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SERMONES MISIONEROS

Los 12 discípulos
de Jesús
Lecciones para la iglesia de hoy

UNIÓN PERUANA DEL SUR


Título:
Los 12 discípulos de Jesús
Lecciones para la iglesia de hoy

Alta Dirección:
Presidente: Enzo Chávez
Secretario ejecutivo: Fari Choque
Tesorero: Nilton Acuña

Dirección editorial: Heyssen Cordero

Autores:
Enrique Cárdenas
Heyssen Cordero
Daniel Solano
Javier Torres
Arland Rivera
Rusmel Coaquira
Edwin Chiroque
Fernando Rojas

Libro de edición peruana


Es propiedad @2022 Ministerio Personal de la
Unión Peruana del Sur
Editado e impreso por la Universidad Peruana
Unión, en su Centro de Aplicación Editorial Unión,
km 19 Carretera Central, Ñaña, Lima, Perú.
Teléfonos: 618-6300, 618-6301 RUC: 20138122256

Diseño/Diagramación: Doris Sudario


Corrección: Fernando Rojas
JOB 27185-22

Diciembre del 2022


ÍNDICE

Enero: Pedro, el discípulo impetuoso ......................................................... 7

Febrero: Andrés, el discípulo de las cosas pequeñas ................... 12

Marzo: Jacobo, el discípulo de la pasión ................................................. 18

Abril: Juan, el discípulo de amor .................................................................... 22

Mayo: Felipe, el discípulo analítico ............................................................... 28

Junio: Natanael, el discípulo en quien no hay engaño .................. 33

Julio: Mateo, el discípulo cobrador de impuestos ............................ 39

Agosto: Tomás, el discípulo gemelo ........................................................... 45

Setiembre: Jacobo, el discípulo menor .................................................... 51

Octubre: Simón, el discípulo zelote ............................................................. 56

Noviembre: Judas, el discípulo con tres nombres ........................... 60

Diciembre: Judas Iscariote, el discípulo traidor .................................. 63


LOS DISCÍPULOS DE JESÚS, HOMBRES ORDINARIOS
EN MANOS EXTRAORDINARIAS

Los discípulos de Jesús no eran perfectos, tampoco eran erudi-


tos. Ni siquiera eran sabios religiosos o extraordinarios profesio-
nales. No pertenecían a las familias encumbradas de Israel. Los
discípulos de Jesús eran personas sencillas, con poca educa-
ción, personas ordinarias que decidieron sujetarse de las manos
extraordinarias de su maestro, Jesús.

Hombres ordinarios que continuaron el legado de Jesús de ma-


nera extraordinaria, hombres como tú y como yo, con defectos
por doquier, con costumbres y hábitos complicados, que cami-
naron con Jesús y se convirtieron, en su mayoría, en mártires en
la causa de Dios. ¿Cómo lo hicieron? Aprendieron, reaprendieron
y desaprendieron. Ellos revolucionaron el mundo en el primer
siglo, ellos empezaron y hoy nosotros conocemos de ese evan-
gelio bendito, gracias a lo que ellos hicieron.

Al leer y predicar sermones biográficos de los 12 discípulos de


Jesús, en los sábados misioneros, estoy seguro de que Dios nos
bendecirá con lecciones propicias para nuestros tiempos, para
la iglesia actual. Que Dios pueda usarte como un poderoso pre-
dicador y movilizar de la iglesia.

Pr. Heyssen Cordero Maraví


Ministerio Personal
Unión Peruana del Sur

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ENERO

PEDRO, EL DISCÍPULO
IMPETUOSO

“Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti,


yo nunca me escandalizaré. Jesús le dijo: De cierto te digo que esta
noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces”
Mateo 26: 33-34.

El texto: Mateo 26: 33-35

INTRODUCCIÓN
En la historia de la humanidad, existen incontables registros de
hombres y mujeres que han arruinado su vida o la vida de mu-
chas otras personas, por no haber podido controlar sus impul-
sos, tomando por ello malas decisiones. Hasta el día de hoy, los
seres humanos, destruyen muchas veces sus vidas, arruinan su
felicidad, la de sus seres queridos por no haber podido controlar
sus emociones y actuando impetuosamente. La vida del apóstol
Pedro nos retrata la historia de un hombre, que, aunque era im-
petuoso, y muy poco digno de credibilidad, Jesús logró formar
en él un hombre valiosísimo para el cumplimiento de su misión.

Propósito del mensaje:


Mostrar a la iglesia, que no importa nuestros defectos de carácter,
Jesús puede transformarnos poco a poco, conforme a su imagen
y usarnos poderosamente en el cumplimiento de la misión.

I. “SIMÓN, PEDRO”
¿Quién fue el apóstol Pedro según el relato bíblico? En reali-
dad, el verdadero nombre del apóstol Pedro, con el cual to-
dos lo conocían era “Simón, hijo de Jonás” (Mateo 16:17).

Sin embargo, al inicio de su ministerio, y con un propósito


claro, de recordarle cada vez que lo llamase como “Pedro”
(Petros, en realidad significaría “piedra”), lo que debía llevarlo
7
a ser, una roca firme, el líder indiscutible de los 12 apóstoles
en ausencia de Cristo, el gran Pedro que todos conocemos
al final de sus días e historia extraordinaria.
Todos conocemos por el relato bíblico como era Simón,
quien llegó a ser el gran Pedro, un hombre que en sus inicios
era impaciente, impetuoso, valiente y de armas tomar. Fue
este Simón, la materia elemental que habría de ser transfor-
mado por Cristo en un líder de la naciente iglesia cristiana.

Aplicación: Es probable que hoy, tú que escuchas este men-


saje, tienes los mismos problemas de carácter que Simón,
actúas más dominado por tus impulsos que por la razón,
mas movido por tu impetuoso corazón que por acciones
impulsadas por el Espíritu Santo en tu vida y hoy sufres las
consecuencias de esas decisiones. Entonces comprenderás
hoy que, si Dios pudo transformar la vida de Simón para con-
vertirlo en Pedro, el poderoso evangelista y apóstol, puede
transformarte a ti también, si tú se lo permites.

II. UN PREDICADOR Y LÍDER POCO CONVENCIONAL


Este hombre impetuoso y poco digno de confianza, fue esco-
gido por el mismo Jesús, para que, en un proceso de forma-
ción y transformación progresivo, fuese convirtiéndose de a
pocos en el líder de los 12 apóstoles, de manera especial tras
la ascensión de Jesús, y en el predicador más poderoso del
grupo de los 12 apóstoles.

Pedro siempre encabeza la lista de los 12 cuando se los


menciona en los relatos de los evangelistas, siempre se lo
menciona a él primero (Mateo 10: 2), y como era costumbre
en la mentalidad hebrea, el primer nombre mencionado en
una lista o en una genealogía siempre es el del líder o el que
encabeza la genealogía. Esto convierte a Pedro en el líder y
portavoz del grupo de los apóstoles.

Otro dato importante por mencionar es que después del


nombre de Jesús, o Cristo, el siguiente nombre en ser men-
cionado en todos los evangelios, en Hechos de los Apósto-

8
les y en algunas epístolas de Pablo, es el nombre de Pedro,
su nombre es mencionado 182 veces.

Fue el discípulo más elogiado y el más reprendido por Jesús,


a su vez también fue el que lo confesó con más firmeza que
nadie como el Cristo, pero también fue el que lo negó tres
veces públicamente.

Un hombre de grandes contrastes, que serviría de molde


para ver el proceso de como Dios trabaja en la vida de un
ser humano para transformarlo en un poderoso predicador,
misionero y líder (Hechos 2: 38-41)

Aplicación: Sin importar quien eres, la vida de Pedro es un


vivo ejemplo de la manera en que Dios puede usarte para
cumplir sus planes y para cumplir su misión a través de ti.
Recuerda que Pedro, tenía todos los defectos que mencio-
namos y a pesar de todo, Jesús, lo fue formando para hacer
de él un poderoso predicador y líder.

Dios puede hacer lo mismo en tu vida, pero tienes que es-


tar dispuesto a dejarte modelar por el diariamente a través de
la convivencia personal con Jesús a través del estudio de su
Palabra, la oración y cumplir la misión a través de un estudio
bíblico o mensaje a otras personas que necesitan oír de Jesús.

III. FORMADO Y TRANSFORMADO EN EL TALLER DE DIOS


Sin embargo, a pesar de los grandes defectos que Simón Pe-
dro tenía, por otro lado, también poseía otras cualidades que
Jesús pudo identificar en él, que sirvieron como base para
formar en él, al gran apóstol Pedro, veamos algunas de sus
cualidades natas.

Pedro era valiente por naturaleza, al punto tal que le cortó la


oreja de Malco, en realidad quería partirle la cabeza, pero no
era tan diestro con la espada como con las redes de pesca,
pero eso no quita que fue el único que tomó la espada para de-
fender a Jesús frente a una turba que buscaba matarlo, cuando
todos los demás huyeron despavoridos. (Juan 18: 10-11).

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Otra de las cualidades natas en Pedro eran su proactividad
e iniciativa, siempre quería saber más aprender más, respon-
der más y primero que todos los demás, ese era Pedro, era
el que se atrevía a responder las preguntas más difíciles que
nadie más se atrevería (Mateo 16: 13-16).

Y solo por mencionar una de las otras tantas cualidades que


por motivos de tiempo no podremos ampliar aquí, es que
Pedro, se atrevía a hacer lo que nadie más quería hacer. Fue
el único que se atrevía a caminar en el agua hacia Jesús, en
aquella gran tempestad en medio del mar de Galilea, cuan-
do todos los demás creía que Jesús era un fantasma. Ese
era Pedro, un verdadero temerario, pero un hombre de fe y
acción como pocos.

De aquí Jesús, tomaría el material, para llevarlo a su taller e


ir formándolo, moldeándolo, adiestrándolo, bajo su señorío y
dirección, e ir transformándole conforme a su imagen, para el
cumplimiento de su misión. Fue así como Pedro, fue formado
por dirección y guía del Señor Jesús.

Aplicación: Es probable que ni tú mismo hayas notado que


posees ciertas cualidades que Dios puede usar en ti, para
que cumplas la misión de Cristo de evangelizar al mundo,
pero Dios te dio cualidades especiales que en sus manos
pueden ser usadas poderosamente para que a través de ti
pueda Jesús cumplir su misión.

Lo único que tienes que hacer es estar dispuesto a confiar en


su guía y dirección, andando en comunión permanente con
él y trabajando activamente en la misión que él te ha enco-
mendado.

CONCLUSIÓN
Es probable que este año 2023, el Señor te haya llamado a des-
empañar algún cargo de responsabilidad o de liderazgo en su
iglesia, entonces no tengas miedo ni te excuses delante de Dios,
pon tus manos en las manos de Dios y con su ayuda cumple
fielmente la misión que el te ha encomendado y déjate formar

10
por Dios en la responsabilidad y desafíos que el hoy te ha enco-
mendado.

Llamado: Quiero invitarte hoy a venir al Señor Jesús tal cual eres
y decirle, Señor, hoy te entrego mi vida, así como Pedro, con to-
dos mis defectos de carácter y con todas mis virtudes, para que
puedas usarme en el cumplimiento de la misión de tu iglesia.

Úsame, fórmame, transfórmame, en el hombre o en la mujer de


Dios, que tu quieres que sea, para llevar muchas personas a tu
reino, a través de mi ministerio. Dios te bendiga por tu decisión,
ven aquí adelante, quiero orar contigo por que el Espíritu de Dios
sea derramado sobre ti y te use este 2023 con poder en el cum-
plimiento de la misión de Cristo a través de tu vida, amén.

Pr. Enrique Cárdenas Panduro


Ministerio Personal
Misión Sur Oriental del Perú

11
FEBRERO

ANDRÉS, EL DISCÍPULO DE
LAS COSAS PEQUEÑAS

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían
oído a Juan, y habían seguido a Jesús (Juan 1:40).

El texto: Juan 1: 40-42

INTRODUCCIÓN:
Hablar de Andrés, hermano de Simón Pedro, uno de los dos que
habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús.

Andrés sin duda uno de los discípulos que se había apartado de


Juan el Bautista, para seguir al gran Maestro Jesús, v.40 Andrés, her-
mano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y
habían seguido a Jesús. Donde encontramos al Apóstol Andrés por
primera vez. Y preparando para luego presentarnos a pedro más
adelante, y así ilustrarnos el gran inicio de la Iglesia Primitiva.

Muy poco hemos escuchado de Andrés, en el libro de San Juan se


le menciona a Andrés como un siervo que estaba muy preocupo
en llevar personas a los pies de cristo, también se encarga cuando
lleva a sus propias hermanas pedro a Jesús,

v.40-41; donde más le encontramos notoriedad es cuando trae a


un muchacho con su comida para ayudar a alimentar a los cinco
mil (Juan 6:8)

Propósito del mensaje:


Mostrar que Andrés se convirtió en un modelo de evangelismo
personal para nosotros hoy.

I. ANDRÉS Y SIMÓN PEDRO


Llegamos a conocer a Andrés relacionándolo con su herma-
no simón pedro, sin duda la unión familiar nos daría a co-

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nocer que los primeros lectores de este evangelio estarían
muy familiarizados con Pedro, pues se habría divisado, leído
y escuchado de él en los evangelios del Nuevo Testamento.
Sin embargo, es importante mencionar que Andrés no es
una persona tan notoria como el apóstol Pedro. Desde luego,
Pedro después de la crucifixión, fue una figura fundamental
para el cristianismo.

II. ANDRÉS: “JESÚS ES EL MESÍAS”. - ESTE HALLÓ PRIMERO A


SU HERMANO SIMÓN, Y LE DIJO: HEMOS HALLADO AL ME-
SÍAS (QUE TRADUCIDO ES, EL CRISTO. V.41
A pesar de haber llamado a Jesús el “Mesías”, es bastante
probable que Andrés todavía no entendía por completo el
significado veterotestamentario de este término, ni mucho
menos todas las implicaciones de este título en la persona
Divina de Cristo.

La raíz gramatical de este término solo explica parte de su


significancia, pero es un buen lugar para comenzar a enten-
der su significado. El título Mesías es una transliteración de
una palabra hebrea o aramea que significa “el ungido”. Esta
palabra a su vez se refiere a una persona que ha sido escogi-
da o consagrada para un cargo especifico

El testimonio corto y especifico que Andrés dio a su hermano


Pedro sobre Jesús podría parecer algo inesperado para algu-
nos de nosotros: “Hemos hallado al Mesías”. Quizás hubiéramos
esperado que Andrés hubiera dicho a Pedro que ellos habían
hallado al “Cordero de Dios” o al “Hijo de Dios”, como lo habían
escuchado ellos del mismo Juan el Bautista. Sin embargo, lo
que leemos aquí es que Andrés llama a Jesús el “Mesías”.

Parece que la palabra “hallado” o “encontrado”, nos podría


dar una pista acerca de esta conclusión del discípulo, pues
esta palabra implica claramente que Juan y Andrés habían
estado buscando al Mesías ya desde hace antes.

Aparte de las expectativas mesiánicas de aquellos tiempos,


la conversación que tuvieron Juan y Andrés con Jesucristo
en aquella tarde (v. 39) les podría haber influenciado tanto

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que ellos llegaron a la conclusión de que Jesús era de hecho
el Mesías. Aunque no sabemos de qué exactamente ellos
hablaron durante esa larga entrevista, si sabemos sus resul-
tados; poco después de tal conversación, estos dos discípu-
los estaban convencidos de que Jesús era el Mesías prome-
tido. De hecho, tendrían que estar bastante entusiasmados
de tal descubrimiento que Andrés fue a buscar a su hermano
Pedro para compartir tal noticia aquella misma tarde.

III. EL APÓSTOL ANDRÉS: EL PRIMER MISIONERO


Lo que sí es importante para nosotros es notar que el entu-
siasmo de Andrés para compartir las buenas noticias con su
hermano Pedro es un buen ejemplo de evangelismo perso-
nal. De esta manera, Andrés se convirtió en el primer misio-
nero cristiano; el que comenzó a pregonar las buenas nuevas
sobre Jesús, comenzando primero con una de las personas
más cercanas a él: su “propio” hermano. D. A. Carson: “De este
modo, él se convirtió en el primero de una larga lista de su-
cesores que descubrieron que el testimonio cristiano más
común y efectivo es el testimonio privado de amigo a amigo,
hermano a hermano”.

Algunos autores lo notan, desde un punto de vista teológico,


la conversión de Andrés se inició con el testimonio que este
recibió del Bautista sobre la Persona de Cristo (el Cordero de
Dios); y similarmente, la conversión de Pedro comenzó con el
testimonio de su hermano sobre Jesús (quien es identificado
como el Mesías). Sin embargo, ambos hermanos realmente
se convirtieron “a Cristo” solo después de tener un encuentro
personal con Jesucristo

Hablar a otros de Cristo no es una opción, es un mandato que


Cristo dio a su Iglesia.

Todos nosotros somos “piedras vivas” en la casa que Dios ha


construido, la Iglesia que el Verbo encarnado fundó, una que
tiene como piedra angular a Cristo. Todos los creyentes so-
mos también el templo de Dios, donde Cristo Jesús mora a
través del bendigo Espíritu Santo (cf. 1 Corintios 3: 16-17).

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El Señor nos toma en cualquier condición material y espiri-
tual con que vengamos a Él, y nos cambia paulatinamente
por medio del poder del Espíritu Santo, perfeccionándonos
con su gracia y poder, para que así nosotros también poda-
mos recibir el don divino y ser así instrumentos útiles para
su obra; para poder ser exactamente el hombre o la mujer
que Dios quiere que seamos. Y aunque no todos vamos a
ser llamados a ser grandes predicadores y misioneros como
Pedro lo fue después de la resurrección, todos los creyentes
si tenemos el llamado a testificar de las buenas nuevas.

IV. ANDRÉS TRAE SU HERMANO A JESÚS. - Y LE TRAJO A JESÚS.


Y MIRÁNDOLE JESÚS, DIJO: TÚ ERES SIMÓN, HIJO DE JONÁS;
TÚ SERÁS LLAMADO CEFAS (QUE QUIERE DECIR, PEDRO)
Jesús estaba analizando no solamente quien era Pedro en el
presente; sino también quien sería Pedro en el futuro, es de-
cir, que era lo que Cristo iba a hacer con el nuevo discípulo.
Como una forma de comunicar tal transformación, el Señor
utiliza como herramienta ilustrativa la asignación de un nue-
vo nombre para este propósito, un sobrenombre o nombre
nuevo con significancia teológica, pues por algo el autor de
este Evangelio traduce al griego el significado de la palabra
original aramea “Cefas”.

Entonces, para entender el propósito del cambio que Dios


iba a realizar en la persona y carácter del Apóstol, es necesa-
rio entender primero la significancia que un nombre tenía en
la antigüedad. En primer lugar, los nombres describían a la
persona entera. Abreviaban con una palabra o frase la per-
sonalidad completa de la persona. Los nombres asignados
en algunos casos describían también un evento singular a la
hora de nacer, pero parece que más a menudo declaraban
con una palabra el carácter integral de la persona.

• “Y le trajo a Jesús”. Para Andrés, hablar de Jesús no era


suficiente. Andrés tenía que traer a su hermano a Jesús
para que se convenciera él mismo acerca del Verbo He-
cho Carne. Andrés sintió la necesidad de que Simón Pe-
dro tenía que tener un encuentro personal con el Jesús.

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• En la teología de Juan, tanto el testimonio cristológico de
los discípulos como la experiencia personal de Cristo se
vuelven necesarios para una fe adecuada. En el lenguaje
de la Primera Epístola, uno necesita la cristología correc-
ta (1 Juan 2: 22-24) a través del testimonio apostólico (1
Juan 4: 6) así como el testimonio del Espíritu (1 Juan 2:20,
27; 3:24; 4:13; 5: 7-8); se supone que esta última es insepa-
rable de la primera (1 Juan 4: 1-6, véase Juan 15: 26-27).

• Habiendo escuchado el testimonio de Juan el Bautista


acerca de Jesús, y sobre todo habiendo gastado algún
buen tiempo con Él mismo durante la entrevista del ver-
sículo 39, Andrés estaba ahora convencido de que Jesús
era el Mesías. Ahora Andrés traería a su hermano al Único
que podía limpiar los pecados del mundo y bautizar con
el Espíritu Santo, para que Pedro tuviera también aque-
lla misma experiencia maravillosa de conocer personal-
mente al Mesías.

CONCLUSIÓN
Si hablamos de Juan y Andrés, es importante, saber que verda-
deramente qué nos motiva a seguir a Jesús, por qué le seguimos,
por qué le aceptamos como nuestro Salvador, quizá solamente lo
hacemos para que él nos bendiga materialmente, mejorar nuestra
salud o para tener la capacidad de relacionarnos correctamente
con los demás.

Sin duda debemos de considerar que nuestro testimonio, nuestra


manera de vivir, de vestir, de hablar, etc., para que los otros pue-
dan ver en nosotros a Jesús, sabemos que seguir a Jesús es difícil
ya que el enemigo siempre estará para buscar nuestra debilidad
y perjudicarnos.

Tener en cuenta que, para nuestro Creador, lo más importante es


el corazón, el amor que uno tiene para con su Dios, y las actitudes
que tenemos después de conocer y aceptar a Jesús como nues-
tro salvador

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LLAMADO
Andrés sin duda un siervo silencioso, que realizaba su trabajo sin
mucho alboroto, su mayor anhelo era de llevar personas al maes-
tro, salvar personas, esta tarea también es encomendada a cada
uno de nosotros hoy.

Cuantos de nosotros aceptamos esta tarea y nos decidimos como


Andrés a trabajar humildemente ya que nuestro padre tiene la co-
rona preparada para cada uno de nosotros.1

Amén.

Pr. Rusmel Coaquira M.


Ministerio Personal
Misión del Lago Titicaca

1Sermón adaptado de https://sanjuan.cc/versiculos/jesus-comienza-su-minis-


terio/

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MARZO

JACOBO, EL DISCÍPULO
DE LA PASIÓN

“En aquel tiempo, el rey Herodes echó a mano a algunos de la


iglesia para maltratarlos. Mató a espada a Jacobo,
hermano de Juan” (Hechos 12:1-2).

El texto: Marcos 3:13-17

INTRODUCCIÓN
La historia bíblica relata que Jacobo era el hermano mayor del
discípulo Juan. Tenía un fuerte carácter, era impulsivo, orgulloso,
con ambiciones personales, pero a pesar de ello, Jesús lo llamó
para que sea un discípulo de él. Puede ser que en esta hora yo
esté predicando a alguien que tiene las mismas características
que Jacobo, déjame decirte que hoy, el Señor puede cambiarte,
al punto de que estés dispuesto a dar la vida completa a Jesús,
al igual que lo hizo Jacobo.

Propósito del mensaje:


No existe imposibles para Dios, solo él puede cambiar el corazón
más duro, y transformarlo para el reino de los cielos.

I. JESÚS LLAMÓ A LOS QUE ÉL QUISO. (v 13)


Una multitud siempre acompañaba a Jesús a donde él iba,
muchos querían ser discípulos de Jesús, había personas bien
preparadas que se ofrecían a Jesús como discípulos, sin em-
bargo, el texto bíblico dice que Jesús llamó a los que él quiso.
Jesús no llamó a personas perfectas de carácter o personali-
dad, él llamó a personas que estaban dispuestos a aprender
al lado de Jesús, que quisieran ser transformados por él.

Aplicación: A pesar del mal carácter de Jacobo, el Señor miró


en él, un profundo deseo de seguir a Jesús, observó lo que
Jacobo podía llegar hacer en las manos de él.
18
Querido amigo (a), no importa cuantas veces te hayas equivo-
cado en la vida, quizás tienes un mal carácter, has intentado
cambiar por tu cuenta, pero no lo lograste, déjame decirte que
Jesús es el único que puede cambiar tu vida y al igual que Ja-
cobo tú puedes ser transformado en las manos de Dios.

II. JESÚS CAMBIA A JACOBO


Pasar tiempo al lado de Jesús, es lo que marcó la diferencia
en la vida de Jacobo, recuerda que la biblia dice que fue Je-
sús quien lo eligió Juan 15:16 dice “No me elegiste vosotros a
mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que va-
yáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo
que pidáis al Padre en mi nombre, él os lo dé”. Que maravillo-
sa promesa encontramos en las escrituras, recuerda es Dios
quien te está llamando hoy para que le entregues la vida a
Jesús, no es una iglesia, no es el pastor, es el Señor quien
te escogió hoy para que tu vida sea transformada, en esta
hora estoy hablando a alguien que necesita pedir un milagro
a Jesús, recuerda que eso se logrará si tú estás dispuesto a
aceptar la invitación que Dios hoy te hace de seguirlo y en-
tregarte por completo a él.

El cambio de Jacobo no fue sencillo, el Señor tuvo que re-


prenderlo en algunas ocasiones, como, por ejemplo, cuando
Jacobo y su hermano Juan manifestaron una inmensa cólera
contra el pueblo samaritano que no quiso recibir al Señor Je-
sús en Lucas 9:55 dice “Entonces volviéndose a él los repren-
dió diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois”. Sin duda
el carácter de Jacobo necesitaba ser transformado, puede
ser que en este momento tú estés sintiendo rencor por al-
guien, déjame decirte que la única manera que eso pueda
cambiar en tu corazón, es que dejes que Jesús cambie tu
corazón, el texto de Lucas 9 sigue diciendo en el versículo
56 “porque el hijo del hombre no ha venido para perder las
almas de los hombres, sino para salvarlas”. ¡Alabado sea el
Señor!, Desde el momento en que Jesús llamó a Jacobo, lo
llamó para salvación de él y de otras personas.

Aplicación: La experiencia de conversión de Jacobo, desde


el momento que aceptó la invitación de Jesús, estuvo mar-

19
cada por el deseo de cambiar y por las grandes lecciones
que el mismo Jesús impartió a sus discípulos. Recuerda un
punto importante, el cambio de nuestro mal carácter, malas
acciones, solo dará desde el momento en que aceptemos a
Jesús que tome el control de nuestra mente y corazón.

Muchas veces he visto a personas que intentan cambiar por


sus propias cuentas, y lo único que encuentran es mayor do-
lor, desilusión, frustración, etc. Quiero decirte que si hoy, le
das una oportunidad a Jesús que tome el control de tu vida,
prepárate a experimentar los mayores cambios y milagros en
tu vida. Solo tienes que hoy entregar tu vida a Jesús.

VI. JACOBO DA LA VIDA POR JESÚS


Estar al lado de Jesús no te libra de las diferentes pruebas y
situaciones fatales de esta vida, recordemos que el enemigo
se deleita en traer dolor y sufrimiento a los hijos de Dios. Ja-
cobo llegó amar a Jesús, al punto de estar dispuesto a dar la
vida por él, fue probablemente en el año 44 d.C. que Herodes
Agripa I lo hizo morir a espada, según se registra en hechos
12:2 cuando dice “Mató a espada a Jacobo, hermano de Juan”.
Querido amigo (a), Jacobo fue el primero de los apóstoles en
sellar la pasión que tuvo por Jesús con su propia sangre.

Sin lugar alguna, la experiencia de Jacobo al lado de Jesús


fue extremadamente poderosa. Cuando Jesús toca el cora-
zón de alguien lo hace al punto de que tú quedes totalmente
apasionado y transformado por él.

Jacobo en primer lugar estuvo dispuesto aceptar la invitación


que un día Jesús le hizo, en segundo lugar, estuvo dispuesto
a abandonar su mal carácter, aprender de Jesús y abandonar
todo lo que le estorbaba que Jesús sea su única pasión, en
tercer lugar, Jacobo estuvo dispuesto a ir hasta la muerte por
el gran amor que tuvo por Jesús.

Aplicación: La vida de Jacobo es un ejemplo para seguir, él


no rechazó seguir a Jesús, cuando escuchó la invitación de
él, estuvo dispuesto a dejarlo todo, su trabajo, los amigos y
hasta su propia familia, pero lo más importante es que Jaco-

20
bo estuvo dispuesto a experimentar una transformación total
en su vida, al punto de apasionarse por Jesús.

Cuantas veces has escuchado la voz del Espíritu Santo lla-


mándote para que te entregues a Jesús y por tu mal carácter,
por pensar en cambiar algunas cosas por tu propia cuenta,
por el qué dirán y tantas otras excusas, aún no tomaste la
decisión de bautizarte.

Querido amigo (a) llegó el día, de entregarte a Jesús, no de-


jes para mañana la mejor decisión de tu vida, el Señor te está
llamando hoy, tú puedes decidir cambiar o seguir andando
por la vida sin Jesús. ¿Qué decisión vas a tomar hoy?

CONCLUSIÓN
Hoy hemos visto que no hay imposibles para Dios, nosotros so-
mos limitados, no podemos cambiar nuestro propio carácter, no
podemos retroceder o borrar nuestras malas decisiones y accio-
nes, pero hay alguien que sí puede darnos una nueva oportuni-
dad, un nuevo comienzo, una página en blanco, ese alguien es
JESÚS. Él es el único que puede otorgarte la salvación.

Llamado: Quiero invitarte en el nombre de Jesús para que hoy


entregues tu vida a él. No luches solo en esta vida, apasiónate
por Jesús, solo él puede devolverte la felicidad que el enemigo
ha quitado en tu vida y en tu hogar, la voz del Espíritu Santo es
quien te está invitando hoy, al igual que Jacobo fue invitado por
Jesús para seguirle, ahora él te hace esa invitación. ¿Qué deci-
sión vas a tomar? ¡Hoy es el día de seguir a Jesús!

Pr. Arland Rivera Briceño


Ministerio Personal
Misión Peruana del Sur

21
ABRIL

JUAN, EL DISCÍPULO
DEL AMOR

“Y uno de los discípulos, al cual Jesús amaba,


estaba recostado al lado de Jesús” (Juan 13:23).

El texto: Juan 13:23

INTRODUCCIÓN
Había una vez en una escuela un muchacho tan malo que el
maestro después de haberle aconsejado, sancionado en reitera-
das veces tuvo que finalmente expulsarlo. La madre al saber de
esta situación fue a hablar con el maestro para que readmitirán
a su hijo, a lo que el maestro se negó para evitar el mal ejemplo
que daba a sus compañeros. A tanta insistencia de la madre, el
maestro se dirigió a los compañeros de aquel alumno y pregun-
to: Si volvemos a admitir a este alumno ¿Hay alguien que quiera
ser su fiador? Hubo un silencio por un momento hasta que se
escuchó una vocecita: Yo señor. Para sorpresa del maestro era
el alumno más pequeño de la clase, pero a la vez el más aplica-
do. El maestro le pregunto: ¿sabes que significa ser fiador de tu
compañero?, Si señor, que, si él se porta mal, sufriré yo el castigo.

Lo cierto es que a medida que pasaron los días no hubo castigo


ni llamadas de atención. Y es que, desde aquel gesto hecho por
aquel pequeño, opero un cambio en aquel muchacho que con-
sidero una cuestión de honor que su pequeño fiador no fuese
castigado por culpa de él. De esta manera lo que no pudo lograr
su maestro, su madre y las llamadas de atención, fue conseguido
por la actitud de su pequeño compañero. Así como esta historia,
la biblia nos presenta el testimonio de Juan, quien a pesar de sus
defectos de carácter fue llamado por Jesús. Y fue en respuesta a
la vida y sacrificio de Jesús que la vida de Juan fue transformada
de ser “hijo del trueno” a ser llamado el discípulo amado.

22
Propósito del mensaje:
Es mostrar que solo Jesús puede transformar nuestra vida a su
semejanza cuando le entregamos nuestro corazón a él.

I. JUAN CONOCE A JESÚS (Marcos 3:17).


El nombre Juan significa “el Señor es benigno” quizás su
nombre describa lo que Dios tenía preparado para Juan. Lo
cierto es que la Biblia presenta a Juan como hijo de Zebedeo
y Salome (Mr. 15:40). De oficio pescador junto a su hermano
Jacobo recibieron el sobrenombre de Boanerges que signifi-
ca “hijos del trueno”. Este sobrenombre usado por Jesús des-
cribía el carácter de Juan y su hermano (Mr. 3:17), se podría
decir que Juan era de carácter impulsivo, orgulloso, ambi-
cioso de honores, egoísta e incluso se ofendía fácilmente, se
sentía seguro de sí mismo a tal punto de tomar venganza si
alguien lo ofendía.

Siempre estaba presente en su corazón el deseo de estar


por encima de sus compañeros (Lc. 9:46), se consideraba
privilegiado al punto que menospreciaba a otros que qui-
sieran ejercer el ministerio como él (Lc. 9:49). Su “celo” por
Jesús lo llevo incluso a pensar que sería correcto pedir que
descendiera fuego del cielo para consumir a los habitantes
de una aldea de samaria por el hecho de no recibir a Jesús
(Lc. 9:52-56). Este era Juan, a quien Jesús escogió y llamo, no
por tener un carácter noble o agradable. Sino porque Jesús
veía en el un corazón ardiente, sincero y amable. No era que
Juan conociera a Jesús, era Jesús quien lo conocía a él. La
palabra de Dios dice que Jesús así lo quiso (Mr. 3:13), el en-
cuentro Juan con Jesús no fue casual, estaba en los planes
del maestro (Lc. 5:9,10). El conocía a Juan, a su familia, sus
virtudes, sus defectos, y aun con todo eso lo escogió como
su discípulo.

Aplicación: Al igual que Juan, tal vez veas reflejado en ti las


características de su carácter en tu vida. Seguro de ti mismo,
deseo de destacar siempre, tal vez fácil de ofenderte y a la
vez rápido para tomar venganza. Lo cierto es que como Juan
todos compartimos la misma naturaleza caída, aquella que
nos lleva hacer lo que no queremos dejando de lado nues-

23
tras buenas intenciones (Rom. 7:17-19). Tal vez hayas perdido
la esperanza en ti mismo o la de tus seres queridos a causa
de tu carácter.

Es posible que en estos momentos estés enfrentando la pér-


dida del trabajo, la familia, los hijos o la perdida incluso de
la salud. Y te estés preguntando ¿Será posible que Jesús se
interese en mí? ¿Conoce mi pasado y mi presente? Quiero
decirte que Jesús nos conoce de tal forma que no nos juzga
por lo que somos, sino que él ve lo que podemos llegar a ser
en sus manos. Fue Jesús quien tomo la iniciativa de escoger
y llamar a Juan, así como es Jesús quien hoy te hace la invita-
ción de caminar con él, de confiar en sus promesas dejando
todo para seguirlo (Lc. 5:11).

II. JUAN APRENDE DE JESÚS (Jn. 13:23; 25).


Juan como discípulo paso por un tiempo de aprendizaje, y tal
como la biblia dice: “la fe es por el oír y el oír, por la palabra
de Dios” (Ro. 10:17). Solo escuchando de alguien no se pue-
de conocer a la persona, se debe pasar tiempo, compartir
algunas actividades y en la dinámica del relacionamiento, se
va forjando la amistad y admiración. Esto fue precisamente
lo que experimento Juan al ser llamado por el Señor. Él tuvo
que tomar la decisión de aceptar la invitación y seguir a Jesús
(Mr. 1:20). Decidió ser parte del grupo que Jesús formo como
sus discípulos (Mt. 10:22). Fue a partir de ese momento que
Juan se propuso seguir a Jesús donde quiera que estuviera,
porque sabía que su vida ahora tenía un propósito (Mr. 3:13).
Nació en su corazón una admiración por su maestro que a
medida que pasaba más tiempo con él, su carácter se iba
transformando. Pues a diferencia de otros discípulos, Juan
prefería estar junto a Jesús, no alrededor sino siempre junto
a él (Juan 13:23).

Encontró en Jesús un maestro, un consejero, un amigo in-


condicional, alguien que no juzgaba, no tomaba venganza,
no era indiferente, no hacia acepción de personas sino más
bien se dedicaba en servir y predicar la palabra de Dios. Juan
comprendió que seguir a Jesús implicaba reconocer sus pro-
pios errores (Sal. 19:12), sentir el deseo de mejorar su carácter

24
a semejanza de su maestro (1 Jn. 4:8,10), entendió que cada
lección de Jesús debía llevarse a la práctica pues de otra
manera su vida no sería transformada (1 Jn. 1:6,7).

Aplicación: Hoy en día es muy fácil confundir el amor con un


sentimiento, pues la palabra de Dios menciona que el amor
nace del conocimiento de él. Es decir, cuanto más conoce-
mos de Dios tanto más aprendemos a amar (1 Jn. 4:7). Este
principio bíblico es fundamental para todo ser humano, pues
Dios nos creó como seres relacionales con la capacidad de
amar. Sin embargo, este don de Dios solo se puede desarro-
llar en nuestra vida en la medida que dediquemos tiempo
para conocer más de Jesús y llevar a la práctica ese apren-
dizaje. Como Juan podemos tener un concepto de quien es
Jesús y lo que puede hacer en nuestras vidas, pero a menos
que le entreguemos nuestra vida a él y decidamos caminar
con él diariamente, ese cambio nunca ocurrirá.

Al igual que Juan, como discípulo de Jesús, debemos abrir


nuestro corazón, disponer nuestra vida a obedecer y aceptar
los consejos que Dios ha dejado en su palabra. Pues, es en
el contacto diario con la palabra de Dios que las característi-
cas del amor (carácter de Dios) se van reflejando en nuestras
vidas (1 Cor. 13:4-8). Tal vez ha llegado el momento en pre-
guntarte: ¿Soy consciente que hay cosas que debo cambiar?
¿Estoy dispuesto a seguir a Jesús a donde el me guíe? ¿Es mi
deseo de encontrarme con él en las primeras horas del día?
Si tomas hoy tu decisión déjame decirte que tu conocimiento
de Dios se convertirá en testimonio a tus seres queridos.

III. JUAN TESTIFICA DE JESÚS (1 Juan 1:3)


Que maravilloso es saber que aceptar el llamado de Jesús,
nos llevara inevitablemente a una experiencia transformado-
ra en nuestras vidas. Por esta razón Juan describe su expe-
riencia con Cristo en tres aspectos importantes:

1. “Lo que hemos visto”: Juan fue un testigo ocular del minis-
terio de Jesús, y como testigo se sintió en la obligación de
dar testimonio del carácter de Dios revelado en el hijo. Fue
gracias a Jesús, que Juan pudo discernir entre una religio-

25
sidad exterior y una vida cristiana transformadora. Lejos de
una obediencia basada en el miedo o fanatismo extremo,
comprendió que la salvación en Jesús te lleva a una obe-
diencia en amor a Dios y al prójimo (Jn. 14:15; Mt. 22:37-39).
2. “Lo que hemos oído”: esto habla de su cercanía con Jesús.
Juan no se conformaba con estar alrededor el procuraba
estar al “lado” de Jesús cerca su pecho. A medida que es-
cuchaba las promesas de Jesús las iba atesorando en su
corazón para compartirlas en el momento de dificultad.
3. “Eso os anunciamos”: para Juan su experiencia de salva-
ción era algo que tenía que compartirse. Como dice la
sierva del Señor: “El primer impulso de un corazón rege-
nerado es del de traer a otros también al Salvador”. (SC.,
127) Juan paso de ser Boanerges (hijo del trueno) a ser
discípulo del amor. En cada episodio del ministerio de Je-
sús, pudo contemplar el amor de Dios por la humanidad.
Fue gracias a la vida, muerte y resurrección de Cristo, de-
posito su fe y compromiso por llevar a otros al encuentro
con su Salvador.

Aplicación: Así como en los días de Juan hoy también hay


personas que anhelan conocer del amor de Dios. A veces
las decepciones, traiciones, o perdida de un ser querido, de
la salud, el trabajo etc. hacen creer que Dios es indiferen-
te al dolor, a la necesidad de sus hijos. Y sin encontrar una
respuesta se conforman con seguir sobreviviendo con sus
defectos de carácter y sus luchas. Por esta razón, Jesús en-
comendó una misión a sus discípulos, para que en los mo-
mentos de prueba animando a otros ellos mismos confirmen
su fe en Dios. Hacer discípulos (Mt. 28:29) es el método que
Dios tiene para mantenernos firmes en la fe y obtener la vic-
toria sobre el pecado (1 Jn. 5:4).

CONCLUSIÓN
A la luz de la palabra de Dios hemos visto que es Jesús quien
toma la iniciativa de llegar a nuestras vidas. Conoce nuestro pa-
sado, nuestro presente y avizora para nosotros un futuro de es-
peranza. Así fue como la vida de Juan tuvo un rumbo diferente al
aceptar el llamado de Dios. Hoy también el Señor nos ofrece un
nuevo nacimiento, una vida nueva, un cambio de carácter que

26
solo Cristo puede lograr en nuestras vidas. Entonces es propicio
responder: ¿Eres capaz de reconocer a Dios aun en medio de las
luchas que rodean tu vida? ¿Puedes, en los momentos difíciles,
escuchar su voz y reconocer lo que ha hecho y quiere hacer en
tu vida? ¿Quieres ser transformado, como la experiencia de Juan,
de Boanerges en un discípulo del amor? ¿Quieres ser una nueva
criatura en Cristo Jesús?

Llamado: Entonces ¿Dónde estás tú? ¿Por qué no te levantas


y vienes a los pies de Jesús? ¿Qué impide que hoy comiences
una nueva vida? En el nombre de Jesús quiero hacerte a poner
en las manos de Dios tu pasado, tu presente y tu futuro. Como
dijo Jesús: “Busca primero el reino de Dios y lo demás vendrá por
añadidura”. (Mt. 6:33). Es tiempo de dejar tu barca, tus redes y en-
tregarte al Salvador porque hoy ha llegado la hora de un nuevo
comienzo para tu vida. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo,
tu y tu casa” (Hc. 16:31).

Pr. Javier E. Torres Condori


Secretario Ejecutivo
Misión Sur Oriental del Perú

27
MAYO

FELIPE, EL DISCÍPULO
ANALÍTICO

Al día siguiente, Jesús quiso salir para Galilea y encontró a Felipe.


Y Jesús le dijo, “Sígueme” (Juan. 1.43).

El texto: Juan. 1:43-46;6.5-7;14:8

INTRODUCCIÓN:
Puedo decir que vivimos en un mundo muy dividido por diferen-
cias muy grandes, y grietas sociales que cada vez más nos hacen
sentir que la vida está casi saliéndose de control. Las diferencias
culturales, económicas, raciales y religiosas hacen que los hijos
de Dios se vean cada vez menos entendidos y más vulnerados a
las burlas de las multitudes que han puesto en tela de juicio los
principios de Dios.

Frente a esta realidad, Dios está llamando a hombres y mujeres


sinceros a romper el hilo de la incredulidad y tejer una historia de
fe, confianza y esperanza basada en su Palabra por medio de un
mensaje clamoroso de invitación… “sígueme”.

En este mensaje veremos la manera de cómo Dios trata de lle-


gar a la humanidad para ayudarlo a comprender que su mayor
necesidad es aceptar y obedecer a Jesús; y la respuesta del
hombre que entiende que aceptar y vivir como Jesús es la mejor
opción para una vida plena en esta tierra y vivir la eternidad

Propósito del mensaje:


Mostrar que Dios llama a hombres y mujeres con debilidades y
necesidades muy grandes y las transforma en sus mensajeros
de paz para la salvación de las personas.

I. FELIPE, APÓSTOL DE CRISTO (Juan. 1.44)


Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro (Jn. 1:44).
28
Por el origen de su nombre, probablemente tuvo ascenden-
cia griega. En Juan 21 encontramos un aparente indicio de
que era pescador, al igual que sus amigos Pedro, Andrés, Ja-
cobo, y Juan.
Felipe, era un hombre con luchas y desafíos como todos no-
sotros. En el fondo de su corazón sufría, había un vacío que
lo llevaba a pensar más allá de las cosas cotidiana de la vida.
Era sincero, honesto y buscador de la verdad.

Aplicación: Esto nos recuerda que Cristo conoce nuestras


flaquezas y cicatrices, sabe cuántos sueños rotos hemos te-
nido y las luchas que enfrentamos como muestra de nuestra
identidad. Él tiene la capacidad de formar amorosa y pacien-
temente nuestro carácter hasta que sea como el Suyo. El tra-
to de Cristo hacia Felipe fue conmovedor: “No buscó a un
hombre calificado para invitarlo a ser parte de su equipo de
trabajo, lo que buscaba de él era su disposición. Lo atraería a
Él, lo entrenaría, y le daría poder para servirle”. ¿Acaso no es
lo mismo que hizo Jesús con nosotros?

II. FELIPE, EL DISCÍPULO OBEDIENTE (Jn. 1:43)


Cuando Jesús lo llamó, él no cuestionó, no preguntó, no trató
de averiguar sobre el hombre que lo estaba invitando a seguir-
le, solamente creyó y avanzó por fe. Dejó a un lado las excusas
y los prejuicios para seguir a Jesús. Si bien, Nuestro Salvador
durante su ministerio para salvar a la humanidad, se mantuvo
cruzando fronteras; la frontera entre Judea y Samaria, la fron-
tera entre judíos y Gentiles, la frontera entre puros e impuros,
entre varón y hembra, entre la visión de Dios y las ideas pre-
concebidas de lo que el mundo es o debería ser. Pero lo hizo
con un solo propósito, llamar a los hombres de donde estaban
para llevarlos a ser sus mensajeros de esperanza.

Aplicación: Obedecer a Jesús para seguirle es “cruzar” las


fronteras, es dejar de lado las excusas, las tradiciones, las
costumbres de nuestros antepasados, es poner de lado los
parámetros aceptados que separan a la gente unos de otros,
que constantemente juzgan y asignan valor dependiendo de
su lugar social y económico, de dónde vienen, del color de
su piel o su idioma, etc. Solamente así podremos estar listos
para ser seguidores del Maestro como lo fue Felipe.

29
a. ¿Qué excusas necesitas dejar?
b. ¿Cuáles son los preconceptos que te impiden obedecer
a Jesús?

III. FELIPES, EL ANALISTA CLÁSICO (Jn. 6:7)


Felipe, era un hombre de hechos y números, un hombre
práctico que se guiaba por lo que veía y por las reglas, y le
era difícil pensar en lo que estaba por delante. Era el típico
hombre cuya filosofía era “ver para creer”, y no como dice la
Biblia “creer para ver”.

Era pesimista, a veces incapaz de ver el cuadro en su totali-


dad. Su predisposición era hacia el pragmatismo, y a veces
hacia el derrotismo en lugar de ser un visionario. Le costaba
avanzar por fe. Pero el estar en comunión con Jesús, su vida
cambiaría para siempre. Los que caminan con el Salvador,
necesitan ejercer fe creyendo en su Palabra y en cada pro-
mesa descrita allí (2. Cor. 5:7).

Aplicación: Siendo conscientes, todos tenemos un Felipe


dentro. Muchas veces las circunstancias adversas nos para-
lizan y nos desaniman los planes frustrados. Lo más triste es
que ponemos en tela de juicio que para Dios no hay nada im-
posible (Lc. 1:37); Pero, al investigar los detalles de la vida de
Felipe, no podemos ignorar lo que nuestro Señor hizo por Él:

a. Lo busca y elige para salvación (Jn. 1:43).


b. Sabiendo quién era, lo incluye en su equipo de futuros
apóstoles (Mt. 10:3).
c. Trabaja con su carácter paciente y amorosamente (Jn.
6:5-7; 14:9).

¿Acaso, no es lo mismo que hace y desea hacer Jesús con


nosotros? No nos desanimemos porque así con nuestros de-
fectos y luchas, el Señor nos necesita y nos llamó para ser
sus mensajeros de esperanza para salvación de muchos.

IV. FELIPE, EL DISCÍPULO QUE GUÍA CON EL EJEMPLO (Jn. 1:46).


Felipe estaba muy feliz de haberse encontrado con Jesús el
Mesías. Al verse con su amigo Natanael, le dice: “Hemos en-

30
contrado a Jesús de Nazaret, el Hijo de José, aquel de quien
escribió Moisés en la Ley, y de quien escribieron los profetas”.
Lo primero que le responde Natanael es “¡De Nazaret! ¿Aca-
so de allí puede salir algo bueno?”.

Natanael estaba ciego por sus prejuicios y preconceptos. No


entendía, tampoco ver ni oír el entusiasmo de Felipe que an-
helaba compartir algo tan grande y especial para su salva-
ción. ¿Puede algo bueno salir de Nazaret, una pequeña aldea
allá afuera? ¿Puede algo bueno proceder del lugar de donde
tú vienes? Para que Natanael pudiese ver a Jesús el Mesías,
tuvo que abandonar sus propios prejuicios y parcialidad para
darle a Jesús una oportunidad, y así experimentar lo bueno
que puede venir de Nazaret.

Felipe guía al incrédulo Natanael, y le muestra al Salvador.


Felipe fue más allá de lo que muchos hacen. Comentan, le
hablan teóricamente, pero no fue este el caso. Él mismo le
dice ven y ve. La verdadera religión no es teórica, sino prác-
tica. Si tú has sido llamado por Dios, necesitas vivir y ayudar
a otros a conocer al Salvador de tu vida. El cristianismo es di-
námico que lleva constantemente frutos para la vida eterna.

Aplicación: Jesús, está llamando constantemente a todos


sus hijos para que asuman con entusiasmo el deber de llevar
personas a sus pies. No puedes permanecer estático dicien-
do que no te importa lo que las personas hagan con sus vi-
das. Fuimos sacados de las tinieblas para hacer brillar la luz
de la Verdad Presente en todas las personas que el Señor
nos permita alcanzar. Te pregunto ¿Qué harás hoy?, ¿Guarda-
rás la Verdad para ti solo, o actuarás como Felipe mostrando
a la gente al Salvador del mundo? ¡Depende de ti!

CONCLUSIÓN
Es mi anhelo que estas verdades bíblicas te estimulen a seguir
en la obra de nuestro Salvador, rendirnos a Sus propósitos y vo-
luntad, y crecer en amor hacia Él y Su reino (Mt. 6:33). Oro a mi
Dios para que la vida de Felipe no solo te confronte, sino que
traiga esperanza a tu vida de que tu caminar será más sincero
y santo en el futuro debido a esta maravillosa promesa: “el que

31
comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día
de Cristo Jesús” (Fil. 1:6).

Llamado: Esta mañana yo te invito a salir de tu zona de privilegio


y de comodidad, y te desafío a actuar como un verdadero centi-
nela del Maestro. No te quedes con la Verdad que llegó a tu vida.
Marca la diferencia y cumple el propósito de Dios. Sal de tu “aquí
estoy bien” y comienza a buscar a los Natanaeles que viven a tu
alrededor sin saber que pronto rendirán cuentas delante del Rey
de Reyes.

¿Anhelas hacerlo?

Pr. Edwin Chiroque Chininin


Ministerio Personal
Misión Andina Central

32
JUNIO

NATANAEL, EL DISCÍPULO
EN QUIEN NO HAY ENGAÑO

“Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He


aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño” (Juan1:47).

Texto: Juan 1:25-49

INTRODUCCIÓN
Natanael, significa “Dios ha dado” o “don de Dios”. Fue uno de los
primeros discípulos de Jesús y fue originario de Caná de Galilea.
El evangelio de Juan lo reconoce como un hombre piadoso que
estaba buscando la verdad acerca del Mesías en las Escrituras.
Aunque hay algunas discusiones en cuanto a su nombre, porque
no aparece en los otros tres evangelios (Mateo, Marcos y Lucas)
con el nombre de Natanael, solamente Juan lo registra como
Natanael. No obstante, los tres evangelios lo registran como Bar-
tolomé, es por ello que la mayoría de los comentadores llegan
a la conclusión que Bartolomé y Natanael son la misma perso-
na. Porque en los tres evangelios aparecen siempre en el orden:
“Andrés, Felipe, Bartolomé…” (Mt 10:3; Mr 3:18).

Propósito del mensaje:


Mostrar que antes que nosotros vayamos a predicar acerca de
Jesús, el Espíritu Santo ya preparó las mentes y corazones de las
personas.

I. LLEVA A LAS PERSONAS A VER A JESÚS (Jn 1:43-46)


Juan estaba bautizando al otro lado del Jordán, en Betaba-
ra (Jn 1:28). Al día siguiente vio venir a Jesús y sin dudar dijo
acerca de él: “¡Este es el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo!”. Un día después, Juan estaba con dos de sus
discípulos y les dijo nuevamente: “Este es el Cordero de Dios”
(Jn 1:36). Era una forma de decir: “yo no soy el que deben se-
guir, sigan a Jesús, porque él es el Mesías, él es el Salvador”.

33
Uno de los que decidieron seguir a Jesús fue Andrés, este
tenía un hermano llamado Simón, a quien lo encontró y lo
primero que hizo es contarle que habían encontrado al Me-
sías, “y lo trajo a Jesús”.

Al siguiente día, Jesús continuó con la elección de sus discí-


pulos. Encontró a Felipe y le dijo: “Sígueme”, la respuesta de
Felipe sin duda fue afirmativa. Es más, se dice que Felipe era
un vecino de Andrés y Pedro; es decir, cuando Jesús llamó a
Felipe, él ya había escuchado el mensaje de parte de Andrés
y Pedro. “Podemos suponer que Andrés y Pedro hablaron
con su amigo y paisano acerca de Jesús”.

Felipe, quien acababa de ser llamado por Jesús, continuó


con la misión. Él no se quedó callado, porque había enten-
dido que “cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios
como un misionero”. Inmediatamente fue a contarle a su
amigo Natanael, que habían encontrado a alguien tan espe-
rado por muchos años, alguien de quien hablaron Moisés y
los profetas, a Jesús hijo de José de Nazaret.

Cuando Natanael escuchó la noticia inmediatamente se refi-


rió a Nazaret, como algo despectivo: ¿De Nazaret puede salir
algo bueno? Ciertamente Nazaret era un pueblo pequeño y
corriente. Jesús no solo nació en un establo, sino nació en un
lugar insignificante, como Nazaret.

Felipe no discute con Natanael, simplemente le dice: “Ven


y ve”. Una tremenda lección para los que queremos ganar a
otros para el cielo. No se gana a las personas para Cristo con
discusiones, con argumentos lógicos y filosóficos; porque a
menudo las discusiones hacen más daño que bien. Las per-
sonas se ganan para el reino de Dios mostrándoles a la per-
sona de Cristo. Muchas veces hablamos más de la doctrina,
de las profecías y hasta de nuestra propia vida, pero nos olvi-
damos de que solo la persona de Cristo es quien convence y
cambia los corazones. Natanael fue a ver a Jesús y cuando lo
vio fueron derribados todos sus prejuicios.

34
Aplicación: Primero, el mejor método para ganar personas
para Cristo es contarles a las personas más cercanas a nues-
tro entorno acerca de Jesús. Pueden ser tus familiares, ami-
gos y vecinos. Te pregunto ¿cuántos de tus familiares, ami-
gos y vecinos aún no saben acerca de Cristo? ¿Por qué no les
cuentas que un día te encontraste con Jesús? Segundo, no
podemos quedarnos callados si hemos encontrado a Jesús.
Es lo mejor que tenemos en la vida y debemos hablar a otros.
Tercero, no discutamos con las personas, cuando éstas tie-
nen preguntas; mostremos a Cristo como la solución para las
inquietudes de la vida. Su amor es suficiente para convencer
a los corazones.

II. ORACIÓN PARA CONOCER SU VOLUNTAD (Jn 1:47.50)


Cuando Jesús vio a Natanael, le dijo: “¡Aquí un verdadero is-
raelita en quien no hay engaño!”. Natanael respondió: “¿De
dónde me conoces?”. Jesús le dijo: “Antes que Felipe te lla-
mara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.

Natanael quedó sorprendido con la afirmación de Jesús. Se


quedó asombrado por ese veredicto a su persona. Seguro
recordó el Salmo 32:2 que dice: “Bienaventurado el hombre
a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no
hay engaño”. Jesús conocía a Natanael como un hombre de
oración. Un hombre que estaba buscando sinceramente la
voluntad de Dios. Era un estudioso de las profecías mesiáni-
cas. Natanael se había retirado un poco, y estaba debajo de
la higuera en oración y ayuno. Natanael le dijo: ¿De dónde
me conoces? Y para que no quede duda alguna de que tal
vez Felipe le haya contado algo a Jesús acerca de su vida.
Jesús le dijo: “Antes que Felipe te llamara, cuando estabas
debajo de la higuera, te vi”.

Cuando Jesús le dijo que le conocía, Natanael no tuvo otra


opción que exclamar: “¡Rabí tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el
Rey de Israel!” (1Jn 1:49).

Natanael se rindió a los pies de Jesús. Encontró las respues-


tas que estaba buscando. Llenó las expectativas que tenía
en su corazón. Desde ese momento, se convertiría en uno

35
de los discípulos acérrimos de Jesús, que estaría dispuesto a
dar su vida por su Maestro.

Aplicación: Es muy importante que todos sepamos que an-


tes que nosotros vayamos a hablar de Jesús a las personas,
el Espíritu Santo está impresionando las mentes de personas
sinceras que desean conocer su verdad. Estas personas solo
están esperando que alguien les presente a Jesús. Sin duda,
la misión es de Dios.

Asimismo, es importante entender que Jesús nos conoce en


lo más íntimo de nuestro ser. Él sabe nuestros pensamien-
tos. Él conoce que es lo que estamos buscando. Jesús sabía
que Natanael era un hombre honesto, un hombre íntegro, un
hombre en el cual no había engaño; no obstante, necesitaba
ser un discípulo de Cristo. Si Jesús mirara para nosotros ¿Qué
vería en nosotros? Quien sabe pecados ocultos que nadie
conoce. Quizá pensamientos impuros que nadie sabe.

III. JESÚS ES EL ÚNICO CAMINO A LA SALVACIÓN (Jn 1:51)


En la última parte de este encuentro, Jesús le aseguro a
Natanael que cosas mayores verá (Jn 1:50). Es allí donde le
menciona: De cierto, de cierto os digo: “De aquí adelante ve-
réis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y des-
cienden sobre el Hijo del Hombre” (Jn 1:51).

Sin duda, ésta es una referencia al sueño que tuvo Jacob,


su antepasado, mientras huía de su hermano Esaú, a quien
había engañado. Vio una escalera que tocaba el suelo y cuyo
extremo alcanzaba hasta el cielo. Sobre ella se veían ascen-
der y descender los ángeles de Dios. Esa promesa hecha a
Jacob tuvo su cumplimiento en Jesús en los días de Nata-
nael. ¡Qué tremendo privilegio tuvo Natanael! Estaba frente a
frente viendo el cumplimiento que por muchos años habían
esperado. “Este aparece aquí como el eslabón entre el cielo
y la tierra, el lazo de unión entre Dios y el hombre, Aquél que
por medio de su sacrificio reconcilia a Dios con el hombre”.1
Sin duda, Jesús es el único medio para la salvación de las
1
William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San
Juan (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 1981), 117.

36
personas. Debemos presentarlo a la gente como el único ca-
mino a la salvación.

“Al apostatar, el hombre se alienó de Dios; la Tierra fue cor-


tada del cielo. A través del abismo existente entre ambos no
podía haber comunión alguna. Pero mediante Cristo, la Tierra
está unida otra vez con el cielo. Con sus propios méritos Cris-
to ha tendido un puente sobre el abismo que había creado
el pecado, de manera que los hombres puedan tener comu-
nión con los ángeles ministradores. Cristo conecta al hombre
caído, débil y miserable, con la Fuente del poder infinito”.2

Aplicación: Natanael tuvo el gran privilegio de que el Mesías


estuviera frente a él. Sin embargo, lo que vio fue solo el co-
mienzo, porque “cosas mayores vería” (Jn 1:50). Ciertamente
vio cosas mayores como sus milagros, su carácter y su obra
salvífica en favor del hombre caído. Asimismo, él sería el úni-
co que reconciliaría al cielo con la tierra y además nos ofrece
un futuro lleno de esperanza: la vida eterna en Cristo Jesús.

Quien sabe estás desanimado por las dificultades de la vida.


Quien sabe tiene preguntas sin responder. Sientes que no le
encuentras sentido a la vida cristiana. Tal vez te sientes de-
masiado pecador como para ser salvado. En esta mañana el
Señor te dice: “yo soy el único camino para que llegues al
cielo”. Si te miras a ti mismo te vas a desanimar, pero si miras
a Cristo te vas a salvar.

CONCLUSIÓN
En esta mañana, hemos podido recodar una vez más, que todo
aquel que ha tenido un encuentro con Jesús no puede quedar
en silencio, tiene que contarles a otros que se encontró con Je-
sús. Y el método más efectivo es hablar a las personas más cer-
canas que tenemos, así como lo hicieron Andrés, Simón y Felipe.
Tal vez te has preguntado, ¿a quién podría predicar? No tengo a
nadie. Sin embargo, la misión es de Dios. Es el único que puede
mover los corazones al arrepentimiento. Lo único que tienes que
hacer es hablar de Jesús.

Elena G. de White, El camino a Cristo, ed. Aldo D. Orrego, trans. Staff de la ACES, Vi-
2

gésima edición. (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), 12–13.

37
También es importante recodar que la misión es de Dios, él ya
estaba trabajando en los corazones de las personas. No tengas
miedo de hablar, de abrir la Palabra de Dios, porque antes que tú
y yo vayamos, el Espíritu Santo ya está obrando en los corazones.

Llamado: En esta mañana, en el nombre de Dios, quién es la


primera persona que se compromete a ser instrumento en las
manos de Dios. Si decides colocarte en las manos de Dios, él
hará de ti un instrumento poderoso para conducir a otros a los
pies de Jesús. Acepta su llamado porque su recompensa será
muy grande.

Pr. Fernando Rojas Miranda


Ministerio Personal
Asociación Peruana Central

38
JULIO

MATEO, EL DISCÍPULO
COBRADOR DE IMPUESTOS

“Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que esta-


ba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo:
Sígueme. Y se levantó y le siguió” (Mateo 9:9).

INTRODUCCIÓN
Todos tenemos una historia maravillosa de conversión. La vida
cristiana podría resumirse en antes de Cristo y después de Él.
¡Solo Cristo puede hacer ese cambio en la vida de los seres hu-
manos! Hace algún tiempo alguien me decía: “Pastor Heyssen,
si usted me hubiera conocido antes de ser adventista, jamás se
hubiera imaginado que yo llegaría a ser anciano de iglesia y un
siervo de Dios, mi vida es un milagro extraordinario de conver-
sión”. Sí, todos los que hoy abrazamos la fe cristiana, en algún
momento tuvimos nuestro encuentro con Jesús y Él cambió
nuestro modo de vivir.

¿De dónde nos sacó Dios? ¿Qué es lo que hacías sin Jesús?
¿Cómo era tu vida antes de seguir a Jesús y cómo es ahora? La
vida de Mateo es singular, un cobrador de impuestos, un hombre
despreciado y odiado por su pueblo, llegaría a ser un evangelis-
ta. La Biblia no se detiene en contarnos mucho sobre este perso-
naje, a pesar de ser el autor del evangelio que lleva su nombre,
pero lo poco que se sabe de él suficiente para ver el poder de
Cristo. Se sabe muy poco de Mateo, luego de su conversión.

Lo único que se sabe a la luz de la Biblia es que era un hombre


humilde, modesto, que se mantuvo casi completamente en el
trasfondo a través de su largo relato de la vida y el ministerio de
Jesús. En todo su Evangelio se menciona su nombre solo dos
veces: (1) cuando se recuerda su llamado (Mateo 9), y (2) cuando
se enumera a los doce apóstoles (Mateo 10).

39
En Marcos 2:14 se le llama por su nombre judío, “Leví hijo de Al-
feo”. En Lucas 5:27-29, Lucas se refiere a él como “Leví”, y como
“Mateo” cuando se enumera a los doce en Lucas 6:15 y en He-
chos 1:13. Sin embargo, lo más grandioso se halla en su llamado.

Propósito del mensaje:


Todo aquél que tuvo su encuentro con Cristo, jamás queda igual.
Todo aquél que se encontró con Jesús experimentará una vida
antes de Cristo, y después de Cristo. Antes era un publicano co-
rrupto, después llegó a ser un evangelista.

I. MATEO, EL COBRADOR DE IMPUESTOS


El texto inicia diciendo: “pasando Jesús de allí, vio a un hom-
bre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tri-
butos públicos” (Mateo 9:9). Esto es lo último que esperaría-
mos de un hombre que llegaría a ser discípulo de Jesús, un
importante líder de la iglesia en el primer siglo y lo más inte-
resante, un evangelista. Los publicanos eran cobradores de
impuestos, eran la gente más despreciada y odiada en Israel.
Eran considerados como mercenarios al servicio de Roma.

¿Quiénes eran los publicanos? Eran “negociantes” que ha-


bían comprado franquicias de impuestos del emperador ro-
mano para sacarle dinero al pueblo de Israel y alimentar las
arcas de Roma. Sin embargo, aprovechaban esta ventaja le-
gal y financiera para llenarse los bolsillos a sus anchas, pues
Roma solo necesitaba recibir su “cuota”, lo demás era asunto
del publicano. Los publicanos conocían los detalles financie-
ros de los judíos pues eran sus vecinos, amigos y hasta fa-
miliares. De este modo, Roma usaba a los publicanos como
“servicio de inteligencia financiera” a fin de que nadie pue-
da robar a Roma. Los publicanos traicionaban a los suyos a
cambio de dinero, pues Roma los respaldaba con autoridad
y soldados a su servicio.

¿Por qué eran odiados los publicanos? Los publicanos a


menudo sacaban dinero a la gente usando malhechores. La
mayoría de ellos eran despreciables, crueles y despiadados.
En los evangelios, podemos encontrar otras dos historias de
cobradores de impuestos. Por ejemplo, Zaqueo (Lucas 19:2-
10), y el publicano mencionado en la parábola de Lucas (Lu-

40
cas 18:10-14). En los tres casos, incluido el de Mateo, se hace
incapié en lo despreciables que eran los publicanos.

¿Por qué eran los publicanos considerados pecadores? Los


publicanos eran considerados pecadores de la calaña más
baja. En la categoría de pecadores eran más pecadores que
los soldados romanos, tanto así que los escribas y fariseos no
podrían sentarse a la mesa con ellos. Y más aún, “el Talmud
judío enseñaba que era justo mentir y engañar a un cobrador
de impuestos, porque eso era lo que un extorcionador profe-
sional merecía” (John MacArthur).

Aplicación: Es posible que seas despreciado y odiado por


justa razón, has hechos los “méritos” para que la gente no te
quiera. Fuiste un mal padre o esposo, un mal amigo, un com-
pañero deshonesto, que lograste el “éxito” pisoteando a los
demás y haciendo trampa. ¿No eres feliz a pesar de gozar de
buen trabajo y de comodidades porque sabes que todo lo lo-
graste a costa del dolor y lágrimas de otros? Ese era Mateo,
tenía un buen trabajo, una vida acomodada, pero era infeliz
porque cuando iba a dormir recordaba que le había quitado
sus últimos centavos a una viuda. ¿Valía la pena todo eso?

II. MATEO, EL DISCÍPULO


El texto continúa diciendo: “y le dijo: Sígueme. Y se levantó
y le siguió” (Mateo 9:9). ¿Cómo llamar a un hombre despre-
ciable? ¿Acaso no sabía quién era Mateo? Claro que lo sabía.
Y esta es la grandeza del evagelio. Jesús no solo conocía a
Mateo, sino que conociéndolo, lo llama. No hay mérito algu-
no que llamar o escoger a los mejores. Pero existe un gran
mérito en llamar o escoger a los peores, y Mateo era, lo peor
de lo peor. Mateo entendió que Dios no solo lo conoce, ni
lo llama; Dios quiere cambiar su vida. Mateo, se levantó y le
siguió. En dos palabras podemos ver que Dios es un Dios de
milagros, pero la decisión es personal.

Mateo “se levantó”. Abandonó la oficina de impuestos. Toda


su vida de mokhe pequeño (un recaudador de impuestos de
la peor calaña en tiempos de Jesús), un mercenario al ser-
vicio de roma, un traicionero de sus hermanos; quedaron
abajo cuando se levantó de aquel escritorio. ¿Dónde estás

41
tú? ¿De dónde tienes que levantarte? Si quieres ver milagros
de Dios en tu vida, debes levantarte, y eso no es fácil, no es
una acción sencilla, parece, pero no lo es. Cuando Mateo se
levantó de su escritorio no solo dejó su profesión, sino que
dejó dinero, trabajo, una vida cómoda, contactos con gente
importante, y tantos otros privilegios.

Mateo “le siguió”. La decisión que tomó no tenía marcha


atrás, tan pronto como la tomó, otro ocupó su lugar en el es-
critorio con mucha seguridad. Mateo tomó una decisión ese
mismo día. No esperó mañana, pasado, cuando cumpla años
o cuando acabe su maestría o doctorado, o cuando finalice
el pago de su departamento o auto. No.

Aplicación: Mateo “siguió” a Jesús. En esto consiste toda la


vida cristiana, en seguir a Jesús. Y amigo, seguir a Jesús es
caminar detrás de Él, es dejarse guiar en cada paso. Si quie-
res ser feliz en la vida cristiana, a pesar de lo difícil de la vida
en este mundo, debes aprender a caminar con Cristo todos
los días. Caminar detrás de Jesús toda la vida. Esta es una
vida de obediencia. Una vez que dejó su trabajo, dejó toda su
corrupta vida, y nunca volvió atrás, ni nunca se arrepintió de
la decisión que había tomado.

III. MATEO, EL EVANGELISTA


El versículo 10 muestra cómo opera el verdadero evangelio:
“Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa,
he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían
venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus
discípulos” (Mateo 9:10). Mateo no se quedó sentado en las
bancas de la iglesia. No se quedó “aprendiendo” toda una
vida sobre “profecías y cocina saludable”, no.

Mateo llamó, invitó a sus amigos. Invitó a otros publicanos


como él, a un gran banquete, una cena. ¡Este es el verdadero
evangelio! No es un evangelio tras el teclado del computa-
dor o del smartphone, o aquellos que se la pasan compar-
tiendo posts o stikes “cristianos”. El evangelio es práctica y
empieza con nuestro círculo cercano. Elena G. de White dice:
“El espíritu de Cristo es un espíritu misionero. El primer impul-

42
so del corazón regenerado es el de traer a otros también al
Salvador” (Servicio Cristiano, p. 127).

Mateo conocía muy bien las Escrituras. En el evangelio de


Mateo se registran 99 citas del Antiguo Testamento, más tex-
tos que los que usaron Marcos, Lucas y Juan juntos. ¿Cómo
puede un hombre que conoce tanto las escrituras vivir una
vida tan corrupta? Así es la vida, así existen muchos. Por eso,
no basta con conocer las Escrituras, es necesario compartir-
las, predicarlas.

Mateo fue un gran evangelista. Mateo escribió el evangelio


teniendo en mente una audiciencia judía. Según John Ma-
cArthur, la tradición dice que ministró a los judíos tanto en
Israel como en el extranjero durante muchos años ante de
morir como mártir por su fe. No hay información fidedigna so-
bre cómo murió, aunque muchos refieren que fue quemado
en una hoguera.

Aplicación: Un hombre que sin pensarlo dos veces abando-


nó una carrera lucrativa, se mantuvo dispuesto a darlo todo
por Cristo hasta el fin de sus días, anunciando el evangelio,
siendo un evangelista.

CONCLUSIÓN
La vida de Mateo tiene tres partes marcadas. Su vida como pu-
blicano, como discípulo y evangelista. Si tú fuiste alcanzado por
el evangelio de Cristo, tu vida tiene que ser distinta.

Si fuiste alcanzado por Cristo, debes estar siguiendo las pisa-


das de Cristo, debes ser un discípulo de Cristo, un seguidor y
aprendiz. Sin embargo, no solo basta con seguir pasivamente las
pisadas de Cristo, sino que de manera activa empieces a llevar
personas para que conozcan de Cristo. NO BASTA SER ADVEN-
TISTA, HAY QUE SER EVANGELISTA.

Llamado: El trabajo es una bendición; pero su tu trabajo es mo-


tivo de alejarte de Dios o de no cumplir la misión que Cristo nos
encomendó, entonces es tiempo de tomar decisiones. Un traba-
jo de bendición te ayuda a cumplir la misión, a servir a Dios como
Él quiere. Empieza una nueva etapa con Jesús.

43
Sé un evangelista, abre tu Biblia con tus amigos, vecinos y fami-
liares, al igual que Mateo. No necesitas ir a la China para recién
ser un misionero, un evangelista. Todos podemos ser evangelis-
tas en nuestro derredor, en nuestro terrenos misionero.

Pr. Heyssen Cordero Maraví


Ministerio Personal
Unión Peruana del Sur

44
AGOSTO

TOMÁS, EL DISCÍPULO
GEMELO

“Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto.


Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos,
y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere
mi mano en su costado, no creeré” (Juan 20:25).

El texto: Juan 20:24-29

INTRODUCCIÓN:
En el año de 1637, René Descartes publicó su famosa obra “el
discurso del método”, donde colocó a la razón y la duda racional
como el objetivo y camino respectivamente de la nueva etapa
de la historia de la humanidad: el modernismo. Se desacrali-
zó lo divino y se puso en duda todo aquello que no pueda ser
contrastado por la evidencia empírica. Sin duda, un fuerte sisma
para la iglesia cristiana y la fe. Sin embargo, pasaron los años y
llegó otro personaje tan sincero como ilustrado: Emmanuel Kant
(1724). Este propuso que, dada la complejidad de la realidad y
de los límites de la razón humana, había algo superior detrás de
cada fenómeno, lo denominó el “Noumenon”. Algo sustancial y
transcendental a los sentidos y su análisis, es el acceso a la reali-
dad a través de la moral, de donde se hallarían principios univer-
sales más altos que los que podemos encontrar con los simples
sentidos. Nuevamente la fe y la razón se volvían a encontrar. No
obstante, desde ese momento en adelante, la duda y la fe se le
han prefigurado como antagónicos. Sin embargo, Dios sabe que
la duda es algo inherente al ser humano y su naturaleza caída.

En el tema de hoy veremos como la duda puede ser un catali-


zador de la angustia y fragilidad del ser humano que duda, hacia
el encuentro con la fe que se basa en la evidencia más grande e
irrefutable: el amor de Dios por sus hijos.

45
Propósito del mensaje:
Exponer que la duda es solo un paso de antelación a la fe que
se afirma en cuanto más experiencias cercanas tengamos con
Cristo.

I. LA DUDA Y LA NATURALEZA DEL SER HUMANO


(Juan 20:24-25)
Tomás, era el discípulo conocido como “Dídimo”, que signi-
fica “gemelo” en arameo. El verso 24 identifica de forma es-
pecífica a Tomás: “Tomás, uno de los doce, llamado el dídi-
mo”. Describe su nombre, quien era, y como era conocido.
Sin duda hay una intención en hacer notar de quien estaban
hablando y que se lo conocía con detalle. Este es un punto
muy relevante dentro del plan de salvación, el Señor nos co-
noce muy bien, a detalle, aún antes de nacer (Jer 1:5-6), sabe
quiénes somos por nombre y que procedemos de Él (Is 43:1).
Y lo más importante que el Señor conoce de nosotros no es
apenas los detalles de nuestra personalidad o nuestros an-
helos, sino la misma esencia de nuestra naturaleza; sabe que
“fuimos formados en pecado” (Sal 51:5-11), y todo lo que eso
significa a niveles profundamente existenciales: “no hay justo
ni aun siquiera uno…” (Rm 3:1-6), y como esto nos coloca de-
lante del Padre, y como nos hace sentir día a día.

La duda junto con el miedo apareció en la caída del ser hu-


mano (Gn 3:10). A manera de defensa, el ser humano duda por
miedo a lo que no conoce o no entiende bien. Es más, una
emoción que nos embarga en un momento de fragilidad. Dios
conoce muy bien ese efecto que el pecado dejó impreso en
nuestro ser y nos entiende. La duda de Tomás, sin embargo,
era una duda emocional y también racional. “Si no viere en sus
manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de
los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré”. (v.25).
Así como nuestras emociones, nuestra razón también ha sido
corrompida, al pensar que solo lo que se puede ver o palpar
es realidad, a este extremo se le conoce como materialismo.
Sin embargo, pedir pruebas no necesariamente significa falta
de fe, pues los que más dudan a veces son lo que más nece-
sitan encontrar algo certero en qué creer.

46
Aplicación: Muchas personas tienen dudas de su misma
existencia, no reconocen a Dios como el creador de los cie-
los y de la tierra, tienen dudas de qué sucederá en el futuro,
dudan de su fe al ver que existen muchas religiones que di-
cen creer en Dios, sin embargo, nos olvidamos de que, a tra-
vés de la Biblia, encontramos a un Dios vivo, real, cercano a
su creación, y sobre todo, alguien que a través de su palabra
puede resolver toda las dudas acerca de la fe en él.

Por eso el día de hoy, debemos reconocer que necesitamos


tener una experiencia más personal con Dios a través de su
palabra, solo así podremos afianzar nuestra confianza en
Dios, y darle un verdadero propósito de vida a nuestra exis-
tencia en este mundo.

Muchas personas esperan ver para creer, más el cristiano que


conoce la palabra de Dios, confía, tiene fe, y eso marca la di-
ferencia. Hoy quiero invitarte a confiar en la palabra de Dios,
tiene mucho poder, tiene un sentido lógico, racional, nos con-
duce a la vida eterna y sobre todo es luz en la oscuridad.

II. COMPROBANDO LA GRACIAS DE DIOS (Juan 20:26-27)


En 1 Corintios 15:6 se nos dice que Jesús se presentó como a
quinientas personas después de su resurrección. Entre ellos,
está el caso de Tomás. No era una mera casualidad. De este
encuentro Jesús quería resaltar algo muy importante de la
duda de Tomás. “Luego dijo a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y
mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costa-
do; y no seas incrédulo, sino creyente”. (v. 27). Jesús sabía que
las dudas de Tomás eran sinceras, que respondían al me-
canismo y forma en la que los seres humanos pensamos y
entendemos el mundo que nos rodea. Al saber esto, el Señor
no lo rechazó, sino que se le presentó con toda contunden-
cia. El Señor no quiere que nos dejemos de hacer preguntas
o que dejemos de pensar, por el contrario; así como con To-
más, Él quiere responder nuestras dudas de la forma más
categórica y amorosa posible.

La palabra griega ápistos que se traduce como “incrédulo”,


no necesariamente significa “no convertido” que es la idea

47
genérica de un “incrédulo”, alguien que rechazó la fe o las se-
ñales sino más bien “no persuadido”, una persona que tiene
una carga emocional e intelectual que no ha sido satisfecha,
pero que está en proceso de serlo. Muchos de nosotros es-
tamos en ese proceso, y Jesús no nos da la espalda, sino que
quiere acompañarnos en ese camino con pruebas irrefuta-
bles de su amor y poder (Rm 12:1-3). El Señor no quiere que
dejemos de usar nuestra mente, pero tampoco quiere que
tengamos miedo de creer en algo (1 Pd 1:13).

Aplicación: Un día Jesús reprochó a sus discípulos por la in-


credulidad y dureza de corazón que había en ellos, pero un
punto importante es que él nunca los rechazó, al contrario,
luego de su resurrección se quedó un tiempo más al lado
de ellos para fortalecer su confianza. En la actualidad encon-
tramos los mismos casos, personas que no confían en Dios,
porque no han encontrado respuestas a sus inquietudes, dé-
jame decirte que las mejores respuestas que podamos en-
contrar son en Dios, y es a través de su palabra, que nadie
nos puede engañar. Pero recuerda algo importante, así como
Dios se manifestó en Tomás hoy en día el Señor también se
manifiesta en nuestras vidas a través de su Santo Espíritu. El
Señor nos dice que cambiemos los lentes de la vida, y em-
pecemos a confiar en él, nos pide una oportunidad para de-
mostrarnos cuan grande es su amor por nosotros, que acep-
temos su muerte en la cruz del calvario, que podamos darle
una oportunidad a su Santo Espíritu dirigir nuestras vidas y
sobre todo que podamos contemplar los grandes milagros
que él puede hacer con nosotros.

III. PROFUNDIZANDO EN LA FE (Juan 20: 28-29)


“Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor y Dios, mío!” (v. 28). Así
como en el caso de Pedro [“… no te lo reveló ni carne ni san-
gre” (Mt 16:17)], Tomás estaba teniendo un mayor entendi-
miento espiritual y racional de lo que era realmente su Maes-
tro: Señor y Dios. Tomás estaban teniendo una experiencia
única con su maestro, las expresiones que el utiliza son pro-
fundas en su significado: “Señor mío y Dios mío”: Tomás re-
lacionó con esta exclamación al Jesús que estaba frente a
él con el Jehová del Antiguo Testamento, querido amigo, el

48
mismo Dios que abrió el mar rojo y cuidó de su pueblo, es el
mismo Dios que encontramos en el Nuevo Testamento, re-
sucitando a los muertos, dando vista a los ciegos, liberando
a las personas atormentadas por los demonios y ese mismo
Jesús hoy quiere vivir a tu lado por siempre, quiere ayudarte
en todos tus problemas, quiere hacer muchos milagros en tu
vida, que restaurar tu matrimonio, quiero sanar tus heridas,
solo te pide una sola oportunidad, confía en Él.

Aplicación: Hoy también podemos hacer la misma declara-


ción de fe, con toda confianza podemos decir “Señor y Dios”
ayúdame, aquí estoy, necesito de ti, confío en tus promesas,
en tu palabra, dejemos el orgullo a un lado, es tiempo de
confiar en Dios, llegó el momento de ir a Él. Así como Jesús le
dijo a Tomás “pon tu dedo aquí y mira mis manos”, pero más
adelante Jesús dijo “Dichosos los que no vieron y creyeron”,
es nuestra oportunidad para que hoy podamos ejercer una fe
genuina en Dios, y confiar en él, aunque no lo podamos ver,
pero sabemos que él existe y es nuestro Señor y Dios.

CONCLUSIÓN
Todos, en gran medida y varios episodios de nuestra vida, somos
Tomás; con nuestras dudas, limitaciones y barreras impuestas y
autoimpuestas de toda índole. Aun así, el Señor aborda nuestra
vida con todos esos bemoles y hace de ella una linda melodía
con gran sentido y belleza.

• Dios nos conoce tan finamente que sabe muy bien los pro-
fundos pensamientos e intenciones. Sabe que nuestras du-
das son muchas veces acasos de nuestra naturaleza caída y
desventurada. No nos rechaza
• El Señor se acerca a nosotros no para imponernos la realidad
de su existencia y plan para nosotros, sino que a su tiempo
y con sus maneras responde cada pregunta sincera con el
objetivo de acércanos más a Él.
• Lo único que espera el Señor es que le demos una oportuni-
dad y no para demostrarnos lo mucho que nos ama, porque él
ya lo hizo a través de su muerte en la Cruz del calvario, ahora él
quiere demostrarnos lo mucho que puede hacer por nosotros.

49
Llamado: Hoy es el día de entregarle tu vida al Señor, solo ne-
cesitas abrir tu mente y tu corazón a la voz del Espíritu Santo
quien te dice: “Dame, hijo mío, tú corazón, Y miren tus ojos por
mis caminos” Prov. 23:26. Por cuántos caminos hemos transitado
en esta vida y nos hemos extraviado, lastimado, hemos sufrido
y todo por estar lejos de Dios, hoy es el día de creer en Jesús, su
palabra dice: “El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que
no crea será condenado” (Marcos 16:16). El Señor Jesús hoy quie-
re salvarte. Acéptalo, deja que él haga lo que tú ni nadie podrá
hacer por ti. Dios te bendiga.

Pr. Arland Rivera Briceño


Ministerio Personal
Misión Peruana Del Sur

50
SETIEMBRE

JACOB, EL DISCÍPULO
MENOR

“También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cua-


les estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo
el menor y de José, y Salomé” (Marcos 15:40).

INTRODUCCIÓN
Jacob el menor, también conocido como Santiago el menor o
Santiago hijo de Alfeo (Mt 10:2-4). Fue uno de los discípulos de
Jesús, que recibió una influencia positiva de su madre llamada
María, que, según la tradición, era la hermana de María, la madre
de Jesús. En los evangelios claramente se menciona a dos dis-
cípulos con el mismo nombre: Jacob, hijo de Zebedeo y Jacob el
menor, o hijo de Alfeo (Mt 10:2-3), de este último hablaremos en
esta ocasión.

Propósito del mensaje:


Mostrar que somos llamados a ser fieles discípulos de Jesús, a tal
punto de dar nuestra propia vida por causa de nuestro Maestro.

I. LA INFLUENCIA DE MARÍA, LA MADRE DE JACOB EL MENOR


(Mr 15:40)
Marcos 15:40 dice lo siguiente: “Algunas mujeres estaban allí,
mirando de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, Ma-
ría, la que era madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé.
Ellas habían seguido y atendido a Jesús cuando él estaba en
Galilea. Pero había también otras muchas mujeres, que habían
ido con él a Jerusalén”. Aunque el propósito no es hablar de la
madre de Jacob, no obstante, como no se habla mucho de
Jacob, pero si en varias ocasiones se habla de la fidelidad de
su madre. Por ejemplo, en la crucifixión de Jesús, una de las
personas que estuvo allí fue María, la madre de Jacob. Dice
también Mateo 27:55 y 56 “…las cuales habían seguido a Jesús

51
desde Galilea, sirviéndolo… María la madre de Jacobo (el me-
nor) y los hijos de Zebedeo”.

Otro evento muy importante en la que estuvo la madre de Ja-


cob el menor, y también otras mujeres, es en la resurrección
de Jesús, cuando pasó el sábado, fueron llevando perfumes
para perfumar el cuerpo de Jesús (Mr 16:1). Lucas 24:10 nos
dice que estás mujeres fueron las que llevaron las buenas
noticias a los apóstoles de que Jesús había resucitado. Eso
quiere decir que, Jacob había recibido una influencia muy
grande para que este sea un discípulo fiel de Jesús.

Cuán importante es que los padres seamos fieles a Dios para


que nuestros hijos también sigan ese mismo ejemplo. Por eso
será que Elena de White dice lo siguiente: “La influencia de la
madre no cesa nunca; y si se hace sentir siempre en favor del bien,
el carácter de sus hijos atestiguará el fervor y valor moral de ella”.1

La entrega de su madre probablemente haya sido un poderoso


testimonio para que este sea un discípulo fiel y misionero.

Aplicación: Mucha responsabilidad recae sobre nosotros los


padres de guiar a nuestros hijos en los caminos de Dios. Por
eso será que la Biblia dice: “Instruye al niño en su camino y
aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Prov. 22:6). Tam-
bién Elena G. White dice: “Aún a sus tempranos años pueden
ser misioneros para Dios”.2

¿Qué ejemplo estamos dejando para nuestros hijos? ¿Cuán


fieles somos a Dios, de tal manera que nuestros hijos vean un
ejemplo de entrega y de misión en nosotros?

II. UN HOMBRE ORDINARIO EN MANOS DE UN DIOS EX-


TRAORDINARIO (1 Co 1:27)
Cuando un líder decide emprender una empresa, elige los
mejores hombres que lo acompañen, porque del personal
que elija dependerá el éxito o el fracaso de aquella gran em-
presa. Jesús comenzó eligiendo justamente a personas que
1
Elena G. White, El Deseado de todas las gentes (Buenos Aires: Asociación Casa
Editora Sudamericana, 2014), 215.
2
Elena G. de White, Servicio cristiano, 40.

52
lo acompañarán mientras vivía en esta tierra y que luego si-
guieran su obra mientras él estuviera en el cielo.

No obstante, Jesús nos sorprende, porque eligió personas


con características muy particulares para dirigir su obra, vea-
mos algunas de ellas:

a. Fueron personas sencillas. Casi todos, con excepción de


Judas, eran personas pobres económicamente hablan-
do, sin posición social y con poca educación académica.
Esto es importante, Jesús busca personas ordinarias para
hacer cosas extraordinarias. Jesús ve a las personas no
como son ahora, sino como podrían llegar a ser bajo su
influencia y su poder. Nadie puede pensar que no tiene
nada que ofrecer a Jesús, porque Él puede tomar aquello
que tiene para hacer cosas grandes.

b. Era una mezcla interesante. Estaba por un lado Mateo, un


cobrador de impuestos; por el otro lado, estaban Pedro,
un pescador e impulsivo. Así podríamos encontrar desde
un Judas, un hombre preparado, pero avaricioso; hasta
un Tomás el incrédulo. Alguien dijo alguna vez: cualquie-
ra que mira el cuadro completo de los hombres que Je-
sús eligió para el proyecto más grande que alguna vez
tuvo la humanidad, prácticamente estaría destinado al
fracaso. Pero como esta obra está dirigida por un Dios
que no conoce el fracaso, entonces seguirá avanzando
hasta terminar la proclamación del evangelio.

c. Jacob el menor fue justamente uno de los que conformó


este grupo interesante que Jesús llamó. Aunque no se
dice mucho de lo que hizo, pero el hecho de que esté
entre los doce es una prueba de su entrega y fidelidad a
la causa de Dios.

Aplicación: Seguramente, muchas veces has pensado que no


tienes mucho para ofrecer a Jesús en su obra, pero no, solo te
invito a mirar la vida de cada uno de los apóstoles, no fueron
diferentes a nosotros; la diferencia estuvo en que ellos se en-
tregaron por completo a Jesús. Decidieron dejar a un lado su

53
orgullo y su vana gloria, para dejar que Jesús haga de ellos sus
instrumentos poderosos en la predicación del evangelio.

En la iglesia todos somos diferentes, tenemos diferentes do-


nes, diferentes caracteres, diferentes condiciones económi-
cas y diferente preparación académica. Unos son más leídos,
otros no lo son; pero todos podemos dejarnos usar por el
poder del Espíritu Santo.
Lo curioso es que, en mi vida, he conocido personas que tie-
nen mucha preparación académica, pero que nunca pudie-
ron llevar una persona a los pies de Jesús. Pero he conocido
muchas personas sencillas, poco “preparadas” académica-
mente hablando, pero son poderosas en la predicación del
evangelio. Han llevado personas sencillas y hasta personas
preparadas. Conocí a la hermana Zoila, de la ciudad de Pisco,
que, con poca preparación académica, ha llevado ingenie-
ros, médicos, abogados a los pies de Jesús.

El éxito en la predicación del evangelio no radica en cuando


podemos conocer, sino en cuanto podemos dejarnos usar
por el Espíritu Santo. Por eso la Escritura dice: “pero cuando
el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y sal-
drán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región
de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de
la tierra” (Hch 1:8, DHH).

III. PREDICAR HASTA MORIR (Mt 16:25)


Mateo 16:25 dice: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la
perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la halla-
rá”. Sin duda todos los discípulos entendieron que dar la vida
por su Maestro aseguraba su recompensa de la vida eterna.
Es por ello por lo que predicaron sin temor a nada, porque te-
nían la certeza que, si morían, aseguran su salvación eterna.

Uno de los primeros en morir por causa de su fe fue Santia-


go, hijo de Zebedeo, le dieron muerte a cuchillo por orden
del rey Agripa en el año 44 d.C. No obstante, todos los discí-
pulos corrieron la misma suerte: dieron su vida por causa de
su Maestro. De Jacobo el menor se dice que, mientras predi-
caba a muchas personas, unos escribas y fariseos lo subie-

54
ron al pináculo del templo y de allí lo lanzaron al vacío, pero
como no murió, al contrario, se arrodilló y oró a Dios diciendo:
“Padre mío, por favor no les tomes en cuenta sus pecados”.
Luego de ello, lo apedrearon y murió.3

Aplicación: ¿Qué tan dispuestos estamos a predicar su evan-


gelio a costa de nuestra propia vida? ¿Estamos dispuestos
a servir a Jesús, inclusive al punto de dar nuestra vida por
su causa? Quizá sea el momento oportuno para poder re-
flexionar en cómo está nuestro compromiso con Dios. Nos
acercamos al final de la historia de este mundo, llegará el
día cuando tendremos que responder por nuestra fe ante los
tribunales. ¿Por qué no renuevas hoy, tu compromiso de fide-
lidad para con Dios y su misión?

CONCLUSIÓN
Aunque no se habla mucho de Jacobo el menor, sin embargo, no
deja de ser importante su labor y entrega como apóstol de Jesu-
cristo. En esta mañana hemos visto cómo su madre pudo influir
en su vida. Vez tras vez, encontramos en momentos claves a su
madre sirviendo a Jesús. También hemos podido ver que Jesús
escoge hombres sencillos humildes para predicar su mensaje a
los humildes y encumbrados, a los ricos y los pobres. En la obra
de Dios, no es quién eres, sino con quién vas.

De la misma manera, pudimos ver claramente cómo Jacobo el


menor estuvo dispuesto a dar su vida por causa de su maestro.
Murió hablando de Cristo. Solo cuando Jesús venga veremos los
resultados de su testimonio. Llamado: En esta mañana ríndete a
Jesús y coloca tus dones en sus manos. Ya no coloques excusas
de que no puedes o no tienes dones. Déjate usar por Dios en su
causa. Él tiene un plan lindo para ti. Un día verás a muchas per-
sonas cambiadas por el poder del evangelio y dirás: valió la pena
hablar de Jesús. ¿Quisieras ser un misionero para Dios?

Oremos
Pr. Fernando Rojas Miranda
Ministerio Personal
Asociación Peruana Central
Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 2.23. Texto y notas de la edición CLIE, 1988.
3

55
OCTUBRE

SIMÓN EL ZELOTE, GENTE


ORDINARIA EN UNA OBRA
EXTRAORDINARIA

“Cuando llegaron, subieron al lugar donde se alojaban. Estaban


allí Pedro, Juan, Jacobo, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo,
Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hijo de Jacobo.
Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto
con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María”
(Hechos 1:13).

El texto: Hechos 1:13,14

INTRODUCCIÓN
Simón el Zelote fue probablemente un miembro de un antiguo
partido político conocido como los zelotes, una temida secta po-
lítica fuera de la ley. Mateo y Marcos lo mencionan justo antes
de Judas Iscariote, lo cual indica que ellos probablemente, pero
a lo largo del camino Simón aceptó a Cristo y fue un verdadero
creyente; Judas nunca lo hizo. Simón y Mateo estaban en posi-
ciones políticas opuestas, sin embargo, se convirtieron en her-
manos espirituales, quienes trabajaron lado a lado para esparcir
el evangelio del Señor con mucha devoción.

Dios escoge a gente ordinaria para realizar tareas extraordinarias.


Jesús eligió a cada uno de sus discípulos a pesar de conocer sus
debilidades y su potencial de fracaso, y los transformó. ¿Hay un
hermano o hermana en la iglesia con quien te gustaría trabajar
en algún área? Quizá como diácono, o dando estudios bíblicos,
o visitando enfermos. Escribe tu nombre en esta tarjeta y el área
donde de gustaría apoyar.

Propósito del Mensaje:


Es mostrar que Simón el Zelote dejo todo para seguir a Cristo,
fue una revolución mental de aprender a cumplir la misión.

56
I. JESÚS LO LLAMÓ A REUNIRSE Y A PREPARARSE. (V.13)
La palabra llamar o llamado es vital para la misión y para
vocabulario cristiano. Más que un término teológico, debe
ser una experiencia personal. Simón debe prestar atención
a quien lo llama, ir a él y estar juntos. Tanto la obediencia a
quien llama como le entrega de todo a él son esenciales
para experimentar la unidad que dará éxito a la misión.

“Cuando la voluntad del hombre coopera con la voluntad de


Dios, llega a ser omnipotente. Cualquier cosa que debe ha-
cerse por orden suya puede llevarse a cabo con su fuerza.
Todos sus mandatos son habilitaciones” (PVGM 268).

• Jesús no envía a sus emisarios con las manos vacías, ni


espera que lo representemos con nuestras fuerzas.
• Nuestra educación, cultura, posición, riqueza o inteligen-
cia son imponentes para realizar su misión.
• Cristo es quien nos capacita, nos equipa y nos da poder.

Aplicación: Su amor los induciría a amarse unos a otros; las


lecciones del maestro harían armonizar todas las diferencias,
poniendo a los discípulos en unidad hasta hacerlos de una
mente y un mismo criterio. Cristo es el gran centro, y ellos se
acercarían el uno al otro en la proporción en que se acerca-
sen al centro.

II. JESÚS LO LLAMÓ A ORAR Y CUMPLIR LA MISIÓN (V.14)


La vida del discípulo puede mantenerse solo cuando su vida
está totalmente entregada a Cristo, sin nada que se interpon-
ga. Ni oro o plata, sin padre o madre, ni cónyuge o hijo, ni la
vida ni la muerte, ni las contingencias de hoy ni las de maña-
na, se interpondrán entre el discípulo y Cristo. Solo importan
Cristo, su reino y el testimonio a un mundo perdido.

Dios toma a los hombres como son, y los educa para su ser-
vicio si quieren entregarse a él. El Espíritu de Dios, recibido
en el alma, vivificará todas sus facultades. Bajo la dirección
del Espíritu Santo, la mente consagrada sin reserva a Dios se
desarrolla armoniosamente, y se fortalece para comprender
y cumplir los requerimientos de Dios. El carácter débil y vaci-

57
lante se transforma en un carácter fuerte y firme. [...] y llega a
ser semejante a Cristo en mente y carácter” (DTG, p. 216).

• Entre las multitudes que lo seguían, había muchos discípu-


los que los seguían como estudiantes siguen a un maestro.
• Pero Cristo debía hacer más que enseñar: debía edificar
una comunidad de redimidos, una iglesia para llevar su
mensaje salvador a toda la tierra.
• Apóstol significa alguien enviado con un mensaje especial
para un propósito especial. Eran hombres comunes, pes-
cadores, recolectores de impuestos, entre ellos un Zelote.

Aplicación: Primero, en el éxito de la evangelización, Jesús


ve la derrota de Satanás. Segundo, se promete que, cuanto
más involucrado (a) esté una persona en la evangelización,
más autoridad tendrá. Tercero, el evangelista no debe gozar-
se por lo realizado en la tierra, sino porque su nombre esté
escrito en cielo. El cielo se regocija por cada persona arran-
cada a satanás, y es un golpe para los planes de este.

III. EL COSTO DEL DISCIPULADO (V.14)


Sócrates tuvo a platón. Gamaliel tuvo a Saulo. Otros dirigen-
tes tuvieron seguidores devotos. La diferencia entre el disci-
pulado en tales casos y el discipulado de Jesús es que los
primeros están basados en filosofías humanas, mientras que
el último se basa en la persona y los logros de Jesús. Es decir,
el discipulado cristiano se basa no solo en las enseñanzas
de Cristo, sino también en lo que él hizo por la salvación del
hombre. Jesús pide a todos sus seguidores que se identifi-
quen con él, que tomen su cruz y que sigan su conducción.
Sin personas que caminen en las pisadas del calvario, no hay
discipulado cristiano.

Dios toma a los hombres tales como son, con los elemen-
tos humanos de su carácter, y los prepara para su servicio, si
quieren ser disciplinados y aprender de él. No son elegidos
porque sean perfectos, sino a pesar de sus imperfecciones
para que, mediante el conocimiento y la práctica de la ver-
dad, y por la gracia de Cristo, puedan ser transformados a su
imagen” (DTG, p. 261).

58
El costo del discipulado se define en Lucas 9:23. Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día, y sígame. Nota estas palabras operativas: “negarse,
tomar y seguir”.

Aplicación: Cuando Cristo llama a un hombre, le pide que


vaya y muera... Es la misma muerte cada vez: muerte en Je-
sucristo, la muerte del hombre viejo ante su llamado... Solo el
hombre que está muerto a su propia voluntad puede seguir
a Cristo”. – Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship, p. 99.

CONCLUSIÓN
“El levantar la cruz separa al alma del yo, y pone al hombre en
condición de aprender cómo llevar las cargas de Cristo. No
podemos seguir a Cristo sin llevar su yugo, sin tomar su cruz y
llevarla tras él. Si nuestra voluntad no está de acuerdo con los
requerimientos divinos, debemos poner coto a nuestras inclina-
ciones, abandonar nuestros deseos más queridos y caminar en
la huella de Cristo” (HHD, p. 71).
Simón, el zelote, por estar al lado de Cristo, tuvo que aprender a
mirar el Mundo desde un nuevo punto de vista. Seguir a Cristo,
para Simón, significaba dejar todo en lo que él creía. Para él, era
una revolución mental que le exigía comenzar todo otra vez; y
hacerlo con nuevas reglas.

Si Cristo cambió a Simón, puede hacerlo también contigo.


Dios nos llama a reunirse y prepararse, también nos llama a orar
y cumplir la misión y finalmente en discipulado tiene un costo.

Llamado: Medita en las palabras de Jesús acerca de alguien que


gana todo el mundo, pero pierde su alma. ¿Qué quiso decir con
eso? Y ¿qué acerca de perder la vida para salvarla? ¿Qué signi-
fica eso? Pero ¿por qué, aun como creyentes en Jesús, los que
sabemos que este mundo terminará, y un día comenzará otro
mundo nuevo, nos encontramos tan fácilmente buscando ganar
tanto como podamos de este mundo? ¿De qué modo podemos
protegernos de esta trampa espiritual muy peligrosa?

Pr. Javier Flores Campos


Ministerio Personal
Misión del Oriente Peruano

59
NOVIEMBRE

JUDAS, EL DISCÍPULO CON


TRES NOMBRES

El texto: Judas: 20, 21

INTRODUCCIÓN
En el evangelio según San Lucas, se hace mención a dos últi-
mos apóstoles de nombre “Judas hermano de Jacobo” y “Judas
Iscariote, que llegó a ser el traidor”. Al escribir el libro de Hechos,
dice que subieron al aposento alto once varones, terminando la
lista con “Judas hermano de Jacobo”, 1.13. Mateo, en cambio, nos
habla de un “Lebeo, por sobrenombre Tadeo”, mientras que Mar-
cos hace mención de Tadeo; tanto Mateo como Marcos colocan
a este hombre en el décimo lugar en sus listas.

Una vez más se nos presenta un problema de identificación, y


de nuevo tenemos que reconocer que hay diferencias de criterio
que nos impiden hablar con certeza. Se ha dicho que hubo un
discípulo con tres nombres: Judas, Tadeo y Lebeo, y este criterio
prevalece. Era hijo de Alfeo y hermano del Jacobo (Lucas 6.15,16)
Aunque en su nombre hay una confusión anecdótica, de lo que
podemos aprender en su epístola, a diferencia de su nombre en-
contramos las bases para definir con nitidez nuestra identidad y
misión como Iglesia.

Propósito del mensaje:


Fortalecer la identidad misional de nuestra Iglesia.

I. EDIFICARNOS PARA CUMPLIR LA MISIÓN


Judas escribió para combatir las falsas enseñanzas: (como el
Agnosticismo, el gnoticismo, el docetismo, etc.) y gracias a su
se puedan diferenciar las falsas doctrinas que intentan echar
por tierra nuestra identidad.

60
Edificar (οοἰκοδ ἰκοδομέω) (oikodomeo) es la palabra griega que sig-
nifica: Fundar, Reedificar, Sobreedificar.

Se usa de manera metafórica, como en el sentido de edificar,


promover el crecimiento espiritual y el desarrollo del carácter
de Cristo en cada discípulo, por enseñanza o por precepto.

Aplicación: Cristo es el fundamento de los apóstoles y Ca-


beza de la Iglesia. Y este enunciado es la base de nuestra
identidad y misión, para poder desarrollar la Praxis necesita-
mos tener bien definida nuestra base teológica de misión e
identidad

II. CLAMANDO POR EL ESPÍRITU SANTO


Orar en el Espíritu Santo significa orar en el poder y en la fuer-
za que da el Espíritu Santo (Efesios 3:20).

El ora por nosotros (Romanos 8:26-27; Efesios 6:18). El Espíritu


Santo abre nuestra mente a Cristo (Juan 14:26), nos enseña
acerca de Él (Juan 15:26), nos llena y nos controla (Ef 5:18), y
que quiere desarrollar en ti todo su potencial (1 Jn 3:22).

Aplicación: El Espíritu Santo es nuestra garantía para desa-


rrollarnos en Cristo, y configurar nuestra identidad y lograr la
misión.

III. ESPERANDO EN JESUCRISTO.


Esperarlo en su segunda venida, esperarlo en Santidad y en
el cual nadie vera el Señor (Heb12:14) ¿Cuantos esperan a Je-
sucristo, y cuantos están en Santidad?

En él está la vida Eterna. (Jn 1:4; 1 Jn 5:11-12; 20).

Aplicación: Judas nos anima y nos alienta que nuestra misión


está definida en tener bien definido el ubicarnos en el lugar,
gente, en el tiempo, y con el Dios correcto que es Jesucristo.
Tener bien en claro nuestra misión y la razón de ser de la
misma.

61
CONCLUSIÓN
“La instrucción dada por Judas desde el versículo veinte hasta el
fin del capítulo, tiene el propósito de hacer de nuestra obra una
obra completa. Nos enseña cómo dirigir la batalla en el servicio
de Cristo. No debe demostrarse ningún derroche desequilibra-
do, no debe albergarse ninguna indolencia ni negligencia. No
debemos ignorar la individualidad de nadie, ni justificar en algu-
na forma la crítica despiadada o las prácticas egoístas.

Este pasaje destaca el hecho de que hay una obra sumamen-


te importante que se debe hacer, y necesitamos intuición divina
para que podamos saber cómo trabajar por las almas que están
a punto de perecen Hay almas que deben ser arrebatadas del
fuego, hay almas que deben ser tratadas con la más tierna com-
pasión. Se necesitan obreros que hayan aprendido en la escuela
de Cristo su método de salvar almas” (Carta 7, 1895).

Dicen los historiadores que hay una alta probabilidad que Judas
Tadeo hay sido asesinado con flechas cuando se negó a negar
su fe en Cristo. El creí a firmemente que Jesús venía en su gene-
ración. Nosotros estamos llamados a poder ser una Iglesia dis-
tintiva, que nuestra identidad y visión estén bien definida para
llevar adelante nuestra misión.

Llamado: Si hasta aquí hemos tenido confusión en nuestra vida,


si por alguna razón o situación nos hemos desviado de nuestras
bases y estado enfocados en otras acciones ajenas a la misión,
hoy es el día en que podamos renovar nuestro compromiso de
edificarnos, de clamar por el Espíritu Santo, de esperar en y a
nuestro Señor Jesucristo, y de poder cumplir a cabalidad aquella
misión que ÉL nos encomendó, aquella misión que es nuestro
blanco e identidad. Decidamos hoy vivir una vida en Misión

Pr. Daniel Solano Prieto


Secretario Ejecutivo
Misión Andina Central

62
DICIEMBRE

JUDAS ISCARIOTE, EL
DISCÍPULO TRAIDOR

“Mientras él aún hablaba, se presentó una turba; y el que se llama-


ba Judas, uno de los doce, iba al frente de ellos; y se acercó hasta
Jesús para besarle. Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso
entregas al Hijo del Hombre?” (Lucas 22:47, 48).

INTRODUCCIÓN
El más notorio y universalmente despreciado de todos los discí-
pulos de Jesús es, sin lugar a dudas, Judas Iscariote, el traidor. Su
nombre aparece al final en todas las listas, excepto en Hechos 1,
donde su nombre no aparece. Cada vez que es mencionado en la
Biblia, encontramos una referencia a su condición de traidor. De
todos los discípulos, sin embargo, Judas fue el más preparado.

El los tiempos de Jesús, Judas era un nombre común. Significaba


“Alabanza a Dios”, por eso los padres del pueblo de Israel lo utiliza-
ban tanto. Solo en el Nuevo Testamento aparecen seis persona-
jes con ese nombre. En la actualidad, por supuesto, los padres no
llaman a sus hijos con el nombre “Judas”, al menos no conozco a
alguien llamado Judas. ¿Por qué en la actualidad ese nombre es –
casi exclusivo – para perros? El nombre de Judas está relacionado
con traición, mentira y engaño. Cristo lo señaló como el traidor, no
con su nombre sino con un gesto. El grupo de discípulos no enten-
dió lo que estaba sucediendo, pero Judas se sintió descubierto y
humillado. Fue la combinación perfecta para que, después de ha-
ber comido el bocado que Jesús le entregó, el enemigo de Dios en-
trara en él y lo tentara a tomar la última decisión: Traicionar a Cristo.

El nombre de Judas es también una forma de Judá, que significa


“Jehová guía”, lo que indica que sus padres deben haber tenido
grandes esperanzas con su hijo. Sin embargo, tristemente no se
dejó guiar por Jesús y sí por Satanás. Su segundo nombre Isca-

63
riote, se refiere a la región de donde procedía. Está derivado del
término hebreo ish (hombre) y el nombre de un pueblo, Queriot –
hezron, un pueblo humilde al sur de Judea.

Propósito del mensaje:


El éxito en la vida cristiana no tiene que ver con años en la fe, tam-
poco tiene que ver con el conocimiento extraordinario que tenga-
mos de las Escrituras, y mucho menos la capacidad mental y los
talentos que podamos tener, no. La vida cristiana tiene que ver
con dejarse guiar por Jesús y tomar decisiones con Cristo.

I. JUDAS ISCARIOTE, EL MÁS PREPARADO


Todos los discípulos eran hombres sencillos y corrientes,
menos Judas. De entre los doce, Judas fue el discípulo más
educado. Tal parece que era el único discípulo que no era
de Galilea. Judas, vino solo y de lejos. No obstante, ocupó un
cargo de confianza entre los doce, llegó a ser el tesorero el
grupo (Juan 12:6). Elena G. de White destaca que “Judas era
tenido en alta estima por los discípulos, y ejercía una gran in-
fluencia sobre ellos” (El deseado de todas las gentes, p. 664).

Judas, no solo demostraba conocimientos financieros y una


visión para el movimiento de Cristo, sino que era un hombre
conocedor de las Escrituras. “Judas creía que Jesús era el
Mesías; y uniéndose a los apóstoles esperaba conseguir un
alto puesto en el nuevo reino... Los discípulos anhelaban que
Judas llegase a ser uno de ellos. Parecía un hombre respeta-
ble, de agudo discernimiento y habilidad administrativa, y lo
recomendaron a Jesús como hombre que le ayudaría mucho
en su obra” (Conflicto y valor, p. 285).

Según, John MacArthur, Judas debió haberse convencido de


que Jesús era el Mesías verdadero, y como los otros once,
abandonó cualquier asunto en el que haya estado involucra-
do para seguir a Jesús a tiempo completo.

Aplicación: La vida de Judas nos enseña que nuestras habili-


dades, nuestro conocimiento de las Escrituras no son el me-
jor “barómetro” para determinar nuestra madurez espiritual
o nuestro éxito en la vida cristiana. Podemos ser los más ta-

64
lentosos en las cosas de Dios, y eruditos en la ciencia de la
salvación, incluso gozar de buenos comentarios o recomen-
daciones porque efectivamente, somo “buenos cristianos”. Sin
embargo, ni todo ello sirvió para que Judas no traicione a su
maestro. Elena G. de White diría: “La historia ulterior de Judas
les iba a enseñar el peligro que hay en decidir la idoneidad de
los hombres para la obra de Dios” (Conflicto y valor, p. 285).

II. JUDAS ISCARIOTE, EL DISCÍPULO


Cuando leemos la vida de Judas, con frecuencia podemos
vernos tentados a ver solo la parte final de su ministerio. Sin
embargo, no debemos olvidar que Judas era uno de los
doce, incluso uno de los más importantes debido al cargo
que gozaba, el de tesorero.

Judas era uno de los doce que fueron llamados para hacer
milagros y potestades. Judas sanó enfermos e hizo milagros
extraordinarios. Mateo refiere “Entonces llamando a sus doce
discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos,
para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y
toda dolencia” (Mateo 10:1).

Judas no cayó de la noche a la mañana, no. La caída de Judas


no fue un suceso sino un proceso. ¿Cómo es posible ser dis-
cípulo de Jesús y terminar así? Judas caminó con Jesús por
tres años y medio, escuchó de los labios de Jesús mensajes
sabios, mensajes de esperanza. Judas no podría decir que
Jesús lo había discriminado a pesar de que su llamado fue
singular. Elena G. de White dice que: “Mientras Jesús estaba
preparando a los discípulos para su ordenación, un hombre
que no había sido llamado se presentó con insistencia en-
tre ellos. Era Judas Iscariote, hombre que profesaba seguir
a Cristo... Judas creía que Jesús era el Mesías; y uniéndose a
los apóstoles esperaba conseguir un alto puesto en el nuevo
reino” (Conflicto y valor, p. 285).

Jesús sabía que Judas lo entregaría, lo traicionaría, y es que


Jesús conocía las intenciones de Judas, además, eso esta-
ba profetizado (Salmo 41:9 cf. Juan 13:18; Salmo 55:12-14; Za-
carías 11:12, 13 cf. Mateo 27:9-10) y tuvo su cumplimiento en

65
los tiempos de Jesús. Sin embargo, “Judas estaba ciego en
cuanto a su propia debilidad de carácter, y Cristo le colocó
donde tuviese oportunidad de verla y corregirla” (El deseado
de todas las gentes, p. 664).

Alguno podría decir: “Pastor Heyssen, estaba profetizado, ¿si


Judas no lo traicionaba no se hubiera cumplido la muerte de
Jesús? Entonces, Judas era un “mal necesario”, fue una pieza
en el plan de redención”. Esta idea fue tan fuerte que, en la
iglesia católica ortodoxa, Judas es considerado un santo, al
igual que Poncio Pilato. Sin embargo, el hecho de que estaba
profetizado, Judas traicionó a su maestro porque su corazón
era malo. Y si él, se hubiera arrepentido, en las tantas opor-
tunidades que Jesús le dio, como por ejemplo esa misma
noche de la última cena, otro hubiera sido el desenlace.

Aplicación: Tristemente, ni el cargo, ni los años en la fe pudie-


ron evitar que Judas traicione a su maestro, ¿cuántas oportu-
nidades nos ha dado Dios? Cada día es una oportunidad de
Dios para recapacitar, para caminar por el sendero correcto,
para vivir como Dios quiere. En varias oportunidades Jesús
habló sobre el peligro de amar las cosas materiales, pero “Ju-
das tenía, naturalmente, un fuerte amor por el dinero; pero no
siempre había sido lo bastante corrupto para realizar una ac-
ción como ésta. Había fomentado el mal espíritu de la avaricia
hasta que éste había llegado a ser el motivo predominante
de su vida. El amor al dinero superaba su amor por Cristo. Al
llegar a ser esclavo – vendió al Señor de gloria a la ignominia y
la muerte” (El deseado de todas las gentes, p. 663).

III. JUDAS ISCARIOTE, EL TRAICIONERO


Juan 13:1 narra lo que sucedió el último jueves de Judas, allí
en el aposento alto, la noche del arresto de Jesús. Después
de haber recibido el dinero que le dieron para traicionar a
Jesús, Judas volvió y con mucha naturalidad actuó como
siempre sus compañeros y su maestro. Nadie se dio cuenta
de nada, solo Jesús sabía lo que sentía Judas. Juan dice que
fue el diablo el que puso en el corazón de Judas el traicionar
a Jesús (v.2). El texto dice que Judas “buscaba oportunidad
para entregarle” (Mateo 26:16).

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En la última cena, Jesús lavó los pies de sus discípulos, lavó
los pies corruptos de Judas. Jesús habló sobre la necesidad
de estar limpios (Juan 13:9), y dijo que “no todos estaban lim-
pios”, y yo creo que Judas, se sentía aludido, pero Jesús ja-
más lo desenmascaró. Después Jesús diría, “uno de vosotros
me va a traicionar” (Mateo 26:21), Judas podría haber recapa-
citado, pero no lo hizo. Luego Jesús mismo le diría que “lo
que vas a hacer hazlo pronto” (Juan 13:27), y Judas continuó
con lo que su corazón había planificado.

Aparentemente, luego de algunas horas, Judas regresó direc-


tamente del Sanedrín al Getsemaní. Recordemos que Judas
no actuó en un momento de locura, no fue un impulso repen-
tino, no. No fue un hecho nacido de la pasión, sino que fue te-
nebrosa y planeada, premeditada con lujos y detalles. El beso
traicionero, fue solo la “cereza de la torta” de la traición.

Aplicación: ¿Cuánto tiempo estuvo planificando la traición?


Es posible que meses, o semanas. ¡Cuántos cristianos como
Judas en la actualidad! La caída no es un suceso sino un pro-
ceso, no se cae de la noche a la mañana, no fue un momento
de locura, o como algunos dicen: “en mis cinco segundos de
tonto, caí”, no. Judas cayó poco a poco seducido por el ene-
migo, abrigando y planificando su pecado. Triste, pero real.

¿Dónde estaba sus años como discípulo de Cristo, y toda su


preparación y talento nato?

CONCLUSIÓN
Es interesante notar que Judas, aún cuando abrigaba en su co-
razón, el traicionar a su maestro, seguía siendo respaldado por
Jesús. Es decir, Judas estaba “lejos de Jesús”, pero seguía siendo
el tesorero del grupo, predicando el evangelio, y hasta haciendo
milagros y hechos portentosos. Jesús respaldaba el ministerio de
Judas, aunque no aprobaba su doble vida. En la Biblia podemos
encontrar que muchas veces Dios respalda nuestro ministerio
pero no siempre lo aprueba. Por ejemplo en el caso de Sansón,
que a pesar de haber quebrado sus votos de nazareo, seguía te-
niendo fuerzas para derrotar a los filiesteos. También esto es evi-

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dente cuando Saúl seguía reinando sobre Israel aunque Dios ya
había ungido a David.

Judas, estaba lejos de Dios, y por eso fue capaz de traicionar a


su maestro. Judas cayó vilmente porque aunque estaba “cerca” a
Jesús en cuerpo, su corazón estaba “lejos”.

Llamado: Judas se suicidó. Así acabó su vida. No soportó el re-


mordimiento y se ahorcó. Quizás nos veamos tentados a decir,
“¿cómo puedo hacer tal cosa?”, la respuesta es simple: No pode-
mos imaginar hasta qué punto podemos llegar ni cuán bajo pode-
mos caer cuando nos alejamos de Dios. La vida cristiana consiste
en aprovechar las oportunidades que Dios nos regala cada día.
Hoy amanecimos porque Dios quiere que cumplamos un propó-
sito, que vivamos un cristianismo genuino, no mentiroso. Cristo
quiere que caminemos con Él de todo corazón, y seamos verda-
deros discípulos, que hagamos milagros, pero siendo aprobados
completamente por Cristo. ¿Amén?

Pr. Heyssen Cordero Maraví


Ministerio Personal
Unión Peruana del Sur

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JOB 27185-22

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