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¿Reglamentar el oficio de 'delivery'

en Venezuela? Esto es lo que se


sabe de la propuesta de ley

Los trabajadores advierten que aunque el oficio les ha resultado


para enfrentar la pandemia y la crisis económica, la informalidad
contractual es contraproducente.

Un repartidor en motocicleta transita por Caracas durante la cuarentena por covid-19Manaure


Quintero / Reuters

El tema del 'delivery' en Venezuela, que ha tenido un importante auge en los


últimos dos años, quedó en el centro de la polémica tras las declaraciones del
presidente de la Comisión Permanente de Administración y Servicios del
parlamento venezolano, Willian Gil, quien en marzo pasado dijo a un medio local
que el Poder Legislativo estudiaba regularizar el servicio de entregas a
domicilio para proteger a las personas que asumen esta labor.
Su intervención generó especulaciones sobre la posible regulación a una opción
laboral carente de protección legal, que le ha servido a un sector de la
población sortear la crisis económica y la pandemia, que se ha profundizado por
las fuertes sanciones de EE.UU.
El diputado informó recientemente que lo más novedoso que está haciendo la
Asamblea Nacional (AN) para abordar el tema ha sido la creación de una
comisión para evaluar las propuestas recibidas para legislar sobre el
'delivery'; un oficio que en otros países sirve como una entrada complementaria,
pero que en Venezuela —con una economía dolarizada de facto— se ha convertido
en la principal fuente de ingresos de muchas familias.
En Venezuela, los repartidores trabajan directamente con los comercios y a través de
aplicaciones digitalesManaure Quintero / Reuters
Contactado por este medio, Gil explicó: "Sobre el 'delivery' dijeron que el Gobierno,
que 'la dictadura', iba a regular el único trabajo de rebusque de los
venezolanos y no es así.El tema es que hemos recibido propuestas de
organizaciones sociales, de trabajadores, motorizados, que llegaron a la comisión a
entregarnos sus exigencias, sus propuestas de que este llamado 'delivery', un
modo de trabajo que es viejo, pero que ha surgido con mayor fuerza, sea
regulado".
El parlamentario indica que como ese oficio no tiene regularización en
Venezuela, los afectados se acercaron al parlamento para pedir protección
social y derechos laborales que estén amparados en una ley específica, porque
la mayoría de las empresas con las que los motorizados o ciclistas trabajan, lo
hacen bajo la figura de la tercerización, que está prohibida por la Ley Orgánica del
Trabajo venezolana. Esa normativa considera que la subcontratación sirve
como "simulación" para "desvirtuar, desconocer u obstaculizar la aplicación de la
legislación laboral".
"Los están tercerizando, es decir, no tienen contrato colectivo, no tienen
seguridad social, la gran mayoría no cumple con servicios de salud, ni seguro
médico. En el caso de que un motorizado sufra un accidente vial o se cae, no hay
quien responda, no se le presta toda la indumentaria necesaria para protegerlos, el
casco, todos esos requerimientos", aseveró Gil.

Media docena de propuestas

El parlamentario detalló que en la Comisión han recibido al menos seis


propuestas desde distintas partes del país. "Nosotros, a solicitud de las
propuestas, aproximadamente seis o siete, declaramos que estamos dispuestos a
avanzar en la formulación de una ley que regule este tema, estamos recibiendo,
escuchando", dijo.
Gil recalcó que hasta la fecha aún no se ha elaborado un texto normativo, sin
embargo, reconoció que el tema ya ha sido discutido en la comisión y está siendo
evaluado para crear una propuesta formal que pueda ser presentada al pleno
del Parlamento.

"Pretendemos hacer reuniones en las próximas semanas con la Comisión de


Trabajo Social, porque tiene que ver con el tema laboral, para evaluar una
propuesta y presentarla al Parlamento, sobre todo porque se generó mucha
polémica", resaltó.

Sostiene que la voluntad de la AN es apoyar la regularización y asegura que una


ley ayudaría a crear un mecanismo de protección social y laboral, que evite la
explotación de las personas que asumen este trabajo y que en tiempos de
pandemia ha sido de gran apoyo para familias y trabajadores. "Queremos
apoyar a que se regule. Esperamos debatir y en el tiempo prudencial presentarlo al
pueblo", reiteró el parlamentario.

A favor y en contra

Manuel Pinedo, un músico de profesión que en medio de la pandemia recurrió a


este oficio, dice desconocer sus derechos como 'delivery'. Empezó a trabajar con
su bicicleta para apoyar emprendimientos de otras personas porque el
restaurante donde laboraba como músico cerró con la llegada del
coronavirus.

"Así me he ganado la vida en este último año y no me ha ido mal. Los músicos
hemos sido muy afectados por el covid-19 y nos ha tocado reinventarnos. No sé
cuáles son mis derechos, pero sí sé que si me llego a caer o me chocan, nadie va a
responder por mí, ni siquiera tengo un seguro", contó.

El oficio del 'delivery' en Venezuela: ¿una opción rentable para afrontar


la crisis y la pandemia?
Por su parte, Freddy Pérez, quien trabaja como repartidor de un restaurante de
comida japonesa, comenta que la relación de trabajo es por viaje realizado.
Por cada entrega, le pagan dos dólares y lo hacen de forma semanal. Su
remuneración es pagada en dólares en efectivo o su valor en bolívares, a como
esté la tasa de cambio informal, que suele ser la más alta, conocida en Venezuela
como 'dólar paralelo'.
"No estoy de acuerdo con que regulen nada porque siento que nos quieren quitar
lo que estamos trabajando con nuestro sudor. A mí la empresa me paga a tiempo,
pero si regulan, capaz entonces me quedo sin trabajo", dijo Freddy, quien
teme que una futura ley complique las ofertas de trabajo a los repartidores.
Por su parte, Gregorio Martínez, quien toda su vida ha hecho encomiendas en una
institución pública y ahora trabaja para varias empresas a través de aplicaciones
digitales, advierte que aunque las entregas a domicilio le han servido para
enfrentar la pandemia y la crisis, la informalidad contractual es
contraproducente porque su jornada es de más de 8 horas diarias y no recibe
bonificaciones de ley, como vacaciones y utilidades anuales en la época de
navidad.
"Aquí lo que hago es a punta de trabajo, nada más. Las horas extras son
carreras hechas, no se paga por horas. De vacaciones ni hablar, si las tomo
perdería dinero y en diciembre, nada que ver. Lo único que puedo recibir es alguna
propina de un cliente, pero es raro".

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