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2022
ADVIENTO 2022
Bajo e l l e m a “ soñando e n e s p e r a n z a u n m u n d o m e j o r ”
queremos iniciar el camino del Adviento 2022 que nos llevará a
celebrar
y vivir los misterios del nacimiento e infancia de Nuestro Señor
Jesucristo en la Navidad.
Para el Papa, “soñar a lo grande” significa que todo lo bueno es posible para quien espera en el
Señor, “porque para Dios nada hay imposible” (Lc 1, 37). Ante una realidad eclesial, mundial,
familiar, personal… de muchos retos, hay que soñar un mundo mejor, una vida mejor, una iglesia
mejor, una…
Soñar, pero en esperanza, porque la esperanza cristiana no es pasividad, ni estática… nos pone
en movimiento, es activa y comprometida, mueve toda nuestra vida hacia aquello que soñamos.
Dios mismo tiene muchos sueños, especialmente “Que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad” (1 Tim 2, 4). Incluso ha soñado a lo grande antes de la creación del
mundo con cada uno de nosotros “Que seamos santos e irreprochables ante Él por el amor” (Ef
1,4). Dios nos ha soñado, y sigue soñando porque nos quiere felices.
También, ha soñado Jesús, con hacer en todo la voluntad del Padre (Jn 4,34), con que todos
conozcan al Padre (Jn 17,3) y que todos estemos unidos para que el mundo crea (Jn 17, 21).
Y antes, soñó Abraham tener una tierra e hijos, y Jacob, Moisés, los profetas… todos soñaron
desde su realidad y vocación en medio de muchas dificultades, y se cumplieron sus sueños más
allá de lo esperado.
Y, a esa multitud de soñadores esperanzados, se sumó María, soñando ser siempre la “esclava
del Señor”, san José en custodiar de la mejor manera a la sagrada familia…
Pero también hoy sueña el papa Francisco con una Iglesia sinodal, de discípulos misioneros
atentos a las periferias, a los pobres, evangelizadora y solidaria…
Y sueña el Obispo con una diócesis…
Y sueña cada niño, cada joven, adultos y anciano con…
Y sueña cada sacerdote y consagrado/a con…
Y sueñan los padres y abuelos con…
Y sueñas tú también con…
El Adviento llega como Buena Noticia; Dios se hace presente en medio de nuestros buenos
sueños, como Niño recién nacido, de una Virgen abierta a soñar los sueños de Dios.
PRIMER DOMINGO DE
ADVIENTO
DESPIERTA: Es tomar conciencia de la realidad de
todo.
Al comenzar el tiempo de Adviento nos reunimos ante esta corona, sus luces nos recuerdan que
Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza. Al encender,
semana tras semana, los cuatro cirios de la corona, significa que nuestra familia se preparar para
FESTEJAR al Señor que nace una vez más en nuestro corazón y familia.
Oremos.
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu
Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos
en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con
ramos del bosque y la ha adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te
pedimos, Señor, que mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con
nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del
mundo, iluminará todas las oscuridades.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
SEGUNDO DOMINGO DE
ADVIENTO
SUEÑA: Ante esa realidad, ¿cuál es el sueño
de Dios? ¿Su sueño es el mío?
Oremos:
Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo,
encendemos esta segunda vela.
El viejo tronco está rebrotando, florece el desierto. La humanidad entera se
estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas,
para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven Salvador!
Peticiones
• Abre Señor nuestros corazones para que escuchemos tu Palabra con humildad y sencillez.
R/. El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
• Ayúdanos a vivir este tiempo de gracia con misericordia y cerca- nía con los que sufren.
R/. El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
Y ahora rezamos juntos al diciendo: Padre nuestro…
TERCER DOMINGO DE
ADVIENTO
ESPERA: Ante esa realidad, y el sueño de
Dios, ¿qué llamadas me está haciendo Dios?
Oremos.
En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena
noticia: el Señor va a llegar.
Preparen sus caminos, porque ya se acerca. Adornen su alma, como una novia
se engalana el día de su boda.
Ya llega el mensajero, Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz. Cuando
encendemos esta tercera vela, cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que
brilles, llama para que calientes.
¡Ven, Señor a salvarnos! ¡Envuélvenos en tu luz, anímanos en tu amor!
Peticiones
• Que la justicia social nos haga más solidarios con los más nece sitados.
R/. Gritad Jubilosos: Qué grande es en medio de tí el santo de Israel.
Oremos.
Al encender la cuarta vela, en el último domingo, pensamos en Ella, la Virgen que con
gran amor te llevó en su seno y que podemos llamar Madre.
Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más
alegría.
Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus
brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor y en el trabajo de cada
día.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven a salvarnos!
Peticiones
• Que Jesucristo, ilumine nues- tras vidas para apartamos de toda oscuridad.
R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
• Concédenos humildad y sen- cillez para recibir al Mesías que viene a visitamos.
R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
• Que la celebración de la Navi- dad, traiga la paz y salud a nues- tras vidas.
R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Bendice esta mesa símbolo del compartir que tú quieres realizar con todos los seres humanos.
Gracias por los dones que nos has hecho a través de tu generosidad y del trabajo de este año,
abre nuestro corazón siempre a compartir con los necesitados.
Que esta noche y siempre nos visites tú, Jesús recién nacido, con tu Buena
Noticia y abre nuestro espíritu a la gratitud por el regalo de la Fe.
Bendice con tu paz a todas las familias de nuestro mundo, visita a todos los que te invocamos
como el Salvador y el Dios con Nosotros, para que ésta y todas las noches sintamos tu bendición
y cuidado.