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Caso

Demencia Frontotemporal variante conductual (DTvc)



Rubén, de 64 años de edad, acude a consulta de Neuropsicología acompañado por
su hija que se queja de cambios en la conducta de su padre de, al menos, tres años
de duración. Rubén era contable en una pequeña empresa y aún conducía y
desempeñaba sus tareas, aunque ya sus compañeros/as habían notado ciertos
cambios en su rendimiento. La familia lo describía como una persona responsable,
cariñosa y preocupada por ellos. De hecho dicen que socialmente era tan
cuidadoso en su comportamiento y tan pulcro en su vestido y higiene persona—
“tan coqueto”— que por eso ahora han notado tanto los cambios que presenta.

En la entrevista, como antecedentes de interés, aparece que el padre de Rubén
inició un proceso de demencia a los 68 años, aunque nunca supieron del tipo que
era porque sus síntomas siempre se le habían achacado a la edad. No han notado
déficits tan significativos en memoria como en conducta, por lo que no habían
pensado en una demencia y decidieron llevarlo antes a otros profesionales
creyendo que su conducta podría estar motivada por la edad y la proximidad de la
jubilación, una situación que a él no le gustaba especialmente. Algunos de estos
profesionales le habían diagnosticado de “neuroticismo” o “trastorno bipolar”. Al
ver que los síntomas persistían, hace unos 3 meses el psiquiatra decidió derivarlo
al neurólogo, quien le prescribió un TAC y un PET y le aconsejó la conveniencia de
que le realizaran una evaluación neuropsicológica para identificar los déficits que
presenta. El TAC mostró atrofia de predominio frontal, con dilatación de astas
ventriculares frontales. El PET confirmó una hipoperfusión en ambos lóbulos
frontales y menor en temporal, sobre todo del hemisferio izquierdo.

Al ser preguntado por lo que le pasaba, se observa que ha reducido mucho su
lenguaje (su hija dice que antes no era así), a pesar de que cuando se le insiste
habla bien, pero con monosílabos o frases cortas. Se aprecia también que le cuesta
encontrar el nombre de las cosas que va diciendo. No cree que tenga ningún
problema y no entiende por qué sus hijos se empeñan en llevarlo de consulta en
consulta. Preguntada la hija, nos refiere que su padre no es ahora la persona que
ellos conocían; se ha vuelto desinhibido y a veces hasta irreverente, con un
lenguaje un poco soez que “suelta” en cualquier situación aunque no sea la
apropiada. Dice que ahora se mete con las chicas con piropos e incluso intentos de
tocamiento, y que si no fuera por la supervisión continua de su madre (esposa del
paciente) iría muy descuidado en la higiene y en el vestir.

Han notado también que en estos años había exceso de tabaco (2 cajetillas al día) y
de juego en las máquinas tragaperras. Había tenido también algún problema
conduciendo porque se despistaba y se metía por dirección prohibida o le habían
llegado multas por exceso de velocidad, cuando en más de 40 años jamás había
tenido una infracción.
Además de en tabaco y juego, también había excesos en la comida, como si le
costara saciarse. Incluso habían comprobado que estaba haciendo algunas
inversiones de dinero con alto riesgo que ni recordaba haberlas hecho. Si se lo
decían, las reconocía, pero se irritaba porque no veía la inconveniencia de hacerlas.
Entre el juego y las inversiones se había gastado la paga de varios meses, aunque
no tenían unos grandes recursos económicos. La familia no puede entender que
por más que le razonaban, no conseguían que lo entendiera.

Preguntando en la empresa donde trabajaba, le decían a la familia que notaban que
no hacía las tareas igual si eran nuevas, sí las más rutinarias, pero no muchas a la
vez; y sobre todo anticipar para los siguientes días lo que tenía que hacer cada vez
veían que le resultaba más complicado y su agenda permanecía vacia. También se
había enrarecido el ambiente con los compañeros, a los que acusaba de “mirarle
mal” “estar pendientes de él para despedirlo a la mínima”, “hablar mal de él a sus
espaldas”…

En las reuniones sociales cuenta chistes malsonantes, que repite más de una vez
como si no se acordara de que ya lo ha contado; se ríe de forma jocosa y
desproporcionada a la situación e increpa incluso a desconocidos en cuanto le
contrarían en algo. Repite muletillas una y otra vez, aunque no vengan a cuento,
produciendo sentimientos de vergüenza en los/as acompañantes. Si se le corrige,
se torna agresivo y no entiende los razonamientos como “tienes que portarte bien”
“te estás comportando mal”…

En casa lo definen como “un manitas”, arreglaba los enchufes, los grifos…ahora ya
no hace nada. Él dice que por no tener ganas, pero la hija dice que lo hace mal,
cuenta que incluso antes ayudaba a poner y quitar la mesa y ahora ya no sabe ni
doblar un mantel o cómo hay que poner la mesa.

Sigue saliendo a hacer deporte con su bicicleta y va a jugar a las cartas con su peña
de amigos, aunque se irrita cuando le dicen que ya no aprende nuevos juegos y que
“hace más trampas”.

Por último dicen que una de las cosas que más le ha impactado a la familia es que
su padre, que tanto se ha preocupado por ellos y al que le gustaba jugar con sus
nietos, ahora apenas manifiesta interés ni siquiera cuando a su esposa le
diagnosticaron una enfermedad cardiaca importante. Más allá de él mismo—
comenta—no parece haber nada.





Como imaginaréis la familia está muy preocupada porque no sabe qué le está
pasando a su padre y marido. Si no hay problema de memoria y no es un Alzheimer,
quizás su familiare hace muchos de estos comportamientos porque quiere, porque se
ha vuelto egoísta y desconsiderado. ¿Por qué hace unas cosas bien y otras no? ¿la
demencia no afecta a todo?

Vais a analizar los síntomas que Rubén está teniendo mirando el caso con los ojos de
un/a psicólogo/a-neuropsicólogo/a, dando nombres especializados a las conductas y
procesos que la hija relata, para que lo tengáis muy claro de cara a la devolución
que vais a hacer a la familia. Como ya sabéis evaluar muchos de estos procesos
podéis poner algún test apropiado para evaluarlos (aunque en demencia solemos
utilizar pruebas más breves, poner las que conocéis). Por último, poned unas líneas
de lo que le diríais a la familia sobre lo que os preguntan.

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