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TEMA 8

PROCESO TÉCNICO DE FONDOS DOCUMENTALES.


NORMALIZACIÓN Y CONTROL DE AUTORIDADES

INTRODUCCIÓN
Los libros y documentos existentes en las bibliotecas desde
antiguo han sido tratados documentalmente, a veces en sencillas relaciones, con el
objeto de que pudieran identificarse y recuperarse. La imprenta introdujo esta costumbre
en las librerías, y a partir de la difusión libraria que supuso, comenzaron a proliferar las
bibliografías, elaboradas según fue andando el siglo XVI con unos ciertos criterios
estables. El siglo XVIII, con la ampliación de los canales de transmisión del saber, en
los que se rompía el vínculo único maestro-alumno, para incorporar el procedente de las
bibliotecas, mostró la necesidad de contar con unas descripciones fiables. Pero no
existía ninguna ciencia que proporcionara el método adecuado. Tendría que llegar el
último tercio del siglo XIX, necesitado de bibliotecas técnicas en las que apoyar los
estudios industriales, para que comenzaran a ponerse bases sólidas, continuadoras de las
bibliografías, a la ciencia del libro.
El siglo XX, apoyado en organizaciones y asociaciones profesionales (ALA,
IFLA, FID, ICA, UNESCO …), extrajo el fruto de estas concepciones y desde su
segunda mitad fue elaborando incansablemente normativas descriptivas para los
diferentes tipos de materiales, adaptándolas a formatos automatizados; una labor que
continúa en el siglo XXI, ya que los tipos documentales y el acceso a los mismos así lo
exigen. Paralelamente, ha sido necesaria la normalización de los puntos de acceso que
permiten recuperar la información tratada documentalmente. Han sido, igualmente,
organismos nacionales e internacionales los encargados de fijar estas directrices,
basadas en el constante hacer de asociaciones, que cuentan con numerosos/as
profesionales dispuestos/as a compartir sus experiencias.
El siglo XXI continúa la labor descriptora y normalizadora, teniendo delante el
reto de la descripción de publicaciones electrónicas, e-prints, con particularidades
desconocidas hasta ahora (volatilidad, hipertextualidad, etc.), en las que utiliza un nuevo
instrumento descriptivo, los metadatos, y un nuevo lenguaje, los de marcado,
enfrentándose a un fondo documental desigual en calidad e ingente en cantidad. Tanto
la aportación administrativa (Comisión Europea) como la asociativa (OCLC, RLG, LC,
W3C), son necesarias en el empeño.
CONCEPTO
Entendemos por proceso técnico el conjunto de operaciones realizadas
para representar normalizadamente el contenido de un documento de forma diferente a
la original con vistas a su recuperación.
Tiene un doble objetivo:
- identifica y selecciona los elementos formales y de contenido
- establece puntos de acceso para recuperar la información
Podemos establecer dos grandes apartados en los que se desglosa:
a) análisis formal (catalogación descriptiva): es la representación única, de manera
normalizada, del documento para identificarlo y el estableciendo de los puntos
de acceso. Las normas que le conciernen: ISBD, MARC, GARE, SGARE, ISAG

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(G), ISAAR (CPF), FRBR, FRANAR, Metadatos (ejemplos DUBLIN CORE,
EAD), ISO 690
b) análisis interno (descripción semántica): indización, y resumen. La indización
es el conjunto de operaciones consistente en extraer el contenido de un
documento y expresarlo conforme a un lenguaje documental; Algunas normas:
ISO 5963-85 (indización), ISO 5127-81 (identificación y análisis de contenido),
ISO 214 (resumen), ISO 2788-86 (tesauros), Listas de encabezamiento de
materias (BN, CSIC, SHCL), Clasificaciones BSO (UNESCO y FID), CDU,
LCC, etc.
Ambas operaciones se hallan en el centro de la cadena documental, constituyendo el
tratamiento o análisis documental, al que hay quienes añaden el registro y sellado, como
actos por los que el documento se incorpora y se declara formalmente propiedad de la
colección, algo que va perdiendo vigencia con las publicaciones electrónicas, de las que
no disponemos ejemplares físicos ni, en otros casos, siquiera propiedad.
A través del proceso técnico se persigue una doble finalidad:
- organizar los fondos documentales en las estanterías
- elaborar instrumentos con los que pueda recuperarse la información
NORMALIZACIÓN
Es el establecimiento, por vía de autoridad o de consenso, de una serie de
especificaciones que deben ser adoptadas como modelo o mínimo a obtener en la
elaboración de productos materiales o intelectuales. Actúa al mismo tiempo de directriz,
de meta, de acicate y de instrumento de evaluación. Su importancia se trasluce en la
creación de secciones específicas dentro de las bibliotecas, en especial las BUS y
bibliotecas de investigación, que se ocupan de ello.
La normalización, ante el trasiego mundial de información y la cooperación creciente:
- facilita las operaciones documentales
- agiliza los intercambios de información
Entre los organismos que han llevado la voz cantante, destacamos: FID
(desaparecida en 2000), IFLA con ICABS (antes UBC-IM), UNESCO con PGI (aúna
UNISIST y NATIS) e ISDS, Unión Europea con Dirección General XIII, ISO TC 46,
ICA, todos ellos internacionales, apoyados en experiencias de asociaciones y
organizaciones nacionales (ALA, SEDIC, AENOR, ANSI…)
La normalización se produce en los aspectos más insospechados (ISO 9706-94
sobre especificaciones de acidez del papel o ISO 8601para la notación de fecha [AAA-
MM-DD]), siendo especialmente importantes las relacionadas con el tratamiento e
intercambio de información, la cuales ya contemplan la inclusión de materiales
electrónicos. Con una perspectiva general, respondería al siguiente esquema:

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a) En la descripción: ya sea bibliográfica (ISBD)
formal de documentación de archivo histórico (ISAD-G)
de documentación administrativa (ISO 15489-2001)
de nuevos documentos (web, multimedia…) (FRBR)
de autoridades (persona-título-entidad) y de referencia (GARE)
de autoridades de materia (GSARE)
de autoridades (entidad-persona-familias) archivo (ISAAR-CPF)
de Requisitos Funcionales de Registros de Autoridad (FRANAR)
de referencias bibliográficas (ISO 690)
de referencias de documentación electrónica (ISO 690-2)
h) En el análisis de contenido: de resúmenes (ISO 214)
de tesauros (ISO 2788)
de índices (ISO 5963-85)
de materias (SHLC, Lista de encabez...-MCU)
de clasificaciones (BSO de UNESCO)
b) En los formatos automatizados de intercambio: bibliográfico (MARC, UNIMARC)
de autoridades (UNIMARC-Autoridades)
de metadatos (DUBLIN CORE [ISO 15836-2003:
DCMES], EAD, RDF, etc.)
c) En la gestión de documentación electrónica: ISO 15489, preservación y acceso
OAIS, preservación y acceso
d) En los lenguajes de marcado de edición electrónica: SGML (ISO 7489)
HTML, XML (W3C)
e) En los códigos de identificación internacionales: libros (ISBN)
publicaciones seriadas (ISSN)
partes de publicaciones (BIBLID)
números de una serie, o contribuciones (SICI)
grabaciones audiovisuales (ISRC e ISAN)
música impresa (ISMN)
informes técnicos (ISRN), etc.
publicaciones electrónicas (DOI)
entradas de autoridades (ISADN)
imágenes en movimiento (ISAN)
obras musicales, en red (ISWC)
texto escrito, en red, (no la publicación) (ISTC)
f) En las redes: Interconexión de Sistemas Abiertos (OSI):
Protocolos de transmisión (TCP/IP; nivel 3º y 4º de OSI)
Préstamo interbibliotecario- Interlibrary Loan (ISO 10160)
Interfaz de usuario/a (X.25)
Conexión múltiple a OPACs (Z39.50)

g) En la búsqueda y recuperación de la información: ISO 23950 (Z39.50)


OAI-PHM, protocolo de recuperación de metadatos
h) En la evaluación del rendimiento: ISO 11620
i) En la codificación de caracteres de texto: ISO 10646-1 2000 (compatible UNICODE)
ASCII

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En lo concerniente a la descripción en el ámbito bibliotecario, la normalización se
centra en cinco áreas:
1. en el análisis formal
2. en el análisis de contenido
3. en los formatos
4. en los números identificadores
5. en las autoridades
1.- Análisis formal
El proyecto CBU de IFLA, 1973, supuso la concentración de
aspiraciones diseminadas, y el impulso para el desarrollo constante de las recién nacidas
ISBD, que han constituido un paso fundamental en facilitar la tarea descriptiva y, con
ella, el intercambio de información, el DUP. Desde agosto del 2003, el programa UBC-
IM (cerrado en marzo de 2003) y el DUP son sustituidos por el ICABS = Alianza
surgida entre IFLA y CDNL (Conferencia de Directores de Bibliotecas Nacionales),
que marcan las pautas para la renovación de las Bibliographical Standars. Por otro lado,
desde hace una década, la llegada de Internet ha cambiado el panorama, por lo que se
trabaja en consensuar entre editoras/es, libreras/os y bibliotecarias/os unas normas que
simplifiquen en lo posible lo anterior y den cabida a los metadatos. Son las FRBR. Algo
de lo que también se ocupa ICABS
ISBD Internacional Standard Bibliographic Description
Es la descripción bibliográfica normalizada internacional. Tiene su 1ª edición en
1971, adaptándose desde entonces sin tregua de forma individual a distintos tipos de
materiales, impulsada por las versiones de formato MARC, que no especifican el modo
en el que se han de introducir los datos en los campos automatizados.
1974, aparece ISBD (M)
1977, nace ISBD (G), ISBD (NBM), ISBD (CM) e ISBD (S)
1988, nace ISBD (CP), component parts, para artículos, pistas en registros sonoros
1990, nace ISBD (CF), computer file, para archivos de ordenador: datos, programas.
Desgajándose de (NBM). Tienen que revisarse para dar cabida a multimedia,
archivos remotos, publicaciones electrónicas…, con lo que en 1997 salen con el
nombre de ISBD (ER), electronic resouces
1991, nace ISBD (A)
1997 ISBD (ER)
2002, revisión de las ISBD (M) para adaptarse a las FRBR
2002, ISBD (S) se convierten en ISBD (CR), for serials and continuing resources, para
adaptarse a los documentos electrónicos y su forma de actualizarse
[ampliar con la unificación de 2008 y con la creación de ICABS. Hay un tema en
Bibliotecas Públicas.]
Las ISBD se completan con otras normas descriptivas para dar lugar a las
normas nacionales, las cuales se emplean para elaborar las bibliografías nacionales,
cuyos registros van a intercambiarse posteriormente. Entre las más conocidas figuran las
USA AACR2. En España contamos con Reglas de catalogación, MCU, ed. rev. 1999,
3ª reimpr. 2003. En España el primer código de catalogación se hizo en 1902:
Instrucciones para la redacción de los catálogos en las bibliotecas públicas del Estado

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Características:
- esquema descriptivo común a las tipologías
- flexible a las necesidades documentales
- código de puntuación prescrita
- fuente de información de cada área
- respeto a la lengua, y portada
- diferentes niveles descriptivos
- introducción de una nueva terminología

FRBR Funtional Requeriments for Bibliographic Description


Es la norma con la que describir los nuevos documentos (páginas web,
multimedia…). Hasta ahora no tienen una norma descriptiva de amplia extensión como
ISBD, pero se ha elaborado un texto de referencia con la publicación por parte de IFLA
en 1998 de FRBR (Funtional Requeriments for Bibliographic Description : final
report), con su correspondiente indicación para registros de autoridad (FRANAR), que
está en traducción en la Subdireción General de Cooperación Bibliotecaria. Estos
nuevos documentos digitales los describimos con los metadatos, por lo cual les
dedicamos unas líneas más adelante.
La FRBR no emplean áreas como las utilizadas por las reglas de catalogación
tradicionales, sino que presentan tres categorías o entes: obra, expresión (lengua,
traducción…), manifestación, a las que se aplica atributos. A su vez, en el MARC, la
parte principal de la información a menudo se graba más pensando en la mente y en el
ojo humano que en el ordenador. Por ello, ha habido una revisión de ISBD (M) para
adaptarse a FRBR, que sólo se publica en Internet porque es el paso intermedio hasta la
versión más definitiva.
METADATOS
A las descripciones de material electrónico en Internet se las conoce
como metadatos, aunque haya quien prefiera el nombre de metacontenido. Los
metadatos describen, pero también permiten buscar, controlar, entender o conservar.
Son una representación de la información de manera adecuada para su tratamiento por
un ordenador. Su particularidad es que son datos asociados a objetos documentales, y se
pretende que todo documento en Internet lleve incorporado el metadato que lo describe
(hasta ahora no llega a un 5%).
Desde un punto de vista general, como lenguaje simbólico, metadatos también
son las ISBD, las ISAD o cualquier modo de representación bibliográfica de los
utilizados hasta tiempos recientes. Sin embargo, se aplica a los datos estructurados sobre
datos electrónicos, haciendo bueno el conocido símil de que los elementos de una
biblioteca (documentos, insumos, personal, etc.) cuando los tenemos dentro de un
ordenador son datos y, por lo tanto, lo que los describe son metadatos. Existen varios
tipos de metadatos, según la función que realizan: descriptivos, administrativos, de
derechos, para recuperar, para preservar…
Los metadatos llevan aparejada la utilización de lenguajes de marcado. En este
sentido SGML es la ISO 8879, y hay quien opina que es un hito en la edición tan
importante como la aparición de la imprenta. A él le han seguido otros, HTML, y en
especial XML, convertido en estándar del W3C.
2.- Análisis de contenido

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Siendo menos tangible el objeto, también se ha llegado a
formulaciones normalizadas con la indización y los lenguajes de clasificación. Además,
su consideración va ganando enteros frente al análisis formal, por su papel en las bases
de datos (forma actual de almacenar y difundir la información). Están en el inicio de la
moderna ciencia biblioteconómica con las obras de Charles Ami Cutter y de Melville
Dewey, 1876. La primera (Normas para un catálogo diccionario) dio paso al
establecimiento de las listas de encabezamientos de materia (SHLC); en nuestro país
han tenido tardía formulación en Listas de encabezamiento de materias para bibliotecas
públicas, de MCU, 1984-86, además de otras más utilizadas en BUS, como la de CSIC
o la de Sevilla. La segunda inició las modernas clasificaciones, de la que saldría la CDU
(FID), en cuyo apartado hemos citado Broad System Ordering (BSO), un sencillo
sistema de numeración de la UNESCO y FID.
Cabe destacar en este apartado normalizador, el desarrollo de los lenguajes
documentales, verdadera base de la indización. Puede realizarse en base a temas
(materias), palabras (unitérminos) o conceptos (descriptores). De ahí que, junto a las
listas de materias y las clasificaciones, se elaboran unos instrumentos esenciales para la
gestión de la información: los tesauros e índices. El elemento menos normalizado, por
razones obvias, es el resumen, pero de suma importancia en las bases de datos.
3.- Los formatos/Esquemas
Son el instrumento adecuado para la estructuración de los datos y
el intercambio de las descripciones, una vez iniciada la automatización. Sus primeros
treinta años de vida han estado llenados por MARC, cuya utilidad actual se ve
contrarrestada por la complejidad y por la redundancia de datos que conlleva, algo cada
vez menos necesario al multiplicarse los puntos de acceso de los registros y, por lo
tanto, la recuperación de la información.
Las publicaciones electrónicas presentes en Internet, requieren de formatos más
sencillos de descripción, que puedan ir encapsulados en los documentos, con el fin de
preservarlos a largo término. Por ello, se han desarrollado formatos para los más
variados materiales bibliográficos, archivísticos y museísticos. Entre los más conocidos
de los bibliográficos se hallan DUBLIN CORE, MODS (de Biblioteca del Congreso),
METS (para describir colecciones electrónicas, pues empaquetan todos los tipos de
metadatos asociados a un recurso digital)…, pasando ahora al establecimiento de
ontologías, que desde las taxonomías valoren los datos descriptivos unívocamente, en lo
que viene en llamarse la web semántica.
MARC Machine Readable Cataloguing (Catalogación Legible por Máquina)
Así se denomina a la estructura basada en la norma ISO 2709, que
permite identificar y codificar la información bibliográfica para que sea legible por
ordenador y tratada por sistemas automatizados. Da forma a los datos y les asigna un
código. Su existencia va ineludiblemente unida a las ISBD, aunque es algo anterior en
sus primeras versiones (1966, 1968), pues han sido los ejes de la catalogación
automatizada en bibliotecas, llenando grandes vacíos. Nacido como formato de
intercambio, se ha convertido en estándar de hecho en catalogación, y formato de
información. Ha ido unido a la norma ISO 2709 (1973, 81, 96), formato de intercambio,
deudora a su vez de ANSI Z39.2 (1971).
Elementos
a) Estructura: cabecera, información de control, 24 caracteres
directorio, conjunto variable de entradas de longitud fija=campos

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área de datos, 0XX-XXX
b) Códigos identificadores, en campos de longitud fija y variable
etiquetas
indicadores
códigos de subcampo
c) Contenido
Ha conocido diversas versiones (las primeras en 1966, 1968), y se ha
desarrollado en dos modelos básicos: USMARC y UKMARC. IFLA ha intentado
facilitar los intercambios entre ellas a partir de UNIMARC, aunque no ha tenido
demasiado éxito. Se ha visto potenciado al estar incorporado a los SIGB (los programas
de automatización que utilizan las bibliotecas: ABSYS, MILLENIUM, etc.), y al ser el
formato de captura a través de Z39.50.
En 1999 se produce la unión de USMARK y CANMARC dando lugar al
nacimiento de MARC-21. Un año después, en 2000, la British Library decide dejar UK-
MARC y adoptar MARC-21, con lo que se van a unificar las dos ramas, haciendo que
poco a poco se vaya abandonando UK-MARC (en 2001 lo hace CAT-MARK). Parte de
ellos lo incorporan en MARC 21, unión de US y CAN en 1998. En España, Ibermarc se
introdujo para normalizar la Bibliografía Nacional en 1976, y sigue en REBECA y
ARIADNA. En 2001 la Biblioteca Nacional publica la 6ª edición de Ibermarc, teniendo
en cuenta la versión MARC-21.
MARC es un formato en constante evolución, que se ha adaptado a los diversos
materiales bibliográficos, incluidos los registros de autoridades, para los que ha creado
UNIMARC-Autoridades, así como a lenguajes de marcado en Internet, como XML, y a
las normas descriptivas FRBR.
DUBLIN CORE
En la localidad de Dublin, Ohio, en 1995, se elabora un formato de
metadatos, que contempla 15 elementos, distribuidos en tres categorías (contenido,
propiedad intelectual, versión/acceso), para describir documentos electrónicos. Está
impulsado por OCLC (Online Computer Library Center), una red cooperativa mundial
de bibliotecas. En el año 2003, la norma ISO 15836 define los elementos de Dublin
Core (DCMES = Dublin Core Metadata Elements Set).
El lenguaje de marcado que se utiliza es XML (eXtensible Markup Language),
el cual se concreta en esquemas que se elaboran para cada tipo de documentos o de
bibliotecas. Los esquemas (Schemas) de metadatos son el conjunto de campos, junto
con las reglas para su uso, concebidos para un propósito concreto.
4.- Números identificadores
La aparición de ISSN y de ISBN en el inicio de los setenta del pasado
siglo supuso un gran paso normalizador: la existencia de un número internacional único
para libros y seriadas. Su utilización en ámbitos comerciales (ISBN.Libros españoles en
venta, Books in print) y bibliotecarios así lo muestran. En la actualidad, el ISBN está
adaptándose a una composición de 13 dígitos en vez de los 10 existentes ahora, lo cual
se va a realizar entre 2005-2007.
Esta práctica normalizadora mediante números se extiende a música impresa,
informes técnicos, audio, vídeo, etc. Junto a los números normalizadores
internacionales, se desarrollaron otros de procedencia nacional, que adquirieron cierta

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relevancia, caso de SICI y CODDEN. SICI (Serial Item and Contribution Identifier
Standard), tiene su última versión en 1996, proporciona una idetificación única para
cada número de una serie (un número de revista, por ejemplo) o una contribución (un
artículo dentro de la revista), independientemente de que se distribuya en papel, sea
electrónica, en microforma, etc. Lo proporiona ANSI/NISO (National Information
Standars Organization) en USA. Por su parte, CODEN es un identificador compuesto de
seis letras en mayúsculas, que identifica revistas científicas.
Pero de nuevo es la documentación electrónica, la multimedia y la disponible en
Internet, la que renueva conceptos y fórmulas. Las bases de datos científicas y los
catálogos de biblioteca de modo creciente, incorporan obras que antes quedaban en un
todo (artículos de revistas, colaboraciones en obras colectivas, etc.), al tiempo que
aumentan los documentos compuestos, en cuyo interior existen individualidades con
personalidad propia (imágenes, etc.) y enlaces (hipertextos). La existencia virtual, por
su lado, posibilita el cambio de ubicación, de ahí que los números identificadores
actuales intenten contemplar estas características. Por ello, se implantan identificadores
como DOI (Digital Object Identifier), estándar de ANSI, impulsado por las editoriales
para preservar sus derechos, facilita el comercio digital manteniendo lazos permanentes
con el/a titular de los derechos de un objeto digital, aunque éste cambie su URL, pues el
prefijo identifica a la autoridad de direccionamiento; puede asignarse a un trabajo, una
parte del mismo o una colección.
En la actualidad, la ISO (International Standard Organization), para controlar la
documentación en el entorno de red, trabaja en identificadores que van en dos
direcciones:
a) Identificadores de autoridades, plasmado en la creación de ISADN
(International Standard Autority Data Number), que identifica una sola autoridad, e
incluye las demás formas del nombre. En el caso de personas es importante para
localizar a quien tiene derechos de autor y puede utilizar diversos nombres en Internet.
b) Identificadores de la obra, pues puede tener diversas manifestaciones y es
necesario tenerlas unidas. Aquí se trabaja en tres números:
ISAN (Internacional Standard Audiovisual Number), ISO 15706, es un sistema
voluntario de numeración para imágenes en movimiento (películas, vídeos,
retransmisiones, capítulos…), a iniciarse en 2003, que identifica trabajos (no
ejemplares), independientemente del soporte en el que se distribuyen. Su finalidad es
evitar las copias no sujetas a derechos, una vez que se traducen o cambian el título, etc.
ISWC (International Standard [Musical] Work Code), ISO 15707, para obras musicales
ISTC (International Standard Textual Code), para texto escrito, identifica el texto (no la
publicación, pues eso ya lo hace ISBN, ISSN, SICI, etc.), que puede ser de la letra de
una canción, el guión de una película, obra de teatro, y fragmentos que se deseen sin
importar su extensión.
4.- Autoridades
Autoridad es el encabezamiento normalizado de nombre de persona,
entidad, congreso, título, serie, nombre geográfico o materia, establecido por la agencia
nacional para ser utilizado en registros. Su trascendencia actual es tal que los SIGB
incorporan un fichero específico para albergar sus registros, y las agencias nacionales se
ocupan de elaborar y mantener una base de datos con ellos. Por control de autoridades
se entiende el mantenimiento de la consistencia de los encabezamientos de un fichero
bibliográfico mediante las referencias del fichero de autoridades.

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Posibilita que las distintas personas que catalogan utilicen la misma
denominación para cada nombre, y que quienes recuperan la información hagan lo
mismo. Su elaboración está sujeta a unas directrices de IFLA (GARE, 1984, y SGARE,
1993) y de ICA (ISAAR [CPF], 1997), y existe un formato UNIMARC-Autoridades,
1991. Son los instrumentos para elaborar los Registros de Autoridad: “conjunto de
informaciones para la definición, uso y control de un encabezamiento; se justifica la
terminología escogida, las formas desechadas, las fuentes consultadas, las relaciones
con otros registros, [el número normalizado ISADN]”.
El registro contiene notas explicativas para el/la usuario/a e instrucciones para el/la
catalogador/a. Existen tres tipos de registros: Autoridad
Referencia
General explicativo
El control de autoridades implica las siguientes tareas:
a) definición y redacción de los encabezamientos
b) creación de registros de autoridad y relaciones entre los términos
c) control de la aplicación de esos encabezamientos en los registros bibliográficos
d) mantenimiento del catálogo de registros de autoridad
Los ficheros de autoridad son anteriores a la automatización, aunque es con esta con
la que alcanzan su dimensión. Los registros eran las fichas manuales que bajo una
primitiva normalización (x, xx, va., re.) realizaban los reenvíos y notas. La Conferencia
de París de 1961, inicia su interés, continuado en el Encuentro de 1969, también sobre
catalogación, lo que hace que en 1978 se forme un grupo de trabajo en el marco de
UBCIM, que en 1984 publica GARE (traducida en 1993) para entradas de persona,
entidades y títulos. Otro grupo creado en 1988 se ocupa de las materias, con lo que
publican en 1993 SGARE (traducidas en 1995). Ahora, la posibilidad de intercambio
que dan las TIC facilita las tareas de su redacción. En España la encargada es la
Biblioteca Nacional, aunque hay organismos, caso del CSIC, que mantienen los suyos y,
según hemos dicho, los SIGB los posibilitan en cada centro. En su proceso, conviene
tener en cuenta cuatro aspectos:
1. asignar los puntos de acceso
2. elegir la forma de puntos de acceso
3. elaborar el registro de autoridad (según GARE, SGARE)
4. conversión del registro a UNIMARC
En la actualidad, IFLA trabaja en la creación de un futuro catálogo virtual de
autoridades internacional. Se considera la creación de un servidor de metadatos, que
relacione los diversos catálogos nacionales. Sería, así, una de las ontologías de la web
semántica.
CONSIDERACIONES FINALES
El proceso técnico y la normalización pueden plantearse desde ángulos
bien distintos. Quienes se hallan inmersos/as en las TIC, ensayan y valoran estándares y
lenguajes digitales, matriz de donde emergerán las futuras normas; poner en marcha un
OAIS, aleja de las anteriores prácticas. Sin embargo, todavía hay que resolver el día a
día de la mayoría de las BUS, en las que las herramientas elaboradas con ISBD y con
MARC, caso de los OPAC, prestan inestimables servicios. Aun siendo así, no pueden
desdeñarse las señales del cambio. Desde hace unos años se critica la descripción formal
completa, poniendo el énfasis en una mayor atención al contenido, arguyendo que,
incluso en los OPAC, se produce ruido ante dichas descripciones. Se prefiere la forma

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en que se expande la información en las bases de datos, a través de resúmenes,
descriptores, etc.
La facilidad de búsqueda y recuperación, minimiza las tareas de catalogación.
Podemos concretar las líneas de los últimos años en los siguientes puntos:
1. Las ISBD tienden a que MARC desarrolle más campos de contenido
2. Indización con descriptores frente a encabezamientos de materia, los cuales
parecen más de catálogos manuales
3. Añadir un campo par un breve resumen también en los catálogos; disminuiría el
deterioro y la colocación
4. Los OPAC eliminarían datos con escasa utilidad (ISBN, cm, etc), dando
posibilidad de acceder al registro completo
5. Necesaria preparación del personal dedicado a tareas de difusión, que tendrá que
dedicarse a la información de la pertinencia de lo buscado
En todo caso, las líneas que siguen los nuevos estándares apuntan, más que a normas
concretas, a elaborar marcos conceptuales o modelos de referencia para la gestión del
material electrónico, pues se entiende que el proceso técnico va estrechamente unido a
la preservación y al acceso a largo plazo de estos materiales (su actual punto débil).
Desde ahí se definirán los modos concretos que elija cada centro o red. Eso sí,
interoperables.

Ignacio C. Soriano Jiménez, 2004 10

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