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LA NAVIDAD SEGÚN EL EVANGELIO DE MATEO

El evangelio de Mateo presenta dos relatos convergentes, en los dos primeros capítulos,
con relación a la "natividad" o nacimiento de Jesús. El primero tiene un sentido
histórico, basado en la genealogía, en tanto, el segundo, tiene un carácter geográfico,
basado en la narración del viaje de los reyes de Oriente. Ambos relatos son un tránsito,
uno en el tiempo y el otro en el espacio, que apuntan y culminan en el nacimiento.

La navidad para Mateo parecería ser un evento único, donde las coordenadas de espacio
y tiempo confluyen, luego de superar peripecias e incertidumbres, para alcanzar y
consumar el suceso más relevante de la historia, el nacimiento del hijo de Dios.

El primer capítulo del evangelio de Mateo es una notable arquitectura del tiempo.
Comienza con Abraham, el padre del pueblo de Israel, inicio de la historia sagrada. A
partir de él se van sucediendo las generaciones, describiéndolas en forma concisa,
muchas veces con la breve enunciación del padre y el hijo: "Abraham engendró a Isaac,
Isaac a Jacob, y Jacob a Judá". Así van sucediéndose las generaciones con escasos
comentarios.

En síntesis, de Abraham al rey David, transcurrieron 14 generaciones, dos veces siete,


una tercera parte de la historia. Luego siguen otras catorce generaciones, hasta la
deportación del pueblo de Israel a Babilonia. Finalmente continúa la tercera parte del
tiempo, con otras catorce generaciones, hasta llegar a Jesucristo. En el hijo de José y
María concluye la generación número 42, 7 generaciones repetidas 6 veces. Es cuando
se cierra el ciclo. A partir de Jesús se iniciaría la séptima generación de generaciones,
cuando se llegaría a la perfección de la perfección.

Sabemos que el siete es el número perfecto, siete veces siete es la perfección plena, la
consumación de la excelencia de la perfección. Esa generación de la excelencia
empezaría con los descendientes de Jesucristo, una generación que no sería a través de
la gestación humana, sino de la gestación espiritual, ya que Jesús sería un nuevo padre,
como Abraham, pero no de la carne, sino del espíritu, pues los descendientes de Jesús
son los hijos de Dios. "Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Jn.1:12).

A partir de Jesús, ya no importa la sucesión genealógica, la pertenencia carnal, sino la


pertenencia espiritual. Jesús mismo dijo en una ocasión: "y no penséis decir dentro de
vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede
levantar hijos a Abraham aun de estas piedras" (Mat.3:9). Así, pues, en Jesús concluye
la historia de la descendencia humana, para iniciar una nueva dispensación basada en el
espíritu, la séptima generación de las generaciones, la constituye la iglesia, la
congregación de los hijos de Dios.

En conclusión, de acuerdo al primer capítulo de Mateo, la navidad es el fin de la historia


y el nacimiento de un nuevo orden, donde el pasado del antiguo testamento concluye
para dar lugar a la nueva realidad de vida, basada en Jesucristo. Es un hito que parte la
historia en dos partes, un antes y un después, fin y principio, el gozne que cierra la
puerta de la historia del pueblo de Abraham e Israel, para abrir la puerta del
cristianismo, el imperio de Emanuel, "Dios con nosotros" (Mat.1:23) o la hegemonía de
Jesús, quien "salvará al pueblo de su pecado" (Mat.1:21).
El capítulo 2 presenta la narración del viaje de los sabios de Oriente, un relato
pintoresco e impactante, que ha quedado para siempre fijado como la quintaesencia de
la Navidad, en todo el mundo cristiano. ¿Cuál es su significado? ¿Qué enseña? ¿Cuáles
son las relaciones con el relato del capítulo uno?

Es una descripción breve, que permite leer entre líneas los detalles implícitos. Los
"magos" eran sabios, estudiosos de los astros y de los escritos. La tradición dice que
eran reyes. "Eran de alta alcurnia, educados, ricos e influyentes. Eran los filósofos, los
consejeros del reino, instruidos en toda la sabiduría del antiguo Cercano Oriente. Los
"magos" que vinieron a buscar al niño Jesús no eran idólatras, y se caracterizaban por
ser personas rectas e íntegras" (5CBA).

Al descubrir una nueva estrella en el firmamento, investigaron en los rollos


descubriendo las profecías sobre el Mesías. Elena de White menciona que "en sueños
recibieron la indicación de ir en busca del Príncipe recién nacido" (DTG 42). No se sabe
con exactitud de que parte del Oriente provenían, el CBA sugiere que podrían haber
viajado unos 650 kilómetros.

Considerando que llevaban tesoros y que eran personas encumbradas, deberían haber
venido con una importante custodia, lo que habría denotado una expedición numerosa.
Ese dato explicaría porque causó tanta conmoción en Jerusalén la aparición de estos
exóticos personajes.
Los sabios de Jerusalén conocían las profecías bíblicas a la perfección y dijeron con
exactitud donde nacería el Mesías. Pero esos sabios eran burócratas al servicio del
poder. No manifestaron ningún interés en Jesús, a diferencia de los sabios de oriente,
que no pertenecían al pueblo de Dios, pero reconocieron la importancia del nacimiento
del Mesías. Como dijo Juan: "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron" (Jn.1:11).

El relato de los magos parece encerrar una fuerte ironía, quienes deberían haber alertado
y enseñado las profecías al pueblo, no lo hicieron y fueron otros, de lejanas latitudes los
encargados de anunciar el nacimiento de Jesús.
Hay varios paralelismos interesantes entre los dos relatos de la navidad de Mateo. Uno
es el tema de la incertidumbre y la acción de movimientos opositores. En el primer
capítulo la narración de las genealogías presenta momentos donde se interrumpe la
monótona sucesión de "fulano engendró a sultano" como si se dudara la continuidad del
proceso (ej., "Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom"), hasta
recuperar la línea legítima de la herencia. Pero la incertidumbre mayor es la decisión de
José de no casarse con María, pensando que había adulterado.

La intervención providencial de un ángel explica la concepción espiritual de María para


finalmente llegar al cumplimiento del feliz nacimiento. En el relato de los magos,
también ocurre, que próximo al desenlace final, al llegar a Jerusalén, aparecen las
fuerzas opositoras procurando impedir alcanzar al pesebre. Los magos llegaron a
Jerusalén con la expectativa de que todos estarían conociendo y celebrando el
nacimiento del niño rey, sufriendo una cruel decepción al observar que la gente
desconocía el magno acontecimiento e incluso Herodes, astutamente quiso engañarlos.
Ese momento de desconcierto fue superado con la aparición providencial de la estrella
luminosa de los ángeles que los guiaron hasta Belén, alcanzando el deseado destino con
toda felicidad, adorando al niño rey.
Es evidente el paralelismo entre los dos relatos de Mateo, ya que ambos constituyen
recorridos, el primero una larga travesía en el tiempo, en tanto, el segundo una extensa
marcha por la geografía del oriente, ambos con el común objetivo de alcanzar el
nacimiento de Jesús. Las trayectorias de ambos periplos tuvieron dificultades, pero
finalmente consumar el fin deseado, alcanzar al redentor del mundo en el inicio del
proyecto más importante de Dios, el plan de la redención del mundo.

Para Mateo la Navidad es el hito más significativo de la historia, el pleno cumplimiento


de las profecías milenarios que fueron encadenándose prodigiosamente para alcanzar
ese momento puntual y pletórico cuando se quebró la historia, finalizando el pasado e
iniciándose el futuro glorioso de la redención.

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