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"Vivir y morir con gloria es

nuestra obligación''
Reflexiones del director de la Escuela Superior de Guerra Conjunta de
las Fuerzas Armadas.

Coronel Mayor Gabriel Aníbal Camilli


 20.11.2021

Monumento en homenaje a la Batalla de la Vuelta de Obligado, en la ciudad de


San Pedro.

"Si solamente mirásemos los números, el combate de la Vuelta de


Obligado que recordamos con el justo título de ´Día de la Soberanía´,
no debería haberse librado. Si sólo midiésemos las fuerzas en pugna,
o sus bajas, ciertamente que esta jornada estaría lejos de las grandes
gestas como Maipú o Chacabuco. y no lo recordaríamos", aseguró el
Coronel Mayor Gabriel Aníbal Camilli, Decano de la Facultad Militar
Conjunta y director de la Escuela Superior de Guerra Conjunta de las
Fuerzas Armadas (ESGC).
En un mensaje dirigido a los alumnos de la institución en ocasión de
conmemorarse el Día de la Soberanía, recordó que aquel 20 de
noviembre de 1845, a las nueve y media de la mañana, se oyó a
orillas del Paraná y después de una vibrante arenga del General
Mansilla, cómo nuestras tropas cantaron desde el corazón aquella
frase que siempre nos iluminó en las dificultades: Juremos con gloria
morir.
En aquella histórica jornada, unos doscientos argentinos cumplieron
su juramento muriendo con gloria. "No importó -destacó Camilli- que
enfrente las fuerzas anglo-francesas los superaran con 22 buques de
guerra armados con casi medio millar de cañones. No importó que al
anochecer el invasor se alzara con una victoria circunstancial: hay
derrotas que honran, así como victorias que deshonran. Francia con
sus treinta y cuatro millones de habitantes, Inglaterra con sus
veinticinco millones, las dos potencias más grandes de aquel tiempo
se dirigieron a luchar contra sólo un millón de argentinos,
desperdigados por una inmensa tierra. Si sólo hubiese cuentas y
números, ni se hubiese combatido: parecía una lucha imposible de
ganar. El enemigo no conocía el honor. La Inglaterra que buscaba
imponernos sus leyes era la misma que pocos años antes se había
embarcado en una de las más infames guerras de la Historia: la
llamada ´Guerra del opio´ en donde, olvidada de todo límite moral,
adorando sólo los números y la fuerza de sus armas. Lo mismo intentó
por todo el mundo, pero aquí, entre nosotros le fue mal. Todavía los
alimentaba el resentimiento de sus fracasadas Invasiones al Río de la
Plata. se olvidaban que los números no siempre mandan y que un
pueblo con honor nunca es fácil de doblegar. El 20 de noviembre de
1845 perdimos, es cierto. La numerosa armada enemiga logró
vencernos circunstancialmente, pero al mismo tiempo selló su
derrota".
 
CARTAS DE SAN MARTIN
En otro momento de su alocución el director de la ESGC sostuvo que
"nuestro Gran Capitán, sabía, al igual que el Restaurador que el honor
no es cosa de números" y leyó fragmentos de algunas de las cartas
que San Martín, pocos años antes de su muerte le escribiera a Juan
Manuel de Rosas.  "Mi apreciable general y amigo -le decía el Padre
de la Patria al Restaurador de las Leyes- en las circunstancias en que
se halla nuestra Patria, me hubiera sido muy lisonjero poder
nuevamente ofrecerle mis servicios (como lo hice a usted en el primer
bloqueo por la Francia); servicios que aunque conozco serían inútiles,
sin embargo demostrarían que en la injustísima agresión y abuso de la
fuerza de la Inglaterra y Francia contra nuestro país, éste tenía aún un
viejo defensor de su honor e independencia; ya que el estado de mi
salud me priva de esta satisfacción, por lo menos me complazco en
manifestar a usted estos sentimientos, así como mi confianza no
dudosa del triunfo de la justicia que nos asiste".
Desde ese mimo modo clarividente le volvería a escribir en 1848: "Mi
íntima convicción es que todos los argentinos deben persuadirse del
deshonor que caerá sobre nuestra Patria, si las naciones europeas
triunfan en esta contienda que, en mi opinión, es de tanta
trascendencia como la de nuestra emancipación de la España".
En otra misiva de noviembre de 1848, aseguraba interpretando lo que
siente todo argentino de bien: "sus triunfos son un gran consuelo para
mi achacosa vejez.". Y, por último, en otro escrito reflexionaba sobre el
combate de la Vuelta de Obligado: "con cuatro cañones hizo conocer a
la escuadra anglofrancesa que, pocos o muchos, sin contar los
elementos, los argentinos siempre saben defender su independencia".

En este contexto, también recordó las palabras del diputado Roque


Sáenz Peña, padre y abuelo, respectivamente de dos futuros
presidentes argentinos, en la Sala de Representantes: "El tino y la
sabiduría con que ha encaminado nuestro gobierno esta negociación,
ha obligado (a los delegados de Inglaterra y Francia) a confesar con
sus hechos, que han sido burlados en su objeto y los ha forzado a
descubrir lo que hasta aquí han descubierto; a saber, las verdaderas
miras de sus gobiernos, que son esclavizarnos y conquistar estas
repúblicas".
 
 DIVIDIDOS SEREMOS ESCLAVOS
"Malvinas -expresó Camilli- nos recuerda lo mismo y también, que la
guerra por la Independencia prosigue, aunque cambien los escenarios
y se renueven los enemigos. La única condición que deberíamos
cumplir los argentinos es aquella que San Martín sostuvo en 1819 y
que toda vez que no la cumplimos, nos condenamos al fracaso: 
´Divididos seremos esclavos: unidos estoy seguro que los batiremos:
hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos
particulares, y concluyamos nuestra obra con honor´. Bien entendida
esta lucha, como aquella que dimos por Malvinas, son continuaciones
de la Guerra por la Independencia.  Y lo prueba un hecho
contundente: el Libertador quiso legar su histórico sable corvo a
Rosas. Lo cierto es que la firmeza de Rosas defendiendo el honor
nacional logró lo que el combate de la Vuelta de Obligado había
anticipado. Las potencias extranjeras debieron ceder ante la fuerza de
la justicia". 
 
EL CAMINO SANMARTINIANO
En la parte final de su discurso, el director de la Escuela Superior de
Guerra Conjunta expresó: "Hoy, casi doscientos años después,
recordando el día de la Soberanía Nacional, debemos aceptar con
dolor que la obra de la Independencia aún no está terminada y seguir,
una vez más, como en la Vuelta de Obligado, el camino del honor, la
unidad y la justicia, el camino sanmartiniano. Y en ese camino, tanto
nosotros, los hombres de las Fuerzas Armadas de la Nación, como
todo el pueblo argentino, tenemos que ser protagonistas activos. Si
creyésemos sólo en los números, nunca nos hubiésemos
independizado, nunca hubiésemos soñado... Nunca hubiésemos
formado a orillas del Paraná, en la Vuelta de Obligado, ni hubiésemos
recuperado un 2 de abril nuestras Islas Malvinas. Alguien podrá decir
que son los números los que pagan beneficios, que son los números
los que condenaron a San Martín y a Rosas a morir en el exilio; que
son los números los que sentenciaron a Belgrano a morir en la miseria
o a Güemes a morir desangrado en las Higuerillas; que son los
números los que condenaron al Capitán Giachino, al teniente Estévez,
al Sargento Cisneros, al soldado Cao y a los otros muchos muertos de
la Guerra de Malvinas". 
Y finalizó sus palabras con la siguiente reflexión: "Parecería así que la
Patria no paga bien a aquellos que la aman, pero no nos
confundamos: esa no es la verdadera Patria, es una impostora que
ocupa su lugar mientras que los argentinos, miramos para otro lado o
seguimos falsas banderas. El día de hoy nos interpela y obliga a decir
en serio como aquel día lo hicieron nuestras tropas gauchas a orillas
del Río Paraná: ´oh, juremos con gloria morir´. Si los que vestimos el
uniforme de la Patria, si todos los argentinos que llevamos la Patria en
el alma, no creyésemos que vivir y morir con gloria es también hoy
nuestra obligación, simplemente habríamos vivido en vano y, para
eso, es mejor no haber nacido". 

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