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REVISTA DE FILOSOFÍA
IBEROAMERICANA
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© De los autores
Derechos reservados de esta edición
© SOLAR
© Rubén Quiroz Ávila
Tiraje: 300 ejemplares
ISSN: 1816-2924
DOI. 10.20939/solar.2020.16.01
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú
N° 2008 - 15521
Dirección:
Instituto de Investigación del Pensamiento Peruano y Latinoamericano
Av. Venezuela 3400 - Ciudad Universitaria - Puerta 3
Pabellón de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú
www.revistasolar.org
Editado por SOLAR, Revista de filosofía iberoamericana
Diagramación
Edmundo Roque - celibe86@yahoo.es
Corrección de texto
Mabel Sarco - mabelsarco@gmail.com
REVISTA DE FILOSOFÍA IBEROAMERICANA
Año 16 Vol. 16 - N° 1
Publicación semestral
Lima 2020
www.revistasolar.org
Director
Rubén Quiroz Ávila
rquiroza@unmsm-edu.pe
Asistente Editorial
Edmundo Roque
Consejo Editorial
Edgar Montiel (UNESCO)
Rafael Cerpa Estremadoyro (UNAM-Sorbone, Paris)
Milko Pretell García (Proyecto Internacional Scholastica Colonialis-Perú)
Segundo Montoya Huamaní (Solar, Revista de Filosofía Iberoamericana)
Gian Franco Sandoval Mendoza (UNMSM-UARM)
Consejo de Honor
Gianni Vattimo, Francisco Miró Quesada Cantuarias+
Consejo Internacional
Horacio Cerutti (UNAM), Miguel Ángel Quintana
(Universidad Miguel de Cervantes, Valladolid), José Ignacio López
Soria (Organización de Estados Iberoamericanos), Song No (Purdue
University), José Luis Gómez-Martínez (Universidad de Georgia),
Antonio Jiménez† (Universidad Complutense de Madrid), José Carlos Ballón
(Universidad Nacional Mayor de San Marcos), José Luis Mora (Universidad
Autónoma de Madrid), Antolín Sánchez Cuervo (Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, Madrid), José Luis Villacañas (Universidad
Complutense de Madrid), Adriana Arpini
(Universidad Nacional de Cuyo), Luis Ferreira (Universidad
de París VIII), Alex Ibarra (Chile)
CONTENIDO
EDITORIAL……………………………………................................7
ARTÍCULOS
1, Filosofía y pensamiento latinoamericano desde J. C. Scannone e I.
Ellacuría
Latin American philosophy and thought from J. C. Scannone and I.
Ellacuría
Agustín Ortega Cabrera..........................................................................................13
5. La noción de unidad formal en relación con los entes de razón según José
de Aguilar S. J.
The notion of formal unity in relation to the entities of reason according
to José de Aguilar S. J.
Oscar Edmundo Yangali Núñez...........................................................................105
RESEÑAS
Martínez, O. (2019) Marx desde el águila y el cóndor. Reseña del libro Karl Marx
desde América Latina. Dialéctica, Política y Teoría del valor.
Eduardo Santiago Pérez........................................................................................201
Scannone.
Referencias Bibliográficas
Metz, J. B. (2013). Por una mística de los ojos abiertos, cuando irrumpe
la espiritualidad. Barcelona: Herder.
Introdução
2 É aquele que tem reivindicado nossa trajetória histórica frente aos esquemas
eurocêntricos, assim como tem procurado sistematicamente fortalecer nossa identidade,
questionando o pensamento conservador criado pelas potências centrais do capitalismo
(SADER, 2008, p. 9).
Considerações finais
Referências Bibliográficas
Acurio, C.; Arias, M.J. (1929) La escuela Hogar. Amauta, IV (23), p. 22-
34.
Castro, A. (2013) Una educación para re-crear el país (1905-1930). Lima: Fon-
do Editorial de la Derrama Magisterial (Colección Pensamiento Educa-
tivo Peruano, v. 8)
Del Valle, F. (1994) Hay que educar al pueblo. In: Nuestra Época: Revista
Política y Literaria. Lima: Empresa Editora Amauta, pp. 25-26,. Edición
em facsímile.
19-20.
FUNDAÇÃO CAPES. Home. Disponível em: <http://www.capes.gov.
br>. Acesso em: 04 set. 2020.
Melo J., S. U. (2020) Mito e religião no pensamento político de José Carlos Mariá-
tegui. 200 f. Dissertação (Mestrado em Ciência Política). Instituto de Fi-
losofia e Ciências Humanas, Universidade Estadual de Campinas, Cam-
pinas, 2015. Disponível em: <http://bibliotecadigital.unicamp.br/>.
Acesso: 16 jun.
Valcárcel, L. E. Los nuevos indios. Amauta, III (9). pp. 3-4, 1927.
Roberto Follari1
Universidad Nacional de Cuyo (Argentina)
rfollari@gmail.com
Abstract: The vindication of the life, culture and rights of the Indians
--------------------------
indios de hoy no son como los que se encontraron por vez primera con
el colonizador, no están en condiciones de «incontaminación».
Sin embargo, la perspectiva decolonial asume una ilusión de trans-
parencia según la cual los indígenas son transhistóricamente idénticos
a sí mismos, y según la cual –además– su propia lectura decolonial es
expresión prístina de sus posiciones e intereses. Doble trasposición que
lleva a la idea de que negros e indios –prioritariamente estos últimos–
«hablan» en su discurso, o al menos están interpretados en él. Y de que
ese discurso es exterior y antagónico en relación al de los colonizado-
res occidentales. Aún en tal entendimiento, sería difícil sostener que las
ideologías de estos sectores son radicalmente anticapitalistas y ajenas
a la lógica de la dominación por el capitalismo: por ello, la teorización
apelará a la dimensión cultural, en la cual la suposición de exterioridad y
«no contaminación» puede sostenerse con más nitidez. Esto lleva a cier-
ta despolitización del discurso decolonial, donde tal dimensión cultural
es más fuerte que la propiamente social: las clases sociales no aparecen,
la cuestión es siempre étnico-cultural. Problema que sería objeto de otro
análisis, y por ello no profundizaremos, sino solo anotaremos aquí.
6. Colofón y cierre
Referencias Bibliográficas
beiro
II
por dar, como José Martí advirtiera; “-Trinchera de ideas valen más que
trincheras de piedra-”. Frente a ese despojo del sentido humano de la
palabra que se busca implantar por occidente a todo el mundo, el legado
del ideario latinoamericano nos ofrece esa oportunidad de responder a
la altura de las necesidades de nuestros pueblos. Retamar tiene en esta
batalla de ideas mucho que aportar con su obra ensayística sobresaliente,
vigorosa y actual.
III
IV
martiano. Sus textos analizan las aportaciones universales que Martí rea-
lizara, enfatizando su actuación literaria y política. En ella que se revelan
las huellas profundas del sentimiento latinoamericano por la indepen-
dencia; la herencia revolucionaria que forjara el carácter futuro que dio
plena libertad a Cuba de la mano de Fidel Castro. A este sin dudarlo, se
había sumado Retamar con sus versos, reflexiones y actos a favor de la
cultura de Nuestra América, sin perder nunca, el rumbo autóctono del
deseo constructivo de lo propio, contrapuesto a las tradiciones serviles
del colonialismo y el imperialismo. Retamar impulsó la fundación del
Centro de Estudios Martianos en 1977 y lo tuteló hasta 1986, institución
que hoy reúne a los más destacados estudiosos en el mundo de la obra
del prócer cubano.
El pensamiento martiano de Retamar es fruto de la estirpe revolu-
cionaria de Cuba que se mezcla con el marxismo y demás pensadores
libertarios como Simón Bolívar y Francisco Bilbao. Al respeto escribió
Retamar en el último párrafo de su ensayo “-Martí en su (tercer) mun-
do-” publicado originalmente en la revista Cuba Socialista en 1965: “-Ello
quiere decir que se ha “superado” a Martí en el sentido de haberlo in-
corporado, asimilado a la nueva conciencia. Además, no poco de lo que
dijo en el orden político, y desde luego, en el de los problemas culturales,
sigue teniendo impresionante vigencia. Por lo pronto, su preocupación
política mayor, que lo llevaba de Cuba a Nuestra América y los Estados
Unidos, sigue siendo en gran medida la nuestra. Su obra se sitúa en los
albores de la articulación de Cuba con el mundo. Esa articulación, hoy
manifiesta, es la que permite hacer ver la importancia de la tarea de este
pensador, uno de los primeros de los países subdesarrollados-”.11
Para Martí como para Retamar, nuestra América es la utopía que nos
mueve al porvenir, la unidad e integración son sueños necesarios, y es
que como se ha planteado, estamos integrados con una sola identidad
unida en la diversidad, fortalecerla y protegerla es parte de la militancia
de la vida en las geografías nuestras, la esperanza sobrevive en estas tie-
rras al perjurio y la soberbia imperial. La dignidad nos hace ser virtuosos
y útiles para la humanidad, la América nuestra vive en la memoria de
nuestros pueblos y en el ahora en que nosotros la defendemos y repro-
ducimos. Retamar supo hacer eco de la sentencia martiana que dice “-ha-
11 Fernández Retamar, R., “-Martí en su (tercer) mundo-”, En Cuba Socialista, 1965, pp. 64-
65.
VI
VII
Referencias Bibliográficas
Báez, L. (2006) Más esperanza que fe. Revelaciones de Roberto Fernández Reta-
mar, Casa Editora Abril, La Habana, Cuba.
Zea, Leopoldo (1989) La filosofía americana como filosofía sin más, Sigo
XXI, México
1 Magíster y Licenciado en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miem-
bro de la Société Internationale pour l’Étude de la Philosophie Médiévale (SIEPM) y de
la Red Latinoamericana de Filosofía Medieval (RLFM).
Introducción
5 Algo que hay que tener en cuenta aquí es el concepto de intentio en la escolástica. Ella se
refiere tanto a la intencionalidad o ese “-apuntar hacia afuera-” cuanto también a la intensión
susceptible de ser entendida a partir de la cosa, a saber, la forma intencional que puede ser
aprehendida para ser objetivada en nuestra mente. Podemos agregar lo dicho por Gracia
en su glosario: “-intensio can be taken for the extension or mode of the entity of a form
subject to intensification and remission, by reason of which it is capable of that change
which is called intensio-” (Gracia, 1982, p. 227).
Ahora bien, ¿qué son, en suma, los entes de razón para Suárez? Este
nos dirá que un ente de razón será un concepto objetivo que es algo que
concebimos en nuestra mente pero “que tiene ser objetivamente sólo en el
entendimiento” (Suárez, 1966 [1597], p. 393). Esto, porque evidentemente
un ente de razón no puede tener un ser real, ya que para Suárez no es
algo que exista con una realidad independiente de nuestra inteligencia.
9 Para el desarrollo en torno a cómo las proposiciones negativas constituyen una unidad
formal puede consultarse: “-La unión formal negativa como término lógico en las Sú-
mulas de José de Aguilar S. J.-” (Yangali, 2016, pp. 128-132). En lo sucesivo, se reutilizará
parte de este tratamiento para bosquejar su relación con el tema de los entes de razón.
10 Dico. In propositione formali negativa datur unio formalis logicalis. Probatur primo conclusio. Propositio
nega-/tiva est una propositio; ergo habet aliquam unionem. Probatur antecedens. In propositione negati-
va datur artificium logicale, ratione cuius terminus Petrus, et terminus lapis non se habent disparate, sed
cum aliqua conexione, et subordinatione inter se; ergo est una propositio, non una per agregationem, sicut
acervus lapidum, v.gr. ergo per aliquam unionem. (Trat. I, sec. 2, núm. 5).
11 Resp. Distinguo maiorem. Unio unit praedicatum obiectum cum subiecto obiectivo, necessario nego: pra-
edicatum formalem cum subiecto formali, concedo. Similiter distinguo minorem, non est non unit lapidem
cum Petro obiective affirmative; concedo, forma iter, negative, nego. Certum est in propositione negativa
ly non est removere, seu dividere, praedicatum obiectivum a subiecto obiectivo; at vero ipsamet remotio
signata est unio formalis exercita comparatione actus, quatenus ratione illius praedicatum, et subiectum
non se habent disparate, sed potius connectuntur, ut unam propositionem negativam constituant. (Trat.
I, sec. 2, núm. 10).
12 Resp. Ly non est in propositione negativa simul esse, et compositionem, et divisionem; esse compositionem
exercite, et respectu terminorum formalium, quos negative, unit reffert, et annectit; esse tamen divisionem
signate respectu obiectivorum, quos quasi active dividit removens praedicatum obiectivum a subiecto
obiectivo. Ratio est, quia ly non est solum est divisio respectu terminorum, quos negat, sed non negat,
terminos formales, sed obiectivos; ergo non est divisio respectu terminorum formalium, sed obiectivorum
tantum. Hoc patet in hac praepositione vocali. Petrus non est lapis. Ubi vox Petrus, et vox lapis sunt
termini vocales, ipsius, sed una vox non negatur de alia, sicut nec in affimativa propositione una vox
affirmatur de alia, sed tantum negatur lapis obiectivus de Petro obiectivo; ergo cum ly non est non neget
terminos formales, sed solum obiectivos non erit divisio formalis, sed divisio obiectorum, neque propositio
negativa dicetur unum divisum logicale, sed unum dividens. (Trat. I, sec. 2, núm. 12).
13 Hic actus Petrus currit, currente Petro est verus: non currente Petro, est falsus, ergo currente Petro
/204/ non producit idolum distinctum a Petro, cursu, et ipso actu, sed tantum illud obiectum extrinsece
denominabit cognitum sicuti, vel aliter ac est in se: patet consequentia, quia ille actus, currat, vel non
currat Petrus invariatus manet, sed Petro currente, non producit idolum: ergo Petro non currente, idolum
non producit. (Trat. II, disp. I, sec. 1, núm. 16).
14 Modum disconvenientem, ratione cuis cognitio est falsa, obiectoque difformis, non esse aliquid obiective
supperadditum, seu aliquod idolum intrinsece fictum, quod ex parte obiecti, non sit realiter possibile, nec
impossibile, distinguaturque ab obiecto reali, et cognitione fingente, sed esse specialem modum tendendi
actus affirmative, vel negative qui quidem nihil ponit in obiecto intrinsece; sed solum extrinsece illud de-
nominat: Unde idemmet obiectum invariatum hoc modo cognitum, constituet ens rationis, alio vero modo
cognitum illud non constituet. (Trat. II, disp.I, Sec. 1, núm. 14).
Hellín, J., (1962) “-El concepto formal según Suárez-”, en: Pensamiento,
Vol. 18, N° 72, Madrid.
Suárez, F., (1966 [1597]) Disputaciones Metafísicas, Vol. VII, Edición y tra-
ducción de Sergio Rábade Romeo, Salvador Caballero Sánchez y Anto-
nio Puigcerver Zanón, Biblioteca Hispánica de Filosofía, Editorial Gre-
dos, Madrid.
Yangali, O., (2016) “-La unión formal negativa como término lógico en
las Súmulas de José de Aguilar S. J.-”, en: Actas del simposio Internacio-
nal “-El Imaginario jesuita en los Reinos Americanos (ss. XVI-XIX)-”,
Universidad Antonio Ruiz de Montoya, Lima.
Abstract: The following article finds itself in a deep owe to and in re-
sponsibility towards the History of Peruvian thinking. For this reason,
I consider of utmost importance to revitalize an often-overlooked aca-
1 Bachiller en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Participó del
Simposio de Estudiantes de Filosofía (PUCP) en el 2011 y en el Congreso de Filosofía
Latinoamericana (Instituto Raúl Porras Barrenechea) en el 2012. Actualmente investiga
sobre temas de la formación del discurso criollo, el naturalismo, la tradición científica
peruana y la historia del pensamiento en el Perú.
2 Revisar Ferrater Mora, José. (1964). Diccionario de filosofía. (5ª. ed.) (T. I-II). Buenos
Aires: Sudamericana.
del siglo XVI hasta el comienzo del XVII3, se caracterizará por un deter-
minismo geográfico-climático4. Cabe resaltar que durante este periodo
hay una concordancia entre las aristocracias española e indígena, con
respecto de i) la estructura jerárquica5 del poder colonial al igual que ii)
la exclusión de las castas intermedias (lo cual se confirma en 1635 por el
Obispo de Popayán, quien descalificaba a los curas criollos). Sin embar-
go, este sentimiento criollo o el criollismo como tal surgieron antes de
las propias generaciones de criollos. Este sentimiento se buscará desarti-
cular con las Nuevas Leyes (1542) al intentar refrenar la base económica
de esta casta emergente6.
En la segunda ola, que abarca los inicios del siglo XVII hasta casi la
mitad del siglo XVIII, se lleva a cabo una reivindicación por parte de
las castas intermedias inicialmente rechazadas, lo cual coincide con la
Estabilización Colonial (que data del 1580 al 1780), momento en el cual
todas las clases sociales o castas se encuentran en una lucha por el poder:
este espíritu reivindicacionista, comenta Ballón (1999), no fue antiaris-
tocrático ni igualitarista, pues se apoyó en los mismos principios de este
3 Es importante hacer notar que a partir de la segunda mitad del siglo XVI se inserta el
Período de la Estabilización Colonial, que ofrece Carlos García-Bedoya (2004) tentati-
vamente desde el 1580 al 1780, en el cual surgen una serie de sucesos, como el estable-
cimiento de las Nuevas Leyes y la extirpación de las idolatrías, a partir de los cuales se
siente la presencia de un nuevo contexto simbólico. Cfr. García Bedoya, Carlos. (2000).
La literatura peruana en el periodo de estabilización colonial (1580-1780). Lima: UNMSM, pp.
30-31. Ballón, José Carlos. (Comp.). (Coord.). (2011). La complicada historia del pensamiento
filosófico peruano. (T.I). Lima: Vicerrectorado académico de UNMSM, Fondo editorial de la
UCSUR, p. 87.
4 Los argumentos de este primer naturalismo, en el cual destaca José de Acosta, son in-
fluencia de Aristóteles: la i) esclavitud legal y ii) la esclavitud a natura) y Santo Tomás –si-
guiendo muy de cerca a Aristóteles– justificaba la esclavitud natural a partir de preceptos
climatológicos. Así, la geografía se constituyó la base de la filosofía moral de esta etapa en
el tópico naturalista. Mediante preceptos climatológicos, los europeos buscaron justificar
el dominio colonial sobre el territorio y la población indígena, nativa. También, buscaron
constituir la estructura jerárquica que diera estabilidad al nuevo régimen social (relaciones de
parentesco por consanguineidad y un sistema de servilismo).
5 Se trata de todas las subcastas nuevas emergidas en el proceso posterior a la conquista,
cuyo crecimiento amenazaba con plebeyizar la clara diferenciación jerárquica del régimen
de castas (andino e hispánico), construido a partir de criterios de parentesco por con-
sanguineidad y la consecuente distribución patrimonial de la propiedad. La función de
estas imágenes naturalistas es «describir» entes que están «fuera de su lugar» o «carentes
de todo lugar». Cfr. Hampe Martínez. La tradición clásica en el Perú Virreinal. Lima:
UNMSM, p. 314.
6 Mazzotti, José Antonio (2016). Lima fundida: épica y nación criolla en el Perú. Madrid: Ibe-
roamericana, p. 19.
Mogrovejo, san Martín de Porras y Rosa de Lima (elevada por los crio-
llos durante su canonización9).
Esto se debió en gran medida debido que dicho autor resaltó la su-
perioridad de Lima y de sus habitantes criollos. El argumento radicaba
en que estos – criollos nacidos en esta ciudad – podían juzgar mejor el
valor y humano de los indígenas debido a que aquellos conocían bien
las tierras que habitaban10. Algo que cabe recalcar es que la importancia
del espacio criollo no solo radica en la calidad de sus tierras o de sus
habitantes, sino en la capacidad de estos de conocerla y junto con ella,
las bondades de sí: los demás habitantes – los indígenas, principalmente.
Con una intención de unificar a las diversas castas en pugna surge Anto-
nio Léon de Pinelo (1595-1660), cronista y pensador español asentado
en Lima desde su niñez; él es quien buscará incorporarlas a una nueva
cosmovisión natural y moral común. Sin embargo, como advierte Alan
Pisconte (2011), este autor no pudo dar el paso a una visión laica y ope-
racionalista moderna, sino que mantuvo una visión providencialista y
sacralizada del Nuevo Mundo11.
Esta postura, la cual conecta a León Pinelo y a Unanue12, ambos
criollos, responde a una necesidad de autoexaltación13 de la casta criolla
como respuesta a una situación de exclusión en el régimen colonial. En
materia de la moralidad, León Pinelo recurrirá a preceptos probabilistas,
con la finalidad de flexibilizar muchos de los preceptos morales rígidos
de la escolástica, los cuales resultaban obsoletos en un entorno cada vez
más diverso (entiéndase multicultural).
No obstante, estos planteamientos de Pinelo surgen en un contexto
de inestabilidad legal, el de las Nuevas Leyes, como señalamos anterior-
mente: este proceso anticipa el de la Estabilización Colonial (que data del
9 Mazzotti, op. cit., pp. 134-135.
10 Mazzotti, op. cit., p. 136.
11 Véase Ballón, José Carlos. (Comp.). (Coord.). (2011). La complicada historia del pensamiento
filosófico peruano. (T. II). Lima: Vicerrectorado académico de UNMSM, Fondo editorial de
la UCSUR, p. 523.
12 La conexión frente a la agenda política de Unanue y la elaboración de Pinelo son im-
portantes: no obstante, el primero no desarrolló tanta tensión entre su filiación política
(recordemos que Unanue era fidelista frente al poder de la corona española) y su preten-
sión de autoexaltación criolla, debido a que la raigambre científica de las Observaciones,
aun con una influencia organicista-neoplatónico-naturalista, se ciñó al plano experimental
(entiéndase científico) de sus exámenes y/o supuestos, no comprometiéndose ni mucho
menos justificando el porqué de sus asertos.
13 Cfr. Ballón, op. cit., p. 534.
14 Asumido por autores como Carlos García-Bedoya. Cfr. García-Bedoya, Carlos. (2000).
La literatura peruana en el periodo de estabilización colonial (1580-1780). Lima: UNMSM.
15 Recordemos que el eje de la justificación de la tarea evangelizadora viene de presuponer
que debido a la inmersión de los indígenas en la superstición –entiéndase «idolatría»– es-
taban cuando menos desprovistos del discernimiento y del intelecto para poder aceptar
la verdad única y salvadora: la verdad bíblica.
16 Como indica bien Mazzotti: «Esta falta de compensación real y simbólica implicaba una
violación de las leyes universales de reconocimiento a los guerreros victoriosos (le-
yes honradas en Roma y en la España medieval) y de los principios del pactum subjectionis,
pues la autoridad regia no estaba atendiendo las necesidades de sus súbditos más fieles ni
de sus descendientes directos e inmediatos». Mazzotti, op. cit., p. 22.
17 Cfr. Martel, Víctor Hugo. (2005). La Filosofía Moral: El debate sobre el Probabilismo en el Perú
(Siglos XVII-XVIII). UNMSM: Lima, p. 18.
Carlos. Op. cit. En Hampe Martínez, Teodoro. Op. cit., p. 314. En esencia, los criollos no
tienen cabida en un sistema que perenniza los conflictos y ensancha las brechas sociopo-
líticas en este periodo. Es por las razones antes mencionadas que la casta criolla buscará
generar una imagen que reivindique a América como espacio natural diverso con relación a
un tiempo histórico muy escindido. Es por ello que los criollos tendrán como interlocutores
a los lectores europeos y no a los indígenas u otros agentes locales.
22 Cabe precisar que este eurocentrismo se remonta a la interpretación eurocéntrica, valga
la redundancia, de los indígenas, realizada por los cronistas y los distintos agentes de
este armazón sociocultural y político-administrativo que fue el virreinato. Con lo cual,
Franklin Pease aduce que: «En el mencionado asunto es visible que se emplearon es-
tereotipos conocidos y eurocéntricos, que eran conocidos desde la Antigüedad para
señalar la inferioridad de pueblos extraños, a la vez, la presentación de la desnudez de los
habitantes era un tópico propuesto, desde tiempos medievales, para identificar a los ha-
bitantes de tierras ignotas y hasta paradisiacas». Cfr. Pease, Franklin. Temas clásicos
en las crónicas peruanas de los siglos XVI y XVII. En Hampe Martínez, Teodoro, op. cit.
p. 20. [El resaltado es nuestro].
23 No obstante, esto no imposibilita a Unanue de ir valorando sutilmente características
(negativas) atribuidas a la Sierra del Perú. En palabras de El Bibliómano (Unanue, op. cit.,
p. 115): «Concibo la atmósfera de esta costa como el depósito de la electricidad en el estío
o ya sea electrizada positivamente entre tanto que la de la sierra lo está negativamen-
te». [El resaltado es nuestro].
24 Como es obvio, lo que El Bibliómano está tratando de desarticular no es solo un cúmulo
de discursos de literatura que peyoraba al hombre local. Su proyecto de autojustificación
depende de que apologice al hombre local, desarticulando más bien «(…) tales teorías
(…) [situadas] en el conjunto más amplio de la mentalidad colonialista ya existentes antes
de la Conquista pero que se desarrolló y estructuró después en un sistema coherente
cuya finalidad era justificar la situación colonial y las relaciones que se mantenían. Este
determinismo permitía a los españoles llegar a conclusiones aparentemente contradicto-
rias pero que siempre, de una forma u otra, justificaban la autoridad y organización del
sistema colonial» [Lo que va entre corchetes es nuestro]. Lavalle, op. cit., p. 55.
25 De Pauw, Cornelius. (1770). Dicurso preliminar. En Rechérches philosophiques sur les Améri-
cains. Berlín, (iv). En la página vi de la misma sección, este autor sostiene que la epidemia
que constituye el contacto con los americanos debe ser contrarrestada si se desea lograr
que la humanidad no se vea extinta, de modo que los seres más felices y menos persegui-
dos –en este punto, conjeturamos que se trata de los hombres europeos– no tengan que
abandonar este planeta.
26 De Pauw, íd.
27 Con lo cual, pareciera seguir la línea discursiva del Conde de Buffon. De Pauw, op. cit.,
p. xiii.
28 Ibid., p. 7. Sobre este punto también argumenta que en el siglo XVI, tanto en África
como en Perú, algunos cuadrúpedos americanos –los camellos– migraron y debido al frío
devastador, sus órganos sexuales fueron dañados para la reproducción. De Pauw, ibíd., p.
13. [Las cursivas son nuestras].
29 Id. Es interesante cómo en la página siguiente aplica el concepto de monstruosidad en
un sentido positivo, cuando dice –en relación a las ranas, a las cuales utiliza como eviden-
cia– que no hay otros monstruos en el resto del mundo. Ibíd., p. 8. [El resaltado es nuestro].
que los mamíferos más poderosos (leones, tigres) americanos están en-
teramente abandonados y que además son pequeños, débiles y mucho
menos feroces que los de Asia y África30. Repite la misma fórmula con
los lobos, los pumas, los osos, los caimanes, los lagartos, etcétera.
El primer argumento en contradecir es el de Cornelius de Pauw, a quien
solo caracterizó como M. Pauw. Nuestro filósofo señala que este pen-
sador asoció erróneamente que debido a que en Brasil las raíces de los
árboles no están asentadas firmemente31, esto se daba en el resto de los
países (incluido el Perú) debido al poder destructivo del frío (tipificado
como «frialdad destructiva») en relación al reino vegetal. Otro argumen-
to de la idoneidad del reino vegetal de Lima es cómo se sostiene la vege-
tación en la altura32 (en contra de ideas como «superabundancia calórica»
y «frialdad destructiva», la última ya antes mencionada).
Al ser más categórico, introduce un concepto muy vigente: el de auto-
rregulación. Su argumento es que «(…) está observado que el reino
vegetal y el animal se vitalizan mutuamente» (op. cit., p. 128). Continúa
con esta idea al decir que los cuerpos animales en putrefacción son apro-
vechados (absorbidos, siendo más exactos) por las plantas que adquieren,
de su combustión, vigor y hermosura. Es decir, refuerza la idea de que
Lima posee una naturaleza privilegiada33 y asigna a la autorregulación
una fuerte carga valorativa para justificar dicha posición. Sin embargo,
Unanue debe rebatir un argumento a favor de sus pares europeos: La
actividad sísmica vuelve la tierra infértil o debilita mucho su capacidad
de autonutrirse (que podríamos llamar «autoabastecimiento»).
Posteriormente, Unanue introduce la influencia del clima en el reino
animal y establece desde el saque que los filósofos europeos (a los que
denomina «ultramarinos») han desarrollado un bosquejo errado y prejui-
30 Ibíd., pp. 8-9.
31 El desarrollo de este argumento es que como las plantas mantienen sus raíces próximas
a la superficie en terrenos fuertes, húmedos y sombríos, encuentran nutrientes, los cuales
perciben poco el calor y la influencia del sol (Unanue, 2018: p. 126). No se queda atrás
cuando afirma que en terrenos secos las plantas sepultan sus raíces profundamente y se
dirigen hacia aguas subterráneas para nutrirse de ellas, evadiendo cualquier tipo de obstá-
culos (Ídem).
32 En los Alpes las plantas no pueden vivir a 9585 pies de altura; mientras que en los Andes
vegetan aún a 14 697 pies (Ibid.: p 127). Debido a que las condiciones climáticas son tan
constantes es que algunas plantas que están terminando de madurar en algunas ramas, ya
van floreciendo otras y en aumento.
33 Algunas plantas florecen en cualquier momento del año, las plantas extranjeras se sofo-
carían en este clima Ibid.: p. 129.
34 Así, Pedro Peralta y Barnuevo nos explica que «[u]nos asentaron haberse dicho en sig-
nificación pasiva; porque siendo estos partos dignos de admiración por su extrañeza, lo
eran también de la curiosidad que los viese y de la novedad, que los monstrase (…) [y] en
esta acepción se dice monstruo hablando generalmente de cualquier cosa admirable no
solo por exceso de malicia, sino también de bondad» Cfr. Peralta y Barnuevo, Pedro. (s.a)
El origen de los monstruos y otros desvíos de la naturaleza. [PDF] [s/l]: s/ed., p. 4. [Lo
que va entre corchetes y lo que está resaltado es nuestro]. Más adelante, también indica
que «(…) el monstruo es todo aquel compuesto animado, en cuya producción no espon-
tanea, falta más o menos enormemente, a su acostumbrado orden la naturaleza. (…) Dí-
cese finalmente: faltar a su acostumbrado orden la naturaleza, dando a entender que los
monstruos no se hacen contra toda ella (…)». Ibid.: p. 16. bAsimismo, Lavallé explica, de
acuerdo con ambos sentidos de monstruosidad: «Uno era positivo, hasta lisonjero, cuando
se trataba de monstruosidades que se interpretaban como prueba de la inaudita riqueza,
de la extraordinaria exuberancia, de la desbordante vitalidad del mundo de allende los
mares. El otro era negativo, puesto que la monstruosidad americana servía entonces,
en cierto modo, de espantajo que permitía desacreditar al Nuevo Mundo y justifica las
relaciones de dependencia que la Europa de entonces se proponía establecer con él». Cfr.
Espacio y reivindicación criolla. En Lavalle, op. cit., p. 109.
35 Humboldt, Alexander v.; Aspects of nature, in different lands and different climates with scientific
elucidations [1826]. Filadelfia: Lea and Blanchard 1850, p. 231. [La traducción es nuestra].
36 Unanue, op. cit., p. 150. [Lo que está entre corchetes y el resaltado son nuestros].
37 En esto, Unanue es muy similar a F. Buenaventura de Salinas y Córdoba, considerado por
Lavallé (1993) como el autor de la primera obra de reivindicación criollista. «B. de Salinas
y Córdoba dedica buena parte de su obra, en particular seis capítulos de su segundo dis-
curso, a la exaltación de su patria, bien es verdad reducida al oasis limeño mientras que el
resto del país sólo es evocado de una manera lejana, alusiva y en ningún caso geográfica».
Lavalle, op. cit., p. 112.
38 Vid. 112. [Lo que va resaltado y en cursiva es nuestro].
39 Vid. 1.
«(…) [Y]a desde la primera mitad del siglo XVII se hizo evidente
una creciente tendencia a que una parte importante de los
excedentes producidos en la Sudamérica española se quedara en
el propio virreinato bajo control de las oligarquías económicas,
en especial criollas (…)»43.
Es decir, después de casi dos siglos de tensiones entre los criollos y las
demás castas, especialmente la república de españoles, los criollos ganan
terreno frente a una población indígena aún más soslayada si considera-
mos algunos factores44.
En este ámbito autoexaltatorio, cabe explicar que, si bien los baquea-
nos (descendientes de los primeros españoles) se preciaban de conocer
su tierra como una ventaja comparativa que los avalaba para ser los be-
neméritos de este espacio, esto respondía a un hecho más profundo:
Los criollos se autoconceptualizaban como lo más valioso del imperio
español45. En otras palabras, se asumían más valiosos que los españoles,
pues se sentían pertenecientes a una patria, a la suya, a la cual servían al
competir con los chapetones que ocupaban cargos administrativos.
Por ende, la preocupación de los escritos del Mercurio Peruano (1790-
1795) solo está haciendo referencia a los espacios locales y como pla-
taforma dirigida por los criollos letrados de élite, está direccionando
desideratas de estos de autojustificación46. Es necesario explicar que
esta exaltación del espacio urbano limeño constituye el primer eje para
definir la subjetividad criolla. El segundo, vendría a ser el culto a santos,
santuarios y devociones criollas; y el tercero, las costumbres y la estética
43 García-Bedoya, op. cit, p. 36. [Lo que va entre corchetes y el resaltado son nuestros].
44 Para el siglo XVI, las condiciones infrahumanas en las cuales se vieron involucrados en
las mitas, especialmente en Potosí, trajeron consigo una reducción demográfica consi-
derable (se estiman 15000 muertos entre 1545 y 1625). Para el siglo XVII, los indígenas
ya no ocupaban un rol preponderante en la literatura, se habían recuperado y buscaban
permanecer vivos culturalmente a través de la promoción del quechua (no obstante, es-
taban ad portas de un proceso drástico de castellanización a inicios del siglo XVIII). Por
ello, no sorprende que «[l]a sociedad criolla dominante permaneció en gran medida ajena
e indiferente a la cultura vencida». García-Bedoya, op. cit., p. 37.
45 Mazzotti, op. cit., pp. 73-74.
46 Por ende, es de vital importancia entender que, como tal, El Mercurio Peruano fue motor y
motivo para estudiar el medio limeño. No sorprende que entre 1791 y 1795 haya habido
muchas publicaciones hechas por peninsulares y criollos notables sobre ciudades, regio-
nes o partidos. Lavalle, op. cit., p. 125.
47 Ibíd., p. 76. Si bien la necesidad de reivindicar a los clérigos criollos ya mejor posicio-
nados en el sistema eclesiástico había cesado, aquellos mantuvieron una actitud vigilante
en cuanto al cumplimiento de la prelación de los hijos de españoles nacidos en América,
listos para contradecir a cualquier autoridad nepótica anticriollista que favoreciese a algún
peninsular en el seno de las órdenes religiosas. Por eso, este autor resalta la importancia
de algunas autoridades externas a las élites letradas de las que hablaba García-Bedoya en
la fundación de este sentimiento criollista-nacionalista. Así nos dice que: «Las reacciones
suscitadas entre las primeras generaciones criollas del siglo XVI por el hecho de que
los frailes entonces en su gran mayoría peninsulares ocupasen doctrinas de indios son
un buen revelador, entre otros, de esos albores del criollismo en que rápidamente y de
manera espontánea se configuró lo que iban a ser las directrices de la reivindicación ame-
ricana tal como había de manifestarse a lo largo de la centuria siguiente». Ibíd., p. 77. El
poco espacio que tenían los frailes criollos a fines del siglo XVI, evidencia según nuestro
autor que «(…) cómo en el reparto de las doctrinas –acontecimiento clave en la vida de
las comunidades regulares– los criollos se veían marginados o, por lo menos, no recibían
la parte que por ser de la tierra les correspondía, los clérigos, los cabildos, los encomen-
deros contribuyeron, desde fuera del mundo conventual, a clarificar esa reivindicación
criolla». Íd.
48 «Mediante los códigos barrocos intenta dignificar su posición en el orden colonial y co-
mienza a adelantar tímidamente sus reclamaciones de mayor protagonismo» Cfr. García-
Bedoya, Carlos, op. cit., p. 75.
49 Sobre esto arguye Bernard Lavallé lo siguiente: «Aun cuando, de manera evidente, los
criollos eran de puro origen europeo, los chapetones y gachupines consideraban que,
de todos modos, el hecho de que ya desde su nacimiento los españoles de Indias
fuesen amamantados y criados por sirvientas indias o negras constituía vínculos
tan fuertes como los de la misma sangre. Esas mujeres a quienes los entregaban les
transmitían, según se decía, defectos y costumbres perversas propios de los vencidos de la Con-
quista. Mezclaban su naturaleza con la de los jóvenes criollos a los que, de alguna manera,
bastardeaban». [El resaltado es nuestro]. Lavalle, op. cit., p. 48.
50 Ibíd., p. 173.
51 Mazzotti, ibíd., pp. 36-37.
52 Con respecto de lo primero, Bernard Lavallé indica que corresponde al mismo empleo
del término «criollo», el cual estaba relacionado a las tratas esclavistas y que sufrió un
desplazamiento léxico, mediante el cual ya no se designaba exclusivamente a los africanos
nacidos en las Indias, sino principalmente a los hijos de los españoles nacidos en Améri-
ca. Lavalle, op. cit. p. 119. Y continúa diciendo que: «[a]l nombrar criollos a los españoles
de América se los rechaza a un estatuto léxico (por lo tanto, social) ambiguo. Si bien siguen
siendo españoles, (…) están relacionados con los dominados del mundo colonial» Ibíd.,
p. 120. Por su parte José Antonio Mazzotti indica que «[p]or eso, no era poco común
oír hablar de un “negro criollo” o un “esclavo criollo”, y hasta el día de hoy la replana
discriminadora incluye términos como “crolo” para referirse a individuos de ascendencia
56 «León Pinelo pertenecía a toda una capa de origen plebeyo ( “de color vario”) emergente
de criollos y mestizos —hasta entonces denigrados— que basándose en las teorías de So-
lórzano Pereira buscaron dignificar su identidad como gentes de ultramar. Ellos echaron
mano al recurso ideológico de sacralizar el espacio americano que los vio nacer ( “hijos
desta tierra” a fin de ser reconocidos por la corona como interlocutores válidos y sujetos
dignos de ocupar un lugar relevante en el plan providencialista del Estado colonial espa-
ñol. Con las Nuevas Leyes, el proceso de la extirpación de idolatrías y con los llamados
“cronistas toledanos” culminaba una larga disputa entre las castas locales en las que salían
descalificadas la aristocracia indígena y la aristocracia hispánica local de encomenderos,
como interlocutores coloniales de la corona». Ballón, op. cit., p. 525.
57 Idea general del Perú. En Cueto Fernandini, César (Ed.). (1964). Mercurio Peruano. Edición
Facsimilar. (T. I). (Lima): s/ed, fols. 1-7.
58 Cfr. Cueto Fernandini, op. cit., fol. 312. [El resaltado es nuestro].
59 García-Bedoya, op. cit., p. 61.
62 Castro, Augusto. (2009). La filosofía entre nosotros: cinco siglos de filosofía en el Perú. Lima:
PUCP, p. 125.
63 Salazar B. A. (2006). Hipólito Unanue en la polémica sobre América. En Aproximación a
Unanue y a la Ilustración Peruana. Lima: UNMSM, pp. 159-175
Acosta, J. de. (1985). Historia natural y moral de las Indias. México: FCE.
Cueto Fernandini, C. (Ed.). (1964). Mercurio Peruano (T. I). Lima: s/ed.
Ferrter Mora, J. (1964). Diccionario de filosofía. (5ª. ed.) (T. I-II). Buenos
Aires: Sudamericana.
Lavallé, B.. (1993). Las promesas ambiguas. Ensayos sobre el criollismo colonial
en los Andes. Lima: Instituto Riva-Agüero de la PUCP.
Peralta y Barnuevo P.. (s.a) El origen de los monstruos y otros desvíos de la natu-
raleza. [PDF] [s/l]: [s/ed].
cretion and historicity, provides the proof needed for the statement.
First of all, the importance of the factors that we have focused on, is
to define them, as well as to consider them within a universally thought
interpretation; our proposal is based on the premise that determina-
tions and functions are present in all philosophy endeavor. Subsequent-
ly, there is a consideration about Latin America philosophy in order to
verify the aforesaid definitions in its philosophical thought. In short,
broadly speaking, we consider the approaches of José Martí, Leopoldo
Zea, Augusto Salazar Bondy and Enrique Dussel.
Introducción
Claro que la cita, y demás contenido del libro, sugiere una batalla en
términos geoespaciales e históricos, en la medida en que estas palabras
se interpreten desde el planteamiento propio del filósofo latinoameri-
cano. Este ve necesario encarar la tradición filosófica que se ha venido
desarrollando hasta el momento. Las funciones que se hacen presentes
en la filosofía latinoamericana las abordaremos más adelante.
Por determinación concreta, entenderemos las condiciones especí-
ficas que posee cada pueblo o región y desde las cuales piensa y busca
dar respuestas a sus problemas. Las tuvieron los griegos, las tuvieron
los egipcios; las tiene Latinoamérica y las tuvieron –cuando no llevaban
ese nombre–los pueblos originarios. En fin, estas condiciones las tienen
todos los pueblos del mundo y deben partir de las mismas para dar res-
puestas a sus problemáticas específicas.
Por otro lado, cuando Ortega y Gasset habla sobre la tendencia del
humano al conocer, plantea que este se debe enfrentar a la realidad; así,
afirma acertadamente que «En su dimensión primaria vivir es estar yo,
que los problemas que trata son problemas generales, producto teórico
de una ontología; es decir, de una concepción o teoría sobre la realidad.
Habría que reflexionar sobre cómo es esa universalización y con base a
qué criterio se hace; sin embargo, esa es una discusión que quedará para
otra oportunidad. Pero diremos que, al menos este trabajo, se apega a
esa idea, ya que es uno de los elementos que diferencia a la filosofía de
otras disciplinas. Como ya dijimos, la dimensión ontológica y la dimen-
sión óntica son sus lugares de investigación respectivamente.
Esto también nos da una idea del planteamiento implícito que hay
con la necesidad de una filosofía auténtica; es decir, el planteamiento de
un proyecto político emancipatorio que, en primera instancia, busque la
liberación de los pueblos dependientes de Latinoamérica. Así, el espíritu
de la comunidad podrá decirse de buena forma y no de una forma de-
ficitaria o invertida, dado que las categorías con las cuales se explicará
dicho espíritu nacerán de la concreción e historicidad de estos pueblos
que han sido liberados o que, al menos, entre sus proyectos políticos está
ese horizonte liberatorio.
Conclusiones
Referencias bibliográficas
-------- (1985). La filosofía americana como filosofía sin más. México: Siglo
XXI Editores.
lírica y la épica. Esto podemos contrastarlo con uno de sus poemas que
se publicó en Poemas de Mariano Iberico (1990) donde se vislumbra y se
aprecia su estilo.
Heráclito el oscuro
El título del artículo que da origen al del libro juega con las palabras
del título del poema de Peralta «Lima fundada». Para Mazzotti, Lima está
en realidad «fundida», pero no en la acepción de la palabra que señala
unión, fusión o galvanización, sino más bien en su uso más coloquial y
peculiar: el de estar arruinado. Lima está fundida, arruinada, en proble-
mas; amigablemente: jodida. Y esta explicación la evidenciaremos desde
la conformación del dominio étnico del criollo y el uso de la épica como
aparato teórico.
En esa épica se mostraban los deseos criollos por trasladar el reino
a las Américas a ese majestuoso territorio casi divino, cuyos habitantes,
los criollos, enriquecían con su erudición e inteligencia. Esa figura es
real, es una completa romantización deliberada del territorio que gene-
raba tensiones con los españoles peninsulares de la época. La figura de
este español criollo era la de un hombre convencido de su superioridad
sobre el indio y de su diferenciación con el español peninsular, incluso
en el idioma usado; el español de las indias era distinto al hablado en los
reinos europeos.
Para Mazzotti, el género épico, en prosa o verso (filtrado en la novela
moderna, afirma el autor), tiene la ventaja de reunir mejor y de manera
más general, asuntos tradicionales y técnicos, hecho por el cual deriva su
uso en la colonia. Asimismo, nos muestra coincidencias entre la épica y
las tradiciones orales de los pueblos incaicos y aztecas, de modo que la
épica funcionaría como bisagra, como nexo entre esas dos tradiciones, al
servicio por supuesto, de los intereses criollos. La forma en que el autor
nos muestra cómo funcionó la épica como un aparato político es nota-
ble, evidencia el uso de herramientas culturales para la dominación y la
autoafirmación de los pueblos en la edad colonial. Se apoya en estudios
diversos para reforzar este punto y resulta ser una de las lecturas más
didácticas del texto.
Cabe mencionar que el texto invita a la reflexión sobre asuntos que
involucran al lector peruano; invita al cuestionamiento, pero principal-
mente al conocimiento. Conocimiento que resulta vital para la construc-
ción de la visión que tenemos de nuestra nación. Siendo así, resulta algo
ambivalente que el lenguaje usado, a excepción de las explicaciones so-
bre la épica, conclusiones y algunas notas a pie de página, resulte bastan-
te técnico, con la rigurosidad adecuada, pero con exigencias académicas
(de corpus filosófico, literario y cultural) y técnicas (de análisis de texto)
a las ciencias.
Por otro lado, el utilitarismo y el pragmatismo han favorecido tanto
a la investigación científica como a la pedagogía pero, a la vez, han ido
formando un tipo de profesional individualista, huraño ante el porvenir;
esto podría traer consecuencias desfavorables no solo a la ciencia sino a
la humanidad. También se tiene al empirismo neopositivista, el conven-
cionalismo y el relativismo que terminan en un agnosticismo1, aun así
si bien un hombre jamás podrá conocer la totalidad de los fenómenos
que rondan en el mundo, no es motivo de estancamiento, pues como lo
demuestran los avances científicos, se puede lograr una mayor cercanía
a esos fenómenos que se dan en mayor velocidad en las últimas décadas.
El falsacionismo del racionalismo crítico y su enfrentamiento al em-
pirismo y el historicismo, resulta de importancia para el investigador;
su esquivamiento nos alejaría del rico debate que este debe profundizar
para recibir todo tipo de conocimiento, sin conformarse solo con lo que
su entorno le propicia y facilita.
En el capítulo tercero toca el tema del internalismo y el externalismo
epistemológicos, dónde y cómo se han ido desenvolviendo. El primer
caso es el de la perspectiva dialéctico-materialista que nos muestra la
realidad como contradictoria, lo que; esto permitirá desarrollar un deba-
te crítico entre la ciencia y la docencia frente a cualquier tipo de autori-
tarismo epistémico. La crítica es considerada aquí una de las funciones
vitales de la filosofía. El investigador y el profesor deben conocer los
fundamentos científicos, para no ser seducidos por manuales que no
aportaron mucho, así como también no dejar de lado las posturas que le
quitan importancia al materialismo.
La teoría crítica proporcionó muy buenos aportes a la epistemología
que no solo se quedaron en el ámbito de la filosofía, sino que se expla-
yaron al de las ciencias sociales, ciencias políticas, etcétera; todo debido
a los propios cambios ocurridos en la sociedad.
En el caso de la hermenéutica es una tarea grande para los investiga-
dores y profesores el establecer, en los distintos tiempos, la utilidad de
la comprensión y la interpretación, a la par que se debe evitar todo tipo
de extremismos con el fin de procurar para la humanidad un próspero
porvenir, en el que se haga buen uso de la racionalidad. El enfoque feno-
1 Propone que no es posible conocer el mundo, puesto que todo se limita a convenciona-
lismos acordados por los hombres pero que no muestran la realidad objetiva.
Marx desde el águila y el cóndor. Reseña del libro Karl Marx desde
América Latina. Dialéctica, Política y Teoría del valor. Óscar Martínez, 2019.
al fin superados.
Sin embargo, dentro de los grupos de izquierda existieron dis-
putas porque, si bien había pensadores que proponían adaptar a Marx
al contexto latinoamericano, existieron otros que planteaban la idea de
copiar el modelo marxista tal cual, de manera que el contexto latinoame-
ricano encajara dentro de sus postulados. Por tales razones, se formaron
diferentes posturas ante la recepción del marxismo y el mecanismo que
se implementarían para conseguir la propagación de sus ideas y sus crí-
ticas al sistema capitalista. Estos debates permitieron que las ideas de
Marx tuvieran fuerte eco en las instituciones académicas y los grupos
políticos; sin embargo, estas disputas también fueron causantes de que
estas ideas no pudieran ponerse en marcha, dada la gran cantidad de
contradicciones que había entre los grupos políticos.
Por otro lado, las luchas ideológicas entre el capitalismo y el
comunismo desataron en América Latina la imposición de políticas an-
ticomunistas y de gobiernos dictatoriales que intentaron por todos los
mecanismos posibles erradicar a los grupos políticos que tuvieran in-
fluencias marxistas. Con el fin de la Guerra Fría, las dictaduras comenza-
ron a desaparecer y dieron paso a gobiernos elegidos democráticamente;
es así que el pensamiento marxista resurge en los grupos políticos de
izquierda e incluso llegan a la presidencia de los países latinoamerica-
nos, formando el llamado «Socialismo del siglo XXI». Sin embargo, en
los últimos años estos gobiernos han sido duramente criticados por sus
discursos y por los proyectos políticos que pusieron en marcha, lo que
ha llevado a que varios de estos gobiernos fueran derrotados en las elec-
ciones populares, llevando a América Latina a dar la vuelta hacia los
gobiernos de derecha.
Estos acontecimientos trajeron de nuevo la tesis sobre la invia-
bilidad del marxismo y la derrota frente al capitalismo. Sin embargo,
aún existen lozanos intentos por recuperar del olvido las tesis de Karl
Marx, para traerlas de vuelta, para sacarlas de la esfera académica y po-
der interpretar al mundo desde la política y el trabajo colectivo. En este
marco de la recuperación de Marx es que surge el libro Karl Marx desde
América Latina. Dialéctica, política y teoría del valor. Esta obra, dirigida por
el joven filósofo peruano Óscar Martínez, es una recopilación de textos
de grandes personalidades académicas latinoamericanas tales como, En-
rique Dussel, Stefan Gandler, José Gandarilla, Elvira Concheiro, Jaime
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