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LAS SIETE ETAPAS EN LA ALIMENTACIÓN

DEL PUEBLO DE DIOS

1- EN EL EDÉN (ANTES DE LA CAÍDA)


Cereales y Frutos de la Tierra: Gén.1:29.
“Para saber cuáles son los mejores comestibles tenemos que estudiar el plan original de
Dios para la alimentación del hombre. El que creó al hombre y comprende sus necesidades
indicó a Adán cuál era su alimento. "He aquí -dijo- que os he dado toda planta que da semilla. .
., y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os será para comer" (Gén. 1:29).” C.R.A., 95
#111.
“Dios dio a nuestros primeros padres los alimentos que él se propuso que debía comer la
raza humana. Era contrario a su plan quitar la vida de ninguna criatura. No debía haber
muerte en el Edén. Los frutos de los árboles del jardín, constituían el alimento que requerían
las necesidades del hombre.” C.R.A., 95 #112.

2- FUERA DEL EDÉN (DESPUÉS DE LA CAÍDA)


Cereales, Frutos de la Tierra y Legumbres (hortalizas): Gén.3:17-18.
“Al salir del Edén para ganarse el sustento labrando la tierra bajo el peso de la maldición
del pecado, el hombre recibió permiso para comer también "plantas del campo".
“Los cereales, las frutas carnosas, los frutos oleaginosos, las legumbres y las hortalizas
constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador. Preparados del modo más
sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos. Comunican una fuerza,
una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un régimen alimenticio más
complejo y estimulante.” C.R.A., 95 #111.

3- DESPUÉS DEL DILUVIO


Cereales, Frutos de la Tierra, Legumbres (hortalizas) y Carne (de animales limpios): Gén.9:1-
4; 7:2; 8:20.
“Dios no dio al hombre permiso para consumir alimentos animales hasta después del
diluvio. Todo aquello a base de lo cual el hombre pudiera subsistir había sido destruido, y por
lo tanto el Señor, a causa de la necesidad humana, dio a Noé permiso para comer de los
animales limpios que había llevado consigo en el arca. Pero el alimento animal no era el
artículo de consumo más saludable para el hombre...
“Después del diluvio la gente comía mayormente alimentos de origen animal. Dios vio que
las costumbres del hombre se habían corrompido, y que él estaba dispuesto a exaltarse a sí
mismo en forma orgullosa contra su Creador y a seguir los dictámenes de su propio corazón.
Y permitió que la raza longeva comiera alimentos de origen animal para abreviar su existencia
pecaminosa. Pronto después del diluvio la raza humana comenzó a decrecer en tamaño y en
longevidad.” C.R.A., 445-446 #639.

4- DESPUÉS DEL ÉXODO (EN EL DESIERTO)


Maná: Exo.16:1-5, 9-15, 31-35; Jos.5:11-12 (cf. Núm.11:4-6, 10-14, 18-23, 31-34; Sal.78:16-31;
106:14-15; 1Cor.10:1-6, 10-12).
“Al señalar el alimento para el hombre en el Edén, el Señor demostró cuál era el mejor
régimen alimenticio; en la elección que hizo para Israel enseñó la misma lección. Sacó a los
israelitas de Egipto, y emprendió la tarea de educarlos para que fueran su pueblo. Por medio
de ellos deseaba bendecir y enseñar al mundo. Les suministró el alimento más adecuado para
este propósito, no la carne, sino el maná, "el pan del cielo". Pero a causa de su descontento y de
sus murmuraciones acerca de las ollas de carne de Egipto les fue concedido alimento animal, y
esto únicamente por poco tiempo. Su consumo trajo enfermedades y muerte para miles. Sin
embargo, nunca aceptaron de buen grado la restricción de tener que alimentarse sin carne.
Esto siguió siendo causa de descontento y murmuración, en público y en privado, de modo
que nunca revistió carácter permanente.” C.R.A., 446-447 #641.
“Cuando Dios sacó a los hijos de Israel de Egipto, era su propósito establecerlos en la tierra
de Canaán, para que constituyeran un pueblo puro, feliz y lleno de salud. Consideremos los
medios por los cuales él quería realizar esto, Los sometió a un sistema de disciplina que, si lo
hubieran seguido alegremente, habría resultado para el bien, tanto de ellos mismos como de su
posteridad. Quitó la carne de su alimentación en gran medida. Les había concedido carne en
respuesta a sus clamores, precisamente antes de llegar al Sinaí, pero fue provista solamente por
un día. Dios podría haber provisto carne tan fácilmente como maná, pero impuso el pueblo
una restricción para su bien. Era el propósito de Dios proveerles un alimento más adecuado a
sus necesidades que el régimen afiebrante al cual muchos de ellos habían estado
acostumbrados en Egipto. El apetito pervertido debía ser reducido a un estado más saludable,
para que pudieran disfrutar de los alimentos provistos originalmente para el hombre: las frutas
de la tierra, que Dios les dio a Adán y Eva en el Edén. Si ellos hubieran estado dispuestos a
negarse la satisfacción del apetito en obediencia a las restricciones divinas, la debilidad y la
enfermedad habrían sido desconocidas entre ellos. Sus descendientes habrían poseído fuerza
física y mental. Habrían tenido claras percepciones de la verdad y del deber, un
discernimiento agudo, y un juicio sano. Pero no estaban dispuestos a someterse a los
requerimientos de Dios, y dejaron de alcanzar la norma que él había establecido para ellos, y
de recibir las bendiciones que habrían sido suyas. Murmuraron bajo las restricciones de Dios, y
codiciaron las ollas de carne de Egipto. Dios les permitió tener carne, pero esto les acarreó una
maldición.” C.R.A., 451 #644.

5- EN LA CANAÁN TERRENAL
Cereales, Frutos de la Tierra, Legumbres (hortalizas) y Carne (de animales limpios):
Deu.12:20-25; Lev.7:22-25; 11:1-47; 17:15-16.
“Al establecerse en Canaán, se permitió a los israelitas que consumieran alimento de origen
animal, pero bajo prudentes restricciones encaminadas a mitigar los malos resultados. El uso
de la carne de cerdo quedaba prohibido, como también el de la de otros animales, de ciertas
aves y de ciertos peces, declarados inmundos. De los animales declarados comestibles, la grasa
y la sangre quedaban absolutamente proscritas.
“Sólo podían consumirse las reses sanas. Ningún animal desgarrado, mortecino, o que no
hubiera sido cuidadosamente desangrado, podía servir de alimento.
“Por haberse apartado del plan señalado por Dios en el plan de alimentación, los israelitas
sufrieron graves perjuicios. Desearon comer carne y cosecharon los resultados. No alcanzaron
el ideal de carácter que Dio les señalara ni cumplieron los designios divinos. El Señor "les dio
lo que pidieron; mas envió flaqueza en sus almas" (Salmo 106:15, VM). Preferían lo terrenal a lo
espiritual, y no alcanzaron la sagrada preeminencia a la cual Dios se había propuesto que
llegasen.” C.R.A., 447 #641.

6- EN EL TIEMPO DE EXPIACIÓN (A PARTIR DE 1844)


Cereales, Frutos de la Tierra y Legumbres (hortalizas): Lev.16:27 // Lev.6:25-26,29 (Lev.23:26-
32; Dan.10:2-3; Isa.22:12-14).
“Todo hombre había de contristar su alma mientras se verificaba la obra de expiación.
Todos los negocios se suspendían, y toda la congregación de Israel pasaba el día en solemne
humillación delante de Dios, en oración, ayuno y profundo análisis del corazón.” P.P., 369.
“Estamos en el gran día de la expiación, cuando mediante la confesión y el arrepentimiento
nuestros pecados han de ir de antemano al juicio...
“En 1844, nuestro gran Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo del santuario celestial
para comenzar la obra del juicio investigador. Han estado siendo examinados delante de Dios
los casos de los muertos justos. Cuando se complete esa obra, se pronunciará juicio sobre los
vivientes. ¡Cuán preciosos, cuán importantes son estos solemnes momentos! Cada uno de
nosotros tiene un caso pendiente en el tribunal celestial. Individualmente hemos de ser
juzgados de acuerdo con lo que hicimos en el cuerpo. En el servicio simbólico, cuando la obra
de expiación era realizada por el sumo sacerdote en el lugar santísimo del santuario terrenal, se
demandaba que el pueblo afligiera su alma delante de Dios y confesara sus pecados para que
pudieran ser expiados y borrados. ¿Se requerirá algo menos de nosotros en este día real de
expiación, cuando Cristo, en el santuario de lo alto, está intercediendo a favor de su pueblo, y
se ha de pronunciar en cada caso una decisión final e irrevocable ?” 1 M.S., 145-146.
“¿No es tiempo ya de que todos prescindan de consumir carne? ¿Cómo pueden seguir
haciendo uso de un alimento cuyo efecto es tan pernicioso para el alma y el cuerpo los que se
esfuerzan por llevar una vida pura, refinada y santa, para gozar de la compañía de los ángeles
celestiales? ¿Cómo pueden quitar la vida a seres creados por Dios y consumir su carne con
deleite? Vuelvan más bien al alimento sano y delicioso que fue dado al hombre en el principio,
y tengan ellos mismos y enseñen a sus hijos a tener misericordia de los seres irracionales que
Dios creó y puso bajo nuestro dominio.” C.R.A., 454 #650.
“Las hortalizas, las legumbres, las frutas y los cereales deben constituir nuestro régimen
alimenticio. Ni un gramo de carne debiera entrar en nuestro estómago. El consumo de carne
es antinatural. Hemos de regresar al propósito original que Dios tenía en la creación del
hombre.” C.R.A., 454 #649.
“El ayuno verdadero, que debiera recomendarse a todos, es abstinencia de todo alimento
estimulante, y el debido consumo de alimentos sencillos que Dios ha provisto en abundancia.
Los hombres debieran pensar menos acerca de lo que beberán y comerán del alimento
temporal y dar más importancia al alimento del cielo que los tonificará y vitalizará en toda su
experiencia religiosa.” C.R.A., 223 #305.
“A menudo, al dejar de consumir carne, se experimenta una sensación de debilidad Y falta
de vigor. Mucho insisten en que esto prueba que la carne es esencial; pero se la echa de menos
porque es un alimento estimulante que enardece la sangre y excita los nervios. A algunos les es
tan difícil dejar de comer carne como a los borrachos renunciar al trago; y sin embargo se
beneficiarían con el cambio.” C.R.A., 474-475 #705.
“De ahora en adelante hasta el fin del tiempo, los hijos de Dios debieran ser más fervientes
y más despiertos, y no confiar en su propia sabiduría, sino en la sabiduría de su Caudillo. Ellos
debieran dedicar días especiales al ayuno y la oración. No es necesario que se abstengan de
alimento, pero debieran comer con moderación alimentos sencillos.” C.R.A., 223 #306.

7- EN LA CANAÁN CELESTIAL (EL EDÉN RESTAURADO)


Cereales y Frutos de la Tierra: Isa.65:17-18, 21-22, 25; Amós 9:14; Apo.21:3-5.
“Dios está obrando en favor de su pueblo. No desea que esté sin recursos. Lo está haciendo
volver al régimen alimenticio originalmente dado al hombre.” C.R.A., 96 #114.
“Una y otra vez se me mostró que Dios está tratando de guiarnos de vuelta, paso a paso, a
su plan original: que el hombre subsista a ase de productos naturales de la tierra.” C.R.A., 453-
454 #658.

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