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INTERACCIÓN SOCIAL Y SOCIALIZACIÓN

Conversar, jugar al ajedrez, chatear, trabajar, casarse, hacer el amor: ¿Qué tienen en
común estas actividades? El común denominador de todas ellas es que no se pueden
realizar si estamos solos, si no nos vinculamos con los demás. Este vínculo da origen a lo
que podemos llamar interacción social.
Podemos definir la interacción como el vínculo por el cual dos o más seres humanos se
relacionan y en dicha relación cada uno influye en el otro. Esta relación está pautada
culturalmente por el tiempo y el espacio en que ocurre.
Cada uno de nosotros es parte de una cultura que nos ha enseñado a pensar, a sentir, a
hacer y, en definitiva, a ser de una determinada manera. Es decir, nuestra cultura nos
enseña un modo de vida. Por ejemplo, nos ha enseñado cuando perdemos a un ser querido
a estar tristes, y despedirnos realizando un velorio, lugar en el que necesariamente se
impone un sentimiento de tristeza y en el que todo está dispuesto para acompañar este
sentimiento. Sin embargo, no todas las culturas enseñan estas actitudes ante la muerte.
Sin ir muy lejos, los charrúas enterraban a sus muertos y sobre sus tumbas colocaban sus
pertenencias (armas, adornos, pieles) y sus parientes cercanos se mutilaban en señal de
dolor. En Estados Unidos se despide al ser querido con una reunión a la que se lleva algo
de comer para la ocasión, y, en algunos casos, se realiza un picnic sobre una manta, en el
cementerio donde se encuentra.
Entonces, cuando interactuamos, la cultura a la que pertenecemos nos plantea reglas que
hacen que la interacción entre los sujetos de dicha cultura se realice dentro de
determinados marcos. No obstante, cada uno de los sujetos que interactúan le asigna un
toque personal a esas pautas culturales, que se vincula con su interpretación de dichas
pautas.
Cuando interactuamos creamos y recreamos nuestra cultura y a su vez los seres que
interactúan se afectan recíprocamente, cada uno influye de diferentes formas en el
otro/a.
Las interacciones sociales van desde contactos muy superficiales entre los seres
humanos a relaciones complejas y profundas. Es decir, podemos llamar interacción tanto
al contacto que podemos tener con alguien que no conocemos y nos cruzamos en la calle y
le preguntamos en que parada tomamos determinado ómnibus, a contactos mas profundos
como el existente entre padres e hijos.
Algunas interacciones son muy formales y otras muy libres como la que se puede apreciar
entre dos niños preescolares que juegan. Pero todas las interacciones siempre están
moldeadas socialmente, esto es siempre hay reglas establecidas por la cultura y que nos
indican como interactuar.
La interacción es la base de nuestra convivencia; en nuestra vida cotidiana
permanentemente estamos interactuando y de esta manera vamos construyendo las
realidades en que vivimos, la realidad personal y la realidad social.
La interacción está pautada culturalmente, pero también por el tiempo y el espacio.
Incorporar espacio y tiempo para pensar la interacción, significa pensar que lo social se
producen en un espacio que nos permite reconocer el lugar en que acontece, por ejemplo
si nos encontramos en un ómnibus, o en una clase, o en el estadio o en un consultorio
médico, estos lugares pautarán el modo en que interactuamos; el tiempo le agrega otro
significado, imagina a tus abuelos cuando tenían tu edad en ese ómnibus, en la clase o en
el estadio y piensa como el tiempo también modifica esas interacciones.
Desde el momento del nacimiento el ser humano precisa adquirir las habilidades
necesarias para la vida en sociedad. A lo largo de la vida el individuo va incorporando las
pautas, costumbres, valores, normas y habilidades sociales, es decir, el individuo va
construyendo su personalidad social.
Proceso de socialización: tiene por objetivo la conformación de la personalidad social del
individuo, a través de la acción de diferentes agentes de socialización en los principales
ámbitos en los que se desenvuelve una persona a lo largo de toda su vida. La socialización
es “el proceso por cuyo medio la persona humana aprende e interioriza en el transcurso
de su vida, los elementos socioculturales de su medio ambiente, los integra a la
estructura de su personalidad, bajo la influencia de experiencias y de agentes sociales
significativos, y se adapta a sí al entorno social en cuyo seno debe vivir” (Rocher, 1996).
La persona cuando se adapta al entorno social en el que vive, se constituye como parte del
mismo. Es decir, pertenece a un contexto determinado por rasgos comunes, ideas, gustos
y necesidades que caracterizan a las colectividades en las cuales se integra.

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