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En cuanto a la prueba de los contratos mercantiles, hay que dar dos referencias a:

- PRUEBA DE TESTIGOS:
El Código de Comercio alude expresamente a la prueba de testigos en el artículo 51:
“Serán válidos y producirán obligación y acción en Juicio los contratos
mercantiles,
cualesquiera que sean la forma y el idioma en que se celebren, la clase a que
correspondan y la cantidad que tengan por objeto, con tal que conste su existencia
por alguno de los medios que el Derecho civil tenga establecidos. Sin embargo, la
declaración de testigos no será por sí sola bastante para probar la existencia de
un
contrato cuya cuantía exceda de 1.500 pesetas, a no concurrir con alguna otra

prueba.”

A luz del cual podemos decir que el legislador mercantil presenta una clara
desconfianza hacia los testigos, al establecer que “no será por sí sola bastante
para
probar…”, pero sí que valdrá en unión de otras pruebas.
- FACTURA (Documento Privado):
En cuanto a la factura, hay que decir que se trata de un documento usado
habitualmente en las relaciones comerciales cotidianas, en el que se recoge o se
hace
constar los objetos y mercancías que se venden, la fecha y la firma.

Sin embargo, al respecto de la firma hay que realizar una doble matización:
- La factura es realizada por el vendedor y habitualmente la firma él mismo:
Cuando es así, se dice que la factura se constituye como “documento unilateral”, de
esta manera la misma hace prueba en contra de quien la ha emitido.
- En ocasiones, hay casos en los que en la factura figura la firma de ambas
partes contratantes:
En estos supuestos, decimos que la factura se constituye como “documento
bilateral”,
de forma que la misma hace prueba en contra de ambos, tanto del comprador como
del vendedor.
Al respecto de la factura, hay que resaltar que este documento no se ha de
confundir
con el “Albarán”, documento también utilizado cotidianamente en las relaciones
comerciales, pues reflejan dos cosas diferentes:
- FACTURA: Prueba la celebración del contrato
- ALBARÁN: Documento diferente, posterior a la misma que prueba no la
operación, sino la entrega y recepción del objeto del contrato.
A pesar del uso cotidiano de la factura, el Código de Comercio no alude a ella, por
el
contrario si lo realiza una Ley Especial Mercantil, la “Ley 7/1996, de 15 de enero,
de
Ordenación del Comercio Minorista”, que no sólo hace referencia a la factura en
cuanto documento, sino que alude al deber y obligación de expedir factura en

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