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“SOY EL HIJO DE LA LUZ“

Shi Tzun Lao Ta Ren dice:

La luz se comporta a la vez como onda y como partícula.

Los físicos discutían si la luz era onda o era partícula, y no terminaban de

zanjar esta cuestión entre estas dos posibilidades.

Cuando observas a la luz mientras se comporta como onda, no ves

sus partículas. Cuando observas a la luz mientras se comporta como

partícula, no ves su onda.

Después de largos años de discusión, se llegó a la siguiente conclusión:

"Tu frente forma parte de ti y tu espalda, también".

La onda y las partículas son el anverso y el reverso de una misma moneda.

Tú no eres ni tu frente ni tu espalda; ellas solo forman una parte

de ti.

De modo análogo, ni la onda ni las partículas, individualmente

explican la totalidad de la luz.

En esta situación, es necesario trascender estas dos posiciones encontradas

tomando un tercer ángulo cabal y completo. Solo así, cuando se observa

una de las dos facetas, se la podrá comprender totalmente mientras se

acepta al mismo tiempo la existencia de la otra.

El hijo de la luz también debe ser así. Al caer en uno de los dos

extremos, ya sea insistir en diferenciarse de los demás o en igualarse a

los otros, uno queda atrapado en los obstáculos causados por apego a
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la enseñanza o a los hechos.

Una persona comienza a errar cuando se apega excesivamente a lo

correcto. Una observación íntegra y cabal, con todo el corazón y la

voluntad, es el punto cero.

Shi Tzun Lao Ta Ren dice:

La luz es una energía que contiene todos los colores. Gracias a la luz, el

hombre percibe los múltiples y variados tonos.

La materia en sí no lleva ningún color. Sin embargo, cuando la luz se

encuentra con la materia bajo la luz, cada materia refleja distintos colores

según su frecuencia de vibración y su reflexión.

Cada persona que percibe la luz, en tanto receptor de los colores, hará

sendas interpretaciones en torno a cada materia.

La verdadera dimensión dhármica también es así. Tanto la vida y muerte

como el nirvana son en sí mismos una suerte de ilusión. Si no existiera la

interacción de los distintos sentidos de skandha con las imágenes, los

sonidos, los olores, los sabores, las percepciones táctiles y los

pensamientos, ¿quién podría apreciar el brillo del oro o sentir repugnancia

ante la putrefacción?

Cuando el corazón recibe la percepción de los sentidos, comienza la

contemplación y la inferencia; luego, según las respectivas reflexiones

sobre los distintos sucesos y las distintas materias, sobrevienen las

distinciones y las susceptibilidades. Sin embargo, debido al receptor


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individual de cada persona, se producen distintas sensaciones.

Siendo hijos de la luz, deben apoyarse en la luz y no en las imágenes

producidas.

Shi Tzun Lao Ta Ren dice:

La luz genera sombra y cuando desde distintos ángulos se proyecta luz

sobre un mismo objeto se generan sombras en distintas direcciones.

Cada sombra proyectada muestra un perfil diferente y una tonalidad

distinta; todo ello en función del ángulo en que la luz se proyecta.

¿Qué puede captar o vislumbrar una persona a partir de una sombra?

Mientras una persona con inteligencia superficial la desprecia pensando

que: "No es más que una sombra" y la tiene por desapercibida; una

persona eminentemente sabia y de insigne perspicacia colige la existencia

de un ente real por causa de la sombra, habida cuenta de que sin un objeto

real no existiría sombra alguna aun ante la intervención de las luces.

De ahí se desprende que las ramas por la brisa acariciadas o un islote

rodeado de agua permiten una comunicación de corazón a corazón; y que,

aun los pájaros volando entre la bruma o un bosque hundido en la niebla,

todos traen mensajes maravillosos.

No vaya a ser que, por considerar que el reflejo de unas flores en el espejo

o la imagen de luna reflejada en el agua son simplemente ilusiones, echen

a perder todas esas excelentes oportunidades de encontrar lo real a través


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de lo ilusorio. Así como las condiciones se dan y después no se dan; los

sucesos vienen y se van, Todos ellos son precisamente situaciones y

momentos en que deben poner los mayores esfuerzos en la práctica

personal y en el cultivo del corazón.

Shi Tzun Lao Ta Ren dice:

Como recién se ha explicado, la oscuridad también existe necesariamente.

De esta manera, apoyarse en la luz no equivale a apegarse a la luz. Sin

embargo, fijense en todos los efectos y consecuencias producidos por la

luz; ya sea el efecto de las distintas gamas de colores, el efecto de la

sombra e incluso el efecto de la oscuridad. Todos estos efectos valen como

una trayectoria vivencial, como un proceso; y nada más. Al fin y al cabo,

nada se ha separado de la esencia de la luz.

De modo análogo, si bien los budas tienen ochenta y cuatro mil formas

para subsanar los ochenta y cuatro mil vicios de los seres sensibles;

ninguna de ellas se aparta de la esencia búdica. Aunque a lo largo de tu

vida y en tu interior, esa parte que se ha convertido en tu personalidad

pueda sufrir eventuales altibajos, cuando vuelvas una y otra vez al

punto original, serás el hijo pródigo que regresa al hogar natal luego

de un largo viaje errante.

¿No serás el hijo de la luz? (Si).

Mencio dijo: "Toda persona tiene corazón de misericordia". La cuestión

es si tal misericordia se produce solo después de una acción en busca de


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un resultado meticulosamente calculado.

El corazón misericordioso es plenamente natural. Cuando uno ve a un niño

a punto de caerse en un pozo, no pensará en sí mismo sino en cómo

salvaguardar al niño de ese peligro inminente. En ese momento, se verifica

y se pone de manifiesto tu corazón misericordioso. Por eso, no hace falta

buscar la misericordia en forma forzada; tampoco indagar la cuantía de

misericordia que uno mismo tiene. Solo deben tratar de fortalecerla

aprovechando cada oportunidad para que ella se presente de manera

natural. Es la misma lógica que la de transpirar al estar uno en un ambiente

caluroso. Cuando uno observa la necedad de los seres sensibles, siente

dolor y pena. Es exactamente la misma vivencia interna; la misericordia

no se cultiva de manera exógena; solo hay que buscar oportunidades para

que ella fluya y se exteriorice.

Trata de crear más oportunidades para ti mismo; trata de llevarla a la

práctica en cuerpo y alma.

Te daré las siguientes palabras de aliento: La vida es como un viaje, en

cada lugar que recorres hay un paisaje distinto. Te preguntarás por qué el

mismo paisaje que viste cuando eras niño ya no lo vuelves a ver, y la

sensación que te inspiró ya no la conservas. En realidad, eso es una

cuestión menor. Lo fundamental es que la amplitud de tu corazón

pueda ser cada vez mayor ante el paisaje que cambia constantemente.
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Por más que el paisaje ha pasado, con que guardes la emoción es

suficiente. Ante cualquier momento, frente a cualquier persona, es

suficiente que la trates con la actitud y la sinceridad que menos te

provocarán remordimientos.

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