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El aborto es ilegal en Honduras incluso en casos de violación, y cualquier mujer que se someta a un aborto o ayude a otra mujer a abortar puede ser acusada y encarcelada. La Línea era una de las pocas líneas telefónicas que ofrecía información sobre aborto a mujeres hondureñas de manera discreta. Sin embargo, a fines de agosto de 2018, el número de La Línea dejó de funcionar, dejando a muchas mujeres sin apoyo. Las voluntarias de La Línea temían por su seguridad pero decidieron
El aborto es ilegal en Honduras incluso en casos de violación, y cualquier mujer que se someta a un aborto o ayude a otra mujer a abortar puede ser acusada y encarcelada. La Línea era una de las pocas líneas telefónicas que ofrecía información sobre aborto a mujeres hondureñas de manera discreta. Sin embargo, a fines de agosto de 2018, el número de La Línea dejó de funcionar, dejando a muchas mujeres sin apoyo. Las voluntarias de La Línea temían por su seguridad pero decidieron
El aborto es ilegal en Honduras incluso en casos de violación, y cualquier mujer que se someta a un aborto o ayude a otra mujer a abortar puede ser acusada y encarcelada. La Línea era una de las pocas líneas telefónicas que ofrecía información sobre aborto a mujeres hondureñas de manera discreta. Sin embargo, a fines de agosto de 2018, el número de La Línea dejó de funcionar, dejando a muchas mujeres sin apoyo. Las voluntarias de La Línea temían por su seguridad pero decidieron
En Honduras, el aborto es ilegal en todas las circunstancias, incluso
cuando es resultado de una violación. Cualquier mujer que se someta a
un aborto, y cualquier persona que se determine que la haya ayudado, puede ser acusada penalmente y encarcelada.
En ese contexto, La Línea era un recurso inusual en Honduras.
Mencionada discretamente entre amigas o conocida a partir de volantes repartidos en universidades y escuelas secundarias en la capital de Tegucigalpa, La Línea era uno de los pocos recursos donde las mujeres hondureñas podían encontrar información precisa sobre el aborto.
Pero a fines de agosto de 2018, el número telefónico de La
Línea simplemente dejó de funcionar, y dejó a muchas mujeres que necesitaban información y apoyo sin un lugar al cual recurrir.
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Una de las fundadoras de La Línea, una línea telefónica de
Las mujeres que administraban La Línea eran voluntarias. Hacían su
trabajo en secreto y conocían los riesgos. El aborto es un tema que genera opiniones encontradas en el país, donde tanto la Iglesia católica como las iglesias evangélicas apoyan la rigurosa prohibición del gobierno. Aun así, tras dos años de brindar información sobre el aborto a mujeres en situación desesperada —y poco antes de que la línea telefónica se cortara— el personal de La Línea decidió que tenía que llegar a más mujeres. Ese mes de agosto, intentaron colocar un anuncio, que incluía su número de teléfono, en el periódico La Tribuna. El periódico se negó a publicar el anuncio. Poco después, el teléfono celular de la organización dejó de funcionar y recibieron un mensaje de error que decía que no era posible comunicarse con la red.
Temiendo por su seguridad, las voluntarias de La Línea entendieron
que necesitaban un plan para reactivar el servicio que ofrecían. Si el periódico había denunciado el número de teléfono a las autoridades, instalar el teléfono en una oficina podría exponerlas. Pero si desechaban la tarjeta SIM y cambiaban el número de teléfono, las mujeres que sabían sobre La Línea tendrían un número equivocado. En enero, decidieron que tenían que intentarlo. Demasiadas mujeres necesitaban su ayuda. Y las mujeres de La Línea tenían un plan: el primer paso implicaba confiar en un conocido que trabajaba en la compañía telefónica.