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Los cambios en la estructura de edades en los municipios de América Latina.


Aportes a las políticas locales en el marco del COVID-19.

Technical Report · April 2021


DOI: 10.13140/RG.2.2.16638.10560/1

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Fernando Ariel Manzano


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Los cambios en la estructura de edades en los municipios de América Latina.
Aportes a las políticas locales en el marco del COVID-19.

Fernando A. Manzano1

La teoría más utilizada en las ciencias demográficas es la llamada “teoría de la transición


demográfica” –en adelante TTD2– (Lopes Patarra, 1973), formulada tomando como
referencia la dinámica de los países desarrollados3 (Zavala de Cosio, 1995). En sus
planteos básicos la TTD afirma que todos los países4 evolucionan desde un régimen pre-
moderno de altas tasas de natalidad y mortalidad, hacia un estado post-moderno, en el
cual ambos indicadores demográficos reducen sus valores (Kirk, 1999).
Posteriormente tomo relevancia el conocimiento sobre los cambios en las estructuras de
edades de la población (Roa García y Cendejas Bueno, 2007), especialmente el interés se
centró en el aumento de la participación de los grupos en edades potencialmente
productivas5, en comparación con los dependientes –ancianos y jóvenes–. Este periodo

1
Licenciado en Economía (UBA), Licenciado en Sociología (UBA) y Doctor en Demografía (UNC).
Investigador Adjunto CONICET. Email: fernando14979@hotmail.com;
https://www.researchgate.net/profile/Fernando_Ariel_Manzano
2
La división de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas estimó que “tal como está, la teoría
de la transición demográfica es una interpretación de momentos decisivos de cambios en la evolución
demográfica, más que un sistema de relaciones lógicamente coherentes y explícitas que proporcionen una
base para deducciones pertinentes y predicciones de desarrollos futuros”, concluyendo con el eufemismo
de que “como teoría, es insatisfactoria” (Arango, 1980, p.172).
3
El proceso demográfico de América Latina, se diferencia en relación con lo ocurrido en el mundo
desarrollado en la velocidad de los cambios y en que este proceso es altamente heterogéneo entre los
diferentes países que conforman la región, en concordancia con su gran diversidad social, cultural y étnica.
4
Se supone que todas las poblaciones del mundo están expuestas a un único patrón de cambio, y por tanto,
prevalece la tendencia a la igualación en todos los países. Considerando la dinámica demográfica
dependiente únicamente del componente vegetativo. El análisis de datos poblacionales históricos,
demuestra que los cambios demográficos de muchos países están lejos de poder adaptarse a la regularidad
propuesta por la TTD – en especial en el caso de los países de América Latina y el Caribe, en los que el
factor migratorio presenta un rol importante generando diferenciaciones al interior de la región, con
respecto al crecimiento poblacional y en las estructuras etarias de las poblaciones– (Manzano, 2015).
5
El aporte de la propuesta de los teóricos del bono demográfico (Bloom, Canning y Sevilla, 2002; Aguirre
Pinto, 2011; Saad, Miller, Martínez y Holz, 2008), ha sido considerar el cambio de la estructura de edades
de la población –no el crecimiento poblacional, ni el tamaño poblacional–, si bien su interés era la

1
en el cual se produce un descenso de la carga de dependencia demográfica, fue
denominado “bono demográfico o dividendo demográfico6” en el año 1998 (UNFPA,
1998). Esta ventana temporal se consideró una oportunidad para aumentar las tasas de
crecimiento económico per cápita (CELADE, 2012). Por tanto, su mejor
aprovechamiento contribuiría a aliviar la carga creciente debido al aumento relatico de
los adultos mayores que se deberá enfrentar cuando finalice el periodo del bono
demográfico. Sin embargo, desde la teoría económica, se advirtió que la condición
necesaria para que se cumpla el bono demográfico, es elevar los niveles de las tasas de
actividad y de empleo. Por tanto, para garantizar un escenario de crecimiento económico7,
se debería invertir la causalidad propuesta por la teoría demográfica.
Las formulaciones de la TTD respecto a las variaciones de la población a lo largo del
tiempo, suponen una sociedad cerrada. La ausencia del componente migratorio8 en su
marco analítico –los efectos diferenciales según el sentido y volumen de las migraciones
internas e internacionales en diferentes escalas geográficas–, limita fuertemente su poder
explicativo.
En América Latina, el diseño de políticas de desarrollo urbano se realiza de manera
aislada (UNHÁBITAT, 2010; Naphade et al., 2011). Se destaca un proceso de
urbanización desigual, presentando como rasgo singular la alta concentración poblacional

modificación de la participación relativa de la población potencialmente activa en relación al total


poblacional.
6
El bono demográfico o dividendo demográfico se refiere a la etapa de transición demográfica en la cual
la población infantil se ha reducido sustancialmente en términos relativos (incluso en términos absolutos),
mientras aún no es muy acelerado el crecimiento de la población de mayor de edad y, por lo tanto, la
principal proporción de la población se concentra en las edades activas (15 a 64 años). Estas condiciones
permiten que las tasas de dependencia demográfica desciendan hasta alcanzar los niveles más bajos que los
países pueden experimentar en su historia demográfica (Martínez Gómez, 2013, p. 21).
7
Dentro de la teoría económica se han propuesto interpretaciones diversas y muchas veces contradictorias
respecto a cuáles son los factores determinantes que generan el crecimiento económico (Destinobles, 2007;
Rosende, 2000). Las dificultades de alcanzar mínimos consensos se han incrementado con el paso del
tiempo, conforme proliferan diferentes argumentaciones que se desarrollan de manera autónoma dentro de
las diversas escuelas económicas (Manzano, 2015).
8
En el caso particular de los países de América Latina y el Caribe, en los que el factor
migratorio presenta un rol relevante generando impactos diferenciadores en el crecimiento poblacional y
en las estructuras etarias de las países –y al interior de los mismos – (Manzano, 2015a). De manera que las
evidencias en los cambios demográficos en la región están lejos de poder adaptarse a las regularidades
propuesta por la TTD.

2
en pequeños espacios geográficos. Al mismo tiempo que experimenta un proceso de
transición demográfica, avanzando hacia niveles más bajos de mortalidad y fecundidad –
que implican cambios en la distribución por edades de la población–. Propiciando un
gradual envejecimiento demográfico, que se expresa en el estrechamiento de la base de
la pirámide y en la ampliación de su cúspide (Mejía y Mojarro, 2005), con marcadas
diferencias entre los países (Manzano, 2016). Siendo la desigual dinámica migratoria al
interior de la región, la principal generadora de los diferenciales en el crecimiento
demográfico y en las estructuras de edades en los países de la región – y en los distintos
niveles de desagregación espacial en que se analice–.
Durante la década del noventa, se llevó adelante un proceso de transformación y
descentralización en América Latina (Palma, 1995). En este marco se privilegió la
ampliación de autonomía política y administrativa en favor de los gobiernos locales
(Palma, 1995). Pasando los municipios9 a resolver cuestiones y tomar decisiones en el
ámbito local, sobre algunos temas que antes se decidían en niveles superiores (Fernández,
1993).
En el Cuadro 1 se presentan los datos desagregados a nivel municipal –o sus equivalentes
cantones, comunas, distritos y secciones censales–, disponibles en 14 países de los 20 que
conforman la región de América Latina. La información censal se encuentra agregada en
base a una jerarquía de municipios (Tonelli, 1991), según el tamaño de su base
poblacional: Muy Grandes (mayor a 1.000.000 de habitantes); Grandes (500.000 a
1.000.000); Medianos (100.000 a 499.999); Pequeños (20.000 a 99.999); y Muy
Pequeños (menos de 20.000 personas). Se destaca la relación inversa entre el nivel de
jerarquía urbana de los municipios y la proporción de municipios correspondientes a las
mismas. En tanto, al pasar a considerar la proporción de población que reside en las
distintas categorías de municipios, la relación cambia de manera notable.

9
El municipio puede ser entendido “(...) como el conjunto de relaciones sociales económicas, culturales y
de prestación de servicios elementales, que se establecen en el seno de una colectividad humana
determinada y asentada eh un espacio limitado del territorio (...) una pieza básica del Estado, cualquiera
que sea la forma que este adopte” (Borja, 1987, p.77)

3
Cuadro 1. Cantidad de municipios y Distribución porcentual de la población total según
jerarquía urbana. Países seleccionados de América Latina (últimos años censales).

Fuente: Elaboración personal a partir de datos de los censos de población de los países de América Latina.

El Gráfico 1 pretende proporcionar mediante las pirámides de edades, un panorama de


las diferencias en las estructuras de la población por sexo y grupos de edad en los países
de la región según los distintos tamaños de municipios. La visualización de las distintas
composiciones de las estructuras por edad municipales se vinculan a la migración10, la
natalidad y la mortalidad, así como también condicionan mediante los efectos de la edad

10
Los aumentos de flujos migratorios de población extranjera, se caracterizan por la diversificación de
orígenes y los cambios en la estructura por sexo y edad, y fundamentalmente en su feminización (Domingo
y Valls, 2001). Los municipios de menores tamaños suelen afrontar una continua emigración de jóvenes,
en consecuencia su estructura por edades se caracteriza por una alta participación relativa
de adultos mayores y una baja proporción de la población en edad activa y reproductiva (Varela, 2008).

4
y de la generación, una multitud de aspectos demográficos y socioeconómicos (Adell,
1984). De esta manera, la distribución según edades de una población es un factor
explicativo de relevancia de gran parte de sus comportamientos agregados (Pérez Díaz,
2006). No obstante, no debe dejarse de lado que estos cambios demográficos forman parte
de fenómenos más estructurales de las sociedades.

Gráfico 1. Estructura de la población por grupo de edad y sexo, según jerarquía urbana
de los municipios. Países seleccionados de América Latina (últimos años censales).

5
6
7
8
9
10
Fuente: Elaboración personal a partir de datos de los censos de población de los países de América Latina.

11
Las estructuras de edades y sexo de los municipios es un indicador de los diferentes
catálogos de necesidades que demanda sus residentes. Así como del tipo de planificación
local necesaria para brindar una respuesta adecuada (Adell, 1984).
En el marco de la mayor autonomía de las unidades territoriales municipales11 en la toma
de decisiones políticas y frente a la alta necesidad de intervención que implica la crisis
del COVID-19 – situación de mayor complejidad que la pasada recesión de 2007-2013–
(Ruesga, Pérez-Ortiz y Sell, 2018). Se destaca la utilidad de considerar la distribución
según grupos de edad del volumen poblacional de los municipios, tanto en el
planeamiento de acciones de control y localización de recursos, así como también en la
generación de medidas locales de diverso tipo –laborales, educativas, de salud, etc.–.

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financiado por la Dirección General V, de la Comisión Europea.

11
Si bien los censos poblacionales emplean unidades geoestadisticas con mayor desagregación espacial del
territorio, como por ejemplo fracción censal, radio censal, segmento censal (Miñano et al., 2000).

12
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13
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