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Se dice que los padres de las Musas fueron Manemesine y Zeus.

Mnemosyne, hija de Gaia y Urano,


es la encarnación de la memoria y la señora del Monte Irot. Durante nueve noches seguidas, Zeus
escaló el lecho sagrado de Mnemosyne para unirse a ella. De estas nueve noches nacieron nueve
musas, protectoras e inspiradoras del arte. Las nueve musas son: Clio (historia o epopeya),
Euterpe (música), Talía (comedia e idilio), Melpomene (tragedia), Terpsícore (danza y poesía coral),
Erato (poesía lírica amorosa), Polimnia (himno) y sagrada poesía, es decir, himnos), Urania
(astronomía y ciencia) y Calíope (elocuente, bella, heroica y épica).

Zeus deseaba castigar a los hombres después de que Prometeo lo engañara por ellos y les
entregara el fuego robado del Olimpo. Hefesto fabricó entonces una mujer de arcilla llamada
Pandora por orden de Zeus, y Hermes la entregó como regalo a Epimeteo, hermano de Prometeo.
Al casarse con Epimeteo, Pandora recibió de los dioses un ánfora (popularmente, una caja) y, con
ella, la instrucción de no abrirla jamás. Pero los dioses dotaron del don de la curiosidad a Pandora,
quien abrió el ánfora y dejó escapar todos los males del mundo con que Zeus deseaba castigar a
los hombres. Viendo el desastre, Pandora se apresuró a cerrar el ánfora antes de que escapase el
último elemento: la esperanza (personificada por Elpis), único don benefactor que los dioses
habían guardado en el ánfora.

Sísifo era un mortal astuto que había delatado a Zeus por haber raptado a Egina, la hija del dios de
los ríos, Asopo. Los dioses mandaron a Tánatos (la Muerte) a buscarlo, pero este lo engañó,
colocándole los grilletes destinados a su persona. De este modo, nadie más moría en la tierra

El dios Ares liberó a Tánatos para restablecer el orden, y castigó a Sísifo al inframundo. Antes de
fallecer, Sísifo pidió a su esposa no cumplir con las ofrendas funerarias. Una vez en el inframundo,
el astuto Sísifo hizo queja de la “falta” de su esposa y pidió que se le permitiera regresar a
castigarla. Le fue concedido, a condición de volver, pero se las arregló para permanecer en la tierra
indefinidamente.

Al morir finalmente, le impusieron a Sísifo el castigo de subir una roca por la cuesta de una
montaña, roca que volvería a caer antes de tocar la cima, en un ciclo infinito. Así, sufriría una
eternidad de trabajo inútil.

Perséfone era la hija única de Deméter (diosa de la agricultura), quien la había procreado con Zeus.
Al crecer, su tío Hades, dios del inframundo, se empeñó en poseerla, así que la raptó un día en que
Perséfone recogía un narciso.

Deméter escuchó su grito desde el inframundo, y la buscó incansablemente. Renunció a su


divinidad hasta que Hades la devolviera. Como la presencia de Deméter entre los mortales hacía
estéril la tierra, Zeus exigió la devolución de Perséfone. Hades accedió a condición de que
Perséfone se mantuviera en ayunas hasta salir del inframundo. Para tentarla, sembró el camino de
rojas y suculentas granadas, y la joven cayó en la trampa.

Los dioses llegaron a un acuerdo: cada año Perséfone debe pasar seis meses con Deméter y seis
meses en el inframundo. Durante su ausencia, Deméter abandona sus labores divinas y la tierra no
da fruto (invierno).

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