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¡Glorifica tu nombre!

(Juan: 12: 28-29)

Glorificar es alabar, ensalzar, exaltar, enaltecer, encumbrar, honrar, loar, aplaudir y celebrar… pero
como ya sabemos que en Dios todo es “dual”, también conozcamos cuales son los antónimos de esta
palabra para que podamos entender el alcance que tiene el glorificar o no, el nombre de nuestro Dios.
Estos antónimos son: deshonrar, despreciar y humillar.

Meditemos en estas palabras, así nos parezcan muy lógicas, pero… ¡Vale la pena darles el valor que se
merecen!

 “Cuando uno no hace una cosa, obviamente está haciendo la otra”… Lo que quiere decir es que,
cuando no glorificamos, despreciamos; cuando no honramos, deshonramos; y cuando no
enaltecemos o loamos, estamos humillando; y cuanto más, cuando a Dios se refiere…

En versión Reina Valera de 1960 dice: “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del
Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gál: 5:17).

Y en la versión de lenguaje sencillo Dios Habla Hoy dice: “Porque los malos deseos están en contra del
Espíritu, y el Espíritu está en contra de los malos deseos. El uno está en contra de los otros, y por eso
ustedes no pueden hacer lo que quisieran” (Gál: 5:17).

Recordemos:

1) En Dios… “No hay término medio”… La moneda solo tiene dos caras, y está escrito que:
“Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o
estimará al uno y menospreciará al otro (Luc: 16:13).

2) No nos engañemos… Glorificamos o no, exaltamos o no, honramos o no… “No podemos estár en
medio de dos aguas.” Está escrito que “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus
caminos (Stgo 1:8). Glorifique, exalte y honre a Dios siempre… ¡Por encima de todo” ¡Primero
está el reino de Dios! (Mat: 6: 33).

¡Lo Natural debe someterse a lo Espiritual…!

 No hay disculpa… Todo lo que nosotros necesitamos para vivir en este mundo ya nos fue dado
por Dios… “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio (2Tim 1:7), de modo que no tenemos ninguna excusa delante de Dios. “No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también
segará.” (Gál: 6: 7).

 El mejor ejemplo lo tenemos en Jesús: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús”, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil: 2:5-8).
¡Lo Natural debe honrar lo Espiritual!

 El cuerpo físico que tenemos está puesto para honrar el Espíritu que es, a través nuestro.
Jesús en su tiempo lo hizo saber de una forma diferente a los que con él estaban, pues Él mismo era
Dios en un cuerpo natural, diciendo: Padre… ¡Glorifica tu nombre! ...

Éstas fueron las palabras que expresó Jesús de Nazareth, o Cristo en los días de su carne, dando paso,
dando gloria, dando exaltación o reconocimiento al Espíritu, y no actuando él como cuerpo natural, de
manera independiente… De ahí entonces que vino la voz del cielo diciendo: ¡Lo he glorificado, y lo
glorificaré otra vez! .... Y la multitud que estaba allí, y que había oído la voz, decía que había sido un
trueno y otros decían que había sido un ángel el que le había hablado… (Juan: 12:28-29).

Nosotros estando en este cuerpo natural…

 ¿Sabemos quiénes somos? … El saberlo no es importante, sino ¡El vivirlo!


 ¿Estamos dejando que la voz de Dios se oiga en nosotros, y a través de nosotros? (Col: 3: 4).
 ¿El mundo afuera, la está oyendo para dar gloria y honra a Dios en nosotros? (2Cor: 1: 20 y 2:
14).

El que vive es Él, y no nosotros… es solo que siempre hemos pensado, sentido y creído lo contrario…
El cuerpo no vive (existe), el que siempre ha vivido es Cristo, el Espíritu… ¡Dios es todo y en todos!
(1Cor: 15: 28) y todos somos UNO… ¡Él!

1.- Jesús sabía que era Dios mismo. Se conocía en su verdadera identidad…
2.- Sabía que en ese cuerpo natural, estaba cumpliendo un propósito establecido desde antes por Él
mismo cuando se encontraba en el plano espiritual.
3.- Y sabía que aun siendo Dios en ese cuerpo Jesús, debía enseñar y hacer ver, o mostrar a su creación
el orden de las cosas… “Primero el Espíritu luego lo natural”… Primero Dios, el resto… (Mat: 6: 33).
4.- Sabía que… “Su tiempo” ya se estaba acercando, y que a sus discípulos tenía que dejarles
instrucciones precisas, ejemplos de vida claros para el servicio que ellos debían cumplir, diciéndoles:
“Si alguno me sirve, sígame”; “Si alguno me sirviere, será honrado… ¿Tu sirves? Y ¿Le sirves a Dios? ¿En
todo y en todos?

 Ellos debían entender que las cosas que Él hacía, eran cosas que se debían cumplir, pues ya
estaba establecido desde antes de los tiempos; ya había un orden soberano (1Cor: 14: 40).

5.- Jesús les dio a entender que “Antes” de esperar una respuesta a los “porqués” que siempre están a la
puerta de nuestra boca cuando nos vienen situaciones difíciles, nuestra reacción debe ser diferente, ej:
Jesús dijo: Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? ¡NO!… Sinó…
¡Padre, glorifica tu nombre! (Juan: 12:27-28).

6.- Jesús sabía “para que había llegado al mundo” ¡A morír! (Juan: 1: 11) Y lo debía dejar también
claro a sus discípulos; a aquellos que había escogido para cumplir Su ministerio (Juan: 12:24-25).
Pues “se debe perder la vida, para poderla ganar…” (Mat: 10: 37-39).

Solo cuando despertamos en consciencia a esta verdad, del “Morír” para dar gloria; del morír para
honrar y del morir para exaltar Su nombre, diciendo: ¡Padre, glorifica tu nombre! … Es ahí donde
oiremos la voz del cielo de nuestro interior, diciendo: ¡Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez!...
¿Qué quiere decir esto?

 Que Dios mismo glorificó Su nombre en Jesús, levantándole de los muertos; exaltándole y
honrando Su nombre por sobre todo nombre que se nombra (Fil: 2: 9-11), y lo está
glorificando en cada uno de nosotros HOY, en todo y en todos; porque Dios es el que en
nosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad (Fil: 2:13).

Es una gloria que no todos podrán disfrutar… “Porque no depende del que quiere, ni del que corre, sino
de Dios…” (Rom: 9:16).

Ejemplo:

Con todo lo que había hecho Jesús, resucitando a Lázaro y el recibimiento que había tenido por
muchos de los habitantes del pueblo, entrando a Jerusalén; muchos de los gobernantes, creyeron en él;
pero… a causa de los fariseos no lo confesaban, (No le dieron gloria, no lo exaltaron y no lo honraron),
para no ser expulsados de la sinagoga. “Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de
Dios.” ¿A quién le estamos dando la gloria nosotros? (Padres, jefes, congragación, religión, hijos, ley,
dinero, etc). Jesús dijo: Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no
permanezca en tinieblas…

Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a
salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he
hablado, ella le juzgará en el día postrero. (Juan: 12:42-48).

Pablo escribió: Hagan, pues, morir todo lo que hay de terrenal en ustedes: que nadie cometa mas
inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni se deje llevar
por la avaricia (que es una forma de idolatría). Dejen también todo eso: el enojo, la pasión, la maldad,
los insultos y las palabras indecentes.

No se mientan los unos a los otros, puesto que ya se han despojado de lo que antes eran y de las cosas
que antes hacían, por su manera de pensar; “ya han despertado a su verdadera naturaleza” la de
Cristo, la que se va renovando de día en día por medio del conocimiento… Recuerda: Ya no tiene
importancia el ser griego o judío, el estar circuncidado o no estarlo, el ser extranjero, inculto, esclavo o
libre, hombre o mujer sino que Cristo es todo y está en todos; y todos somos UNO (Gál: 3: 28).

Dios nos ama y nos ha escogido en Él desde antes que mundo fuera (Efe: 1: 4).

Revístanse de sentimientos de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Sopórtense


unos a otros, y perdónense si alguno tiene una queja contra otro. Así como el Señor perdonó, perdonen
también ustedes… Y Sobre todo revístanse de amor, que es el lazo de la perfecta unión. Y que la paz de
Cristo reine en sus corazones, porque con este propósito los llamó Dios a formar un solo cuerpo. Y sean
agradecidos.

En conclusión:

Jesús les dijo:


Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os
sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la
luz, creed en la luz, y se fue y se ocultó de ellos (Juan: 12:35-36).

Antes de la cruz les dijo:

No saben, no entienden, andan en tinieblas… Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del
Altísimo; pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis… Y si hoy ya
entendemos que el que vive es Él y no nosotros, entonces vive esta palabra porque es para tí:
¡Levántate, oh Dios, juzga la tierra; Porque tú heredarás todas las naciones! (Sal: 82:5-8).

HOY después de la cruz, tú eres la luz… ¡Alumbra!

OYE LA VOZ DE DIOS EN TU CORAZÓN… “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os
persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.” Gozaos y alegraos, porque vuestro
galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
¡Reina en vida! (Rom: 5:17b).

Nosotros somos la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más
para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Nosotros somos la luz del mundo; no
nos podemos esconder.

No se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los
que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a Dios que está en los cielos. ¡Tú eres el cielo de Dios, su habitación!

¿Cuál es tu nombre? … ¿Quién eres tú?


¡Levántate, oh Dios, juzga la tierra! … ¡Glorifica tu nombre! ...

Pero…

A.- Nada hagáis por contienda o por vanagloria…

 Sino más bien con humildad…


 Estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo…
 No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros…
B.- Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de
Dios…

 No estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.


 Se despojó a sí mismo…
 Tomó forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre,
 Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil: 2:3-8).

Somos la misma bendición de Dios YA manifestada en este mundo

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