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Reacción defensiva afectiva[editar]

Hess y Brügger acuñaron, en 1943,5 el término reacción defensiva afectiva para describir los


comportamientos producidos por la estimulación del hipotálamo en gatos, en particular: a)
enjorobarse, b) aplanar las orejas, c) mostrar los dientes, d) gruñir, e) sacar las garras,
f) piloerección (erizamiento de los pelos) y g) midriasis (abertura de la pupila) marcada. Hess y
Brügger sugirieron que, así como la defecación y el vuelo eran manifestaciones típicas
del miedo, la reacción de defensa era la expresión de la ira.

La importancia de los estudios de Hess y Brügger radica en que demostraron que, si se


estimula el hipotálamo eléctricamente, se pueden obtener reacciones emocionales.

El sistema límbico[editar]

El sistema límbico de MacLean se inspiró en el circuito de Papez. El modelo de


MacLean integró las ideas de Papez y Cannon y Bard, con los hallazgos de Klüver y Bucy.

Para MacLean (1970 en Dalgleish et al., 2009), la arquitectura del cerebro consiste en tres
sistemas cerebrales, que caracterizan un desarrollo evolutivo:

1. El primer sistema, consiste en el cerebro reptiliano (complejo estrial y los ganglios


basales), con el cual se pueden observar emociones primitivas como la agresión y el
miedo.

2. El segundo sistema es el antiguo cerebro de mamífero, el cual aumenta las respuestas


emocionales del cerebro reptiliano como la agresión; además de elaborar las
emociones sociales, este sistema cerebral incorpora componentes del circuito de
Papez (hipotálamo, tálamo, hipocampo y la corteza cingular) con estructuras
importantes como la amígdala y la corteza prefrontal.

3. El tercer sistema, el nuevo cerebro de mamífero, consiste en la neocorteza, la cual


representa la interfaz de la emoción con la cognición.

MacLean propuso que las sensaciones producen cambios corporales. Estos cambios regresan
al cerebro, donde son integrados con la percepción y se generan las experiencias emocionales,
una postura que puede considerarse neojamesiana.

La amígdala y Weiskrantz[editar]

El sistema límbico sufrió un primer golpe a partir del caso H.M., porque se mostró que no
todas las estructuras propuestas (como el hipocampo) eran fundamentales para la
emocionalidad. Sin embargo quedaba la pregunta de a qué estructura temporal se debían los
efectos del síndrome de Klüver-Bucy. Aproximadamente 20 años después del trabajo de Klüver
y Bucy, Weiskrantz mostró que las lesiones bilaterales de la amígdala eran suficientes para
inducir (1956, en Dalgleish, 2004):

 la oralidad,

 la pasividad,

 la conducta alimentaria extraña, y

 el aumento de las tendencias exploratorias del síndrome.


Weiskrantz también mostró su relevancia para el aprendizaje asociativo
mediante condicionamiento del miedo. A partir de estos trabajos, la amígdala es considerada
el centro de atención de los investigadores en los sistemas neurales de la emoción.

Teoría de la activación cognitiva de Schachter-Singer[editar]

Stanley Schachter y Jerome Singer, al igual que Cannon, aceptaban que


la realimentación (feedback) no es lo suficientemente específica para determinar qué emoción
sentimos en una situación determinada, pero, como James, creían que también era
importante. Su idea era que la retroalimentación de la activación física es un buen indicador de
que ocurre algo significativo, incluso cuando no sea capaz de comunicar exactamente qué
ocurre. Una vez que detectamos la activación física mediante el feedback, intentamos
examinar nuestras circunstancias. A partir de la evaluación cognitiva de la situación, se clasifica
la activación. La clasificación de la activación es lo que determina la emoción que sentimos. Por
lo tanto, según Schachter y Singer, la cognición llena el vacío entre la falta de especificidad de
la retroalimentación física y los sentimientos.

Estímulo → Activación → Cognición → Sentimiento

Debate Zajonc-Lazarus sobre la cognición y la emoción[editar]

En 1980 Zajonc propuso que los sistemas afectivos y cognitivos eran en gran parte


independientes (es decir, la emoción se presenta sin cognición), y que el afecto es más potente
y se presenta primero. Zajonc (1980) dijo al respecto: “Se concluye que el afecto y la cognición
están bajo el control de sistemas separados y parcialmente independientes y pueden influirse
cada uno en una variedad de formas, y ambos constituyen recursos de efectos en procesar
información.” (p. 151)

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