del Villar.

En el ámbito musical, al margen de la proyección universal que le dio Julián Gayarre


a su valle natal, es obligado referenciar algunas películas musicales biográficas sobre el
tenor, algunas de las cuales han quedado asociadas a conocidas piezas musicales. Es el
caso, por poner un ejemplo, del galardonado zortziko “Vasco-navarro soy, del valle
roncalés…”, de Salvador Ruiz de Luna, interpretado por Alfredo Kraus. Se puede
destacar, igualmente, la zarzuela Las brujas del Roncal de Ruperto Chapí.

5.2 Formas de percepción colectiva.

La segunda mitad del siglo XX ha conllevado la pérdida de oficios, tradiciones y


formas de vida que han estado presentes entre nosotros durante muchos siglos. La
industrialización, el despoblamiento rural o la globalización de las costumbres han sido
algunos de los factores que más han contribuido a ello. No obstante, ha habido una
generación que los ha conocido, y que ha visto cómo progresivamente se iban perdiendo
sin poder evitarlo. A esta, le ha seguido otra que ha empezado a reaccionar tratando de
salvaguardar la memoria de sus antepasados y el patrimonio material vinculado a ella.

Esto ha hecho que el valle del Roncal y el valle de Salazar se hayan convertido en unos
espacios culturales privilegiados, tanto para sus propios habitantes como para los turistas
nacionales e internacionales.

Museos y centros de interpretación.

En el entorno de los Hayedos de Aztaparreta y Lizardoia se pueden encontrar los


siguientes museos y centros de interpretación:

• Museo de la Almadía (Burgui): es una sala-museo que recoge objetos y


elementos de la cultura almadiera y maderista, asociados a la explotación forestal.

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• Casa Museo Julián Gayarre (Roncal): casa levantada por el tenor Julián
Gayarre sobre el solar de la que fue su casa natal. En ella se conserva,
probablemente, el mejor archivo operístico a nivel estatal. Se exhiben fotografías,
indumentaria escénica, partituras, condecoraciones, y objetos del roncalés Julián
Gayarre, quien en el siglo XIX se consagró en Milán como el mejor tenor del
mundo.
• Centro de Interpretación de la Naturaleza (Roncal): además de las piezas que
aquí se conservan y se muestran sobre el pastoreo, este centro tiene como objetivo
la puesta en valor del patrimonio natural y medioambiental del valle.
• Museo Etnográfico – Casa de la Memoria (Isaba): recoge y exhibe la memoria
del valle: el lenguaje, la indumentaria, las instituciones, el pastoreo, la explotación
forestal, otros oficios, la infancia y los juegos, etc.
• El sabaiao (Isaba): es una sala-museo de carácter privado que recoge y muestra
una amplia colección de indumentaria roncalesa (trajes antiguos y recreaciones
actuales), incluyendo el mundo de los complementos y de las alpargateras.
Además, cuenta con una colección excepcional sobre la elaboración del queso y
el pastoreo en general.
• Museo del pastoreo y de la trashumancia (Uztarroz): museo privado que es
propiedad de una quesería de esa localidad. Exhibe en una sala grande una
excelente colección de piezas asociadas al pastoreo, a la elaboración del queso, y
a la trashumancia, tanto del valle como de otros lugares.
• Centro de Interpretación de la Naturaleza (Ochagavía): El valle de Salazar
carece de espacios museográficos, aunque en el exterior destacan sus bienes
naturales y su arquitectura popular; por ejemplo, en la localidad de Izal, todavía
sobrevive un hórreo que queda separado del suelo a través de varias columnas de
piedra cuya función es alejar el grano de los roedores. Con lo que sí que cuenta el
valle de Salazar desde principios de los años noventa, concretamente en la
localidad de Ochagavia, es con un Centro de Interpretación de la Naturaleza desde
el que se gestionan los accesos a la selva de Irati y desde donde se da a conocer a
los visitantes los valores naturales del entorno.

Itinerarios culturales.

La existencia de museos y salas expositivas se complementa en el Valle del Roncal


con ciertas rutas e itinerarios que completan la oferta cultural de este lugar. Destacan los
siguientes:

• Ruta de los oficios (Burgui): recorrido interpretativo por el pueblo y sus


alrededores que permite conocer los oficios de antaño. Algunos de los bienes que
se visitan son el puente, la almadía, una nevera medieval, una calera, un horno de
pan, una carbonera, o una serrería.

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• Ruta del contrabando: como toda zona fronteriza, este valle también tuvo su
actividad clandestina de contrabando. Pese a que no fue muy relevante, se ha
recuperado, habilitado, y señalizado la ruta que emplearon los contrabandistas
para burlar la vigilancia de los agentes de la autoridad que controlaban la frontera.
• Camino Real: es una ruta para senderistas que aproxima al caminante al
patrimonio histórico y cultural que existió y existe en el recorrido del antiguo
Camino Real, al que a finales del siglo XIX sustituyó la actual carretera. Puentes,
cruceros, ermitas, o muestras de la arquitectura popular son algunos de los bienes
que se pueden visitar.
• Esculturas: no existe propiamente una ruta que nos guíe a través de ellas, pero a
quien le guste el arte debe saber que a lo largo del valle hay varias esculturas de
autores como Mariano Benlliure, Fructuoso Orduna, o Antonio Loperena, entre
otros.
Asociaciones culturales.

Ha quedado patente la importancia del patrimonio cultural en estos valles y la


preocupación que sus habitantes muestran por él. En torno a este legado existen una serie
de colectivos que trabajan para preservarlo. Destacamos los siguientes:

• Asociación Cultural de Almadieros Navarros (Burgui): trabajan en torno a la


cultura almadiera. Organizan anualmente en Burgui el “Día de la Almadía”, que
atrae hasta el valle a varios miles de personas.
• Asociación Cultural La Kukula (Burgui): se centran en la recopilación,
salvaguardia y difusión del patrimonio histórico y cultural de la localidad de
Burgui. Editan un boletín trimestral, y organizan conferencias, actos culturales,
etc.
• Asociación Cultural Bidankozarte (Vidángoz): en este caso se centran en la
recopilación, salvaguardia y difusión del patrimonio de la localidad de Vidángoz.
También editan un boletín trimestral, y organizan actos diversos de índole
cultural.
• Asociación Cultural Kurruskla (Isaba): tienen la misma función que La Kukula
y Bidankozarte, pero trabajan en Isaba. Organizan conferencias, actos culturales,
y son los encargados del Día de la Indumentaria Roncalesa.
• Asociación Cultural Kebenko: es un colectivo con implantación en todo el valle
que se ocupa de trabajar en torno a la recuperación y defensa de la lengua vasca.
Organizan anualmente una fiesta denominada Uskararen Eguna, que va
itinerando año a año por las siete localidades del valle.
• Cofradía del Queso de Roncal: es un colectivo gastronómico que trabaja la
vertiente cultural de este producto lácteo. Cada año celebra su capítulo anual en
una de las localidades del valle.

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93
VIII. BASES Y CRITERIOS PARA LA GESTIÓN Y SALVAGUARDA DEL
PATRIMONIO CULTURAL (MATERIAL E INMATERIAL) VINCULADO A
LOS HAYEDOS PRIMIGENIOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA.

A la luz del estudio desarrollado, se proponen algunas estrategias básicas para la


salvaguarda del Patrimonio Cultural de estos entornos naturales y sus zonas de
amortiguamiento.

- En primer lugar, es fundamental el establecimiento de medidas a nivel estatal que


frenen la creciente despoblación rural, que afecta enormemente a la economía y
sociedad de los valles y al mantenimiento de los entornos naturales y culturales.
- Evitar normativas contradictorias que limitan el aprovechamiento tradicional de
los recursos culturales, sostenible y que a menudo protege el propio entorno.
- Apoyo a iniciativas de emprendimiento que potencian los recursos locales.
- Inclusión del conocimiento y disfrute del Patrimonio Cultural en la difusión y
publicidad de los programas de turismo vinculado a la montaña y la naturaleza.
- Desarrollo de programas específicos de documentación de la memoria y
conocimientos de personas o colectivos que hayan tenido un papel relevante en la
gestión y protección de los bosques: guarderío forestal, pastores, almadieros…
- Incorporación de menciones al Patrimonio Cultural en los programas de
sensibilización para la conservación de la biodiversidad, de cara a realizar
sinergias en la difusión de los valores naturales y culturales.
- Señalización de recursos y actividades culturales, como por ejemplo las cañadas
y veredas de la trashumancia o los terrenos comunales.
- Gestión (empresarial y comunicativa) de la aplicación de valor añadido a
productos derivados que mantienen el paisaje natural (carne, lácteos…).
- En la medida de lo posible, mantenimiento de la escasa actividad humana en los
núcleos de bosque de cara a minimizar los riesgos derivados de causas antrópicas
(incendios, contaminación…).
- Generación de una ruta o agrupación de todos los centros de interpretación y
museos existentes en las tres zonas para su conocimiento mutuo y para generar
campañas de difusión conjuntas.
- Desarrollo de inventarios de Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI). El Patrimonio
Inmaterial está vivo y es dinámico, transformándose y adaptándose
continuamente. El conocimiento es el principio de cualquier actividad de gestión
del PCI, ya que permitirá jerarquizar los elementos según su relevancia,
representatividad e incluso vulnerabilidad, con el fin de tomar decisiones sobre el
grado de protección que ha de atribuírseles.
- Búsqueda de la implicación de las comunidades en la gestión y salvaguarda del
Patrimonio Cultural vinculado a los hayedos, especialmente del Inmaterial. Es
fundamental trabajar para que las comunidades y los colectivos locales puedan

94
superar los sistemas burocráticos y representarse a sí mismas, su diversidad y sus
conflictos en la interpretación y usos del Paisaje. Para ello es imprescindible:
o Obtener el consenso con la comunidad antes de acometer cualquier
política que vaya a influir en el entorno, especialmente de las personas más
implicadas con su salvaguarda.
o Identificar a los agentes interesados y crear mecanismos de participación,
incorporando las opiniones recabadas desde las diferentes perspectivas de
la gestión.
o Promover el desarrollo de la comunidad a través de la gestión de su PCI,
creando nuevas oportunidades de trabajo para jóvenes y reduciendo así la
pobreza y el éxodo rural.

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IX. CONCLUSIONES

Cualquier ecuación en la que interrelacionemos personas y paisaje natural nos ofrecerá


un resultado tipo de paisaje cultural. Las personas cuya vida ha transcurrido en el entorno
de estos bosques han sido, en mayor o menor medida, tanto en fondo y como en forma,
modeladoras y moduladoras del paisaje.

No, los hayedos primigenios no son ajenos a los usos que el ser humano ha hecho de su
entorno desde tiempos inmemoriales. Cierto es que sus características indican que dicho
uso no ha condicionado drásticamente ese paisaje natural; precisamente por eso han
conservado esa personalidad natural primigenia. Los usos han sido acordes con la
sostenibilidad exigible a un paisaje tal.

Son los entornos de los hayedos primigenios los que, habitados desde tiempos
inmemoriales, han ejercido de campo base de la actividad diaria relacionada con el
bosque. Unos entornos que se ven absolutamente condicionados en la actualidad por los
profundos procesos de despoblamiento que sufren estas áreas de montaña.

Fijar la población en el entorno de estos enclaves es la única vía que permite siquiera
contemplar la posibilidad de que el paisaje cultural asociado a los mismos perviva. Es
con la pervivencia del paisaje natural fruto de la interacción entre los factores
mencionados como se garantiza el dinamismo mínimo que exige el paisaje cultural
asociado.

Hoy, muchos de los usos ancestrales relacionados con las formas de vida estrechamente
vinculada a estos entornos han desaparecido o están en riesgo cierto de desaparición. Así,
solo las nuevas ocupaciones que fijen las personas al territorio sobre la base de una
explotación compatible con la biodiversidad y el mantenimiento del paisaje natural
permitirán articular dinámicas renovadas que regeneren el paisaje cultural en parámetros
larvados en la cultura secular, pero actualizados a los nuevos usos.

Esos nuevos usos tienden indefectiblemente a la búsqueda del valor añadido (en atractivo
turístico, en imagen o en comunicación) que el propio espacio natural de los hayedos
primigenios ofrece a los productos y servicios de su entorno más o menos cercano.

96
X. BIBLIOGRAFÍA

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