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“JUNTOS, COMO FAMILIA”

Esta es la historia real, de una familia


que ha sido ejemplo en la manera
como celebran el mes de diciembre,
relata la historia, contada por una
integrante del hogar lo siguiente:
La tradición de las celebridades del
mes de diciembre de la familia mía
era diferente a la de la mayoría de las
personas. En la familia mía, nadie
puede abrir regalos hasta que todos
desayunan. Todavía recuerdo cuando
era joven mirando fijamente a mi
padre a los ojos mientras se abría
camino despacito a través del café,
empanadas y del pan de jamón. Se
carcajeaba mientras masticaba,
sabiendo que yo quería que comiera
más deprisa. Pues, no servía de nada
y estaba ansiosa por abrir mi regalo.
Una vez que papá finalmente
terminaba de comer, mis padres nos
hacían volver a ir escaleras arriba y
esperar a que la cámara de video
estuviera grabando. Entonces, cada
uno venía escaleras abajo para abrir
nuestros primeros regalos. Esto se
hacía por orden de edad, de menor a
mayor. Pronto llegábamos abajo, y
entonces todos podríamos excavar
entre los regalos que estaban debajo
del árbol. Con el paso de los años, las
cosas se volvieron más difíciles. Mi
mamá se enfermó, y mi papá perdió
su empleo. Esto nos causó mucha
tensión. Las celebraciones fueron un
poco diferente esos años. Muy pronto
me fui de casa por dos años, para
servir a la maravillosa gente de
México. Vivir en México fue una
experiencia maravillosa, pero echaba
de menos las celebraciones en mi
casa. Y me preocupaba por la vida de
mi familia entre tanto que me había
ido. Ese tiempo fue quizás el tiempo
más difícil para mi familia. Las
celebraciones decembrinas más
significativa de mi vida fue sólo unas
pocas semanas después de regresar
de México. Hacía poco que mi madre
había comenzado a sanar después
de años de estar enferma. Además,
mi padre también había encontrado
un empleo. Ese año, mi hermano
menor y yo decidimos invertir los
roles de nuestros padres. Ayudamos
con el desayuno y comimos más
lentamente, hablando de la vida y
compartiendo chistes e historias de
mis años en México. Entonces
pedimos que mamá y papá subieran
las escaleras y empezamos a
grabarlos, animándolos mientras
bajaban para abrir sus regalos. Nos
reíamos y sonreíamos a través de
todo esto. Para decir verdad, no
recuerdo los regalos de ese año. Lo
que más recuerdo es la manera en
que todos expresamos lo mucho que
significaba la familia y lo agradecidos
que estábamos por estar juntos. A
través de abrazos y lágrimas me di
cuenta ese año de que la razón por la
que celebramos las fechas
decembrinas de manera diferente fue
porque el regalo más grande ese año
fue estar juntos como familia. Que
hermoso relato, así que pidámosle a
Dios que nos ayude a mantenernos
unidos en familia, tanto en nuestros
hogares como en la familia en el
Señor, donde como parte de su
cuerpo, cada uno de nosotros tiene
una función importante en la obra del
Señor, ama a tu prójimo como a ti
mismo dice la palabra de Dios, tu
prójimo somos tus hermanos de la
congregación, tu familia que está
contigo cada día, tus vecinos y
compañeros de trabajo. Muchas
bendiciones y que el Espíritu Santo
nos ayude a permanecer unidos.

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