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La leyenda del cañón del sumidero.

Todo sucedió en el lejano año de 1527, cuando la conquista de España sobre la


región se encontraba en su apogeo. Los conquistadores se encontraban llegando a
todos los rincones del país para quedarse con las tierras.

Al llegar a la zona de Chiapas, encontraron resistencia como se imaginaron. Los


pobladores de la región lucharon ferozmente para evitar caer en manos de los
extranjeros.

Tenían desventaja numérica, y no solo eso, los conquistadores se encontraban


apoyados por tlaxcaltecas y otros indígenas que se habían unido a su causa. Todo
parecía perdido para los pobladores de la región.

Debido a esto, tuvieron que comenzar a replegarse. Poco a poco, fueron llevándolos
hasta la región de  Peñón de Tepetchía, el cual se encuentra en lo más alto del
cañón del sumidero.

Al verse rodeados, decidieron que no caerían presos de los invasores: en lugar de


entregarse, decidieron arrojarse al precipicio. Pensaron que era mejor acabar con su
vida que ser prisioneros.

No eran solamente soldados quienes se unieron: familias enteras se tiraban por el


cañón, para evitar el cruel destino. Una determinación de acero a no pasar a formar
parte de las filas de estos conquistadores.

El capitán español Diego de Mazariegos era quien se encontraba a cargo de la


operación. Al ver como se arrojaban los nativos al precipicio, se conmovió
profundamente.

Decidió dejar en paz a los pocos habitantes que quedaron y se marchó del lugar. Se
dice que con la poca gente que quedó, se fundó la ciudad actualmente conocida
como San Cristóbal de las Casas.

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