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Filipenses 4:8

INTRODUCCIÓN
De su punto de vista.
El fin de la educación o instrucción
no es privar de Libertad, sino seguir
el consejo bíblico.
1 Corintios 14:40
Y estas instrucciones nos sirven a todos.
El aprecio y respeto al Santo evangelio,
debe manifestarse en nuestros actos
religiosos.
1- Al entrar en un templo o sala de oración,
inmediatamente con todo acatamiento
debemos postrarnos en oración y adoración
al Señor. Después, mientras el servicio no dé
principio, debemos ocuparnos en leer la
Santa Biblia o estar en devocional meditación.
2- No debemos entrar en conversación
con los demás, ni volver la mirada
hacia atrás para ver a los que están
entrando o para curiosear a los que
están adentro.
3- Cuando el servicio ya haya dado
inicio, no debemos entrar saludando a
nadie. Hacerlo interrumpirá el servicio.
4- Toser, estornudar, bostezar, sonarse la nariz
o rascarse la piel desaforadamente, son actos
de irreverencia. Por lo tanto, deben evitarse
indispensablemente.

5- Y a dentro de la sala, no debemos estar


saliendo y volviendo a entrar, si forzosamente
tuviéramos que retirarnos del servicio,
hagámoslo antes o después de la predicación,
pero no en momentos que el predicador esté
dirigiendo la palaba.
6- Las madres que lleguen con sus
niños en brazos, deben sentarse
aproximadamente a la puerta, así
podrán fácilmente salirse en caso que
el niño llore.

7- Jamás permita que su niño haga sus


necesidades en el recinto del templo.
8- Cuando los menorcitos se duermen
en los cultos, no hay que molestarlos
con regaños o jalones de orejas, mejor
es recostarlos para que duerman
cómodamente. El sueño es
indispensable para los niños, máximo
si están enfermos.
9- Debemos llegar siempre al servicio
cumplidamente, a la hora estipulada.
10- Debe practicarse el culto familiar
en el hogar.

11- Nunca debemos hablar de los


defectos de nuestros hermanos, sino
más bien de sus buenas virtudes.
Denigrar a nuestros hermanos es cosa
muy nefasta y destructora.
12- Procuremos hacer nuestras
necesidades en casa para no estar
entrando y saliendo a la hora del servicio,
instruyamos a nuestros niños también,
salvo casos de emergencia.
13- Tratemos que nuestra vestimenta al ir a
la iglesia sea apropiada.
14- Procuremos que el templo donde nos
reunimos sea para lo cual fue dedicado.
La cortesía es el primer paso de las
buenas costumbres. Cortesía es un
derrame de gracia y de refrigerio a los
demás, que brota como fuente viva de
un corazón amante y bondadoso. Sé
cortés con todos, con los niños y con los
ancianos.
Derrama la felicidad donde quiera que
vayas, dando la palabra de consuelo a los
afligidos, y aliento a los enfermos del
alma o del cuerpo.
Adáptate a toda clase de gente, con
especialidad a los pobres y menesterosos,
que son los que más necesitan de tu
consuelo.

Un cristiano virtuoso, fácilmente se acomoda


a las circunstancias más desfavorables, y
puede fácilmente compartir con los demás,
tanto el gozo, como también la tristeza,
alegrándose con los que se alegran y
llorando con los que lloran.
La naturaleza humana siempre tiene la
tendencia de mentir o exagerar, pero el
verdadero cristiano, nunca debe mentir ni
exagerar. Cristo es la verdad y siempre
habló la verdad, de tal manera que hasta
sus enemigos admitieron su veracidad e
integridad. Los resultados de la verdad
son permanentes, más los resultados de la
mentira son efímeros. La ley que se aplica
al mentiroso es no creerle, aun cuando
dijere la verdad.
Romanos 13:8 dice “No debáis a nadie nada”

Un Cristiano no debe de contraer deudas. Si por


fuerza mayor se hubiere contraído una deuda, el
deudor debe presentarse en el plazo convenido de
cancelación o para pagar la deuda, o para pedir
perdón por su imposibilidad de poder cumplir con
su obligación.

Si hubiere prestado alguna cosa, no se le olvide


entregarla en su debido tiempo y en las buenas
condiciones que se recibió cuando fue prestada.
Hay que aprender el arte de dominar las presiones
naturales de nuestro espíritu. Al enojarnos, irritarnos o
impacientarnos, en lugar de mejorar la situación, la
empeoramos.

Los gritos desmedidos en el dolor, en las sorpresas o


en el miedo, los exaltados arranques de la ira, o los
exagerados saltos o gesticulaciones producidas por el
entusiasmo o alegría, son características de personas
con falta de dominio propio.

Acostumbrémonos a ejercer dominio sobre nosotros


mismos, aún en las más fuertes emociones.
Si aceptas una cita o invitación cumple tu
compromiso, llegando a la hora y día
indicados. Llega siempre a las reuniones o
sesiones exactamente a la hora convenida.

El incumplimiento o retardanza a nuestros


compromisos, es un mal hábito que debe
ser vencido. Si tú quiebras tus palabras y
faltas a tus deberes, perderás tu prestigio
con los demás.
En la conversación
1- Nunca hablemos de la malas cualidades de los
demás, sino más bien comentemos sus buenas
cualidades, defendiendo así la honra de nuestros
hermanos en Cristo.

2- Cuando entremos en conversación con alguna


persona sobre algo, no la interrumpamos hablando
nosotros al mismo tiempo que nuestro interlocutor
esté hablando, es una falta grave. Es una gran falta
interrumpir a otras personas que estén hablando.
Esperemos que terminen, o que nos dirijan su
atención para permitirnos la palabra.
3- Cuando algunas personas estén
conversando entre sí o estén en alguna
sesión, no debemos acercarnos para oír lo
que están diciendo, es falta de educación.

4- Guardémonos de contar a otros aquello


qué se nos ha dicho confidencialmente. El
que no sabe guardar un secreto revela un
carácter vulgar.
5- Cuando queremos que alguien nos
preste o nos alcance alguna cosa,
siempre digamos: “Por favor”, y
después que la hayamos recibido,
digamos en tono de agradecimiento:
“Muchas gracias”.
6- No debemos burlarnos de otros
cuando sus ideas nos parecen
absurdos.
7- No debemos hacer preguntas sobre
los asuntos privados de otros,
especialmente sobre cosas personales
y familiares, como su estado financiero,
etc.
8- No debemos mantener una
conversación privada cuando estemos
en compañía de otros.

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