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“El enmaletado”

Una leyenda que fue verdad, una verdad que fue leyenda.

Autores:
Gustavo Murillo Hurtado, (1952, colombiano, UPC, Colombia)
gmurillo@unicesar.edu.co
Agustín David Barros Brito (1998, colombiano, UPC, Colombia)
adavidbarros@unicesar.edu.co
Miguel Ángel De Santis Sierra (1996, colombiano, UPC, Colombia)
mdesantis@unicesar.edu.co
RESUMEN
El 22 de octubre de 1973, un fuerte olor a putrefacto que expedían dos maletas de color azul turquí
que habían llegado en un bus de Expreso Bolivariano a Cali marcarían el comienzo de uno de los casos
de crímenes más recordados por la capital vallecaucana y el país en el siglo XX.
Según los registros judiciales de aquel entonces, el bus procedente de Bogotá llegó sobre las 9 de la
mañana del lunes 21 de octubre. El cupo había sido vendido por completo, pero de las 32 sillas
disponibles solo 31 estaban ocupadas.
Lejos estaban de imaginarse el conductor y el ayudante que el pasajero 32, viajaba en la bodega,
cómodamente empacado entre dos maletas. Se dice que este caso marcó el antes y el después de la
historia del crimen en Colombia.
Han pasado 49 años y el caso nunca se resolvió, el enigma más grande es que no se sabe quién es la
víctima, pero hace cinco años y gracias a la evolución de las ciencias forenses y más exactamente de
la morfología forense, se logró una reconstrucción perfecta de los rasgos de la víctima, con la ayuda
de las técnicas modernas y fotografías se produjo el retrato de la víctima. Han pasado cinco años de
haber logrado una imagen real que será exhibida en cualquier momento al público para lograr el
reconocimiento y la identificación de la víctima.

Palabras claves:
Balística, fotografía, Morfología, Retrato, Toxicología Forense.
Fecha de envío: 01-12-2022
ABSTRACT

On October 22, 1973, a strong smell of putrefaction emanating from two turquoise-blue suitcases
that had arrived on a Bolivarian Expreso bus to Cali would mark the beginning of one of the most
remembered crime cases in the capital of Valle del Cauca and the country. in the 20th century.
According to court records at the time, the bus from Bogotá arrived at around 9 a.m. on Monday,
October 21. The space had been fully sold, but of the 32 available seats, only 31 were occupied.
The driver and assistant were far from imagining that passenger 32 was traveling in the hold,
comfortably packed between two suitcases. It is said that this case marked the before and after in
the history of crime in Colombia.
49 years have passed and the case has never been solved, the biggest enigma is that it is not known
who the victim is, but five years ago and thanks to the evolution of forensic sciences and more
precisely of forensic morphology, a reconstruction was achieved perfect of the features of the victim,
with the help of modern techniques and photographs the portrait of the victim was produced. Five
years have passed since a real image was achieved that will be displayed to the public at any time to
achieve recognition and identification of the victim.

Keywords:
Ballistics, photography, Morphology, Portraiture, Forensic Toxicology.
INTRODUCCION

Este articulo pretende demostrar como la ciencia forense integrada por sus múltiples disciplinas logra
cada vez mejores resultados haciendo que el crimen perfecto sea imposible de lograr.
El presente articulo basado en reseñas periodísticas analiza los datos más importantes del crimen
que tal vez se considera partió la historia criminal de Colombia en dos. Mas de 45 años sin resolver y
que se lograron aclarar algunas pistas gracias a ciencias forenses como la morfología, la fotografía, el
dibujo, la toxicología y otras.
Hoy en día, la efectividad de la ciencia forense en Colombia no tiene nada que envidiar a los increíbles
episodios de la serie CSI, lo único que cambia es que en la serie de televisión los casos se resuelven
en 45 minutos lo cual es imposible.
A finales de la década de 1970 la idea de poder identificar a alguien a partir de unas pequeñas gotas
de sangre parecía de ciencia ficción.
En aquellos tiempos, raramente los técnicos forenses usaban vestimenta de protección en la escena
del crimen poco se preocupaban por la potencial contaminación porque simplemente no había un
método para analizar material biológico que fuera más pequeño de lo que el ojo podía ver.

Hoy, todos los que ingresen a una escena del crimen deben vestir un mono de papel limpio,
cobertores de zapatos y guantes ya que las técnicas de recuperación de ADN son tan sensibles que
incluso rozar levemente un objeto –como el picaporte de una puerta o el mango de un cuchillo puede
dejar restos suficientes como para arrojar resultados en un análisis de ADN.
METODOLOGIA

En 1997, el momento del crimen misterioso, la investigación a través del ADN tenía sólo unos pocos
años y, como estaba a punto de descubrir, la tecnología estaba mejorando tan rápidamente que
estaban comenzando a aparecer problemas no previstos.

Como avanzó científicamente el Caso del Enmaletado:


El 21 de octubre de 1973, José Alberto Rodríguez conductor del vehículo Copetran informó a las
autoridades de que a la terminal de buses intermunicipales de Copetran de esa época
en Bogotá sobre la noche del domingo llegó un hombre al que el cabello le tapaba las orejas y la
frente, usaba gafas con lentes oscuros, y cargaba con dos maletas muy finas pidiendo que le
vendieran un pasaje.
“Señor conductor, (expresó): necesito viajar a Cali, le ruego el favor de esperarme que voy a comprar
inmediatamente el correspondiente tiquete. Traigo estas dos maletas y necesito que las coloque en la
mejor forma posible”.
El hombre pagó 20 pesos de más por el peso de las maletas, pero nunca abordó el bus y nadie lo notó
hasta su destino final en Cali. Eran, según la edición de EL TIEMPO de ese 25 de octubre, maletas muy
pesadas, por lo que se supuso que se trataba de electrodomésticos. Cuando el bus llegó a Cali,
pasadas las nueve de la mañana, el enigma volvió a aparecer. Sobraban dos maletas finas de color
azul turquí. Eran las mismas que la noche anterior le habían sido recomendadas de manera especial
al ayudante por un tipo de pelo largo y gafas oscuras. Y el tipo, era el mismo que, sin decir nada,
accedió a pagar exceso de equipaje antes de abordar en Bogotá. Parecía evidente que lo había dejado
el bus. Pensando en que pasajero y equipaje se reunirían dos horas más tarde, las pesadas maletas
se colocaron en la oficina del Bolivariano, cerca de la caja fuerte.

Las maletas nunca fueron reclamadas. Registros de diarios nacionales indican que se tomó la decisión
de guardar el pesado equipaje en la oficina de Expreso Bolivariano. El martes en la tarde, el pasajero
número 32 empezó a despedir olor a gato encerrado, el olor en la bodega era insoportable, al notar
que esta fetidez provenía de las dos maletas el administrador para evitarse reclamos futuros por la
violación de las maletas llamó a la Policía. El verdadero enigma surgió cuando se abrió el equipaje.
Los policías que abrieron las maletas se encontraron con la macabra escena en quince bolsas
plásticas, finamente empacadas, se encontraba repartido el pasajero. En la maleta grande, el tronco
y en la más pequeña, cabeza y extremidades. Las autoridades decidieron entonces devolver al
pasajero de regreso a Bogotá, para iniciar las averiguaciones.

Las Autoridades confirmaron que a la víctima (un hombre blanco de aproximadamente 33 años y
1,68 centímetros de estatura) le cortaron la yema de los dedos de la mano y tenía laceraciones en su
rostro, todo esto con el propósito de evitar que fuera fácil identificarlo. Además, como registró EL
TIEMPO, el hombre fue asesinado a cuchillo y tenía una fractura en su tabique. Los cortes del
Enmaletado eran tan perfectos que el cuerpo podía armarse con perfección como si fuera un
rompecabezas. Según los expertos judiciales de la época, fue cortado o por un carnicero o por un
cirujano, pues los cortes eran de exquisita perfección. Sus huellas digitales fueron borradas
parcialmente, y parte del rostro sufrió algunos cortes y deformaciones intencionales para hacer difícil
su identificación.
Sobre los detalles en la investigación del caso se pudo conocer que los cortes eran tan perfectos,
según las crónicas judiciales de entonces, que solo se pudo suponer que el trabajo lo hizo un cirujano
o un carnicero.
Cuentan que eran tan finos los cortes que el cuerpo se podía armar como si se tratara de un
rompecabezas. Además, como registró EL TIEMPO, el hombre fue asesinado a cuchillo y tenía una
fractura en su tabique. El caso fue tan famoso que, hasta miembros del FBI y la Interpol se sumaron
a las investigaciones, pues el cadáver no contaba con heridas tan profundas y no se conocieron con
precisión las causas de la muerte.
Para la época en que sucedieron los hechos un delincuente homosexual, apodado La Llorona, que se
encontraba recluido en la cárcel de Ibagué contó una historia al director. Explicó que estuvo en una
reunión con narcotraficantes en Cajicá donde se consumieron varias botellas de whisky, afirmó que
fue enviado a comprar dos pollos y que a su regreso se dio cuenta de que un hombre que llamaban
el venezolano había sido eliminado y empacado en bolsas de polietileno. Supuestamente coincide
esta versión con una hipótesis de que el cadáver pertenecía a un venezolano, que había sido
ajusticiado en Cajicá por una banda de ocho traficantes de droga.
Henry Holguín, el famoso cronista que tuvo en sus manos la cabeza del Enmaletado, la escondió por
un tiempo en el congelador del bar La Última Lágrima, establecimiento que pertenecía a un policía.
La cabeza fue devuelta a las autoridades cuando llegaron peritos idóneos a Colombia y a Bogotá para
investigar los hechos.
En el caso del enmaletado todas las hipótesis han estado encaminadas a descubrir quién es la victima
mas no quien fue el asesino.
FIGURAS

1.Figura uno

Figura 1. Fotografia de la cabeza reconstruida con


técnica de Morfología Forense.

A raíz de la intervención efectuada por Antropólogos


forenses que llevaron a la reconstrucción de la cabeza
de la víctima, corrección del daño del tabique, adecuado
maquillaje y fotografías forenses condujeron a la
elaboración de un dibujo que se considera 99% fiel a la
verdadera fisonomía de la víctima, con esta nueva pista
de imagen mejorada se pudo averiguar por parte de los
investigadores que la víctima era un asesino a sueldo a
quien se le encomendó la misión de atentar contra la
vida de alguien muy poderoso de la época, este asesino
se embriaga y en un momento de bohemio se lo cuenta
a una prostituta en Bogotá, que después también
apareció asesinada. A este asesino lo engañan y lo lleva
a una fiesta donde se descubre por los residuos de
líquidos gástricos que fue anestesiado y posteriormente asesinado con arma blanca por alguien que
tenía mucho conocimiento de anatomía humana, posiblemente un cirujano o porque no un carnicero
experimentado, eso se sabe, pero aún no se puede revelar su identidad ya que a raíz de estos últimos
descubrimientos parece que van a resultar involucrados personajes importantes de la vida social
colombiana.

Figura 2

Figura 2 Dibujo producto del arte forense lograda por el


dibujante con base en la cabeza reconstruida por los
expertos y con la ayuda de la técnica de retrato hablado
obtenida del testimonio del testigo que narro lo del
homicidio en Cajicá.

Vemos aquí como después de tantos años de total


oscuridad en este caso: la antropología, el dibujo forense,
la fotografía, la morfología, la patología forense, el
análisis químico de los residuos gástricos llevó a la
investigación a un punto donde de manera paradójica al
identificar la victima aparecerían automáticamente los
victimarios.
Figura 3

Figura 3.

Único retrato hablado del sospechoso que entrego las


maletas donde se encontró el cadáver del Enmaletado.

Este sujeto tampoco pudo ser identificado, hoy con los


avances científicos ya se sabría quién era.

Figura 4

En ese momento, el caso del ‘Enmaletado’ inundaría día a día, hora tras hora, la atención de los
caleños y del país a través de radio y prensa.
Este aberrante hecho daría inicio a lo que los expertos llaman un cambio en las expresiones de la
violencia en Colombia. En ese entonces se reconocían como capos del narcotráfico a personajes
como “El Grillo”, “el Rey” o el “cubano”, a quienes se les atribuye convertir en un “éxito” empresarial
el negocio de las drogas ilícitas primero que muchos y con su principal campo de acción en la capital
del Valle.
Figura 5. EL ARTE FORENSE (retrato o dibujo forense)

La idea es que el retrato oriente la investigación


para poder individualizar al responsable, anota el
experto dibujante quien lleva cinco años en
esta labor. Al día atiende entre dos y siete
personas. “La víctima o el testigo suministra
la información y por medio de su aporte
constante se recrea al sospechoso”.

La técnica que utiliza va desde lo general para terminar


en lo particular. Para la información morfológica
primero pide peso corporal y color de tez para
de esta forma elaborar un boceto genérico.
Luego, va rasgo por rasgo, (cejas, boca, nariz,
orejas y hasta los accesorios) consultando con el
denunciante. “En esta profesión no se debe tener miedo a comenzar otra vez, el retrato debe ser
orientativo, si no es preciso puede alterar la investigación”, anota el experto en arte forense.

FOTOGRAFIA FORENSE, El fotógrafo forense es el primero que entra a la escena del homicidio. Luego
de entrevistarse con los primeros respondientes, corroboran esta información y la fija dentro de la
escena del crimen para que el departamento de topografía tenga referenciado espacialmente el lugar
de los hechos. Su kit incluye testigos métricos, que dan fe de las distancias entre los elementos, los
números, para referenciar evidencia, y un traje de bioseguridad. Cuando entra a la escena del crimen,
se utiliza una técnica de búsqueda, ya sea por franjas o en espiral, para analizar cada centímetro.
“Hay que tomarse el tiempo porque en el detalle está la clave para resolver el caso, entre más fotos
tome mejor pues esta es la clave para poder reconstruir correctamente la escena.

Así también, el fotógrafo forense se encarga del procedimiento de reconocimiento fotográfico. Busca
en bancos de imágenes personas que tengan características faciales similares al sospechoso. En una
planilla con nueve rostros coloca a quien fue identificado como el presunto responsable para que un
testigo, que no tenga previo conocimiento del señalamiento que se le hace, verifique si es capaz de
individualizarlo.
DISCUSIÓN
1.En 1973, en un Expreso Bolivariano, descubrieron en dos maletas un cuerpo perfectamente
descuartizado y envuelto en bolsas negras. La leyenda del Enmaletado, historia de la vida real, vuelve
a resucitar en estos tiempos gracias al libro que está escribiendo Gerardo García Lozano, con el
soporte investigativo del periodista Iván Coello, que presenta, entre otras primicias, el primer retrato
del rostro del descuartizado más famoso de Colombia, dibujado y reconstruido por el artista plástico
Jairo Rosas.
2.De él se desconoce su verdadera identidad, y la finalidad de este retrato, basado en las fotografías
del rostro del Enmaletado, es encontrar quien identifique a este personaje del que hasta ahora se
desconoce su nombre y apellido, al que le han atribuido identidades de personas vivas, siendo
además uno de los más significativos falsos positivos de la historia.
3.Cada vez que la policía y los medios le daban una identidad de algún desaparecido al occiso, a los
pocos días aparecía vivo el señalado como el cadáver mediático del que más se ha hablado en la
historia de Colombia. En algún momento, el diario El Tiempo, en una nota periodística señalaba que
identificar al cadáver del Enmaletado con la identidad de un desaparecido lo hacía resucitar a la vida.
4.Gerardo García Lozano, corresponsal de El Pueblo en Buga en la década del 70, conoció a muchos
de los protagonistas de este hecho trágico, entre ellos al “sicodélico” hippie más famoso de Cali,
Jaime Azcárate, quien fue la columna vertebral de la investigación cuando, estando vivo, la policía
atribuyó su identidad al cadáver de El Enmaletado.
5.Jaime Azcárate había desaparecido por semanas, luego de haber sido visto por última vez en un
concierto de Carlos Santana en Popayán. Mientras la policía y los medios de comunicación publicaron
que el cadáver sería Jaime Azcárate, el emblemático hippie de la Av. Sexta de Cali estaba en una
parranda creativa con el padre de la publicidad en Colombia, Hernán Nicholls. Al aparecer, luego de
que la misma policía y los medios dijeran que El Enmaletado era Azcárate, las autoridades lo
detuvieron, aduciendo que él era un impostor de él mismo, y que podría haber sido el asesino de él
mismo. Azcárate les respondió a las autoridades: “¿Qué quieren que les diga, que soy yo si no soy
yo?”.
6.Henry Holguín, el famoso cronista que tuvo en sus manos la cabeza del Enmaletado, la esconde por
un tiempo en el congelador del bar La Última Lágrima, establecimiento que pertenecía a un policía.
La cabeza es devuelta a las autoridades cuando llegan peritos idóneos de Bogotá para investigar los
hechos.
7.Durante la investigación, Gerardo García Lozano escribe en su libro una crónica detallada y
novelada sobre este crimen, y con la sagacidad de un detective va armando este rompecabezas que
muestra por primera vez el retrato del rostro reconstruido del descuartizado más famoso de la
historia de Colombia. Los detalles de esta historia se relatan en el libro El Enmaletado. Una leyenda
que fue verdad, una verdad que fue leyenda”.
Así también utiliza los softwares de EFIT y Faces para generar retratos basados en bancos de
imágenes en caso de que el denunciante se le dificulte describir la fisonomía de su agresor. El arte
forense solo es utilizado cuando la víctima corrobora que el retrato hecho es la representación más
cercana del responsable del crimen.
CONCLUSIONES

En medio de esta historia llega a la ciudad de Cali una maleta costosa con un cadáver cortado en
pedazos. Es el enmaletado y los periodistas de la crónica amarilla crean un circo en torno a Jaime
Azcarate, el hippie más famoso de la ciudad. Jaime Azcárate había desaparecido pensaron que el
enmaletado era Jaime Azcarate.

En el humilde cementerio de Siloé dieron sepultura a sus restos, guardaron su cabeza en una nevera,
en los periódicos publicaron el retrato de esa cabeza.
Es mi hijo, es mi hijo, dijo una dolorosa mujer al abrir el congelador. Ya le había dicho yo que no
anduviera en tratos con esa gente. ¿Con cuál gente?, preguntó el Inspector vislumbrando un oriente
hacia alguna pista. ¿Con cuál gente? Con la gente esa de la droga. ¿Está usted segura de que es su
hijo? El corazón de una madre no engaña nunca. Desentierren sus restos, un clavo de platino le
atraviesa la rótula. Se había ido de casa hace quince días.
Pero Jaime regresó a casa ese mismo día y le dijo a su madre que qué clase de madre era que lo había
confundido públicamente con aquella piltrafa humana. El inspector de todas formas practicó la
autopsia a la pierna izquierda y en el sitio donde la madre con su dedo había señalado el clavo de
platino estaba brillando.
Jaime volvió a la barra de los amigos con el corazón destrozado alegando que él no había tenido
nunca nada que ver con ninguna mafia y que cuidadito con alguno ir a hacerle algún chiste malo
porque a aquel que lo hiciera algo aún más terrible podía pasarle. Y arrancaba a correr avenida arriba
del Café de los Turcos persiguiendo un balón y pateándolo como nunca con una zurda
completamente sana. Bogotá, enero-1974
“Cuando hacen ya el último entierro del cuerpo lo entierran sin la cabeza que, por cierto, siempre
estuvo muy bien conservada. Esta se queda en el Instituto de Ciencias Forenses y con el pasar de los
años se pierde. Hay quienes dicen que podría estar en el museo de la policía en Bogotá, o que a la
final alguien le dio sepultura en alguna parte de Cali”.
Con el pasar del tiempo, autoridades y familias empezaron una extraña costumbre. Se llegó a pensar
que cada vez que se le atribuía el nombre de una persona desaparecida al ‘Enmaletado’, esta persona
de inmediato aparecía.
Héctor de Jesús Villegas fue uno de esos casos, según reseña EL TIEMPO en una publicación de 1991.
Este fue uno de los nombres que se le atribuyó a la víctima, pero un mes después el verdadero Villegas
escribió a la prensa manifestando estar “vivito y coleando” en Nueva York, en Estados Unidos.
La esposa y el hijo del negociante de esmeraldas Luis Ignacio Chamorro también creyeron que el
‘Enmaletado’ era este esmeraldero, pero a los dos días el desaparecido “resucitó” en Medellín. De
esa forma, aseguraron en aquel entonces, el ‘Enmaletado’ fue identificado por las autoridades en no
menos de once ocasiones. Siempre aparecieron las personas a las que se les atribuyó el cuerpo.

Por eso se dice que nunca antes, un muerto había hecho resucitar a tantos vivos, el caso fue tan
famoso que, hasta miembros del FBI y la Interpol se sumaron a las investigaciones, pues el cadáver
no contaba con heridas tan profundas y no se conocieron con precisión las causas de la muerte.

Nunca se conoció la identidad del Enmaletado.


AGRADECIMIENTOS

Enero 28, 2019 - 11:50 p. m. Por: Jotamario Arbeláez


Gerardo García Lozano su libro (Origen de la imagen final)

‘El enmaletado’.https://www.elpais.com.co/opinion/columnistas/jotamario-arbelaez/mi-amigo-el-
enmaletado.html
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BIBLIOGRAFIA:
Artículos periodísticos extraídos en noviembre de 2022 desde:
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-194876
https://www.las2orillas.co/despues-44-anos-se-reconstruye-rostro-del-enmaletado/
https://www.elheraldo.co/judicial/asi-se-investiga-un-homicidio-414581
https://actualidad.tuamc.tv/archivo-amccrime/crimenes-se-resuelto-gracias-los-avances-forenses/

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