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CAPÍTULO II

EVOLUCIÓN HISTóRICA DE LA COMUNIDAD


INTERNACIONAL

6. Condiciones de existencia y antecedentes remotos. -


Hemos visto ya que la c.i. actual está compuesta por todos los
pueb!os del mundo (3.2), aunque todavía en gran medida se
trata de una comunidad formada sobre la base de agrupaciones,
descollando entre ellas el Estado. De aquí las características del
D.i.p.¡ las cuales suponen, justamente, la existencia de entes
polfücos independientes y que reconocen, siquiera formalmente,
la independencia de los demás, así como el mantenimiento de
relaciones sociales entre ellos.
En la Antigüedad, el primero de estos requisitos no se dio
por la sencilla razón de que los entes políticos existentes -esta­
tales o paraestatales- n o aceptaban la convivencia formal con
los demás. En lineas generales, el extranjero .no era respetado
como tal: o se lo avasallaba, incorporándolo de grado o por fuer­
za a la comunidad anexante, o se lo ignoraba, ya que el extran­
jero, por ser extraño a la comunidad, era el eterno enemigo.
Cierto es que esporádicamente se daban relaciones de convenien­
cia, inclusive formalizadas en pactos, pero es obvio que conduc­
tas de reparto aisladas no conforman un régimen.
Por otra parte, en algunas regiones en que existían entes
políticos independientes, pero unidos por lazos tradicionales de
tipo cultural: históricos, lingüísticos, religiosos, políticos, exis­
tieron comunidades internacionales en pequeño. Así, por ejem­
plo, la comunidad de Estados-ciudades de la Hélade desenvolvió
un régimen de coordinación de características muy similares
al del D.i.p. de la actualidad. Tratados, alianzas, representantes
diplomáticos y consulares, arbitrajes, reglamentación de la gue­
rra, fueron todas instituciones conocidas por los griegos. Sabido
es, sin embargo, que las ciudades griegas nunca alcanzaron esta­
bilidad, unidad y cohesión internas y que finalmente fueron
conquistadas, ya por Alejandro Magno, y luego por los romanos,
que las incorporaron a sus respectivos imperios.
A pesar de la cultura común que las unía, no fueron capa-
()l•HI-.CIIO In� l.A l'OMUNll>All IN'rl•:HNAC'IONAJ,
Í�VOI.IJC'IÓN HIS'l'ÓIUt:A IHl 1.A COMUNU>AU IN"n:HNACIONAL 4:1
t'l'S clt• subm·d i n:ir los intereses cspccfficos y localistas a los más
ginales cllferían profundamente. Poco a poco sus normas f�er�n
vastos de �..1 hclcnidud cm su conjunto. Ile aquí un buen ejemplo integrándose en un orden, en su conjunto _muc!l� más_ d�� tll,
de <:muumclmles culturalmente semejantes, pero que en lo inter­ equitativo, coherente y práctico que el del 71ts civile pnrrntrvo.
nac,�na_I sólo desarrollan una comunidad restringida, de intere­ Luego, este mismo jus gentium, cuya razón de ser fue la nece,­
f!CA llm1tados, que por eso mismo nunca pudo dar verdadera•
sidad de hallar una solución a los conflictos que planteaba la
permanencia al sistema. ,con vivencia de romanos con individuos provenientes de las re­
giones más dispares, acabó por "completar y corregir" el jus
'!· 1mperi� r�man?· - El Imperio romano tampoco desen­ civi¿e incluso en su aplicación a los romanos. El proceso cul­
volvió una autent1 _ca c.1. y P?r eso no existió en esa época D.i.p. minó 'en el famoso edicto de Caracalla, del año 212, que otor�ó
Roma absorb10, y anexo a pueblos extranjeros y llegó de la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio.,
esta forma a _ su máxima expansión a fines del siglo r, bajo el em­ salvo -probablemente- a los peregrinos dedicti�ios. Así, ;1me�,
perador TraJano ( 98-117). Sus cuarenta y cuatro provincias se ,el jus gentium, "fruto, de una parte, del remozamiento y v1g�n­
extendían desde Escocia hasta el Mar Caspio y el Golfo Pérsico; zación del sistema tradicional, representa, de otra, la acogida
desd� las �anuras de la actual Rumania hasta el Sahara. Más ,de algunos principios juridicos extraños, que s_on injertado� en
de cien millones de hombres vivían dentro de sus fronteras. el viejo tronco con sutileza de visión romana" (Juan Iglesias).
Nunca en la historia de la humanidad había existido un Estado Era natural que de ese contacto íntimo -con diversas culturas
tan e?'tenso y, � la vez, tan duradero. Razas,_ naciones y culturas sólo aquello más generalmente aceptado, más universal! más
convivían en el, conservando sus rasgos característicos pero .adaptado a las necesidades corrientes_ q�edara en _ el tarmz. De
ª?aptándose paulat �namente a una lengua, una cultura, un go­ aquí que posteriormente los grandes Juristas clásicos. romanos
bierno, un Derecho unicos. pensaran que el jus gentium no era un Derecho fabricado por
Con todo,_ ?º llegó nunca a constituír un imperio mundial. .el hombre sino derivado de la misma naturaleza de las cosas.
� u expans10n hacia el sur los partos le opusieron una resis­
En � Ello expli�a .la famosa defini<:ión �e �ayo (lnstitucio�s, 1, 1):
tenc�a enconada que �amás pudo ser vencida, lo que bloqueó el jus gentium est quod naturalis ratio inter omnes homines cons­
cammo de los conqmstadores hacia India y China. Con estos tituit (es Derecho de gentes el que la razón natural establece
Y otros pueblos las relaciones de los romanos fueron esporádi­ •entre todos los hombres).
cas � re�ularizadas ocasionalmente por tratados. Pero la con­ -Por eso el Imperio romano aportó el otro elemento impres­
cepción rmperante del extranjero como enemigo impidió que en •cindible para la existencia de una comunidad internacion�: el
los hechos llegara a efectivizarse una verdadera comunidad mantenimiento de relaciones acendradas entre sus agrupaciones
internacional, careciéndose, como se carecía de su base necesa­ constitutivas.
ria: la solid
_ �ridad.
_ Entre el Imperio romano' y los otros pueblos La caída del Imperio romano, situada convencion�l�ente
de la Ant1guedad con los que ocasionalmente tuvo contactos en el año 476, de ninguna manera significó 1� des�panc16n _de
sin ane �arlos o abs���erlos, no hubo una comunidad propia� esta unidad cultural forjada en siglos de conv1venc1a. Se extm­
mente dicha. Como d1J1mos, una comunicación esporádica entre guió el vínculo político formal, por la sencilla r_azón que Odo�­
individuos o grupos no llega a crear un orden de repartos; a lo ,cro, el jefe del ejército romano (formado por barbai:os _ rn_mam­
sumo pueden darse repartos aislados no concatenados orgáni­ zados) que depuso al último emperador, no pudo d1�c1plmar a
camente. Los acuerdos que ocasionalmente llevaron a· cabo los las demás regiones del Imperio e imponerles su autoridad . Éstas
romanos con ?tros pueblos pueden adscribirse a esta categoría. constituyeron pequeños reinos que comenzaron el proceso de
. En camb10, los pueblos que fueron subyugados por Roma construcción de Estados centralizados. Pero culturalmente no
se integraron poco a poco en el Imperio. Porque éste operó a lo hubo una ruptura. Los bárbaros que asumieron el J?apel de con­
largo de los. siglos como un crisol en que se fundieron las cul­ quistadores ya estaban romanizados en Wª� medida. L� s cos­
turas de conquistados y conquistadores. tumbres las instituciones, el Derecho, persistieron despues de la
En el Derecho se advierte con toda claridad este apasio­ "caída·• del Imperio sin solución de continuidad. Por otra parte,
nunte �omplej? de infl �encias recíprocas. Por obra del pretor Roma, disminuída y quebrantada, resultó más poderosa 9�e la
Jlcrcgnno, el Jus gentium llegó a convertirse en el Derecho orgullosa capital de los Césares: se convirtió en la sede :spmt��l
(.',Omún de esta enorme masa de individuos cuyos Derechos ori- de la cristiandad y los papas afirmaron su supremac1a esp)n-
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tual Robre loi-1 reyes bárbaros a medida que se convertían al extender su poderío sobre los pueblos vecinos. Con el apoyo dei
<'atolidsmo. papado, consiguió aventar el peligro que se cernía sobre la
Paralelamente a ello, la visión de orden y de paz que el Es­ l'ristiandad de caer en la égida musulmana, batiendo a los árabes
tado universal romano había dejado y que estaba todavía tan en la batalla de Tours ( 732). Ello apresuró la unüicación de los
.cercana no dejó de influír sobre los nuevos señores al punto de reinos cristianos, que llegó a formalizarse con la reconstitución
q�c al �1mos de ellos se consideraron delegados del emperador del Imperio en la persona de Carlomagno con la bendición papal,
b1zantmo y buscaron un reconocimiento explicito de ese carác­ en la navidad del año 800. Al desmembrarse el imperio caro-,
ter. Es el cas? tan significativo de Teodorico, rey de los ostro­ lingio, la corona imperial pasó a los reyes alemanes, primera­
godos, en Italia, que a su vez depuso a Odoacro, y fue reconocido mente con Carlos el Gordo, en 881, y definitivamente con Otón I
en ese carácter por el emperador de Bizancio. Teodorico gobernó el Grande, coronado nuevamente emperador por el papa en 962.
por medio de edictos, tal como lo hacían los magistrados roma­ Asi se echaron las bases de un régimen característico que
nos, Y promulgó un código para sus súbditos el Edictum Theo­ puede denominarse de la "comunidad jerarquizada". A pesar
de la existencia del Imperio, denominado posteriormente Sa­
1

rodici, inspirado en el Derecho romano de Ia época, que se apli­


caba tanto a roman,os como a ostrogodos. cro Romano Germánico, la cristiandad turopea no constituyó
una sociedad estatal. Como dice Antonio Truyol y Serra,
. En suma, que el Imperio romano constituyó de por sí un "sería inexacto representarse a la cristiandad occidental como
r�g1men u orden de repartos societario, centralizado, con repar­
tidores supremos (el emperador, aunque también existieron en un super-Estado. Hasta en teoría, el emperador no ejercía nin­
l?s diversos períodos "poderes detrás del trono" y visibles rebe­ gún poder directo sobre el conjunto de cristianos (fuera de sus
h?nes: Espartaco) , constituído sobre la base del plan de go­ propios territorios) : sólo lo reivindicaba sobre los reye$, prín­
�1er�o pero también de la ejemplaridad, cuyo vehículo de forma­ cipes y señores en cuanto tales, y dentro de los límites del bien
lización fue justamente el edicto del pretor peregrino. Aplicando común de la cristiandad. Más eficaz fue el poder espiritual del
la terminología actual, bien podría decirse, pues, que el Imperio papa que se extendía a todos los bautizados, independiente­
era un Estado y, si no un Estado mundial, un macro-Estado, mente de su sujeción a una jurisdicción temporal. En todo caso,
ya que comprendía la mayor parte del mundo conocido por los la diarquía de la respublica christiana era compatible con una
romanos en la época . gran autonomía de los cuerpos políticos que encuadraba: si bien
tenia una estructura jerárquica, no era unitaria".
. Además, y �s interesante recalcarlo, la idea imperial subsis­
bo, a través del tiempo, y en gran medida ella impidió que llega­ Estos "cuerpos políticos" eran los feudos (reinos, principa­
ran a adquirir consistencia societaria, estatal, los reinos bárbaros dos, ducados, etc.), coordinados entre sí, pero a la vez subordi­
que suplantaron al Imperio. nados jerárquicamente hasta entroncar con las dos autoridades
supremas de la época: el papa y el emperador. Los señores feu­
8. Medioevo: la comunidad jerarquizada. - Hemos visto dales reconocían la supremacía de éstas, pero en sus relaciones
que _lá _Edad Medí� se caracterizó en sus comienzos por el esta­ mantenían la iniciativa y se regían por criterios surgidos gene­
blec1m1ento de remos bárbaros romanizados en las diversas ralmente gracias a la ejell).plaridad {2.2.2). Así se reglaron
regiones de � fenecido I �perio de Occidente. Si bien los empera­ alianzas, guerras, tratados, sucesiones dinásticas, intervencier
dores de Oriente ( especialmente Justiniano y sus sucesores in­ nes, y por eso en principio constituían una comunidad. No se
me�iatos) acariciaron la idea de reconstruír bajo su égida la descartaban por completo los elementos societarios. Existieron,
antigua pax romana, muy pronto debieron abandonarla y con­ sin duda, pero no alcanzaron a alterar el carácter esencialmente
<Tetarse a su propia defensa. Por lo demás, la unidad de la fe no comunitario de esta constelación de agrupaciones políticas.
tardó en quebrarse. El antagonismo entre las dos cristiandades Podría decirse que existía un régimen de coordinación básico
la "romana" y �a "griega", que ya podía advertirse en el siglo v: al que se superponían sólo atisbos de un plan de gobierno enca­
llegó a convertirse en 1054 en ruptura definitiva. minado a hacer imperar en las relaciones entre señores feudales
Se dieron así en el Occidente cristiano las condiciones idea­ los principios humanitarios de cristianismo. En esto el empera­
l�s para la construcción de una comunidad de Estados indepen­ dor fue relativamente exitoso porque las más de las veces careció
,d;entes. Mas la visión de la unidad imperial persistía. El reino de la fuerza y del predicamento necesarios para concitar la adhe­
ele los francos, establecido sobre la antigua Galia, había logrado sión de sus súbditos. En cambio, la autoridad del papa fue más
D1.;n¡.:c110 m: LA t CJM 11 N ll>AIJ J NTJo:HNACIONAI, 47
MVOl,l/CIÓN HISTÓJUCA OJ•; l,A (.;OMUNlDAD INTERNACIONAI,

cff'ctivn. C'omo, según la ctoetrina imperante, el origen del poder


ejercido por los gobernantes era la voluntad divina, el Vicario Justida de la causa. Pero, justamente, la existencia �e s�I? eriores
de Dios en la 'ricrra bien podía relevar a los súbditos de obedecer jerárquicos aseguraba el control de las d�cisiones md1v�duales:
a sus gobernantes cuando éstos trasgredieran los principios del Por eso en la Edad Media no es concebible la neutralida�. S1
9rden cristiano. La excomunión fue así una institución religiosa, alguien'recurre a la fuerza y está jus!ificado en ello, no es Justo
pero al mismo tiempo, eficaz instrumentó político. que los demás miembros de la comumdad s� n:iantengan al m�­
gen del conflicto, sobre todo cuando ha ex1st1do un pronuncia­
8.1. Concepción del arbitraje, la guerra y la neutralidad. - miento jerárquico, equivocado o no, pero aceptado por los demás
La concepción imperante en la Edad Media con respecto a algu­ miembros de la comunidad.
nas instituciones fundamentales pone de manifiesto la peculiar
contextura político-religiosa de la época, así como el funciona­ 8.2. Crisis de la comunidad jerarquizada. -D�sde el punto
miento del régimen jerarquizado. de vista político, la comunidad jerarquizada medieval tuvo _ la
Así, fueron numerosos los arbitrajes en que el papa y los suficiente cohesión como para haber perdurado durante diez
señores feudales más importantes actuaron como árbitros. Para siglos y preservado la cristiandad ele las acechanzas de no pocos
Charles Fenwick, "esta función tuvo una gran importancia, y pueblos invasores: sarracenos, mongoles, otomanos, turcos se­,
la cantidad de casos de arbitraje decididos, ora por los mismos lyúkidas. Sin embargo, y a partir del sigl? _xm, comenzaron a
papas, ora por otras personas bajo su influencia, constituye una advertirse síntomas de crisis y descomposición q_ue, en l? polí­
de las páginas más luminosas en una época en que pequeñas tico se manifestaron en intentos cada vez mas amphos de
guerras dinásticas eran cosa de todos los días". Sin embargo, rorri'per los lazos de sujeción al emperador y al papa, por lo me-
cabe destacar las diferencias existentes entre los arbitrajes me­ nos en lo temporal. , . , . .
dievales y los contemporáneos. En primer lugar, el papa era un El proceso comenzó en la penmsula 1ta1:ic�. �or d1v�rsos
árbitro obligado. Si expresaba su deseo de dar solución a un con­ motivos los señores italianos comenzaron a re1vmd1car su mde­
_flicto entre señores, éstos debían aceptarlo. Lo propio ocurría pendendia frente al emperador, en !�nto que debido a las guerra�
cuando un señor feudal importante se proponía arbitrar entre continuas y a la misma intervenc1on del papa en ellas, no tar
los subordinados. Y además los arbitrajes medievales no sólo daron en considerar a éste también como al soberano de un Es­
reglaban cuestiones políticas y territoriales, sino muy a menudo tado en igualdad de condiciones con sus p�res. El proceso se
cuestiones domésticas. Así, la sentencia del duque de Borgoña, fue extendiendo luego a toda la Europa occidental, d� manera
ele 1432, imponía al conde de Vaudemont y al dúque de Anjou tal que paulatinamente, en el l?eríodo que va de los siglos xm
condiciones de paz, que incluían el matrimonio obligatorio entre al XVI surgieron entidades politlc� s (Estados) , cuyos soberanos
el hijo mayor del conde y la hija mayor del duque, y la fijación afirmaron, en lo interno, su autoridad sobre los senores fe�dales
detallada de la dote. menores qu'e fueron obligados a resignar el poder material de
El recurso a la violencia no siempre fue admitido. En pri­ que disponían, y en lo externo, la independencia con respecto
mer lugar, la Iglesia trató de limitar dentro de lo posible los a todo otro poder temporal.
excesos de las guerras privadas. Así, por ejemplo, al establecer La crisis consistió en que, si bien se producía el resquebra­
la Tregua de Dios y la Pax Ecclesine, que prohibía la lucha en Jamiento del orden medieval en lo político, éste no fue suplan­
las vecindades de los edificios religiosos y contra clérigos, pere­ tado inmediatamente por un nuevo sistema, el cual sólo se puede
grinos, mercaderes, mujeres y campesinos. Por otra parte, aun dar por constituido, como veremos, después de la Guerra de
con tales limitaciones, sólo era permitida la guerra justa, o sea, Treinta Años.
la guerra que se lleva a cabo para la defensa del bien divino o Las reflexiones de los ensayistas políticos de esa época de­
para obtener la reparación de un agravio. En este último caso muestran la crisis ·existente y la incertidumbr_e con res_pe?to a
siempre que previamente se hubieran agotado las instancias su superación. Así, hay quienes abogan p<>r_ el_ establecuruen_to
pacfficas y que la magnitud de la ofensa justificara el uso de la de un nuevo imperio cristiano (Dante Ahghien, De Monar�hia,
violencia. Bien es cierto que era el mismo príncipe ofendido c. 1309) o de una confederación de Estados europ�s (Pierre
el que llegaba a la conclusión de que cabía el recurso a la fuerza Dubois De recuperatione Terrae Sanctae). En cambio, Bartolo
para obtener la reparación. lo que podía arrojar dudas sobre la di Sa�ferrato ( Tractatus represaliarum, ·. 1354), afirmó el ca­
rácter descentralizado de la nue"Va comumdad de Estados que
4R l)F.ltEl llll í>I� 1,A l'O 'vi lJ N lllAO lN'l'f!rtNAClON Al, ¡.]VOI,UCIÓN HISTÓRICA DF: l,A COMUNWAD INTERNACIONAL 49
Sl' formaba, sosteniendo que no era imprescindible la existencia una parte de su territorio 1 el Estado A estará en condiciones
de un gohierno central para mantener el orden y la paz, y que de imponer su voluntad al Estado C. Si las autoridades del Es­
ello s� podía lograr °;lediante la sanción impuesta por el Estado tado C fueran sensatas, lo que harían en ese caso sería intentar
agraviado al Estado mfractor ( la represalia). que esta consecuencia no pudiera alcanzarse ay�dando a B C?n­
tra A, no por simpatia a B, sino porque por propia conservación
9. Comunidad de Estados europeos independientes. - El todo aumento del poder de A resulta peligroso para C. En tal
nuevo régimen internacional siguió en realidad los lineamientos situación, B y C tienen un interés común en oponerse a A. Por
� ugeridos
_ por Bartolo di Sassoferrato. No se reconstituyó un el mismo motivo, todo intento de B en aumentar su poder a ex­
1mper10 en Europa ni se estableció un nuevo gobierno continen­ pensas de C debe ser resistido por A y todo incremento del poder
tal. Los Estados nacionales se afianzaron y recién después de la de C a expensas, ora de A, ora de B, debe ser resistida por el
Guerra de Treinta Años, en que intervinieron sucesivamente otro Estado. En consecuencia, cada entidad componente de este
casi todos ellos, con objetivos religiosos y políticos caprichosa­ sistema hipotético tenderá inevitablemente a arrojar su peso en
mente entrelazados, pudo decirse que el nuevo régimen interna­ la balanza en favor del que es amenazado por el tercero".
cional se había afianzado. Cuando se habla, empero, del equilibrio de la fuerza en la
La paz de Westfalia de 1648, establecida en base a los tn,­ esfera de las relaciones internacionales, los términos tienen una
tados de Münster y Osnabrück, reconoció formalmente la nueva connotación bien definida: se hace referencia a un régimen muy
situación: la desaparición de la autoridad imperial y el principio particular, propio de los siglos xvn y siguientes con sus propios
de que en ade!an �e. la _ comunidad europea estaba compuesta por repartidores supremos, criterios supremos de reparto y _reglas
Estados en prmc1p10 iguales que no dependían de ninguna auto­ de juego aceptadas para llegar al poder y mantenerse e� e!, Así,
ridad superior. Por otra parte, y asi lo establecían los tratados, repartidores supremos fueron los gobernantes de los prmc1pales
se reconocía la existencia de una situación d!;? �.9!:!11.i� Estados europeos, y a través de ellos, por supuesto, los �u�os
fuerzas entre ellas..y.laobJigaci6n de marite11erlo _para el f.u.t1rr:9. de presión o factores de poder más importantes. Los criterios
�urgió así un régimen de coordinación, de características pecu­ supremos de reparto consagraban_ la responsabilidad c?lectiva,
hares, que puede denominarse del equilibrio del poder o de la la seguridad individual, la carencia de órganos _ceD:t1:ahzados Y
fuerza. el desenvolvimiento del principio supremo de Justicia. Las re­
glas de juego establecían principalmente la participac�ón abierta
9.1. Régimen del equilibrio del poder o de la fuerza. - Cier­ y el acceso al poder mundial sobre la base del potencial. Lo que
tamente, el equilibrio de las fuerzas actuantes dentro de una es interesante de destacar es que este régimen fue esencialmente
ª�l!pación humana es básico en todo momento para el mante­ de coordinación y que estos principios y reglas surgieron por la
�im1ento �e la �a� o, cuando menQs, de la pacificación. Los polí­ vía de la ejemplaridad (2.2.2).
ticos y d1plomat1cos que estructuraron la Paz de W estfalia
advirtieron que cada uno de los nuevos Estados, carentes 9.1.1. Aristocracia de Estados con capacidad de decisión. -
---;--eomo c�recían ya- de _todo poder que disciplinara sus ape­ Las cuestiones cruciales de la c.i. eran decididas por los gober­
titos, teman una-�e.ruiencia. n-ªt.w:aL a l�pansión y que, tal nantes de pocos Estados: los más importantes.
como sucede en la Física, la única forma de controlar fuerzas Varió a través del tiempo la composición de esta aristocra­
e�pansivas descentralizadas era op2n�es..otras de igual mag-: cia internacional; pero en el siglo XIX, después de las guerr�s
mtud pero de sentifü[Contrario\Como
i dice Frederick L. Schu­ napoleónicas, estuvo constituida por _ los gobi�rn?s. de Austria,
man, "el principio del eqüiloifo ha surgido más o menos clara­ Francia, Gran Bretaña, Prusia y Rusia. El prmc1pio d� las na­
mente en todo sistema de Estados en que estas entidades han cionalidades y las unificaciones políticas trajeron consigo algu­
desarrollado una lucha competitiva por el poder. Siempre que nos cambios. Prusia se convirtió en el Imperio alemán, e Italia
tres o m�s. Estados se encuentren en contacto recíproco, se dan surgió como potencia. Austria mantuvo, su status g_racia_ _s a la
las cond1c10nes para que aparezca. En un sistema de Estados unión personal con Hungría, que llevo a la const1t1:_c10n del
compuesto por tres unidades, es obvio que un incremento en el lmperio austro-húngaro. Por otra parte, Gran �retana había
poder de cualquiera de ellos implica una disminución del poder desarrollado su dominio ultramarino, y manterudo a todo lo
de los otros. Si el Estado A conquista al Estado B o lo priva de largo del siglo un poder naval prácticamente hegemónico: su
l•"1vo1,11C'IÓN HIS1'ÓUICA 11�. 1,A n>MllNIIIAD IN'T'l<mNM'IONAI, f>I
l>►,R�:('lfO In, l,A ( OMIJNIIIAll INTMtNAl'IONAI,

l'xt.raorclinario pot �n�iul, unido a su supremacía industrial y !'ion de los asuntos mundiales. Los europeos poseian algún poder
financiera, la convirtieron así en una potencia superior a las de nwdiadón y de negociación, en la medida en que su potencial
demás, aunque esta superioridad no era a veces excesivamente i-;e añadía al de las grandes potencias para el manteryimiento del
ostensible. equilibrio de fuerzas. En cambio, los periféricos no contaban
· El splendid isolationism se explica de esta suerte, y por­ para la aristocracia internacional; eran objetos y no sujetos de la
que, además, en Europa continental existía el equilibrio que de política mundial. Ello resulta particularmente cierto con rela­
po� sí i:nantenía el orden y la paz sin necesidad de la intervención ción a América Latina. Con razón dice Douglas A. Chalmers que
br1t:ámca. Aunque el principio no fue absoluto: "Las preocu­ se puede hablar del periferismo permanente de la América Lati­
paciones que le ocasionaba la seguridad de sus rutas imperia­ na.A pesar de la posesión de recursos valiosos que las potencias
les, excluían c1:1-alquier aislacionismo de larga duración . .." mayores necesitan, la capacidad de negociación de la América
( Droz, Genet, V1dalenc). Así, debió llevar a cabo una vigilancia Latina ha sido generalmente reducida.
permanente con respecto a Rusia, cuyas pretensiones sobre los Sin embargo, algunas veces se suele citar la famosa afirma­
estrechos amenazaban el control británico del Mediterráneo. Es ción de Canning en el sentido de que él había "convocado al
si �nif�cativC? que la única guerra continental en que Gran Bre­ Nuevo Mundo para restablecer el equilibrio del Viejo". Esta
tal?a mterv1 1:o -luE:go de las napoleónicas- haya sido la de frase tiene para nosotros un sentido muy distinto del que gene­
Cr1mea, destmada a impedir la expansión rusa. ralmente se le atribuye. Lo que Canning quería decir, era que al
Los principales gobiernos europeos actuaron así de consuno haber contribuido Gran Bretaña a impedir que España recupe- .
para dar so!ución a los grandes problemas continentales y, por rara sus colonias, y evitado que ningún otro país europeo con­
en�e, _mundiale tinental las adquiriera, había logrado que dichas colonias ya no
_ �. A _ veces, esta constelación de potencias imponía formaran parte del potencial de ningún Estado del continente,
prmc1p10s o criterios supremos de reparto, que eran esencial­
men t_e d� estructu:� g�bernativa.Así, la Santa Alianza impuso y ello facilitaba el mantenimiento del equilibrio de fuerzas en
el entena del leg1tlilllsmo, y el Concierto Europeo se inclinó esa región. Además, comercial y financieramente incrementaban
por el de las nacionalidades. el poderío británico, y esto facilitaba la tarea al guardián del
equilibrio europeo. En una carta dirigida por Canning a Gran­
ville, aquél expresaba: "La tarea está cumplida; el clavo está
. �-1_.2. Participación abierta. - El régimen era abierto por colocado.La América hispana es libre, y si nosotros no nos ma­
d�flmc1ón. Para acceder al club de grandes potencias era pre­ nejamos con torpeza, es inglesa".
ciso sola �ente aceptar las reglas de juego, y poseer un potencial
q13-e p�die�a parangonarse con el de sus integrantes. En princi­ Por eso, y como ya lo hemos señalado ( 5.1.2), por lo menos
p10: d1s_p�ndades políticas o religiosas no fueron óbice para que en la primera mitad del siglo xrx, muchos de los Estados perifé­
s� 1mp1d1era el acc�so_ a otros Estados. Debe tenerse presente, ricos no lo eran en la reaUdad. Formalmente existían los apara­
sm embargo, que s1 b1en el régimen era abierto la movilidad tos del poder. los gobernantes; pero en gran medida operaban
a_scendent � �e hacía extremadamente difícil, pu�sto que, exis­ como apéndices de la metrópoli. A veces la dependencia era
tiendo eqmlibno de fuerzas, las potencias pertenecientes al club racionalizada, en alguna medida nacional, lo que por lo menos
su�r�ri:ios repartidores del régimen, tenían en sus manos la; significaba sacar el mejor provecho posible de la situación peri­
pos1b1hdades del acceso. Virtualmente, las dos únicas adiciones férica, sin cuestionarla. Pero de todas maneras, desde el punto
de vista del régimen de la c.i., pocas perspectivas existían que
al club �abstracción hecha de las que se produjeron como con­ no fueran las de obediencia en cuestiones vitales para la poten­
s�c 1;1enc1a natur�l de las unificaciones: el caso de Italia- pro­ cia dominante.
�m1eron de .regiones extrae_uropeas: Estados Unidos y Japón.
Ello se explica_ en �an medida por el hecho de que el concierto 9.1.4. Criterios supremos de reparto. Concepeión del arbi­
europeo desdenó la rmportancia que en el futuro podrían tener traje, la guerra y la neutralidad. - De ellos nos hemos ocupado
e�tos Estados, ya que el equilibrio era, como lo señalamos ante­ al exponer las características categoriales del D.i.p. ( 4.1). Su
riormente, europeo. aplicación a fenómenos jurídicos fundamentales: arbitraje, gue­
rra y neutralidad, permite apr_eciar en la práctica el funciona­
9.1.3. Recipiendarios: los países periféricos. - Los gobier­ miento del régimen. El arbitraje decayó completamente después
nos de los países menores poca injerencia tenían en la conduc-
r,2 l)ERF.CHO DI,' l,A l'OMtJNJr>AU INTERNACIONAL 1':vot UCIÓN HISTÓRICA DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL 53

de la Paz de Wl'stfalia. Tanto es así que hasta llegar al tratado Utrecht, que puso fin a la guerra por la sucesión espaf\ola
.Jay, del 19 de noviembre de 1794, entre los Estados Unidos y ( 171�3 l, se establedó un nuevo equilibrio de fuerzas y se estipuló
Gran Bretaña, no tuvo lugar ningún arbitraje entre los países que España y !<"rancia nunca i:;e unirán "porque la seguridad y
europeos. En el siglo xrx reaparecieron, pero sobre la base del las libC'rtndes de I<Juropa no podrian en ninguna forma tolerar
consentimiento de las partes en el conflicto. Esto tiene su expli­ la unión de los reinos de }<,rancia y España bajo un único rey"
cación. En un primer momento los Estados nacionales, muy ( art. G del Tratado).
celosos de su soberanía, no aceptaban que un ajeno pudiera Luego tuvieron Jugar las tentativas de expansión llevadas
arbitrar en sus disputas. Luego se admitió el procedimiento por a cabo por Prusia bajo Federico el Grande y las particiones de
razones de conveniencia mutua, pero siempre que se contara Polonia, entre otros conflictos menores. La Revolución Francesa
con el previo acuerdo de los arbitrables. Se está muy lejos, como desencadenó también una serie de guerras, que significaron la
se advierte, de los arbitrajes en cierta medida obligados de la ruptura del equilibrio y culminaron casi en la suplantación del
comunidad jerarquizada medieval ( 8.1). régimen de coordinación por la voluntad de un nuevo empera­
En cuanto aJa.guerrarse admitió siuegalidad en todos. los dor. El Congreso de Viena, que puso fin a la dominación napo­
casos. En este período ya no se planteó la distinción entre leónica, estableció un nuevo equilibrio, desarrollando en ete s
guerras justas e injustas, prohibidas o permitidas. Y también sentido un papel similar al de la Paz de Westfalia. En el tratado
tiene sentido dentro de la estructura del nuevo régimen. La de París, de 1814, se anunciaba, en efecto, que era el deseo de
comunidad se esforzaba por evitar el conflicto armado mediante las partes "poner fin a la gran perturbación experimentada por
el equilibrio de fuerza entre los Estados. Como es de suponer, Europa y al sufrimiento de los pueblos mediante una paz es�a­
sin embargo, este equilibrio es esencialmente dinámico, ya que ble basada en una justa división de fuerzas entre las potencias
se establece en términos de potencial de los Estados y éste es y que sea al mismo tiempo garantía de su permanencia".
cambiante por naturaleza. Por consiguiente, y a pesar de que
toda la política y diplomacia europeas de los siglos considera­ 9.2. Injertos gubernativos. - El régimen de la comunidad
dos se encaminó al mantenimiento del equilibrio no se descar­ europea no habría variado en absoluto si no se hubieran dado
taba q 1e un Estado pudiera desencadenar una guerra, apre­ en el siglo X1X algunas innovaciones que, aunque no lo al�ra­
ciando que en determinado momento era más poderoso que su ron en su esencia, significaron injertos de tipo gubernativo,
oponen·e. Si esto ocurría, la comunidad ya nada podía hacer tanto desde el punto de vista de la formalización de la aristo­
funcion.' lmente, salvo esperar el desenlace y, por supuesto, cracia de Estados como de la implementación "desde arriba"
aceptar .'l decisión del vencedor. De aquí la institución de la de criterios supremos de reparto, propios de un plan de gobierno.
neutralid td que, como· hemos visto, no podía justificarse en En el primer aspecto, cabe señalar la "Santa Alianza" y el
el momen.o en que un superior decidía para toda la comunidad "Concierto Europeo". En cuanto a los criterios que se imple­
cuál de las oartes defendía la buena causa. mentaron, la Santa Alianza pretendió imponer el "legitimismo",
De tod,'s maneras, no hay que pensar que por ello debía en tanto que el Concierto Europeo se vinculó al principio de las
vivirse en perpetuo conflicto bélico. El régimen trataba de evi­ "nacionalidades".
tar y de aislar la confrontación armada. Por eso, por Jo general,
las guerras del período fueron localizadas, tanto por el número 9.2.1. Santa Alianza: el legitimismo. -Al mismo tiempo
de participantes como por los objetivos. No importaban el cues­ que se realizaban las tratativas de paz post-napoleónicas, algu­
tionamiento del régimen, y una vez concluídas se volvía a la nas de las principales potencias que en ellas mtervenían con­
"normalidad". El vencido de la víspera seguía siendo aceptado cretaron un acuerdo particular conocido bajo el nombre de
aun como miembro de la aristocracia internacional. De aquí las Santa Alianza. Sus miembros originales fueron Rusia, Prusia
cláusulas de "olvido" que normalmente se incluían en los trata­ y Austria. Luego se añadió Gran Bretaña, con lo que quedó
dos de paz. Así, durante la segunda mitad del siglo xvu se pro­ constituida la tetrarquía, y por fin, en 1818, la pentarquía, con
dujeron las reivindicaciones dinásticas de Luis XIV que desen­ la incorporación de Francia. El propó��t� confesado d� esta
cadenaron una serie de guerras, en las cuales intervinieron alianza era el de "celebrar reuniones penod1cas para considerar
sucesivamente casi todos los demás Estados para impedir el importantes intereses comunes y adoptar medidas para preser­
excesivo engrandecimiento del poderío francés. Por la Paz de var la paz y el bien común de los pueblos". Con esto no se cam-
(h:UH'HO U�: l,A l'OMIJNJl>AO lN'l'�lRNA('f()NAI, l�VOl,I l"ION 1118'1'ÓIIII',\ 111-. , .., ('OM IJNl!IAII IN n:HN \('IQN,\1, r,.,
biaba la t'struC"tura del régimen de la comunidad europea por­ rabi<• :mhgih.>daci, cayeron victirnas del principio de las naciona­
que, desde luego, siempre habían sido las grandes potencias liondes".
las que habían tenido la iniciativa en las situaciones de equili­ El criterio resultó asf operativo en virtud de tres procedi­
brio anteriores. Por otra parte, desde el punto de vista de los mientos distintos: por secesión, cuando una nacionalidad se
principios a aplicar para preservar la paz no se innovaba tam­ separa de un Estado del cual forma parte para formar un Estado
poco puesto que el desiderátum era establecer una "justa divi­ distinto (el caso de Grecia); por anexión, cuando un Estado
sión de fuerzas:'. Pero en el Congreso realizado en Troppau, en nacional se apodera de regiones habitadas por personas de su
1820, la Alianza (aunque reducida ya por ese entonces a sus tres misma nacionalidad (la anexión de los Estados pontificios); por
miembros originales) anunció que estaba presta a salir en de­ fusión, cuando varios Estados de una misma nacionalidad re­
fensa, empleando las armas si fuera preciso, de la "legitimidad" suelven formar uno solo ( el caso de Alemania). Ahora bien, ¿por
de los gobiernos, o sea, en defensa de aquellos monarcas que qué decimos que este principio de las nacionali:dades llegó a
hubieran sido depuestos por revoluciones. "integrar el orden de repartos de la c.L de la época? Simplemente
No hay duda de que esto significaba un cambio estructu­ porque fue admitido y aplicado conscientemente por los miem­
ral, puesto que al orden de repartos que existía, en esencia de bros de esa comunidad, al punto de que en muchos casos en que
toordinación, se añadía un nuevo ingrediente: un principio Uegó a efectivizarse, la mayorfa de ellos, reunidos en conferen­
gubernativo adoptado por los gobiernos que actuaban como r� da, acordaron la admisión del nuevo Estado e inclusive forzaron
partidores supremos de la c.i., en cuanto al cumplimiento de ese la aceptación de la nueva situación por el Estado que había sido
principio. Que no era una simple enunciación teórica lo demues­ desmembrado. Así sucedió con la independencia de Grecia, la
tran las intervenciones de la Santa Alianza en N ápoles y España, �eparación de Bélgica, la formación de los Estados balcánicos,
toleradas y aun apoyadas por los demás gobiernos europeos. como Rumania y Serbia (Congreso de Berlín de 1878). Las
Pero, como es sabido, esta política legitimista fracasó cuando potencias europeas consideraban que el problema era de interés
la Alianza procedió a ofrecer su ayuda a España para reconquis­ general, y "por medio• de convenciones adoptadas por ellas e
tar su.1 colonias de América. Fue entonces cuando el presidente impuestas al Estado de origen, establecían la independencia de
Monrot., de los Estados Unidos, alentado por el gobierno britá­ los separatistas'' ( Paul Bastid). Claro está que la adopción oca­
nico, am:.nció que todo intento sería considerado inamistoso ( lo sional v temporaria de estos principios no alteraba esencial­
que significaba a la vez la posibilidad de que "interviniera" para mente él régimen de la comunidad, que era de coordinación. La
poner fin a la "intervención" europea). Este fracaso señaló el guerra seguía siendo lícita por cualquier motivo que fuere,
fin del principio legitimista. incluso para anexar otro Estado, y la única válvula de seguridad
�staba dada por el equilibrio de fuerzas; pero, al aplicar el prin­
9.2.2. Concierto Europeo: los nacionalidades. - Este prin­ cipio de las nacionalidades, las potencias consideraban ilícita,
cipio surgió posteriormente. Como dice Alfred Verdross, sus pre­ por ejemplo, una guerra llevada a cabo para recuperar antiguos
misas espirituales "se remontan en parte a la Revolución Fran­ territorios que a SQ vez se habían constituído en un Estado na.,
cesa, pero también al romanticismo y a la doctrina internacional donal. Para aplicar estos principios y regular las situaci?nes de ,
italiana. Fue sobre todo Mancini quien opuso a los Estados arti­ <'quilibrio los Estados europeos acostumbraron reururse en
ficialmente constituídos, los Estados nacionales «creaciones de conferencias y congresos. En verdad, este procedimiento ya
la naturaleza. [ ... ) . De hecho, el principio de las nacionalidades había sido insinuado en el Congreso de Viena, pues sus miem­
trasformó completamente el mapa de Europa surgido del Con­ bros habían acordado que no podía admitirse ningún cambio en
greso de Viena. En 1830-1832 se reconoció a Grecia como Estado <'l statu quo internacional sin que los países signatarios se con­
puesto que había surgido de un movimiento de liberación. La sultaran, para lo cual cada uno de ellos podía tomar la iniciativa
ola nacional triunfó también en Italia y en Alemania condu­ t>n caso de considerarlo necesario. Este procedimiento, en virtud
ciendo a la implantación del reino de Italia (1861) y d�l Reich dPl cual los Estados europeos se reunían para decidir los proble­
alemán ( 1871), asi como a la secesión de Noruega, antes incor­ mas de interés general y, en especial, la solución a darse a situa­
porada a Suecia (1905). También los pueblos cristianos de los <'iones de desequilibrio se. denominó Concierto Europeo.
Balcanes y Albania lograron, tras duras luchas, la independencia Tampoco alteraba el régimen de coordinación este procedi­
nacional (1878-1913). Los mismos Estados pontificios, de vene- miento. Los tratados y convenciones que surgieron de estos
IJEHH'IIO I>� l..A <,'OMIINIIIAI> INTEl!NM'ION,\1. l•Jv01,uc16N HISTÓRWA m: l,A COMtlNmAr> lNTERNAC'IONAl. 57

congn•soi,i p11Pdcn viimallznrsr de do� formas: o hien se trata Ji,enwick: "El fracaso de las conferencias de La Haya reside
dt• r<•partor-- autónomos, conseguidos mediante el acuerdo de no sólo en la incapacidad de los delegados para advertir que, con
tocios los participantes, o bien formalizar repartos autoritarios los nuevos instrumentos con que se había provisto a los belige­
impuestos por las principales potencias a las medianas y peque­ rantes, la guerra había alcanzado un punto en que era imposible
�as (a pesar de su apariencia autónoma). En ambos casos se todo control o regulación efectivos [ ... ]. No se hizo ningún
trata de procedimientos lícitos, propios del régimen de coordi­ esfuerzo para organizar la c.i. con el propósito de mantener el
·1aci6n de la comunidad de Estados independientes. Derecho y el orden; para reemplazar la apreciación individual
Lo que sucedió en las dos últimas grandes conferencias del Estado en un conflicto de intereses encontrados por la de la
internacionales del período antes de la primera guerra mundial comunidad; para proveer a la defensa del Estado individual
demuestra la exactitud de este aserto. En 1899, a iniciativa del mediante el poder colectivo de la comunidad. La guerra fue
zar de Rusia, Nicolás II, se reunió en La Haya una conferencia aceptada como un procedimiento legal, de manera que aquellos
internacional, que se denominó Primera Conferencia de la Paz. Estados que no eran partes en la controversia podían mante­
El propósito era poner fin a la carrera armamentista mediante nerse ajenos a ella como neutrales, sin interesarse para nada
limitaciones al arbitrio absoluto de los Estados en esta materia. con respecto a la justicia de las posiciones respectivas de los
Sin embargo 1 la conferencia no se pronunció sobre este proble­ beligerantes".
ma, sino que más bien trató de promover la paz internacional No debe extrañar, sin embargo, que por lo general estadis­
preconizando el recurso a medios pacíficos, especialmente el tas y diplomáticos no mostraran signos de disconformidad al
arbitraje, aunque sin llegar al punto de hacerlo obligatorio. respecto. En verdad, el sistema en que se basaba esta concepción
Además, elaboró convenciones referentes a la reglamentación de la c.i. había sido en general satisfactorio durante el siglo x1x.
de las actividades bélicas; pero, asimismo, sin atacar el problema Guerras hubo, sin duda, pero fueron guerras limitadas, en cierto
de fondo, 'll_le era el de limitar el arbitrio absoluto de los Estados sentido controladas en cuanto a sus efectos y su extensión por
en matericriie-guerra de agresión. los demás miembros de la comunidad. Aquellos conflictos inter­
E'.:"n 1907 se reunió, nuevamente en La Haya, la Segunda minables, por motivos si se quiere fútiles, que dejaban a todos
Conferencia de la Paz, que siguió el mismo camino de la anterior. los contendores exhaustos (tales como fueron la Guerra de los
Hizo progresos más bien formales en cuanto a la solución pací­ Cien Años y la de los Treinta Años), no se habían vuelto a reprer
fica de conflictos internacionales y perfeccionó las convenciones ducir. Inclusive en relación con las guerras napoleónicas, la
sobre el Derecho de la guerra. Es significativo que de trece con­ aplicación conciente del equilibrio de fuerzas había logrado
venci,ones que fueron aprobadas, once se referían justamente a finalmente controlar y poner fin a la expansión francesa. En
este ultimo aspecto. suma: era preciso -tal como suele suceder en el origen de los
Puede decirse que las Conferencias de La Haya fracasaron cambios sociales y políticos más importantes de la humanidad­
en sus propósitos. La razón es muy simple: lo que en ellas se que un episodio dramático señalara la necesidad de hallar una
nueva solución. Este acontecimiento fue --como es sabido-- la
�cardó no variaba en lo más mínimo las bases del régimen primera guerra mundial. Pero antes de ocuparnos de sus conse­
imperante hasta ese momento. Todavía más: aun si efectiva­
mente se hubiera acordado el recurso obligatorio al arbitraje o cuencias jurídicas en el campo internacional, analizaremos en
a otros medios pacíficos para resolver las controversias que se breve perspectiva el tema de la universalización del Derecho
suscitaran y se hubiera aceptado un plan para la reducción de internacional europeo.
los armamentos, las normas correspondientes habrían sido in­
exactas si al mismo tiempo no se acordaba un cambio en la 9.3. Univers(Llización del Derecho de la comitnidad interna­
misma estructura del régimen. Mientras los Estados continuaran cional europea. - Según lo expuesto en general por la escuela
siendo legisladores, ejecutores y jueces; mientras no se in1cia:ra tradicional, la expansión de Occidente en América, Asia y África
el proceso de centralización y se eliminara paulatinamente el tuvo como consecuencia que se fuera extendiendo a esas regier
primitivismo del régimen de la comunidad, al que aludimos nes, por ''sucesivos alargamientos", el D.c.i. europea. El proceso
anteriormente ( 4.1), por más declaraciones que se hicieran, la He cumplió sin dificultades con respecto a las colonias europeas
paz sólo podría mantenerse en forma indirecta por el procedi­ <'n América que se emanciparon de las respectivas metrópolis:
miento mecánico del equilibrio de fuerzas. Como dice Charles loP Estados Unidos y los nuevos Estados de la América luso-
1 )�.Uhf'HO O�; l,A <'OM IJNll>AI> IN'l'EHNA('IONAI, iJ;VOLllCIÓN HIS1'ÓJU<'A DJo� l,A COMIJNWAO INTEHNAC:IONAL !JH

hispana. V l'sto se explica, con arreglo a la opinión prevaleciente, de los sultanes comenzó a decaer y pronto dejó de significar un
porque �e trataba de pueblos que habían adoptado la cultura peligro para la cristiandad.
(•uropca. En cambio, los Estados de culturas distintas fueron Pero esta visión de luchas continuas y aparentemente sin
admitidos posteriormente y el proceso fue al principio más com­ tregua no debe hacernos perder de vista el hecho de que hubo
plicado, pues era menester la aceptación del Estado en cuestión tllcmprc una comunicación entre infieles y cristianos. El Levante
C'rl forma unánime por las potencias del concierto europeo. Así, con�titufa, como es sabido, el paso obligado para el comercio de
S(' afirma que el primer Estado de cultura no europea al cual se In seda, las especias, los perfumes, y las materias colorantes,
extendió el D.c.i. europea fue Turquía. En virtud del Tratado c•omo el índigo y el alumbre. Los pactos comerciales fueron por
de París del 30 de marzo de 1856 "la Sublime Puerta quedaba c.•lln frecuentes entre gobernantes árabes y cristianos. Lo que tal
admitida a participar de los beneficios del Derecho público y vez sorprenda un poco más es que también menudearon las
del Concierto Europeo" (art. 7). roladones políticas. Aun haciendo abstracción de las derivadas
tk lns mismas guerras que se sucedieron: treguas, compromisos
0.3.1. Relaciones con pueblos no occidentales. - Sin em­ bélicos, canje de prisioneros, etc., hay que mencionar tratados
bargo, mucho antes de esa fecha los Estados europeos mantu­ ,iolire relaciones pacíficas y hasta alianzas.
Cierto es que las alianzas con los infieles eran consideradas
vieron relaciones con pueblos culturalmente disimiles. Durante pecaminosas (impium foedus), pero ello no fue obstáculo para
toda la Edad Media debieron enfrentar a pueblos hostiles esta­ ()IIC' príncipes cristianos, como los reyes franceses, se entendie­
blecidos sobre la otra margen del Mediterráneo. En primer tér­ ru11 con el sultán y hasta le pagaran tributo para ganarse su
mmo, fueron los árabes, que griegos y romanos ya habían bl'ncvolencia. Así, mucho antes de que Turquía hubiera sido
conocido como "sarracenos". Lograda su unidad gracias a una :admitida a "gozar de los beneficios" del concierto europeo, los
nueva religión predicada por el profeta Mahoma, sus sucesores 1•1Htados occidentales _habian signado tratados con la Sublime
(califas) intentaron la empresa de conquistar el mundo para Puerta; intercambiado representantes; acordado el régimen de
Alá. Los ejércitos sarracenos, imbuidos de fervor religioso, se <·npitulaciones, que establecía en favor de los extranjeros resi­
expandieron por el Asia Menor; conquistaron Armenia, Persia dentes en Turquía o alguno de sus Estados vasallos una situa­
y gran parte �l Turquestán, y llegaron hasta a amenazar al dón especial; buscado su apoyo, mediato o inmediato en los
mismo Occidente cristiano en sus baluartes católico y bizantino. conflictos que empeñaban, y hasta se habían inmiscuido en su
La ola invasora fue detenida, como vimos (8), por Carlos Martel política interna, como sucedió cuando la lucha por la indepen­
en 732 y, en Oriente, por el emperador León el lsáurico en 717. dencia griega y las sublevaciones de Mehemet Alí en Egipto. La
Bajo Harún-al Raschid (786-809), califa de Bagdad, el mundo historia de la política internacional europea en los siglos XVI,
musulmán llegó a constituir un extenso imperio en los flancos xvu y XVlll demuestra en forma fehaciente que Turquía formaba
mismos de la cristiandad. parte de la comunidad de Estados independientes y aceptaba
En los siglos siguientes, turcos selyúkidas y luego otomanos como ellos las bases fundamentales del régimen imperante. En
tomaron en sus manos la conducción del Islam. Otomanos fue­ particular, el imperio de los sultanes entraba en cuenta para la
ron los ejércitos que en 1453 se apoderaron de la capital bizan­ determinación del equilibrio de fuerzas, lo cual tampoco esca­
tina, cuyas murallas habían resistido durante tanto tiempo paba a los gobernantes turcos, que echaban su peso en la
aludes constantes de pueblos enemigos. Constantinopla se con­ balanza en favor de aquellos países cristianos menos comprome­
virtió así en la capital del imperio turco, y el vencedor, el sultán tidos religiosamente, como, por ejemplo, Francia. El entendi­
Mohamed II, invadió Italia meridional. Sus sucesores continua­ miento franco-turco de la época se fundamenta en la simple
ron la expansión, anexaron los restos del antiguo imperio árabe mecánica del equilibrio, que esquematiza tan bien aquel prover­
y se hicieron califas de todo el Islam. Bajo Solimán el Magnífico, bio de Confucio: "El enemigo de tu enemigo es tu amigo". Como
el imperio turco alcanzó su apogeo. Sus ejércitos derrotaron a dice Gastan Zeller: "Conocemos cuáles eran las razones políticas
los húngaros en Mohács y casi tomaron a Viena en 1529. Sólo la de esas buenas relaciones ( entre Francia y Turquía). Se origi­
unión de los Estados cristianos ante el enemigo común pudo nan esencialmente en la desconfianza, y aun el odio, que inspira
frenar su expansión. En Lepanto (1571) la flota de la "liga .al Islam la política ultracatólica de la realeza española".
cristiana'' destruyó a la otomana, y desde entonces el imperio
"'º OERF.CH0 Df, LA COMIJNll>All INTfRNAí'.I0NAl, Evo1.uc16N HISTÓRICA DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAi, Gl

íl.3.2. Tratado de París, 1856. j}La mejor comprobación de qu "como fenómeno político, la humanidad form�ba tre� esferas
lo que venimos exponiendo se encuentra en el mismo tratado de e ncéntrkas: la humanidad civilizada, la humamdad barb�ra Y
París, el cual, según la doctrina tradicional, trajo como conse­ I• humanidad salvaje". Esta situación autorizaba a las na�1ones
<'Uencia la incorporación de Turquía a la comunidad de Estados , tvllizarlas a otorgar un reconocimiento, que varia�a _segun los
europeos. Sin embargo, ese tratado fue esencialmente un tratado e IIO , Ln humanidad civilizada requería un reconoc1m1ent? polí­
ele paz que puso fin a la llamada guerra de Crimea iniciada en tico pleno; la bárbara, un reconocimiento político parcial; la
1853 por Rusia al atacar a Turqufa. En virtud de la simple mecá­ lvnjc, 1111 reconocimiento natur�l o puramente humano. Es�e
nica del equilibrio, Gran Bretaña, Francia y Cerdeña acudieron ultimo se aplicaba a pueblos o tribus_ to �avía en �stado salvaJe
en ayuda del vacilante Imperio otomano e impidieron que Rusia o m1salvaje en tanto que el reconoc1m1ento parcial correspon­
aumentara su poderío gracias a los despojos del Imperio oto­ dla I nt¡uello� Estados no europeos que, si bien tenían �-�bi­
mano en los Balcanes. En consecuencia, ese art. 7 del Tratado, ltdad política, no habían alcanzado el mismo grado de civillza­
al que ya hicimos referencia (9.3), sólo debe interpretarse como· llón que Europa. Según Lori 1:11er, estos !Ds�ados eran: Turquía,
una confirmación solemne de la situación existente y como una rm in, Afganistán, Siam, China, y en Afnca, Marruecos_ y _los
admonición dirigida a Rusia en el sentido de que "estando �quenos Estados musulmanes sobre el Mediterráneo. Si bien
admitida" la Sublime Puerta en el Concierto Europeo, nada Jnpón tnmbién se hallaba in�luído en esta C'.3-t� gorfa, adelantaba
podfa intentarse contra ella sin la aquiescencia de las demás· qu� muy pronto iba a ser obJeto de r_econoc�1ento plen�-
potencias. Por cierto que ésta no fue admonición sin resultados, 1..o interesante era la consecuencia práctica de estos diverso.s
porque se llevó a la práctica con gran coherencia en los acon­ rodos del reconocimiento. El pleno significaba la aplicación
tecimientos posteriores que culminaron en la emancipación de romplt>ta del Derecho internacional y europeo; el parci�l,. la del
los Estados balcánicos (9.2.2). Dcrl't'hO racional y sólo la restringida del Derecho positivo; el
Lo que dijimos con respecto a Turquía, que es el caso más natural exclusivamente principios humanitarios. Como acaba­
aleccionador, puede también aplicarse a Estados más distantes, mo de �er, esta teoría no pasa de tal, vale decir, de una_p�sición
a los que llegó Europa cuando, después del fracaso de las Cru­ teórica que no se corresponde con la realidad. Porque s1 bien los
zadas, decidió buscar otras vfas para arribar al Cipango y al E ta<los europeos mantenfan relaciones más frecuentes entre sí
Cathay. Así, ya en 1689 China había signado con Rusia un tra­ que con estos países "bárbaros" ( lo cual '. con respecto a Tur�uía,
tado en cuya virtud los rusos obtuvieron libertad de comercio l' asimismo discutible), de ello no sigue que las relaciones
siempre que estuviesen provistos de una autorización o pasa­ europeo-bárbaras (más limitadas en cantidad) no pudi�ran estar
porte (como lo llamaríamos hoy) en regla. Además, se concedió regirlas por el D.c.i. europeo, el cual, como ya hemo� vist� , com­
autorización para que todos los años una caravana de comer­ prendía, por aquella época, bases mínim� s de convivencia per­
ciantes pudiera llegar hasta Pekin. Este mismo país signó en fectamente aceptables entre Estados de diversa cultura. Y, si no,
1843 tratado3 que establecían un régimen de capitulaciones con
Gran Bretaña, y luego, en 1844, con los Estados Unidos. Obser­ ,qué diferencia esencial existía entre el tratamiento dado a Tur­
vaciones similares podrfan hacerse con respecto a Japón, Siam, quía, por ejemplo, con el discernido a otro pafs europeo o ame­
Afganistán, Persia. ricano por la comunidad de Estados civilizados? El sultán era
repartidor internacional al igual que los demás gobernantes de
9.3.3. Lorimer: humanidad civilizada, bárbara y salvaje. - estos Estados. Actuaba como tal, tanto en forma autónoma como
Este hecho de que en la práctica los Estados europeos mante­ nutoritaria. El poder que ejercía sobre los individuos que resi­
nían relaciones con Estados de otras culturas no pudo ser dían dentro de las fronteras turcas le era respetado, y en este
dejado de lado por los internacionalistas europeos del siglo xrx, ticntido, Turquía era tan "independiente" como los demás E�ta­
a quienes, por los motivos ya expresados, el mesianismo de que dos europeos ("independencia" que, como sabemos, era eficaz
hacían gala en cuanto a la valoración de la cultura occidental 1·n tanto en cuanto otros Estados no efectuaran una imposición
europea, repugnaba la idea de considerar a Estados asiáticos y npelando, si era preciso, a la guerra o la amenaza de la guerra
africanos en pie de igualdad con los europeos. Por aquella época para compeler a la obediencia). Ni siquiera podría sostenerse
la solución doctrinal del problema que se consideraba más acer­ <'orno hacen muchos-- que su situación de inferioridad deriva
tada era la enunciada por Lorimer. Este internacionalista decfa tlr las llamadas "capitulaciones", que importaban una drástica
limitación al poder de los sultanes sobre los residentes cristia-
'12 l)J"IIM,:1111 m: 1.1\ l'OM U!llllll\ll IN'l'FltNACIONAI, ICv<>LHCJÓN IIIS1' ÓHll•A l>I•. 1.A COM t,NJDAO JNTErtNACIONAt, 6:t

nos. A¡,at'lc rle que no repugnaba a la concepción islámica ele proph•dnd oficial, el Dey de Argel (gobernante supremo de Argelia)
la soberanfa el heC'ho de que residentes no musulmanes estuvie­ lo vendió a un mercader español establecido en Menorca. Al ser oci.;­
ran sometidos a la jurisdicción de sus cónsules limitaciones pada c11ta Isla por los británicos, el nuevo propietario lo vendió a su
más drásticas aún, no dejaron de menudear en eÍ mismo Occi- vctr. 11 un mercader de Londres. Llegado el barco a esta ciudad, sin
mnbnrgo, el antiguo propietario --el que había sido despojado por los
1/ente europeo. ltrl(1•llnos - comparece ante el Tribunal del Almirantazgo y lo reivin­
Por otra parte, y a reserva de estudiar con mayor amplitud dlrn l<JI tribunal debía pronunciarse sobre la cuestión de si el antiguo
<'I p�oblema en la parte pertinente, advertimos que la teoría de Jlroph•terio todavía lo seguía siendo legalmente o, si, en· cambio, debía
Lorimer
_ ( como, en general, todas las que se refieren al problema 1 on,ldt•rarse como propietario legal al último adquirente.
s�nalado) parten del supuesto de que es preciso que la comu­ Argelia era en ese momento un Estado árabe vasallo de Turquía,
mdad de naciones "civilizadas" reconozca como parte integrante 1 hlt•n en los hechos la supremacía turca era más bien teórica. En sus
de ella� los nuevos Estac'l.os. Esto es inexacto: basta que un Es­ rrl11dones con los Estados europeos los países árabes eran considerados
tado exista como tal y se comunique con los que ya soh "miem­

Jm\rllcamente como Estados independientes.
�ros" de �omu,�idad para que de hecho forme parte de ella. El h) Sentencia. "Este caso se refiere a un buque adquirido por un
reconoc1m1ento es un concepto normativo. Sabemos ya que , 01111•rciante británico a un espafiol. Su propietario británico original
es mediante conceptos, entre otros elementos, que las normas llt 11d11 ahora ante nosotros y sostiene que el buque, siendo todavía de su
cumplen su función de integración sustancial del orden de proplt•dad, fue capturado, llevado a los Estados de Berbería y vendido
repa �tos (2.3). �ero a veces los conceptos exceden su simple 11111 ni comerciante español,,de quien lo obtuvo su poseedor actual [ ...] .
A lo que parece, este buque fue apresado por los argelinos y, según se
función descriptiva para adquirir, en cierto sentido, vida propia.
alf.'l(U, debe considerarse que los argelinos actuaron en este acto como
Es el proceso que Philip Heck criticaba a los conceptualistas: plrntns y, en consecuencia, una apropiación pirática no puede dar
de las normas legales existentes se destila, por así decir, un orli&l'll a una trasferencia legal de propiedad. Cierto es que los Estados
concepto; luego, de este mismo concepto se extraen normas 11trlcanos fueron así considerados hace muchos años, pero desde hace
nuev�s : El concepto de _reconocimiento surgió en el D.c.i. para tlc•111¡,o han adquirido el carácter de gobiernos estables, con los que
describir el proceso en virtud del cual una comunidad de Estados l11n1•mos tratados regulares, que reconocen y confirman que nuestras
entra en relación con otro Estado que ha surgido en· forma más
º. me�os viole �ta. Luego se aplicó, por parte de los interna­
rrllH'lones son las de Estados legales [ ... ] .
"Aun cuando sus nociones de justicia, tal como se observan entre
c10nahstas occidentales, a. la situación jurídica en que debían na<'lones, difieren de las que nosotros mantenemos, no podemos por
hall �rse las naciones "bárbaras", y ellas también fueron so- ello aventurarnos a cuestionar sus actos públicos.En cuanto a la forma
1:Iletidas al proceso del reconocimiento. Como vimos, esto es de confiscación, que pudo haber adoptado con este barco, ya sea por
inexacto: aun antes de ser "reconocida" (el tratado de 1856 a,cmtencia formal o no, debemos presumir que se llevó a cabo regular­
significa p�ra estos tratadistas reconocimiento), Turquía actua­ lllt>nte y con arreglo a la costumbre imperante en esa parte del mundo.
�w• el acto de captura y condena no fue un mero acto privado de
ba como miembro de la comunidad de Estados independientes. dl'predación es evidente por el hecho de que el mismo Dey parece haber
Advertiremos todavía más claramente esta situación si ana­ nido dueño del buque captor; al menos, interviene para garantir la
lizamos un viejo caso de la jurisprudencia inglesa que se refiere trasferencia del barco en cuestión al comprador español. Tal vez podría
al status que a principios del siglo xrx se discernía¡¡. Turquía y a hnbcr habido confiscación coníorme con sus nociones, si se hubieran
sus Estados vasallos. violado las cláusulas de un tratado; porque esas naciones sólo se consi­
d1•ran obligadas por el Derecho convencional, ya que entienden (como
9.3.4. Caso The Helena (Gran Bretaña: High Court of Admt­ también lo han sostenido erróneamente otras personas) que no existe
raLty) 1 . -Est � caso fue juzgado en Gran Bretaña, en el año 1801, por más Derecho de gentes que el derivado del pacto y convención posi­
el Supremo Tribunal del Almirantazgo. Describiremos en primer lugar tivos. Si los propietarios hubieran reclamado justicia en aquel país y
_
sumariamente el caso, luego trascribiremos la parte pertinente de la 1•1 Dey se hubiera negado a escuchar sus demandas, tal vez habría
sentencia (pronunciada por sir W. Scott) y finalmente la analizaremos. podido darse algo más verosímil como base para inducir á este Tribunal
a) Descripción del caso. En 1800 un corsario argelino se babia u examinar la transacción, pero -según paree� no se ha efectuado
.
mcautado de un buque británico, el "The Helena". Convertido en 1•sa reclamación. El Dey intervino en esta transacción legalizando el
neto. Además, parece que la trasferencia se hizo en forma solemne ante
1 Gran Bretaña, 4 Ch. Rob. 3. Cit. por William W. Bishop, Jnternational l'I oficial público del gobierno español --el cónsul español- y, en la
l,aw. Ca.us and Materials (New York, Prentice-Hall, 1953). instancia posterior, la propiedad se trasfiere nuevamente, esta vez al
64 l)UtCHO Dio: 1 A C:OMUNIOAI> INTERNACIONAi, EVOl,UCIÓN HISTÓRICA DF. l,A COMUNIDAD lNTERNAClONAI, G5

poaeedor actual, con la sanción pública del Juez del Tribunal del Vice­
almlrantaz¡o de Menorca.
vln tie hulla estereotipada en la mente tlel pensador occidental
"En tales circunstancias, pienso que ya es muy tarde para que este Ju división de la historia en Antigüedad, Edad Media y Edad
tribunal intervenga con el propósito de anular esos diversos actos de Moderna. "Este esquema L ...J hace girar las grandes c,1lturas
trasferencia que, en ambos casos, parecen haber sido hechos con per­ en torno nuestro, como si fuéramos nosotros el centro de touo el
fecta buena fe por parte de varios compradores y por una prestación proceso universal. Yo le llamo sistema ptolemaico de la historia.
equivalente (consideration). Sin entrar de ninguna manera a determi­ V considero como descubrimiento copernicano, en el terreno de
nar cuál serla la regla que hubiera debido aplicarse a un caso de Ju historia, el nuevo sistema [ .. . ] en el cual la Antigüedad y el
compra bona fide a un captor pirata, desestimo esta demanda y resuelvo O,·,·ldente aparecen junto a la India, Babilonia, China, Egipto,
que el barco sea entregado al comprador británico". In <'ultura árabe y la cultura mejicana, sin adoptar en modo
d) Análisis. Tratemos de esquematizar la ratio decidendi de este
fallo. En primer lugar, Argelia debe considerarse como Estado, puesto
1lguno una posición privilegiada" (Oswald Spengler).
que tiene un gobierno estable. A ese Estado le son aplicables las normas La "inversión copernicana" no ha hecho mayormente mella
del Derecho de gentes, ya que los Estados europeos (y en particular 1•11 los internacionalistas, quienes dan generalmente por sentado
Gran Bretafia) ha tratado con él, no sólo mediante tratados, sino tam­ qtll' siendo la cultura europea la más avanzada, era de esperar
bién por vfa autoritaria (en otra parte de la sentencia, el juez, citando (JUt· el D.c.i. europea se extendiera al universo como uno de los
a Molly, afirma que ''habiendo adquirido reputación de gobierno, no ht•ncficios de la civilización. Al par que el libro y la máquina, el
podfan ser considerados piratas, sino enemigos"). En consecuencia, no
l'onquistador europeo llevó su Derecho internacional, el Derecho
hay inconveniente en que las mismas normas que aplican los Estados
europeos en sus relaciones, las aplique Gran Bretaña en sus relaciones
puhlico de Europa, según Mably ( 1797), o el Derecho de gentes
con Argelia. Especlficamente, ¿qué norma en este caso? La que impone dt• Europa, según Martens (1789).
el rest,G�e la independencia de los Estados, que otorga a los Estados La explicación sociológica radica �n dos elementos funda­
amptffi competencia para regular la vida de los habitantes del país, llll'ntales. Por una parte, la férrea distribución del poder mun­
salvo aquellas limitaciones que derivan del Derecho de gentes. Puesto di¡.J en el siglo XIX, que impedía a los recién llegados contestarlo
que ese acto de captura está permitido por el Derecho argelino, y como l'rt los hechos. En segundo lugar, el carácter primitivo del D.i.p.,
no está prohibido por el Derecho de gentes, debe considerarse legal, que dejaba subsistentes el orden interno de los Estados Y, en el
aun cuando desde el punto de vista de la justicia ese acto pueda ser
valorado en forma distinta a como el británico del siglo xxx Jo bacía
rondo, sólo significaba un compromiso mfnimo de convivencia
Confirmase asl ampliamente la opinión expresada de que los prin­ ( '1 1).
cipios del D.c.i. europea podían aplicarse -Y, en efecto, se aplicaban­ Por eso no tiene excesiva importancia el hecho de que el
ª pueblos de otra cultura. Porque significaban un compromiso mínimo: D.c.i. actual se aplique a pueblos de diversas culturas y organi­
soberanía plena de los Estados, salvo limitaciones. Estas limitaciones zación social. Algunos internacionalistas han dedicado última­
sólo podlan consentirse por vía convencional o por vla consuetudi­ mente agudas reflexiones a este tema. Así, por ejemplo, Josef L.
naria. O sea, desde el punto de vista del orden de repartos, mediante el Kunz y Bohdan T. Halajczuk. Dice este último autor:
acuerdo de las partes (autonómicamente) o sobre la base de ciertos
repartos considerados como modelos (ejemplarmente). Pero todo esto "El Derecho internacional actual es el producto de la civi­
hzación occidental greco-cristiana. Derecho regional de Europa
era así mientras algunos de los Estados no prefirieran un cambio vio­
lento del Derecho, en cuyo caso un medio procesal aceptado ppr la "º su principfo, se extendió paulatinamente a través del mundo
comunidad (la guerra). otorgaba al vencedor el poder de emitir orde­ <•ntero, paralelamente con la civilización occidental. La unidad
nanzas legales (y limitar por consiguiente a su arbitrio la soberanla del del mundo sufrió el primer golpe en 1917 con la revolución rusa
vencido). y el siguiente con la emancipación de las naciones asiáticas en la
mitad de nuestro siglo. Ahora le falta al Derecho internacional
9.3.5. Causas y consecuencias de la universalización. - una base ideológica homogénea, pues la humanidad. dividida en
;,Cómo llegó a producirse esta extensión automática del régimen cuatro mundos jurídicos --el occidental, el soviético, el musul­
<le la comunidad de Estados europeos? Desde el punto de vista mán y el del Extremo Oriente- carece de un denominador
teórico, la explica el mesianismo que ha caracterizado a los in­ común". Cabe ' pues, plantearse el dilema: esos mundos jurídicos
lt>rnacionalistas occidentales. ;.se adaptarán al Derecho que les fue impuesto? "O b'1en, ¿e1
A peRar de las comprobaciones que surgen de las teorías Derecho internacional occidental entrará sólo como uno de los
dclicas de la historia, como laR de Spengler y de Toynbee, toda- mgredientes en el futuro Derecho internacional universal.
(l(i J)ER�CHO f>t l A COMUNIDAI> l.N1 EltNACIONAI Ev01.uc16N HISTÓHIC'A DE l,A COMUNIDAD INTERNACIOI\AJ, 67

1<lenclo como una sínt<'sis de los criterios valorati vos del conjunto 10.1. Aristocracia de fJstadns co,i capacidad de decisión. -
de las grandes C'iv11izaciones contemporáneas?". 1 ,n nflllar.i6n al club de grandes potencias significaba al mismo
Como acabamos de señalar, mientras el D.i.p. sea el Derecho tiempo una razonable probabilidad de permanencia futura. Una
básico de la c i., primitivo como es ( 4.1) no habrá posibilidades vez que una gran potencia había decidido incorporarse, la�
ele colisión mayor. Para el futuro, resulta claro que el D.e.m. no demás esperaban un comportamiento coherente y solidario en
:seguirá avanzando sino en la medida en que los miembros de la l'I mnntcnimiento del equilibrio, aunque ello significara algunos
C'.i. realicen programas pragmáticos en el campo de la unifica­ sncrificios circunstanciales: Noblesse oblige. En este periodo
dón cultural. Desde este punto de vista, hay que reconocer que hubo, sin embargo, una infracción fundamental a esta regla.
l'l progreso moral y tecnológico de la humanidad facilita bases l•�stados Unidos, que había participado en la primera guerra
c-ada vez más importantes para su efectiva implementación mundial y en la estructuración de la paz y del nuevo mapa eu­
( .Jenks). ropeo, retornó abruptamente al aislacionismo, con el agravante
La doctrina soviética, y en general la de los países del Ter­ dP que ya para entonces podía considerarse como "la" superpo­
c·er Mundo, plantea, sin embargo, el problema de la obligato­ tc•ncia. Fue así como el nuevo orden, paciente y laboriosamente
riedad de las normas generales del D.i.p., surgidas ejemplar­ elnhorado sobre la base de la participación activa de los Estados
mente (v. especialmente Tunkin), teniendo en cuenta que ellas !!nidos en Europa, debió replantearse, aunque -<:orno era de
fueron establecidas en Europa, y sobre todo por las principales c•Hperar- las potencias europeas nunca pudieron dar con la
potencias europeas. El problema que se plantea es dikelógico y fórmula aceptable.
apunta a señalar la injusticia del régimen internacional decimo­
nónico, tema que ya fue abordado ( 9). Por supuesto, y aun 10.2. Participación. - Fue en este aspecto donde pudieron
aceptando la introducción por vfa ejemplar de los principios C'omprobarse las máximas infracciones. Podemos sintetizarlas
básicos del régimen, no se debe descartar la modificación poste­ en la forma siguiente:
rior por la misma vía, que no sólo supone el procedimiento
intersticial de la costumbre, sino también la formación rápida 10.2.l. Desaparición de Austria-Hungría. - El imperio
de tipo revolucionario ( 2.2.2). austro-húngaro había sido uno de los factores esenciales en el
mantenimiento del equilibrio europeo en la zona balcánica, par­
1 O. Régimen internacional en el período entre-guerras. - ticularmente inestable. Austria-Hungría se contraponía a Rusia
La primera guerra mundial significó por primera vez en los Pn el intento ancestral de establecer su influencia sobre los'
tiempos modernos un conflicto generalizado y total, con partici­ pueblos eslavos. La primera guerra mundial trajo como resul­
pación de potencias extraeuropeas. El tremendo impacto que tado su descomposición, que fue acelerada y facilitada por la
produjo y el surgimiento de Estados, que ya no eran "quimica­ polftica de los vencedores, especialmente de los Estados Unidos
mente puros" para la congerie de potencias dominantes, engen­ l Wilson, que sólo había exigido en sus Catorce Puntos la "auto­
dró la aspiración de lograr un cambio en el régimen de la nomía" para los diversos grupos nacionales dentro del imperio,
c·omuniéiad internacional. La aspiración no pasó mayormente rl'Clamó después la independencia). El lugar de Austria-Hungría
de tal. En verdad lo que caracteriza al periodo es que se preten­ fue ocupado así por una constelación de pequeños Estados que,
dió instaurar un nuevo régimen, pero no habiéndose cambiado por su exiguo potencial, quedaron inermes ante las pretensio­
fundamentalmente la estructura sociográfica de la c.i., se siguió nes de los grandes: Rusia y Alemania. Por lo demás, se trataba
de Estados con grandes contradicciones internas: problemas
actuando dentro del equilibrio del poder, aunque falseado en
i-;us propi9s fundamentos por infracciones irreversibles a sus fronterizos, de minorías, etc., que tampoco pudieron llegar a
c•ntenderse para de�arrollar una política común. Una vez vencida
rc.•glas de juego. Probablemente esa contradicción íntima expli­ Alcmania en la segunda guerra mundial, la hegemonía soviética
que c>l estallido de la segunda gran conflagración, más genera­ ('Jl la zona era una consecuencia inevitable.
lizada y total que la primera. Cabe, pues, analizar en qué medida
�t- trasformaron o perturbaron las reglas. que señalamos ante- 10.2.2. Capitis deminutio alemana. - Las férreas condicio­
··
1·iormcnte. nes impuestas a Alemania ( siguiendo en este aspecto las preten­
i-;iones francesas) significaron un grave atentado a la regla del
<lS l>i':10'<'1111 1>�; 1,A CUMIINIUAll IN'rlWNAGIONAL
�VOLllCIÓN HISTÓRICA o�: LA COMUNIDAD INTERNACIONAL 69

rclngrcHo del vt•1wido como socio aceptable. Creó un resenti­ Ahora bien, ¿cómo y cuándo podian actuar estos organis­
miento que no fue tarea fácil aventar. Además, la verdad es moH'1 El propósito primordial de la S.d.N. era garantizar la paz
que muy poco se hizo positivamente en el momento oportuno y In Heguridad. Para ello, lo indicado era "aceptar determinadas
parn eliminar esta causa de fricción. ohllga<'iones de no recurrir a la guerra". He aquí, pues, el rasgo
dlatlntlvo del nuevo régimen. Mientras que en el anterior, la paz
10.2.3. Aislamiento soviético. -Tampoco la Unión Sovié- y la seguridad se salvaguardaban mecánicamente mediante el
1 ica fue considerada en su momento como "socio aceptable" por t'<¡ullihrio de fuerzas (con la aleatoriedad propia de este princi­
diversas razones, es verdad, pero especialmente por la orienta­ pio), t•n el nuevo se buscaba que· los propios Estados asumieran
ción económico-política de su gobierno. Por ello, no participó en d,,rtas obligaciones de no recurrir a la guerra.
el arreglo del mapa de Europa y quedó librada a su suerte (se ;, Cuáles eran estas obligaciones? Esquemáticamente pueden
hace abstracción de una tentativa intervencionista occidental, t1t'11nlnrse así:
que fracasó). No obstante, conservó una potencialidad razonable 1 ) Los Estados miembros se obligaban a resolver todos los
y la posibilidad de desarrollarla para adquirir notable capacidad 1·011flictos que se suscitaran entre ellos, capaces de provocar un
de decisión en el futuro. La lógica (del sistema del equilibrio 1¡1H'hrantamiento de la paz, por medio del arbitraje o mewante
de poder) indicaba incorporarla a él, sobre todo en el momento 1111 recurso ante la Corte Permanente de Justicia Internacional,
en que se comprobaban las tendencias hegemónicas de Alema­ t1i('fnpre que no pudieran ser resueltos en forma satisfactoria
nia. Sin embargo, la regla no se aplicó, ni siquiera en los mo­ por medió de negociaciones directas (arts. 12 y 13).
mentos cruciales. Después de Munich, quedó sellado el entendi­ 2) En caso de que por cualquier motivo no hubiera sido
miento provisional de la Unión Soviética con Alemania. po:,¡ible una solución arbitral o judicial, cualquiera de las partes
t'n el conflicto podían someterlo al examen del Consejo o de la
10.3. Primeros atisbos del Derecho estatal mundial: Socie­ A8amblea.
dad de las Naciones. -También la primera guerra mundial 3) Tanto el Consejo como la Asamblea, según correspon­
trajo como consecuencia perspectivas de cambio en los criterios dia, debían tratar de solucionar el litigio, generalmente por
supremos de reparto imperantes. Diez millones de vidas huma­ procedimientos conciliatorios. En caso de que fracasaran en ese
nas y los horrores de la guerra total hicieron germinar la idea intento, podían recomendar las soluciones "más equitativas y
de que, una vez terminada la contienda, algo debía hacerse para más apropiadas", que daban a conocer en un informe (rapport).
impedir una nueva conflagración. El papa Benedicto XV y el 4) Si ese informe era aprobado, en el Consejo, por unani­
presidente de los Estados Unidos se contaron entre los princi­ midad de sus miembros (para determinar la unanimidad no se
pales propagandistas de esta idea. contaban los votos de las partes en el litigio), los miembros de
Ella se concretó efectivamente en la creación de un orga­ la S.d.N. se comprometían a no recurrir a la guerra contra
nismo internacional: la Sociedad de las Naciones. No nos aquella de las partes en el litigio que se conformara a las con-
detendremos en este lugar acerca de los pormenores de su esta­ C'lusiones del informe. Las mismas consecuencias tenía un infor­
blecimiento y la descripción exhaustiva de sus características, me aprobado en la Asamblea por los Estados que fueran miem­
que serán expuestas en el tomo III de esta obra. Sólo nos inte­ bros del Consejo, ademá� de una mayoría de los demás Estados
resa ahora señalar en qué medida la Sociedad significó una representados en la Asamblea (las partes en el litigio debían
modificación del régimen internacional. también abstenerse).
Las reformas que se impulsaron tuvieron que ver especial­ 5) Si un miembro de la S.d.N. recurría a la guerra haciendo
mente con la seguridad y la centralización orgánica. En efecto, caso omiso de las obligaciones anteriores, se considera ipso facto
<'I Pacto estableció dos órganos principales: el Consejo y la que había cometido un acto de guerra contra todos los demás
Asamblea. El primero estaba formado por representantes de miembros. Su cont_;lucta era, por consiguiente, ilegal.
algunos de los Estados miembros de la Organización, mientras En resumen: el Pacto de la S.d.N. estableció órganos cen-
que en la Asamblea todos se hallaban representados. En ambos 1 ralizados, pero con un grado de centralización muy rudimen­
organismos, cada uno de los Estados que los integraban tenían tario y con competencia limitada al mantenimiento de la paz.
derecho a un voto. Por regla general, las decisiones debían La centralización de la decisión era precaria, en primer
tomarse por unanimidad. término debido a la exigencia de la unanimidad. En caso con- _
7() l>l llM 110 l>J•, J,A l'OM UNWAU IN'l'l-:HNA('JONAI.
E;vot.ll('IÓN HIS'l'ÓHIC'\ n� LA ('OMI/Nl!>AD IN1'1-0HNACIONAL 71
lrario, SP volvín al D.i.p.: la guerra seguía siendo lícita. y la Por eso es que el Pacto de la S.d.N. significó un intento de
rcspcr.t iva decisión < de acudir o no a ella) quedaba en manos Injertar un régimen de subordinación, bien que rudimentario,
clcl propio li;stado. Esto está claro en el mismo Pacto, pues su ni viejo régimen de coordinación del D.i.p., el cual, por eso mis­
art. 15, inc. 7, rezaba: "En el caso de que el Consejo no logre mo, siguió y sigue siendo el derecho básico de la c.i. Lo hemos
hacer aceptar su informe por todos sus miembros ( salvo los descrito basándonos en las normas del Pacto. Cabe ahora pre­
representantes de las partes en el diíerendo), los miembros de la g11 ntarse: ¿fueron exactas tales normas? ¿se llevaron a cabo, en
Sociedad se reservan el derecho de actuar corno lo creyeren cfcC"to, los repartos previstos en ellas de conformidad con los
necesario para el mantenimiento de la paz y de la justicia". - ('rltcrios adoptados en el "plan de gobierno''?
Una sola restricción existía que era simplemente dilatoria: en
ningún caso podían recurrir a la guerra antes de que trascurrie­ El análisis de un conflicto planteado ante la Sociedad permi­
ran tres meses después del informe del Consejo. tirá llegar a conclusiones con respecto a estos interrogantes.
Por otra parte, no existia centralización de la fuerza. Si, su­
pongamos, una de las partes en litigio no se conformaba a la 10.3.1. Conflicto ítalo-etiope. - El 5 de diciembre de 1934 tuvo
lugar en la localidad etiope de Oual-Oual un incidente armado entre
decisión del Consejo, éste no contaba con fuerzas propias para tropas italianas y lugareñas. Ambas partes se consideraron agredidas,
hacerla cumplir. De lo que resultaba que la misma parte gana­ y ése fue el origen de una serie de escaramuzas posteriores, en que
dora debía sancionar la desobediencia. He aquí otro de los su­ Italia generalmente tomó la iniciativa. Con todo, el 19 de enero de 1935,
puestos en que podía acudirse a la guerra lícitamente. Pero con Italia y Etiopía llegaron a un acuerdo para solucionar la controversia
la diferencia que esta guerra (o cualquier otra medida coerci­ por medios pacüicos aplicando un procedimiento que había sido pre­
tiva) no entraba en el marco del D.i.p., pues ya no debe consi­ visto en el tratado de 1928: "Los dos gobiernos se comprometen a
derarse como un proceso (el proceso ya lo realizó el Consejo someter a un procedimiento de com:iliación y de arbitraje las cuestiones
antes de llegar a una decisión), sino como medida de ejecución litigiosas que pudieran sobrevenir entre ellas y que no pudieran ser
aplicada en nombre de la comunidad. resueltas por los medios diplomáticos ordinarios, sin recurrir a la fuerza
Finalmente, si violando las obligaciones asumidas según de las armas".
el Pacto, alguno de los Estados miembros recurría a la ,guerra. Se constituyó la respectiva comisión de conciliación, y después de
se consideraba que había "cometido un acto de guerra contra diversas alternativas pronunció su laudo el 3 de setiembre de 1935.
Esencialmente, la Comisión consideró que el incidente se había debido
todos los demás miembros de la Sociedad" (art. 16, inc. 1), y a "una desafortunada concurrencia de circunstancias", y ante la impo­
éstos "se comprometían a romper inmediatamente con él todas sibilidad de determinar exactamente cómo se habían originado los
las relaciones comerciales o financieras, a prohibir las rela­ disparos, qictaminó que ambos Estados se hallaban exentos de toda
ciones entre sus nacionales y los del Estado infractor y a responsabilidad.
hacer cesar todas las comunicaciones financieras, comerciales Este dictamen, que fue adoptado por unanimidad (la Comisión
o personales entre los nacionales de ese Estado y los de cual­ estaba compuesta por dos representantes etíopes, dos italianos Y uno
quier otro Estado, miembro o no de la Sociedad". Por su parte, neutral elegido de común acuerdo), era en cierto sentido s¡ilomónico.
el r'onsejo tenía el deber de ·'recomendar a los diversos gobier­ "Está claro -pero, ¿quién se atrevería a reprocharlo?- que los árbi­
nos interesados los efectivos militares, navales o aéreos con los tros se preocuparon más por servir a la paz que en decir el Derecho",
cuales los miembros de la Sociedad contribuirían, respectiva­ decía Charles Rousseau al comentar la decisión. Evidentemente, trata­
mente, a las fuerzas armadas destinadas a hacer respetar los ron de lograr la unanimidad, lo que sin duda significó una transacción,
compromisos de la Sociedad". con el objeto de disminuir la tensión.
Porque, en efecto, durante todo el lapso en que estuvo abierto el
De esta forma se establecía un sistema de seguridad colec­
procedimiento conciliatorio, la tensión no había cesado de �umen �ar
tiva (4.2.2), aunque muy embrionariamente, ya que no signifi­ con motivo de los preparativos bélicos llevados a cabo por Italia. Vanas
raba una centralización de la decisión ( eran los mismos Estados veces el emperador de Etiopía había señalado estos hechos � nte � l
miembros los que en principio debían decidir si existía agresión Consejo, pero invariablemente, por un motivo u otro, el ConseJo �v1-
y qujén era el agresor) y mucho menos centralización de la tuba pronunciarse aludiendo a la posibilidad de una �olución pacífica.
tuerza, puesto que el Consejo sólo recomendaba, llegado el caso, Asf sucedió en las resoluciones tomadas por el ConseJo el 19 de enero
la t'antidad y el tipo de efectivos militares que se debía poner y el 25 de mayo de 1935. El 3 de agosto volvió a pronuncia �se en el
a C"ontribución. mismo sentido, pero fijó el 1 de setiembre como plazo máximo para
c¡ue la comisión de conciliación se expidiera.
72 DF.R•:cuo Ol·l LA COMUNll)AJ) INTERNACIONAi, füVOLUCIÓN HISTÓRICA m: 1,A COMUNU>AD lNTERNACIONAL 7:3

Y bien, si el Consejo adoptaba estas resoluciones dilatorias era utilidad de establecer una coordinación de las medidas que cada uno
porque dos grandes potencias pretendían un arreglo de la situación de ellos piensa adoptar;
que fuera satisfactorio para Italia, cuyo objetivo manifiesto era exten­ "Recomienda que los miembros de la Sociedad (excepción hecha
der su influencia en Africa a expensas de Etiopía. Esas potencias eran de las partes en el conflicto) constüuyan un comité de un delegado por
Francia y Gran Bretaña. En efecto, intentaron soluciones que resulta­ <'ada Estado miembro, asistido de expertos, con el objeto de estudiar y
ron ln!ructuosas ante la intransigencia italiana. Veamos en síntesis facilitar la coordinación de esas medidas y, llegado el caso, proponer
cuáles fueron: al Consejo o a la Asamblea toda otra solución que pudiera sugerirles
1) El 24 y 25 de junio, el canciller británico, Anthony Eden, se ese estudio".
entrevistó con el jefe del gobierno italiano, Benito Mussolini, en Roma O sea: que se había resuelto calüicar de agresor,. y ahora corres­
para efectuarle una proposición de arreglo. Tal como lo informó el pondía que cada uno de los miembros cumplieran su obligación de
señor Eden a la Cámara de los Comunes el 1 de julio, consistia en lo tomar las medidas previstas en el art. 16 del Pacto. Al efecto, se cons­
siguiente: tituyó el Comité de Coordinación que propuso una serie de medidas:
"Con el propósito de llegar a un arreglo final del diferendo ítalo­ 1 ) un embargo sobre el envio de armamento a Italia� 2) prohibición de
etiope, el gobierno inglés estaba dispuesto a ofrecer a Etiopía una faja todo préstamo al gobierno italiano o a sociedades italianas; 3) prohibi­
de territorio situada en Somalía británica ql.le habría permitido a ción de importar mercancías italianas; 4) prohibición de exportar a
Etiopía alcanzar el acceso al mar. Esta proposición tenía por objeto Italia animales de tiro y algunos productos claves, como minerales,
facilitar que Etiopía concediera a Italia aquellas ventajas territoriales metales y caucho.
Y económicas que se hubieran podido incluir en una convención con­ En su gran mayoría, los miembros aplicaron estas sanciones, que
cluida de común acuerdo entre estos dos países. El gobierno británico ocasionaron serios perjuicios a Italia, pero no alcanzaron a interrumpir
no exigía ninguna concesión en cambio de este arreglo, salvo el derecho la agresión. El 9 de mayo, el gobierno del Reino de Italia proclamó la
de paso para sus tribus en los territorios que hubieran podido cederse anexión total e integral del imperio de Etiopía, en virtud de un decreto
a Italia". cuyo art. 1 decía: "Los territorios y poblaciones que pertenecfan al
Mussolini rechazó esta propuesta. territorio de Etiopía quedan sujetos a la soberanía plena e integral del
2) Entre el 16 y el 18 de agosto de 1935 tuvo lugar en París una Reino de Italia. El rey de Italia asume el titulo de emperador de Etiopfa
conferencia entre representantes de Francia, Gran Bretaña e Italia con para sf y para sus sucesores".
el mismo objeto. Esta vez se ofrecía a Italia: el establecimiento de una Una vez consumada la agresión, voces interesadas comenzaron a
conexión ferroviaria entre la Eritrea y la Somalia (vieja aspiración sostener que ya no tenia objeto mantener las medidas. Así, el 18 de
italiana), concesiones mineras y económicas en Etiopía, control de la junio el señor Eden anunciaba ante la Cámara de los Comunes que el
administración de telecomunicaciones etíopes, vigilancia de las fronte­ gobierno británico babia llegado a la conclusión de que "en adelante
ras ítalo-etíopes e introducción de consejeros técnicos italianos en la ya no tenia mayor utilidad continuar con esas medidas como medida
administración, la policía y el ejército de Etiopía. Esta propuesta tam­ de presión sobre Italia". Por su parte, el Consejo de Ministros francés
bién fue desechada. El representante italiano, barón Aloisi, habría expedía el 19 de junio un comunicado en que expresaba que "infor­
expresado ante los representantes británico y francés, Eden y Laval, mado sobre el estado actual de las sanciones, estimaba que considera­
que Italia sólo aceptaba que se reconociera un protectorado italiano ciones de hecho aconsejaban aceptar su levantamiento".
sobre la mayor parte de Abisinia que comprendiera la ocupación militar La Asamblea no tardó en hacerse eco de estas actitudes, y en su
italiana. sesión del 4 de julio, por 44 votos contra 1 (Etiopía) y 4 abstenciones
Finalmente, el 3 de octubre se produjo la agresión italiana sin ( Africa del Sur, Chile, Panamá, Venezuela), adoptaba una recomen­
declaración de guerra. El 7 de octubre se reunió el Consejo y resolvió dación en cuya virtud "vería con agrado que el Comité de Coordinación
por unanimidad de sus miembros (absteniéndose Italia) que "el go­ hiciera a los gobiernos las proposiciones necesarias con el objeto de
bierno italiano había recurrido a la guerra contrariamente a las obli­ poner fin a las medidas tomadas en ejecución del art. 16 del Pacto".
gaciones a que está sujeto en virtud del art. 12 de la Sociedad de las El Comité no tardó en pronunciarse, y recomendó que en la fecha del
Naciones". 15 de julio de 1936 se abrogaran las medidas restrictivas. Asi fue, e1?­
La Asamblea también tuvo oportunidad de pronunciarse, y en su efecto.
reunión del 11 de octubre adoptó la siguiente resolución: El último acto de este drama se representó en mayo de 1938,
"La Asamblea, cuando el representante inglés en el Consejo propuso el reconocimiento
"Habiendo tomado conocimiento de las opiniones vertidas por los de la anexión de Etiopía. Se decidió entonces dejar en libertad a los
miembros del Consejo en su sesión del 7 de octubre de 1935; miembros de l a Sociedad para decidir al respecto. Francia y Gran Bre­
"Considerando las obligaciones que corresponden a los miembros taña asf lo hicieron en noviembre de ese año.
de la Sociedad de las Naciones en virtud del art. 16 del Pacto y la
01:RKCHO DJ, l,A <'OMUN
lllAD INTl"JtNACIONAL
!-'VOi IJCIÓN HIS'IÓRICA l>f LA <'OMUNJl)AO INTERNACIONAL 75
Io. 3.1. 1. Aapectoa normol
6gicos · - E1 conflicto
aleccionador -y por eso (talo-etíope es
lo hem e cogt�o-- por�ue forma u Muuollni alacarla y de q ue deberían afrontar la posib llldad de que
aplicaron l as normas pre �� � lmente se
vistas on�Jo _resolvió que Ital Olnebra se pidieran sanciones para el agresor [. . J. El 10 de setiem­
recurrido a la guerra ia habfa
violand� su bligac1ones, Y con el objet de 19311, Hoare y Lava l acordaron secretamente en Ginebra excluir
coordlnar las medidas qu ' � o de
e indiv d ente tomarían los Estados laa t1anclones militares, el bloqueo naval, la clausura del canal de Suez,
apayar a l Estado agredi para
do la A� bl ea recomendó la constitu n una palabra, todo lo que pudiera desencadenar una guerra. Al dfa
un Comité; lo cual seg ción de
, ún hemos� v1sto, se concretó. l1ulenh•, Hoare declaraba públicamente en Ginebra que su gobierno
•poy11b11 «el mantenimiento colectivo del Pacto en forma integral, y
l0.3.1.2. Aspectos socioló
gicos._ El reve , s de la trama aclara, particularmente por una resistencia pronta y colectiva a todos los actos
embargo, que las me sin
didas ue se _ad�ptaro� d a¡rcslón no provocada>. La val afirmaba: -Francia es fiel al Pacto.
mente para no impedir fueron calculadas justa­
la agC:.esió 1 llana. Sm En privado, ambos asegraban a Mussolini que no tenía nada que
acción bélica, ha bría �ecesidad de llegar a la
u

bastado u� � "ran Breta�a cerrara lflllll'r".


Suez a los abastecimien el canal de
tos italiinos para par Todo este relato es, sin duda, sórdido. En cambio, no debe concep­
a su victima" (Will'1 alizar al agresor y salv
Rappard) o que se hub ar tuirselo Inesperado o insólito. Los gobiernos francés y británico apli­
tación de petróleo a 8t° iera prohibido la expor-
tali a. t aban simplemente el régimen tradicional de la comunidad europea, el
Si el organismo fracas -del t>qUUibrio de fuerzas: buscaban restaurar el equilibrio, seriamente
ó no fue, � es, porque
mentos jurídicos para carecfa de los f unda­
actuar O curr1� ue •ll'<'tado por el rearme alemán, tratando de ganar el apoyo o al menos
com o los demás miem ) � ¡ las grandes Potencias (
bros nfa � ne encia d� qu7 su �g así la neutralidad de Italia en la futura guerra. En esto -hay que reco­
aplica ba a ellas Y que imen no se
, por tan· to• ::o l� a a pre nocerlo-- eran consecuentes con la realidad sociológica de esa comu­
guerra. En tre ellas v rur e unpedir una nueva
seguía r 1. en toda su plenitu � el nidad: sabfan que, en cuanto concerniera a conflictos entre grandes
e

Derecho de coordinac D.i.p., el


ión. Es: :�f�- ca la . potencias, las normas del Pacto eran inexactas. La S.d.N. -Y asi fue
la de Francia Y Gran actitud de Italia. y tam
Bretaña. El s1gu1. ente bién ••n los hechos- no tendría la virtud de poner freno a la agresión. En
Frederick Schuman párrafo, que tomamos
a clara"en poca�
p�abras,_ con un estilo de ,c.•onseeuencia, sólo cabfa asegurar la paz mediante el equilibrio.
q�e acabamos de in;in tajante, lo
uar: L s d� s1 gruos f ascist a En este sentido, puede sin duda decirse que las normas del P a cto
p1a significaron una s con respecto a Etio­
prueba ; c1al para eran inex actas, en tanto y en cuanto debfan aplicarse a conflictos en
en la Sociedad. En est las potenci as represent
e caso co:o e� los ant . adas que algunas de las grandes potencias de la época estaban interesadas
una car encia' a pesa eriores, hubo
r de que' por primera en la práctica
ron débiles sanciones -y u'lt'ima- vez se impusie- ( así, por ejemplo, en el conflicto ítalo-griego, de 192 3; chino-japonés,
contra el a re r. E�t dt- 193 1; guerra civil española, de 1936; germano-checoslovaco, de 1938;
cuanto los líderes res e gesto fue hipócrita,
ponsab•les �e �r�ncia por soviético-finés, de 1939; etc.). O bien la actuación de los órganos de la
acordado no ofrecer ' Y Gra n Bretaña habían
una Opos c ón efectiva Sociedad era un disfraz para la poUtica de poder de las grandes poten­
Suponían que Italia p i a las a mbiciones del Du
od a ser1 gan 1
ada como un ariado con ce.
•das (Georg Schwarzenberger), o bien lisa y llanamente se mantenían
en compensación por tra el Re ic h
u n tá ·t
lini [ ...J. El papel q o al sueño afric ano de M ul margen de las decisiones. Los repartidores supremos de la comunidad
ue desem �e����y . usso­
Sociedad en esta sór los rruem�>r<�s más peq Internacional, en conflictos cruciales, seguían siendo, pues, los gobier­
ueño s de la
dida sucesión de aco nos de las grandes patencias.
manada de ovejas eng nt�llnlentos fue el de
añada una
�sJro de Relacion acales �sfrazados de
es Exte:1:i.:: �:a �s, º:Vejas. El
decididamente a com Pie rre L aval, se mclinaba 10 .3.1.3. Aspectos dikelógicos. - Sin duda alguna, la anexión de
prar la amistad 1-t°� tan
Durante la primaver � a cualquier precio Etlopf a era injusta, porque atentaba contra el libre desarrollo de un
a Y el verano de 1 9; [ . . . J.
Y gas venenoso se esc , m1entras que tropas, avi pueblo. No cabía duda de que al país agredido correspondía en justicia
urrían por el � ones
que se avecinaba , La a de Suez preparando el la asistencia de los demás para repeler la agresión y que no podía
val Y sir Samue��;oar golpe
zos que re alizaba Eti e obstruían todos los es siquiera plantearse el reconocimiento de las consecuencias de la agre­
opía en G'me bra para fuer­
la Sociedad. que se iniciara la a cció sión, la cual, por lo demás, nonnativamente era un hecho ilícito.
n de
"El 15 de agosto, en ' Resu lta importante señalar que en la c.i. comenzaba a producirse
la Conferenc· _1a Tr 1pa rt1ta r�unida en París,
Laval Y Eden ofreciero un cambio en la valoración del fenómeno de la guerra de agresión.
n al barón Aloi 1 u n
les> Y de «asistencia col plan d� caJ ustes territo Ello explic a el Pacto de la S.dN., que si bien no logró correspondencia
ectiva > a Eti op� ria­
e� cuenta los inter ctuvi er� � articu larmente total con la realidad sociográfica internacional, constituyó el primer
eses especiales d 1t'1�
la> . Mussohm lo rechazó.
ue

afirma que dijo al e paso para desarrollos futuros ( 5.2). Las mismas potencias eran cons­
mbajador f anc: s Se
a

Etiopía en una fu ente 1 / : -Aun�ue me ofrecieran toda cientes de este cambio en la valoración, pues "simularon" actuar en
de a r e cha zar 1a, �orque he decidid
tomarla por la fuerz o defensa de la Sociedad imponiendo sanciones. Si procedieron asi fue
a. Lava� Y �io�ªre ll
egaron a s1 a la con clusión porque sus respectivas opiniones públicas reclamaban un cambio de
de
actitud. Esto lo demostró ind.iscuUblemente una encuesta realizada en

7 · Puíc, D .e.i., 1.
7fi ()�:R�1l'll0 f¡¡.; LA <'OMlJNll)AU lN'n;ltNAC'IONAL t•;vor tll'l()N 111S'l'ÓHICA 1)1•. LA C'OMUNIDAD INTlfüNACIONAL 7i

Gran Brctafia entre 1934 y 1935 por la League of Nations Union, lla­ ti u ( c11t ros dl• µodC'r mundial, como Europa Occidental, China
mada Nattonai Peace Ballot. Todo ello no dejó de tener su importancia, J IJIÓn PN·o ya ni siquiera los centros imperiales retiene� la
pues, por lo menos, "la exist.encia del mecanismo de la Sociedad tuvo JI II ldnd total de decisión. Deben compartirla con los pa1ses
la virtud de atraer y concentrar la at.ención de la opinión pública,. 110 11lln1•11dos" (el "Tercer Mundo"} y con organizaciones inter­
. ( Clyde Eagleton) y contribuyó a lograr soluciones razonables en con­ n e l1111i1lc•s gubernamentales y no gubernamentales y empresas
flictos de pequefias y medianas potencias. 111 nudonales (3.2).
11. El régimen internacional después de la segunda guerra 11.2. Participación. - El acceso a las esferas de decisión
rn,undial. - Después de la segunda guerra mundial, el régimen IIIIN na!'lonal sigue lográndose gracias al potencial, aunque se
del equilibrio de fuerzas tal como había funcionado antes de la ti 1 1111n r·evalorización de sus componentes. Es así como las ma­
primera guerra y, aunque con las infracciones señaladas (10.2}, lrr In� primas adquieren cada vez mayor valor en un mu�do
en el periodo entre guerras, ya no pudo reconstituírse. Factores UJ1t•rpohlado y ecológicamente trasformado. En este sentido
fundamentales pueden darse como explicación: a) la aparición t 111hh'•n puede señalarse una tendencia: la de la continentaliza-
de un nivel superior dentro de las grandes potencias, represen­ 1 lc'ln. /\ parentemente, es la conformación de grandes espacios
tado por los Estados Unidos y la Unión Soviética con sus respec­ ,c¡;o 1•1·011ómicos, lo que cada vez más garantizará el desempeño
tivas clientelas (bloques); b) la decadencia de Europa, enten­ clr pupl'les. protagónicos en el mundo del futuro.
dida sólo en el sentido de que dejó de ser definitivamente el
ámbito natural y exclusivo en que se adoptaban las decisiones 1 t.3. Criterios supremos de reparto. - Se han efectuado
mundiales (proceso que comenzó después de la primera guerra} ; 111 owcsos considerables en materia de r� sponsabilid� d i�divi­
e) la aparición de una tecnología militar que en sus aspectos ctuu l, cierechos humanos, seguridad colectiva y centrahzac16n de
masivos sólo podía ser desarrollada por las superpotencias; d} el c'lr l(Hnos jurídicos, lo que afirma la sustancia del D.e.m. (4.2).
_
equilibrio del terror, porque la utilización indiscriminada de
dicha tecnología, en su aplicación bélica, puede traer consigo
la destrucción de los beligerantes, convirtiéndose de hecho toda
l,
l ,n particular, el tema de la seguridad merece una at�i:i,c1on
1rticular, en este escorzo histórico, a través d�l análisi:s de
1 O.N.U.
posible victoria en un holocausto de la humanidad.
Así, surgió un nuevo régimen, al principio bipolar, pero 11 .4. Organización de las Naciones Unidas. -En abril de
que paulatinamente fue adquiriendo mayor grado de flexibi­ 1114(> tuvo lugar en Ginebra la última asamblea de la S.d.N., que
lidad, hasta llegar a la multipolaridad de nuestros días. Asimis­ dt•c•idió su disolución y la trasferencia de sus bienes al nuevo
mo, se registró una tendencia creciente hacia el entendimiento organismo que entretanto ya había sido creado: 1� O.N.U.
entre las superpotencias, especialmente a partir de 1959, año en En efecto, aproximadamente un año antes habían comen­
que se concertó el Tratado Antártico y señaló las postrimerías :r.n<lo en San Francisco (Estados Unidos) las deliberaciones
de la "guerra fría" y el comienzo de la "coexistencia pacífica". <¡U(' llevaron a la adopción de la Carta de la O.N.U., que entró
En realidad, aun en los períodos más intensos de la guerra fría en vigencia el 24 de octubre de 1945.
siempre existió' un acuerdo básico, al menos en lo que se refería ¿Cuáles son sus características? Diremos, co� o primera
a la disciplina de las propias esferas de influencia, establecidas uproximación, que su estructura no se aparta es�ncialmente_de
explícita o implícitamente por acuerdo en Yalta y.Potsdam. la anterior. También Naciones Unidas significó la adopción
Por eso mismo, las reglas de juego del régimen han ido de un régimen de subordinación que se superpone al del Dere-
variando y adaptándose a sus trasformaciones, especialmente 1·ho internacional público. La diferencia entre ellas radica en la
en lo que se refiere a la aristocracia de Estados y a la partici­ c•x.tensión de estas materias y en el proceso de centralización,
pación. que es más pronunciado en la O.N.U.
El propósito de la .Organización sigue siendo el de salva­
11.1. Aristocracia. de Estados con capacidad de decisión. - guardar la paz. Para ello, sus miembros se comprometen a re­
Como hemos hecho notar, el más alto rango de la estratüicación H0lver sus controversias por medios pacmros (art. 2, § 3) y
internacional correspondió a los Estados Unidos y a la Unión nbstenerse en sus relaciones internacionales, "de recurrir a la
Soviética. Sin embargo, y paulatinamente, han ido apareciendo nmenaza d al uso de la fuerza contra la integridad territqrial
7:1
gvot.tJCIÓN HISTÓRl,.';A nF. l,A l'OMllNU>AD INTF.RNAl'IONAI,
78 DERM�lf() l)�. I.A ('OM llNll>All un 1-:RNACIONAI.

o la independencia pohtica de cualquier I.<;stado" ( § 4). He aquí , ••<¡u lera a<"dón será referida al Consejo de Seguridad por la
la primera difcrenda con respecto a la S.d.N.: lo que ésta quería AMmhlen General antes o después de discutirla" (art. 11, � 2l.
(•vitar principalmente era el recurso a la guerra ( 10.3). En la Ahora bien: cuando se produce una amenaza a la paz, q�e­
l 11 ,mtamicnto de la paz o acto de agresión, el C<_>:!,.�ejo es q�ien
O.N.U., en cambio, el propósito es más amplio: lo que se reprime determina si existen esos supuestos, y esta dec1sion es oblig�­
('S el uso de la fuerza < por lo que quedan comprendidas también torm para los demás miembros.En segundo lu�ar, el ConseJo
las represalias), pero no sólo su empleo efectivo, sino también t l'Stll'lvc la actitud que debe adoptarse y las medidas que en su
la amenaza de su empleo. t'll o se apliquen.¿ Qué medidas? Son de dos tipos: 1a) las que no
En cuanto a los órganos centralizados, con competencia en 111ct11yen el uso de la fuerza armada, como la interrup�ión _ total
materia de seguridad, se cuentan ei Consejo de Seguridad y ., parcial de las relaciones económicas y de las c?mumca�10nes
la Asamblea General. El primero está constituído por quince r,•rroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, radioeléc-
miembros, cinco permanentes y diez no permanentes. Son miem­ 11 H·,1s y otros medios de comunicación, así como la ruptura de
bros permanentes: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bre­ relaciones diplomáticas; b) el uso de la fuerza ar:nada_, p31ra lo
taña.y la Unión Soviética. Decide en cuestiones importantes por eiml los miembros se comprometen "a poner a d1sposic1on_ del
una mayoría levemente calificada de nueve miembros, pero Consejo de Seguridad, cuando éste lo_ solicite, '.( de conformidad
deben figurar entre ellos los cinco permanentes (se denomina 1·11n un convenio especial o convemos especiales, las fuerzas
veto al hecho de que un miembro permanente no concurra con urmadas, la ayuda y las facilidades, incluso el derecho de paso,
su voto en la decisión que toma la mayoría·). Tenemos así otras que sean necesarias" (art. 43). . .,
diferencias con el sistema de la S.d.N. Vimos que �n ella el Como se advierte, el proceso de la dec1s1on y de la fuer�a
Consejo decidía por unanimidad, pero para determinar esta una­ t•s mucho más avanzado en la Carta que en el Pacto.El ConseJo
nimidad se hacía abstracción de los votos de las partes en el ,tetermina cuándo existe una situación peligrosa Pª:ª l_a _ paz; el
conflicto examinado por el Consejo. Existía, pues, la posibilidad l 'onsejo decide qué medidas se adoptarán (lo que s1gnillc� una
de que aun un miembro permanente del Consejo pudiera ser solución del litigio);__el Consejo decide también qué sanciones
objeto de una decisión desfavorable. En el Consejo de Seguridad habrán de imponerse, y cuando se trata de emplea_r la fuerza,
no cabe esta posibilidad, pues aun si uno de los miembros ésta actuará bajo la supervisión directa del ConseJO de Segu-
permanentes es parte en el conflicto objeto de una decü,>ión, debe ridad.
igualmente concurrir en ella para que el Consejo pueda adop­ En cuanto a la Asamblea General, a estar a lo establ ec1'do
tarla legalmente. por la Carta, sólo puede efectuar recomendaci�nes (y en mate­
En la Asamblea General están representados todos los Esta­ ria de paz y seguridad internacionales, exclusivamente en las
i;;ituaciones que acabamos de ver).
dos y cada uno de ellos tiene derecho a un voto. Aquí las cues­
tiones importantes se resuelven por mayoría de dos tercios, sin 11.4.1. Resolución 377 (V), "Unión pro paz", de la Asam­
que rija el derecho de veto. Aparentemente el régimen es más blea General. - Nuestro esbozo, sucinto como es, del Derecho de
favorable, pero ha de tenerse presente que en el régimen de la la O.N.U. en la materia que nos interesa, _seria de ��s maneras
Carta el Consejo ocupa una posición privilegiada cop. respecto a incompleto si no mencionáramos a una 1mportantí0s1ma _resolu ­
la Asamblea en la materia más importante, que es la que nos in­ cipn adoptada por la Asamblea Gener al, en su 5 • period o . de
teresa, pues según el art. 24 corresponde al Consejo "la responsa­ sesiones el 3 de noviembre de 1950. Se trata de la resolución
bilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacio­ :177, den�minada oficialmente "Unión pro paz"..
nales•·, de forma que "mientras el Consejo de Seguridad esté Los antecedentes inmediatos de esta resolución fueron, por
desempeñando las funciones que le asigna la Carta con respecto una parte, la llamada "parálisis" del Con�ejo de Seguridad de­ es,
n una controversia o situación, la Asamblea General no hará bido al veto persistente de uno de sus_ nn�mbros permanen�
recomendación alguna sobre tal controversia o situación, a no que no sólo había imped ido a la Orgaru za � ón actuar especf ü_ca­
i-:er que lo solicite el Consejo de Seguridad," ( art. 12). Y aun mente en conflictos y situaciones de peligro par� la _ paz, �mo
cuando, por haber cesado el Consejo de considerarlas, la Asam­ también concretar en los hecho s el apara to coerc1 t1vo pre:v1sto
blea puede recomendar con respecto a controversias o situacio­ por la Carta En efecto , hasta ese mome nto no se había reahz ado
nes, "toda cuestión de esta naturaleza con respecto a la cual se
80 DERECHO m.: 1,A COMtlNIDAL> INTERNACIONAi, 1!::vo1.uc16N HISTÓRICA l)f. 1 A l'OMtlNIDAD INTERNACIONAL 81

ninguno de los acuerdos o convenios especiales en voto de.,sie ·ualcsquicra de sus miembros, o bien la mayoria
lc_>S_ cuales los miembros debían comprometerse a 'ponervirtud de de los Miembros de las Naciones Unidas;[... ].
a dispo­
s1c1�n del Co_nsejo parte de_ _sus �uerzas armadas. Tampoco
podido fun�JOna� �fº . eficiencia el organismo previsto había ":3. Establece una Comjsi.6n qe.Observación de la Paz[ ...]
por la que podrá observar la situacfón en cualquier región donde exista
Car�a pa�a asumir �aJo la autor.idad del Consejo de Segur tensión internacional cuya continuación sea capaz de poner en
1� dir<:c�ión estratégica de todas las fuerzas armadas puestidad, peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacio­
as a
�1spos1c1�n del Consejo": el Comité de Estado Mayor, integrado nales, e informar al respec1,o.[ ...]
por los Jefes de Estado Mayor de los miembros permanent "8. Recomienda a los Estados miembros de las Naciones
d� l Consejo de Seguridad o sus representantes" (art. 47). es
Como Unidas que cada uno de ellos mantenga, dentro de sus fuerzas
dice Hans Kelsen, los convenios especiales son "trata armadas nacionales, elementos entrenados, organizados y equi­
de�en ser concluídos por la O.N.U., representadas por dos que pados de tal manera que sea posible desta_carlos prontamente,
tario general, por i._ina parte, y los miembros, o grupos de el secre­
_ miem­ de conformidad con los procedimientos e ons;itucionales de los
bro�, por otra. Tecmcamente no puede concebirse l<Jstados respectivos, para prestar ;;ervicto ca.no unidad o uni­
g�c1ón de concluír un tratado. Por tanto, no existe paraobli­ una
dades de las Naciones Unidas, a recomendación del Consejo de
miem?ros una obligación jurídica de concertar los co:1Ye los Seguridad o de la Asamblea General[ ...]".
csp�c1ales a q1:le se refiere �l art. 4 3, § 2. A pesar de ello, r..ios
la obli­ No hay duda de que esta resolución significa una reforma
gació� que tlene!1 los miembros de poner a disposición sustancial de la Carta. Según ésta, la Asamblea General puede
Conse}o �E: Se�und�d parte de sus fuerzas armadas carece del discutir cualquier cuestión relativa al mantenimiento de la paz
toda_ signif1cac1ón mientras los mencionados convenios no de
entre n y la seguridad internacionales cuando el Consejo de Seguridad
en vigor". no desempeñe las funciones que le corresponden, pero "si re­
Aparte de esta situación de fondo, la Organizació quiere acción" deberá referirla al Consejo de Seguridad. Por
hacer frente a una emergencia grave derivada del confln debfa otra parte, si se trata de acción bélica, el Consejo d� Seguridad
Corea, de la cual hablaremos extensamente cuando analic icto de
emos sólo podrá hacer empleo de la fuerza armada en virtud de con­
�l caso. _Todo ello influyó para que la Asamblea resolviera el venios especiales y con la dirección estratégica del Comité de
3 de noviembre de 1950 adoptar nuevos criterios. Estado Mayor. Con arreglo a la resolución "Unión pro paz", sin
Las principales partes dispositivas de la resolución "Unió embargo, la Asamblea General puede recomendar el empleo de
pro paz" son las siguientes: n medidas coercitivas y hasta el uso de la fuerza en virtud de un
''La Asamblea General [ ...) procedimiento creado por ella misma que no es el de la Carta.
Cierto es que la Asamblea General sólo "recomienda", en tanto
''.l..Resuelve que si el Consejo de Seguridad, por falta de que el Consejo áe Seguriaa�•ctecide... Pero ya sabemos que,
unanimida d entr� _sus mi�mbros permanentes, deja de cumplir i
c':m su _respons�bihd por una vfa ind recta, una recomendación de la Asamblea Ge­
ad primordial de mantener la paz-y la segu­ neral en materia de seguridad puede llegar a tener la misma
:1dad mternac10nales en todo caso en que resulte haber una ejecutoriedad que una decisión del Consejo de Seguridad ( 4.2.1).
:•men�za a la paz, un quebrantamiento de 1a paz o un actode Tales normas han de reputarse como no vigentes, puesto que no
,lgI. es1ón, la Asamblea General examinará ipmediata
asunt?, con miras a dirigir a los miembros recom mente-el­ han sido adoptadas con arreglo al procedimiento de la norma
integradora correspondiente ( 2.3.:3¡, pues las reformas a la Carta
apropiadas para la adopción de medidas colectivas endaciones "entrarán en vigor para todos los miembros de las Naciones
caso de, quebrantamiento,de la paz o acto de a�es inomsive�en
Unidas cuando hayan sido adoptadas por el voto de las dos ter­
ele fuerzas armadas cuando fuere necesario, a fin ión, el �so ceras partes de los miembros de la Asamblea General y ratifi­
o restaurar l� paz y la seguridad internacionales. de mantener cadas, de conformidad con sus respectivos procedimientos cons­
' • sazón �euni_ da, la A�mb-lea General puede reun De-no estar a titucionales por las dos terceras partes de los miembros de las
:, irse
<.xtra ordmano de sesiones de emergencia dentro de en período Naciones Unidas, incluyendo a todos los miembros permanentes
C'Uatro horas siguientes a la presentación de una las veinti­ del Consejo de Seguridad" ( art. 108).
solicitud al
�•fccto. Tal períü?o :xtrao�d�nario de sesiones de emergencia En su momento tendremos oportunidad de referirnos a las
será convocado s1 asi lo sohcita el Consejo de Segu 'ersas tentativas realizadas para justificar normativamente
ridad por el
82 D►R►CIIO 11� 1 A COMUNll>AU INT�RNA< IONAI f◄";V!JI l l IÓN IIISTOHl<'A u¡.; LA t.:lll',1llNll>All INTM!NM'IONAI. 8:l

l,1 v1gencrn ele• estas clisposic1oncs. Por ahora, digamos que no· Unldn11 t•n Corca. Pero las autoridades soviéticas en Corea no permi­
llt•ron el acceso de los representantes de este organismo, alegando que
son l'Onvinccntes. He uquí un reparto autoritario emanado de lu cuestión de la unificación coreana no era de competencia de la O.N.U.
l't<'rlo número de miembros de la O.N.U. representados en la Ante la evidencia de que este criterio no iba a cambiar, la Asamblea
Asamblea General (la resolución fue aprobada por 52 votos a autorizó la realización de elecciones exclusivas en Corea del Sur
f\1,·or, 5 en contra y 2 abstenciones) Tal reparto era sin duda El 10 de mayo de 1948 tuvieron lugar las elecciones que culmina­
ilegal, puesto que no se ajustaba al régimen de la comunidad. ron en la promulgación de una Constitución y la elección de. un go­
Ahora bien: a pesar de su ilegalidad, los Estados que votaron en bierno. Por su parte, en Corea del Norte se estableció también en
favor estaban decididos a llevarlo a cabo, lo que significaba en octubre un gobierno prontamente reconocido por la Unión Soviética.
los hechos una modificación revolucionaria del régimen. Quienes Como consecuencia, se constituyeron de hecho dos Estados con sus
110 aceptaban esa modificación tenían esta alternativa, dado el respectivos gobiernos, si bien la Asamblea General, en virtud de una
c·arácter exceocional del Derecho de la O.N.U.: o desafiaban vic­ resolución adoptada el 12 de diciembre de 1948, declaró que el único
gobierno "legal" de Corea era el de Corea del Sur y encargó al mismo
toriosamente· 1a voluntad de esos repartidores, en cuyo caso er tiempo que la Comisión de las Naciones Unidas ofreciera sus buenos
rt'igimen anterior subsistía, o sencillamente lo aceptaban, en oficios a ambas partes para lograr la unidad. A p esar de ello, nada se
< uyo caso el nuevo orden de repartos adquiría carácter de mo­ logró, y la situación se tornó cada vez más peligrosa, porque ambos
cl<..•lo y se haría legal, por el hecho de su ejemplaridad. gobiernos no disimulaban sus intenciones de lograr la unidad por la
La Unión Soviética, seguida por Polonia, Checoslovaquia, y fuerza si era preciso. Varias escaramuzas se sucedieron Y, finalmente,
las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Bielorrusia y Ucrania. c-l 25 de junio de 1950 fuerzas norcoreanas invadieron Corea del Sur,
adoptaron inmediatamente el primero de estos dos criterios. alegando que los primeros actos de agresión habian procedido de este
Pero luego, y especialmente a partir del ataque llevado a cabo país, luego de rechazar todas las propuestas para una unificación paci­
fica.
por Francia, Gran Bretaña e Israel contra Egipto, en 1956, se En ese mismo dia, los Estados Unidos convocaron a una reunión
registró un cambio de actitud porque esos Estados participaron del Consejo de Seguridad, el cual fue informado por la Comisión de las
en la Asamblea Extraordinaria que consideró el caso y votaron Naciones Unidas en Corea de que Corea del Sur habia sido víctima "de
las resoluciones respectivas. Lo propio sucedió en ocasiones un ataque coordinado y calculado, perpetrado con alevosía". En conse­ _
posteriores, en que la Asamblea General fue convocada y actuó (•uencia el Consejo de Seguridad adoptó por 9 votos, una abstención
t•n virtud de la resolución "Unión pro paz". Por eso puede de­ (Yugosiavia) y estando la Unión Soviética ausente, la siguiente reso­
l'irse que la resolución significa una reforma revolucionaria de lución (que reproducimos en las partes pertinentes):
la Carta y que. no obstante ello, forma parte del Derecho positivo "El Consejo de Seguridad [ ... ]
dP la O.N.U. "Considerando con grave preocupación el ataque armado llevado
a cabo por fuerzas de Corea del Norte contra la República de Corea,
"I. Determina que este acto constituye una ruptura de la paz, Y
11.4.2. Conflicto coreano. - Cuando se produjo en 1945 la derrota
"exhorta a las autoridades de Corea del Norte a retirar sus fuerzas
del Japón, los Estados Unidos y la Unión Soviética de común acuerdo
inmediatamente tras el paralelo 38° , y
resolvieron que en la península coreana la rendición de las fuerza¡
"requiere el cese inmediato de las hostilidades;
japonesas al norte del paralelo 38º se haría ante tropas soviétic
as, "11. [ ...] . .
mientras que las que estuvieran al sur se rendirían a tropas estadou
denses. En la Conferencia de Moscú (diciembre de 1945) los
ni­ "III Solicita a todos los miembros que presten la mayor as1stenc1a
Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética llegaron a un acuerd
Estados a las Na�iones Unidas en el cumplimiento de esta resolució�, Y que se
respecto a Corea, en cuya virtud este país obtendría su indepe
o con abstengan de prestar asistencia a las autoridades norcoreanas
Para ello, los comandantes soviéticos y estadounidenses
ndencia. En virtud de esta resolución, en consecuencia, el Conse� � de Segu­
en la zona ridad comprobó el quebrantamiento de la paz, responsabil_izó de e�
e
for�rfan una comisión conjunta que, en consulta con los poner fin a la agresión , Y soh­
partidos acto a Corea del Norte, a la cual ordenó
poht1cos Y otras organizacic;mes sociales democráticos no ·
coreanos, pro­
pondrían las bases organizativas de un iobierno provisional. citó a los demás miembros abstenerse de prestarle ayuda. Aunque
legalida d de esta resolución en cuanto al fondo ( como
El 17 de setiembre de 1947, los Estados Unidos, basán cabe duda que la
hecho de que hasta ese momento había sido impos dose en el vimos el Consejo de Seguridad tiene competencia como para resolver
o
acuerdo, plantearon la cuestión en la Asamblea Gener
ible materializar el t'n el �entido expresado), no ocurre lo propio con el aspecto formal
un miembr o perm ent . En efecto,
t•l 14 de noviembre llamar a elecciones en toda
al. Ésta resolvió procesal ya que se hallaba ausente �� e
Corea bajo la super­ 8 partir de enero de 1950 la Unión Soviétic
a no participaba en las re-
0

visión de un organismo ad hoc: la Comisión Temp


oraria de las Naciones,
84 DERECHO l>t,! l,A COMUNU,AlJ INTJi;KNACIONAL Evo1.uc16N HISTÓRICA o•: I.A COMUNIDAD INTERNACIONAL 8fi

uniones de los órganos de la O.N.U. en represalia por no haberse resoluclón relativa al con1licto coreano, el 27 de junio, por siete votos
aceptado como representantes de la República de Chlna a los enviados a favor, uno en contra (Yugoslavia), dos abstenciones (India y Egipto,
de Mao-Tsé-Tung en lugar de los de Chiang-Kal-Shek. Entendía asi por carencia de instrucciones) y estando Rusia ausente. India aceptó
boicotear las tareas de la Organización. esta resolución por telegrama, el 29 de junio. Éste es su tenor:
Ahora bien, ateniéndose a las normas respectivas de la Carta, no "El Consejo de Seguridad,
hay duda de que para adoptar legalmente una decisión deben concurrir "Habiendo determinado que el ataque armado de que fue objeto
los votos afirmativos de los miembros permanentes. Sin embargo, en la República de Corea por parte de fuerzas provenientes de Corea del
virtud de numerosos precedentes que databan de 1946, se estableció Norte constituyó un quebrantamiento de la paz,
la costumbre de que la abstención de un miembro permanente no "habiendo requerido el cese inmediato de las hostilidades, Y
equivalla a veto, con el objeto de permitir la adopción de resoluciones "habiendo exhortado a las autoridades de Corea del Norte a que
con las cuales un miembro permanente no estaba totalmente de retiraran inmediatamente sus fuerzas tras del paralelo 38 º , Y
acuerdo, pero que de todos modos no quería impedir. He aquí otro "habiendo advertido sobre la base del informe de la Comisión de
interesante caso de reforma de la Carta llevada a cabo por un proce­ las Naciones Un.idas en Corea que las autoridades de Corea del Norte
dimiento que no es el de su respectiva norma integradora (2.3.3), sino no han cesado las hostilidades ni retirado sus fuerzas hasta el paralelo
el de la ejemplaridad (2.2.2). 38º y que se requieren medidas militares urgentes para restablecer la
¿Pero es que puede equipararse la abstención a la ausencia deli­ paz y seguridad internacionales, y
berada con el propósito de obstruir la acción del Consejo? Las opiniones "teniendo en cuenta el pedido dirigido por la República de Corea
al respecto están divididas. Expresaremos, simplemente, que desde el a las Naciones Unidas para que se tomen medidas inmediatas Y efec­
punto de vista normativo se hace por lo menos muy difícil justüicar tivas para asegurar la paz y la seguridad,
la vigencia de una resolución como la que comentamos, basándose en "recomienda que los miembros de las Naciones Unidas presten a la
la analogía entre el hecho de la abstención {previsto por una norma República de Corea la asistencia que juzguen necesaria para repeler el
consuetudinaria) y el de la ausencia (no previsto), porque existe una ataque armado y restablecer la paz y la seguridad internacionales en
diferencia sustancial entre ambas situaciones: la abstención se admite el área".
para no impedir la acción; la ausencia, para obstaculizarla. Ciertamente El Consejo de Seguridad dio con esta resolución un paso adelante:
que la Unión Soviética faltaba a sus obligaciones al no concurrir a las recomendó a los Estados miembros ayudar a la República de Corea
sesiones del Consejo, puesto que el art. 28 de la Carta establece que Incluso mediante el empleo de la fuerza armada si fuera necesario.
"el Consejo de Seguridad será organizado de modo que pueda :funcio­ Adviértase que el Consejo no "ordena" la asistencia, sino que "reco­
nar continuamente. Con tal fin, cada miembro del Consejo de Seguridad mienda". La razón está en que para "ordenar" el empleo de la fuerza
tendrá en todo momento su representante en la sede de la Organiza­ armada habría sido preciso que previamente se hubiera puesto en fun­
ción". La Unión Soviética era responsable por ese hecho ilícito y podría cionamiento el mecanismo previsto al efecto por la Carta ( 11.4). Pero
haber sido en consecuencia sancionada {por ejemplo, "suspendida" o ya sabemos que el cumplimiento de una recomendación tiene la virtud
"expulsada" de la 0.N.U.), pero de ese hecho no se sigue naturalmente de otorgar un sello de legalidad a la acción emprendida. Así, el mismo
la vigencia de resoluciones tomadas en su ausencia. dfa 27 de junio, el presidente de los Estados Unidos dispuso que las fuer­
Pero cualquiera que fuere la posición sustentada con respecto a la zas de su país acudieran prontamente en ayuda de Corea del Sur. El 7 de
vigencia de esta resolución, la discusión se torna en cierto sentido julio el Consejo se reunió nuevamente y recomendó a las nacknes que
ociosa si se la contempla desde una perspectiva tridimensional: he aquí enviaran fuerzas a Corea, que las colocaran bajo un comando unificado
nuevamente un hecho revolucionario. El Consej·.> de Seguridad, no y solicitó a los Estados Unidos que designara al comandante. Al mismo
obstante la ausencia de un miembro permanente, adopta una resolu­ tiempo, las autorizó a utilizar la bandera de la O.N.U. Siete mlembros
ción, justificada esta vez dikelógicamente en la necesidad de que un se pronunciaron en favor de esta resolución, ninguno en contra y tres
órgano establecido para preservar el orden y la paz a la vez que hacer se abstuvieron ( India, Egipto y Yugoslavia). La Unión Soviética
justicia (por limitada que ésta sea) realmente funcione. Los recipien­ seguía sin participar de las sesiones. Como ya vimos, esta actitud se
darios gravados de este reparto (la Unión Soviética, en este caso) no modificó a los pocos días, y desde entonces ya no fue posible al Consejo
tenían otra alternativa (puesto que la Carta no prevé un recurso con­ pronunciarse como lo habla venido haciendo (el 6 de setiembre, la
Wncioso) que aceptar la decisión o desafiarla. Adoptó primero esta Unión Soviética vetó una resolución que se proponía condenar a Corea
última actitud, pero no tardó mucho en volver sobre sus pasos, por del Norte por su obstinada actitud de rebeldía).
cuanto en agosto de 1950, a pesar de quf: la razón por la cual babia La situación legal no cambió, desde luego, puesto que las resolu­
adoptado el criterio de ausentarse no había variado, su representante ciones originales del Consejo continuaban en vigenc;a. La lucha contra
volvió a participar de las sesiones del Consejo. Corea del Nor� segula en pleno auge. A las tropas estadounidenses
Pero antes de que esto ocurriera, el Consejo alcanzó a adoptar otra se añadieron otras procedentes de Gran Bretaña, Francia, Turquia, Aus-
1).:111,:C'IIO U�: LA COMUNll>AI> IN'l'�:HNAC'JONAI, 11:vo1.uc1ÓN fllS1'ÓlU('A u�: LA COMlJNll)AD lNTl!:l{NACIONAL 87
trnlla, U(ilglca, Luxemburgo, Canadá, Colombia, Etiopia, Grecia, Ho­
lunda, Nueva Zelandia, Filipinas, A!rica .del Sur y Tailandía (Dina­ "7) afirma que la polltica de las Naciones Unidas sigue siendo
marca envió un buque-hospital). Sin embargo, estos contingentes 111 de obtener una cesación de las hostilidades en Corea Y lograr por
sumados nunca excedíeron del diez por ciento del total de fuerzas nll'dlos paclficos los objetivos de las Naciones Unidas en Corea Y pide
l'l1Viadas por los Estados Unidos. ul presidente de la Asamblea General se sirva nombra� inmedíataT?ente
11 dos personas que se reunirán con él en to � portumdad co ve 1en ,
AJ promediar noviembre de 1950, las fuerzas surcoreanas unidas � � � �
a las de la 0.N.U. habían recuperado la casi totalidad del territorio 1•on el propósito de prestar sus buenos of1c1os para esta finalidad .
norcoreano y llegado hasta la frontera con la República Popular China. Esta resolución fue aprobada por 44 votos a favor, 7 en contra
Entonces se produjo un hecho que iba a cambiar totalmente la pers­ (hloque soviético, Indía y Burma) y 9 abstenciones (Egip�o. Indones�a,
pectiva: la intervención de este último país en favor de Corea del Norte, 1'�1kistán, Arabia Saudíta, Suecia, Siria, Yemen, Yugoslavia Y Afgarus­
que hizo inclinar inmediatamente el fiel de la balanza, pues se produjo llm). En virtud de otra resolución aprobada el 18 de mayo de 1�51 se
un contraataque que puso a las fuerzas de la O.N.U. en retirada. El 30 recomendó la imposición de un embargo sobre los envfos destinados
de noviembre de 1950 la Unión Soviética vetó en el Consejo de Segu­ 11 las regiones controladas por el gobierno de China continental Y � ¡
ridad una resolución propuesta por los Estados Unidos que exigía el de Corea del Norte consistentes en armas, municiones y pertrechos béll­
retiro de las fuerzas chinas. El 2 de febrero de 1951, después de haber c•os materiale!l para la produccjón de la energía atómica, petróleo,
fracasado los intentos de países asiáticos y africanos (apoyados por materiales de trasporte de valor estratégico y materiales útiles para
Gran Bretaña y Yugoslavia) por obtener un cese del fuego, la Asamblea 111 producción de armas, municiones y pertrechos bélicos.
.
General adoptó una resolución el 1 de febrero de 1951 acerca de la Al promediar el año 1951, pues, parecía que la O. N.U. se iba a
intervención en Corea del Gobierno Popular Central de la República 1•mpeñar decididamente en una lucha contra China al par que contra
Popular de China. He aquí sus principales dísposiciones: Corea del Norte. Sin embargo, a pesar de la aparente firmeza de estas
"La Asamblea General [ ... ] resoluciones, se advertía que muy pocos querían llevarlas liasta sus
"advirtiendo que el Gobierno Popular Central de la República u,ltimas consecuencias. De aqul la salida de la Comisión de Buenos
Popular de China no ha aceptado propuestas de las Naciones Unidas Oficios que comenzó sus táreas y logró la concreción de una tregua en
encaminadas a lograr una cesación de las hostilidades en Corea con el julio d� 1951. Previamente, el 11 de abril los Estados Unidos habían
propósito de llegar a un arreglo pacifico de la situación, y que sus relevado al general MacArthur como comandante supremo, que se
fuerzas armadas prosiguen su invasión de Corea, así como sus ataques habfa pronunciado públicamente por la guerra contra China como único
en gran escala contra las fuerzas de las Naciones Unidas que se hallan medio de lograr la "victoria" en Corea.Comenzaron entonces las nego­
en ese país, t'iaciones de paz, lo cual, como se advierte, significaba "pactar" Y "tra­
"l ) comprueba que al prestar ayuda y asistencia directas a aque­ tar" con los "agresores". Éstas se prolongaron durante varios años
llos que ya estaban perpetrando la agresión en Corea y al emprender con el resultado final de que se volviera al statu quo ante beUum, º�
hostilidades contra las fuerzas de las Naciones Unidas que se hallan en sea, que se abandonara el propósito de unificar Corea por la fuerza
ese pafs, el Gobierno Popular Central de la República Popular de China y castigar a los agresores. El paralelo .,de 38°. limite Q.�ovisional Y al
ha incurrido en agresión en Corea; solo efecto de señalar las zonas de rendíción de los ejércitos japoneses
"2) exhorta al Gobierno Central de la República Popular de China ( pero que polltic-amente signüicaban sin duda la atribución de zonas
a adoptar las medídas necesarias para que sus fuerzas y sus nacionales de influencia) se convirtió así en el limite internacional de dos Estados
que están en Corea cesen las hostilidades contra las fuerzas de las Na­ diferentes, pe;o artüiciales, pues étnica, económica, política y so � ial­
clones Unidas y se retiren de Corea; mente Corea deberla constituír un solo Estado.
"3) afirma la determinación de las Naciones Unidas de proseguir
su acción en Corea para hacer frente a la agresión;
"4) exhorta a todos los Estados y autoridades a que sigan prestando 11.4.3. Análisis tridimensional del régimen onusiano. - La
toda colaboración posible a la acción de las Naciones Unidas en Corea; O.N.U. fue concebida como un organismo que actuaría sobre
"5) exhorta a todos los Estados y autoridades a que se abstengan la base del acuerdo entre las potencias más importantes surgidas
de prestar asistencia alguna a los agresores en Corea; inmediatamente después de la segunda guerra mundial. Desde
"6) pide que un comi�integrado por los miembros de la Comisión t>Ste punto de vista, las normas de la Carta eran exactas y des­
de Medídas Colectivas considere con toda urgencia la adopción de me­ cribían con acierto la realidad internacional. Como expresaba
didas adícionales para hacer frente a esta agresión, e informe respecto Georg Schwarzenberger: "La paz entre las potencias mun­
de ellas a la Asamblea General, quedando entendido que ese comité
podrá aplazar la presentación de su informe si la Comisión de Buenos
cliales no depende de las Naciones Unidas; por el contrario, las
Oficios, mencionada en el párrafo siguiente, da cuenta de progresos Naciones Unidas dependen de la paz entre las potencias mun­
satisfactorios en sus gestiones; diales. Así, nuevamente, la superestructura jurídica internacio­
nal descansa sobre las bases de un sistema de equilibrio de··
88 DE1u:cuo 1>1'1 1,A l'OM(JNll>AD IN'l'F)RNACIONAI
E;vo1.uc16N HIHTÓRICA DE 1,A COMUNIDAD INTERNACIONAL 89

Desde el punto de vista de la justicia se justifica la exis­


fuerzris y se admite que el orden mundial dependa de los capri­ tt•ncia de la O.N.U., por cuanto el desarrollo de la personalidad
<·hos de las políticas de poder mundial. Más aún: bajo la forma dt l individuo y de las agrupaciones humanas, debido a la com­
1

de energía nuclear y otras armas de fuerza destructiva inigua­ plejidad del mundo moderno, ya no se logran plenamente en el
h�da, algunos de los super-Leviatanes poseen fuerza en una me­ aislamiento del Estado nacional. En cuanto la O.N.U. signifique
lhda que pone la observancia de la Carta a la completa merced .ivances, por precarios que sean, en el establecimiento de un
de su respeto espontáneo de la ley". t·égimen de justicia internacional es evidente que su valoración
Al producirse definitivamente el distanciamiento de los Es­ :wrá positiva.
tados Unidos y la Unión Soviética con respecto a las demás
potencias y ocupar éstas el lugar más elevado de la estratifica­
ción i�ternac�onal, ya el régimen de votación en el Consejo de
Seguridad deJó de tener correspondencia con la realidad. He·
aquí la explicación profunda de la adopción de la resolución
"Unión_pro paz", aunque tal vez sus principales propugnadores
(F�anc1a y Gran Bretaña) no advirtieron su tremenda signifi­
cación. La prueba está en que la primera vez que se aplicó fue
en el caso del ataque llevado a cabo por Francia, Gran Bretaña
e Israel contra Egipto en 1956, justamente para dejar de lado el
veto france>-británico en el Consejo de Seguridad.
. . La inexactitud de estas normas consiste en realidad en que,.
s1 bien pueden ser aplicables a los Estados Unidos y a la Unión
Soviét�ca, las "super�tencias", en la práctica ello no sería posi­
ble, mientras no cambie la actual constelación de fuerzas. Si la
Asamblea General recomendara medidas coercitivas contra cual­
quiera de �llas, en realidad lo que ocurriría sería una guerra
entre la r�utad del mundo contra la otra mitad, lo que determi­
naría el fm de la O.N.U., de la seguridad colectiva y tal vez del
mundo. Todavía menos factible sería la hipótesis de sanciones·
contra ambos coligados.
Por eso es que la O.N.U. reproduce en cierta forma la situa­
ción descrita en relación con la S.d.N.: en la medida en que
situaciones o conflictos interesan muy directamente a las su­
perpotencias permanecen fuera del ámbito de la Organización
Y encuentran arreglo en virtud de entendimientos directos
entre ellas.
De todas maneras, es importante señalar que los órganos
de la O.N.U. han generado a través del tiempo una dinámica
p�op�a de deli�eración Y. de decisión que galvaniza la opinión
P:Ubhca mundial y permite que puedan expresarse las aspira­
c�ones de las demás potencias y de los países pequeños. y me­
dianos. Como en el régimen de la c.i. éstos tienen cada vez más
un mayor grado de participación en las decisiones mundiales
( 11.1 y 11.2 �, es inevitable que tal circunstancia halle reflejo
en la actuación de la O.N.U. en conflictos de menor magnitud
Y en temas programáticos, tales como descolonización derechos
humanos, soberanía sobre 'recursos naturales, etc.

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