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¡APRENDIENDO

A SER SU HIJA!

¡Cuando la muerte de un padre se


convierte en una acción de
agradecimiento!
Escrito por:
Magdalena Hurtado
Figueroa
ÍNDICE
Contenido
ÍNDICE....................................................................i
PRÓLOGO..............................................................3
1 ALGO DE HISTORIA........................................5
2 UN SABIO Y EXCELENTE CONSEJO...............10
3 NOTICIAS.....................................................14
4 DESCUIDANDO EL CORAZÓN.......................20
5 LA ACADEMIA..............................................26
6 MARAVILLOSA RESTAURACIÓN...................33
7 UN NUEVO DESAFÍO....................................40
8 LA ORACIÓN ES RESPONDIDA......................47
9 TODA UNA AVENTURA................................57
10 UNA ORACIÓN POR TI.................................71
PRÓLOGO
1 ALGO DE HISTORIA
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para
ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no
de calamidad, a fin de darles un futuro y una
esperanza.”
Jeremías 29:11 NVI

Déjame contarte a grandes rasgos parte mi


vida...

Nací en la ciudad de Quetzaltenango,


llamada también Xelajú, yo le digo Xela. Es
la segunda ciudad con importancia en
Guatemala, debido a su influencia comercial,
económica, educativa y con crecimiento
acelerado en el occidente del país. Tengo 35
años (2020), un título universitario en
Administración de Empresas y soy soltera.

Tengo 7 hermanos, de ellos tres mayores y 4


menores; somos hijos de la misma madre,
quien contrajo matrimonio en tres ocasiones,
del primero nacieron 3 hijos; del segundo
nacimos mi hermano, 2 años menor y yo, y,
del tercero 3 niñas.
En las culturas latinoamericanas se ven
condiciones incomprensibles para algunos,
pero comunes o normales para otros. Mi
familia es un caso único, mi hermana mayor
tomó la decisión de vivir con mi papá y mi
mamá y nos vio crecer a mi hermano menor y
a mí. En la experiencia familiar y madurez de
mi papá, fomentó un acercamiento y buena
relación con mis otros dos hermanos
mayores, quienes vivían con su papá y
familia.

A pesar de lo fragmentado que pudo haber


sido, los fines de semana y vacaciones mi
papá iba por ellos y llegaban a nuestra casa
por varios días o nosotros íbamos a su casa a
jugar todo el día, obviamente ¡cuando mi
mamá nos dejaba!

Con el paso de los años nos separamos con


mis 2 hermanos que vivían con su papá, pues
se fueron a vivir a la ciudad capital y
nosotros tres con mi hermana mayor y el
menor, nos quedamos en la ciudad donde
todos nacimos, Xela.

Mi mamá es una mujer muy distinta a mi


papá, puedo decir que polos opuestos,
inteligente, muy dinámica, fiestera,
deportista, ordenada, organizada y fanática
de la limpieza (creo que algo de eso también
lo tiene mi hermana mayor, los demás no
mucho). De ella aprendí la unidad con sus
hermanos y su mamá, cada vez que podía se
hacían reuniones en la casa y el almuerzo se
prolongaba a cena o pijamadas con mis
primos (más con un par de gemelos, con
quienes crecimos como hermanos, era muy
alegre).

Mi papá era un hombre conservador,


respetuoso, religioso, muy inteligente,
ingeniero químico, súper alegre, carismático
y dadivoso, cada vez que podía nos llevaba
de viaje y continuamente compraba juegos
educativos; nos traumó con el aceite de
hígado de bacalao. Él consideraba que debía
alimentarnos y nutrirnos muy bien, aparte de
ser muy buen maestro, paciente y conmigo,
consentidor.

Aproximadamente en el año 1991 mi papá


tuvo problemas en una prestigiosa empresa
donde laboró por 14 años como ingeniero, mi
hermana mayor tenía 15 años, mi hermano
menor 5, y yo 7. En la búsqueda de trabajo
se fracturó lo que conocía como Familia. Mi
papá se fue a la ciudad capital a trabajar y
mi mamá con una organización internacional
cerca de México.
Luego, mi hermana mayor se trasladó a la
capital a estudiar, y un par de años después
mi mamá y mi papá se separaron
formalmente.

Nosotros con mi hermano nos quedamos con


mi abuela materna y dos tíos, quienes
cuidaron de nosotros por un tiempo. Luego,
durante los años 1994 y 1995, fuimos a vivir a
la capital con mi papá quien, para los
cumpleaños o las fiestas, buscaba la manera
que visitáramos a mis hermanos, comiéramos
juntos y si daba tiempo jugáramos.

Fueron un par de años complicados, tuvimos


algunas circunstancias difíciles de
adaptación, pues la relación entre mis papás
era más como una guerra fría y discusiones
constantes. También hubo problemas
económicos, sobre todo cuando mi papá se
quedó sin trabajo de nuevo, entonces
llegamos al punto de tener que compartir
nuestra casa con otra familia.

Entre tantas cosas, lo único que puedo


agradecer fue la inversión que hicieron en
darnos una educación académica buena.
Atravesábamos la ciudad viajando casi 2
horas, ida y vuelta, hacia el colegio donde
estudiábamos, y aunque había días fríos y
sombríos en mi corazón, permanecía la
esperanza de que todo iba a cambiar.

Con el paso del tiempo y, mi mamá en otro


lugar, se enamoró del último esposo que
tuvo, el papá de mis últimas tres hermanas.
Para el año 1996 regresamos a Xela y nació la
primera pequeña, terminé la primaria y nos
fuimos al pueblo donde vivía mi mamá con su
nueva familia, quedaba a 14 horas de
distancia y perdimos comunicación con mi
papá por unos 3 años o un poco más.

Había reclamos en mi corazón para con ellos,


había enojo, ira y desconsuelo en muchas
ocasiones. Hubo llanto y agresión en mí por
varios años, por el simple hecho de que “las
personas que más me amaban” y que
supuestamente “debían ver por mi bien” me
hubieran fallado y hasta abandonado como lo
hicieron.

Conocer algunos detalles que marcaron mi


vida y hacer preguntas a mis papás, con el
debido respeto que ellos merecen, me ayudó
a comprender cómo Dios usó las
circunstancias para ir cambiando el rumbo de
mi vida. Más delante te contaré cómo lo
hizo.
¡Y no dudo en que Él puede hacer lo mismo
contigo!

2 UN SABIO Y
EXCELENTE CONSEJO
“Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido
adquirirá consejo.”
Proverbios 1:5 RVR

Cuando dejamos la ciudad capital, a finales


del ’95, mis dos hermanos mayores fueron
por nosotros y algunas de nuestras cosas, y
nos despedimos de mi papá sin saber qué nos
deparaba el futuro. No pudimos llevarnos mi
guitarra ¡de verdad me encantaba!

En el viaje nos explicaron a mi hermano


menor y a mí, que mi mamá estaba delicada
con el embarazo y que no nos asustáramos,
que ella iba a estar bien. Entre su rabia y
tristeza mi hermana mayor nos pidió que
¡JAMÁS NOS OLVIDÁRAMOS DE MI PAPÁ! por
supuesto, en ese entonces con 11 años de
edad, no entendí sus palabras.

Un año después (finales del ’96), fue un


cambio radical para mi hermano y yo, pues
nos tocó irnos a vivir con mi mamá a un lugar
muy lejano, Santa Cruz Barillas,
Departamento de Huehuetenango (ya cerca
de México), totalmente desconocido y sin
familia con quienes poder compartir.

Imagínate, viajábamos unas 14 horas para


poder ver a mis hermanos, abuelita y demás
familia. Fue un año complicado, difícil de
comprender y asimilar, pero que marcó una
gran diferencia en nuestras vidas. Mi
hermana mayor estaba embarazada de un
hermoso bodoquito y lleno de ternura y que
producía mucha tranquilidad (¡y aún lo
hace!), mi hermosa sobrina.

Ella vivió en Barillas con nosotros unos


meses, pero tuvo que irse para tener una
atención médica adecuada. Recuerdo que un
día se enfermó y la visitamos en un sanatorio
(algo más pequeño que un hospital), y le hice
prometerme que se pondría bien y que
mejoraría ella y la bebé, unas cuantas
semanas después se fue hacia Xela.

Estando con nosotros, mi hermana nos motivó


a participar en una iglesia que comenzaba a
formarse en el pueblo. La linda pareja
fundadora nos visitaba y oraba por nosotros,
hasta que nos decidimos a darle un giro a
nuestra rutina de vida, así que comenzamos a
ir a la iglesia. Un centro bíblico donde
aprendimos mucho sobre Dios y la Biblia,
también conocimos gente maravillosa que
Dios usó para mostrarnos su amor y
aceptación.

El 4 de julio del ’97, después de varios meses


de asistir a la reunión de domingo y algunos
estudios bíblicos entre semana, Dios abrió
nuestros ojos, tocó nuestro corazón y nos
llamó para ser sus hijos, salvos a través de su
Hijo Jesús y la sangre que derramó para el
perdón de nuestros pecados; ese día, por su
gracia y misericordia, tomamos con mi
hermano la mejor decisión de nuestras vidas,
así que aceptamos el perdón de nuestro
Padre y le recibimos en nuestro corazón.

Entonces Dios comenzó a hacer un cimiento


en mi vida, comencé a buscarle y tener un
acercamiento con Él, a tal punto que no me
importaba dejar sola a mi mamá en las
fiestas de fin de año por varias horas.
Vivimos casi 3 años en este pueblo e hicimos
algunas amistades, que a la fecha
conservamos con amor y tratamos de vernos
esporádicamente.

¡No puedo mentirte! Durante esos años le


mostré rebeldía a mi mamá, pues
permanecía enojada por sus decisiones y
algunas cosas que observaba que me hacían
sentir indignación. Así también conocí varios
métodos de corrección (jajajajaja) ¡No creas
que quedó impune mi mal comportamiento!

Luego de casi 4 años de no saber de mi papá,


un día se apareció en Barillas, con dos
pasteles, una linda joya en oro y un enorme
abrazo. Su acción cambió mi parecer por
completo, estaba convencida que se olvidó
de mí y no quería saber nada de mí. Nos
costó mucho tener una buena relación,
tampoco muy cercana después de su divorcio
con mi mamá, pues por procesos legales él
no podía acercarse mucho a nosotros.

Al ver de nuevo al héroe de mi infancia, con


su sola presencia, en un lugar recóndito
geográficamente, mi corazón recobro
entusiasmo y valor al saber que mi papá no
se olvidó de mí. Él regreso a buscarme y a
marcar una diferencia en mi autoestima.

Su obsequio fue por mis 15 años, edad que


tradicionalmente en mi país marca la
diferencia entre niña y señorita. Así que fue
una táctica paternal muy, muy especial de
parte de Dios a través de mi papá.

Fue entonces que recordé las palabras de mi


hermana “¡NO TE OLVIDES DE TU PAPÁ, ES
UN BUEN HOMBRE!” un consejo que de ahí en
adelante marcó mi vida y me sirvió mucho
para servirle a él años después con amor.

Ya lo entenderás...

3 NOTICIAS
“No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”
Juan 14:27b

Durante los 3 años que vivimos en aquel


pueblo, tuve varios problemas con mi mamá,
fui muy rebelde y contestona, no me gustaba
hacerle caso y casi siempre permanecía
enojada con ella, además de hacer que me
corrigiera varias veces durante la semana.
Los fines de semana trataba de alejarme de
ella, de la casa y las circunstancias que
vivíamos.

Cuando terminé los 3 años de ciclo básico


(previo a la secundaria), hubo una situación
un poco complicada en la familia. Una mi
prima enferma de lupus decidió ser madre a
pesar de los riesgos de salud que implicaba.
Mi mamá pensó que yo haría lo mismo, así
que su oferta fue dejarme estudiando en
Barillas por 3 años más y sacar la carrera de
Secretaria Bilingüe ¡Por favor no te ofendas
si tienes esa profesión! Esa es la profesión de
mi hermana mayor y he aprendido mucho de
ella, pero eso no era lo que yo quería.

Supongo que, por temperamento, era lo que


menos pensaba estudiar de los 15 a los 18
años, y Dios se apiadó de mí. El hermano
menor de mi mamá, mi tío, habló con ella y
le aseguró que se iba a encargar de mí y mi
hermano, para vigilar primero que me
portara bien y segundo que rindiera lo que
debía en mis estudios.

Así que accedió y comencé a estudiar un


bachillerato industrial y perito en dibujo de
construcción, carrera que me exprimió un
poco la creatividad y habilidades que no
sabía que tenía.

Mi mamá y mi hermanita se quedaron en


Barillas y nosotros volvimos a Xela. Las
condiciones laborales para mi mamá se
complicaron, así que ella y su esposo
decidieron irse a Estados Unidos. Él se fue
casi a principios del año 2000 y, unas
semanas después de mi cumpleaños 16, se
fue mi mamá con mi hermanita de 4 años, la
segunda bebé iba en la barriga. Entonces nos
quedamos viviendo con mi abuelita materna
(a nuestra abuela paterna ya no la
conocimos), una viejita preciosa que nos
abrió las puertas de su corazón y de su casa,
incluyendo a mi hermana mayor y mi sobrina.

Comencé a participar en un ministerio


cristiano, al que asistía mi tío y su familia,
donde aprendí y fui cambiando mucho. Pasé
de una vida agitada e inestable a una nueva
aventura con Dios, quien le dio sentido y
propósito a mi vida. Me involucré un poco
más en el grupo de jóvenes, tiempos
preciosos de oración y las vigilias. La reunión
de domingo se volvió, unos años después, en
un día de servicio a Dios, por supuesto mi
comportamiento no siempre fue excelente,
era algo rebelde y pleitista, fue algo que me
costó entregarle a mi Padre Celestial.

Durante 2 años del bachillerato veía a mi


papá tal vez una o dos veces al mes, me
ayudaba también con tareas de física y
química, él mantenía comunicación con mi
tío (el hermano de mi mamá), entonces de
vez en cuando lo veíamos o salíamos con él.

En los primeros meses del tercer año del


bachillerato, mi papá desapareció y, con mis
tíos, sus hermanos, nunca tuvimos mucho
acercamiento. Unos meses después supimos
de él y su nuevo trabajo en Izabal (otro
departamento del país lejano a nuestra
ciudad), más o menos a ocho horas de
distancia, o 463.8 km. Me gradué de la
secundaria con beca en el colegio y fue por
la gracia de Dios, porque casi perdía un
curso.

Al terminar la carrera tenía dos opciones


para seguir estudiando “arquitectura o
ingeniería”, así que me decidí por ingeniería
y mi mamá me apoyó para ir a una
universidad privada, aunque yo quería la
Universidad pública.

Para el primer año de universidad, como la


segunda semana de clases, mi hermana
recibió una llamada que no comprendí hasta
que me vio a los ojos y dijo “Sí, está aquí
conmigo”. Así que nuevamente me preparo
para una noticia que se transformó en una
preocupación por varios años… Mi papá se
enfermó de los riñones (insuficiencia renal) y
necesitaba tratamiento de hemodiálisis tres
veces a la semana. Ese estado físico de mi
papá me estresó a tal punto de afectarme
emocional, física y estudiantilmente.

Así que de Izabal lo trasladaron a la capital


para que tuviera la atención adecuada, pues
los equipos para el tratamiento de
hemodiálisis no se encontraban en los
departamentos del país aún (año 2003).
Si bien es cierto que por las circunstancias mi
papá y yo ya no teníamos la misma relación
que de niña, siempre fue un buen padre para
nosotros, un hombre que Dios usó como
instrumento para traerme a este maravilloso
mundo, se esforzó en darme lo necesario y,
en la medida de sus posibilidades, me
demostró su amor. ¡Él era mi papá! Haya
pasado lo que haya pasado, lo amaba y con el
tiempo lo perdoné con la ayuda de Dios.

Perdí el primer año de una carrera que me


gustaba mucho, y aunque sólo me dedicaba a
estudiar, no logré liberar mi mente y mi alma
del estrés de saber que tarde o temprano mi
papá podía morir. Fueron años desgastantes,
cada vez que podíamos íbamos a verlo a la
capital. Y cuando él podía llegaba a Xela
para estar juntos.

Luego de reprobar el año tenía la esperanza


de seguir el año próximo y repetir el curso
por el cual perdí, pero no fue así, mi mamá
esperaba a la última de mis hermanitas. Por
su edad y trajín de vida laboral tenía que
guardar reposo absoluto, ella era quién me
apoyaba y me sostenía en todo.
En definitiva, todo iba cambiando. Así que
busqué trabajo y, perdí el ánimo y
entusiasmo para seguir estudiando.
Dos años después de estar trabajando en
lugares distintos comencé a trabajar con una
amiga de mi hermana mayor, gracias al
apoyo y un poco de influencia de mi
hermana, mi jefa me apoyó para seguir
estudiando. Aprobé mis exámenes y pasé a
estudiar a la Universidad San Carlos (la
pública), me decidí por una nueva carrera
que tuviera por lo menos números sin
aburrirme mucho, “Administración de
Empresas” mi profesión actual.

“No temerá recibir malas noticias; su corazón


estará firme, confiado en el SEÑOR.”
Salmo 112:7

“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo


he vencido al mundo”
Juan 16:33b

Si lográramos entender lo que Dios nos


enseña en estos versículos “estar confiado”,
una actitud que cambia nuestro estado
íntegramente en espíritu, alma y cuerpo.
Pero es algo que, sólo al superar las pruebas,
Él nos ayuda a aprender y a ponerlo en
práctica.
4 DESCUIDANDO EL
CORAZÓN
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
porque de él mana la vida”.
Proverbios 4:23

No siempre fui obediente como lo mencioné


y, al comenzar el nuevo reto de la
universidad, le hice berrinche a mi mamá
para tener novio, esa decisión con el tiempo
la pagué con creces.

Por lo “enamorada que estaba” me alejé


mucho de mi familia, amigos y lo más
importante en mi vida, de Dios. Por el trajín
del trabajo y los estudios, sólo tenía el fin de
semana libre, entonces la lógica dice “¿para
qué quería novio? ¿por qué se enamoró?”
¡Créeme! a estas alturas no te sabría decir,
pues también me lo pregunto (jajajajajaja).

Tuve una actitud tan egoísta, que cuando


podía ver a mi papá, casi no lo hacía.
Prefería compartir con él a medias, con tal
de hacer tiempo para el novio. Entre la serie
de malas decisiones me alejé de la iglesia,
dejé de participar activamente como lo había
hecho y eso provocó sequedad en mi
corazón, así que, principalmente le dije a
Dios “aquí yo me encargo” o algo similar.

El tiempo jamás se recupera y obviamente


cada decisión tiene sus consecuencias. Había
tenido participación en la iglesia como
maestra de niños y en el grupo de jóvenes,
pero pasados unos meses (no recuerdo la
cantidad exacta), luego comenzar el
noviazgo, ya no lo hice más. Así que me
estanqué espiritualmente, ya no tenía ningún
servicio y casi no participaba en las reuniones
regulares.

Mi vida se transformó en una montaña rusa


emocionalmente, pues dejé de poner mis
ojos y mi confianza en mi Padre Celestial y,
comencé a escuchar más las palabras de un
humano, palabras que fueron “calando” mi
alma, mi corazón, mi mente y que fueron
influyendo mucho en mi comportamiento.
Dejé que mi autoestima llegara al suelo y
estaba como por costumbre en la relación
¡no sé cómo explicarte ese sentir! sólo sé
que debí desistir en menos de un año, más no
lo hice así. Mis decisiones se tornaron en no
ser por mí o para mí, sino más bien pensaba
primero en él o lo que diría, ¡realmente fue
desgastante!
Con los años entendí que seguía estancada y
que no iba a salir de ahí si no tomaba una
decisión. Por supuesto no fue fácil, pero
estaba seca, indiferente y fría por dentro,
tenía ya un corazón duro y era insensible
ante las necesidades de otros, entonces
entendí ¡por la misericordia de Dios! que
realmente había dejado la felicidad y paz
que sólo Dios da, por buscar el “amor y
aceptación” de una persona.

Podría decir que fijé mis ojos y puse mi


corazón en un ser tan igualmente pobre que
yo, sin mucho para “dar y aportar a mi
felicidad”. En otras palabras, ¡había decidido
cambiar la miel por la porquería! (disculpa si
la expresión es muy fuerte para ti), ambos
teníamos un pasado que no estaba
totalmente sanado, no había riqueza
emocional y no conocíamos el verdadero
amor, ¡El amor de Dios!

Unos años después, él comenzó a trabajar en


la ciudad capital, no recuerdo la cantidad de
meses que se fue, pero cuando regresó
ambos habíamos cambiado y por ende la
relación también.
Hice varios intentos fallidos de dejar ese
“noviazgo” que no me había traído ninguna
edificación o crecimiento personal, pero en
mis fuerzas jamás lo lograba, así que le oré a
Dios varias veces porque en su misericordia y
amor hiciera que las cosas simplemente
pasaran.

Así como es Dios, no se complica en nada,


entonces fue moviendo cada pieza en mi vida
y así lo hizo, las cosas pasaron.

Por esta relación que tenía, mi mamá sólo


me decía que lo dejara y que siguiera
adelante… pero mi papá ¡Ah! Mi papi me
hacía las preguntas correctas en el momento
oportuno.

A pesar de que no vivimos con él por muchos


años, él me conocía y podía interpretar mi
mirada. En una ocasión me preguntó “¿y tu
novio sigue yendo contigo a la iglesia?” así
que levanté la cabeza y le dije “¡No!”,
entonces me respondió: “¡Eso no es bueno
mija!”1 Y algunas otras cosas que
textualmente no recuerdo, pero cuando me
lo dijo, fue como si hubiera encendido un
interruptor para aclarar mi mente, así que
seguí orando.

1
Mija: vocablo que quiere decir “Mi hija”.
¡DIOS ES ASOMBROSO!
De una forma no grata y dolorosa para mí,
quitó a ese joven de mi vida, y no quiero ni
pensar de qué me libró mi Buen Padre. En su
misericordia me ha ido enseñando que mi
felicidad no depende de nadie más, ni de la
aceptación o cariño que otras personas
puedan darme.

¡El amor de un ser humano, en ninguna


medida puede compararse con el eterno
y fiel Amor de Dios!
En los planes de Dios no estaba que siguiera
metiendo tanto la pata2 tomando más
pésimas decisiones en mi vida, me habló de
muchas formas y no quise entender, así que
en su Amor y Misericordia me rescató de
seguir viviendo no sólo en cierta rebeldía,
sino muy alejada de Él.

Ahora, cuando me preguntan mi edad y digo


“35 años”, algunos abren los ojos muy
grandes y seguido hacen un segundo
cuestionamiento “¿y tiene hijos o novio?”, en

2
Meter la pata: expresión que significa “equivocarse
garrafalmente”.
ocasiones me río y les digo: “No, soy
felizmente soltera”.
Me descuidé, abandoné a mi familia y dejé
que el “parecer” de un ser humano afectara
negativamente mi corazón. Hoy le doy
infinitas gracias a mi Padre Amado por
escuchar mi oración. Por amarme,
rescatarme, apartarme e ir restaurando mi
vida y mi relación con Él, abrió mis ojos y
tocó mi corazón con su tierno e insuperable
AMOR.

Y estoy convencida que puede hacer lo


mismo por ti, independientemente de las
circunstancias que estés pasando hoy, puedes
hacer una pausa y exponerle a Dios tus
argumentos, lo que consideras injusto o
inadecuado, pedirle sabiduría y guianza para
que Él vaya siendo tu razón principal de
levantarte cada día.

“Grabada te llevo en las palmas de mis manos;”


NVI

“He aquí que en las palmas de las manos te tengo


esculpida;”
RVR 1960
Isaías 49:16a

Hermosa promesa y aclaración de Dios ¿no?


5 LA ACADEMIA
“En todo tiempo ama el amigo, y es como un
hermano en tiempo de angustia”
Proverbios 17:17

No puedo pasar por alto contarte un poco


sobre el favor de Dios durante mis estudios
universitarios y esas amistades que al día de
hoy conservo.

Mi carrera en las Ciencia Económicas conllevó


una serie de nuevos hábitos, reajustes
presupuestales y por supuesto esfuerzos y
cambios de horarios. Recuerdo que me asigné
a una sección porque esa fue la lista que me
dieron, sin saber que en esa aula conocería a
mis mejores amigas, Rocío, Gaby y Verito.
Con Rocío, tuve la dicha de conocerla
durante el primer año que estudié ingeniería,
hicimos grupo de estudio para trabajos y
tareas, dejé de verla casi 2 años, un día en la
calle me dio la sorpresa de que ya era mamá
y que seguiría estudiando en la misma
carrera que yo. Así que retomamos nuestra
amistad en nuestra nueva carrera.
Cada semestre traía nuevos retos, diferentes
catedráticos y, por supuesto cierto grado de
dificultad. Procuramos apoyarnos entre
nosotras para realizar los trabajos,
recordarnos las tareas y ayudarnos en los
tiempos difíciles.

Por la Gracia de Dios, aunque mis cuadernos


nunca estuvieron al día, los de mis amigas sí,
y lográbamos estudiar y practicar para los
exámenes. En los cursos donde tenía cierta
dificultad ellas me explicaban y en los cursos
prácticos para mí era más fácil, así que en
algunos puntos las ayudaba.

Como en el 4º. Semestre, creció el grupo, se


agregaron 3 amigos casi inseparables, a uno
de ellos lo conocí cuando tenía como 13 años
por una mi prima, y cuando me vio en la
universidad se recordó de mí. Ellos no
llevaban todos los cursos con nosotras, pero
convivíamos y molestábamos mucho, aunque
no cerraron cursos con nosotros, aún nos
reunimos, aunque ya con familias.

En el año 2007 tuvimos algunas diferencias


con nuestra familia en la casa de mi abuelita,
ella se había ido a la capital a pasar un
tiempo con su hermana, supongo que
necesitaba recobrar fuerzas (había fallecido
un su hermano que vivió con nosotros muchos
años, y también su hijo menor un año antes).
Un día llamé a mi abuelita, le agradecí por
todo su amor, atenciones y finezas con
nosotros, pero era tiempo de irnos de su
casa. Dios, a través de una tía de mi papá,
nos proveyó de un apartamento, era parte de
una casa antigua, donde las habitaciones
están en fila, con un corredor amplio y un
patio al centro. Ahora, gracias a la provisión
de Dios, ya es más casa que apartamento. El
1 de mayo de ese año nos pasamos a vivir
solos con mi hermano, un reto que al día de
hoy agradezco a mi Padre porque nos ha
sostenido con su Amor.

Con el paso de los años, casi en el 7º.


Semestre, conocimos a Verito, quien nos
ayudó a aprender unos cálculos según el
Código de Trabajo; ella gentilmente se tomó
el tiempo para explicarle a Gaby (quien es la
más joven de nosotras y nos dio la dicha de
disfrutar su embarazo en el último año) y
algunas semanas después nos hicimos amigas;
casi en el mismo tiempo conocimos a Alex y a
Lucy, nuestro otro amigo para trabajar en
equipo.

Debo admitir que soy un poco selectiva para


elegir amistades, pero sin duda Dios ha
colocado a seres muy especiales en mi vida ¡y
no se diga en mis 6 años de universidad!

Así que, para el 4º. y 5º. año, hicimos equipo


de trabajo 5, Gaby, Rocío, Verito, Alex y yo,
fueron mis amigos y compañeros hasta
culminar mi carrera.

En el año 2010, mi último año para cerrar


cursos, a finales de junio mi mamá tuvo un
derrame; mi abuelita ya con problemas
pulmonares, falleció el día de mi cumpleaños
#26 y 13 días después de ella, un sábado 4 de
septiembre, mi papá también partió. Ellos se
fueron de este mundo dejando un gran vacío
en mi vida, y mi mamá quedó afectada
físicamente en Estados Unidos, y yo, sin
poder hacer nada más que orar por ella.

Esos 3 acontecimientos marcaron una gran


diferencia en mi vida, y por ende en mi
rendimiento académico. En ese entonces,
aún tenía novio, así que Dios estaba obrando,
moviendo ya las piezas para recordarme
cuánto me amaba y atraerme hacia Él
nuevamente.

Mis amigos estuvieron apoyándome y hasta


hablaron por mí con los catedráticos, para
que no tomaran en cuenta mi inasistencia ni
me bajaran puntos en los cursos. Fue un año
complicado. Al final, ¡por el Amor, Bondad y
Misericordia de Dios! logré salir en limpio,
con la ayuda y apoyo de mis amigas, sin ellas
no lo hubiera logrado.

¡Ah sí lo estaba olvidando! Ese mismo año


(2010), en el mes de diciembre la relación de
noviazgo que tenía se terminó (no de la
manera en que hubiera esperado, fue muy
difícil y largo el proceso, pero gracias al
amor de Dios lo superé).

Con tal de salir pronto, al siguiente año


(2011), para poder estudiar y prepararnos
para el examen privado, nos reunimos un
grupo de 10 donde se agregaron otros 3
nuevos compañeros y amigos. Éramos 6 los
que nos conocíamos un poco más, así que
tuve la apertura de hacer más amigos. Este
examen consiste en 5 tardes seguidas (de 2 a
9 pm), 1 área académica por día, resolviendo
diferentes casos durante las 7 horas. Es una
experiencia agotadora. Así que destinamos
los días domingos de 8 am a 5 pm para
estudiar, y de lunes a viernes para practicar
de 6 a 9 pm, después del trabajo.

Los domingos un excelente catedrático nos


brindó clases magistrales donde nos enseñó y
explicó, de manera tal, que aprendimos y
recordamos mucho. Nos aguantó, soportó y
apoyó mucho desde febrero hasta
septiembre, y con esa preparación en el mes
de octubre la mayoría del grupo nos
sometimos al examen privado. Por la Gracia y
el favor de mi Padre Celestial, logré ganar los
exámenes de las 5 áreas de una vez, si mal
no recuerdo, fui la única de un grupo como
de 25 estudiantes.

Hay una historia en la Biblia sobre Josué y los


muros de Jericó, me encanta leer sobre todo
lo que Dios hizo por su pueblo para tomar
posesión de la Tierra prometida. En Josué 6:4
Dios da la orden de dar siete vueltas a la
ciudad, y luego cayeron los muros. Mi Padre
me llevó a darle 7 vueltas al módulo donde
recibí clases por 5 años, tomé un teléfono
con música y me fui orando, pidiendo a Dios
su gracia, sabiduría y presencia sobre mí.

Para culminar mi carrera tuve muchos


obstáculos, pero la ayuda y provisiones de
Dios vinieron a mi vida en el momento
preciso, y es ¡GRACIAS A DIOS! Que lo logré,
sigo aprendiendo a rendirle todo a Él, y a
pedirle primero a Él, y después a las
personas, y ha sido su perfecto Amor el que
me mantiene con bien hasta el día de hoy.

A lo largo de mi carrera, casi no pude tomar


en cuenta a mis padres. Pero Dios, en su
misericordia me permitió contar algunas
veces con la instrucción de mi papá en
trabajos que hicimos en grupo. Tener a mi
mamá lejos, ha sido una condición que me ha
enseñado a depender más de mi Padre
Eterno, aunque su apoyo y ayuda tampoco
me ha faltado.

A pesar de que tuve mis años de rebeldía e


ignorancia, siempre conté con el apoyo de
ambos, con sus oraciones y detalles, y cada
vez que había algo en mi corazón podía
platicar con ellos con libertad, aunque no
siempre de manera muy íntima (había
perdido la confianza en ellos y mantenía
cierto límite o parámetro para sus consejos).

Mejoré mucho mi relación con mis padres al


creerle a Dios, así que cuando necesité
aclaraciones o explicaciones ellos me las
brindaron, me aconsejaron y oraron por mí.
Pero lo más especial, fue pedirles que me
perdonaran y que me dieran su bendición, es
algo que al día de hoy le agradezco mucho a
mi Buen Padre Eterno.

“Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y


no abandones las enseñanzas de tu madre.”
Proverbios 1:8 NVI
Hay cosas que mis padres me enseñaron y
que aún procuro conservar, como la unidad
familiar, mi educación, amabilidad y respeto.

6 MARAVILLOSA
RESTAURACIÓN
“Con amor eterno te he amado; por tanto, te
prolongué mi misericordia.”
Jeremías 31:3b

Muchas veces pensamos que las demás


personas nos tienen que soportar y aceptar
tal y como somos, y son ellos quienes tienen
que cambiar, no nosotros.

Nuestro orgullo y prepotencia no nos dejan


evaluarnos, muchas vidas se dañan, se
amargan y se destruyen relaciones sólo por
no reconocer lo que en nosotros está mal.

Cuando Dios comenzó a hacer una sanidad en


mi corazón, a los primeros que debía
perdonar era a mis padres. A pesar de sus
“malas decisiones” (¡según yo!), Dios movió
todas las cosas en mi vida y lo que algunos
calificábamos como malo o negativo, Dios lo
fue transformando para bien.
Si mis padres no se hubieran separado, no
hubiéramos conocido un bello lugar a 12
horas de mi ciudad natal, donde el Amor de
Dios se manifestó a mi vida a través de
personas maravillosas, y comenzó a
enamorarme de Él, me atrajo a sus brazos
hasta ser conquistada.

Aunque hubo temporadas difíciles, duras y


tristes, por la Bondad de Dios, hoy puedo
recordar con agradecimiento hacia Él, porque
dejaron de causar sentimientos y emociones
tristes y negativas en mi vida. Comprendí y
acepté que eran parte del plan de Dios para
mí y cambiar lo que en mí estaba mal.

Cuando decidí dar los primeros pasos para


rendir mi vida a mi Padre, muchas cosas y
pruebas pasaron, pero fue en su
magnificencia que me alcanzó con lazos de
Amor y en todo momento me ha mostrado su
misericordia, gracia, bondad y favor.

Si mal no recuerdo, unas páginas atrás te


comenté que estuve participando
activamente en un Ministerio Cristiano al cual
pertenecía mi tío, el hermano menor de mi
mamá… pues en ese mismo Ministerio Dios ha
seguido perfeccionando su obra en mí.
Se llama MINGUATI, Ministerio Guatemalteco
de Teo terapia Integral.3 Teo es Dios, terapia
es tratamiento e integral porque el trato de
Dios es en el espíritu, el alma y el cuerpo.
Conforme sentía la necesidad del Amor de
Dios para llenar el vacío profundo de mi
alma, le pedí a Dios la oportunidad de
servirle nuevamente (no sé cuántos años
habían pasado), pero oré mucho por ello; así
que comencé a tener un acercamiento con mi
líder, una mujer fascinante, a quien Dios ha
usado para enseñarme mucho, y para
demostrarme su amor a través de ella. No
puedo pasar por alto a su esposo, él ha sido
otro instrumento muy usado, a través de
quien Dios me ha hablado, me insta y anima
mucho con ternura y amor en todo momento.

Participo en cursos de formación, llamados


“adiestramiento” con los que hemos
estudiado varios materiales para crecimiento
personal, emocional y principalmente en mi
relación con Dios. Seguimos recordando y
aprendiendo constantemente.

Comencé por reconocer mi necesidad de Él y


de su Presencia en mi vida seca, rutinaria y
un poco amargada. Así que pedí la
oportunidad de formar parte del ministerio

3
Con el respaldo de CENFOL Internacional.
de Alabanza como salmista. Recuerdo que el
líder de ese entonces me dijo “está bien,
sólo que…” y me detalló algunas cosas con
las que debía cumplir si realmente quería
pertenecer a ese ministerio; comencé mis
meses de “prueba”, en ellos aprendí a cantar
y a participar de nuevo en tiempos de
oración y enseñanzas ¡Aún soy salmista, por
la gracia y bondad de Dios!

Poco a poco me iba fortaleciendo espiritual y


emocionalmente, no tengo la menor duda de
que Dios me atrajo hacia sí para soportar lo
que me iba tocar un tiempo después.

En los materiales que iba estudiando con el


grupo de alabanza, fui aprendiendo a orar
más y a acercarme al Trono de Dios para
buscar su misericordia, su perdón, su gracia,
su favor, su presencia y sobre todo su amor.
En varios tiempos de oración y adoración Dios
fue tocando mi corazón y recordando cosas a
mi vida que me habían dañado, e incluso
algunas de ellas que yo permití que me
dañaran.

Me arrepiento de haberme alejado tanto de


Dios por varios años, no se recupera el
tiempo perdido, pero sí se aprende de los
errores. Así que el día de hoy, si hay algo
importante en mi vida es Él ¡Mi Padre Amado!
Y no hay una sola cosa que Dios no permita
en mi vida que no sea para mi bien y puedo
decirte con seguridad que cada lágrima que
lloré fue interpretada por mi Padre con
amor, misericordia y ternura, y de la misma
forma ha ido tratando con mi corazón y ego.
Hace unos años, ya como profesional, tuve la
osadía de preguntarle a Dios “¿Padre, por
qué?” a lo cual no tuve respuesta de
inmediato, pero esperé su respuesta. Un día
(habiendo olvidado que pregunté) llegaron a
la iglesia los líderes nacionales y oraron por
unos cuantos que nos quedamos al final de
una reunión especial, en esa ocasión usó a
nuestra líder nacional y me dijo: “¡Porque Yo
te escogí para Mí!”.

Sabes, hoy con lágrimas rodando en mis


mejillas le agradezco a Dios por verme con
misericordia, por su paciencia y su bondad
conmigo, no tengo idea a cuánta gente le
provocó LÁSTIMA mi vida y mis
circunstancias. Y sin duda puedo decirte que
cada adversidad mi Padre la ha usado para
formarme e irme cambiando.

También Dios me ha dejado muy claro que no


quería que fuera igual ni a mi mamá ni a mi
papá ¡por eso me apartó! Por supuesto que
no menosprecio sus vidas, al contrario, he
respetado a ambos y en la medida de lo
posible les he demostrado el amor que les
tengo, mi agradecimiento y obediencia
también. De ellos aprendí lo suficiente y
necesario, con mi Padre, todos los días
aprendo.

En el año 2018, un día hablando con mi Padre


le dije “Papi” reaccioné como asustada
porque jamás le había dicho así; pero en el
instante pude sentir haberle provocado una
sonrisa a Dios, y con mucho amor y ternura
sentí un súper abrazo.

Unos días después de eso, le pedí que sanara


mi piel, tuve psoriasis por casi 20 años, y
sabes… era tan simple la solución ¡Aceptar su
paternidad por completo! reconociendo que
tenía en mi corazón un sentimiento de
abandono y eso me había llevado a una
actitud de autosuficiencia, así que le pedí
perdón y reconocí que de no haber sido por
Él ni siquiera estuviera viva, entonces su
Santo Espíritu me recordó el valor que tengo
para Él y nuevamente me dijo “Yo te escogí
para Mí”.

“Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien


yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.
Porque te tomé de los confines de la tierra, y de
tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú;
te escogí, y no te deseché. 
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes,
porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia.”
Isaías 41:8-10

Leyendo estos versículos, Dios me mandó a


poner mis nombres en el versículo 8:
“Pero tú, …, sierva mía eres; tú, Magdalena, a
quien yo escogí…”

Por favor has lo mismo en este momento y


vuelve a leer los 3 versículos…

Así como estas promesas que he recibido de


Dios y esas maravillosas respuestas a mis
oraciones, podría testificarte muchísimas
más, pero quiero exponerte una muy
especial; espero sea de mucha bendición
para tu vida, te ayude a cambiar y a mejorar
tu relación con tus padres y con Dios, quien
quiere ser tu Padre también.
7 UN NUEVO
DESAFÍO
“Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No
tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu
Dios te acompañará dondequiera que vayas.”
Josué 1:9 NVI

Mi papá llevaba 7 años de tener insuficiencia


renal y gracias a Dios contaba con los
servicios de IGSS, el Instituto Guatemalteco
de Seguridad Social. Tanto su dieta como su
tratamiento los llevaba al pie de la letra,
llegó a tomar 14 pastillas al día y tuvo
muchas intervenciones hasta que su cuerpo
reaccionó favorablemente a un implante que
utilizan para llevar a cabo la hemodiálisis con
mayor facilidad (perdona por no conocer los
términos médicos), pero te voy a explicar lo
que esto hacía.

Los cirujanos lograron juntar 2 venas para


hacer una vena grande (¡algo muy
impresionante!), a esa vena nueva
conectaron un aparatito llamado fístula
donde, al momento de hacer la hemodiálisis,
por un lado, salía la sangre hacia una
máquina para ser filtrada de líquidos y por el
otro extremo volvía a entrar su sangre ya
filtrada. Este procedimiento, es lo que hace
nuestro cuerpo en 12 horas, el tratamiento lo
hacía en 3 horas y media aproximadamente,
y tenía que hacerse 3 días a la semana. Si por
alguna razón él dejaba de ir comenzaba a
hincharse (aculaba líquido en cualquier parte
del cuerpo).

Luego de varios exámenes y estudios que le


hicieron a mi papá, los médicos descubrieron
que sus riñones tenían el tamaño de un niño
de 10 años (teniendo mi papá 50 años), así
que llegaron al punto de ya no funcionar muy
bien. Asociaron ese tamaño a un tratamiento
que mis abuelos decidieron hacer con
penicilina durante 6 meses cuando él era un
bebé, tenía cerca de un año si mal no
recuerdo, ellos lo hicieron porque no querían
perderlo; se había enfermado de algo
respiratorio. Por supuesto tal vez eso y
algunas otras cosas, no lo sé.

Con los años por el tratamiento, en sus venas


se fueron formando coágulos que estaban
obstruyendo su circulación, los tenía
principalmente en el tórax (al frente y en la
espalda) y comenzó a hincharse, pero, ya no
en el cuerpo, sino en la cara. Esto le
provocaba descontrol en la presión sanguínea
y algo de adormecimiento (eso entendí). Al
ver esa condición física de mi papá, hablé
con mi hermano y le pedí que oráramos más
fuertemente por su mejoría.
Para ayudarlo a despejar un poco los
coágulos, los doctores y él decidieron hacerle
una cirugía que consistió en inflar sus venas
desde una de las venas principales en la ingle
(ni idea cómo se llama el procedimiento,
comprenderás que no soy médico jajajajaja).

En enero del 2010, un abogado con quien


trabajaba mi papá en la ciudad capital, me
llamó y me dijo que lo veía muy mal y que
consideraba que no era recomendable que
estuviera viviendo solo. Por no afectarnos, o
por pena, él sólo nos decía “estoy bien, soy
sano, o, ahí vamos”. Sin embargo, tomé la
decisión de viajar a visitarlo y observarlo.

Tuve el apoyo de mi hermana mayor y una


prima, que fue como mi otra hermana. Así
que llegué al apartamento donde vivía mi
papá, él se sentía mal, se veía agotado, ya
casi sólo acostado quería estar, y su rostro
permanecía hinchado.

Su alimentación no era precisamente buena,


el ambiente que se percibía en su
apartamento no era oxigenado y la reacción
de su cuerpo no estaba siendo favorable.
Vivía cerca de donde trabajaba, y a unas
calles quedaba el hospital donde recibía la
hemodiálisis. Así que fui con el doctor
encargado de su caso, con ansiedad y
aflicción en mi corazón le pedí que me
explicara qué opciones había para mi papá.

El doctor muy amablemente me dijo:


“Mija, hay 3 opciones para tu papá, pero
tenés que saber las consecuencias:
La primera opción es un trasplante, él está
en lista de espera de donante, pero cuando
se enfermó, el líquido llegó a tal punto en
sus pulmones que tuvo 14 mini infartos, así
que no sabemos si su corazón resistiría la
cirugía.
La segunda opción es un catéter en la ingle
(como un pequeño tubo), pero requiere de
muchos cuidados, aparte de la incomodidad
para él.
Y la tercera es una cirugía como la que le
hicimos hace poco en la ingle, sólo que ahora
tendría que ser en la clavícula. La cosa es
que, por la ubicación, algún coágulo puede
irse al corazón, al cerebro o a los pulmones,
y se corre el riesgo de que su corazón no
aguante la intervención también.”

Le agradecí su explicación y le pedí su ayuda


para comenzar a tramitar su traslado para
Quetzaltenango, me dijo lo que tenía que
hacer, qué formularios llenar y a dónde ir
para que autorizaran su traslado. ¡Gracias a
Dios ya había unidad de hemodiálisis en Xela!

Entonces comenzamos una nueva aventura y


a la vez todo un desafío. Llamé a mi hermana
mayor y le conté, le dije que era necesario
llevarme a mi papá, ella con amor me dijo
“¡contás conmigo!”, y así lo hizo;
prácticamente ella hizo todas las vueltas en
el IGSS para que mi papá tuviera su atención
y tratamiento en Xela, y no se diga, su apoyo
económico tampoco nos faltó. Con la misma
llamé a mi hermano menor y le expliqué, le
pedí su apoyo para acomodar algunas cosas y
así poder recibirlo en la casa.

Después de tomar la decisión y hacer las


llamadas respectivas, fui con mi papá y le
expliqué las razones para llevárnoslo a Xela y
que ya no trabajara; por supuesto le dije que
sin importar lo que se necesitara, no le iba a
faltar nada, que él necesitaba una mejor
atención y tener nuestro apoyo y cuidados.

Por supuesto, comprenderás que la noticia no


le fue grata, se asustó, a la vez se entristeció
porque no iba a poder ser más productivo
económicamente, pero con la misma
comprendió que ya no se sentía muy bien, no
rendía mucho en el trabajo y que era “lo
justo” para la empresa donde trabajaba, por
último, me dijo “bueno mija, está bien”.

Nos pusimos de acuerdo con mis hermanos y


prima, a la semana fuimos por él con algunas
de sus cosas. En términos clínicos no te
puedo explicar, sólo sé y pude percatarme
que mi papá había entrado en depresión y se
volvió acumulador, ese día recogimos miles
de papeles, muchos de los cuales se fueron a
la basura y nos llevamos exclusivamente lo
necesario. Al almorzar nos dimos cuenta de
que su estado físico estaba en declive, medio
comió, luego se fue corriendo al baño
(lógicamente por náuseas) y se acostó.

Todos nos vimos sin decir nada y después


emprendimos el viaje hacia Xela. Comenzó
una nueva etapa para nosotros como hijos,
fue como tomar un jarrón roto en muchos
pedazos, los cuales con el ajuste perfecto y
pegamento quedaría como nuevo otra vez.

Teníamos una relación fracturada por todo lo


que había pasado. Algunas dudas, tal vez
reclamos en el corazón por querer expresar,
¡pero sin poder hacerlo! para no generarle
incomodidad emocional o causarle un infarto
y de esa forma ayudarlo a que se sintiera a
gusto en su casa.
El clima frío no le caía bien, sus defensas
estaban afectadas, así que se acatarraba muy
seguido. Y pues lógicamente a mi hermano y
a mí nos tocó ajustarnos a él, respetar su
forma de actuar, horarios y dieta. Que por
cierto fueron los años que más pasteles he
disfrutado cocinar.

“Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y


cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.”
Proverbios 23:22

Este versículo impactó mi corazón hace unos


días, me hizo llorar. Sé que no es fácil amar y
aceptar a nuestros padres en nuestras
fuerzas, con todo y sus malas decisiones, su
carácter y defectos o debilidades. Pero,
sabes ¡ellos son el instrumento que Dios usó
para darte vida, y también representan una
autoridad, la cual Dios escogió para guiarte e
instruirte!

¡Sin ellos hoy no estaríamos ni tú, ni yo aquí!


8 UNA ORACIÓN
RESPONDIDA
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración
y ruego, con acción de gracias.”
Filipenses 4:6

Mi hermano tenía más tiempo libre que yo,


así que él me apoyo atendiendo a mi papá
llevándolo a su tratamiento y viendo algunas
cosas en la casa, y, yo me encargué de lo
económico, ¡no puedo quejarme de nada!
Dios se encargó de cubrir todos los gastos que
nos conllevó atender a mi papá en casa y usó
mucho la ayuda de mis hermanas mayores.
Por supuesto, todo el tiempo tuvimos a
nuestros hermanos y mi mamá, también mis
tíos de ambas familias, así como personas
muy especiales y lindas que nos regalaban
dinero o cosas para la casa, hubo amigos que
lo llegaban a visitar y el apoyo en oración de
la iglesia tampoco nos faltó.

Un día llegué del trabajo, no quería ir a la


universidad, le pregunté “Papi ¿cómo te fue
en tu día?” y esto fue lo que me dijo:
“Me fue bien mija, cuando terminó el
tratamiento, la doctora me preguntó “¿cómo
se siente?”, yo le dije que bien, pero de
inmediato me desmayé” se rio y me dijo
“pero ya estamos aquí”. Por supuesto me
asusté, a la vez admiré su actitud pues todo
el tiempo fue positivo.

No puedo quejarme de mi niñez, en medio de


las diferencias que podían tener mis papás,
procuraron jamás discutir frente a nosotros.
A veces mi papá llegaba y nos decía
“¡alístense, nos vamos de viaje!” para
nosotros eso era alegría, tenemos muchos
gratos y maravillosos recuerdos de esos viajes
que Dios nos permitió hacer en familia, uno
de sus lugares favoritos era el mar y también
La Antigua Guatemala (en esta ciudad el
clima es templado y fue la mejor opción que
le indicó el doctor para su condición, le
sentaba bien a sus defensas y también a su
presión arterial).

Un día que llegué algo cansada, le pregunté


también sobre su día, me contó que lo
llegaron a invitar a una boda en La Antigua
Guatemala, una ciudad colonial muy linda
como a 3 horas de distancia de Xela. Así que
sin pensar le dije “¡Papi anda! yo te doy para
tus gastos”, entonces su respuesta rompió mi
corazón y me hizo entender que le quedaba
tal vez poco tiempo con nosotros, él me dijo
“¡No mija, no quiero ir, me siento cansado!”.
Cuando él me dio esa respuesta, fue como un
guacalazo4 de agua fría que corría desde mi
cabeza hasta mis pies y, sentí un escalofrío
en toda la espalda… Así que mi oración
cambió hacia mi Padre Celestial, no la
recuerdo literalmente en este momento,
algunos días cambiaba palabras, pero la idea
central nunca cambió:
“Padre, tú sabes que mi papi nunca fue mal
padre, siempre procuró darnos lo necesario y
tal vez tomó malas decisiones, pero él no se
merece estar intubado en un intensivo o
dependiendo de máquinas. Por favor
llévatelo de una forma que no sufra más, en
el momento que tú quieras, pero ten
misericordia de él y prepara nuestro
corazón.”

Las semanas fueron pasando, mi papá llegó a


casa en Xela como el 24 de enero del 2010 y
cada mes estaba más cansado y débil. Un
viernes 3 de septiembre, nos fuimos a una
cena de cumpleaños con mi hermano,
regresamos tarde; él ya dormía y no quisimos
despertarlo, así que nos acostamos
procurando no hacer ruido. Él todo el tiempo
roncaba fuerte, y nuestro oído se fue

4
Guacal: recipiente plástico usado para diferentes
actividades, principalmente para usar agua.
acostumbrando, pero ese día lo escuché con
un poco de constipación.

Al siguiente día, el sábado 4 de septiembre,


dejé mi alarma como a las 7 de la mañana, él
roncaba raro, diferente, con un silbido como
si tuvieran muy congestionados sus pulmones.
Apagué la alarma en el instante y sentí un
ambiente frío en la habitación, sentí también
como una caricia, sin duda, la mano de Dios
sobre mi rostro, y me dormí de inmediato,
como si no hubiera descansado suficiente.

Como a la hora, más o menos, me desperté y


pensé en las cosas que me iba a dar tiempo
de hacer antes de salir a una terapia que
tenía por dolor en mis manos. Como a los 2
minutos de estar despierta, me percaté que
mi papá no respiraba, me senté y me dio
taquicardia, le di un golpe a mi hermano en
la espalda (obviamente lo asusté) y le
pregunté “¿mi papi está respirando?” él me
vio asustado y no dijo nada. Así que sentada
me acerqué a la cama donde él estaba
(dormíamos en la misma habitación,
teníamos 2 camas y decidimos dormirnos
juntos con mi hermano), vi sus uñas y sus
labios azules, le toqué la mejilla, estaba muy
fría, lo único que hice fue brincar hacia atrás
dije “¡y!” y me tapé la boca.
En ese momento se me nubló el
entendimiento, pensando en qué debíamos
hacer porque murió durmiendo en la casa.
Entonces mi hermano me dijo “salgamos”
Inmediatamente nos salimos al jardín,
mientras yo caminaba de un lado a otro como
“león enjaulado”, él se encargó de llamar a
mis hermanas, luego a mis tíos y líderes.

Teníamos que avisarles a mis tíos (los


hermanos de mi papá, sus casas son pegadas
a la nuestra), así que unos minutos después
fuimos y le dijimos a la esposa de mi tío (el
hermano mayor de mi papá), ella llegó y
luego de asegurarse que ya no tenía pulso mi
papá, oró. Entonces me uní en oración con
ella y llorando le agradecí a Dios porque
escuchó mi clamor; y aunque fue un golpe
muy duro, difícil de superar, a la vez fue
impactante por la respuesta de mi Buen
Padre.

Le sigo agradeciendo a Dios por la


oportunidad que nos dio de tenerlo en casa,
servirle y atenderlo en la medida de nuestras
posibilidades, de conocer más sobre él y que
él nos conociera también, reír con él,
sorprenderlo con una fiesta para su
cumpleaños, entre otro montón de cosas… la
relación fue restaurada hasta donde Dios nos
lo permitió.
Creo que este capítulo ha sido el más largo
de todos, pero necesitaba darte los detalles
porque fueron los que Dios usó para irme
preparando poco a poco.

“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo


recibiréis.”
Mateo 21:22

Dios atiende al que clama con honestidad y


todo lo que pensamos sería para mal, Él con
amor lo transforma para bien. En nuestro
diminuto pensamiento no logramos siquiera
imaginar todo lo que Dios está haciendo en
nosotros y alrededor nuestros para cumplir
con sus planes perfectos.

Con el paso de las horas, fueron llegando mis


líderes y mis tíos de parte de mi mamá,
quienes me ayudaron con los trámites y
vueltas porque no tenía ni la más mínima
idea de qué hacer. Me fui sintiendo muy
triste, y con profundo dolor porque no pude
decirle una vez más “¡Te amo papi!”, y me
preguntaba “¿y si lo hubiera despertado
cuando lo escuché aún respirar? Tal vez no se
hubiera muerto aún” y tonterías similares se
me venían a la mente, una tía me dijo “era
su tiempo” así que dejé de lamentarme por
“no haberlo despertado”. No quise hablar por
teléfono con mi mamá, no tenía ni el
entusiasmo ni las agallas para escucharla,
simplemente no quería, mi tío, su hermano,
fue quien habló con ella y le contó lo
sucedido. Unos años atrás, mi mami me había
dado el consejo de comenzar a pagar un
servicio funerario, pues la enfermedad de mi
papá era terminal. Pasaron algunos meses
antes de hacerle caso y contratar el servicio,
por supuesto, aunque no era agradable lo que
me dijo, le agradecí mucho el consejo.

Recuerdo que hubo una tormenta en mi país


justo en esos días, mis hermanas y sobrina
venían hacia Xela, tenían que hacer más o
menos 3 horas de camino, Dios las libró de
ser soterradas en un derrumbe en la
carretera, se hicieron como 8 horas más de
tiempo, no lo recuerdo bien. Pero les
agradecí con todo mi corazón su esfuerzo
para poder acompañarnos en esos momentos
tan difíciles.

Hay circunstancias que hoy estás atravesando


y tal vez no las comprendes, por favor no le
preguntes a Dios “¿por qué?”, Él responderá
“Porque sí, es mi voluntad”. Más bien
pregúntele a Dios “¿Para qué? ¿Qué me
quieres enseñar?” entonces, si clamas a Dios,
en su misericordia abrirá tus ojos y tu
entendimiento para que vayas
comprendiendo hacia dónde te quiere Él
llevar.

Esta experiencia nos hizo más sensibles para


valorar la vida, para decir un “¡Te Quiero!”
“¡Te Amo!” o “¡Te extraño!” cada
oportunidad que tenemos, también para
abrazar y hacer a un lado otras cosas que no
tienen tanta importancia con tal de
compartir viendo una película, tomar un
cafecito con pan, una caminata por el barrio
para ir a la tienda o salir a caminar para ver
el atardecer, etcétera.

Estoy convencida de que, así como mi Padre


Amado ha movido las piezas en el tablero de
mi vida para salvarme, bendecirme y cuidar
de mí, lo hará sobre tu vida si se lo permites.

El tiempo no se puede recuperar ¡DE


NINGUNA MANERA! ¡PERO LAS RELACIONES
SÍ SE PUEDEN RESTAURAR Y MEJORAR!

Dios te ama, Él tiene un plan perfecto para


tu vida, y así como ha hecho conmigo para
traerme hasta donde hoy estoy, sé que va a
usar todo alrededor tuyo para atraerte hacia
Él con lazos de Amor y misericordia. Sólo
necesitas decirle “Dios aquí estoy, perdona
mis pecados, toma mi vida en tus manos, te
entrego mi corazón Señor Jesús, has de mí la
persona que quieres que yo sea, declaro que
eres mi Señor y mi Salvador ¡Amén!”.

Mi Padre me ha permitido cumplir en una


parte con su mandato:

“Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu


Dios te lo ha ordenado, para que disfrutes de una
larga vida y te vaya bien en la tierra que te da el
Señor tu Dios.”
Deuteronomio 5:16

El proceso en la relación con mi mamá


continúa, Él aún no nos ha permitido
convivir, pero sé que está tratando tanto con
ella como conmigo, y sin duda veré su Gloria
y su favor también en la restauración de
nuestra relación con ella.

Es necesario reconocer nuestros errores,


pedir perdón y perdonar, para que nuestra
alma se vaya limpiando, es todo un proceso
(como cuando sembramos una semilla en la
tierra, esta va creciendo poco a poco hasta
llegar a dar fruto), y conlleva muchos
esfuerzos, pero es imposible cambiar sin la
ayuda de Dios.

En varias ocasiones mi Padre Amado me ha


dicho cuánto me ama y que soy su hijita,
todos los días Él enternece mi corazón y
pinta para mí en el cielo. Sigo en el proceso
de aprender a depender de mi Papi en todo,
de rendirle lo que soy, lo que siento, pienso y
sueño también.

“No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya


sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando
alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me
alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo
lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago:
olvidando lo que queda atrás y esforzándome por
alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia
la meta para ganar el premio que Dios ofrece
mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.”
Filipenses 3:12-14 NVI (CST)

¡Definitivamente me falta mucho por


cambiar, por lograr y sobre todo por rendir! Y
esa es la razón por la que tengo profundo
agradecimiento a mi Padre Celestial, porque
siendo indigna e inmerecedora de que
escuche mi oración ¡Siempre lo hace!
9 TODA UNA
AVENTURA
“No temerá recibir malas noticias; su corazón
estará firme, confiado en el Señor.”
Salmos 112:7 NVI

Hay situaciones que en su momento no


logramos comprender y tampoco estamos
preparados para enfrentar los retos que ellas
conllevan.

Dios, mi Padre, me ha hecho muchas


promesas a través de su palabra. Hay varios
versículos que quiero compartirte, los cuales
han marcado la diferencia entre afrontar las
diversas situaciones con mis fuerzas y mi
ánimo, y hacerlo fortalecida con Él y su
Presencia en mi vida. Cada uno de ellos Dios
me los ha regalado en el momento oportuno,
justo cuando lo necesito y no te imaginas si
quiera los medios que utiliza.

Él usa conmigo a las personas que, sin


imaginarme, tienen un cariño por mí;
también usa canciones, pues sabe que es el
lenguaje que a veces uso más para hablar con
Él; y lógicamente me lleva a leer versículos
en mis devocionales, o en las reuniones de la
iglesia. A veces, viendo el atardecer o al ver
el sol temprano por la mañana, vienen a mi
mente palabras precisas de canciones y le
canto.

Hay tantas formas en que mi Papi se


comunica conmigo, que realmente no
terminaría hoy de compartirlas contigo.

En ocasiones le pido que me hable de manera


en que le entienda, porque soy un poco torpe
para comprenderle a veces. Por varios años
me costó someterme a Él, a los procesos que
permitía, anteponía mis argumentos, sacaba
a luz delante de Él “mis derechos y
conocimientos” ¡Ah! Pero un día me dijo:

“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?


Házmelo saber, si tienes inteligencia.”
Job 38:4

Con eso me bastó para entender que no sé


nada y no soy nada sin Él ¡Por supuesto, ha
sido muy paciente y bondadoso conmigo!
Todo lo que hoy tengo no lo merezco, de
ninguna forma considero haberlo ganado por
más “buena persona” que pueda
considerarme. Él es muy claro al decir que
nuestras obras son como “trapos de
inmundicia” ¡Imagínate!
Amo a mi familia, sin mis hermanos no tengo
ni la más mínima idea de qué habría sido de
mí. Sin embargo, no puedo vivir la vida que
ellos quieren para mí, porque mi Padre me
ha dicho:
“Porque te tomé de los confines de la tierra, y de
tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú;
te escogí, y no te deseché.”
Isaías 41:9

Sabes, tratar de entender un llamado de Dios


como el versículo anterior ¡no es fácil! ha
habido varios días en los que me pregunto
“¿estoy haciendo bien las cosas? ¿Qué tengo
que cambiar o mejorar? ¿Qué me falta
rendir?”, cada día procuro mejorar en donde
estoy fallando, requiere esfuerzo y disciplina
y sé que aún me falta mucho.

En enero del año pasado (2018) comencé con


unos dolores muy intensos en mis brazos
desde los hombros, se acentuaban más en los
codos y manos con el contacto o el trabajo.
Así que fui al doctor, me dijo “tienes una
enfermedad llamada túnel del carpo, pero
por lo que veo ya hay daño en los nervios
medio (muñeca) y cúbito (codo)”. Esta
noticia me dejo fría, perpleja y con
emociones encontradas. Comencé un
tratamiento médico con tal de indagar qué
era la que pasaba en mi cuerpo.
Hoy, casi año y medio después, puedo decirte
que Dios me estaba llevando a perdonar y
olvidar. Principalmente a saber descansar en
Él, a olvidar esas malas decisiones que
dañaron mi corazón (siempre teniendo
presente lo que aprendí), a perdonarme a mí
misma y a seguir esforzándome para salir de
un estado depresivo en el que entré. Me dijo
también que no fui creada para llenar las
expectativas de absolutamente nadie, sino
sólo las de Él.

“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré


cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”
Jeremías 33:3

Dejar de escuchar la voz de Dios, dejar de


sentir su Presencia y provocar que Él quite
sus manos de mi vida ¡ES LO PEOR QUE HE
PROVOCADO! Cada día clamo a Dios por su
misericordia para que cambie en mí todo lo
que no le agrada, y es increíble cómo he
contemplado su respuesta hacia mi corazón.

Luego del tratamiento médico al que me


sometí, varios exámenes físicos (en uno de
los cuales, encontraron espasmo cervical
severo) y terapia para mis brazos y cuello,
sin ver muchos resultados, Dios me hizo
entender que algunas dudas y sentimientos
aún le estaban estorbando en mi corazón y
no había querido entregarlas a Él. Había
estado acumulando estrés en mi cuello, por
buscar la aprobación de mi familia con lo que
hago. Hoy entiendo que jamás debo vivir mi
vida buscando llenar las expectativas de la
gente ¡Nunca están satisfechos!

Tenía también un sentimiento de rechazo,


me sentía menospreciada (en mi próximo
libro ampliaré esto), entonces le pedí perdón
a mi Padre por llevar todo eso en mí por
muchos meses, le pedí que cambiara esos
sentimientos por aquellos que Él quería que
tuviera y entonces el dolor comenzó a
disminuir.

“…No temas, porque yo te redimí; te puse nombre,


mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré
contigo; y si por lo ríos, no te anegarán. Cuando
pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama
arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo
de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu
rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos
fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te
amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu
vida.”
Isaías 43: 1b - 4

Físicamente, puedo confesar que me he


descuidado mucho. He trabajado moviendo
carga sin tener ningún entrenamiento para
hacerlo, no tengo idea hace cuántos años me
lesioné un ligamento (tal vez hace unos 14),
ésta lesión originó un quiste abajo de la
muñeca, a la altura del dedo anular más o
menos. Me provocaba dolor y una pequeña
obstrucción en la movilidad de los tendones
del dedo meñique y anular, sentía en
ocasiones que algo se trababa en mi
antebrazo; giraba la muñeca, luego estiraba
el brazo y la muñeca hacia atrás y se
liberaba. Con el paso de los años fue
generando más dolor y otras molestias.

He pasado varios meses con algunas


situaciones que no lograba comprender (¡no
sólo yo, claro!), sobre todo físicas. Después
de tener 15 años de estar trabajando, ser
independiente en cierta forma y manejar mi
vida superando retos e implementando
cambios necesarios, este año (2019), Dios me
llevó a hacer reposo por una fractura por
fatiga del dedo meñique del pie izquierdo
cerca del tobillo.

Esa condición me llevó a bajar las


revoluciones, buscar ayuda y lógicamente
trató con mi orgullo como no tienes idea. Al
recordar los versículos de Isaías 43 (los cuales
me dio a los pocos días de comenzar a tener
yeso), tengo muy presente lo que le dije a mi
Padre el día que me lo dijo: “¡Padre, Tú
estás conmigo sin importar la circunstancia!
¡Nunca me has dejado sola!” y algunas otras
cosas que le dije con muchas lágrimas.

Entonces me recordó que ¡Él y yo tuvimos


nuestro primer viaje juntos!

Unos meses atrás me dio la oportunidad de


viajar sola con Él a Israel, ha cubierto mis
necesidades en todo momento y lo sigue
haciendo, y de la misma forma ¡me regaló
este viaje! Platicamos mucho, y de diversas
maneras me retó a enfrentar temores y hacer
otros cambios que me ha mandado, como:
estudiar otro idioma, perder el miedo a los
vuelos, al encierro por tantas horas, a
conocer una nueva cultura y nueva comida,
etcétera.

Él cubrió cada centavo de mi viaje, también


cada uno de mis anhelos y gustos al
permitirme viajar de la manera en que lo
hice. Conocí a una familia maravillosa
quienes me recibieron como a uno de ellos,
tuvieron paciencia con mis hábitos y
cambiaron algunas cosas en su nevera sólo
por mí, incluso sus atenciones fueron más
allá de lo que pude haber imaginado o
esperado.
Así como esta aventura, he tenido varias, al
cambiar de ciudad para trabajar, al cambiar
de trabajo y tener compañeros, en cada viaje
al interior del país, inclusive cuando me
muevo de un punto a otro dentro de la misma
ciudad ¡Él me enternece, me cuida y me
guarda!

Durante el vuelo hubo un rato de


turbulencia, sudaba muy nerviosa y
temerosa, con ganas de llorar del miedo, en
lugar de utilizar una almohada especial para
el cuello, la usé de instrumento
desestresante con mis manos, la giraba y
apachaba, la apretaba como si fuera
plastilina. Y, un par de minutos después,
reaccioné (bueno, más bien el Espíritu Santo
me llevó a recapacitar) Entonces oré y dije:
“Padre, tú no me has traído para esto, ni
para sentir miedo, menos inseguridad. Me
trajiste para disfrutar del viaje, incluso aquí
encerrada, te pido que me llenes de tu
Espíritu, controles mis emociones y todo lo
que siento y me llenes de tu paz, ayúdame a
disfrutar nuestro viaje”

Fue increíble, mi Papi me escuchó, se


compadeció de mí y de todas las cosas
negativas que sentía, comencé a respirar más
profundo y lento y le decía al Espíritu Santo
“lléname”, entonces los latidos de mi
corazón se fueron calmando, mi cuerpo
comenzó a dejar de temblar y al ratito, en
medio de la turbulencia, me dormí.

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto


amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en
sí castigo. Donde el que teme, no ha sido
perfeccionado en el amor.”
1ª. Juan 4:18

Como te dije, no terminaría hoy de contarte


todo lo que Dios ha hecho en mi vida.

¡Hay decisiones que tomé de las cuales


definitivamente me arrepiento con todo mi
corazón! Pero incluso ahí, donde metí feo la
pata, no honré a mi Padre Celestial, cuando
otros me juzgaron y señalaron, Dios me
mostró su misericordia en todo momento, y
me sigue enseñando y sorprendiendo.

Hace unas semanas leí un libro que me hizo


cambiar un poco más mi mentalidad con
respecto a la vida. La autora dice “No debe
importarme qué hará Dios con mi vida, sino
qué hará a través de mí” Y yo espero que
sean muchas y grandes cosas para bendición
de otras personas las que Él hará a través de
mí.
Unos días después de leer el libro, la
doctora, que lleva mi caso en el IGSS, me
dijo que debían intervenirme la muñeca
izquierda por el quiste sinovial que se formó
hace algunos años en mi antebrazo, pero el
año pasado se extendió hacia la muñeca y
mano, lógicamente me generaba más dolor
así como adormecimiento en los dedos.
Tengo la plena confianza en que mi Padre
está al control de mi situación y me está
enseñando a depender aún más de Él.

Estando nerviosa en la sala de espera, ya con


la bata respectiva y canalizada, oraba a mi
Padre Celestial, le decía “Padre no
comprendo algunas cosas, sé que este quiste
se formó por los malos cuidados que tuve
trabajando. Reconozco que dejé de tocar
guitarra, algo que disfrutaba mucho hacer.
Te pido que tengas misericordia de mí y guíes
a la cirujana, por favor abre sus ojos y
entendimiento” estando yo orando, mi Dios
me respondió y me dijo “¡Tranquila, yo soy
quien te va a operar, no ella!”

A los minutos los enfermeros llegaron


conmigo y me llevaron al quirófano, pues ya
era hora. Comenzaron a colocar los
instrumentos para monitorear mis signos
vitales, las anestesiólogas estaban
preparando los sedantes respectivos, una
para anestesia local del brazo y la otra para
sedarme y ponerme a dormir, en eso entró la
cirujana y reafirmó “¡usted viene por un
quiste! ¿Verdad?” le dije que sí, estiró un
poco mi brazo y comenzó a examinar los
puntos donde me habían ubicado los quistes
(la otra doctora ya me iba a inyectar la
anestesia local), entonces la cirujana dijo
“espérate, no veo el quiste, no lo encuentro”
yo levanté un poco mi cabeza y vi mi
antebrazo totalmente liso ¡no había ningún
indicio de quiste! Me volví a acostar y dije
“¡Dios mío!” La segunda anestesióloga (quien
por unos segundos más y me inyecta) dijo “yo
veo uno aquí, pero está muy pequeño, y
tampoco miro nada abajo, iba a preguntarte
qué ibas a operar”

La cirujana dijo: “no puedo operar así, no


veo nada, no siento nada ¡aquí no hay nada!
No puedo abrir y ponerme a escarbar a
buscar algo que no existe, algo que no hay
¡Tenemos que suspender la cirugía!” tocó mi
hombro y me dijo “¡Disculpe, pero no puedo
operar así!” yo le dije “No hay problema
doctora, usted decide” El enfermero dijo
“¡Qué raro, yo los vi allá afuera!”, la
anestesióloga que me examino al llegar
también los había visto y se sorprendió,
alguien dijo “Cuando no conviene, es mejor
evitar la cirugía” Así que suspendieron la
operación, y comenzamos a hacer bromas de
mi visita e inspección al quirófano.

Al salir de nuevo a la sala de espera, en lo


que preparaban mi papelería y programaban
una cita para casi un mes después, le
agradecí a mi Padre, llorando le di gracias
por su milagro sobre mi vida, creo que ya no
hay quistes en mi antebrazo y muñeca
izquierda y que mis ligamentos están siendo
regenerados ¡Eso sí! llegamos al acuerdo con
Él que parte de mi recuperación es retomar
la guitarra. Así que comienza para mí un
nuevo reto, nuevo aprendizaje y una
recuperación al 100% ¡Estoy segura que
contemplaré la Gloria y Misericordia de mi
Padre Amado!

“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban


escritas todas aquellas cosas que fueron luego
formadas, sin faltar una de ellas.”
Salmos 139:16

Cuando nací, durante el parto, el doctor se


dio cuenta que traía un par de vueltas del
cordón umbilical enrollado en mi cuello, así
que mi mamá pujaba y el cordón me
regresaba. No tengo idea de cuántas veces lo
soportó mi mamá (supongo que fueron unas
dos o tres, tal vez más, pero ella tampoco se
recuerda).
Entonces el doctor decidió más bien sacarme
sí o sí, mi mamá estaba muy cansada y perdía
sangre y yo podía morir. En una de esas el
doctor me vio cianótica (azul, ya sin
oxígeno), el cordón me había asfixiado, así
que cortó el cordón y me sacó. Mi papá me
contaba que me había resucitado (hecho el
RCP), pero el sueño me cambió y no dormí en
horario normal por dos largos años, hasta el
día que mi hermanito nació.

Para quienes se habían desvelado conmigo


durante esos dos años, verme a las 20:00 en
punto bien dormida ¡fue un milagro! y a
partir de ahí mi sueño se reguló, más no
algunas mañas, me cuentan que me daba
fiebre automática si mis papás no estaban
Jajajaja y aunque llamaran al doctor y me
daban medicina, hasta que ellos llegaban se
desvanecía la fiebre ¡Tremendo ¿no?!

Cuando mis padres se tomaron el tiempo


para contarme sobre el parto, entendí por
qué sentía ahogarme al usar bufandas,
cuellos altos o si alguien ponía sus manos
sobre mi cuello sentía morirme. Entonces
platicando con Dios, me hizo entender que
me rescató de las garras de la muerte desde
que me formó en el vientre de mi madre y
¡tuve una oportunidad para vivir!
Cada circunstancia difícil que he atravesado
desde niña, ha ido moldeando mi carácter y
ayudándome a trabajar en las debilidades de
mi temperamento. Y estoy convencida de
que Dios quiere hacer una transformación en
tu vida, que dejes de vivir en rutina y sin
disfrutar de todo lo que Él ha hecho para ti.

Es un proceso a veces complicado, el tiempo


que se lleve depende de qué tanto nosotros
dejemos que Dios actúe sobre nuestros
corazones y definitivamente…

¡Cada día continúo aprendiendo a ser su hija!


10 UNA ORACIÓN
POR TI
“Amado Padre, quiero agradecerte por la
oportunidad que me das de poder compartir
con quien está leyendo este libro sobre tu
obra en mi vida, los cambios que has hecho
en mi carácter y mi forma de comportarme.
Gracias porque estoy convencida que, así
como me has llevado a comprender que “ME
AMAS INCONDICIONALMENTE”, lo quieres
hacer en su vida y en su corazón, por favor
permite que su corazón permanezca sensible
a tu Amor y a tu voz, dale la fortaleza para
enfrentar los retos que conllevan las
circunstancias adversas que atraviesa y que
tendrá más adelante, ayúdale a entender lo
que quieres para su vida, que tu Santo
Espíritu guíe sus decisiones y sus pasos hacia
Ti y tu plan perfecto para su vida, permite
que su relación con sus padres mejore y tome
el rumbo que Tú quieres, por favor permite
que los perdone y pueda pedirles perdón
antes de que sea tarde, también permite te
conozca como el Buen Padre que eres y que
se deje amar por Ti, todo lo clamo a Ti en el
nombre de tu Hijo amado Jesucristo ¡Amén!”
“Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las
que hay en los cielos y las que hay en la tierra,
visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios,
sean principados, sean potestades; todo fue creado
por medio de Él y para Él.”
Colosenses 1:16

Me alegra mucho que te hayas tomado el


tiempo de leer esta pequeña literatura. Lo
poco que te conté es una síntesis de todo lo
que me tocó vivir, y no fue fácil atravesar
por cada proceso que Dios permitió, sé que
seguirá permitiendo situaciones en mi vida
para mi bien y seguir formando en mí la
mujer que Él quiere que sea.

Conozco que mi Padre es un caballero y Él va


a actuar sobre tu vida cuando tú se lo
permitas, así mismo sé que cuando tú no le
quieres entregar algo, Él deja que tú hagas lo
que quieras y no interviene.

Espero que este libro te sirva para acercarte


a tus padres y con la ayuda de Dios los
perdones y les pidas perdón, si así se
necesita, y mejores esa hermosa relación,
antes de que uno de los dos ya no esté
contigo.

¡Que Dios te enamore cada día!


Le agradezco a todas las personas que
creyeron en mí y que de una u otra forma
han dejado una huella especial en mi
corazón. También a todos los que han
compartido este libro, pues sin su ayuda no
lo estarían leyendo otros hoy. ¡Que mi Buen
Padre inunde sus vidas de múltiples
bendiciones!

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