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MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos sean todos ustedes, hermanos y amigos. Nos sentimos felices de que estén aquí entre
nosotros, y les deseamos paz y alegría de parte del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Estamos en el Domingo Quince del Tiempo Ordinario. La Liturgia de la Palabra de hoy nos recuerda
que hemos sido dotados para amar, dotados para hacer el bien a quien necesita ayuda. Nosotros
sabemos de sobra quién es y dónde está nuestro prójimo, pero muchas veces somos cobardes a la
hora de ayudarlo y nos alejamos. Hoy Jesús nos exhorta a dar ese paso que nos acerca al
necesitado, que es al mismo tiempo el paso para heredar la vida eterna.

Seguros de la presencia del Resucitado aquí y ahora en medio de nosotros, pongámonos de pie y
celebremos con alegría nuestra acción de gracias.

MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Deuteronomio 30,10-14)

La Primera Lectura nos recuerda que Dios sembró en el pecho de cada uno de nosotros una raíz de
su amor. Por eso, practicar el bien está al alcance de nuestras manos. Escuchemos.

MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (Colosenses 1,15-20)

En esta carta a los colosenses Pablo nos dice que el único e insuperable modelo de Amor es Cristo
Jesús. Contemplando a Jesús sabremos qué es el Amor, y cómo debemos amar. Escuchemos.

MONICIÓN EVANGELIO (Lucas 10,25-37)

Hoy Jesús nos trae esta Buena Noticia: tanto la vida eterna como el prójimo están sólo a un paso
de nosotros. Con la parábola del buen samaritano, Jesús nos anima a dar ese paso. Abramos los
oídos, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para acoger el Santo Evangelio.
ORACIÓN DE LOS FIELES

Queridos hermanos: Habiendo sido cuestionados por esta Palabra cercana a nosotros, confiémosle
al Padre del cielo las súplicas nuestras y las de nuestro prójimo, diciendo: Dios de amor,
escúchanos.

1. Por la Iglesia católica, depositaria de la Revelación, para que siga llevándonos esa Palabra que
alimenta nuestro espíritu. Oremos.

2. Los ciudadanos tienen puestas las esperanzas en sus dirigentes y gobernantes. Pidamos al
Señor, que sus esperanzas no se vean defraudadas y se lleven a término las promesas realizadas.
Oremos.

3. Son muchos los que sufren y son ignorados. Te pedimos que infundas en los hombres el deseo
ardiente de luchar por los que más necesitan nuestra ayuda. Oremos.

4. La Eucaristía es la mejor escuela en donde se aprende a amar al prójimo. Para que Dios nos
ayude a llevar a la práctica el mensaje de hoy, siendo buenos samaritanos. Oremos.

ORACIONES DE ACCIÓN DE GRACIAS PARA DESPUÉS DE LA EUCARISTÍA Y DE LA COMUNIÓN

Acción de gracias Te doy gracias, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque
aunque soy un siervo pecador y sin mérito alguno, has querido alimentarme misericordiosamente
con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, que esta sagrada comunión no vaya
a ser para mi ocasión de castigo sino causa de perdón y salvación que sea para mi armadura de fe,
escudo de buena voluntad; que me libre de todos mis vicios, y me ayude a superar mis pasiones
desordenadas; que aumente mi caridad y mi paciencia, mi obediencia y humildad, y mi capacidad
para hacer el bien; que sea defensa inexpugnable contra todos mis enemigos, visibles e invisibles;
y guía de todos mis impulsos y deseos, que me una más íntimamente a Ti, único y verdadero Dios,
y me conduzca con seguridad al banquete del cielo, donde tú, con Tu Hijo y el Espíritu Santo, eres
luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, y felicidad perfecta, por Cristo nuestro
Señor. Amén

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