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Villanueva
La socialidad de la comunicación
La comunicación es inherentemente social, ya que implica una relacion entre siquiera dos sujetos que
exteriorizan – mediante codificaciones signíficas o simbólicas- su predisposición o su voluntad para
interactuar.
Es por esto, que se afirma que la comunicación es un elemtento estructural de la sociendad: no hay
sociedad sin comunicación (y a la inversa). Socialidad intrínseca del fenómeno, a veces ignorado por la
mayoría de las teorías que se refieren a la comunicación, a veces hasta redujendola como una
malatraducción de otra poco feliz expresión “ comunicación de masas”, la cual sugiere que solo es
“social” un determinado tipo de comunicación, la mass-media.
Un objeto multidimensional
El objeto de estudio del que debe ocuparse la comunicación se buscó en los medios, y otra vez,
particularmente, en los masivos; de ahí se derivó al enfasis en los efectos y funciones de los contenidos,
y poco mas tarde en los mensajes y los significados,. Ahora se está en un momento en que todavía la
recepción y los usos y reinterpretaciones de los contenidos comunicacionales masivos que con ella se
vinculan, y por tanto los referentes culturales, aparecen como los aspectos privilegiados del análisis.
Esa trayectoria predominante hizo que la fragmentación del proceso comunicacional se convirtiera en
una constante en las investigaciones y teorizaciones consecuentes, al igual que condujo a que
disciplinas como la psicología la sociología, la política, la lingüística, la semiología, la economía
política o ,ultimamente, la antropología cultural fuesen erigidad como las mas indicadas de cada etapa
para emprender la comprensión y el estudio científico de dicho fenómeno.
Pero las aproximaciones unidisciplinarias combinadas con la fractura de un objeto de naturaleza
procesual y con una prevalenciente concepción unilateral, ahistórica y tecnisista de la comunicación
resultan de por sí incapaces para afrontar aquel cometido.
El objeto de estudio de la comunicación es el proceso social de producción, circulación mediadad,
intercambio desigual, inteleccion y uso de significaciones y sentidos culturalmente situados y
mediados o no por tecnologías, de naturaleza socialmente estructural (constitutivo) e inseparable -para
fines teoricos o investigativos- de las otras dimensiones analíticas de la vida social.
Es incongruente pretender conocer la comunicación desde un ángulo monodisciplinario o sobre la base
de alguna otra maniobra reduccionista que cree ver sintetizado el proceso en el medio, el mensaje, el
receptor o el contexto social, por separado.
La multidimensionalidad del objeto de estudio comuncacional no es algo factible de ser puesto en
discusión, como tampoco lo es su integralidad.
Las cinco tendencias intelectuales que han marcado las teorizaciones sobre la comunicación son:
El tecnologismo: Va desde la teoría matemática de la información, pasa por la idea de que las
tecnologías modelan el mundo y llega hasta las vertientes posmodernistas respecto de “la sociedad de
la información”. En todos los casos, las tecnologías, los medios son mostrados como la causa de la
tranformación social, la fórmula para la redención de la humanidad y, por supuesto, como el objeto
comunicacional por excelencia.
El moralismo: Proviene de dos corrientes: una proipia de cierto voluntarismo empresarial privado que
considera que el desempeño de los medios masivos debe regirse por criterios de “responsabilidad
social”, esto es, de autocontrol frente a la dinámica del libre mercado y ante la demanda de los
públicos, y otra correspondiente a las reflexiones alentadas desde El Vaticano, que convocan a los
medios y sus operadores a inscribir su labor en los propósitos del “bien común”. El objeto está
representado por los medios.
Ninguna de estas cinco opciones interpretativas, como se podrá advertir, presenta un cuadro explicativo
suficiente del fenómeno comunicacional.