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CULTURA:

LEYENDAS
EL JERGAS, EL FANTASMA DE REAL DE CATORCE

El Jergas es un minero que murió hace muchos años mientras


trabajaba en una de las minas y que, según la gente, deambula
día y noche en las minas y los rincones de Real de Catorce.
Según la leyenda, la presencia de El Jergas no es exclusiva de
Real de Catorce, sino también del socavón del Refugio; y dice
que al término de la jornada laboral, los mineros tenían que
partir a sus hogares en pares, jamás solos, ya que al último que
salía de la mina se le aparecía un hombre que le pedía volver
al interior de ésta, como si se tratase del superintendente.
Cuando el hombre despertaba, decía que en la oscuridad era
cargado y colocado en extraños lugares de la mina,
desconociendo su paradero. En ocasiones solían encontrar
vetas de oro y plata o pepitas de estos minerales en sus
bolsillos, por lo que dicen que no se trata de un espíritu
maligno, sino benefactor.
LEYENDA DEL HOMBRE MÁM

La historia asegura que mientras los lugareños que vivían al pie del cerro Tamab
pasaban penurias debido a sequias constantes y ríos con muy poco agua, al
mismo tiempo un hombre que vivía con su mujer en la cima del cerro siempre
tenía buen tiempo, por ello cada cierto tiempo se lo veía bajar del cerro con un
cargamento de maíz para vender.
Los pobladores decidieron secuestrarlo para exigirle que rebelara cual era el
secreto de su buen tiempo, él les dijo que si lo dejaban libre se encargaría de
que llueva en el poblado, pues en realidad era un hombre Mám, es decir “Un
señor de las tormentas”.
Al volver el hombre Mám a su hogar, comprobó lo que las personas habían
hecho en su hogar y como lloraba su esposa, así que entró en cólera y desato
toda su furia, al pie del cerro llovió por tres días seguidos como nunca antes, se
desbordaron los ríos y los poblados fueron arrasados por el agua.
Dios observó este accionar y reprendió al hombre Mám, luego lo envió lejos al
norte para que escarmentara. Lejos de aprender la lección, el hombre Mám
envía cada año huracanes y desde entonces se asegura también que siempre
tenga buena lluvia la cima del monte Támab.

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