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Enzo Traverso y la violencia de la historia

Una interpretación de las violencias del siglo XX

Adrián Marcelo Herrera Navarro

El Colegio de México A.C.

No hay documento de civilización que no sea


también documento de barbarie
Walter Benjamin, Tesis sobre la filosofía de la historia

Enzo Traverso, (2012). La Historia Como Campo de Batalla. Fondo de Cultura Económica
de Argentina. Buenos Aires, Argentina. ISBN 978-950-557-933-4

Difícilmente podemos hablar de historia sin considerar – ya sea consciente o


inconscientemente – la violencia que hay detrás de la historia misma; sin duda Enzo
Traverso tiene esto muy claro en su obra: “La Historia Como Campo de Batalla”. En las
332 páginas de su primera edición en español se exploran diversos procesos históricos del
siglo veinte como lo fueron las revoluciones, el fascismo, el nazismo, los genocidios, el
exilio y el control biopolítico desde las distintas violencias que estos representaron,
retomando al final la cuestión de la memoria sobre estos hechos. El texto gira en torno a
observar estas violencias con la sensibilidad y respeto que demuestran que el autor es un
historiador que entiende el peso y el significado histórico y social de lo que está analizando.
Observa las violencias no como hechos inertes que solo viven en las páginas de los libros
de historia, sino como procesos vivos cuyas repercusiones aún atormentan las memorias de
quienes los vivieron.
Traverso se inserta en el debate historiográfico abriendo a modo estelar su libro con
un recuento de Hobsbawm y su muy corto siglo veinte y continúa haciendo diversos
repasos sobre como abordar los procesos históricos; es especialmente ilustrativo el abordaje
que hace de los “cuatro siglos largos” de Arrighi (Pg. 56) mientras continúa con algunas de
las perspectivas acerca del desarrollo de los temas centrales en la historia del siglo pasado
bajo una lupa inquisidora con la que se propone a observar la construcción de las grandes

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catástrofes del siglo XX – especialmente aquellas vinculadas, de una u otra forma a Europa
– a partir de la violencia y las ideologías e ideales que había detrás.
A partir de la idea de que los procesos históricos implican determinados actos de
violencia, Traverso recorre revoluciones, fascismos, nazismo, genocidios y exilios;
enmarcados al mismo tiempo en los totalitarismos y el poder ejercido en el trasfondo de
estos procesos que moldearon tanto el siglo XX como la discusión historiográfica de los
mismos. El autor reconoce la dificultad de conciliar la historia con la memoria; es decir, la
complejidad de analizar la historia que sucedió tan relativamente reciente que aún hay
personas que la recuerdan. Esta dificultad se inserta en los viejos debates que giran en torno
a la subjetividad del historiador; especialmente hablando de la postura del historiador frente
a la violencia que vive aún en la memoria de quienes experimentaron las atrocidades que
marcaron y formaron el siglo pasado.
La obra dialoga sagazmente con diversos autores a lo largo del texto sobre las
diversas visiones que encuadran los procesos históricos; hilando las distintas perspectivas
con el concepto de las violencias del siglo vente. Esto mientras navega entre los distintos
matices de los autores de forma crítica, pero sobre todo logra un abordaje de los límites y
beneficios que las perspectivas traen al debate historiográfico. Es un texto tejido
magistralmente en torno al concepto de la violencia, Traverso logra entablar un diálogo que
cautiva, al mismo tiempo que reta las preconcepciones que se tiene sobre temas como el
fascismo, el nazismo y la Shoah (Holocausto), así como las perspectivas reduccionistas que
el lector pueda tener sobre estos procesos, ya que te presenta una serie de interpretaciones
sobre los mismos para al final mostrarte como están impregnados por distintas violencias,
aun cuando las perspectivas que retoma el autor no los hayan considerado ya sea por una
agenda ideológica o por un enfoque distinto, criticable cuando esta omisión resulta en la
trivialización de la violencia.
Traverso es especialmente suspicaz con interpretaciones que ignoren o reduzcan el
papel de la violencia en la conformación de los procesos; especialmente en perspectivas
basadas puramente en un ámbito ideológico o cultural que omiten la dimensión de la
violencia en la construcción histórica de los procesos que pretenden analizar (Pg. 137). El
libro aporta una reflexión fresca, pero sobre todo legítima y necesaria en cuanto al
tratamiento de las violencias existentes de forma cuasi-inherentes en los procesos políticos,

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económicos y sociales que ultimadamente se convertirán en procesos históricos. Consigue
generar un diálogo en torno a las violencias, pero inclusive más allá de eso, abre la puerta al
debate en torno al tratamiento de estas violencias en la historiografía occidental.
Lo interesante del texto es el poder observar la evolución no solo de la violencia en
los procesos históricos, sino la evolución de la misma como objeto de análisis. El pasar de
las violencias totalitarias y sus contrapartes revolucionarias a una concepción más amplia y
sofisticada de la violencia como lo es el exilio y la violencia biopolítica. Pasamos de lo que
podemos considerar como la cúspide de la violencia en la historia como lo sería la Shoah
(Pg. 182) a formas más refinadas de la manifestación de la violencia como lo es el despojo
y todo lo que implica el exilio (Pg. 247) y el cotidiano control social producto de un control
biopolítico (Pg. 210). Resulta interesante el observar a Foucault desde una perspectiva
historiográfica, especialmente debido a los efectos del desarrollo teórico en campos como
la Ciencia Política o la Sociología para la interpretación histórica; evidentemente es posible
considerar esta reflexión interdisciplinaria como un acierto que es por demás interesante. 
Sin duda el campo de batalla de la historia que plantea Traverso es la lucha entre las
interpretaciones sobre la historia misma, pero especialmente sobre los actos de violencia.
Especialmente refiriéndose a aquellas aproximaciones a la historia basadas en visiones
reduccionistas; tanto aquellas que reducen la historia a una visión dicotómica entre víctimas
y victimarios como aquellas que omiten el reconocimiento de la violencia que conllevan los
procesos históricos al punto de tácitamente exculpar a los perpetradores, que bien abre el
debate a si esto es un acto de violencia en sí mismo. De esta forma culmina con el tema de
la memoria, especialmente desde una perspectiva donde busca responder la cuestión de la
memoria y si hay un “deber de la memoria” (Pg. 305), lo cual genera un diálogo muy rico
sobre las acciones que se llevan a cabo para lidiar con los hechos del pasado.
Traverso retoma de forma crítica y comparativa diversas "catástrofes" cuya
interpretación no puede quedar exenta de una consideración pragmática sobre la violencia
que conlleva y lo que esta representa, especialmente cuando sigue viva en quienes lo
vivieron o siguen experimentando sus repercusiones. Pues como bien el mismo autor lo
puntualiza "el siglo xx ha sido la era de la violencia, las guerras totales, los fascismos, los
totalitarismos y los genocidios, pero también la era de las revoluciones que naufragaron y
de las utopías que se desmoronaron" (Pg. 324); no podemos olvidar que detrás de las

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guerras, revoluciones y demas procesos históricos plasmados – fielmente o no – en los
libros de historia hay procesos de violencia que no pueden ser ignoradas por la historia,
aunuqe si bien reflexiona como en la construccion historica participa el contexto político
del presente no pregona la muerte de la historia objetiva. Eh ahí la riqueza del aporte de
Traverso, ya que si bien presenta la necesidad de tener cierto criterio de responsabilidad
con las victimas de la violencia en la historia, esta no necesariamente pierde su objetividad
por ello; pues a fin de cuentas, el desarrollo de la historia es un campo de batalla y Traverso
aporta en este texto su lucha en favor de la reivindicación del análisis de la violencia como
objeto de interés de la historia sin olvidar que detrás de la historia solo hay una infinidad de
tumbas.

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