Está en la página 1de 14

DOS TORRES, DOS PILARES...

DOS TORRES, DOS PILARES


Jose María Ibañez

Torre
de la
Liberta
d
La idea vino de repente, tras leer un artículo
sobre la construcción de un edificio, la Torre de
la Libertad, en el lugar que ocupaban hasta
ahora las triste mente célebres Torres
Gemelas del World Trade Center. La noticia
no tendría un interés especial salvo para
quienes quieren ya borrar el terrible accidente
o para los amantes de la arquitectura, pero hay
un detalle, al m enos, que resulta de un interés
que podría levantar suspicacias entre los
conspiranóicos y es el hecho de que la altura
proyectada para el nuevo edificio, de acuerdo
con su arquitecto, Daniel Libeskind, sería de
1776 pies, evocando el año de la constitución
de los Estados Unidos... ¡pero ta mbién el de la
creación de los Iluminados de Baviera!. Pero
no deseamos perdernos en esta dirección, sino
en otra que pretende plantear al lector una
reflexión m ás que una conclusión. Cada cual,
como siempre, establezca sus propias
conclusiones.

Las Torres Ge melas eran uno de los símbolos


de Nueva York y, junto con el Empire State y
la Estatua de la Libertad, uno de los grandes
símbolos del poder americano. Y ahí es donde
empieza nuestra reflexión. Existe toda una
corriente conspiranoica que relaciona a los
Estados Unidos con el poder sionista, con la
masonería y con los Illuminati. Ya ha corrido
m ucha tinta sobre el particular y hay
infor mación lo bastante consistente como para
merecer una lectura atenta, así que ta mpoco
nos extenderemos sobre el particular. Pero sí
sobre un hecho suma mente curioso: en todas
esas corrientes aparece un símbolo de poder
funda mental que se repite: dos pilares ge melos
que representan la unión de los dos poderes,
ma terial y espiritual, como representación de
su derecho sobre los destinos del m undo.

Jakim
y
Boaz
La masonería, así como m uchas sociedades
esotéricas que han derivado de ella su
simbología, utiliza dos pilares en sus te mplos,
uno blanco y uno negro, en representación de
la fuerza dual universal, Ying y Yang,
Femenino y Masculino, Negativo y
Positivo. Estos pilares derivan de los
empleados en el te mplo de Jerusalén y reciben
los mismos no mbres: Jakim y Boaz. Así,
encontra mos textos como los siguientes: "Los
m asones toman como símbolo el Templo de
Salomón, al auto proclamarse
continuadores de los Templarios.
Considerando a Salomón y a su arquitecto,
Hira m Abbiff, los iniciadores de su larga
tradición esotérica, era lógico que el Templo
de Salomón y, sobre todo, sus dos columnas
- Hakim y Boaz - fueron objeto de nuevos
intentos de reconstrucción... Los m asones
pretendían poseer el candelabro y las
columnas de entrada al Templo, por lo que
llegaron a ocupar un lugar funda m ental
dentro de la simbología m asónica" (Eliphas
Levi).

"De la propia estructura del Templo


formaban parte dos columnas denominadas
Jakim y Boaz, que según dicen algunas
fuentes, contendrían grabada en sus
paredes información de capital importancia"
(Internet)
"Colo
na
del
Porto
" de
Brind
isi
Vemos ta mbién dos pilares en el Templo de
Tiro, en colores rojo y verde. Igual mente, en los
misterios Hibernios los te mplos estaban
precedidos de dos pilares que representaban
la Ciencia y el Arte. En Brindisi, el símbolo
principal de la ciudad es la "Colona del
Porto" la única que se conserva de las dos
colu mnas ge melas edificadas en la segunda
mi tad del siglo II. También ve mos aparecer las
dos colu mnas en m uchos de los escudos
representativos de diversas ciudades o países.
No resulta nada difícil para un esoterista
encontrar en la dualidad for mada por los dos
pilares del símbolo tradicional de la dualidad
del Ying y el Yang, popularizado en las últi mas
épocas, pero eso no es todo. Como he mos
dicho, los dos pilares gemelos aparecían en la
entrada del te mplo de Jerusalén y su
simbología es la misma heredada de la
masonería, pero existía un significado oculto de
suma importancia: era un símbolo de poder. De
hecho, era un símbolo de la existencia de dos
poderes conjuntos que compartían gobierno, un
poder m a terial o real y uno espiritual o
sacerdotal.

Originalmente, Salomón edificó los dos pilares


como símbolo de la unificación de las dos
naciones hebreas: Judá e Israel (que no
tardaron m ucho en volver a separarse tras la
m uerte de Salomón), así pues, serían
representación de la idea de los dos reinos.
Pero Cristopher Knight y Robert
Lomas,en "La clave m asónica", plantean que
para las creencias de un pueblo judío
conquistado por los romanos los dos pilares,
destruido m ucho tie mpo atrás el te mplo, eran
encarnados por dos m esías (no uno) que
encarnarían el poder real y el sacerdotal
respectiva mente. "... un orden moral de
gobierno sostenido por las columnas real y
sacerdotal".

Para estos investigadores Jesús, de la Casa de


David, representaría el "poder real", mientras
que primero San Juan Bautista y
luego Santiago el Justo recogerían sobre sí el
poder espiritual o sacerdotal. Según estos
investigadores, Jesús habría tratado de reunir
ambos poderes sobre una sola persona, siendo
final mente ejecutado por Roma. William
Henry incide sobre el mismo concepto en "El
retorno del m esías", planteando
que: "los m anuscritos del Mar Muerto
testificaban que los esenios profetizaban la
llegada de no uno, sino dos m esías que
trabajarían en común. El primero será un
sacerdote que creará la paz y redimirá a
sus feligreses a través del sufrimiento... El
segundo de los m esías sería un rey sabio y
gentil".
Y aquí t ene mos un gran simbolismo triple
de los dos pilares:
1. La idea de los dos reinos unidos.
2. La idea de la existencia de dos poderes, real
y sacerdotal, unidos pero sagrados.
3. La idea de un poder dual universal, la fuerza
de la polaridad que genera todas las
interacciones del universo.

Un símbolo como ese parece m uy apropiado


para representar a la nación de mayor poder e
influencia m undial en la actualidad, aunque no
se haya m anifestado explícita mente esa
relación. De hecho, la simbología y
nu merología esotérica no es nada inhabitual en
los EE.UU. Cuando llegó la época de
la helenización , los dos pilares fueron
equiparados a los "dos pilares de Hermes".
Curiosamente, el propio no mbre
de Hermes significa "montón de piedras" o
"pilar".
El conflicto entre un poder real y uno
sacerdotal como dos poderes separados se ha
visto reflejado a menudo como un conflicto
entre el papado y las monarquías, y ha sido la
clave de m uchos conflictos de la historia. Pero
no siempre se ha tratado de dos poderes
separados. En nu merosos pueblos de la
antigüedad ambos principios estaban unidos en
una sola persona, representante del poder real
y del espiritual, un "rey sacerdote" del que
derivaría la m esiánica idea del "Gran
Monarca", un rey que recogiera sobre sí tanto
el poder político como el religioso, a semejanza
de lo que se atribuye a los antiguos
merovingios. Vemos esta figura en diversas
culturas clásicas del Mediterráneo y del
m edio Oriente y ta mbién entre las tribus
celtas y teutónicas de Europa. Los mi tos del
monarca dur miente han calado hondo
en Europa, ya se trate de Federico Barbarroja
o de Arturo, entre otros, mantienen una
reminiscencia de esa vieja idea del rey que
unía en sí los poderes real y sacerdotal. En su
libro "El legado m esiánico", Baigent, Leigh y
Lincoln afir man lo siguiente a propósito de la
figura del rey-sacerdote: "El principio ligado a
esta figura se extendía a todo el mundo
antiguo, no sólo en las culturas clásicas del
Mediterráneo y del Medio Oriente, sino
entre las tribus celtas y teutónicas de
Europa. Entre otras cosas, la realeza
representaba una especie de conducto a
través del cual el hombre se m antenía
unido con sus dioses".

Es en el Antiguo Egipto donde podemos


rastrear más hacia atrás en el tie mpo la
presencia de ambos poderes reunidos en la
figura del faraón, coincidiendo con la
simbología de los dos pilares, representación
de las fuerzas de los reinos de Egipto, el Alto y
el Bajo Egipto, unidos en la figura del
gobernante único y representados cada uno de
ellos por su propio pilar... En las manos del
faraón, el cetro y la fusta, del mismo modo que
la corona combinada de su cabeza,
representaban la unión de las dos tierras. Una
vez más, los dos pilares representan a la nación
más poderosa de la época, la que "rige los
destinos del mundo"... ¡Todo un símbolo como
para resistirse a reproducirlo en la más
poderosa nación de la actualidad!

Esto no es en absoluto una especulación


gratuita. Sabemos que en la fundación de
los Estados Unidos estuvo m u y presente la
masonería y que sus esta mentos de poder, a lo
largo de los siglos, desde el billete de dólar
al Pentágono, no solo han estado influidos por
las ideas masónicas sino que incluso han sido
confeccionados con esta corriente de
conocimiento. No resulta, por tanto, de
extrañar, que la idea de crear dos torres como
símbolo del mayor poder m undial no sea solo
una extravagancia arquitectónica sino que
trate de reflejar la idea de mayor poder en el
planeta. Pero si las Torres Gemelas fueran
equivalentes a los dos pilares masónicos,
hebreos o egipcios ¿qué representaría la
construcción de una Torre única en su
sustitución? Obvia mente la respuesta sería ¡la
unificación de los dos grandes poderes en uno
solo! ¿No parece algo te merario hablar de algo
así? Es cierto que el presidente nortea mericano
aparece m uy vinculado a la religión, de hecho
la mayoría de ellos y de la clase política, pero
de ahí a hablar de un poder real va un abismo,
y m ucho m enos de un poder real ligado a un
poder religioso en estos tie mpos...

¿O quizá no?

Los mi tos del Gran Monarca comienzan a


hacerse oír cada vez más y, misteriosamente,
ciertos libros son "lanzados a la fa ma" y
alcanzan la categoría de best
sellers expandiendo la idea de un Gran
Monarca como algo que ha existido esperando
su mo men to custodiado por una (o varias)
sociedades secretas. Libros como "El Enigma
Sagrado", "Rex Deus" o la novela
superventas "El Código Da Vinci" extienden la
idea de una estirpe de sangre real, sangre
sagrada descendiente directa mente
de Cristo o al m enos de la Casa de David...
¿Una casualidad? ¿Una moda? ¿O un modo de
convertir una idea en popular en un m undo
cada vez m ás ma terialista y desilusionado en el
que los valores son siste máticamente
erosionados? Algunos incluso sugieren que esta
erosión de valores es algo organizado
precisamente para preparar una época oscura
en la que un gran líder se haga total mente
necesario... ¿Conspiración? ¿Paranoia?

Antiguas profecías se están cu mpliendo... o se


están haciendo cumplir. ¿Es posible que todo
esté preparado para que se cumpla ta mbién la
profecía de la venida del Gran Monarca? Lo
que está claro es que nadie ha dicho que
el Gran Monarca será nortea mericano y es
hacia Europa hacia donde apuntan como patria
de ese futuro unificador de los poderes real y
sacerdotal. Estemos tranquilos. Para eso sería
preciso que algo como una invasión de oriente,
diría Nostrada mus, forzara la unión entre
países irreconciliables (aunque la m iseria está
provocando una migración masiva de oriente a
occidente) y que la degradación de las
costu mbres hiciera que las masas pidieran un
orden a cualquier precio... Y ya puestos, que el
papado te minara según las profecías
de Malaquías o que se elevara el Tercer
Templo de Jerusalén (ya tienen el toro rojo del
sacrificio)... También sería preciso un gran
control de la población, aunque, como afir ma
uno de los componentes del proyecto "TIA"
(John L. Pettersen, presidente del Arlington
Institute) : "Habrá m enos vida privada, pero
m ás seguridad. Vamos a poder anticipar el
futuro gracias a la interconexión de todas
las informaciones que les conciernan.
Mañana va mos a saber todo sobre ustedes".

Todo eso parece muy lejano, casi imposible.


Podemos descansar en paz... ¿o no?

También podría gustarte