El deseo por el cual nos hemos graduado colma de un orgullo incandescente la
vela por la cual no debemos dejar que se apague, sabemos que actualmente estamos atravesando un rumbo en el que no sabemos con que vamos a interactuar, sin embargo debemos tener en cuenta que ese camino con altibajos sea de una manera superlativa o minoritaria depende en gran medida del esfuerzo y trabajo que hagamos en pos de conseguir lo que queramos. En esa línea, debo decir que, aunque el mérito en principio esté bien visto y sea una forma de competir limpiamente, en la siguiente etapa de la vida por la cual vamos a atravesar nos daremos cuenta de que expresa o tácitamente no todos partimos como en una línea de meta, es decir con iguales condiciones cognitivas, económicas, físicas, que no todos vamos a seguir con meridiana claridad, que muchos se apagarán en pleno recorrido. Tiempos actuales nos dirán que el individualismo salvaje no es mas que una forma propia de la época, en las que blogueros y freelances se jactan de ser lo máximo sin que el sistema los haya cotejado como muestras gratis. Así pues, queridos compañeros debemos rescatar y conservar esa solidaridad por la cual nos hicimos y nos haremos grandes por ser buenos, pues ello implica un arduo trabajo con los demás, para de esa manera aspirar a ser siempre los mejores, aunque no competitivamente hablando, no realizar algún acto que implique uso de artificios, sino que mas bien devolver al humano ese sentido de pertenencia que alguna vez tuvo con los suyos. En esas condiciones, sabremos que lo importante y lo que nos llena de valor son esas expresiones y colaboraciones algo tenues que sin ser trascendentales en si mismas, nos devuelven la esperanza de que otro fin del mundo si es posible.