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tíuua, mientras que sobre la loza y la porcelana


se reúne en g o t a s separadas. El mayor incon-
veniente de la ebonita es el que su superficie se
hace rugosa cuando está á la intemperie y e n -
tonces retiene el polvo que es conductor cuando
se humedece. Se ha empleado para la c a m p a n a
interior de los aisladores, en cuyo caso, e s t a n -
do á cubierto de la lluvia, no presenta dicho i n -
conveniente, y además, cuando la superficie de
la ebonita se altera, basta darle u n baño de p a -
rafina para que vuelva á su estado primitivo.
La porcelana de buena calidad, vitrificada,
dura y resistente al choque y á la presión, se
considera como la materia más conveniente para
aisladores. Aisla b a s t a n t e , no retiene la h u m e -
dad ni el polvo,y la lluvia la lava p e r f e c t a m e n t e .
Tiene sin e m b a r g o , el inconveniente de que c o m -
poniéndose de s u s t a n c i a s h e t e r o g é n e a s , su p a s -
ta no es siempre h o m o g é n e a y á veces se r e s -
quebraja el b a r n i z .
La loza d u r a , que los franceses l l a m a n Gres
cerame, los ingleses Stoneware y los italianos
terraglia y c u y a p a s t a se compone de arcilla,
plástica desengrasada con arena silícea, es m u y
conveniente para aisladores por s u duración,
por su calidad y por su baratura. No aisla t a n t o
c
omo la buena porcelana, pero su barniz no se
esquebraja n u n c a , su p a s t a es siempre h o m o -
génea, y estando bien trabajada da siempre p r o -
— 3 4 2 —

ductos de buena calidad, y si adolecen de algún


defecto es fácil descubrirlo, siendo además muy
ventajosa esta clase de aisladores para los paises
no civilizados, como dice Culley, donde los mu­
chachos y los hombres se entretienen en rom­
perlos á tiros y á pedradas.
Forma y dimensiones.— Las s u s t a n c i a s de
que se componen los aisladores son suficiente­
mente aisladoras, y presentan una g r a n resis­
tencia alfpaso de las corrientes, y por lo tanto,
á no ser que aquellos t e n g a n a l g ú n defecto, no
es posible que estas se propaguen al través de
la masa, pudiendo pasar del conductor al poste
únicamente por la superficie del aislador. Así,
pues, la primera condición de u n buen aislador
es el que t e n g a u n a g r a n superficie, seca y lim­
pia, porque el a g u a es algo conductora y el polvo
húmedo de todas clases, lo es mucho más. Un
a
tubo largo y estrecho, figura 8 1 , lámina 6. , se­
ría, por consiguiente, muy á propósito para este
objeto, puesto que la corriente para pasar del
conductor al poste tendría que recorrer las su­
perficies exterior é interior del tubo para tomar
el soporte de hierro en el p u n t o c, y si este so­
a
porte se hallaba barnizado ó cubierto de i m
sustancia aisladora, como la ebonita, tendria que
recorrer por la superficie todo el camino a bode
para llegar al poste. No es posible evitar de un
modo conveniente que las nieblas y las lluvias
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humedezcan y mojen la superficie exterior del
aislador; pero es evidente que las ú l t i m a s no
penetran en el interior, y que siendo este e s t r e -
cho no permitirá fácilmente la renovación del
aire que lleva en suspensión el vapor de a g u a y
las vesículas de la niebla, por c u y a razón el i n -
terior del aislador ha de t a r d a r t a n t o más tiempo
en humedecerse, y en secarse después de h u m e -
decido, c u a n t o más largo y más estrecho sea el
tubo que forma el aislador. S e g ú n M. Culley,
dos conductores colgados el uno sobre 44 aisla-
dores Brooks, y el otro sobre i g u a l número de
aisladores Varley de porcelana, dieron en u n a
noche lluviosa, el primero un aislamiento de
290000 unidades Ohm, y el segundo de 150000;
pero en la m a ñ a n a s i g u i e n t e , i n m e d i a t a m e n t e
después de la salida del sol, el aislamiento dado
por los aisladores Brooks era de 39000 unidades
Ohm y el de los Varley de dos millones, depen-
diendo la desventaja de los primeros, en que lo
estrecho del cuello de la botella Brooks impide
la evaporación de la humedad que d u r a n t e la
noche penetra en su interior, de donde resulta
que en vez de un tubo largo y estrecho, es m u -
cho más ventajoso el empleo de dos tubos con-
céntricos de la mitad de altura.
Atendiendo á estos principios y á la profun-
didad á que en los tubos de un diámetro deter-
minado penetran los depósitos salinos en las orí-
— 344 -
lias del mar, se ha adoptado en todas las nacio-
nes de Europa el aislador prusiano con más ó
menos modificaciones que no alteran sus condi-
ciones de aislamiento.
a
La figura 82, lámina 6. , tomada del Diario
de Berna, representa el aislador prusiano con su
correspondiente soporte. No aparecen las dimen-
siones de la porcelana; pero s e g ú n ha demos-
trado la experiencia, es suficiente que la pro-
fundidad de las zonas ó campanas sea de unos
70 .milímetros, y el expesor entre la ranura y
el fondo de la cavidad que ocupa la cabeza del
soporte, de 30 á 40. El soporte es cuadrado, ex-
cepto en la parte que entra en el aislador y la
que ocupa la rosca. El hilo pasa por la ranura
que lleva en la parte superior, y únicamente en
los ángulos y en las c u r v a s se apoya en la gar-
g a n t a , sujetándose en uno y otro caso al aisla-
dor con hilo de atar. La sección del soporte es de
unos 3 centímetros c u a d r a d o s .
Como en España se emplean todavía tensores
y retenciones, no se atan los alambres en todos
los aisladores, y para que el viento no saque los
hilos de la r a n u r a , tiene esta la misma forma
que se observa en los aisladores de Suecia, es
decir, u n rebajo ó escotadura á cada lado de la
r a n u r a , de manera que puesta esta en dirección
de la línea, entra el hilo sin dificultad alguna;
pero haciendo g i r a r después la porcelana, ya no
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puede salir aquel en sentido vertical. No debien­
do emplearse estos aisladores más que en las
rectas, no es necesario que el soporte sea tan
grueso como el de los tensores y retenciones,
por lo cual su diámetro es solo de 14 milímetros.
En todos los casos es m u y conveniente que el
plano horizontal que pasa por el eje de la rosca,
contenga el punto de apoyo del alambre en el
aislador, ó lo que es lo mismo, que el alambre
quede á la altura del p u n t o de inserción del so­
porte, porque de otra m a n e r a éste giraría y se
inclinaría el aislador cuando la tensión del a l a m ­
bre no fuese igual á las dos b a n d a s , lo que no
puede suceder con la disposición i n d i c a d a , por­
que entonces es lo mismo que si se fijase el a l a m ­
bre á un clavo normal al poste ó sobre el n>ismo
poste.
La Administración inglesa ha adoptado r e ­
cientemente para las líueas más importantes u n
aislador del sistema prusiano, de mayores d i ­
mensiones que el de Varley, con una modifica­
ción que aumenta considerablemente el aisla­
miento. En el punto donde empieza la rosca del
soporte hay u n reborde circular sobre el cual se
aplica un disco agujereado de goma elástica,
como los que se emplean para sujetar papeles,
Pero más grueso, cuyo diámetro es mayor que el
del reborde, de manera que al atornillar el so­
porte á la porcelana rodeado de la conveniente
— 346 —
cantidad de filástica, el disco de goma se aplica
sobre el fondo de la porcelana y cierra perfecta-
mente su cabidad, la cual queda á cubierto de
la humedad de la atmósfera y el soporte com-
pletamente aislado de la porcelana. E s t e disco
de goma reemplaza ventajosamente al aceite
que emplean los Sres. Johnson y Phillips en sus
aisladores, para aislar el soporte de la porcela-
na. El c a u c h ú se conserva b a s t a n t e bien dentro
de la cabidad del aislador, resiste la tempera-
t u r a de los climas cálidos y no tiene afinidad
con la humedad, y además en los países secos
como el de E s p a ñ a , donde el viento levanta fre-
c u e n t e s polvaredas, los depósitos de aceite de
los aisladores Johnson y Phillips, se llenarían
pronto de polvo.
El término medio de 23 p r u e b a s hechas por
Mr. Gavey, miembro de la Sociedad de Ingenie-
ros de telégrafos de Londres, con distintas cla-
ses de aisladores, dio un aislamiento de 13374,8
unidades para los nuevos aisladores de la Ad-
ministración inglesa, de 5428,6 y 1346,6 páralos
dos modelos de Johnson y Phillips, de 41,651 para
los prusianos, y de 32,040 para los de loza dura
de Varley, resultando que en el orden de mérito,
el aislador de la Administración inglesa tiene el
número 1, los de aceite el 2 y 3, el prusiano el
9 y el de Varley el 11.
En la línea de Cádiz á San Ptoque, muy ex-
— 347 —
puesta á la humedad, t a n t o de las nieblas como
del agua del m a r que m e n u d a m e n t e dividida a l
chocar las olas contra la costa, el viento t r a s ­
porta y deposita sobre aquella en algunos p u n ­
tos, los aisladores prusianos están dando buen
resultado, por lo cual creemos que los de loza
dura de color oscuro que aislan poco menos q u e
los prusianos, serian m u y convenientes, sobre
todo con el disco de goma, para aquellas comar­
cas en que t a n t o sufren de lps t r a n s e ú n t e s , por­
que además de ser más baratos que los de por­
celana blanca, no se rompen tan fácilmente co­
mo estos ni llaman t a n t o la atención.
Aisladores cubiertos.—Al principio se creyó
que seria conveniente poner los aisladores á c u ­
bierto de la lluvia, por medio de sombreretes,
guarda-polvos ó cajas de madera ó de m e t a l ;
pero pronto se observó que estos medios eran
insuficientes p a r a e v i t o r q u e el polvo y la h u ­
medad se depositen sobre la porcelana, h a c i e n d o
conductora la superficie de la misma, y que a d e ­
mas servian de refugio á los insectos, que i m ­
pedían que la lluvia lavase las porcelanas y que
retardaban la evaporación de la h u m e d a d .
Según las experiencias que cita Mr. Culley,
a
pérdida de corriente en hilos colocados en las
mismas condiciones era de 38 partes p a r a los
f i a d o r e s de porcelana, sin cubierta ó caja, de
para los de porcelana, con caja agujereada, y
— 345 -
de 65 para los mismos con caja sin agujeros.
Esto no obstante, en algunos casos, como cuan­
do las líneas atraviesan comarcas en que no se
respetan y no es posible ejercer u n a continua
vigilancia, podrá convenir esta clase de aislado­
res, procurando en lo posible que las cubiertas
t e n g a n agujeros ó rendijas por donde pueda
pasar el a g u a de la lluvia y lavar las porcela­
n a s . Ya hemos dicho antes que en las líneas de
la India se h a n empleado aisladores Siemens
más ó menos modificados, los cuales si bien no
dan un aislamiento t a n perfecto como los de por­
celana de doble zona ó campana, conservan la
línea en mejor estado que estos últimos, cuyas
buenas cualidades vienen á resultar inútiles, á
causa de que por mucho que sea el celo del per­
sonal de vigilancia, siempre existen en servi­
cio un número no escaso de aisladores comple­
t a m e n t e rotos ó por lo menos desportillados. Asi
pues, estos aisladores ó los de loza dura colora­
da, serian m u y convenientes en a l g u n a s líneas.

Métodos de trasmisión,—Xúmoro y
t l e
dimensiones de los elementos
a
<lixe debe constar la pila, según I
resistencia del circuito.

DIFERENTES MÉTODOS DE TRASMISIÓN.—En el


Continente europeo, cada estación está dotada
- 349 —

de su correspondiente pila, dispuesta de manera


que el polo n e g a t i v o comunica directamente con
la tierra y el positivo se halla aislado en el m a -
nipulador; así es que la corriente no pasa á la
línea sino cuando éste se baja, emitiendo las
corrientes necesarias para reproducir en la e s -
tación que recibe, las letras ó los signos que
corresponden. Este sistema se llama de circuito
abierto, de corrientes separadas ó de corrientes
de trabajo.
En América, por el contrario, no se emplea
para cada línea más que una sola pila, situada en
la estación extrema, con el polo negativo á t i e r -
ra y el positivo en comunicación con la línea, en
la cual están intercalados los receptores de t o -
das las estaciones, pasando por ellos y por todo
el conductor u n a corriente continua, y cuando
ana. estación quiere trasmitir, corta el circuito
y después, cerrándolo y abriéndolo con el m a -
nipulador como de ordinario, resultan las señales
necesarias que reciben á la vez todas las e s t a -
ciones, á no ser que se p o n g a n fuera de circuito
por medio de los conmutadores correspondien-
tes. Este método se llama de circuito cerrado,
de corriente continua ó de corriente de reposo.
Estos sistemas se realizan en la práctica, bajo
diversas formas, de las cuales nos ocuparemos
separadamente.
Circuito abierto.—Es el único que se emplea
— 350 —

en España y en la mayor parte de las naciones


de Europa en las líneas aéreas con corriente po-
sitiva, con la que la trasmisión es más clara y
distinta que con la negativa, la cual, por otra
parte, se pierde más fácilmente y en mayor can-
tidad por los apoyos, y da lugar á derivaciones
de más fuerza, si bienios conductores, expecial-
mente los de los cables, se deterioran mucho
menos con esta última corriente que con la pri-
mera.
En Inglaterra se hace uso de manipuladores
inversores de polos, de manera que á toda cor-
riente positiva que hace una señal en la esta-
ción correspondiente, sigue otra negativa de
corta duración, que destruye el magnetismo re-
manente, aumentando la sensibilidad y la velo-
cidad del aparato, además de que estando siem-
pre ocupado el conductor por una corriente, m>
es tan sensible el efecto de las derivaciones, y al
emitir la corriente negativa, si esta va en el mis-
mo sentido que la debida á aquellas, ambas con-
tribuyen á la destrucción del magnetismo rema-
nente y á mantener separada la armadura ó pa-
lanca del receptor; y si marcha en sentido con-
trario, quedará destruida la derivación, á no ser
que sea tan fuerte que sobrepuje á la corriente
negativa de la pila. De esta manera han podido
utilizarse conductores ya abandonados por no ser
posible funcionar por ellos empleando una sola
— 35! -
corriente, á causa de las derivaciones proceden­
tes de u n aislamiento defectuoso.
a
Circuito cerrado.—-La figura 83, lámina 6 . .
representa t r e s estaciones, dos extremas y u n a
intermedia, y examinando el dibujo se compren­
de que estando todos los conmutadores en el con­
tacto de arriba, pasa por toda la línea una cor­
riente continua al t r a v é s de los receptores, que
mantendrá pegadas sus p a l a n c a s , y que si u n a
estación coloca su conmutador en el contacto
de la derecha, quedará cortado el circuito, por
cuya razón, bajarán todas las palancas pudiendo
entonces trasmitir dicha estación c u a n t o necesi­
te, lu cual será recibido simultáneamente por
todas las demás.
Debe observarse q u e lo que aquí se verifica
es un hecho m u y n a t u r a l y sencillo, reducido á
(
]ue la estación del medio, por ejemplo, carecien­
do de pila, se sirve de la pila situada en otra e s ­
tación más ó menos d i s t a n t e .
Método de oposición.—Existe otro sistema que
consiste en colocar u n a pila de igual fuerza en
cada una de las estaciones e x t r e m a s de u n a l í ­
nea, con los polos n e g a t i v o s a t i e r r a y los posi­
tivos al conductor, al cual pasarán dos corrien­
tes positivas opuestas que se equilibrarán en el
punto medio de la línea en la que se intercalan
0 s
receptores, sin embargo de lo cual p e r m a n e -
c
erán en reposo h a s t a t a n t o que estableciendo
— 352 —
en una estación la comunicación con la tierra,
concurran á ella'las corrientes de las dos pilas,
lo que constituye otra manera de funcionar.
También pueden disponerse las estaciones de
manera que cada una reciba con la corriente de
su propia pila.
Considero dones sobre estos sistemas.—Sobre
el de corriente c o n t i n u a , dice Mr. Culley, que se
han hecho las objeciones de que deteriora rápi­
d a m e n t e los cables subterráneos cuando su ais­
lamiento es algo defectuoso, siendo mayor la
irregularidad de la trasmisión que con el sis­
tema de circuito abierto; así es que muchas lí­
neas mal aisladas que funcionaban con dificul­
t a d con corriente continua, lo verificaron bas­
t a n t e mejor con corrientes separadas, por lo cual
sin duda fué abandonado en I n g l a t e r r a , excepto
en casos expeciales, el sistema de que se trata,
á pesar de la g r a n ventaja que proporciona res­
pecto de la pila, puesto que no necesita más que
una, sea en u n a sola estación ó repartida en
varias ó en todas ellas. El sistema de circuito
abierto, ó sea el europeo, es mucho menos cos­
toso respecto de la fuerza de la pila que el ame­
r i c a n o , por c u a n t o con este se emplean pilas de
Grove, fuertes y costosas, y con aquel bastan
las de Daniell y sus modificaciones, relativa­
m e n t e más débiles y más económicas.
Respecto del sistema de corrientes opuestas,
— 353 —
observa Mr. Blavier que no presenta sobre los
otros más que la pequeña ventaja de consumir
un poco menos de zinc y de sulfato de cobre, y
que en cambio no es aplicable á las líneas un
poco largas, qué e x i g e una igualdad de corrien-
tes en las dos pilas que no es fácil obtener, y
mucho menos de conservar por a l g ú n tiempo,
que da l u g a r á g r a n d e s variaciones en la fuerza
de las corrientes, s e g ú n que la estación que
trasmite está más ó menos próxima de los e x -
tremos de la línea, inconveniente que si bien
puede evitarse por medio de bobinas de resis-
tencia, la graduación de estas es b a s t a n t e difí-
cil, y por último, que si existe en la línea una
derivación á t i e r r a , es necesario acudir á otro
medio de comunicación.
Como en Europa no se ha empleado en g e -
neral más que el sistema de circuito abierto y
en América el de circuito cerrado, es indudable
que no ha habido ocasión de comparar por medio
de repetidas experiencias los resultados de estos
dos métodos; pero se comprende desde luego que
es un grave inconveniente el que las c o m u n i -
caciones de u n a línea dependan de u n a ó dos
pilas solamente, pues u n a interrupción entre la
estación en que se hallen establecidas y la i n -
mediata, deja á todas incomunicadas, y que la
ventaja de poder establecer fácilmente u n a e s -
tación intermedia, pava lo cual bastaría u n a c ú s -
23
_ 354 - . £
tico ó un galvanómetro vertical, puede ser mu-
chas veces de funestas consecuencias.
Por lo demás, la única observación que hare-
mos por nuestra parte es que estos sistemas no
pueden establecerse sino en aquellas líneas, que
á un perfecto aislamiento, reúnen una gran es-
tabilidad de manera que sea difícil que en ellas
pueda ocurrir una avería, y cuyo servicio de
vigilancia está montado de tal modo que de pre-
sentarse una interrupción, se remedia inmedia-
t a m e n t e , como puede suceder en las líneas fér-
reas de mucho tránsito, habiendo en cada esta-
ción un funcionario encargado de verificarlo;
circunstancias que concurren en la mayor parte
de las líneas de los Estados-Unidos de América,
donde, como hemos dicho, se ejecuta exclusiva-
mente la trasmisión con corriente continua. En
las líneas telegráficas de los ferro-carriles, este
sistema seria sumamente útil, porque ademas
de no necesitar pila en las estaciones de poca
v a
importancia, desde cualquier p u n t o de la |
pudiera comunicarse con la estación más próxi-
ma y dar los. avisos y pedir los socorros necesa-
rios, lo que en ciertos casos seria de un valor
u
inapreciable; pero para esto es indispensable q ^
e
las líneas reúnan las indicadas condiciones ^
estabilidad y de aislamiento, lo que no suce
con las pertenecientes á los ferro-carriles de Es
paña. También puede ser útil el sistema de d
— 355 -
Cuito abierto en el caso de que haya que t r a s ­
mitir con frecuencia unos mismos despachos á
todas ó á la mayor parte de las estaciones de una
línea, siempre que esta reúna las condiciones
expresadas, y para ponerse en comunicación
con un funcionario que persiga u n a avería.
El que l a s estaciones reciban con su propia
pila, carece por completo de importancia, por­
que la misma fuerza necesita u n a corriente para
llegar desde la estación que recibe á la que t r a s ­
mite, como de esta á aquella, y á nada conduce
y da lugar á u n g a s t o inútil, ese cúmulo de
corrientes que se lanzan á la línea sin necesi­
dad y sin objeto. E s verdad que fácilmente p u ­
dieran retirar su pila del circuito todas las e s t a ­
ciones menos la que recibe; pero ni a u n así resul­
taría ventaja, además de que este sistema, c o ­
mo el de corriente continua, exije líneas de
mucha estabilidad y perfectamente aisladas.
Algunos sistemas telegráficos necesitan que la
línea esté siempre cargada para que la t r a s m i ­
sión sea más clara y perfecta, y en ellos h a t e -
mdo aplicación este método; pero es indudable
(
ioe no puede emplearse de un modo general
c
°o el Morse y otros muchos y en cualquiera l í -
n
ea, como el de circuito abierto.
CÁLCULO DEL NÚMERO DE LOS ELEMENTOS.—
j ° r l o demás, cualquiera que sea el sistema de
a m i s i ó n que se adopte, la pila se h a de com-
— 356 -
poner de un número determinado de elementos,
según su naturaleza y dimensiones, resistencia
y número de conductores que ha de alimentar,
para que corresponda debidamente á su objeto.
Son varias las fórmulas por medio de las cua­
les se puede determinar el número de elementos
de la pila. Mr. Haskins divide la resistencia por
100 si los elementos son de Grove ó de bicro­
mato de potasa, y por 50 si son de Daniell, Hill
óCallaud. Mr. Prescott, dice, que después de un
estudio bastante profundo sobre la potencia de
las pilas que se emplean en las líneas de los
Estados-Unidos de América, ha hallado que para
cada 120 Ohms de resistencia del circuito, se
debe emplear un elemento Grove. Lo mismo su­
cedería si la pila adoptada fuese de bicromato
de potasa, pero si fuese del sistema Leclanche,
habria que aumentar una mitad de elementos, y
duplicar su numero, si es de sulfato de cobre.
Mr. Lacoine determina el número de elemen­
tos suficiente y necesario para que el receptor
funciono con perfección y seguridad, sin cir­
cuito exterior ó sea en local, ó aplicando direc­
tamente la pila al receptor, y después calcula el
número de elementos de que se ha de componer
a
la pila de la estación que trasmite para que I
corriente de llegada tenga una fuerza igual a
la producida por el número de elementos que
fueron necesarios para hacer funcionar el recep-
— 35? —
tor en b u e n a s condiciones, y de este modo, y
fundándose en la teoría de las corrientes d e r i -
vadas, llega á la fórmula s ' g u i e n t e :

_ P (i—V(t—r) {i—i)) U+V(t—r) (i-t))


r V(*-r) ( R
en la cual n representa el número de elementos
que se busca, p el de elementos necesarios para
hacer funcionar directamente el receptor, r la
resistencia de este, t la resistencia del circuito
exterior, y por último, i su resistencia de a i s -
lamiento.
El cuadro s i g u i e n t e indica el número de ele-
mentos Daniell que deben emplearse para u n
conductor de 4 mm s e g ú n su l o n g i t u d .
Para una distancia in-
ferior á 100 . . kilómetros, de 15 á 30.
I'ara una id. compren-
dida entre . . . 100 y 200, de 30 á 50.
! » i » 200 y 300, de 50 á 70.
! » » » 300 y 500, de 70 á 100.
• » i f 500 y 1000, de 100 á 150.
Si el conductor fuese de distinto diámetro,
s
e multiplica el número de elementos que le cor-
16
respondería si fuese de 4 mjm por-^¿-, siendo d,
el diámetro de hilo. E s t a fórmula e s t á fundada
eu que las resistencias de los conductores, y
por lo t a n t o el número de elementos que se ne­
cesita para funcionar por ellos cuando son de
diferente grueso y de la misma l o n g i t u d , está
en razón inversa de los cuadrados de los diáme­
tros. Se supone, como es c o n s i g u i e n t e , que solo
se diferencian en al diámetro y que son de hier­
ro, homogéneos é idénticos en las demás con­
diciones, y como antes hemos indicado, si la
pila es del sistema Leclanché, b a s t a n las dos ter­
ceras partes de elementos, y la m i t a d , si es de
bicromato de potasa, ó del sistema Bunsen. Mr.
Gavarret indica un procedimiento sencillo y
práctico para determinar el número de elemen­
tos de una pila cualquiera que sea su natura­
leza, y consiste en intercalar en el circuito una
brújula ó galvanómetro de senos cuyo hilo de
12 vueltas en el carrete y a u m e n t a r ó disminuir
el número de elementos h a s t a que el galvanó­
metro marque ocho grados. La experiencia ha
demostrado, en efecto, que cuando una corriente
es de la expresada fuerza, tiene la suficiente
para hacer funcionar con regularidad un recep­
tor Morse de la resistencia de unas 2000 unida­
des Siemens.
El mismo físico deduce de un hecho particu­
u
lar u n a fórmula sencilla para determinar el n ~
mero de elementos Daniell de las dimensiones
ordinarias, suficiente y necesario para funcional
por u n circuito de resistencia conocida.
- 359 —
En la línea de París á Strasburgo, según di-
ce, se funciona con regularidad con 40 elemen-
tos en buen tiempo, siendo de 500 kilómetros de
hilo d e 4 m¡m\-d resistencia de la línea, de 200
la del receptor y de un kilómetro la de cada e l e -
mento. S e g ú n la fórmula de Ohm y represen-
tando por e la fuerza electro-motriz de cada ele-
mento, la fuerza de la corriente será:

F= °4 e
ó Y=-^- (1)
v
40+700' 18,5
dividiendo por 40 los dos términos del quebrado.
Este valor de -Tes el mínimum de fuerza que
ha de tener u n a corriente para que la trasmisión
se efectúe con r e g u l a r i d a d , es decir que c u a l -
quiera que sea la resistencia del circuito, si la
fuerza de la corriente es la que se deduce de la
fórmula (1), un receptor Morse colocado al ex-
tremo de este circuito, funcionará en buenas
condiciones; de manera que la cuestión está r e -
ducida á determinar el número de elementos que
se necesitan para producir esa fuerza. >
Sea n este número de elementos, e y r la fuer-
za electro-motriz y la resistencia de cada uno de
e^os, R la resistencia del circuito ó línea e x t e -
rior y r' la del receptor. S e g ú n la fórmula de
Ohm la fuerza de la corriente será:
r =— 2 * , (2)
nr\R-\-r
y para que la trasmisión sea perfecta, es n e c e -
7
sario que este valor de l " s e a i g u a l al de la fór­
mula (1) por lo cual tendremos:
ne e
nr+R+r' 18,5
de donde dividiendo ambos miembros por e, re­
duciendo á un mismo denominador y ejecutando
las demás operaciones necesarias se deduce su­
cesivamente:
n 1
»
nr-^R+r 18,5 '

fc(18,5—r)—R\r'; tt^.ff (3)


18,5—r
La fórmula (1) está deducida suponiendo cpie
la pila es del sistema Daniell y el receptor del
sistema Morse siendo la resistencia de un ele­
mento de aquella la de un kilómetro de hilo de
línea de 4 mjm qu3 era entonces la unidad de
resistencia adoptada en Francia, y la del recep­
tor Morse 200 de dichos kilómetros, de manera
que si en la fórmula (3) hacemos r = l y r' =200,
tendremos:
_R-{-200
n
" ~ 17,5 '
que es la fórmula de Gavarret, la cual, conocien­
do R, que es la resistencia de la línea, dá el nu­
mero de elementos necesario y suficiente para
que un receptor Morse funcione con regularidad
con una pila Daniell cuyos elementos sean de
— 361 —
las dimensiones ordinarias y de un kilómetro de
resistencia ó sea de 9 unidades Ohm ó de 10 Sie­
mens, cada uno. Ya hemos dicho como se d e t e r ­
mina el número de elementos cuando la pila es
de otra especie y si el receptor es también dife­
rente, bastaria poner su resistencia en la fór­
mula (3) y de este modo se podrá hallar el n ú ­
mero de elementos necesario y suficiente de u n a
pila dada, para que un receptor cualquiera fun­
cione con r e g u l a r i d a d , suponiendo primero que
los elementos son del s i s t e m a Daniell y c a l c u ­
lando después los que equi valen al número que
resulte, teniendo en c u e n t a la relación que e x i s ­
ta entre la fuerza electro-motriz de los elemen­
tos de las dos pilas, y entre sus respectivas r e ­
sistencias.
Dimensiones de Jos elementos. — La fórmula
anterior nos da el n ú m e r o de elementos n e c e s a ­
rio y suficiente para funcionar con r e g u l a r i d a d ,
pero esos elementos son de una resistencia, ó lo
que es lo mismo, de u n a s dimensiones d e t e r m i ­
nadas, que tal vez no sean las más convenien­
tes, y en efecto, la pila de 40 elementos Daniell
c
°n que se funciona con regularidad e n t r e París
y Strasburgo tiene una resistencia de 400 u n i ­
dades Siemens, m i e n t r a s que la del circuito e x ­
terior y del a p a r a t o es de 700, de m a n e r a q u e
fl
o queda satisfecha la condición necesaria para
c
l'ue una pila produzca el m á x i m u m de fuerza,
— 362 -
que es que la resistencia de la pila, ha de ser
igual á la del resto del circuito.
Contando con esta circunstancia, tendremos
una condición más para resolver el problema, y
por medio de ella, podremos determinar, la resis­
tencia R que deberia tener la línea para que la
pila produjese su mayor fuerza, ó la resistencia
r que deberia tener cada elemento, para obtener
el m á x i m u m de fuerza, y como la resistencia de
una línea resulta de su longitud y del conduc­
tor empleado, lo que en todo caso puede tener
importancia, es calcular el número de elementos
de las menores dimensiones posibles ó de la me­
nor superficie de zinc posible, necesario y su­
ficiente para funcionar con r e g u l a r i d a d por una
línea determinada.
Para esto, h a g a m o s para mayor sencillez,
R+r'=R, es decir representemos por R la re­
sistencia de la línea y del receptor, y la ecua­
ción (2) se convertirá en la s i g u i e n t e :

r=-^ (4),
en la cual para que la corriente t e n g a la mayor
fuerza posible es necesario que: nr=R, de donde
se deduce:
n-~ (5).
r
Como para funcionar con regularidad, los ca­
lores (1) y (4) de r han de ser iguales, tendre­
mos:
ne e

de donde, dividiendo por e, reduciendo á un c o ­


mún denominador y despejando, se obtiene:
R
w
—18.5-^'
y por lo t a n t o igualando este valor de n, con el
de la ecuación (5) tendremos:
R_ R
r ~~ 18,5—?-'
de cuya ecuación, i g u a l a n d o los denominadores
puesto que los numeradores son i g u a l e s , r e s u l t a :
í'=9.25, y s u s t i t u y e n d o los valores de R y de r
en la ecuación (5), tendremos:
700 _

Por consiguiente para funcionar por u n a l í ­


nea de 700 kilómetros de resistencia, de manera
que la pila produzca su mayor efecto con la menor
superficie posible de zinc, es menester emplear
77 elementos de 9,25 kilómetros de resisteucia
cada uno, ó se i nueve veces mayor, que la de
cada uno de los 40 elementos con que se funcio­
na cou regularidad, ó lo que es lo mismo de u n a
dimensión ó superficie de zinc, nueve veces
menor.
Estos 77 elementos contienen menos c a n t i ­
dad de zinc que los 40 de dimensiones ordinarias
v
su precio ha de ser n a t u r a l m e n t e más r e d u c i -
— 304 —
do; pero en cambio de la economia que de aquí
pudiera resultar, es indudable que los 77 ele-
mentos consumirían uua cantidad casi doble de-
zinc y do sulfato de cobre, porque si bien es ver-
dad que aumentando las dimensiones de los ele-
mentos a u m e n t a la fuerza de la corriente de una
pila y por lo t a n t o el consumo de la misma, esto
sólo sucede cuando disminuye al mismo tiempo
y en la misma proporción, la resistencia exte-
rior, ó es desde luego m u y pequeña, como se
comprende fijándola atención en la fórmula de
Ohm, s e g ú n lo cual la fuerza de la corriente es-
t á dada por la fuerza electro-motriz dividida por
la resistencia de la pila más la resistencia exte-
rior. La fuerza electro-motriz es la misma cual-
quiera que sean las dimensiones de los elemen-
tos, y como la resistencia de la pila no puede va-
riar mucho en uno ú otro caso, resulta que lo
que determina la fuerza de la corriente es la re-
sistencia del circuito exterior y como este es el
mismo para las dos pilas sucederá que las cor-
a
rientes de u n a y otra son próximamente de I
misma fuerza, é igual por lo t a n t o la cantidad
1
de zinc g a s t a d a por cada elemento en ambas p '
a
las, pero como u n a consta de 40 elementos y I
otra de 77, es claro que esta última gastará ca-
al
si doble que la primera, y como por otra p *^'
los líquidos se a g o t a n t a n t o más pronto, cuan
más pequeños son los elementos, y como la dura
cion del período variable aumenta á proporción
que disminuyen las dimensiones de los mismos,
haciéndose m á s lenta la trasmisión, es m u c h o
más ventajoso emplear los elementos de dimen-
siones ordinarias que otros más reducidos, espe-
cialmente si u n a misma pila h a de alimentar dos
ó más conductores, en cuyo caso ha de ser como
un depósito de electricidad que se preste á todas
las necesidades del servicio.
Por el contrario, en las estaciones donde no
hay más que un receptor, y sobre todo en las de
campaña, convienen m á s los elementos p e q u e -
ños, porque en estos casos no se funciona m á s
Too por un hilo, y generalmente a cortas d i s -
tancias, para las cuales es muy breve y casi nula
la duración del período variable, mientras que
en líneas l a r g a s es m u y notable, como así m i s -
mo el tiempo de la descarga, h a s t a el p u n t o de
ü
o poderse funcionar con regularidad á una d i s -
tancia mayor de 500 kilómetros sin el i n t e r m e -
dio de un traslator.
COMUNICACIÓN SIMULTÁNEA POR VARIOS Hi-
te—Por regla general, cada conductor debe
tener una pila especial para su exclusivo ser-
Vlc
i o , porque de lo contrario no es fácil que la
corriente de la pila común se divida con i g u a l -
ad entre los diversos hilos que alimenta, y si
os de mayor longitud y resistencia funcionan
cbidarnente. por los m á s cortos y de menos r e -
~ 366 —
sistencia, pasará un exceso de fuerza eléctrica
e n t e r a m e n t e inútil, dando l u g a r á un gasto in­
necesario. El establecimiento de u n a pila para
cada conductor, no afecta más que al coste ini­
cial, porque después el consumo es solo propor­
cional al trabajo que h a g a la estación, el cual
es el mismo para u n a pila que para varias y úni­
c a m e n t e consumen cuando funcionan. Siempre
resulta, sin embargo, u n g a s t o algo mayor
cuando las pilas son varias, á c a u s a de la acción
local, pero en cambio se facilita notablemente
el servicio de trasmisión en el hecho de no ser
perturbado por trabajar varios hilos á la vez con
corrientes de la misma pila.
Esto no obstante, cuando los hilos son de
b a s t a n t e longitud, están bien aislados y tienen
sobre poco más ó menos la misma resistencia,
u n a misma pila puede alimentarlos con alguna
economía y sin que de ello resulten grandes per­
juicios, como se deduce de las consideraciones
siguientes.
Sean e y r la fuerza electro-motriz y la re­
sistencia de cada elemento, n el número de ele­
mentos, R la resistencia de cada conductor, q utí

supondremos son dos, más la de cada receptor-


y s e g ú n la fórmula t a n t a s veces citada, tendre­
mos para la fuerza de la corriente cuando f ' llü

ciona un solo hilo,


(i)
- 367
la cual cuando funcionan los dos hilos se con­
vertirá en

ne 2ne
•(2)
R 2nr-\-R
nr-r-

puesto que la resistencia del circuito exterior á


la pila se reduce á la mitad por estar formado
por dos hilos de línea y dos receptores de r e s i s ­
tencia i g u a l .
Esta corriente, que es la que se llama prin­
cipal en la teoría de las derivaciones, se divide
en dos de i g u a l fuerza, cada u n a de las cuales
1
recorre uno de los hilos, y t e n d r á por expresión
lie /Q\
2nr+R
es decir, la mitad del valor de F' en la fór­
mula (2).
Comparando entre sí las fórmulas (1) y (3) se
deduce que F" es siempre menor que F, e s dedi­
que la corriente que pasa por cada hilo cuando
funcionan dos con la misma pila, es siempre
menor que la que pasa por un hilo cuando es
mío solo el que funciona, y que la diferencia
entre estas dos corrientes, disminuye cuando
aumenta la longitud de los hilos, y por consi­
guiente su resistencia, viniendo á ser i g u a l e s
cuando esta resistencia es tal que con relación
a
ella, puede despreciarse la de la pila, porque
— 3G8
entonces, tanto -Fcomo F", tendrían un valor
común,
ne
R
Si por el contrario, los hilos fuesen cortos y
de poca resistencia, la diferencia entre dichas
corrientes iria aumentando h a s t a que pudiéndo­
se despreciar R con relación á nr, ó sea la resis­
tencia de la línea con respecto á la de la pila,
resultaría:

R = ^ F " ~ ,
r 2r
es decir que la fuerza de la corriente por cada hi­
lo cuando funcionan dos, es la mitad de la que
pasa por uno cuando funciona solo.
De donde se deduce, que si bien se puede
funcionar sin g r a n inconveniente por dos hilos
de considerable l o n g i t u d , que se hallen en bue­
n a s condiciones, no sucede lo mismo con los hi­
los cortos, y se comprende que el perjuicio sería
mucho mayor, si unos hilos fuesen largos y otros
cortos, porque sucedería que mientras los pri­
meros suministraban una corriente débil y varia­
ble, insuficiente para funcionar, por los otros
pasarían corrientes t a n fuertes que imposibili­
tarían la recepción.
Aunque los hilos fuesen más de dos, con tal
que satisfagan á la condición de longitud y de­
más que hemos indicado, pudieran alimentarse
— 369 —
con una misma pila, pero todo h a s t a cierto limi­
te, porque s e g ú n las ecuaciones (1) y (3) la cor­
riente que pasa por cada hilo, cuando funcio­
nan varios, disminuye con el número de estos.
Mr. Presscott, fija en cinco hilos el indicado l í ­
mite con pilas de poca resistencia y de mucha
fuerza electro-motriz, como la de Grove, de m a ­
nera que para las de sulfato de cobre no deben
pasar de dos ó t r e s .
En tiempo húmedo, estando las líneas mal
aisladas, es casi indispensable q u e c a d a h i l o t e n ­
ga su pila, porque la conductibilidad aumenta
en proporción del número de hilos alimentados
por una misma pila, y si á esto se a g r e g a el a u ­
mento de conductibilidad debido á las derivacio­
nes á tierra y al aire, ó sean las pérdidas de cor­
riente, la pila vendría á estar en corto circuito,
y se agotaría su fuerza, y en líneas cuyo aisla­
miento es a l t a m e n t e defectuoso, no es necesario
9.ue varios hilos concurran á una misma pila, pa­
ra que suceda lo que indicamos.
El resultado es, que, sin ser mucho más cos­
toso, conviene que cada hilo esté servido por su
Pda especial; pero como esto no es siempre posi­
ble por cuestión de local, la regla general es,
se
g u n el citado electricista, que el número de
Pdas sea proporcional al de hilos, en c u a n t o lo
Permita el local en que deben establecerse y r e -
partir los hilos entre ellas, procurando que sea
24 '
próximamente igual la resistencia de los que
concurran á una misma. De otra manera,el servi-
cio de trasmisión no puede menos de esperimen-
tar perturbaciones de más ó menos importancia,
resultando, además, un gasto excesivo en el ma-
terial de pilas, de tal manera que cuando así su-
ceda en una estación, es señal de que en ella no
guarda relación el número de elementos en ac-
ción con la longitud de los. circuitos, y de que
varios hilos de distinta longitud reciben alimen-
to de la misma pila.
D'-tersas disposiciones de los elementos. -
Cuando se reúnen varios elementos de manera
que estén enlazados por los polos de nombre con-
trario, quedando á un extremo un polo negativo
y al otro un polo positivo, se dice que estos ele-
mentos forman una pila dispuesta en tensión®
en serie lineal, sin duda porque en una pila asi
montada, la tensión y la fuerza electro-motriz
aumenta con el número de elementos al cual es
proporcional. La segunda denominación debe
provenir de que los elementos pueden colocarse
en línea recta ó quebrada, aunque lo mismo,
puede formar una línea curva.
Cuando dos elementos ó dos series lineales
se'disponen de manera que resulten unidos to- \
dos los polos positivos y separadamente todos
los negativos de estas pilas, sin tener otros
a
puntos de contacto, se dice que resulta mi
- 371 —
pila montada en cantidad ó en series paralelas.
Supongamos un receptor Morse con releva-
dor; como el electroimán de la palanca tiene po-
ca resistencia, si un solo elemento de una pila
determinada carece de la fuerza necesaria para
moverla palanca, lo mismo sucederá aumentan-
do en tensión uno ó más elementos, porque cuan-
do la resistencia exterior es pequeña, una pila de
un número cualquiera de elementos da una cor-
riente de la misma fuerza que un solo elemento;
pero si se disponen en cantidad, puede suceder
que dos elementos solamente sean suncientes
para hacer funcionar la palanca con toda regu-
laridad, porque en el caso indicado, la fuerza de
la corriente de una pila así dispuesta, es propor-
cional al número de elementos, siempre que cada
serie se componga de uno solo.
Por el contrario, si se trata de hacer funcio-
nar el relevador, cuyo electroimán tiene una
^stencia considerable, aumentando el número
elementos en tensión, puede conseguirse que
Sancione debidamente, pero no disponiéndolos
en cantidad, porque cuando el circuito exterior
Presenta una resistencia considerable, influye
Poco la disminución de la resistencia de la pila,
« Por lo tanto varia poco la fuerza de la cor-
riente.
De aquí se deduce que la denominación de
1
en cantidad no es exacta, puesto que cuan-
- 372 -
do la resistencia del circuito exterior es g r a n -
de, no a u m e n t a con esta disposición la cantidad
ó fuerza de la corriente, y sí disponiendo la pila
en tensión.
De la misma manera si se hace pasar la cor-
riente de u n a pila en tensión por un galvanó-
metro de una resistencia m u y pequeña que se
pueda despreciar respecto de la resistencia de
la pila, siempre marcará el mismo número de
grados cualquiera que sea el número de elemen-
tos de la pila, y por el contrario la desviación
aumentará en proporción del número de elemen-
tos, disponiéndolos en cantidad; pero si el gal-
vanómetro ó el circuito en que se halla, tiene una
resistencia considerable, la desviación aumen-
tará con el número de elementos en tensión,
mientras que este aumento será nulo ó poco no-
table si se reúnen en c a n t i d a d .
Disponiendo en tensión u n a pila de 40 ele-
mentos Callaud, con un circuito de 100 kilóme-
tros de hilo de línea de 4 m¡m de diámetro, co-
mo la fuerza electro-motriz de cada uno de estos
elementos es próximamente de u n Volta, la re-
sistencia 10 unidades Ohm y la del circuito 1000,
la fuerza de la corriente será:
40 Voltas 1
1400 Ohms~"W
La fuerza de una pila en cantidad, compuesta
D
de dos series de Cuarenta elementos, tenm
— 373 -
presente que la fuerza electro-motriz es la mis-
ma, y que la resistencia de la pila se reduce á
la mitad, seria con el mismo circuito:
: = Weiers
. iSo 4o -
Formando una pila también en cantidad con
dos series de 80 elementos cada una, la fuerza
electro-motriz seria 80 Voltas y la resistencia
de la pila 400 Ohms, y la fuerza de la corriente:
80 1
1400 ~~VU¡~-
Vemos, pues, que la fuerza de la corriente
de una pila en cantidad compuesta de dos series
de 40 elementos, es igual, con corta diferencia,
á la de una de las series de 40 elementos cuando
funciona sola. El consumo de zinc y de sulfato
de cobre, será el mismo en ambas pilas; pero
como la dispuesta en cantidad consta de doble
número de elementos, durará doble que la otra,
siempre que alimenten el mismo número de con-
ductores; pero si la segunda pila sirviese para
doble número de hilos, duraría el mismo tiempo
Porque el gasto por elemento seria igual en una
y otra pila. Es decir, que si con la pila de 40
elementos en tensión se funcionaba por un con-
doctor, la de dos series de 40elementos podría
alimentar dos conductores, con el mismo gasto
P°r elemento; pero entonces seria más ventajoso
emplear una pila para cada hilo, puesto que con
- 374 —
el misino g a s t o resultaría más regular y más
segura la trasmisión.
La pila de dos series de 80 elementos pro­
duce uua corriente de doble fuerza que una sola
serie de 40 elementos, y pudiera alimentar cua­
tro conductores; pero como en el caso anterior,
seria preferible asignar una pila de 40 elemen­
tos á cada conductor.
Cuando se reúnen dos pilas en cantidad, aun­
que las dos series se compongan, como es preci­
so, de igual número de elementos, al poco tiempo
aparece u n a serie con más resistencia que la
otra, y al través de esta pasa parte de la cor­
riente de la primera, disminuyendo la, fuerza de
la corriente útil ó de trabajo que recorre el cir­
cuito exterior, y además cuando una pila ali­
menta, aunque no sea más que dos conductores,
como unas veces funciona uno solo y otras los
dos ala vez, siendoen este segundo caso, segu
hemos visto, más débiles las corrientes que e
el primero, los receptores funcionan con corrien­
tes variables, aunque los conductores sean
la misma resistencia. Si la resistencia es dis­
tinta, la diferencia en la fuerza de las corrientes
puede ser m u y considerable y perturbar de to
punto la trasmisión, como sucede en las es
e s C
ciones donde concurren hilos directos y ^^
napas, en las cuales, es necesario suspender ^
do trabajo por estos últimos mientras se fúncí
na por los primeros, cuando unos y otros toman
su alimento de la misma pila.
De lo expuesto se deduce que lo mejor y lo
más conveniente es, como ya liemos indicado,
asignar una pila independiente para cada con­
ductor, y cuando esto no sea posible, establecer
el mayor número de pilas que el local permita y *
distribuir entre ellas los conductores, cuidando
de que los afectos á cada una sean próximamen­
te de la misma resistencia, y que no resulta ven­
taja ninguna apreciable del empleo de las pilas
en cantidad, puesto que para que la de dos series
suministre la misma fuerza que otra en tensión,
se ha de componer de doble número de elemen­
tos, en cuyo caso es preferible formar dos pilas
independientes.
tnicamente, cuando por efecto de las lluvias
ó nieblas, disminuye notablemente el aislamien­
to, podrá convenir aumentar el número de ele­
mentos de la pila y a g r e g a r otra serie igual para
formar una pila en cantidad, con lo cual sin a u ­
mentar la resistencia de la pila primitiva, au­
menta la fuerza electro-motriz y por lo tanto la
fuerza de la corriente. Pero cuando el aislamien­
to baja de cierto límite, cuando la resistencia
de la línea es muy reducida y casi nula, no h a y
^edio posible de comunicar, y la corriente, por
merte que sea en tensión y en cantidad, se pier-
l e
por los apoyos y no llega á su destino por cer-
— 370 -
cano y próximo que se halle el término de su
carrera.
El único remedio á mal tan grave, es perfec-
cionar el aislamiento.
Elección de pila.—La Comisión alemana ha
propuesto para las estaciones principales la pi-
la Bunsen de ácido crómico con cilindro de car-
bón, y zinc de sección en forma de estrella, que
á una pequeña resistencia de 1,5 unidades Sie-
mens, reúne la fuerza electro-motriz de 1,60,
tomando por unidad la de un elemento Daniell, ó
sea 1,60 voltas próximamente lo que la hace muy
á propósito para cuando varios conductores de
longitud considerable estén servidos por la mis-
ma pila, y la de Meidenger de vaso invertido pa-
ra las estaciones de poca importancia dotadas
por lo regular de un solo aparato que funciona
á corta distancia, en cuyo caso, aunque la fuer-
za electro-motriz de esta pila, es solo 0,925 y su
resistencia 10 unidades Siemens, no resulta nin-
gún inconveniente, y se obtiene en cambio una
notable economía, porque la relación del consu-
f
c o real al efecto útil es 0,96.
En la mayor parte de las naciones de Europa
se emplean las pilas de sulfato de cobre, cuyo
montaje y entretenimiento son fáciles y sencillo?»
se componen de sustancias inocentes, no des-
prenden vapores nocivos y cuando el número de
elementos de que se componen guarda propor-
- 377 —
oion con el número y resistencia de los c o n d u c ­
tores, son b a s t a n t e económicas y prestan b u e n
servicio. Esto no o b s t a n t e el uso de la pila L e -
clanché se extiende cada dia m á s , sin duda por­
que la ventaja de su duración y de no tener que
cuidar de su entretenimiento, compensan sus
defectos, a l g u n o s de los cuales h a n sido corre­
gidos. Pudiendo adquirirlas por Administración
fácil sería encontrar un fabricante que i n s p i r a ­
se confianza; pero teniendo que verificarlo por
contrata, habria que tomar s e p a r a d a m e n t e los
vasos de vidrio y los porosos, para reconocer e s ­
tos últimos, e n c a r g á n d o s e la Administración de
montar los elementos, además de que c u a n d o
se agotasen, sería preciso cargarlos de nuevo,
operaciones enojosas y que exigirían el e s t a b l e ­
cimiento de a l g u n o s talleres.
Al fin de este libro se hallará u n a t a b l a de
las constantes de las diversas pilas telegráficas,
con expresión de los precios de d i c h a s pilas.
CAPÍTULO VI.

CABLES.

Un conductor cubierto de u n a s u s t a n c i a a i s -
ladora y que c o n s t i t u y e ó forma p a r t e de u n a
línea telegráfica, e s lo que se llama cable t e l e -
gráfico, el c u a l puede ser aéreo, s u b t e r r á n e o ,
subfluvial ó s u b m a r i n o , s e g ú n q u e se halle al
aire libre, debajo de t i e r r a , e n t e r r a d o en el lecho
de un rio ó d e s c a u s a n d o sobre el fondo del mar.
El cable completo se compone del conductor,
que es un hilo ó un cordón de hilos de cobre, d*
la cubierta aisladora c o n s t i t u i d a por varias ca-
pas de g u t t a p e r c h a ó de c a u c h ú , del almohadi-
llado compuesto de v a r i a s c a p a s de algodón (
de cáñamo, y de la a r m a d u r a exterior formad?
Por un tubo de plomo ó por varios hilos de hierr<
0
de acero arrollados en espiral sobre el almo
"adulado. Un cable nuede c o n s t a r de varios c o n
— 3S0 —
ductores aislados s e p a r a d a m e n t e , torcidos des-
pués formando un cordón y protegidos por una
a r m a d u r a metálica común, si bien en algunos
casos, como veremos m á s a d e l a n t e , esta arma-
dura es simplemente de cáñamo ó de algodón
en rama ó en cinta, embreado ó asfaltado, ó el
cable carece de ella, quedando reducido al con-
ductor y á la capa aisladora. Los cables Brooks
se componen de hilos de cobre, separadamente
cubiertos de algodón y colocados en tubos metá-
licos llenos de parafina.
CONDUCTOR Y DIELÉCTRICO.—EU un trabajo
de la n a t u r a l e z a del presente, cuyo principal
objeto es la medición de las fuerzas eléctricas,
y por lo t a n t o las pruebas que deben hacerse en
las líneas telegráficas para apreciar sus condi-
ciones, no procede ocuparse con toda extensión
de la construcción, establecimiento ó inmersión
de los cables, por lo cual n o s limitaremos á re-
cordar aquellos principios q u e t e n g a n relación
con n u e s t r o propósito y que p u e d a n facilitar la
i n t e l i g e n c i a de los procedimientos que se em-
plean para determinar aquellas condiciones en
e s t a clase de conductores.
El hilo ó cordón de cobre con su revestimiento
de m a t e r i a aisladora ó dieléctrico, es lo que ge-
n e r a l m e n t e se llama alma ó corazón del cable,
el c u a l , como y a hemos indicado, forma una bo-
tella de Leiden o condensador cilindrico, cuya
— 381 —
armadura interior es el conductor, y la exterior
el agua ó la tierra en que está sumergido.
La velocidad ó capacidad de trasmisión, que
es la más importante de las condiciones eléctri­
cas de toda línea telegráfica, depende de la con­
ductibilidad del hilo ó cordón metálico y de la
capacidad electro-estática ó de inducción del ca­
ble, puesto que cuanto mayor sea aquella con­
ductibilidad y meuor esta capacidad, tanto me­
nor será el tiempo que tarde la corriente en ad­
quirir la fuerza necesaria para poner en movi­
miento el receptor, ó lo que es lo mismo, tanto
menor será la duración del período variable Ya
hemos dicho que al poner un conductor en co­
municación con una pila, toda la corriente se
emplea al principio en la carga electro-estática
y que esta corriente no adquiere toda su fuerza,
ó no llega al período estable hasta que aquella
tiene lugar, lo que se verificará tanto más pronto
cuanto menor sea la capacidad inductiva del
conductor. Convendría, por consiguiente, que el
conductor del cable fuese bastante grueso y de
la mayor conductibilidad específica posible, y
bastante gruesa también y de reducido poder
inductor, la capa aisladora que lo envuelve; pero
entonces el cable resultaría de un precio exce­
sivo.
Por razones de economía que siempre son
atendibles, se da al corazón del cable un diá-
- 3S2 —
metro determinado y la cuestión queda reducida
á fijar la n a t u r a l e z a y el g r u e s o respectivo del
conductor y del dieléctrico.
Para el primero se emplea siempre el cobre,
c u y o poder conductor es considerable, sin que
su precio sea demasiado elevado, estañándolo
si el dieléctrico que ha de formar la envuelta
aisladora es el c a u c h ú , y con el objeto de ha-
cerlo más r e s i s t e n t e se forma un cordón de va-
rios alambres delgados de dicho m e t a l , el cual
no es t a n fácil que se rompa como un solo hilo
del mismo diámetro. Siendo el corazón, como
hemos dicho, de u n grueso determinado, si el
diámetro del cordón de cobre es m u y considera-
ble, la capa aisladora tiene que ser forzosamente
m u y delgada y en ese caso la capacidad electro-
e s t á t i c a del cable será m u y g r a n d e y puede des-
truir las v e n t a j a s del a u m e n t o de conductibili-
dad debido al diámetro del conductor, y por el
contrario, si este es m u y d e l g a d o , presentará
u n a g r a n resistencia eléctrica, que no podrá
compensar la disminución de capacidad induc-
t i v a debida al mayor grueso de la capa aisla-
dora. De a q u í se deduce que el m á x i m u m de ve-
locidad ó de capacidad de trasmisión corresponde
á u n a relación d e t e r m i n a d a entre el diámetro
del corazou y el del conductor, c u y a relación,
r e p r e s e n t a n d o el diámetro del corazón por D }
el del conductor por d, es s e g ú n Thomson
1)
= 1,649; de donde: d- —»
d 1,649
siendo 1,649 La raiz cuadrada de 2,718, base del
sistema de logaritmos Neptrianos.
De esta fórmula resulta un valor muy consi­
derable para d respecto del de D, como se ve fá­
cilmente atendiendo al valor del denominador,
y por lo tanto, la capa aisladora sería muy del­
gada y se gastaría muy pronto, por lo cual no
convendría, aunque produjese un buen aisla­
miento, á lo cual es preciso atender también y
muy particularmente.
En la práctica por lo tanto, se adopta una
relación mayor entre D y d, y en el cable del
Atlántico era de 3,18.
Siempre resulta alguna ventaja en aumentar
el diámetro del cordón, más bien que el grueso
del dieléctrico, cuando se quiere favorecer la v e ­
locidad de trasmisión; pero lo más conveniente
es el emplear para el cordón un cobre lo más p u ­
ro posible, porque de este modo aumenta su con­
ductibilidad sin necesidad de aumentar su g r u e -
so, y sin que por lo tanto aumente la capacidad
electro-estática del cable. Esto es lo que se h a
procurado conseguir con el mayor esmero, como
lo prueba el que siendo 85,39 la conductibilidad
específica del cordón del cable de Malta á Ale­
jandría, colocado en 1861, la del cable de la I n ­
dia Occidental y Panamá tendido en 1870. era y a
— 334 —
96,16, respecto de la del cobre puro representa­
da por 100.
Resulta, pues, que el conductor de los ca­
bles, al menos cuando son de mucha longitud é
importancia, debe componerse de un cordón de
hilos delgados de cobre de la mayor pureza po­
sible, ó lo que tal vez es mejor, de un hilo cen­
tral rodeado de otros más delgados.
El dieléctrico, además de poder adaptarse al
conductor y de permanecer unido á él conserván­
dose entero y compacto, debe gozar de un poder
aislador considerable y de un poder inductivo
lo más reducido posible, á cuyas condiciones sa­
tisfacen la guttapercha y la goma elástica, y
con especialidad esta última, por cuya razón la
capa aisladora de los cables se compone siempre
de una de estas dos sustancias convenientemen­
te preparadas y mezcladas con otras que las ha­
cen más á propósito para el objeto á que se des­
tinan. La guttapercha se reblandece y se hace
plástica á una temperatura muy baja, por lo cual
no conviene para los cables de los climas cáli­
dos, expecialmente para las costas y los sitios
de poca profundidad, debiendo preferirse en es­
tos casos el cauchó ó goma elástica que resiste
sin alteración sensible la temperatura de la ebu­
llición, sin que la resistencia eléctrica ó facultad
aisladora, disminuya hasta el punto de compro­
meter el aislamiento del conductor, lo que n°
- 385 —
sucede con la guttapercha, cuya resistencia
eléctrica disminuye de un mxlo muy notable con
el aumento de temperatura; pero siendo inalte-
rable, según ha demostrado la experiencia,
cuando está debajo del agua, se emplea general-
mente en todos los casos en que no se halle ex-
puesta á uua temperatura elevada, ni á las va-
riaciones atmosféricas, como sucede en el fon-
do de los mares, y á la profundidad de un metro
por lo menos en la tierra.
Los distintos fabricantes preparan de diver-
sa manera la gattapercha, siendo una de las más
empleadas la de Willoughby Smith. La goma
elástica de uso más frecuente, es la de Hooper
que es un compuesto de cauchú, azufre, sulfu-
ro de plomo y óxido de zinc. Este óxido tiene
por objeto el impedir la acción que la goma elás-
tica ejerce sobre el cobre, y con el propio fin se
emplea un conductor de cobre estañado.
Para unir entre sí las capas de guttapercha y
estas al conductor, se emplea la composición
Chatterton, que es una mezcla de brea vejetal,
resina y guttapercha, y para la armadura e x t e -
n
°r la de Clark, que es otra mezcla de resina
mineral ó asfalto, sílice y brea.
OonsliMieolon do l o s c a b i o s

El diámetro del conductor de los cables sub-


terráneos, se determina por la condición de
que su conductibilidad sea igual á la del hilo
de hierro de 4 6 de hm\m de diámetro, cuando
el cable ha de formar parte de una línea aérea
como sucede generalmente, y después de for-
mado el cordón con tres ó más hilos de cobre,
por lo regular siete, que den el diámetro acor-
dado, se le hace pasar por un baño do compo-
sición Chatterton, después por otro de gutta-
percha. luego por el de Chatterton y finalmente
por un segundo baño de guttapercha, con lo
cual queda formado el corazón con el grueso
correspondente, á cuyo efecto, al salir de ca-
da baño de guttapercha, pasa por una hilera
cuyos agujeros son del diámetro necesario para
que cada capa tenga el espesor conveniente. So-
bre el corazón así formado se coloca una capa de
algodón embreado, sobre la que se arrolla una cin-
ta de algodón, la cual se recubre con una veta o
cordiui de lino de Nueva Zelanda y al todo se arro-
lla otra cinta de algodón. Si el cable ha de colo-
carse en una alcantarilla ó en un .tonel, se intro-
duce en un tubo de plomo de 1 % milímetros de
s l
expesor, de mauera que quede ajustado, y
cable ha de enterrarse dentro de tubos de hier-
ro, de porcelana ó de otra sustancia, se embrean
simplemente las cintas de algodón y el lino que
han debido sumergirse previamente en una di-
solución de sulfato de cobre, aun cuando hayan
de ser embreados. Si el cable ha de tener varios
conductores, se cubren estos separadamente de
guttapercha y de algodón embreado y se tuer-
cen estos corazones formando un cordón, el cual
se reviste con las cintas y lino de la manera que
se ha dicho, embreaudo este almohadillado si ha
de carecer de cubierta de plomo.
La armadura exterior de los cables subter-
ráneos, puede también consistir en varios hilos
de hierro ó de acero arrollados en hélice sobre
el almohadillado, y entonces no es necesario e n -
cerrarlos en tub >s como cuando carecen de c u -
bierta metálica.
Este sistema ha adoptado la Administración
alemana, en la línea subterránea de Berlín á
Hale. El cable es de 7 conductores, compuestos
cada uno de 7 hilos de cobre de 0,6 m\m de diá-
metro aislados separadamente por medio de dos
capas de composición Chatterton y otras dos de
guttapercha en el orden que hemos indicado,
resultando un diámetro de 5 m/m para cada co-
razón y de 17 mjm para el cordón formado con
estos 7 corazones, incluso el almohadillado de
cáñamo. La armadura se compone de 16 hilos de
- 3SS —
hierro g a l v a n i z a d o s , de ám/m de diámetro arro-
llados en hélice al rededor del cable, abrazando
cada espira una longitud de 23 á 26 centímetros
y quedando apretados los unos c o n t r a los otros.
La resistencia eléctrica del conductor se fijó eu
un máximum de 10,5 unidades Siemens por kiló-
metro, y en un mínimum de 500 millones de las
mismas unidades, el aislamiento de las dos ca-
pas de g u t t a p e r c h a á 15° c e n t í g r a d o s . El cable
recibía u n a capa de asfalto de brea de hulla
condensada privada de creosota.
Los cables submarinos se c o n s t r u y e n del mis-
mo modo, solo que llevan por lo r e g u l a r tres ó
c u a t r o capas de g u t t a p e r c h a , y la fuerza de la
a r m a d u r a varía s e g ú n la profundidad y circuns-
t a n c i a s en que h a n de estar colocados. Para pro-
fundidades mayores de 500 metros, la-armadura
colocada sobre el almohadillado de cáñamo, se
compone de 15 ó 16 hilos de acero homogéneo
g a l v a n i z a d o de 2 mjm de diámetro, para el cable
intermedio ó que debe e s t a r sumergido á una
profundidad de 100 á 500 metros los hilos, han
de tener un diámetro de 3.5 á 4 m¡m de diámetro.
La a r m a d u r a del cable de costa, puede ser la
indicada para las g r a n d e s profundidades con
u n a s e g u n d a a r m a d u r a de 12 hilos de hierro de
8 m\m ó una sola a r m a d u r a de 10 de 7 m\m se-
y

g ú n los casos. E s t a s a r m a d u r a s se recubren con


dos capas de cordelillo ó torzal de cáñamo del
— 389 -
Canadá ú otro semejante y después de otras tres
capas de composición Clark.
MÓDULOS. —Llámase módulo de rotura de un
cable la longitud del mismo cable que estando
suspendida verticalmente en el agua, produce
necesariamente la rotura del cable en virtud de
su propio peso, y módido práctico ó de inmer-
sión, la longitud de cable que el mismo cable
puede sostener en dicha posición sin peligro de
que se rompa. En la práctica se considera que
este segundo módulo es la tercera parte del pri-
mero.
El módulo de un cable depende de la densi-
dad ó peso específico y de la resistencia á la ro-
tura de las sustancias ó materias que lo forman.
El módulo de rotura de un hilo ó de un cable de
hierro es de 6 kilómetros, el de una cuerda de
cáñamo de 9, y el de un cable de guttapercha es
infinito por resultar más ligero que el agua.
Un cable no puede sumergirse á una profun-
didad mayor que su módulo práctico, sin correr
el riesgo de que se rompa al ejecutar la opera-
ción. Si el cable es de hierro, no debe sumergir-
se á una profundidad mayor de dos kilómetros, y
por el contrario, si el cable es de guttapercha y
cáñamo, para colocarlo en una profundidad cual-
quiera será necesario colgarle pesos.
Puede aumentarse el módulo de un cable pe-
sado, aligerándolo por medio del corcho ó de bo-
- . 39o —
Vas metálicas, colocando estos cuerpos, de di­
mensiones determinadas, á distancias iguales.
En las grandes profundidades, el corcho adqui­
rirá una gran densidad, y las boyas podrán
aplastarse; pero siempre resultará aligerada la
parte superior del cable. Asi e3 que en todos, o
en la mayor parte de los casos, puede darse á
los cables un módulo en proporción de la pro­
fundidad.
RESISTENCIA ABSOLUTA DE LOS C A B L E S . — E l
módulo práctico ha de ser por lo menos igual á
la mayor profundidad á que haya de sumergirse
el cable, lo que exige que los cables de arma­
dura metálica presenten una resistencia deter­
minada á la tracción, y como además es preciso
que resistan el esfuerzo procedente de los mo­
vimientos y sacudidas del buque y de las olas, y
atendiendo á que puede ocurrir el que quede sus­
pendido entre dos puntos más ó menos distantes
y el tenerlo que levantar, es necesario que esta,
resistencia sea de alguna consideración y por
regla general es de 5 á 6 toneladas.
Como ya hemos indicado, la armadura me­
tálica es indispensable para la conservación oe
los cables,y debe ser tanto más resistente, cuan­
to más expuestos estén al rozamiento sobre los
puntos de apoyo, á los choques de los buques y
al ser prendidos y arrastrados por sus anclas.
Los pocos cables que se han tendido sin arma'
dura metálica, ó en que esta era débil, han p e -
recido m u y pronto, y algunos al tiempo de su
inmersión.
La a r m a d u r a de hierro se corroe y oxida
pronto en el agua; pero enterrada en la arena ó
en los depósitos de conchas y demás restos de
los peces, se conserva m u c h o tiempo. Un r e -
vestimiento de cáñamo y asfalto ó de asfalto sólo,
aumenta su d u r a c i ó n , a u n q u e uno y otro d e s -
aparecen con el tiempo.
Embalnge, conducción y depósito de tos calles.
—Los cables deben t r a t a r s e con el mayor c u i d a -
do y como objetos de e x t r e m a d a fragilidad, e v i -
tando los c h o q u e s y las sacudidas y sobre todo
^a elevación de t e m p e r a t u r a .
Los cables submarinos que por lo general se
construyen en Londres, p a s a n d i r e c t a m e n t e de
la fábrica al buque que los h a de conducir y
tender.
I os cables s u b t e r r á n e o s que forzosamente
"an de ser trasportados á su destino por mar ó
por tierra, se arrollan en c a r r e t e s ó d e v a n a d e -
ras de madera, c a d a u n a de las cuales se coloca
en su caja correspondiente. Los trozos del cable
de Berlín á Hale después de arrollados en s u s
respectivas d e v a n a d e r a s se cubrieron con u n a
capa de paja empapada en a g u a y se encerraron
encajas de c h a p a de hierro d a d a s de c a l , con el
on
j e t o de librarlos de los accidentes exteriores
— 392 -
y de los efectos de la temperatura. El trasporte
en simples cajas de madera ó de hierro sin el
intermedio de la paja húmeda, puede producir
la inutilización del cable á causa de que reblan­
deciéndose la guttapercha, el conductor de co­
bre puede dejar de formar el eje del corazón y
dar lugar á derivaciones al poco tiempo de ha­
llarse el cable en servicio. Por la misma razón
debe evitarse el doblar y el torcer un cable cuan­
to sea posible, especialmente si la temperatura
es algo elevada.
La carga y descarga de las cajas debe ha­
cerse por medio de planos inclinados y siempre
de manera que no reciban el menor golpe.
Cuando los cables se colocan en cajas de ma­
dera, es necesario tener el mayor cuidado de que
los clavos que sujeten la tapa no penetren en el
cable, y si no han de ser colocados inmediata­
mente, es necesario depositarlos en un sitio fres­
co donde la temperatura no exceda nunca de
2 0 * centígrados, sin lo cual corren el riesgo de
inutilizarse.
EMPALMES.—Puede ocurrir empalmar el con­
ductor antes de cubrirlo de guttapercha, em­
palmar los diversos trozos de corazón antes de
armar el cable, ó empalmar este después de con­
cluido para unir el de fondo al de costa, por ha­
berse roto ó por haberlo cortado por cualquiera
causa.
— 393 -
Empalme del conducfor desnudo.—Si se com­
pone de un solo hilo de cobre, se liman las dos
extremidades que se han de unir de manera que
formen un bisel prolongado, se aplica una cara
sobre la otra y se suelda con esmero empleando
la resina para evitar el contacto del aire, se rodea
la soldadura con un hilo delgado de cobre muy
apretado; se suelda todo de la misma manera
extendiendo bien y aunando la soldadura y se
rodea con otro hilo delgado soldando únicamen­
te las extremidades para que pueda mantener
la comunicación en el caso de que se rompa la
soldadura.
Si el conductor es un cordón de hilos delga­
dos de cobre, se sueldan estos en la extensión
necesaria para que las puntas formen un hilo
macizo, se liman en bisel, y se procede de la
misma manera, limpiando antes todos los hilos
uno por uno con papel lija, ó esmeril.
Para que las superficies que se trata de sol­
dar se unan perfecta y sólidamente, es necesa­
rio resguardarlas del contacto del aire, lo que se
consigue por medio de una sustancia que al fun­
dirse cubra la soldadura; pero es preciso que es­
ta sustancia no ataque ni altere los cuerpos que
se trata de soldar por cuya razón debe emplearse
exclusivamente la resina para soldar el cobre.
Empalme del corazón.—después de examinar
con el mayor cuidado las puntas que se trate de
— 3 9 4 —

empalmar y de cortada la parte en que aparezca


deteriorada ó defectuosa la capa de guttaper­
cha, se colocan en el caballete de manera que
se puedan ajustar sin tensión las extremidades
tquc se han de unir.
El empalme del conductor se hace de la ma­
nera indicada. En vez de cortar las capas de gut­
tapercha normalmente al conductor, se hace el
corte inclinado como cuando se aula un lápiz,
y después de bien lijada la soldadura y toda la
parte descubierta del conductor, se aplica una
lijera capa de composición Chatterton calentán­
dola con una lámpara de espíritu de vino.
Con la misma lámpara se calienta la gutta­
percha en la extensión de algunos centímetros
á uno y otro lado de la soldadura, por igual y
cuidando de no quemarla y se estira con los de­
dos hasta unir en el medio la guttapercha de
una parte con la de la otra de una manera igual
y uniforme, para lo cual es menester conservarla
reblandecida.
Sobre la capa unida de guttapercha que así
resulta, se extiende otra capa de composición
Chatterton un poco más gruesa que Ja primera,y
se arrolla sobre ella una tira de guttapercha pre­
viamente calentada y suficientemente larga pa­
ra que exceda un poco de los extremos de la sol­
dadura. Esta cinta se aplica por la parte inferior
y se aprieta de abajo á arriba con el objeto de
expulsar el aire, y u n a vez ajustada á la solda-
dura, se corta con u n a s tijeras lo que sobre por
la parte superior, y se aprietan los bordes para
que se u n a n y resulte un anillo continuo y de
espesor uniforme, para lo cual es indispensable
mantener la g u t t a p e r c h a á la t e m p e r a t u r a con-
veniente.
Una tercera capa de composición C h a t t e r t o n
bastante g r u e s a completa el revestimiento del
empalme, que se termina a p r e t a n d o con los d e -
dos y pulimentando é i g u a l a n d o con el hierro
destinado á este objeto h a s t a que resulte una
capa igual y cilindrica en toda su extensión.
Es condición precisa que las c a p a s de com-
posición Chatterton y g u t t a p e r c h a adhieran p e r -
fectamente e n t r e sí, al conductor y á la g u t t a -
percha de que está revestido, p u e s de lo c o n -
trario, no dejaría de manifestarse a l g u n a d e r i v a -
ción que inutilizaría el cable. Si suda la m a n o
del operador, es necesario limpiarla y b a ñ a r l a
con aceite de nafta de madera. También debe
ampiarse e n un lienzo blanco empapado en é t
mismo aceite, el conductor a n t e s de soldarlo. La
g u t a p e r c h a debe conservarse limpia y seca, y
como al aoretarla con los dedos h a y que h u -
medecer estos con saliva, es preciso c a l e n t a r l u e -
go la g u t t a p e r c h a con la lámpara de espíritu d e
vino para privarla de toda h u m e d a d . La compo-
sición Chatterton debe aplicarse haciéndola g i -
- 39G —
rar al rededor del conductor ó de la guttapercha
y extendiéndola después uniformemente con los
dedos y cou el hierro caliente, q u e debe estar
también m u y limpio y enjuto. E s t á demostrado
q u e un operador por hábil y práctico que sea, no
puede hacer un buen empalme si se halla en-
fermo.
Cuando el conductor es un solo hilo y el ca-
ble no es de m u c h a longitud ni de g r a n d e impor-
tancia, puede a n u d a r s e arrollando u n a punta so-
bre la otra formando u n doble nudo como en los
conductores aéreos, y soldando con esmero cui-
dando de lijar las p u n t a s y de b a ñ a r l a s con nafta
v e g e t a l en la extensión de tres ó c u a t r o milíme-
tros; pero si el conductor se compone de alam-
bres delgados, es a b s o l u t a m e n t e preciso soldar-
los j u u t o s y limarlos en bisel y proceder como se
lia dicho. La nafta mineral ó de hulla no debe
emplearse porque reseca la g u t t a p e r c h a y las
diversas c a p a s de e s t a s u s t a n c i a pierden la ad-
herencia.
Empalme Siemens.Se cortan las puntas en
redondo apareciendo el conductor al nivel de la
g u t t a p e r c h a y se calienta con la lámpara de es-
p í r i t u de v i n o \ ó de aceite de madera una longi-
t u d de 7 á 8 c e n t í m e t r o s en cada punta y con
los dedos se reooje hacia a t r á s la guttapercha,
formando dos bolas y dejando el conductor al
descubierto e n lk e x p r e s a d a extensión; se cor-
tau las dos p u n t a s del conductor á la l o n g i t u d
conveniente y se empalman de la manera q u e
se ha explicado. Hecha la soldadura, se limpia
y cubre de composición C h a t t e r t o n , se calienta
una de las bolas de g u t t a p e r c h a y se e x t i e n d e
por igual sobre el empalme y sobre toda la p a r t e
descubierta del conductor h a s t a la otra bola,
procurando que penetre algo debajo de e s t a , se
da una capa de C h a t t e r t o n encima de la g u t t a -
percha así e x t e n d i d a , y c a l e n t a n d o la s e g u n d a
bola, se estiende á su vez sobre ella, procurando
la mayor adherencia; se aplica otra c a p a de
Chatterton, y por último, se arrollan a l g u n a s t i -
ras de g u t t a p e r c h a que c u b r a n un espacio a l g o
mayor que el que ocupa el empalme. E s t e s i s t e -
ma tiene la g r a n ventaja de que evita la mezcla
de la g u t t a p e r c h a y a a n t i g u a con otra fresca,
entre las cuales la unión n u n c a es perfecta. E s -
te empalme, sin e m b a r g o , r e s u l t a m u y g r u e s o ,
y para evitar este inconveniente, se q u i t a la m i -
tad de la g u t t a p e r c h a c a l e n t a d a en u n a y otra
punta cou lo cual las bolas se reducen á la m i t a d ,
y así resulta para el e m p a l m e , un espesor poco
mayor que el del corazón.
Empalme de los cables.—Cuando están reves-
tidos solamente de c á ñ a m o en r a m a ó e n c i n t a ,
s
e levanta este almohadillado de u n a de las p u n -
tas en la longitud de dos ó t r e s metros, se c o r t a
el corazón dejando el c á ñ a m o , se e m p a l m a como
— 398 -
se ha dicho, y se repone el almohadillado, arro-
llándolo sobre el de la otra parte del cable y se
asegura convenientemente.
Si el cable es de cubierta de plomo, se corta
un trozo de esta cubierta en cada punta, se le-
vanta el almohadillado, se empalma el corazón,
se arrolla el cáñamo y se cubre el empalme con
un tubo de plomo soldado al del cable, ó más
bien con una lámina que se dobla, ajusta y suelda.
Si la armadura es de hilos de hierro, puede em-
plearse el método de Mr. Lair, que consiste, fi-
gura 84, lámina 6.*, en una caja de hierro con
dos paredes de un grueso proporcional al diá-
metro del cable, en cada una de las cuales se ha
practicado uu agujero cónico. Por estos agujeros
se introducen las extremidades del cable y ala
distancia conveniente se arrolla un hilo delgado
de hierro y se doblan los alambres de la arma-
dura arrollándolos sobre la misma, ségun indica
el dibujo. Después se empalma el conductor co-
mo se ha dicho, ó simplemente retorciendo las
puntas con un alicate, y después de estirar el
cable para que quede dentro de la caja, se llena
esta de guttapercha fundida y se coloca la ta-
padera. Es conveniente dar una capa de compo-
sición Chatterton al empalme y aun á los alam-
bres que quedau dentro de la caja para la mejor
adherencia de la guttapercha.
El método empleado para empalmar el cable
- 399 -
subterráneo de Bérlin á Hale es semejante á e s t e ,
solo que la caja es un cilindro c u y a s e s t r e m i -
dades se cierran con uu anillo, interponiendo un
mástil blando. El empalme queda flojo dentro
del tubo para que no sufra tensión.
Un cable submarino no puede a u u d a r s e de
este modo si el empalme ha de pasar por la m a ­
quinaria. En este caso puede adoptarse el s i s ­
tema seguido para empalmar el primer cable de
las Baleares. Se levantó la a r m a d u r a de uno de
los trozos en la longitud de 12 metros y se cortó la
parte de corazón correspondiente á e s t a l o n g i t u d ,
y después de empalmado el corazón y repuesto el
almohadillado, se arrollaron sobre el empalme y
sobre la a r m a d u r a del otro trozo, los alambres
separados, á c u y o efecto se dejaron sin cortar y
con su forma en espiral divididos en dos l a r g a s
cintas; y por último, se cubrió todo el empalme
cou dos c a p a s de filástica. Todo el cable e s t a b a
torrado de estopa e m b r e a d a , y a n t e s de arrollar
los expresados hilos, se suprimió la que c u b r í a
la parte de la a r m a d u r a sobre la cual se a p l i c a ­
ron, siu duda p a r a que no q u e d a r a n flojos al d e s ­
aparecer la estopa que de otro modo h u b i e r a
quedado i n t e r p u e s t a
Aun suelen cubrirse las a r m a d u r a s de los ca­
bles con un forro vejetal, a u n q u e a l g u n o s o p i ­
nan que ni esta c u b i e r t a ni el embreado a u m e n ­
tan su duración.
— 400 —
Cuando el cable consta de varios conducto­
res, se empalman separadamente, cuidando de
que al soldar no caigan sobre la guttapercha
de los otros, las gotas de soldadura que suelen
desprenderse y después de repuestos los almoha­
dillados, se procede como convenga según los
casos.

C o l o c a c i ó n do l o s oables

Puede tener lugar al aire libre debajo de tier­


ra, enterrados en el fondo de los rios ó descan­
sando dta,
como ya hemos indicado, las denominaciones
de cables aéreos, subterráneos y submarinos.
Cables aéreos.—Se han usado muy poco y
sólo pueden tener aplicac on en el interior de las
poblaciones y en algunos casos particulares. Por
lo regular se componen de varios conductores
aislados, formando un co i'don protegido por una
armadura de hilos delga los de hierro galvaui-
zado, y para que no sufrí ,n la menor tensión, se
fija en los pescantes un ( ordon de dichos hilos,
bastante estirado, y de e sta cuerda metálica se
c u e l g a el cable. El dieléí trico debe ser la goma
elástica, en atención á que la guttapercha no
resistiría la temperatura del estío. A esta clase
de cables pueden referirs i los conductores ó bi­
los de hierro p i n t a d o s , y los cubiertos en todo
ó en parte de una capa de cáñamo embreado, ó
barnizados, cou el fin de evitar las derivaciones
y los c r u z a m i e n t o s .
Cables subterráneos.—El cable m á s conve-
niente para las a l c a u t a r l l a s y para los t ú n e l e s ,
es el de c u b i e r t a de piorno sostenido por escar-
pias ó g a n c h o s de hierro g a l v a n i z a d o , s e g ú n el
número de cables, colocados á la d i s t a n c i a de un
metro. Esto no o b s t a n t e , si las alcantarillas ó
túneles se hallau en b u e n a s condiciones, sin
emanaciones sulfurosas, ni destilaciones de a g u a s
minerales que puedan destruir los c a b l e s , estos
pueden durar b a s t a n t e tiempo a u n q u e c a r e z c a n
de dicha cubierta, con tal que la de algodón ó de
cáñamo, h a y a sido b a ñ a d a en u n a disolución de
sulfato de cobre y c o n v e n i e n t e m e n t e e m b r e a d a .
Sin embargo, por poca que sea la h u m e d a d , se
destruyen pronto e s t a s c u b i e r t a s vejetales. Los
cables enterrados se han dispuesto de varias
maneras. Se e n s a y a r o n alambres desnudos d»«
«ierro, dispuestos p a r a l e l a m e n t e en u n a zanja y
rodeados de asfalto, y de cobre cubiertos de
guttapercha, dispuestos del mismo modo, ro-
deados de cemento; pero el resultado no ha sidc
satisfactorio, quedando reducidos á dos, los sis-
temas de establecimiento de los cables subter-
ráneos, el de tubos y el de c u b i e r t a s ó armadu-
ras metálicas.
Los tubos m i s generalmente empleados son
los de fundición dulce de hierro, semejantes á los
que sirven para la conducción de a g u a s . Estos
tubos se colocan á la profundidad normal de un
metro; pero teniendo presente que la" línea ha
de quedar por debajo de todo obstáculo, especial-
mente de los tubos de conducción del g a s y del
agua, uniéndolos unos á otros rellenándolas jun-
tas con cuerda embreada y plomo, excepto eu
los puntos donde corresponda uu manguito que
debe ser cada 50 metros.
El cable ó cables, que en este caso basta que
tengan una cubierta de algodón ó cáñamo em-
breado, se introducen en los tubos por medio de
una cuerda que se ha dejado dentro al tiempo de
colocarlos. Los tubos deben embrearse por den-
tro y por fuera, aunque por esta parte puede
prescindirse de esta operación si están bien gal-
vanizados; pero si no se embrean por deutro, los
cables se pegan á las paredes y es imposible si-
carios, perdiendo uua de las priucipales venta-
jas de este sistema, que es la de renovar los ca-
lóles cuando sea necesario.
En los túneles y en las alcantarillas, pueden
colocarse los cables de esta clase, es decir sin
cubierta metálica, en cajas de madera que se lle-
nan de arena ó de brea vegetal sin creosota. La
caja puede ser una canal con su tapadera para
que no penetren las aguas que filtran de las bó-
vedas.
ED vez de tubos de hierro puedeu emplearse
de porcelana ó loza dura y aun de asfalto; pero
eu todos los casos es condición precisa que la ca-
ñería resulte herméticamente cerrada y que no
puedan filtrarse y penetraren ella las aguas, á
cuyo efecto después de construido cada trozo de
50 metros, se cierra la cañería po.* un extremo y
por el otro se inyecta aire hasta que el manóme-
tro marque y permanezca marcando la presión
de dos atmósferas por espacio de 10 minutos.
Después de colocados los manguitos en los pun-
tos correspondientes, se sueldan conveniente-
mente y se prueba toda la línea, suponiendo que
como generalmente sucede, está reducida al in-
terior de las poblaciones. Los cables de cubier-
ta de plomo se han empleado también como sub-
terráneos especialmente eu Francia; pero han
dado mal resultado, debido sin duda á defectos
de construcción ó de colocación; pero de todos
IDO los es indudable que bien tratados y en de-
terminadas circunstancias, dan buen resultado
especialmente eu los t ¿neles y alcantarillas.
El de la línea de Berlin á Hale, cuya arma-
dura está compuesta de hilos de hierro fuerte-
mente apretados los unos á los otros formando un
tubo continuo, al desarrollarlo y tenderlo á lo
largo de la zanja, pasaba por un baño de asfal-
to, y así fué enterrado suspendiéndolo por me-
d'.o de gauchos de hierro para colocarlo en el
fondo de la zanja, y en seguida se procedía al re­
lleno do la misma cubriendo primero el cable con
una capa de unos 10 centímetros de espesor, de
tierra fina sin piedras que se tenia cuidado de
separar al tiempo de abrir la zanja, echándola
al lado por doude se habia de tender el cable.
La profundidad normal de la zanja es de un
metro, según hemos indicado, á fin de que el ca­
ble quede á cubierto de las variaciones de tem­
peratura, lo cual es de la mayor importancia,
puesto que la guttapercha se ablanda y se ha­
ce plástica, aumentando considerablemente la
conductibilidad, a u n a temperatura bastante ba­
ja, como es la de 30 grados centígrados. Así es
que ningún cable de esta especie, cualquiera
que sea su armadura exterior y que esté ó no en­
cerrado eu tubos, puede colocarse al descubierto,
ni en ninguna situación tal que pueda adquirir
la indicada temperatura. Aunque la cubierta
exterior sea metálica, puede suceder que reblan­
deciéndose la guttapercha, los cordones que for­
man los conductores, especialmente en los án­
gulos, se pongan eu contacto entre sí ó con di­
cha cubierta, quedando el cable inutilizado.
Cuando uo es posible enterrar el cable á la
profundidad de un metro, como puede suceder en
un puente en que no haya suficiente tierra para
ello sobre los arcos, se abre la zanja de la pro­
fundidad que sea posible y de unos 8 á 10. cen-
-

timetros de a n c h u r a , se rodea el cable de uua


capa de lana de escorias de los altos hornos, que
carece de elasticidad y es mal conductor del c a ­
lórico. Sobre esta capa se echa otra de tierra ó
de arena fina y se cubre de c e m e n t o , que forme
si es necesario u n a bóveda á lo largo del c a b l e ,
con lo cual quedará libre de las variaciones a t ­
mosféricas, y cuando el cable pueda e s t a r ex­
puesto á presiones ó sacudidas se coloca en t u ­
bos de hierro, protegidos con s u s t a n c i a s m a l a s
conductoras del calor, si los tubos h a n de q u e ­
dar á poca profundidad.
Cables subfluviales,—La a r m a d u r a exterior
ha de e s t a r formada de hilos de hierro de 4 mjm
reforzada con otra de hilos de 8 mjm si el rio
fuese n a v e g a b l e y hubiera peligro de que el c a ­
ble fuese alcanzado por las anclas de los b u q u e s ,
y aun se le encierra en tubos a r t i c u l a d o s , si e s ­
tuviera expuesto á los choques de los mismos
buques.
Es condición indispensable el e n t e r r a r los c a ­
bles subfluviales, a u n q u e e s t é n revestidos de
armaduras de hilos de hierro ó e n c e r r a d o s en
tubos de cualquiera especie, para ponerlos á c u ­
bierto de la elevación de t e m p e r a t u r a y del roce
de las arenas y de las piedras que el rio a r r a s t r a ,
especialmente en las g r a n d e s crecidas, c u y o r o -
c e
gastaría en breve la composición C h a t t e r t o n
0
el revestimiento v e g e t a l y el g a l v a n i z a d o de
r
— 40 > —

los alambres, quedando estos expuestos á la oxi­


dación que en el agua es bastante euérgica pa­
ra el hierro, no sucediendo lo mismo cuando este
se halla enterrado en la arena, á no ser que es­
ta contenga sustancias que obren químicamen­
te sobre él.
Eu los rios navegables puede abrirse la zan­
ja por medio de una draga, y en los demás por
medio de la dinamita ó desviando la corriente,
si es posible.
Cuando existe un puente en el sitio donde se
ha de colocar el cable, se tiende este cerca y
aguas abajo del puente á íin de sostener la bar­
ca que lo conduce á una distancia constante por
medio de cuerdas, y á falta de puente, se fija una
cuerda de una á otra orilla cerca de la zanja y
aguas arriba de la misma para dirigir la barca,
ó se procura conservar ésta á la misma distancia
de aquélla, por medio de cuerdas desde las dos
orillas, y en general, el medio que se emplee
para conseguir este objeto, depende de las cir­
cunstancias y de los medios de que se disponga.
El paso de canales y de acequias se verifica
del mismo modo cualquiera que sea la naturale­
za del cable, esto es, enterrándolo á un metro de
profundidad en el fondo del canal ó de la ace­
quia.
Debe tenerse muy presente que siempre que
haya necesidad de dejar enterrado ó dentro del
a g a a el extremo de uu cable de cualquiera clase
que éste sea, es indispeusable cubrirlo perfec­
tamente cou dos ó t r e s c a p i s de g u t t a p e r c h a y
uu pedazo de tela fuertem ute a t a d o , para que
no penetre por dicho estremo la tierra ni el a g u a
como ha sucedido con a l g u n o s cables de c u ­
bierta de plomo que se han inutilizado poco d e s ­
pués de colocados en tiempo lluvioso, sin haber
tomado e s t a precaución al dejar l a s p u n t a s del
cable e n t e r r a d a s ó sobre el suelo, al suspender
los trabajos, 6 h a s t a llegar la ocasión de e m p a l ­
marlos. Hay operaciones y c i r c u n s t a n c i a s que
al parecer c a r e c e n de importancia, y que sin
embargo la t i e n e n suficiente para comprometer
el éxito de u n a operación y el crédito de un fun­
cionario, y á veces las c u a n t i o s a s s u m a s e m ­
pleadas en e m p r e s a s que hubieran podido dar el
%
mejor resultado.
Los cables del sistema Brooks, por su s e n c i ­
llez y por su b a r a t u r a respecto de los de g u t t a ­
percha, facilitarán con: siueraoiemeute ei e s t a ­
blecimiento de líneas s u b t e r r á n e a s , y t a m b i é n
puede suceder que se e n c u e n t r e más ó menos
pronto una s u s t a n c i a impermeable, flexible y
resistente que sirva de c u b i e r t a á estos cables y
permita depositarlos en el fondo de los m a r e s .
Cables submarinos. — Cuando se t r a t a de es­
tablecer un cable de esta clase e n t r e dos puntos
mas ó menos d i s t a n t e s , es preciso conocer de
a n t e m a n o la profundidad del mar y la natura­
leza del suelo en todo el t r a y e c t o . C u a n t o mayor
es la profundidad, t a n t o mayor es la dificultad
de la inmersión. Los fondos de a r e n a y de faugo
forman el mejor lecho para un cable; pero si con­
tienen s u s t a n c i a s que obren q u í m i c a m e n t e so­
bre el hierro, la a r m a d u r a se d e s t r u y e pronta­
m e n t e . El fondo de roca debe evitarse en abso­
luto, ó por lo menos siempre que sea posible.
La líuea más corta es en general lu más con­
v e n i e n t e , y por lo tanto debe ser preferida cuan­
do no existe n i n g u n o de los indicados incon­
venientes, y c u a n d o en el t r a y e c t o existen ca­
bos ó islas, conviene cortar eu ellos el cable,
q u e d a n d o así dividido en trozos, lo cual facilita
la inmersión y las reparaciones, y aumenta la
velocidad de trasmisión porque la c a r g a electro-
e s t á t i c a es m u c h o menor queden los largos ca­
bles de Un solo trozo.
Es preciso, por lo t a n t o , verificar un minu­
cioso sondeo en u n a zona b a s t a n t e ancha para
conocer las profundidades del m a r y la natura­
leza y configuración de su fondo, y formar des­
pués el correspondiente proyecto s e g ú n la línea

La inmersión se verifica por medio de un bu­


que de vapor de dimensiones proporcionadas a
la l o n g i t u d del cable. Un vapor de la cabida de
1000 á 1500 t o n e l a d a s , puede servir para cables
— 400 -
que uo excedan de 2000 kilómetros; pero si la
1 nuitud es mayor, es necesario emplear dos
liliquea ó uno solo de dimensiones extraordina­
rias. En todos los casos, el buque conductor del
cable ha de tener una máquina poderosa á fin
de que pueda marchar en la dirección que con­
venga sin ser arrastrado por los vientos ni por
las corrientes, y además ha de poder detenerse
con prontitud y aun marchar hacia atrás cuan­
do sea necesario. Como la gran masa de hierro
que constituye la armadura del cable inutiliza
la brújula del buque que lo conduce, es nece­
sario que marche delante otro buque marcando
el derrotero.
Convenientemente adujado el cable en la bo­
dega del buque, sube á la cubierta por varias
poleas y guias, entra en el freno constituido por
un tambor de gran diámetro ó por dos o más rue­
das, á las cuales se arrolla, y pasando por el dina­
mómetro cae al agua deslizándose por una polea
situada eu la popa.
Arrollado el cable al tambor ó á las ruedas
que hemos dicho, no puede correr sin que el
tambor ó las ruedas giren, y para regularizar
el movimiento, sobre el eje de aquel ó sobre el
de las ruedas, se hallan montados otros tambo-'
r
es, sobre los cuales apoyan unas planchas de
hierro que apretadas con más ó menos fuerza
disminuyen ó aumentan el movimieuto, resul-
- 110 -
t a n d o un freno ordinario fácil de m a n e j a r con
u u a p a l a n c a ; pero poco eficaz, p u e s t o que eu
varios casos, no ha podido r e t e n e r el cable que
se ha deslizado al mar eu exceso, que es lo peor
que puede suceder en un t e n d i d o .
El dinamómetro, para apreciar la tensión del
cable, consiste por lo r e g u l a r eu u n a polea que
d e s c a n s a sobre el cable, y de la c u a l cuelga un
g r a n p3so. Esta polea e s t á m o n t a d a sobre dos
correderas verticales y se halla s i t u a d a entre
otras dos poleas colocadas á la m i s m a altura,
sobre las cuales pasa el cable, de manera que
c u a n d o a u m e n t a la tensión, el cable se estira y
hace subir el peso y la polea q u e lo sostiene, y
al contrario, cuando la teusion d i s m i n u y e l a in­
flexión del cable a u m e n t a , y el peso y la polea
bajan, lo que permite apreciar la tensión por
medio de una e s c a l a .
L l e g a d o el buque al p u n t o de partida, se
conduee á tierra, el extremo del cable de costa
por medio de l a n c h a s ó b a l s a s , y después de
a m a r r a d o y colocado en la zanja abierta eu la
{

p l a y a , el buque emprende la m a r c h a y el cable


va c a y e n d o al a g u a por la popa, auxiliado por
varios obreros que van desarrollando en la bo­
d e g a las diferentes espiras y manteniéndolo con
cierta tensión para que no se formen cocas an­
t e s de e n t r a r en la m a q u i n a r i a , y otro obrero
i n t e l i g e n t e , observando c o n s t a n t e m e n t e el dina-
111

imrue-i

por

ga de la polea do p o p a , hallándose el buque e n


iDOvímieuto, este trozo de cable seguirá la mar»

cou el horizonte en virtud de la resistencia q u e


el agua opone á s u paso, á n g u l o que depende
Ho l a v í i l r w . i M . w l íl »l h i m n o
4 v fluí rl iíi mf»t.rn V DftSO

muy pesado y deigad<


vertical. Si a u m e n t a 1¡

y supo
el cabl
se irá
si se d
pre q i
- 41-2 —
en este caso el á n g u l o q u e forma con el hori­
zonte el trozo de cable pendiente del buque, y
que se llama ungido de inmersión, se conserva
c o n s t a n t e é igual al que corresponde al peso y
dimensiones del cable y á la m a r c h a del buque,
la teusion del mismo trozo de cable es igual á
la del freno, ó lo que es lo mismo, equivalente
al rozamiento del mismo, y la longitud del cable
depositada en el fondo del mar en u n tiempo
dado, es t a m b i é n igual á la d i s t a n c i a recorrida
por el buque en el mismo tiempo, y la operación
m a r c h a entonces perfectamente.
Si el cable se desliza con uua velocidad me­
nor q u e la del b u q u e , la tensión aumenta, el
á n g u l o de inmersión disminuye y la longitud de
cable que c a e al agua es insuficiente para adap­
tarse sin tensión al fondo del m a r , y entonces es
preciso aflojar el freno ó disminuir la marcha
del b u q u e , h a s t a que la tensión que marque el
dinamómetro y el á n g u l o de inmersión vuelvan
al estado normal.
Si por el contrario, el cable corre con más ve­
locidad que el buque, caerá al a g u a un exceso
de cable q u e se arrollará en el fondo, prolon­
g a n d o i n ú t i l m e n t e la línea con perjuicio de la
velocidad de trasmisión, y para evitarlo se debe
a p r e t a r el freno ó a l i g e r a r la marcha del buque
para restableeer la tensiou y el ángulo de in­
mersión que corresponden. Si u n a parte del ca-
Lie se arrolla y forma cocas en el fondo, es pro-
bable (pie se destuerza la a r m a d u r a y quede ex
corazón al descubierto.
Así, p u e s , por el cálculo ó por medio de p r u e -
bas hechas p r e v i a m e n t e colgando un trozo de
cable de la popa del buque, y haciendo que este
marche con diferentes velocidades, se determina
el ángulo de inmersión que para cada u n a de
ei las resui t a , y después el cuidado del e n c a r g a d o
del freno se reduce á aflojarlo ó apretarlo p a r a
que el ángulo de inmersión, y por c o n s i g u i e n t e
la tensión, sea siempre la que corresponde á la
velocidad del b u q u e .
Marchando bien la o p T a c i o n . c u a n d o el fon-
do es horizontal, si la profundidad d i s m i n u y e
por elevarse el fondo, disminuye la l o n g i t u d del
truzo de cable que pende del buque y por 1) t a n -
to su peso, tirando con menos fuerza de la parte
de cable que pasa por la maquinaria. Disminuirá
por lo tanto la velocidad de é s t a , el dinamóme-
tro marcará u n a disminución de tensión y el á n -
gulo de inmersión irá a u m e n t a n d o , lo que a d -
vertido por el e n c a r g a d o del freno, se a p r e s u r a r á
¿aflojarlo g r a d u a l m e n t e con el mayor c u i d a d o
hasta restablecer la velocidad, la tensión y el
ángulo de inmersión normales. Si d e s p u é s b a -
ja el fondo y a u m e n t a la longitud del cable q u e
pende del b u q u e sucederá lo contrario y s e r á
preciso apretar el freno para c o n s e g u i r el mismo
objeto,
— 414 — V
Este método suele llamarse de inmersión se-
ffun una linea recta, porque la parte de cable col-
g a d a eu el a g u a , forma siempre u n a línea de es-
t a clase, que parece que se t r a s l a d a paralela-
m e n t e á si misma siguiendo la m a r c h a del buque.
El método de tensión constante consiste.en
conservar al cable en la polea de popa y por con-
s i g u i e n t e en el dinamómetro, una tensión mayor
que el peso de u n a longitud de cable superior á
la mayor profundidad en todo el t r a y e c t o , pero
inferior al módulo práctico d a n d o al freno una
presión c a p a z de equilibrarla. El cable forma
entonces u n a c a t e n a r i a e n t r e el p u n t o de suspen-
sión del buque y el de apoyo en el fondo. La ten-
sión en el primer p u n t o será i g u a l á la del se-
g u n d o , a u m e n t a d a cou el peso de un trozo de
cable i g u a l á la profundidad ó sea á la distancia
vertical e n t r e los apoyos, como sucede en los
hilos aéreos, y por c o n s i g u i e n t e , la tensión en el
fondo será igual á la que m a r q u e el dinamóme-
tro menos el peso de dicha longitud de cable; y
como este peso puede ser b a s t a n t e pequeño en
Jos sitios poco profundos, el cable puede resul-
tar tendido con una tensión considerable que
produzca su r o t u r a , especialmente si queda
colgado e n t r e dos p u n t o s á c a u s a de los acci-
d e n t e s del fondo, por más que el del mar no pre-
s e n t e u n perfil t a n d e s i g u a l como la superficie
de la t i e r r a .
I l o c o n o c l m l o n l o y p r u e b a s ele l o s
cables

Según hemos indicado, el conductor, el die­


léctrico y la armadura han de satisfacer á cier­
tas condiciones para que un cable corresponda
a su objeto, lo cual depende principalmente de
la naturaleza de las materias que entran en su
composición, condiciones que han de conservar
durante su construcción y colocación, de lo cual
es necesario cerciorarse, como así mismo de su
estado en cualquiera época mientras permanez­
ca en servicio.
PRUEBAS DURANTE LA CONSTRUCCIÓN.—Antes
de dar principio á la fabricación del conductor,
es necesario determinar la conductibilidad y el
ci'ado de pureza del hilo de cobre que h a y a de
emplearse, para lo cual se mide exactamente u n
ti'uzo de este alambre, coloc «ndolo en una r a ­
mea practicada en un listón de madera, á fin
de enderezarlo sin que sufra alteración, como
sucedería estirándolo para este objeto. Después
de medido el hilo se determina su resistencia
eléctrica, y por último se pesa.
Conociendo el peso de un trozo de hilo de
una longitud dada y de un diámetro determina-
uo
> se calcula su densidad teniendo presente
- - Ü 6 —

que esta es igual al peso dividido por el volu-


men, ó se halla por cualquiera de los medios que
la física enseña, y del peso de dicho trozo de
hilo, se deduce el de un cordón formado por va-
rios hilos de la misma naturaleza y diámetro.
El grado de conductibilidad se aprecia com-
parando la que resulta para el hilo á la tempe-
ratura del experimento, con la que tendría el
mismo hilo á la misma temperatura, si fuera
de cobre puro.
Supongamos que la resistencia de 10 metros
del hilo que se experimenta, sea de 0,270 Ohms
á la temperatura del recinto en que se hace la
operación, que esta temperatura es de 15° C, y
que el hilo pesa63 gramos. Si este hilo fuese de
cobre puro, su resistencia sería según la fórmula
de la página 115, á cero grado centígrados:
0,144X10.*
7 AQ = 0 . 2 4 Ohms,
y para determinar la resistencia que tendría el
mismo hilo á la temperatura de 15° bastará mul-
tiplicar 0,24 por 1,0582 que es el coeficiente que
que en la tabla correspende á la diferencia de
temperatura de 15,° cuando se pasa de una tem-
peratura más baja á otra más alta, como sucede
en el caso actual, y tendremos:
0.24X1,0582=0,253968 ohms,
Conocemos, pues, la resistencia del hilo de
que se trata y laque tendría el mismo hilo si
417 —
fuese

100 la
del hilo de cu
experimenta, ecer la proporción:
x 0,25390 .25396

De manera qu ¡tibilidad específica


del cobre adopta» conductor del cable,
seria pruximamei 94 oor ciento de la

percha o de cauchu por tro;


gitud, según los casos y la c )ie, sion-
do por lo regular de una milis udo para
los cables submarinos, y qi inte dias
después de terminado cada
una cisterna ó estanque lie
mantiene á la temperatura c
\ conductor
con una pila de uno: de sulfato de
cobre, como la de I dificaciones
después la capacií
misma pila, y por ú ento con una
pila Leclanché de 1 íntos. ó con
otra equivalente a
lato de cobre h a d
200 elementos
El cable h e permanecer 24 horas
tanque, antes empezar los esperimei
— 418 —
(jue pueda tomar la temperatura de 24° que tod<>
este tiempo se ha de mantener constante, y
para que el agua peuetre por los pequeños agu-
jeros y hendiduras que pueda tener la gutta-
percha. Todos los aparatos deben estar sobre
placas ó apoyos de ebonita, iucluso la pila, la
cual, si cou viene, puede colgarse con correns ó
tiras de g ittapercha. La del cable debe rasparse
con cuidado en la punta, bañarla con aceite de
parafina ó cubrir uu trozo con para&ua sólida, y
todos los hilos de relación ó auxiliares debeu
estar perfectamente aislados, y si esto no fuera
posible, habria que medir la derivación que pro-
duzcan para tenerla en cuenta.
Como la resistencia del cobre aumenta y la
de la guttapercha disminuye de una manera no-
table con el aumento de temperatura, para que
los íesultados sean comparables, es necesar:o
verificar los experimentos á una temperatura
determinada, habiéudose adoptado la de 24°C,
que si bien no altera las condiciones de dicho
dieléctrico, es suficiente para hacer más sensi-
bles los defectos de aislamiento.
Si el conductor de uu cable, colocado en la
cisterna d*l modo indicado, se pone en comuni-
cación cou una pila al través de un galvanó-
metro, se observa que la desviación más ó me-
nos considerable al principio, va disminuyendo
gradualmente hasta que al fin queda fija y cons-

j
- 419 — V
:

tante, lo cual se explica teniendo presento el


modo de propagación d é l a electricidad. La p o ­
larización del conductor y de las primeras capas
de g u t t a p e r c h a es relativamente rápida, y m á s
lenta y difícil la de las capas exteriores, por c u ­
ya razón es necesario fijar el tiempo q u e h a de
aplicarse la pila para cargar un cable, c u y o
tiempo es por lo r e g u l a r de un minuto. Además,
después de d e s c a r g a d o , como la d e s p o l a r i z a r o n
de las moléculas de g u t t a p e r c h a no es i n s t a n t á ­
nea, puesto que como las de tudo cuerpo mal con­
ductor, se polarizan y despolarizan con más 6
menos dificultad, de lo cual resulta la resistencia
al paso de la electricidad, sucede que después de
dicha descarga, se obtienen otras parciales c o ­
mo acontece e n la botella de Leiden y en todos
los condensadores, especialmente si se han car­
gado con una pila de m u c h o s elementos, y d o ­
ta la por c o n s i g u i e n t e de una a l t a tensión. K e -
s
ulta. pues, que en uu cable c a r g a d o con u n a
poderosa batería, queda siempre después de la
descarga, una carga de m á s ó menos c o n s i d e r a ­
ron que puede influir en los experimentos s u c e ­
sivos, por c u y a razón, la última prueba que se
haga debe ser siempre la de aislamiento, para
a
I que se emplean muchos elementos.
El conductor del cable, e s t a n d o aislado, se
C:ll>
ga e x p o n t á n e a m e n t e de electricidad positi-
la cual no puede menos de influir en las i n -
- 420 -
(licacíones galvanométricas, cuando se trata de
apreciar el valor de la carga ó descarga del ca­
ble, por cuya razón es necesario mantener por
a l g u n a s horas el conductor en Cumunicacion con
la tierra, antes de proceder á todo experimento,
á fin de privar al cable de toda carg*a que por
las razones expuestas pueda contener, y cuando
aquel conste de varios conductores, mientras se
experimenta uno de ellos, deben continuar los
demás en dicha situación.
La comunicación con tierra debe ser en to­
dos los experimentos lo m á s perfecta posible y
establecida por medio de grandes planchas ó
superficies metálicas e n t e r r a d a s á la profundi­
dad de uno ó dos metros en terreno húmedo, y
todos los empalmes y contactos limpios, firmes
y apretados, y a u n soldados los que hayan de
ser permanentes, porque de otro modo la resis­
tencia y el aislamiento de los conductores puede
resultar muy exagerado, dando lugar á que se
considere útil un cable mal aislado, ó á que se
deseche por aparecer el conductor con exceso
de resistencia, cuando tal vez no t e n g a más qoe
la que corresponde.
RESISTENCIA, DEL CONDUCTOR.—Se mide con
el puente de Wheatstone empleando un galva­
nómetro sensible como el de Thomson, y cuando
son varios los conductores se determina por el
método del anillo, s e g ú n se ha explicado en las
— 421 -

páginas 225 á 227 para los conductores aéreos.


CAPACIDAD ELECTRO-ESTÁTICA.—Como y a h e ­
mos indicado, elcorazonde un cable colocado en
la cisterna de la manera expresada, forma un ver­
dadero condensador, y aplicando u n a pila al
conductor, puede acumular, condensar ó adqui­
rir una c a r g a eléctrica cuya m a g n i t u d depende­
rá del potencial de la pila, de la longitud del co­
razón, de su diámetro con relación al del con­
ductor y de la capacidad específica inductiva ó
poder inductor del dieléctrico.
La capacidad de un cable influye de u n a m a ­
nera muy notable en la velocidad de trasmisión,
y, además, del valor de la c a r g a que pueda r e ­
cibir y del tiempo que la conserve ó del que t a r ­
de en perderla, se puede deducir el grado de ais­
lamiento del conductor, por cuya razón es de la
mayor importancia el conocer dicha capacidad
electrostática ó inductiva, y para facilitar la in­
teligencia de los varios procedimientos que se
emplean para conseguir este objeto, creemos
oportuno t r a t a r de aclarar en c u a n t o nos sea
posible lo que se entiende por capacidad de u n
cable en general, capacidad por milla, nudo ó
kilómetro y por capacidad específica.
Capacidad en general, es la facultad que t i e -
n
e un cable de recibir una c a r g a eléctrica m á s
0
menos considerable aplicando al conductor una
Pda determinada. De manera que si de dos c a -
- 422 •-
bles cualesquiera, el uno es susceptible de reci­
bir, acumular ó condensar una cantidad de elec­
t r i c i d a d doble que el otro con una misma pila,
la capacidad electrostática ó inductiva del pri­
mero es doble mayor que la del segundo.
La capacidad por milla, nudo ó kilómetro y
en general por la unidad de longitud, se obtiene
dividiéndola capacidad del cable por su longitud
en cada una de estas clases de unidades. Si la
capacidad de un cable de 1000 kilómetros de
longitud fuese de 240 microfaradias, la capaci­
dad de este cable por kilómetro sería de 0,240
microfaradias.
Capacidad específica, es la capacidad de un
cable con relación á la de otro cable de la misma
longitud.
Si la capacidad de un cable distinto del an­
terior, pero también de 1000 kilómetros de lon­
g i t u d , fuese de 480 microfaradias, diríamos que
la capacidad específica electrostática ó induc­
tiva de este cable era doble mayor que la de
aquél, y si observamos que la capacidad por ki­
lómetro de este segundo cable es doble que la
del primero, podemos también decir que la rela­
ción entre las capacidades específicas de dos ca­
bles es i g u a l á la que existe entre sus respecti­
vas capacidades por kilómetro ó por otra unidad
cualquiera.
Mr. Thomson, representando por c í a capací-
- 453 —
dad específica inductiva de la g u t t a p e r c h a ó del
dieléctrico adoptado, por i? y d los respectivos
diámetros del corazón y del conductor y por %
la capacidad específica del cable ha obtenido la
fórmula siguiente:
c
%logNej).—r
por la cual se puede determinar la capacidad es­
pecífica que ha de tener nn cable que se t r a t a
de construir, y por lo t a n t o la que corresponde á
la unidad de longitud ó á una longitud determi­
nada; pero después de construido un trozo de co­
razón es necesario cerciorarse de si la capaci-
cad es ó no la acordada, y poder emplear otro
dieléctrico de menor capacidad específica ó a u ­
mentar el espesor del mismo si el corazón r e s u l ­
ta con uua capacidad mayor que la que corres­
ponde.
Colocado, pues, el corazón del cable en la
7
cisterna llena de a g u a á la t e m p e r a t u r a de 24°6 .
se procede á determinar su capacidad electros­
tática, lo que se consigue por varios procedi­
mientos.
Por medio de un condensador.—Las cantida­
des de electricidad que pueden recibir dos con­
densadores cargados con la misma pila son pro­
porcionales á las respectivas capacidades de e s ­
tos condensadores; de manera que si con la mis-
— 42-1 -
ína pila c a r g a m o s durante un minuto el corazón
que se experimenta y un condensador cuya ca-
pacidad sea conocida y medimos sus respectivas
c a r g a s , por medio de una simple proporción po-
demos d e t e r m i n a r l a capacidad del corazón.
Por otra parte, como la c a r g a eléctrica de un
cable ó de un condensador es proporcional al po-
tencial de la pila que se le aplica, ó sea al nú-
mero de elementos de que consta, cargado el
condensador con u n a pila determinada, podemos
a u m e n t a r ó disminuir el número de elementos de
la misma para c a r g a r el corazón h a s t a que re-
sulte en ambos la misma c a r g a , y entonces las
capacidades del corazón y del condensador se-
rán proporcionales al número de elementos res-
pectivamente aplicados ó uno y otro, lo que nos
permitirá conocer la capacidad b u s c a d a . La me-
dición de las cantidades de electricidad acumu-
ladas en el corazón y en el condensador, se veri-
fica por medio de la desviación que produce la
descarga en un galvanómetro de Thomson ó en
otro g r a d u a d o , disponiendo los experimentos de
la manera indicada al describir el descargador
figura 50, añadiendo un conmutador de pilas co-
mo el de la figura 46 para el segundo procedi-
miento.
En su consecuencia, para determinar la ca-
pacidad del corazón de que se t r a t a , se pondrá la
pila en comunicación con el tornillo i? del indi-
cado descargador tomando ocho ó diez elemen­
tos, que como hemos dicho, conviene que sean
de sulfato de cobre; el galvanómetro en c o m u n i ­
cación con el tornillo A y se une el conductor del
cable al centro C de la palanca DC. Poniendo
esta palanca en contacto con el tornillo B, el
cable se c a r g a r á de electricidad, y si después
de un minuto se suelta la referida palanca por
medio de la CF, se aplicará aquélla sobre el tor­
nillo A y el cable se descargará al través del
galvanómetro, produciendo en la a g u j a u n a cier­
ta desviación que se tendrá cuidado de obser­
var. Sustituyendo el cable por un condensador
de capacidad conocida, cargándolo con el m i s ­
mo número de elementos por espacio de un m i ­
nuto y descargándolo en seguida se obtendrá
otra desviación de la aguja, y si representamos
por x la capacidad del cable, por C la del con­
densador y por a ja' las desviaciones produci­
das por las respectivas d e s c a r g a s de éste y del
cable, tendremos la proporción:
,JC O ' o'
~~7r— ; de donde: x~—— X C.
C a a
Puede suceder que una de las d e s c a r g a s sea
de tal intensidad, que la aguja ó el rayo lumi­
noso, si se emplea el galvanómetro de Thom­
son, salgan fuera de la escala, en cuyo caso, al
verificar esta d e s c a r g a , se introduce u n a desvia­
r o n en el g a l v a n ó m e t r o y después se multiplica
— 426 -
la desviación obtenida" por la cantidad que cor-
responde s e g ú n y a hemos explicado.
Supongamos que para apreciar la descarga
del corazón hayamos tenido que introducir en el
galvanómetro una derivaciou de - ¿ - c o n la cual
hemos obtenido una desviación a': entonces la
capacidad del corazón estaría dada por la fór-
mula:
100 « '
x= xC,
a
y si por el contrario, fuese el condensador el que
daba la descarga de mayor intensidad, obligan-
do á introducir en el galvanómetro la misma des-
viación, la fórmula sería en este caso:
X-
100 a XC.
Cuando es preciso introducir una derivación,
tanto para la descarga del cable como para la
del condensador, si estas derivaciones son igua-
les, no influyen en el resultado; pero si son dife-
rentes, se multiplica cada desviación por el po-
der multiplicante de cada desviación.
Cuando el galvanómetro carece de la caja de
derivaciones, se pueden obtener éstas por medio
de un reostato, y entonces la cantidad por la
cual se ha de multiplicar la desviación corres-
pondiente será:
g\ci
d
— 427 -

que es el poder multiplicante de la derivación,


representando la resistencia de ésta por d, y por
g la del galvanómetro, la cual se supone conoci­
da, puesto que se puede determinar por medio
del puente ó por cualquiera de los procedimien­
tos explicados en el l u g a r correspondiente.
La fórmula general para d e t e r m i n a r l a capa­
cidad de un trozo de corazón de cable será por
consiguiente:

X a
d^
q-X-d
d Xa
Kl segundo procedimiento es semejante al
que acabamos de explicar, y sólo se diferencia
en que después de cargado y descargado el con­
densador y anotada la desviación, es necesario
aumentar ó disminuir el número de elementos
de la pila para que la descarga del cable sea de
la misma intensidad y produzca, por lo t a n t o , la
misma desviación que la del condensador, lo que
se consigue por medio de tanteos, c a r g a n d o y
descargando sucesivamente el cable el número
de veces que sea necesario; y si para obteuer la
desviación se han necesitado 8 elementos, por
ejemplo, para el condensador y 12 para el cable,
la capacidad de éste será:
12
3?=-~-X O.
Este método supone que todos los elementos
de la pila empleada son iguales y que están do­
tados de un mismo potencial, lo cual, por lo re­
g u l a r , no es exacto en la práctica, ni aun para
las pilas Minotto que son las más á propósito para
estos experimentos, por lo cual es conveniente,
determinar el potencial de l a s dos pilas en fun­
ción de un mismo elemento, y para esto se carga
el condensador con el elemento elegido para tipo,
descargándolo después al través de un galvanó­
metro sensible, a n o t a n d o la desviación, y luego
se introduce una derivación en el galvanóme­
tro por medio de un reostato y cargando y des­
c a r g a n d o varias veces el mismo condensador
con toda la pila cuyo potencial se quiere deter­
minar, se varía la resistencia de la derivación
h a s t a obtener u n a desviación galvanométrica
i g u a l á la anterior, en cuyo caso, si representa­
mos por la unidad el potencial del elemento tipo,
el de la pila entera estará representado por el
poder multiplicante de la derivación, que es en
general:
g\d
d '
siendo d la resistencia que acusa el reostato al
resultar una desviación igual á la anterior.
De esta manera podemos determinar el po­
tencial de las pilas de 8 y de 12 elementos del
ejemplo anterior con relación á un mismo ele-
— 429 —
mentó, y las capacidades del cable y del con­
densador serán proporcionales á estos p o t e n c i a ­
les, y si los representamos respectivamente por
P' y P tendremos:
x P' P' 7
^ - = - p - , de donde: x=rp XC .
Cuando se hace uso del galvanómetro de r e ­
flexión de Thomson, conviene suponer el cero en
un extremo de la escala, con lo cual, en la m a ­
yor parte de los casos, se evitará el tener que
acudir á una derivación.
Con un galvanómetro diferencial, puede d e ­
terminarse, por decirlo así de una.vez, la c a p a ­
cidad de un trozo de corazón, disponiendo el e x ­
a
perimento s e g ú n la figura 85 lámina 6. , en la
cual c es el condensador tipo y d el descargador
ó conmutador. Puesto el contacto de este con­
mutador en b, se c a r g a n á la vez el condensador
y el cable y trasladando el contacto al punto a
se descargan s i m u l t á n e a m e n t e al través del car­
rete á que e s t á n respectivamente unidos; y si la
a
goja del galvanómetro permanece en cero, es
evidente que las dos descargas son de la misma
mtensidad y por lo t a n t o el cable y el condensa­
dor tienen la misma capacidad, puesto que ú n i ­
camente dos condensadores ó dos cables de i g u a l
capacidad, pueden recibir u n a c a r g a i g u a l de la
misma pila.
Si la aguja desvia en uno ó en otro sentido,
- 430 —
es señal de que las descargas son de diferente
intensidad, y si suponemos que la del cable es
la mayor, introduciendo una derivación por me-
dio de un reostato en el carrete correspondiente
al cable y variando convenientemente la resis-
tencia de esta derivación, se conseguirá que las
descargas sean iguales y por lo t a n t o que la
aguja permanezca en reposo, en cuyo caso la ca-
pacidad del cable será igual á la del condensa-
dor multiplicada por el poder multiplicante de
la derivación que, como liemos dicho repetidas
veces, es:

d '
Si por el contrario, la descarga del conden-
sador apareciese de mayor intensidad que la del
cable, se aplicaría la derivación al carrete del
condensador y la capacidad del cable sería en-
tonces igual á la del condensador dividida por
el poder multiplicante de la derivación.
Este procedimiento se funda en que las car-
g a s son proporcionales á las capacidades, y á las
desviaciones que producen las mismas cargas ó
las descargas inmediatas, teniendo en cuenta
que, cuando en el galvanómetro existe una de-
rivación, el verdadero valor de una desviación
es el que indica el galvanómetro, multiplicado
por el poder multiplicante de la derivación.
Así es que si una descarga produce una des-
— 431 —
"viacicm de 200 divisiones en el galvanómetro
Thomson con u n a derivación de-^-, la misma
descarga sin la derivación marcaria 2000, que
seria el verdadero valor de la desviación, si la
escala fuese de suficiente longitud.
Con el puente de Whealstone de relación v a ­
riable se puede también determinar la capacidad
de un corazón de cable, de la manera que indica
a
la figura 86, lámina 7. El lado I) está formado
por una de las series de hojas metálicas del con­
densador, y el lado B por el interior del cable,
esto es, por el conductor que hace las veces de
armadura interior.
La otra serie del condensador y un polo de la
pila comunican con la tierra, como así mismo el
agua de la cisterna en que se halla el trozo de
corazón, el cual conserva aislado el extremo li-
hre. El descargador de palanca es d, y hallándo­
se ésta en el contacto b y los lados A y C del
puente sin resistencia, ó lo que es lo mismo, con
todas sus clavijas, se c a r g a n el condensador y el
eable. Entonces se dá á los lados A y C u n a r e ­
sistencia en proporción de las capacidades del
cable y del condensador. Si se calcula que la del
primero puede ser mayor que la del segundo, se
deja en el lado A u n a resistencia mayor que en
^.y al revés si se supone lo contrario Al pasar
la palanca al contacto a, el cable y el condensa-
— 432 —
dor se descargan al través del puente y por lo
regular la aguja desviará á uno ú otro lado;
pero repitiendo varias veces la c a r g a y descarga
y variando al mismo tiempo las resistencias de
los lados A y C ó de uno de ellos, se conseguirá
que la aguja permanezca en reposo al verificarse
las descargas, y entonces, representando por x
la capacidad del cable y por c la del condensa­
dor, tendremos, s e g ú n la ley del Puente:

xxC=Axc; de donde: x=—yj-.


E s t e procedimiento es debido á Mr. Sauty.
Por medio de la fórmula Jenkin, se determi­
n a directamente en microfaradias la capacidad
de un cable y la de un condensador si fuese des­
conocida.
La fórmula es la siguiente:
i
2tsen. / a i
X =
3,1416^ '
en la cual x representa la capacidad buscada;
t la mitad del tiempo de u u a oscilación entera de
la aguja del galvanómetro bajo la influencia úni­
camente del magnetismo terrestre, a el ángulo
a
de desviación producido por la descarga y R I
resistencia del circuito que produce en el galva­
nómetro empleado u n a desviación igual ala uni­
dad con la pila con que se c a r g a el cable, deter­
minada por un experimento previo.
Si se hace uso del galvanómetro de Thom-
- 433 -
son, se introduce en él una derivación y se apli-
ca la pila añadiendo resistencia al circuito por
medio de u n reostato h a s t a obtener una desvia-
ción comprendida dentro de la escala y se c a l -
cula la resistencia total que deberia tener este
circuito para reducir la desviación á una sola
división que es la unidad en este aparato, y d e s -
pués se hace oscilar la aguja del galvanómetro
y se cuenta el número de oscilaciones que eje-
cuta en un minuto, ó mas bien el número de
veces que en ese tiempo pasa el rayo luminoso
por el cero de la escala, y dividiendo dicho tiem-
po por este número y tomando la mitad del co-
ciente se obtendrá el valor de t, ó sea la d u r a -
ción de media oscilación, y por último, se c a r g a
y descarga el cable por medio del descargador
al través del galvanómetro y el número de di-
visiones ó partes de la escala que indique el rayo
os luz, multiplicado por el poder de la deriva-
e
|on, si se hubiese introducido a l g u n a , será el
v
alor de a.
La fórmula anterior, cuando se emplea esto
galvanómetro se reduce á la s i g u i e n t e :
0,3183^ '
X
~ — R '
J sustituyendo en vez de a, t y R sus valores,
e
! de R en m e g o h m s , se tendrá el de ce en m i -
crofaradias.
La aguja del galvanómetro que se emplee
28
- 434 —
para medir las descargas debe tener cierto peso,
oscilar libremente y presentar al aire la menor
resistencia posible, aunque el efecto de esta
resistencia puede corregirse añadiendo á la des-
viación observada, la c u a r t a parte de la dife-
rencia entre la amplitud de la primera y de la
segunda oscilación á un mismo lado del cero.
Así, pues, se observará y anotará la desviación
producida por la descarga, cuya desviación suele
llamarse salto de la aguja, y se dejará que esta
pase al otro lado y vuelva al primero, obser-
vando y anotando también la desviación que
indique en este mismo lado, y se halla después
la diferencia entre estas dos desviaciones; Esta
diferencia es debida á la resistencia del aire
durante cuatro medias oscilaciones, y por lo
t a n t o , á cada una de ellas corresponde la cuarta
p a r t e , cantidad que debe a g r e g a r s e á la pri-
mera desviación para obtener la que resultaría
si el aire no opusiera resistencia alguna al mo-
vimiento de la aguja.
Determinada la capacidad del corazón de
que se t r a t a por cualquiera de los procedimien-
tos explicados, dividiéndola por la longitud en
metros, kilómetros ó millas, se tendrá la capa-
cidad por metro, kilómetro ó milla.
La capacidad especifica se determina compa-
rando la capacidad por la unidad de longituu
con la de otro cable, que se toma como tipo,
— 435 —
por la misma unidad. Este cable tipo/ suele ser
el del golfo pérsico de 1864.
Supongamos que la capacidad por milla del
cable ensayado sea 0,285 microfaradias, como
las capacidades específicas son proporcionales á
las capacidades por unidad de longirud, t e n -
dremos la proporción:
X ; i : : 0 , 2 8 5 : 0,3486
de la cual se deduce el valor de K, ó sea de
la capacidad específica inductiva del cable ó
corazón que se considera, advirtiendo que 0,3486
es la capacidad por milla del cable del golfo
pérsico, cuya capacidad especifica se toma por
unidad.
Igualmente puede tomarse por unidad la ca-
pacidad específica de un conductor aislado por
el aire eu vez de la g u t t a p e r c h a .
La capacidad específica puede hallarse t a m -
bién, conocida la de una milla de c a b l e , por la
fór ínula:
T^ Loq.D —Log.d . „ ,.
— —xc microfaradias,
-¿,728
en la cual B, es el diámetro del corazón, d el del
conductor, c la capacidad por milla y Z"la c a p a -
cidad específica que se busca comparada con la
de una milla cúbica de g u t t a p e r c h a .
Aislamiento.—Colocado el trozo de corazón
de cable en la cisterna á 24" C, estando aislado
uno de sus extremos, aplicando sucesivamente
^ — 436 -
al otro extremo los polos de una pila de muchos
elementos al través de un galvanómetro muy
sensible, el mismo resultado dará con una cor­
riente positiva que con u n a n e g a t i v a , si el ais-
Limiento es bueno; pero si este es defectuoso,la
corriente n e g a t i v a producirá mayor desviación
galvanométrica que la positiva, y además, cuan­
do el conductor está bien aislado, la c a r g a elec­
trostática es igual á la d e s c a r g a , de manera que
cargando el corazón al través de un galvanóme­
tro y descargándolo en s e g u i d a al través del
mismo aparato, si el salto de la aguja es de la
misma amplitud en uno y otro caso, podemos
asegurar que el aislamiento es perfecto; y si así
no sucede, la diferencia entre las desviaciones de
11 aguja indicará el grado de aislamiento.
Estas sencillas pruebas permiten j u z g a r des­
de luego del aislamiento del conductor produci­
do por el dieléctrico que lo rodea, y pueden ser
suficientes si dan un resultado favorable; pero
si acusan uua derivación más ó monos importan­
te, es preciso medir su resistencia, para ver si
es ó no la que corresponde, y que por lo regular
se fija en 200 millones de unidades Ohms por mi­
lla, contando con que esta resistencia aumenta
con la presión del a g u a después de sumergido
el cable.
El aislamiento de un cable es de la mayor
importancia, porque como hemos dicho, una de-
- 437 —
rivacion despreciable en un principio, crece con
el tiempo y puede llegar á interrumpir la comu­
nicación. Por este motivo se emplea siempre en
estas pruebas el galvanómetro de reflexión de
Thomson, que es m u y sensible, y la corriente-
negativa de una pila Leclanché de 100 ó más
elementos, que exajera, digámoslo así, las de­
rivaciones, h a s t a el punto de que un cable cuyo
aislamiento parece perfecto al probarlo con una
corriente p o s i t i v a , acusa una derivación notable
al verificarlo con una corriente n e g a t i v a ; y co­
mo al pasar esta al cable, si es de m u c h a fuerza,
pudiera desarreglar el galvanómetro, es nece­
sario introducir en este una derivación de poca
resistencia, ó sea establecer entre sus tornillos
de comunicación, un circuito corto, suprimién­
dolo, si procede, después que la corriente h a y a
pasado al cable, el cual debe permanecer a l g u ­
nas horas en comunicación con la tierra antes
de proceder al experimento.
La medición del aislamiento, ó lo que es lo
mismo, de. la resistencia de las derivaciones que
pueden tener l u g a r al través de la g u t t a p e r c h a ,
o del dieléctrico que lo envuelve, se verifica por
medio de varios procedimientos, según la l o n g i ­
tud y los aparatos de que se disponga, pues las
derivaciones de una milla de cable, á no ser que
esté defectuoso, nunca son de tal intensidad que
puedan apreciarse con el puente Wlieatstone. En
— 43$ -
este caso, que es el que ahora consideramos,
pueden emplearse los métodos que á continua­
ción se jndican.
Por medio de ungalvanómetro.—Se estable­
ce en el galvanómetro, que debe ser el de Thom­
son, una derivación de poca resistencia, d e ^ <
por ejemplo, y se determina la desviación que
produce una pila de 100 ó más elementos Le-
chanché ó 250 de sulfato de cobre al través de
una resistencia de 100,000 unidades, y según lo
que ya varias veces hemos dicho, la desviación
así obtenida corresponde á una resistencia 1000
veces mayor, ó sea, á una resistencia de cien mi­
llones de unidades.
Después se sustituye la anterior derivación
del galvanómetro por otra de mayor resistencia,
por ejemplo de~-, y se sustituyen también los
y
reostatos que expresan las 100,000 unidades de
resistencia, por el cable, poniendo el conductor
de este en comunicación con el polo negativo
de la misma pila y el positivo con la tierra, con
lo cual se cerrará el circuito al travos de la gut­
tapercha y del agua del depósito donde se ba­
ila el cable, y se anota la desviación del galva­
nómetro.
Si representamos por a la primera desviación
y por a' la segunda, tendremos que el galva-
— 439 -
nómetro nos da una desviación con una resis­
tencia de cien millones de unidades Ohm ó Sie­
mens, s e g ú n las que expresen los reostatos, y
una desviación a' con la resistencia de la g u t t a ­
percha del corazón del Cable, y como las desvia­
ciones'se hallan en razón inversa de las r e s i s t e n ­
cias, si representamos por x la de la g u t t a p e r ­
cha tendremos la proporción:
, , , 10000000.7
10J?: 100.000,000; \a\ade donde: x=—• ,-
a
para el aislamiento que se busca, observando que
como al determinar la desviación a', hemos e s ­
tablecido en el g a l v a n ó m e t r o una derivación de
1
dicha desviación corresponde á u n a resis­

tencia 10 veces mayor, ó sea á \0x.


Este método no es otro que el explicado en las
páginas 215 á 217. y al determinar la desviación
a, no hacemos otra cosa que toma?' la constante
del galvanómetro, y además, como fácilmente se
comprende, en vez de llevar á la tierra el polo
positivo de la pila y el a g u a de la cisterna, p u e ­
de ponerse ésta y aquél en perfecta comunica­
ción, con lo cual quedará cerrado el circuito sin
intervención de la tierra, c u y a s corrientes ejer­
cen siempre a l g u n a influencia en los r e s u l t a d o s .
Por la pérdida que experimenta la carga
declros'dtica, en uu tiempo dado, ó por el que
emplea en descender á una fracción d e t e r m i n a -
— 440 —
da, se puede reconocer el aislamiento de un oí­
ble con relación al de otro que se toma como
tipo.
Es evidente que si existiera una comunica­
ción perfecta entre el conductor y el agua de la
cisterna en que se halla el cable, se establecería
u n a corriente continua al aplicar la pila, y el
cable no podría adquirir n i n g u n a c a r g a electros­
tática, lo mismo que sucedería en una botella
de Leiden, en que las armaduras se hallasen en
comunicación metálica-, pero si suponemos que
va aumentando la resistencia de dicha comuni­
cación, la c a r g a irá creciendo y llegará á ser
la que corresponde á la capacidad del cable, y
si entonces se suprime la comunicación con la
pila, el cable irá perdiendo su c a r g a al través
de la g u t t a p e r c h a y desaparecerá al cabo de
un tiempo más ó menos l a r g o , s e g ú n la resis­
tencia que el dieléctrico oponga á la reunión
de las electricidades a c u m u l a d a s , la una en la
superficie interior y la otra en la exterior del
mismo, ó lo que es igual, s e g ú n sea el aisla­
miento. De la misma manera, un cable perderá
una parte t a n t o mayor de su c a r g a en un tiempo
determinado, cuanto peor sea su aislamiento.
Así es que si un cable pierde una cantidad
doble de su carga en un tiempo determinado, o
si tarda la mitad del tiempo en perder una parto
dada de la misma, en comparación con otro
_ 441 -
cable cuyo aislamiento se conoce, podemos de­
cir que el aislamiento del cable que se experi­
menta, es la mitad del aislamiento dei cable
tipo.
De aquí resultan dos procedimientos para
dete.nrnar el a j a m i e n t o de un cable.
Por la pérdida que sufre la carga en un
tiempo dado.—Después de haber estado el con­
ductor en comunicación con la tierra por varias
horas, se c a r g a d u r a n t e un minuto con una pila
de pocos elementos de sulfato de cobre y se d e s ­
carga en seguida al través de un galvanóme­
tro, anotaudo la desviación. Luego se c a r g a
otra vez con la misma pila, aplicándola también
durante un m i n u t o , y trascurrido este se su­
prime la comunicación con la pila y m a n t e n i e n ­
do el cable aislado por espacio de otro m i n u t o ,
se descarga en el momento que este termine y
se anota la desviación que produce en el g a l ­
vanómetro, y la diferencia entre las dos desvia­
ciones n o ; dará la medida de la pérdida que ha
esperimentado la c a r g a durante un minuto; de
manera que si la diferenciales, por ejemplo, de
4 0
partes de la escala del galvanómetro Thom­
son, siendo de 30 p a r a el cable tipo, los aisla­
mientos de estos cables estarán en razón inversa
e estas cantidades, y si suponemos que el ais­
lamiento del segundo es de 300 millones de u n i -
a
des Ohm ó megohras, por milla, y represen-
— 442 —
tamos por x el del primero, tendremos la pro­
porción:

x\ ,300;;30;40;de donde: # = ^ = 2 2 5 megohms.


4 °
La pérdida, durante u n minuto, puede de­
terminarse directamente tomando la desviación
que produce la electricidad al pasar de la pila
al cable, aislando éste por un minuto y ponién­
dolo después de este tiempo en comunicación
con la misma pila, en c u y o caso pasará de esta
al cable una c a n t i d a d de electricidad igual á la
que ha perdido d u r a n t e el minuto que estuvo
aislado, cantidad que se apreciará por la des­
viación que produzca en el galvanómetro esta
c a r g a parcial, y h a c i e n d o el mismo experimento
con el cable tipo, se conocerá lo que uno y otro
pierden en un minuto, y como las pérdidas están
eu razón inversa de los aislamientos, del mismo
modo que antes, podemos determinar el del ca­
ble de que se t r a t a .
Por medio de la capacidad,—En una fábrica
se puede disponer siempre de un trozo de cora­
zón que sirva de término de comparación, lo
que no sucede cuando solo se cuenta con el ca­
ble que se t r a t a de reconocer, en cuyo caso no
es posible emplear n i n g u n o de los dos métodos
que preceden, á no ser que se conozca la Pe­
dida que en un tiempo dado experimenta un
cable determinado; pero conociendo la capací-
— 443 ~
dad electrostática del cable de que se t r a t a , po-
demos calcular su aislamiento por medio de la
fórmula:
26,06 t
&=——- — megohms,
e
K (log.#—log. a¡ )
en la cual K es la capacidad por milla, a la d e s -
viación producida por la carga total, a' la des-
viación debida á la c a r g a parcial, después de
haber estado aislado el cable d u r a n t e el tiempo
i espresado en minutos.
Se empieza por determinar la capacidad K
por milla, por cualquiera de los métodos ya ex-
plicados. Después se pone el cable en comuni-
cación con la pila d u r a n t e un minuto y se d e s -
carga en seguida anotando la desviación que
será el valor de a. Luego se e a r g a de nuevo el
cable con la misma pila durante el mismo tiem-
po, se aisla el cable por espacio de otro minuto
.Y al terminar este se aplica de nuevo la pila y
la desviación que marque el galvanómetro por
efecto de la c a r g a parcial que pasa al c a b l e ,
Q
os dará el valor de a'; con lo cual resultarán
conocidas todas las cantidades que entran en
la fórmula, puesto que en este caso t es i g u a l
á
la unidad.
Con un electro¡netro. — Puede emplearse con
ventaja un electrómetro en vez del g a l v a n ó -
metro para determinar la pérdida de c a r g a d u -
rante un minuto, ó cualquier otro espacio de
— 4 4 4 -

tiempo, para lo cual se pone el cable en comu­


nicación á la vez con la pila y con el electró­
m e t r o , c u y a aguja marcará un ángulo determi­
nado. Después se suprime la comunicación con
la pila, dejando la del cable con el electróme­
tro y al cabo de un minuto se observa la des­
viación de la aguja, y la diferencia entre las dos
indicaciones del electrómetro manifestará el va­
lor de la pérdida de la c a r g a durante un mi­
n u t o , y repitiendo el experimento con el cable
tipo, se puede determinar el aislamiento del que
se t r a t a de reconocer de un modo análogo al
que antes hemos esplicado; lo que también se
conseguiría sustituyendo en la formula anterior
el valor de dichas indicaciones, si la capacidad
por milla fuese conocida, teniendo presente que
t es también en este caso igual á la unidad.
Por el tiempo empleado en descender d una
fracción de la carga electrostática. — Esta frac­
ción es por lo regular la mitad, y para determi­
nar el tiempo que la c a r g a del cable tarda en
a
descender á ella, se empieza por dividir la pü
en dos partes iguales, con las cuales se carga
sucesivamente el cable, anotando las desviacio­
nes que las descargas producen en el galvan -
metro al través del cual se verifican y se toma
el término medio. Después se carga el cable con
c a
toda la pila y se aisla por el tiempo que &*> J
a
cule que podrá tardar en perder la mitad de
carga, y se efectúa la descarga al través del
galvanómetro, y si la desviación de la aguja es
mayor ó menor que el término medio antes i n ­
dicado, es preciso cargar y descargar el cable
varias veces, apreciando con exactitud el tiem­
po trascurrido entre cada carga y la descarga
correspondiente, h a s t a que una de estas p r o ­
duzca una desviación igual al indicado término
medio y que corresponde á la mitad de la e a r g a ,
habiendo perdido por lo t a n t o el cable la otra
mitad en el tiempo trascurrido entre la ú l t i m a
carga y su correspondiente d e s c a r g a .
Si el galvanómetro está bien graduado y de
manera que los ángulos de desviación sean pro­
porcionales á las intensidades ó fuerzas de las
corrientes, no es necesario dividir la pila, ni t o ­
mar por consiguiente el término medio de las
desviaciones dadas por cada media pila, porque
entonces, á la mitad de grados, corresponderá
a
mitad de c a r g a . Si esta ha producido, por
ejemplo, una desviación de 60°, corresponderán
a la mitad de la c a r g a , y cuando se o b t e n g a
una desviación de esta amplitud, el cable habrá
Perdido la mitad de su c a r g a . El galvanómetro
e Thomson satisface á esta condición y es el
Jjne generalmente se emplea, estableciendo u n a
eriyaeion y corrigiendo la amplitud de las d e s -
daciones á causa de la resistencia del aire.
Co i un electrómetro se verifica el experimen-
- 446 —

to más pronto, sin tanteos y con la misma ó


mayor e x a c t i t u d , con la ventaja, además, de
poder seguir la marcha de la operación y obser­
var como va disminuyendo la tensión que mar­
ca el aparato h a s t a llegar á ser la mitad, en
cuyo caso el cable ha perdido la mitad de su
carga.
El electrómetro de reflexión de Thomson es
el que suele emplearse para este experimento,
por ser de los más sensibles, poniéndolo al mis­
mo tiempo que el cable en comunicacon con la
pila. Verificada la c a r g a , se observa en la escala
la desviación del rayo luminoso y se suprime la
comunicación con la pila dejando la del cable
con el electrómetro, y cuando dicho rayo de luz
marque la mitad del número de divisiones de la
escala que antes, el cable habrá perdido la mi­
tad de su carga en el tiempo trascurrido hasta
llegar á este resultado.
Conocido el tiempo que tarda en perder la
mitad de su c a r g a el cable que se experimenta
el que emplea el cable tipo en perder la mitad de
la s u y a , y su aislamiento por milla, se determi­
na el aislamiento del primero por una simple
proporción, teniendo presente que el aislamiento
es proporcional al tiempo empleado en dicha
pérdida. Si resulta que el tiempo que tarda el
cable que se reconoce en perder la mitad de su
c a r g a es de 90 segundos y sabemos qae el cable
- 447 —
tlántico empleaba 75, siendo so aislamiento
de 3G5 megohms, podemos establecer la siguien-
te proporción: x\ 365; :90;75, de donde:

365X90 \ .
w——==——438 megu/ims.
7o
Si consideramos que cuando la pérdida se r e -
«ace a la mitad en el tiempo ¿, es a = - ^ - e n la
fórmula de la página 413, haciendo esta s u s -
titución dicha fórmula se convierte en la si-
guiente :
86,56/
x— —-j?— megohm s.

En efecto log —log a', es i g u a l a log a—


Oog a~}og 2)=log 2=0,301; cuando a'=~
sustituyendo este valor en aquella fórmula.
'cutando la división de las cantidades n u -
ericas, resulta la que acabamos de expresar,
111
fiante la cual se determina el aislamiento de
1111 C a
° l e conociendo la capacidad y el tiempo
Que emplea la c a r g a electrostática que recibe de
u
'-a pda cualquiera, en descender á la mitad.
^pougamos q ¡ capacidad de un cable es
u e a

e 0,3245 microfaradias por milla, y que emplea


segundos en perder la mitad de su c a r g a
e
ectrostutica. Sustituyendo en la fórmula a n -
- 4!S -
terior tendremos, advirtiendo que el tiempo se
ha de expresar en minutos:

8 6 5 6 X
^ ' T _ 86,56X4
X
0,3245" " 0,3245 0,3245x3
megohms, próximamente.
RESISTENCIA ESPECÍFICA DEL DIELÉCTRICO.—
Hemos dicho que la c a r g a electrostática de un
conductor es proporciónala la tensión y que la
pérdida que experimenta dicha carga al través
de los cuerpos que rodean al conductor, es tam­
bién proporcional á la tensión. Así, pues, si un
conductor cargado á la tensión de 100 voltas.
tarda un tiempo dado en perder la mitad de su
c a r g a , otro conductor con la tensión de 50 vol­
tas tardará el mismo tiempo en perder la mitad
de la suya, ó sea en reducirse á 25 voltas. pues­
to que si bien este segundo conductor perderá
la mitad de electricidad que el primero, tam­
bién su c a r g a es la mitad; es decir, que mientras
el uno pierde 50 el otro perderá 25, y cada uno de
ellos la mitad de la c a r g a . De aquí se deduce que
el tiempo que tarda un cable en perder la mita
de su c a r g a electrostática, es independiente de
la c a r g a , y por consiguiente del potencial de a
pila con que se c a r g a , ó sea del número de ele­
mentos de que se compone.
También es independiente este tiempo de la
longitud del cable, puesto que la proporción de
perdida es igual para todos ellos y si la ten-
ón es vu uno doble que en otro, la pérdida lo
será igualmente y el caso es lo mismo que el
anterior.
Cuanto más delgada es la capa aisladora que
recubre el conductor, tanto mayor es la capaci­
dad electrostática, y por consiguiente la carga
que puede recibir el cable; pero como la pér­
dida al través de dicha capa, es también t a n t o
mayor cuanto menor es su espesor, resulta que
si con un grueso determinado la carga es como
100, con un espesor doble seria 50, y como mien­
tras la primera perdía 50, la s e g u n d a perdería
25, ambas emplearían el mismo tiempo en d e s ­
cender á la mitad.
De aquí se deduce que todos los cables cons-
trudos con la misma sustancia aisladora, e m ­
plean el mismo tiempo en perder la mitad de su
carga cualesquiera que sean los diámetros del
corazón y del conductor, su longitud y la pila
con que se c a r g u e n .
Dicho tiempo, y por lo t a n t o el aislamiento
(
'e un cable, depende únicamente de la n a t u r a -
62a del dieléctrico, ó sea de su resistencia espe-
tyiea, la cual es por consiguiente uno de los
atosmás importantes para determinar las con­
diciones de un cable.
ha resistencia especifica de los distintos d i e -
C O m
ricos, o la de todos los cuerpos, pudiera
29
— 450 —
determinarse formando con ellos cilindros ó pris­
mas rectos iguales, ó sea de igual base y do .'a
misma altura y midiendo sus resistencias, y en­
tonces los resultados quo se obtuvieran, re
sentarían la respectiva resistencia específica de
cada dieléctrico, la cual se podría referir á la
de uno de ellos, por ejemplo [á la del aire consi­
derada como unidad ó como 100; pero tratándo­
se de cables, por lo r e g u l a r s e toma como resis­
tencia específica de las sustancias aisladoras la
de un cubo de la misma sustancia de un nudo ó
milla marina inglesa (1855 metros) de lado y se
deduce de la resistencia real de aislamiento de
una milla de-cable por la fórmula:
2,728i?
T= meg0hm
ToTD^d ^
en la que R es la resistencia de una milla de ca­
ble determinada por los procedimientos corres­
pondientes, D el diámetro del corazón, d el del
conductor y r la resistencia específica que 86
busca,
La resistencia por milla del cable trasatl ínti­
co de 1866, era de 342 megohoms, y logD-M**
ó sea % — = 0 , 5 2 7 6 y sustituyendo en la fórmu­

la-anterior tendremos:
2,728x240 932,976 „
.r~— ^ -— 1768 nieqonoiii»-
=
1 W 0 n r h n m S

0.5276 0,5276
- 451 —
A medida que se termina y prueba cada tro-
zo de corazón se empalma á los anteriores, y
cuando resulta la longitud del cable ó la s e ñ a -
lada para cada trozo, se procede á armarlo ó
colocar la armadura, d u r a n t e c u y a opera-
ción se experimenta para reconocer cualquier
delecto (pie pueda presentarse y poderlo reme-
diar e n seguida, con cuyo objeto se tiene el ca-
ble en circuito formando anillo al través de un
galvanómetro, t a n t o cuando todo el corazón se
baila en la cisterna, como cuando u n a parte se
halla fuera sometida á las operaciones que e x i g e
su fabricación, disponiéndolo de manera que al
•atarse una derivación accidental, se cierre
el circuito de un timbre de aviso. El g a l v a n ó -
metro marcará siempre una desviación corres-
pondiente á las derivaciones del cable uniforme-
mente repartidas en toda su longitud cuando c a -
rece de todo defecto, pudiendo entonces consi-
derarse que equivalen á una sola derivación de
resistencia determinada existente en la mitad ó
punto medio del cable, á c u y a derivación cor-
responde la desviación del galvanómetro. Esto,
81
u embargo, no es completamente exacto, por-
gue el aislamiento de los trozos de corazón ú l t i -
mamente construidos, es menor -que el de los
primeros, á causa de que el aislamiento de la
guttapercha aumenta con el tiempo, por cuyo
Motivo no debe experimentarse un trozo de cora-
— 452 —
zon, sino después de 15 ó 20 dias, por lo ménos%
de construido. Por lo demás, supóngase ó no la
derivación en el punto medio, siempre será de
una amplitud determinada y no podrá aumentar
sino á merced de una derivación accidental, cu-
ya presencia anunciará el timbre, ni disminuir
sino á causa de una rotura ó resistencia anor-
mal del conductor.
La resistencia del conductor puede determi-
narse siempre por medio del puente de "Weatsto-
ne, pero no la total de aislamiento, á no ser que
la longitud del corazón ó del cable que se experi-
menta sea considerable.
La de un trozo de una ó dos millas no cabe
dentro de la resistencia de estos aparatos; pero
como dicha resistencia va n a t u r a l m e n t e dismi-
nuyendo á medida que a u m e n t a la longitud, lle-
g a r á el caso de poderlos emplear con ventaja á
otro procedimiento.
La capacidad aumenta también con la longi-
tud del cable, y además, la descarga, que para
una longitud relativamente corta es instantá-
nea, cuando el cable tiene una longitud de más
de 200 kilómetros, la descarga dura un tiempo
apreciable y la aguja no recibe ya un golpe
seco, sino una impulsión que dura más ó menos
tiempo, en cuyo caso, no sucediéndose lo mismo
con la descarga del condensador, las desviacio-
nes no son comparables y es necesario añadir al
- 453 —
condensador u n a resistencia que prolongue el
tiempo de la descarga, ó emplear otro método
que no se funde en el salto de la aguja. Hemos
dicho que el a g u a de la cisterna en que se su­
mergen los trozos de corazón, se mantiene á la
temperatura de 24° C; pero cuando el cable t i e ­
ne ya mucha longitud, la cisterna tiene que ser
muy grande y sería muy difícil elevar y m a n t e ­
ner á dicha temperatura una g r a n masa de a g u a ,
y entonces se hacen los experimentos á la t e m ­
peratura ordinaria cualquiera que esta sea, y
después se reducen los resultados á la tempera­
tura normal.
Ya hemos dicho como se calcula la resisten­
cia del conductor de cobre para una t e m p e r a t u r a
cualquiera, conociendo la temperatura durante
el experimento mediante el cual se determinó su
resistencia, y de una manera análoga se calcula
el aislamiento de un cable á la temperatura nor­
mal de 24°C, por medio de la tabla de la resis­
tencia de la g u t t a p e r c h a á diversas tempera­
turas.
Supongamos que el aislamiento era de 360
megohoms hallándose el a g u a de la cisterna, y
por consiguiente el cable, á la t e m p e r a t u r a de
0
15 C. El coeficiente que en la indicada tabla cor­
0
responde á 15 C, es 3,244, el cual indica que la
resistencia de aislamiento á 24°(7es 3,244 veces
menor que á 15°C, y por lo t a n t o dividiendo 360
- 454 —
por 3,244, resultarán 110 megohoms para el aisla-
miento del mismo cable á 24°C.
S e g ú n acabamos de indicar, cuando el cable
es de mucha longitud las desviaciones galvano­
métricas producidas por las descargas de la elec­
tricidad que se le ha comunicado no son compa­
rables ni s e g u r a s , lo que depende de que siendo
muy considerable su capacidad electrostática
el menor cambio de tensión de la tierra ó de la
pila da l u g a r á la entrada ó á la salida del cable
de una g r a n cantidad de fluido eléctrico que no
puede producir indicaciones galvanométricas
que inspiren confianza. La tensión por el contra­
rio varía de una manera más regular y constan­
t e , y por medio de ella se puede juzgar con más
exactitud del estado de un largo cable, ponién­
dolo en comunicación con la pila y con un elec­
trómetro, y suprimiendo después aquella, se
aprecia fácilmente el tiempo que tarda eu des­
cender de un grado ó á una parte determínala
de la c a r g a . En breve veremos cómo se puede
disponer el experimento para las pruebas de un
cable durante su inmersión, con arreglo á estos
principios.
PRUEBA DE LOS EMPALMES.—LOS empalmes
de los hilos cubiertos de g u t t a p e r c h a se ejecu­
tan en la actualidad con bastante perfección;
pero como un solo empalme defectuoso de los
muchos que lleva un cable de considerable Ion-
— 455 -
gitud, seria suficiente para perturbar la t r a s m i -
sión, es preciso cerciorarse de que el aislamiento '
de todos ellos es igual, sobre poco más ó me-
nos, al de un trozo de la misma longitud del
misino hilo, que se halle en buenas condi-
ciones.
El medio que n a t u r a l m e n t e ocurre para r e -
solver este problema, es poner el conductor en
comunicación con un polo de una pila de m u -
chos elementos, llevando el otro polo á la tierra
y cerrar el circuito al través de la g u t t a p e r c h a
y de un galvanómetro, y las desviaciones de
este, probando sucesivamente el trozo del co-
razón y el empalme, nos darian la relación en
que se hallaban las resistencias de aislamiento
de uno y otro; pero se comprende que la r e s i s -
tencia de un pequeño trozo de corazón y de un
empalme, á no ser muy defectuosos, ha de ser
nmy considerable, y que por lo t a n t o la corriente
quépase por el galvanómetro, t a n débil que no
alcance á mover su aguja por sensible que sea
el aparato.
No sucedería lo mismo si, por decirlo así, se
recogiese esa corriente por un tiempo dado en
un condensador, porque entouces la descarga
del^ mismo al través del galvanómetro, seria
suficiente para desviar la aguja y para apreciar
la magnitud de la carga, ó poniendo el conden-
sador en comunicación con un electrómetro, la
- 45o* —
indicaría este con la desviación de su aguja al
cabo de cierto tiempo.
Este método llamado de acumulación, es el
único que puede emplearse en este caso,
efecto se coloca un trozo de un metro y 80 cen­
tímetros de corazón perfectamente aislado, en
n n a cubeta de latón ó de zinc llena de agua,
dejando aislado en el aire uno de los estremos
del conductor. El otro estreno o se une al poli
negativo de una pila de 100 ó más elementos
Leclanché, ó de 200 por lo menos de sulíato de
cobre, y el otro polo se pone en perfecta comu­
nicación con la tierra, y , por último, se une un
tornillo del condensador á la cubeta y el otro á
tierra. Es evidente que dispuesto el experi­
mento de esta manera se carga el condensador
por inducción, y que descargándolo al cabo de
un minuto al través del galvanómetro de Thom­
son, que es el más conveniente en este caso,
obtendremos una desviación. Después se repite
el esperimento colocando en la cubeta la paite
que lleva el empalme, en vez del trozo tipo.}'
si la desviación resulta próximamente igual a
la anterior, se considerará el empalme como
bueno.
En vez de poner á la tierra el polo positivo
de la pila y el tornillo del condensador que cor­
responde á la serie esterior, pueden unirse.d
uno al otro, quedando así cerrado el circuito
- 457 —
con exclusión de la tierra, y los resultados serán
más exactos.
Empleando un electrómetro en vez de un
galvanómetro, se disponen los aparatos como
indica la figura 87, en la cual AB es la cubeta,
Cel condensador v Bel electrómetro. La elec-
tricidad que suministra la pila al trozo de cora-
zón que sirve de tipo, c a r g a por inducción el
condensador y el electrómetro, el cual marcará
un cierto número de grados al cabo de un t i e m -
po determinado, por ejemplo de uno ó dos m i -
nutos, y sustituyendo dicho trozo por el empal-
me se observará lo que marque el electrómetro
después del mismo tiempo, y por las dos indi-
caciones se j u z g a r á del aislamiento del e m -
palme.
Es indispensable que la cubeta, la pila, los
aparatos y los hilos de comunicación estén per-
fectamente aislados para que los resultados
sean exactos. La cubeta se suspende con tiras
de guttapercha ó se monta sobre un pie de ebo-
SHta,y la pila se coloca sobre apoyos de una de
dichas sustancias y se corta y rasca la g u t t a -
percha en los extremos del trozo tipo y de los
hilos de relación para que resulte una superficie
iresca, en cuyo caso la g u t t a p e r c h a p r e s e n t a
l l l l s
resistencia que cuando la superficie está
sacia y oxidada. Además pueden bañarse e s t a s
extremidades de la capa aisladora, con aceite
- 45S —
de parafina ó cubrirlas de esta sustancia, pre­
viamente fundida.
Para reconocer si la cubeta y el cable están
aislados, se puede c a r g a r el a g u a ele la primera
con una pila de ocho ó diez elementos y descar­
g a r después, si se emplea un galvanómetro; y
como la descarga es instantánea, si continúa
desviando la aguja, es indicio de que el empal­
me es muy defectuoso y da l u g a r á una verda­
dera corriente continua procedente de la pila de
100 elementos aplicada al conductor, ó que
existe una derivación por la superficie de la
g u t t a p e r c h a . Los efectos de esta derivación se
evitan rodeando un hilo de cobre sobre la gutta­
percha cerca del estremo al cual está unida la
pila, y poniéndolo en comunicación directa con
la tierra, y de esta manera la derivación ó cor­
riente que pudiera pasar del conductor á la su­
perficie de la g u t t a p e r c h a y de esta al agua de
la cubeta, no influye en el experimento. Si se
hace uso de un electrómetro, después de car­
g a d a la cubeta se suprime la comunicación con
la pila, y si el electrómetro pierde pronto su
c a r g a volviendo su aguja al cero, es prueba de
que h a y una pérdida por la cubeta, y °-s preciso
limpiarla ó aislarla mejor, ó por otra parte y se
busca y remedia el defecto antes de proceder a
toda operación.
También es necesario tener el mayor cuidado
— 450 -
eu descargar perfectamente la cubeta, el con*
densador y. el electrómetro, cuando se emplea
e s t e aparato, después de cada operación y m a n ­
tener en comunicación con la tierra todos los d e ­
más hilos cuando se experimenta el empalme
de cualquiera de ellos, si el cable tiene varios
conductores.
En este caso, si el cable es subterráneo y se
halla ya tendido, como la pila y los aparatos
se hallan al pié del empalme, donde se hace el
irimento, seria preciso poner el polo n e g a ­
tivo de la pila en comunicación con el extremo
del conductor cuyo empalme se t r a t a de probar
v
. que se halla á muchos metros de distancia,
lo que naturalmente presenta sus dificultades, y
para evitarlas, se deja un conductor sin empal­
mar, el cual sirve de hilo de pila para todos los
demás uniéndolo sucesivamente á cada uno de
p
Hos en la estremidad del cable, mientras se
prueba su respectivo empalme, y después se eje­
cuta el de este conductor auxiliar y se cubre de
gutta-percha, probándolo después ó prescin­
díanlo de ello, en lo cual no hay g r a n incon­
veniente si los demás han resultado bien hechos
}' es el del medio, que siempre está menos e x ­
puesto á derivaciones.
En una línea subterránea, compuesta de v a -
Nos cables de uu solo conductor, se procura que
todos los empalmes queden en los r e g i s t r o s , y
— 460 -
para la p r u é b a s e empalma provisionalmente el
extremo de cada conductor ai del siguiente, re-
sultando un solo cable de u n a longitud iguala
la suma de todos ellos, formando un zic-zae. El
primer conductor se deja sin empalmar en todo?
los registros y situando la pila y los aparatos
e n el primer registro, se prueba el aislamiento
de los demás cables que se hallan en el mismo
registro, uno después de otro, sirviendo el pri-
mer conductor de hilo de pila y después se em-
palma este conductor definitiva ó provisional-
m e n t e , y se pasa á probar de la misma manera
los empalmes del segundo r e g i s t r o , y así suce-
sivamente h a s t a el último registro, quedando
sin hacer los empalmes del primer cable, ó por
lo menos el correspondiente al último registro,
á cuya operación y prueba se procede, colocando
la pila en un estremo ó sirviéndose de un hilo
de pila auxiliar perfectamente aislado.
E
RECONOCIMIENTO DE LAS MUESTRAS Ó PEQ^ "
ÑOS TROZOS DE C.VBLE. —La resistencia del con-
ductor se determina por cualquiera de los me-
dios explicados oportunamente para la medición
de resistencias, y la de aislamiento por el méto-
do de acumulación que acabamos de exponer,
con lo cual podremos hallar la conductibilida
expecíñca del cobre que constituye el conduc-
tor, el aislamiento por milla ó por kilómetro j
el aislamiento específico ó resistencia espe
— 461 —
fica de aislamiento del dieléctrico ó capa aisla-
dora del cable.
La carga de un trozo de cable de corta lon-
gitud, ó de un pequeño condensador, es siem-
pre muy reducida aunque se emplee para car-
garlo una pila de muchos elementos así es que
la descarga no es s u ñ c i e n t e para producir una
desviación apreciable en el galvanómetro; pero
es evidente que u n a serie de descargas que se
sucedan con rapidez, m a n t e n d r á n la a g u j a m o s
° menos separada de su posición normal, s e g ú n
la intensidad de cada descarga, ó lo que es lo
mismo, según la capacidad del trozo de cable ó
d '1 condensador que se experimenta; y si se d i -
vide la desviación producida por esta rápida s u -
cesión de descargas por el número de ellas, se
obtendrá la desviación correspondiente á u n a
descarga y por su comparación con la que pro-
la descarga de un condensador tipo podre-
mos determinar la capacidad dei trozo de cable ó
del condensador de que se t r a t a .
asta serie de descargas se verifica en la p r á c -
ca uniendo el c o n d u c t o r a un resorte metálico
jue se hace oscilar rápidamente entre dos £ o n -
'Ctos, uno de los cuales comunica con la pila y
® otro con la tierra, al través del galvanómetro.
d l l
a vez que el resorte toca al primer c o n t a c -
o se carga el trozo de cable y al tocar al s e g u n -
de se descarga. El trozo de cable ha de estar
— 462 —
naturalmente sumergido en el a g u a y ésta en
perfecta comunicación con la tierra, hallándose
fuera de aquella sólo las extremidades, una de
las cuales se halla unida al resorte y la otra bien
aislada. Si se tratase de medir la capacidad de
un pequeño condensador, se pondria uno de sus
tornillos, el que comunica comía serie interior,
en contacto con el resorte y el otro q'ue corres-
ponde á la serie exterior de hojas ó láminas me-
tálicas con la tierra.
Considerando que la serie de descargas pro-
ducida por el resorte constituye en realidad uua
corriente y que la fuerza de esta corriente es
proporcional al seno del ángulo de desviación
que produce en un galvanómetro, Mr. Siemens
ha deducido la fórmula:
__ n sen a

para determinar por el medio indicado la capa-


cidad de un trozo de cable de corta longitud o
de un pequeño condensador, en cuya fórmula.
n es el número de descargas en un segundo, a &
ángulo de desviación tomado con un galvanó-
metro dividido en grados ó graduado en senos,
E\& fuerza electro-motriz d é l a pila empleada
para la c a r g a , y K\& capacidad que se busca.
Determinación del módulo.—Hemos dicho que
la armadura de hilos de hierro ó de acero es iu-
dispensable para que pueda verificarse la inrner-
— 463 -
sion de los cables submarinos, para que se con­
serven largo tiempo y para levantarlos en los
casos de necesidad si esta operación fuese posi­
ble, por no exceder la profundidad de cierto l í ­
mite, y como lo más resistente de un cable de e s ­
ta clase es dicha armadura, lo único que i n t e r e ­
sa es conocer su módulo de rotura, el cual p u e ­
de considerarse como el del cable.
La resistencia del hierro recocido á la r o t u r a ,
es de 40 hilógramos por milímetro cuadrado de
sección, y el peso en el a g u a de un kilómetro de
hilo de hierro de un milímetro cuadrado de s e c ­
ción, es de 6, 5 kilogramos, de manera que la
cuestión está reducida á calcular la longitud de
dicho hilo que daria en el a g u a un peso de 40 k i ­
logramos, el cual produciría su rotura. Es evi­
dente que el número de kilómetros que exprese
esta longitud multiplicado por 6, 5 h a de ser
igual á dicho peso de 40 kilogramos, puesto que
el de cada kilómetro es 6, 5, y por lo t a n t o para
hallarla expresada longitud bastará dividir 40
por 6, 5 lo que dá 6 kilómetros para el módulo
de rotura de un hilo de hierro recocido de un m i ­
límetro de sección, y como la resistencia de u n
D
»lo ó de un cordón es en este caso independien­
te de la sección, puesto-que aumentando esta
aumenta el peso en la misma proporción, resulta
f u
l e el módulo de rotura de un cable con a r m a ­
dura de hilos de hierro recocido, es de 6 kiló­
metros.
- 4b4 -
El peso que determina la rotura de un hilo
de hierro no recocido de un milímetro cuadndo
de sección es de 60 kilogramos, y aun se fabri-
can alambres de hierro y de acero, cuya resis-
tencia por milímetro cuadrado de sección llega
h a s t a 120 kilogramos; y como la pérdida de peso
en el a g u a es próximamente la misma que para
el hierro recocido, resulta que se pueden cons-
truir cables cuyo módulo de rotura sea de 18
kilómetros, y por lo t a n t o de 6 el práctico ó de
inmersión. Este módulo es en general suficiente,
pero si la profundidad del mar excediese de esta
longitud, se puede aligerar el cable y por con-
siguiente aumentar su módulo, según hemos
indicado.
En general, para determinar el módulo dfl
un cable, se halla el peso que produce la rotura
de uno de los hilos de hierro de su armadura.)'
se calcula lo que corresponde por milímetro
cuadrado de sección. Se halla así mismo el peso
de un kilómetro de dicho hilo y de aquí se de-
duce el peso de un hilo de igual longitud y de
un milímetro cuadrado de sección, y por el prin-
cipio de Arquímedes se determina lo que pesaría
este mismo hilo suspendido en el agua del mar
con lo cual se tendrán 4os datos necesarios para
resolver la cuestión.
DETERMINACIÓN DÉLA RESISTENCIA ABSOLU-
TA.-¿NO basta que el módulo de un cable sea
— 465 —
igual ó superior á la mayor profundidad á que ha
de sumergirse, puesto que este módulo es inde­
pendiente del diámetro de los hilos de la arma­
dura, y estos pudieran ser muy delgados, sin que
varié el módulo y en ese caso la resistencia a b ­
soluta, mecánica, ó de tracción del cable, no
sería suficiente para resistir el esfuerzo que pue­
de sufrir durante la inmersión, en el caso de que
no se adapte al fondo, ó de que sea preciso l e ­
vantarlo, por lo cual se exige una resistencia á
la- tensión de cinco ó seis toneladas de peso, lo
que se comprueba sometiendo á la tracción u n
trozo de cable por medio de un aparato á propó­
sito para esta prueba, como por ejemplo el em­
pleado por Mr. Siemens, consistente en una v i ­
ga colocada sobre dos sólidos apoyos de mani­
postería, con una fuerte escuadra de hierro en
un extremo y una palanca acodada de brazos
iguales en el otro. El trozo de cable se sujeta
por medio de cadenas á la escuadra y al brazo
más corto de la palanca, y colocando pesos en
u
n platillo colgado del extremo del brazo largo,
la palanca tiende á girar al rededor de su vérti-
c e
y el cable se estira, y su alargamiento se
a
precia en una escala unida al extremo del ca­
ble inmediato á la escuadra para hacerlo inde­
pendiente del alargamiento de las cadenas. El
Peso existente en el platillo multiplicado por la
relación de los brazos de palanca, que era de
30
— 460 —
UDO á diez, indica en cada momento el que cor­
responde á cada alargamiento y á la rotura
cuando esta tiene l u g a r .
PRUEBAS DURANTE LA COLOCACIÓN DE LOS CA­
BLES.—Tienen por objeto el reconocer si la con­
ductibilidad y el aislamiento h a n sufrido alguna
variación y deben ser continuas á fin de poder
localizar y remediar inmediatamente cualquier
defecto que pueda presentarse.
En los cables subterráneos.—Colocado el pri­
mer trozo se experimentan todos sus conducto­
res, lo cual es siempre fácil llevando al extremo
los aparatos necesarios para medir la conducti­
bilidad y el aislamiento ó verificando las opera­
ciones en la estación de donde parte el cable.
Empalmado el segundo trozóse repiten las prue­
bas con la longitud que resulta y se aprecia el
aislamiento de los empalmes, rehaciendo los que
aparezcan defectuosos y se continúa de la mis­
ma manera á medida que se van empalmando
los demás trozos, y si el cable es de mucha longi­
tud se lleva la pila y los aparatos en un car­
ruaje convenientemente dispuesto.
En Jos cables submarinos de corta longitud--
Cuando no exceden de 300 á 400 kilómetros, la
pila, el galvanómetro y demás aparatos de prue­
ba van en el buque, el cual mantiene el conduc­
tor del cable en comunicación con un corto nu­
m e r o de elementos de la pila, y en la playa, se
— 4(37 —
une el conductor á un resorte metálico aislado,
cerca del cual se halla otro resorte también m e ­
tálico que comunica con la tierra al través de
un galvanómetro. E n t r e estos resortes, unido á
la lenteja de un péndulo, oscila un condensador
dispuesto de tal modo que pueda cargarse al t o ­
car al resorte del conductor, y descargarse al
tocar al resorte del galvanómetro, lo cual produ­
cirá una serie continua de oscilaciones en uno
y otro galvanómetro, que serán de la misma am_
plitud mientras no varían las condiciones del c a ­
ble; pero si el conductor se rompe dentro de la
guttapercha, la amplitud disminuirá g r a d u a l ­
mente hasta reducirse á cero, y cesarán r e p e n t i ­
namente si el conductor queda al descubierto y
por lo tanto en comunicación con el a g u a del
mar, por la cual se perdería la c a r g a del cable,
indicando entonces el galvanómetro, u n a cor­
riente continua. Para apreciar el aislamiento se
emplean 100 elementos y cualquiera de los m e ­
dio-, explicados, á cuyo efecto se tienen dispues­
tos en el buque los aparatos necesarios para
obrar con rapidez.
Cables de varios conductores.—-Se empalman
armando anillo de manera que resulte un con­
ductor continuo interponiendo en la playa un
galvanómetro entre dos conductores, y si el n ú ­
mero de estos es impar, se deja uno p a r a la co­
municación entre la playa y el buque y se e m -
— 468 —
palman los demás del modo indicado, y así, en
uno-y otro caso, quedan en el buque las dos ex­
tremidades del conductor, y por lo tanto puede
observarse c o n t i n u a m e n t e su continuidad y su
aislamiento por medio de u n galvanómetro ver­
tical, la primera enviando u n a corriente conti­
n u a con pocos elementos, y el segundo por me­
dio de la descarga y u n a pila de 100. Como es
consiguiente, los empalmes provisionales para
formar los anillos se han de cubrir perfectamen­
t e , y la pila y todos los aparatos han de estar
bien aislados sobre placas de ebonita ó de gut­
tapercha. Para las pruebas de estos cables du­
rante su colocación, pueden emplearse sin in­
conveniente galvanómetros verticales ordinarios
g r a d u a d o s , lo que facilita extraordinariamente
las operaciones y la comunicación entre el bu­
que y la playa.
Cuando el cable es de mucha longitud y de un
solo conductor, como sucede en estos cables, se
necesita más exactitud y por lo regular se em­
plea el método de Willonghb y Smith.
En la playa. —El conductor del cable comuni­
ca con un galvanómetro G, figura 88 lámina 7.
al través de una resistencia R de 20 á 30 megohms
y con u n conmutador C. Esta resistencia esta
formada por una placa, prisma ó cilindro de gu­
tapercha, de Selenio ó de otra sustancia dieléc­
trica, y se g r a d ú a de manera que el galvanóme-
— 469 —
tro marque unas 200 divisiones de la escala con
la corriente continua que envia el buque; y co­
mo la resistencia expresada es t a n considerable,
á pesar de la derivación que establece, el cable
conservará la carga y la tensión correspondiente
á la pila del buque, marcando el galvanómetro
# u n a desviación constante mientras el cable
permanezca en buen estado; pero si se rompiese
ó desnudase el conductor, el galvanómetro in­
dicaría al instante la avería y se procedería en
seguida á su localización.
La resistencia R no puede, sin embargo, i n s ­
pirar una completa confianza, y por lo t a n t o , es
conveniente averiguar con frecuencia si la car­
ga del cable es la que corresponde, y al efecto se
coloca en 1 el contacto del conmutador C que
comunica con el manipulador Morse M y bailán­
dose este en su posición de reposo, se c a r g a r á el
condensador D á la tensión del cable y bajando
el manipulador se descargará al t r a v é s del g a l ­
vanómetro marino G' y por la amplitud de la os­
cilación se reconocerá si el cable conserva ó no
la carga ó capacidad que le corresponde.
Para trasmitir desde la costa, se pone el c o n ­
mutador O en el contacto 2 que establece la c o ­
municación del cable con el condensador D' y
colocando el conmutador C en el contacto 2, por
medio del manipulador inversor de polos M', se
carga alternativamente de electricidad positiva
- 47ü —
y negativa la serie exterior de dicho condensa­
dor, lo que produce la correspondiente variación
en el potencial de la c a r g a del cable, y por con­
siguiente en el galvanómetro del buque que fun­
ciona entonces como un aparato de aguja, sin
que altere la desviación del galvanómetro G, lo
que se comprende advirtiendo que en realidad,
al trasmitir, no pasa al cable n i n g u n a corriente,
funcionándose únicamente por inducion al tra­
vés del condensador.
Para recibir del buque, se coloca el conmu­
tador C en comunicación con el galvanómetro
G" y variando el potencial de la pila del buque,
funcionando alternativamente con toda ella y
con u n a parte de la misma, ó por medio de un
manipulador inversor de polos que ponga una
s e g u n d a pila en comunicación con la del cable,
cambiará también el potencial de la serie inte­
rior del condensador, y por consiguiente el de
la exterior, cuyo movimiento se trasmitirá al
galvanómetro expresado, que sirve de receptor.
En el buque.—Bastaría en realidad poner en
comunicación con el conductor del cable el polo
'negativo de una pila al través de un galvanó­
a
metro marino, llevando el polo positivo á I
tierra, ó más bien á u n a plancha metálica su­
mergida en el mar, y variar por cualquiera de los
dos medios que acabamos de indicar el poten­
cial de esta pila para corresponder con la costa.
- 471 —
Cualquiera alteración que sufra el conductor ó
el dieléctrico, se manifestará en el g a l v a n ó m e ­
tro marino, y podrá procederse inmediatamente
á la localización de la avería, teniendo dispues­
tos al efecto los aparatos necesarios.
a
La figura 89, lámina 7. , representa el sis­
tema adoptado durante la inmersión de los c a ­
bles trasatlánticos. Puestas las clavijas en My
en Q y suprimida la iV, resulta u n puente de
Wheatstone de relación variable, en el cual los
dos lados de relación fija, son el reostato R y la.
resistencia del dieléctrico del cable, cuyo con­
ductor está siempre aislado en la estación de la
playa, y los lados variables las dos p a r t e s en que
queda dividido el reostato de Thomson que se
indica en la figura. El polo negativo de la pila
está unido al vértice P del puente y el positivo
á la tierra por el reostato R' y el manipulador,
que es inversor de corrientes, mientras que el
galvanómetro marino c7 comunica con los vérti­
ces M y Q, hallándose como corresponde, en
cruz con la pila. Por medio del reostato R' se
mantiene constante la desviación del g a l v a n ó ­
metro también marino G\y por lo t a n t o el po­
tencial de la pila del puente como es necesario,
según lo que se ha dicho en la p á g i n a 207.
En este puente se conocen, p u e s , tres lados
f
iue son los constituidos por la resistencia R y
Por las dos partes del reostato de Thomson, y
- 472 -
cuando el galvanómetro Q se fije en cero, lo que
se consigue moviendo á la derecha ó á la iz­
quierda la corredera del nonius, se puede deter­
minar el valor del cuarto lado que es el aisla­
miento del cable.
Si este se desnudase en un p u n t o , y el con­
ductor comunicase con el a g u a del mar, el
puente daria la resistencia h a s t a el sitio de la
derivación y por consiguiente se podría calcular
la distancia á que se halla.
Para la observación del cable, puede pres-
cindirse del p u e n t e , quitando las clavijas M y
Q y colocando la iV, en cuyo caso la corriente
de la pila pasa por el g a l v a n ó m e t r o marino Q,
el cual indicará cualquiera novedad que ocurra.
Para funcionar con la costa, se emplea la
pila B' y el manipulador inversor de polos á
que está unida, operando de la misma manera
que en el caso anterior, cuidando de establecer
u n a derivación en el galvanómetro Cf á fin de
reducir todo lo posible la amplitud de las osci­
laciones del rayo de luz.
Hemos procurado dar u n a idea de los medios
y de los aparatos que se h a n empleado para la
inmersión de los cables submarinos y para la
observación de los mismos d u r a n t e t a n delicada
y comprometida operación; pero estos medios y
estos aparatos cambian y se perfeccionan con­
t i n u a m e n t e , y ya en el tendido del nuevo cable
— 473
de Marsella á Argel, se emplearon otros diferen­
tes, según resulta de la siguiente importante
Memoria publicada en el Diario de la sociedad
de Ingenieros de Telégrafos de Londres, y que
el ilustrado Director de Telégrafos de Vigo, Don
Angelo García, ha tenido la amabilidad de tra­
ducir.
MEMORIA DE MR. E. MARCH WEBB

sobre el tendido de mi nuevo cable


de Marsella á Argel.

Por la imperfección de los dibujos que os


presento, y por la precipitada manera con que
ha sido redactado el presente informe, debo so­
licitar vuestra indulgencia: sírvame para obte­
nerla no haber esperado n u n c a tener el honor
de ofrecer á vuestra consideración las breves
notas tomadas durante la colocación del cable;
notas que siempre creí destinadas á servir nada
raas
que como do un tosco bosquejo, para que
«obre ellas pudiese redactar un mejor pensado
trabajo algún miembro de esta sociedad, que es
mucho más apto que yo para apreciar el a s u n t o
e n
todo su valor.
En Junio de 1811, the India Rubber, G u t t a
ercha, and Telegraph Works Company, colocó
U ü
cable entre Argel y Marsella por c u e n t a del
- 476 —
gobierno francés. El difunto Mr. Ailhaud, ins-
pector general de Telégrafos en Francia, re-
presentó la Administración francesa durante los
trabajos del tendido del cable; cuyao bra fué di-
rigida por Sir S. C a n n i n g , con auxilio de Mesrs.
T. C. Webb, Bell y Herbert Taylor.
Solo dos tipos de cable se usaron en esta co-
municación submarina. Doce alambres de hierro
galvanizado, del n.° 5, formaban la cubierta es-
tertor del cable de costa; 16 alambres homogé-
neos, del n.° 13, prestaban i g u a l servicio al ca-
ble de fondo. La milla (1) del primer tipo pesaba
4 7 , toneladas, y solo 1 7 , la milla del segundo.
El conductor era u n cordón formado por 7
alambres de cobre, del n.° 22. La milla de cable,
sin la armadura esterior de hierro, pesaban 273
libras.
La corbeta francesa Catón acompañó al In-
ternacional, en la costa africana, y le sirvió de
barco piloto en la bahia de Argel.
El cable dio resultados m u y satisfactorios,
pero, aun cuando se hizo uso del sistema Dú-
plex, creció tanto el tráfico, llegando á veces á
800 t e l e g r a m a s por dia de 24 horas, que el go-
bierno francés se vio forzado á admitir la con-
veniencia de colocar un nuevo cable. Hecho pú-
blico este propósito, la India Rubber, Ovita Per-

(1) Milla marina.


— 477 -
cha and Telegraph Works Company obtuvo la
contrata.
Relatar aquí todas las condiciones e x i g i d a s
al nuevo cable por los Ingenieros del Gobierno
francés, ocuparía demasiado tiempo, pero las
siguientes merecen ser conocidas.
Las condiciones eléctricas fueron: Que la r e ­
sistencia del conductor no excediese de 12 Ohms\
que la capacidad electro-estática no pasase de
0,4de microfaradia; que el aislamiento, después
de cargar durante un minuto no bajase de 200
megohms. Entiéndase que t a n t o estos números
como los siguientes se refieren á una milla de c a ­
1 s
ble á la temperatura de 75° F ó 24 C . El con­
ductor formado por un cordón de 7 alambres de
cobre, debia pesar 106 libras, y 139 libras las
tres capas de g u t t a p e r c h a , que constituían la
materia aisladora. Así, pues, u n a milla del cable
sin armadura, debia pesar 245 libras.
Las condiciones mecánicas fueron: Que el
cable de fondo habia de estar cubierto por 15
hambres de hierro homogéneo del n ú m . 13, h a ­
bía de ofrecer una resistencia mínima á la rotu­
l
ra por tracción, de 5 [ toneladas, y habia de
t

pesar 1,58 toneladas por milla. Que el cable de


"po intermedio habia de estar cubierto por 10
alambres de hierro galvanizado n ú m . 6, y ofre­
cer una resistencia y un peso respectivamente
H
de y 3,16 toneladas: y por último, que el cable
— 478 —
de costa tuviese la armadura también de 10
alambres de hierro galvanizado, pero del número
O, con una resistencia y peso de 15 y 10 tone-
ladas.
S e g ú n los términos de las condiciones los pe-
sos anteriores debían ser tomados en el aire y
estando mojados los cables.
El cable de costa y el de tipo intermedio fue-
ron aforrados y cubiertos con betún á la manera
usual. El cable de fondo llevó dos forros de tiras
y también fué embetunado.
El galvanizado de los hierros se examinó me-
diante cuatro inmersiones sucesivas de un mi-
nuto de duración cada una de ellas, en una diso-
lución formad i por una parte de sulfato de cobre
y cinco de a g u a .
Sobre la mesa h a y varios ejemplares que
muestran los diversos tipos. El vapor Dacia,
propio de la compañía, salió del Támesis el 5 de
Setiembre conduciendo el cable destinado á la
nueva línea.
Es el Dacia un vapor de hélice á 1,856 tone-
ladas, y tiene 283 pies de eslora, 34,7 de manga
y 17,9 de p u n t a l . Sus máquinas son de 170 ca-
ballos nominales. Tiene 4 depósitos, ó algibes
para cables, capaces entre todos de 1500 tonela-
das, y otros 5 depósitos más pequeños, en los
cuales se arrollan cabos de diversos gruesos y
longitudes, para boyas y rastreos. Tiene este
— 479 —
buque un precioso entrepuente, cosa de mucho
valor cuando con mal tiempo h a y necesidad dé
hacer empalmes y soldaduras.
Los dinamómetros de los aparejos de recojer
y soltar cable son verticales, de la forma usual y
llevan 4 escalas laterales en las que pueden leer-
se las tensiones calculadas, como correspondien-
tes álos diversos pesos que pueden colgarse de
la polea del dinamómetro. El eje de esta polea
móvil, lleva un indicador que s e g ú n sube ó baja
la rueda con las variaciones de tensión señala
estas en la escala.
Dos pequeñas máquinas horizontales, alimen-
tadas por las c a l d e r a s principales, están en co-
nexión con los tambores de arriar cable. E s t a s
maquinitas son muy útiles al iniciar el movi-
miento del tambor y al recoger cable. El t a m -
bor está regido por un poderoso freno de fricción.
Las máquinas tienen unos 20 caballos de fuerza-
Un poco delante del tambor de arriar h a y
nn freno ú aparejo de retenida consistente en
tres segmentos de hierro unidos á u n a fuerte y
pesada plancha de madera, debajo de los c u a -
les se hallan otros dos segmentos movibles s e -
mejantes á los primeros, y que corresponden al
medio de los espacios comprendidos entre
aquellos.
La figura 90 lámina 7 representa este freno y
,s
u manera de actuar.
- 480 —
A A A. Son los tres segmentos atornillados
á la v i g a .
B B. Los segmentos de hierro movidos por los
tornillos C C, que á su vez se mueven por la ac­
ción del ege E y por el intermedio de los engra-
n a g e s D D.
La presión y por consecuencia la fricción que
puede egercerse sobre el cable aumentando ó
disminuyendo la distancia entre los segmentos
movibles B D y los fijos A A A, puede graduar­
se haciendo girar la rueda F hasta dar al freno
la faerza necesaria ó dejar pasar libremente el
cable.
p]ste freno funciona muy satisfactoriamente,
t a n t o á causa de su sencillez como por la pron­
titud con que entra en acción. Fué colocado en
el Dacia d u r a n t e el final de la primera expedi­
ción á las ludias Occidentales, y después fué me­
jorado considerablemente por Mr. F . C. Webb.
Las máquinas del aparejo de recoger cable
son de doble cilindro y de fuerza de unos 50 ca­
ballos. Yo las he visto romper un cable de costa
con doble armadura.
Cuando se combinaron las principales máqui­
n a s del Dacia se colocó, en el tubo de vapor, en­
tre las calderas y los cilindros del aparejo de re­
coger el cable, una válvula, dispuesta de modo
que la presión en los cilindro* no pudiese exce­
der n u n c a de 30 libras.
- 4S1 —
El resto de la máquina es de lo usual, y no
ofrece la novedad suficiente para justificar u n a
descripción. Para que podáis examinarlos, aquí
hay un plano'y una sección longitudinal del bu-
que.
Fué equipado p a r a trabajos por primera vez
d Dacia, en 1869 por Sir Charles Bright.
Marchó el buque directamente á Argel, y en
la tarde del 16 de Setiembre fijó en tierra la ex-
tremidad del nuevo cable. Esta operación fué o b -
servada con sumo interés por el Gobernador g e -
neral de la Argelia, acompañado de los princi-
pales funcionarios de la Colonia.
La operación de alijar en tierra la p u n t a del
cable de costa, tal como se ejecuta por los l u -
c e r o s de la Compañía, es como s i g u e : Ancla-
°el buque t a n cerca de tierra como sea posible
c
°nveniente, se pasa sobre la popa una espía
l l ü a C;i
erda) que se lleva á tierra y se hace pa-
sar sobre dos ruedas, aseguradas con anclotes
ü
rezones y separadas u n a de otra lo más que se
Pueda. Se vuelve á traer á bordo la p u n t a de la
espía y se coloca en el aparejo de levantar ca-
e
? ta otra p u n t a de la espia se amarra al e x -
orno del cable y se comienza á echar este l e ñ -
ante al mar. A medida que se va soltando
? 7» se van atando en él de 8 en 8 brazas unos
anules, construidos exprofeso (según u n s i s t e -
m a
inventado por Mr. F . C. Webb.) Al mismo
31
— 482 —
tiempo que va saliendo el calle de á bordo, el
aparejo de elevar va tirando de la espia y ésta
arrastra hacia tierra el cable suspendido por los
barriles. Cualquier inflexión que pueda hacer el
cable por efecto de la marea ó de las corrientes
se h a c e desaparecer, bien suspendiendo el alijo,
bien atirantando la espia.
En varias ocasiones, durante la colocación
de los cables en Chile y en el Perú aprovecha­
mos la ventaja de estar el amarre cerca de un
ferro-carril para atar la espia á una locomotora,
en vez de volverla á traer á bordo. Esto, como
puede imaginarse, es una muy cómoda y muy
rápida manera de echar en tierra la punta de un
cable.
En el sistema descrito no hay necesidad de
hacer trabajos en tierra, y tanto es así que sola
es preciso desembarcar cuatro hombres, y esto
sólo para estar al cuidado de la espía.
E s t a circunstancia por sí es una ventaja; pe­
ro h a y otras en este modo de proceder, así, en vez
de formar senos el cable y dar vueltas cayendo
sobre sí mismo, como puede ocurrir cuando se
emplean botes solamente, queda en el fondo mar­
cando una verdadera recta.
Otra ventaja es, y de g r a n importancia, que
el ingeniero á bordo dirige toda la operación y
puede regular á voluntad y en el acto tanto el
alijo del cable como la tracción de la espía.
- 453
V no es tampoco pequeño servicio el que pres-
tan los barriles permitiendo echar en tierra el
extremo del cable, cuando la marejada no con-
siente el trabajo en botes.
Recuerdo, á propósito de esto, u n caso ocurri-
do, durante la expedición-i Chile y Perú, al d e s -
desembarcar un cable en una playa m u y peli-
grosa. El bote que llevaba los cabos á tierra vol-
eo, y la tripulación se salvó gracias á llevar cin-
uirones salvavidas. Desde tierra, unos pescado-
res sacaron el bote de las rompientes con los
Ci
»l»os aún dentro. La g e n t e consiguió g a n a r la
orilla, unos asidos al bote y otros nadando, pero
tQ
dos en extremo fatigados. Aquella m a ñ a n a
pusimos en tierra los extremos de dos cables.
Después de haber desembarcado felizmente
a
punta de tierra, salió el Dacia, tendiendo c a -
e u a
s t a llegar al punto señalado de a n t e m a n o ,
(
ij>ude aboyó, en 600 brazas, el extremo del c a -
e
de tipo intermedio habiendo tendido 2,97 mi-
a s
marinas de esta clase y 6,94 de el de costa.
b " g a t a m e n t e después hizo el Dacia r u m -
0

nacia Marsella y comenzó el sondeo á lo lar-


So del futuro lecho del cable, noche y dia conti-
0 e
ste trabajo. La luz eléctrica, que d u r a n t e
a
noche iluminaba brillantemente la p a r t e pos-
u
° r del buque, facilitó mucho las operaciones.
L l e v a
n b a con este objeto el Dacia, dos m á q u i -
1( e
5 caballos cada una aplicadas á dos m á -
— 4S4 -
quinas de Gramme. El regulador de Serrín, li­
geramente modificado para adaptarlo á bordo,
sirvió en alternativa con otro llamado Silver-
toivn hand Regulaior.
Hízose uso de la sonda de Sr. William Thom­
son y sirvió perfectamente en un tiempo muy
duro causado por un «Mistral», que es un viento
del noroeste que á veces se e n c u e n t r a en el gol­
fo de León.
La manera usual de compensar el peso del
alambre que corre con la sonda, consiste en colo­
car el contrapeso en una varilla unida á uno de
los extremos del frictor del freno; pero en esta
ocasión usamos, con muy buen resultado, un
compensador automático.
Al extremo del eje del tambor, h a y un torni­
llo salomónico que e n g r a n a en una rueda, cuyo
eje es otro tornillo dirigido en sentido de popa á
proa, y que a c t ú a como una palanca. A lo largo
de este s e g u n d o tornillo se mueve entre guias,
un peso unido á u n a tuerca. Cuando gira el tam­
bor hace su eje, por medio del e n g r a n a g e , girar
al s e g u n d o tornillo y este mueve el peso aumen­
tando la acción del freno se proporción al alam­
bre desenvuelto, porque el frictor, que está su-
geto por u n extremo al bastidor de la máquina,
después de pasar sobre el tambor, viene á unirse
por el otro extremo al tornillo palanca.
Al extremo de esta palanca h a y un peso que
— 485 -
regula la velocidad de caida del escandallo,
Para facilitar la recogida del alambre de la
sonda hay otro eje, un poco más abajo que el del
tambor, y en él tres poleas: una al rededor de la
cual pasa el alambre antes de arrollarse sobre el
tambor; otra, que por medio de una correa co-
necta este eje con la cigüeña de vapor de popa;
y la tercera que también por medio de una cor-
rea, mueve otra polea montada en el eje del
tambor.
Cuando se trata de recoger la sonda actúa el
motor sobre la segunda polea del eje más bajo, y
el alambre se arrolla sobre el tambor en virtud
del movimiento que á este imprime la tercera
polea por medio de la montada en el eje del tam-
bor y de la correa que las conecta. El alambre
usado en la sonda era de acero del n.° 20 pesan-
do unas 10 libras por milla marina, y ofreciendo
una resistencia de 200 libras á la rotura por trac-
ción, cuando nuevo.
La preparación empleada para evitar la oxi-
dación del alambre consiste en una disolución
de tres onzas de sosa cáustica por galón de agua
pura.
a
La figura 91 lámina 7. representa la sonda
con su freno regulador, en proyección vertical y
horizontal.
A Es el tambor.
B La rueda con pestaña atornillada al tain-
- 486 —
bor al rededor de la cual pasa la correa de fric­
ción.
C Salomónico abierto en el extremo del eje
del tambor. E n g r a n a en una rueda montada al
extremo de la palanca B.
D El eje en dirección de popa á proa, actúa
como palanca; su superficie es un tornillo; reci­
be el movimiento del engranaje en C.
E Contrapeso con g u i a s . Cuando el tambor
gira, el eje i ? q u e atraviesa el peso jS'hace avan­
zar á éste en relación con el alambre desarro­
llado.
F Peso puesto al extremo de la palanca D,
para limitar la velocidad de caida del escan­
dallo.
Q Frictor. Uno de sus extremos está fijo al
bastidor, envuelve la rueda B, pasa sobre las po­
leas HHy está sujeto por su otro extremo á la
palanca B en E.
EH Polea g u i a del frictor.
El mecanismo que facilita la ascensión déla
sonda en el aparato de Thomson se halla repre­
a
sentado en la figura 92, lámina 8.
A Tambor.
B Eje del tambor.
C Polea montada en el eje del tambor, co­
nectada por una correa F á la polea núm. 3.
D Eje inferior sobre el que están montadas
las poleas 1, 2 y 3. La núm. 1 recoge el alambre
— 487 -
cuando se eleva la sonda y la conduce al t a m -
bor. La núm. 2 está conectada al cigüeñal de
popa, pequeña máquina de vapor, para manio-
bras por medio de u n a correa.
E Sondaleza de alambre. Cuando se recoge
pasa al rededor de la polea núm. 1.
F Correa que une las poleas C y n ú m . 3.
Cuando hay necesidad de usar el c i g ü e ñ a l , para
recoger la sonda, se a t i r a n t a esta correa por
medio de un rodillo de tensión. La correa del ci-
güeñal está floja también h a s t a el momento
preciso, y cuando se necesita se tesa de igual
manera.
Cuando se recoge la sonda a c t ú a el motor
sobre, el eje Z), y el alambre se arrolla sobre el
tambor por la acción de las poleas 3 y C y de la
correa F.
Debo aquí hacer notar que con objeto de a c e -
lerar el trabajo colocamos al fin en el Chávente,
buque del telégrafo francés, un aparato de son-
deos, que teníamos de repuesto, y t a n t o agradó
a
la oficialidad francesa que lo dejamos á bordo
de su buque.
Desde el 27 al 23 de Setiembre, tiempo e m -
pleado camino de Marsella, sondamos 93 veces,
y como esta operación habia sido h e c h a antes 40
v Ces
J : . próximamente en la misma dirección, se
reunió un total de 143 sondas en la r u t a del
cable.
- 4SS -
El trabajo medio por dia de 24 horas puede
valuarse en 10 á 11 sondas, tomadas con interva-
los de 7 á 10 millas, en profundidades de 1400 á
1500 brazas. La mayor profundidad encontrada
fué de 1531 brazas. El fondo apareció de carác-
ter uniforme, compuesto de arenilla y fango.
Mr. W . H. Preece, que estuvo á bordo duran-
te la expedición examinó con su microscopio las
m u e s t r a s tomadas del fondo y encontró princi-
palmente Globigevince y Ovbulina, como en el
fondo del Atlántico. Debo añadir que Mr. W. H.
Preece h a tenido la amabilidad de prometernos
más amplia información sobre este punto,
El tiempo necesario para sondar una profun-
didad de 1400 á 1500 brazas es de 25 á 30 minu-
tos, término medio.
A n u e s t r a llegada á Marsella encontramos,
esperándonos, al Chávente vapor de la Adminis-
tración telegráfica, mandado por el capitán Ca-
ballier, de la Armada francesa.
El Chávente es una corbeta de hélice, de unas
1000 toneladas. Sus máquinas para recojer y ten-
der cables son de excelente clase, están muy bien
dispuestas y fueron proyectadas por el difunto
Mr. Ailhand y por Mr. Wúnschendorff, Ingenie-
ro Inspector de los telégrafos franceses. Es un
barco m u y manejable y bien adaptado para tra-
bajar en los cables á profundidades moderadas.
Su equipaje hace honor á la Administración fran-
— 480 —
cesa. Su tripulación procede de la marina de
guerra.
La operación de desembarcar la extremidad
de tierra en Marsella, se ejecutó durante la t a r -
de del 28 de Setiembre, procediéndose de i g u a l
manera que en Argel, pero invirtióndose mucho
más tiempo, efecto de estar la caseta de amarre
como á un cuarto de milla de la playa, á orillas
de un arroyuelo, en cuyo cauce habia precisión
de alojar el cable. La corriente tenía unos 3 pies
de profundidad y llevaba mucha fuerza, por c a u -
sa de las avenidas.
Remontó el cable el arroyo, en tres botes á ia
su
'ga, pero antes tuvimos una pesada faena para
hacerle pasar bajo un puentecillo á la emboca-
dura del arroyo. 9,50 millas marinas, de cable de
costa y 5,02 del intermedio quedaron tendidas.
Mientras llevábamos á tierra la p u n t a del c a -
ble ocurrió un incidente, verdaderamente risi-
ble. Un Señor m u y condecorado, evidentemente
UTl
a autoridad importante, explicaba la opera-
ción á un corro de amigos curiosos y admirados,
y al preguntarle uno, por qué iba el cable sobre
barriles, hizo saber á su auditorio que aquello se
bacía con el fin de conservarlo seco.
Antes de comenzar el tendido, empalmamos
las d i v e r secciones, formando de todas ellas
s a s
U u
solo cable, con el fin de evitar estas opera-
r e s durante la marcha.
— 490 —
A las 4,54' de la m a ñ a n a del 29 de Setiembre
partió el buque tendiendo cable en dirección de
Argel. La velocidad fué al principio de 6 nudos,
después se aumentó á 7 y así se sostuvo hasta
llegar cerca de Argel, donde, con el fin de no
alcanzar la boya intermedia a n t e s de romper el
dia, disminuimos de velocidad.
. Durante el tendido estuvieron iluminadas
con luz eléctrica las máquinas del cable. Nunca
se apreciará demasiado el valor de esta clase de
iluminación en trabajos de e s t a naturaleza. Ca-
da parte de la maquinaria se veía t a n clara y
distinta como á la luz del dia, y bien puede ima-
ginarse c u a n t a ventaja h a y en poder prescindir
de los faroles de aceite, y a sean fijos y a de mano.
Durante el tendido del cable nos servimos de
u n Strophómetro de Hearson, de Elliot hermanos.
Este instrumento fué usado por la Compañía en
la expedición al Perú y Chile, y resultó ser de
g r a n utilidad.
Consiste en un disco, numerado semejante a
la esfera de un reloj, y un índice que lo recorre.
Este instrumento puesto en conexión con el
tambor de salida del cable i n d í c a l a s menores va-
riaciones de velocidad.
Los que están acostumbrados á usarlo, pue-
den, observando a t e n t a m e n t e , notar cuando la
profundidad cambia de un modo notable.
En las Transactions af Naval Architects, año
- 491 -
de 1874, hay una descripción completa de este
instrumento.
He traido el usado en esta expedición, y p o -
déis verlo sobre la mesa.
Para facilitar la comunicación entre los bu-
ques ocupados en los trabajos de los cables, h a n
redactado y hecho imprimir, los ingenieros de
la Compañía, u n diccionario de señales. Sobre
la mesa podéis ver unos cuantos ejemplares.
Este libro está tomado de otros varios y h a
sido preciso emplear algún tiempo en compilar-
lo. El sistema adoptado consiste en izar tres
banderas para cada señal, y a represente una ó
más palabras, ó u n a frase. Las banderas usadas
son las del Código comercial de señales. La dis-
posición adoptada es t a l , que no sólo las letras
lúe representan las banderas, sino las palabras
y las frases están dispuestas en orden alfabético.
Como la presente lectura se refiere en general
á la colocación de los cables telegráficos, creo
deber llamar vuestra atención hacia la circular
del Board af Trade, feeha 14 de Agosto del pre-
sente año, expedida á excitación del Post Office,
e
n la cual aparece u n a cláusula (artículo 5.°),
referente á los buques destinados al servicio de
loscables. Con vuestro permiso voy á permitirme
leer el artículo.
«Todo buque, ya de vapor ya de vela, ocu-
pado en tender ó recoger un cable, ó inhábil por
— 492 -
accidente para gobernar, llevará durante la no-
che, en el mismo lugar en que los vapores llevan
la luz blanca, y si es vapor, en l u g a r de ésta tres
faroles rojos esféricos, de diez pulgadas de diá-
metro, puestos en línea vertical*,unos bajo otros,
con intervalo de tres pies: asimismo, llevarán du-
r a n t e el dia, á la altura del tope del trinquete,
en línea vertical, unas debajo de otras, con tres
pies de intervalo, tres bolas n e g r a s de dos pies
de diámetro cada u n a .
»E1 barco que viese á otro usando estas luces
ó estas bolas, entenderá que éste no puede go-
bernar libremente, y por lo t a n t o , que no puede
enmendar su rumbo.
«Cuando los barcos á que se refiere este ar-
tículo no naveguen en n i n g ú n sentido, no lleva-
rán las luces de los costados, pero sí las lleva-
rán en caso contrario.»
E s t a s disposiciones e n t r a r á n en vigor desde
í.° de Setiembre de 1880.
La continuidad de señales entre el buque y
la caseta de amarres de Marsella se sostuvo por
medio de un descargador, puesto en esta última,
regido por u n movimiento de relojería.
Sobre la mesa podéis ver este instrumento.
Me parece que el mecanismo es semejante
por varios conceptos, al usado por Mr. Herbert
Taylor, que fué el Electricista jefe durante la co-
locación del cable del 71, entre Marsella y Af-
- 493 —
gel, y creo que Mr. Henley durante el tendido de
uno de los cables del mar rojo se sirvió de un
péndulo para hacer contactos.
También me parece que Mr. F . C. Webb, d u -
rante las reparaciones de los cables de la Haya
se sirvió de un mecanismo de relojería, pero no
estoy seguro de los principios en que se fundaba
su disposición.
El aparato consiste en u n mecanismo de r e -
lojería que mueve u n a palanca, la cual conecta
cada cinco minutos, la extremidad del cable con
el polo de un condensador, cuyo otro polo está en
comunicación con tierra á través del g a l v a n ó -
metro.
Un polo de la pila del buque está en comuni-
cación constante con el cable, y entre este y la
pila está en circuito el galvanómentro marino;
de manera que cuando la palanca de la relojería
conecta el cable y el condensador, se observa una
señal simultáneamente á bordo y en la costa. Du-
rante los cinco minutos de intervalo entre señal
y señal queda aislado el cable por la p u n t a de
tierra, y l palanca haciendo contacto en otro
a

punto descarga el contador.


Cada doce señales sucesivas, ó de hora en h o -
ra, se invierte la corriente; pero si el buque d e -
sea comunicarcon tierra, invierte la corriente a n -
t e
s d e la señal décima segunda, ó nó hace la in-
versión al cabo de la hora.
— 494 —
Con objeto de poder llamar al buque desde
t i e r r a , h a y dos palancas, movidas á mano, por
medio de una de las cuales se quita del circuito
la relojería, y con la otra se opera como con un
manipulador.
La capacidad del condensador se regula en
tierra con arreglo á la longitud del cable en cir-
cuito y á la m a g n i t u d de las señales deseadas á
bordo.
a
La figura 98 lámina 8. representa este des-
cargador mecánico de relojería:
A Es una l e n g ü e t a de bronce. Su posición
normal, mientras funciona el descargador, es
en contacto con la lámina B.
B y C Láminas de bronce. En <7hay un re-
sorte; entre él y la palanca L se mantiene un
contacto metálico por medio de un tope que so-
bresale por la cara inferior de la palanca. Para
a s e g u r a r el contacto h a y un resorte en hélice,
entre la palanca y la lámina C.
B. Lámina metálica, situada en plano su*
superior á las a n t e d i c h a s .
BE. L e n g ü e t a de bronce. En posición nor-
mal hace contacto con O.
F Lámina metálica conectada al extremo
del cable.
Q Id., id., id., al polo de tierra del conden-
sador.
L Palanca movida por la relojería. Cada cin-
— 495 —
co minutos hace contacto con el tope Fy d e s -
pués con el 6?.
1
H Escéntrica, ó extremo de una p a l a n c a
movible á mano. Sirve para apartar la l e n g ü e t a
A de la lámina i?, y ponerla en contacto con la
D. En esta posición queda fuera de circuito la
palanca Z, y es posible la comunicación t e l e -
gráfica entre el buque y la caseta de amarre.
H* Extremo de otra palanca movible á m a -
no; sirve de manipulador para comunicar con el
buque; (suponiendo quitada del circuito la p a -
lanca Z): comprimiendo la l e n g ü e t a E pone á
esta en comunicación con la lámina F que está
anida al cable.
Cuando obra el mecanismo, pasa la corriente
<lePá Z, de Z á C, de C á A y de A al condensa-
dor. Cuando se hacen señales á mano, la corrien-
te va de FáF,de FáEyáe é s t a á ^ y de A al
lensador. Cuando se vuelve á tocar á 67, su
posición normal, se descarga el condensador.
Las ventajas de este sistema son: indepen-
eQ
cia de las perturbaciones consecuentes á po-
a Vl
o'tancia en la caseta de amarre, y perfecta
p a r i d a d en las señales.
Con el fia de evitar se toque para nada al e x -
l e m o
del cable se usa de un conmutador cerrado
3 & su barra se conecta el cable, así es posible
ponerlo en comunicación, con el descargador, los
d )a
l ratos telegráficos, los de prueba ó la tierra.
— 496 -
Las únicas interrupciones que experimentó
fueron con motivo del cambio de depósitos, ope-
ración siempre crítica en a g u a s profundas.
El tiempo habia sido excelente, el cable ha-
bía corrido con suavidad, los datos del gabinete
de ensayos eran satisfactorios, todo hacia espe-
rar á bordo un término breve á la obra, cuando
á las 6 y 30 de la mañana del 2 de Octubre co-
gimos la boya de la banda de Argel.
He traído un mapa que muestra la posición
de los dos cables, a n t i g u o y nuevo.
Pero cuando tiramos de las amarras que
unian la boya al cable nos encontramos con que
se habia enredado entre las rocas, y mientras
maniobrábamos para zafarlo, faltó un eslabón de
la cadena y se rompió.
Sobre la mesa está el eslabón roto. Sirva de
triste consuelo la satisfacción que resulta de ver
un objeto que retardó el final de un trabajo, que
sin tal accidente hubiera, sido digno de notarse
por su rapidez. Después de varias intentonas pa-
ra rastrear, se echó de ver que el buque, bajo
a fuerte brisa que soplaba, m u y alijerado y a .
e r a completamente ingobernable, y se decidió
entrar en ehpuerto de Argel para tomar lastre.
Mientras t a n t o el Chávente habia estado ras-
treando, pero también sin resultado.
Reconocido el fondo se halló estar formado de
fango, entre manchas de rocas é hileras de arre-
- 497 -
cifes. y que en el p u n t o donde habia estado colo-
cada la boya habia una rápida pendiente hacia
la parte de la niar.
Al entrar en el puerto de Argel, para tomar
lastre, recibimos la desagradable noticia de que
el cable antiguo se habia interrumpido s ú b i t a -
mente, y que era de creer lo habiamos roto con
los rezones durante los rastreos. A primera v i s -
ta, esto último parecía imposible, porque n i n -
guno de los dos buques habia cruzado la línea
que según el mapa señalaba la posición del cable
antiguo, pero después se vio que la posición real
de este cable era más al levante de la señalada.
Después de lastrar y dar al Chávente u n poco
de cable para reparar el a n t i g u o , aboyamos los
puntos que se creyó conveniente, é intentamos
denuevo varias veces pescar el cable cerca de la
Punta perdida, pero la rápida pendiente del fondo
y su estructura desigual y pedregosa, hicieron
mutiles nuestros esfuerzos.
Cogimos, pues, el cable más hacia la costa,
boyamos la p u n t a de la banda de tierra y reco-
gimos la banda de la mar h a s t a que rompió, por
estar sujeta en firme por las rocas, cerca del
punto donde habia sido aboyado el cable por pri-
mera vez.
Más á la mar, volvimos á coger el cable y r e s -
catamos la parte que habia estado amarrada á la
a
k°y > y con ella el pedazo de cadena rota que
— 498 ~
habíamos perdido cuando faltó el eslabón de la
amarra de la boya.
Poco más de un tercio de milla del tipo inter-
medio perdimos por completo, sujeto en firme por
las rocas.
1
Mientras tant » el Chórente se ocupaba en
rastrear y recoger el cable antiguo, tarea no
t a n fácil como pudiera creerse, porque el mal
fondo en que el cable estaba sujeto constante-
mente, obligaba á romperlo con frecuencia.
En esta carta más pequeña podéis ver los
rastreos hechos por el Dacia y el Chávente.
El 11 de Octubre unió el Dacia la parte de
cable rescatada, á la que habia cortado y aboya-
do hacia tierra, empalmó u n pedazo en reempla-
zo del perdido, se dirigió á la boya de la banda
de Marsella (habia olvidado decir que, cuando se
rompió la cadena, cortamos y aboyamos el cable
de fondo) y completó el nuevo cable.
La demora en terminar la obra fué motivada
por la necesidad de d e j a r a l Chávente que con-
ue
cluyese la reparación del cable antiguo, q
yace m u y próximo al nuevo.
El cable viejo estaba, donde quiera que se
exaníinó, en t a n buenas condiciones como cuan-
do fué colocado, el galvanizado estaba brillante,
y por dentro completamente sano, aun cuan
hacia ocho años que estaba sumergido el cable-,
He traído varias muestras de este mismo ca-
— 499 —
ble para que pueda j u z g a r s e de la potencia con-
servadora del fondo.
Por lo que tocaá los i n s t r u m e n t o s , planos, etc.
que he traído, creo excusado deciros que los debo
á la benevolencia de The India Rubber, OvMa
Percha, and Telegraph Worhe Company.
Por mi parte solo hubiera deseado t e n e r al-
gún más tiempo disponible p a r a corresponder
mejora vuestras atenciones.
Añadiré aún que la t a s a del a n t i g u o cable
era de dos peniques por palabra desde Argel á
cualquiera parte. Puesto el nuevo cable la t a s a
^ bajado á un penique por palabra, cantidad
bien pequeña si se atiende á la longitud del c a -
ble. 'Jf&s
Y ahora, señores, debo daros las g r a c i a s por
a
benévola atención que me habéis prestado d u -
jante la lectura que, como podéis j u z g a r , m u e s -
•ademasiado bien cuan a p r e s u r a d a m e n t e se ha
uactado. Solo hace tres semanas que el Dacia
a
egresado,-y yo he tenido sobrado trabajo á
Ue ate
? n d e r con motivo de la expedición y de
as
reparaciones del cable deLizard á Bilbao.»
a e e u i a
I ^ * ^ * ' de la Memoria que precede, a n t e
a

sociedad de Ingenieros de Telégrafos, siguió


1 > e s a n t e
fio discusión en la cual varios s e -
u s
' consignaron las grandes ventajas de las
n a S a a r a t o s
<tdT ^ P del Dacia, especialmente
reno, de la sonda y del descargador a u t o -
mático, manifestando Mr. Federico Webb, que
al examinar los planos de la maquinaria del
Oreat Eastern, no se comprende que haya podi-
do emplearse semejante mecanismo.^Mr. Preece
elogia calurosamente la sonda de Mr. Tompspn,
hace presente los buenos servicios prestados por
la luz eléctrica durante el tendido de este cable,
y dice que según las m u e s t r a s recogidas por la
sonda, el fondo del Mediterráneo es muy seme-
j a n t e al del Atlántico; pero que la temperatura
•del primero es de 12 á 13 grados centígrados,
mientras que la del segundo excede poco de un
g r a d o y á veces baja h a s t a cero. Habla también
del uso de los toneles para conducir á tierra la
p i n t a del cable y dice que en su concepto no de-
ben emplearse sino cuando no h a y botes ó lan-
chas de vapor con que formar balsas para este
objeto. Y por último, varios señores se con-
g r a t u l a n de que la Sociedad c u e n t e e n su seno
•personas capaces de hacer t a n buenas cosas.

Localización d.e averías,

CABLES NO COLOCADOS.—Cuando en la sus-


t a n c i a aisladora que recubre el conductor de un
cable sin armadura metálica existe u n agujero o
u n a grieta, es evidente que al sumergir el cable
en el a g u a estando un extremo aislado y el otro
— 501 —
en comunicación con u n a pila, un galvanómetro
interpuesto en el circuito indicará u n a desvia-
ción más ó menos considerable en el momento
en que el defecto penetre en el a g u a , y que si
el cable está mojado ó b a s t a n t e húmedo, pasan-
do la mano por él, h a de sentirse la corriente en
el sitio defectuoso.
Si el cable se halla revestido de algodón ó
de cáñamo no embreado y algo húmedo, puede
descubrirse un defecto que dé l u g a r á u n a p e -
queña derivación, si el aislamiento del conduc-
tor es por lo demás perfecto, arrollando el cable
á dos carretes ó devanaderas metálicas, a i s l a -
das entre sí y del suelo, y colocadas á la d i s t a n -
cia de dos ó tres metros una de otra. En el p u n -
to medio del trozo de cable comprendido entre
las devanaderas, se quita el revestimiento en el
espacio de 15 ó 20 centímetros y se da un baño»
de aceite de paraflna é de nafta á la g u t t a p e r c h a
°ue queda descubierta á fin de que la corriente
110
pueda pasar por la superficie de u n a á otra
Parte del cable, y con el propio objeto, se lim-
pian y raspan las p u n t a s del mismo algunos cen-
tímetros del dieléctrico, y se bañan de igual m a -
cera ó se cubren de parafina fundida.
Dispuesto el cable de esta manera se pone
u n
o de sus extremos en comunicación con u n
electrómetro y por el otro se c a r g a el cable con
u
ma fuerte pila, con una máquina eléctrica ó con
— 502 -
una botella de Leiden, y poniendo uno de los
carretes en comunicación con la tierra, se ob-
serva el tiempo que tarda el cable en perder su
c a r g a , ó sea el electrómetro en volver al cero.
Después se c a r g a de nuevo el cable, se pone el
otro carrete en comunicación con la tierra ais-
lando el primero y se observa también el tiempo
que tarda en desaparecer la c a r g a , y es evidente
que la avería se halla en el trozo que se man-
tiene c a r g a d o menos tiempo, y pasando un trozo
de cable de la devanadera en que se halla el de-
fecto á la otra y repitiendo la operación cuantas
veces sea necesario, se podrán determinar dos
puntos cercanos entre los cuales se encuentra la
averia.
Si el cable es de cubierta de plomo, se pue-
de seguir el mismo procedimiento, cortando un
pequeño trozo de tubo y después el almohadilla-
do que está debajo y bañando la guttapercha con
la parafina, cuidando m u y particularmente de
quitar en las p u n t a s algunos centímetros de plo-
mo y de almohadillado y de cubrir la guttaper-
cha y parte del conductor, con una sustancia
aisladora. Los pequeños trozos en que se haya
quitado la cubierta de plomo, se cubren luego
arrollando una lámina del mismo metal que se
suelda con esmero.
CABLES COLOCADOS EN ALCANTARILLAS Y TL-
NELES.—Si sólo e s t á n revestidos de cáñamo em-
- 503 —
breado se puede descubrir una derivación p a s a n ­
do á io largo del cable un poco de algodón en
rama mojado, al cual se halla unido un alambre
recubierto cuyo extremo se mantiene en comu­
nicación con la tierra, interponiendo un g a l v a ­
nómetro. En los túneles, sirven m u y bien de
plancha de tierra las barras de la via férrea. Los
cruzamientos y las roturas ó faltas de circuito,
no son t a n fáciles de encontrar, y por lo regular,
es lo más breve y más sencillo el s u s t i t u i r el c a ­
ble averiado por otro nuevo. Si hubiese cajas de
registro, se puede localizar la averia entre dos
contiguas y sustituir el trozo de cable en que se
halla. Si los cables v a n encerrados en t u b o s , los
manguitos hacen el oficio de las cajas de r e g i s ­
tro, y lo mismo sucede si se hallan en canales
con tapadera ó cubierta de zinc.
CABLES SUBTERRÁNEOS.—Hasta el p r e s e n t e ,
tos cables enterrados están, en general, limita­
dos al casco de las poblaciones, y por lo t a n t o ,
sonde corta longitud, y como además, h a debido
colocarse u n registro cada 100 metros en línea
recta y á menor distancia en las c u r v a s , por m e ­
dio de ellos se puede localizar u n a avería y s u s ­
tituir el trozo donde se e n c u e n t r e . Si no h a y r e ­
gistros, es preciso c a l c u l a r l a distancia á q u e
aquélla se encuentra, y abrir las zanjas en el
espacio necesario.
Cuando los cables están colocados en tubos,
- 504 —
se s u s t i t u y e n los trozos comprendidos entre dos
r e g i s t r o s , sin interrumpir la comunicación. Para
esto, se corta en uno de los registros uno de los
cables, y cada una de las p u n t a s que resultan se
empalman provisionalmente con las respectivas
p u n t a s del trozo que se t r a t a de colocar, y eje-
cutando la misma operación con todos los ca-
bles, se tira de todos ellos desde el registro in-
mediato, y de esta manera los antiguos quedan
sustituidos por los nuevos trozos, y suprimidos
1
aquellos, se empalma definitivamente. Es difíci
sacar un sólo cable de u n tubo que contiene va-
rios, porque el rozamiento con los demás lo im-
pide, ó por lo menos, se destrozarían los reves-
timientos. De manera que aunque no haya más
que un cable averiado, es preciso retirarlos
todos.
E n los cables de cubierta de plomo, no es pre-
ciso colocar registros, y cuando en alguno de
ellos se presenta a l g u n a avería, se determina la
distancia á que se e n c u e n t r a por cualquiera de
los métodos explicados p a r a las líneas aéreas, y
abriendo la zanja en el punto correspondiente,
se s u s t i t u y e el trozo averiado. Si fuese una de-
rivación, se puede localizar en un trozo pequeño
del modo s i g u i e n t e : abierta la zanja en el punto
dado por el cálculo, se aisla el cable sobre trozos
de madera atravesados en la zanja y se quita
un trozo de tubo de plomo á cada extremo de 1»
— 505 —
parte descubierta, se levanta el almohadillado y
se baña la g u t t a p e r c h a con aceite de parafina,
y el trozo de plomo comprendido entre las dos
cortaduras se pone en comunicación con la tierra
al través de un galvanómetro, y es evidente que
si la derivación se halla en este trozo, al enviar
la estación u n a corriente por el conductor de
este cable, dicho aparato h a de acusar la des-
viación correspondiente, y si así no sucede, se
descubre otro trozo de cable y se repite la opera-
ción hasta e n c o n t r a r l a avería. A no ser que la
derivación sea m u y débil, no h a y necesidad de
levantar el almohadillado ni a ú n de emplear la
parafina, y en general es suficiente quitar el plo-
mo en 10 ó 12 centímetros y cuidar de que el
revestimiento v e g e t a l no se humedezca.
CABLES SUBMARINOS.—Estos cables no p e r m i -
ten otro procedimiento que el determinar la dis-
tancia de la avería, para levantarlo, si es posi-
ble, y sustituir el trozo defectuoso; y en medio de
las dificultades que presentan l a s costosas ope-
raciones necesarias al efecto, es u n a ventaja el
(
iue pueda calcularse dicha distancia con m á s
exactitud a ú n que en las líneas aéreas, siempre
^ e se trate de u n cable de buenas condiciones
y se hagan las pruebas con esmero y con l a s
debidas precauciones.
Las averías q u e pueden ocurrir en u n cable
S,11:
1 •". rotura del conductor, 2.°, rotura del d i e r
— 506 -
léctrico; 3.°, contacto de los conductores, cuando
el cable tiene dos ó más; y para mayor claridad,
nos ocuparemos separadamente de cada una de
estas averías.
En la primera pueden presentarse tres casos
diferentes, á saber: Que el conductor se rompa
dentro de la g u t t a p e r c h a , quedando ésta entera
y por lo t a n t o aisladas las p u n t a s del conductor;
que se rompan el conductor y el dieléctrico,
quedando descubiertas las dos p u n t a s ó una des­
cubierta y la otra dentro de la guttapercha; que
se rompan también uno y otro, quedando el con­
ductor en contacto con l a a r m a d u r a exterior.
BOTURA DEL CONDUCTOR DENTRO DE LA GUT­
TAPERCHA . —Cuando se nota falta absoluta de
circuito y se h a reconocido que el defecto se
halla en el cable, se puede deducir que el con­
ductor se h a roto dentro del dieléctrico quedando
éste intacto, y por lo t a n t o , perfectamente ais­
ladas las p u n t a s de aquél, y para hallar la dis­
tancia de la avería, se determina la capacidad
electrostática del trozo de cable comprendido
entre aquélla y la costa, y se compara con la ca­
pacidad de todo el cable, y la relación entre es­
t a s capacidades es igual á la que existe entre
las longitudes de dicho trozo y de todo el cable;
y como esta última es también conocida, puede
determinarse la anterior, es decir, la distancia
de la avería.
- 507 —
Este procedimiento representa, por decirlo
asi, el princiqio general: pero es claro que cono­
ciendo la capacidad de todo el cable, se conoce
la de una milla ó la de un kilómetro, y que si la
del trozo de que se t r a t a es,un cierto número de
veces mayor que la de una milla ó que la de u n
kilómetro, la longitud del trozo tendrá ese m i s ­
mo número de millas ó de kilómetros. S u p o n g a ­
mos que la capacidad por milla del cable de que
se trata sea de 0,3580 microfaradias, y que para
el trozo que media entre la costa y la avería r e ­
sultan 35,7630. Como esta cantidad es cien v e ­
ces mayor, diremos que la avería se halla á cien
millas de la costa.
Teniendo un condensador cuya capacidad sea
igual á la de un kilómetro del cable de q u e se
trata, y determinando la del trozo h a s t a la a v e ­
ría y la de este condensador, la relación ó el co­
ciente de estas capacidades dará la distancia
^ e se busca en kilómetros; y el mismo r e s u l ­
tado se obtendría sustituyendo el condensador
por un kilómetro del mismo cable.
Verdaderamente no h a y necesidad de deter­
minar las capacidades del trozo del cable t e n ­
dido hasta la avería, ni del condensador ó kiló­
metro de cable de las mismas condiciones que
aquél, porque, como y a sabemos, las capacida­
des son proporcionales á las desviaciones produ­
c í a s por las d e s c a r g a s , y por lo t a n t o , la r e -
— 508 -
lacion de estas desviaciones dará la longitud
buscada.
Así, pues, para determinar esta distancia por
medio de la capacidad, se pueden seguir dos pro­
cedimientos, consistiendo el primero en deter­
minar por cualquiera de los métodos explicados
al t r a t a r de las pruebas de los cables en cons­
trucción y después de construidos, la capa­
cidad del cable averiado, y esta capacidad di­
vidida por la capacidad de una milla ó de un
kilómetro del mismo cable, dará la distancia
á que se halla la rotura, en millas ó en kilóme­
tros. Para el segundo procedimiento es necesario
disponer de un condensador cuya capacidad sea
i g u a l á la de u n a longitud determinada del cable
d e q u e se t r a t a , que supondremos es de-una mi­
lla, ó de un kilómetro de cable de las mismas
condiciones, en cuyo caso se procede del modo
s i g u i e n t e : en primer l u g a r se c a r g a el cable ave­
riado d u r a n t e un minuto con u n a pila de 6 ele­
mentos, y se descarga inmediatamente al través
de un galvanómetro de Thomson, anotando la
desviación; y en segundo l u g a r , se c a r g a el con­
densador ó el trozo de cable tipo, con la misma
pila y por el mismo tiempo y se d e s c a r g a en se­
guida anotando también la desviación.
S e g ú n lo que hemos dicho, si representamos
por X l a longitud buscada, y por a y b las ex­
presadas desviaciones ó amplitudes de las osci-
- 500 —
laciones del rayo luminoso, tendremos la pro­
porción X\ 1 ! a ; b\ de donde se deduce:

X = - ^ - m i l l a s ó kilómetros.
o
Método de Varley.—Supongamos que en la
a
figura 85, lámina 6. , el cable que se representa
dentro del e s t a n q u e es el averiado que se halla
tendido en el mar y que el condensador c tiene
la capacidad de u n a longitud determinada del
mismo cable; poniendo en b la l e n g ü e t a ó p a ­
lanca del conmutador ó descargador d, el cable
tendido y el condensador, se c a r g a r á n de elec­
tricidad y llevando después de unos 30 s e g u n ­
dos de electrización, dicha l e n g ü e t a ó palanca
al contacto a, t a n t o el uno como el otro se d e s ­
cargarán al través del galvanómetro diferencial
que representa la figura, y si por casualidad, la
aguja permanece en cero, la capacidad del c a ­
ble y del condensador serán i g u a l e s , y la l o n g i ­
tud del trozo de cable comprendido entre la cos­
ta y la averia, será i g u a l á la longitud que r e ­
presenta el condensador. Pero por lo regular la
aguja desviará más ó menos al tiempo de la d e s ­
carga y s e g ú n al lado que lo verifique, la c a r g a
del cable y por consiguiente su capacidad será
mayor ó menor que la del condensador, y supo­
niendo que es mayor, se introduce u n a deriva­
ción con un reostato entre los tornillos B y C
extremidades del carrete á que está unido el c a -
- 510 —
ble, y por medio de una serie de c a r g a s y de des­
c a r g a s sucesivas, y variando la resistencia del
reostato, se llegará á conseguir que la aguja
permanezca en cero al tiempo de la c a r g a y des­
c a r g a , en cuyo caso, s e g ú n lo que hemos dicho
p á g i n a 430, la capacidad del cable será igual á
la del condensador multiplicada por el poder
multiplicante de la derivación que es \ sien­
do g la resistencia del galvanómetro y d la de
la derivación, y como las capacidades de dos
trozos de un mismo cable, son proporcionales á
las longitudes de estos trozos, resulta que la
del trozo comprendido entre la costa y la avería,
ó sea la distancia de ésta, se obtiene multipli­
cando la longitud que representa el condensador
por el poder multiplicante de la derivación in­
troducida en el galvanómetro. De manera que
representando por X l a distancia buscada y por
L la longitud del trozo de cable de igual capa­
cidad que el condensador tendremos:

d
En vez del condensador puede emplearse el
trozo de cable que representa y si es de un kiló­
metro de longitud, resulvará:
. q\d.
T7 ,
X=—kilómetros.
d
Se comprende que si la longitud del trozo de
cable tipo fuese de uua milla, la distancia de la
avería estaría expresada en millas.
Método de De ¡Sa%ty,—-Está reducido á deter-
minar la capacidad del trozo de cable h a s t a el
punto de rotura por medio del Puente W h e a t s -
tone de relación variable, según indica la figura
a
86, lámina 7. , en la cual el referido trozo s u s -
tituiría al cable que está en el estanque y al
condensador c otro de la capacidad de una lon-
gitud determinada del mismo cable ó un trozo
del mismo de longitud conocida, y cuando c a r -
gando y descargando por medio del conmutador
ó descargador de palancas d, y variando las r e -
sistencias de los lados A y C, se consiga que la
aguja permanezca en cero, se tendrá en virtud de
la ley del puente que la relación entre las c a p a -
cidades X del cable y c del condensador, sea
igual á la relación de la resistencia R del lado
x R
A y la resistencia r del lado C, esto e s , — ==—
J
c r
y poniendo las longitudes x del cable y L del
trozo de la capacidad del condensador, en vez de
LR

las capacidades, se tendrá: x=—. Si Z e s un

kilómetro, la distancia que se busca será: - ~ k i -


lómetros, v si una milla millas.
— 512 —
Por el aislamiento.—La circunstancia de que
en un cable de buenas condiciones el aislamien-
to es proporcional á la longitud, permite deter-
minar esta distancia del modo que sigue: Sea A
el aislamiento de todo el cable cuando se halla-
ba en buen estado, y L su longitud, a el aisla-
miento del trozo de cable comprendido entre la
costa y la rotura y x la longitud de este trozo.
Con estas cantidades se puede formar la propor-
ción: x\L\ \a\A\ y despejando resulta:
aL
x— ^
Las cantidades Ly A, se conocen de ante-
mano, y a se determina por uno de los métodos
y a explicados, y esta ecuación dará la distancia
de la averia en metros, en kilómetros ó en mi-
l l a s , s e g ú n la clase de unidades en que esté ex-
presada la longitud del cable.
Aunque desde luego se comprende, creemos
oportuno advertir que todas las operaciones y
todas las pruebas de los cables h a n de hacersa
desde la caseta de amarre, sin interposición de
n i n g ú n trozo, grande ni pequeño, de línea aérea.
ROTURA DEL CONDUCTOR Y DEL DIELÉCTRICO
A
QUEDANDO LA PUNTA DE AQUÉL DENTRO DE L
GUTTAPERCHA.—Haciendo pasar por el conduc-
tor la corriente positiva de una pila de 60 á 80
elementos por espacio de 12 á 24 horas, sin hi-
terrupcion y sin invertir ni por u n momento los
polos de la pila, la corriente eléctrica descom-
pondrá el a g u a que baña el cobre, como en un
voltámetro si no está oculto por la g u t t a p e r c h a ,
y el cloruro que se deposita sobre él, aislará su-
ficientemente el conductor, para que se pueda
determinar la distancia de la averia por uno de
los procedimientos que se acaban de explicar.
ROTURA TOTAL DEL CABLE, QUEDANDO LA PUN-
TA AL DESCUBIERTO.—Cuando la parte del con-
ductor que queda fuera de la g u t t a p e r c h a , es
muy reducida, puede cubrirse de cloruro, como
en el caso anterior y emplear uno de dichos pro-
cedimientos.
Cuando la p u n t a del conductor toca por c a -
sualidad á la armadura de hierro, puede conside-
rarse como perfecta la comunicación con tierra,
y en este caso se determina la distancia de la
averia midiendo la resistencia del conductor y
reduciéndola á metros ó á kilómetros, dividién-
dola por la resistencia de un metro ó de un kiló-
metro de conductor, la cual es conocida por las
pruebas hechas antes, durante y después de la
construcción y tendido del cable.
Si t a p a r t e descubierta del conductor es más
0
menos apreciable y se acude pronto y antes que
sobre ella se h a y a n verificado depósitos de consi-
deración, aun se puede determinar la distancia
de la avería con diferencia de dos ó tres kilóme-
tros, por medio de la resistencia medida con el
33
— 514 —
puente ó con el galvanómetro diferencial; pero
en general será preciso emplear procedimientos
especíalos, como los s i g u i e n t e s :
Método de Lumsden.—El conductor de cobre y
la armadura de hierro en contacto con el agua del
mar que contiene varias sales en disolución, y
especialmente sal común ó cloruro de sodio, for­
man lo que se llama un par voltaico ó elemento
de pila, que descompone dicha sal y el agua que
la contiene, depositando el cloro sobre el cobre
formando cloruro de cobre y adhiriéndose el hi­
drógeno al hierro de la armadura, resultando una
corriente positiva en dirección a l a costa, cuando
en ella se pone la extremidad del cable en comu­
nicación con la tierra, y á la cual se da el nom­
bre de corriente del cable.
Por otra p a r t e , si en una disolución de sal co­
mún contenida en un vaso de vidrio se sumerge
el extremo de un trozo de cable y se aplica al
conductor uno de los polos de una pila y el otro
polo á la armadura de hierro, formando un verda­
dero voltámetro, sucede que en el electrodo cor­
respondiente al polo n e g a t i v o , se desarrolla hidró­
geno y en el que comunica con el polo positivo,
se deposita un cloruro del metal de que está for­
mado; de donde se deduce que si por el conductor
del cable roto y tendido en el mar, enviamos una
corriente positiva de b a s t a n t e mayor fuerza que
la corriente del cable, sobre la p u n t a descubierta
— 515 -
del conductor se depositará una cantidad más ó
menos considerable de cloruro de cobre, que si
después se envía una corriente negativa, el h i -
drógeno que se desarrolla entonces en dicho e x -
tremo irá reduciendo dicho cloruro, y que cuando
este haya desaparecido del todo, dicha p u n t a se
cubrirá de hidrógeno. Habrá pues un momento
en que la p u n t a de que se t r a t a se hallará libre
de cloruro y de hidrógeno, y la cuestión es po-
der medir laresistencia del conductor en ese mo-
mento en que no presentando n i n g u n a resisten-
cia extraña, se puede suponer en buena comuni-
cación con la tierra, ó por lo menos mejor que
en cualquiera otra circunstancia.
Para esto se emplea por lo regular, el g a l v a -
nómetro diferencial, y se dispone el experimento
a
de la manera que indica la figura 57 lámina 4 .
suponiendo que L es el conductor del cable. P r i -
meramente se determina la resistencia de este,
tal como se e n c u e n t r a , para compararla con el
resultado que después se o b t e n g a . Después se
limpia la extremidad descubierta del conductor
enviando por a l g u n a s horas una corriente n e g a -
tiva que reducirá el cloruro de cobre que h a y a
podido formarse y de cuando en cuando se i n -
j e r t e n los polos enviando una corriente positiva
por algunos momentos para quitar otros depó-
sitos como los de sosa si los hubiere, y por ú l t i -
mo, se envía constantemente una corriente po-
- 516 —
aitiva también por a l g u n a s horas, que recubre
la p u n t a de cloruro de cobre. E s t a s corrientes,
que tienen por objeto limpiar primero, y recu­
brir después de cloruro de cobre la punta del
conductor, no es necesario que pasen por el gal­
vanómetro.
Hecho esto, se une el polo negativo de la
pila á los tornillos aja' del aparato, y variando
la resistencia del reostato se procura que la
aguja vuelva al cero.
Li corriente del calle, que es positiva, obra en
el mismo sentido que la corriente negativa de
la pila, de manera que la acción del carrete uni­
do al conductor, sobre la aguja, será más enér­
gica de lo que sería si no existiese dicha cor-
rient- del cable, y siendo su efecto el de aumen­
tar la desviación galvanométrica, como lo baria
una disminución de resistencia, puede conside­
rarse que efectivamente la corriente expresada
disminuye la resistencia del conductor; pero co­
mo la corriente negativa de la pila, va descom­
poniendo el cloruro depositado sobre la extremi­
dad de aquél, es evidente que la intensidad de
la corriente del cable irá disminuyendo en la mis­
ma proporción y por lo t a n t o la resistencia apa­
rente del conductor aumentará del mismo modo,
y para mantener la aguja en el cero, será preci­
so ir quitaudo las clavijas en el reostato para au­
mentar su resistencia, la cual será igual á la
— 517 —
real y verdadera del conductor, en el momento
en que desaparezca la última partícula de cloru-
ro. Inmediatamente después, el desarrollo de
hidrógeno producirá tal aumento de resistencia y
con t a n t a rapidez, que la aguja del galvanóme-*
tro dará un salto, como si la sacudida procedie-
se de la descarga de un condensador, y si, como
se ha dicho, se ha mantenido la aguja en cero,
la resistencia que marque el reostato, en el mo-
mento de esta violenta oscilación de la aguja ó
un poco antes, es la del conductor, que reducida
á unidades de longitud, dá la distancia de la
avería. Al principio del experimento, a u m e n t a n -
do una ó dos unidades de resistencia en el reos-
tato, se detiene ó se invierte la desviación de la
aguja; pero cuando está para desaparecer el clo-
ruro, este aumento no ejerce influencia a l g u n a y
cuando esto suceda, el reostato indica la verda-
dera resistencia del conductor. De todos modos,
este procedimiento requiere b a s t a n t e práctica,
la cual se puede adquirir experimentando sobre
un trozo de cable sumergido por uno de sus e x -
tremos en un recipiente de estaño lleno de a g u a
salada.
En vez de emplear el procedimiento que se
acaba de explicar, puede determinarse la r e s i s -
tencia del conductor inmediatamente después de
haber enviado por él la corriente negativa por 10
ó 12 horas alternando de cuando en cuando con
~ 518 -
u n a positiva. Es evidente que después de cesar
esta corriente n e g a t i v a que limpiará la extremi-
dad del conductor, el elemento formado por la
misma extremidad y por la armadura de hierro,
empezará de nuevo su acción, depositando el
cloruro sobre el cobre y dando lugar á la cor-
riente del cable; pero aunque corto, antes de apa-
recer esa corriente, trascurre siempre un mo-
mento, que, estando todo preparado, puede apro-
vecharse para medir la resistencia del conduc-
tor, por medio del galvanómetro diferencial dis-
puesto como anteriormente.
Método de Clark.—Cuando la parte descu-
bierta del conductor es muy reducida, la polari-
zación y despolariza cion, ó sea el depósito de
cloruro y de hidrógeno se suceden con bastante
rapidez por los medios indicados y la resistencia
que presenta el conductor es siempre grande; y
por el contrario, si la parte descubierta es ya de
a l g u n a consideración, estos cambios se suceden
con más lentitud y regularidad, y la resistencia
es relativamente pequeña. De manera que polo-
rizando la extremidad del conductor, ó sea cu-
briéndola de cloruro por medio de la corriente po-
sitiva de una pila de 60 á 80 elementos, y en-
viando después una serie de corrientes negativas
y observando después de cada una, se puede
apreciar el tiempo que tarda en desaparecer la
corriente del cable y por lo t a n t o la longitud de
- 519 —
la parte descubierta del conductor. Además, los
resultados obtenidos, no sólo dependen de esta
longitud, sino también del potencial d é l a pila,
pues aunque la resistencia real del conductor no
varía, no sucede lo mismo con la comunicación
con el agua del mar ó sea con la tierra. Pero si
dos averías de esta especie dan un mismo resul-
tado con una pila de pocos elementos y otro
igual también aunque distinto del primero, con
otra pila de muchos elementos, puede a s e g u r a r -
se que en estas averias concurren las mismas
circunstancias, y por lo t a n t o , si se conoce la
resistencia real de uno délos conductores, la del
otro quedará determinada. En este principio se
funda el método de Clark.
empiézase por sumergir en un vaso de e s t a -
ño lleno de a g u a salada, la p u n t a de un trozo de
cable, dejando tres centímetros de conductor fue-
ra de la g u t t a p e r c h a y añadiendo al otro e x t r e -
mo 25 unidades de resistencia por medio de un
reostato, se mide la resistencia total del circui-
t o
que así resulta, primero con una pila de 6 ele-
mentos y después con una de 60 con la corriente
Q
egativa, hasta la mayor resistencia, y se ano-
t a n
tas resistencias obtenidas. Después se a u -
menta la resistencia del reostato á 50 unidades
y se miden las resistencias con las mismas pilas
a
y s í se continúa aumentando de 50 en 50
e d a d e s hasta 1000, por ejemplo, la resisten-
— 520 -
cia del circuito, y midiéndola con las dos pilas.
Hecho esto, se reduce á dos centímetros la
parte descubierta del conductor y añadiendo su-
cesivamente las mismas resistencias, que antes,
y midiendo con las dos pilas, se tendrá otra se-
rie de resistencias, y continuando así, reducien-
do la p u n t a del conductor á un centímetro, á la
mitad y á la c u a r t a parte de un centímetro, y
añadiendo las mismas resistencias y midiendo
con las mismas pilas, se puede formar una ta-
bla en que aparezcan las resistencias de los cir-
cuitos para las diversas longitudes de conductor
descubierto y diferentes resistencias, medidas
sucesivamente con las dos pilas, empleando
siempre la corriente n e g a t i v a .
Formada esta tabla, para hallar la distancia
de que se t r a t a , se d e t e r m í n a l a resistencia del
trozo de cable comprendido entre la costa y la
avería, por medio del galvanómetro diferencial
de la manera que se ha dicho, empleando la cor-
riente negativa de 6 elementos h a s t a que desa-
parezca el cloruro y se presente el máximum de
resistencia y después se repite la operación con
otra pila de 60 elementos y de este modo tendre-
mos dos resultados. Buscando ahora en la tabla
los resultados más aproximados á éstos, corres-
pondientes a l a s operaciones, digámoslo así con-
j u g a d a s , h e c h a s con la pila de 6 y de 60 elemen-
tos, la resistencia que en este caso se haya dado
— 521 —
al trozo de corazón de cable sumergido en el r e -
cipiente de estaño, será igual á la real del con-
ductor del trozo de cable hasta la avería y r e d u -
cida á unidades de longitud, dará la distancia á
que aquella se encuentra.
ROTURA DEL REVESTIMIENTO DEL CONDUCTOR
QUEDANDO ESTE ENTERO.—Cuando una parte más
ó menos considerable del conductor queda al
descubierto y en comunicación con el a g u a del
mar, sin haberse roto, tiene l u g a r u n a deriva-
ción, que producirá ó nó u n a interrupción com-
pleta según la resistencia que presente; pero que
siempre podrá localizarse y determinar la dis-
tancia á que se halla por uno de los dos métodos
explicados en las páginas 317 á 323. La r e s i s -
tencia de todo el conductor se conoce por las
pruebas anteriores, y los demás datos se toman
de la manera indicada en dichas p á g i n a s .
CABLES CON DOS Ó MAS CONDUCTORES.—Cuan-
do uno de los conductores permanece en buen
estado, se puede determinar la distancia á que
se halla u n a derivación que exista en otro con-
ductor por el método del anillo con el g a l v a n ó -
metro diferencial ó con el Puente de W h e a t s -
tone, disponiendo el experimento del modo e x -
plicado detalladamente en las p á g i n a s 311 á 317
Para cada uno de estos aparatos.
CRUZAMIENTO. —Esta avería puede tener l u -
£ar en un cable de dos ó más conductores y la
- 522 —
distancia á que se halla de la costa en la direc­
ción del cable, se halla por los procedimientos ex­
puestos en los casos considerados en las páginas
324 á 327.
OBSERVACIONES.—Según hemos indicado, el
cálculo de la distancia de las averías eu los ca­
bles, dá en general resultados más exactos que
las líneas aéreas; pero para ello es necesario que
el cable que se experimenta sea de buenas con­
diciones, y que, fuera del punto averiado, se
halle todo lo demás en buen estado, que se ais­
len los aparatos de pruebas incluso la pila, que
esta sea constante, que los hilos auxiliares estén
cubiertos de g u t t a p e r c h a , los contactos limpios,
las clavijas apretadas e t c . , y el mar tranquilo;
por que de lo contrario, el oleaje lavaría la parte
descubierta del conductor quitándole los depó­
sitos de clururo y la resistencia variaría, de un
modo irregular é independiente de los medios
empleados por el observador, el cual en cada ex­
perimento para determinar la naturaleza y cir­
c u n s t a n c i a s de la avería, obtendría un resultado
distinto, lo cual es un grave inconveniente por­
que para aplicar los procedimientos que se han
explicado, es indispensable conocer la avería y
las particularidades que presenta.
Fuera de los casos de rotura del conductor,
lo probable es que, aunque débil, pase alguna
corriente de u n a á otra costa, lo que servirá para
- 533
distinguir esta avería de una derivación, pues
aunen el caso de qiu» el conductor se haya adel-
gazado en extremo y presente u n a g r a n resisten-
cia, es difícil que no se puedan recibir a l g u n a s
señales con un aparato delicado como el g a l v a -
nómetro de Thomson.
Ya se ha indicado de qué manera se puede
calcular la longitud de la parte descubierta del
conductor, y s e g ú n los casos, se empleará uno ú
otro procedimiento.
REPARACIÓN DEL CABLE DE OTRANTO Á V A -
LLONA.—Para que sirva de ejemplo y de escla-
recimiento á c n a n t o se acaba de exponer sobre
la localización de averías en los cables, e x t r a c -
tamos la relación de las operaciones p r a c t i c a -
das bajo la dirección del Sr. Salvatori, inspector
de telégrafos de Italia, para la reparación de di-
cho cable, publicada en varios periódicos. Ten-
dido este cable en 1864, conservó su aislamiento
hasta 1872 en que se presentó u n a derivación,
funcionándose, sin embargo, r e g u l a r m e n t e con
corrientes positivas; pero ya en 1878 la c o m u n i -
cación se hizo muy difícil, especialmente d e s -
pués de haber permanecido el cable en reposo
durante algunos momentos por falta de servicio,
a
causa de que en este tiempo desaparecía e l
cloruro de cobre que se formaba al paso de las
corrientes positivas, siendo preciso para t r a s m i -
, r
el primer despacho, enviar a n t e s u n a cor-
- 524 —
Viente continua positiva, para producir un nue-
vo depósito de cloruro, y por lo tanto el aisla-
miento necesario para la trasmisión, y en su
consecuencia en Junio del mismo año se proce-
dió á la reparación, encontrándose una avería
de poca importancia cerca de las costas de Al-
bania; pero indicándose otra á la distancia de un
tercio de la longitud del cable donde la profun-
didad era de 1000 metros, fué preciso suspender
las operaciones hasta poder disponer de un va-
por preparado al efecto, como el Chávente que
la Administración de telégrafos de Francia tuvo
la atención de poner á disposición de la de Italia,
habiendo llegado á Otranto el 5 de Octubre.
Durante el tiempo trascurrido, la situación del
cable habia empeorado notablemente. Después
de a l g u n a s horas de trasmisión, a p a r e j a falta
de circuito, manifestando las fuertes corrientes
de retroceso, que la avería se hallaba á bastante
distancia de las costas, y si el cable permanecía
un poco de tiempo en reposo, cesaba la falta de
circuito; en vista de lo cual se supuso que el coa-
ductor se habia roto, quedando las puntas muy
cerca una de otra, que el cloruro formado al
funcionar con corrientes positivas, aislaba estas
p u n t a s , y que después el cloruro se disolvía a
favor del a g u a del mar que penetraba por algún
agujero ó grieta de la g u t t a p e r c h a , estableciendo
la comunicación entre ias dos p u n t a s .
- 525 -
Dióse principio á los trabajos midiendo la
resistencia eléctrica del conductor, desde el
aman-e de Otranto, primero aislándolo en Vallo-
ña y poniéndolo después á tierra en el mismo
punto, seg'un el método de Blavier, habiendo
resultado 700 y 690 unidades Ohms respectiva-
mente, y corno la resistencia del conductor c u a n -
do el cable se hallaba en buen estado, era de
•'73. en la fórmula de la página 321 resulta r^-
700; í-'=r690 y ^ = 9 7 3 ; lo q u e d a para x, 638
Ohms.que divididas por 7, 96, resistencia de un
kilómetro de conductor, el cociente 80kilómetros
es la distancia buscada.
Repetidos los experimentos en Vallona, die-
ron 45, 6 kilómetros para la distancia de la
avería, que sumados con los anteriores dan 125,6
cantidad bastante aproximada á la longitud t o -
tal del cable que es de 121 y 160 metros. La
fórmula de la p á g i u a 318 dio un resultado aun
más aproximado, es decir, dos d'stam ias c u s a
«urna se acercaba más á la longitud del cable.
La resistencia del conductor se midió por el
método de Lumsden, explicado en las páginas
d
e l a 514 á la 518.
Determinada de este modo la distancia de la
averia y resultando esta en un sitio de m u c h a
P^fnudidad, lo cual es siempre un g r a n incon-
veniente y mucho más tratándose de un cable
andido catorce años antes, dispuso el Inspector
Salvatori que se empezase á levantar el cable
cerca de la bahía de Vallona, encontrándose
aquel en perfecto estado de conservación en la
extensión de 27 kilómetros, excepto en dos de
estos que descansaban sobre un fondo de roca á
j u z g a r por las incrustaciones de coral y de zoó-
fitos que lo envolvían.
A los 45 kilómetros se encontró el empalme
del trozo que fue preciso añadir en 1864 por falta
de cable, y como esta era la distancia dada por
las pruebas, se creyó que la averia podría hallar-
se en dicho empalme; pero resultando en buen
estado y que la derivación continuaba en la par-
te que se hallaba en el mar en dirección de
Otranto, se continuó recogiendo cable observán-
dose que éste al deslizarse con excesiva veloci-
dad, p j r no ser suficiente el freno para sujetarlo,
habia formado cocas en el fondo, que en algu-
nas de estas se habia destorcido la armadura
quedando el corazón al descubierto, apareciendo
en algunos puntos alterada y agujereada la
g u t t a p e r c h a , por lo cual se fueron cortando tro-
zos, hasta que se advirtió que habia desapare-
cido la avería, lo que se verificó á los 47 kilo-
metros de cable, distancia m u y aproximada a
la que habia resultado de los experimentos.
En la parte defectuosa, que era aquella en
que el corazón estaba fuera de la armadura y
y sin almohadillado, la g u t t a p e r c h a presentaba
— 527 -
uu color amarillento, testimonio de su alteración
v se veían pequeñísimos agujeros hechos sin
duda por los teredos del género xilopagha a p a r e -
ciendo especialmente en a l g u n a s partes trazas
ó vestigios de sales de cobre, y abierta l o n g i t u -
dinalmente la g u t t a p e r c h a , donde la sal era más
abundante, se encontró roto el conductor, m e -
diando entre las extremidades el espacio de m e -
dio milímetro, lleno de cloruro de cobre, lo que
confirmó p l e n a m e n t e las suposiciones h e c h a s
sobre la naturaleza y causa de la avería.
Hecho el empalme del cable que llevaba el
buque, emprendió este la marcha en dirección
;i
Vallona, tendiendo cable, y enviando u n a cor-
riente continua do 60 elementos Leclanché al
través de un galvanómetro, y al poco tiempo se
manifestó una fuerte derivación. Preciso fué l e -
vantar de nuevo el cable en dirección á Otranto,
y se encontró la derivación ^n la parte del cable
lúe no habia sido levantada, en la que, al t e n -
derlo, habia quedado en exceso formando cocas,
y causada por un agujero de la g u t t a p e r c h a ,
P e no abierto del todo, separaba el conductor,
del agua del mar, tal vez por una capa s u m a -
mente d e l g a d a de g u t t a p e r c h a , que debió rom-
Perla fuerte corriente de 60 elementos Bunsen.
LEVANTAMIENTO DE LOS CABLES.—Son mu-
chas las causas que producen la inutilización
Parcial ó total de los cables entre las cuales se
cuentan la destrucción del cáñamo que los en-
vuelve y que se pudre en contacto de las sus-
tancias animales en descomposición que pueden
hallarse en el fondo, la oxidación de la armadura,
el roce de esta contra las rocas y bancos de co-
ral, los temblores y hundimientos de tierra, una
excesiva temperatura, los teredos expecialmeute
del genero xilopaga ó comedores de madera, las
ballenas, los tiburones, las anclas de los buques
y otras v a r i a s .
Mr. Henley cree que los cables hasta ahora
construidos, carecen de las condiciones necesa-
rias para resistir á las c a u s a s más frecuentes de
destrucción, y habiéndose dedicado á mejorarlos,
ha logrado fabricar una clase especial de cables
de mar profundo, en su concepto de gran resis-
tencia, quedando el almohadilladoy la armadura
eficazmente protegidos contra la acción de las
a g u a s del mar.
El dieléctrico es una composición particular
tal vez de g u t t a p e r c h a y ozokerita, y se halla
rodeado de un cordón de abacá ó cáñamo de Ma-
nila con un paso de hélice i g u a l al de los hilos
de la armadura. Encima del cordón vá una cinta
muy resistente también en hélice y saturada de
composición. Al hallarse el cable en este esta-
do, pasa á una máquina que traza sobre él las
hélices correspondientes á los espacios que que-
dan entre las espiras del cordón de cáñamo. J
— 529 -
en los canales espítales que resultan, se alojan
luego los alambres de la armadura. Pasa después
el cable por un baño de brea ó asfako, y por úl-
timo se reviste la armadura con dos cintas e m -
breadas y arrolladas en sentido contrario sobre
las cuales se aplican dos capas de composición
Clark. Según el inventor, este cable, con una
armadura de 12 hilos de acero del número 18 de
la hilera de Bermingham, podria extraerse de
cualquiera profundidad después de muchos años
de inmersión.
Así podrá suceder en efecto, á j u z g a r por las
condiciones mecánicas del cable ñuvial de Ba-
dajoz, que si no es de Henley, se le parece m u -
cho; pero es lo cierto que la operación de le-
vantar un cable de los hasta el presente sumer-
gidos, es operación difícil y comprometida, so-
bre todo en las grandes profundidades, con la
circunstancia de que para ejecutaresta operación
s
olo pueden darse a l g u n a s reglas generales, por-
que los procedimientos varían según los casos.
El objeto del levantamiento de un cable, es
el de buscar y remediar una avería cuya s i t u a -
ron se conoce con más ó menos exactitud, y pa-
r a
mayor claridad consideraremos tres casos di-
ferentes.
En aguas poco 2^0 fundas.—Cuando el cable
u o
está enterrado ni tendido entre rocas en las
duales pueda e n g a n c h a r s e , puede l e v a n t a r s e , '
m
- 530 —
después de cogido por el anclote, por medio de
una polea polipástica, de un metro de diámetro
colgada de un fuerte bastidor de madera que so­
bresale del costado del buque cerca de la proa,
y colocando el cable en la g a r g a n t a de dicha po­
lea, lo que es posible disponiendo el bastidor de
manera que pueda abrirle para este objeto, según
vá marchando el buque, el cable se levanta por
un lado y cae al mar por el otro, y de esta ma­
nera puede examinarse y encontrar cualquier
defecto.
En aguas de mediana profundidad.—^^'
do la profundidad es ya de 100 á 500 metros, es
necesario emplear un buque de vapor con toda
la maquinaria á propósito para el tendido y le­
vantamiento de cables, y habiendo dado ya una
idea aunque ligera de la primera, nos ocuparemos
del mismo modo de la s e g u n d a .
El aparato para prender y levantar el cable
es un anclote de tres ó cuatro garfios, en cuya
argolla se fija u n a fuerte cadena, y á esta una
cuerda que después de pasar por una gran po­
lea que gira entre dos v i g a s que sobresalen por
la proa, pasa por un dinamómetro y se arrolla
en los tambores de una g r a n cabria, movida por
una máquina de vapor.
S e g ú n sea el cable y la profundidad, asi ha
de ser el peso del ancla y el diámetro y condi­
ciones de la cuerda, variando el primero entre
— 531 —
15 y 30 kilogramos y el segundo entre 10 y 20
centímetros, y para grandes profundidades los
ramales que forman la cuerda llevan en su cen-
tro un hilo de acero. Para profundidades meno-
res de 400 metros, la longitud de la cuerda u n i -
da al ancla, ha de ser tres ó cuatro veces mayor
que la profundidad, y para profundidades m a y o -
res bastará una cuerda doble ó triple de la pro-
fundidad.
Conocida la naturaleza y la distancia de la
averia por las pruebas eléctricas, y el punto don-
de se halla por el plano de inmersión del cable,
parte el buque provisto de todos los medios n e c e -
sarios, y al llegar al sitio conveniente, se e m -
pieza por marcar la dirección del cable con dos
boyas de banderola, colocándose luego á la dis-
tancia de dos ó tres millas del cable donde d e s -
pués de señalar el punto de partida con otra boya,
se suelta el anclote, cuya cuerda pasa por el dina-
mómetro, moderándose su descenso por medio
del freno, y por la disminución que n a t u r a l m e n t e
experimenta la cuerda al llegar el ancla al fondo,
se conoce cuando esto se verifica, y dejando cor-
rer el exceso de cuerda correspondiente, el buque
em
p r e n d e lentamente su marcha en dirección
perpendicular al cable, y el aumento de tensión
de la cuerda del ancla que entonces acusa el di-
n
amómetro, indica que el cable ha sido e n g a n c h a -
do. En este momento el buque vuelve atrás por
el mismo camino y cuando se halla sobre la línea
del cable, empieza á a c t u a r la cabria coa lenti­
tud y uniformidad para evitar toda sacudida y
tensión inútil, y por fin, si el cable ó la cuerda
no se rompen, aquel aparece á la superficie.
Si se t r a t a de una derivación ó de una rotura
del conductor, hallándose e n t é r a l a armadura y
se sabe en qué dirección se halla la avería, puede
correr el buque debajo del cable, entrando este
por un lado y cayendo al mar por el otro hasta
encontrarla, si apareciese visible.
Si el cable está roto y se h a prendido cerca
de la rotura, la tensión que marque el dinamó­
metro indicará la proximidad, y del mismo mo­
do se puede llegar hasta la p u n t a . Pero por lo
regular se ignora á qué lado de la avería ha sido
prendido el cable y si esta se halla cerca ó lejos,
por lo cual casi siempre es preciso cortarlo, ope­
ración comprometida que se ejecuta de la ma­
nera siguiente: se atan dos cadenas al cable,
una á cada lado del punto en que está sujeto
por el ancla, fijando ambas al costado del buque
quedando la una tirante y la otra floja, y en se­
guida baja un hombre atado á una cuerda y lima
uno á uno los alambres de la armadura. La pun­
ta del cable que corresponde á la cadena floja cae
al mar y la otra se enlaza con los aparatos de
pruebas, y se averigua hacia que lado estala
avería y se funciona con la costa si es necesa-
- 533 —
ño. Siesta p u n t a corresponde al trozo del cable
que se halla en buen estado, se cubre perfecta-
mente con dos ó más capas de g u t t a p e r c h a bien
adheridas y se echa al mar señalando el sitio
con una boya, y subiendo la otra punta, se r e -
piten las pruebas y se procede á recoger cable
hasta encontrar la avería. Se corta entonces el
trozo averiado y empalmando el cable que para
este objeto lleva el buque, ó el mismo que se ha
sacado del mar si se halla en buen estado, el bu-
que vuelve atrás tendiéndolo hasta llegar a l a bo-
ya que señala la otra p u n t a con la cual se em-
palma. Si en esta disposición se dejase caer el
cable al a g u a , es seguro que se enrroscaría y
formaría cocas, y para evitarlo, el buque marcha
perpendicularmente á la línea del cable y c u a n -
do se conoce que este está suficientemente e s t i -
rado se suelta del costado del buque á donde se
amarra para esta operación, y cae al fondo sin
dicho inconveniente.
En grandes profundidades. — Considerábase
como imposible la extracción directa de un cable
de profundidades mayores de unos 400 metros,
y cuando una avería se hallaba á mayor hon-
dura, operábase como los italianos con el cable
de Otranto, es decir, se levantaba el cable en si-
tie poco profundo, se cortaba y se recogía á bor-
do hasta llegar á la avería; pero en 1866 el i n -
geniero Mr. Canning logró levantar, contra la
— 534
opinión general, el cable trasatlántico, inutili-
zado el año anterior. Con la experiencia adqui-
rida en este último año y con tres buques pro-
vistos de los medios necesarios, se dirigió al si-
tio de la avería que se hallaba en profundidades
de 3 á 4,000 metros, proponiéndose levantar el
cable por tres puntos distintos á la vez, lograo-
do en efecto levantarlo á cierta altura sobre la
superficie del a g u a ; pero no subirlo á bordo, por
haberlo roto un golpe de mar. Levantado des-
pués por el Great Eastern á unos 1800 metros
del fondo, se mantuvo en esta posición por me-
dio de u n a g r a n boya, y el expresado vapor ras-
treó y e n g a n c h ó de nuevo el cable á una distan-
cia de tres ó c u a t r o millas y habiendo lograd"
prenderlo también la Medway á unas dos millas
de aquel vapor, levantándolo ambos á un mismo
tiempo, se logró el fin t a n deseado.
Este cable habia sido tendido con un exceso
de un 15 por 100 de longitud, pues de otra ma-
nera, un cable que queda estirado, no es posible
levantarlo ni aun de profundidades mucho me-
nores.
La operación de levantar un cable, no es co-
mo y a hemos indicado, tan fácil como pudiera
parecer. Es preciso, en primer lugar, que el ca-
ble sea resistente, que su armadura se halle en
buen estado, y que no esté enterrado ni sujeto
entre las rocas ni entre los bancos de coral. El
- 535 —
ingeniero eléctrico debe conocer el manejo de
un buque, ó el comandante de éste comprender
las operaciones que se van á ejecutar para poder
dirigir su embarcación s e g ú n los casos, y la di-
rección del viento, de la marea y de las corrien-
tes que pueda haber en el sitio en que se opera.
Al rastrear el cable, es preciso que el buque
marche perpendicularmente á la dirección de
aquel para que el ancla, al engancharlo, no corra
alo largo del mismo y lo deteriore. Si el fondo
es de roca, es preciso buscar otro sitio cercano
en que por lo r e g u l a r será el fondo de arena, y
por lo tanto m u y conveniente para el caso; por
último, diremos que se construyen aparejos de
rastrear, que cortan el cable sujetándolo al mis-
mo tiempo por un extremo, que entonces se puede
levantar más fácilmente.
La breve reseña que precede dá una idea
aunque incompleta de los medios que ^se em-
plean para levantar y reparar un cable y de las
dificultades que presenta esta operación; pero
debemos advertir que Mr. Webb, quelse ha ocu-
pado mucho, del tendido y reparación de cables,
ha publicado sus observaciones sobre el p a r t i -
cular, dando á conocer los procedimientos que
deben emplearse en cada caso.
El director D. Angelo García y Peña ha t e -
n
ido la bondad de traducir una Memoria de Mr.
3a
mieson y otra de Mr. Lambert, sobre el le-
— 536 -
vantamiento de cables, leídas ante la sociedad
de ingenieros de telégrafos de Londres y pu­
blicadas por el periódico de aquella ilustre so­
ciedad.
Mr. Jamieson, especialmente, consigna algu­
nos importantes pormenores sobre esta trabajo­
sa operación. Dice que lo primero que debe ha­
cerse es determinar la profundidad, reconocer
la naturaleza del fondo y adquirir una idea lo
más exacta posible de su configuración valién­
dose de la sonda de Thomson con la modifica­
ción Phellips, que consiste en la adición de una
campana que al faltarle el peso de la sonda.se
vuelve hacia arriba y trae á la superficie una
parte de las sustancias del fondo, y que mien­
t r a s se ejecutan estas operaciones deben obser­
varse las mareas, las corrientes y la dirección
de los vientos.
Opina que las boyas que se emplean no lle­
n a n su objeto y cree que las de g a s darían me­
jor resultado, y que llevando el buque una bue­
na luz eléctrica, sería posible distinguir una bo­
y a y mantenerse de noche á la vista de ella.
Manifiesta las condiciones y longitud de la
cadena y cuerda del anclote ó rezón, y describe
la manera de hacer el rastreo llevando el buque
contra el viento, la corriente ó la marea, ó deján­
dolo ir de popa y empleando la máquina sólo pa­
ra gobernarlo. Cuando el rezón se e n g a n c h a en
una roca, se conoce en el tirón repentino que su-
fre la cuerda del rezón; pero cuando la profun-
didad es grande, no es fácil distinguirlo ni reco-
nocer cuando la tensión a u m e n t a , si el cable ha
sido enganchado ó si el ancla rastrea un suelo
de arcilla plástica, aunque el conocimiento que
ha debido adquirirse previamente de la n a t u r a -
leza del fondo, puede resolver la cuestión.
Después de hablar de los rezones conocidos
de varios garfios ó g a r r a s cortas, l a r g a s etc. y
de los llamados cent-pedos, que consisten en una
barra que lleva muchos garfios, describe el de
su invención, que presenta la g r a n ventaja, de
que cuando un garfio prende en una roca, el g a r -
fio gira y se desprende, volviendo en seguida á
s
u posición primitiva y quedando en disposición
de continuar rastreando, lo que es de la mayor
'naportancia, porque empleando los rezones co-
munes, sucede á veces que se inutilizan tres ó
cuatro en una mañana, por romperse las garras
ó
la cuerda.
Según hemos dicho, levantado ei cable se su-
jeta con dos cadenas, una á derecha y otra á la
Z(
luierda del punto e n g a n c h a d o por el rezón, y
el autor de esta Memoria cree que para esto
ebia llevar el buque dos poleas, una á cada la-
°de la que sirve para la cuerda del anclote.
En esta Memoria se describe también ei di-
Qa
mómetro que se usa en la actualidad, com-
— 538 -
puesto de uu tubo vertical, lleno de agua ó de
aceite, dentro del cual se mueve un pistón. Al
extremo superior del v a s t a g o del pistón se halla
un travesano que marca la tensión en una esca-
la, y encima está la polea que descansa sobre el
cable y gira sobre un eje fijo. Las dos cámaras
en que queda dividido dicho tubo, comunican por
medio de otro tubo lateral, así es que cuando la
tensión disminuye, y el cable, la polea y el pis-
tón bajan, el a g u a ó el aceite pasa de la cáma-
ra inferior á la superior, sucediendo lo contrario
cuando la tensión aumenta, regularizándose de
este modo los movimientos.
Mr. Lambert se limita á describir el rezón de
su invención, para cortar el cable y subir una
de sus p u n t a s , resultando que si bien se ha con-
seguido lo primero, no es seguro que se verifique
lo segundo.

Sistemas telegrafióos para la tra*


misión por los oalbles.

La onda eléctrica enviada por la extremidad


de un cable, tarda un tiempo más ó menos apre-
ciable en llegar y en adquirir en la otra extremi-
dad la fuerza necesaria para poner un receptor
Morse en movimiento y marcar la señal corres-
pondiente, sucediendo, además, que después <w
— 539 —
conseguido este objeto y suprimida la comunica-
cioncon la pila de que la onda procede, no des-
aparece instantáneamente dicha fuerza, sino que
continúa actuando por algún tiempo, de manera
que si se emite una serie de rayas Morse con la
velocidad ordinaria, el receptor marca una r a y a
continua, por cuanto cada onda llega á su desti-
no antes que h a y a desaparecido la anterior; p e -
ro si entre cada señal, se pone el cable en comu-
nicación con la tierra, en la estación que t r a s -
mite, como entonces se descarga por los dos e x -
tremos á la vez, la fuerza disminuye y desapa-
rece más pronto, y el receptor marca las r a y a s
que se le trasmiten, pero más largas que lo que
corresponde á la duración de los contactos.
Si en vez de poner el cable á tierra como se
Q
a dicho, se envia después de cada señal una
ouda ó una corriente de signo contrario á a q u e -
lla que la ha producido, las r a y a s recibidas s e -
rán aun más cortas y se aproximarán más á las
trasmitidas, pudiendo por lo t a n t o ser más rápi-
da !a trasmisión; pero para esto es necesario que
si las señales se hacen, por ejemplo, con corrien-
tes positivas, la tensión de la corriente n e g a t i v a
que sigue á c a d a una de ellas, sea menor que
l a
de aquellas, ó lo que es lo mismo, que proce-
da de una pila de menor número de elementos, y
se
g u n ha demostrado la esperiencia, la pila que
suministra esta corriente se ha de componer de
— 540 -
las dos terceras partes de elementos respecto de
la pila de trasmisión.
De esta manera se puede emplear el Morse
con relevador, para funcionar por cables de 600
y mas kilómetros. El manipulador es el ordina-
rio de Morse y el envió de la corriente negativa
se verifica automáticamente por medio de un re-
levador polarizado como el de Siemens. La arma-
dura de este relevador comunica con el contacto
de reposo del manipulador, y puede moverse en-
tre dos topes que están unidos, el uno al polo
n e g a t i v o de la pila que suministra la corriente
n e g a t i v a y el otro al relevador del receptor. La
línea se halla en el tornillo acostumbrado del
manipulador y se halla además enlazada auno
de los polos de las bobinas del relevador polari-
zado, mientras que el otro polo de las mismas
comunica con la tierra. El resultado es que al
bajar el manipulador, la corriente positiva de
la pila de linea, se divide entre la línea y las ex-
presadas bobinas, poniéndose la armadura pola-
rizada en comunicación con el polo negativo de
la otra pila, y que al volver el manipulador
á la posición de reposo, una corriente negativa
pasa por un momento, á la línea y á las bobi-
n a s de que .se habla, separando la armadura
del contacto con el polo negativo de la pila
auxiliar, quedando todo en disposición de emitu
otra señal.
- 541 -
En los cables de mucha longitud. - Para mo-
verla palanca Morse se necesita una fuerza d e -
terminada y después es necesario que esta fuer-
za disminuya en una cantidad también determi-
nada para que se despegue y se ponga en dispo-
sición de hacer otra señal, de donde resulta que
la trasmisión nunca puede ser tan rápida con
estos aparatos, como con otros que obedecen al
menor aumento ó disminución en la fuerza de la
Corriente, como sucede, por ejemplo, con el g a l -
vanómetro de reflexión de Thomson Por esta
razón suele emplearse en los cables de m u c h a
longitud, un aparato de esta clase, s u m a m e n t e
sensible de unas 2000 unidades Ohm de resisten-
cia, anteponiendo un condensador con e l objeto
de anular las corrientes terrestres que p e r t u r b a -
ba la trasmisión en un receptor tan delicado.
¿1 manipulador es el inversor de polos de la fi-
gura 88, descrito en la página 209, y la pila, que
se une directamente al cable, se compone de 4
a 6
elementos Minotto. Este sistema propuesto
P°r Varley, es una. modificación del de Smith em-
pleado para la observación continua de los ca-
e s
y para corresponder con la costa, durante
tendido de los mismos. El rayo luminoso se
leeibe en una pantalla oscura, indicando un
Punto la desviación á la izquierda, y la desvia-
Cl0l
i á la derecha, una raya. Al trasmitir uno de
Hos signos, ó sea una raya, el rayo de luz se
- 542 -
separa por ejemplo, 15 divisiones á la derecha y
al hacer otra raya la cinta luminosa habrá retro­
cedido u n a ó mas divisiones; pero al llegar al re­
ceptor la onda eléctrica encargada de indicar la
segunda raya, vuelve aquella cinta á su ampli­
tud anterior, sucediendo lo mismo al hacer dos
ó más puntos seguidos del otro lado del cero; de
manera que para indicar dos ó más rayas, ó dos
ó más puntos seguidamente, no es necesario es­
perar á que el rayo de luz vuelva al cero, loque
dá una g r a n velocidad en la trasmisión que
iguala por lo menos á la que puede obtenerse en
u n a línea aérea.
El aparato de sifón de Thomson, registra, por
decirlo asi, los movimientos del rayo luminoso
del sistema anterior y se compone de un carrete
muy ligero de hilo muy delgado suspendido en­
tre los polos de un imán, cuyo carrete arrastra
en sus movimientos un sifón de cristal, el cual
tomando tinta de un depósito convenientemente
situado, marca una línea sinuosa sobre la cinta
de papel que corre de la misma manera que en el
aparato Morse y otros, resultando Jos vértices á
uno ú otro lado s e g ú n que se emitan corrientes
positivas ó n e g a t i v a s , ó lo que es lo mismo, se­
g ú n que se trasmitan r a y a s ó puntos. Este siste­
ma no da una trasmisión tan rápida como el an­
terior; pero sí bastante mayor que el Morse.
V E L O C I D A D Ó C A P A C I D A D DE TRASMISIÓN.—
- 543 -
Damero de palabras que puede trasmitirse por
uu cable en un minuto, represeuta la capacidad
de trasmisión, y dicho número es proporcional
á la conductibilidad del conductor, y por lo
tanto al cuadrado de su diámetro y al logaritmo
de la relación entre el diámetro del corazón y
el del conductor, y se halla en razón inversa del
cuadrado de la longitud del cable. No h a y duda
deque cuanto mayor es la conductibilidad t a n t o
mayor será el número de señales que se pueden
hacer en el mismo tiempo, la capacidad elec-
trostática disminuye cuando dicho logaritmo
aumenta, y cuanto mayor es la longitud del c a -
ble, tanto mayor será la c a r g a que recibe y t a n t o
mayor el camino que tiene que recorrer la onda
eléctrica al tiempo de la carga y de la descarga,
resultando que el retardo en la trasmisión es dos
v
eces proporcional á la expresada longitud, y
Por lo tanto á su cuadrado, y por consiguiente
la velocidad de trasmisión será reciprocamente
proporcional á este cuadrado. Así, p u e s , repre-
sentando por V la velocidad de trasmisión por un
cable cuya longitud sea Z, y por D y ¿ l o s r e s -
pectivos diámetros del corazón y del conductor;
r
P° V\ V, D' y (V la velocidad y las dimen-
siones análogas de otro cable, tendremos la pro-
porción:
1) D'
—.544 -
ó representando, para mayor comodidad, por ir
y M' los dos últimos términos de esta proporción:
V: V';;M;M',
V
de la cual se deduce: V—-—- —M. r
31'
V
El cociente ~TTT, es constante para un mismo
cable y para un mismo sistema de trasmisión,
y si lo representamos p r N se tendrá: V—NM.
y poniendo en voz de Msu valor, resultará:
2
d log~
V = N
~ i r ~ («)
La constante N se determina sabiendo el
número de palabras que se pueden trasmitir por
un cable del cual se conocen la longitud y los
diámetros del corazón y del conductor, porque
entonces so conocen las cantidades V, L,Dyd
de la ecuación anterior, no quedando en ella
más cantidad incógnita que la N, la cual se
puede despejar.
Mr. Clark, partiendo de que por el cable tras­
atlántico de 1865 S3 trasmitían-25 palabras por
minuto, con el galvanómetro de Thomson, halla
OjUe N era igual á 8530 y por consiguiente la
fórmula, anterior se convierte en la siguiente:
2
d ?og~-
F^8530 — - T - 7 —
— 545 -
El valor de la constante N, para el aparato
Morse es 518. E s t a fórmula supone que los cables
son de g u t t a p e r c h a , que Z está expresada en
millas marinas inglesas y D y den milésimas de
pulgada inglesa.
Para los cables de cauchó. Hooper, las cons­
tantes son 11557 para el citado galvanómetro y
700 para el sistema Morse, estando expresadas
también Z, D y d, en millas la primera, y las otras
en mus ó sea en milésimas de pulgada inglesa.
En virtud de la relación que existe entre la
capacidad electrostática y los diámetros del c o ­
razón y del conductor y entre la longitud de
este y su resistencia, se obtiene la fórmula
general:
T r 160000000 , .
V= — palabras por minuto,
^ e tomamos del libro de Clark y Sabine, y en la
cual R representa la resistencia del conductor
e u
Ohms, y F la capacidad electrostática en mi­
crofaradias, siendo aplicable á toda clase de
Cables.
Por medio de las fórmulas anteriores se deter­
mina la capacidad de trasmisión de un cable y a
construido y tendido; pero es necesario tener pre­
sente que el número de palabras que pueden
e m i t i r s e en un minuto, depende no solo de la
c
tase de aparato que se emplee, sino también de
a mayor ó menor perfección y exactitud con que
35
- 546 —
esté construido y de la práctica y habilidad del
telegrafista en trasmitir y recibir y en arreglar­
lo; así es que dichas fórmulas dan el máximum
de palabras que pueden trasmitirse en dicho
tiempo por un cable determinado, no las que en
realidad t r a s m i t a un telegrafista cualquiera.
Si se quisiera construir un cable de gutta­
percha, por ejemplo, que diese con el Morse 10
palabras por minuto, en la fórmula (a) se cono­
cería la longitud L que sería dada, Fque es 10,
que es 518 y dando á d un valor apropiado, se
determinaría log que es la única incógnita
que queda en dicha ecuación, y se tendrían to­
dos los datos necesarios para que el cable satis­
faga, á dicha condición.
Mr. Preece, ha resuelto directamente este
problema como puede verse en el excelente Ma­
nual de Mr. Culley; pero creemos que lo indicado
es suficiente, y en nuestro propósito de econo­
mizar los cálculos todo lo posible, juzgamos
oportuno no insertar el que se cita.
COSTE Y PRODUCTO D E L O S C A B L E S SUBMARI­
NOS.—La milla marina de 1855 metros, podrá
costar de 4000 á 5000 pesetas.
Los cables de c a u c h ú Hooper, como el del
golfo de Persia, h a n costado de 7500 á 10000 por
milla con todos los g a s t o s incluso el de colo­
cación.
— 547 —
El de Portugal al Brasil fué contratado en
X000 pesetas la milla incluyendo aparatos, mon-
taje de estaciones y cable de repuesto.
El de Baleares tendido en Noviembre del año
anterior (1879) ha costado á razón de 8652 p e s e -
tas la milla, cou las casetas de amarre, aparatos,
dos millas de cable de costa y tres de fondo. Las
del cable tendido son 4 de las primeras y 48,1
de las segundas, y parece ser de g u t t a p e r c h a
compuesta.
Los productos varían n a t u r a l m e n t e con la
importancia de las poblaciones que^enlazan.
El primitivo cable de Alejandría ha produci-
do 2925 pesetas por milla al año, el del golfo de
Persia 1125, los de Inglaterra al continente eu-
ropeo 650 por milla y conductor y los del a t l á n -
tico de 12 á 16250 cada dia.
CAPÍTULO VIL

MATERIAL Y CONSTRUCCIÓN DE LÍNEAS.

Material aéreo.

POSTES D E M A D E R A . . — S o n los que g e n e r a l -


mente se emplean por ser los que m á s a b u n d a n
y los más económicos comparados con los de
otras materias, al menos respecto del coste de
instalación.
Las maderas se dividen en duras, llandas y
añosas, perteneciendo á las primeras, la enci-
na
^ el roble, el castaño, el olmo y el h a y a ; á las
segundas, los álamos, el aliso y el seudoplátano
y a las terceras el pino, el abeto y el alerce. |
De todas e s t a s maderas y de otras semejan-
tes se hace uso en las líneas telegráficas s e g ú n
l a s
que crecen en cada país. En España se e m -
le
P a casi exclusivamente el pino que se encuen-
- 550 —
tra con más ó menos abundancia en todas las
provincias.
En las de Cuenca, Guadalajara, Huesca, Ma-
drid y Soria, abunda el pinns silveslris, cono-
ciéndose en Aragón con el nombre de pino royo
y en las demás con los de álbar ó blanquillo.
En las de Guadalajara y Jaén abunda el pi-
nus laricio, llamándose en la primera negral y
en la s e g u n d a salgareno.
En la sierra de Guadarrama abunda elpims
pinea que llaman pino albar.
El roble es muy abundante en España y se
encuentra principalmente en Cataluña, en las
provincias del Norte y Noroeste y entre los rios
Duero y Tajo, así como el castaño en Asturias,
Galicia y Castilla la Vieja.
Sin embargo de que no faltan maderas en Es-
paña, propias para postes telegráficos, á causa
de lo mucho que cuesta extraerlas de los montes
y la dificultad de adquirirlas en los del Estado,
los contratistas h a n preferido con frecuencia
traerlos de P o r t u g a l .
Utilízanse, pues, por lo regular para dichos
postes, los pinos rollizos de 25 á 40 años, rectos
y sanos y sin defectos que los h a g a n impropios
para el objeto á que se destinan.
Las maderas que deben desecharse son: las
pasmadas que se reconocen en que su corte pre-
senta g r i e t a s que parten del centro á la circun-
— 551 ~
ferencia, cuyo defecto proviene de las fuertes h e -
ladas; las colañosas ó que están formadas por t u -
bos concéntricos separados por haber sido za-
marreados los árboles por los fuertes vientos;
las carcomidas, cariadas, pasadas ó podridas,
atacadas por la carcoma ó insectos del género
xilophaga; las muertas, procedentes de árboles
muertos de pié por efecto de a l g u n a enfermedad,
las sangradas, ó que han sufrido la operación de
la extracción de la r e s i n a , porque si bien se t r a -
bajan bien y son m u y á propósito para a l g u n a s
obras interiores, tienen escasa resistencia y d u -
ran poco á la intemperie; y por último, las nu-
dosas, especialmente si los nudos son muertos
¿separados, las hendidas por haberse secado al
sol, y muy particularmente el pino laricio porque
se abre por la cogulla y d u r a poco á la i n t e m -
perie,
Los postes sanos y de buena madera, dan un
sonido claro y vibrante cuando se golpean con
un martillo estando colocados sobre dos apoyos;
despiden un olor fresco y agradable al labrarlas
y sus fibras son rectas en toda su longitud.
Los postes de madera se emplean al n a t u r a l
y sin más preparación que el carbonizar y e m -
brear la parte que debe enterrarse, preservados
solo exteriormente por la p i n t u r a , b e t ú n y otros
m
edios, ó impregnados de u n a sustancia a n t i -
séptica.
- 552 —
Postes al natural,—Deben cortarse precisa-
mente en la época en que no circula la savia y
de preferencia en los meses de invierno, pues de
lo contrario se pudren muy pronto. Por lo gene-
ral se descortezan en el momento de la corta,
aunque sería mejor que se secaran con la corte-
za. De todas maneras, la operación de secar y
curar las maderas debe hacerse a l a sombra de-
bajo de cobertizos ó en locales secos y ventilados,
apilándolos por capas horizontales que se cru-
cen en ángulo recto para que el aire circule en-
tre ellas. Cortados los postes en época conve-
niente y bien curados, duran bastante tiempo;
de lo contrario se pudren la mayor parte en los
primeros años de servicio. Influye mucho en la
conservación y resistencia de las maderas, el
suelo, la exposición, el clima y los vientos del
sitio en que han crecido. Las maderas rollizas
llamadas del Norte procedentes de los países del
norte de Europa y que consisten en pinos, abetos
y alerces, serian muy convenientes para postes
telegráficos si su elevado precio no lo impidiera.
Así es que en España sólo se utilizan para este
objeto los pinos del país y los de Portugal y el
castaño en a l g u n a s comarcas. El roble joven du-
ra poco y el viejo tiene que ser serradizo y re-
sulta algo caro. Los postes se pudren principal-
mente á flor de tierra, á causa de las alternativas
de humedad y sequedad y para aumentar su du-
553 —
ración, se carboniza ligeramente y se embrea
la parte que ha de empotrarse en el|terreno y
medio metro más, operación que siempre es m u y
conveniente, porque preserva á la madera de la
acción que las tierras pueden ejercer sobre ella.
El mejor procedimiento es sumergir la parte car­
bonizada, cuando todavía está caliente, en una
caldera de brea fundida; pero como es trabajoso
el levantar los postes, generalmente se dá la
brea con una brocha.
POSTES PREP \RADOS SOIAMENTE EN LA. SU­
PERFICIE.—ES lo más común el pintar los postes
después de curados y de carbonizada y er breada
la parte que se ha indicado. Antes de implantar­
los, se les dá una mano de pintura clara al óleo
y luego otra más cargada después de seca la pri­
mera, y por último, después de colocados en la lí­
nea, se les dá una tercera mano. No es convenien­
te pintarlos por completo antes de la implanta­
ción, porque la pintura se deteriora en el t r a s ­
porte. El imprimar ó preparar las maderas con
U11
a mano de cola, debe evitarse en absoluto,
Porque además de que el aceite no penetra en
f u e l l a s , la pintura se descascara, y tampoco d e ­
ben pintarse los postes verdes ó húmedos, porque
110
pudiendo después secarse, fermentan y se p u ­
dren. Si la necesidad obliga á emplear pastes que
no estén bien secos y curados, debe carbonizarse
la parte correspondiente en la coz y dejar el e m -
— 554 —
breado y la pintura para el año siguiente cuan-
do estén y a secos.
También suele darse á l o s postes curados y
secos una capa de betún, y según hemos leido,
se emplea ó se ha empleado al efecto en Alema-
nia, una mezcla de yeso, resina, aceite de linaza
y un poco de ácido sulfúrico, la cual se endurece
como la piedra.
Otro de los métodos empleados para este ob-
jeto es el de dar á los postes un baño de ácido sul-
fúrico h a s t a que se cubran en toda la superficie
de una delgada capa de carbón, ó el cubrirlos de
cal viva por espacio de ocho ó diez dias.
P O S T E S I N Y E C T A D O S . — S e han ensayado di-
versas sustancias a n t i p ú t r i d a s ó antisépticas pa-
ra conservar las maderas; pero las más general-
a
mente adoptadas son el sulfato de cobre y I
creosota.
Sistema Boucherie. —Un taller para la inyec-
ción de postes por este sistema, se compone de
un andamio ó torre de madera de 9 ó 10 metros
de altura, á la cual se coloca el depósito para la
disolución de sulfato de cobre que sirve para la
inyección de los powtes de 9 ó más metros de lon-
g i t u d . El otro depósito para los postes de menos
de 9 metros, se sitúa de 6 á 6,50 metros de altu-
ra, contando siempre desde el nivel de la disolu-
ción. Si la altura de los depósitos es mayor, el li-
eíUl
quido corre con demasiada rapidez y no q u
en el poste en cantidad suficiente, y si la altura
es menor la inyección se verifica con una l e n t i ­
tud innecesaria.
El líquido baja por un tubo de cobre y entra
en otro tubo tendido horizontalmente en el t e r r e ­
no que tiene á cada lado u n a fila de pitones con
llave ó sin ella, á los cuales se adoptan los man­
guitos que son unos tubos de c a u c h ú de unos 39
centímetros de longitud con 2 de diámetro e x t e ­
rior y las paredes de 2 milímetros de g r u e s o , con
una boquilla de latón en su extremidad. Sobre la
coz, cuya sección h a de ser reciente, se adapta
una corona también de c a u c h ú de 6 milímetros de
grueso y los diámetros exterior é interior de 2 y o

]
0 centímetros respectivamente, y encima de e s ­
ta corona se coloca un grueso disco de made­
ra dura que se sujeta á la cabeza del poste con
uno ó dos gruesos tornillos. Cerca del centro de
dicho disco h a y un agujero, donde entra la boqui­
lla del manguito.
En la actualidad t a n t o el tubo vertical que
1(
aja de los depósitos, como el horizontal, son
de cauchú, componiéndose el segundo, de t r o ­
zos unidos por una cruz formada por dos tubos
de latón como el de las boquillas de los m a n g u i ­
tos, sirviendo uno de los brazos para dicha unión
mientras que á cada extremo del otro se adaptu
un manguito interponiendo un poco de estopa y
atando fuertemente con u n a cuerda.
- 556 —
Dispuesto todo como se ha dicho y colocados
los portes normalmente al tubo horizontal con
una inclinación de 45° y al alcance de las boqui­
l l a s , se abre la llave del depósito. Debe tenerse
el mayor cuidado en colocar un alambre entre el
anillo de goma elástica y la cabeza del palo cuyo
alambre se retira antes de abrir la llave, para
que salga el aire, y en c u a n t o empieza á correr
el líquido por el agujero que resulta, se cierra
este con un golpe de martillo. La inyección de
un poste fresco de 6 á 8 metros dura unos 3
días, y cuando aparece la disolución formando
anillos concéntricos en toda la sección de la co­
gulla y marca 0,66° en el areómetro, se consi­
dera terminada 5 ó 6 horas después. Al retirar
cada poste se dobla el m a n g u i t o y se ata así
doblado para que el líquido no se vierta, hasta
que se coloca otro poste.
Los de 8 ó más metros de longitud, se in­
y e c t a n por los dos extremos.
El procedimiento que se acaba de describir
ligeramente, es ei que, por lo regular se emplea
más ó menos modificado s e g ú n las circunstan­
cias.
Las coronas y los m a n g u i t o s se encuentran
en el comercio; pero por razón de economía,
de cada una de aquellas se sacan cuatro o
más y también pueden adquirirse planchas del
grueso que parezca conveniente y se hacen las
— 557 -
coronas de uno ó dos centímetros de a n c h u r a .
La disolución que s e g ú n la experiencia, dá
mejor resultado, es la de uno por ciento, esto
es, un kilogramo de sulfato de cobre por cada
ciento de a g u a .
Este sulfato h a de ser lo más puro posible y
sobre todo no debe contener hierro, porque a d e -
más de que generalmente se cree que si no t o -
das, la mayor parte de las sales de este metal
perjudican á la madera, forma una capa visco-
sa sobre la cabeza del poste que impide la p e n e -
tración del líquido. Puede separarse la mayor
parte del hierro, formando una disolución con-
centrada, y dejándola expuesta al aire el mavor
tiempo posible, el hierro se deposita en el fondo.
Después se extrae con cuidado el líquido y se
añade el a g u a necesaria hasta que marque la
densidad conveniente que para la relación indi-
cada ha de ser de un grado del areómetro de
Üeaumé.
Una disolución demasiado concentrada se
cristaliza y rompe y contrae las células déla m a -
dera, y
S 1 e sdemasiado débil no surte el efecto
conveniente.
El a g u a ha de ser pura y limpia, y no debe
contener sustancias extrañas especialmente el
cloruro de sodio y la cal, porque el primero hace
soluble el sulfato de cobre combinado con les j u -
gos vegetales, y la segunda lo descompone y pro-
— 558 -
voca la destrucción de la madera. Puede privarse
6,1 a g u a de esta última sustancia vertiendo eu
ella un poco de ácido sulfúrico y filtrándola por
arena, lo cual debe hacerse además siempre que
esté turbia para que no forme depósitos sobre la
cabeza de los palos.
Los pinos de madera blanda, el álamo y otras,
reciben bien la inyección, cuando se someten á
ella dentro délos 15 ó 20 dias después de la cor-
t a ; pero las maderas duras son difíciles de in-
yectar.
Aunque los postes pueden permanecer corta-
dos un tiempo más ó menos largo, según la tem-
peratura de la época en que se corten, es preferi-
ble someterlos inmediatamente á la inyección,
porque entonces se verifica más pronto y mejor.
Ya hemos dicho que se considera un poste sufi-
cientemente inyectado, cuando aparece el sulfa-
to en toda la sección ó p u n t a de la cogolla; pero
t a m b i é n puede probarse con el ferrocianuro de
potasio haciendo una pequeña entalladura, y si
resulta un color pardo oscuro, puede darse la ope-
ración por terminada, siempre que haya la segu-
ridad de que los postes no h a y a n recibido más
sulfato de cobre que el que ha entrado por la coz.
En vez de construir una torre para dar al li-
quido la presión necesaria para que penetre en
los postes, puede obtenerse dicha presión por
medio de u n a prensa hidráulica, de una bomba o
- 559 —
de otra máquina á propósito para este objeto, y
además, cuando el número de postes no es m u y
considerable y su longitud no excede de 6 á 7
metros, puede emplearse un método bastante eco-
nómico que consiste en colocar los postes verti-
calmente ó con una ligera inclinación á lo largo
de un andamio, fijando en la coz, que ha de estar
hacia arriba, un embudo de plomo que se llena
de la disolución de sulfato de cobre, reponiéndo-
la cuando sea necesario. Para a u m e n t a r la ca-
bidad, suele labrarse la coz en forma de embudo
en el momento de someter los postes á la i n y e c -
ción, la cual por este sistema dura de 6 á 7 dias,
y por lo t a n t o doble que por el método anterior,
advirtiendo que en este caso es indispensable
9.ue no trascurran más de dos ó tres dias desde
la corta de los árboles hasta el momento de la
inyección, ni deben descortezarse h a s t a 15 dias
después de h a b e r sido inyectados.
El tiempo más á propósito para esta opera-
ción mediante el sistema Boucherie, es el otoño
y la primavera y aun el invierno en los países
en que las heladas no lo impidan, porque enton-
ces la sabia corre mejor, por ser más fluida y
l°s postes pueden permanecer cortados, dos ó
tres meses sin g r a n inconveniente.
Sistema de vasos cerrados.—Se colocan los
Postes después de secos, en grandes cilindros de
cobre, donde sufren primero la acción del vapor
— 560 —
de g u a el cual pasa después á un condensador
de a g u a fria, produciéndose por jconsiguiente el
vacío en el cilindro en virtud del cual sale el aire
que coutiene la madera y se abren sus puros,
para recibir la disolucionde 'sulfato de cobre que
debe estar caliente y¡ permanecer sometida du-
r a n t e una hora á una presión de 10 á 12 atmós-
feras.
Estos dos sistemas dan buenos resultados y
la aplicación de uno ú otro depende de las cir-
c u n s t a n c i a s . El primero necesita menos] capital
para su establecimiento, y puede emplearse en
ios postes recien cortados. Para el segundo, es
preciso esperar á que se sequen; pero es aplica-
ble en todo tiempo, á los que y a los estén.
Calcúlase que para inyectar un metro cúbico
de madera se necesitan cinco kilogramos y me-
dio de sulfato de cobre, costando la operación
u n a s 14 pesetas, resultando una peseta páralos
postes de 6 metros; 2 para los de 8; 3.50 para los
de 10 y 5 para los de 12 metros.
En este sistema se ha empleado una disolu-
ción de 2 kilogramos de sulfato de cobre por
100 litros de a g u a que viene á ser un dos por
ciento, con una t e m p e r a t u r a de 50 grados. El
g r a d e de pureza del cobre se reconoce de la ma-
nera que se dirá al t r a t a r del material de es-
tac ion.
El sulfato de cobre se combina con las partes
— 561 —
albuminosas de la savia, r e s u l t a n d o un compues-
to insuluble y por lo tanto resistente á la p u t r e -
facción. Si queda una parte de albúmina libre ó
de la savia sin descomponer, no se consigue el
objeto deseado, perdiéndose por lo t a n t o los g a s -
tos de preparación y dejando los postes en peoy
estado que si se hubieran cortado en época opor-
tuna y secado c o n v e n i e n t e m e n t e . E s , pues, i n -
dispensable que la cantidad de sulfato de cobre
sea suficiente p a r a que desaparezcan todas las
sustancias del v e g e t a l que p u e d a n fermentar, y
que penetre en todas p a r t e s . Por esta razón no
basta que al reconocer un poste anuncie la pre-
sencia del antiséptico en la superficie, es pre-
ciso que h a y a penetrado h a s t a el corazón y h a s t a
la médula, y que al aplicar el reactivo, resulte
una fuerte coloración. El ferrocjanuro de potasio
descompone el sulfato de cobre combinado con
la albúmina, formándose sulfato de potasa y un
doble cianuro que se precipita y da el color que
anuncia la presencia del cobre, y t a n t o más
intenso, c u a n t o mayor es la c a n t i d a d del metal.
Por pequeña que esta sea, siempre resulta al-
guna coloración; pero como decimos, para que
sea la suficiente, es necesario que en todas las
partes del poste aparezca tina fuerte coloración.
Inyección de la creosota.—La creosota pura es
líquido incoloro, pero adquiere color al con-
tacto del aire, m u y poco soluble en el a g u a y un
— 562 —
antiséptico muy poderoso. Disuelta en 30 partes
de a g u a forma un líquido en el cual se conservan
todas las s u s t a n c i a s o r g á n i c a s .
La inyección de los postes se verifica también
en vasos cerrados. Los postes después de secos á
la sombra y de n i n g ú n modo al sol, se colocan
en el cilindro, se hace el vacio y después se in­
troduce la creosota, sometiéndola á la presión de
8 á 10 atmósferas por espacio de media hora ó de
una, según la naturaleza y estado de los postes,
puesto que en las maderas blandas ha de penetrar
más pronto que en las duras.
El resultado de esta operación varia según las
maderas, las condiciones del antiséptico, el clima
y el sitio donde aquellas se establezcan. Alga-
nos creen que la destilación de la brea debe ha­
cerse á mayor temperatura de lo que se acostum­
bra para obtener la creosota, á fin de que esta lle­
ve algunos principios que contribuyen á la con­
servación de la madera. Créese que los postes así
preparados, duran tanto ó más que los inyectados
de sulfato de cobre, colocados en las circuns­
tancias más favorables. Un metro cúbico de ma­
dera absorbe unos 14 litros de creosota. Tiene la
ventaja de que los postes creosotados pueden
emplearse en todos los terrenos, y los inconve­
nientes de que quema las manos y la cara de los
operarios y que con el calor del sol corre de los
postes á la tierra, quedando aquellos sin ella,
- 563 -
aunque esto puede en parte evitarse embreándo-
los ó embetunándolos.
RECONOCIMIENTO DE LOS POSTES PREPARADOS
CON EL SULFATO DE COBRE.—El ferrocianuro de
potasio ó cianuro amarillo de potasa y hierro, es
un reactivo m u y sensible para el cobre, y c u a n -
do existe la seguridad de que la inyección se h a
hecho lealmente, es suficiente hacer una peque-
ña entalladura en varios puntos del p o s t e , y s
bañada con u n a disolución formada en la pro-
porción de 9 gramos de dicha sustancia en 10
litros de a g u a destilada, resulta u n a fuerte colo-
ración de rojo de ladrillo, la inyección es s a t i s -
factoria. Pero como además de que no todos los
postes quedan bien inyectados en el interior, p o r
tener duro el corazón ó por otra Causa cualquie-
ra, no se puede contar siempre con la lealtad d e
los hombres y la Administración está obligada á
cerciorarse de que lo que recibe cumple con t o -
das las condiciones de contrata, es indispensa-
ble cortar varios postes, por lo r e g u l a r el 5 por
100, para aplicar el reactivo y convencerse de
u^e ha penetrado suficientemente en toda la
niasa, porque n a d a tendría de particular q u e
cuando solo se e x i g í a l a prueba de la entalla-
dura de u n o ó dos milímetros, se considerarán
como perfectamente inyectados algunos postes
^ e solo habían recibido u n baño de sulfato de
cobre en un estanque ó á mano con una brocha;
— 564 -
y también á veces puede ser conveniente el vigi-
lar la inyección y reconocer el líquido que se em-
plea, pudiendo, para esto último, comparar la
densidad y el color de la disolución con otra que
se prepare con la misma a g u a y con la sal de co-
bre y a analizada y admitida como buena.
Pudiera creerse que es difícil confundir una
inyección h e c h a por inmersión ó con una bro-
cha con la verificada en debida forma; pero es
indudable que en los postes frescos y recien cor-
tados sometidos á cualquiera de aquellas dos
operaciones fraudulentas, penetra la disolución
cobriza á u n a profundidad increíble, especial-
mente en los árboles jóvenes y que han crecido
rápidamente.
En los postes así inyectados y en aquellos
en que no ha penetrado el líquido en el corazón
por tenerlo endurecido, sucede que este se pudre
quedando aquellos huecos como una caña.
No son estos los únicos procedimientos vi-
ciosos que pueden emplearse para la preparación
de postes, sino que también es muy posible que
se h a y a inyectado primero a g u a pura y después
el sulfato de cobre que bien pronto aparece en-
tonces en la cogulla, ó que se h a y a n sometido
á la operación unas c u a n t a s horas por la coz, y
otras t a n t a s por la cogulla, lo que demuéstrala
necesidad de ejercer la mayor vigilancia sobre el
taller y de reconocer los postes en debida forma,
no aojándose g u i a r por el aspecto exterior que
puede engañar m u c h a s veces. Es preciso cortar
algunos postes por varios puntos y que en todas
partes presenten una fuerte coloración al apli-
car el reactivo. Se requiere a l g u n a práctica para
conocer el color correspondiente á una buena
inyección ó tener muestras de maderas bien in-
yectadas, para comparar el color que dan, con
el que presentan los postes que reconocen.
Es ciertamente un cargo de conciencia y p u e -
de dar lugar á mucha responsabilidad, el reci-
bir postes mal ó imperfectamente inyectados,
porque después de pagarlos m á s caros, duran
menos que los que no han sufrido esta opera-
r o n , puesto que por lo regular se cortan en épo-
ca inconveniente y no están curados.
ha duración de un poste bien inyectado de
sulfato de cobre y plantado en localidad y sitio
conveniente, es de unos 20 años; pero como a u n
cuando la operación se h a g a debidamente, no
todos los postes quedan bien inyectados, ni t o -
dos se colocan en terrenos que no les perjudi-
quen, desde el primer año, se pudren algunos,
especialmente á flor de tierra, en la siguiente
Proporción: al 2.° año, el 1 por 1000, al 3.° el 4,
a
l 4.° el 9 y al 5.° el 16 y así sucesivamente.
El precio de u n poste de pino i n y e c t a d o de
sulfato de cobre es de 9 á 10 p e s e t a s , e n t r e g a d o
en los almacenes.
-
566 -
El peso, recien inyectados, es por término
medio:
Para el de 6 metros. . . 76 kilogramos
» » 8 120 »
» » » 10 180 *
El peso disminuye á medida que se van secan­
do, por lo cual lo mejores pesar cierto número de
ellos, cuando sea necesario, y tomar el término
medio.
Hemos leido un procedimiento para determi­
nar la cantidad de sulfato de cobre que contiene
un poste, que no creemos exacto y que además
no daria resultado. Consiste, s e g ú n se dice, en
tener cinco ó seis dias en a g u a destilada un tro­
zo del poste que se t r a t a de ensayar, pesándolo
antes. Se supone que todo el sulfato de cobre que
contiene se disuelve en el a g u a y que evaporan­
do esta se deposita dicha sal; pero como de la
combinación de dicho sulfato con las sustancias
albuminosas del v e g e t a l , resulta un compuesto
insbluble en el a g u a , lo cual es el fundamento de
este método de inyección, y sin lo que esta sería
inútil é ineficaz, resulta que el medio que se in­
dica es inaplicable, al menos con el a g u a pura,
y en todo caso, solo podrá dar á conocer la canti­
dad del sulfato libre, ó sin combinar que contiene
el poste, por haber sido inyectado con exceso.
También se dice al mismo tiempo, que el ferro-
cianuro de potasio, es blanco, lo cual tampoco es
- - 567 —
exacto porque tiene un hermoso color amarillo
de limón. Se conoce también con los nombres de
cia.noferrur o de potasio, cianuro amarillo de po­
tasa y hierro, y áeprusiato de potasa, lo que con­
viene tener presente para no incurrir en error.
POSTES DE HIERRO.—La industria produce
tres clases de este metal; el fundido 6 colado,
el forjado ó batido y el acero.
La fundición puede ser blanca ó gris. La p r i ­
mera resiste á la lima y se rompe golpeándola
con un martillo, por lo cual se le da también ei
nombre de agria ó de saltadiza. La segunda no
es tan quebradiza y es de más conveniente apli­
cación.
El hierro forjado es más puro, granudo ó fi­
broso y t a n t o mejor cuanto más fino y brillante el
grano. Divídese en dulce y agrio, distinguiéndose
aquél en que puede doblarse en frió y en c a ­
liente sin que se rompa, mientras que el otro se
quiebra golpeándolo. Si el hierro dulce se dobla
con demasiada facilidad, llámase blando y c a ­
rece de resistencia, por lo cual es de poca utili­
dad. El hierrro dulce se corta en frío con umcin-
cel, y ei agrio se quiebra si se t r a t a de cortar
con dicho instrumento.
Los hierros son tableados, redondos ó cuadra­
dos, s e g ú n la forma de su sección.
Los tableados se llaman flejes cuando su
grueso no pasa de 6 milímetros; platinas cuan-
- 568 —
es de 6 á 12 y llantas; Mantillas y carrones cuan-
do pasa de 12. A las chapas ó planchas de poco
grueso se le dá en general el nombre de palastro.
Los hierros redondos llámanse alambres has-
ta 7 mjm de diámetro, varillas hasta 27 y de
aquí en adelante barras, con la excepción de los
balaustres ó cabillas, cuando el diámetro es de
dos á tres centímetros. Cuadradillos son los
hierros c u y a sección es un cuadrado de un cen-
tímetro de lado. Hay otras formas de hierros que
pudieran llamarse compuestas, como son lasen
figura de y y doble y , los de cruz, los en forma
de canal y los en V ó zorés.
Todos estos últimos se emplean para postes
especialmente los en forma de cruz y de teja ó
canal, siendo muy á propósito los segundos pa-
ra el enlace de los cables con las líneas aéreas
y para las cajas de registro que suelen colocar-
se en estas para la localización de averías. Se
componen de piezas con pestaña plana que se
unen con clavos remachados, disponiendo las
tejas sobrepuestas y á juntas encontradas. Cuan-
do han de servir de unión ó de registro, llevan
u n a portezuela á la altura correspondiente, y en-
frente se hallan los tornillos que enlazan las
dos bandas, colocados sobre placas de madera ó
de ebonita.
Un poste de 7 á 8 metros en forma de y , cues-
t a en Francia de 18 á 20 francos, y los en fipu-
— 569 —
í'ade cruz, unos 37. Los demás son b a s t a n t e más
caros.
AISLADORES. —Ya hemos considerado los a i s ­
ladores, bajo el p u n t o de vista del aislamiento,
por lo cual sólo nos ocuparemos ahora de su r e ­
conocimiento, limitándonos á los de loza y á
los de porcelana en cuanto se refiere á las p r o ­
piedades de la masa de que se componen, p u e s ­
to que son los que casi exclusivamente se e m ­
plean eu las líneas telegráficas.
Reconocimiento de las dimensiones.—-Se h a c e
aso para este objeto, del cartabón ó escuadra de
la figura 95, lámina 8, que se compone de una
plantilla del perfil del aislador y de un brazo mo­
vible dividido en milímetros.
Reconocimiento de la pasta.—Para que se
comprendan mejor las condiciones que ha de
reunir la masa que constituye los aisladores de
loza y de porcelana, será conveniente indicar
as sustancias que entran en la fabricación de e s ­
tos objetos.
_ Los elementos esenciales de toda pasta cerá­
mica terrosa, son la sílice y la alúmina, y á ve-
C e s
la sílice y la magnesia, ó la primera y las dos
ultimas reunidas; de manera que por lo general
U u
a pasta cerámica hecha ó cocida es un silicato
de alúmina.
Las materias que s u m i n i s t r a n estos elemen-
s
> son el kaolín, las arcilllas, las m a r g a s arci-
- 570 —
llosas, la m a g n e s i t a y otras semejantes que son
más ó menos plásticas, ó que conservan estando
húmedas, la forma que se les dá.
A estas sustancias se a g r e g a n otras con e!
fin de darle las propiedades correspondientes al
objeto á que se destinan, ó que son necesarias
para la fabricación y bondad de los productos.
Si las arcillas son demasiado plásticas, es preci-
so desengrasarlas añadiendo cierta cantidad de
arena, cuarzo, escorias, amianto, tierras y acocí-
das y otras á propósito; y si se quiere que la pas-
ta sufra un principio de fusión y resulte vitrifi-
cada y más ó menos translúcida, se agrega un
fundente, un álcali como la sosa y la potasa, la
cal, feldespato y sus derivados, margas calizas,
yeso, barita, fosforita y otras sustancias.
Mr. Brogniart divide los productos cerámicos
en tres clases.
a
CLASE 1. —Objetos de alfarería.—ha. pasta
se compone de arcilla figulina ó que contiene un
poco de carbonato de cal, ó de margas arcillosas
desengrasadas con arena, escorias, polvo de otras
vasijas ú otras materias groseras. Están poco
cocidos, se rayan con un cuchillo ordinario y
producen un sonido sordo. Textura floja y porosa-
a
CLASE 2 . - Loza dura.—Comprende dos órde-
nes, la loza fina ó inglesa c u y a pasta se compo-
ne de arcilla plástica lavada y cuarzo finamente
molido, con la adición á veces de un poco de cal
— 571 —
; kaolín. La pasta es blanca, opaca y sonora, la
textura fina y apretada, barniz plomizo. Suelo
llamarse loza de pedernal ó de vivará,porcelana
opaca, y los ingleses piedra hierro. El segundo
orden lo compone lo que los franceses llaman as-
perón cerámico, cuya pasta se compone esencial-
mente de arcilla plástica desengrazada con a r e -
na, silex ó lo que llaman cemento que es el polvo
de restos de productos cerámicos molidos al efec-
to- La pasta es compacta, muy dura, opaca, so-
nora y de grano más ó menos fino, resultando
dos variedades de productos, los unos finos y d e -
licados y los otros groseros. En los primeros e n -
tra ei kaolín, sulfato de barita silex, yeso y fel-
despato. De esta pasta son los utensilios de quí-
mica, retortas, crisoles, etc.
CLASE3.* - Productos de pasta dura translu-
-Se divide en dos grupos comprendiendo
w primero las porcelanas duras en el sentido
e que resisten sin fundirse u n a alta tempera-
ura
' y el segundo las porcelanas Mandas, no
porque su pasta lo sea en el sentido común y
slc
o de esta palabra, sino porque se funden á
Qa
¡f temperatura inferior á la que necesitan las
U r a s a
P r a cocerse, y porque su barniz se r a y a
cou el acero.
porcelana dura ó de la China, se com-
pre de dos elementos principales, arcilloso é
1
ttsible el uno que es el kaolín, solo ó acompa-
— 572 -
nado de la arcilla plástica, de la magnesita o
de ambas; y el otro árido, desengrasante y fu-
sible, como el feldespato, la arena silícea, la
creta y el yeso, separadamente ó reunidas es-
tas materias en número y en proporciones dife-
rentes. El barniz es de feldespato solo ó mezcla-
do con yeso y nunca con plomo ni estaño.
Una buena porcelana de esta especie, debe
tener la pasta ó el bizcocho, como suele decirse,
sonora, dura y sólida, ó sea resistente al choque
y a l a presión impermeable, de trasl ucencia le-
chosa y capaz de resistir los cambios bruscos
y prolongados de temperatura. El barniz ha de
ser brillante, terso, i g u a l , sin resquebrajaduras,
y sin que pierda el brillo raspándolo con el
acero.
Porcelana blanda.—Comprende dos órdenes,
la porcelana blanda natural ó inglesa, y la ar~
tificial ó francesa. La pasta de la primera se
compone de kaolín, arcilla plástica, silex y hue-
sos calcinados, excepto los del caballo y del
puerco que dan color á la masa. El barniz es
feldespático. Es la única clase de porcelana que
se fabrica ó al menos que se fabricaba en In-
glaterra, donde la llaman piedra hierro de la-
China.
En Francia se fabrican dos especies de por-
celana blanda, la fina y la común. La primera
se compone de nitro, sal marina, alumbre, sosa
— 573 -
ae Alicante, yeso y arena, y á todo esto, tostado
y molido, se a g r e g a creta blanca y m a r g a c a l ­
cárea. En la pasta de la segunda entra la barrilla
de Alicante y la arena gris tostada, á lo cual se
agrega marga arcillosa y creta. Esta porcelana
es de gran tenacidad y resisteros choques más
violentos. La pasta de la fina es dura, fina, com­
pacta, casi vitrea, traslucida y fusible á una al­
ta temperatura y el barniz vitreo, trasparente y
bastante duro, aunque no t a n t o como el de la
porcelana dura ó infusible.
La porcelana que se fabricaba en el Retiro de
Madrid, tenia por base la m a g n e s i t a ó espuma
de mar de Ballecas.
Vemos, pues, que el carácter esencial de la
porcelana es la trasparencia, la cual se obtiene
introduciendo en la pasta u n a materia que se
funde á una alta temperatura, como los álcalis
sosa y potasa, y las sales de base terrosa, como
los sulfatos de cal y de barita. Esto no obstante
s
e debe advertir que a l g u n a s lozas duras son al-~
go trasparentes en las partes delgadas, y que si
bien en las porcelanas finas y especialmente en
las llamadas de la China, entra siempre el kao-
lin ó tierra de porcelana, h a y otras en que no for-
m a
parte de su masa.
Las propiedades de los productos cerámicos
.ya cocidos ó hechos, provienen de las materias
que entran en la composición de la pasta y de
- 574 —
las operaciones que constituyen la fabricación,
de donde resultan diferentes cualidades que con-
viene conocer.
D U R E Z A . — S e reconoce por la mayor ó menor
dificultad en rayar la pasta y el barniz con un
buril ó punta de acero, distinguiéndose cuatro
g r a d o s ; resultando el primero cuando los obje-
tos se r a y a n con el menor esfuerzo, el segundo
cuando sólo se consigue con un esfuerzo regu-
lar, el tercero cuando es preciso emplear toda la
fuerza posible, y el cuarto cuando no se consigue
con n i n g ú n esfuerzo. El bizcocho de porcelana
es inrayable, y lo mismo su barniz en general, y
por lo menos ha de tener u n a dureza de tercer
g r a d o . La sonoridad da ya u n a idea de la dure-
za. Así es que chocando una contra otra dos pie-
zas de porcelana, han de producir un sonido vi-
vo, metálico y superior al del bronce.
Textura.—Cuando las p a r t í c u l a s que com-
*ponen las materias que forman la pasta son de
la misma nsturaleza y tamaño, y están bien
mezcladas, resulta una t e x t u r a homogénea y la
fractura es de un aspecto i g u a l , uniforme y
agradable á la vista, sea mate ó brillante; pero
si la pasta es hetereogónea, la fractura es ru-
gosa, poco agradable, grosera y m a t e .
Tenacidad.—?^ la resistencia al choque, á
la presión y á los cambios de temperatura, y de-
pende de la t e x t u r a y de la facultad de condu-
- 575 -
cir ó nó el sonido. Las porcelanas duras se rom-
pen fácilmente por el choque, mientras que las
lozas ordinarias lo resisten más; pero se rompen
si se t r a t a de doblarlas.
Es difícil dar á una pasta cerámica todas las
buenas cualidades que debe poseer, porque si
la textura es floja y grosera, resisten al choque
y á los cambios de temperatura, pero no á la
presión, y son además porosas y por lo tanto per-
meables. Por el contrario, si la t e x t u r a es de
grano fino y apretado y muy sonora, se rompen
fácilmente por el choque, lo cual sin embargo
puede evitarse añadiendo á la pasta una materia
terrosa ó un óxido metálico, el de plomo, como
en la loza inglesa llamada de piedra hierro. Del
mismo modo, empleando un kaolín arcilloso, ó
añadieddo á la pasta cierta cantidad de arcilla
plástica, se obtienen porcelanas resistentes al
choque y á la temperatura.
Los fabricantes tienen recetas particulares
para dar á sus productos las cualidades conve-
nientes s e g ú n el objeto á que se destinan, y se-
gún se dice, la porcelana de los aisladores de
Prusia es 1-a mejor y la más á propósito para es-
tos aparatos.
De lo expuesto se deduce de qué manera se
n a
n de reconocer los aisladores en el caso de que
sean de loza dura ó de porcelana de primera ca-
lidad, como por lo regular se exige.
— 5 7 6 -

r;s conveniente tener algunos ejemplares en


vizcocho, para apreciar su dureza y su resisten-
cia al choque y á la presión, debiendo ser inra-
yables con el buril, tanto los de loza como los de
porcelana, de e x t r u c t u r a fina y compacta é im-
permeables. En los de loza dura, sea blanca ó de
color, se advierte desde luego si la masa es ho-
mogénea y si ha sido ó no bien trabajada. En los
de porcelana no se conoce t a n fácilmente y cabe
más engaño; pero si la pasta resiste al choque y
á la presión y es impermeable, lo probable es
q u e sea buena. Es necesario tener presente que
la porcelana es siempre traslucida por efecto de
la vitrificación, de manera que la pasta que no
presente esta circunstancia no es verdadera por-
celana por estar poco cocida ó por no componer-
se de las materias correspondientes á esta clase
de p a s t a s .
El barniz h a de ser inrayable con el buril»
cristalino, brillante, terso, i g u a l y sin resquebra-
j a d u r a s para que pueda considerarse como admi-
sible, aunque á pesar de satisfacer á esta condi-
ción, puede después resquebrajarse, lo que no
es posible conocer de antemano; no habiendo
otro medio de averiguarlo, que el de poner cierto
número de aisladores en servicio durante seis me-
ses por lo menos.
RECONOCIMIENTO E L É C T R I C O DE L O S AISLADO-
R E S . — E s t á reducido á determinar la resistencia
que ofrecen al paso de la corriente al través de
su masa, ó más bien, á a v e r i g u a r si es por lo m e -
nos, la que e x i g e n los Reglamentos ó las condi-
ciones de contrata.
El método que se emplea en este caso es el de
comparación de la página 217 y especialmente
el déla 230 con las modificaciones que requiere
la magnitud de las resistencias que se t r a t a de
determinar, y en atención á estas, la resistencia
del galvanómetro h a de ser de cinco mil ó m á s
unidades Ohm y el número de elementos de la
pila no ha de bajar de ciento.
Es indispensable que para la prueba estén los
aisladores en circunstancias á propósito para
que la corriente pueda pasar con la mayor faci-
lidad posible por todo el circuito, á fin de que la
única resistencia apreciable que exista en é l , sea
la que presenta la masa del aislador, p a r a l o cual
es además necesario que dicho paso no t e n g a l u -
gar por los bordes de las campanas de los aisla-
dores; y para conseguir este objeto se colocan
estasen u n a caja de madera con el fondo y las
paredes interiores forradas de plomo. El fondo e s -
tá encasillado y en cada casilla hecha á la me d i -
da del diámetro de la parte superior del aislad or,
s
e sitúa uno de estos con la campana hacia arri_
ba y se bañan los bordes de la misma con aceite
de parafina ó se cubren de esta s u s t a n c i a fundi-
da o de otra aisladora en alto grado. Hecho esto.
37
- v r - • - 578 ~ " qWBg^' t &
se echa a g u a acidulada ó salada en la caja y eu
el interior de los aisladores, de manera que el
liquido, tanto deutro como fuera, quede á unos
dos centímetros de los bordes, y se procede ala
prueba eléctrica.
Para esto, si se siguiera el método general de
comparación, se empezaría por determinar la
constante del galvanómetro introduciendo en es­
t e u n a derivación y empleando una bobina de
bastante resistencia. Supongamos que la deri-
, 1 •• -':',•>:
vacion es de ^ y que al través de una resisten­
cia de 10000 unidades Ohm da el galvanómetro
una desviación de 20 grados, la cual, como tan­
t a s veces hemos repetido, corresponde en este
caso á una resistencia de 10 millones de Ohms, ó
sea á 1000, poder multiplicante de la derivación,
multiplicado por 10,000, resistencia del circuito.
Tomada así la constante se aplica uno de los po­
los de la misma pila que sirvió para esta opera­
ción al interior de un aislador por medio de una
varilla ó lámina de cobre soldada al hilo de la
pila, y el del otro polo se fija a un tornillo de
presión que debe estar soldado al forro metálico
de la caja. Se supone que el galvanómetro se ha­
lla ahora en este circuito, y si marca por ejem­
plo 2 grados, como las indicaciones galvanomé­
tricas están en razón inversa de las resistencias,
representando por x la del aislador que se expe-
— 579 —
rimenta, tendremos la proporción: x\ 10 millo­
nes; ' 20; 2; de la cuál se deduce, x—100 millo­
nes, que es el número de Ohms que representa
la resistencia de dicho aislador. Pasando sucesi­
vamente la placa de cobre á los demás aislado­
res, se podría obtener la resistencia de todos
ellos; pero desde luego se comprende que este
método no es conveniente para reconocer una
partida de aisladores porque exige un cálculo
para cada uno de ellos.
La administración fija la resistencia que han
detener estos aparatos, y por lo t a n t o la cues­
tión está reducida á determinar la desviación
que daría el galvanómetro elegido con la pila
adoptada, al través de esa resistencia; supón­
gase que esta ha de ser de seis mil millones de
unidades Ohm, y que se ha tomado la constan­
te del galvanómetro de la manera indicada, r e ­
sultando los 20 grados de desviación, llamando
# l a q u e corresponde á dicha resistencia, se pue­
de establecer la siguiente proporción:
6000 millones; 10 millones;; 20; x,
de la que resulta dividiendo los dos primeros tér­
minos por 10000000.'

600; i ; ; 20; x—
De manera que la desviación que debia dar
e
' galvanómetro para que el aislador examinado
tuviese la resistencia fijada, habia de ser igual ó
menor de ^ de grado, es decir, que en este
caso la aguja no debia moverse y permanecer
fija al probar cada porcelana. De esta manera la
operación es breve, puesto que se reduce á ir
colocando sucesiva y rápidamente la varilla de
cobre en la cabidad de todos los aisladores, y á
retirar todos aquellos que produzcan alguna
desviación galvanométrica.
El mismo resultado se obtiene por el método
de la página 230, fundado en que las resisten­
cias son proporcionales á los números de los ele­
mentos que producen u n a misma desviación en
un mismo galvanómetro, lo que equivale á to­
m a r l a constante con un solo elemento y ver des­
pués los que han sido necesarios para que la re­
sistencia que se mide, produzca igual desvia­
ción.
La resistencia para tomar la constante es ar­
bitraria, y por lo t a n t o puede emplearse la que
produce con un elemento de la pila elegida, la des­
viación de un grado en el galvanómetro adop­
tado, según se ha explicado en la página 194, y
determinar el número de elementos de que hade
constar dicha pila para que la desviación sea
también de un grado con la resistencia fijada
para los aisladores.
En Francia, según la agenda Dunod, se hace
uso para este objeto de un galvanómetro de 7000
— 581
unidades de resistencia, que con un elemento
1 . . 0 S E A CLTÍ
Marré-Davy, una derivación deI¿QQQ->
una unidad, y u n a resistencia de 10000, dá la
desviación de un g r a d o . La resistencia, pues,
para tomar la constante, es de 70,010,000, y
para que una pila de cien elementos de la m i s -
ma clase dé también la desviación de un grado
cuando la corriente pasa por los aisladores, es
preciso que la resistencia de estos sea cien m a -
yor, es decir, de siete mil uu millones de unida-
des. En la práctica se desechan todos los que
producen a l g u n a desviación con dicha pila y
galvanómetro.
En Italia emplean un galvanómetro cuyo hilo
dá mil vueltas en el carrete y u n a pila de cien
elementos de su sistema, teniendo a n t e s los a i s -
ladores doce horas en la disolución de u n a parte
de ácido y catorce de a g u a , y en I n g l a t e r r a u n
galvanómetro m u y sensible y u n a pila de 150
elementos Daniell; y en uno y otro punto des-
echan los aisladores que producen la menor des-
viación. Si se hace uso del galvanómetro Thom-
son, no es preciso acidular el a g u a .
En resumen, para el reconocimiento de que
se trata, se necesita un buen galvanómetro de
cinco mil ó más unidades de resistencia y u n a
Pila de ciento ó más elementos, se determina la
constante con una derivación y u n a resistencia
- 582 —
considerable, y por medio de u n a proporción se
deduce la desviación que corresponde á la re-
sistencia fijada para los aisladores, desechando
todos los que den una desviación mayor.
De otro modo, se determina la resistencia que
con u n elemento produce la desviación de un
grado, se calcula el número de elementos que
con la resistencia fijada para los aisladores dá
la misma desviación, y se desechan los que la
den mayor.
Debemos advertir que-antes de todo, es pre-
ciso cerciorarse de que los aisladores no han sido
bañados en aceite de parafina, en grasa ó en
otro líquido que impida que se mojen y que les
dé una falsa resistencia, como puede muy bien
suceder, lo que se conoce en que calentándolos
un poco manchan el papel y aun se les vé sudar,
y que como siempre, se debe aislar la pila, el
galvanómetro y la caja, no emplear más que hi-
los de relación bien cubiertos de guttapercha y
no olvidarse de que la varilla que ha de introdu-
cirse rápidamente en la cabidad de los aislado-
res ha de tener su m a n g o de ebonita, ó de otra
sustancia dieléctrica aunque sea el azufre ó la
resina. De otra manera bien se puede asegurar
que los resultados no serán ni con mucho exac-
tos, originándose los perjuicios consiguientes.
HILOS.—Los conductores aéreos deben ser en
general alambres de hierro dulce de buena ca-
•raBpiflg: — 583 -
lidad y recocidos, aunque a l g u n a s veces con­
vienen los de acero, los de yerro llamado homo­
géneo que es u n a especie de acero, los de hierro
agrio y sin recocer ó los de hierro ordinario.
En las líneas de mucha longitud y por consi­
guiente de g r a n d e importancia, servidas por lo
regular por aparatos de rápida trasmisión, los
alambres deben ser de hierro de la mejor calidad
fundido, afinado y recocido con carbón vejetal,
que satisfagan en grado conveniente á las condi­
ciones de conductibilidad, resistencia mecánica
y ductilidad.
La conductibilidad puede medirse directa­
mente, ó apreciarse por la densidad ó por el pe­
so de una longitud determinada con un diáme­
tro dado.
La resistencia mecánica, ó á la rotura por
tracción, se determina estirando el hilo por m e ­
dio de u n a prensa hidráulica ó de otro aparato
semejante ó fijándolo por un extremo y colgando
del otro un platillo de madera, en el cual se colo­
ca de una vez todo el peso que el alambre debe
soportar, ó por intervalos y cantidades iguales.
Para fijar el alambre á fin de someterlo á esta
Prueba por cualquiera de los dos últimos proce­
dimientos, no deben doblarse las p u n t a s , sino
empalmarlas á los ganchos por el sistema b r i t a ­
nia. Los g a n c h o s pueden consistir en varillas de
uierro en que uuo de los extremos es un anillo y
— 584 —

el otro está uu poco doblado como se requiere


para hacer dicho empalme. El platillo ó platafor-
ma de madera está sostenido mientras se colo-
can los pesos si h a n de obrar de una vez, y des-
pués se quita rápidamente el apoyo, y también
puede unirse el platillo al brazo más corto de uua
larga palanca, y levantarlo actuando un hombre,
ó los que sean necesarios, al extremo del otro
brazo. Indicamos los medios, por decirlo así, ele-
mentales y que pueden improvisarse, por más
que, como desde luego se comprende, haya apa-
ratos más perfectos. Cuando los pesos se aplican
sucesivamente, puede verificarse aumentando
de 20 á 30 kilogramos cada vez, cuidando de no
añadir uno de estos pesos hasta que el alambre
h a y a cesado de alargarse por efecto del an-
terior.
La ductilidad se prueba, midiendo el alarga-
miento que sufre el hilo antes de romperse esti-
rándolo en una máquina ó cargando pesos; por
el número de veces que pueda doblarse en ángu-
lo recto estando sujeto por uno de sus extremos,
ó por el de torsiones sobre si mismo que resiste
antes de romperse. Para la segunda prueba se
sujeta u n trozo del alambre en una entenalla fija,
y se dobla á uno y otro lado h a s t a que forme un
á n g u l o recto con la parte sujeta, moviéndolo
siempre en el plano vertical que pasa por su eje.
advirtiendo qne la boca de la entenalla no ha de
— 585 -
Ser cortante. La tercera prueba se verifica por
medio de una máquina especial.
Cada Administración establece las condicio-
nes á que han de satisfacer sus alambres, y los
procedimientos de comprobación, porque no t o -
dos estos dan el mismo resultado; u n alambre
resiste mucho más aumentando sucesivamente
el peso, que aplicándolo de una vez, porque en
este caso no tiene tiempo de alargarse y rompe
bruscamente, y si conviene que sea m u y r e s i s -
tente, no es posible que esté dotado de u n a g r a n
ductilidad.
Los buenos hierros dulces recocidos se rompen
bajo nna carga de 40 kilogramos por milímetro
cuadrado de sección; pero los agrios ó no recoci-
dos necesitan 60, y aún se fabrican alambres de
hl
erro que necesitan 120, como los de acero, p a -
ra romperse.
Los alambres destinados al telégrafo, deben
Wfoamzarse, operación que consiste en cubrir-
os de una capa de zinc, único medio de preser-
varlos de la oxidación, puesto que el de templar-
os en un baño de aceite hirviendo y otros varios,
n
° han dado buen resultado.
La Amninistracion francesa exige para s u s
ln
e a s u n alambre de hierro de buena calidad
a n Q
°» a d o y recocido con carbón v e g e t a l .
J
de 5 m/m h a de resistir sin romperse un e s -
erzo de 650 kilogramos aplicado de u n a vez,
— 586 -
ha de poder doblarse tres veces en ángulo recto
de la manera nue se ha dicho y pesar de 150 á
160 gramos por metro, después de galvani-
zado.
El de 4 m/m ha de resistir 440 kilogramos, 4
dobleces en ángulo recto y pesar de 96 á 104 gra-
mos por metro.
E l de 3 m¡m ha de resistir 250 kilogramos
aplicados de una vez como á los anteriores, do-
blarse 5 veces en ángulo recto y pesar de 53 ¿58
gramos por metro.
Cualquiera que sea el diámetro del alambre
debe poder arrollarse sobre U D cilindro de uu
diámetro igual al suyo, sin que la capa de zinc
se abra ni se desprenda, y sumergido un trozo
de alambre varias veces por espacio de un mi-
nuto en u n a disolución de una parte de sulfato
de cobre en 5 de a g u a destilada, no ha de apa-
recer depósito alguno de cobre ni en puntos ais-
lados, antes de la c u a r t a inmersión ni después
de la sexta, teniendo cuidado de limpiar el hier-
ro con papel secante, o d a vez que se saca del
líquido. Se considera que cada metro cuadrado
de superficie de alambre galvanizado, contiene
170 gramos de zinc, resultando 2 kilogramos pa-
ra el kilómetro de hilo de 4 m/m. Si el cobre apa-
rece antes de la c u a r t a inmersión la capa de
zinc es delgada, ó contiene plomo en cuyo caso
mancha el papel, ó el alambre está oxidado en
— 587 —
la fábrica, y si aparece . después de la sexta", d i -
cha capa es muy g r u e s a ó no es de zinc.
Los alambres de 5 y de 4 mjm se fabrican en
rollos del peso de 25 kilogramos, ó sea de la lon-
gitud de 160 y de 250 metros respectivamente, y
el de 3 mjm en rollos de 15 kilogramos, con 270
metros. El diámetro interior de los rollos es de
60 centímetros.
En Inglaterra se fabrica el hilo de buena c a -
lidad en rollos de 35 á 55 kilogramos sin e m p á l -
fóe alguno, pero por lo general se emplea allí el
alambre trabajado con carbón de piedra que es
m a s
barato que el cliarcml. Este por lo r e g u l a r
es mejor; pero es indudable que aun afinados con
earbon de piedra resultan muy buenos alambre s
fiando los fabricantes se esmeran en la elabo-
ración. \~j>~t-
»u España, se exigen con corta diferencia
a s
mismas condiciones que en Francia.
u
e todos modos al fijarlas, es necesario c u i -
ai de que no sean incompatibles, teniendo p r e -
e
que la conductibilidad depende del peso
r Uui
: d a d de longitud para cada diámetro, y
J no es posible que un alambre de u n grueso
r n u
• n a d o sea á la vez m u y dúctil y m u y r e -
I j a
ductilidad, fuera de la relación que
t e u e i c c m
CalT ' la calidad de hierro, no es u n a
*d esencial; á no ser que los empalmes h á -
e
nacerse pnr torsión.
Para los grandes vanos, y para algunas li­
n e a s especiales se fabrica un alambre llamado
compuesto. El de Mr. Siemens es un hilo de cobre
dentro de un tubo de acero, resultando un diáme­
tro de 2 Ys y un peso de 43,3 gramos por
metro, sin embargo de lo cual su conductibili­
dad es igual á la de los hilos de 4 ó 5 m[m y su
resistencia mecánica considerable, siendo, ade­
más, relativamente fácil y económico su tras­
porte.
En Inglaterra suelen estirar el alambre de
buena calidad h a s t a un 2 por 100 haciéndolo pa­
sar, con la tensión correspondiente, por dos tam­
bores de distinto diámetro ó alternativamente
por encima y por debajo do varias poleas forman­
do zic-zac. El resultado es que el hilo se abre ó
rompe por los puntos débiles donde han quedado
fragmentos de escorias, ó existe cualquier otro
defecto, perdiendo el hilo su rigidez y quedando,
como allí se dice, muerto, lo cual es una venta­
j a , porque además de que después no se rompe
t a n fácilmente, no se enreda ni tiende á formar
cocas, queda estirado en la línea y el aire no
lo mueve t a n t o , disminuyendo así los cruza­
mientos.
Probando la ductilidad por medio del alarga­
miento, se debe tener presente que este varia se­
g ú n la longitud del trozo que se experimenta.
Así es que un alambre del número 8, de 25 centi-
— 589 -
metros de longitud, podrá alargarse 18 ó 19 por
100, antes de romperse, de 12 á 13 si es de 3 m e ­
tros y de un 6, si es de 90. Cuanto más largo es
un hilo, más fácil es que t e n g a algim punto débil
ó defectuoso por donde rompe antes de a l a r g a r ­
se en lo que corresponde á su calidad. El t i e m ­
po empleado en someterlo átodo el peso que pro­
duce la rotura, influye también como se ha i n d i ­
cado en el alargamiento.
En cuanto á la torsión, s e g ú n Culley, u n h i ­
4
lo de 6,43 m/m resiste 13 vueltas , el de 3,71, lle­
ga á unas 25, y de 1,96 á unas 39; pero no todos
los alambres resisten el mismo número de v u e l ­
tas, y los resultados anteriores son el término
medio de varios experimentos con trozos de la
misma calidad y de 15 centímetros de longitud,
la cual es preciso fijar para esta prueba lo m i s ­
mo que para la anterior. Obsérvese que el n ú m e ­
ro de vueltas se halla, con corta diferencia, en
razou inversa del diámetro de los hilos.

Material de estación.

Sulfato de cobre.—Conviene que sea lo más


Ur
P o posible. Se reconoce disolviendo por ejem­
plo 5 gramos de sulfato de cobre en 500 de a g u a
destilada, acelerando, si se quiere, la disolución
p
P° medio de la temperatura, se echa amoniaco
— 590 —
g o t a á gota en esta disolución, la cual seentur.
biará al principio á causa de los precipitados de
sulfato de amoniaco y de cobre que se forman;
pero continuando añadiendo amoniaco poco á
poco y agitando con una varilla de vidrio, di-
chas sales se redisuelven, resultando un líqui-
do limpio y trasparente de un hermoso color
azul turquí, el cual filtrado por papel deja ea
forma de óxido el hierro que contenga la sal que
se analiza, y cuyo peso se halla, pesando an-
tes de usarlo y después de seco, el filtro emplea-
do al efecto. Algunos echan en la disolución
amoniacal algunos gramos de ácido nítrico; pe-
ro esto aumentará muy poco el precipitado de
hierro, y no hay necesidad de emplear dicho áci-s
do sino en casos dudosos, en los cuales, ademas,
puede determinarse con más esmero y según M
acostumbra en los laboratorios, el peso del óxido
de hierro. L a Administración fija el residuo que
se tolera, el cual no debe pasar de 2 por 100,
empleando el procedimiento anterior.
Zinc—Es de un color blanco azulado, 'y su
fractura fresca, presenta anchas láminas crista-
linas m u y brillantes. Cuando está bastante puro
es maleable y se puede laminar en planchas del-
g a d a s especialmente á una temperatura algo su-
perior á 100 grados, lo que no es posible si con-.;
tiene una pequeña cantidad de materias eX- s

trañas.
V
P,V — 591 -
El zinc que presenta estas propiedades no
contiene por lo regular más que carbón, plomo
y un poco de hierro si se ha fundido en crisoles
de este metal sin revestir de arcilla. Los cilin-
dros que se emplean en las pilas eléctricas deben
ser de zinc laminado y no contener m a s q u e un
^ por 1 0 0 , á lo sumo, de materias e x t r a ñ a s . E x a -
minada su fractura y probada su maleabilidad
aunque sea golpeándolo con un martillo, se disuel-
ve en ácido clorhídrico, ó en ácido sulfúrico, y el
resto son las impurezas que se pueden separar y
pesar, y también puede disolverse en u n a diso-
lución de potasa ó de sosa á la temperatura de
la ebullición.
Estos cilindros, aun los de la pila Leclanché,
Q
ebian amalgamarse, operación sencilla que
consiste en bañarlos primero en una disolución
a e
acido sulfúrico, y extender después el mercu-
ri S 0 D r
° e la superficie, con u n a brocha. En dicha
Pda se emplea el peróxido de m a n g a n e s o , el cual
e b
e ser muy puro, cristalizado en agujas, se-
oso y brillante y con cierto grado de dureza.
Papel cinta.—Debe ser azulado para que no
enda la vista de los funcionarios encargados
e
la recepción telegráfica; pero no tanto que
0 S e
j^ distingan bien los signos, y bastante fuer-
para que no se rompa á cada momento.
[l
• Administración fija el ancho, la longitud
>' el peso de los rollos.
— 592 -
Los de papel de 12 mjm de*anchura, suelen
pesar 100 gramos con una longitud de 145 me-
tros, y por lo general se exige que la cinta re-
sista de uno a u n o y medio kilogramos de peso
aplicado gradualmente á un trozo de longitud
determinada.
Hay pequeñas máquinas á propósito para
comprobar esta resistencia; pero creemos que lo
más sencillo y lo más exacto, es colgar el trozo
de papel, que puede ser de la longitud de 10 cen-
tímetros, de una pinza de boca plana y tan an-
cha por lo menos como el papel, y sujetar al
otro extremo otra pinza i g u a l , de la cual cuelga
un platillo en el que se van echando pesos, hasta
que se rompa la cinta ó h a s t a el peso que ha de
sostener sin romperse. Es indispensable que el
papel quede igualmente estirado, porque si lo
está más por un borde qne por el otro, se rasga
con suma facilidad, y además deben probarse
varios trozos, porque por uniforme que sea la
p a s t a , no es posible que sea igualmente resis-
t e n t e en todas partes. También debe reconocer-
se si aquella contiene sales ú otras sustancias
que aumenten su peso indebidamente.

Material de oaTb-les.

El conductor es de cobre, aunque en los ca-


bles de poca longitud como los subterráneos del
- 593 —
casco de las poblaciones y de los túneles, pudie-
ra ser de hierro ó de acero. El aluminio sería m u y
conveniente para este objeto sino fuese t a n c a -
ro, inconveniente que desaparecerá si su alea-
ción con el hierro dá buen resultado. La g u t t a -
percha constituye por lo general el dieléctrico,
si bien liltimamente se h a n construido algunos
cables de c a h u c h ú convenientemente preparado.
Para el almohadillado se emplea el cáñamo, el
formion y la juta. La armadura es de hilos de
hierro ó de acero para los cables submarinos y lo
mismo debe ser para los subterráneos que h a y a n
de enterrarse si no se colocan dentro de tubos
resistentes. Las cubiertas de plomo son m u y
convenientes para los cables de túneles y alcan-
tarillas y aun p a r a los subterráneos siempre que
se coloquen convenientemente^ y por último para
la preparación de estas materias ó para las p r u e -
bas y aparatos con que se verifican, se hace uso
de otras sustancias, como la orea, resina,para-
fina y su aceite, Ozokerita, nafta y otras varias.
Cobre.—La naturaleza lo produce de varias
clases. El más puro es el de Rusia, siguiendo el
del lago Superior y el de Burra-Burra, que son los
u
°i e por lo general se emplean en telegrafía. El
de Rio-Tinto y otros no sirven para este objeto.
El peso específico ó densidad ,del cobre varía de
8
>78 á 8,96 s e g ú n los procedimientos y las ope-
raciones que se h a y a n empleado en su fabrica-
38
- 594 —
cion. No se oxida a la temperatura ordinaria
en el aire seco; pero en el aire húmedo, especial-
mente si contiene vapores ácidos, se altera con
bastante rapidez, sucediendo lo mismo si se ex-
pone al aire bañado previamente en un ácido ó
en una disolución amoniacal. Las disoluciones
débiles de sal marina lo atacan fuertemente, y
con menos energía las disoluciones concentra-
das de dicha sal. No descompone el agua en
presencia de los ácidos enérgicos; pero se di-
suelve en el ácido sulfúrico concentrado, y sobre
todo en el ácido nítrico ó azótico que lo ataca
en frió, como así mismo el cahuchú ó goma elás-
tica, cuando se halla en contacto con él.
La resistencia á la rotura es de unos 2678
kilogramos por centímetro cuadrado de sección,
y antes de romperse se alarga de un 10 á un 15
por ciento de su longitud, de donde resulta que
por lo regular lo último que se rompe en un
cable submarino es el conductor, lo cual] es una
ventaja.
El peso de una milla, ó sean 1855 metros, de
un alambre de cobre de d milímetros de diáme-
2 2
tro es próximamente 12,9366 d , ólSd en nú-'
meros enteros, y el de un cordón de la misma
longitud 10,064 d\ á 11 d\ El peso de un ki-
2 2
lómetro es cerca de 6,973 d , ó 7 d .
El diámetro de un hilo de cobre del peso de
n kilogramos por milla es V^X 0,0773, el de un
— 595 —
cordón del mismo peso por igual longitud?
%X0,0994, y el diámetro de un hilo de n kilo
gramos depeso por kilómetro, V^X 0,1434.
La resistencia de una milla de cobre puro del
o
peso de u n kilogramo es de 449,97 Ohms á 0 C,
de 524,12 á 15,°5 y de 540, 83 á 24°.
La resistencia por milla de u n hilo de cobre
puro ó de u n cordón que pese n kilogramos es
524,12 ,
- — a 15,5 C, la de u n hilo de d milímetros á
u • 40,514^, , .
ia misma t e m p e r a t u r a — ^ — O h m s , y la de un
" 52,078
cordón —
d*
La resistencia por kilómetro de u n hilo de
cobre puro del peso de un kilogramo por kilóme­
o
tro es 143,85 Ohms, á 0 C, y de 152,5 á 15°5.
En función del diámetro la resistencia por kiló-
m ü , 21,84
metro es - 4 r - . %
d
El peso de u n hilo de cobre del n ú m . 16, cuyo
diámetro es 1,65 milímetros varia de 18 á 18,6
kilogramos por kilómetro y la resistencia es de
12 ohms próximamente.
La resistencia de un kilómetro de u n hilo de
cobre puro de la longitud de L metros y del p e ­
so de n kilogramos es ^ ' ^ ^ y la conductibili-
S
j •, 14,4Z
9 s en( R l a r e s l s t e n c i a
rTfí * *° «
- 596 —
La resistencia del cobre aumenta 0,388 por
ciento por cada grado centígrado de temperatu­
ra y u n 0.215 por ciento por cada grado Fahre-
neit, si bien este aumento varía con la natura­
leza del cobre, esto es, con el grado de pureza, y
por lo t a n t o con el de conductibilidad.
E n el l u g a r correspondiente se halla una ta­
bla de coeficientes para la reducción de la resis­
tencia á u n a temperatura determinada dividida
en dos partes, u n a para pasar de una tempera­
t u r a más a l t a á otra más baja, y otra para el caso
contrario.
Hierro.—La densidad del hierro forjado varia
de 7,70 á 7,90 y la c a r g a que produce la rotura
de 3150 á 3938 kilogramos por centímetro cua­
drado de sección, y para las alambres pasados por
la hilera puede llegar á 6300 y h a s t a 7876. El hi­
lo recocido resiste menor c a r g a que el crudo ó no
recocido; pero su conductibilidad es mayor. Va­
ria mucho la calidad del hierro que se encuentra
en el comercio, siendo el más apreciado el fabri­
cado en barras cuya t e x t u r a es notablemente fi­
brosa, porque entonces es m u y resistente á la
tracción. La textura fibrosa se reconoce doblando
la barra h a s t a que se rompa. E s t a textura se con­
vierte en granulosa ó laminar cuando el hierro
está sometido á vibraciones como en los puentes
colgantes, e n cuyo caso la resistencia á la rotu­
ra es mucho menor. Se dice que el paso de las
— 597 -
corrientes modifica la extructora de los conduc-
tores telegráficos haciéndolos quebradizos y au-
mentando su resistencia eléctrica; pero de todos
modos para que estos efectos influyan de una ma-
nera notable en la trasmisión es preciso tal vez
que lleven muchos años de servicio, porque al fin
las pilas empleadas en telegrafía son de poca
fuerza y de poca tensión.
El hierro se conserva perfectamente en el ai-
re seco; pero se oxida y altera prontamente en el
aire húmedo y en el agua pura. Empezando la
oxidación en un punto, continúa luego con
rapidez á causa de que el hierro y la primera
capa de óxido forman una pila eléctrica en
la cual el hierro es positivo y adquiere una
grande afinidad con el oxígeno. Enterrado en la
tierra se conserva bien, á no ser que aquellas
contengan sustancias que obren químicamente
sobre él.
El ácido clorhídrico, el sulfúrico concen-
trado y el nítrico concentrado y diluido, atacan
fácilmente al hierro, y el ultimólo verifica con
viveza.
El peso de un hilo de hierro, por kilómetro y
S
Por milla es respectivamente, 6,116¿" y 11,348¿ ;
0
y l \d\ en números enteros, siendo del diá-
metro en milímetros.
El diámetro de un hilo de hierro del peso de n
kilogramos por kilómetro ó por milla es en el
— 598 —

primer caso, \ JH y en el segundo, \/ —^—-


V 6,6117 'Vll,348 S

milímetros.
La conductibilidad del hierro e s y - de la del
cobre ó sea 14 próximamente representando por
100 Ja de este último.
La resistencia de un hilo de hierro galvani-
144
zadoes cerca de Ohms por kilómetro á 15° G,
la de u n hilo del n ú m . 4, cuyo diámetro es de
6,045 mjm, 4,848 Ohms y la de u n hilo del núm.
8, diámetro 4,191 de 8,1 Ohms; lo cual no puede
ser más que aproximado porque la menor dife­
rencia en el calibre, hace variar notablemente la
resistencia. E n Francia se considera que la re­
sistencia de u n kilómetro de hilo de hierro gal­
vanizado de 4 mjm de diámetro es de 9 Ohms ó
10 Siemens.
La resistencia del hierro aumenta cerca de
0,63 por ciento por cada grado centígrado de tem­
peratura. El peso de la armadura de hierro cor­
respondiente á u n a milla de cable está dado con
d^tv
0 LO
a l g u n a aproximación por la fórmula Q-Q^QI
2
que es lo mismo, por 11 ,6nd kilogramos, siendo
del diámetro y n el número de hilos.
Guttapercha.—Se e x t r a e , como la resina del
pino, de varios árboles de la India, especialmente
- 599 —
del Isonandra gutta que abunda en las islas Ma-
layas. Tal como se recibe en Europa contiene mu-
chas materias extrañas como arena, tierra, cor-
tezas de árboles y otras varias, délas cuales se
separa por la división, el lavado y la masticación,
resultando una sustancia de color oscuro que es
la guttapercha común ú ordinaria. Para puri-
ficarla es necesario disolverla en el alcohol, don-
de queda una materia blanca que es la gutta-
percha pura, compuesta de carbono y de hidró-
geno, constituyendo por lo tanto un carburo de
hidrógeno.
La guttapercha se disuelve en el éter, en la
creosota, en la bencina, en la brea mineral y en
casi todas las resinas; pero la brea vejetal y los
ácidos diluidos no ejercen acción sobre ella.
El aceite de parafina la reblandece, por cuya
razón no debe aplicarse sino en las partes que se
han de cortar. Se conserva mucho tiempo en el
agua y i se halla á cubierto de la luz y protegi-
s

da por una capa de brea vegetal, así es que se


conserva casi indefinidamente en el fondo del
mai
' . Al aire libre se altera rápidamente, sobre
todo si se halla expuesta á los rayos del sol y á las
alternativas de humedady sequedad, y enterrada
n
o se conserva tampoco mucho tiempo, si no se
halla convenientemente protegida.
En el comercio existen varias clases de gut-
tapercha y algunas sustancias parecidas que se
- 600 -
venden como tales y que no lo son, ni poseen las
propiedades de dicha sustancia. Así es que su
precio es m u y variable. El de la guttapercha
preparada para los usos del telégrafo podrá cos-
t a r en Inglaterra de 800 á 810 pesetas los 100 ki-
logramos.
Como y a hemos indicado, los fabricantes pre-
paran la g u t t a p e r c h a por procedimientos diver-
sos, siendo u n a de las más apreciadas la de
Smith y la de Silvertown.
El peso específico de la guttapercha es 0,981.
El peso de una milla de u n cilindro de gutta-
percha de 625 milímetros circulares de sección,
es de 893,407 kilogramos y el de un kilómetro
481,55. Se entiende por milímetro circular la su-
perficie de un círculo de u n milímetro de diáme-
tro. Un número n de milímetros circulares equi-
valen á la superficie de un círculo cuyo diámetro
fuese V n.
La g u t t a p e r c h a no pasada por la hilera em-
pieza á alargarse u n a cantidad constante con
u n a tracción de 47,24 kilogramos por centímetro
cuadrado.
Una milla de la sección de 0,69954 milímetros
circulares pesa u n kilogramo, y en general un
2
cilindro sólido, 1,43¿ kilogramos.
EL peso de la g u t t a p e r c h a de una milla de co-
a
razón e s l , 4 3 ( 2 ) — s i e n d o i? el diámetro de
1
corazón y al el del conductor expresado en md "
— 601 —
metros. La g u t t a p e r c h a de u n kilómetro pesa
2 s
0,7705(Z> —d )
El diámetro de u n corazón, siendo iVel peso
déla guttapercha y n el del cobre por milla en
T
kilogramos, es X0,0994+iV X06995, si el con­
ductor es un cordón; y
1/^X0,07734-^X0,06995,
si es un hilo macizo.
La capacidad electrostática de u n a milla de
corazón de g u t t a p e r c h a , está dada por la ecua­
ción:
0,18769
J5T=——— microfaradias.

La capacidad específica inductiva de la g u t ­


tapercha es 4, 2 siendo 1 la del aire.
La resistencia por milla de u n corazón de d i ­
cha sustancia se obtiene por medio de la ecua­
ción:
„ Loa D—los d 7
R——-—— megohoms,
lo
en cuyo valor es preciso considerar como entero
las cuatro primeras cifras de la izquierda del lo­
garitmo y las r e s t a n t e s como decimales.
La resistencia de la g u t t a p e r c h a aumenta
con la presión, de manera que si R es la resisten­
cia antes de comprimirla y P la presión, la r e ­
sistencia que resulta es: # X(1+0,00327Z>).
- 602 —
La resistencia de esta sustancia disminuye
con la temperatura. Si r es la resistencia á una
temperatura dada, t la diferencia de tempera­
tura y R la resistencia á una temperatura más
alta se tendrá:
Log R=log r\t log 0,8944
Log r—log R—tlog 0,8944
Al final se hallará una tabla con la resisten­
cia á diversas temperaturas.
Guttapercha perfeccionada de WillougUy
Smith.— Peso específico, 0,981 como la ordina­
ria.—Resistencia mecánica 52,91 kilogramos por
centímetro cuadrado. Capacidad por milla,
0,15165
fe
% D-log ^crofaraMas.
La resistencia por milla: R=350(Log D-log d.)
La resistencia de esta guttapercha después
de un minuto de aplicada la corriente, es un 30
por ciento menor que la de la guttapercha ordina­
o
ria, ambas á 0 C.
Laprincipal ventaja de la guttapercha Smith,
es que su capacidad es un 20 por ciento menor
que la ordinaria conservando las mismas propie­
dades mecánicas y químicas.
Oahuchú ó goma elástica—'Procede de varios
árboles especialmente del Siphonia cahucha que
crece en la América meridional, y del ficus elás­
tica, que abunda en Asia. Se extrae por el mis-
- 603 —
mo procedimiento que las resinas de los pinos y
viene á Europa en forma de láminas y de bolsas.
Se purifica por división en láminas delgadas y
por el lavado y separación de las materias extra-
ñas; pero no se somete á la masticación. Dichas
tiras, se elevan á la temperatura conveniente pa-
ra que pierdan la humedad y después se suje-
tan á una alta presión, resultando cilindros sóli-
dos que se cortan en tiras para el uso que conven-,
ga. Esto es lo que se llama Cahuchú natural, cu-
yo peso específico es sobre 0,92.
El cahuchú aisla mucho más que la gutta-
percha y su capacidad específica es menor; pero
tiene la propiedad de atacar al cobre y sin las
precauciones ó sin la preparación correspondien-
te, no puede emplearse para cubrir los conducto-
res délos cables. Sufre sin alteración una tempe-
ratura más alta que la guttapercha. La capaci-
dad específica del cahuchú puro es 2,8.
Cahuchú Hooper'.—Es un compuesto de cahu-
chú vulcanizado con u n 6 por ciento de azufre,
u n
10 por 100 de sulfuro de plomo y un 15 por
iOO de óxido de zinc. Sobre el conductor, que es
de cobre estañado, se colocan dos tiras de cahu-
chú natural en sentido contrario, después una
Ca
pa de cahuchú intimamente mezclado con óxi-
do zinc, y por último, otras dos capas longitudi-
nales del cahuchú volcanizado, que se cubre de
al
godon. Este corazón así preparado se somete á
— 604 -
la temperatura de unos 120° C para que todo for­
me un cuerpo sólido y compacto.
La resistencia de este compuesto, en relación
ala de la guttapercha, á 24°C es 1600, siendo
100 la de este último, y la capacidad específica
inductiva, 3,1 respecto la del aire tomada como
unidad. Según hemos dicho, la del cahuchú pu­
ro es 2,8 y la de la guttapercha 4,2.
La disminución de la resistencia por cada
grado Fahrenheit es de 0,026, y una diferencia
de 27° la reduce ala mitad.
El peso por milla es de un kilogramo para una
sección de 0,570 milímetros circulares y el de un
corazón de la misma longitud, es cerca de
l^lQ^—d').
El diámetro puede determinarse por la ecua­
ción
Z>=V0,0994rc+0,570iV.
La resistencia por milla por la ecuación:
- # = % ^ - X l , 5 megohoms á 24° C, considerando
las cuatro primeras cifras del logaritmo como
un entero y el resto como decimales.
La capacidad por milla se deduce de la ecua­
ción:
0,14834
K= ——Microfaradias,
— 605 -
Combinación Siemens.—Consiste en colocar á
lo largo del conductor y no en espiral, dos cintas
de cahuchú. Aplicada la primera se corta lo so­
brante y se comprime para que se unan los bor­
des, y se pone la segunda de manera que su eje
cubra la sutura, como si se tratase de envolver
un empalme.
Si se coloca una tercera cinta de cahuchú, se
aplica su eje sobre la junta de la segunda. El
todo se comprime para que se suelden las capas
y sus bordes y se cubre de guttapercha por el
método ordinario. De esta manera la guttapercha
sujeta las capas de goma elástica é impide que
se abran por las suturas longitudinales, como
de otro modo sucedería á pesar de la propiedad
de dicha goma de soldarse por presión cuando
las superficies de contacto están frescas..
Compuesto Wray.—Ea una mezcla de gutta­
percha. cahuchú, goma laca y de pedernal ó de
alumbre pulverizados, y variando las proporcio­
nes de estos ingredientes se puede aumentar ó
disminuir la tenacidad y el poder aislador de la
masa, según convenga. Este compuesto resiste
una temperatura bastante elevada, por lo menos
hádelos climas más cálidos, se conserva indefi­
nidamente, produce un aislamiento superior al
d e
la guttapercha y aun al del cahuchú, cuando
l a
guttapercha no entra en su composición, y
su capacidad específica excede en muy poco á la
(le
lagoma elástica.
— 606 —
Compuesto Radcliff.—Parece ser una mezcla
de guttapercha y de carbón y probablemente de
otras sustancias. Es una masa compacta casi
tan elástica como el cahuchú. Produce un aisla-
miento doble que la guttapercha, pero la capa-
cidad específica es próximamente la misma.
Compuesto Qodefroy.—Es una mezcla de 70
partes de guttapercha, 10 de cahuchú y 20 de
coco pulverizado. Produce un aislamiento iguala
la guttapercha ordinaria, y su capacidad espe-
cífica es algo mayor.
Fluido de Hughes.—Es una especie de brea
de olor balsámico, que se interpone entre dos
capas de guttapercha, una de las cuales está pe-
gada al conductor y la otra forma un tubo que
contiene el fluido. Este cierra los poros de la
guttapercha y aun las picaduras que se hagan
con un alfiler ó con la punta de un corta-plumas,
y algunos creen que con su empleo se podrá evi-
tar la disminución de aislamiento que experi-
mentan los cables al cabo de cierto tiempo por
causas que no están bien determinadas.
Composición Chatterton.—La constituye una
parte de brea vegetal, otra de resina y tres de
guttapercha.
Composición Ciar h.—Es una mezcla de 65
partes de asfalto ó betún de judea, 30 de sílice
y 5 de brea. Se aplica sobre el cáñamo que ro-
dea la armadura de los cables en la proporción
— 607 —
de dos volúmenes por uno de materia textil.
Resinas.—Se componen de carbono y de h i ­
drógeno con una corta cantidad de oxigeno,
hallándose en algunos árboles como el pino,
sabina y terebinto, por lo regular disueltas en
aceites esenciales. Algunas resinas fluyen na­
turalmente, otras se obtienen por incisiones
practicadas en las plantas que las contienen y
otras por medio de disolventes. Son fusibles,
insolubles en el agua y solubles por lo general
en el alcohol y en los aceites.
Al salir las resinas de los árboles, se concreta
á veces el aceite volátil por la absorción del oxí­
geno del aire, y otra parte se evapora resultando
las resinas sólidas, y otras veces permanece di­
cho aceite unido en gran cantidad á las resinas
formando las óleo-resinas ó trementinas. Desti­
lándolas trementinas del pino, resulta lamas im­
portante de las resinas, la colofonia ó pez griega
que es trasluciente y lustrosa, y si la destilación
se verifica con agua, se obtiene la resina común
^ e es amarilla y opaca.
Esta resina es la que se debe emplear para
favorecer la soldadura de los hilos de cobre, y no
la sal amoniaco, que en este caso es perjudicial.
De la destilación seca de la madera resulta
^mbien una resina que se llama empireumática.
Rreas.—SQ llaman así, en general, los pro­
ductos insolubles en el agua, de consistencia
— 608 -
oleosa ó semi-sólida que r e s u l t a n de la destila-
ción seca de las m a t e r i a s orgánicas, siendo
más importante la que se obtiene por la combus-
tión imperfecta de la madera de pino en hoyos
cónicos, la cual se conoce en España con los
nombres de alquitrán y brea de los arsenales y
en el extranjero con el de brea de Stololnio.
También resulta la brea como producto se-
cundario en la fabricación del g a s del alumbrado
por la destilación seca de la hulla ó carbón de
piedra. La destilación seca consiste en someter
las materias orgánicas á una temperatura eleva-
da en aparatos destilatorios de manera qne pue-
dan recogerse los productos, que por el modo
de obtenerlos se llaman pirogenados.
La brea procedente de las sustancias vege-
tales, suele llamarse brea de madera ó brea vege-
tal, y la que procede del carbón de piedra, brea de
hulla ó brea mineral. La primera no ejerce acción
sobre la g u t t a p e r c h a ; pero la segunda la ataca
y no puede emplearse en los cables sino con las
convenientes precauciones y privándola de la
creosota que contiene.
Las breas se componen de varias sustancias
d i s t i n t a s en número considerable, pero nosotros
no nos ocuparemos más que de la parafina, nafta
y;creosota que tienen aplicación en la telegrafía-
ParaUna.—-Se obtiene de la brea vejetal, y
de los productos de la destilación de la cera, de
- 609 -
los petróleos de América, y en gran cantidad,
para la fabricación de bugías, de los esquistos
bituminosos blancos. Resulta desde luego una
sustancia oleaginosa, la cual purificada por des-
tilación al vapor y blanqueada con negro ani-
mal, dala parafina sólida, blanca y nacarada, que
cristaliza en láminas, funde á 43° y arde con
llama blanca. Es muy soluble en el éter, en la
bencina y en el petróleo. Sólida y aceitosa es
un dieléctrico de mucha fuerza, y un baño de
esta sustancia aumenta considerablemente la
resistencia eléctrica de los aisladores.
Creosota.—Se obtiene por la destilación de la
brea de leña, saturando los productos con la
potasa, de la cual se la separa por medio del
ácido sulfúrico diluido, resultando un líquido in-
coloro cuando está puro; pero que toma color
en contacto del aire. Es de olor fuerte desagra-
dable y de un sabor acre y cáustico; hierve á
203° y es soluble en el alcohol y en el éter. Es
una sustancia muy antipútrida, pudiendo con-
servarse las materias orgánicas en un líquido
compuesto de una parte de creosota y 30 de
agua. Ataca las sustancias vegetales y anima-
les
> y por consiguiente la guttapercha, el cahu-
chú, las manos y las ropas de los operarios que
la manejan.
Aparece en gran cantidad en los
tubos de condensación de las fábricas de gas,
39
— 610 —
cristalizada en láminas romboidales incoloras,
trasparentes y de olor empireumático, funde á
79° y hierve á 218. Es insoluole en el agua y
arde con llama fuliginosa, También se extrae
de las breas vegetal y mineral, y de los asfaltos
ó betunes al estado líquido ó sea disuelta en
los aceites que estas sustancias contienen, así
es que también la nafta puede ser yejetaló
mineral, según su procedencia. La nafta líqui-
da ó aceite de nafta de origen vejetal, ó lo que
es lo mismo, de madera ó de leña, es la que se
debe emplear en las lámparas y para bañar las
manos al cubrir de g u t t a p e r c h a los empalmes
de los conductores de los cables, por razón de
que, s e g ú n se cree, haciendo uso de la nafta
mineral, las capas de g u t t a p e r c h a aplicadas, se
resecan, se contraen y se separan de la gutta-
percha del conductor.
Ozolterita.—Es u n a sustancia parecida i la
parafina que procede de Rusia. Sirve también
p a r a l a fabricación de bugias y es tan dieléctri-
ca como la parafina. Mezclada con el cahuchú ó
con la g u t t a p e r c h a , las hace más plásticas y ma-
leables, sin alterar las demás propiedades de es-
tos dieléctricos.
Volcanita.—Es u n a combinación del azufre
con la g u t t a p e r c h a .
Mónita.— Una mezcla de 100 partes de cahu-
chú, 45 de azufre y 10 de guttapercha. Sometida
— 611 —
por varias horas á la temperatura de 170° bajo la
presión de cuatro ó cinco atmósferas, dá lugar á
una sustancia dura que adquiere un pulimiento
brillante y que por su color negro como el éba-
no se llama ebonita. Goza de un poder aislador
muy considerable, por lo cual se emplea en las
campanas interiores de los aisladores, para ais-
lar las diferentes partes de varios aparatos, para
discos de las máquinas eléctricas y para otros
usos análogos.
Cáñamo, juta y formion ó Phormion.—El ki-
lómetro de una cuerda de cáñamo ordinario pe-
sa sobre poco más ó menos. 1,25 kilogramos
por milímetro cuadrado de sección, y cuando
está seca puede soportar un esfuerzo perma-
nente de 4,40 kilogramos por igual fracción de
sección. Cuando se moja, se acorta considera-
blemente y su resistencia se reduce casi á la mi-
tad. Los cáñamos de clase superior resisten m u -
cho más. El metro cúbico de cáñamo de Rusia
9 de Italia pesa 630 kilogramos, el cáñamo em-
breado 905 y el abacá ó cáñamo de Manila
662.
El peso en kilogramos del cáñamo que cubre
una milla de corazón, se obtiene multiplicando
la sección del cáñamo por 1,17 para el primero
de dichos cáñamos, por 1,68 para el segundo y
P°r 1,23 para el abacá.
El área de u n a sección del cáñamo inter-
— 612 -
puesto entre el corazón y la armadura de hierro,
está dada por la fórmula siguiente:

en la cual D es el diámetro de la circunferencia


formada por los centros de los hilos, d el diámetro
del corazón, d' el diámetro de dichos hilos de
hierro que constituyen la armadura y nel núme-
ro de los hilos.
El área de la sección del cáñamo comprenda
do entre dos armaduras de hierro, siendo J)y d
los diámetros de las circunferencias de los cen-
tros de los hilos, D' y d' los diámetros y Nj n
el número de hilos de cada armadura, resulta de
la ecuación:
H {ai ±- ),

haciendo a=^jt,=J=*.
2 2
La j u t a es una especie de cáñamo del Indos-
t a n más barato que eKde Europa, y el Formina
u n a especie de lino de Nueva Zelanda.
El agua del mar.—Veso específico, sobre
1,028. Peso del pié cúbico inglés, 29,039 kilogra-
mos y el de a g u a destilada 28,350. Pesan un me-
tro cúbico de a g u a destilada á su mayor densi-
dad 1000 kilogramos, el peso de un metro cúbi-
co de a g u a del mar será 1000 X 1,028=1028 H'
logramos.
- 6*3 —
La presión del mar es de 0,103 kilogramos
por metro de a l t u r a y centímetro cuadrado de
sección.
Se supone que á una profundidad mayor de
2200 metros la temperatura es constante é igual
á 4°.5 G. y que la agitación de la superficie no
se propaga á una profundidad mayor de 300
metros.
Terminaremos esta parte de nuestro trabajo,
manifestando que las fórmulas relativas al peso,
diámetro y longitud de los alambres, se deducen
de la ecuación P—VZ>, que nos enseña que el
peso de un cuerpo es igual al producto del vo-
lumen por la densidad. Un alambre es un cilin-
r
^ °j y como el volumen de éste se obtiene mul-
tiplicando el área de la sección por la longitud,
y entrando en la primera el diámetro, es evi-
dente que se puede determinar éste, el peso, la
mngitud ó la densidad, cuando todo lo demás
sea conocido.
a
La figura 96, lámina 8. , indica de qué ma-
nera se halla el área de la sección del almoha-
(
diado, la cual evidentemente es igual al área
el círculo que pasa por los centros de las sec-
ciones de los alambres de la armadura, menos
a
^ círculo que forman los conductores y las
persas capas de g u t t a p e r c h a , y menos, t a m -
len
5 la mitad del área de la sección de aquellos
0s D
- c esta manera resulta el área de la e s -
— 614 —
trella ó especie de rueda dentada que forma el
cáñamo. Cuando este se halla entre dos arma-
duras, el área de la sección es igual á la del cír-
culo que pasa por los centros de los hilos exte-
riores, menos la del que pasa por los centros de
los hilos interiores, de lo cual h a y que rebajar
a ú n la mitad de las áreas de las secciones de
unos y otros hilos. Asi se hallan las fórmulas
antes indicadas.
La figura 97, lámina 8, representa el caba-
llete para el empalme de los cables, y está to-
mada, así como la anterior y las tres siguientes,
de la Guia de los empleados de telégrafos, pu-
blicada por la Administración italiana.

Consiruccion d.e líneas aéreas.

A toda construcción debe preceder la forma-


ción del correspondiente proyecto y presupues-
to, comprendiendo el primero la descripción del
terreno y del trazado, las circunstancias de la
localidad y los planos necesarios, y el segundo
el coste detallado de la obra, todo con arreglo
á las disposiciones dictadas por cada Adminis-
tración.
Trazado por camino ó carretera.—Para la
mayor facilidad del arrastre del material y para
la mejor vigilancia de las líneas telegráficas, si-
— 615 —
guen estas el borde de los caminos, á no ser
que circunstancias especiales obliguen á sepa­
rarlas á mayor ó menor distancia de aquellos,
sea en algunos puntos ó sea en toda su longitud.
Cuando el terreno es llano ó ligeramente o n ­
dulado, y no presenta obstáculo alguno, pueden
trazarse g r a n d e s líneas rectas, que es lo más
conveniente para la estabilidad. Esto no obs­
tante, cuando existen barrancos ó alturas que
no sean de mucha consideración, puede o b t e ­
nerse alguna economía en el material, sin g r a n
perjuicio de la estabilidad; pero es preciso no
abusar de estas circunstancias, y obrar con p r u ­
dencia y precaución.
Lo§, postes deben plantarse al borde del c a ­
mino fuera de la cuneta, donde no puedan ser
alcanzados por los carruajes; pero sin separarlos
mucho, á no ser que el arbolado lo exija. E n los
puntos en que los t r a n s e ú n t e s no respetan las
líneas telegráficas, conviene separarlas de los
caminos, si es posible y no resulta de ello u n
perjuicio mayor.
Si el camino es sinuoso, no debe seguirlo la
línea, sino cortarlo en puntos convenientes, de
manera que el trazado resulte lo más recto po­
sible ó formado por curvas cuyo radio no baje
de cierta longitud, cuidando de que los vanos
que atraviese el camino que sigue la línea ú otro
trasversal, sean bastante cortos para que los
— 616 —
hilos queden á la altura suficiente sin necesidad
de emplear postes de mayor dimensión.
Ángulos y curvas.—En las líneas rectas, no
sufren los postes n i n g ú n esfuerzo lateral que
tienda á doblarlos ó romperlos, suponiendo que
la tensión del alambre es i g u a l á uno y otro la-
do, y esta tensión tiende á asegurarlos y á darles
mayor estabilidad; pero en un ángulo, se halla
sometido constantemente el poste á una fuerza
representada por la diagonal del paraleló-gramo
formado sobre las m a g n i t u d e s que representan
las tensiones ejercidas en dirección de los lados
del ángulo. Si en la figura 94, lámina 8, ha y oc,
indican las tensiones del hilo colgado en el pos-
t e b, la diagonal be, es la resultante quu actúa
sobre el poste, la cual a u m e n t a cuando el ángu-
lo disminuye, pudiendo por lo t a n t o adquirir tal
valor que el poste se rompa, y como á los hilos
telegráficos se les dá u n a tensión determinada
en relación con su r e s i s t e n c i a á la rotura, es
preciso calcular la resistencia que ha de tener el
poste, para un ángulo dado, ó el ángulo que cor-
responde á un poste cuya resistencia se conoce.
La mecánica enseña como se determina d e s -
fuerzo que puede resistir un poste de dimensio-
n e s conocidas, sujeto por un extremo y sometido
á u n a fuerza que obra normalmente y á una dis-
t a n c i a dada de la sección empotramiento, y tam-
b ien nos dá medios de hallar dicha fuerza, pues-
— 617 —
to que es un lado del triángulo bea ó bec, en los
cuales pueden conocerse los elementos necesa­
rios para su resolución, especialmente si las t e n ­
siones ba y be son iguales, puesto que entonces
el ángulo b queda dividido en dos partes iguales
por la resultante; de manera que el problema a n ­
terior no presenta g r a n dificultad, puesto que
está reducido á saber si el esfuerzo que resulta
para un ángulo es mayor ó menor que el que
puede resistir el poste destinado á él, sin perder
su elasticidad.
Los postes de pino de 6 metros de longitud y
de 13 centímetros de diámetro á 1 metro 50 de la
coz, actuando la fuerza á u n metro de la p u n t a ,
plantados en hoyos de 1 metro 50 centímetros
de profundidad, resisten sin doblarse sensible­
mente, unos 30 kilogramos,ylos de 8 metros con
18 centímetros de diámetro en el mismo punto y
enterrados 2 metros, actuando la fuerza á la
misma distancia de la p u n t a , resisten unos 70
kilogramos. E n general, la resistencia para pos­
tes de la misma altura colocados en iguales cir­
cunstancias, es proporcional al cubo del diá­
metro.
Como los postes tienen por reglamento d i ­
mensiones determinadas, lo más conveniente en
m práctica es calcular el ángulo mínimo que d e ­
ben formar los hilos, s e g ú n su número, y s e g ú n
l a
longitud y la parte enterrada de los postes,
- 618 —
pudiendo fijarse para las líneas de 2 á 8 luíoslos
ángulos mínimos siguientes:
Para los postes de 10 metros enter­
rados 2 ídem, de 155° á 170°
Para los postes de 8 metros enterra­
dos á 1,50 ídem, de 160° á 175
Para los postes de 6 metros enter­
rados á 1,50 ídem, de . . . . 170 á 180
Si los ángulos son menores que los expresa­
dos, es necesario reforzar los postes con torna­
p u n t a s ó con riostras colocadas las primeras en
la dirección de la resultante de las tensiones, y
las s e g u n d a s en la de su prolongación. Para mar­
car dicha dirección, si las tensiones son iguales,
como suele suceder, se toman distancias tam­
bién i g u a l e s , desde el vórtice b en dirección de
los hilos da y bey se tiende la cinta ó la cuer­
da entre los dos extremos y uniendo el punto
medio con el b, se tendrá la dirección de la resul­
t a n t e . Si las tensiones son desiguales se toman
distancias proporcionales en las direcciones res­
pectivas y uniendo, como a n t e s , sus extremos,
y después el punto medio de la distancia que re­
sulte, con elmismo vértice, s e t e n d r á la dirección
buscada. Supongamos que la tensión según k
es de 80 kilogramos y de 120 según be, se toma
be i g u a l á 12 metros y la á 8, y se tiende la
cinta de a á c, y uniendo el punto medio d con el
vértice b, se tendrá la dirección de la resultante.
— 619 —
En las curvas, cada poste forma un á n g u l o ,
y es necesario que ninguno exceda del limite
correspondiente, á no ser que se prefiera colocar
tornapuntas ó riostras, ó postes pareados ó aco­
plados, que estorban menos y presentan un a s ­
pecto menos desagradable. En una línea bien
estudiada y construida, no debe haber torna­
puntas ni riostras, y sí ú n i c a m e n t e postes de di­
cha clase en los puntos donde uno solo no pueda
resistir.
La curva puede ser siempre u n arco de c í r ­
culo de un radio considerable, y si no h a y o b s t á ­
culo que lo impida, se plantan los postes equi­
distantes, en cuyo caso se puede determinar la
distancia que debe mediar entre ellos, por la
fórmula:

x—-
f '
n
J la cual, x representa dicha distancia, R la
uerza que puede resistir el poste, r el radio de
a
' curva y / la tensión de los hilos á cada lado
a
cd poste, que es igual á la suma de las tensio­
nes respectivas de los hilos, ó al producto de la
ension de uno de ellos multiplicada por su n ú ­
mero, si son del mismo diámetro.
En el caso de emplear tornapuntas, debe ba-
üa
-rse el corte de aceite, y asegurarlas con tor-
mllos ó clavos precisamente galvanizados ó eno­
jados, porque de lo contrario el óxido y otros
- 620 —
compuestos de hierro que se forman, destruyen
la madera, y lo mismo debe hacerse con los pos­
tes acoplados ó prolongados, cuyos zunchos y
pasadores deben también galvanizarse ó em­
brearse, ó uno y otro, y u n t a r de aceite lasca­
ras de las j u n t a s ó ensambladuras.
Además advertiremos que la cal común des­
t r u y e la madera, cuando está en contacto con­
tinuo con ella, por lo cual debe emplearse cuando
ocurra, la cal hidráulica ó el cemento hidráulico,
y que si fuera forzoso hacer uso de la cal ordi­
naria, se h a de procurar que no toque á la made­
ra, esté ó nó inyectada de sulfato de cobre.
Vanos de grande extensión .—Ya se ha indi­
cado que deben evitarse en lo posible los gran­
des vanos; pero en a l g u n o s casos son indispen­
sables para atravesar los rios y los profundos y
anchos barrancos.
Un alambre suspendido por sus extremos ue
dos puntos más ó menos distantes que se hallan
á la misma altura, forma u n a curva que se lla­
ma catenaria, y se dá el nombre de flechad
distancia que media entre el punto más bajo de
la curva, y la línea horizontal que pasa por los
puntos de apoyo. En el caso que se considera
corresponde dicho punto á la mitad de la distan­
cia de los apoyos; pero si estos son de diferente
altura, se halla más próximo al apoyo más bajo.
Cuanto más corto es el hilo, ó cuanto más
— 621 —
se estira, menor es la flecha y mayor por con­
siguiente la tensión que sufre aquel. Esta ten­
sión no es igual en todos los puntos de la curva,
sino que va aumentando desde el vértice, donde
es un mínimo, hasta los puntos de apoyo; de
manera que en cada punto es igual á la que
existe en el punto más bajo, aumentada con el
peso de un hilo de una longitud igual á la dis­
tancia vertical entre el vértice y el punto que
se considera.
Es preciso, pues, dar á la catenaria una fle­
cha determinada para que la tensión no exceda
de la conveniente, dada la distancia entre los
apoyos, y además, no puede darse á la flecha
una longitud indefinida, porque el hilo llegaría
a romperse por su propio peso.
Suponiendo colgado un hilo con la flecha
correspondiente á la tensión que debe resistir,
s i
se aumenta la distancia entre los apoyos, dis­
minuirá la flcch.a y aumentará la tensión, sien­
do preciso aumentar la longitud del hilo para
que verificándose lo mismo con la flecha, la ten­
sión se reduzca á la que corresponde.
Las flechas son proporcionales á los cuadra­
o s de las distancias de los apoyos, de manera
que conociendo la flecha correspondiente á un
vano determinado, se puede determinar la que
Jebe darse á otro vano de distinta longitud. La
"echa que debe tener un vano de 1 0 0 metros
— 622 —
cuando el hilo es de 4 mjm y la tensión en el
vértice 80 Jtg es de 1,56 metros, y sise quiere
a v e r i g u a r la que corresponde á otro vano de 300
metros salvado con el mismo hilo y con igual
tensión, se tendrá la proporción:
2 2
ioo :30o : :I,56:/==I4,04^OÍ

E n general todos los problemas relativos á


e s t a cuestión se resuelven por la fórmula

J
"~ St '
en la c u a l / es la flecha, p el peso de la longitud
del hilo, a la distancia de los apoyos y t la ten-
sión en el p u n t o m á s bajo de la catenaria, ex-
presada en las mismas unidades que p, en ki-
logramos por lo r e g u l a r .
E s t a fórmula demuestra que la flecha es pro-
porcional al peso del hilo, y por lo tanto á la sec-
ción del mismo ó al cuadrado de su diámetro, y
al cuadrado de la distancia entre los apoyos y
que se halla en razón inversa de la tensión. Ta-
r a que la flecha fuese cero, en cuyo caso el hilo
formaría u n a línea recta, sería preciso que / ad-
quiriese u n valor infinito, puesto que ni p vi a
pueden ser cero. De aquí se deduce que no es
posible estirar u n alambre en línea recta, por-
que a n t e s de conseguirlo se rompería. Esto no
obstante, si el peso es pequeño y corta la distan-
cia entre los apoyos, la flecha puede ser muy w
— 623 —
flucida sin que la tensión llegue á la que pro-
duce la rotura del hilo.
Por otra parte, dando ala flecha la longitud
conveniente, se pueden establecer grandes va-
nos, de más de un kilómetro, sin comprometer la
resistencia del alambre; pero es necesario que el
perfil del terreno lo permita, pues de lo contra-
no, si no es posible que t e n g a la flecha que cor-
responde, la tensión necesaria para levantarlo
del suelo y para dejarlo á la altura debida, libre
de todo obstáculo, lo rompería infaliblemente.
Si los apoyos se hallan á distinta altura, se
considera la cateneria prolongada por el lado
más bajo y se t r a t a la cuestión como en el caso
anterior. Deben evitarse todo lo posible esta cla-
se de vanos, porque la mayor parte del peso,
carga sobre el apoyo más alto.
En los grandes vanos conviene emplear un
hilo delgado y muy resistente, siendo muy á
Propósito el compuesto, de acero y cobre interior,
ó colocar en el centro un alambre delgado no re-
cocido, y otro más grueso y también sin reco-
cer, ó mejor a ú n , del llamado homogéneo en los
extremos, donde sufre el mayor esfuerzo, empal-
mándolos por el sistema britania.
La baja de temperatura contrae el alambre y
especialmente en los vanos cortos, una pequeña
disminución de la flecha puede producir un g r a n
aumento de tensión que cause la rotura. En
— 624 —
el invierno suelen cubrirse los hilos de nieve ó
de hielo; pero no es esta c a r g a la que los rompe,
aunque a l g u n a vez pudiera suceder, sino la dis­
minución de longitud. Los vientos fuertes au­
m e n t a n también la tensión del alambre y pue­
den romperlos, como así mismo otras causas
accidentales, y para que resistan estos aumen­
tos más ó menos rápidos y considerables de
tensión, es necesario que la que se le dé á una
temperatura media de 12°, sea tal que nunca
pueda llegar á la c u a r t a parte de la que el hilo
es capaz de resistir, ó sea á 10 kilogramos por
milímetro cuadrado de sección, lo que dá 120
para el hilo de 4 mjm. La tensión, pues, que de­
be darse á este hilo, s e g ú n la longitud del vano
es la siguiente:
Longitud de los vanos: 20 40(60 100 metros.
Tensión correspondiente: 50 64|74 85 kilógs.
Líneas por ferro-carril.— Esta sujeta su
construcción á los mismos principios que las que
siguen un camino ordinario ó u n a carretera, por
lo cual sólo haremos a l g u n a s consideraciones
sobre el particular.
Opinan algunos que la línea telegráfica debe
seguir constantemente u n mismo lado de la vía
férrea, y m u y próxima á ella para que pueda
examinarse desde los trenes; otros no creen con­
veniente que se planten postes en la convexi­
dad de las curvas de la vía, porque en caso de
- 625 —
rotura caerían sobre ella y algunos recomiendan
que se lleve siempre á u n mismo lado de la vía
y á una distancia mayor que la longitud de los
postes á fin de que n u n c a puedan caer sobre los
rails.
En el primer caso es preciso que los postes
queden á u n a distancia del rail contiguo mayor
que la flecha de los alambres, porque de otro
modo, cuando el viento empuje á estos sobre la
vía, pudieran ser alcanzados por el tren.
En el segundo caso, la línea telegráfica pasa
tan pronto á u n lado como á otro de la vía,
siendo preciso elevar convenientemente los h i ­
los en los puntos que la cruza y asegurarlos en
los postes que forman el paso para que no pue-^
dan correr y bajar, si alguno se rompiese en u n
punto más ó menos cercano, y aun para mayor
seguridad debe emplearse en estos pasos u n
lulo delgado, como el de 2 m/m de diámetro,
que rompería fácilmente la locomotora, mien­
tras que si e n g a n c h a uno de mayor grueso, an­
tes de romper, causa averías de consideración.
E
n este caso y en el anterior, es preciso colocar
tos postes sobre los terraplenes, porque en los
aludes no ofrecerían seguridad, aunque pueden
forzarse con t o r n a p u n t a s enterradas, apoya­
o s en u trozo de madera. Creemos que el ter-
n
c e
r procedimiento es preferible, porque la línea
estarnas s e g u r a y se ven mejor los defectos des-
40
— 626 —
de el interior de los coches, al menos las roturas
y otras averías aparentes, que son las que se
pueden distinguir desde un tren en rápido movi­
miento.
Algunas obras extraordinarias.—Los postes
se implantan á u n a profundidad proporcionada
á su longitud y á la resistencia del terreno, sien­
do por lo r e g u l a r en las tierras más ó menos com­
p a c t a s , como las arcillosas, de la quinta parte de
su altura ó un poco m á s ; pero en la roca dura no
es necesario excavar hoyos t a n hondos; pero sí
el recibir el poste con hormigón hidráulico, por­
que la cal ordinaria contribuiría á su destrucción,
especialmente si estaba inyectado de sulfato de
cobre. E n los terrenos areniscos, en los flojos y
en los cauces de los rios, es preciso colocar los
postes en hoyos más profundos ó reforzarlos con
g r a n d e s zócalos de manipostería ó de hormigón
hidráulico, cimentada á la profundidad del hoyo.
Estos zócalos deben tener la forma de un tronco
de cono, con un metro y medio de diámetro en la
base, pues de lo contrario son de poca utilidad.
Si el paso de u n rio no se verifica por medio
de un cable, es preciso colocar un poste, por lo
r e g u l a r de g r a n d e altura, á cada orilla, y cuan­
do el terreno es bueno, es decir, firme y duro, de
arcilla compacta ó de arena y tierra virgen sin
remover, se implantan estos postes, como de or­
dinario, en hoyos de la profundidad correspon-
- 627 —
diente, y en todo caso se proteje la orilla con
una estacada, cestones llenos de piedras ó por
otro de los medios que se emplean en las obras
de los rios; pero si el terreno es mediano ó malo
para fundaciones, es necesario reforzar los pos-
tes con g r a n d e s peanas de mampostería h i d r á u -
lica.
Cuando las márgenes de un rio son poco ele-
vadas y el cauce de u n a a n c h u r a considerable,
es indispensable plantar a l g ú n poste en sitio que
el agua baña, por lo menos en a l g u n a s épocas
del año,y darle u n a estabilidad y u n a altura muy
superior á la ordinaria, lo cual exige la construc-
ción de u n pilar como si se t r a t a s e de un p u e n t e .
Empiézase por reconocer el terreno con la tienta
ó sonda, y si resulta firme se echan los cimientos
y se levanta la construcción á la altura conve-
niente. Si el terreno es mediano, es decir de are-
ua y cantos rodados, es necesario acudir al em-
parrillado con durmientes y soleras, y por ú l t i -
mo si es malo, ó sea fangoso ó compuesto de tier-
ras ó arenas movedizas, es necesario comprimir-
l o
y sujetarlo con morrillo y pisón ó por medio
de pilotes, sobre los cuales, después de desmo-
lados y enrasados se establece el Zampeado con
^aviesas y soleras.
Empalme de los conductores aéreos con los w-
Ües de los túneles y su entrada en las estaciones.
~~Ya se h a dicho que los aisladores deben estar
- 628 -
al descubierto para que la lluvia los lave y el
viento los seque, y como en los túneles estarían
siempre húmedos y aún mojados por las filtra­
ciones, darían lugar á derivaciones permanentes
que pudieran dificultar y aún interrumpir la co­
municación, por cuyo motivo las líneas telegrá­
ficas deben llevarse por encima de aquellos si el
.terreno lo permite, ó pasarlos por medio de ca­
bles de cubierta de plomo ó encerrados en tubos
de hierro ó en canales, como se ha indicado en el
lugar correspondiente.
Si las paredes del túnel son de manipostería,
ó de paramento igual y regular, los cables se co­
locan bien en escarpias ó ganchos interponiendo
un cuerpo blando, como el corcho, la goma elás­
tica ó el cuero; pero si ofrecen grandes desigual­
dades, aristas y puntas salientes, habria necesi­
dad, ó por lo menos suma conveniencia, de colo­
carlos en palomillas de igual salida, para que
queden en línea recta ó formando la misma cur­
va plana que el túnel, porque si forman ángulos
más ó menos agudos en las escarpias, se pueden
deteriorar.
Para unirlos á los hilos de la línea, pudieran
prolongarse por el talud de las zanjas que pre­
ceden á las bocas del túnel, siempre que se pue­
dan enterrar ó cubrir convenientemente hasta
su caseta ó poste de amarre, según indica la
figura 99, lámina 8, donde se separan los con-
— 629 -
ductores haciéndolos pasar por los para-rayos,
si la longitud de los cables exige esta clase de
aparatos protectores. Si esto no es posible ó no
conviene por cualquier motivo, lo más sencillo
seria retener los alambres de la línea en una
palomilla situada dentro del túnel, cerca de las
bocas, y soldar á ellos los conductores de los ca­
bles; pero como en estos sitios no deben colo­
carse aisladores ordinarios, se sustituye la pa­
lomilla por una caja como la que representa la
figura 98 con aisladores en forma de retorta, por
los cuales se hacen pasar los corazones de los
cables que al efecto se separan á cierta distan­
cia de la caja, doblándolos un poco para que
las aguas de filtración no puedan correr por
ellos y penetrar en la caja. Cortando los conduc­
tores dentro de ésta, y uniéndolos por medio de
tornillos, se tendría un registro, que pudiera ser
muy útil; pero la constante humedad que por lo
regular existe en estos subterráneos, aconseja
(
iue no se descubran ni corten los corazones, los
cuales se prolongan separados y con su corres­
pondiente almohadillado hasta el poste de en­
tronque. Este almohadillado se deteriora más ó
menos pronto, por cuya razón es preciso reno­
varlo y embrearlo siempre que sea necesario.
Cuando la longitud de los cables pasa de dos
kilómetros se colocan para-rayos del sistema Sie­
mens situados en una caja fija á un poste inme-
— 630 —
diato al de amarre de los hilos de línea, y á la
altura de unos dos metros. Dichos hilos están
sujetos á los aisladores de retención que lleva
este último poste, y á cada uno de ellos se suel-
da un trozo de hilo de cobre cubierto de go-
ma elástica, revestida de cáñamo embreado y
pintado al óleo con albayalde, y estos hilos des-
pués de pasar por los aisladores de retorta, en-
t r a n en la caja y se u n e n á los respectivos tor-
nillos de los pararayos ó descargadores de cor-
rientes atmosféricas, s e g ú n indica la figura 99-
La entrada de los hilos de línea en las esta-
ciones puede hacerse de u n a manera análoga,
poniendo dicha clase de aisladores en el tablon-
cillo de e n t r a d a , y lo mismo se ejecuta en lasca-
setas de amarre.
Ejecución de los trabajos.—-Se verifican por
b r i g a d a s pudiendo constar cada una de un capa-
t a z , dos celadores ú operarios prácticos en estas
construcciones y de diez jornaleros. Distribuido
el material, la mayor parte de la brigada se ocu-
pa en abrir los hoyos, y cuando se calcula que
h a y suficientes, dos hombres se dedican á poner
aisladores y preparar los postes que otros levan-
t a n , colocan en los hoyos y apisonan; mientras
que otros tres que van detrás, desarrollan el
a r a
alambre y lo empalman provisionalmente, p
que otros dos ó tres lo cuelgen después de ha-
eqr hecho y soldado los empalmes definitivos-
legando á u n poste de tensor se templa con el
aparato de tender lo que parezca conveniente, y
después haciendo uso del tensor se dá á los hilos
la tensión correspondiente. Si no se emplean r e -
tenciones y tensores, después de templado cada
trozo de unos 400 ó 500 metros se ata el hilo en
todos los aisladores.
Si el alambre no h a sido estirado en la fábri-
ca, se ejecuta esta operación cuando está tendi-
do en el suelo, atando cada extremo al poste más
inmediato y tirando varios hombrss de una cuer-
da atada ó e n g a n c h a d a al punto medio del alam-
bre, hasta que se conozca que este se h a a l a r g a -
do y queda recto y no anguloso.
El medio más sencillo de dar á los hilos la t e n -
sión ó la flecha conveniente, es el de interponer
en la trócola un pequeño dinamómetro que por la
flexión de un muelle indique la tensión, ó el em-
pleo de llaves de tensor con dinamómetro, al me-
nos hasta adquirir la práctica necesaria, p a r a
calcular por el esfuerzo que se hace, la tensión
del alambre, como se aprecia el peso de un obje-
to al levantarlo del suelo.
Puede también darse á los hilos la tensión
conveniente por medio de la altura á que h a n de
quedar del suelo en el punto más bajo, la que se
determina restando la longitud de la flecha, de
l a
altura á que se halla el hilo en el poste, y t o -
mando en u n a vara ó listón, la que resulte para
— 632 —
el vértice de la catenaria, y fijando esta vara en
el centro de u n vano situado en terreno sensi­
blemente horizontal, se templa ó se afloja el hilo
h a s t a que quede á la a l t u r a conveniente, y lo
mismo se consigue, colgando u n a doble cuerda
del punto medio del alambre, con un peso al ex­
tremo, y de la longitud indicada, cuya cuerda se
retira después, tirando de una de sus puntas.
Los encargados de la conservación y del en­
tretenimiento de las líneas, suelen templar de­
masiado los alambres para evitar los cruzamien­
tos; pero esto es perjudical, y es preferible no
emplear más que el hilo estirado ó muerto y no
permitir empalmes, sino cerca de los postes.
No hablamos del caso en que el alambre tira
del aislador hacia arriba, porque eso no puede
suceder j a m á s en u n a línea, construida y con­
servada con inteligencia, y si tal acontece en
a l g ú n poste, debe suprimirse este.
E n las líneas sólidas, bien construidas y con­
servadas, deben atarse los hilos en todos los ais­
ladores. E n los débiles y mal entretenidas, retar­
daría mucho el remedio de averias.
Cuando h a y dos ó más vanos contiguos desi­
g u a l e s , conviene retener los hilos en los postes,
porque de lo contrario, al dilatarse los alambres
por el calor, ó al ser levantados por los vientos,
correrán del más corto al m á s largo, resultando
u n a tensión diferente en uno y en otro, porque si
— 633 —
bien el alambre baja fácilmente, no sube del mis-
mo modo. La distancia vertical entre los hilos,
varia de 30 á 60 centímetros, según su número y
la altura de los postes.
La brigada que se ha dicho puede construir
al dia, tres kilómetros de línea de un solo con-
ductor en terreno blando como el arcillo-areno-
so, siempre que se organicen los trabajos y se
distribuya el material de una manera conve-
niente.
Por lo demás, esa organización y esa distri-
bución pueden ser m u y diferentes, según los
casos y las circunstancias, y al director de las
obras corresponde el adoptar las disposiciones
necesarias para que nunca falte material ni her-
ramientas, para que no se dedique á cada ope-
ración más que el número de hombres necesa-
rio, para que á n i n g u n o falte trabajo y para que
no empleen la mayor parte del dia en trasladarse
de un punto á otro.
Coste de las líneas aéreas—Es m u y variable,
puesto que depende del material que se emplee,
del perfil del terreno, de la naturaleza del s u e -
lo? de los precios elementales y de los medios de
trasporte en cada localidad.
El coste de un kilómetro de un solo conduc-
tor, construido por una brigada compuesta co-
mo se ha indicado y en terreno blando, puede
calcularse en España del modo siguiente:
- 634 —
Péselas.

IB postes inyectados puestos al pié


de obra 143
13 aisladores, incluso u n a retención
y u n tensor 27
110 kilogramos de alambre de 4 m/m 82
Haberes y jornales 19
TOTAL. . . . 271

El colgado solo, podrá costar:


pesetas.

Los aisladores con la retención y


tensor 27
El alambre 82
Haberes y jornales 6
"* 116

En España resulta m u y caro el material te-


legráfico y la construcción de líneas, cuando se
hace por contrata, como casi siempre sucede,
lo que depende de que es necesario traer hasta
los postes del extranjero, y de otras causas in-
dependientes de la administración, que no son
de este l u g a r .
De lo expuesto se deduce, que para que re-
sulte una línea telegráfica, en buenas condicio-
nes eléctricas y mecánicas, es indispensable
que preceda un estudio esmerado y concienzu-
— 635 -
do, que se replantee con arreglo al plano, y que
se construya y conserve con la debida inteli-
gencia.
Puede muy bien prescindirse de todo esto,
limitándose á abrir los hoyos donde parezca
conveniente, implantar los postes y colgar los
hilos, más ó menos flojos ó estirados, en aisla-
dores de cualquiera especie; pero bien puede
asegurarse que u n a línea semejante no h a de
corresponder á su objeto, y que después de no
muchos años, habrá resultado t a n cara como s í
los postes fueran de plata.
Una línea no estudiada, mal construida y
peor conservada, es como u n a casa de tierra que
por todas partes se desmorona, y ú n i c a m e n t e
puede sacarse a l g ú n partido de ella, con el t r a -
bajo, la paciencia y la abnegación, t a n t o del per-
sonal destinado á su entretenimiento, como del
encargado del servicio de trasmisión.
Con mucho g u s t o nos ocuparíamos más e x -
tensamente, del importante asunto de la cons-
trucción y entretenimiento de las líneas telegrá-
ficas, pero además de que la índole de este libro
uo lo permite, y a lo hemos aumentado en un do-
ble de lo que anunciamos y prometimos. Esto no
obstante, si de este aumento resultase a l g ú n
beneficio para el servicio de telégrafos, d a r í a -
mos por bien empleado el trabajo y los g a s t o s
que nos ha originado.
j
Coeficientes para la reducción de medidas ing-lesas á m é t r i c a s , y al
contrario.

MEDI
D AS uVTed.id.as métrico-decimales.

INGLESAS. Kilómetros. Metros. Milímetros. Kilogramos. Gramos.

Millas marinas. . 1,855284 » » »


Millas legales . . 1,609315 » > » 1
» 0 9143835 » » »
Pies 0,3047945 » » »
» 0,2539954 25,39954 » 1
Quintales B » » 50,802377 »
)) » » 0,45357265
> » 0,064799

Para reducir, por ejemplo, y a r d a s á metros, se multiplica el número


de aquellas por 0,9143835, que se halla en la intercesión de la línea horizon­
t a l de yardas con la columna vertical de metros; y para reducir estos á y a r ­
das, se divide por la misma cantidad.
TELÉGRAFOS.
DISTRITO DE SEVILLA MES DE DE CENTRO DE SEVILLA

Datos tomados con l a brújula d e tangentes p a r a determinar el


a i s l a m i e n t o y l a r e s i s t e n c i a d e los c o n d u c t o r e s .

TIE3VOPO.
Estación Número Re-
DIA correspon­ del Cons­ Aisla­ sisten- Estación OBSERVACIONES.
correspon­
diente. hilo. tante. miento. ciaX2. Sevilla. diente.

Corriente t e r r e s ­
1 Cádiz. 1 64 14 80 Húmedo Niebla
» tre de 4.° de Se­
» » 2 16 76
villa á Cádiz.*
Córdoba. 10 62 Seco.

\
12 84 >

:
1* i i
TELÉGRMOS.
DISTRITO DE SEVILLA. Mes d e d e CENTRO DE SEVILLA.

Pruebas hechas por dicho Centro con (tal aparato), durante el mes ¡
expresado á las, de la mañana. Ntímer o del g


tros.

Aislam ¡ento
kiióaie tros.
Dista ncia

T I E M P O
Btro

tota 1.
i.

Estación Aislamien- Resistencia


¡~ Dias.

hile

tota
Resist
correspon-
diente.
11 to por por
kilómetro. kilómetro. Sevilla.
Estación
correspte.
Observaciones

I-1 1 Badajoz, 211 13 4,31 7100 2661 1498100 12.61 húmedo. seco.
i » 12 » 7700 2255 1624700 10,69 » »
Huelva. 87 13 4,00 2300 976 200100 11,22 húmedo. húmedo.
» a 12 4000 1600 348000 18,39 » »
— 642 —
TABLA de senos y t a n g e n t e s naturales.
Grados Senos Tangentes (irados i Sen >s Tangentes

1 0,017 0,017 46 1 0,719 1,05


2 0,035 0,035 47 i 0,731 1,07
3 0,052 0,052 48 0,743 1,11
4 0,070 0,070 49 I 0,755 1,15
5 0,087 0,087 50 ¡ 0,766 1,19
6 0,104 0,105 51 0,777 1,23
0,122 0,123 52 0,788 1,28
0,139 0,140 53 0,798 1,33
9 0,156 0,158 54 0,809 1,37
10 0,173 0,176 55 0,819 1,43
11 0,191 0,194 56 0,829 1,48
12 0,208 0,212 57 0,838 1,54
13 0,225 0,231 58 0,818 1,00
14 0,242 0,249 59 0,857 1,60
15 0,259 0,268 60 0,866 1,73
16 0,275 0.287 61 0,874 1,80
17 0,292 0,306 62 0,883 1,88
18 0,309 0,325 63 0,891 1,90
19 0,325 0,344 64 0,899 2,05
20 0,342 0,864 65 0,906 2,14
21 0,358 0,384 66 0,913 2,24
22 0,374 0,40 i 67 0,920 ¿35
23 0,391 0,424 68 - 0,927 2,47
24 0,407 0,445 2,60
69 0,933 2,75
25 0,422 0,466 70 0,939 2,90
26 0,438 0.488 71 0.945 3,08
27 0,454 0,509 72 0,951 3,27
28 0,469 0-532 73 0,956 3,49
29 0,485 0,554 74 0,961 3,73
30 0,500 0,577 75 0,966 4,01
31 0,515 0,601 76 0,970 4,33
32 0,530 0,625 77 0,974 4,70
33 0,544 0,649 78 0,978 5,14
34 0,559 0,674 79 0,981 5,67
35 0,573 0,700 80 0,985 6,31
36 0,588 0,726 81 0,987 7,H
37 0,602 0,753 82 0,990 8,14
38 0,615 0,781 83 0,992 9,5!
39 0,629 0,810 84 0,994 11,43
40 0,643 0,839 85 0,996 14,30
41 0,656 0 869 86 0.997 19,08
42 0,669 0,900 87 0,998 28,63
43 0,682 0,932 £8 0,999 57,29
44 0,694 0,965 89 0,999 Infinito
45 0,707 1,000 90 1,000
— 643 —
TABLA PARA EL USO DEL GALVANÓMETRO UNIVERSAL DE SIEMENS.
A B A B A JO

150+a 150—a Arco 100+a 150—a Arco 150+a 150—;


150—a 150+a a 150—a 150+a a 150—a 150+a

59.00 0.017 124,5 10.76 0.093 104 5.52 0.182


53.54 0.019 124 10 54 0.095 103,5 5.45 0.183
49.00 0.020 123,5 10.32 0.097 103 5 38 0.186
45.15 0.022 123 10.11 0.099 102,5 5.31 0.188
41.86 0.024 122,5 9.91 0.101 102 5.25 0.190
39.00 O 026 122 9.72 0.103 101,5 5.18
30.50
0 193
0.028 121,5 9.53 0.105 101 5.12 0.195
34.29 0.029 121 9.35 0.107 100,5 5.06
32.33 0.198
0.031 120.5 9.17 0.109 100 5.00 0.200
30.58 0.033 120
29.00
9.00 0.111 99,5 4.94 0.202
0.035 119,5 8.84 0.113 99 4.88 0.205
27.57 0.036 119
26 27 8.68 0.115 98,5 4.82 0.207
O 038 118,5 8.52 0.117 98 4.77 0.209
25.09 O 040 118
24.00 8.37 0.119 97,5 4-71 0.212
0.042 117,5 8.23 0.121 97 4 66 0.215
23 00 O 044 117
22.08 8.09 0.123 96,5 4.61 0.217
0.045 116,5 7.96 0.126 96 4.55 0.220
21.22 0.047
20.43
116 7.82 0.128 95,5 4 50 0.222
0.049 115,5 7.69 0.130 95 4.45 0.224
19.69 0.051
19.00 115 7.57 0.132 94,5 4,40 0.227
18.35
0.052 114,5 7.45 0.134 94 4.36 0.230
17.75
0.054 114 7.33 0 136 93,5 4.31 0.232
17.18 0.056 113,5 7.22 0.139 93 4.26 0.235
1665 0.058 113 7.11 0.141 92,5 4.22 0.237
16.14 0.060 112,5 7.00 0.143 •92 4.17 0 240
15.67 0.062 112 6.89 0.145 91,5 4.13 0.242
15.22 0.064 111,5 6.79 0.147 91 4.08 0.245
14.79 0.066 111 6.69 0.150 90,5 4.04 0.247
14.38 O 068 110,5 6.69 0.152 90 4.00 0.250
14-00 0.070 110 6.50 0.154 89,5 3.96 0.253
13.63 0.071 109,5 6.41 0.156 89 3.92 0.255
0,073 109 6.32 0.158 88,5 3.88 0.258
0.075 108,5 6.23 0.160 88 3.84 0.260
«8.5 12 0.077
"»» jo 108 6.14 0.163 87,5 3.80 0.263
64 0.079 107,5 6.06 0.165 87
12.33
3.76 0.266
0.081 107 5.97 0.168 86,5 3.72 0.269
m 12.04
11.76
0.083
0.085
106,5
106
5.89 0.170 86 3.69 0.271
126.5 11.50 5.82 0 172 85,5 3.65 0.274
126 0.087 105.5 5.74 0.174 85 3.62 0.276
125.5
U.24 0.089 105
U 00 5.67 0.176 84,5 3.58 0.279
12! 0.091 104,5 5.59 0.179 84 3.54 0.282
- 6 4 4 —

TABLA PALA EL USO DEL GALVANÓMETRO 1IVERSAL DE SIEMEN


A B A B ! A
Arco 150+a 150—a Arco 150+a 150—a Arco j 150+a
a 150—a líO+a a 150—a 150+a a 150—a

83,5 3.51 0.285 63 2.448 0.408 42,5 1.790


83 3 48 0.288 62,5 2.428 0.412 42 1.777
82,5 3 44 0.290 62 2.409 0.415 41,5 1.705
82 3.41 0.293 61,5 2.389 0.418 41 1.752
81,5 3.38 0.296 61 2.370 0 422 40,5 1.739
81 3.35 0.299 60,5 2.352 0.425 40 1.727
80,5 3.31 0.302 60 2.333 0.429 39,5 1.714
80 3.28 0.304 59,5 2.315 0.432 39 1 702
79.5 3.25 0.307 59 2.296 0.435 38,5 1.690
79 3.22 0.310 58,5 2.278 0.439 38 1.679
78,5 3.19 0.313 58 2.261 0.442 37,5 1.607
78 3.17 0.316 57,5 2.243 0.446 37 1.655
77,5 3.14 0.319 57 2.226 0.449 36,5 1.643
77 3.11 0.322 56,5 2.208 0.453 36 1.631
76.5 3.08 0.325 56 2.191 0.456 35,5 1.620
76 3.05 0.327 55,5 2.174 0.460 35 1.608
75,5 3.03 0.330 55 2.158 0.463 34,5 1.597
75 3.00 0.333 54,5 2.141 0.467 34 1.586
74.5 2.973 0.336 54 2.125 0.471 33,5 1.575
74 2.947 0.339 53,5 2.109 0.474 33 1.564
73,5 2.921 0.342 53 2.093 0 478 32,5 1.553
73 2.896 0.345 52,5 2 077 0.481 32 1.542
72,5 2.871 0.348 52 2.061 0.48'. 31,5 1.531
72 2.846 0.351 51,5 2.045 0.489 31 1.521
71,5 2.822 0.354 51 2.030 0.492 30,5 1.510
71 2.797 0.357 50,5 2.015 0.496 30 1.500
70,5 2.773 0.360 50 2.000 0.500 29.5 1.489
70 2.750 0.364 49,5 1 985 0.504 29 1.479
69,5 2.726 0.367 49 1.970 0 508 28,5 1.469
69 2.703 0.370 48,5 1.955 0.511 28 1.459
68,5 2.680 0.373 48 1.941 0.515 27,5 1.449
68 2.658 0.376 47,5 1.926 0.519 27 1.439
67,5 2.636 0.379 47 1.913 0.523 26,5 1.429
67 2.614 0.382 46,5 1.898 0.527 26 1.419
66.5 2.592 0.386 46 1.884 0.531 25,5 1.409
66 2.571 0.38) 45,5 1 870 0.535 25 1.400
65,5 2.550 0.392 45 1.857 0.538 24,5 1.390
65 2-529 0.395 44,5 1.843 0.542 24 1.380
64,5 2.509 0.398 44 1.830 0.546 23,5 1.371
64 2.488 0.402 43,5 1.816 0 550 23 1.362
63,5 2.468 0.405 43 1.803 0.554 22,5| 1.352
6 4 5 —

TABLA PARA EL USO DEL GALVANÓMETRO UNIVERSAL DE SIEMENS.


A B A B A B
150+a 150—a Arco 1 5 0 + a 150—a Arco 1 5 0 + a 150—a
150—a l ; 0 + a a 150—a 1 5 0 + a a 150—a 1 5 0 + a

1.343 0.744 14,5 1.214 0.823 7 1.097 0.911 1


1.334 0.749 14 1.206 0.829 6,5 1.090 0.917
1.325 0.754 13,5 1.198 0.835 6 1.083 0.923 1
1.316 0.760 13 1.189 0.841 5,5 1.076 0.929
1.307 0.765 12,5 1.181 0.847 5 1.068 0.935
1.298 0.770 12 1.173 0.852 4,5 1.061 0.942
1.290 0.775 11,5 1.166 0.858 4 1.054 0.948
1.281 0.780 11 1.158 0.863 3,5 1.047 0.954
1.272 0.786 10,5 1.150 0.869 3 1.040 0.960
1.264 0.791 10 1 143 0 875 2,5 1.033 0.967
1.255 0.796 9,5 1.135 0.881 2 1.027 0.974
1.247 0 802 9 1.127 0.887 1,5 1.020 0.980
1.238 0.807 8,5 1.120 0.893 1 1.013 0.987
1.230 0.813 8 1.112 0.899 0,5 1.006 0.993
1.222 0.818 7,5 1.105 0.905
Resistencias específicas (en Ohms)
de metales y aleaciones á la tempe-
0 0
r a t u r a de O cent. Experiencias del
r>r. JMattliiesen.

Resistencia
de un hilo
Resistencia de 1 metro
N o m b r e s de los metales de 1 metro del diáme-
ó aleaciones. del peso de tro, de 1
nn g r a m o . mjm.

Plata recocida 0,1544 0,01937


Id. pasada á la hilera. . . 0,1689 0,02103
Cobre recocido 0,1440 0,02057
Id. pasado á la hilera. . . 0,1469 0.02104
Oro recocido 0,4080 0,0¿650
Id. pasado á la hilera. . . 0,4150 0,02697
Aluminio 0,0576 0,03751
Zinc laminado 0,3983 0,07244
Platino recocido.. . . . . 2,464 0,1166
Hierro id 0,7522 0,1251
Nickel id 0,866b 0,1604
Estaño laminado. . . . . . 0,9184 0,1701
Plomo id 2,257 0,2527
Antimonio id 2,3295 0,4571
Bismuto id 3,525 1,689
Mercurio líquido 13,071 1,270
Aleación de 2 partes de pla-
tino y una de plata en peso,
recocida y estirada. . . . 2.959 0,3140
Metal blanco alemán, recoci-
do ó estirado (1) . . . . 1,850 0,2695
Aleación de 2 partes de oro y
una de plata, en peso. . 1,668 0.1399

(1) Esa aleación sirve generalmente para formar


qobinas de resistencia.
- 6 4 7 —

TABLA para calcular la resistencia del cobre á


temperaturas diversas (Clark).

GRADOS GRADOS
centígrado. 2.a
centígrados,

0 1,0000
1 1,0039
2 1,0077
3 1,0116
4 1,0155
5 1,0194
6 1,0233
7 1,0271
8 1,0310
9 1,0340 9
10 1,0388 10
11 1,0427 11
12 1,0466 12
13 1,0504 13
14 1,0543 14
15 1,0582 15
16 1,0621 16
17 1,0679 17
18 1,0698 18
19 1,0737 19
20 1,0776 20
21 1,0815 21
22 1,0854 22
23 1,0892 23
24 1,0931 24
Para pasar de u n a tem­ Para reducir una tem­
p e r a t u r a inferior á o t r a peratura superior á otra
superior se m u l t i p l i c a la inferior, se m u l t i p l i c a la
resistencia p o r el n ú m e ­ resistencia p o r el n ú m e ­
ro c o r r e s p o n d i e n t e de la ro c o r r e s p o n d i e n t e d e la
a
columna 2. a
columna 4.
— 648 —
Resistencias en Ohms de un metro
de hilo de oobre del peso de un
gramo á diversas temperaturas,
en grados centígrados.

95 por 100 93 por 100 85 por 100


Grados, Cobre puro de cobre. de cobre. de cobre.

0 0.1440 0.1515 0.1600


5 0.1467 0.1544 0.1630
10 0.1494 0.1573 0.1660
11 0.1502 0.1581 0.1668
12 0.1507 0.1586 0.1674
13 0.1513 0.1592 0.1680
14 0.1519 0.1598 0 1686
15 0.1525 0.1605 0.1692
16 0.1531 0.1611 0.1699
17 0.1537 0.1617 0.1706
18 0.1542 0.1623 0.1713
19 0.1548 0.1629 0.1720
20 0.1554 0.1635 0.1726
21 0.1560 0.1641 0.1732
22 0.1566 0.1648 0.1738
23 0.1572 0.1654 0.1744
24 0.1578 0.1661 0.1752
25 0.1584 0.1668 0.1759
26 0.1590 0 1674 0.1766
27 0.1696 0.1681 0-1773
28 0.1601 0.1687 0.1779
29 0 1607 0.1693 0.1/86
30 0.1613 0.1793
0.1699 0.1800
31 0.1620 0.1705
32 0.1626 0 1807
0 1711 0.1813
33 0.1632 0.1718
34 0.1819
0.1638 0.1724 0.1826
35 0.1644 0.1730 0 1832
36 0.1650 0.1736 0.1839
37 0.1656 0.1743 0.1846
38 0.1662 0.1750 0.1853
39 0.1668 0.1756 0.1860
40 0.1674 0.1762
Resistencia relativa de la guttaper­
cha á diversas temperaturas. (Olarlc)

Cen­ Resis­ Gen- Resis­ Cen­ Reis-


Fahr. tígrado tencia Fahr. tigrado. tencia. Fahr. tígrado tencia.

90" 32°,22 0,394 70» 2l,oll 1,364 50» 10°,00 4,712


89 31, 67 0,420 69 20, 56 1,451 49 9, 44 5,013
88 31, 11 0,447 68 20, 00 1,543 48 8, 89 5,334
87 30, 56 0,475 67 19, 44 1,642 47 8, 33 >.675
86 30, 00 0,506 66 18, 89 1,747 46 7, 78 6,038
85 29, 44 0,538 65 18, 33 1 859 45 7, 22 6,425
84 28, 89 0,572 64 17, 78 1,978 44 6, 67 6,835
83 28, 33 0,609 63 17, 22 2,104 43 6, 11 7,273
82 27, 78 0,648 62 16, 67 2,239 42 5, 5o 9,738
81 27, 22 0,689 61 16, 11 2,382 41 5, 00 8,233
80 26, 67 0,733 60 15, 56 2,535 40 4, 44 8,760
79 26, 11 0,780 59 15, 00 2,697 39" 3, 89 9,132
78 25, 56 0,830 58 14, 44 2,869 38 3, 33 9,917
77 25, 00 0,883 57 13, 89 3,053 37 2, 78. 10, 55
76 23, 44 0,940 56 13, 33 3,248 36 2, 22 11, 22
75 23, 89 1,000 55 12, 78 3,45 ' 35 1, 67 11, 94
74 23, 33 1,064 54 12, 22 3,680 34 1, 11 12, 71
73 22, 78 1,132 53 11, 61 3,912 33 0, 56 13, 52
72 22, 21 1,204 52 11, 11 4,162 32 0, 00 13, 38
71 21, 67 1,282 51 10, 56 4,429

Medido el aislamiento de un corazón, se halla el de


una milla, multiplicándolo por el número de millas de
(pie consta y dividiendo este producto por el coeficiente
que corresponde en la tabla á la temperatura del esperi-
mento, se obtiene el aislamiento á 75° F . ó 24° C.
Medido el aislamiento á una temperatura dada se halla
°I que tendría á otra también determinada, en atención
a
. que los aislamientos son proporcionales á los coefi­
cientes de esta tabla, correspondientes á las respectivas
temperaturas.
— 650 -

DESCRIPCIÓN DE VARIOS

ILAMARfIA
PESO POR ML

en en

libras ingle- toneladas ingle-

sas. sas.

o
Tñ 1 -
!
a o
c
3
Ja
u o o o
*
s
09
te c
CABLES. S c: Xi CO
Oí iS
a s 3
z p-I 6 O s 3 < u

Golfo Pérsico. 1864 1148 225 275 3,060


_ 3,73

Allántico 1866 1842 1,75


400 0,632 0,8055
Batavia 1 de costa . 1870 579
300

107 140 9,514 0,6660 1,371


11,6651 -
á /

— 3,490f
Singapore ' intermedio. > > » 2,831 0,1030 0.443
1,500
Hong-Koug é Shaughai. 1870 685 300 200 1,100
1 - 1
- "
KILOGRAMOS

>
Baleares 1879 52,1 í )4,15 153,68 3079 98,14 100
—651 —

CABLES SUBMARINOS.
1
Diámelro RESISTENCIA
Capacidad
en
del del electrostática
milésimas dieléctrico
conductor a Ü4 microfara­
de centígra­
á 24 dos dias.
Pulgada inglesa. onegohms
centígrados
j

Conductibilirad especifi­
Resislancia por milla en

ca-cobre puro.—100.

Especifica de inducion.
(aproximadamente)

Por milla marina.


Logaritmo ——
D

Milla marina.
Corazón D.

Especíiica.
Ohms.

•c

ae Observaciones.
U

110 380 0,53781 6,25 84,79 190 1002 9,3486 0,0661 Corazón de guttapercha.

147 467 0,527C3 4,20 94,63 342 1768 0,3535 0,0684

- - - 10,907 91,20 194 970 0,2920 0,0584


Corazón de guttapercha
Willonghby S m i t h .

147 Goma elástica de Hooper.


318 0,36169 4.230 93,96 4000 3020 0,4400 0,0583 Lección A .

MILÍ­
METROS.

3,70 10,70 0,59802 6,11 » 4925 9155 0,306 0,0671 Gutta de Henley.
CONSTANTES BE LIS PILIS ELÉCTRICAS MAS GENERALMENTE USADAS.
Polo negativo POLO POSITIVO e r h d £
CLASE zinc amalgamado en Sie-
en en Efecto
en útil.
de elemento.
sumergido en Materia Líquido
Voltas mens centros
centms

Acido sulfúrico 1 Disolución s a -


Daniell, tipo. Cobre. t u r a d a d e sul- l.( » » »
Agua. . . . . 4 fato d e cobre

Daniell p a r a te- Acido sulfúrico 1 »


Cobre. ídem. 0,98 10 15 11
légrafos.
Agua 12
ídem saturada
Daniell. . . ídem. Cobre. de n i t r a t o d e 1,00 » » »
cobre.
Carbón Pasta de proto
Marié-Dawy, Ídem. de sulfato d e Mer-l 1,52 9 8,5 0,95
retorta curio y a g u a . i

(Disolución d e sal C a r b ó n y
Leclanché. .1 a m o n i a c o en el próxido d e Sal a m o n i a c o ! 13 7,5 0,92
' agua. manganeso y agua. j 1,48

\Acido sulfúrico l|Carbon de Acido nítrico


ll ü u n s e n . . A 1 retorta Ifumante 1,96
lAgua. * . 12\ Carbón l O r d i n a r t o t,88 l n i 12 ti 0,40
/ Bicromato I (Bicromato. 12)
Carbón. JAgua . .1005 2,03 2 15 12 0,15 I
de / ídem
potasa. ¡
f Acido sulfco. 25)
Grove. .1 . .
ídem Platino. Acido nítrico fu- 1,96 » »
mante.
r ], ¡Pasta de sulfato d( .Cobierto por la 1,46 » » »
ü l a r K
( M e r c u r i o y de Zinc ( pasta.
Meidenger.vasoj
invertido. . .
A c i d o s u l f u r ¡ c 0

&
y
Cobre. Disolución de
sulfato cobre. 0,92 9 27,5 13,5 0,96 I
Meidenger. disco!.
cobre en el fondo. I ídem Cobre. Id. 0,92 4 15 11 0,70 [
Callaud. . . .| ídem Cobre. Id. 1,00 10 25 13

Las letras e, r, hj d, representan respectivamente la fuerza electro-motriz,


la resistencia, la altura y el diámetro de los elementos.
Mr. Leclanché h a suprimido el vaso poroso de su pila y sustituido el carbón
por u n conglomerado especial, con lo cual h a disminuido la resistencia; pero esta
pila no conviene para local ni para circuitos cortos que funcionen constantemente,
como en el dúplex sistema Stearns y otros.
La de Clark solo sirve para tipo de fuerza electro-motriz y no para producir
corriente, porque se debilita pronto en circuitos de poca resistencia.
— 6 5 4

Diámetro, peso, resistencia eléctrica y á


la rotura, de los hilos de hierro.

POP kilómetro
PESO
en
Hilera Diámetro PKSO Resistencia kilogramos
de en en en por milla
Biruingham milímetros kilogramos. Ohms. marina.

0000 11,531 804,411 1,31 1492,574


000 10,795 705,199 1,49 1308,161
00 9,652 563,990 1,86 1046,021
o 8,636 450,967 2,32 836,715
1 7,620 350,909 2,99 651,286
2 7,213 314,831 3,34 583,719
3 6,579 261,561 4,01 485,163
4 6,045 220,692 4,75 409,467
5 5,588 188,742 5,57 350,536
6 5,156 160,657 6,54 297,702
7 4,572 126,271 8,31 234,199
8 4,191 105,977 10,18 196,097
9 3,759 85,402 12,30 158,503
10 3,404 70,182 15,00 129,546
11 3,048 56,089 18,70 104,145
12 2,769 46,2M 22,67 85,348
13 2,413 34,950 29,83 65,027
14 2,108 26,776 39,10 49,786
15 1,829 20,293 51,98 37,086
16 1,651 16,347 63,76 29,973
17 1,473 63,129
18 1,245 9,349
19 1,067 6,863
20 0,889 5,054
21 0,813 3,977
22 0,711 3,033
- 655 —
PRECIO CORRIENTE DEL MATERIAL TELEGRÁFICO.
Material de estación en Francia.
Pesetas

Aparato H u g h e s con cifras . . . . . U n o 1500-»


Receptor Morse d e t i n t a , con t r a s l a c i ó n y
sin r e l e v a d o r 230-»
ídem, idem sin traslación y sin i d e m . . » 160-»
Manipulador Morse • » 14-50
Receptor de c u a d r a n t e » 121-»
Manipulador de c u a d r a n t e 39-»
C o n m u t a d o r c i r c u l a r de 2 hilos . . . • » 5-»
— — d e 4 hilos . . . • » 7-»
— inversor » 10-50
15-»

_
s u i z o de 5 t i r a s
_ de 10 — •
»» 70-»
_ _ de 15 — 130-»
G a l v a n ó m e t r o de senos » 35-»
— ordinario » 10-»
P a r a r a y o de u n a b o b i n a sin p u n t a s . . . » 14-»
— d e p u n t a s y placa de g u t t a p e r c h a . » 20-50
— de papel 6-»
G a l v a n ó m e t r o vertical )). 00-»
Traslator de e l e c t r o i m a n e s m o v i b l e s . . 240-»
— Arlincourt 550-»
G a l v a n ó m e t r o de reflexión » 250-»
Brújulas de I n s p e c t o r » 40-»
P u e n t e de W h e a s t o n e » 40-»
Aparato de 14 b o b i n a s de resistencia . . » 350-»
Acústicos con traslación » 32-»
Papel cinta d e 10 m i l í m e t r o s . . . . . 0-SOTJ51 1-30
Botella de t i n t a i m p r e s o r a Una 0-25
Rueda e n v o l v e n t e • 15-»
Rodillos de t i n t a
»
Uno 2-35
Receptor Morse con t i n t e r o » 250-»
Estaciones d e c a m p a ñ a Una 4 50-»
Pilas de c a m p a ñ a s i s t e m a L e c l a n c h é . . » 75-»
— — Trouvé . . . » 00-»
Vasos p a r a pila C a l l a u d , m o d e l o g r a n d e U n o 0-55
Cilindros de zinc » 0-95
Vasos L e c l a n c h é L- jj»\ví 0-215
Pesetas.
V a s o s p o r o s o s id. con zines y c a r b o n e s U n o 1-10
E l e m e n t o Marié-Dawy » t-«
Sulfato de c o b r e . . . . . . . . kilóg. 0
O-70
C l o r h i d r a t o de a m o n i a c o 0-80
Sulfato de o x i d u l o d e m e r c u r i o . . . 6-»
En Inglaterra.
E s t a c i o n e s Morse c o m p l e t a s . . . . Una 569-»
— acústicas extremas. 17 5-»
— — intermedias 212-50
E s t a c i ó n Morse Dúplex . . . i425-»
— de campaña . . . 450-='
— — prusianas 625-»
— — acústicas » 112-50
P i l a s de c a m p a ñ a 62-50
Traslatores Siemens. . . . Uno 125-»
Pararayos de láminas . . . 21-25
— de 2 hilos . . . .
» 32-10
G a l v a n ó m e t r o u n i v e r s a l de S i e m e n s 500-»
— d e reflexión de T h o m s o n 550-»
A p a r a t o a u t o m á t i c o de W h e a t s t o n e com
pleto 6250-»

Material de linea.

Francia. Iioglaterra^

P o s t e s d e pino i n y e c t a d o de 6 á 7,
1
6-75 »
50 m e t r o s Uno
í d e m , idem d e 7,50 á 9 i d e m . . . 9-50 »
A l a m b r e g a l v a n i z a d o de 5 m / m
(charcoal) . T o n e l . 3
410-» 600-»
— — de 4 m / m
420-» 612-50
(charcoal) .
— — de 3 m / m
(charcoal) . 450-»
— c o m p u e s t o de 2, 5. . . Milla » ' 250
A l a m b r e d e a t a r d i á m e t r o 1,83
' 750-»
m/m' Tonel. 8
«
P E S E T A S .
Francia. Inglaterra.
Aisladores c o m p l e t o s sistema
prusiano, m o d e l o español Uno 1-12 »
Juegos de h e r r a m i e n t a s . » 40-» 35-»
Hornillos p a r a , s o l d a r . . » 2-90 »
Soldadores » 3-55 »
Sopletes 3-75 »
Soldadura de p l o m e r o s . 0
kilóg . 1-15 »
Cables s u b t e r r á n e o s 7 c o n d u c t o -
res, corazón 4, 5 m / m , c u b i e r t a
plomo kilóm. 0
2750-» »
Cables s u b t e r r á n e o s 7 c o n d u c t o -
res, corazón 4, 5 m / m tela e m -
breada 2000-» 2750-25
Cables s u b t e r r á n e o s 7 c o n d u c t o -
res, c o r a z ó n 5, 1 m / m c u b i e r t a
plomo 3475-» »
Cables s u b t e r r á n e o s 7 c o n d u c t o - »
res, corazón 5 , 1 m / m tela e m -
breada 2625-» »
Cable S i e m e n s c u b i e r t a de cobre
en hélice » 3570-»

42
ÍNDICE
Página.
PRÓLOGO 5~
CAP. I.—NOCIONES PRELIMINARES.—Fuerza electro­
motriz —Tensión. —Fuerza electro-motriz y ten­
sión de las pilas
Cantidad, intensidad ó fuerza de la corriente.—Ley
de distribución de la tensión.—Energía y po­
tencial ..
Capacidad eléctrica.—Densidad eléctrica.—Unida-
des electro-estáticas absolutas 51
Induccion electro-estática.—Capacidad específica
de inducción.—Inducción dinámica 56
Identidad déla electricidad de todos los orígenes.
—Electricidad estática y dinámica 63
MAGNETISMO.— Magnetismo terrestre.— Inducción
magnética. — Electro-magnetismo. — Unidades
electro-magnéticas absolutas 71
CAP. II.—UNIDADES USUALES.—Volta, Ohm, Fara­
dia y Weber.—Patrones ó tipos.— Diferentes
unidades eléctricas. . . . 87
CONDUCTIBILIDAD.—RESISTENCIA 99
CORRIENTES DERIVADAS.—Leyes de Kirchoff. . . 118
CAP. IH. —APARATOS.—Electroscopos.—Electró­
metros.—DePeltier.—DeThomson.—Capilares. 126
CONDENSADORES. — Electrómetro condensador. —
Electróforo 131
GALVANÓMETROS. — Resistencia del galvanómetro.
—Caja de derivaciones.—Galvanómetro de se­
nos.—De Tangentes. —De Gaugain.—Multipli­
cador Tangencial.—Galvanómetro de Thomson.
—Marino.—Diferencial.—Diferencial de Clark.
—Galvanómetros de Bramao.—Galvanómetros
varios.—Voltámetro.—Balanza electro-magné­
tica 137
I'uento de Wheatstone.—ídem de relación varia­
ble.—ídem lineal.—Galvanómetro universal de
Siemens.—Fórmula de mérito de un galvanó­
metro.—Resistencia que produce la unidad de
desviación.—Desviación producida por un ele-
mentó al través de un megohm 180
APARATOS AUXILIARES.—Reostato de Wheatstone.
—id. de bobinas.—ídem circulares.—ídem de
— 660 —
Página.
Thomson con nonius.—Conmutadores.—Inter­
ruptores ó reotomos.—Manipulador inversor de
polos.—Descargadores . . - 200
CAP. IV.—MEDICIONES.—Determinación de la re­
sistencia y del aislamiento.—Método de sus­
titución.—De comparación.—Iníluencia de las
corrientes naturales—Método del anillo.—Otro
Método de comparación.—Método diferencial.
—Con el Puente de Wheatstone.—Con el galva­
nómetro universal de Siemens.— Observacio­
nes.—Longitud reducida 213
RESISTENCIA DE LAS PILAS.—Método de oposición.
—Por medio de un galvanómetro.—Método de
Thomson.—De Clark.—Por medio de la tensión.
—Con el Puente de Wheatstone 246
DETERMINACIÓN DE LA RESISTENCIA DE UN GALVANÓ­
METRO 254
DETERMINACIÓN DE LA TENSIÓN.—Método de oposi­
ción.—Por medio de un condensador.—Con los
electrómetros.—En Voltas 256
DETERMINACIÓN DE LA FUERZA ELECTRO-MOTRIZ.—
Por medio de un galvanómetro.—Método de
oposición.—De Poggendorff.—Con el galvanó­
metro de Siemens.—Con el potenciómetro.—
Tanto por 1-00 de fuerza electro-motriz.—Id. en
voltas 263
DETERMINACIÓN DE LA FUERZA DE LAS CORRIENTES.
—Por medio de un galvanómetro.—Por otros
medios.—Determinación absoluta de esta fuerza. 2HU
CAP. V.— APLICACIONES.—Localización de averias.
—Falta ó escasez de circuito.—Exceso de cir­
cuito.—Efectos de una derivación según la dis­
tancia.— Cruzamiento.— Derivaciones.— Falta
de tierra.—Averias intermitentes ~°
CÁLCULO DE LA DISTANCIA.—Falta ó escasez de
circuito.—Exceso de circuito—Con el galvanó­
metro diferencial.—Con el de Clark.—Con el
Puente de Wheatstone.—Con el galvanómetro
de Siemens.—Cuando no se puede disponer de
otro hilo.—Otro método (el de Blavier).—Por
medio de la tensión.—Cruzamiento.—Con un
galvanómetro diferencial.—Con el Puente de
— 6 6 1 —

Página.
Wheatstone ~3bT
INFLUENCIA DEL MATERIAL EN LA CONDUCTIBILIDAD
Y AISLAMIENTO DE LAS LÍNEAS.—Hilos.—Empal­
mes.—Entrada de los hilos en las estaciones.—
Resistencia de las planchas de tierra . . . . 328
POSTES 337
AISLADORES.—Materia de que se componen.—For­
ma y dimensiones.—Aisladores cubiertos. . , 339
MÉTODOS DE TRASMISIÓN.—NÚMERO DE ELEMENTOS.
—Diferentes métodos de trasmisión.—Circuito
abierto.—Cerrado.—Método de oposición.—Con­
sideraciones.—Cálculo del número de elemen­
tos.—Dimensiones délos elementos.—Comuni­
cación simultánea por varios hilos.—Diversas
disposiciones de los elementos.—Elección de
ila 348
CAP. VI.—CABLES.—Conductor y dieléctrico.—
Construcción de los cables.—Módulos.—Resis­
tencia absoluta.—Embalago trasporte y depó­
sito.—Empalmes.—Empalme del conductor.—
ídem del corazón.—Empalme Siemens.—Em­
palme de los cables 379
COLOCACIÓN DE LOS CABLES.—Cables aéreos.—ídem
subterráneos.—ídem subfluviales.—ídem sub­
marinos 490
RECONOCIMIENTO Y PRUEBAS DE LOS CABLES.—Prue­
bas durante la construcción.—Resistencia del
conductor 415
CAPACIDAD ELECTROSTÁTICA. — Su determinación
por medio de un condensador.—Con un galvanó­
metro diferencial.—Con el Puente de Wheats­
tone.—Por la fórmula de Jenkin.—Capacidad
específica 421
AISLAMIENTO.—Por medio de un galvanómetro.—
Por la pérdida de la carga.—Por la pérdida en
un tiempo dado.—Por medio de la capacidad,
—Con un electrómetro.—Por el tiempo que tar­
da en descender á una fracción de la carga.—
Resistencia específica del dieléctrico.—Pruebas
cuando se han unido varios trozos.—Resistencia
del dieléctrico á diversas temperaturas.—Prue­
bas de los cables de mucha longitud.—Prueba
— 062 —
Página.
de los empalmes.—ídem de l a s muestras ó pe-
q u e ñ o s trozos d e cable . 435
DETERMINACIÓN DEL MÓDULO Y D E LA RESISTENCIA
ABSOLUTA 462
P R U E B A S DURANTE LA COLOCACIÓN D E LOS C A B L E S . —
E n los c a b l e s s u b t e r r á n e o s . — E n los c a b l e s s u b -
marinos d e poca longitud.—Cable d e varios
c o n d u c t o r e s . — C u a n d o el c a b l e e s d e m u c h a
l o n g i t u d . — E n l a p l a y a . — E n el b u q u e . — ' M e m o -
ria d e Mr. W e b b 466
LOCALIZACIÓN DE A V E R Í A S . — C a b l e s n o c o l o c a d o s . —
Cables en alcantarilla y túneles.—ídem subter-
r á n e o s . — C a b l e s s u b m a r i n o s . — R o t u r a d e l con-
d u c t o r dentro d e la guttapercha.—Método de
V a r l e y . — M é t o d o d e S a u t y . — P o r el a i s l a m i e n -
t o . — R o t u r a d e l c o n d u c t o r y d e l dieléctri-co,
q u e d a n d o l a p u n t a d e a q u e l d e n t r o d e la
g u t t a p e r c h a . — Q u e d a n d o al d e s c u b i e r t o . — M é -
todo de Lumsden.—ídem de Clark.—Rotura
del r e v e s t i m i e n t o d e l c o n d u c t o r q u e d a n d o éste
entero.—Cables con dos ó m á s conductores.—
Observaciones.—Reparación del cable de Otran-
to á Vallona 500
LEVANTAMIENTO DE LOS C A B L E S . — E n a g u a s poco
p r o f u n d a s . — De m e d i a n a p r o f u n d i d a d . — E n
grandes profundidades
SISTEMAS DE TRASMISIÓN P O R LOS C A B L E S . — V e l o -
cidad de trasmisión 5ob
5 Í
C O S T E Y PRODUCTOS D E LOS CABLES "
C A P . V I I . — M A T E R I A L Y CONSTRUCCIÓN D E LÍNEAS.
— M A T E R I A L A É R E O . — P o s t e s de madera.—Sin
p r e p a r a c i ó n . — P r e p a r a d o s e n l a superficie.—
I n y e c t a d o s d e s u l f a t o d e c o b r e . — D e creosota.
—Reconocimiento de la inyección
B
P O S T E S DE HIERRO •
AISLADORES.—Reconocimiento de las dimensiones,
d e l a p a s t a y d e l b a r n i z . — R e c o n o c i m i e n t o elec-
trico *Z
HILOS.—Especificación y r e c o n o c i m i e n t o . • " ' cgg
MATERIAL D E ESTACIÓN roo
MATERIAL DE CABLES ' ' ' 614
CONSTRUCCIÓN D E LÍNEAS AÉRHAS. FI Q 7

B Á
TABLAS
663 —

ERRATAS PRINCIPALES.

Página Linea Dice Debe decir

24 8 XT
1
111 4
111 13 r
fiXrxr'
112 3 67-1
C
20
114 16 inversa directa
117 24 axe axl
450 25 240 342
511 19 x X
556
y otras* cogulla cogolla
612 22 Pesan Pesando
616 28 sección sección de
%ura 93 Balancos Palancas
i
7
Ir' * i i !

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