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REVISTA DE DOCUMENTACIÓN CIENTÍFICA DE LA CULTURA

N.° 98-99 71989

2 Editorial
MIGUEL DE CERVANTES. LA NOVELA, INVESTIGACIÓN DE LA
CONDICIÓN MODERNA DEL HOMBRE: LA REALIDAD COMO
IMAGINACIÓN Y PEREGRINACIÓN

Con la luz, con el aire, con los seres 25 Prólogo, por Aurora Egido
Vivir es convivir en compañía.
Placer, dolor: yo soy porque tú eres. 30 Proceso de análisis e investigación
MIGUEL DE CERVANTES
J. GUILLEN Percepción intelectual de un proceso histórico
Aire Nuestro III, Homenaje La biografía de Cervantes: bosquejo histérico-bibliográfico, por Alberto
Sánchez
41 Cervantes en su vivir: ¿un arte nuevo para una nueva biografía?,
por Jean Canavaggio
49 Cronología de Miguel de Cervantes

Julio-Agosto 1989 50 Argumento


Cervantes visto por Américo Castro, por Julio Rodríguez Puértolas
56 La Inquisición y Cervantes, por A. Márquez
Ideación, editorial y coordinación general: 59 Voces marginales y la visión del ser cervantino, por Ruth El Saffar
Ángel Nogueira Dobarro
Director: Ramón Gabarros Cardona 63 La utopía de un Mundo Nuevo en Cervantes, por Mariarosa Scaramuzza
Consejo de redacción: María Luisa Crispí Salmerón, Vidoni
María Cinta Martorell Fabregat, Esteban Mate Ru-
pérez, Francesc Roque Cerda, Jaume Roque Cer- 67 Análisis temático: textos y notas
da y Assumpta Verdaguer Autonell Cervantes y la burla, por Monique Jo/y
Producción y diseño: Carme Muntané Triginer, 70 Miguel de Cervantes Saavedra. El arte del entremés, por Antonio Rey Hazas
Inma Martorell Fabregat y Francisco J. Ramos
Mena y Florencio Sevilla Arroyo
Gestión y dirección comercial: María Cinta Marto- 73 Las Novelas ejemplares, por Alberto Blecua
rell Fabregat. Adjunto dirección comercial: Lluís 77 La tía fingida, literatura universitaria, por Francisco Márquez Villanueva
Miró Grabuleda
Ventas: Rosa Bou Santos, Elena Gómez Monterde, 81 Intención y crítica del Viaje del Parnaso: en torno a la adulación
César Serrano Pérez (Delegación de Madrid) y Ga- y la vanagloria, por Jordi Gracia García
briel Ruiz Martínez (Delegación de Barcelona) 85 El sosegado y maravilloso silencio de La Galatea, por Aurora Egido
Prensa y medios: Cristina Villar Esplugues 90 La problemática del libro en el Quijote, por Michel Moner
Publicidad: Eva Izaskun Vegué Gisbert 93 El Quijote y la tradición carnavalesca, por Agustín Redondo
Enric Granados, 114 08008 Barcelona 98 Teatralidad del Quijote, por Alfredo Saras
Tel. (93) 217 25 45 / 217 24 16 101 El Quijote visto desde el retablo de Maese Pedro, por Manuel Duran
Administración: Consol Farras Grau 104 El Curioso Impertinente y el sentido del Quijote, por Hans-Jörg Neuschafer
Apdo. 387 08190 Sant Cugat del Valles 107 Narración polifónica: el Quijote y sus seguidores franceses (siglos XVII
(Barcelona) Tel. (93) 674 60 04 y XVIII), por Horst Welch
© Editorial Anthropos. Promat, S. Coop. Ltda. 112 Cervantes en el siglo XVIII, por Francisco Aguilar Piñal
116 El Cervantes del XIX, por Leonardo Romero Tobar
Edita: Editorial Anthropos Promat, S. Coop. Ltda.
Vía Augusta, 64, entlo. 08006 Barcelona 120 El Quijote de 1905 (apuntes sobre el quijotismo finisecular), por Javier Blasco
Tel. (93) 217 40 39 / 217 41 28 124 La situación de los estudios cervantinos en la República Federal
de Alemania, por Christoph Strosetzki
Delegación de Madrid:
Norte, 23, bjs., izqda. 28015 Madrid 127 Laberintos: transcurso por las señas del sentido
Tel. (91) 522 90 13 / 522 53 48
Hay otra ilustración: la realidad de la convivencia humana
Suscripción año 1989:
España: 6.495 PTA (incluido IVA) Documentación cultural e información bibliográfica
Págs. número normal: 64 + XXXII (96) Informes y bibliografía temática
Págs. número doble: 128 -f- XLVIII (176)
MIGUEL DE CERVANTES
ISSN: 0211-5611 Colaboradores (X)
Depósito legal: B. 15318/81
Impresión: T.G. Soler - Esplugues de Llobregat Selección y reseña (XIII)
Noticias de edición (XLI)
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede Comunicación científica y cultural (XLIII)
ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o
transmitida por, un sistema de recuperación de información,
en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, foto-
químico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotoco- Suplementos n.° 16: Miguel de Cervantes y los escritores del 27
pia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la
editorial.

CUBIERTA: Los Meninas, de Diego


D Este número ha sido realizado bajo la coordinación de la profesora Aurora Egido Martínez,
Velazquez, 1657? catedrática de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza.
EDITORIAL

MIGUEL DE CERVANTES Elección es libertad de conducirse, y como la conducta supone un


modo de obrar en el mundo exterior, ello significa que elección
LA NOVELA, INVESTIGACIÓN DE equivale a conducirse, o por lo menos a intentar conducirse física-
mente con libertad, siguiendo la línea que establece la propia volun-
LA CONDICIÓN MODERNA DEL tad. [...]
Para el barroco —en este sentido, para él moderno— libertad
HOMBRE: LA REALIDAD COMO es, por una cara, negativamente, no depender de otro, o, lo que es
IMAGINACIÓN Y PEREGRINACIÓN lo mismo, no servir —en ello ve Jerónimo de Gradan el gran peca-
do de su tiempo—, y, por otra cara, positivamente hacer personal-
mente lo que decida la propia voluntad. Cuando esto falta se dice
que se carece de libertad. [...]
Pero cuando esa libertad no se detiene ni ante la eventualidad
de entrar en conflicto con la voluntad del señor, y sobre todo cuan-
Merecedores son de honra, gloría e fama e de continua memoria do se trata, no de ese ilusorio vagar por campos poco menos que
los hombres virtuosos, especialmente aquellos que por la república solitarios del jornalero o del pastor, sino de la afirmación de inde-
no rehusaron someter sus personas a peligros -de muerte, porque pendencia en su conducta —y, por tanto, de la posible crítica e
su vida fuesse perpetua por gloria. E léese que honra sin exercicio inobediencia frente a las conductas de los dominantes— por parte
de muchos hechos virtuosos no puede ser aleangada, e la felicidad de numerosos grupos ciudadanos, en tales casos la libertad se
no se puede ganar sino mediante las virtudes. Los cavalleros es- convierte en un grave problema para el que manda.
forcados quisieron morir en las batallas antes que huyr vergongosa-
(J.A. Maravall)
mente; la sancta muger Judique con varonil coracón quiso matar a
Otofemes por librar su ciudad. E tantos libros ay hechos e copilados [...] una obra a prueba de siglos y vertida a unas cincuenta lenguas.
de hazañas e istorias antiguas que el entendimiento humano no es Tan notable supervivencia se debe a que, tanto el discreto como el
bastante a comprehenderías y tenerlas en la memoria. desatinado siguen encontrando en aquella primera novela figuras
Antiguamente la orden de cavallería era tenida en tanta reve- humanas con las cuales cabe el acuerdo o la desavenencia, sin
rencia que no era coronado ni onrado de cavallería sino el fuerte, tajantes fronteras entre lo uno y lo otro. A destono con cuanto le
esforgado, animoso, prudente y muy esperimentado en el exercicio rodeaba, Cervantes se inventó un supermundo en el cual las razo-
de las armas. nes dialogan con las sinrazones, entre destellos de sonrisas y de
(Tirante el Blanco) esperanzas; todo, incluso el desmán y lo sin rumbo, halla un espa-
cio de vida en donde alojarse. Pero aquí no trato de la textura
La dulce boca que a gustar convida literaria del Quijote. Si mi tiempo no lo impide, lo intentaré en otra
un humor entre perlas destilado ocasión. Ofrezco ahora lo que puedo, no lo que hubiera deseado.
y a no envidiar aquel licor sagrado (Américo Castro)
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
amantes no toquéis si queréis vida; Claro es que un esbozo de Don Quijote como europeo no puede
porque entre un labio y otro colorado dar fin sin citar el más noblemente europeo de sus asertos. Pero
Amor está, de su veneno armado, antes de hacerlo, habrá que recordar cómo vimos a la hermosa
cual entre flor y flor sierpe escondida. pastora Marcela proclamar su «Yo nací libre»; y que cuando San-
No os engañen las rosas, que a la Aurora cho, vuelto en sí de su delirio de grandezas al descubrir que el
diréis que; aljofaradas y olorosas, gobierno de la ínsula más pintada da más cuitas que goces y más
se le cayeron del purpúreo seno; quebraderos de cabeza que satisfacciones, renuncia a su ínsula, lo
manzanas1 son de Tántalo, y fio rosas, que dice es: «Abrid camino, señores míos, y dejadme volver a mi
que después huyen de el que incitan ahora, antigua libertad».
y soto de él Amor queda el veneno. Así que nadie se sorprenda si cuando Don Quijote, ahito de
(Góngora) regalo, comodidad, honor y goce abandona el palacio de los duques
en busca otra vez de aventuras, en cuanto se encuentra en el
iAh de te'vida! ¿Nadie me responde? camino, dirige a Sancho aquellas memorables palabras: «La liber-
Aquí de tos antaños, que he vivido: tad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombre
la fortuna mis tiempos ha mordido, dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que
las horas mi tocura las esconde. encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la
jQue sin poder saber como ni adonde honra, se puede y debe aventurar la vida».
la salud y la edad se hayan huido! Don Quijote, «famoso español», gran europeo.
Falta la vida, asiste lo vivido, (S. Madariaga)
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado, La novela es el único género en proceso de formación; por seso
hoy se está yendo sin para un punto; refleja con mayor profundidad, con mayor sensibilidad, y más esen-
soy un Fue y un Será y un Es cansado. cial y rápidamente, el proceso de formación de la realidad misma.
En el hoy y mañana y ayer junto Sólo el que evoluciona puede entender la evolución. La novela se
panales y mortaja, y he quedado ha convertido en héroe principal del drama de la evolución literaria
presentes sucesiones de difunto. , de tos tiempos modernos, precisamente porque expresa mejor que
. f otros géneros las tendencias de la evolución del mundo, ya que es
(Francisco de Quevedo)
el único genero producido por ese mundo nuevo, y emparentado en
••• todo con él. La novela ha anticipado y anticipa, en muchos aspec-
Desvinculada de la realidad, la España de 1600 prefiere soñar...
í tos, la futura «evolución de toda la literatura. Por eso, al alcanzar la
(P. VHar) .;: -supremacía, contribuye a la renovación de todos los demás géne-

2/ANTHROPOS
EDITORIAL

ros, les contagia el proceso de formación y la imperfección. Los ESTAR.


atrae imperativamente a su órbita, precisamente porque esa órbita No hacer.
coincide con la dirección principal de la evolución de toda la litera- En el espacio entero del estar
tura. En eso estriba la excepcional importancia de la novela. [...] estar, estarse, irse
El hombre no puede estar encarnado por completo en la mate- sin ir
ria socio-histórica. No existen formas que puedan encamar comple- a nada.
tamente todas las posibilidades y exigencias humanas, en las que A nadie.
el hombre se agote por completo, hasta la última palabra —como el A nada.
héroe trágico o el épico—; formas que pueda llenar hasta los bor-
(J.A. Valente)
des y, al mismo tiempo, no desbordarlas. Siempre queda un sobran-
te de humanidad no realizado, la necesidad de futuro y el lugar
Solicito
indispensable para ese futuro. [...]
una sublevación
El héroe de la novela es, por norma, un ideólogo.
de paz, una tormenta
(Bajtin) inmóvil. Quiero, pido
que la belleza sea
La vida perjudica a la expresión de la vida. Si yo viviese un gran fuerza y pan, alimento
amor, nunca lo podría contar. y residencia del dolor.
Yo mismo no sé si este yo, que os expongo, en estas sinuosas Un mismo canto pide
páginas, realmente existe o tan sólo es un concepto estético y falso
la justicia y la
que he formado de mí mismo. Me vivo estéticamente en otro. He
belleza.
esculpido mi vida como una estatua de materia ajena a mi ser. A Sea la luz
veces no me reconozco, tan exterior a mí mismo me he puesto, y
un acto humano.
tan de un modo puramente artístico he empleado mi conciencia de
Se puede
mí mismo. ¿Quién soy por detrás de esta irrealidad? No lo sé. Debo
morir
de ser alguien. Y si no trato de vivir, de actuar, de sentir, es —creed-
por esta
me bien— para no perturbar las líneas artificiales de mi personali-
libertad.
dad supuesta. Quiero ser tal cual he querido ser y no soy. Si
cediese, me destruiría. Quiero ser una obra de arte, del alma por lo (Gamoneda)
menos, ya que del cuerpo no puedo serlo. Por eso me he esculpido
con tranquilidad y enajenación y me he colocado en una estufa, —Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos
lejos de los aires frescos y de las luces francas —donde mi artificia- pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en
lidad, flor absurda, florezca en retirada belleza. esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aque-
lla venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella
vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella
«Te quiero sólo para un sueño», dicen a la mujer amada, en versos santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario para
que no envían, los que no se atreven a decirla nada. Este «te quiero alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano
sólo para un sueño» es un verso de un viejo poema mío. Registro y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban
el recuerdo con una sonrisa, y ni la sonrisa comento. convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y
corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes
En mí, todos los afectos se pasan a la superficie, pero sinceramen- aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de
te. He sido actor siempre, y en serio. Siempre que amé, fingí que los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas,
amé, y para mí mismo lo finjo. ofreciendo a cualquier mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de
sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas
(Pessoa) cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas
estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias
Celebrar como a un dios el fuego de la mano, del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún
sentir por las palabras un respeto profundo: no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar
sólo así el transeúnte puede ser nuestro hermano las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser
y nuestros camaradas la materia y el mundo forzada, ofrecía, por todas partes de su fértil y espacioso seno, lo
La carne me ha enseñado el más hondo saber que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la
y el lenguaje me enseña su lección venerable: poseían.
que el Tiempo es un abrazo del hombre y la mujer, (M. de Cervantes)
que el universo es una palabra formidable.
(Félix Grande)
Ni la contundencia de los hechos más clamorosos y gra-
FORMÓ ves, ni la facticidad más impositiva e inexorable del irse de
de tierra y de saliva un hueco, el único un tiempo irreversible, fatal, expresan con verdad el palpito
que pudo al cabo contener la luz
de lo real, la inviolable entraña de la vida. Sólo la invención
poética, la imaginación y sus creaciones, revela el corazón de
EL CUERPO con su máscara la realidad, la entidad profunda de los seres, la habitación
se irguió en la cima de la madrugada escondida del tiempo. No la historia sino la ficción, el arte,
y coronó la noche. es realidad de verdad; estructura radical y dinámica de cuan-
Ardió solo en el aire. to acontece a los seres en su secreta e indeterminada esencia.
Miguel de Cervantes se configura como uno de los más altos

ANTHROPOS/3
EDITORIAL

ontólogos e investigadores de las realidades del tiempo, de latente comunidad y convivencia, «santa edad» y discurso,
sus sistemas, libertades, sueños y monstruosidades. Soñar la donde la hermosura habita libre el amor en su soledad y
verdad en el tiempo, invención poética que dice cuánto de estancia; nacer y vivir libre como mujer. Cuántas palabras
hermoso se encierra en el cosmos: ficción, núcleo íntimo, subversivas del alma femenina encerradas en la cuna y apa-
profundo de realidad, arte, anticipación, profecía y utopía, riencia de la sumisión. Textos todos ellos que invitan a la
edad de oro, origen, espacio donde puede lavarse el alma en lectura de hermosos libros y vidas, a la recreación de pala-
el agua nueva, toda presencia y destino de porvenir, donde bras y memorias que iluminan y encienden el alma de la
nace cada día el tiempo y la azaña, al alba, y sale sólo al imaginación y habitan en el tiempo y novedad. Novela y
camino... en peregrinación por el laberinto. La poética narra- Cervantes: estudios, ficciones, comentarios, sugerencias, todo
tiva se hace historia, noticia, fragmento y esbozo... sólo una abre el camino del disfrute convivencial y solitario de la
vida anda por sí misma... En los espejos del tiempo se refleja lectura imaginada, creada, horizonte y mundo nuevo en que
la memoria del caballero, la aventura y hechos de Tirante el el tiempo se hace origen, génesis y virgen, estreno siempre.
Blanco, en quien la vida se hace quehacer heroico, imagen y El contenido de este número, bella e inteligentemente
realidad de tierra, gloria y fama; estela y tradición de la organizado por Aurora Egido, se complace en abrir sus pági-
escritura y la imaginación donde queda perdida la vida en nas a «una variada conjunción de estudios» sobre la vida y
historia, relatos y pasiones que se inventan. obra de Cervantes, padre y madre de nuestra vida moderna.
Góngora vive y sabe de traslación y metáfora: hay otra En un prólogo sintético resume Aurora Egido, con sabiduría
realidad tras lo sensible «amantes no toquéis si queréis vida». cervantina y aprecio de valor, el contenido y secuencia de los
Caducidad y levedad, tiempo, tránsito y paso, brevedad, so- estudios aquí recogidos. Un repaso de temas y nombres en
ñar importa un invento nuevo: «la fortuna mis tiempos ha que deja su huella y valoración. El prólogo finaliza con la
mordido»... expresión de un deseo de que se constituya en espuela —dice
Cultura del barroco, ámbito y empeño, crisis, nacimien- A.E.— «para gozar con la lectura de esta variada miscelánea
to y el ensueño de la libertad que con sus flujos explora en que aquí se abre»..., pero sobre todo para volver a las aguas
la exterioridad del mundo y de la historia: hacer su voluntad limpias, surgentes, de la creación poética cervantina, fuente
intenta en ciudades y templos. Proyectos y designios han y empeño de vida nueva, de arte y decisión, donde se crea
imaginado: Cervantes y el Quijote, son un supermundo en en el libro «una vida aparte de la vida». Junto al conjunto
que dialogan los contrarios y rompe y rasga lo absoluto. admirable de tan magníficos conocedores de la obra cervan-
Pensamiento de autor y lector comienza en la escritura, mo- tina, de nombres tan expertos y estudiosos, unimos algunos
derna tensión de mutuos inventos y espejos, transparencia de textos sobre la novela y algún breve comentario sobre Persi-
rostros y miradas en el agua del tiempo inmediato. Don les, que presenta el valor de tan elevada y meritoria creación
Quijote se hace figura europea, hombre libre y aventura de de Cervantes.
ensueños, imaginación que crece en el aire y vuela... hacia
todos los horizontes. Teoría y estética de la novela: expresión
definitiva de lo imposible, de la incompletez de la expresivi- 1. Cervantes y el concepto moderno y actual de la novela
dad humana. Ninguna historia es figura completa de lo hu-
mano, todo se ancla en una experiencia personal y libre Continuamente se destruye cuanto de máximo valor se crea
ficción creadora. Novela siempre en el comienzo, entraña y recrea: se trata de someter el múltiple, general y diverso
moderna de la condición humana. Imposibilidad pessoana de torbellino de la vida a un reduccionismo absoluto, único,
contar su amor quien se vive «estéticamente en otro», por- determinado. Por eso se proclama siempre —desde lo perpe-
que «quiere ser una obra de arte», «quiero sólo para un tuamente establecido— en y por la violencia estructural de la
sueño»... Su naturaleza es fingir, inventarse siempre en el muerte, la desaparición de cuanta diversidad puede expresar-
tiempo de un no ser. Sólo queda, va quedando el rostro de se, inventarse o simplemente asumirse en tradiciones vivas,
carne y fonemas: «yo no he llamado patria más que a ti y al quietas o escondidas bajo el pliegue de la poesía de la coti-
lenguaje» dice el poeta. Bautizadora incomparable «contigo dianidad. En consecuencia, merece la pena acoger aquí, en
todo tiene nombre», «Tú eres el lenguaje profundo», cuerpo homenaje fiel a Cervantes, la impresión viva y entusiasta,
de mujer, materia que contiene la luz que inventó el poema. inocentemente ilustrada de M. Kundera sobre el arte de la
«Estar. No hacer [...] sin ir / a nada / A Nadie»... habitar el novela. Nace la novela en Cervantes y su herencia sigue
tiempo que siente y revela la palabra. El cuerpo... «Ando madurando en nuevos frutos, imágenes, figuras y presencias
solo en el aire».. dice el poeta. «Sólo tiene libertad quien la que exploran el corazón del tiempo. Dice M.K.: «el novelista
gana». Sublevación: «este orden invisible es la libertad»... no es ni un historiador ni un profeta: es un explorador de la
Toda belleza es un derecho común de los más hombres»... existencia». «La única razón de ser de la novela es decir
«Sea en la luz un acto humano»... Toda vida es novela, aquello que tan sólo la novela puede decir.» Historia y fic-
invento, Novedad que asienta la presencia, el porvenir, poé- ción, imaginación y realidad, tiempo y espacio, existencia
tica y narración que crea los hilos de la utopía. hundida en la raíz del universo. ¿Qué le ofrecerá su ilumina-
Cervantes, la literatura, el arte, el novelar, D. Quijote, ción y camino a la mente del hombre? El arte de la novela,
Los trabajos de Persiles y Sigismundo, hitos de creación nue- contra quienes la creen muerta, escribe M. Kundera, perma-
va y de tiempo, agua y rito bautismal, nacimiento moderno nece estremecedoramente hasta la actualidad; por ello, afir-
del hombre; espacio del origen, fuente que transparenta la ma con contundencia que no solamente Descartes es el crea-
voluntad y el proyecto con que la palabra borda el universo: dor de la Edad Moderna, sino también y principalmente

4/ANTHROPOS
EDITORIAL

Cervantes. Tanto ciencia y filosofía, en la Modernidad, se La fuerza está desnuda, tan desnuda como en las novelas de
han olvidado del ser profundo del hombre. Cervantes es el Kafka. En efecto, el tribunal no obtendrá provecho alguno de la
creador de un gran arte europeo «que no es otra cosa que la ejecución de «., al igual que el castillo no sacará provecho moles-
exploración de este ser olvidado» y descompuesto en una tando al agrimensor. ¿Por qué ayer Alemania y hoy Rusia quieren
dominar el mundo? ¿Para ser más ricas? ¿Más felices? No. La
concreta realidad vista e imaginaria. La novela ha descubier- agresividad de la fuerza es perfectamente desinteresada; inmotiva-
to con sus propios medios los diferentes aspectos de la exis- da; sólo quiere su querer; es absolutamente irracional.
tencia. Kafka y Hasek nos enfrentan pues con esta inmensa paradoja;
en la Edad Moderna, la razón cartesiana corroía uno tras otro todos
[...] con los contemporáneos de Cervantes se pregunta qué es la los valores heredados de la Edad Media. Pero en el momento de la
aventura; con Samuel Richardson comienza a examinar «lo que victoria total de la razón, es lo irracional en estado puro (la fuerza
sucede en el interior», a desvelar la vida secreta de los sentimien- que no quiere sino su querer) lo que se apropiará de la escena del
tos; con Balzac descubre el arraigo del hombre en la Historia; con mundo porque ya no habrá un sistema de valores comúnmente
Flaubert explora la terra hasta entonces incógnita de lo cotidiano; admitidos que pueda imperdírselo.
con Tolstoi se acerca a la intervención de lo irracional en las deci- Esta paradoja, magistralmente resaltada en Los sonámbulos
siones y comportamiento humanos. La novela sondea el tiempo: el de Hermann Broch, es una de las que me gustará llamar termina-
inalcanzable momento pasado con Marcel Proust; el inalcanzable les. Hay otras. Por ejemplo: la Edad Moderna cultivaba el sueño de
momento presente con James Joyce. Se interroga con Thomas una humanidad que, dividida en diversas civilizaciones separadas,
Mann sobre el papel de los mitos que, llegados del fondo de los encontraría un día de la unidad y, con ella, la paz eterna. Hoy, la
tiempos, teledirigen nuestros pasos. historia del planeta es, finalmente, un todo indivisible, pero es la
[Milán Kundera, El arte de la novela, trad, de F. de Valenzuela guerra, ambulante y perpetua, la que realiza y garantiza esa unidad
y M. Victoria Vlllaverde, Barcelona, Tusquets, 1987, p. 15.] de la humanidad largo tiempo soñada. La unidad de la humanidad
significa: nadie puede escapar a ninguna parte.
Todo un proceso se pone en marcha desde la aventura, [...] esos novelistas descubren «lo que solamente una novela
la vida secreta de los sentimientos, escritura de lo cotidiano, puede descubrir»: demuestran cómo, en las condiciones de las
lo irracional en la decisión, el sondeo y ahondamiento del «paradojas terminales», todas las categorías existenciales cambian
tiempo, los mitos y la producción imaginaria, etc... Verdade- de pronto de sentido: ¿qué es la aventura si la libertad de acción de
un K. es absolutamente ilusoria? ¿Qué es el porvenir si los intelec-
ramente la novela escudriña la vida concreta del hombre en tuales de El hombre sin atributos no tienen la más insignificante
su proceso temporal y crea su memoria vital, promesa y sospecha de la guerra que mañana va a barrer sus vidas? ¿Qué es
espacio de futuro. «La novela es obra de Europa», sus ha- el crimen si el Huguenau de Broch no solamente no lamenta, sino
llazgos pertenecen a todos. «La sucesión de los descubrimien- que olvida el asesinato que ha cometido? Y si la única gran novela
tos [...] hace la historia de la novela europea»; no importa el cómica de esta época, la de Hasek, tiene por escenario la guerra,
idioma de su escritura. Lo que importa es comprender el ¿qué ha pasado con lo cómico? ¿Dónde está la diferencia entre lo
mundo como ambigüedad, como pluralidad y relatividad re- privado y lo público si K., incluso en su lecho de amor, no puede
ferential de sus voces polifónicas, descubrir la «sabiduría de eludir la presencia de dos enviados del castillo? ¿Qué es, en este
lo incierto», de lo imaginario. caso, la soledad? ¿Una carga, una angustia, una maldición, como
han querido hacernos creer, o, por el contrario, el más preciado
valor, a punto de ser destruido por la colectividad omnipresente?
Comprender con Cervantes el mundo como ambigüedad, tener que [...] si Cervantes es el fundador de la Edad Moderna, el fin de
afrontar, no una única verdad absoluta, sino un montón de verda- su herencia debería significar algo más que un simple relevo en la
des relativas que se contradicen (verdades incorporadas a los egos historia de las formas literarias; anunciaría el fin de la Edad Moder-
imaginarios llamados personajes), poseer como única certeza la na. Es por lo que la sonrisa beatífica con la que se pronuncian
sabiduría de lo incierto, exige una fuerza igualmente notable. necrologías de la novela me parece frivola. Frivola, porque ya he
[Op. cit., p. 17.] visto y vivido la muerte de la novela, su muerte violenta (mediante
prohibiciones, la censura, la presión ideológica), en el mundo en
En definitiva, ser capaces de vivir sin valores absolutos que he pasado gran parte de mi vida y al que acostumbramos
y verdades únicas, hacer frente con tranquilidad «a la ausen- llamar totalitario. Entonces, quedó de manifiesto con toda claridad
cia de Juez Supremo». Debido a esta dificultad, «la sabiduría que la novela era perecedera; tan perecedera como el Occidente de
de la novela (la sabiduría de la incertidumbre) es difícil de la Edad Moderna. La novela, en tanto que modelo de ese mundo,
fundamentado en la relatividad y ambigüedad de las cosas huma-
aceptar y comprender». Se desvanece, pues, «la gran ilusión nas, es incompatible con el universo totalitario. Esta incompatibili-
de la unicidad irreemplazable del individuo»... dad es aún mas profunda que la que separa a un disidente de un
apparatchik, a un combatiente pro derechos humanos de un tortu-
El camino de la novela se dibuja como una historia paralela de la rador, porque no es solamente política o moral, sino también orto-
Edad Moderna. Si me giro para abarcarlo con la mirada, se me lógica. Esto quiere decir: el mundo basado sobre una única Verdad
antoja extrañamente corto y cerrado. ¿No es el propio Don Quijote y el mundo ambiguo y relativo de la novela están modelados con
quien, después de tres siglos de viaje, vuelve a su aldea transfor- una materia totalmente distinta. La Verdad totalitaria excluye la
mado en agrimensor? Se había ido, antaño, a elegir sus aventuras, relatividad, la duda, la interrogación y nunca puede conciliarse con
y ahora, en esa aldea bajo el castillo, ya no tiene elección, la lo que yo llamaría el espíritu de la novela.
aventura le es ordenada: un desdichado contencioso con la admi- [Op. cit., pp. 19-24.]
nistración derivado de un error en su expediente. Después de tres
siglos ¿qué ha ocurrido pues con la aventura, ese primer gran tema
de la novela? ¿Acaso ha pasado a ser su propia parodia? ¿Qué El autor es sensible a cuatro llamadas de la novela: «la
significa esto? ¿Que el camino de la novela se cierra con una llamada del juego», Trinstan Shandy de Laurence Sterne y
paradoja? [...] Jacques el fatalista de Denis Diderot ; «la llamada del sueño»

ANTHROPOS/5
EDITORIAL

de la obra de Kafka, el despertar en la imaginación dormida; fundidad, el sentido y amplitud del sistema de su producción
«la fusión del sueño y la realidad», presentida ya por Nova- imaginaria y su verificación que se produce en el tiempo.
lis; «la llamada del pensamiento» en Musil y Broch quienes Antes de pasar a nuevos conceptos, repasemos algún
dieron entrada en el escenario de la novela a «una inteligen- pensamiento sobre la novela y la teoría literaria en Cervan-
cia soberana y radiante»; «la llamada del tiempo», las para- tes, ya que hemos visto su actualidad, valor y función en la
dojas terminales, Proust, Joyce, Fuentes, Aragón. investigación poética de la realidad, de la producción social.
El hombre no puede ser reducido únicamente a su fun- Muy valiosos estudios de cervantistas abundan en el
ción social: he ahí el grito resurrector, innovador de todo el tema. Señalemos uno especialmente: Teoría de la novela en
arte y la novela actual. Por eso su razón de ser es «mantener Cervantes, de E.C. Riley de quien sólo entresacamos una
el mundo de la vida permanentemente iluminado». «¿La exis- breve referencia.
tencia de la novela no es hoy más necesaria que nunca?»..»
El espíritu común se expresa en los medios de comunicación, [...] nada de lo que hubiera podido decir sobre la naturaleza de la
pero éstos son contrarios al espíritu de la novela, ya que ellos prosa novelística del siglo XVI constituye una declaración tan elo-
cuente como lo es su propia novela, que narra la historia de un
simplifican la realidad, seleccionan sus intereses con parciali- hombre que trató de transformar en vida lo que era ficción. Esta
dad y reduccionismo, evitan toda complejidad. Pero el «espí- metamorfosis de la crítica en invención imaginativa representa el
ritu de la novela», en verdad es la complejidad. triunfo final de instinto creador de Cervantes sobre su instinto críti-
co. [...]
Cada novela dice al lector: «Las cosas son más complicadas de lo La principal contribución de Cervantes a la teoría de la novela
que tú crees». Esa es la verdad eterna de la novela que cada vez fue un producto, nunca formulado rigurosamente, de su método
se deja oír menos en el barullo de las respuestas simples y rápidas imaginativo y crítico a un tiempo. Consistía en la afirmación, apenas
que preceden a la pregunta y la excluyen. Para el espíritu de nues- explícita de que la novela debe surgir del material histórico de la
tro tiempo, tiene razón Ana o tiene razón Karenin, y parece molesta experiencia diaria, por mucho que se remonte a las maravillosas
e inútil la vieja sabiduría de Cervantes que nos habla de la dificultad alturas de la poesía. Aunque el novelista sólo podía ser veraz a la
de saber y de la inasible verdad. manera en que lo era el poeta, necesitaba conocer la historia en
El espíritu de la novela es el espíritu de la continuidad: cada mayor medida que el poeta. Lo cual, más que una mera repetición
obra es la respuesta a las obras precedentes, cada obra contiene del dogma de la verosimilitud, era el esbozo de una importante —y
toda la experiencia anterior de la novela. Pero el espíritu de nuestro casi indispensable— función de la novela moderna: la de dar una
tiempo se ha fijado en la actualidad, que es tan expansiva, tan idea de lo que Hazlitt llamó «la trama y la estructura de la sociedad
amplia que rechaza el pasado de nuestro horizonte y reduce el como realmente es». Es aquí donde se produce la divergencia entre
tiempo al único segundo presente. Metida en este sistema, la nove- novela y poesía. [...]
la ya no es obra (algo destinado a perdurar, a unir el pasado al Cervantes supo captar imaginativamente, más como novelista
porvenir), sino un hecho de actualidad como tantos otros, un gesto que como teórico, todo lo que estos problemas implicaban. Pero, al
sin futuro. ser consciente de que se trataba de problemas críticos, pudo con-
[...] seguir en el Quijote esa extraordinaria ilusión de experiencia huma-
¿Quiere decir esto que, en el mundo «que ya no es el suyo», na que no es una reducción ni una deformación de esa experiencia
la novela desaparecerá? ¿Que va a dejar a Europa hundirse en el humana, sino un esclarecimiento de su naturaleza.
«olvido del ser»? ¿Qué sólo quedará la charlatanería sin fin de los [E.C. Riley, Teoría de la novela en Cervantes, Madrid, Taurus,
grafómanos, novelas de después de la historia de la novela? No lo 1971, pp. 339, 344 y 345.]
sé. Sólo creo saber que la novela ya no puede vivir en paz con el
espíritu de nuestro tiempo: si todavía quiere seguir descubriendo lo La mejor teoría es la invención imaginativa de quien trató
que no está descubierto, si aún quiere «progresar» en tanto que de metamorf osear su vida en ficción. En otro magnífico con-
novela, no puede hacerlo sino en contra del progreso del mundo. junto de estudios, Suma cervantina, encontramos otro trabajo
La vanguardia ha visto las cosas de otro modo; estaba poseída preciso y significativo de E.C. Riley «Teoría literaria» cuyas
por la ambición de estar en armonía con el porvenir. Los artistas magníficas precisiones ahondan en su concepto cervantino de
vanguardistas crearon obras, cierto es, realmente valientes, difíciles, la novela. La teoría literaria es tema fundamental.
provocadoras, abucheadas, pero las crearon con la certeza de que
«el espíritu del tiempo» estaba con ellos y que, mañana, les daría Las observaciones de Cervantes sobre literatura son expresadas a
la razón. lo largo de su obra, ya in propria persona, ya por sus narradores y
Antaño, yo también consideré que el porvenir era el único juez personajes literarios. Su propensión a ver las dos caras de cualquier
competente de nuestras obras y de nuestros actos. Sólo más tarde asunto, que halla cauce de expresión en su ironía equívoca y su
comprendí que el flirteo con el porvenir es el peor de los conformis- preferencia por el diálogo crítico más que por las afirmaciones di-
mos, la cobarde adulación del más fuerte. Porque el porvenir es rectas, hacen que sea un problema delicado el fijar con precisión
siempre más fuerte que el presente. Él es el que, en efecto, nos sus propias opiniones personales. En aspectos importantes resultan
juzgará. Y por supuesto, sin competencia alguna. incompletas, ambiguas, e incluso contradictorias. Pero tras el mur-
Pero, si el porvenir no representa un valor para mí, ¿a quién o mullo de parciales y posibles respuestas dadas por sus portavoces,
a qué me siento ligado?: ¿a Dios? ¿a la patria? ¿al puebto? ¿al' podemos oír la voz de Cervantes que hace las preguntas debidas.
individuo? [E.C. Riley, «Teoría literaria», en Suma cervantina, J.B. Avalle-
Mi respuesta es tan ridicula como sincera: no me siento ligado Arce y E.C. Riley (eds.), Londres, Tamesis Books Limited, 1973, p.
a nada salvo a la desprestigiada herencia de Cervantes, 293.]
[Op. cit., pp. 29 y 30.]
Pone en relación la teoría poética y los principios gene-
Lo que en verdad importa es seguir explorando las hon- rales de la preceptiva, pero dentro del laberinto teórico lo
das raíces de la subjetividad, la dimensión de intrínseca pro- fundamental que señala es «la armonía entre la obra y la

6/ANTHROPOS
EDITORIAL

mente del lector, la razón y, sobre todo, el propósito directi- Sólo en Don Quijote halla Cervantes una solución completamente
vo del autor». El problema de la verosimilitud, decir o no la satisfactoria al problema de la relación entre el ideal poético y la
verdad. realidad histórica. Aquí Cervantes sitúa lo ideal en el único sitio en
que va a ser de veras encontrado en un mundo imperfecto: en la
La idea que tiene Cervantes de la poesía se transforma, allá en su mente humana. En sentido filosófico y psicológico, Don Quijote trata
núcleo, en una visión. La definición se convierte en metáfora. La de las complejas relaciones entre el mundo interior de la mente y el
poesía es exaltada, defendida y personificada. Hay cuatro grandes mundo físico exterior. En sentido literario, relaciona la ficción poéti-
elogios, en tres de los cuales se describe a la Poesía como una ca idealizada, ordenada providencialmente, con la ficción novelísti-
casta y hermosa doncella; en La Gitanilla, en Don Quijote, II, XVI y ca, orientada histórica y empíricamente. Dicho en términos críticos,
en el Viaje del Parnaso, IV, Donde su imagen radiante alcanza la el libro pone al descubierto la diferencia entre los dos aspectos de
talla alegórica completa. Es ella, más que Apolo, quien domina a la verosimilitud: to que debe ser y lo que puede ser, lo ideal y lo
Parnaso en el poema. En el cuarto elogio (Persiles, III, II) está posible —diferencia de la que se había hecho poco caso hasta
ausente la alegoría, pero la presencia de Auristela casi la reempla- entonces—. Desde principios del siglo XVII lo que «debería ser» en
za y no faltan metáforas idealistas. puro ideal, estaba destinado a pertenecer esencialmente a la poe-
[Op. cit., pp. 299 y 300.] sía; y lo que «podría ser» a la novela realista moderna en particu-
lar. Pero Cervantes hizo algo más que meramente separarlos; eso
lo habían hecho muy a menudo otros autores. El logro que alcanzó
Pero su gran idealización de la poesía «encierra un signi- en el Quijote fue el de iluminar la misteriosa interdependencia de
ficado especial» para Riley. En realidad la poesía es un sen- los dos. Mostró con una profundidad sin precedentes en la prosa
tido crítico y, en su esencial idealización, está por encima de narrativa las acciones humanas motivadas por los ideales, creen-
las contingencias históricas. Un amplio estudio comparativo cias, aspiraciones e ilusiones —toda la vida interior— de un hom-
lo lleva a los clásicos y a Italia. Destaca la importancia para bre.
la concepción de la novela de la relación «entre historia y Don Quijote refleja con gran nitidez el momento crucial al que
ficción», y en ello se centra uno de sus mejores y dilatados pertenece en la historia de las ideas de Europa. Pone de relieve la
análisis. omisión medieval corriente de la triple distinción entre lo espiritual y
lo material, lo ideal y lo posible, la poesía y la historia. Su sentido
La mayor originalidad de Cervantes como teórico está en desarro- de esa distinción es algo característicamente moderna. Vista en
llar una teoría de la prosa narrativa que si bien estaba firmemente este contexto la idealización que Cervantes hace de la poesía reve-
enraizada en la poética contemporánea, trascendía sus límites. Por la su significado.
medio del pensar consciente, la intuición y el ejemplo de Don Qui- La otra cara de la misma moneda es que Cervantes se puso a
jote, puso los cimientos de una teoría válida de la novela moderna. escribir prosa literaria con una conciencia de historiador de la que
No hubiese podido hacer esto de no haber percibido una distinción no se pudo desembarazar enteramente incluso al escribir romances.
entre dos clases de prosa narrativa que la crítica no empezó a Sus escrúpulos, excepcionales para un escritor de su tiempo, eran
reconocer debidamente hasta un siglo más tarde. Una es más libre- preludio de esa preocupación que se manifestó más tarde en la
mente imaginativa mientras que la otra está más estrechamente Europa del siglo XVII con la diferencia entre el lenguaje de la
ligada a la probabilidad y la actualidad históricas. literatura y el de la filosofía y la ciencia. En Inglaterra ¡a Royal
[Op. cit., p. 310.] Society promovió activamente los intentos de establecer tal distin-
ción. La novela moderna, aunque todavía «literatura», fue producto
Todo su estudio se fundamenta en la distinción entre de la misma era. Pero sus comienzos hay que buscarlos no en el
romance y novela, que toma del inglés. De su detallado mundo postcartesiano y las condiciones socio-económicas de hacia
1700, sino en el contexto ideológico total de la crisis entre historia
análisis señalamos lo siguiente: y poesía de hacia 1600. La novela Don Quijote es producto y reflejo
de esta crisis. La relación entre historia y poesía se encuentra en el
[...] el Persiles es un tipo de prosa narrativa enteramente distinta del
núcleo mismo de la novela. Y porque (entre otras razones) se da
que representa Don Quijote. De nuevo se trata de la diferencia
una extensión lógica de esta relación a las relaciones vida-arte,
entre romance y novela. Cuando el canónigo se refiere a la «escri-
verdad-ficción, realidad-ilusión, el significado del libro trasciende
tura desatada» de su prosa narrativa ideal, está hablando del ro-
con mucho su propia época.
mance; cuando el autor de Don Quijote (II, XLIV), define el episodio,
[Op. cit., pp. 318 y 319.]
está hablando de la novela. Cada uno se está refiriendo a la unidad
propia de la obra que tiene en su mente.
[Op. cit., p. 315.] Un texto pleno de contenido y significación que expresa
artísticamente el misterio y el quehacer profundo de la men-
La investigación de la verosimilitud en sus dos aspectos, te, la razón de la locura, los planos de lo real y su imbrica-
el de la probabilidad histórica como un «podía ser», aunque ción profunda en la investigación de la realidad. Don Quijote
el problema radica más en «cómo se representaba» que en el como obra de arte, como poética narrativa, funda múltiples
contenido; la importancia del lector, su inteligencia; Cervan- tradiciones y averiguaciones sobre el sentido del ser humano
tes encaja la fantasía dentro de una estructura social: lo y su destino.
literario «como poéticamente verdadero». El otro aspecto de
la verosimilitud sería el lado ideal: «lo que debe ser». Lo que Cervantes pone a prueba de este modo una forma de prosa narra-
se contrapone a la verdad histórica, lo que afirma Sansón tiva contrastándola con la vida real. Pero por supuesto esta «vida
real» no es más que otra clase de ficción —ficción novelística, que
Carrasco: «El poeta puede contar o cantar las cosas no como está más cerca a la historia que los romances que llenan el seso de
fueron, sino como debían ser, y el historiador las ha de Don Quijote.
escribir no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni La diferencia que hace la crítica moderna entre romance y
quitar a la verdad cosa alguna» (DQ). novela fue sentida e intuida por Cervantes, por muy difícil que sea
Por eso: precisarla. Mundo literario fantástico o idealizado el primero; mundo

ANTHROPOS/7
EDITORIAL

literario histórico-empírico la segunda. Vida soñada y vida vivida: [Carlos Fuentes, Cervantes o la crítica de la lectura, México,
ambas ficción literaria. Cuadernos de Joaquín Mortiz, 1983 (1." reimp. de la 1 .a ed.), pp. 13
[Op. cit., pp. 319 y 320.] y 14.]

Realidad, sueño y ficción, todo habita el interior del Quizá en este texto expresa C. Fuentes su intuición fun-
hombre y de su mente: todo es igualmente creación y ficción. damental, lo que él entiende como esencia de la novela: una
crítica de la lectura.
Romance y novela son dos especies de ficción, pero como la repre-
sentación novelística es también ilusión, Cervantes quiere que el El propósito del presente ensayo es reflexionar sobre los factores
lector haga caso de esto. Por lo tanto, el relato de la vida de Don mediatos e inmediatos que subjetiva y objetivamente, conciente e
Quijote es presentado como un documento histórico atribuido, por inconcientemente, ingenua e irónicamente, hipocrítica y críticamen-
la mayor parte, a la figura totalmente increíble de Cide Hamete te, se dieron cita en las páginas de Don Quijote a fin de ofrecernos,
Benegeli. El propósito y efecto de este sacrificio —y algunos otros en definitiva, una nueva manera de leer el mundo: una crítica de la
recursos menores— es no dejarle lugar al lector para la más míni- lectura que se proyecta desde las páginas del libro hacia el mundo
ma duda de que esta «historia» es inventada. Cervantes subraya su exterior; pero, también y sobre todo, y por vez primera en la novela,
intención al principio de la primera parte, contrastando sus «fabulo- una crítica de la creación narrativa contenida dentro de la obra
sos disparates» con la verdad de la ciencia, las matemáticas y la misma: crítica de la creación dentro de la creación.
lógica, y al final, cuando pide que le den a su libro el mismo crédito [Op. cit., p. 15.]
que los discretos suelen dar a los de caballerías (I, III). Su fingimien-
to tan al vivo estaba urdido de manera que no engañase al simple Don Quijote es el hecho estético que altera profunda-
y al mismo tiempo lograse (¿"suspension voluntaria de la increduli- mente las tradiciones de la lectura y de la escritura en su
dad del lector discreto. Hubiese querido que estuviésemos, como
él, implicados y desligados de su obra. Su propio sentido de com-
relación con la cultura: una crítica de la creación dentro de
promiso y despego queda expresado en aquellas palabras extraor- la creación. Lo que rompe definitivamente la nueva concep-
dinarias, atribuidas a la pluma de Benengeli, cuyas implicaciones ción estética es la norma despótica en que se igualan Oriente
van tan más allá del contexto inmediato que se las puede incluir y Occidente, es decir «la norma ortodoxa para la lectura del
entre las más notables sentencias de un novelista acerca de su mundo». Ahí y frente a todo ello surge la pluralidad del arte,
creación: «Para mí sola nació Don Quijote y yo para él: él supo especialmente la poética narrativa de la novela, las metamor-
obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno» (II, IXXIV; IV, fosis genésicas, los herejes, los heterodoxos, los otros, los
405). que están en los márgenes, en todos los márgenes del único
Cervantes descubrió con la prosa narrativa que el arte es una horizonte que se pretendía imponer en la Europa convulsa
especie de ilusión en la que participa el lector, como en un juego,
con total consciencia de su irrealidad —y que cuanto más poderosa en cuya cultura habitaba Cervantes. La revolución científica
es la apariencia de realidad, mayor es la ilusión. Caben los roman- —Copérnico, Galileo...— apoya las visiones del arte y las
ces dentro del Quijote como los sueños en la vida humana, que por intuiciones estéticas de los poetas. Con todo ello:
su parte es un sueño mayor como la novela es una ficción ilusoria.
A fuerza de reconocer las distinciones, Cervantes comprendió su El universo se dilata; se desmorona la idea triunfante del cosmos
misteriosa interacción imposible de desenredar. El equívoco del como diseño emanado de la Deidad y reaparecen las ¡deas soterra-
Quijote va más allá de lo que Ángel del Río pensaba al decir que das de Heráclito y los herejes: la realidad es un flujo de formas en
«el equívoco no está en la novela sino en la vida que la novela perpetua transformación. El estudiante de Cracovia otorga a la he-
refleja con toda fidelidad». Dentro de la ilusión del arte una realidad terodoxia y al pensamiento multidireccional el espacio que necesi-
reside perdurable que nos ayuda a corregir nuestras perspectivas taban. El centro desaparece de toda composición y se multiplican
cuando confrontamos las ilusiones mudables de la vida. las visiones, en sentido estricto, herejes: la visión de la realidad
[Op. cit., pp. 321 y 322.] deja de ser única e impuesta jerárquicamente; sé escoge la reali-
dad, se escogen las realidades. Las fuerzas centrífugas sobrepasan
El trabajo de Riley es hondamente esclarecedor de la a las centrípetas. Pico della Mirándola introduce las enseñanzas de
profunda creación cervantina y de sus avances teóricos en lite- la Cabala y del Zohar judíos y su concepto del mundo mutante y
recreable; Marsilio Ricino traduce el cuerpo de escritos herméticos
ratura y especialmente en el concepto moderno de la novela. atribuidos a Trismegisto, el antiguo sabio egipcio, así como el As-
Pasemos ahora a otro texto de un gran novelista y «Pre- clepio con su vibrante exclamación: «¡Oh Asclepio, qué gran mila-
mio Miguel de Cervantes», C. Fuentes, quien nos ofrece una gro es el hombre, un ser digno de reverencia y honor!». Los herme-
visión desde dentro de la propia creación: «Cervantes o la tistas pronuncian lo impensable: el hombre es Divino.
crítica de la lectura». Una novela no tiene «a prioris», éstos ¿Y cuál es la realidad de este nuevo hombre? Marsilio Ficino
tienden a borrarse «a medida que la obra adquiere autono- la establece de un plumazo: «Todo es posible. Nada debe ser
mía y emprende su vuelo propio». desechado. Nada es increíble. Nada es imposible. Las posibilidades
que negamos son sólo las imposibilidades que desconocemos».
Las abiertas intenciones satíricas del Quijote son, más bien, iróni- Nicolás de Cusa, el más agudo observador de la disolución de la
cas por naturaleza, sólo una faceta del múltiple juego de espejos escolástica medieval y del nacimiento de la sensibilidad humanista,
que el autor prontamente establece cuando, después de la primera indica que, en cada cosa se actualiza el todo y el todo está en cada
salida de Don Quijote, Cervantes pone en duda la génesis autora! cosa, pues cada cosa es un punto de vista diverso sobre el univer-
del libro. No es concebible que Cervantes, después de escribir los so; las perspectivas posibles son infinitas y la realidad tiene carác-
primeros capítulos de su novela, descubriese la que habría de ser ter multidireccional. Giordano Bruno ve al universo animado por una
su esencia misma —la crítica de la lectura— sin incluir en (o excluir tendencia incesante a la metamorfosis: cada ser posee en sí mismo
de) la sátira de la épica caballeresca la intención mayor del libro y el germen de formas futuras que son la garantía de su carácter
permitiéndole, en cambio, subsistir como el principio ingenuo que infinito.
habría de guiar todo su desarrollo. [Op. cit., pp. 25 y 26.]

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EDITORIAL

Toda verdadera creación, todo cambio profundo requie- je del anunciante, el tartamudeo acronímico del burócrata y el clisé
re clima, medio, ámbito adecuado en que pueda lograr signi- satisfecho del best-seller sensacionalista.
ficación social, penetrar las estructuras íntimas de la mente y [...] El texto no habla de un escritor inmerso en un extraordina-
de sus enmaterializaciones. La creación siempre es oportuna rio combate cultural, en una operación crítica sin paralelo para sal-
y global, multidimensional e incluyente de la producción so- var lo mejor de España de lo peor de España, los rasgos vivos del
orden medieval de sus rasgos muertos, las promesas del Renaci-
cial. La historia de la verdad se fragmenta de forma total y miento de sus peligros. Es al nivel de la crítica de la creación dentro
su cambio es polisinfónico, múltiple, complejo e implicativo de la creación y de la estructuración de la crítica como una plurali-
de los tiempos. dad de lecturas posibles, y no en la parquedad de la ingenuidad o
la hipocresía, como Cervantes da respuesta al monolitísmo de la
El presente en sí no basta: para ser un presente pleno, requiere un España mutilada, encerrada, vertical y dogmática que sucede a la
sentido del pasado y una imaginación del futuro. Pero esto no cabe derrota de la rebelión comunera y al Concilio de Trente.
dentro del carácter picaresco. [Op. cit, pp. 31-33 y 35.]
Así, el dilema subsiste, y nadie lo protagoniza (o resuelve)
mejor que Cervantes. Situado entre las brillantes armaduras de La novela se convierte así en un proyecto crítico, en una
Amadís de Gaula y los harapos y tretas de Lazarillo de Tormes,
Cervantes los presenta y reúne: el héroe épico es Don Quijote, el
aventura mítica capaz de mudar el tiempo presente, pues en
picaro realista es Sancho Panza. Don Quijote vive en un pasado la palabra se encuentran los mundos más difíciles; en ella se
remoto, en juicio desvelado y perdido por la lectura de demasiadas gesta un nuevo lenguaje, su difusión universalista de la lectu-
novelas de caballería; Sancho Panza vive en el presente inmediato, ra, su crítica de la creación en la creación. Todos pueden ser
y sus únicas preocupaciones son las del sobrevivir cotidiano: ¿qué lectores y autores de sus novelas. El texto cervantino es la
vamos a comer, dónde vamos a dormir? respuesta múltiple, plural, a una cultura que se pretende
Gracias a este encuentro, Cervantes fue capaz de ir más allá monolítica y única.
de la consagración del puro pasado y de la consagración del puro Aparece en la literatura el tema del anti-héroe. Así:
presente a fin de plantearse el problema de la fusión de pasado y
presente. La naturaleza ambigua de esta fusión convierte la novela
El cambio social, de este modo, adquiere la resonancia de la meta-
en un proyecto crítico. El pasado —la ilusión que Don Quijote tiene
morfosis mítica: la Celestina es la Circe de la ciudad moderna:
de sí mismo como un caballero andante de siglos remotos— ilumina
«Vendrá el día que en el espejo no te reconocerás».
al presente —el mundo concreto de ventas y caminos, muleros y
[...] La ley del gran texto esotérico hebreo rige el movimiento
sirvientas—; y el presente (la dura vida de los hombres y mujeres
todo de La Celestina de Rojas: ley de mudanza y trasiego que
que luchan por sobrevivir en un mundo injusto, cruel y feo) ilumina
insensiblemente se revela como condición misma de la vida: los
el pasado (los ideales quijotescos de justicia, libertad y una Edad de
hombres y las mujeres viven en el mundo para representar, una y
Oro de abundancia e igualdad). Sancho, constantemente, intenta
otra vez, la creación del mundo.
radicar a Don Quijote en la realidad del presente; pero Don Quijote,
La Celestina es, a un tiempo, el canto del cisne y la gran
constantemente, eleva a Sancho a la aventura mítica en pos de la
herencia judía de España. Es el monumento literario de la diaspora
ínsula que el escudero habrá de gobernar.
de 1492.
[...] Cervantes carece de ilusiones: lo que está haciendo, lo
está haciendo con palabras y sólo con palabras. Pero él sabe que
[Op. cit., p. 52.]
las palabras, en su mundo, son el único sitio de encuentro de los
mundos. En Don Quijote, lejos de ampararse en la anacronía o en La triple raíz de la cultura española se esconde y ahonda
la actualidad, aparecen por vez primera la grandeza y la servidum- frente a la «rigurosa vigencia de la Contrarreforma y España
bre ambiguas de la novela moderna: ruptura del orden épico que asume el papel de Defensor fidei».
reprimía las posibilidades de la ficción narrativa, la novela de Cer-
vantes, como la pintura de Signorelli, debe apoyar su novedad en La triple herencia de España optó por la clandestinidad y el disimu-
lo mismo que intenta negar y es tributaria de la forma anterior que lo. Pero el lenguaje, la sensibilidad y las tensiones del arte y la
se instala en el corazón de la novedad confusa como una exigencia literatura españolas serían marcados para siempre por el pluralismo
de orden, de normatividad. de su auténtica herencia cultural.
De esta manera, la gestación del lenguaje se convierte en [Op. cit., p. 65.]
realidad central de la novela: sólo mediante los recursos del lengua-
je puede librarse el tenso e intenso combate entre el pasado y el Cervantes y D. Quijote son figuras que conviven entre
presente, entre la renovación y el tributo debido a la forma prece-
dente. Cervantes no sólo encara este problema en Don Quijote: lo
dos mundos, con las tensiones que crea en ellos el pensamien-
resuelve y supera sus contradicciones porque es el primer novelista to erasmista: la dualidad de la verdad, la ilusión de las apa-
que radica la crítica de la creación dentro de las páginas de su riencias y el elogio de la locura.
propia creación, Don Quijote. Y esta crítica de la creación es una
crítica del acto mismo de la lectura. De esta manera, el espíritu cómico pone al servicio de la visión
Es una maravillosa experiencia leer este libro a sabiendas de heterodoxa de la doble verdad, y es evidente que Cervantes opta
que fue escrito en la infancia de la imprenta, en la época en que un por este atajo al crear las figuras de Don Quijote y Sancho Panza,
público lector nacía en Europa y la lectura única de volúmenes pues el primero habla el lenguaje de los universales, y el segundo
únicos laboriosamente caligrafiados por manos monacales y desti- el de los particulares. El caballero cree, el escudero duda, y la
nados a los ojos de una minoría privilegiada era derrotada por la apariencia de cada uno es diversificada, oscurecida u opuesta por
coincidencia victoriosa del pensamiento crítico, la expansión capita- la realidad del otro. Si Sancho es el hombre real, participa, sin
lista y la reforma religiosa. Es una maravillosa experiencia leerlo embargo, del mundo ilusorio de Don Quijote. Pero si Don Quijote es
hoy, cuando el acto de la lectura ha sido condenado al basurero de un hombre ilusorio, no deja, por ello, de participar del mundo de la
la historia por los melancólicos profetas del milenio electrónico, pura realidad de Sancho.
minuciosamente asistidos por los escritores de lo ilegible: el lengua- Una de las más brillantes paradojas de la historia del pensa-

ANTHROPOS/9
EDITORIAL

miento es que Erasmo, en una época enamorada de «la divina milado a Dios. Ahora, los Duques pueden prepara sus crueles far-
razón», escribiese un Elogio de la locura. sas porque han leído la primera parte de la novela Don Quijote.
[Op. cit., pp. 67 y 68.] [Op. cit., pp. 75 y 76.]

Palabras iniciales, palabras errantes, fluidas, huérfanas. Pero una nueva lectura, la actual del propio Quijote de
Todo el mundo es un escenario y las palabras dichas desde él la Mancha, empieza a vaciar la realidad, a anticiparla en su
están llenas de rumor y de furia: son vehículo de ambigüedad locura. Quienes han leído el Quijote dentro de él mismo —el
y paradoja. Todo es ya posible. Las cosas todas han perdido libro— revelan la realidad sin disfraces.
su concierto, su armonía preestablecida, fija, fatal. El hori-
zonte, el tiempo y el espacio, la historia y el hombre están El mundo disfrazado de quienes han leído el Quijote dentro del
abiertos a indeterminados dominios: la libertad, su aventura, Quijote revela la realidad sin disfraces del mundo: su crueldad, su
existen. Todo está en estado de duda y posibilidad, en muta- ignorancia, su injusticia, su estupidez. Cervantes no necesita escri-
ción. bir un manifiesto político para denunciar los males de ésa y de
todas las épocas; no necesita recurrir al lenguaje de Esopo; no
En el nuevo mundo de la crítica, Don Quijote es un caballero de la necesita romper radicalmente con las reglas de la épica tradicional
fe. Esa fe proviene de una lectura. Y esa lectura es una locura. Don a efecto de superarla: le basta entreverar la tesis épica con la
Quijote se empeña, igual que el monarca necrófilo de El Escorial, antítesis realista para obtener, dentro de la lógica y la vida y la
en restaurar el mundo de la certeza unitaria: se empeña, física y necesidad propias de su libro, la síntesis novelística. Nadie había
simbólicamente, en la lectura única de los textos e intenta trasladar- concebido, con anterioridad a Cervantes, esta creación polivalente
la a una realidad que se ha vuelto múltiple, equívoca, ambigua. dentro de un libro.
Pero porque es dueño de esa lectura, Don Quijote es dueño de una Don Quijote, el caballero de la fe, sale el encuentro de un
identidad: la del caballero andante, la del héroe antiguo. mundo infiel. Y a semejanza de Don Quijote, el mundo tampoco
[...] De la misma manera que no había ruptura entre la lectura sabe ya dónde está ubicada la realidad. ¿Logran burlarse de Don
de los libros y su fe en lo que decían, ahora no hay divorcio entre Quijote, Dorotea cuando se disfraza de Princesa Micomicona, San-
los actos y las palabras de sus aventuras. Porque lo leemos y no lo són Carrasco cuando le desafía disfrazado de Caballero de los
vemos, nunca sabremos qué es lo que el caballero se pone en la Espejos, los Duques cuando escenifican las farsas de Clavileño, la
cabeza: ¿tendrá razón Don Quijote, habrá descubierto el fabuloso Dama Adolorida con sus doce dueñas barbudas y el gobierno de
yelmo de Mambrino donde los demás, ciegos e ignorantes, sólo ven Sancho en la ínsula Baratarla? ¿O es Don Quijote quien es ha
un bacín de barbero? Dentro de la esfera verbal, Don Quijote co- burlado de todos ellos, obligándoles a entrar, disfrazados de sí
mienza por ser invencible. El empirismo de Sancho es inútil litera- mismos, al universo de la lectura del Quijote? Discutible materia de
riamente, porque Don Quijote, apenas fracasa, restablece su discur- psicoanálisis. Lo indiscutible es que Don Quijote,el hechizado, ter-
so y prosigue su carrera en el mundo de las palabras que le pertene- mina por hechizar al mundo. Mientras leyó, imitó al héroe épico. Al
cen. ser leído, el mundo le imita a él.
[Op. cit., p. 73 y 74.] Pero el precio que debe pagar es la pérdida de su propio
hechizamiento.
Don Quijote se convierte en actor de su propia aventura Pródigo, Cervantes nos conduce a un nivel más de lectura.
y eso es lo que importa. Cuando el mundo se quijotiza, Don Quijote, cifra de la lectura,
Don Quijote lee y su lectura dice lo que la realidad es. pierde la ilusión de su ser. Cuando ingresa al castillo de los Duques,
Su lectura es su vida: total coincidencia. Don Quijote ve que el castillo es castillo, mientras que en las ventas
más humildes podía imaginar que veía un castillo. La realidad le
Nacido de la lectura, Don Quijote, cada vez que fracasa, se refugia roba su imaginación. En el mundo de los Duques, ya no será
en la lectura. Y refugiado en la lectura, seguirá viendo ejércitos necesario que imagine un mundo irreal: los Duques se lo ofrecen en
donde sólo hay ovejas sin perder la razón de su lectura: será fiel a la realidad. ¿Tiene sentido la lectura si corresponde a la realidad?
ella porque para él no hay otra lectura lícita. Entonces, ¿para qué sirven los libros?
La sinonimia de la lectura, la locura, la verdad y la vida en Don [...] El paso decisivo por el castillo de los Duques permite a
Quijote son de una evidencia llamativa cuando pide a los mercade- Cervantes plantar tres picas en el campo de su crítica de la lectura.
res que se encuentra en el camino que confiesen la belleza de Una cosa, nos está diciendo, es la idea que Don Quijote tiene de
Dulcinea sin haberla visto nunca, pues «lo importante es que sin una coincidencia épica entre sus lecturas y su vida: una fe nacida
haberla visto lo creyeres, confesares, jurares y defendieres». Ese lo de los libros y totalmente definida por la manera como Don Quijote
es un acto de fe. Las fabulosas aventuras de Don Quijote son ha leído esos libros. Mientras esta coincidencia mental mantiene su
impulsadas por un propósito avasallante: lo leído y lo vivido deben supremacía, Don Quijote no tiene dificultades para convivir con
coincidir de nuevo, sin las dudas y oscilaciones entre la fe y la cuanto existe fuera de su propio universo: el hecho mismo de que
razón introducidas por el Renacimiento. la realidad no coincida con sus lecturas le permite, una y otra vez,
Pero el siguiente nivel de la lectura empieza a minar esta imponer la visión de sus lecturas a la realidad. Pero cuando lo que
ilusión. En su tercera salida de Don Quijote se entera, por noticias sólo pertenece a sus lecturas unívocas encuentra equivalentes en
del bachiller Carrasco que Sancho le transmite, de la existencia de la realidad, la ilusión cae hecha pedazos. La coherencia de la lec-
un libro llamado El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha. tura épica es derrotada por la incoherencia de los hechos históricos.
«Me mientan a mí —dice Sancho con asombro— y a la señora Don Quijote debe vivir esta realidad histórica antes de alcanzar el
Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos a solas, que nivel definitivo propuesto por Cervantes: el nivel de la novela en sí,
me hice cruces de espanto cómo las pudo saber el historiador que síntesis entre el pasado que Don Quijote pierde y el presente que
las escribió.» lo anula.
Cosas a solas. Antes, sólo Dios podía leerlas; sólo Dios era el [Op. cit, pp. 78 y 79.]
conocedor y juez final de lo que sucedía en los recodos de nuestra
conciencia. Ahora, cualquier lector que puede pagar el precio de La realidad le roba su imaginación y D. Quijote cuando
cubierta de Don Quijote también puede enterarse: el lector es asi- el mundo se ficciona, ve la realidad, se despoja de su fe en

10/ANTHROPOS
EDITORIAL

el instante mismo en que el ámbito de su lectura le ofrece el [...] una capacidad de crueldad semejante a la de sus opresores. El
mundo de la realidad. Aventura de la desilusión cuando D. comentario implícito es que una sociedad injusta pervierte a todos
Quijote recobra la razón y ello es la suprema locura, el sus miembros, los poderosos y los débiles, los de arriba y los de
suicidio, la realidad le remite a la muerte; pero D. Quijote abajo.
gracias al invento de la lectura, vivirá otra vida con el libro. [Op. tit., p. 88.]
Por todo ello:
pero existe la Utopía, una Edad Dorada, un Mundo Nuevo,
un proyecto trascendente que no puede ser leído por los
[...] Don Quijote es la más española de todas las novelas. Su accidentes de la cotidianidad histórica.
esencia poética es definida por la pérdida, la imposibilidad, una
ardiente búsqueda de la identidad, una triste conciencia de todo lo El contenido social, ético y político de Don Quijote es obvio en esta
que pudo haber sido y nunca fue y, en contra de esta des-posesión, reunión del amor y la justicia. El mito de la Edad de Oro es su
una afirmación de la existencia total en la realidad de la imagina- centro ideal: una utopía de la fraternidad, la igualdad y el placer. La
ción, Donde todo lo que no puede ser encuentra, en virtud, precisa- Utopía ha de realizarse, no en la tormenta nihilista que, cada vez,
mente, de esta negación fáctica, el más intenso nivel de la verdad. nos obliga a partir de cero, sino en una fusión de los valores que
Porque la historia de España (y podríamos añadir: la historia de nos vienen del pasado con los valores que somos capaces de crear
la América española) ha sido lo que ha sido, su arte ha sido lo que en el presente. La justicia, insiste Don Quijote, se encuentra ausen-
la historia ha negado a España. El arte da vida a lo que la historia te de los tiempos actuales; sólo el amor puede darle presencia, y el
ha asesinado. El arte da voz a lo que la historia ha negado, silen- amor del cual nos habla Don Quijote es un acto democrático, que
ciado o perseguido. El arte rescata la verdad de manos de las sobrepasa las distinciones de clase y encarna en la más humilde
mentiras de la historia. muchacha campesina. Pero a este amor, en la visión quijotesca,
[...] Hay un fascinante momento del libro de Cervantes: en deben otorgársele los valores constantes y antiguos de la caballe-
Barcelona, Don Quijote rompe definitivamente los amarres de la rosidad, el riesgo personal en la búsqueda de la justicia, la integri-
ilusión realista y hace lo que jamás hicieron Aquiles, Eneas o Rol- dad y el heroísmo. En Don Quijote, los valores de la edad caballe-
dan: visita una imprenta, entra al lugar mismo Donde sus hechos se resca adquieren, a través del amor, una resonancia democrática; y
convierten en objeto, en producto legible. Don Quijote es remitido a los valores de la vida democrática adquieren la resonancia de la
su única realidad: la de la literatura. De la lectura salió; a las lectu- verdadera nobleza.
ras llegó. Ni la realidad de lo que leyó ni la realidad de lo que vivió [Op. cit., pp. 91 y 92.]
fueron tales, sino espectros de papel. Y sólo liberado de su lectura
pero prisionero de las lecturas que multiplican hasta el infinito los
niveles de la novela, sólo desde el centro de su verdadera realidad
Cervantes ha fundado la imaginación moderna; la poe-
de papel, solitariamente solo, Don Quijote clama: ¡Crean en mí! sía, la pintura, la música seguirán su camino: «El arte no
¡Mis hazañas son reales, los molinos son gigantes, los rebaños son reflejará más realidad sino crea otra realidad». Conservamos
ejércitos, las ventas son castillos y no hay en el mundo todo donce- las palabras con su entraña pregnante de novedad y creación,
lla más hermosa que la emperatriz de la Mancha, la sin par Dulci- de utopía, de posibilidad real.
nea del Toboso! ¡crean en mí!
La realidad puede reír o llorar al escuchar semejantes palabras. [...] la literatura está siempre en comunicación con los orígenes del
Pero la realidad misma es invadida por ellas, pierde sus propias ser parlante, allí mismo donde filosofía, política, moral y ciencia se
fronteras definidas, se siente desplazada, contagiada por otra reali- vuelven posibles.
dad de palabras y papel. ¿Dónde terminan el castillo de Dunsinane Pero cuando ciencia, moral, política y filosofía descubren sus
o el páramo donde Lear y su bufón viven la helada noche de la limitaciones, acuden a la gracia y a la desgracia de la literatura para
locura? ¿Dónde termina la cueva de Montesinos y empieza la rea- que resuelva sus insuficiencias. Y sólo descubren, junto con la
lidad? Nunca más será posible saberlo porque nunca más habrá literatura, el divorcio permanente entre las palabras y las cosas, la
lectura única: Cervantes ha vencido a la épica en la que se apoyó, separación entre el uso representativo del lenguaje y la experiencia
ha puesto a dialogar a Amadís de Gaula con Lazarillo de Tormes y del ser del lenguaje. La literatura es la utopía que quisiera reducir
en el proceso ha disuelto la normatividad severa de la escolástica y esa separación. Cuando la oculta, se llama épica. Cuando la revela,
su lectura unívoca del mundo. [...] se llama novela y poema: la novela y el poema del Caballero de la
Don Quijote es el polo opuesto de Robinson. El fracaso del Triste Figura en su lucha por hacer que coincidan las palabras y las
Caballero de la Triste Figura en materia práctica, en el más glorio- cosas; la novela y el poema del artista adolescente asesinado por
samente cómico de la historia literaria y acaso sólo encuentra equi- las cosas y resucitado por las palabras.
valentes modernos en los grandes payasos del cine silencioso: Pero las cosas no son de todos y las palabras sí; las palabras
Chaplin, Keaton, Laurel y Hardy... son la primera y natural instancia de la propiedad común. Entonces,
Robinson y Quijote son los símbolos antitéticos de los mundos Miguel de Cervantes o James Joyce sólo pueden ser dueños de las
anglosajón é hispánico. palabras en la medida en que no son Cervantes y Joyce, sino
[Op. cit, pp. 81-84.] todos: son el poeta. El poeta nace después de su acto: el poema.
El Poema crea a sus autores, como crea a sus lectores. Cervantes,
lectura de todos. Joyce, escritura de todos.
¿Cuáles son los valores precisos que Cervantes pretende [Op. cit., pp. 109 y 110.]
instaurar en el corazón de su realidad? Su elogio de la locu-
ra, de la utopía «contiene una ética del amor y de la justicia. El arte comienza ya a inventar la vida: nueva lectura del
Una realidad moral ocupa el centro de la imaginación de mundo, de la historia, del tiempo, de la imaginación.
Cervantes, puesto que no puede ocupar el centro de la socie- V. Gaos, tiene múltiples trabajos sobre Cervantes y el
dad en la cual vive». D. Quijote está loco porque cree que la Quijote, pero sólo señalamos ahora de su texto «Cervantes,
justicia es posible. Una y otra vez proclama su credo. Pero novelista ejemplar» esta afirmación de su conciencia de nove-
Cervantes observa en el pueblo, lista.

ANTHROPOS/11
EDITORIAL

Cervantes, desde 1605, se siente progresivamente más seguro de incorporados a nuestra experiencia como los de seres que de veras
sí mismo. Esta seguridad en su genio creador le lleva a expresarse hubiéramos conocido y tratado. Es el jaque y el mate del arte
con verdadera «arrogancia». Cervantes se atreve ya a todo. En el cervantino.
prólogo a las Novelas, ese atrevimiento, esa osadía del autor, se [Francisco Márquez Villanueva, Personajes y temas del Quijo-
hace explícita en tres ocasiones. Cervantes: «se atreve a salir con te, Madrid, Taurus, 1975, p. 75.]
tantas invenciones en la plaza del mundo, a los ojos de las gentes»;
«Una cosa me atreveré a decirte: que si por algún modo alcanzara Cerramos con ellos esta visión sintética de la teoría y
que la lección destas novelas pudiera inducir a quien las leyera a praxis creativa de Cervantes y la novela. Con inteligencia
algún mal deseo o pensamiento, antes me cortara la mano con que
las escribí que sacarlas en público»; «sólo esto quiero que conside-
poderosa Cervantes se anticipa a lo venidero, él es creador
res: que pues yo he tenido osadía de dirigir estas novelas al gran de tiempos nuevos, de experiencias de porvenir. Camina ha-
conde de Lemos, algún misterio tienen escondido que las levanta». cia inéditas finalidades que sugiere en el lector.
La disposición de estas tres frases, que cito en el mismo orden
en que aparecen en el prólogo, y de las cuales la primera y la última
figuran al comienzo y al final del mismo, respectivamente, es una 2. «Los trabajos de Persiles y Sigismunda».
disposición idéntica a la de las palabras «significantes, honestas y Una poética narrativa: el peregrino errante
bien colocadas», en el pasaje ya visto del prólogo al Quijote. Lo
verdaderamente audaz de Cervantes es, y por esto aparece desta-
cado en los lugares más visibles, en los más importantes por su El presente trabajo y enfoque sitúa el modelo práctico y
posición estilística —comienzo y final—, lo de «tantas invenciones» teórico que toma Cervantes para la construcción de su novela
y lo del «escondido misterio que las levanta». [...] Persiles así como su intención y sentido creativo. A.K. For-
Cervantes se siente seguro de sí mismo, no tiene la menor cione ha escrito uno de los mejores comentarios a la obra;
duda sobre su capacidad de escritor. Únicamente le amarga otra
seguridad no menos firme: la de que no es fácil que se le entienda
por su importancia y análisis comparativo, lo reproducimos
bien, la convicción de la dificultad literaria que encierra su invención en su totalidad, de tal manera que nos ofrece una idea lo más
del género novela, la originalidad de lo inventado. De ahí el temor exacta posible de su contenido.
que, en medio de tanta confianza en sí mismo, deja traslucir en las
palabras con que termina su prólogo: «No más sino que Dios te I. Cervantes quiso escribir con el Persiles—como él mismo lo dijo
guarde, y a mí me dé paciencia para llevar bien el mal que han de en la dedicatoria del Quijote, II— «el (libro) mejor que en nuestra
decir de mí más de cuatro sotiles y almidonados». lengua se haya compuesto quiero dezir de los de entretenimiento».
[Vicente Gaos, Cervantes. Novelista, dramaturgo, poeta, Barce- Y los lectores (algunos amigos de Cervantes) que ya habían leído
lona, Planeta, 1979, pp. 93 y 94.] el manuscrito del Persiles confirmaron el éxito de su intento: «según
la opinión de mis amigos, ha de llegar al estremo de bondad possi-
Cervantes es un creador que sabe de su novedad y sole- ble». Con el Persiles Cervantes intentaba lograr un puesto de alta
dad, pero en el libro nace la compañía y la convivencia. estimación literaria, al cual el Quijote no podía aspirar. El Quijote
había tenido un gran éxito, sí, pero no era una novela serla. Para
J. Echeverría insiste en el sentido de la obra cervantina, quienes conocían los cánones literarios aplicables a la prosa narra-
el Quijote: «cada cual es artífice de su ventura». tiva, el Quijote sólo era parodia de los libros de caballerías y com-
partía con ellos la poca autoridad literaria: era un libro cómico, pero
El sentido del Quijote en su conjunto indica que no hay certeza no una obra de arte en el sentido clásico. Esto, sin embargo, lo
previa en cuanto a esas pretendidas esencias de personas, cosas representaría el Persiles, «libro que se atreve a competir con Helio-
o situaciones. Toda esencia queda problematizada por la locura, doro», como dice Cervantes, nombrando la máxima autoridad, el
por los anhelos, por los entusiasmos y arrebatos, por los designios modelo para lo que él considera la novela del futuro, que llenaría el
y proyectos de las diversas personas. vacío que había dejado la acción parodiante y demoledora del Qui-
[José Echeverría, Libro de Convocaciones. I. Cervantes, Dosto- jote. El Quijote acaba con lo viejo, el Persiles empieza con lo nuevo.
yevski, Nietzsche, A. Machado, Barcelona, Anthropos, 1986, p. 49.] El Quijote deshace, el Persiles hace. Así pensaba Cervantes y así
pensaban los contemporáneos versados en materia de literatura. [...]
Cervantes no desea enseñar, sino crear y, en adelante, Cuando los hombres del siglo XVI mencionan a Heliodoro,
suelen hacerlo con gran estimación. Los erasmistas y Escalígero lo
[...] el arte del novelista será sólo el de crear la coherencia interna consideran como modelo para la poesía épica. Pero quienes más lo
del personaje en un plano de orden no ya comprensible, sino direc- estiman son El Pinciano y Cervantes. El Pinciano coloca a Heliodo-
tamente experimentable para el lector (no hay que decir que de un ro al lado de Hornero y Virgilio: la Ilíada, la Odisea y la Eneida son
modo ilusorio, y ahí está el milagro). Los personajes del Quijote no modelos del poema épico «en verso» y la Historia etiópica es mo-
son así los de Boccaccio ni los de la reina de Navarra, que parecen delo del poema épico «en prosa». Se ve que para El Pinciano (y
meros servidores asalariados de la acción, ni tampoco los sermo- para Cervantes) la novela no se diferencia sustancialmente de la
nes bípedos de Mateo Alemán, tan espléndidos y tan odiosos. Do- epopeya. Al contrario, les importaba mucho postular una unidad de
rotea es lista y Cárdenlo pusilánime, pero no agotan en dichas género, que comprendiese tanto la epopeya como la novela, porque
categorías toda su razón de ser, y por eso no se parecen tampoco así la antigüedad clásica y el respaldo teórico aristotélico del poema
al Avaro, al Misántropo o al Aprensivo de Molière. Los más altos épico se podían extender directamente a la novela —punto de vista
alcances ideológicos que en él hayan podido ser soterrados resul- fundamental para una época, cuyos cánones literarios aún estaban
tan desde ahora ancilares del propósito de crear al personaje de dentro de la tradición humanística—. La empresa realizada por Cer-
abajo hacia arriba, sin clavarlo en los vértices de ningún teorema vantes con el Persiles se basa en un modelo práctico, Heliodoro, y
(cuyo espantoso resultado sería la obra de tesis). La consecuencia en un modelo teórico, El Pinciano y toda la tradición de teoría
es que después de gozar los capítulos del Quijote no nos acorde- literaria del Cinquecento italiano, basada a su vez en Aristóteles.
mos de la crítica de esto o de aquello, sino de Dorotea y de Cárde- Cervantes quiso fundir ambos modelos en un nuevo modelo prácti-
nlo, de Luscinda y de don Fernando a secas, nombres que quedan co. [...]

12/ANTHROPOS
EDITORIAL

Las narraciones introducidas por los propios personajes son un nerse a un modelo y superarlo y quiso someterse a los preceptos
elemento fundamental que entraña una gran cantidad de efectos de la teoría literaria. El argumento del Persiles, que seguía las
para la estructura de la novela. 1) La narración de un personaje líneas de la novela heliodórica o bizantina, dejaba ya definida la
(central) puede servir para comunicar la primera parte de la acción meta de la novela y la manera de alcanzarla. También estaba
que aún queda por contar, cuando la novela ha empezado in me- prescrito un cierto tipo de construcción artística que Cervantes logró
dias res. El autor mantiene la continuidad de la acción presente, con menos naturalidad que Heliodoro. El talento específico de Cer-
puesto que la acción pasada se comunica por medio de la narración vantes no era el de construir novelas a la manera de la novela
de un personaje cuyo acto de narrar transcurre en el presente. Así policíaca (recuérdense los olvidos que cometió en el Quijote, I).
la inversión cronológica sólo es aparente. Esto no sólo se encuentra Además en el Persiles estaba prescrito el carácter ejemplar de las
en la Historia etiópica y en el Persiles, sino ya en la Odisea, la Ilíada personas principales, que no les permitía mucha evolución personal.
y en las novelas pastoriles españolas del siglo XVI, incluso La Aquí el constraste con la libertad de evolución de Don Quijote y
Galatea. El Pinciano y varios otros juzgaron que Heliodoro había Sancho Panza es absoluto. Don Quijote y Sancho tienen una inde-
sido quien con más habilidad utilizaba este artificio de la inversión pendencia casi pirandelliana. Cada episodio muestra nuevos aspec-
por medio del relato de un personaje. 2) Mientras Heliodoro se tos de su personalidad, o, para formularlo desde el punto de vista
atiene casi estrictamente a esta primera clase de narraciones, Cer- de la creación, cada confrontación con una nueva situación evolu-
vantes las combina con otras que sirven de «entremés» episódico ciona, ensancha y cambia el personaje que la novela va poniendo
dentro del argumento de la novela, siguiendo así los preceptos delante de nosotros.
mencionados por El Pinciano y logrando no sólo la variedad y La actitud de Cervantes ante la «obra en marcha» es diferente
amenidad, sino también la admiración ante los casos inesperados en el Quijote y en el Persiles. En el Quijote Cervantes puede sen-
que relatan los recién llegados. tirse como improvisador que incorpora libremente sus inventos
Tanto la primera como la segunda clase de narraciones inser- narrativos personales; en el Persiles debe sentirse como construc-
tadas son generalmente relatos autobiográficos, que los otros per- tor que ha de filtrar su ímpetu creativo a través de modelos prácti-
sonajes exigen a la persona que entra en el ámbito de la novela. cos y teóricos. Esto es lo que los contemporáneos esperaban de un
Mas hay que señalar que para referir la exposición o la primera autor. Habría que aguardar casi dos siglos para encontrar un públi-
parte de los acontecimientos se necesita una persona central, como co que considerara como lo más importante la creatividad individual.
Ulises, Eneas o Persiles, mientras que para la inserción de una La perspectiva del autor en el caso del Persiles es una perspectiva
historia con valor episódico basta cualquier personaje marginal. Sin de identificación. Cervantes se identifica con su modelo Heliodoro y
embargo, la manera de encuadrar las narraciones dentro del cuerpo con sus personajes ejemplares y, además, ¡quiere que el lector
de la novela es muy parecida en ambos casos. Al comparar las también lo haga! Aquí otra vez la posición del Quijote difiere funda-
situaciones, acciones y preguntas tópicas, que suelen servir en la mentalmente. Tanto las diferentes personas de la novela, Don Qui-
Etiópica y en el Persiles para anudar el relato a la acción central, jote, Sancho, el barbero y el cura, Sansón Carrasco, los duques,
nos damos cuenta de la existencia de toda una red de tópicos. etc., como el lector y los diferentes autores-traductores fingidos por
[En cuanto a los momentos de la acción que no son narracio- Cervantes tienen perspectivas muy diferentes y Cervantes mismo
nes insertas], al apurar el análisis de lo que quieren decir exacta- mantiene esta poliperspectiva sin dejarse reducir a una sola (¡ni a
mente «argumento» y «episodios» en la poética del Pinciano, nota- la perspectiva paródica!). Cervantes en el Quijote, mantiene una
mos que confunde cuatro conceptos diferentes (que tampoco que- actitud de distancia ante las opiniones diferentes, respetando con-
dan bien separados en la poética de Aristóteles). Con «argumento» tradicciones y evitando una nivelación de la complejidad de la vida.
designa a) el argumento propiamente dicho, es decir, el resumen No le interesa postular principios absolutos. Le parece mucho más
del libro, y b) la acción principal, sin episodios. Con «episodios» importante sondear los diversos aspectos humanos de cada proble-
designa a) los episodios o las escenas, en las cuales se concretiza ma. La verdad para él no puede ser una cosa monolítica. Toda esta
el argumento y que son como las etapas de la acción, y o) los riqueza humana sólo pudo entrar margninalmente en el Persiles.
episodios que forman una acción secundaria destacable, por ejem- Así nos damos cuenta de la importancia trascendental que tuvo el
plo, todas las narraciones insertas. [...] Los episodios dan variedad punto de partida paródico del Quijote. Como Cervantes no se pro-
a la novela y al mismo tiempo tienen un valor como ejemplo. Ambos puso seguir modelos o escribir una obra académica, sino criticar y
aspectos son fundamentales para la novela bizantina, cuyo camino parodiar una moda, todos los inventos narrativos que se le ocurrían
novelesco se desarrolla pasando por una serie de episodios y don- al proseguir su parodia podían incorporarse sin escrúpulos dentro
de cada uno de estos episodios es una prueba nueva (un «trabajo») de la nueva obra. Esta situación no cambió, aun cuando la «obra en
para la pareja de amantes. Ellos salen airosamente de los más de marcha» se independizó de su punto de partida inicial y, creando su
estos trabajos, poniendo de manifiesto su carácter noble. Su única propia lógica, esbozó las condiciones del futuro desarrollo del Qui-
falta es el ser «vencidos de amor» y jóvenes no casados que han jote, que abrió nuevos horizontes en la historia literaria.
huido de su sociedad. La experiencia de los trabajos los purifica y II. En mi análisis de la estructura del Persiles en relación con
al fin hace posible su matrimonio y su reintegración completa a la las teorías aristotélicas de la unidad de Cervantes (A.K. Forcione,
sociedad. [...] 1970), concluí que la mayor parte de los episodios no son «nacidos
Parece que el esfuerzo de escribir y terminar el Persiles fue de los mesmos sucesos» (Quijote, II, 44) y que, a causa de su
bastante mayor que el del Quijote. Cervantes debe haber escrito las independencia y su extensión, desvían la atención del lector del
dos partes del Quijote con bastante rapidez, acaso uno o dos capí- desarrollo de la trama principal, destruyendo el efecto de suspen-
tulos por semana, mientras que el Persiles, ya anunciado en 1612 sión que había conseguido la Historia etiópica de Heliodoro y que
como «puesto a pique para la estampa», aún tardó cuatro años todos los teóricos de la época señalaban como objetivo de las
más en terminarse. La razón debe ser que en el Quijote Cervantes técnicas de la dispositio. También sostuve que la coherencia estéti-
pudo proseguir la acción de la novela con toda libertad, añadiendo ca, en el laberinto de hilos narrativos que forman la sobrefaz del
un episodio a otro, siguiendo la lógica momentánea e interna de lo Persiles, debe estudiarse en relación con criterios de unidad no-a-
relatado. Pudo escribir a su gusto, sin necesidad de someterse ristotélicos [entendiendo por «aristotélicas» las interpretaciones re-
estrictamente a convenciones literarias. Las intenciones teóricas de nacentistas de la Poética], y sugerí que los principios de unidad
Cervantes no se avenían bien con su talento narrativo natural (como estructural son la analogía y la repetición, al par que el motivo de
se nota hasta en algunos lugares del Quijote, Donde Cervantes se los «trabajos» funciona como principio de unidad temática.
defiende contra las críticas). Pero el Persiles justamente quiso ate- Casi todos los episodios del Persiles reiteran el ritmo cíclico

ANTHROPOS/13
EDITORIAL

marcado por la trama principal. Reconstituyendo el ciclo de catás- sugieren más bien la analogía con una fuga musical.] Lejos de
trofe y restauración sobre el fondo del mito cristiano de la caída y la lograr la unidad lineal que los aristotélicos del siglo XVI celebraron
redención, los episodios forman una serie de unidades, cada una en las obras de Virgilio y Heliodoro, el Persiles presenta una textura
de las cuales está en analogía con el movimiento global del Persiles ricamente entretejida, cuya coherencia puede ser comparada al
(restablecimiento del orden en los reinos nórdicos y redención del tramado contrapuntístico de una fuga. Los súbitos desplazamientos
hombre) y en analogía con las aventuras individuales de los prota- de la acción principal a un episodio que la reconstruye analógica-
gonistas («casi-muerte» y salvación). La presentación de motivos mente, la rápida conclusión de unos episodios y la inmediata intro-
duales que corresponden a los dos momentos del ciclo —proceso ducción de otros, el mantener simultáneamente varios hilos narrati-
que he comparado con la exposición del tema y la respuesta en la vos (la técnica expositiva fragmentaria de Heliodoro se perfecciona
composición a modo de fuga— se repite en los episodios. Muerte/re- en nuevas posibilidades expresivas), la intersección repentina de
surrección, cautiverio/liberación, desesperación/júbilo, mar/tierra, acción principal y episodio son técnicas narrativas análogas a las
desierto/ciudad, esterilidad/fertilidad son los familiares motivos que que el compositor de una fuga utiliza para desarrollar contrapuntís-
oímos a través de esta serie de episodios aparentemente intermina- ticamente la variación episódica del tema principal, dándole entrada
ble. Al igual que en la trama principal, el primer miembro de la al mismo tiempo que a cada episodio.
dualidad domina en la primera mitad, es decir, en las aventuras El vigor del Persiles, como el de una fuga, se basa en los
nórdicas, y el segundo miembro empieza a dominar en las aventu- principios de fragmentación, recurrencia y acumulación dentro de la
ras del Sur. [...] repetición y variación aparentemente interminables de un tema bá-
Las misteriosas lecciones de sabiduría que Auristela dirige a sico que se anuncia con toda claridad en la obertura. En correspon-
Períandro, tras su propio aprendizaje con los penitenciarios en Roma dencia con la polarización del tema básico de una fuga en el tema
[...], no sólo representan una concisa declaración del espíritu que y la respuesta, está el complejo de motivos antitéticos que acompa-
anima la obra, sino que además brindan una analogía reveladora de ñan a los dos momentos del patrón cíclico que el Persiles celebra:
su estructura. cautiverio/liberación, tinieblas/luz, desesperación/expectativas triun-
«Nuestras almas, como tú bien sabes, y como aquí me han fales, muerte/renacimiento, espacio amenazador/templo, desier-
enseñado, siempre están en continuo movimiento y no pueden pa- to/ciudad, esterilidad/fertilidad, temor/esperanza, separación/boda y
rar sino en Dios, como en su centro. En esta vida los deseos son confusión/armonía. El resultado de dicha fragmentación y repetición
infinitos, y unos se encadenan de otros, y se eslabonan, y van en el Persiles es, creo, similar al de la recurrencia de motivos en
formando una cadena que tal vez llega al cielo, y tal se sume en el una fuga. Repitiendo el pasado y prefigurando el futuro, cada mo-
infierno» (IV, 10). mento importante de la narración adquiere algo de la intensidad que
Podría decirse, en efecto, que Periandro descubre en este mo- caracteriza el momento de la elevación mística. La obra consigue
mento el secreto que ilumina los oscuros senderos por los que la de este modo una especie de monumentalidad sucesiva o temporal.
búsqueda ha conducido a los héroes, y que, del mismo modo, el Por otra parte, al igual que una fuga, el Persiles no marcha hacia la
lector encuentra en las palabras de Auristela la clave que le permite victoria de una de las dos polaridades sobre la otra, sino más bien
moverse a través del laberinto narrativo que es la sobrefaz del hacia una resolución en la que ambas se concilian en una síntesis
Persiles y entender la coherencia estética de la obra. Esa clave superior, dependiente de su oposición. Al alcanzarse una tonalidad
está en las implicaciones de la metáfora de la «cadena». Por una definitiva, domina uno de los dos motivos constitutivos, pero el otro
parte, la cadena arquetípica que enlaza los reinos terrenos y los permanece implícitamente presente. El efecto de reconciliación de
sobrenaturales es modo convencional de describir el movimiento contrarios se deriva de la interminable repetición de ambos momen-
vertical del hombre cristiano en su ascenso al cielo o en su descen- tos del ciclo de las frecuentes antítesis que refuerzan la ceñida
so al infierno. Al evocar el arquetipo, la cadena viene a ser una interdependencia de los momentos. Pero tal efecto, sin embargo, se
apropiada analogía de la peregrinación de los héroes desde el fin produce aún más vigorosamente cuando la predominancia del mo-
de la tierra hasta Roma, imagen de la ciudad celestial, puesto que, mento triunfal del ciclo se contrarresta inesperadamente por la apa-
en un plano del significado simbólico del Persiles, la peregrinación rición de uno de los motivos que acompañan al momento más bajo.
representa la salvación del alma humana y su ascenso al cielo. Por Ocurre ello, hacia el final de la novela, cuando Arnaldo refiere que
otra parte, la analogía de la caderja se acomoda muy bien a trans- los bárbaros han resurgido de las cenizas de su reino nórdico y
mitir la creencia cristiana de que la aparente confusión y movimien- restituido sus repugnantes costumbres; como ocurre también a la
to sin objetivo que marcan la vida terrena y la historia humana muerte del tío, con el consiguiente luto de la novia, Isabela, o a la
avanzan en una dirección ordenada por Dios y pueden, en último muerte del conde tras casarse con la hija de Antonio; y ocurre, no
término, reducirse a un simple paradigma. Pues aunque los eslabo- menos sorprendentemente, en la referencia de Cervantes a la per-
nes de una cadena pueden ser infinitos en número, no por ello sistente maldad de Bartolomé y Luisa en la celebración de las
dejan de ser idénticos en su forma y dirigidos en una dirección fija. distintas bodas y sus secuelas en la conclusión de la obra.
Además de las obvias implicaciones de la metáfora en cuanto Al igual que el tramado de una fuga desemboca, a través de un
a la unidad temática del Persiles, la cadena ofrece una vivida ana- plano de modulaciones, en la confirmación culminante del tema, el
logía visual de la estructura de la obra. La serie de aventuras, Persiles se modula partiendo de una oscura tonalidad en la primera
aparentemente interminable, de la trama principal y de los episodios, mitad —cuyos motivos dominantes son el cautiverio, la muerte, las
la independencia y la integridad de cada uno de ellos, la estructura tinieblas y la luz que brilla débilmente a lo lejos—hasta llegar a una
cíclica de caída y restablecimiento que da a todas las aventuras y tonalidad luminosa en la segunda mitad, cuyos motivos dominantes
episodios el mismo patrón circular y el tortuoso movimiento siempre son la liberación, el renacimiento, la luz y la oscuridad vencida. A
progresivo, en ascensión desde las pronfundidades de la mazmorra medida que crece el tono festivo, Cervantes, como el compositor de
a la colina que domina Roma, son cualidades estructurales que una fuga en sus múltiples variaciones, puede jugar ocasionalmente
pueden expresarse con eficacia concentrándolas metafóricamente con el tema principal introduciendo en la obra una nota de parodia
en los eslabones de una cadena que se extiende en una dirección triunfal. El movimiento de una fuga, a través del laberinto del con-
fija. trapunto, lleva a una clara, casi triunfante confirmación de su tema,
[Pero la metáfora espacial de la «cadena» no da cuenta de las al momento culminante en el que los ires y venires del tema consi-
dimensiones temporales que cobra el Persiles merced a una multi- guen el premio del reposo largamente esperado, con la solemnidad
plicidad de efectos de movimiento rápido, reiteración, acumulación de los masivos bloques de armonía de la coda. Estructural y temá-
caótica y posterior sosiego ordenado. Esas dimensiones temporales ticamente, el Persiles se dirige hacia un momento así: la llegada a

14/ANTHROPOS
EDITORIAL

Roma, donde los hilos narrativos se desenmarañan y donde los Y por último, hasta la geografía de la novela está ordenada en
peregrinos descubren la imagen de ese punto en el que se extingue forma análoga a la cadena del ser. La mítica Isla Bárbara, donde
todo deseo, ese punto al que conduce la peregrinación del hombre comienza la novela, desaparece pronto para dar lugar a una Dina-
a través de los tortuosos caminos de la vida terrena. marca o Irlanda de contomos más precisos, pero no exactos. Éstos
[T.D. Stegmann y A.K. Forcione, «El Persiles», en Siglos de los encontramos al llegar a Portugal, España, Francia e Italia. Y por
Oro: Renacimiento, F. López Estrada (ed.), Barcelona, Crítica, 1980, último, Roma «el cielo de la tierra», según se la llama en esta
pp. 651-660, Historia de la literatura española, 2.] misma novela. Puede apreciarse, pues, cómo un extremo de la
cadena se hunde entre los bárbaros, y el otro se exalta hasta el
Atenimiento y superación de un modelo poético y narra- Papado. De manera análoga, y eslabón por eslabón, progresamos
tivo bizantino, he ahí la empresa que se propone Cervantes de la Isla Bárbara hasta Roma. Y a lo largo de toda la cadena se
al escribir Persiles. La estructura de su narración es la herme- ilustra ampliamente la posibilidad de progresión.
néutica y su relato es una búsqueda, una peregrinación hacia La cadena del ser es, pues, el supuesto mental sobre el que
el logro, el cumplimiento de un querer de amor en la tierra. descansa la concepción del Persiles. Pero hay otros factores, de
Todo el estudio constituye un magnífico trabajo de literatura orden explícito, que afectaron profundamente esa concepción, y
comparada y de verificación entre proyecto narrativo, presu- precisamente por su cualidad de explícitos son más fáciles de pes-
quisar. Dos de ellos consideraré aquí, y son los de capital importan-
puestos teóricos, modelos prácticos y realización poética, cia: el bizantinismo de la forma, y el simbolismo de la peregrinación.
creación histórica, personaje y su mundo. Son, cabalmente, los dos factores que hacen del Persiles una no-
Otro gran especialista J.B. Avalle-Arce formula un estu- vela, y no un tratado de metafísica sobre la idea de la cadena del ser.
dio complementario y enriquecedor del anterior: su punto de [Miguel de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda,
vista para el análisis del contenido de la obra, de su montaje, ed., introd. y notas de Juan Bautista Avalle-Arce, Madrid, Castalia,
radica en la doctrina de la cadena del ser, la escala ontológi- 2.a ed. 1986, pp. 20-22.]
ca, de amplia tradición en nuestra cultura.
La idea de la peregrinación tiene su asiento en los textos
[...] Toda esta complicada máquina del Persiles descansa sobre un bíblicos, en cuanto símbolo de la vida humana, de su transi-
supuesto mental no privativo de Cervantes, sino característico de
toda su época. Me refiero a lo que más de un siglo más tarde
toriedad. Cervantes, al hacer peregrinos a los personajes de
Alexander Pope llamará en su Essay on Man (1733), «the vast la novela bizantina —dice Avalle-Arce—, «supera, de un
chain of being». La cadena del ser era una metáfora tradicional plumazo, el sentido anecdótico de las aventuras de sus mo-
para expresar la plenitud, el orden y la unidad de la creación divina. delos». La peripecia humana adquiere ahora superior senti-
Se trata de un presupuesto metafísico que orientó al hombre occi- do; es una «peregrinación de amor» y alegoría de la vida
dental, al buscar su puesto en el universo, desde el Timeo de humana.
Platón hasta el siglo XVIII. Según la interpretación tradicional, un
extremo de esta cadena se hundía en lo más ínfimo de lo inanima- [...] La peregrinación de la vida humana recorre diversos eslabones
do, mientras que el otro extremo se enlazaba al pie del trono de la de la cadena del ser, del bárbaro norteño al Pontífice romano. La
Majestad divina, íntegramente todo lo creado constituía un eslabón peregrinación de amor recorre esos mismos eslabones, al propio
de esta cadena, más grande que su antecedente, pero más peque- tiempo que asciende por la escala del perfeccionamiento. Porque el
ño que su sucesor (en forma cualitativa, se entiende). Así, pues, de tema del amor recorre una trayectoria que empieza con el brutal
lo inanimado se ascendía a lo vegetal, de lo vegetal a lo sensible, amor de los bárbaros, se eleva a la categoría humana encamada
y por toda la escala de los animales (de la almeja al león) se en diversos casos, aunque casi todos pecaminosos por diversos
llegaba al hombre, para pasar de aquí a las diversas clases de motivos, se purifica en las relaciones de Persiles y Sigismunda,
ángeles, que impelían a la contemplación divina. Debe resultar evi- pero éstas sólo llegan a su punto de perfección (requisito indispen-
dente, además, que la cadena del ser también se entendía como sable para la unión) cuando en Roma son adobadas por la catcque-
una escala de perfeccionamiento, por la que se ascendía hasta los sis. Sólo entonces Persiles y Sigismunda dejan de ser neófitos, y
pies de Dios. pueden asumir los nombres con que vivirán el resto de sus vidas en
Sin este archi-tradicional presupuesto metafísico de la cadena el seno de la Iglesia, y llegar, en esta forma, a la cumbre del amor
y escala ontológicas, el Persiles no podría ser como es. Vistas las humano y cristiano. Para completar este ascenso por la escala del
cosas desde este cuadrante, resulta evidente que la novela está amor, también hay, como era de esperar, alusiones episódicas al
concebida por una mente imantada por la cadena del ser. Desde amor divino y a las bodas místicas (l,x y IV, x).
tres puntos de vista se puede comprobar esto. Primero, considéren- El punto de partida fue el supuesto mental de la cadena del
se los diversos tipos humanos que animan la novela, y el orden ser. La inmensidad de ámbito compatible con tal supuesto se halla
general en que aparecen, que es lo que confirma su estructura en la novela bizantina (género mimado de los humanistas, por lo
concatenada: en primer lugar, los bárbaros, tipos humanos ínfimos; demás), que se cristianiza efectivamente al convertir a los protago-
próximo eslabón, tipos como Clodio y Rosamunda, llenos de imper- nistas en peregrinos. El peregrino es el tipo literario de la Reforma
fecciones, pero superiores a los bárbaros; Arnaldo está muy por Católica, y es el tipo apropiado para recorrer los eslabones de la
encima de ellos, pero Persiles y Sigismunda son su superior en lo cadena del ser, al mismo tiempo que los diversos ámbitos geográ-
físico y lo moral, pero en lo intelectual caen por debajo de Mauricio ficos. El tipo del peregrino es símbolo de la vida humana y, a la vez,
y Soldino, quienes, a su vez, son muy inferiores al Sumo Pontífice, su peregrinación es una de amor.
cuyo asiento está en Roma, donde termina la novela. [Op. cit., p. 25 y 26.]
En segundo lugar, recuérdese que la cadena del ser también
era una escala ontológica de perfeccionamiento, por la que se po- Roma es un centro, una referencia, «el cielo de la tierra»,
día ascender llevado por el impulso natural hacia Dios. Precisamen- símbolo de ascensión perfectiva.
te eso es lo que presenciamos en casos como los de las ex-bárba-
ras Cloelia y Riela, o bien el italiano Rutilio, y, desde luego, los [...] Todo esto implica que en cada momento el respaldo ideológico
paradigmas de esta posibilidad de progresión son los propios Per- del Persiles ha sido una definida y firme intención universalizadora
siles y Sigismunda. por parte del autor. [...]

ANTHROPOS/15
EDITORIAL

Porque unlversalizar implica también abstraer, ya que la univer- verdadero protagonista de la novela amorosa de aventuras del se-
salización y la abstracción son dos aspectos del mismo quehacer gundo Renacimiento y del Barroco.
intelectual. La intención universalizadora del autor tiene, como con- La peregrinación en busca de aventuras de la novela del se-
secuencia y contrapartida, la abstracción. Y por ello, los principales gundo Renacimiento, se convierte en la peregrinación en busca de
personajes del Persiles son todos unidimensionales y acartonados. experiencia en la novela del Barroco.
No son cuerpos opacos de carne y hueso, sino transparentes sím- El Persiles y Sigismunda de Cervantes es la máxima creación
bolos de validez universal: Persiles y Sigismunda son los perfectos de la novela barroca de peregrinajes, en la que se funde la búsque-
amantes cristianos, Rosamunda es la lascivia, Clodio la maledicen- da de la experiencia y el gusto por la aventura.
cia, etc. La idea de la peregrinación amorosa y la alegoría de la pe-
Y al llegar a este punto nos hallamos ante la cara y cruz del regrinación de la vida humana constituyen la clave del Persiles de
Persiles, o sea el motivo que ha desorientado a tantos críticos y Cervantes. En esta obra se otorga un contenido simbólico a la
provocado tantos desaciertos. La plenitud del Persiles como novela peregrinación como aventura y se da un sentido profundo a la pe-
fue sacrificada en las aras de la más alta intención ideológica. regrinación como escuela de la experiencia y aprendizaje de la
Así y todo, ha quedado un torso que debe provocar admiración virtud.
en todo lector. Porque el Persiles es la verdadera novela de un La peregrinación de la vida del hombre, como educación y
novelista, en un sentido con el que ni soñó Palacio Valdés. El evolución, como búsqueda de la felicidad a través de la experiencia
Persiles es una novela, es una idea de la novela, y es la suma de y de la sabiduría, adquiere su más alto sentido en el Criticón de
todos los puntos de vista posibles en su tiempo sobre la novela. Gracián, novela filosófica de peregrinajes.
[Op. cit, pp. 26 y 27.] La existencia del peregrino de amor como protagonista de la
novela de aventuras, y la denominación de peregrino andante que le
El Persiles, pues, es la novela de un novelista y, al otroga el Persiles de Cervantes, no sólo le revela como un nuevo
mismo tiempo, la idea de la novela. He ahí la razón de la caballero andante, humanizado y real, sino que nos descubre la ver-
supervaloración que Cervantes tuvo de ella, su última y dadera condición humana de este personaje novelesco, que hasta
ahora había pasado inadvertido en el campo de la novela española.
postrera novela, una narración poética polifónica y multisis-
[Antonio Vilanova, «El peregrino andante en el Persiles de Cer-
témica. vantes», Boletín de la Real Academia de Buenas Letras (Barcelo-
A. Vilanova ahonda en estudio antiguo, dilatado y am- na), XXII (1949), 158 y 159.]
plio, el sentido del «peregrino andante» investigando toda la
secuencia de esta figura en la historia de la literatura y sus
Joaquín Casalduero recapitula su amplio estudio con es-
diversas significaciones y contenidos. Parte del personaje
tas palabras:
como paradigma, el caballero andante y el pastor, el picaro
y el caballero andante, el peregrino andante, etc... hasta el
[...] El claroscuro de los cuatro libros del Persiles contiene la estruc-
análisis en profundidad de Los trabajos de Persiles y Sigis- tura moral del hombre, la historia en el momento actual, el mundo
munda; el peregrino, héroe novelesco de La Contrarreforma, en su actualidad viva. Luis Francisco Calderón destacó de las obras
las peregrinaciones del peregrino y del picaro, la peregrina- de Cervantes la suspensión, el estilo, la invención y el decoro.
ción como aprendizaje y experiencia en el Barroco, cuyas [J. Casalduero, Sentido y forma de «Los trabajos de Persiles y
conclusiones son las siguientes: Sigismunda», Madrid, Credos, 1975, p. 230.]

En la novela española de los siglos XVI y XVII existe un personaje


novelesco, claramente diferenciado del caballero andante, del pica-
Y A. Sánchez en breve y profundo estudio «repertorio
ro y del pastor, que hay que designar con el nombre de peregrino. de moralidades» afirma:
La novela de la Contrarreforma simboliza en la figura del pere-
grino el carácter más universal y permanente de la-condición del Cervantes, viejo y experimentado, vierte en el Persiles toda una
hombre, frente al valor particular y episódico que posee la condición sabiduría vital, empapada —ademas— de lecturas bien asimiladas.
de caballero andante, de picaro o de pastor. Lecturas de autores antiguos y modernos, españoles, italianos y de
El peregrino es el símbolo del hombre cristiano, surgido de la otras procedencias. Toda inquietud intelectual y estética prendía en
idea bíblica de la peregrinación de la vida humana que considera al su mente. Pero la unidad artística de la novela no tiene fisuras ni
hombre como un peregrino, desterrado y extranjero sobre la tierra. estructuración de mosaico donde se distinga la individualidad de las
Así como el caballero andante es el ideal heroico del mundo teselas.
medieval, y el cortesano el arquetipo ejemplar del hombre del Re- Encontramos aquí y allá repetidas sentencias de la filosofía
nacimiento, el peregrino es el paradigma del hombre del Barroco y estoico-cristiana, mas en perfecta adecuación y soldadura con el
el ideal de caballero cristiano. relato, como ya hemos dicho. Por eso las moralidades del Persiles
Suma de las virtudes cristianas y estoicas del caballero andan- no suenan a moralejas, compuestas antes de la narración y que
te, y de los ideales platónicos del cortesano, el peregrino es un ésta debe ejemplificar, sino más bien a epifonemas, cuya carga
arquetipo de prudencia y de virtud que anticipa las cualidades mo- sentenciosa resulta de la consideración general del hecho poemáti-
rales del discreto de Gradan. co. Todo epifonema lleva un contenido poético diluido en la compo-
Fruto complejo de una conjunción de ideales platónicos, virtu- sición y condensado en el propio epifonema; mientras que la mora-
des estoicas y creencias cristianas, el peregrino es el antiguo caba- leja es una descarga prosaica—moraleja, moral rebajada, pequeñi-
llero andante reducido a su verdadera dimensión humana. ta, de pocos vuelos— para aconsejar determinados patrones de
Peregrino de amor en // Filocolo de Boccaccio, peregrino del conducta, parafraseados en fábulas y narraciones a posteriori. No
mundo en la Selva de Aventuras, peregrino en su patria en la hay que dominar a la voluntad con la norma; es preferible dirigirla a
novela de Lope, peregrino andante en el Persiles de Cervantes, se ella por el entendimiento.
convierte en peregrino del mundo y pasajero de la vida en el Criti- Todas las facultades del alma humana, en dramática tensión,
cón de Gracián. vibran ante las más hondas sentencias cervantinas. Lo real y lo
El peregrino es el héroe novelesco de la Contrarreforma, y el imaginario confunden sus fronteras cuando empieza el dominio de

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EDITORIAL

las ideas absolutas. Y el hombre tiembla dentro de sus posibilida- Por fin, me parece importante llamar la atención sobre
des mientras la fe no le sostiene. un punto: la pluralidad de gentes y lugares que pueblan el
La fantasía es una realidad de la mente. Mentira y verdad relato.
pueden confundirse en un punto. «Esas son fuerzas de la imagina-
ción, en quien suelen representarse las cosas con tanta vehemen-
[...] La obra termina cuando Periandro, despechado porque Auriste-
cia, que se aprehenden de la memoria, de manera que quedan en
la quiere meterse a monja, escucha a dos hombres hablar en no-
ella, siendo mentiras, como si fuesen verdades», dice Mauricio en
ruego, su propia lengua; uno de ellos es su ayo Serafido; otro,
el Persiles (2°, XV).
Rutilio, que aparece diversas veces en la historia cumpliendo una
Y esa imaginación impera en este bajo mundo: porque todos
función estructural importante. Rutilio era italiano y había sido trans-
mis bienes son soñados, como dice Auristela. He aquí el gran
portado a Noruega por medios de hechicería; después se había
epifonema español, de tradición bíblica, explícito en las Coplas de
quedado de ermitaño; pero era inconstante; ahora reaparece en
Jorge Manrique, y que salta de las páginas cervantinas del Persiles
Roma con la ventaja de hablar noruego; es, por tanto, la persona
al monólogo trascendente de Segismundo en el drama calderoniano.
más lógica para que acompañe a Serafido. El último punto donde
[Alberto Sánchez, «El Persiles como repertorio de moralida-
Cervantes explica cómo gentes de tantas naciones se han podido
des», Anales Cervantinos (Madrid), IV (1954), 26 y 27.]
comunicar, es al fin de la obra; Persiles es heredero del reino de
Tile; Sigismunda de la isla de Frislandia. Cerca de Frislandia «hay
Lo real y lo imaginario conviven en profunda imbrica- otra isla, asimismo poderosa, y casi siempre llena de nieve, que se
ción vital. «El Persiles, fantasía poética», sigue diciendo A. llama Groenlandia, a una punta de la cual está fundado un monas-
Sánchez en otro de sus magníficos y bellos estudios. terio debajo del título de Santo Tomás, en el cual hay religiosos de
cuatro naciones: españoles, franceses, toscanos y latinos; enseñan
No se puede negar que el Persiles alcanza hoy una gran estimación sus lenguas a la gente principal de la isla, para que en saliendo de
entre las obras de Cervantes. Ni se trata de contraponerlo al genial ella sean entendidos por doquiera que fueren» (pág. 1.711o).
e ingenioso Don Quijote porque son dos obras de diferente propó- Si la pluralidad de lenguas ofrece un ejemplo de esa universa-
sito, dispares en su alcance, expresión y contenido. lidad extensiva, también la ofrece el estudio que Cervantes hace de
Ya no se le puede relegar compasivamente a un ocaso, aun- ciertos rasgos de los personajes. Además de los protagonistas y
que brillante, de su anciano autor. (O quizá, como ha querido algún diversos reyes bárbaros, aparecen a través de la obra italianos,
crítico, sin pruebas evidentes, a una tentativa juvenil, exhumada en portugueses, españoles, ingleses, moriscos y judíos. Rutilio, el ita-
los últimos años con leves retoques.) liano, es maestro de danza, personaje frivolo, que decide hacerse
El Persiles es una novela poética, verdadera obra maestra, ermitaño, pero no persevera; el portugués se muere de amor; el
esmaltada de diáfanas descripciones, rozagante de episodios ame- francés ha sido víctima de un lance de honor; el español es bárba-
nos e imaginativos, tensa de simbolismos trascendentes. ro, colérico, generoso; el inglés Clodio es maldiciente y la inglesa
[Alberto Sánchez, El Persiles, fantasía poética, Madrid, Publica- Rosamunda, inmunda. Pero en este aspecto no puede concluirse
ciones del Instituto Nacional de Bachillerato «Cervantes», 1974, que Cervantes considere deshonesta a la mujer inglesa; de igual
P- 18.] calaña es Luisa la talaverana, y lo mismo, aunque más elegante,
Hipólita, la cortesana de Roma. Todas estas mujeres forman el
Todo se resume en ella: tensión, imaginación, simbolis- contraste necesario a la honestidad de Auristela y Constanza. Las
mo y trascendencia, camino del peregrino que asciende por moriscas y judías tienen pacto con el demonio. La morisca tiene la
el laberinto de la cadena del ser. llave de los secretos del anciano rey Policarpo; esa influencia le
De nuevo Avalle-Arce, en otro estudio «Tres vidas del hace deshonesto, traidor con sus huéspedes, y, como resultado de
su abandono a la hechicera, pierde su reino (1.596Ü, 602a).
Persiles», concluye: [Ciríaco Morón Arroyo, Nuevas Meditaciones del «Quijote», Ma-
drid, Gredos, 1976, pp. 168-170, Col. Estudios y Ensayos, 240.]
El cómo y el por qué de la inserción de estas tres vidas afectará,
por consiguiente, los aspectos más íntimos del Persiles. En el en-
sayo anterior interpreté la intención de Cervantes en esta obra «La variedad en el Persiles se logra a través de una orgía
como un esfuerzo determinado y consciente de retratar la Verdad de historias e invención.»
Absoluta. Esto implica la universalización de la materia novelística,
ya que la Verdad Absoluta tiene vigencia y halla expresión por todo
el ámbito de lo creado. Y aquí entra también la presentación armo- 3. Conclusión. Visión cervantina de María Zambrano
nizada, para y por la intención artística, de Mito e Historia, dado y otras anotaciones
que, desde su altura, el Universal Absoluto los ilumina por igual. En
esta perspectiva suprema los elementos antitéticos se resuleven en
una síntesis orgánica. Si la intención del Persiles apunta hacia la Completamos esta rápida síntesis sobre la teoría de la novela
Verdad Absoluta, su expresión artística armonizará por necesidad y el Persiles con un texto bellísimo de M. Zambrano que
todas (as antítesis. Así, pues, la multiplicidad anecdótica de estas abre el sentido y el contenido del pensamiento cervantino y
tres vidas se resuelve en la generalización etopéyica, pero es esta sobre todo su profundo significado en la cultura española, en
misma multiplicidad ta que franquea el paso entre Mito e Historia, el arte y en la vida.
términos que a su vez confluyen, junto con todo el material de Se insiste en la ambigüedad de Cervantes y el Quijote
acarreo, en la Roma literal y simbólica del final novelístico. Allí buscando el verdadero subsuelo y abismo en que se sitúa la
remata la creación de este supra-mundo, que si bien obedece y novela moderna, su proceso y estructura actual, la ficción y
refleja un concepto ideológico rector, es indisociable de su expre-
sión artística, ya que esta fecundísima simbiosis arraiga en el hu-
la historia, el tiempo, el sueño, el personaje, la invención
mus que le proporcionan, entre otras, las vidas de Antonio Rutilio y soñada del hombre, su inventarse, nunca plenamente realiza-
Manuel. do, lo que precisamente queda en la tensión del personaje de
[Juan Bautista Avalle-Arce, Nuevos deslindes cervantinos, Bar- novela.
celona, Ariel, 1975, p. 87, Col. Letras e Ideas.] Veamos, pues, estos hermosos pensamientos sobre la

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EDITORIAL

novela y Cervantes y el profundo significado que a ellos le escenas que hemos realmente visto y vivido. Algunos tipos que
atribuye M. Zambrano. Parte la autora, en el primer texto, vemos por la calle, ¿no se han escapado de una novela? Algunos
de que la figura del Quijote es nuestro más claro mito, nues- sucesos y paisajes, ¿los hemos visto de verdad o surgen en nues-
tra «imagen sagrada», «es nuestra cifra», pero «no se ha tra memoria donde fueron depositados por una lectura lejana? Nues-
tra propia vida, ¿no nos parece, en ocasiones, sernos contada más
mostrado en la luz directa de la épica [...] su aparición se da
que vivida? Los mismos conflictos novelescos aparecen muy a me-
en la luz uniforme de la novela». nudo suavizados, envueltos en esos mil matices de los conflictos
El siguiente texto recoge con amplitud esta idea. que vivimos, disimulados como nuestro propio conflicto que rara
vez se nos hace por completo visible. Las figuras del mito y las de
La luz de la novela, y en especial de la cervantina, es difusa, de la tragedia se nos aparecen en un espacio diferente y en un tiempo
foco invisible y lejano; el protagonista no aparece envuelto en nin- que apenas roza con el que nos toca vivir, es imposible confundirse
gún halo; ninguna llama lo envuelve; es la más contraria a la luz con ellos, y a pocos enajenados se les ocurre trastocar su identidad
desigual y viva de los misterios, de la liturgia; y así, por se homogé- personal con la de ellos: sólo algunos raros poetas han podio acudir
nea, viene a ser ambigua. La uniformidad que se extiende y abraza a Orfeo como a una figura aclaradora —inspiradora— de su vida.
la figura mítica y a la más modesta de las criaturas, es el primer Pues hace ya tiempo que la vida de los hombres, de cada hombre,
elemento de la ironía, más decisivo aún que la burla declarada; ¿y se ha emancipado de la «servidumbre» a los dioses y semidioses.
cómo nuestra imagen ejemplar, la cifra sagrada, ha venido a reve- Sólo lo humano nos mide. Sólo lo humano
lársenos en esta forma ambigua entre todas; cómo ha descendido La ambigüedad de la novela procede, al parecer, de que está
al mundo para llevar vida novelesca, para ser, al mismo tiempo que al nivel del hombre, de que la conciencia creadora de su autor en
imagen sagrada, espejo de novelería? nada sobrepasa a la conciencia que define a nuestra época, a
[María Zambrano, España, sueño y verdad, Barcelona, Edhasa, nuestro mundo, emancipado de lo divino. Y, en consecuencia, sus
1982, pp. 15 y 16.] conflictos, sus personajes, son humanos, perfectamente humanos.
Nos ha llegado a parecer obvio y natural. [...] Pues, ¿qué es lo
El Quijote conforma nuestra imagen más sagrada, pero ambiguo, sino el resultado de una falta de anchura en el horizonte
a su vez es un libro universal. para contener ciertas acciones, ciertas criaturas?; la incapacidad de
la conciencia para albergar enteras a ciertas realidades que en otro
[...] resulta indudable que el Quijote contiene nuestra figura sagra- espacio más amplio y modulado serían puras, inequívocas y aún
da, lo es igualmente que se trata de un libro universal. Un libro simples.
universal donde aparece revelada con la máxima claridad posible ¿Sucederá tal vez que lo humano no sea la mejor medida para
una pesadilla ancestral, puesta de manifiesto la esperanza enreve- lo humano? ¿No estamos frente a un conflicto, el más hondo de
sada de un pueblo. Y así el intento de Unamuno continúa a Don nuestra época humanista? Conciencia y piedad han venido dispu-
Quijote, al personaje; y el de Ortega a Cervantes, el autor. ¿Quere- tándose el mundo del hombre. Nuestra historia de occidentales no
mos ser lo uno o lo otro? ¿Seguir representando en el mundo es en sustancia otra cosa que el largo y angustioso padecer de este
nuestro personaje, seguir viviendo nuestro ensueño ancestral, o conflicto, con sus raros instantes de armonía y concordia. La nove-
queremos mirarnos, conocernos, disolver este ensueño en la luz del la, género moderno por excelencia (occidental a pesar de su lejaní-
conocimiento, bien que amoroso? ¿No oscila acaso nuestra voca- simo origen en el cuento oriental), muestra mejor que ningún otro
ción de españoles entre lo uno y lo otro? Pues no cabe duda que producto de nuestra cultura ese conflicto entre conciencia, razón y
el personaje nos enamora y lleva tras de sí. Y que no hace falta piedad, servidumbre a lo divino, conflicto en el que va nuestra
siquiera que lo miremos; anida en lo más hondo de nuestro ánimo condición humana, nuestra definición. ¿Podemos definirnos, como
y ha saltado ya «al ruedo» antes de que podamos siquiera adver- es el más obstinado intento moderno, solamente en relación con «lo
tirlo. Mas, después..., pues que existe un «después», un momento humano»?
en que Don Quijote, como en el libro, vuelve, se entra en sí mismo Pero ¿acaso pudimos permanecer en la dependencia de los
tras de haber sido expuesto en una jaula como ejemplar raro de dioses? ¿No han sido algunos de ellos quienes nos animaron a
una locura desconocida. Muere terminada su vida de personaje lanzarnos a la conquista de nuestra independencia? ¿Cuál fue el
absorbido en la auténtica substancia de Alonso Quijano el Bueno, primer conflicto antes de que hubiera novela? ¿Qué fueron en otro
vecino de un pueblo de la Mancha. Y es llegado entonces el mo- tiempo los personajes novelescos?
mento de la conciencia. Después de haber revivido el personaje [Op. cit., pp. 19 y 20.]
volvemos a mirar el libro y la enigmática sonrisa de su autor, y esas
dos manos según se las vemos, la una, la que escribió el libro,
puesta sobre el pecho; la otra, la mutilada en la batalla, un poco
Uno de los puntos más interesantes, profundos y bellos
caída y dirigiéndose a no sabemos qué punto muy en la lejanía. que desarrolla M. Zambrano se refiere al contenido de lo
Si el personaje nos lleva consigo, el autor, sereno, y enigmáti- humano que expresa la novela, su conflicto, su estructura y
co, nos aguarda paternalmente cuando el acto de la tragedia ha muy especialmente el horizonte inhibido.
terminado, Don Quijote acabó la suya apurándola hasta el final, Lo humano no puede quedar encerrado en ninguna de-
pero la de su pueblo no tiene final. Y, en el respiro de sus entreac- finición, ni filosófica ni científica. Sólo en el sueño puede
tos, aparece la conciencia, el vacío de la conciencia con su interro- expresarse su verdadera dimensión, su cercanía al alba del
gación. ¿Qué quiso decirnos Cervantes? ¿Qué significa que nues- límite, del horizonte temporal. El ser humano es una criatura
tra tragedia sea una novela? ¿Cómo sería posible entender del todo que no se resigna a haber perdido el Paraíso, busca una
esta revelación tan ambigua?
[Op. cit., pp. 17 y 18.)
justicia, un amor absolutos, sin límites en el deseo ni en la
voluntad de ir siempre más allá... La novela expresión de lo
Pero ¿qué significa todo ello? ¿En qué consiste exacta- humano; pero el hombre no ha abandonado su pretensión de
mente la ambigüedad de la novela? ¿Dónde se sitúa? rescatar el contacto originario, inocente, con el mundo pri-
mario del mito. Y así, ante la conciencia y sus leyes se
[...] una verdadera novela nos mantiene siempre en este mundo, produce una primigenia y profunda inhibición: aquello que
tanto que puede confundirse en nuestra memoria con personajes y impide al hombre manifestar su designio, su original deseo

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EDITORIAL

de «ser un dios o de ser como dios». Por eso, en toda inhibi- de su personaje, es decir, de expresarla, de hacerla existir y, al
ción sigue alentando la experiencia originaria de tocar la mismo tiempo, de desvalorizar su acción de inventarse a sí mismo.
fuente, el nacimiento del primer pensamiento y de la primera Inventarse a sí mismo, que es identificarse con su ensueño.
palabra, de su horizonte siempre renovado en el tiempo, que Y así Don Quijote se ve enajenado, loco, por querer ser sí
deshace el arco de la conciencia y su historia, la definición y mismo, ambigüedad extrema de lo humano. Para ser sí mismo,
¿habrá que ser como todos, realizar ejemplarmente la naturaleza
límite de lo humano. humana moldeada en la forma aceptada de una mentalidad, de una
clase social? No querer traspasar los tiempos en que se vive en el
[...] Cervantes nos presenta la máxima novela ejemplar, justamente doble sentido de la época histórica y del tiempo plano del pasado,
en el momento en que la conciencia va a revelarse con la máxima presente, porvenir, al tiempo de la conciencia. Es decir, desobede-
claridad. El novelista español, que nunca quizás hubiera conocido a cer la inspiración, la voz de los dioses, de la pesadilla ancestral.
Descartes, no por ello deja de precederle con esa su historia. La ¿No podrá Don Quijote existir sino como personaje de novela?
situación de Don Quijote se hace inteligible desde el cartesiano [...] No es una visión inadecuada la que produce la locura del
mundo de la conciencia: «¿Qué soy yo?: una cosa que piensa». Y Caballero de la Mancha, más bien constituye una defensa que él se
ante esto la criatura llamada hombre no puede resignarse. Parte de inventa para sostener su acción. El conflicto está en el encanto del
su ser pensante va hacia la acción, y entonces se piensa a sí mundo, en esa magia impenetrable en que el mundo todo se en-
mismo, y sin darse cuenta se inventa a sí mismo, se sueña, y al vuelve y enmascara ante el ensueño heroico, ante la esperanza del
soñarse se da un ser, ése por el que penaba. que obedece un sueño ancestral. Los dioses, es cierto, eran aficio-
[...] La novela es el género de la ambigüedad porque recoge la nados a la metamorfosis, pero siempre respetaron la integridad del
ambigüedad del hombre cuando se da a sí mismo su ser, sabién- héroe; su vocación salía triunfante aun en las ninfas perseguidas
dolo en la claridad de la conciencia. Su apetito de ser y su ansia de por los amores de Apolo. ¿No se convirtió Daphne en el símbolo del
conocimiento se aunan: «Yo sé quién soy». amor casto e inmortal?
[Op. cit., pp. 25 y 26.] Mas la conciencia humana estrecha los límites de la existencia
igualmente humana. Y en ella el héroe es un novelero, alguien que
Sólo la novela reconoce la ambigüedad humana, la ac- se atreve por enajenación a querer ser más de lo que le está
ción de inventarse a sí mismo frente a la antigua función de concedido. Su caridad se confunde con la vanidad. Su esperanza
los dioses de dar el ser; no recibir la comunión con la reali- se resuelve en el delirio. Porque cuando el hombre se inventa a sí
dad sino darla; ser protagonista, autor y lector del mundo. mismo se distiende, y así el mismo Don Quijote arrastra consigo
Personaje de novela: «darse, entregarse para ser transfundi- una carga de vacío, una cierta levedad y falta de peso; vilano
privado de parte de su sustancia, de esa sustancia que en el mundo
do en los hombres todos; darse a conocer», pero permane- moderno sólo conserva íntegra el que se inhibe sabiamente, sin
ciendo encerrado en el tiempo de su conciencia: dejar aparecer su ensueño.
Tal parece ser la acción, profetizada por Cervantes; ver conver-
[...] a la conciencia corresponde un tiempo humano que es el tiem- tida en vida novelesca, en liviana novelería, la tragedia que viene de
po del pasado, presente y porvenir, la cinematográfica cinta que se la integridad de obedecer a un ensueño ancestral, a un dios desco-
desliza y que no podemos sobrepasar. Mientras en el mundo fabu- nocido que nos atrae para dejarnos luego en el abandono. Pero eso
loso, el hombre interviene en un tiempo, actúa en un tiempo que nada sería. El Hijo de Dios por su obediencia al mandato del Padre
traspasa. La más sutil de la condena del hombre al bajar a la tierra sufrió el desamparo, probó el silencio paternal, peor que su cólera.
y habitarla conscientemente es que ya no puede actuar sino en el Pero aun cubierto de la ambigua púrpura real no fue convertido en
tiempo regular de un solo plano. Y tiene que renunciar a adivinar y personaje de novela, su realeza, su realidad pudo atravesar la
presentir, a mezclar pasado y futuro, a moverse en ese tiempo que burla. No así nuestro Don Quijote llamado por no sabemos qué
podríamos llamar de la evolución creadora; donde, sin embargo, pesadilla ancestral a implantar la justicia, es decir, la caridad en el
habita íntimamente. Es el descubrimiento, que el existencialismo mundo. [...]
actual olvida ingratamente, de la intuición bergsoniana, el tiempo de La conciencia actual, obstinadamente embebida en los límites
la creación, íntimo, por el cual participamos de la vida misma en su de lo humano, no puede acoger a un ensueño tan «enorme». Es el
último misterio. En ese tiempo tienen lugar los ensueños, de él acto de la historia en que la conciencia es más impermeable a la
nacen las mentiras que forman los mitos, esos delirios en que el piedad, a la inspiración. La Filosofía, personalismo, razón vital, exis-
hombre se inventa a sí mismo. En los sueños somos el que no tencialismo, intenta ensanchar el horizonte de la conciencia y del
fuimos, y el que será aparece como nuestro último aliento ancestral. pensamiento para dar cabida a la integridad del hombre, es decir,
Así, en los mitos, quizá lo que llegue el hombre a ser le ha sido al hombre que se sueña e inventa a sí mismo. Si se logra el intento,
ofrecido por ellos como su ancestro primero, su ensueño originario. la novela no comportará una condenación, será el punto en que
El héroe de novela se encuentra encerrado en el tiempo de la coinciden Filosofía y Poesía. El tiempo creador donde nace el en-
conciencia, prisionero de ella. Nuestro Don Quijote siente la cama- sueño personal se abrirá paso en la claridad de la conciencia. Y si
radería, la coetaneidad con los héroes todos, con los protagonistas a tal situación de la mente corresponde una cierta situación de la
del esfuerzo de todas las edades y sabe, sin embargo, que no es sociedad, entonces dejaría nuestro señor Don Quijote de hacer
ya así. Y por eso deja brotar de lo más hondo de su inspiración al penitencia sirviendo de burla, y nosotros, los españoles, comenza-
nostálgico discurso interpretado por los críticos como una lección de ríamos a entendernos a nosotros mismos. Pero, ¿son suficientes
retórica cervantina: el de «Las Letras y las Armas», la evocación de Filosofía y Poesía?
la perdida Edad de Oro. [Op. cit., pp. 28-32.]
La Edad de Oro no es invención de Don Quijote, no es sino su
filiación, la repetición ejemplar y diríamos canónica del héroe en
cuanto tiene conciencia de sí. En cuanto el héroe adquiere concien- El hombre, pues, es una extraña criatura a quien excede
cia en cualquier momento de los tiempos históricos en que viva, su historia engendrada en el sueño, máscara de su esperanza.
adquiere sentido de su inactualidad y echa de menos la Edad de En definitiva, no se resigna a tener sólo y nada más que
Oro, pues él no es de «este mundo». [...] historia, quiere libertad, empresa y proyecto propio de su
El novelista realiza la ambigua acción de recoger la novelería voluntad, un mundo en que crear sea posible.

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La figura de Don Quijote, portadora del ancestral sueño de la liber- ya así: enamorado; enamorada ya desde siempre no tuvo tiempo de
tad encadenada, manifiesta el conflicto de ser hombre en la historia, elegir su ídolo, ni le es necesario. Y porque hay corazones que se
contra ella, a través de ella y aun más allá de ella. Y aparece niegan a la idolatría. El amor es entonces algo irreal y, al mismo
revelada por su autor en el momento en que la historia de España tiempo, capaz de contenerlo y sostenerlo: un horizonte.
cae sobre el hombre español, cansado ya de ella, en que por no [...] La conciencia lo revela, y entonces se comienza a pensar,
reconocerse en ella, se va a retirar un momento después, estigma- cuando al que así ocurre comienza a ser dueño de su camino, a
tizado, entrando en su derrota para limpiarse y purgar tanta victoria. trazarlo. Pero el que nace enamorado es como si no tuviese hori-
Es signo y clave de que, sea cual fuere esta historia, no hemos zonte visible imantado por un invisible horizonte: como si aquello
tenido vocación de vencer. Pero esta historia no se acaba. Reapa- que se le tuviera que revelar fuera justamente el horizonte total que
rece una y otra vez la quimera —salvar al mundo de su encanto—, no puede ser suplantado por una imagen. Y les sucede así, porque
mientras Dulcinea sola y blanca se consume. tienen el corazón lleno, pero no de las cosas que les pasan, que
[Op. cit., p. 42.] apenas encuentran sitio donde pasar, donde moverse y dar vueltas
según hallan en otros corazones a mitad vacíos. No entran pues las
En otro texto bellísimo nos remite M. Zambrano, como cosas en estos corazones y, sin embargo, antes de entrar ya son
acogidas por algo que se suele llamar generosidad o grandeza de
Dulcinea, a lo que le sucedió a Cervantes. Se refiere ahora, alma; el corazón de estos enamorados desborda, envuelve y aco-
por tanto, la autora, directamente a lo que le aconteció al ge, como si él mismo fuese un horizonte. Y por eso van de unas
autor, al creador de la novela del Quijote. Dice: cosas a otras, de una a otra situación que llevan con igualdad de
ánimo, como el horizonte —el físico, el ideal—, acoge a todos por
Se sentía vagar en una especie de vacío, comenzaba a darse igual, abraza todo, revela todo indiferentemente.
cuenta de que había puesto demasiada fe en la literatura, de que [...]
había ensayado casi todos los géneros literarios en boga, y de que Cervantes era así: había nacido enamorado. Y por eso anduvo
cada una de sus obras había sido la expresión de un voto: amor y tan perdidizo, sin errar. Un día erró por insistir; al fin, hombre. Lo
esfuerzo, ofrecido con la casi certeza de obtenerlo todo. ¿Todo? Se había sido siempre —hombre, varón y hasta un tanto enamoradizo,
había ido conformando con lo que la vida le daba a título provisorio a lo errante—. Insistió cerca, no de una imagen —que hubiera sido
y, en la certeza de esa totalidad, no había sabido proponerse fines; el mayor peligro, ya casi a la vejez hechizarse— sino de una reali-
sólo había conocido empeños, y bien difíciles, y ese voto en que lo dad tangible, algo que entró como la realidad misma en su mundo
ofreció todo creyendo ganarlo todo, al escribir cada una de sus de ensueño, donde la realidad más real se hundía como en un nido.
obras. No podía dejar de reconocerlas suyas, y le dolían. Cuanto Y aquella mujer, Aldonza, tenía más realidad que ninguna de las
más suyas, más se abría la herida; una herida de la que comenza- que había visto y entrevisto; era arisca, irreductible, exenta; nunca
ba a no distinguir los bordes. se ausentaba; diríase que estaba privada de algo tan común a
Y se sorprendía comparándose con los otros, los escritores de todos los seres y cosas como la ausencia; que no dejaba ausencia
fortuna y fama; no los envidiaba, pero encontraba injusta la diferen- ninguna, por tanto, respiro.
cia, se sentía disminuido, como se sienten los que aman a una No podía ni soñar en hacerla suya; era algo desconocido y que
mujer de verdad y nunca han encontrado la palabra que lo diga, la no sabía como tratar; ninguna de las mujeres lo había sacado de su
ocasión de que esa palabra, cifra de un constante silencio, venga a distracción, de su ensimismamiento; ninguna le había dado una
sus labios. Nunca se encontró a solas con la amada en el instante sacudida brusca, que es el despertar en la semivigilia, en el sonam-
único; a solas con la única en un instante único, en una soledad. búlico. Lo que llega en ese instante rompe el ensueño, y aunque
¿Cómo iba a encontrar la palabra única, él, Cervantes? Tales sea una sombra, el rumor del ala de una mosca, es real del todo.
palabras no se encuentran, ni se buscan, llegan por sí mismas y [...] Con Aldonza no sucedía así; ella seguía estando ahí, con
son una revelación para el mismo que las pronuncia; la verdad la brutalidad del hecho, sin más, como un hecho irreductible, pues
verdadera que suena en el instante único, dicha por los dos o por que nunca se despojaba de nada; una fiera sin caverna. Una reali-
nadie; la verdad sola. dad sin ese hueco de que todo lo real parece emerger.
[Op. cit., pp. 43 y 44.] Cometió el error de insistir; nunca se había encontrado así
frente a un hecho. Y el hecho era una mujer; era algo horrible.
La soledad de Cervantes, amor y tiempo, la mujer, los he- Acostumbrado a enseñarlo todo, como estaba, empujándolo hasta
el confín del horizonte invisible, acabando por hundirlo en él, no
chos y su mutación, el desprendimiento: «La verdadera his- podía resignarse; y no sabía cómo tratarlo, qué hacer. Aquello le
toria de la verdad». Siempre la historia no escrita, la ausencia. resistía totalmente, se la fue haciendo como un foco de desmentido,
como la prueba de la no-existencia de... ¿qué?, de lo que más le
Los más finos amadores son los más torpes, envueltos en su amor importaba.
como larva en su capullo. No es que no vean nada; no ven lo Era la denegación de aquel horizonte hacia el cual convergía
inmediato donde se enredan, o más bien ya están enredados, sobre todo, que le sostenía, que le hacía posible moverse, pues le movía
todo con eso que embarga el corazón y detiene más el ánimo: con el corazón y le hacía fluir hasta desbordarse. Era la negación que
el tiempo. lo confinaba, lo contenía. [...]
El tiempo se les va a los que de veras aman en un abrir y Más lejos y más hondo, allí en su corazón estaba el cáliz. Hubo
cerrar de ojos, embelesados como están en una sola, única visión de beberse su amargura, a solas, solo de verdad como nunca lo
donde todo, lo que se dice todo, está embebido. ¿Cómo van a había estado. El cáliz a solas en lugar de aquella entrevista única
darse cuenta de que el tiempo pasa, se les pasa, privados como con un ser único, una mujer que ni siquiera se había atrevido a
están del ir y venir de una cosa a otra? Pues que todas las cosas y soñar, para no invadir con su sueño su entera verdad; esa verdad
sucesos están supeditados, y a veces hasta sumidos, en «aquello» que le estaba prometida.
que no es imagen, sino horizonte? [...] [...] Y ahora natío ya hombre, pues la imagen dejó tras de sí un
Pues hay una forma de amar en la que no se da aquella que vacío; el horizonte invisible quedó flotando en él, sin llamarlo, y más
parece determinar y aun definir el enamoramiento: una imagen, una allá abriéndolo. Y al mismo tiempo se hundía en el fondo de su
imagen con carácter de ídolo. El amor no ha encontrado su ídolo, corazón.
quizá porque no quiere reconocerlo; quizá porque el que ama nació En aquel horizonte revelado comenzaron a sucederle de nuevo

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los hechos; pero como él era ya libre, podía transformarlos, no a su del autor y del personaje, su entraña, su sueño más verdade-
antojo, sino según la ley de sus entrañas, que, libres también, pe- ro y propio. He aquí algunos párrafos:
dían llorar y reír. Y todo lo que había estado dormido en él despertó,
comenzó a vivir según su ley. No tuvo necesidad de olvidar sus
obras ya escritas; eran sus hijas que correteaban por allí, y ahora le La revelación de la existencia del autor, el tenerse el autor a sí
alegraban; todo ahora le servía, hasta Aldonza, la real, y todas las mismo, se da en el género nuevo entre todos, en la novela.
mozas, sus hermanas, que de criadas y algo mas le habían servido. La novela se constituye, sin duda, a partir de un centro del que
Y una extraña piedad se le derramó sobre todas ellas y sobre sí depende el ambiente, la atmósfera y el tiempo propio que la diferen-
mismo. cia específicamente de los demás géneros literarios.
Comenzó a percibir un movimiento que le había estado escon- El centro de la novela, como el de la tragedia, es el protagonis-
dido, pues que lo había tenido envuelto; y ahora, fijo, lo seguía y lo ta; la diferencia entre ellos estriba en el modo como están situados
podía medir; se hizo de repente matemático, de esa matemática ante su propia vida, ante sí mismos. El protagonista de tragedia se
total que es la música, la música de los hechos que se transforman ignora a sí mismo y, se precipita en su acción como la única posi-
en sucesos vivientes, la música de los números que mueven el ble: no ha elegido. El de novela, antes que consistir en lo que es o
pensamiento, como venidos de las estrellas. Las leyes de los cielos es a medias, se constituye en lo que pretende ser. La novela así se
regían ya para él, conducían su historia, que comenzó en seguida a constituye a partir de la novelería del personaje, su invención de sí
escribir. La escribió en un abrir y cerrar de ojos, como si ella sola mismo, y en consecuencia, de todo lo que le afecta. Todo aparece
se escribiese. Le estaba pasando el mayor suceso de amor que tocado por esta novelería. Si la realidad aparece es como cntrapar-
hombre antes viviera. El corazón, vuelto a su sitio, se le desprendía tida de ese ensoñarse despierto. Enseñarse: soñarse más que so-
una y otra vez, cuando entreveía aquella blanca forma, que a veces ñar. El autor que recoge un semejante personaje no puede hacerlo
se precisaba en figura de mujer. [...] sin saberse a sí mismo como autor. Pues que el suceso que trae
El amor y la muerte aparecen siempre juntos, y para algunos consigo la novela y el novelar es la libertad antes que el ser. La
que no alcanzan a disociarlos —el amor o la muerte— «el amor o libertad que se revela ambiguamente, en una especie de juego de
muero», dicen. Y al fin obtiene el amor; el amor inexistente; la espejos entre personaje y autor. Los personajes de novelas pade-
inexistencia de lo amado, y del amor mismo libre de muerte. Y así cen y actualizan el sueño de la libertad. >
le sucedió a Cervantes. A punto ya de morir sin amor, se le apare- La libertad puede ser soñada como un sueño, es decir, enca-
ció al fin la imagen, la verdadera imagen del amor en su inexistencia. denada en su fatalidad en su no ser, en su sombra. Y puede ser
La inexistencia del amor en forma de mujer inexistente. No también vivida de otro modo, en el despertar de la persona en quien
podía ser suya ni de nadie; sólo tenía que aparecer, que mostrarse, se actualiza. Y en este último caso, la persona no se transforma en
que ser llevada a la inexistencia del arte, lugar donde se es revela- personaje, y no puede ser protagonista de novela alguna. Pues que
do sin ser poseído, en un remedo humano de la comunión. El despertar es entrar en el tiempo que puede albergar la realidad, en
hombre puede revelar tan sólo la verdad pura, en su inexistencia y el tiempo de la conciencia, lo que es a la vez libertad, quien ha
en una especie de renuncia a existir también él. Y a esto último despertado no depende de la imagen en que se ensueña a sí
Cervantes estaba acostumbrado. ¿Había existido él acaso? Había mismo. Ello no sucede sino raramente en el humano vivir. Y en
vivido y no del todo, o quizá sí, quizá había vivido en la forma más consecuencia, la novela es género que mejor recoge la ambigüe-
pura, desviviéndose, para no entrar antes de haber nacido del todo dad de lo humano, especialmete en la era de la conciencia, a partir
en la muerte. Y la muerte, en este caso, espera. del momento en que el hombre descubrió la conciencia y depositó
Espera la muerte y se retira ante los que de verdad quieren su fe en ella. [...]
nacer del todo, dispuestos a cuanto haga falta. Y les da a padecer Y así, la novela no es un sueño instantáneo que se desentraña.
la inexistencia: la doble inexistencia de lo amado y del que ama. Es un sueño al cual el protagonista asiste desde su conciencia. Se
«La verdad o la vida», dice ella. Y a los que eligen la verdad no les sostiene este personaje en su sueño en un difícil equilibrio, pues
deja vivir, pero les deja el tiempo. que el sueño le sostiene y le conduce, y él sostiene su sueño a su
Cervantes había vivido bastante ya o, más bien, no había podi- vez y lo encamina. Va arrastrado por una finalidad: la de convertirse
do vivir enteramente en ningún momento, pues que ese instante en ese ser que anhela ser, por lo pronto. Edipo no quiso ser el
único se le había negado —verdad y vida, vida verdadera—. Le personaje que era, y nunca hubiera podido decir «yo sé quién soy»,
dieron tiempo, un tiempo único; un instante, el de su suceso que en el sentido de yo sé quién de verdad soy, ese que nadie todavía
hubiera podido llamarse «el desprendimiento»; le duró tanto como ve. No pretendía imponer al mundo su ser, que es en lo que consis-
fue necesario para que lo dejara para siempre; para que ese instan- tía la acción, en cierto modo trágica, nacida de la libertad.
te tan doloroso y activo como fuego, como espada, no quedara El personaje de novela se descubre a sí mismo. No teme, sino
escondido; para que se abriera y de él se derramaran los mil granos que busca el ser visto; no retrocede ante el umbral de la claridad.
de su historia. Ha traspasado ya el obstáculo esencial. Su carrera de personaje se
[...] Su corazón ayunó sin esfuerzo. Escribía al alba, con la luz inicia con una salida. Y la novela en que está albergado es ella
blanca que precede al sol y su silencio. No tuvo que corregir nada. propiamente, la salida. Una salida de las que pueden abrirse ante
Sólo una frase en que mencionaba un lugar de la Mancha —quizá el sueño de obstáculo, tan típico de la tragedia, pues que la encierra
toda España, o el mundo— el cuyo nombre no quiso acordarse. Un y define.
punto oscuro, un rencoroso olvido que acusaba con su peso que El personaje de novela se ha liberado ya del sueño de obstá-
aún seguía habitando la tierra. Y, ahora ya sí, hubiera podido seguir culo que apresaba su sueño. Para salir de su círculo mágico no
habitándola, sin desvivirse más, por tiempo indefinido, de haber debía de haber «pesado raya». Y si acaso lo hizo, fue antes de
encontrado una razón para ello. comenzar la novela que se inicia perdida y ya borrada esta especí-
[Op. cit., pp. 44-52.] fica culpa, cancelada ya en provecho de esa su indecisa libertad,
ambigua como un alba. [...]
Pues que el personaje de novela va movido por el sueño de la
Volviendo a otro significativo texto de El sueño creador, libertad en el que no se da por vencido, aunque lo sea. El personaje
M. Zambrano expresa uno de sus más hondos pensamientos —dentro de la obra— liberado por el autor prosigue esa su libera-
al revelarnos la naturaleza imaginativa, íntima, secreta, fuer- ción, en la que llega a alcanzar su autononmía; se le va de las
te, del nacimiento y vida de D. Quijote. La manifestación manos al autor, como Unamuno ha señalado. Mientras que el per-

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sonaje de tragedia no puede llegar a vivir por su cuenta, el protago- «La del alba sería...», dice Cervantes que era cuando Don
nista de novela es alguien que se ha ido, que se está yendo siem- Quijote salió al camino. «Sería», dice, con la incerteza propia del
pre. El de tragedia no puede salir del círculo mágico en que está alba, del alba que cuando alguien la mira y la sigue es un alborear.
apresado no por el autor, sino por estar él mismo fijado en un No un estado de luz, una hora fija del día, como lo son las otras
instante como víctima de sacrificio que es. [...] horas del día o de la noche, aun las del crespúsculo, cuando es
En la novela, lo equivalente de la catarsis se da en la participa- largo. Y las horas, según vienen del alba van ganando tiempo. El
ción del lector en la pasión del personaje, convenciéndose con él, alba se diría que no lo tiene; que ese su alborear no lleva tiempo,
probando ese convencimiento por el cual la libertad, en su derrota no lo gasta, ni lo consume; que es su aparición que tratándose del
que no cesa, se abre camino. Sucede la acción de la novela en el tiempo no puede darse más que así, en una especie de labilidad
ánimo, más que en el ánima, y en la conciencia que busca despren- como de agua a punto de derramarse. Como si el océano del
derse de lo sagrado y entrar plenamente en el campo de la libertad. tiempo y de la luz —del tiempo-luz— se asomara de par en par, al
Y de ahí que toda novela sea, a pesar suyo, didáctica. Muestra al filo del desbordarse y del retirarse. Por clara que sea, el alba, es
hombre el camino de la libertad, y esa su soledad, de donde parte. siempre indecisa.
La libertad que sólo en los vencidos que saben convencer, conven- Y así, el alba da la certeza del tiempo y de la luz y la incerti-
cerse, se logra. Siempre habrá un dejo de didactismo en toda no- dumbre de lo que la luz y tiempo van a traer. Es la representación
vela, que despertará la pregunta acerca de las intenciones del autor más adecuada que al hombre se le da de su propia vida, de su ser
y con mayor insistencia, precisamente, cuanto menos sensible sea en la vida, pues que el ser del hombre también siempre alborea.
la presencia del autor en la novela, cuanto más alejada esté de la Ante el alba, el hombre se encuentra consigo y ante sí, en ese su
confesión o de la autobiografía, cuanto más se acerque a la perfec- ir a desbordarse e ir a ocultarse; en esa su indecisa libertad semi-
ción del género. soñada. Y ante el alba, la suya, la del día, se despierta yendo a su
Pues que ella, la novela, proceso y aventura de la libertad, encuentro. Es su primaria y primera trascendental acción.
muestra la soledad del hombre cuando entra en la libertad. Una Don Quijote se pone en camino a la hora del alba. No podía ser
soledad específica que corresponde a un momento, a una etapa de de otra manera en el personaje de la novela en que toma figura y
la historia individual y, a la vez, de la universal historia humana, en se hace clásica la novela occidental; el personaje que padece en
que la fatalidad es vencida. La fatalidad de la historia espontánea, modo ejemplar el sueño de la libertad, ese sueño que en una cierta
elemental, que corresponde al primario historiar de la psique en hora, tan incierta, en el hombre se desata.
sueños. Esa historia natural y enmascarada que caracteriza a toda Todo el Quijote es una revelación, humana, mas no demasiado
especie de personaje histórico. todavía, que también en esto se encuentran, novela y protagonista,
[...] en la novela, ya nacido de un primer nacimiento, el perso- en el lugar y momento del alba que aún no ha traspasado la novela
naje avanza, se pone en marcha junto con un sueño suyo, nacido de la humana libertad. El alba ante la cual el hombre, a veces, se
en él, no impuesto, ni heredado; no entregado tampoco por las fatiga de ir al encuentro.
históricas circunstancias. El sueño de ser al descubierto, de descu- Y lo más revelador quizá, de este libro revelador sean esas tan
brirse enteramente. simples, puras palabras que enuncian la hora de la salida de Don
Mas el sueño de descubrirse por entero, de desenmascararse, Quijote; se destacan del resto del libro como si fueran palabras
de liberarse de la figura que las circunstancias imponen a toda sagradas, cuando, al parecer, declaran algo que no tiene mayor
criatura humana, es la condición más amplia, genérica del protago- importancia, como la hora en que Don Quijote sale al camino. Mas
nista y por ello no lo determina por completo. [...] ello es cosa esencial, como lo es también el que Don Quijote
Pues que el protagonista de novela representa la libertad y no «saliera» al camino y no que se pusiera o se dispusiera. [...]
solamente la vive. Vivirla sin más es sufrirla, padecerla pasiva y Todo el Quijote está en ellas y basta recordarlas para que todo
oscuramente, cosa que quizá suceda, en mayor o menor grado, a el libro se presente entero. [...]
todos los hombres. Una unidad tal trasciende la novela misma y hace de su tiempo
Y de este oscuro, pasivo padecer la libertad se puede desper- —tiempo sucesivo— el tiempo del proceso de la libertad, un tiempo
tar actualizándola de diversas maneras. A la maner trágica, según uno; lo lleva a un instante uno y único del que ha partido y al que
ya se ha dicho, manera que subsistirá siempre como fondo y como vuelve, en un círculo que no es el del «eterno retorno». Es el círculo
posibilidad —riesgo último de todo libertador— bajo y al lado de del cumplimiento total de una vida personal en que la vocación ha
todas las maneras o métodos del despertar. El despertar trágico es acabado liberándose de toda ansia novelera. La novela de la liber-
el primer paso del humano despertar, que a todos los demás pre- tad ha sido vencida por la vocación de un «más» que se esconde
cede y aun alimenta y sostiene, como hace la raíz en todo ser tras de la libertad y desde ella llama. Ese «algo» que hace ir al
viviente; la siempre infernal raíz. encuentro del alba.
Existe otro modo de despertar, la actualización de la libertad Y cuando este género de unidad aparece, la novela entra en el
que se da en la novela, en ella misma y en su personaje. Es un reino de la poesía. Es poema. Poema, siendo apurada novela,
ambiguo despertar, pues que crea un sueño. Un ensueño, un ense- porque todo lo que es humana creación entra en la poesía cuando
ñarse del ser aprovechando el instante del despertar, de la caverna se logra. Lo que quiere decir tan sólo que el originario, incial sueño
de la atemporalidad. ha entrado en el orden de la creación; en el orden.
Se abre en ese instante el horizonte de la posibilidad. [...] La novela muestra el camino de la libertad en su forma más
El horizonte se constituye desde la llanura. El horizonte es una ambigua. Mas esa ambigüedad es la propia del sueño de la liber-
revelación de la llanura. tad. Y la libertad, hasta ahora, no ha sido vivida de otra manera en
Una revelación, pues, de la libertad, el horizonte. Surge, se la historia humana. [...]
alza como su promesa y como su obstáculo. El horizonte es el El sueño de la libertad aparece así como el más decisivo de los
último límite de la libertad; al avanzar, se desplaza. Su ser inalcan- sueños habidos hasta ahora. Pues quién sabe si al hombre le
zable crea el camino; es su posibilidad y su exigencia. esperan aún otros sueños enteramente desconocidos o el rescatar
Y en el comienzo, en el primer paso de la libertad, el horizonte algunos desechados como imposibles, y que sólo fueran nacidos
se abre, se ensancha; es el instante de su revelación que es al antes de tiempo. Mas, por ahora, el sueño de la libertad es todavía
mismo tiempo la revelación de la libertad, de su actualización que el alba, el alba misma de lo humano. Lo divino que por él se apropia
es su primer paso, cuando el protagonista se pone en marcha no le diviniza, le desvela. El desvelo en que el hombre se desvive
siguiendo un camino tan sólo para él visible. y, en cierto modo, se desencarna; el vivir nacimiento y muerte a un

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EDITORIAL

tiempo, consumiendo la vida antes de morir: «Que yo, Sancho, nací el tiempo mismo, en sus interioridades hasta tocar el corazón del
para vivir muriendo». tiempo, tal como Don Quijote llegó hasta el abismo de la libertad,
Como la libertad en el hombre es esencialmente activa, actua- porque la libertad es abismática.
lizadora de su propio ser, el sueño de la libertad será, en su forma El tiempo es laberíntico, porque posee plurales dimensiones, y
más pura, sueño de liberación. El de verdad movido por la libertad, no sólo las del tiempo sucesivo, que no son sino una de las moda-
sale de sí mismo a liberar algo o a alguien, o a todos. Que la lidades del tiempo. El tiempo, si cabe la expresión, es esencialmen-
legitimidad del sueño de la libertad reside en ese movimiento de te múltiple. Y por ello puede ser camino del humano trascender que
darse universalmente y en concreto a la par; en ese su trascender ha de cumplirse entre la realidad. Revelar la realidad, salvarla,
del sujeto que la lleva consigo, aunque no la haya logrado para sí exige un tiempo múltiple. En el Quijote, la realidad, encubierta bajo
mismo, que no la tendrá nunca mientras no la haya dado. La liber- el sueño de su protagonista, es descubierta por Cervantes, el autor,
tad pertenece al reino de lo que se tiene para darlo y que sólo de a través de la muchedumbre de personajes, y por su mirada misma.
verdad se tiene cuando se da, como la palabra, como el mismo En Proust esto no es necesario, pues que su quijotesca hazaña
pensamiento. consistió en salvar realidad y tiempo en el personaje mismo —autor
En la novela la acción liberadora proviene del sueño de libertad personaje—; la realidad en su tiempo y el tiempo en su realidad. Y
del autor, que si no está poseído por él, no llegará nunca a ser autor de este modo llega a tocar el corazón del tiempo, ese inesperado
de novela, pues que su sueño no coincidirá entonces con la ley del instante en que se da lo que al tiempo parece faltarle más, la
género. Lo que no quiere decir, claro está, que el poseído del sueño identidad. La identidad de la que la atemporalidad de los sueños es
de la libertad haya de ser forzosamente autor de novela, sin poder la prehistórica y prof ética figuración. El enigma contenido en todo
ir a ser ninguna otra cosa. El sueño de la libertad puede tomar el sueño.
camino de la historia, el del pensamiento; puede ser imantado por Identidad del tiempo que viene a ser olvido, o más bien, lo que
la piedad y derramarse en misericordia quedando casi irreconocible; el olvido promete. Y que Proust lo ha alcanzado por la memoria,
puede darse en todo aquello que se da. Y darse tan por entero, que apurando la memoria; la múltiple memoria en todos los planos de
quien lo sueña quede esclavo. Y ahí se pierde misteriosamente, se su discontinuidad. La memoria; verdadero personaje de la tragedia
abisma en el insondable amor, en la santidad quizá. subyacente en este su novelar. «En lo infinito, / el tiempo vive su
Y si el autor de novela está tocado y movido por el sueño de la paloma abierta, / el corazón sin nombre de su olvido», dice Emilio
libertad de acuerdo con el género, el personaje, en cambio, puede Prados en Circuncisión del sueño.
estar movido por otro sueño. Pero, claro, que el movido por el Palabra poética, creadora de tragedia y novela. Mas la palabra,
sueño de algún modo se mueve, o busca. O cree moverse en la ella, va más allá. Se escapa a solas en un respiro; respirar del ser
libertad. La libertad está siempre implicada en la pasión de todo en el puro aliento de la poesía lírica. La palabra va de vuelo tras-
personaje de novela. cendiendo todo sueño y también toda vigilia: «Mi amado las monta-
La libertad se da a ver en la novela y en el personaje, a partir ñas».
del momento en que se pone en marcha el sueño de su protagonis- [María Zambrano, El sueño creador, Madrid, Turner, 1986,
ta. Toda novela pone en marcha un sueño inmóvil. Así Don Quijote pp. 106-118.]
sale al camino desde el enclaustramiento en que tan largamente
debió de haber soñado esa su acción: ir por el mundo establecien- Todo el proceso se adentra en la investigación laberínti-
do la justicia que es dar libertad, al par que se va liberando a sí ca del tiempo traspasado de sueño e imaginación. La palabra
mismo.
El sueño que había visitado en principio a Alonso Quijano era
poética crea en múltiples dimensiones; en la novela se acerca
de amor. Una amor soñado. Un amor realizado en la plenitud del silenciosa e ígneamente al sueño creador de la libertad, a las
sueño. Dulcinea existió plenamente, mas sólo dentro del amor de promesas que encierra el laberinto del tiempo. La novela es,
Don Quijote, al que no pudo jamás desmentir. Encontró así la iden- pues, revelación de un sueño, horizonte nunca alcanzado,
tidad de la persona amada. Pero no su trascendencia. Y para lograr- dimensión de presencia a porvenir, sombra y ausencia que
la hubo de liberar a Dulcinea de la cárcel de ese su sueño, hacién- habita la imaginación, el ensueño de la vida.
dola visible para todos, al modo de una «Beatriz» mediadora que a Concluimos con una referencia a la creación artística en
todos llega; haciéndola descender, sin mancharla, hasta el caído; los prólogos cervantinos. J.M. Martínez Torrejón termina su
alzándola hasta la visibilidad de la gloría. Liberó su sueño mismo
lectura de los siete prólogos de Cervantes: La Galatea, el
llevándolo a la conciencia, donde se hizo voto, voluntad; finalidad
que arrastra la persona. Quijote de 1605, Novelas Ejemplares, el Viaje del Parnaso,
Y en este sentido, Don Quijote, se inventó a sí mismo. Condujo Comedias y entremeses, el Quijote de 1615, el Persiles, con
su sueño en libertad entre la realidad. Pero como la realidad no lo estas palabras:
albergaba, hubo de transformar la realidad del único modo que le
era posible, soñándola. Su acción es libre, es un despertar. Lo Los preliminares cervantinos se caracterizan por la creatividad que
novelesco consiste en esto último tan sólo, en este novelizar la cabía esperar de un gran artista. Incluso en un medio literario tan
realidad. saturado de lugares comunes, Cervantes es capaz de moverse con
Pues si Don Quijote hubiera encontrado una realidad donde la soltura suficiente para obtener resultados artísticos que respiran
hubiese podido liberarse su sueño, una realidad-camino para su un aire fresco.
sueño, lo habría pasado por él, y no sería entonces personaje de Para ello parte de la recreación de esos mismos tópicos, que
novela, ni de nada. No sería un personaje; que solamente lo es en sus manos se convierten en productos artísticos originales. Y no
quien arrastra consigo un sueño que no ha obtenido entera transfor- sólo en lo que respecta a los prólogos, pues también sucede en sus
mación. dedicatorias a Lemos y en los versos preliminares.
Aparece así la novela como un camino en el tiempo en el que Esto no es, sin embargo, característica uniforme, sino que pre-
un sueño inicial se despliega. La conciencia acompaña, pues, al senta una cierta progresión: sin ceder totalmente a los cánones, el
personaje de una u otra manera, desde que se pone en marcha, prólogo de La Galatea revela bastante moderación: su originalidad,
desde que sale al camino. Así aparece también en A la recherche análoga a la de la obra, está voluntariamente enmascarada. En el
du temps perdu, de Proust, tan lejos ya del Quijote. [...] primer Quijote, al seguir uno a uno todos los tópicos prologuísticos
Para ello le ha sido necesario a Proust, al autor, adentrarse en y desmontarlos —lo cual es indicio claro de que le preocupaban los

ANTHROPOS/23
EDITORIAL

cánones—, nos confirma que, en realidad, no quiere escribir un te las vidas de los hombres, y como la de Don Quijote no tuviese
prólogo para su obra, y, al paso que nos muestra cómo lo hacían privilegio del cielo para detener el curso de la suya, llegó su fin y
sus coetáneos, aprende a usar todos aquellos tópicos con la extre- acabamiento cuando él menos lo pensaba; porque, o ya fuese de
ma libertad que pondrá en práctica en las Novelas, Donde seguro la melancolía que le causaba el verse vencido, o ya por la disposi-
por otra parte de su prestigio artístico, sólo utilizará, recreándolos, ción del cielo, que así lo ordenaba, se le arraigó una calentura, que
los lugares comunes que necesita para sus fines del momento: le tuvo seis días en la cama, en los cuales fue visitado muchas
felicitarse por su éxito. Dada su amistad con Lemos, se atreverá veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, sin quitár-
ahora a escribir también su anti-dedicatoria. sele de la cabecera Sancho Panza, su buen escudero.
En lo sucesivo se dará siempre la misma adaptación artística Éstos, creyendo que la pesadumbre de verse vencido y de no
de bienes mostrencos: para hacer gala de su superioridad en el ver cumplido su deseo en la libertad y desencanto de Dulcinea le
Parnaso, adjudicarse un papel importante en la tradición teatral en tenía de aquella suerte, por todas las vías posibles procuraban
las Comedias y entremeses, responder a Avellaneda en el segundo alegrarle, diciéndole el bachiller que se animase y levantase, para
Quijote, y despedirse de sus amigos en el Persiles. comenzar su pastoral ejercicio, para el cual tenía ya compuesta una
[J.M. Martínez Torrejón, «Creación artística en los prólogos de écloga, que mal año para cuantas Sanazaro había compuesto, y
Cervantes», Anales Cervantinos (Madrid), XXIII (1985), 192 y 193.J que ya tenía comprados de su propio dinero dos famosos perros
para guardar el ganado, el uno llamado Barcino, y el otro Butrón,
Pero es extremecedora su conciencia del tiempo y de la que se los había vendido un ganadero del Quintanar. Pero no por
muerte en su última dedicatoria al Conde de Lemos en el esto dejaba Don Quijote sus tristezas [...].
En fin, llegó el último de Don Quijote, después de recebidos
Persiles. Dice así: todos los sacramentos y después de haber abominado con muchas
Como en la dedicatoria, aprovecha para contarle a sus lectores el y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano
curso de su enfermedad, pues los sabía interesados por su estado. presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías
En ambos mensajes aparece un emplazamiento cordial para la que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sose-
otra vida: su serena despedida se tiñe así de esperanza. Y, lo más gadamente y tan cristiano como Don Quijote; el cual, entre compa-
importante, no pura esperanza de vida, sino de vida y actividad siones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero
literaria: su voluntad de artista, llevada más allá de la muerte: «Tiem- decir que se murió.
po vendrá, quizá, donde, anudando este roto hilo, diga lo que aquí Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio
me falta, y lo que se convenía. como Alonso Quija el Bueno, llamado comúnmente Don Quijote de
«¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; la Mancha, había pasado desta presente vida, y muerto naturalmen-
que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la te; y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión de algún otro
otra vida!» autor que Cide Hamete Benengeli le resucitase falsamente, y hicie-
En la hora de la muerte, Cervantes se aleja completamente de se inacabables historias de sus hazañas.
todo tipo de disputas literarias, ataques de envidiosos, afanes de [Miguel de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo Don Qui-
protagonismo... Todo ello no son más que vanidades mundanas. jote de la Mancha. II, ed., introd. y notas de Luis Andrés Murillo,
Los preliminares del Persiles, en cambio, le han permitido —a Madrid, Castalia, 5.a ed. 1987, pp. 586 y 591.]
él, que ha aprendido a usarlos ubérrimamente— la oportunidad de
hablar directamente a su público y a su mecenas, para despedirse Admirable recreación cervantina de la vida, de la histo-
de ellos y agradecerles su comprensión, su protección, su cariño. ria y del tiempo. La realidad profunda habita el núcleo de la
Lo que nos estremece de esta dedicatoria y este prólogo es imaginación, del sueño, de la ficción. Ningún camino tan
—tanto como oír la voz de quien está «con las ansias de la muer- importante ni radical para descubrir con verdad la realidad,
te»— el comprobar, en buena parte gracias a la ausencia de ele- como la ficción, la narración poética, la estética y la ética de
mentos típicamente preliminares, el contacto directo en que Cervan- la invención de Miguel de Cervantes. La novela es el mejor
tes se sabía con sus lectores.
[Op. cit., pp. 191 y 192.]
análisis de la producción social de la realidad y sus nuevas
posibilidades de determinación, la ruptura de la facticidad y
Cervantes se sabe viviendo en el libro que crea su lector. la definitiva apertura a horizontes de aurora, de alba siempre
Finalizamos con el texto del testamento y muerte de en camino. La novela está en estado de invención de otro
D. Quijote. mundo, de otra realidad. Ella es la narración de un sujeto
que nunca permanece encerrado en una única lectura o ex-
Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en de- presión, sino que va más allá, es una polifonía de voces, de
clinación de sus principios hasta llegar a su último fin, especialmen- lecturas, escrituras e inventos, de novedad y porvenir.

24/ANTHROPOS
PRÓLOGO
Aurora Egido

Desde el «milagro y misterio» de la vida de don Miguel de


Cervantes Saavedra a los últimos trazos que la recepción de
su obra impone, la revista Anthropos ofrece en estas páginas
una variada y feliz conjunción de estudios que agradecerá, sin
duda, el lector curioso. A nombres consagrados de la crítica
cervantina internacional, se unen otros nuevos, de jóvenes
investigadores que se incorporan así a la inacabable serie de
lecturas e interpretaciones que es patrimonio de los escritores
clásicos.
Los autores de esta silva de varia lección cervantina apor-
tan en su mayoría nuevas perspectivas a la interpretación
crítica o, en algunos casos, permiten se recoja en ella estudios
o fragmentos ya impresos que la revista ha considerado opor-
tunos para que la visión de este escritor y de su obra resulte
más completa. Con ello, no se ha pretendido abarcar la in-
mensidad que los estudios sobre el autor del Quijote podría
exigir en el momento actual, por razones que a nadie se le
escapan. Los imperativos de espacio, y los de tiempo, redu-
cen las posibilidades al final de una convocatoria como la
presente y acotan sobre todo, el terreno de los temas y de las
obras abordadas. Aún así creo que se puede afirmar no sólo
la mencionada variedad que se deriva de los enfoques críticos
empleados y, por ende, de los métodos aplicados, sino la que
se asiente en el tratamiento de los diversos géneros que Cer-
vantes manejó a lo largo de su vida. Que se hagan ostensibles
algunas carencias más o menos llamativas, no quita para que
sean ciertas tales afirmaciones.
A los tópicos prológales, como el de la captatio benevo-
lentiae, dio Cervantes tales giros que cualquier intrusión en
este campo puede conducir al descalabro. Por otro lado, cuan-
do don Quijote y Sancho van camino de la cueva de Monte-
sinos les acompaña un cierto personaje llamado el Primo,
loco de la erudición, de aquellos que —como decía Erasmo—
se pasan el día discurriendo sobre un pelo de cabra. Su re-
cuerdo deja así malparados a aquellos lectores e intérpretes
que atacados por el furor interpretativo convierten la empre-
sa del cervantismo en campo de batalla para elucubraciones
inútiles y molinos teóricos, tan efímeros y fugaces como su
propio viento imaginativo.
El rico estado de la cuestión sobre los estudios cervanti-
nos en la actualidad es una prueba evidente de la atención
que la obra de Cervantes merece, extendida como está por
todo el mundo. Aunque la mayor gloria resida, como suele,
no en la recepción crítica, sino en la creadora. Y en este
sentido, la patria de la novela sigue siendo hasta el momento
la inaugurada por el Ingenioso Hidalgo de 1605 y 1615. Pero
dejando aparte las sociedades cervantinas, las revistas y colec-
táneas, las instituciones y premios, las bibliotecas y hasta las
cátedras que llevan el nombre de Cervantes, es evidente que
La noche del Toboso (fragmento) de Hermann Paul, 1929 queda aún muchísimo por hacer, particularmente en el campo

ANTHROPOS/25
PRÓLOGO

de la crítica y, sobre todo, en la no muy extendida atención Cervantes, hasta donde sea posible, siguiendo el movimiento
que su obra presenta en el momento actual de la investiga- de una existencia que, de proyecto que fue durante su vida,
ción española. Que hace cuatro años fuese casi imposible se ha convertido «n un destino que nos esforzarnos por volver
celebrar el IV centenario de la publicación de La Galatea inteligible».
comprando una edición de la misma, creo que es sintomático Ese reto casi imposible de la biografía se completa aquí
del descuido en el que llamativamente ha podido caer un con una monografía de Julio Rodríguez Puértolas, tan buen
país, si se le compara con la atención editorial que Shakes- conocedor de la obra de Américo Castro, quien ofrece al
peare o Molière reciben de los suyos a este respecto. Que el respecto la visión cervantina del conocido crítico. Desde el
ejemplo citado ya no se pueda —felizmente— aducir en el día primer estudio de 1916 hasta 1938, don Américo se ocupó
de hoy, no quita para que recapitulemos sobre la necesidad ampliamente del autor del Quijote, siendo, como dice Rodrí-
de que los estudios y ediciones sobre la obra cervantina reci- guez Puértolas, su libro El pensamiento de Cervantes (1925)
ban mayor apoyo e interés del que se les presta. Y en este «verdadera piedra miliar en los estudios cervantinos». Los
sentido, el ejemplo del ¡hispanismo internacional da constan- temas del honor, la «realidad oscilante», el «soy quien soy» y
tes lecciones a los investigadores españoles, perdidos a veces otros muchos del humanismo renacentista desfilan por esas
en el jardín de los senderos que se bifurcan camino de ningu- páginas que son ejemplo de «modernidad» y camino crítico
na parte. que tiene como fundamento aprender en las lecciones del
Decía Cervantes que no había que andarse con «hipócri- pasado para así construir un futuro mejor.
tas melindres». Pero la llaneza en las merecidas alabanzas Al profesor A. Márquez, autor del conocido libro Lite-
que su genio ha merecido lamentablemente ha dado a veces ratura e Inquisición en España (Madrid, Taurus, 1980), debe-
más frutos panegíricos que críticas y más inquisiciones intere- mos una aportación al tema clave de la relación de Cervantes
sadas que lecturas mondas de erudición inútil. Las alforjas con la Inquisición. Tras recordar los descargos del autor he-
preñadas de sabiduría huera de las que iba proveído el men- chos sobre sus antepasados al respecto, Márquez documenta
cionado Primo ya fueron atacadas por los avisos de Sancho, el legado inquisitorial de los Cervantes, no sólo en sus ante-
para el que éste se ocupaba tan sólo de cosas que «no impor- pasados sino en documentos posteriores a su muerte. Las
tan un ardite el entendimiento ni a la memoria». Y don adversas relaciones con la Iglesia, sus conflictos, alcanzan, al
Miguel, maestro del silencio, parece merecer esa criba a la parecer, a la misteriosa relación con el autor del Quijote
que se aboca el cervantismo actual, alejándose de la justa apócrifo Fernández de Avellaneda. Por último, la censura
permanente por la preeminencia de un nombre que, por cier- alcanzó con sus índices a la impresión del Quijote, de cuya
to, no necesita de mayores valedores que de sí mismo para expurgación portuguesa deVla primera parte se da aquí noticia.
triunfar en la palestra literaria. Como sabía Borges, lo difícil Dos estudios de carácter general abordan asuntos relati-
no es componer otro Quijote, sino el Quijote, «palabra por vos a la ideología cervantina. Ruth El Saffar, que cuenta en
palabra y línea por línea». Porque «la verdad histórica —dice su haber con numerosos estudios sobre el tema, aborda la
el autor de Palermo de Buenos Aires— no es lo que sucedió; visión del ser cervantino focalizada en lo que ella llama «vo-
es lo que juzgamos que sucedió», y en esa cláusula caben ces marginales», ya sean las femeninas o las de los individuos
todos los riesgos del intérprete. El propio Pierre Menard deslindados que crecen en la rebeldía o fuera de las reglas
confesaba al escritor argentino: establecidas. Su perspectiva psicoanalítica incide en el proble-
ma de la identidad cervantina, alejada de los presupuestos
El Quijote fue ante todo un libro agradable; ahora es una oca-
sión de brindis patrióticos, de soberbia gramatical, de obscenas edi- usuales de la comedia nueva, particularmente en lo que se
ciones de lujo. La gloria es una incomprensión y quizá la peor. refiere a las figuras paterna y materna. Ello le lleva a curiosas
observaciones sobre la propia autoría cervantina y a las rela-
Pero vengamos al caso. Alberto Sánchez, tan sabio cono- ciones intratextuales que se derivan. El Quijote y el Retablo
cedor de la materia que le ocupa, traza en estas páginas la de las maravillas le sirven para demostrar «la desmitificación
biografía de Cervantes, sin ocultar misterios ni lagunas, en un del concepto de la unidad y del orden» que su autor lleva a
amplio bosquejo-crítico que abarca desde principios del siglo término proveyendo de voz a una amplia galería de figuras
XVIII hasta el momento presente. No olvidando curiosas marginadas, normalmente fuera del discurso dominante, como
aportaciones que contrahacen su figura o la novelizan. Sán- es el caso de las mujeres. Mariarosa Scaramuzza nos habla de
chez dice al final de su estudio que es el hispanista francés «La utopía de un mundo nuevo en Cervantes», aspiración
Jean Canavaggio quien «nos da la versión científica y a la simbolizada en el mito de la Edad de Oro que fue patrimonio
altura de nuestro tiempo de una vida enigmática y fecunda, del humanismo renacentista. Los ideales de Don Quijote y
llena todavía de misterios en lo que se refiere a la intimidad Sancho, en busca de una sociedad honrada y pacífica, se
personal». Y es precisamente Canavaggio quien, lejos de ese corresponden con aquellos que abrigaban los religiosos que
«retrato imaginario» del que se lamenta Alberto Sánchez, nos buscaban en América la utopía del primitivismo sobre el que
ofrece a continuación «Cervantes en su vivir». Su trabajo es instaurar los Evangelios. Algunos pasajes, en parangón con
además una invitación a la empresa colectiva de la que pue- las críticas del padre Las Casas, nos confirman curiosos para-
dan salir futuras aproximaciones a la vida de este autor y una lelismos entre la ideología erasmista de Cervantes y las obser-
reflexión sobre el propio género de la biografía. Tres son los vaciones que los cronistas de Indias hacen de dicha utopía.
ejes sobre los que gira su perfil cervantino: rigor que separe Monique Joly añade a su amplia interpretación de la
lo fabuloso de lo cierto, situación del escritor en su medio y burla en la Literatura Española del Siglo de Oro un análisis
en su época, y, por último, la voluntad de «ir al encuentro de centrado en la obra de Cervantes que muestra el particular

26/ANTHROPOS
PRÓLOGO

tratamiento de algunos tópicos en El vizcaíno fingido y en el El estudio de Jordi Gracia sobre el Viaje del Parnaso gira
Quijote. La facecia española y su gozosa burla postridentina en torno al tema de la adulación y la gloria. En él, Cervantes
alcanzan en Cervantes nueva luz, ya sea en su relación con la ataca los temas literarios de su tiempo y los móviles materia-
locura o con el «honesto entretenimiento» que acaba en cos- les o personales por los que caminan los escritores. El fondo
tosas y pesadas befas. autobiográfico, como señalara Elias Rivers, conlleva en la
Del teatro cervantino, el clásico estudio de Francisco obra un sentimiento de autovindicación por parte de su autor
Ynduráin (Cf. Suplementos, 17) ofrece no sólo la poética no exento de ironía y hasta de parodia. Cervantes reclama en
dramática que se deduce de sus diferentes obras, sino el aná- el Viaje una poesía válida por sí misma y no asentada en los
lisis de la persistencia del «temple dramático» en su narrativa. favores ni en la adulación.
Ya desde la antigüedad clásica la noción dramática aparecía El Viaje expresa la verdad meridiana de todo el quehacer
insertada en los géneros más diversos. A ello no fueron aje- cervantino y su base neoaristotélica. La esencia de la poesía
nas, en los siglos XVI y XVII, la novela pastoril y la bizanti- reside en la imitación y no en si esta escribe en verso o en
na, frecuentadas por Cervantes. El Retablo de Maese Pedro prosa. La Galatea, las Ejemplares, El Quijote y El Persiles
engarza con el mundo del entremés y la «peligrosa prueba del pertenecen, claro está, a la poesía en prosa, aunque en todas
poder ilusionístico», tal fundamental en la ficción cervantina. ellas su autor demostrase paso a paso, y sobre todo con las
El teatro dentro del teatro es la última cala en la que don aventuras del Ingenioso Hidalgo, cuál era el terreno propio
Francisco Ynduráin muestra la multiplicidad pirandelliana de de la narrativa. La Galatea se presenta como poesía a los
las ilusiones cómicas del autor de La cueva de Salamanca y de lectores y no sólo porque contenga un nutrido ramillete de
El rufián dichoso. poemas insertos. En ella se condensa y supera la tradición de
Al género entremesil se refiere precisamente Antonio la égloga renacentista. El sosegado y maravilloso silencio que
Rey quien, partiendo de las clásicas consideraciones de Euge- en esta obra se escucha es no sólo un trasunto que alcanza al
nio Asensio, adelanta una ordenación temática y ambiental recuerdo de la enfermedad amorosa de los pastores, sino a la
de estas piezas denominadas menores, pero que en el caso de propia poética de una obra que culminará con los ricos silen-
Cervantes alcanzan una profundidad y riqueza artísticas poco cios del Quijote y del Persiles. En esta última, el silencio es
comunes. Desde la sencillez técnica de El juez de los divor- además paradigma de la destrucción y contención a que el
cios a la complejidad de El viejo celoso, Cervantes va enri- escritor somete sus escritos hasta dar con el borrador defini-
queciendo la tipología y la acción, renovando el género y tivo, demostrando hasta qué punto la escritura empieza y
alcanzando unas metas no superadas por ningún otro entre- termina en el silencio.
mesista. Rey sostiene que, como en la novela, sus entremeses Centrándonos ya en el Quijote, Michel Moner lo anali-
fueron tan avanzados que tuvieron que esperar su justa valo- za como «El libro de los libros», en la medida en que el libro
ración más allá de la que le prestaron sus contemporáneos. como tal llega a convertirse en el auténtico protagonista, ya
Una sugerente panorámica general sobre las novelas que son los libros los que generan la locura del héroe y su
ejemplares es la que nos ofrece Alberto Blecua en su estudio. afán de aventuras. Las numerosas alusiones librescas convier-
La génesis de la novela corta cervantina se percibe a partir de ten la obra en auténtica biblioteca y paradigma de la palabra
La Galatea y más tarde en el Quijote o el Persiles, individua- escrita. Moner, que tanto ha dicho del Cervantes conteur,
lizándose de forma independiente en las llamadas Ejemplares; puede, sin ningún agravante, adentrarnos en ese ámbito del
cuya ejemplaridad —por cierto— es discutida por este comen- libro que conforma los espacios de la novela. Desde la auto-
tarista, tan avezado en la retórica. Los problemas de disposi- ría entendida como paternidad real o asumida, pasando por
tio así como los del conflicto entre realismo e idealismo son el auto de fe de la biblioteca de Don Quijote, a las muchas
también analizados por él, junto a.otros aspectos relaciona- referencias a los libros de caballerías y de otro tipo, bulle una
dos con los personajes. Blecua descubre además un curioso permanente atención al libro en su materialidad objetual y en
precedente del cuento de Caperucita Roja en El viejo celoso su contenido. El libro se disfraza de perro y de piedra, de
que seguramente deleitará no sólo a los folkloristas, sino a pelota o de tapiz flamenco en el Quijote de 1615, mostrando
todos los lectores. Francisco Márquez Villanueva, a su vez, su proteísmo simbólico en función precisamente de lo que
encuadra la controvertida novela ejemplar La tía fingida en el dice. El libro se animaliza o se cosifica pero rara vez alcanza
género de las letras universitarias. Tras la exposición de los la personificación, como algo en agraz que difícilmente alcan-
planteamientos relativos a la discutida autoría de la obra, za sin obstáculos la meta de verse impreso y que, de hacerlo,
dirige sus comentarios hacia un terreno ampliamente frecuen- puede llegar a ser perseguido. La ambigüedad en el tratamien-
tado por él en diversos estudios: el del carnaval, la locura y to del libro por parte de Cervantes lleva a Moner a la consi-
la bufonería que dejaron amplia huella en Cervantes. Fuera deración final de que tal vez este sólo creyese en una litera-
él o no el autor.de la novelita, esta contiene abundante ma- tura que se burla de sí misma.
terial de origen celestinesco y más exactamente prostibulario, Del poder de la risa liberadora que se alza contra las
afincado para más señas en la Universidad de Salamanca. «La normas de la moral establecida, nos habla Agustín Redondo,
alcahueta como lanzadera entre el prostíbulo y el mundo de quien analiza la tradición carnavalesca en el Quijote. Tras una
la clerecía» de la obra de Fernando de Rojas tiene en La tía ajustada síntesis de lo que las fiestas de carnaval suponían en
fingida gozosa continuidad en ese ambiente escolar salmanti- la España de los Austrias, Redondo analiza las figuras de
no de hacia 1575 reflejado en esta novela, que tal vez Cervan- Don Quijote y Sancho desde la perspectiva del Antruejo, tan
tes eliminara de su colección de 1613 por problemas de censu- prolija en figuras contrastivas, como las que aparecen en los
ra. visajes y maneras de estos dos personajes. A la luz del carna-

ANTHROPOS/27
PROLOOG

val, cobran nuevo relieve las situaciones y aventuras vividas tad se muestran en un gozoso equilibrio que sólo la locura de
por ellos, destacando particularmente el episodio de la ínsula Anselmo llega a romper tras una dura batalla que el persona-
Barataría, donde reinan las dislocaciones del mundo al revés je libra dentro de sí. La felicidad se quiebra por culpa de esa
y los tonos festivos de don Carnal y doña Cuaresma. También locura en la que hay un claro parangón con la de Don Quijo-
el lenguaje queda sometido a la parodia y a la inversión, te. En ambos casos, la enfermedad se genera por la creencia
sobre todo en el terreno onomástico. La transgresión de la en unos ideales de heroísmo o virtud. El idealismo de Ansel-
risa permite ver en profundidad la otra cara del mundo y de mo en busca de lo imposible acaba con lo posible, como en el
las cosas. No olvidemos que Cervantes se jactaba de haber caso de Don Quijote. Las correspondencias entre la novelita
dado en el Quijote pasatiempo. La poética de la carnavaliza- y el corpus total en el que se incluye son así evidentes. Su
ción es por diversos trabajos de este profesor de La Sorbona microcosmía actúa como exemplum. En el Curioso se trata,
que ha demostrado con creces la vitalidad de esa «cultura como en la acción principal, «de salvar a alguien del desvío
popular» bajtiniana en las letras españolas del Siglo de Oro. de la locura volviéndole al camino recto de la razón y al
Si ya aludimos a la teatralidad inherente a la narrativa punto de partida de su odisea». Cervantes se distancia de
cervantina, el artículo de Alfredo Baras —preludio de una ya Bocaccio abogando por una moral que probase la autonomía
casi acabada tesis doctoral— nos lo demuestra en su análisis moral del hombre. Línea compartida en Europa por «le mo-
del Quijote. La mezcla genérica que esta obra supone —como ralisme» francés y que preludia la obra del propio Gracián. A
vio Fernando Lázaro Carreter— no sólo se comprueba con la tan sugestivos planteamientos, sólo cabría añadir que tanto
mencionada adscripción a la poesía en prosa, sino con cuanto Anselmo como Don Quijote corresponden al paradigma clá-
de comedia en prosa hay en las Ejemplares y en el Quijote. sico del enfermo de amores. Y el amor hereos, ya se sabe, era
Baras retoma el origen del primer Quijote en el Entremés de una enfermedad incurable que solía llevar a la destrucción y
los romances y señala numerosas referencias metateatrales en a la muerte.
la obra. El teatro dentro de la novela es a este respecto la Don Quijote, por otro lado, debía su particular estado a
máxima novedad aportada por Cervantes y ya ensayada en el la lectura de libros de caballerías. Y a ellos nos remite el
libro III de La Galatea. La fiesta carnavalesca, la commedia estudio de Daniel Eisenberg de 1971 que se ha incluido en la
dell'arte, la espectacularidad de los festejos cortesanos son colección, aunque sin el apoyo de su amplio aparato crítico
trasunto de conocidos episodios en los que se ve la mano (Cf. Suplementos, 17). Tras un repaso de la educación caba-
maestra del autor de las Ocho comedias y entremeses. Entre- lleresca que el libro supone desde el Tirante a los Amadises y
més, comedia y novela se dan estrechamente la mano en la Belianises, Eisenberg recuerda las huellas del género en el
obra de un autor que no en vano quiso rivalizar con los éxitos marco de las aventuras del héroe, así como las críticas que de
teatrales de Lope de Vega, aunque los consiguiese en terreno tales obras aparecen en el Quijote, relativas tanto a razones
bien distinto. estéticas como morales. Cervantes debió considerar deficien-
Contemplar el Quijote desde el «Retablo de Maese Pe- tes las novelas de caballerías por no atender debidamente al
dro» es invitación que Manuel Duran nos hace convirtiendo fin horaciano de la instrucción y el deleite. Eisenberg cree en
ese capítulo en una suerte de célula a través de la cual pode- la palabra de este autor cuando habla de «la caterva de los
mos percibir el plan total de la obra. Desde esa perspectiva, libros vanos de cavallerías» y, por tanto, en su intención clara
nos es lícito entender cómo para Cervantes la forma de pre- de atacarlos. Cervantes no fue el único que tomó partido en
sentar los acontecimientos es tan importante o más que los tal dirección. Desde los místicos a los preceptistas son muchos
acontecimientos mismos. Sin texto escrito no hay novela. los ejemplos de escritores que, por razones de poética o de
Como en el Criticón de Gracián, la escritura avanza al paso moral, abogaban en su contra. Otras razones de índole polí-
de los protagonistas y las espadas en alto de Don Quijote y el tica que afectan al Nuevo Mundo apoyan sus argumentos. La
vizcaíno avisan de cómo y porqué la narración se detiene. La demanda de libros de caballerías era evidente en los años en
novela y el arte de novela corren parejas, sucediendo que los que se publicó la obra y Cervantes arremetió contra ellos
acción y creación se hacen sincrónicas. La Segunda Parte por razones claramente literarias aunque mezcladas con otras
mostrará a unos personajes que se convierten en lectores de de tipo religioso o patriótico, poniendo su obra al servicio de
la Primera y testigos, por tanto, de la autenticidad de Don la verdad y no de las fabulosas ficciones de los Palmerines y
Quijote y Sancho o de la falsedad del apócrifo. El autor o demás familia.
autores que manipulan el relato se contrarrestan con los per- El Quijote no cierra sino que inaugura. Como fundamen-
sonajes-lectores. El Quijote es un riquísimo prisma en el que to de la novela moderna, constituye una vía excelente para
se rompe la faz unívoca del creador absoluto dueño de sus adentrarse en los caminos de la nueva crítica que atiende al
personajes. La mimesis aristotélica es superada a través de problema de la recepción literaria. Horst Weich, en «Narra-
estos recursos que permiten al lector tomar cartas en la nove- ción polifónica: el Quijote y sus seguidores franceses (siglos
la. Porque a partir del Quijote todo sería diferente en litera- XVII y XVIII)», muestra parte de ese amplio panorama de
tura. Cervantes enseñó a leer de otra manera. seguidores que tuvo fuera de España y que lamentablemente
En clave de novela, nos invita, a cambio, Hans-Jörg no encontró dentro. La narrativa en lengua castellana, ahoga-
Neuscháfer, a leer el Quijote desde El curioso impertinente. da por la retórica, no ofrecía ni en el XVII ni en el XVIII
Novela dentro de la novela, El curioso destaca dentro de la ningún avance en la línea iniciada por Cervantes. El Quijote,
serie de historias intercaladas de manera especial, sin relación editado e imitado en Francia, ofrece una función polifónica
aparente con la historia principal, a través de ese «ménage a (en el sentido bajtiniano), que tuvo una clara huella en los
trois» que tiene sus precedentes en La Galatea. Amor y amis- escritores franceses. Desde la metodología de Genette y de

28/ANTHROPOS
PRÓLOGO

Booth, Horst Weich analiza en Charles Sorel y en Verdier la otros deslindes— a los desmedidos afanes de algunos anota-
narración «remonologuizada» como fruto de la huella polifó- dores que, como Valera acusaba en las glosas de Clemencín,
nica del Quijote. Y otro tanto ocurre con la narración dialó- buscaron soporte innecesario a las cosas más nimias del Qui-
gica de Marivaux o de Diderot. Los inicios imitatorios de la jote. Romero destaca las ediciones del XIX y dedica un inte-
novela francesa a partir de 1630 vienen marcados por la paro- resante apartado a la invención del cervantismo y al culto
dia pastoril y caballeresca. En el XVIII, aunque se critica el prodigado a su autor, sin olvidar las huellas de su obra en la
mundo heroico y galante, se acentúa la voz crítica del lector creación literaria de ese siglo.
y se rompen los moldes clásicos en busca de una nueva esté- A continuación, Javier Blasco nos remite al quijotismo
tica que implica (como es el caso de Jacques le Fataliste de finisecular, tomando las efemérides de 1905 como punto de
Diderot) nuevos rumbos ideológicos, en vísperas de la Revo- partida. El acercamiento a Cervantes fue muy amplio y a la
lución francesa. sombra del centenario, surgieron numerosas colaboraciones
Sobre la recepción dieciochesca del Quijote incide Agui- en las que cabe destacar la disidencia de Azorín y Unamuno
lar Piñal, «haciendo constar la enorme difusión europea de la frente al cervantismo oficial. Modernistas y noventayochistas
novela, con sus numerosas traducciones y, sobre todo, con la utilizaron a Don Quijote como bandera antipositivista y vital,
secuela de grandes imitadores que genera en las figuras de de ruptura con la tradición ortodoxa. Maeztu, Juan Ramón,
Fielding, Sterne y Graves o Lesage y Meli. Los lectores ale- Valle-Inclán, Baroja y un largo etcétera se ocuparon del ca-
manes, como Herder o Goethe, o su difusión en América, ballero manchego como paradigma de la nueva estética. Blas-
contrastan con ese abrumador silencio de treinta años que co ilumina el quijotismo de Unamuno y el de Azorín y señala
entre 1674 y 1704 supone el que no hubiera una sola impre- cómo Don Quijote alcanza con el fin de siglo un carácter
sión española. Aguilar hace un detenido repaso de las edicio- mesiánico para esos jóvenes escritores empeñados en la tarea
nes dieciochescas del Quijote verdadero y del apócrifo así de regenerar a España.
como de los estudios cervantinos, particularmente centrados Christoph Strosetzki ofrece un estado de la cuestión so-
en lo biográfico. La primera biografía de Cervantes, la de bre los estudios cervantinos en la República Federal de Ale-
Mayans (1737), abre paso a otras muchas a lo largo del siglo, mania, tema que fue además el centro de un interesante
cargadas de polémicas y controvertidas opiniones sobre el coloquio celebrado en Würzburg en 1983. El Quijote y las
autor. Desde el punto de vista de la creación, sólo media Ejemplares llevan la palma de los estudios de ese hispanismo.
docena de «novelas» como el Fray Gerundio de Campazas Pero no es sólo en el campo de la crítica sino en el de la
trataron de recoger en España la idea narrativa de Cervantes. creación literaria y musical alemanas donde se pueden ver las
El teatro dieciochesco no fue ajeno a la huella de Don Qui- huellas cervantinas. Como este autor señala, «El hecho de
jote, que también seguía viva, por otro lado, en la tan esca- que el número de los trabajos sobre su influencia en la litera-
samente atendida tradición oral. tura española, inglesa, italiana, francesa y alemana sea tan
El siglo XIX fue, a cambio, terreno abonado para la elevado, subraya la universalidad de su obra y la actualidad
obra cervantina como muestra un buen conocedor de esa de su pensamiento».
época de la literatura como Leonardo Romero. El biografis- A esta nutrida colección de ensayos sobre Cervantes aquí
mo de raíz francesa tino también la erudición española deci- reseñados, la editorial Anthropos añadirá un volumen antoló-
monónica, a la busca de nuevos datos, desde el regeneracio- gico de su obra y de la crítica cervantina, a cargo de Carlos
nismo a la labor de Menéndez Pelayo. Por lo que atañe al Vaíllo. Ana Rodríguez, a su vez, ofrecerá un ramillete de
análisis de su obra, fueron los románticos alemanes los que lecturas sobre Cervantes de los escritores de la Generación
marcaron la pauta de la consideración del Quijote como pro- del 27. Unos poemas de Garciasol y otras adendas editoriales
totipo de la novela moderna. A la par, España tejió numero- completarán el programa de la revista.
sas coronas poéticas en los fastos conmemorativos cervantinos Como decía Leo Spitzer y suscribiría Borges, Cervantes
que se plasmaron en manifiestos colectivos de diversa índole. enseñó a los lectores no sólo a distinguir el arte de la vida,
En la vertiente literaria propiamente dicha, el estilo de Cer- sino a reconocer en el libro una vida «aparte de la vida».
vantes y de la literatura áurea fijó peligrosamente un modelo Lector amantísimo, ojalá que este prólogo que peca de
de plenitud no exento de anacronismos. No faltaron en el «pasilargo», como el rocín que cabalgaba Cervantes en su
catálogo de los hallazgos del siglo XIX algunas imposturas, prólogo del Persiles, no te sirva de disuasión, sino de espuela,
tanto biográficas, como textuales. Un afán desmesurado de para gozar con la lectura de esta variada miscelánea que aquí
fijar el itinerario quijotesco al pie del mapa llevó —junto a se te ofrece.

ANTHROPOS/29
'"tSSiïSSR MIGUEL DE CERVANTES

Dos visiones complementarias y PERCEPCIÓN INTELECTUAL


profundas de la vida, historia y vivir de
Cervantes DE UN PROCESO HISTÓRICO
La biografía
de Cervantes:
bosquejo histórico-
bibliográfico
Alberto Sánchez

Nemo propheta in patria sua

«Todo es milagro y misterio el discurso


de mi vida» nos confiesa la animosa Do-
rotea, decidida muchacha andaluza
(Don Quijote, I, 30). Y bien podemos
admitir que cualquier vida humana, úni-
ca e irrepetible, es un puro milagro mis-
terioso.
La vida de Cervantes, hombre supe-
rior por su creación artística, debe con-
siderarse como ejemplo cualificado. No
la conocemos tan bien como sería de
desear; sigue con bastantes misterios, a
pesar de los esfuerzos de la investigación
cervantina, prolongados a lo largo de
casi tres siglos. Quedan hoy todavía ex-
tensas lagunas, rellenadas por los impa-
cientes con hipótesis más o menos inge- Retrato de Cervantes atribuido a Jáuregui, perteneciente a la Real Academia Española de la Lengua
niosas; pero ya conocemos algunos de
sus perfiles característicos, gracias a la encierra la biografía espiritual de su au- de mano en mano, dentro y fuera de
paciente labor de varias generaciones tor; pero no de una manera abierta y España (como asimismo La Galatea y
de estudiosos. paladina, sino que en el presente caso las Novelas Ejemplares), la estrechez
Lo que se nos escapa casi por comple- se nos muestra con una ambigüedad in- económica junto al despego de sus con-
to es la intimidad personal del propio citadora de múltiples interpretaciones. vecinos anublaban los últimos días del
Cervantes, pues apenas conservamos En las siguientes páginas intentamos escritor genial. Vale la pena de repetir
cartas autógrafas de interés psicológico. trazar la espiral histórica en la elabora- la anécdota recogida por el Licenciado
Nos hemos de contentar, a regañadien- ción de la biografía de Cervantes, desde Márquez Torres en su Aprobación a la
tes, con prosaicos escritos notariales, re- el siglo XVIII hasta nuestros días, exac- 2.a Parte de El Ingenioso Caballero Don
laciones de servicios, escritos judiciales tamente desde el año 1737 al de 1988. Quijote de La Mancha:
o administrativos, donde aparecen fir- Resulta penoso contemplar el escaso
mas de nuestro primer escritor, que se- aprecio que por la persona de Cervan- Certifico con verdad que en veinte y cinco
ñalan su presencia en hechos de mayor tes, ya anciano y admirable escritor, de febrero, deste ano de seiscientos y quince
o menos relieve.1 Claro está que toda sentían sus coterráneos. Cuando ya la [1615], habiendo ido el ilustrísimo señor don
obra literaria importante de algún modo primera parte de Don Quijote volaba Bernardo de Sandoval y Rojas, cardenal ar-

30/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

zobispo de Toledo, mi señor, a pagar la visi- En fin, simpáticos aunque menguados


ta que a Su Ilustrísima hizo el embajador de consuelos tuvo Cervantes en vida (si se
Francia, que vino a tratar cosas tocantes a excluye la inmensa satisfacción que se
los casamientos de sus príncipes y los de Es- transparenta al final del Quijote ante la
paña, muchos caballeros franceses de los que
vinieron acompañando al embajador, tan realización de una obra que se estima
corteses como entendidos y amigos de bue- superior), minúsculas compensaciones
nas letras, se llegaron a mí y a otros capella- económicas o ayudas de magnates, y
nes del cardenal mi señor, deseosos de saber unas pocas voces laudatorias en los días
qué libros de ingenio andaban más validos, y inmediatamente posteriores a su muerte.
tocando acaso en éste, que yo estaba censu- Nadie es profeta en su tierra. Pero en
rando, apenas oyeron el nombre de Miguel evidente contraste se muestra la actitud
de Cervantes, cuando se comenzaron a hacer de los contemporáneos ante la muerte
lenguas, encareciendo la estimación en que de Lope de Vega en 1635, puesto que
así en Francia como en los reinos sus confi-
nantes se tenían sus obras, La Galatea, que al año siguiente pudo publicar Juan Pé-
alguno dellos tiene casi de memoria, la pri- rez de Montalbán la Fama postuma del
mera parte désta [Don Quijote], y las Nove- Fénix de los Ingenios con un primer bo-
las [Ejemplares]. Fueron tantos sus encareci- ceto biográfico de Lope, junto a las
mientos, que me ofrecí llevarles que viesen composiciones panegíricas que le dedi-
el autor dellas, que estimaron con mil demos- caron nada menos que ciento cincuenta
traciones de vivos deseos. Preguntáronme y tres escritores.
muy por menor su edad, su profesión, cali- Añadamos que don Francisco de
dad y cantidad. Hálleme obligado a decir
que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a Quevedo y Villegas, caballero de la or-
que uno respondió estas formales palabras: den de Santiago y señor de la villa man-
«Pues ¿a tal hombre no le tiene España muy chega de la Torre de Juan Abad, tuvo
rico y sustentado del erario público?». Acu- su primera biografía a los dieciocho años
dió otro de aquellos caballeros con este pen- de su fallecimiento, compuesta por el
samiento y con mucha agudeza, y dijo: «Si abad don Pablo Antonio de Tarsia, doc-
necesidad le ha de obligar a escribir, plega a tor teólogo y académico de Ñapóles
Dios que nunca tenga abundancia,'para que (Madrid, 1663). ca de Cervantes en la batalla de Lepan-
con sus obras, siendo él pobre, haga rico a to, reñida el 9 de octubre de 1571.
todo el mundo [,..]».2 Pero un espeso silencio biográfico ro-
deó al autor del libro más famoso de En 1752 el erudito benedictino Mar-
Este despego o indiferencia de sus España durante algo más de un siglo. tín Sarmiento, movido por la pasajera
compatriotas no significa que Cervantes Durante el XVII solamente fray Diego mención de la cuna cervantina en el ci-
no obtuviera alguna compensación espi- de Haedo en un libro tan interesante tado libro de Haedo, interesa a sus ami-
ritual de ellos, nacida al calor de la po- como poco leído, Topografía e historia gos en la comprobación del dato, se bus-
pularidad de sus libros. De este género general de Argel (Valladolid, 1612), re- ca la partida de bautismo de Cervantes
es la que nos cuenta el mismo autor en coge unos cuantos datos de la biografía en Alcalá de Henares y la publica por
el prólogo de su novela postuma, Persi- cervantina en torno a los trabajos, sufri- primera vez don Agustín Montiano y
les y Sigismundo, y resplandece con el mientos y heroicidades de su cautiverio; Luyando en su Discurso segundo sobre
fulgor de las últimas líneas que brotaron pone de relieve la entereza del carácter las tragedias españolas (1753). Según
de su pluma. cervantino en.los repetidos y frustrados esta partida, el niño Miguel de Cervan-
Nos cuenta que volviendo de Esqui- intentos de evasión. Guando un compa- tes fue bautizado en la iglesia de Santa
vias —el pueblo de su mujer— a Ma- ñero traidor delata un intento'de fuga, María la Mayor, de Alcalá de Henares,
drid, en compañía de dos amigos, un turcos y berberiscos armados se precipi- el domingo 9 de octubre de 1547. Pues-
estudiante pardal, montado sobre una tan en el refugio délos españoles: «fué- to que no recibe el nombre de su padre
borrica, les gritaba a sus espaldas para ronse a la cueva —escribe Haeëo—que Rodrigo ni el de su abuelo Juan, se sos-
que lo esperasen: el falso Judas les mostró, y haciendo pecha que el día exacto de su nacimien-
salir della los cristianos, los prendieron to sería el anterior 29 de septiembre, en
A lo cual respondió uno de mis compañeros: luego a todos y particularmente mania- que la Iglesia católica celebra la festivi-
—El rocín del señor Miguel de Cervantes dad de San Miguel. A la vieja costum-
tiene la culpa desto, porque es algo que pasi- taron a Miguel de Cervantes, un hidal-
largo. go principal de Alcalá de Henares, que bre castellana de dar al recién nacido el
Apenas hubo oído el estudiante el nombre fuera-61 autor,deste negocio». nombre correspondiente al del día de
de Cervantes, cuando, apeándose de su ca- Resulta curioso anotar que la noticia su nacimiento, según el Santoral, se vie-
balgadura, cayéndosele aquí el cojín y allí el de que Cervantes fuera natural.de Alca- nen sumando las curiosas coincidencias
portamanteo, que con toda esta autoridad lá permaneció olvidada cerca de siglo y de que dos personajes femeninos de no-
caminaba, arremetió a mí, y acudiendo a asir- medio, y ha sido discutida hasta nues- toria simpatía, como son la gitanilla Pre-
me de la mano izquierda, dijo: tros días. Todavía hay quien no la ad- ciosa y doña Clara, sobrina del Capitán
—¡Sí, sí; éste es el manco sano, el famoso mite, pese al terminante informe de la Cautivo (Don Quijote, I, 43) celebran
todo, el escritor alegre, y finalmente el rego-
cijo de las musas!3 Real Academia de la Historia, emitido su cumpleaños precisamente el «día de
en 19534 para descalificar la supuesta San Miguel».
Este memorable prólogo concluye partida de bautismo de un Miguel de
con la emocionante despedida del escri- Cervantes, fechada el 9 de noviembre
tor que se siente morir (1616): «¡Adiós, de 1558 en la parroquia de Santa María Mayans, primer biógrafo de Cervantes
gracias; adiós, donaires; adiós, regocija- de Alcázar de San Juan. Aparte de las
dos amigos; que yo me voy muriendo, y dudas en la autenticidad de este docu- En el siglo XVIII, entregado con predi-
deseando veros presto contentos en la mento, se aduce que su tardía fecha no lección racionalista al estudio científico,
otra vida!». puede armonizar con la presencia heroi- a la investigación histórica y a la crítica

ANTHROPOS/31
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

literaria, comienza la construcción de la dalgo Don Quijote de La Mancha, en edad no está ya para burlarse con la
biografía cervantina. Tres vidas de Cer- edición de lujo costeada por el propio otra vida; que al cincuenta y cinco de
vantes se publican a lo largo del siglo, Barón. Debía de ir precedida de la bio- los años, gano por nueve más, y por la
cada una con nuevas aportaciones a los grafía del autor. Como no había ningu- mano"». Son ciertos, en cambio, los da-
datos de la anterior; y seguirá una labor na, se encargó su composición al docto tos del tránsito del escritor: «de un libro
investigadora en este campo, que se pro- Mayans, tal vez por consejo del emba- de entierros que se conserva en Madrid,
longará hasta nuestros días. jador español en Londres, a la sazón en la iglesia parroquial de San Sebas-
El primer biógrafo de Cervantes fue don Gregorio Portocarrero, conde de tián, consta que murió en la calle del
un sabio humanista valenciano, Grego- Monti jo. León, el día 23 de abril del referido año
rio Mayans y Sisear (1699-1781). Hijo Duélese Mayans, en su dedicatoria a 1616, habiendo mandado que le enterra-
de Oliva, ciudad perfumada por los Carteret, del abandono total en que per- sen en el convento de las monjas Trini-
huertos de naranjos y las brisas medi- manecía este campo de la investigación tarias y dejado por testamentaria suya a
terráneas, próxima a Denia, lugar don- histórico-literaria: su mujer, doña Catalina de Salazar».7
de había desembarcado el futuro autor Si en la aportación de documentos la
del Quijote al volver de su cautiverio Un tan insigne escritor como Miguel de obra de Mayans carece de interés, sí
argelino en 1580. Cervantes Saavedra, que supo honrar la me- que lo tiene en el orden de la crítica de
El erudito Mayans fue bibliotecario moria de tantos españoles y hacer inmortales todos y cada uno de los libros cervanti-
en el Madrid del rey Felipe V y catedrá- en la de los hombres a los que nunca vivie- nos. Crítica que no es elogiosa a ultran-
tico de Derecho de la Universidad de ron, no tenía hasta hoy, escrita en su lengua, za y que en ocasiones se deja llevar por
Valencia; muy docto en lingüística clá- vida propia. Deseoso V.E. de que la hubie- los prejuicios academizantes y normas
sica y moderna, escribe una Oración en se, me mandó recoger las noticias pertene-
cientes a los hechos y escritos de tan gran preceptistas. También concede bastante
que se exhorta a seguir la verdadera idea varón. He procurado poner la diligencia a atención al estudio histórico-cultural y
de la elocuencia española (1727), a la que me obligó tan honroso precepto y he lingüístico de los textos, con observacio-
que sigue su obra capital acerca de los hallado que la materia que ofrecen las accio- nes a veces nimias y otras muy ajustadas.
Orígenes de la lengua española (1737) y nes de Cervantes es tan poca y la de sus Distingue muy bien el valor del Qui-
una buena Gramática latina (1768). escritos tan dilatada que ha sido menester jote verdadero de Cervantes sobre el
La Vida de Cervantes escrita por Ma- valerme de las hojas de estos para encubrir apócrifo del fingido Avellaneda, diáfa-
yans apareció también en 1737, dedica- de alguna manera con tan rico y vistoso ro- na evidencia que en vano pretendieron
da al Excmo. Sr. D. Juan, barón de paje la pobreza y desnudez de aquella perso- enturbiar algunos críticos de la primera
na dignísima de mejor siglo, porque aunque
Carteret.5 dicen que la edad en que vivió era de oro, mitad del siglo XVIII. Para Mayans no
Lord John Carteret bien podía figurar yo sé que para él y algunos otros beneméri- cabe duda al enjuiciar el Quijote de
al frente de esta biografía, ya que fue el tos fue de hierro. Los envidiosos de su inge- Avellaneda, reimpreso en Madrid el año
promotor y editor inglés de ella. Hispa- nio y elocuencia le murmuraron y satirizaron. 1732: «no hay hombre de buen gusto
nista ferviente y ministro de Jorge II, Los hombres de escuela, incapaces de igua- que haga aprecio de él». Buena parte
Carteret quiso acrecentar la Biblioteca larle en la invención y arte, le desdeñaron de su análisis del Quijote cervantino en-
del sabio Merlin (sugestivo nombre que como a escritor no científico. Muchos seño- cierra una rigurosa condena del falso
la reina Carolina de Inglaterra había res, que si hoy se nombran es por él, desper- Quijote, frente a la opinión de sus con-
dado a la colección de sus libros de fan- diciaron su poder y autoridad en aduladores
y bufones, sin querer favorecer al mayor in- temporáneos Nasarre y Montiano, edi-
tasía caballeresca) con El Ingenioso Hi- genio de su tiempo. Los escritores de aque- tores y apologistas de Avellaneda. Lo
lla edad (habiendo sido tantos), o no habla- cual incluye estas páginas mayansianas
ron de él, o le alabaron tan fríamente, que en el saturado ambiente polémico de
su silencio y sus mismas alabanzas son indi- aquel tiempo y supone la primera críti-
cios ciertos, o de su mucha envidia, o de su ca seria del falso Quijote.
poco conocimiento [...].6 No regatea elogios a las Novelas
Ejemplares, aunque confiesa ingenua-
Falto de documentos, pues ya hemos mente que él no las hubiera llamado
adelantado que incluso la partida de así: «Cervantes escribió algunas novelas
bautismo cervantina fue publicada die- con tanto ingenio, discreción y elegan-
ciséis años más tarde, Mayans tuvo que cia, que pueden competir con las mejo-
deducir la mayoría de los hechos a tra- res, no coartando el nombre de novela
vés de las notas autobiográficas disper- a las fábulas amorosas, sino haciendo
sas en las obras de Cervantes. sujeto de ella cualquier asunto capaz de
Por unos versos que aparecen en el divertir honestamente a los lectores».
Viaje del Parnaso («Adiós, dije a la hu- El Viaje del Parnaso lo juzga más in-
milde choza mía, adiós, Madrid, adiós, genioso que agradable, pero no llamará
tu Prado y fuente [...]. Hoy de mi pa- a Cervantes mal poeta, como lo habían
tria y de mí mismo salgo») se da por hecho Lope, Esteban Manuel de Ville-
seguro que Cervantes nació en Madrid, gas y alguno más. El juicio de Mayans
a pesar de las pretensiones encontradas sobre el teatro de Cervantes es el que
de Esquivias, Córdoba, Lucena o Sevi- más se resiente de las preocupaciones
lla. También resulta erróneo el año del clasicistas.
nacimiento —aunque la diferencia con La novela postuma de Los trabajos
la fecha exacta no sea muy grande— al de Persiles y Sigismunda, «historia sep-
deducirlo del prólogo de las Novelas tentrional», es objeto de encomios des-
Ejemplares: «Nació Cervantes el año mesurados; aunque, en forzado parale-
1549, según se colige de esto que escri- lo con el Quijote, acaban por quedar las
bió el día 14 de julio del año 1613: "Mi cosas en su punto, si bien contra la in-

32/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

tención academicista del crítico: «en


suma, esta obra es de mayor invención
y artificio, y de estilo más sublime que
la de Don Quijote de la Mancha. Pero
no ha tenido igual aceptación, porque
la invención de la historia de Don Qui-
jote es más popular y contiene personas
más graciosas; y como son menos en
número, el lector retiene mejor la me-
moria de las costumbres, hechos y ca-
racteres de cada una. Fuera de eso, el
estilo es más natural y tanto más des-
cansado cuanto menos sublime». Para
nosotros se trata de la diferencia entre
la vida y la mera literatura, por sublime
que fuere el estilo.8
La investigación documental ha podi-
do rectificar algunos puntos de la vida
de Cervantes compuesta por Mayans,
pero siempre le quedará el mérito de
haber sido la primera y los primeros
harto hacen con empezar. En su tiempo
gozó de gran prestigio, pues a lo largo
del siglo XVIII alcanzó hasta trece edi-
ciones, dentro o fuera de España.

Otros biógrafos del siglo de la Ilustración


do contra Cervantes y su familia en Va- que va desde 1820 a 1890, por lo gene-
En los últimos años del siglo XVIII se lladolid, en ocasión de la muerte del ral, suelen limitarse a cubiletear sobre
publican dos biografías de Cervantes caballero don Gaspar de Ezpeleta, el 27 las aportaciones anteriores, al ditirambo
con apreciable apoyo documental. Sus de junio de 1605: por las declaraciones hueco o a perorar estérilmente sobre
autores, Juan Antonio Pellicer y Vicen- sabemos que Cervantes era entonces los esoterismos del Quijote y la amplísi-
te de los Ríos, trabajaron cada uno por agente de negocios en Sevilla y otras ma ciencia infusa del autor (teólogo,
su parte y llegaron a conclusiones muy poblaciones y no solamente escritor. cosmógrafo, jurista, geógrafo...). Ex-
próximas entre sí. Van aumentando los datos conocidos, cepción sobresaliente fue la de Moran
Don Vicente de los Ríos publicó un pero la pluma que los maneja no parece en 1863.
bosquejo de la vida de Cervantes al de gran finura ni se excede en la percep- Mucho antes de comenzar los fuegos
frente de la lujosa edición ilustrada del ción crítica. Con todo es evidente que artificiales del cervantismo, destacó por
Quijote de la Real Academia Española la biografía cervantina había entrado en sus relevantes méritos la obra de Mar-
en 1780; digna emulación de la británi- un período de búsqueda y rigor docu- tín Fernández Navarrete, Vida de Mi-
ca de 1738, que incluía la Vida de Cer- mental, preciosos para su ulterior en- guel de Cervantes, «ilustrada con varias
vantes escrita por Mayans. Se decide por cauzamiento. Es una lástima que no noticias y documentos inéditos pertene-
declarar a la ciudad de Alcalá de Hena- siempre se siguiera esa pauta. cientes a la historia y literatura de su
res como la cuna de Cervantes, a pesar tiempo» (Madrid, Real Academia Espa-
de las pretensiones de Alcázar de San ñola, 1819). Es el más importante de
Juan. Publica asimismo la partida de La biografía de Cervantes en el siglo XIX los trabajos biográficos realizados hasta
rescate del cautiverio y la del matrimo- entonces.
nio en Esquivias con doña Catalina de Durante el pasado siglo se publicaron Se divide en dos partes, muy desigua-
Palacios (1584). gran número de biografías cervantinas, les en extensión: en la primera se narra
Juan Antonio Pellicer, por su parte, por lo que no podemos detenernos en la vida del escritor; y en la segunda,
había dado ya algunos documentos cer- el examen pormenorizado de todas que ocupa los dos tercios de la obra,
vantinos al frente de su importante acer- ellas. Nos ceñiremos, por tanto, a las van las ilustraciones, pruebas y docu-
vo bibliográfico Ensayo de una Bibliote- que significaron un avance positivo en mentos que confirman los hechos conta-
ca de Traductores Españoles (Madrid, la investigación o a las que sobresalie- dos en la primera. Se desautoriza de
1778); allí vemos la partida de rescate, ron por su calidad estilística. Sin olvidar nuevo la pretensión de Alcázar de San
los dos bautismos —el de Alcalá y el de que muchas veces ese estilo nos parece Juan como patria de Cervantes, se acla-
Alcázar—, la anotación del sepelio, etc. hoy demasiado retórico y engolado, en ran pormenores de la vida militar del
El mismo Pellicer escribe más tarde armonía con los gustos del tiempo. héroe de Lepanto, se copia del Archivo
otra Vida de Cervantes, que figura a la Salvo luminosas excepciones hay que de Indias la petición de pasar a servir
cabecera de la edición de Don Quijote señalar un gran hiato en esta investiga- en uno de los cargos vacantes en Amé-
impresa por Sancha (Madrid, 1797 a ción biográfica entre los primeros y los rica (1590), se van conociendo las an-
1798, 5 vols.). A los documentos ya in- últimos años del siglo; al final de la cen- danzas del alcabalero por los pueblos
dicados se van uniendo, entre otros de turia comienza una verdadera época de andaluces...
menos importancia, el de la escritura oro para los estudios que venimos regis- Biografía basada en los archivos, su-
dotal de Cervantes a su esposa, fechada trando. puso un considerable avance en el cono-
en Esquivias (1586) y el proceso segui- Los cervantistas del extenso período cimiento de la vida de Cervantes. Todas

ANTHROPOS/33
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

las biografías escritas en el siglo XIX se de San Juan, «documentos irrevocables discutible autoridad del testimonio
apoyan más o menos en ella. Fue reim- deciden a favor de Alcalá de Henares, apuntado, sin contrastarlo con otros do-
presa por Gorchs en Barcelona (1834) ufana de tan gloriosa maternidad». cumentos de aquellas fechas (Madrid,
para acompañar a una edición de Don Aquel laureado poeta declamatorio y Prensa Española, 1971, pág. 10).
Quijote en seis volúmenes. Cayetano civil que fue Manuel José Quintana es- También fue Moran el primero que
Alberto de la Barrera, benemérito in- cribió una serie de Vidas de españoles incorporó a la biografía de Cervantes la
vestigador de nuestras letras clásicas, re- célebres, entre las que incluyó la de Cer- Epístola a Mateo Vázquez, recién des-
dondeó con unas notas adicionales la vantes. Consideramos como definitiva cubierta por entonces en el archivo del
docta labor de Navarrete. Hay edición la versión que aparece en el tomo XIX Conde de Altamira y considerada hoy
moderna de esta biografía en la Colec- de la Biblioteca de Autores Españoles como apócrifa por algunos eminentes cer-
ción «Cisneros», n.° 48 (Madrid, Atlas, (Madrid, 1852). Allí se cuenta que la vantistas (Marasso, Casalduero) o dudo-
1943), pero sin el aparato documental. primitiva redacción era un opúsculo pre- sa, por lo menos (Schevill y Bonilla).
Buenaventura Carlos Aribau escribió parado para la edición de Don Quijote Sobre la importancia de Jerónimo
la vida de Cervantes que encabeza la hecha en la Imprenta Real en 1797 y Moran en el progreso de la biografía
meritoria Biblioteca de Autores Espa- publicado antes que los señores Pellicer cervantina, puede leerse el jugoso estu-
ñoles, cuyo tomo I recoge todas las y Navarrete diesen a luz sus biografías dio del académico Alonso Cortés.9
obras cervantinas, excepto las dramáti- de Cervantes; contenía una noticia de- En el último cuarto de siglo resurge
cas (Madrid, Rivadeneyra, 1846). Casi masiado sucinta, «que por el tono de la polémica en torno a la verdadera cuna
un siglo después, Francisco Ynduráin declamación y por la inconsiderada lige- de Cervantes: Juan Alvarez Guerra
reza de sus censuras daba a entender (1878), Francisco Lizcano Alaminos
bien claro los pocos años que entonces (1892) y Antonio Castellanos (1896) de-
tenía su autor». En consecuencia, fue fienden la causa de Alcázar de San Juan.
ampliada, rectificada y casi refundida Todavía en el I Congreso Internacional
por completo: «se han tenido presentes sobre Cervantes, su obra y su mundo,
sus biógrafos principales, Mayans, Ríos, celebrado en Madrid (julio de 1978),
Pellicer y Navarrete. El último, sobre Ángel Ligero Móstoles presentó gran
todo, nada deja de desear en esmero y cantidad de documentos de los archivos
diligencia, en prolijidad de investigacio- de Alcázar, donde aparecen nombres y
nes y en copia de erudición». Queda apellidos históricos (nada raros, por otra
claro que en su parte histórica la vida parte) que se mencionan en los libros
de Cervantes escrita por Quintana se cervantinos, como prueba indirecta del
basa en los autores citados, singular- origen del que los convirtió en persona-
mente en los dos últimos. En cambio, jes literarios. Pero la convergencia de
los juicios de crítica literaria que contie- varios testimonios en armonía con la
ne son de una diversidad indispensable partida bautismal de Alcalá de Henares
«entre quienes se ocupan de un mismo viene a restablecer los derechos de esta
objeto, pero con diferente gusto y dife- ciudad.
rentes principios». Antonio Ferrer del
Río afirmó con hipérbole notoria que la
vida de Cervantes compuesta por Quin- Aportaciones documentales
tana era superior a cuantas se habían
escrito de aquel gran hombre (1852). Aunque no hayan escrito biografías, he-
Otras biografías cervantinas del siglo mos de conceder un puesto de honor en
XIX, que sólo en apresurada enumera- estos apuntes a los nombres de ciertos
ción podemos traer aquí, son la aludida investigadores esforzados que con su la-
y más relevante de Jerónimo Moran bor a través de los archivos españoles
(«recopilada» según Navarrete y aumen- han contribuido de manera decisiva al
ha publicado el teatro cervantino en la tada con nuevos datos); y las de Ramón conocimiento de la vida de Cervantes,
misma colección, tomo CLVI (Madrid, León Máinez, Nicolás Díaz de Benju- cada vez más clara y limpia de errores,
Atlas, 1962). Esta simple mención edi- mea, Cayetano Rosell, etc. siempre en lo que atañe a la vida exter-
torial pone de manifiesto el escaso inte- Jerónimo Moran fue el primero que, na y episódica.
rés de la crítica histórica hacia la crea- en 1863, dio a conocer un documento Por orden cronológico, citaremos en
ción dramática de Cervantes. del Archivo de Simancas, de dudosa lec- primer lugar a don José M.a Asensio y
En un noble estilo oratorio, que tan- tura e interpretación, en que se habla Toledo, descubridor de los Nuevos do-
to agradaba entonces al público, escribe del proceso incoado a un «Miguel de cumentos para ilustrar la vida, de Miguel
Aribau la biografía cervantina, basada Zerbantes» por haber herido a un tal de Cervantes Saavedra (Sevilla, 1864),
fundamentalmente en la de Fernández Antonio de Sigura en riña callejera. La encontrados en archivos andaluces. Casi
Navarrete, donde se aprecia «tanta co- biografía novecentista de Astrana Ma- todos son de carácter económico y ad-
pia de datos, tanta finura de crítica y rín y alguna otra dan por cierto que el ministrativo—poderes notariales, cartas
tanta pureza de dicción, que nada dejó mentado Cervantes es el futuro autor de pago, fianzas, contratos— y nos re-
de desear». Declara con apresurado op- del Quijote y deducen del suceso la cuerdan las andanzas del autor de Don
timismo haber cesado la competencia «fuga» a Italia en 1569. Incluso en una Quijote como agente del fisco.
entre las siete poblaciones que se dispu- biografía ilustrada de Cervantes, que fi- La aportación más relevante en este
taban la honra de haber recibido al na- gura en la colección «Los Grandes de la campo fue la del presbítero Cristóbal
cer al príncipe de nuestros escritores; Literatura Universal», se le da a nues- Pérez Pastor, a quien podemos conside-
eliminadas Sevilla, Madrid, Lucena, To- tro escritor el insólito apelativo de «es- rar en justicia como el promotor de la
ledo, Esquivias, Consuegra y Alcázar padachín impenitente», basándose en la moderna biografía de Cervantes.

34/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

En dos nutridos volúmenes aparecie- «Declaraciones del alférez Mateo de visitas a los archivos de diversas regio-
ron los Documentos cervantinos hasta Santisteban y del alférez Gabriel de Cas- nes de España. Emprendí, en efecto,
ahora inéditos, recogidos y anotados por tañeda, testigos de las proezas de Le- mi tarea, en la cual me auxiliaron gene-
Pérez Pastor, y publicados a expensas panto» (20-111-1578); y IV. «Informa- rosamente algunos buenos amigos, y
de don Manuel Pérez de Guzmán, mar- ción en Argel ante fray Juan Gil, pedi- fruto dé ella son los 122 documentos
qués de Jerez de los Caballeros (Ma- da por el propio Miguel de Cervantes» que contiene el presente volumen [...]».
drid, Tip. Fortanet, 1897 y 1902). La (10-X-1580). La necesidad de publicarlos cuanto
cosecha recogida era ubérrima, pues en Estos documentos, básicos para la re- antes le movió a desistir de la composi-
el primer tomo aparecen 56 documentos construcción del periodo heroico de la ción de la proyectada biografía. La cali-
con numeración arábiga y en el segun- biografía cervantina, fueron ya utiliza- dad de estos nuevos documentos era in-
do otros CV de numeración romana. dos en extracto por Fernández de Na- negable; detallaba quiénes y de dónde
Era ocioso ya discutir sobre la patria varrete en su mencionada obra de 1819, fueron la abuela y bisabuelos paternos
chica de Cervantes y otros puntos oscu- pero por primera vez aparecen transcri- de Cervantes; añadían a su árbol genea-
ros de su vida. Pérez Pastor, con su tos en su totalidad, en el año conmemo- lógico alguna rama desconocida hasta
precisa redacción de doctor en Ciencias rativo de 1905, cuando tantos escritores entonces; y daban mayor número de de-
Exactas, califica matemáticamente su eminentes hablaban de Don Quijote talles acerca de las enojosas andanzas
tarea: (Unamuno, Francisco Navarro Ledes- de nuestro escritor al servicio de los pro-
ma, Azorín, Rubén Darío) con muy di- veedores de las galeras y armadas espa-
Si consideramos la biografía de Miguel de verso talante.11 ñolas; se aclaraba lo concerniente a la
Cervantes como una ecuación que todavía
tiene bastantes incógnitas, no extrañaremos
que las tentativas hechas para resolver este
problema hayan dado resultados distintos y
a veces contradictorios; ni podía suceder otra
cosa, supuesto que algunas equis han sido
sustituidas, no por datos positivos, sino por
cantidades imaginarías. Con la publicación
de los presentes documentos no pretendemos
dar solución completa a la ecuación biográfi-
ca del autor del Quijote; aspiramos única y
exclusivamente a despejar varias incógnitas
de la misma, ofreciendo a los estudiosos da-
tos nuevos, más o menos importantes, pero
todos de autenticidad indubitada.
La noble figura del investigador Pérez
Pastor fue dignamente realzada por su
más laborioso continuador en la investi-
gación cervantina, Francisco Rodríguez
Marín, con motivo de la muerte del pri-
mero en 1908. Aparte de la magna apor-
tación del difunto sobre Bibliografía ma-
drileña (3 vols., 1891, 1906 y 1907), «sin
echar a vuelo las campanas, sino a la
callandilla, como dicen, Pérez Pastor
con sus Documentos cervantinos ha he-
cho por la fama de Cervantes y por la
seria autoridad de la Historia, enemiga
capital de toda leyenda y todo embuste,
más que ningún cervantista de cuantos Así como Pérez Pastor se movió prin- familia de doña Catalina de Palacios,
ha habido en el mundo».10 cipalmente por los archivos madrileños esposa del genial alcalaíno. Con los do-
En la fausta conmemoración del ter- y del centro de España, Rodríguez Ma- cumentos aportados por Rodríguez Ma-
cer centenario de la aparición de Don rín continuó tan laudable empresa a tra- rín se atisban aspectos de la personali-
Quijote, el Director del Archivo Gene- vés de Andalucía, sin olvidar por eso a dad humana de Cervantes que desapa-
ral de Indias en Sevilla, Pedro Torres Esquivias, Toledo y Valladolid o Siman- recían en la mitificación exaltada de tan-
Lanzas, publica íntegramente cuatro im- cas. Fruto magnífico de sus indagacio- tos biógrafos.
portantes documentos cervantinos con- nes es un copioso repertorio de Nuevos Américo Castro, en su libro sobre Cer-
servados en aquel archivo: I. «Memorial documentos cervantinos (Madrid, 1914). vantes y los casticismos españoles (1966)
presentado por Cervantes al Rey enu- Su primer propósito era el biográfico, sugiere que «la biografía de Cervantes
merando sus servicios y pidiendo la mer- según nos declara en el prólogo: «Pasa- está tan escasa de noticias como llena
ced de un oficio vacante en Indias» do el tercer centenario de la publicación de sinuosidades. Sus biógrafos comple-
(21-V-1590); II. «Certificación del Du- del Quijote, pensé en escribir, para tan esta situación con su empeño de ha-
que de Sesa y Real cédula dando licen- cuando llegase el de la muerte del au- cer de Miguel una figura ilustre y sin
cia a doña Leonor para llevar mercade- tor, una Vida de Miguel de Cervantes, tacha en su vida mortal, .y estorban así
rías de Valencia a Argel, para ayudar al en que a lo sabido y bien averiguado la tarea de hacer comprensible su obra
rescate de su hijo Miguel» (25-VII-1578 hasta ahora, gracias especialmente a las imperecedera. El 4 y 10 de junio de
y 17-1-1580); III. «Información pedida luminosas investigaciones de Cristóbal 1593, estando en Sevilla, Cervantes fal-
por Rodrigo de Cervantes de los servi- Pérez Pastor, se añadieran las noticias tó a la verdad dos veces, pues declaró
cios de su hijo Miguel» (29-V-1590) y cervantinas que yo lograse hallar en mis en ambas ocasiones ser natural de la

ANTHROPOS/35
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

sos volúmenes en la edición postuma y manda del público lector de biografías.


definitiva, publicada con motivo del IV En 1905, coincidiendo con el centena-
Centenerario del Nacimiento de Cer- rio tercero de la publicación del Quijo-
vantes (Madrid, Atlas, 1947-1948). te, aparece un bello libro intitulado El
No podemos cerrar este apartado sin Ingenioso Hidalgo Miguel de Cervantes
la rápida mención de otros investigado- Saavedra. Se ha dicho que la buscada y
res que se han distinguido en la aporta- feliz paridad del nombre unía a los dos
ción de documentos. Tales son el acadé- ingeniosos hidalgos en dos obras monu-
mico Narciso Alonso Cortés, en sus Ca- mentales, la escrita y la vivida. La dis-
sos cervantinos que tocan a Valladolid posición total de la portada imitaba asi-
(Madrid, 1916), título que inspiró al mismo la de la edición príncipe del Qui-
posterior y más breve de Miguel He- jote, aunque en el lema —no del impre-
rrero, «Casos cervantinos que tocan a sor, sino del autor— se leyese ahora In
Madrid» (Rev. Biblioteca, Archivo y Mu- labore libertas. El ingenioso biógrafo
seo del Ayuntamiento de Madrid, XX, —catedrático de Literatura en el Insti-
1951). Y el comandante García Rey, tuto «San Isidro» de Madrid, archivero,
que encuentra y publica 53 Nuevos do- periodista y crítico literario— murió an-
cumentos cervantinos (Madrid, 1929). tes de cumplir los cuarenta años, pocos
Gracias a todos ellos se ha podido meses después de publicar su biografía
redactar, cada vez con mejores funda- de Cervantes, dedicada al periodista Or-
mentos, la vida de nuestro primer escri- tega Munilla, padre del filósofo Ortega
tor. No obstante, de vez en cuando re- y Gasset. Francisco Navarro Ledesma,
surgen elucubraciones o fantasías que que así se llamaba el malogrado profe-
nos descubren un problemático Cervan- sor (1869-1905), tuvo breve y fructífera
tes muy alejado de las habituales y do- vida en el ambiente madrileño de la ge-
A'BOCI. ütr£ V fïT~ cumentadas concepciones: Dominique neración del 98. Rubén Darío le dedicó
Aubier convierte a Don Quijote en pro- el poema «Letanía de Nuestro Señor
feta de Israel y concede a su autor una Don Quijote» (Cantos de Vida y Espe-
ciudad de Córdoba»; trataba de favore- profunda e insólita sabiduría en la Ca- ranza, 1905).
cer a su amigo Tomás Gutiérrez origi- bala (o Kabalá), el Talmud y el Zohar. El declarado propósito goethiano
nario de aquella ciudad. El testigo Cer- En esa línea, Leandro Rodríguez y Her- —Wahrheit und Dichtung— de Navarro
vantes decía que era hijo y nieto de menegildo Fuentes lo hacen oriundo del Ledesma, fue realizado, a mi juicio, con
familiares del Santo Oficio de Córdoba pueblecito de Cervantes en Sanabria y original acierto: «Verdad y poesía pudie-
y sabía que Tomás Guitérrez era de fa- habría enmascarado su procedencia por ran llamarse estas narraciones, si de la
milia de cristianos viejos. Lo cierto es motivos político-religiosos. En fin, la verdad descubierta por tantos pacientes
que solamente podía decir que era nie- profesora italiana Rosa Rossi añade a y beneméritos investigadores como en
to, pues no consta que su padre alcan- las posibles gotas de sangre judía de estos últimos tiempos han estudiado
zara ese nombramiento. Lo cual de- Cervantes unas inadmisibles prácticas la vida de Cervantes me hubiera sido
muestra que la veracidad de una decla- de homosexualismo durante su cautive- asequible sacar la poesía que de los do-
ración personal debe ser contrastada, rio en Argel, sin base alguna documen- cumentos brota y en los hechos resplan-
teniendo en cuenta las circunstancias, tal, según libérrima lectura de algún tex- dece».
antes de ser admitida como verdadera. to cervantino sin contrastar con otros Pero los graves tratadistas no lo en-
«En todas las otras ocasiones en que muchos y posiblemente influida por un tendieron así. Fitzmaurice Kelly dijo de
Cervantes tuvo que decir en dónde ha- abstruso libro de Combet.13 ella: «como puede inferirse del título,
bía nacido, declaró ser natural de Alca- esta reconstrucción da demasiado a me-
lá de Henares.» nudo con los métodos hipotéticos que
Remite Américo Castro a la erudición Biografías literarias y novelescas Pérez Pastor había hecho innecesarios.
de Rodríguez Marín para completar es- Leyendo a Navarro Ledesma, no está
tos puntos.12 Es patente la afición moderna por ese uno seguro nunca de si una afirmación
Rodríguez Marín fue un cervantista género híbrido de historia y novela que dada corresponde a un hecho averigua-
de larga dedicación y laboriosidad. Si es la biografía literaria. En ella se mue- do o a una divagación de la fantasía». Y
no escribió la vida de Cervantes como ven con vida propia las grandes figuras don Emilio Cotarelo tuvo para él duras
había proyectado, contribuyó a esclare- del pasado, las vemos evolucionar y me- palabras, excesivas a mi ver: «Este libro
cerla con la aportación de muchos docu- ditar sus resoluciones, las oímos hablar es uno de los que más daño han hecho
mentos inéditos, no sólo los contenidos y las acompañamos a través de azares y a la biografía de Cervantes, porque sien-
en el mencionado libro, sino los que aventuras. La reconstrucción se hace en do todo él un tejido de errores y false-
avaloran sus numerosos estudios cervan- unos casos con sujeción estricta al docu- dades [...]».
tinos. Su labor en este campo se concen- mento histórico; son biografías de cui- Debo insistir en su favor, puesto que,
tró especialmente en las ediciones ano- dado estilo, en las que podemos con- como obra dedicada al gran público lo-
tadas de las Novelas Ejemplares, el Via- fiar plenamente; en otras ocasiones, la gró, por su amenidad y buen estilo, di-
je del Parnaso y Don Quijote. Durante imaginación y la fantasía del escritor vulgar como ninguna otra la vida de
más de medio siglo sus ediciones del desbordan la fidelidad histórica y nos Cervantes, concebida como un gran
Quijote gozaron de gran autoridad, si ofrecen más bien una novela biográfi- poema épico de la Edad Moderna.
bien fueron muy criticadas en cuanto al ca o biografía novelesca. De todos es- Andando el tiempo, Eugenio Orrega
texto, nada crítico (a pesar de su titula- tos matices podemos encontrar en Vicuña, de la Academia Chilena de la
ción) y la ligereza de algunas de sus nuestro siglo XX con referencia a Cer- Lengua, casi repetía el título anterior
notas. Llegó a alcanzar hasta diez grue- vantes, respondiendo a la creciente de- en su Historia del Ingenioso Hidalgo

36/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

Don Miguel de Cervantes, «dirigida a Juan Arbó, son autores de otras tantas de valor esencial. Como nos advierte
Don Quijote de La Mancha, Caballero biografías novelescas, bien recibidas por Celia en su prólogo, no escribió estas
de la Triste Figura y de los Leones, la opinión y algunas de ellas traducidas páginas de rodillas (como tantos biógra-
Príncipe de los Hidalgos del Mundo, inmediatamente a otros idiomas. La pri- fos, añadimos nosotros) y nos advierte
Gran Señor de los Pueblos Hispanoame- mera y la tercera fueron singularmente que Cervantes «es hombre de concien-
ricanos». La primera edición (Santiago celebradas por los tiempos del IV cen- cia limpia y cuentas no muy claras», sin
de Chile, 1947) reproduce también en tenario del nacimiento de Cervantes. llevar la explicación hasta el cabo. Por
su portada la configuración de la que Más breves, aunque bien intensas, sin su parte, María Teresa León, en su Cer-
vemos en la edición princeps del Quijo- dejarse llevar demasiado por la imagi- vantes, el soldado que nos enseñó a ha-
te, incluso con su lema Post tenebras nación, dado su respeto al dato históri- blar (Madrid, Altalena, 1978) nos ofre-
sper o Ivcem, aunque el escudo sea aquí co, nos atraen por su estilo lleno de ce una visión poética del escritor, sin
chileno y no el del impresor Juan de la garbo y excelente calidad literaria, otras gran exactitud cronológica y con abun-
Cuesta (la segunda edición, en Madrid cuatro biografías. Nos referimos ahora dantes interferencias episódicas de su
por Aguilar, 1953, no repetía exacta- al Cervantes de Antonio Espina, en una amplia obra; quizá lo único rechazable
mente la portada). colección popular y económica de Vidas de esta primorosa narración biográfico-
Orrego Vicuña, fecundo escritor chi- de hombres célebres (Madrid, Atlas, novelesca sea el retrato negativo que
leno fallecido en el verano austral de 1943); a la Vida heroica de Miguel de hace de Catalina, como la esposa hostil
1959, escribió con pasión amorosa y en Cervantes de Garciasol (Madrid, Edito- e incomprensiva de los ensueños tras-
estilo forzadamente cuajado de reminis- ra Nacional, 1944); la de José Luis Vá- cendentes de su esposo y autor genial
cencias cervantinas y quijotescas, la rela y la de Jorge Campos.16 (lo que dista mucho de estar demostrado).
mencionada biografía. Comienza a oír- Debemos añadir las dedicadas pri- Con fines de divulgación y dirigidas
se el eco de Cervantes en el prólogo, mordialmente a la juventud; entre ellas, al gran público, debemos añadir dos
iniciado con las mismas palabras que el la trazada por la experta pluma del va- nuevas biografías escritas por Fernando
del primer Quijote: «Desocupado lector, lenciano guionista de cine, Vicente Es- Díaz-Plaja, de máxima actividad en la
sin juramento me podrás creer [...]». crivá, Jornadas de Miguel de Cervantes difusión de temas hitórico-literarios, y
Divide su obra en cuatro partes, tal (Madrid, Magisterio Español, 1948), la más reciente de Manuel Lacarta, poe-
como aparece el Quijote de 1605. El Premio Nacional de Literatura el año ta y especialista en Música e Historia
capítulo I «trata de la condición y pri- 1947, con motivo del mencionado IV Moderna y Contemporánea.
meros años del famoso hidalgo don Mi- Centenario del Nacimiento del autor de Cervantes, la amarga vida de un triun-
guel de Cervantes». Y comienza: «En Don Quijote. Por las mismas fechas, fador (Barcelona, Plaza & Janes, 1974)
un lugar de España, de cuyo nombre se fueron compuestas en prosa lírica y fi- es el título del libro de F. Díaz-Plaja,
hace frecuente mención entre las gentes namente matizada unas Estampas de la bastante equívoco, ya que el vocablo
aficionadas a las cosas del espíritu, que vida de Cervantes (Almería, Biblioteca triunfador encierra aquí su más elevada
si bien no abundan, no por ello dejan Villaespesa, 1949), por la poetisa y ca- significación espiritual de gloria litera-
de faltar en parte alguna, vio la luz, en tedrática de Instituto, Celia Viñas Oli- ria, frente al uso común con que hoy
un día de octubre de 1597, cierto hidal- vella (f 1954), que atendía primordial- suele aplicarse. Nos resultaría asimismo
go que en el correr de los siglos había mente a los textos autobiográficos des- detonante calificar de triunfadores a
de ilustrar la lengua castellana con el perdigados a lo largo y a lo ancho de la Poe, Dostoyevski o Kafka, limitándonos
mayor prestigio literario de que haya creación cervantina, sin omitir ninguno a tres nombres preclaros de la literatura
memoria».
En el último capítulo —XXXVIII—
nos habla «De la desamparada vejez de
don Miguel, y de cómo cayó malo y
rindió su alma». Cervantes yace grave-
mente enfermo; a la vera de su lecho,
estaba don Quijote velándole; y el Hi-
dalgo escucha del Caballero algo que
nadie oiría: «¡No eran molinos de vien-
to!». Con lo que el héroe real acaba por
creer del todo en el hijo de su fantasía.
Pese a la afectación, resulta una biogra-
fía bastante digna.
Martí Orberá recuerda algo los títu-
los precedentes al dedicar a la juventud
su biografía de Cervantes, caballero an-
dante, «historia novelada» (Madrid,
1947). Y otro tanto podemos decir de
una biografía norteamericana, The man
who was Don Quixote: The Life of Mi-
guel Cervantes (Englewood Cliffs, N.J.,
1958), por Rafaello Busoni; pintoresca
y no muy respetuosa, viene animada por
numerosos dibujos a pluma, originales
del mismo autor, llenos de gracia y viva-
cidad.15
Miguel Santos Oliver, Mariano To-
más, Miguel Herrero García y Sebastián

ANTHROPOS/37
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

universal moderna. El cuadro histórico ma de época y su personal visión psico- Rechaza esta biografía toda clase de
presentado se atreve a divagar entre lógica de nuestro autor. O el Cervantes amenas invenciones o deducciones más
efectistas paralelismos superficiales (el del francés Jean Babelon, donde el am- o menos lógicas y también rehuye la
problema de España ante el mundo en biente histórico, las andanzas del solda- crítica literaria de la obra cervantina,
el siglo XVI como semejante al de los do poeta y las contrariedades del resca- tan frecuente en las demás. «Mi empe-
Estados Unidos en el XX), en vez de tado sin empleo y convertido en publi- ño —dice el biógrafo— ha sido exponer
enfocar los rasgos propios de la España cano, se ven acompañadas de un juicio todos los hechos conocidos sobre Cer-
de Trento. Cervantes se nos muestra crítico bastante personal de toda la obra vantes, sin suprimir ni atenuar cosa al-
sucesivamente como soldado, prisione- cervantina; por cierto que, también aquí guna, libre, en cuanto pueda, de la na-
ro, funcionario y escritor, siempre en nos encontramos con la sombra del fiel tural propensión que todos tenemos en
tonos emotivos o patéticos, que pueden Sancho Panza velando la muerte del in- favor de un gran genio creador, cuyo
contribuir a la difusión popular de la genioso hidalgo Miguel... encanto sutil ha fascinado a las genera-
biografía. No están traducidas al castellano y ciones sucesivas durante tres siglos.
Cervantes, simbología de lo universal se basan en el materialismo histórico: Contra esta inevitable prevención he es-
es el libro de Manuel Lacarta (Madrid, el Cervantes del ruso K.N. Deryavin tado constantemente en guardia. Como
Sílex, 1988). Su lema son unas palabras (Moscú, 1958 y el Miguel de Cervantes, están las cosas, Cervantes no ha menes-
del mismo biografiado: «Sobre la mitad Leben und Werk del alemán Werner ter de un apologista: es uno de esos hom-
de mi alma predomina Marte, y sobre Krauss (Berlín, 1966). El Cervantes de bres raros, respecto a los cuales puede
la otra mitad, Mercurio y Apolo». Las Paolo Savj López, traducido del italia- decirse toda la verdad. En esta creencia
armas, el comercio y las letras vienen a no por Solalinde, es un ajustado manua- he tratado de hacer mi testimonio tan
significar la reducción trimembre de una lito dedicado a toda la obra cervantina completo y exacto como es posible». Y
vida compleja y lacerada. en amena visión crítica, donde la infor- lo consiguió realmente; todavía hoy se
Forma parte de una colección que se mación biográfica es complementaria consulta su obra, destacable por su pro-
define como La biografía histórica y reú- (Madrid, Calleja, 1917). Del mismo ca- bidad científica.17
ne una serie de «retratos de antaño», rácter es el Cervantes 1547-1616 del La investigación biográfica cervantina
donde figuran personajes tan dispares prestigioso hispanista británico William se centra hacia la mitad del siglo XX en
como Jovellanos, Albéniz, Blasco Ibá- J. Entwistle (Oxford, Clarendon Press, el erudito Luis Astrana Marín, que ya
ñez, Josep Pía, Que vedo, don Juan de 1940, 1965, 1967, 1969), muy adecuado había presentado las biografías de Séne-
Austria, Teresa Cabrús, etc. para escolares de habla inglesa. ca, Lope de Vega, Quevedo y Shakes-
La narración es ágil y amena, al bor- En fin, sería fatigoso seguir enume- peare. Pero la de Cervantes es verdade-
de de lo novelesco, si bien con un tras- rando manuales de análogo pergeño es- ramente monumental; publicada a lo
fondo documental suficiente. critos en todas las lenguas de cultura y largo de diez años (Madrid, Instituto
Finalmente, escogeremos, entre mu- claro exponente de una devoción cer- Editorial Reus, 1948-1958) esta Vida
chas, algunas contribuciones extranjeras vantina que no conoce fronteras. ejemplar y heroica de Miguel de Cervan-
que testimonian el valor mundial del tes Saavedra consta de siete grandes vo-
cervantismo. Algunas de ellas han sido lúmenes, lujosamente editados; recoge
traducidas a nuestro idioma, como la Biografías de rigor documental más de mil documentos hasta ahora iné-
recia biografía novelesca del alemán ditos (si bien, varios de ellos señalados
Bruno Frank, Cervantes, con su panora- Después de la caudalosa aportación de por la signatura en repertorios docu-
Pérez Pastor cabía esperar una biogra- mentales anteriores), con profusión de
fía de Cervantes documentada y objeti- grabados, ilustraciones de época y foto-
va, con la estricta base de los hechos grafías modernas de lugares cervanti-
contrastados. Pero atisbos o sinopsis es nos. Nos confiesa el autor que trabajó
lo único que se hizo durante algunos en esta obra durante veinte años.
años, junto a la frondosa multiplicación Durante la impresión de ella apareció
de biografías más o menos novelescas, algún nuevo documento cervantino, que
que hemos resumido en el apartado an- fue incorporado inmediatamente por el
terior. infatigable Astrana Marín a su copioso
Como sinopsis recomendables, debe- arsenal de noticias; es lo que ocurrió
mos recordar los dos trabajos de Emilio con la carta encontrada por Concepción
Cotarelo y Morí: Efemérides cervantinas Alvarez Terán, archivera de Simancas:
(Madrid, 1905) y Los puntos oscuros de fechada en Madrid el 17 de febrero de
la vida de Cervantes (Madrid, 1916). 1582, Cervantes pide en ella un cargo
La primera biografía de nuestro siglo en América a don Antonio de Eraso,
con base rigurosamente documental es del Consejo de Indias, y le comunica
la del inglés James Fitzmaurice-Kelly, que está escribiendo La Galatea (Esta
profesor de la cátedra «Cervantes» de novela pastoril se había de publicar en
español en Londres y autor de un ma- Alcalá el 1585 —¿recuerda a Eraso el
nual de literatura española que sirvió rústico personaje Erastro, enamorado
de texto en las Universidades inglesas y de Galatea?—. De 1590 data el docu-
españolas durante muchos años. Su mento, conocido desde mucho antes, en
Vida de Cervantes apareció primero en el que Cervantes solicitaba pasar a las
inglés (Londres, 1913); pero después la Indias, petición que fue denegada me-
rehizo a la vista de los nuevos documen- diante la consabida fórmula de «Busque
tos publicados por Rodríguez Marín. por acá en qué se le haga merced». Por
Hay edición española de 1917, con adi- la carta de Cervantes a Eraso venimos
ciones y enmiendas, revisada por el autor. en conocimiento de que su intención de

38/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

irse a las Indias occidentales venía de


tiempo atrás...)
La gran biografía documental de As-
trana Marín rectifica algunos puntos de
la vida de Cervantes, todavía oscuros:
da la verdadera localización de la casa
natalicia, describe la ruta del Cervantes
«fugitivo» de la justicia (?) desde Ma-
drid a Roma (según deducciones perso-
nales ante la lectura del Persiles); y des-
cubre la fecha exacta de la muerte del
genio el 22 de abril de 1616, puesto que
la anteriormente admitida del 23 es la
del entierro. Rellena varias lagunas,
como la correspondiente a la etapa com-
prendida entre el 2 de mayo y el 26 de
septiembre de 1604, anteriormente des-
conocida. Pero se deja llevar de la con-
jetura al describir los primeros años, la
juventud y la educación de Cervantes.
Cuando terminó de publicarse tan di-
latada historia, nos permitimos opinar
que no debía llamarse a ésta la última,
sino la penúltima biografía de Cervan-
tes, puesto que había hecho necesaria
una nueva que recogiese todas las recti-
ficaciones y adiciones, pero sin las noti-
cias y prolijas exposiciones marginales
que enmarañan la vida del autor de Don
Quijote y la disuelven en una minuciosa
historia de la época. Forzoso resultaba ga investigación, y no pretendiera relle- Apéndice lastimero del retrato
separar lo concluyente de lo imaginado. nar huecos o enigmas de una fructífera imaginario
También sobra la copia de bastantes do- existencia mediante los vuelos de una
cumentos accesorios y todos los desafo- imaginación apasionada. Tal ha sido la No conocemos aún el verdadero retrato
rados insultos del epílogo galeato, cada tarea del hispanista francés Jean Cana- de Cervantes, ni tenemos siquiera la cer-
vez más críptico según van desapare- vaggio, profesor de la Universidad de teza de que algún pintor contemporáneo
ciendo las personas allí aludidas (algu- Caen y excepcional renovador en el es- lo realizara. Francisco Pacheco, retratis-
nas de ellas investigadores eminentes). tudio del teatro cervantino, poco esti- ta de varios ingenios de la época, no
En cambio, se advierte la falta de una mado por la crítica tradicional. parece que lo hiciera. Y el trazado por
bibliografía científica y de los índices El Cervantes de Canavaggio (traduci- don Juan de Jaúregui —si es que lo
onomástico y topográfico, que ayuden a do por Mauro Marino y editado en Ma- hizo, como cabe deducir de las palabras
consultar una obra tan extensa. drid por Espasa Calpe, 1987) nos da la de Cervantes— tampoco ha llegado a
Aceptamos de buena gana la lección versión científica y a la altura de nues- nosotros, como está bien demostrado
moral que Astrana Marín deduce de la tro tiempo de una vida enigmática y fe- por Lafuente Ferrari; a pesar de que
vida de Cervantes: cunda, llena todavía de misterios en lo con la amañada firma de Jaúregui apa-
que se refiere a la intimidad personal. rece el difundido retrato que preside el
Llevó una existencia a menudo acosada de Leyéndola vemos ante nosotros a Cer- salón de actos de la Real Academia Es-
azares. Vivió sin fortuna, aliado a la dádiva vantes «próximo y lejano» a la vez, pañola desde el año 1911.
santa mal agradecida, y careció de suerte, como hemos puesto de relieve en otro Ni tampoco es de Cervantes la noble
con todo y ser tan discreto. No debe califi- lugar.19 Próximo, dada la presencia de figura dada a conocer por el marqués
cársele de fracasado genial, porque triunfó una obra maravillosa, cada vez más cui- de Casa Torres, que lo prohija igual-
plenamente en lo que importaba, no en lo dada en las ediciones y asediada por el mente a Jaúregui —tesis aceptada en
que relucía. Sufrió, padeció y tuvo al dolor principio por Astrana Marín, que colo-
por maestro. Y esa fue su gloria... Que su estudio estilístico y la interpretación
competente. Lejano en lo que atañe a ca este retrato al frente de su monumen-
vida, pues, como ejemplar, nos sirva de tal biografía—, pues se trata en este caso
ejemplo; y como heroica, nos incline al he- los más hondos sentimientos del aconte-
roísmo. Que su obra, milagro del idioma di- cer vital del autor. de don Dieigo Mesía de Ovando, conde
vino de Castilla, mejore y deleite sin cesar a Ante todo, hemos leído por primera de Uceda.2ff
las generaciones de los veinte países que vez una biografía crítica que no niega la El único retrato de Cervantes que te-
alientan con su voz [...]. problematicidad de gran parte del con- nemos hoy es el autorretrato literario
tenido y que sitúa en su medio geográ- que ya en sus últimos tiempos nos ofre-
Digna retórica que venía a consolidar fico y en su momento histórico al hom- ce en el prólogo de las Novelas Ejem-
la imagen romántica de nuestro autor bre que nos legó la joya más preciosa plares (1613):
inmortal. de nuestro acervo cultural. A ella ten- Este que veis aquí, de rostro aguileno, de
Con todo, Cervantes precisaba de una drán que acudir inexorablemente quie- cabello castaño, frente lisa y desembarazada,
biografía moderna que decantase todo nes en lo sucesivo sigan tratando de ex- de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien
lo aprovechable del aparato documen- poner seriamente lo que se sabe de la proporcionada; las barbas de plata, que no
tal, dispersamente aportado por una lar- vida de Cervantes, sin más ni menos. ha veinte años que fueron de oro; los bigotes

ANTHROPOS/39
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

grandes, la boca pequeña, los dientes ni me- y notas de Juan Bautista Avalle-Arce (Madrid, Cas- el título de Información de Miguel de Cervantes de
nudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, talia, 1969, pp. 47 y 48). lo que ha servido a S.M. (Documentos). Transcrip.
4. Cf. Agustín González de Amezúa, «Lugar de de Pedro Torres Lanzas. Madrid, El Árbol, 1981.
y esos mal acondicionados y peor puestos, nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra», Bol. Col. Cervantina dir. por José Esteban y Gonzalo
porque no tienen correspondencia los unos Real Academia de la Historia, CXXXIII, 1953, pp. Santonja.
con los otros; el cuerpo entre dos extremos, 287-290. 12. Cf. Américo Castro, Cervantes y los casticis-
ni grande ni pequeño; la color viva, antes 5. Una reedición en la segunda década del siglo mos españoles (Madrid, Alfaguara, 1966, pp. 169 y
blanca que morena; algo cargado de espaldas XX es la de la ed. Prometeo de Valencia (¿1916?), 170) y Francisco Rodríguez Marín, Estudios cervan-
y no muy ligero de pies [...]. con prólogo de J. Gil y Calpe, en una serie de tinos (Madrid, Atlas, 1947, p. 170); en este mismo
clásicos y libros de educación popular, dirigida por volumen, los Nuevos documentos cervantinos (122
el celebrado novelista Vicente Blasco Ibáñez. Hoy en total), que fueron publicados por primera vez
He ahí los rasgos, nada raros por cier- puede consultarse en la veterana colección de Clá- en 1914, ocupan las pp. 175-350. Sobre el propio
to, con que se nos presenta el mismo sicos Castellanos, donde figura con el n.° 172: Gre- erudito, versa el libro del Rvdo. P. Juan Fernández
autor a los sesenta y seis años de su gorio Mayans y Sisear, Vida de Miguel de Cervan- Martín, Biografía y epistolario íntimo de Don Fran-
tes Saavedra, ed., pról. y notas de Antonio Mestre cisco Rodríguez Marín (Madrid, 1952).
difícil existencia. Con atención a estos (Madrid, Espasa Calpe, 1972). 13. Cf. D. Aubier, Don Quichotte, prophete d'Is-
rasgos se han venido dibujando distin- El poeta y profesor valenciano Luis Guarner rael (París, Laffont, 1966) y los dos libros de Lean-
tas fisonomías para corporeizar a Cer- (t 1986) escribió un orientador artículo sobre «El dro Rodríguez, Don Miguel, judío de Cervantes
vantes. Pintar como querer. Es lo cierto primer biógrafo de Cervantes», en la Revista Bi- (Santander, Imp. Cervantina, 1978) y La vida de
bliográfica y Documental, II, Madrid, CSIC, 1948, Don Quijote en Sanabria (Santander, Imp. Cerv.,
que nos falta la vera efigie del autor de pp. 57-72. 1981), más el de Hermenegildo Fuertes Gutiérrez,
Don Quijote, su retrato físico. La figura eminente del polígrafo Mayans ha sido Don Quijote de Cervantes, de La Mancha a Sana-
Tenemos admirables retratos pictóri- bien estudiada en dilatadas monografías de Anto- bria (Madrid, Imp. Rehyma, 1983). El opúsculo de
cos de Lope de Vega, Góngora y Que- nio Mestre, publicadas por el Ayuntamiento de Oli- la profesora italiana Rosa Rossi, Ascoltare Cervan-
va, patria chica del primero. tes, «saggio biográfico» (Roma, Riuniti, 1987) ha
vedo, realizados por los mejores pince- 6. Vid. Vida de Cervantes, ed. cit. de Mestre, sido traducido al castellano como Escuchar a Cer-
les del Siglo de Oro. Pero otra vez Cer- pp. 3 y 4. He modernizado la ortografía. Puede vantes, «un ensayo biográfico» (Valladolid, Ámbi-
vantes es el gran ausente en esta galería verse aquí el brillante comienzo de una adoración to, 1987). Quizá se ha inspirado en algún pasaje
de arte. Parece como si el vacío de su a la persona de Cervantes que había de llegar con del extenso y difuso volumen de Louis Combet,
el tiempo a verdadera idolatría. Cervantes ou les incertidudes du désir. Un approche
imagen corporal simbolizara el misterio 7. Como veremos más adelante, la muerte debió psychostructurale de l'oeuvre de Cervantes (Lyon,
que rodea a la auténtica personalidad ser el día 22 de abril y la conocida fecha del 23 fue Presses Universitaires, 1980); lo más importante de
humana del escritor. Pero ya dispone- la del entierro. este libro, a mi juicio, y soslayando sus arriesgadas
8. Es notable la revalorización del Persiles en tesis psicoanalíticas, es el estudio pormenorizado
mos de suficientes rasgos de su fisono- nuestro tiempo, a la que he dedicado más de un de toda la obra cervantina para buscar en ella la
mía moral, entrevista por la investiga- artículo en Anales Cervantinos y en ínsula. Tuvo enigmática personalidad del autor.
ción cervantina de tres centurias. Y, so- un buen comienzo en el sugestivo análisis de Joa- 14. Ha sido reproducido muchas veces por la ed.
bre todo, contamos con los valores in- quín Casalduero, Sentido y forma de los trabajos de Espasa Calpe en la divulgadora Col. Austral, n.°
Persiles y Sigismundo (Buenos Aires, Sudamerica- 401. Un excelente libro sobre el autor es el de
marcesibles de su creación literaria, di- na, 1947), y siguió a gran altura con los libros de Carmen Zulueta, Navarro Ledesma, el hombre y
fundida y exaltada universalmente por Carlos Romero, Introduzione al «Persiles» di Mi- su tiempo (Madrid, Alfagura, 1968).
todas las lenguas de cultura. guel de Cervantes (Venecia, Consiglio Nazionale 15. En esta línea identificadora de Cervantes con
delle Ricerche, 1968), de Tilbert D. Stegmann, Cer- su personaje inmortal, alcanzó gran éxito de públi-
vantes Musterroman Persiles (Hamburgo, Hartmut co en los Estados Unidos de América, por los años
Lüdke Verlag, 1971), los dos renovadores estudios sesenta, la comedia musical Man of La Mancha,
de Alban Forcione, y un conjunto de ensayos muy escrita por Dale Wasserman, con canciones de Joe
NOTAS estimables de Bergantín, Osuna, Zimic, Alberto Darion y música de Mitch Leigh (Nueva York,
Blecua, etc. Dell Publishing Co., 1969).
1. Vid. Alberto Sánchez, «Estado actual de los Una cuidada edición de esta novela cervantina 16. La de Ramón de Garciasol fue reimpresa,
estudios biográficos», en Suma Cervantina, ed. por postuma es la de Juan Bautista Avalle-Arce, con con adiciones singulares, en su libro Claves de Es-
J.B. Avalle-Arce y E.C. Riley (Londres, Tamesis introducción y notas, en Clásicos Castalia, n.° 12 paña: Cervantes y el Quijote (Madrid, Cultura His-
Books, Ltd., 1973, pp. 3-24). (Madrid, 1969). pánica, 1965). Posteriormente, ha sido incorporada
2. Cf. Don Quijote de la Mancha, ed. crítica y 9. Vid. Narciso Alonso Cortés, «Un notable bió- a la Col. Austral, n.° 1.481 (Madrid, Espasa Calpe,
comentario de Vicente Gaos (Madrid, Gredos, grafo de Cervantes: Jerónimo Moran», Boletín de 1969). Una nueva vida de Cervantes por Garciasol,
1987, t. II, pp. 12 y 13, líneas 36-57). A mi juicio la Biblioteca Menéndez Pelayo, XXIII, 1947, pp. repleta de bellísimas ilustraciones, es la presentada
es la mejor de todas las ediciones del Quijote de 65-86. por la ed. Destino (Barcelona, 1972).
que podemos disponer por ahora, con haberlas ex- 10. Vid. F. Rodríguez Marín,'«Pérez Pastor», El Cervantes de José Luis Várela forma parte de
celentes en los últimos años, como las preparadas ABC (Madrid), 10 de sept. de 1908, reproducido la Col. «Grandes de todos los tiempos» (Madrid,
por Martín de Riquer, Alien, Murillo, Avalle-Ar- en el libro Burla burlando (Madrid, Tip. Archivos, Prensa Española, 1970) y es casi un álbum de be-
ce... Así lo he defendido en el n.° 92 de esta revis- 1914, pp. 284-289). llas ilustraciones comentadas. La de Jorge Campos
ta. (Vid. «Don Quijote sigue cabalgando», Anthro- 11. Vid. Revista de Archivos, Bibliotecas y Mu- inicia una colección de libros para la juventud y es
pos, enero, 1989, pp. XXVI-XXX). seos, IX, Madrid, mayo de 1905, pp. 345-397. Pos- de gran calidad literaria, jugosa y amena (Madrid,
3. Cervantes, Persiles y Sigismundo, ed., int rod. teriormente han sido reeditados en libro con G. del Toro, 1970).
17. Vid. James Fitzmaurice-Kelly, Miguel de
Cervantes Saavedra. Reseña documentada de su vida
(Buenos Aires, Clydoc, 1944). Cf. Juan Antonio
Tamayo Rubio, «Un cervantista inglés: Fitzmauri-
ce-Kelly», Anales Cervantinos, II (1952), 411-426.
18. La necesidad de aclarar y reducir la obra de
Astrana vino a llenarla cumplidamente el periodis-
ta y novelista Juan Antonio Cabezas, con su libro
Cervantes, del mito al hombre (Madrid, Biblioteca
Nueva, 1967), de que ya me ocupé con la debida
atención en las páginas de la revista ínsula (Ma-
drid), 267, febrero (1969), 3 y 13).
19. Cfr. mi artículo «Cervantes, próximo y le-
jano» en ínsula (Madrid), 485-486, abril-mayo
(1987), 14.
20. Vid. Enrique Lafuente Ferrari, La novela
ejemplar de los retratos de Cervantes (Madrid, Dos-
sat, 1948). La opinión nada firme de Astrana Ma-
rín acerca del retrato descubierto por el marqués
de Casa Torres, puede leerse al final de su libro
Cervantinas (Madrid, Afrodisio Aguado, 1944, pp.
445-456).

40/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

Cervantes
en su vivir:
¿Un arte nuevo
para una nueva
biografía?

Jean Canavaggio
Universidad de Caen

El título que lleva este artículo puede


interpretarse como un guiño hacia los
cervantistas que saben cuan difícil resul-
ta hablar de Cervantes sin encontrarse
con Lope en el camino. Pero, más que
nada, pretende puntualizar de entrada
el propósito que me anima. La «nueva
biografía» a la cual me refiero aquí, bajo
la advocación de Don Cayetano Alber-
to de La Barrera, no es, claro está,
aquella que he publicado hace tres años
en Francia y que ha sido traducida lue-
go al castellano por Mauro Armiño.1
Es, más bien, la que espero ver salir
algún día de otra pluma, dentro o fuera
de España, y cuyo nacimiento quisiera hitos de la tradición en la que he venido el deseo de ilustrar el carácter o la fun-
facilitar mediante una empresa colecti- a situarme; luego, tratando de caracte- ción, en detrimento de la singularidad
va que trataré de aclarar en adelante. rizar mi contribución, sin dejar de seña- personal, y, por último, la voluntad de
La mía, en mi opinión, sólo representa lar sus puntos flacos; por fin, indicando ejemplaridad. A este modelo correspon-
un intento previo a esta empresa: un los requisitos que habrán de cumplir, a de, entre otros ejemplos, la Fama pos-
«coup d'essai», para decirlo en mi idio- mi modo de ver, las futuras aproxima- tuma del Fénix compuesta por Pérez de
ma vernáculo. No voy a desdecir de ella, ciones al vivir cervantino, destinadas a Montalbán, aun cuando la representa-
ni mucho menos; pero no quiero conce- superar y a sustituir la mía. ¿Puede de- ción anecdótica, individualizadora de la
derle mayor importancia de la que tie- sembocar semejante reflexión en una fantasía vital de Lope acabe por alterar
ne. De momento, me limitaré a decir «arte nuevo de hacer biografías cervan- las normas del panegírico. En el caso
que este Cervantes del que soy padre, tinas en este tiempo»? De momento, no de Cervantes, a falta de panegiristas al
sino padrastro, y que respondió, creo me atrevo a afirmarlo: será más bien la estilo de Montalbán (puesto que no se
yo, a una necesidad, ha sido fruto de última pregunta que trataré de plantear. le dedicó ninguna Fama postuma), son
una labor empírica, al estilo de la del sus primeros biógrafos los que, a partir
primer Lope, durante aquellos años en del siglo XVIII, van a elaborar un tipo
que estaba inventando la comedia nue- de narración que apunte al blanco del
va. No quiero dar a entender que he En un reciente ensayo dedicado a los paradigma antiguo. Claro que al cotejar
inventado la biografía cervantina; tam- problemas de la biografía, y en el que las respectivas contribuciones de los cer-
poco pretendo haber escrito una obra se aplica a deslindar modelos, métodos vantistas de la Ilustración —Mayans y
modélica: sería, sencillamente, pecar de y técnicas, Daniel Madelénat distingue Sisear, Vicente de los Ríos, Juan Anto-
tonto y de presumido. Pero, a ejemplo tres grandes períodos en la historia del nio Pellicer, Fernández de Navarrete—3
del Fénix —y ruego se me perdone in- género —clásico, romántico y moder- se ve cómo la información del biógrafo
vocar semejante precedente— he juzga- no— cada uno con su respectivo para- resulta cada vez más amplia, conforme
do ocioso establecer de antemano las digma.2 Aunque no dispongamos toda- va creciendo el peso de los documentos
reglas de una supuesta biografía ne va- vía de un estudio detallado del biogra- y profundizándose su examen crítico, en
rietur. Frente a una demanda más bien fismo cervantino, basta un repaso some- un alarde de erudición que sistematiza-
difusa, pero que correspondía en parte ro de su trayectoria para reconocer, uno rá el siglo XIX. Pero, si bien se hace
a mi propio deseo, me he lanzado en tras otro, estos tres paradigmas. El pri- cada vez más densa la trama de los acon-
una aventura totalmente nueva para mí: mero, que ha dominado la literatura oc- tecimientos que jalonaron la vida del
no la de explicar a Cervantes, sino la de cidental durante casi dos mil años —del manco de Lepante, el perfil que éste
contar a Cervantes o más bien, como siglo I a la segunda mitad del siglo nos ofrece permanece sin cambiar. Al
diría Paul Veyne, la de contarlo mejor. XVIII— deriva del concepto helénico situarse en una circunstancia cada vez
Es la lección de esta aventura la que del peras, o contención deliberada: así más precisa, Cervantes se impone como
quisiera sacar ahora: primero, recordan- lo evidencian la concisión y el orden «uno de aquellos ingenios privilegiados
do la aportación de los que me prece- retórico del discurso biográfico, la racio- que el cielo concede de cuando en cuan-
dieron en este camino y marcando los nalización, a veces excesiva, del vivir, do a los hombres para consolarlos de su

ANTHROPOS/41
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

Queremos descubrir, escribe, cuanto con nomía, separándose por completo de la


[Cervantes] se relaciona, no sólo como lite- labor propiamente biográfica. José M."
rato, sino como hombre, no sólo en su vida Asensio y Toledo (1866), Cristóbal Pé-
pública, sino, con preferencia, con su vida rez Pastor (1897-1902), Francisco Rodrí-
particular e íntima. Queremos analizar sus
acciones, adivinar sus pensamientos, exami- guez Marín (1899-1916) van a explorar
nar sus móviles, fiscalizar sus actos, descifrarlos archivos públicos y privados y reunir
los enigmas de sus impulsos, conocer con todo un acopio de datos sobre la vida
toda exactitud hasta las más ocultas causas del autor del Quijote: su nacimiento,
de sus amores, odios, felicidades o tristezas sus campañas militares, su cautiverio,
en sus agitaciones domésticas. Queremos en sus comisiones andaluzas, su estancia en
suma fotografiar, digámoslo así, la fisonomía Valladolid, sus desavenencias con su
moral, intelectual y física de la personalidad hija al volver a Madrid son otros tantos
inmortalizada, a fin de que se vea su acaba-
dísimo retrato, no sólo en lo aparente, no
puntos que han contribuido a esclarecer,
sólo en un aspecto especial de sus determi- si bien no se ha hecho todavía toda la
naciones, sino con toda la perfección posible luz sobre ellos. Pero ninguno de estos
en todas las fases de su vida, como análisis beneméritos investigadores ha intentado
psicológico de su ser, como explicación viví- reconstituir la concatenación de unos
sima de sus inclinaciones y afectos.5 acontecimientos cuyo interés, para no-
sotros, depende de cómo se incorporan
Ahora bien, entre el programa así tra- a la misma sustancia del vivir cervanti-
zado y su aplicación efectiva, el desajus- no. En vez de la síntesis que se podía
te va a ser patente, como se infiere de esperar, el positivismo erudito, cada vez
un caso tan ejemplar como el de Émile que se esfuerce en compendiar los fru-
Chasles. Amparándose en la autoridad tos dispersos de sus descubrimientos, se
de Sainte-Beuve, Chasles, por aquellos limitará a producir compilaciones útilí-
mismos años (1866), se proponía ilumi- simas, sin duda, pero totalmente desen-
nar la vida de Cervantes con sus escri- carnadas. Los Efemérides cervantinos,
tos, explicando a la vez estos escritos de E. Cotarelo y Morí (1905), lo mismo
por las circunstancias de su vida. Pero que el Miguel de Cervantes Saavedra.
añadía acto seguido: Reseña documentada de su vida, de
Jame Fitzmaurice-Kelly (1913-1917),
miseria y pequenez».4 Escritor clásico Cette methode longue, peut-être, qui exi- son para nosotros repertorios de impres-
por antonomasia, se revela capaz de ge du temps, des rapprochements minutieux cindible consulta y cuya puesta al día
trascender gustos y modas, sin padecer, et 1'analyse des oeuvres inconnues, est facile sería de desear, pero que tan sólo acu-
pourtant avec Cervantes, qui se trahit partout
como Góngora, Quevedo o Calderón, et se revele, car il n'a jamáis su jouer un mulan hechos y pruebas que no llegan a
la condena del Barroco pronunciada por personnage ou se composer une attitude [...]. hablar ni a vivir.
los discípulos de Luzán; capaz, también Coeur loyal, grand esprit, caractère naïf, il La biografía romántica por antono-
de encarnar ante la posteridad el genio est d'un commerce toujours nouveau.6 masia va a surgir, a fin de cuentas, más
hispano, en su doble dimensión nacio- tarde de lo que se podía esperar. No
nal e universal, en un momento en que Tributaria de sus ilusiones, la biogra- será El Ingenioso Hidalgo Miguel de
los Ilustrados, preocupados por el decli- fía romántica, como se echa de ver, ha- Cervantes, de F. Navarro y Ledesma
nar de España desde la época de su bía perdido, en aquel momento, la con- (1905), evocación excesivamente nove-
esplendor, reivindican para ella el lugar ciencia de las barreras epistemológicas, lesca de la vida del escritor, sino la Vida
que le corresponde en el concierto de morales y literarias detrás de las cuales ejemplar y heroica de Miguel de Cervan-
las naciones civilizadas. se había parapetado. Por eso mismo, su tes de Luis Astrana Marín (1948-1958).
Paradójicamente, este perfil queda desmedida aspiración no resistirá el Esta obra monumental ha sido criticada
consagrado por la famosa biografía de cuestionamiento surgido a raíz de la cri- con razón por su método y por sus pre-
Fernández de Navarrete en una época, sis de valores de nuestro propio siglo, al juicios. Claro que sigue siendo referen-
la de Fernando VII, en la que por toda ponerse en tela de juicio los supuestos cia insustituible por la cantidad de infor-
Europa triunfa ya el paradigma román- de un género que pretendió alcanzar por maciones, a veces inéditas, que nos pro-
tico. Nacido en la segunda mitad del vía racional la verdad íntegra de una porciona. Pero lo que más nos llama la
XVIII, este nuevo ideal adscribe a la existencia singular. atención es la manera como va perpe-
biografía una finalidad tan vaga como Lo que sí va a perdurar como legado tuando un tipo de aproximación que pa-
exclusiva y susceptible, como tal, de va- del biografismo romántico, es la volun- recía descalificado desde la crisis de
rias interpretaciones: la representación tad de someter la representación de principios de nuestro siglo. Casi podría
auténtica, verdadera, de un personaje cualquier vida al imperalismo del testi- decirse que Astrana Marín ha ignorado
al que se pretende captar en su totali- monio autentificador, haciéndose cada deliberadamente el paradigma de la bio-
dad y su intimidad a la vez. Así van a vez más pétente, en el proceso de su grafía moderna, nacida después de la
nacer sugestivos ensayos que, de Bos- reconstrucción, el peso de las fuentes y Primera Guerra Mundial, y que, des-
well a Carlyle, han consagrado la vitali- de los documentos. Esta tendencia pués de varias vicisitudes, goza hoy en
dad de la escuela romántica inglesa; así apuntaba ya en la primera biografía cer- día de un éxito extraordinario. Este pa-
también, aunque en un nivel mucho más vantina acompañada de un examen crí- radigma, más allá de las formas transi-
modesto, las biografías de Cervantes tico de los documentos que la comple- torias que pueda revestir, corresponde
que nos ha dejado el siglo XIX. Un mentan, la de Fernández de Navarrete. al establecimiento de nuevas normas de
Ramón L. Máinez, en 1876, llegará a Pero, en adelante, va a acrecentarse objetividad, tanto en la selección de los
exponer en los siguientes términos el hasta tal punto que la pesquisa docu- modos de conocimiento y de las finali-
ambicioso proyecto de una biografía total: mental acabará por cobrar plena auto- dades que persigue la investigación,

42/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

como en el tipo de escritura que elige el miento y seguir su desarrollo podría ser tras las que llevan aquí la voz cantante.
biógrafo. Astrana Marín, aunque venga el tema de una investigación de mucho Más allá de los recuerdos de Lepanto y
acumulando datos e informaciones, no interés. Lo que sí cabe observar, de mo- Argel, es un destino de escritor el que
elabora ningún esquema capaz de llevar- mento, es que el primero en desencade- se está perfilando ante nosotros: el des-
nos más allá de la estampa estereotipa- narlo ha sido el propio Cervantes. Re- tino de aquel «raro inventor» que pro-
da de un Cervantes heroico y ejemplar, cuérdese, sin ir más lejos, cómo intro- tagoniza la odisea del Viaje del Parnaso
para hacernos acceder a las estructuras duce su famoso autorretrato en el pró- y acaba por convertirse ante nosotros
profundas subyacentes a los dichos y he- logo a las Novelas ejemplares: en creador omnipotente. Tal es el leit-
chos de su personaje. Aunque se ciñe a motiv del autodiscurso cervantino, cuyo
su objeto con el apasionamiento de Este digo que el rostro del autor de La complejo entramado ha sido examinado
aquel que pretende devolver a sus ma- Galatea y de Don Quijote de La Mancha por Mary Gay lord, en un interesante
teriales el calor de la vida, convirtiendo [...]. Fue soldado muchos años, y cinco y estudio al cual me complazco en remitir
en sujeto de estudio, no trata de domi- medio cautivo, donde aprendió a tener pa- al curioso lector.9
nar esta metamorfosis afectiva. Cervan- ciencia en las adversidades. Perdió en la ba-
talla de Lepanto la mano izquierda de un Al insertar estos motivos inconexos
tes, según sus propios términos, resulta arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, dentro de la trayectoria de un vivir co-
para él «todo un nombre, o, más bien, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado herente, los biógrafos del manco de Le-
un superhombre que vive y muere abra- en la más memorable y alta ocasión que vie- panto han obedecido todos a la misma
zado a la Humanidad».7 Dicho de otro ron los pasados siglos...8 lógica: según ésta, la vida de Cervantes
modo, el sentimiento que anima cons- fue una lucha permanente contra una
tantemente al biógrafo no consigue En esta rememoración de un pasado suerte adversa, marcada durante años
transformarse en una auténtica com- del que no conserva sino dos o tres mo- por desgracias y desaires, para desem-
prensión de la compleja personalidad mentos claves, Cervantes no llega a es- bocar, a modo de desquite, en una apo-
que fue la del autor del Quijote, irreduc- bozar el relato de su vida. Pero, con teosis postuma sin comparación alguna
tible, en cualquier caso, a la mera suma trazo vigoroso, fija las imágenes que, con la de cualquier otro literato hispa-
de sus actividades controladas y cons- todavía hoy, lo designan en la memoria no. Destino heroico y ejemplar, eso sí;
cientes. colectiva: el soldado de Lepanto, el cau- pero enfocado desde la perspectiva del
Evidentemente la empresa de Astra- tivo de Argel, el autor del Quijote. biografiado y, como tal, situado en el
na Marín no representa, ni mucho me- ¿Cuál es el vínculo que une estas imá- ámbito exclusivo de la clara conciencia.
nos, la última palabra en materia de genes indisociables para nosotros? Cer- Al mismo tiempo, destino celebrado y
biografía cervantina. Sin embargo, ha vantes no llega a aclararlo; pero el or- transfigurado por sus heraldos, para ser
llegado a ser una manera de arquetipo den según el cual las enlaza, en esta propuestos a la meditación de una Es-
del que derivan, en su mayoría, las Vi- evocación retrospectiva, nos da a enten- paña en busca de modelos en que reco-
das de Cervantes lanzadas en el merca- der que el soldado debe al hombre de nocerse. De Mayans a Astrana, el ha-
do editorial desde hace un cuarto de letras el haber salido del anonimato: si giografismo cervantino, más allá de sus
siglo, especialmente en los países de ha- bien el paso de la pluma a la espada no divergencias de método y del progreso
bla española. También se ha convertido se hizo de modo repentino, son las le- de la investigación, ha elaborado una
en referencia implícita de cuantos han
intentado subsanar sus errores o corre-
gir sus extremos: o bien volviendo a una
relación rigurosa y neutra de los hechos
comprobados, como aquellas que nos
han dejado el llorado Richard L. Pred-
more o, más recientemente, Melveena
McKendrick, con una biografía que raya
en la monografía; o bien tratando de ir
más allá de la exterioridad del yo de
Cervantes, para adentrarse en su perso-
nalidad profunda, tal como se expresa
en su modo de ser y actuar: en cierta
medida, el proyecto que, a mi parecer,
se han adscrito un William Byron. En
ambos casos, el perfil que se nos ofrece
del manco de Lepanto resulta mucho
más matizado que la imagen estampada
por Astrana. Con todo, el ensayo en
simpatía de Byron remite una vez más
al paradigma romántico: se evidencia su
esfuerzo para acceder a la existencia sin-
gular del héroe; pero la deja resorberse
poco a poco en el destino que ha llega-
do ha sustituirla, imponiéndole su pro-
pia coherencia; la verdad esencial de
Cervantes en sí acaba, de esta manera,
por eliminar la verdad efectiva del Cer-
vantes para sí.
Este proceso mitificador no ha sido
iniciado por Astrana. Estudiar su naci-

ANTHROPOS/43
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

idealización del autor del Quijote que sobre el terreno movedizo de una vida Todos sabemos que el Quijote no es un
puede irritar o hacer sonreír, pero que mal conocida. documento en bruto; sin embargo, se
corresponde finalmente a una obstinada Así es como he venido a fijarme los olvida a menudo que el mundo imagina-
y colectiva reivindicación de identidad. tres objetivos que he señalado ya en rio que nos ofrece no se limita a ser el
otro lugar:10 más tácticos que estratégi- reflejo estilizado del mundo real. Don
cos, si se quiere, pero a la medida de Quijote y Sancho, en cierto modo, no
mis ambiciones. Primero, establecer, son sino aquél mismo que los inventó;
con todo el rigor requerido, lo que se también son España; en última instan-
Esta reivindicación, no podía hacerla sabe del manco de Lepanto, separando cia, son una parte de nosotros mismos.
mía, siendo tan ajena a mi propósito lo fabuloso de lo cierto y de lo verosí- Pero ante todo son personajes autóno-
como a la espera del público al que des- mil. ¿Mera perogrullada?, no por eso mos, aunque, bajo el escalpelo del ana-
tinaba mi libro. Ahora bien, ¿cuáles se debe despreciar. Se sigue afirmando, lista, se despojen de su vida aparente y
iban a ser los fines propios que me con- entre los cervantófilos, que Cervantes se revelen como seres de papel.
venía perseguir? No podía pretender, al fue alumno de los jesuítas de Sevilla; Último objetivo, pero no de poca
estilo de Lope, agradar a la vez al vulgo que fue capturado por los turcos a la monta: ir al encuentro de Cervantes,
y a los discretos. Sin embargo, aunque altura de las Tres Marías; que nos ha hasta donde sea posible, siguiendo el
dirigéndome ante todo al «honnête dejado, con la dudosa Espístola a Ma- movimiento de una existencia que, de
homme» —convertido por mi traductor teo Vázquez, un documento capital so- proyecto que fue durante su vida, se ha
bre su cautiverio; que escribió el Quijo- convertido en un destino que nos esfor-
te en una mazmorra; que durante su zamos por volver inteligible. Así se ex-
agonía tuvo fuerza suficiente para enviar plica el proceso de una narración que
al cardenal Sandoval y Rojas una carta nos lleva del nacimiento a la muerte del
conmovedora que resulta ser, como ha escritor; así también la economía del
demostrado Antonio Rodríguez-Moñi- libro. No cabe recordar aquí los siete
no, una falsificación notoria. Acabar capítulos de que consta, pero sí subra-
con estas opiniones comúnmente admi- yar que no me he limitado a ensartar
tidas no representaba ninguna renova- los sucesos. En cierta medida, por ser
ción metodológica; pero significaba sen- este recorrido mío una especie de pun-
cillamente cumplir con la exigencia bá- teado tributario de una información har-
sica que requería un relato crítico de las to deficiente y que nos enfrenta, repeti-
experiencias y de las acciones que cons- das veces, con amplias playas oscuras.
tituyen el vivir cervantino, aun cuando No sabemos nada, o casi nada, de los
este vivir sólo se capte desde fuera. años de infancia y adolescencia del es-
En segundo lugar, situar en su medio critor; posteriormente, durante meses y
y en su época a un escritor que, para la hasta años, perdemos su rastro, entre el
inmensa mayoría, encarna y resume el final de sus comisiones andaluzas y su
Siglo de Oro. Sobre este particular, tam- instalación definitiva en Madrid, en un
bién, una puesta al día resultaba impres- período clave en que se ponen en el
cindible. Nuestra representación de la telar la Primera Parte del Quijote, las
España de los Austrias ha dejado de ser Novelas ejemplares y los primeros episo-
aquella que, por los años 50, se admitía dios del Persiles. De ahí aquellas leyen-
sin discusión tras el Pirineo, forjada so- das a las que me refería más arriba:
bre supuestos que ya no son nuestros, reflejan sin duda el deseo de colmar, al
como el deseo de acabar con la llamada precio que sea, las lagunas de nuestra
Leyenda negra. De los esfuerzos de información; pero también traducen una
grandes historiadores extranjeros —Fer- aspiración más profunda: descubrir, más
nand Braudel, John Elliott, Pierre allá de los acontecimientos, la persona-
Chaunu, Henry Kamen, Bartolomé lidad de quien los vivió, sin detenerse
Bennassar, I.A.I. Thompson, Geoffrey ante el riesgo de forjarse una represen-
español en «lector medio»— no quería Parker, entre otros— combinados con tación suya un tanto caprichosa.
olvidar a los hispanistas galos que, igual los de sus colegas peninsulares —Anto- Huelga decir que no he querido correr
que yo, lamentaban no disponer en su nio Domínguez Ortiz y José Antonio este riesgo. Pero, al echar por el suelo
idioma de una biografía reciente y Maravall, para limitarnos a los nombres el andamiaje de las suposiciones gratui-
fehaciente de Cervantes. Por biografía de mayor presitigio— ha nacido otra vi- tas, no me he limitado a dedicarme a
reciente, entiéndase una obra que inte- sión, más problemática y más matizada una mera investigación policiaca, atenta
grara en su totalidad la aportación de de la España áurea. Actor oscuro de sólo a la materialidad de los hechos. La
los cervantistas desde los tiempos leja- una aventura heroica, testigo lúcido lue- lógica profunda de mi empresa descan-
nos de El Pensamiento de Cervantes: go de un tiempo de dudas y de crisis, saba en otro supuesto: describir una
una aportación que Astrana no pudo Cervantes se nos presenta hoy en día vida, para mí, siginificaba construirla;
aprovechar, sino muy parcialmente, al como el intérprete por antonomasia de hacer revivir a Cervantes era, irremedia-
emprender su labor hace más de cuaren- una nación a la que observó en un mo- blemente, fijarlo para la eternidad. Así
ta años, y al ignorar deliberadamente mento clave de su historia, sin dejar de se comprenderá por qué he juzgado im-
muchas contribuciones de suma impor- sentirse solidario de ella hasta el final. prescindible tener en cuenta todo lo que
tancia. Y por biografía fehaciente, un Importaba recordar esta relación pecu- nos permite aproximarnos a la intimidad
libro capaz de proporcionar, al investi- liar que mantuvo con su circunstancia, cervantina. Ahora bien, buscar esta in-
gador y al aficionado, una narración lim- pero también apreciar en su exacta me- timidad en los archivos es pedir peras al
pia de las leyendas que han florecido dida el testimonio que nos proporciona. olmo: el laconismo de los documentos,

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ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

en lo que toca el cómo de la vida de lar historia». Con todo, ¿debe conceder- contrado, finalmente, a una sombra. So-
nuestro personaje, se convierte en silen- se mayor crédito a estas fuentes que a bre este punto esencial, más que en
cio cuando tratamos de indagar su por- la libérrima transposición que nos ha cualquier otro aspecto, mi libro, sin
qué. Recuérdese cómo Andrea de Cer- dejado Cervantes de su aventura, en el duda alguna, da lugar a la crítica. Pero
vantes retrata a su hermano, con moti- relato del Cautivo? No me atrevo a ase- no por eso voy a quitar importancia a
vo del asunto Ezpeleta; «un hombre que gurarlo. Los testimonios de sus compa- los demás reparos que se le han hecho
escribe e trata negocios, y que por su ñeros, cabe recordarlo, fueron presen- y que se explican, en parte, por su ca-
buena habilidad tiene amigos». Nada tados a petición del autor del Quijote, rácter híbrido. Puesto que lo destinaba
más sugestivo y elusivo a la vez que para refutar las palabras difamatorias ante todo al gran público y debía some-
esta breve deposición que no nos aclara dichas sobre él por sus enemigos, y en terme a imperativos de tipo editorial,
en un ápice las motivaciones que pudie- especial por Juan Blanco de Paz; el que he eliminado, deliberadamente, las no-
ron originar las decisiones de Miguel: debemos a Haedo no puede separarse tas a pie de página, y comprendo que
su partida para Italia; su embarque en del alegato del autor contra la ciudad y profesores y eruditos echen de menos el
las galeras de don Juan de Austria; su sus piratas, a fin de sacar la opinión no haber documentado cada una de mis
matrimonio con una joven veinte años española de su indiferencia y estimular afirmaciones. Puesto que mis primeros
menor que él; su abandono del domici- la obra de redención de los cautivos. lectores iban a ser franceses, he tenido
lio conyugal, al cabo de tres años de En cambio, el relato de Ruy Pérez de que facilitarles, al hilo de mi narración,
vida común; su retorno a las letras, al Viedma, detrás de la parte de conven- una serie de datos referentes a la Espa-
término de un silencio de casi veinte
años, a raíz del cual el perfil del manco
de Lepanto se identifica, definitivamen-
te, con un perfil de escritor.
Para adentrarme en esta intimidad es-
curridiza, no me quedaba entonces más
remedio que volver a los textos cervan-
tinos, para buscar en la obra, si no al
hombre, al menos cuanto sea suscepti-
ble de iluminarlo, con una luz cada vez
más viva conforme el existir del indivi-
duo Cervantes se va confundiendo con
el quehacer de un escritor que, en el
ocaso de su vida, acaba por encontrar
su auténtica vocación. Al tomar esta de-
cisión, mi constante preocupación ha
sido la de conceder a estos textos su
exacto valor, sin hacer de ellos un uso
impertinente. Lo que Cervantes nos
dice de sí mismo debe ser examinado
con suma precaución: en sus ficciones,
desde luego, cuyo testimonio oblicuo ha
sido a menudo explotado de modo in-
discreto; pero también en los textos en
que se expresa en nombre propio: dedi-
catorias, prefacios, Viaje del Parnaso
nos ofrecen, en efecto, los fragmentos
dispersos de un puro retrato de artista,
cuya verdad se sitúa más allá de cual-
quier verificación.
Así y todo, no había por qué recha-
zar a priori semejante testimonio. Esta cien y fabulación que comporta, nos res- ña áurea que habrán resultado ociosos
actitud hipercrítica ha sido a veces de- tituye la forma en que Cervantes vivió al público hispano. Puesto que hablar
fendida; pero no puede sino llevarnos a desde dentro una experiencia excepcio- de Cervantes significa plantear cuestio-
un callejón sin salida. Limitémonos nal; las relaciones que mantuvo con mu- nes controvertidas, no he podido dejar
a un solo ejemplo: el cautiverio argeli- sulmanes y cristianos; la mirada que lan- de tomar partido, al abordar varios te-
no corresponde a un período que cono- zó sobre una civilización diferente de la mas candentes: la diatriba que, en El
cemos en sus grandes líneas: gracias a suya: todo aquello que no puede dedu- Coloquio de los Perros, pronuncia Ber-
las declaraciones reunidas en las dos in- cirse de la consulta de los archivos y ganza contra la «morisca canalla» me
formaciones de 1578 y 1580; gracias que, a fin de cuentas, representa para parece ser un modelo de ironía. Bien sé
también a las pruebas que conservamos nosotros lo esencial. que no todos comparten mi opinión. El
de las gestiones emprendidas por la fa- Desgraciadamente, este fecundo cote- fervor que muestra Cervantes en sus úl-
milia del escritor para obtener su resca- jo entre historia y ficción, esta confron- timos años, en tanto que miembro de la
te y el de su hermano; gracias, por últi- tación de dos enfoques complementa- Congregación de los Esclavos del Santí-
mo, a los datos que nos facilita fray rios no puede aplicarse, por falta de da- simo Sacramento y, luego, como novi-
Diego de Haedo en su Topographia e tos, al conjunto de las experiencias que cio y tercero de la Orden de San Fran-
Historia General de Argel, donde nos conoció el escritor. Por estas y otras cisco, no procede, a mi modo de ver,
dice que del cautiverio y hazañas de razones, me pregunto, a veces si, al sa- de razones circunstanciales, mediocres
Cervantes «pudiera hacerse una particu- lir en busca de mi personaje, no he en- o mezquinas. Sobre estos dos puntos, lo

ANTHROPOS/45
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

mismo que en otros muchos, no veo secreto del creyente que fue Cervantes. Juan Bautista Avalle-Arce, a no ser
inconveniente en admitir que me he Este non possumus me ha sido natu- que, en una feliz ocurrencia, adopte el
equivocado, pero con tal que se me de- ralmente reprochado. Para decirlo con rostro de Ruth El Saffar?
muestre. palabras de Rosa Rossi, autora de una En un reciente ensayo, titulado Ascol-
Ahora bien: difícil resulta demostrar reseña tan elogiosa como crítica de mi íare Cervantes,13 Rosa Rossi ha inten-
al que se adelante en el terreno resba- libro, se echa de menos, en él, tado salir y sacarnos del atolladero. En
ladizo del conocimiento del otro; más esta «biografía mínima» de 76 páginas,
aún cuando aquel otro, muerto hace [...] la possibilitá o la volontá d'indaga- como la propia autora la llama, no se
más de tres siglos, se esconde detrás de re sul «moi de profondeur» rivendicato da limita a rechazar el perfil heroico y
unas máscaras que, al fin y al cabo, Proust contro Sainte-Beuve come U luogo da ejemplar del Cervantes astramariniano,
cui si genera la scrittura. Un luogo mentale
tienen su parte de verdad; cuando no es dove la memoria delPesperienza si fa espe-
condenando sin apelación una hagiogra-
para nosotros sino el doble de un ser rienza della scrittura e che, diverso cotn'èmee fía que ya no es de recibo; en su bús-
inasible que, en otro tiempo, se proyec- dall'uomo, rientra pero in qufella complessa queda de la intimidad —secreta, según
tó en un acto de escritura; cuando la costellazione intelletuale che è il «produtto- ella, pero no misteriosa— del autor del
obra que nos ha dejado, aunque expre- re» del testo.12 Quijote, pretende encontrar la clave de
se los deseos y los sueños de quien la su yo profundo en la doble diferencia
engendró, desborda inevitablemente su No sé si todos mis lectores harán suyo que se expresa a través de su escritura.
aventura personal para vivir con vida este juicio. Bien es verdad que, en mi Diferencia social, vinculada con la pre-
propia y enriquecerse con sentidos nue- prólogo, he advertido que no trataría sunta ascendencia conversa del escritor;
vos. De ahí mi incapacidad para resol- de penetrar a todo trance el misterio diferencia sexual, que la autora exami-
ver interrogantes que no he querido de- cervantino, porque las razones que aca- na en su proyección fantasmática, ha-
jar de plantear: entre otros ejemplos, el bo de indicar me inducían a juzgar esta ciendo hincapié en las acusaciones de
del cristianismo del autor del Quijote. empresa imposible y, por lo tanto, des- Juan Blanco de Paz, en las dudas que
Si sólo se trata de examinar sus ideas tinada a fracasar. Esta prudencia mía plantea el reconocimiento de Isabel de
religiosas, se las puede relacionar, en habrá parecido excesiva a quienes con- Saavedra, en el trato episódico que Cer-
cierta medida, con las diferentes co- sideren que me ha llevado a debilitar el vantes mantuvo con su esposa y en las.
rrientes que, en la España del siglo XVI, poder subversivo de la obra de Cervan- alusiones del soneto de cabo roto atri-
otorgan un lugar preferente a la devo- tes, desacralizador de todos los confor- buido a Lope de Vega.
ción interior, leit-motiv del pensamien- mismos, y a contaminar con mi propia Este replanteamiento, como se echa
to erasmista, pero también constante de vivencia el ser y existir del más sutil de ver, parte de varias hipótesis ante-
la tradición franciscana. Pero ¿cómo sa- despreciador de los valores establecidos. riormente emitidas: por Américo Cas-
lir del campo de la mera ideología para Pero, ¿cómo evitar aquel fenómeno de tro, en lo que se refiere al origen con-
captar la espiritualidad cervantina? Esta identificación del intérprete con su per- verso de Cervantes; y, más recientemen-
espiritualidad trasciende por definición sonaje, a raíz del cual el manco de Le- te por Louis Combet, por lo que toca la
las operaciones del entendimiento; panto cobra el perfil de un Américo homosexualidad cervantina, aunque
como tal, se nos escapa, igual que el yo Castro, un Joaquín Casalduero o un Rosa Rossi se niegue a atribuir al escri-
tor el complejo de frustración, la impo-
tencia y el fracaso masoquista que le
achaca el autor de Cervantes ou les in-
certitudes du désir. Pero Rosa Rossi,
desde un enfoque metodológico más
amplio, nos propone una explicación
mucho más ambiciosa del «caso» Cer-
vantes, en el cruce del análisis semioló-
gico, de la historia de las mentalidades
y de la antropología estructural. Esta
explicación, muy atractiva, por cierto,
ha suscitado serios reparos de un Fran-
cisco Ayala;14 personalmente, como ya
se lo dije a mi colega y amiga en un
debate público celebrado en Pisa, no la
puedo hacer mía, por tres razones esen-
ciales a mi modo de ver. Primero, el
conjunto de datos en que trata de fun-
damentar su tesis no me parece suficien-
temente establecido. Las mil presuncio-
nes que tenemos de la supuesta «raza»
de Cervantes no equivalen a una autén-
tica prueba; y, hasta la fecha, esta prue-
ba no se ha encontrado. Tampoco que-
da comprobada la homosexualidad de
quien no nos ha dejado un solo escrito
de carácter íntimo y sobre el cual esca-
sean los testimonios directos. En vista
de lo cual, el desciframiento de las figu-
raciones simbólicas que nos proporcio-
Detalle de un cuadro de Cano de la Peña. Don Juan de Austria visita a Cervantes nan las ficciones cervantinas autoriza

46/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

todo un abanico de argumentos funda-


dores. Cualquier sistematización de las
metáforas obsesivas que se busque en
ellas no puede sino desembocar en una
triste reunión de fantasmas dispuestos
al gusto del clínico.
Además, el hacer de la diferencia
cervantina una clave exclusiva nos expo-
ne a privilegiar las actitudes discordan-
tes del autor del Quijote en nuestro in-
tento de reconstrucción de su persona-
lidad. ¿Cómo enfocar, entonces, aque-
llos comportamientos más ortodoxos
que se evidencian a lo largo de su tra-
yectoria existencial? A falta de poder
eliminarlos, ¿cabe alterar su significado
para limitar su alcance? Por esta pen-
diente se deja arrastrar, a veces, Rosa
Rossi: por ejemplo, cuando, al evocar
el valor de que dio muestra Cervantes
en Lepanto, pone en tela de juicio los
términos de su respuesta a su capitán,
tal como la consigna el alférez Santiste-
ban en la Información de 1580. De ha-
ber declarado «que más quería morir
peleando por Dios e por su Rey, que
no meterse so cubierta», el arcabucero
de la galera Marquesa hubiera manifes-
tado un triunfalismo astramariniano del
todo improcedente. Su indiscutible va-
lentía, según Rosa Rossi, remite más
bien a pulsiones más oscuras, al estilo todoxas» a otra jerarquía de valores que vilegiados. ¿Cuál de los cervantistas
de las que nos deja entrever el niño la de la España mayoritaria y acreditar puede afirmar que lo tiene?
Bariato, en Numancia, a la hora de dis- la diferencia cervantina en situaciones
ponerse al sacrificio supremo.15 Otro que, al fin y al cabo, no encajan en el
ejemplo: Cervantes, durante su cautive- ámbito reductor de una supuesta margi-
rio, nunca quiso renegar. ¿Por perma- nalidad. ¿Será que no tenemos más remedio que
necer fiel a su fe cristiana? A Rosa Ros- Por fin, quien pretende penetrar to- desistir de nuestra empresa? En vez de
si este móvil le resulta más bien acceso- dos los secretos, disipa todos los enig- alcanzar la verdad profunda del manco
rio. Más significativo le parece el que mas, superar todos los obstáculos con de Lepanto, ¿nos limitaremos a lo me-
Solimán, el niño renegado de El trato que se enfrenta el biógrafo que trata de ramente memorable, a la narración es-
de Argel, dé la espalda a su propio her- representar el funcionamiento de una cueta de una existencia conclusa, a ries-
mano, pretextando que «es gran pecado personalidad, se ciñe inevitablemente a go de perdernos en el fluir de los acon-
/ hablar tanto con christianos». Así se un modelo explicativo que convierte al tecimientos? Adoptar semejante postu-
aclara, a su parecer, el concepto pecu- individuo y a su conciencia en un mero ra no sería solamente levantar acta de
liar que Cervantes tenía del renegar, así epifenómeno, una superestructura re- nuestro fracaso, sino reducir a su cari-
como el sentido que viene a cobrar su ductible a unos elementos simples. Caso catura la «nueva biografía» a la que alu-
negativa: de probarse que Cervantes descendiera día al empezar esta ponencia: ceñirla al
de cristianos nuevos, este descubrimien- «yo vulgar» de Cervantes, irremediable-
Renegar, escribe, significaba entonces to dejaría intacto el abismo que separa mente disociado de su yo creador; con-
—como siempre pero quizás en ese tiempo su visión del mundo de la de un Mateo firmar en su condena de un género pa-
más que nunca— perder el placer de escu- Alemán, del que se sabe a ciencia cierta rásito a aquellos despreciadores de la
char la propia lengua, y de sentir su uso en que era efectivamente converso. Por biografía que, desde Proust a Valéry, se
toda la riqueza formal y semántica de sus mucho que se aplique la antropología han apoderado del cómo de la obra li-
registros y de su variedad, desde las múlti- moderna a no caer en las trampas de un teraria, mientras consideraban del todo
ples formas de lo hablado a la memoria co- determinisme sumario, interpretar la impertinente el interrogante biográfi-
mún de los proverbios y de los versos del singularidad cervantina como el produc- co sobre su porqué. Esta condena, que
Romancero. Era condenarse a escuchar y a
utilizar, de por vida, esa lengua bastarda de
to de una doble diferencia equivale a el estructuralismo ha hecho suya, ofre-
la que habla un personaje del Don Quijote esquematizarla y falsearla a la vez. Cer- ce un notable interés epistemológico.
[...].« vantes, como sabemos todos, está siem- Abarca a la vez la capacidad del biógra-
pre más allá de cualquier esquema re- fo en tanto que sujeto conocedor; la
ductor: sencillamente porque del sujeto relación, subjetiva u objetiva, que éste
La fidelidad a una fe, como esquema que fue en su vida sólo se conservan establece con el objeto de su investiga-
interpretativo, se sustituye de esta ma- proyecciones objetivadas y mediatizadas ción; y la supuesta adecuación entre
nera por la mera adhesión a una cultu- por una escritura. Para escucharlo como existencia y biografía, o sea entre un
ra. Dos deslizamientos, entre otros, que conviene, necesitaríamos aquel oído ab- objeto real y un objeto construido. Sin
permiten referir aquellas actitudes «or- soluto del que gozan ciertos músicos pri- embargo, más que nunca, las vidas si-

ANTHROPOS/47
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

guen depositándose en los libros. La tar el biógrafo. No pretendo, en este cervantina —el Quijote, el Persiles, las
biografía, como demuestra la boga que campo, dictaminar preceptos. Tampoco ideas estéticas o el teatro— pero que
conoce actualmente, sigue prosperando me atreveré a deslindar los diferentes convendría enfocar desde la perspectiva
en su espacio problemático. Para decir- códigos que pone en obra la escritura del biógrafo. ¿Es este esquema el más
lo con palabras de Daniel Madelénat, biográfica, cada vez que trata de recrear apto para facilitar un reconocimiento
revuelve los sistemas con indolencia y una vida con el poder de las palabras. completo del área que se ofrece a una
escepticismo, indiferente a leyes, reglas Me limitaré a trazar, para los cervantis- investigación exhaustiva? Es una de las
y normas, despreocupada de cuanto no tas, el programa que creo conveniente muchas preguntas que me gustaría so-
sea el hombre. Participa a la vez de las emprender si queremos que los biógra- meter a reflexión.
letras y de las ciencias humanas; pero fos del siglo XXI sean capaces de res- El bosquejo de este programa no
nunca se deja avasallar por éstas o aqué- ponder a la espera de sus lectores. corresponde, como se echa de ver, a la
llas, lo mismo que Childe Harold entre En primer lugar o, si se prefiere, a «nueva biografía» a la que me refería al
sus semejantes: «among them, but no modo de preámbulo, desarrollar la tra- empezar, sino a una empresa más am-
of them».17 yectoria del biografismo cervantino, di- plia en su definición, más limitada en
El «arte nuevo» al que me refería al ferenciando sus etapas, aclarando sus sus objetivos y que, como contribución
empezar no puede ser, por ende, un postulados, midiendo sus aportaciones notable al progreso de los estudios cer-
mero catálogo de recetas empíricas; y sus limitaciones. Semejante estudio, vantinos, facilitaría la tarea de mis suce-
pero tampoco puede deducirse de un entre otros resultados, podría ayudarnos sores. En cuanto a mi biografía ideal,
modelo teórico, formalizado de antema- a analizar las sucesivas representaciones se comprenderá que ha de estar siempre
no. Será, a lo sumo, una aguja de ma- que tenemos de Cervantes, como otros más allá de las Vidas de Cervantes des-
rear para evitar los escollos que debe tantos hitos de un proceso mitificador tinadas a sustituir la mía, siempre que
sortear cualquier biografía, a igual dis- cuyos orígenes han de buscarse en el un nuevo biógrafo, desde su propia si-
tancia de los dos polos entre los cuales autodiscurso cervantino. tuación vital e histórica, vaya al encuen-
se ventila su siempre precario destino: En segundo lugar, hacer una reseña tro de Cervantes y de su circunstancia.
entre la singularidad inefable de la exis- documentada de las experiencias y ac- Tal es la lección que nos enseña ese
tencia individual, y los invariantes que ciones del autor del Quijote, al estilo de oficio de lo imposible que viene a ser,
esta singularidad oculta; entre la discon- la que James Fitzmaurice-Kelly bosque- según Kendall, el oficio del biógrafo.
tinuidad factual, razón de ser del puro jó en su época, pero complementando y He intentado experimentarlo; a cuantos
anecdotismo, y la interpretación de los ampliándola: una recopilación de todos deseen tomar el relevo, me será suma-
hechos, proyectada hacia la generaliza- los datos de que disponemos sobre la mente grato pasarles el testigo.
ción abstracta por la pluralidad de los vida de Cervantes, con la indicación de
sistemas hermeneúticos; entre la inde- su procedencia y el comentario crítico
terminación y la supradeterminación de que se merecen. Este corpus cervanti- NOTAS
los sucesos que forman la trama del vi- num vendría a constituir una referencia
vir y que pueden clasificarse en un nú- imprescindible para cualquier investiga- 1. Jean Canavaggio, Cervantes, París, Mazarine,
mero ilimitado de series, en cuanto se dor, a la par que una base insustituible 1986, versión española de Mauro Armiño, Madrid,
desencadena la dialéctica de los motivos para las futuras encuestas. Espasa-Universidad, 1987.
y de los móviles, de las intenciones y de Al fin, ofrecer una exposición de to- 2. Daniel Madelénat, La biographic, París, PUF,
1984.
las pulsiones, de lo objetivo y de lo sub- dos los problemas que plantea esta vida, 3. Mayans y Sisear, Vida de Miguel de Cervantes
jetivo. Tal es la ley de una expansión incluyendo, a propósito de cada punto Saavedra, Briga-Real, 1737; V. de los Ríos, Vida
vital que ninguna narración puede resti- controvertido, una presentación de las de Miguel de Cervantes Saavedra (en la ed. del
tuir en su integralidad y que impone al hipótesis aducidas, así como de las vías Quijote de la Real Academia Española, t. I, Ma-
drid, 1780); Pellicer y Saforcada, Vida de Miguel
narrador que se adelanta por esta vía que quedan por explorar. Pueden ima- de Cervantes Saavedra, Madrid, 1800; Fernández
estrecha los compromisos y sacrificios ginarse diferentes apartados que corres- de Navarrete, Vida de Miguel de Cervantes Saave-
que exige cualquier forma de inteligibi- pondan a las etapas sucesivas del man- dra..., Madrid, 1819.
lidad. co de Lepante. También podrían in- 4. Fernández de Navarrete, op. cit. (en la ed. de
Cervantes, Don Quijote de La Mancha, Madrid,
Determinar estos compromisos de- cluirse temas que, hasta ahora, eran 1819, t. V, p. CCLXXI).
pende de la estrategia que quiera adop- coto vedado de los intérpretes de la obra 5. R.L. Máinez, Cervantes y su época, Cádiz,
1876 (cit. por L. Astrana Marín, Vida ejemplar y
heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid,
t. I, 1948, p. XLIX).
6. E. Chasles, Michel de Cervantes, París, 1866,
p. 12.
7. L. Astrana Marín, op. cit., t. I, p. CXXIV.
8. Novelas ejemplares, pról., Madrid, Castalia,
t. I, 1982, pp. 62 y 63.
9. Mary Gaylord Randel, «Cervantes' Portrait
of the Artist», Cervantes, III, 1983, pp. 83-102.
10. Cervantes, pp. 10-12.
11. Véase Astrana Marín, op. dr., t. VI, 1956,
p. 95.
12. Rosa Rossi, en Studi Ispamd^ Pisa, 1985,
p. 203.
13. Rosa Rossi, Ascoltare Cervantes, Roma, Edi-
tori Riuniti, 1987. Hay versión española: Escu-
chara Cervantes. Un ensayo biográfico, Valjadolid,
1988.
14. F. Ayala, «Cada loco con su tema», El País,
7/9/87, p. 9.
15. Escuchar a Cervantes, pp. 51-55.
16. Ibíd.,p. 57.
17. Madelénat, La biographic, p. 207.

48/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN PERCEPCIÓN INTELECTUAL

Cronología de
Miguel de Cervantes

1547: Nace Miguel de Cervantes


en la ciudad de Alcalá de Henares, pro-
bablemente el 29 de septiembre. Es el
cuarto de los siete hijos del modesto
cirujano Rodrigo de Cervantes y de
Leonor de Cortinas.
1551: La familia de Cervantes se
traslada a Valladolid.
1569: Los tres primeros poemas
suyos que se conocen aparecen en el
libro que J. López de Hoyos escribe
sobre la enfermedad, muerte y exequias
de la reina Isabel de Valois.
En septiembre llega a Roma fugitivo
de España por haber causado ciertas he-
ridas a Antonio de Sigura. Entra al ser-
vicio de Julio Acquaviva, que será nom-
brado cardenal en 1570.
1570: Tras la ocupación de Chi-
pre por los turcos embarca en la galera
«Marquesa» que forma parte de la ar-
mada cristiana mandada por don Juan
de Austria.
1571: Resulta herido en la bata-
lla de Lepante. A pesar de ello sigue en te contacto con el pueblo que este ofi- da suspecta la moralidad de su hogar.
la acción contra los turcos hasta 1575. cio supuso, quedaron reflejados en su 1606: La corte se traslada de Va-
1575: Emprende desde Ñapóles obra literaria posterior. lladolid a Madrid y Cervantes la sigue
el regreso a España con su hermano 1590: Por segunda vez solicita a con su familia.
Rodrigo, con cartas de recomendación Felipe II un empleo en Indias y nueva- 1610: Intento frustrado de trasla-
de don Juan de Austria y del duque de mente le es denegado: «Busque por acá darse a Ñapóles como secretario del
Sessa. A su paso por Francia caen pri- en qué se le haga merced». conde de Lemos.
sioneros de los berberiscos y son condu- 1592: Encarcelado durante poco 1613: Ante el gran éxito obte-
cidos cautivos a Argel. tiempo por un corregidor de Écija, en nido por el Quijote se decide a publi-
1580: Después de cinco duros Castro del Río. car otras obras. Publica las Novelas
años de cautiverio, durante los cuales 1594: Comisionado para cobrar ejemplares.
ha realizado cuatro frustrados intentos impuestos en el reino de Granada. 1614: Aparece Viaje del Parna-
de fuga, es rescatado por los padres tri- 1597: No pudiendo hacer efecti- so. Se publica en Tarragona el segundo
nitarios y puede regresar a Madrid. vo el dinero recaudado de los impues- tomo de El ingenioso hidalgo Don Qui-
1581: Se traslada a la corte de tos, por quiebra del banquero deposita- jote de La Mancha, que contiene su ter-
Felipe II en Portugal y se le confía una rio, es encarcelado durante tres meses cera salida y es la quinta parte de sus
comisión secreta en Oran. Al finali- en la prisión de Sevilla. aventuras, compuesto por el Licenciado
zar el año se encuentra nuevamente en 1600: Inicia un período de pleni- Alonso Fernández de Avellaneda, natu-
Madrid. tud literaria que vive en Toledo y en ral de la villa de Tordesillas.
1582: Primer intento fracasado Madrid y en el que redacta la primera 1615: Cervantes publica la se-
de tener un empleo en Indias. parte del Quijote. gunda parte de El ingenioso hidalgo
1584: Nace Isabel de Saavedra, 1603: Traslado a Valladolid. En- Don Quijote de La Mancha, impreso en
reconocida por Cervantes como hija suya frentamiento con Lope de Vega. Madrid por Juan de la Cuesta.
y de Ana Franca de Rojas. En diciembre 1605: Aparece la primera parte Ocho novelas y ocho entremeses.
se casa en Esquivias con Catalina de Sa- del Quijote impresa en Madrid por Juan 1616: Pocos días antes de morir
lazar y Palacios, de la Cuesta y titulada El ingenioso hi- redacta la impresionante dedicatoria al
1585: Se publica en Alcalá de ^daldo Don Quijote de La Mancha. El conde de Lemos de su obra Los traba-
Henares, en calidad de «primera parte», éxito es rápido y rotundo y durante el jos de Persiles y Sigismundo.
su novela pastoril La Galatea. año aparecen ya la reedición de Juan de Fallece en su casa de la calle del León,
1587: Fija su residencia en Sevi- la Cuesta y cuatro ediciones pirata. de Madrid el día 23 de abril y el día 25
lla para ejercer el oficio de comisario El 27 de junio es herido mortalmen- recibe sepultura en el convento de las
de abastos, encargado de requisar cerea- te ante su casa el caballero navarro Trinitarias Descalzas de la calle de Can-
les y aceite para las galeras reales, fun- don Gaspar de Espeleza; Cervantes tarranas (hoy calle Lope de Vega).
damentalmente para la «Armada inven- se ve envuelto en el asesinato y a par- 1617: Se publica postumamente
cible». Los múltiples viajes y el constan- tir de las declaraciones del proceso que- Los trabajos de Persiles y Sigismundo.

ANTHROPOS/49
ARGUMENTO

El conjunto de textos que configuran este sobre el honor), y más específicamente


apartado incluye algunos de los temas una conferencia pronunciada en Santia-
básicos de la obra cervantina: el pensa- go de Chile en 1923: «Cervantes. Su
miento de Cervantes, su relación con la filosofía de la Naturaleza y su técnica
Inquisición, la marginalidad, la visión literaria».3 Se trata de un precedente
del ser cervantino, y la utopía de un mun- clarísimo del libro de 1925, que segura-
do nuevo mente don Américo tenía ya pensado y
acaso medio escrito por tales fechas.
Muy próximo también a su libro ya in-
mediato es el artículo «Cervantes pen-
sador», de 1924;4 un estudio de tipo
distinto, «Cervantes y Pirandello» (pu-
blicado en La Nación de Buenos Aires,
asimismo en 1924, el 16 de noviembre)
cierra este ciclo preparatorio de El pen-
Retrato de Cervantes por J. Segrelles samiento de Cervantes.
El cual es una verdadera piedra mi-
liar en los estudios cervantinos, y una
Cervantes visto por de las obras fundamentales de y sobre
Américo Castro la cultura hispánica, que rompió todos
los moldes establecidos y que señaló un
nuevo camino a seguir.5 Muchos años
después, importantes críticos han reco-
Julio Rodríguez Puértolas nocido El pensamiento de Cervantes de
Universidad Autónoma de Madrid 1925 como obra o como punto de parti-
da imprescindible.6
Especialistas de muy diferentes men-
talidades han aceptado las tesis sosteni-
Dentro de la extraordinaria tarea de in- das ahí desde su aparición hasta hoy,
vestigación histórica y literaria de Amé- unos en bloque, otros en parte; todos
rico Castro, sus estudios sobre Cervan- reconociendo su valor de abridor de sen-
tes ocupan un lugar central a lo largo das: los ejemplos serían innumerables.
de toda su vida, e iluminan aspectos Queda claro que resulta imposible todo
fundamentales de España, los españoles intento serio de aproximación, o de des-
y lo español. aproximación, a Cervantes sin tener
La etapa inicial cervantina de Castro muy en cuenta el libro publicado por
se inicia en 1916, cuando se publican Américo Castro en 1925; sin embargo,
sus famosas «Algunas observaciones no reeditado hasta muchos años des-
acerca del concepto del honor en los pués, en 1972. Más adelante veremos el
siglos XVI y XVII»,1 y se extiende has- cómo y el porqué de ello.
ta 1938, en plena guerra civil española, ¿Qué hizo de este libro el inicio de
motivo de una crisis intelectual en Cas- todos los estudios cervantinos posterio-
tro que, en lo cervantino, no aparece res? La respuesta es compleja. Recor-
hasta 1941.2 Esta primera etapa se cen- demos, en primer lugar, algo bien sabi-
tra en El pensamiento de Cervantes (Ma- do: se trata de una renovación total de
drid, Taurus, 1925 RFE); la segunda en la crítica sobre el tema, una destrucción
Hacia Cervantes (con tres ediciones, sistemática y útilísima del cervantismo
cada una de ellas modificada y amplia- tradicional y de charanga, el primer es-
da con respecto a la anterior: Madrid, tudio coherente de Cervantes. Quizá lo
Taurus, 1957, 1960, 1967) y en Cervan- más sorprendente y atractivo de este li-
tes y los casticismos españoles (Madrid, bro sea su incuestionable modernidad,
Alfaguara, 1967). en contraste con lo escrito sobre Cer-
La primera etapa tiene, a su vez, una vantes por tales fechas y aún mucho des-
«prehistoria», que desemboca en el ci- pués. Veamos seguidamente algunos as-
tado Pensamiento de Cervantes. Prece- pectos fundamentales de El pensamien-
diendo a este libro figura el menciona- to de Cervantes.
do artículo de 1916 (ya con atisbos acer- Resulta evidente, en primer lugar, la
ca del curioso concepto de Cervantes dependencia cervantina de lo italiano

50/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

renacentista, por un lado, y del erasmis- Cervantes, a su integridad moral, al de-


mo (diluido por la distancia cronológica coro de su espíritu y probidad de pluma [...]
y por la presencia de los «ángeles de la (II, 256).
Contrarreforma»), por otro, Castro de-
muestra el italianismo de Cervantes, ita- El docto académico sigue diciendo
lianismo, europeísmo, que negó des- que Cervantes no era demócrata ni libe-
pués, como habremos de ver y es bien ral (sic) (I, 60, 65, 69), sino un ministe-
sabido. Críticos de diferentes tendencias rial y conformista (sic) (II, 409), parti-
así lo aceptan, en amplio espectro que dario ardiente de Felipe II (I, 61-63),
abarca desde los marxistas ortodoxos de la Inquisición (I, 64, 135-138) y «un
hasta los tradicionalistas españoles,7 convencido racista, que diríamos hoy»
aunque no conviene olvidar los esfuer- (I, 71). Y, claro está, si todo lo anterior
zos hechos por algunos para demostrar es cierto, Cervantes no fue jamás eras-
el «barroquismo» y el «contrarreformis- mista, pues como sigue diciendo Ame-
mo» de Cervantes.8 En luminoso estu- zúa, ello «es convertible consecuente-
dio, Rafael Lapesa ha contrarrestado y mente en hereje también, sacándole
puesto de relieve las diferencias que se- fuera de la comunión católica» (sic)
paran a Cervantes de un Góngora,9 de su libro; baste una cita para alcanzar su (I, 141).
forma similar a lo que posteriormente verdadero sentido: Pero regresemos a El pensamiento de
ha hecho el propio Castro con respecto Cervantes, donde se encuentran otras
a Mateo Alemán. Marcel Bataillon, des- Cervantes es un hábil hipócrita, y ha de ideas harto importantes y que, como
pués de estudiar el erasmismo de Cer- ser leído e interpretado con suma reserva en dije antes, asombran por su moderni-
asuntos que afectan a la religión y a la moral
vantes, teniendo a la vista el libro de oficiales; posee los rasgos típicos del pensa- dad: algunas totalmente desarrolladas,
Castro, termina diciendo: dor eminente durante la Contrarreforma otras insinuadas, y otras, en fin, que
(p. 244). Castro retomará años después. Entre es-
[...] que se diga, después de esto, que Cer- tas últimas, por ejemplo, figura el atis-
vantes representa de lleno el espíritu de la Las cosas están claras para quien bo diferenciador del teatro cervantino
Contrarreforma [...].10 quiere entenderlas, pero, con todo, ta- con respecto a la Comedia Nueva lopes-
les afirmaciones levantaron en su mo- ca, que explica meridianamente el fra-
Pero seguramente sobra toda discu- mento y muchos años después oleadas caso teatral de Cervantes a partir de la
sión. Como dice Lapesa (pp. 240 y 241), de indignación patriótica, no muy di- aparición avasalladora del Fénix. No se
enfrentando a Cervantes con Góngora, ferentes a las producidas por el descu- trata sólo de diferencias estilísticas, sino
brimiento de los orígenes hebreos de de algo más hondo: «él no podía com-
[...] el dinamismo de Cervantes responde Fray Luís de León o de Santa Teresa de petir con el "Monstruo de la Naturale-
a su fe en la vida [...] Góngora, receloso Jesús (el posible conversismo de Cer- za", no por deficiencia de fantasía, sino
ante la vida, no trató de reflejarla. vantes vendría después). Como en tan- por carencia de lirismo y exceso de iro-
tas otras ocasiones, las ideas se convir- nía y de crítica» (p. 53).14
Se trata, a fin de cuentas, del racio- tieron en arma de combate; en este sen- Otros asuntos que Castro insinúa ya
nalismo renacentista y humanista frente tido, portavoz aventajado de los defen- o incluso desarrolla en El pensamiento
al irracionalismo barroco o moderno. sores del honor de Cervantes supuesta- de Cervantes, pero que alcanzan pleno
Mas no conviene, en todo caso, exage- mente ultrajado fue Agustín González significado gracias a nuevas perspectivas
rar el significado de ese racionalismo. de Amezúa en su Cervantes, creador de y tratamientos más amplios en obras
El propio don Amé rico, levantador de la novela corta española,13 quien dedi- posteriores, son el mencionado del ho-
esta y de otras liebres, se vio obligado ca varias páginas de su obra a tan gene- nor y el peculiar concepto cervantino
a poner en su punto ese racionalismo, roso propósito; véase un ejemplo: del mismo (pp. 361-383). Castro, insis-
que ha sido interpretado a menudo con tiendo en ello años después y llevándo-
estrechos criterios decimonónicos.11 En [...] todo este ingente monumento [el de lo a sus últimas consecuencias, hallará
rigor, ya en su libro había marcado los la religiosidad de Cervantes] se ha intentado una explicación más: la pertenencia de
destruirlo y arrumbarlo con el ariete demo-
límites, señalados, justamente, por el ledor de una sola y envilecedora palabra: Cervantes a la casta de cristianos nue-
vitalismo humanista del creador de don hipocresía (I, 126). vos. Las diferencias en cuanto a lo pica-
Quijote: «ante el exceso racionalista resco tradicional (asunto que conducirá
surge la reacción de lo vital y espontá- Al discutir las ideas de Castro acerca a Castro a desarrollar toda una teoría
neo» (p. 61). de El celoso extremeño y el problema de la novela cervantina en contraste
Junto al racionalismo, la hipocresía. de las dos versiones de esta novelita, concreto con la de Mateo Alemán) apa-
Otra idea de El pensamiento de Cervan- escribe Amezúa: recen ya también en El pensamiento de
tes sistemática —y en este caso conscien- Cervantes (cf. especialmente p. 233). Y
temente— mal interpretada, y que Cas- [...] burlas aparte, que el caso no es para lo mismo sucede con lo que don Amé-
tro hace aparecer en varias páginas de ello, ya que toca a la honra misma de rico llamaría después «dimensión impe-

ANTHRÖPOS/51
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

O C H O
COMEDÍAS.YOCHO
E N T R E M E S E S NVEVOS,
Nunca rcprcfcntados.
COMPVESTJS POTI MIGVBL
¿tCti**ntti S***tdt*.
D I R I G I D A S A DON P E D R O FÊR-
mnJcTuíe Caftro.Condccc Lcmos.de Andradc,
rativa de la persona». Así explica el pro- y de Vil lakia.Marqucsdc Sarria, Gentilhombre con respecto a Europa, basándose en la
blema de don Quijote: de la Camarade tu Magcftad, Comendador de problemática del casticismo hispano y
la Encom iciuLi de Per afiel.y la Zarca, de U Or- en sus mitomanías, llevadas a su extre-
den de Alcaixara. Virrey, Gouemadoe, y Capi-
[...] la sociedad de altos y chicos está coli- tán general de! Rcyno de Ñapóles, y Prcfi. mo en el siglo XVII:
gada contra él; sus conterráneos no se satis- dente del fupremo Confejo
facen con que dé de mano a sus aventuras: de Italia. Lo peculiarmente angustioso de tal histo-
quieren que se convierta en otra persona, 10* TITVlOt Df/T-íí OCHO COMMDt^P ria fue el reiterado intento de querer ser de
que abandone su nombre (p. 331). TjtintMmfu >4»n£<fMH4Íi/tf.
un modo y tener que ser de otro.20
Se trata, en efecto, de una desespera-
da búsqueda y sustentación del yo fren-
Año 161 j. Yendo aún más allá, concluye en otro
te a una realidad hostil y opresiva: nos lugar don Américo que España no ha
hallamos ante el problema de la aliena- CON PRIVILEGIO. tenido ni Renacimiento ni Barroco, sino
ción, acerca del cual tratará Castro por ¿N M A D R I D . fwí.Vrf.A.rffc^Mwfc,
Edad Conflictiva.21
extenso en obras posteriores, aunque sin i tjíUO» lúa 4 t vyiHntijMtirtttíc lihiw, »„,£/•, t, A-A La tarea de Castro va a consistir aho-
darle nunca tal nombre. Pero esto lo
• l*r"f*<l»M Afiftt, ra en estudiar a Cervantes en su época
veremos más adelante. y en su ambiente, para desembocar en
En conexión con lo anterior se halla la conclusión de que el autor del Quijo-
ni la del otro. Es decir, esa multiplicidad de te es un outsider de origen converso,
el fundamental tema de la «realidad os- ambiente, esto que Américo Castro llamó la
cilante», del perspectivismo cervantino, realidad oscilante, esto justamente es eso que condicionado por ello y respirando por
de la llamada ambigüedad del Quijo- Spender encuentra como grandísima nove- tan sensible herida. Que Cervantes pu-
te.15 Y señalemos, en fin, la presencia dad en la novela moderna. diese ser un converso había sido intuido
de algo que bien merece ser estudiado ya por Salvador de Madariaga, a quien
con detenimiento a la luz de los concep- En fin, dos artículos publicados por cita Castro.22 Don Américo dedica bue-
tos modernos del stream of conscious- Américo Castro antes de la guerra civil na parte de su libro Cervantes y los cas-
ness novelístico. Don Américo habla de de 1936 complementan lo expuesto en ticismos (ya citado) a este ya apasiona-
la «complejidad interior no superada El pensamiento de Cervantes: «Cervan- damente discutido asunto. Tras un inge-
por nadie» de los personajes cervantinos tes y la Inquisición» y «Erasmo en tiem- nioso estudio sobre el «sentido históri-
(p. 69), de la «observación del fondo de po de Cervantes»,18 así como un inte- co-literario del jamón y del tocino» (pp.
la conciencia» (p. 71), de la «armonía resante librito resumen: Cervantes (Pa- 13-23), en el que se incluye una dicoto-
psíquica entre el ser y el obrar» (p. 72). rís, Rieder, 1931). mía de la literatura española del Siglo
Partiendo sin duda de estas y otras su- Como es sabido, la segunda etapa cer- de Oro en «tocinófila» y «tocinófoba»
gerencias de Castro, Richard L. Pred- vantina de Castro es paralela a la histó- (que pudiera parecer a simple vista cosa
more, al estudiar la realidad oscilante rica. 1941 señala, como ya dije, el co- anecdótica, pero que se transforma en
del Quijote y la «visión prismática de la mienzo de la nueva dirección de don algo mucho más serio si tenemos en
realidad», el conflicto entre el ser y el Américo, con la publicación de «Los cuenta que el tocino «se ha vuelto escu-
parecer, pudo escribir que, prólogos al Quijote». En 1947 explica do defensivo contra la opinión», p. 19),
así sus ahora diferentes puntos de vista: pasa páginas después a sustentar el ori-
gen converso de Cervantes, basándose
[...] los ejemplos ya citados de parecer
corresponden al estilo indirecto de las nove- Hace años intenté interpretar el Quijote
en una serie de datos biográficos (pp.
las modernas. Mediante este uso prenetra- con criterios excesivamente occidentales, y 82, 83 y 164-183) y en el «estilo» expre-
mos en la vida interior de los personajes.16 creí que a Cervantes le interesaba en ocasio- sivo de sus obras y en el contenido de
nes determinar cuál fuera la realidad yacente las mismas (passim). Además, Don Qui-
bajo la fluctuación de las apariencias. jote mismo sería un converso... Se tra-
Y de forma más clara todavía, Pedro Mas no es el problema de la verdad o del ta, en suma, de que Cervantes, y antes
Salinas, comentando unas observacio- error lógico lo que al autor le preocupa, sino de él Fernando de Rojas, «producen
nes del poeta Stephen Spender sobre hacer sentir cómo la realidad es siempre un frutos maravillosos de la forma intercas-
Proust, Joyce, Woolf y Kafka,17 dice: aspecto de la experiencia de quien la está tiza de vida».23 Llevado del entusiasmo
viviendo.19
de su nueva interpretación, llega Castro
Es asombroso, parece que está hablando a escribir, refiriéndose a su Pensamien-
de Don Quijote de la Mancha. ¿Recuerdan Según la primera afirmación, don
ustedes, por ejemplo, el famoso caso del Yel- to de Cervantes de 1925:
Américo ya no es «europeísta» ni «occi-
mo y de la Bacía? Rigurosamente, es decir, dentalista». La explicación del «caso»
Cervantes es el primero que bastante antes Cervantes como del «caso» hispánico Me construí un Cervantes renacentista, hu-
de Proust y de Joyce crea un personaje que manista y melancolizado por las pardas nu-
no vive en el ambiente de los demás perso- hay que buscarla en los condicionamien- bes de la Contrarreforma. Hace cuarenta
najes, sino que vive en el suyo y que intenta tos particulares de la propia vida espa- años no sospechábamos que la literatura es-
a cada instante buscar ese equilibrio que casi ñola. Toda la obra de Castro en su se- pañola del siglo XVI hubiese sido una litera-
nunca encuentra. Y a su vez el autor se co- gunda singladura está dedicada a poner tura de «castas», y que el estoicismo y el
loca en una atmósfera que no es la del uno de relieve las diferencias peninsulares erasmismo fueron funcionales.24

52/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO
TM-Ei

Y así, cuando en 1972 aparece por fin universo; tan incomprensible como inma-
la tan esperada reedición de El pensa- nejable.29
miento de Cervantes, al cuidado de
quien esto escribe, don Américo tuvo Mas,
buen cuidado en señalar previamente lo
que ahora le separaba de su viejo li- [...] el problema de Cervantes era muy
bro.25 otro: cómo se crea y mantiene la vida de un
personaje literario (la inmanencia de su vi-
Pero lo uno, es decir, el humanismo vir) en un mundo de gentes y de circunstan-
renacentista combinado con el criticis- cias concitado contra el audaz que se aferra
mo erasmista, ¿excluye necesariamente heroicamente a la fe en ser quien es.30
lo otro, que Cervantes sea un outsider
de la sociedad española debido a sus Yo sé quién soy, dirá Don Quijote. Y
orígenes no castizos! Creo que no, sino esta capacidad volitiva del querer ser
que todo ello se combina de forma com- frente a lo que se impone exteriormen-
plementaria y casi necesaria, al menos te al individuo como supuesto valor in-
en el caso de Cervantes. Castro parte discutible y deshumanizador, es la tarea
de una base muy concreta, el aquí y que se señala a sí mismo Don Quijote,
ahora cervantinos, cosa que, en reali- ca que de todos los valores «barroquiza- y Cervantes en su obra literaria, único
dad, ya había hecho en El pensamiento dos» aparece en la obra cervantina lo modo de expresarse con cierta holgura
de Cervantes. En este contexto la obra dice bien a las claras, y en El pensamien- y libertad en el asfixiante ambiente del
culminante es, sin duda, Don Quijote to de Cervantes se halla ya un impresio- momento. Castro llega a afirmar rotun-
de la Mancha, que «surgió como reac- nante catálogo ilustrativo de esa toma damente que «el Quijote surgió como
ción contra una sociedad y una literatu- de posición de Cervantes. Su reacción reacción contra el Guzmán de Alfara-
ra» (Hacia Cervantes, p. 276, nota), ente la situación de España y del hom- che».31 Alemán y Cervantes partían de
pues, bre español es debida, según Castro, al un mismo punto, «marginal y forá-
conflicto desgarrador entre el querer ser neo»32 a la estructura mental y social
Ido Felipe II, desvanecidas las más míni- y el deber ser; según Vilar, a un «divor-
mas sospechas de disidencia religiosa, expul- de la época, con la diferencia de que
cio entre su manera de vivir y su mane- mientras el primero de ellos se hundía
sados los últimos moriscos, al menos oficial- ra de producir».27 Cabe preguntarse de
mente, en 1609, la sociedad hispana se refle- en un pesimismo nihilista, Cervantes se
jaba inmóvil en las quietas aguas de su ho- nuevo: ¿se excluyen ambas tesis? En lanzaba:
mogeneidad espiritual [...]. Cada uno tenía todo caso, es claro que Cervantes expre-
la certeza de pertenecer a una sociedad de sa de forma harto irónica, pero también [...] hacia un futuro de afirmaciones de
castizos cristianos viejos, de señores e hidal- angustiada, la problemática española en vida, de una vida a la vez de rebeldía y de
gos. No más banqueros o intelectuales de el momento de la crisis imperial y de la esperanza, confiada en que el hombre puede
estirpe judaica. El gigantesco personaje de mitomanía nacional. ser, para su bien y para su mal, artífice de su
la sociedad eclesiástico-señorial-campesina En esta tesitura y para un escritor de propia vida.33
estaba omnipresente como nunca antes (Ha- la época, hay varias posibilidades: el es-
cia Cervantes, p. 461).
capismo místico y religioso, la feliz de- Lo cual guarda una relación íntima
Es en ese momento, como dice el licuescencia de la novela pastoril, la ale- con la teoría y la práctica de la nueva
historiador Pierre Vilar, hacia 1600, en gre vulgaridad de la literatura cortesa- novela cervantina, del Quijote (y acaso
na, el irracionalismo de la Comedia con algún antecedente ocasional y no
que «el feudalismo entra en agonía
Nueva, la desesperada disolución de la de idéntica intencionalidad, como Laza-
sin que exista nada a punto para reem-
plazarle», cuando: novela picaresca. Pero Cervantes no si- rillo de Tormes); en efecto, se trataba
gue ninguno de esos caminos, a pesar ahora de,
Surge una obra maestra que fija en imáge- de La Galatea o de las novelas llamadas
nes el contraste tragicómico entre las super- italianizantes. Ni siquiera la picaresca [...] expresar cómo se encuentra existiendo
estructuras míticas y la realidad de las rela- era una salida lógica para Cervantes, la ñgura imaginada en lo que le acontece, en
ciones humanas [...]. La crisis ha suscitado como se ha mencionado más arriba,28 y lugar de narrar o describir lo que le aconte-
un intérprete de su talla.26 mucho menos la picaresca al estilo del ced
Mateo Alemán del Guzmán de Alfara-
Pero no solamente el feudalismo en che. Será en su segunda etapa cervanti- Ahora bien. Ciertamente que el mun-
crisis ni la presencia y funciones de la na cuando Castro estructure coherente- do de Cervantes —y no sólo en el Qui-
sociedad eclesiástico-señorial-campesi- mente una explicación lógica del cono- jote— está dominado por iguales o muy
na justifican la aparición de un Cervan- cido hecho: Alemán y la literatura do- semejantes fuerzas incomprensibles que
tes. Hay que tener en cuenta también minante hacia 1598, señalara primero Fernando de Rojas en
una serie de factores englobados bajo el su Celestina y luego Mateo Alemán en
título general del casticismo mitómano [...] había presentado el ser humano como el Guzmán y otros lugares. El mundo
de la Edad Conflictiva. La irónica críti- un paciente espectador del desorden del es, sí, un laberinto, pero un laberinto

ANTHROPOS/53
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

que tiene sus constructores y planifica- [...] unas vidas voluntariosas y proyectiles,
dores, a quienes hay que desenmasca- que sufren las consecuencias de su liberado
rar; en caso contrario, como le dice Don comportamiento, dirigido hacia una meta
Quijote a Sancho, darán: terrena, hacia unas tareas señaladas por la
persona, situadas tan fuera de la teología
como de la literatura anterior a Cervantes.39
[...] ocasión de que pienses lo que piensas
y ponerte en un laberinto de imaginaciones
que no aciertes a salir de él, aunque tuviese Se trata, según J.B. Avalle-Arce, «de
la soga de Teseo (I. 49). un verdadero frenesí de autorrealización
por parte de los personajes»,40 cuyo re-
Y así, el caballero podrá decir des- sultado final no es otro que «recuperar
pués: «Yo sé y tengo para mí que voy una realidad perdida»,41 «desalinear al
encantado» (ibíd.). Entendiendo así la hombre».42
función de los encantadores, e identifi- De la misma forma que El pensamien-
cados con los elementos deshumaniza- to de Cervantes sorprende por su moder-
dores y castizos de la sociedad españo- nidad, como ya dije, sucede lo mismo,
la, queda identificado el mundo como y quizá de forma más reveladora, con
laberinto, sin duda, pero también como las ideas que Américo Castro tiene so-
contenido humanista, de la época.37 bre Cervantes en esta su segunda etapa.
máquina: «todo este mundo es máqui- Para ello, y en un momento en que el
nas y trazas, contrarias unas de otras» Y, de nuevo, es posible preguntarse: a
hombre hispano está atrapado en la in- pesar de que don Américo rechazaba su
(II. 29), creadas por curas, barberos, gente máquina, es preciso refugiarse en
bachilleres, duques. Cierto. Pero ni Cer- gran libro de 1925 por irrelevante, ¿po-
el propio yo —como lo hicieran, en otro dría haberse llegado a esta otra fase de
vantes ni sus personajes van a permane- orden, los místicos— alcanzar la identi-
cer perdidos en el confuso laberinto alie- los estudios cervantinos desdeñando la
dad personal, para de ahí pasar a tomar tesis del Cervantes erasmista y renacen-
nante. Al contrario que en el Guzmán, posición ante una sociedad y una litera-
«todos viven pendientes de las señales tista? Parece difícil. Pues no resulta im-
tura. Pues Cervantes, en efecto, produce: posible, ni mucho menos, cohonestar
que pueden orientarlos en su trato con
el mundo».35 Señales que no solamente ambas singladuras cervantinas de Cas-
hay que captar, sino también buscar: [...] una forma de literatura de nuevo tro. Podría afirmarse, como ya he hecho
«ahora digo que es menester tocar las cuño, hecha posible por su fe en la libertad más arriba, que la segunda no es sino
del hombre interior, y por su anhelo de ha- una consecuencia evolutiva y lógica de
apariencias con la mano para dar lugar cerse grande, único y primero en un mundo,
al desengaño» (II. 12). Para ello es pre- según él, no regido por el Dios errado y la primera, si bien, claro está, dentro
ciso cierta astucia, cierta industria: el maligno de Mateo Alemán.38 del marco general histórico que repre-
voluntarismo individualista, la afirma- sentan obras como España en su Histo-
ción categórica del yo frente a un mun- ria (Buenos Aires, Losada, 1948) y sus
El héroe cervantino emerge creándo- posteriores versiones bajo el título de
do reconocidamente hostil, ajeno y des- se a sí mismo frente a todo tipo de agre-
humanizador: «Yo sé quién soy», dice La realidad histórica de España (Méxi-
sividad y cerrilidad, de corrupción; en co, Porrúa, 1954, 1962, 1966).
Don Quijote (I. 5), y «loco soy, loco he este sentido, el polo opuesto lo consti-
de ser» (I. 25). La aportación de Américo Castro al
tuye la progresiva corrosión moral de conocimiento de la obra de Miguel de
Pero afirma Castro, Cervantes no es Lázaro de Tormes, que culmina en las
un novelista psicológico, como muchos Cervantes es monumental. Pero ilumi-
última páginas de la novela, verdadera nar y esclarecer el pasado cultural e his-
creen. Su tema es «la dificultad de exis- apoteosis demostrativa de cómo el hom-
tir» en un mundo fantasmal, cuyo sím- tórico español, tarea de por sí ya meri-
bre puede ser dominado por fuerzas aje- toria, y más tratándose del autor del
bolo podría ser el duque de Medinasi- nas a él mismo, pero también creadas
donia, tal y cómo aparece en el famoso Quijote, tan zarandeado por unos y por
por él. Pues Cervantes utiliza las formas otros, es sólo un aspecto de la tarea que
soneto de 1596. literarias anteriores para arrumbarlas se había impuesto Castro. Unas pala-
[...] soneto en el que el exalmirante de la definitivamente por medio, entre otras bras suyas servirán para ilustrar el pro-
Armada Invencible queda reducido a su efec- cosas, de la ironía destructiva —como pósito que me atrevo a llamar funda-
tiva realidad, a un pobre gesto flotando en el lo hizo Fernando de Rojas—. Pero for- mental de don Américo: que los espa-
vacío.36 ma literaria, molde literario, no es sino ñoles podamos construir un futuro me-
un aspecto de algo más genérico: las jor atendiendo a las lecciones del pasa-
Pues lo que Cervantes lleva a cabo es formas de vida establecidas y anquilosa- do, en este caso concreto a las lecciones
una demoledora tarea desmitificadora; das, deshumanizadas y deshumanizado- de Cervantes:
un consciente y denodado ataque con- ras, elevadas a la categoría de mito y
tra el monumentalismo y el gigantismo por muchos aceptado. Y así, frente a la Es muy deseable que todo un pueblo pue-
(bien representado en otro soneto, el alienación máxima de Lázaro, la huma- da llegar un día a servirse de un libre albe-
dedicado al túmulo de Felipe II erigido nización total de don Quijote. Cervan- drío colectivo, y a hacer consigo mismo lo
en la catedral de Sevilla), vacío de todo tes ha puesto en marcha, que Cervantes realizó con sus figuras litera-

54/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

rías, provistas de la facultad de tomar deci- 27. Art. cit., p. 442.


siones. No perdamos la esperanza de que tal 28. Cf. el estudio de Carlos Blanco Aguinaga
prodigio acontezca.43 «Cervantes y la picaresca», NRFH, XI (1957),
313-342; también Gustavo A. Alfaro, «Cervantes y
la novela picaresca», AC, X (1971), 23-31.
29. Castro, «El Quijote, taller de existenciali-
dad», RO, V (1967), 4.
NOTAS 30. Cervantes y los casticismos españoles, p. 63.
31. Ibíd., p. 66; cf. también pp. 67-75.
1. RFE, III (1916), 1-50 y 357-380. 32. Ibid., p. 163.
2. «Los prólogos al Quijote», RFH, III (1941), 33. Ibid., p. 174.
313-338. 34. Castro, Cómo veo ahora el Quijote, tirada
3. Publicada un año después en Conferencias da- aparte de la introducción a Cervantes, El ingenioso
das en el Salón de Honor de la Universidad (de hidalgo Don Quijote de La Mancha (Madrid, Ma-
Chile) en 1923 por el profesor de la Universidad gisterio Español, 1972), p. 18. Y antes, cf. De la
Central de Madrid, Don América Castro (Santiago Edad Conflictiva (ed. 1973), p. 210.
de Chile, 1924). La curiosa grafía del título de la 35. Predmore, op. cit., p. 100.
conferencia (y de la transcripción de la misma) 36. Hacia Cervantes, p. 352.
procede del intento chileno de adaptar fonética- Frontispicio de la primera edición del Quijote 37. Ibid., pp. 282, 284, 454 y 455; Cervantes y
mente el castellano, según las directrices de Andrés realizada por la Real Academia los casticismos españoles, p. 172.
Bello. 38. Cervantes y los casticismos españoles, p. 181.
4. RO, II (1924), 216-231. 110 y 111; Hacia Cervantes (1967), p. 384: será ésta 39. Ibíd., p. 183.
5. Por cierto que al final de una lista de trabajos la edición utilizada a lo largo del presente trabajo. 40. «Tres comienzos de novela», PSA, X (1965),
en preparación insertada al final de otro texto de 12. Sobre algunos aspectos de la «hipocresía» 212.
Castro (Lengua, Enseñanza y Literatura, Madrid, cervantina, cf. Bataillon, op. cit., pp. 784 y 785. Ya 41. J. Rof Carballo, «Humorismo e sociedade»,
Imprenta Clásica Española, 1924), el famoso libro Ortega y Gasset había utilizado la palabra en cues- Grial, I. 5 (1964), 325.
iba a titularse inicialmente El pensamiento y la mo- tión al referirse a Cervantes: Meditaciones del Qui- 42. Arturo del Hoyo y Ramón de Garciasol, Cer-
ral de Cervantes. Y en el citado artículo de RO jote, I (Madrid, Junta para Ampliación de Estudios, vantes humanizado (Madrid, Nueva Ciencia, 1966),
anunciaba Castro su participación en el homenaje 1914), p. 367. p. 17.
que se preparaba a Ramón Menéndez Pidal con 13. Op. cit., en nota 7. 43. Cervantes y los casticismos españoles, pp. 83
una colaboración de título similar: «Cervantes, pen- 14. Compárese con lo dicho en Hacia Cervantes, y 84. Es ya abundante —e importante— la biblio-
sador y moralista»; lo hizo, por fin, con «Juan de p. 267: «Pero Lope no era simplemente un rival grafía acerca de los estudios cervantinos de Améri-
Mal Lara y su Filosofía Vulgar» (Homenaje a Me- dichoso, cuya gloria estorbase, sino un modelo del co Castro. Por ej.: Marcel Bataillon, «El erasmis-
néndez Pidal, III, Madrid, Hernando, 1925, cual había que huir, en cuanto el arte lopesco con- mo de Cervantes en el pensamiento de Castro», en
563-592). sistía en desposarse fervorosamente con la tradi- el colectivo Estudios sobre la obra de América Cas-
6. Así, por ejemplo, Pedro Lain Entralgo, Sal- ción, con ideas ya aceptadas por el vulgo (como la tro (Madrid, Taurus, 1971), pp. 191-207; Alonso
vador Fernández, Antonio Tovar, Alonso Zamora honra igual a opinión)». Zamora Vicente, «Sobre la tarea cervantina de
Vicente, y otros varios. Cf. «Breve encuesta espa- 15. Manuel Duran, La ambigüedad en el Quijote Américo Castro», ibid., pp. 413-441; Aniano Peña,
ñola. Doce españoles hablan de Américo Castro», (Xalapa, Universidad, 1960). Y antes María Zam- Américo Castro y su visión de España y de Cervan-
PSA, X (1965), 119-142. brano, «La ambigüedad en el Quijote», SUR, XVI, tes (Madrid, Gredos, 1975); Antony A. van Beys-
7. Entre los primeros, Ludovik Osterc, El pen- 155 (1947), 30-44. terveldt, «A New Perspective of Cervante's Work»,
samiento social y político del Quijote (México, De 16. El mundo del Quijote (Madrid, ínsula, 1958), en José Rubia Barcia, ed., Américo Castro and the
Andrea, 1963) o Werner Krauss, Miguel de Cervan- p. 83. Meaning of Spanish Civilization (Universidad de
tes. Leben und Werk (Berlín, Luchterhand, 1966); 17. Salinas, Ensayos de literatura hispánica (Del California, 1976), pp. 167-191; Albert A. Sicroff,
entre los segundos, por ej., Agustín González de Cantar de Mió Cid a García Larca) (Madrid, Agui- «De El pensamiento de Cervantes a Cervantes y
Amezúa, Cervantes, creador de la novela corta es- lar, 1958), p. 102. Para un buen planteamiento de los casticismos españoles», en Homenaje a Amé-
pañola,2vo\s. (Madrid, CSIC, 1956-1958). Cf. tam- la modernidad novelística cervantina, cf. José Ru- rico Castro (Universidad Complutense, 1987), pp.
bién: Manuel García Puertas, Cervantes y ¡a crisis bia Barcia, «Alonso Quijano y Don Quijote. Re- 189-198; Alonso Zamora Vicente, «Américo Cas-
del Renacimiento español (Montevideo, Universi- flexiones sobre el "ser" de la novela», Cuadernos, tro y Cervantes», ibid., pp. 213-220. Cf. también
dad, 1962); Carlos P. Otero, «Cervantes en Italia. 47 (1961), 84-94. Guillermo Araya, El pensamiento de Américo Cas-
Eros, industria, socarronería», PSA, 34.102 (1964), 18. Respectivamente en MPh, XXVII (1930), tro (Madrid, Alianza, 1983), y en otro orden, Rosa
287-325; Luis A. Murillo, ed. del Quijote, 3 vols. 427-433, y en RFE, XVIII (1931), 329-389. Rossi, Ascoltare Cervantes (Roma, Editori Riuniti,
(Madrid, Castalia, 1978); Juan Bautista Avalle-Ar- 19. En el Homenaje a Cervantes, ínsula (1947), 35. 1987).
ce, «Cervantes and the Renaissance», en Michael 20. Aspectos del vivir hispánico. Esplritualismo, El presente trabajo es refundición, con abundan-
D. McGaha, ed., Cervantes and the Renaissance mesianismo, actitud personal en los siglos XIV al tes cambios, de mi «Américo Castro y Cervantes»,
(Easton, Perm., Juan de la Cuesta, 1980), pp. 1-10; XVI (Santiago de Chile, Cruz del Sur, 1949), p. 121. publicado en el volumen colectivo antes citado, Es-
Vicente Gaos, ed. del Quijote, HI (Madrid, Gre- 21. De la Edad Conflictiva (Madrid, Taurus, tudios sobre la obra de Américo Castro, pp. 365-399.
dos, 1987), pp. 67-77. 1961), especialmente pp. 20, 209 y 230.
8. Especialmente Helmut Hatzfeld, El Quijote 22. En La Celestina como contienda literaria
como obra de arte del lenguaje (Madrid, CSIC, (Madrid, Revista de Occidente, 1965), p. 25.
1949), o Paul Descouzis, Cervantes a nueva luz. El 23. Hacia Cervantes, p. iv.
Quijote y el Concilio de Trento (Frankfurt, 1966). 24. Cervantes y los casticismos españoles, p. 143;
9. «Góngora y Cervantes: coincidencia de temas cf. también Hacia Cervantes, por ej. p. 13.
y contraste de actitudes», en De la Edad Media a 25. El pensamiento de Cervantes (Barcelona, No-
nuestros días (Madrid, Credos, 1967), pp. 219-241. guer, 1972), cf. «Nota del autor a esta nueva edi-
10. Erasmo y España (México, FCE, 19662), ción», pp. 7 y 8. Véase mi artículo «Entre la me-
p. 798. Cf. Antonio Vilanova, Erasmo y Cervantes moria y la esperanza: recuerdos de Don Américo
(Barcelona, CSIC, 1949), y «La Moría de Erasmo Castro», de próxima publicación en el Homenaje a
y el prólogo del Quijote», en M.P. Hornik, ed., Américo Castro editado por la Universidad de Prin-
Collected Studies in Honour of America Castro's, ceton.
80th. Year (Oxford, Lincombe Lodge Research Li- 26. Vilar, «El tiempo del Quijote», en Crecimien-
brary, 1965). to y desarrollo (Barcelona, Ariel, 1964), pp. 441
11. Cf. Cervantes y los casticismos españoles, pp. y 448.

ANTHROPOS/55
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

La Inquisición zadas o apelaciones. Su reincorporación


al tribunal de la Inquisición de Córdoba
y Cervantes no se documenta hasta el 13 de julio de
1552, fecha en la que un testigo jurado,
en un pleito de su hijo Rodrigo, declara
A. Márquez que Juan de Cervantes ha ejercido el
cargo de juez de bienes confiscados por
la Inquisición «y que aun oy día reside
el dicho Juan de Cervantes en el dicho
offício en la ciudad de Córdoba».3 Tam-
bién Rodrigo ganó este pleito y se alejó
de Valladolid para afincarse en Córdo-
En junio de 1593, en unas declaraciones ba en 1553. Dada su indigencia y el
hechas en Sevilla, con motivo del pleito notable prestigio de su padre en la ciu-
de un amigo a quien avala, Cervantes dad, se ha conjeturado que también él
afirma «ser hijo e nieto de personas que Figura 1 obtuvo algún cargo en la Inquisición, a
han sido familiares del Santo Oficio de lo que alude Cervantes, cuando se dice
Córdoba». El contexto de esta afirma- gún otro documento es posible que se hijo y nieto de familiares del Santo Ofi-
ción inequívoca es aún más significativo haya mantenido en ese cargo todo el cio. No hay documentación alguna que
que la afirmación en sí misma. Cervan- tiempo que dura la administración del lo pruebe. Juan de Cervantes muere en
tes está declarando como testigo en de- inquisidor Rodríguez de Lucero, apoda- 1556.
fensa del litigante, Tomás Gutiérrez, y do «Tenebrero» por sus tropelías. Estas En cualquier caso y aun teniendo muy
lo que afirma es que ni éste ni sus pa- fueron de tales magnitudes, que le va- en cuenta la familiaridad con la Inquisi-
dres han sido nunca condenados por el lieron la cárcel al Inquisidor cordobés. ción que la frase o testimonio de Cer-
Santo Oficio de la Inquisición: «y si otra Incluso el Inquisidor General Deza fue vantes implica, lo significativo para la
cosa fuera [es decir, de haber sido con- depuesto por ello. Una relación sucinta biografía del escritor es que ese legado
denados] este testigo lo supiera o no de los hechos, con amplia documenta- inquisitorial de familia se rompe con él.
pudiera ser menos, por ser hijo e nieto ción adjunta, puede verse en Azcona, Significativo porque, siendo los cargos
de personas que han sido familiares del que los estudia a la luz de las actas de de la Inquisición hereditarios y venales,
Santo Oficio de Córdoba» (Astrana, I, la congregación o asamblea de Burgos como los de otras corporaciones de la
46).1 de 1508, convocada a este efecto por el época, Cervantes nunca solicitó, ni des-
En el mismo documento, Cervantes nuevo Inquisidor General, Cisne ros. El empeñó cargo alguno en ningún tribu-
declara ser «vezino de la villa de Madrid nombre de Juan de Cervantes no apare- nal inquisitorial. Justamente lo contra-
y natural de la cjudad de Córdoba». ce en esta documentación, que no pre- rio de lo que ocurre con Lope de Vega,
Esta mentirijilla o «cubileteo con la ver- tende ser exhaustiva. La investigación su oppositum per diametrum, en esto
dad», según Astrana, venía muy a pro- está por hacer.2 como en todo. Retengamos, ya que ha
pósito para la defensa del pleiteante, La próxima vez que nos encontramos salido, el nombre del célebre colega e
que se decía natural de esa ciudad, don- con su nombre en documentos inquisi- inmortal enemigo. Él es la clave de lo
de pudo conocer a Cervantes en su toriales es precisamente en un proceso que hay de más significativo y trascen-
niñez. La amistad, que dura toda la de la Inquisición de Toledo, no contra dental entre la Inquisición y Cervantes.
vida, enlaza precisamente con ciertos él, pero en el que se le nombra en una Todo lo demás son menudencias o cu-
cargos en la Inquisición de Córdoba que gestión paralela del Inquisidor Mexía, a riosidades accidentales.
desempeñaron ciertamente su abuelo, quien Astrana llama incorrectamente Menudencias y accidentes son tam-
Juan de Cervantes, y posiblemente tam- «familiar» de ese tribunal y allegado de bién las consabidas relaciones de amis-
bién su padre, Rodrigo de Cervantes. los Duques del Infantado. El proceso tad y mecenazgo que median entre Cer-
Pero no como familiares. del Duque contra Cervantes se dirimió vantes y diversos Inquisidores Genera-
en los tribunales civiles ordinarios y en les: sus primeros poemas dedicados al In-
favor de Cervantes. Su causa era una quisidor General Espinosa (Elegía, 1568);
La Inquisición, legado de familia dote de mancebía de la hija del licencia- las sendas versiones manuscritas de El ce-
do, María de Cervantes, con un herma- loso extremeño y Rinconete y Cortadillo,
Que el abuelo de Cervantes fuera miem- no bastardo del Duque, Don Martín, el compiladas para uso privado del Inqui-
bro del tribunal de la Inquisición de Gitano, arcediano de Guadalajara (As- sidor General Niño de Guevara (el del
Córdoba, es un hecho perfectamente trana, I, 158). retrato de El Greco) en 1605; las ayu-
documentado. A lo menos desde el 30 A pesar de haber ganado el pleito, y das, mercedes o limosnas del Inquisidor
de junio de 1502, con sólo el título de quizás por ello, el licenciado Cervantes General Sandoval y Rojas. El hecho de
«bachiller», aparece ejerciendo como se aleja de Guadalajara, de la que ha- que la última carta de Cervantes a éste,
abogado del real fisco de la Inquisición bía sido, por nombramiento del Gran pocos días antes de su muerte, marzo
en la ciudad. Aunque no consta por nin- Duque, nada menos que alcalde de al- de 1616, se tenga hoy por apócrifa, aña-

56/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

de significados verdaderamente esotéri- nas de su obra, es que se trataba de un


cos a la relación de Cervantes con la clérigo experto en Inquisición y posible-
Inquisición. ¿Quién y para qué se falsi- mente dominico. Varios críticos impor-
fico esa carta? tantes aluden a Aliaga, también domi-
El hado inquisitorial persigue al genio nico y más tarde Inquisidor General.
más allá de la tumba. Tras la muerte de Manuel Duran, sensato cervantista, des-
la mujer de Cervantes en 1626, el here- pués de examinar las principales pater-
dero de sus bienes y, por lo tanto, de su nidades putativas del Quijote de Avella-
obra, es su hermano, Francisco Pala- neda, concluye lo siguiente: «Si hubié-
cios, cura de Esquivias y comisario de ramos de llegar a una conclusión basán-
la Inquisición de Toledo en su distrito. donos en el voto de la mayoría, lo más
Por fin todavía en familia y para que no probable es que se llevara la palma Fray
se pierda la especie, su hija, Isabel de Luis de Aliaga, el varias veces citado con-
Saavedra, aparece como denunciante en fesor real» (Suma cervantina, p. 374).
el proceso de una amiga (Astrana, VII, Las sospechas sobre Lope de Vega
559). Figura 2 son también vehementes y por motivos
precisamente de su condición de oficial
sano de la Inquisición llegaron alguna de la Inquisición, familiar y comisario.
Con la Iglesia hemos topado, Sancho vez al Rey o a la Suprema o a ambos. Es verdad que la enemistad venía de
Lo cierto es que el traidor vuelve a Es- antiguo y que fue Cervantes el primero
Las relaciones propiamente personales paña y a Roma, donde ve sus cargos en tirar la piedra o piedras en el prólo-
de Cervantes con la Inquisición son to- confirmados, al mismo tiempo que ob- go a la primera parte del Quijote.
das adversas: unas esotéricas, como la tiene nuevos beneficios, mientras que A ellas responde Avellaneda en el
que mantuvo con el comisario de la In- Cervantes, por razones arcanas, que ni suyo, aludiendo a la condición de «mi-
quisición de Llerena, el Dr. Juan Blan- él ni ninguno de sus biógrafos ha logra- nistro del Santo Oficio» de Lope y al
co de Paz, su delator en Argel; otras do todavía explicar, jamás obtuvo mer- hecho de haberse «ahora» (1614) «aco-
bien evidentes, como su enemistad con ced o puesto alguno por más que los gido a sagrado», fecha y alusión de su
Lope de Vega, que culmina en la polé- solicitó repetidas veces, con excelentes ordenación sacerdotal ese año. La con-
mica de los prólogos de la primera y méritos y magníficas recomendaciones. testación de Cervantes en el prólogo de
segunda partes del Quijote, y en el de En desesperación, lo único que consi- la segunda parte del Quijote se mantie-
Avellaneda. A esto habría que añadir guió, el puesto de recaudador, le llevó ne al mismo nivel de confrontación y
la censura inquisitorial de sus obras. a la excomunión y a la cárcel en varias fina ironía: «No tengo yo de perseguir a
Pero para entonces Cervantes había ya ocasiones. No fueron éstas las cárceles ningún sacerdote, y más si tiene por aña-
muerto. No pudo hacer como Lope, aún de la Inquisición en Sevilla o Córdoba. didura ser familiar del Santo Oficio; y si
vivo, reclamación de que se removiese, Pero fueron las confiscaciones de bienes él lo dijo por quien parece que lo dijo,
alegando sus servicios al Santo Oficio. eclesiásticos las que causaron su ruina. engañóse de todo en todo; que del tal
Aunque sólo sea por rutina o inercia, la Feliz culpa, podría decirse, si es que la adoro el ingenio, admiro las obras, y la
de Cervantes se mantiene hasta finales hubo, pues fue en la cárcel de Sevilla ocupación continua y virtuosa». ¿Vida
del XVIII. donde el autor de La Galatea se convir- virtuosa la de Lope? Era público su es-
El primer conflicto serio de Cervan- tió en el pensador del Quijote. En la cándalo.
tes con un personaje de la Inquisición, cárcel se dice concebido. Nada de esto es, sin embargo, impor-
tan serio que pudo costarle la vida, es La sombra siniestra de Blanco de Paz tante. Como en el caso de su legado
el que sostuvo con el Dr. Blanco de vuelve a aparecer y reaparecer en la inquisitorial, y sea quien fuese el autor
Paz, que no sólo se decía, sino que de vida y en la obra de Cervantes hasta del llamado Quijote de Avellaneda, su
verdad era «comisario de la Inquisición nuestros días. Entre las innumerables verdadera realidad literaria, su incon-
de Llerena» antes y después de haber hipótesis sugeridas para descubrir al fundible signo semántico, su significado
compartido parte del cautiverio en Ar- personaje que se oculta tras el seudóni- específico, es ser a la vez un mensaje
gel con Cervantes. Según todos los tes- mo de Avellaneda, algunas lo identifi- ideológico inquisitorial y anticervantino.
timonios, el comisario inquisitorial fue can con el exdominico y comisario de la Desde cualquier ángulo que se lea o
el principal delator de un intento de fuga Inquisición en Argel. La atribución, estudie, esta segunda parte apócrifa no
ingeniado y dirigido por Cervantes. El aunque no del todo acertada, cae den- es continuación de la primera, ni de
oficial de la Inquisición no sólo le dela- tro del campo general de referencias que nada, fuera de una antítesis dialéctica
ta, sino que le incoa proceso. El proce- podríamos llamar común o del común, (dialéctica típicamente clerical o inqui-
so no se conserva, pero sí la Informa- en el presente estado de la investigación sitorial) del Quijote o, si se quiere apu-
ción de Argel, que se compila a petición sobre el tema. rar más aún, del Cervantes del Quijote.
de Cervantes, sin duda para defenderse Cualquiera que sea el nombre del au-
del informe de Blanco de Paz. tor del falso Quijote, lo que aparece
No sabemos si los informes del comi- cierto, a juzgar por las evidencias inter-

ANTHROPOS/57
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

La censura inquisitorial de Cervantes de esa atribución de la primera censura


al índice de 1619. La página que da del
Frente a esa envolvente realidad estruc- índice de Zapata de 1632 (905) no
tural, las censuras de los índices inqui- corresponde a ese índice expurgatorio,
sitoriales, portugueses y españoles, son sino al índice portugués de Mascaregnas
relativamente insignificantes. Y, sin em- (Lisboa, 1624). En las páginas inmedia-
bargo, son ellas las que han monopoli- tamente siguientes de este índice (906 y
zado la atención de todos los críticos 907) hay sendas expurgaciones de las
que se han ocupado de «Cervantes y la Novelas ejemplares y del Persiles, apar-
Inquisición», en lo que va de siglo, con te de la ya conocida de la primera parte
la excepción de la obra de Osterc citada del Quijote, que Astrana reproduce in-
en la bibliografía. Más que sumariar esta correctamente. ¿Cómo es que ningún
crítica, para lo que no hay espacio, im- crítico ha advertido hasta ahora en
porta llamar la atención sobre ciertos ellas? La asimetría observada por Rius
aspectos inéditos.4 entre la censura previa portuguesa y la
Lo curioso de la censura y expurgo Figura 3 de este índice, merece ulterior estudio.
portugués, que precede al español en Su explicación, aparte de no estar docu-
unos ocho años (1624), no es su exten- obras de Cervantes como tenemos, a lo mentada, no es satisfactoria. En los fon-
sión, mucho mayor que la del índice menos en parte, los que se hicieron a dos inquisitoriales portugueses, como
español de 1632, ni su contenido de ca- sus contemporáneos, Góngora y Queve- siempre, nos aguardan originales sor-
rácter más bien moral que dogmático, do. En este sentido, tiene interés el co- presas. Hacia ellas espero poder dirigir
sino el hecho de que ambas ediciones mentario de Rius, que refrenda sin co- mi próxima investigación sobre la cen-
expurgadas, ambas ediciones piratas pu- mentarios Simón Diaz: «Estando ya he- sura inquisitorial de las obras de Cer-
blicadas en Lisboa en 1605, lleven en su cha la tirada de esta edición príncipe vantes, que limité a los índices inquisi-
portada la licencia de impresión dada [Segunda parte. Juan de la Cuesta, toriales españoles en mi obra Literatura
por el Santo Oficio. Véanse las repro- 1615] mandó la Inquisición expurgar las e Inquisición en España (Madrid, Tau-
ducciones adjuntas. (Figuras 1 y 2.) ¿Se palabras que dice la Duquesa en el cap. rus, 1980).
censuraba la Inquisición a sí misma? Es XXXVI: "y advierta Sancho, que las
raro, aunque no insólito que la Inquisi- obras de Caridad, que se hacen tibia y
ción otorgue la licencia previa. Pero una flojamente no tienen mérito, ni valen
vez dada, la lectura que una época hace nada". Mas, se escaparon del expurgo, NOTAS
de la obra es lo que determina su expur- algunos ejemplares que habían ya sali-
go o prohibición, cualquiera que hubie- do de la nación», etc. (Simón, Biblio- 1. Cito los documentos por la conocida obra de
ra sido el organismo que la haya autori- grafía, VIII, 31.) Luis Astrana Marín, Vida ejemplar y heroica de
zado. Otro tanto ocurre con la edición ¿En qué basa el ilustre bibliógrafo sus Miguel de Cervantes, 1 vols. (Madrid, 1948-1958),
portuguesa de La Galatea. (Figura 3). observaciones? Si en el índice llamado por considerarla más asequible al lector que las
Recordemos de paso que Portugal está de Sandoval, de 1619, se trata de un referencias a las fuentes originales. Las citas dentro
del texto se refieren al volumen y página de esta
por esta fecha bajo la corona española. índice apócrifo o espurio, publicado obra.
¿Qué ha ocurrido entre 1605, fecha de fuera de España por los calvinistas de 2. Tarcisio Azcona, «La Inquisición española
la licencia de publicación, y el expurgo Ginebra, el cual se dice basado «Sobre procesada por la Congregación General de 1508»,
del índice portugués de 1624, que el La Inquisición española, J. Pérez Villanueva (ed.),
el ejemplar impreso en Madrid, en la Madrid, 1980, pp. 89-163.
español, por supuesto, ignora? No lo casa de Luis Sánchez, en 1612, con el 3. F. Rodríguez Marín, Nuevos documentos cer-
sabremos hasta descubrir el expediente apéndice de 1614.» En efecto, hay un vantinos, Madrid, 1914, p. 92.
sobre el que se basa el índice o Catálo- índice inquisitorial español de esa fecha 4. De la censura de Cervantes en los índices
inquisitoriales se han ocupado: F. Rodríguez Ma-
go de libros prohibidos y/o expurgados. y el correspondiente Apéndice de 1614. rín, en su edición del Quijote (Madrid, 1927), vol.
Y esto nos conduce a concluir con Pero mal podrían censurar estos docu- VII, apéndice 31; Américo Castro, en Modern Phi-
una observación sobre la expurgación mentos una obra aparecida en 1615 (Fi- lology, XXVII (1929-1930), 427-433, reproducido
del índice o índices españoles, que ig- gura 4).5 El argumento decisivo, sin em- en Hacia Cervantes (Madrid, 1960); Alejandro Ra-
mírez, en Armas y Letras, II (1959), 23-33; Robert
noran por completo la expurgación por- bargo, es el de la obra misma. Exami- Ricard, en Les Lettres Romanes, XVII (1963),
tuguesa de la primera parte del Quijote, nando el original que se conserva en la 167-170; Francisco Olmos, en Cervantes en su épo-
y se fijan, en cambio, en la segunda Public Library de Nueva York, sección ca; «La Inquisición en la época de Cervantes» (Ma-
parte, sólo para eliminar una sola frase, drid, 1968), pp. 11-105; Enrique Gacto, en Historia
de raros (+KB/1619), en el índice de 16, junio de 1983, pp. 111-118; Ludovik Oster¿, El
la cual puede tener sentido católico, 1619, sin duda espurio, no hay mención «Quijote» la iglesia y la Inquisición, México, 1972.
alumbrado, o luterano, es decir, protes- alguna a Cervantes. No podía ser de 5. Para cuestión de los índices espurios de los
tante, según se la interprete. En los tres otra manera. siglos XVI y XVII, me atengo a la obra de George
sentidos llovía sobre mojado. Pero es Bonnant, «Les Index Prohibitifs et Expurgatoires
La extensa nota que Astrana dedica a contrefaits des protestants du XVP et du XVIP
inútil especular sobre el asunto, sin te- este asunto en la Vida (VII, 472-473) siécles», Bibliothèque d'Humanisme et Renaissance,
ner el expediente del expurgo de las tiene varios errores y omisiones, aparte XXI (1969), 610-640.

58/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

Voces marginales a los grupos marginados —los gitanos,


los moros, los judíos— cualidades ame-
y la visión del ser nazantes.8 Es por esto que el comenda-
dor de Fuenteovejuna es representado
cervantino no sólo como usurpador del poder real
y del honor individual, sino también
como persona de «sangre no limpia».
Ruth El Saffar Vistos ya como otros, los que no perte-
necen a la cultura dominante pierden la
identidad propia para convertirse a la
de la ideología dominante. El que no
El estudio de la cuestión de la «identi- pertenece al centro, entonces, se ve ex-
dad» nos lleva a considerar una serie de pulsado no sólo a los márgenes de la
problemas básicos en la época de Cer- sociedad sino a los márgenes de la cons-
vantes. La preocupación por el «ser que ciencia, donde establece con lo central
soy» de las primeras décadas del siglo Figura 4 una relación de hostilidad, miedo y
XVII apunta hacia un ser precario cuya odio.
autenticidad es conferida por la figura fue experimentado como un «paraíso» En obras como Fuenteovejuna, El mé-
autoritaria que representan el padre, el por el infante. El paso a lo simbólico dico de su honra, La estrella de Sevilla,
Rey, o Dios. En la obra de Mateo Ale- equivale a una repetición de la Caída y El burlador de Sevilla se ve cómo la
mán y Quevedo, o más claramente aún en el Génesis. Para subrayar el sentido integridad del individuo se liga con la
en la comedia, se ve cómo el individuo desgarrador de este proceso, Lacan lo del Estado. Individuo y Estado son, en
caótico, impulsivo y rebelde termina so- llama «castración».4 Entrar en lo sim- efecto, dos caras de la misma moneda.
metido a la ley social, la «Ley del Nom- bólico significa lanzarse hacia un objeto En las obras ya mencionadas, tanto el
bre del Padre».1 Las comedias de honor que siempre está más allá del alcance rey como el hombre que pretende tener
dramatizan el doloroso proceso de indi- de uno, un objeto deseado por la apa- «vida» u «honor», busca establecer do-
vidualización al que se sometían los riencia de unidad y auto-suficiencia que minio sobre el cuerpo, el cuerpo siem-
hombres en la sociedad culta del siglo ofrece. pre entendido como otredad: el cuerpo
XVII.2 Esta dramatización se hace evi- La idea del ser, cuyo desarrollo psico- propio, el de la mujer, el del judío; el
dente mediante la consistente expulsión lógico han analizado tan finamente cuerpo, potencialmente rebelde, como
o encarcelación metafórica de las figu- Freud y Lacan, va ligada, como clara- zona de gobierno.9 El hombre tiene que
ras femeninas (en cuanto seres sexua- mente se ve en las obras de Lope y gobernar a su mujer (e hijos)10 igual
les). Simultáneamente, la presencia del Calderón, al desarrollo del Estado mo- que el rey su tierra.
Rey al final de las obras ratifica esta derno. Tanto el ser como el Estado mo- En Cervantes se ve una concepción
expulsión. En las comedias de honor se derno se basan en un ideal de unidad, de la identidad distinta a la que propo-
hace obvio que el precio de llegar a una unidad que por su naturaleza es nen la comedia y las otras obras aquí
tener un ser verdadero es el sacrificio espectral. La imposibilidad de posesio- mencionadas. En Cervantes faltan ma-
de todo lo que puede representar el narse del ideal es descrita en la termi- tanzas por el honor. En su obra los «pa-
mundo de los sentidos. El famoso «des- nología de Freud como «neurosis».5 En dres» u otras figuras de poder son típi-
engaño» que caracteriza el arte barroco Calderón, esa misma imposibilidad se camente ineficaces u objetos de mofa.11
refleja el deseo de nacer de nuevo, ya ve refractada en la obsesión por el honor. Si la figura del padre es débil, la de la
no al mundo cambiante y seductor de En el terreno político el siempre inal- madre no lo es. Hay ejemplos de ma-
los sentidos, sino a otro más estable, canzable deseo del Estado por ordenar- dres poderosas en muchas obras cervan-
basado en reglas.3 se sobre la base de un solo gobierno, tinas, madres como en el Persiles y en
En términos lacanianos lo que vemos una sola lengua, y una sola fe produce La fuerza de la sangre que producen
en las obras de principios del siglo XVII, también ansiedad y desequilibrio. Tales desenlaces felices en contra del factor
tanto las novelescas como las teatrales, estados afectivos terminan por atribuir- patriarcal y a favor de lo que busca y
es un intento por renunciar a lo «imagi- les poderes demoníacos a aquellos que desea el cuerpo.
nario» (ámbito asociado con la simbio- no pertenecen al grupo central.6 El afán La importancia de la madre y del po-
sis y satisfacción incestuosa inherente a de unidad —sea individual o nacional— der de la mujer libidinal en Cervantes
la relación infante/madre) para entrar implica necesariamente la existencia de lo alia al mundo de lo imaginario laca-
en lo «simbólico» (ámbito de la separa- otro que representa lo que el ser ideali- niano. Este mundo se asocia al periodo
ción, claridad, autonomía y poder aso- zado no es. Para el hombre obsesiona- en que el niño se identifica con la ma-
ciado al padre). Tanto para Lacan como do por su honor, este otro es la mujer dre. Para Lacan, el niño evita entrar en
para Freud el proceso por el cual el libidinal, o más correctamente, la li- el orden simbólico y permanece en el
sujeto llega a automatizarse es uno de binalidad propia proyectada sobre la imaginario cuando se niega a rechazar
angustia. La entrada al mundo de lo mujer.7 la figura materna. Es muy importante,
simbólico requiere la renuncia de lo que El Estado moderno español atribuyó entonces, para una comprensión de la

ANTHROPOS/59
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

relación que establece Cervantes con la su obra), trata de deshacerse de su pa-


mujer, prestar atención a las imágenes pel de autor del Prólogo. El Prólogo,
y evocaciones pre-edípicas que hay en entonces, yuxtapone los conceptos de
su obra. paternidad y autoría, mostrándonos
En su discurso sobre la Edad de Oro cómo Cervantes tiende a ceder su posi-
(1,11), Don Quijote evoca la edad cuan- ción central y dominante a otros —sea
do la Gran Madre daba a los hijos de la el lector o sea el «amigo» que inespera-
tierra todo lo que querían: damente aparece para darle consejo y
cuyas palabras llegan a formar la mayor
[...] aún no se había atrevido la pesada parte de lo que se escribe en el Prólogo.
reja del corvo arado a abrir ni visitar las El cuestionamiento de la autoridad
entrañas piadosas de nuestra primera madre; continúa en el primer capítulo, en don-
que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas de la historia de Don Quijote se ve
las partes de su fértil y espacioso seno, lo
que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los como el producto de varios autores cu-
hijos que entonces la poseían (1.252).12 yas versiones no convergen. Otra ver-
tiente de este poner en cuestión la au-
Poco después recuerda que en aque- toridad del escritor es la rivalidad que
lla época las doncellas podían ejercer El mundo construido en las obras de surge entre autor y protagonista sobre
control sobre sus propios cuerpos: Cervantes no pide el rechazo de los sen- cómo debe escribirse el libro. Como
tidos, ni insiste en el poder paterno muy bien vio Unamuno, en Don Quijo-
Las doncellas y la honestidad andaban, como factor de la organización social. te leemos dos novelas sobreimpuestas:
como tengo dicho, por dondequiera, solas y Conjuntamente, Cervantes no esta- una, la que quiere propagar el autor, y
señeras, sin temor que la ajena desenvoltura blece como base para el desarrollo de otra, la que va creando Don Quijote.16
y lascivo intento las menoscabasen, y su per- sus obras una oposición entre centro y En el capítulo 9 se agudiza aun más
dición nacía de su gusto y propia voluntad margen. Como veremos en los análisis la cuestión de la autoría, a la vez que se
(1.253). siguientes, lo más característico de Cer- muestra la marginalidad de los que apa-
vantes es su constante intento por de- rentemente ocupan el lugar central. La
El discurso de Don Quijote delinea senmascarar la ilusión de unidad y de búsqueda que lleva a cabo el llamado
la psicología del ser marginado, una psi- centro tan importante para la formula- Segundo Autor lo conduce al seno del
cología que reta el mito del origen del ción moderna del individuo y del gobier- imperio español y al centro geográfico
ser post-edípico en el que se basa la no. En los ejemplos que siguen —uno de la península ibérica. Ciudad fortifica-
ideología dominante.13 En la versión basado en el canónico Don Quijote, y el da, centro comercial y lugar predilecto
del ser que idealiza Don Quijote, reina otro en su todavía marginalizado entre- de la corte del gran emperador Carlos
la Gran Madre, cuyas hijas son dueñas més El retablo de las maravillas— vere- V, Toledo es el símbolo por excelencia
de su propia sexualidad.14 Aunque Cer- mos cómo Cervantes estructura sus del tema centralizante e inmovilizador
vantes trata de poner distancia entre él obras conforme a una visión no patriar- del Estado moderno. Es dentro de este
y las criaturas de su imaginación, pode- cal de la identidad. símbolo de poder militar, económico y
mos ver en su galería de protagonistas Desde el Prólogo del Quijote, Cervan- político del imperio español en donde
muchas realizaciones imaginarias de la tes elude la posición no sólo de autor Cervantes inyecta la visión de una socie-
figura de la mujer libre. De allí, por sino de padre. Sobre su paternidad dice: dad radicalmente heterogénea. En el
ejemplo, el apasionado discurso de Mar- Toledo de Cervantes se venden cartapa-
cela en Don Quijote (I, 14), y el de [...] aunque parezco padre, soy padrastro cios escritos en árabe y andan muchos
Gelasia en La Galatea; y de allí también de Don Quijote, no quiero [...] suplicarte que saben no solo árabe sino «otra me-
casos como los de Amístela, Feliciana [...] como otros hacen [...] que perdones o jor y más antigua lengua» (1.246).
de la Voz, e Isabela Castrucha del Per- disimules las faltas que en este mi hijo vie-
res, pues [...] tienes tu alma en tu cuerpo y
La certidumbre de un texto unitario
siles, o de Dorotea y Zoraida en el Qui- tu libre albedrío [...] (1.212). —como el que busca el Segundo Au-
jote —mujeres que desafían la Ley del tor— tanto como la de una sociedad
Nombre del Padre para conseguir ellas Pocas líneas más abajo dice de su au- racial y lingüísticamente homogénea se
mismas lo que quieren.15 toría: esfuma en el capítulo 9. El autor de la
Al contrario de lo que presupone la historia del gran caballero cristiano Don
idea patriarcal del ser —la idea repre- [...] te sé decir que, aunque me costó al- Quijote es un moro, y el libro que con-
sentada en el drama de Lope y Calde- gún trabajo componerla [Don Quijote], nin- tiene sus aventuras anda en papeles des-
rón y articulada en el psicoanálisis por guno tuve mayor que esta prefación que vas tinados a los gusanos. Para subrayar más
Freud y Lacan— la mujer que se libera leyendo (1.212). aún la marginalidad del texto que debe-
del control paterno no actúa de manera ría ser fuente y origen de nuestro saber
caótica y sin dirección, ni es verdad que Tan pronto como se convierte de pa- sobre Don Quijote, el traductor moris-
los que siguen el consejo de la madre dre en padrastro de Don Quijote (para co inicia su lectura no con las palabras
caen en vergüenza e incapacidad social. dar al lector total libertad para juzgar de Cide Hamete Benengeli, sino con

60/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

algo escrito en los márgenes del texto audiencia misma da vida y sentido a las
por un lector anónimo. Las palabras alu- figuras que los autores introducen.
den no al héroe sino a una Dulcinea El éxito del retablo es tan grande que
desmitificada que tiene «la mejor mano los miembros de la audiencia terminan
para salar puercos que otra mujer de por incorporar todo a él. Creen que es
toda la Mancha» (1.246). Ni esta Dulci- otra figura del retablo un furrier que
nea ni el libro encontrado en el merca- llega al final para alojar a sus tropas en
do pertenecen a la esfera poética de la el pueblo. Luego, cuando el furrier pro-
«doncella tierna» de que hablará Don testa que no hay ni retablo ni figuras
Quijote en la Segunda Parte. Cervantes imaginarias, le acusan de «confeso y
nos ofrece un Don Quijote adulterado, bastardo» (235). El miedo capaz de in-
comentado, manoseado en el mercado, vertir la relación entre realidad e imagi-
traducido, abandonado, y por fin resca- nación, y de convertir la casa del regi-
tado por un crédulo y desocupado lec- dor en caos al final, se basa en la cues-
tor de novelas. tión de identidad que estamos conside-
La obra cervantina, en efecto, está rando. Los hombres que gobiernan se
constituida por seres que buscan y en- jactan de su legitimidad en proclamacio-
cuentran los placeres de la imaginación apuntado Nicholas Spadaccini en su edi- nes huecas que por su propia vehemen-
en un mundo que les ha quitado acceso ción de los entremeses cervantinos, Cer- cia se ponen en duda. Las palabras
al poder. Son los que, expulsados o ex- vantes publicó sus obritas teatrales para («por mi parte puedo ir seguro a juicio,
cluidos de los centros de poder, han lle- exponer tras lo frivolo y efímero de un pues tengo el padre alcalde; cuatro de-
gado a conocer bien las regiones de género menor lo más importante de su dos de enjundia de cristiano viejo ran-
abandono y de deseo. Como Ginés de arte y visión.18 cioso tengo sobre los cuatro costados de
Pasamente, Pedro de Urdemalas, el En El retablo de las maravillas Cer- mi linaje» [222]) afirman la Ley del
Don Juan de La Gitanilla, Rinconete y vantes pone en el escenario una con- Nombre del Padre a la vez que flotan
Cortadillo, y Ortigosa del Viejo celoso, frontación entre un par de embusteros frágilmente sobre el ámbito todavía po-
han aprendido a identificarse no con la vagabundos y los hombres que encarnan derosísimo en que reina la madre, el
apariencia y la fama, significantes del el poder en el pueblo al que llegan. Los deseo, y los instintos.
honor, sino con el deseo. Así Isabela embusteros proveen, a través de su re- El poder que ejercía todavía este
Castrucha del Persiles es capaz de fin- tablo maravilloso, el espejo en el que mundo de la madre que a principios del
girse endemoniada para poder casarse los hombres del poder social pueden siglo XVII se quería subyugar, no sólo
con quien ella quiere; Basilio finge ha- verse reflejados. Como Ginés de Pasa- se ve en la credulidad de los gobernan-
berse suicidado para ganar la mano de monte en el Quijote, los autores que se tes, sino en el contenido de su construc-
Quiteria, y el segundón Persiles se hace acercan al pueblo al comienzo de la obra ción imaginativa. La serie de figuras que
peregrino para poder casarse con la no- viven de su capacidad de entretener trae Chanfalla a escena empieza y ter-
via de su hermano mayor. —esto es, de traer a la superficie de la mina con la evocación de mujeres bíbli-
Habiendo ocupado y llegado a cono- consciencia los deseos y miedos que nor- cas que llegaron a quitar el poder a hom-
cer el mundo reprimido por la sociedad malmente se tratan de reprimir. Los au- bres fuertes. En el primer caso se ve a
dominante, los proteicos héroes cervan- tores del retablo tienen éxito porque sa- Sansón, amenazando hacer caer la casa.
tinos se muestran poco interesados en ben explotar en los poderosos su deseo Este Sansón es el que perdió su fuerza
los valores represivos que gobiernan el de entregarse a lo imaginario— al mun- a causa de su amor por la prostituta
mundo patriarcal. En lugar de la fuerza do de la irracionalidad que su posición Dalila. Tanto como Herodías de la últi-
que representan el dinero y la posición les obliga a reprimir. ma escena del retablo, Dalila es una
social, los personajes recurren a las ha- En esta obra genial Cervantes mues- mujer castradora. La acción del retablo
bilidades subversivas categorizadas por tra cómo el arte prospera en épocas de termina con la entrega total por parte
Ortigosa como «la buena diligencia, la fuerte represión. Utilizando el miedo de de los hombres al baile de Herodías (Be-
sagacidad, la industria; y sobre todo, el no ser lo que parecen, miedo que tanto nito dice: «Eso sí, sobrino, cánsala, cán-
buen ánimo y mis trazas» (260).17 afligía a los de las clases dominantes, sala; vueltas y más vueltas; ¡vive Dios,
Hemos visto ya cómo en la construc- los autores Chirinos y Chanfalla propo- que es un azogue la muchacha! ¡Al
ción misma de Don Quijote se manifies- nen un retablo sólo visible al que no hoyo, al hoyo! ¡A ello, a ello! [235]).
ta la importancia del margen, y cómo el «tenga alguna raza de confeso, o no sea En Herodías Cervantes introduce no
autor, el libro y los lectores se caracte- habido y procreado de sus padres de sólo la figura de una mujer castrante,
rizan por su posición fuera de los cen- legítimo matrimonio» (220). Presentada seductora, peligrosa, sino una que es
tros de sifnificación y de poder. La otra en la casa del regidor Juan Castrado enemiga del cristianismo. A través de la
obra de Cervantes que quiero conside- («hijo de Antón Castrado y de Juana imaginación, entonces, hace ver cómo
rar aquí pertenece al género al que me- Mancha» [223]), la obra se elabora so- estos hombres son inducidos a poner en
nos importancia se le dio en la época bre el deseo de los que asisten de pro- escena la esencia de sí mismos. Por sus
—al entremés. Sin embargo, como ha teger su apariencia de legitimidad. La nombres (Juan Castrado, Benito Repo-

ANTHROPOS/61
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

hay que tener en cuenta que la mujer expulsada


lio, Pedro Capacho)19 y por la ansiedad sirve para representar no la mujer en sí, sino la
con que insisten en ver lo que no hay, parte de la vida dedicada a la sensualidad y al
ya lo sabíamos. Pero al final, bailando placer. Así, por ejemplo, Rosaura, en La vida es
sueño, encuentra «vida» y honor una vez que cesa
con Herodías, muestran que son hom- de ser objeto de deseo libre. Leonor, de El médico
bres todavía bajo el ámbito de la madre, de su honra, ha mostrado en toda la obra su devo-
hombres que sólo aparentan someterse ción al concepto de honor, o sea la renuncia de sus
a la Ley del Nombre del Padre. La en- propios deseos a favor de un concepto social. La
que fue matada en la obra era Mentía, que atraía
trada del furrier dramatiza la lucha, que no sólo el interés sexual de Gutierre, sino el de su
es la de todos en la época de Cervantes, propio marido, que decía vivir con ella «una casa
entre lo imaginario y lo simbólico. Esta de placer». Es este concepto de placer, de la entre-
lucha está en la base de todo conflicto ga a los sentidos, lo que se quería extirpar en la
búsqueda afanosa de una vida estable, eterna, ba-
de identidad. sada en la Ley del Padre. Para más sobre la rela-
En las obras de principios del siglo ción entre el tema del honor y el desarrollo del ser
XVII se puede ver la violencia con que moderno, ver mi «Anxiety of Identity: Gutierre's
Case in El médico de su honra», que aparecerá en
se concibió la creación de la identidad Studies in Honor of Bruce W. Wardropper, editado
moderna. Esa identidad se ve en proce- por Harry Sieber, Dian Fox y Robert ter Horst,
so de estructurarse en nombre del orden Wilmington, Delaware, Juan de la Cuesta Press.
y de la unidad. Aunque Mateo Alemán, que oír, ni pies con que andar, ni mano con 3. Anthony Cascardi subraya la importancia que
tiene para el desarrollo de la identidad moderna
Quevedo, Lope y Calderón representan que tocar: que yo, que estoy sana, y con designar el ser como ente nuevo, desgarrado de su
en sus obras el dolor y la dificultad que todos mis cinco sentidos cabales y vivos, historia. Dice en su artículo «History, Theory, Post-
experimentaba el ser moderno al pasar quiero usar dellos a la descubierta, y no por Modernity», Ethics/Aesthetics: Post-Modern Posi-
del orden imaginario al simbólico, no se brújula, como quínola dudosa (El juez de los tions, ed. Robert Merrill [Washington, Maisonneu-
divorcios [101]). ve Press, 1988], p. 38, «the exercise of freedom
ve en sus obras un cuestionamiento ra- with regard to history begins for Descartes with the
dical del proceso, tal como se ve en Para comprender el aspecto «feminis- prior abandonment of the encumbrances of the
Cervantes. Éste, mas bien producto del ta» de Cervantes, hay que ver sus obras
past: «regarding the opinions to which I had hiterto
Renacimiento que del Barroco, pone en given credence, I thought that I could not do better
bajo la luz de la construcción del ser than to undertake to get rid of them, all at one go,
duda la necesidad de tal visión del ser moderno que se iba creando a fuerza de in order to replace them afterwards with better
humano. expulsión y represión a lo largo del si- ones» [Discourse on Method, 117].
En el Quijote hemos visto hasta qué glo XVI. La atención que presta Cer-
En las letras españolas del siglo anterior a Des-
cartes se puede ver en, por ejemplo, Lazarillo de
punto la obra se organiza alrededor de vantes a los que quedan fuera del dis- Tormes, el mismo intento de basar el ser en una
una autoridad y un centro ausente. En curso dominante es una con su fidelidad creación propia, separada ya de sus orígenes histó-
el Retablo también se ve que el enfoque a un ideal prepatriarcal, ideal articula-
ricos.
central de la obra es una manta colgada do por Don Quijote en su discurso so-
4. Dice Ellie Ragland-Sullivan, «At the Real
structural level of primary Castration, both males
que sólo recibe las proyecciones del in- bre la Edad de Oro. Entonces no sólo and females experience loss of the symbiotic attach-
consciente del auditorio. El centro de la vivían los hombres en paz con la tierra, ment to the mother as a kind of Castration» (297).
obra está constituido, entonces, por una y las mujeres en paz con los hombres,
5. En Civilization and its Discontents Freud deja
ausencia radical, ausencia equivalente al claro que el ser social es un ser dividido, siempre
sino que «los que en ella [la Edad de en acto de negociar los impulsos asocíales basados
abismo en el que se busca la obra prís- Oro] vivían ignoraban estas dos palabras en los deseos pre-edípicos a favor de un sistema de
tina y original del Quijote. La obra de tuyo y mío» (1.252). En el período leyes establecido para prohibir la expresión directa
maestra que lo que consideramos como de la declinación del imperio español el
de aquellos impulsos. Llama neurosis esta división
lo más central es en realidad una ilusión básica del ser «civilizado», y la ve como el precio
creada por la ansiedad colectiva. viejo Cervantes, nacido cuando todavía de la civilización.
reinaba Carlos V, recordaba un orden 6. El acusar a las brujas y a los heterodoxos de
La desmitificación del concepto de la distinto, que ya, en las primeras déca- alianzas con el diablo aparece como tema predomi-
unidad y del orden que lleva a cabo nante para la Inquisición a fines del siglo XV, pe-
Cervantes devuelve la voz a los que el das del siglo XVII, casi había desapare- ríodo que coincide con el desarrollo en Europa del
cido. impulso de unificación política.
impulso centrificante ha tendido a silen- 7. La idea de proyección —de atribuir a otro
ciar. Es por esto que vemos en Cervan- cualidades personales no aceptados por el ego— la
tes una galería tan amplia de figuras NOTAS
vemos puesta en escena en la obra de Calderón.
Caldrón hace obvio que Mencía y las otras mujeres
marginales, y que oímos tan fuertemen- de los dramas de honor tienen muy poca responsa-
te la voz de la mujer libidinal en su 1. Como ser verá más adelante, aludo a térmi- bilidad por la culpabilidad que imponen en ellas
obra, la mujer que puede decir para nos lacanianos a veces en este trabajo, no para sus maridos. En La devoción de la cruz resulta aún
tantas que van silenciosamente al con- basarme en su teoría del ser como un aboluto, sino más claro que la esposa de Crucio es inocente.
para hacer referencia a la visión del ser que se 8. Ver Franz Fanón, The Wretched of the Earth
vento: desarrolla en Occidente en el siglo XVI. Para una para una aproximación al problema de la proyec-
¡Malos años! ¡Bonica soy yo para estar descripción buena y detallada de la psicología de ción política que convierte a los colonizadores en
Lacan, ver Ellie Ragland-Sullivan, Jacques Lacan gente que comparte con las mujeres atributos de
encerrada! No sino llegaos a la niña, que es and the Philosophy of-Psychoanalysis, Urbana and disolución, sexualidad y emocionalismo.
amiga de redes, de tornos, rejas y escuchas; Chicago, University of Illinois Press, 1986. 9. La otredad del cuerpo es un aspecto funda-
encerraos vos que lo podréis llevar y sufrir, 2. Aunque las comedias de honor parecen sacri- mental del ser moderno, ser dividido que, como
que ni tenéis ojos con que ver, ni oídos con ficar a la mujer para conferir vida social al hombre, bien describó Descartes, encuentra la identidad del

62/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

ser con su capacidad de pensar, y que es, por lo


tanto, capaz de demoler todo lo pasado para co- de una dimensión utópica unida al fuer-
menzar de nuevo. te idealismo moral —idealismo de los
10. Philippe Aries en Centuries of Childhood de- ideales, más que de abstractas ideas—
nomina el período que aquí nos concierne «the age
of flogging» o sea, el período en la historia de la típico de gran parte del pensamiento es-
familia en que más poder se consagraba al padre, y pañol.2 Aquí pues, me propongo hablar
más énfasis se daba a la obligación de los padres de de un impulso utópico que consiste en
domar a los niños. Lawrence Stone, que también un anhelo de ciertos ideales, incluso fal-
se ocupa de la historia de la familia (ver su The
Family, Sex and Marriage in England 1500-1800, tando toda aparente posibilidad de éxi-
Nueva York, Harper & Row, 1977), dice que es a to, lo que da lugar en particular al pa-
finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII radójico entrelazamiento de la dimen-
cuando, de acuerdo con la política monárquica que sión cómica y de la trágica en el Quijote.
reinaba tanto en España como en Inglaterra, el
patriarcalismo más se destacaba como fuerza orga- Si tomamos, en primer lugar, a los
nizadora de la cultura. dos protagonistas de esta obra,3 se pue-
11. Para un buen estudio del papel del «segun- de decir que ambos representan, de for-
dón» como figura principal en la obra de Cervan-
tes, ver el análisis psicoestructural que lleva a cabo mas diversas y complementarias, una re-
Louis Combet en su Cervantes ou les incertitudes cuperación de los ideales de un mundo
du désir, Lyon, Presses Universitaires de France, justo, falto de hipocresías, gobernado
1981.
12. Las citas del Quijote proceden de las Obras
Completas de Cervantes, editada por Ángel Valbue-
La utopía por la sencillez y por otras virtudes más
genuinas del hombre. Don Quijote con-
na Prat, Madrid, Aguilar, 1970. de un Mundo Nuevo sidera su objetivo el de restablecer en
13. La posición psicológica que se puede obser- la medida de lo posible un «felicísimo
var en Cervantes tiene analogías interesantes con
la de Jung. Discutió su ruptura con su mentor Freud
en Cervantes tiempo», que se pierde en un pasado
en términos del mito fundador del hombre. Para casi mítico, en que reinaba la paz, la
Freud, todo empezó cuando los hijos parricidas se justicia y también el respeto hacia los
pusieron de acuerdo en respetar los derechos del Mariarosa Scaramuzza Vidoni débiles. Precisamente para poner reme-
padre figurativo social (ver su Totem and Taboo),
o sea en el establecimiento de una sociedad patriar- dio a la pérdida de ese tiempo feliz y
cal. Para Jung había un período de matriarcado proteger nuevamente a los indefensos
previo al patriarcado en su mito de los orígenes del ha sido instituido el orden de la caballe-
ser. Las implicaciones radicales de esta diferencia Se puede sostener que el centro ideal ría, como cuenta Don Quijote a los ca-
son enormes. Produjeron dos versiones bien distin-
tas de lo que es el inconsciente, y de cómo debe de la visión de Cervantes está represen- breros.4 El ideal de reforma de la socie-
llevarse a cabo un análisis. tado por la aspiración a un mundo nue- dad como objetivo último de las propias
14. La relación entre la Gran Madre y su hi- vo más justo y feliz, que coincide con empresas es declarado por Don Quijote
ja/ninfa recuerda el mito de Demeter y Perséfone un regreso (simbolizado a veces por la desde el principio, cuando afirma que
que muchos asocian con el período histórico del
matriarcado. Ver, por ejemplo, Charlene Spretnak, imagen mítica de la Edad de Oro) ya quiere «para el servicio de su república,
Lost Goddesses of Early Greece, Boston, Beacon sea a la naturaleza genuina del hombre, hacerse caballero andante, y irse por
Press, 1978. ya al espíritu originario del cristianismo. todo el mundo [...], deshaciendo todo
15. Para más información sobre el papel de la Se trata de un tema que podemos en- género de agravio».5 La sustancia de
mujer en Don Quijote, ver mi «In Praise of What
is Left Unsaid», MLN, 1988, 205-222. contrar expresado, por ejemplo, en Vi- los ideales que el caballero Don Quijo-
16. Ver Nuestro Señor Don Quijote. Sobre la ves1 y que se relaciona en buena parte te sigue persiguiendo impertérrito, has-
rivalidad entre autor y protagonista para el control con el humanismo cristiano desarrolla- ta presentarse como loco, es extremada-
de la disposición de la historia, ver mi Distance and
Control in «Don Quijote, Chapel Hill, University do particularmente por el pensamiento mente seria: la ironía o parodia confor-
of North Carolina Press, 1975. de Erasmo y Moro y difundido en Es- ma sólo el modo externo, en que él
17. Las citas de los entremeses proceden de la paña por el «erasmismo» surgido del intenta realizarlos, haciendo referencia
edición de Nicholas Spadaccini, Madrid, Cátedra, encuentro de dicho pensamiento con a las historias de los caballeros andan-
1982.
18. Spadaccini dice: «Cervantes invita al público tendencias análogas (ciertas corrientes tes (las cuales ya habían sido criticadas
lector a que haga una lectura reposada y reflexiva: franciscanas, los alumbrados, etc.) a la por los erasmistas por sus fantasías de-
"para que se vea despacio lo que pasa apriesa, y se reforma de la iglesia y de la sociedad. sordenadas y no siempre edificantes).
disimula o no se entiende cuando las representan". Esa aspiración a un mundo nuevo con- Es en el ideal de una sociedad honra-
Aparte la ironía implícita en el hecho de que Cer-
vantes no logró ver representados sus entremeses, tiene también un impulso utópico, lo da y pacífica, sin intrigas ni atropellos,
es obvio que el autor nos está llamando la atención cual, sin embargo, no significa en nues- donde la figura de Don Quijote se en-
sobre esas piezas como textos literarios cuya lectu- tro caso que Cervantes haga una obra cuentra con la de Sancho. Como ya ha
ra implica, más que un pasatiempo, una reflexión dedicada a describir una entera socie- notado Mar avail, «el caballero con su
consciente sobre la conducta del hombre como in-
dividuo y como ser social marginado por sus limi- dad-modelo, como ocurre en la Utopía protección armada, hacía posible una
taciones económicas, estamentales, intelectuales y de Moro, sino que en su obra encontra- sociedad con las virtudes llanas y pacífi-
psicológicas» (22). mos aspectos sugeridos en buena parte cas del buen villano»,6 es lo que ya Gue-
19. Para un estudio de todos los nombres en la
obra respecto a la inversión de lo masculino y lo por esos mismos ideales. Es necesario, vara había deseado al presentar el im-
femenino, ver el estudio de Maurice Mohlo, Cer- por lo tanto, situarse desde el punto de perio de Carlos V como restablecimien-
vantes: Raíces folklóricas, Madrid, Credos, 1976. vista según el cual Abellán ha hablado to de una nueva edad feliz, de justicia y

ANTHROPOS/63
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

paz para el pueblo. A menudo es alaba- Casas es que, de todas maneras, el «vi-
da la simplicidad de Sancho7 y son evi- sitador» siguió maltratando al indio, lo
dentes las analogías con figuras como el mismo que ocurre en el citado episodio
«villano del Danubio» de Guevara y el del Quijote.u
indio en la representación que de ella Se puede decir prácticamente que los
dan Las Casas y otros, sobre todo aque- que querían realizar en América la uto-
llos religiosos que tenían la intención de pía de una sociedad más conforme a la
apoyarse precisamente en la sencillez naturaleza del hombre y, a la vez, más
primitiva de ciertos pueblos de América evangélica, utilizando las cualidades de
para instaurar allí una iglesia y una so- poblaciones indias que parecían casi vi-
ciedad más conformes con la naturaleza vir en la antigua «Edad de Oro»,15 in-
y con el evangelio.8 Esto no significa tentaban dar cuerpo, en el plano prácti-
que todos los comportamientos de San- co, sustancialmente a la misma utopía
cho encajen completamente en esta di- que Cervantes expresaba en el plano
mensión, puesto que él refleja a menu- literario en el Quijote. El Nuevo Mun-
do una mentalidad y unos lugares comu- do americano estimulaba las aspiracio-
nes que van en una diversa dirección; nes a un mundo nuevo, para usar la
por otro lado, ya ha sido destacada su expresar de forma más decidida el ideal expresión con la cual Alfonso de Valdés
ambigüedad.9 En cualquier caso, en él de la misma acción de Don Quijote, el resumía su programa de reforma utópi-
sobrevive de alguna manera la ingenui- de hacer regresar a la sociedad y al go- ca del buen gobierno.16 La lectura de
dad primitiva, la rectitud instintiva, ex- bierno a la rectitud y honradez primiti- crónicas americanas debió de ser un
presada también a través del buen sen- vas, que sólo se encuentra ya, en cierta poderoso estímulo también para la
tido popular codificado en los prover- medida, en los hombres más sencillos y reflexión y la fantasía de Cervantes.
bios, a los cuales recurre con frecuencia. cercanos a la naturaleza, como los cam- Cómo, por ejemplo, la figura de Sancho
La convergencia de fondo de los idea- pesinos. se puede relacionar con los villanos de
les de los dos protagonistas de la novela Los comportamientos de los dos pro- la antigua Edad de Oro se intuye por lo
cervantina está confirmada por el hecho tagonistas de la novela, aunque a menu- que Las Casas dice en la Apologética
de que Don Quijote tiene la intención do pueden parecer extravagantes, con- Historia. En ella describe las condicio-
de dar a Sancho el gobierno de una tienen una crítica de la realidad concre- nes de vida de los hombres del antiguo
«ínsula». Como se sabe, ello sucede des- ta de su época. Así, por ejemplo, San- Lacio en la época de la Edad de Oro o
pués sólo mediante la puesta en escena cho, en su natural sentido de justicia y reino de Saturno (personaje mítico que,
organizada por los duques y descrita en humanidad, no puede comprender un por haber ensañado la agricultura a los
el episodio de la ínsula Barataría; de decreto como el de la expulsión de los hombres es pintado «con una hoz en la
todas formas, es suficiente para mostrar- moriscos. De hecho, fraterniza con su mano»), exalta la «libertad natural» jun-
nos el ideal de gobierno relacionado con viejo vecino morisco Ricote, que vuelve to a «bondad, semplicidad» y otras vir-
la figura del villano Sancho y basado en del exilio de incógnito para recuperar tudes de aquellos hombres antiguos y
una espontánea sabiduría popular. un tesoro, y, aunque no acepte ayudar- les compara con los indios.17 En el Qui-
Es particularmente significativo que lo en su empresa, no va a denunciarlo jote, Sancho, desengañado por el go-
el que podemos llamar el ideal del go- (como habría tenido que hacer según bierno de la ínsula Barataría, decide vol-
bierno de los simples, sea perseguido los severos decretos inquisitoriales) y se ver a su «antigua libertad» del campo:
por Don Quijote, y todavía más, inclu- despide de él con un abrazo.12 Pasajes «dejadme que vaya a buscar la vida pa-
so después de su «desengaño» (sobre como éste, con sus conmovedoras des- sada, para que me resucite de esta muer-
cuya interpretación no es posible entre- cripciones de los sufrimientos de los mo- te presente [...]. Mejor me está a mí
tenerse, pero que, de cualquier modo, riscos exiliados, hacen pensar que la en- una hoz en la mano [...] más quiero
no representa un abandono de la sustan- fática alabanza del decreto de expulsión, recostarme a la sombra de una encina
cia de sus ideales precedentes y un puesta curiosamente en boca del mismo en el verano y arroparme con un za-
acuerdo con la realidad existente). De Ricote, esté llena de amarga ironía.13 marro de dos pelos en el invierno, en
hecho, Don Quijote en su lecho de Por lo que respecta a Don Quijote, mi libertad...».18 En el lenguaje litera-
muerte dice refiriéndose a Sancho: «si es interesante recordar también —por- rio de la época este tipo de libertad,
como estando yo loco fui parte para dar- que demuestra la relación con los escri- estas imágenes agrestes, esta «hoz en la
le el gobierno de la ínsula, pudiera ago- tos de ciertos misioneros de las Indias— mano», son símbolos que evocan la edad
ra, estando cuerdo, darle el de un rei- el episodio en el que defiende al pastor- de Saturno, en una perspectiva clara-
no, se le diera, porque la sencillez de su cillo Andrés de los maltratos de su amo: mente utópica.19
condición y fidelidad de su trato lo me- episodio muy similar a uno de la His- Estas coincidencias ideales de fondo
rece»;11 donde una vez más está subra- toria de las Indias de Las Casas, quien muestran una influencia de temáticas
yada la sencillez de Sancho como virtud narra cómo había reprendido a un «vi- suscitadas o renovadas también por la
fundamental que le haría merecer el go- sitador» al que había sorprendido fusti- experiencia americana, más allá del he-
bierno incluso de un reino. No se podría gando a un indio. La opinión de Las cho de que el escenario del Quijote no

64/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

se pueda relacionar en absoluto con el de los parentescos: todas las negociacio-


paisaje americano. Elementos esceno- nes guardan sus puntos y andan en sus
gráficos, por así decir del Nuevo Mun- quicios; finalmente, reino es donde se
do y elementos descriptivos tornados de vive sin temor de los insolentes y donde
crónicas americanas son reconocibles, cada uno goza lo que es suyo»;23 ade-
en cambio, en el Persiles. Ello ya ha más si el reinante cumple unas incorrec-
sido demostrado por Cro20 y no es ne- ciones es destituido. Téngase presente
cesario que me detenga en este punto. que el elogio de la forma electiva de
Lo que me interesa principalmente es gobierno (mencionada entre las particu-
que el mismo Persiles, aunque sea muy laridades de algunas regiones septen-
diferente del Quijote por varios aspec- trionales por Olao Magno, una fuente
tos, no desmiente de cualquier modo la de Cervantes) es también un tema de la
dimensión utópica antedicha, en parti- Utopía de Moro, del que después lo to-
cular el tema del hombre cercano a la mará, al final del siglo XVII, la obra
naturaleza y unido al espíritu genuino Retrato de Cervantes, interpretación libre de Juan utópica española Sinapia. Este mismo
del cristianismo. Cristóbal tema había sido valorado también por
Pasando por alto la compleja multi- el hecho de que se habían encontrado
plicidad de los acontecimientos que son ticado fielmente, ayudándose con la luz costumbres similares en algunos pueblos
narrados en el Persiles, se puede decir de la razón natural, aunque no tuvieran de América, como se advierte en Vasco
que su núcleo fundamental es la histo- un corpus de doctrinas y ritos perfecta- de Quiroga, que era un lector de Moro
ria de dos jóvenes enamorados prove- mente definidos (y que, sin embargo, y que intentaba realizar entre los in-
nientes de extremas regiones septentrio- desearían recibir). Admirado por su fe dios de México una sociedad perfecta-
nales, donde ya ha penetrado el cristia- y por sus comportamientos, Maldonado mente humana y cristiana. Él observa
nismo de algún modo, aunque sea sin íes recomienda, en espera de que ten- que como aquellos pueblos «elegían [...]
un aparato eclesiástico regular. Ellos gan todo eso, que, sobre todo, manten- al que les parecía que era más hábil é
practican el cristianismo sobre la base gan su virtud fundamental de la «senci- suficiente é que tenia las calidades»,
de su buena conciencia, mostrándose llez», que obviamente le parece también eran gobernados por hombres «sabios y
como espejos de virtud, y al mismo a él la mayor característica del hombre bien razonados, lo que no suele ser don-
tiempo se dirigen a Roma, donde reci- natural y del cristiano ingenuo.22 de hay reyes y señores legítimos y suce-
birán el más cualificado perfecciona- Siguiendo la peregrinación de los pro- sores, porque [...] suelen suceder los
miento de sus creencias. tagonistas del Persiles, encontramos a hijos á los padres como en cosa pro-
Estas historias de cristianos que viven bastantes cristianos esparcidos por islas pia».24
de un modo ejemplar en países lejanos, u otras regiones lejanas, que han sido Entre los que hemos denominado
separados del resto de la iglesia y sobre bautizados por viajeros o náufragos y se cristianos en tierras lejanas, en el Persi-
todo de su centro romano, remiten a han mantenido fieles a la sustancia del les encontramos a la familia de un náu-
una temática ya presente en otros auto- cristianismo aun cuando tal vez estén frago español que en una isla perdida
res. Recordemos que para Moro los ha- deseosos de perfeccionar su conocimien- vive con la propia mujer bárbara, con-
bitantes de la isla de Utopía, que prac- to del mismo. En una de estas islas —go- vertida por él y con los hijos. Y la mu-
tican formas de religión natural, se bernada por el rey Policarpo, que se jer bárbara hace una profesión de fe
muestran muy buen dispuestos hacia el declara cristiano— se presenta una so- para mostrar su conocimiento de la ver-
cristianismo, tanto como para abrazar- ciedad de tipo claramente utópico, regi- dad y de las normas morales fundamen-
los inmediatamente si alguien —como da por una costumbre justa y santa. Se tales del cristianismo.25
el viajero que cuenta que ha visitado la trata de un «reino, el cual no se hereda, Los auténticos cristianos se encuen-
isla— les propone la verdad de su pro- ni viene por sucesión de padre a hijo; tran esparcidos por todos lados, incluso
pia fe y el bautismo. Ellos desearían sus moradores le eligen a su benepláci- entre los bárbaros, los septentrionales y
recibir también los otros sacramentos y to, procurando siempre que sea el más los moriscos (del mismo modo que los
tener sacerdotes. virtuoso y mejor hombre que en él se malos se encuentran también en los paí-
Otro ejemplo puede ser el sueño des- hallare; y sin intervenir de por medio ses oficialmente más cristianizados), y
crito por Maldonado: un país lejano en ruegos o negociaciones, y sin que lo so- son los que obedecen a Dios y a la ley
el que viven «unas gentes que no tienen liciten promesas ni dádivas, de común natural con sencillez y sinceridad, aun-
nada de malos»21 y que viven en una consentimiento de todos, sale el rey que no siempre perfectamente provistos
sociedad ideal claramente utópica. Es- [...]; con esto los pueblos viven quietos, de todos los detalles doctrinales y de los
tos hombres ya han abrazado el cristia- campea la justicia y resplandece la mi- contactos con el centro de la cristinidad
nismo porque diez años antes habían sericordia, despáchame con brevedad (todas cosas que, por otro lado, ellos
sido formados sobre Cristo, los apósto- los memoriales de los pobres, y los que desean tener). Cuando los dos jóvenes
les y los mandamientos por algunos es- dan los ricos, no por serlo son mejor protagonistas —que había «hecho voto
pañoles que habían pasado por aquellas despachados; no agobian la vara de la de venir a Roma a enterarse en ella de
partes, y a continuación lo habían prac- Justicia las dádivas ni la carne y sangre la fe católica, que en aquellas partes

ANTHROPOS/65
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO

septentrionales andaba algo de quie- ción del Persiles por Noter (1839)», en Anales Cer-
bra»26— llegan a Roma, reciben por vantinos, XXIII (1985), pp. 151-159. Sobre cómo
Cervantes trata el problema de los moriscos en
fin todas las aclaraciones deseadas, que todas sus obras, véase F. Márquez Villanueva, Per-
van, nos cuenta Cervantes, desde la tri- sonajes y temas del Quijote, Madrid, 1975, pp.
nidad a la creación, a la encarnación y 229-336.
muerte de Cristo, a la importancia de la 14. Véase J. Gil Bermejo-García, Fray Bartolo-
mé de Las Casas y el Quijote, en «Anuarios de los
iglesia y del pontífice, etc.27 Hay que estudios americanos», XXIII (1966, pp. 351-361).
notar la esencialidad de los temas teoló- 15. Cfr. Vasco de Quiroga, cit., p. 363: «no en
gicos en cuestión y el escaso interés por vano, sino con mucha causa y razón este de acá se
obras pías exteriores, también aquí se llama Nuevo-Mundo (y éslo Nuevo-Mundo no por-
que se halló de nuevo, sino porque es en gentes y
reafirman, ciertamente, verdades típicas cuasi en todo como fue aquel de la edad primera y
del catolicismo y contestadas por los de oro, que ya por nuestra malicia y gran codicia
protestantes (como la presencia real de de nuestra nación ha venido a ser de hierro y peor».
16. Véase J.A. Maravall, Utopía y reformismo
Cristo en la Eucaristía, el culto de la en la España de los Austrias, Madrid, 1982, p. 116.
Virgen, la autoridad del Papa), además 17. Véase B. de Las Casas, Apologética Historia,
las citas bíblicas están sacadas de la Vul- en Obras escogidas, cit., I, pp. 162 ss.
gata repudiada por los protestantes. 18. Quijote, in O.C., cit., II, 53, p. 786.
19. Véase M. Scaramuzza Vidoni, // linguaggio
Pero este final no justifica la atribución dell'utopia nel Cinquencento ispanico, Milán, Gisal-
tros detestables siglos, no está segura ninguna [...].
que a veces ha sido hecha a Cervantes Para cuya seguridad, andando más los tiempos e pino-Goliardica, 1984.
de un espíritu contrarreformista. Este creciendo más la malicia, se instituyó la orden de 20. S. Cro, Cervantes, el «Persiles» y la historio-
último no se define sólo como antítesis los caballeros andantes...» (Don Quijote de la Man- grafía indiana, en «Anales de Literatura Hispanoa-
cha, I, 11, en Obras completas, Madrid, Aguilar, mericana», 4/1975, pp. 5-25.
del protestantismo, sino que representa 1980, pp. 342 ss. 21. Véase J. de Maldonado, Sueño, trad. esp.
también una marginación de ese espíri- 5. Ibidem, p. 310. en M. Aviles, Sueños ficticios y lucha ideológica en
tu que aquí hemos conectado en buena 6. Véase J.A. Mara valí. Estudios de historia del el Siglo de Oro, Madrid, Editora Nacional, 1981,
parte con el erasmismo, que tendía, a pensamiento español, II, Madrid, 1984, p. 257. p. 128.
7. Véase, por ejemplo, todo lo que dice a San- 22. Ibidem, p. 177.
veces, en forma utópica, a un tipo cho el caballero del Verde Gabán: «vos sí, herma- 23. M. de Cervantes, Persiles, I, 22, en O.C.,
determinado de reforma de la vida reli- no, que debéis de ser bueno, como vuestra sempli- cit., II, p. 917.
giosa y civil. cidad lo muestra» (Quijote, cit., II, 16, p. 637). 24. Véase Vasco de Quiroga, op. cit., pp. 373 ss.
8. El paralelo villano-indio era hecho explícita- 25. M. de Cervantes, Persiles, I, 6, ed. cit.,
mente por Vasco de Quiroga en una relación a pp. 884 ss.
Carlos V, en la que las quejas de los indios por el 26. Ibidem, p. 1.075.
tratamiento de los españoles son comparadas a las 27. Ibidem, pp. 1.058 ss.
NOTAS 28. El que formas utópicas del tipo permanecie-
del villano del Danubio por las vejaciones de los
romanos en la Vida de Marco Aurelio de Guevara: sen vivas en la época de Cervantes, en particular
1. «¿Qué otra cosa es el cristiano sino el hombre véase Vasco de Quiroga, Información en Derecho, entre los misioneros que en América perseguían la
vuelto a su naturaleza y como restituido a su naci- en «Colección de documentos inéditos [...] del Real realización de sociedades ideales, se puede enten-
miento...?» (J.L. Vives, De concordia y discordia Archivo de Indias» a cargo de L. Torres de Men- der gracias a J. de Mendieta, Historia Eclesiástica
en el humano linaje, 1529, en Obras completas, doza, Madrid, 1868, vol. X, p. 344. En Las Casas Indiana (ed. Madrid, 1973), cuya redacción se con-
Madrid, 1948, II, p. 87.) encontramos una aproximación entre los simples cluyó probablemente en los primeros años del siglo
2. J.L. Abellán, «Utopía en el pensamiento es- labradores y los indios, p. ej., cuando cuenta que XVII, en la que se continúa, en sustancia, el movi-
pañol», en Revista Cultura Historia e Filosofía, IV ha querido llevar consigo a América «cierto núme- miento ideal y práctico desarrollado en su tiempo
(1985), 7-19. ro de labradores para comienzo de la población por Juan de Zumárraga, Vasco de Quiroga y Las
3. Sobre el tema de la utopía en la obra maestra que había de hacer, gente llana y humilde como Casas.
cervantina hay que recordar ante todo J.A. Mara- era menester para que concordase con la semplici-
vall, Utopía y contrautopía en el Quijote, Madrid, dad y mansedumbre de los indios» (B. de Las Ca-
1976, según el cual «Cervantes construye en perfec- sas, Historia de las Indias, III, en Obras escogidas,
ta articulación las dos caras caballeresca y pastoril, II, Madrid, 1961, BAE, 156, p. 550.
de la utopía», pero (y esto me parece discutible) 9. Cfr. M. Molho, Cervantes: raíces folklóricas,
«para darles la vuelta al reflejarlas en el espejo de Madrid, 1976.
la ironía» (p. 172), porque a finales del siglo XVI 10. Véase M.T. Cattaneo, Don Chisciotte: le
un impulso utópico ya no podía encontrar apoyo maschere della finzione, en Letteratura e filología,
en la realidad española. Luego es importante el Studi in memoria di G. Dolfini, Milán, 1987,
estudio de S. Cro, Realidad y utopía en el descu- pp. 79-87.
brimiento y conquista de la América Hispana 11. Quijote, II, 74, cit., vol. II, p. 861.
(1492-1682), Troy, Michigan, 1983, donde el autor 12. Sobre el significado de este episodio, véase
recoge ensayos escritos anteriormente; aquí en par- p. ej.: A. Castro, De la edad conflictiva, Madrid,
ticular nos interesa el capítulo La utopía humanís- 1961, 2.a ed., p. 251; O. López Fanego, «Algo más
tico-cristiana, pp. 109-131. Me permito señalar tam- sobre Sancho y Ricote», Anales Cervantinos, XXI
bién mi artículo «Luces de utopía en el Quijote» (1983), pp. 73-81.
(en prensa). 13. Un razonamiento análogo, en parte, habría
4. «Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a qoe hacerlo para el otro discurso en favor del de-
quien los antiguos pusieron nombre de dorados recho de expulsión que se encuentra en el Persiles».
[...]. Todo era paz entonces, todo amistad, todo "Véase p. ej. R. Osuna. «La expulsión de los moris-
concordia [...]. No había la fraude, el engaño ni la cos en el Persiles», en Nueva Revista de Filología
malicia [...]. Las doncellas y la honestidad andaban Hispánica, XIX (1970), pp. 388-393; G. Barbini,
[...] por dondequiera [...]. Y agora, en estos nues- «Cervantes contra el "establishment" en la traduc-

66/ANTHROPOS
ANÁLISIS TEMÁTICO:
textos y notas
En el «Análisis temático» se comentan diversos aspectos y temas de sus obras
concretas o bien géneros literarios en los que participa Cervantes. Configura una
visión de conjunto y, analítica a la vez

Cervantes y la burla los ejemplos— de las consideraciones


que sobre la burla se pueden espigar en
su obra.
Son muchas las paradojas que se en-
Monique Joly cuentran reunidas en el texto cervanti-
no en el que aparece el texto más exten-
so y de mayor relieve que la burla le
haya inspirado. Este comentario, que
Exactamente como la literatura de en- juega un papel decisivo en el breve
tretenimiento que, en Italia, arranca de preámbulo con el que se abre el entre-
Boccacio se apoya masivamente en el més de El Vizcaíno fingido, está allí
cultivo de la beffa, el auge de la litera- puesto en boca de un cortesano llama-
tura española de los siglos áureos no se do Solórzano. Éste solicita la ayuda de
pude desvincular, en su vertiente cómi- un amigo para la ejecución de la doble
ca, de un uso masivo y con frecuencia burla que, luego, se lleva en efecto a
virtuosista de la burla. En el contexto cabo. Contra lo que da a entender el
de la España postridentina, en que este título del entremés, la burla no solo es-
uso se convierte prácticamente en rasgo triba en la presencia de un fingido viz-
de época, no deja de ser significativa la caíno. Consiste en que, paralelamente a
abundancia con que, paralelamente a la este engaño hay otro, con trueque de
presentación de una burla hecha o por una cadena fina de oro por otra de oro-
hacer, encontramos a su propósito, o a pel. Para vencer los escrúpulos de su
propósito de quienes la pusieron o po- futuro cómplice, Solórzano le declara
nen por obra, la expresión de un juicio en particular que la burla, tal como la
de valor que da a entender que tanto ha ideado, «no ha de pasar de los teja-
los burladores como la burla pueden es- dos arriba; quiero decir que ni ha de ser
tar vistos, según el caso, con aprobación con ofensa de Dios, ni con daño de la
o de un modo crítico. El análisis de esta burlada; que no son burlas las que re-
singular forma de compromiso, cuyas dundan en desprecio ajeno».1
manifestaciones son de dimensiones Lo insólito no radica en los aspectos
muy variables y en incontables casos se doctrinales de lo expuesto aquí por So-
limitan al uso de una sola palabra lórzano. Nos encontramos al contrario
—puesto que para dar a entender lo frente a la defensa de la burla sin per-
que se piensa de la burla, basta decir juicio, tal como la habían divulgado los
que ésta es «buena» o «mala»— ofrece manuales de los confesores y los trata-
una interesante vía de acceso a varios dos de urbanidad. Lo paradójico resul-
de los problemas de fondo que plantea ta, en primer lugar, de la intercalación
el uso déla burla en una literatura que de un párrafo tan estrepitosamente doc-
quiere ser de «honesto entretenimien- trinal en medio de una escena de entre-
to». Esto es lo que ilustraré aquí con el més, género poco propicio para que se
caso específico de Cervantes, sometien- hagan en él semejantes profesionales de
do a examen los ejemplos más destaca- fe. También procede, por otra parte,
dos —en realidad, la casi totalidad de del contraste que media entre estas edi-

ANTHROPOS/67
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

ficantes palabras y las que, justo antes, jer que, creyendo que lo sabe todo, sabe remito al hablar así al episodio de la
acaba de pronunciar el propio Solórza- en realidad «poco o no nada». El casti- noche de los batanes.
no. Para disipar los escrúpulos de su go se relega de este modo con mucha Además del ya examinado preámbu-
interlocutor, lo primero que ha hecho delicadeza al segundo plano medio oní- lo de El Vizcaíno fingido, solo en otro
ha sido destacar que la mujer contra rico de un poema cantado con acompa- lugar de la obra de Cervantes se vuelve
quien va dirigida la burla es en el fondo ñamiento de música. a hablar de la burla sin perjuicio y esto,
poco recomendable, afirmando sin el El deseo de destacar que este fingido además, con palabras que recuerdan las
menor reparo que «cuando las mujeres entremés de vizcaíno tiene un marcado de los tratadistas que están procurando
son como éstas, es gusto el burlarlas». carácter experimental es lo que me ha dar reglas para que las actividades lúdi-
Es cierto que, si nos atenemos a los llevado a extenderme tanto en su análi- cas del cortesano no le lleven a caer en
criterios entonces vigentes, todas las cir- sis. Recuérdese —y ésta no será una de el temido y vulgar exceso de la chocarre-
cunstancias se hallan reunidas para que las menores provocaciones de su au- ría. Este lugar es el comienzo del capí-
la mujer a quien Solórzano se refiere tor— que el entremés de El Vizcaíno tulo 62 de la segunda parte, en que se
aparezca como muy merecedora de la fingido correspondía a una de las más da noticia de quién es el caballero que
burla que se le tiene aparejada. Ella no viejas y más gastadas tradiciones del tea- recibe en su casa a Don Quijote, cuan-
es en efecto sino una experta «ninfa» tro menor, de la que se daba por supues- do éste llega a Barcelona. Lo dicho por
cortesana, sevillana por añadidura—de- to que cabía esperar pocas sorpresas. el narrador es entonces lo que sigue:
talle que solo se puede apreciar recor- Me parece altamente significativo que «Don Antonio Moreno se llamaba el
dando la detestable fama de los andalu- el trabajo de experimentación sobre la huésped de Don Quijote, caballero rico
ces, en general, y de los sevillanos, en burla que supone este entremés se situa- y discreto, y amigo de burlarse a lo ho-
particular— y dispuesta a aprovechar ra precisamente en el marco de esta tra- nesto y afable, el cual, viendo en su
gozosamente la oportunidad de dejar sin dición. Es por otra parte perfectamente casa a Don Quijote, andaba buscando
dinero a un bobo recién llegado a la comprensible que el entremés de El Viz- modos como, sin su perjuicio, sacarse a
Corte. caíno fingido sea uno de los menos es- plaza sus locuras, porque no son burlas
Pero éstos no son los únicos factores tudiados por la crítica, y que a un públi- las que duelen, ni hay pasatiempos que
que explican que la declaración de So- co moderno no le parezca que tiene el valgan si son con daño de tercero».2
lórzano sobre la burla sin perjuicio ten- mismo interés que otros entremeses de Como para destacar que éste es un pro-
ga un carácter ligeramente provocador. Cervantes. Para comprender el que po- blema clave del episodio barcelonés,
En el momento en que lo aprovecha siblemente tuvo, hay que leerlo a la luz puede advertirse que el tema del «ho-
Cervantes, el engaño que toma apoyo del casuístico debate sobre la burla al nesto entretenimiento» y de lo difícil
en el trueque de dos joyas aparentemen- que se alude en su comienzo, debate que resulta guardar medida en este
te iguales, pero de las que una no tiene que hoy ha perdido su actualidad, pero terreno vuelve a tocarse un poco más
ningún valor, dista de ser una novedad. de cuya significación nos tenemos que adelante, cuando en el mismo capítulo
Lo acababan de aprovechar Alemán, en percatar si queremos llegar a una lectu- se habla de la mujer de don Antonio,
la segunda parte del Guzmán de Alfara- ra históricamente comprensiva de la lite- «una señora principal y alegre, hermosa
che y Francisco López de Úbeda, en La ratura. y discreta» y de las amigas a las que ha
picara Justina. En ambos casos la burla, El problema que acabo de plantear invitado para que «viniesen a honrar a
además de ser sonada, tenía la particu- es de cierta trascendencia para una in- su huésped y a gustar de sus nunca vis-
laridad de ser muy costosa para el bur- terpretación del Quijote que se haga con tas locuras». De en medio de este gru-
lado. Puede pensarse, por lo tanto, que otros criterios que los de un anacronis- po femenino se destacan dos damas «de
el público que tenía presente este mo- mo libre y plenamente asumido. Son en gusto picaro y burlón» que, «con ser
delo canónico de burla pesada, tenía efecto obvias dos cosas: que es impor- muy honestas, eran algo descompuestas,
que ver como una provocación que se tante el lugar que la burla ocupa en la por dar lugar a que las burlas alegrasen
adujera la doctrina de la burla lícita a presentación de las aventuras de don sin enfado».3 Estas damas, luego, sacan
propósito de un engaño tan perjudicial, Quijote y que, para el lector moderno, a bailar a Don Quijote y, fingiendo te-
al menos en sus aspectos económicos. es desconcertante —y, a veces, incluso nerle amor, le dicen requiebros —aun-
Pero, podemos suponer también que repelente— la forma en que este tema que el contenido de sus palabras, signi-
para sorpresa del primer público, en el aparece tratado en relación con el de la ficativamente, no se transcribe.
entremés cervantino es el propio burla- locura. Es llamativo el contraste de las pala-
dor quien renuncia a que el engaño deje No me será posible hablar aquí tan bras que acabo de citar, refiriéndome a
arruinada y aniquilada a la daifa, reve- detalladamente del problema como he cómo está definida de antemano la acti-
lándole que todo ha sido una burla. De procurado hacer a propósito de una tud del grupo barcelonés respecto a la
ahí que, en lugar de quedar separados obra corta como El Vizcaíno fingido. burla, con las que, capítulos antes, sir-
por el tajo de una enemistad llena de Volviendo a aprovechar la pista señala- vieron para presentar programáticamen-
rencores, la burlada y los burladores ce- da al principio, de las indicaciones que te la actitud lúdica de los duques, a poco
lebren gozosamente las paces. No que- en algún lugar llaman la atención sobre de haber traído éstos a Don Quijote y
da sin embargo totalmente perdida de el significado de una burla, me limitaré a Sancho a su casa de placer. Los du-
vista la cínica perspectiva desde la cual a examinar el problema, fundamental ques, en efecto, se apresuran a dar «tra-
se afirmó, al principio del entremés, que para la segunda parte, de lo que dife- za y orden de hacer una burla a Don
la burla estaba dirigida contra quien rencia la actuación del grupo barcelo- Quijote, que fuese famosa y viniese bien
bien se la tenía merecida. En el momen- nés, capitaneado por don Antonio Mo- con el estilo caballeresco; en el cual»
to en que la burlada, para quien la bur- reno, de la de los duques y de sus cria- —agrega el narrador— «le hicieron mu-
la solo ha representado un buen susto, dos. A modo de complemento, diré lo chas, tan propias y discretas que son las
invita finalmente a cenar a los dos ami- que por contraste sugiere la única burla mejores aventuras que en esta grande
gos que se lo han dado, oye cantar para pesada presentada como tal que Don historia se contienen».4 Pese al conjun-
su propio desengaño un romance lleno Quijote encuentra por su camino en la to de calificativos elogiosos acumulados
de satíricas alusiones y dirigido a la mu- primera parte. Aclaro en seguida que a su propósito —los duques desean que

68/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

la primera burla que están organizando fin a la novela, se le encargue con gran
sea «famosa», el narrador afirma que refinamiento a Cide Hamete el cometi-
serán «propias y discretas» muchas de do de poner punto final a los juicios
las que luego se pondrán por obra—, lo que sus actuaciones han estado inspiran-
que significativamente no se menciona, do, como lo demuestra el tan traído a
al exponerse el programa lúdico de los colación y tan mal estudiado fragmento
duques, es la preocupación de que las que sigue: «Y dice más Cide Hamete:
futuras burlas queden encauzadas den- que tiene para sí ser tan locos los burla-
tro de unos límites que hagan de ellas dores como los burlados, y que no esta-
unas burlas «honestas» y sin perjuicio. ban los duques dos dedos de parecer
Destaca, en cambio, otro rasgo propio tontos, pues tanto ahínco ponían en bur-
de las burlas ducales, el estar mimética- larse de dos tontos».8 Los motivos que
mente pensadas a imitación de las aven- llevan a enjuiciar de un modo tan críti-
turas caballerescas, con las que, es pre- co su conducta se aclaran volviendo a
ciso advertirlo, se llegan prácticamente tomar en consideración el caso opuesto
a confundir, al menos para el narrador del discreto don Antonio, amigo de hol-
que afirma que son las mejores aventu- garse «a lo honesto y afable». En lugar
ras que se cuentan en la historia. En lo de dar, como los duques, «orden y tra-
que esta confusión puede desembocar, za» para la organización de una burla
nos lo revela otro comentario del narra- que tenga el aspecto de una «aventura»,
dor, que se refiere a la conclusión que lo que a él le pasa es que «anda buscan-
tiene el «espanto cencerril y gatuno» do modos como, sin su perjuicio, saque
del capítulo 46: «Los duques le dejaron Don Quijote a plaza sus locuras». La
sosegar, y se fueron, pesarosos del mal actitud de don Antonio se conforma por
suceso de la burla; que no creyeron que completo con lo que estas premisas dan
tan pesada y costosa le saliera a Don a entender: lo que hace es exhibir a su
Quijote aquella aventura, que le costó huésped, sacarlo primero a un balcón,
cinco días de encerramiento y de ca- luego a la calle, presentarle a sus ami-
ma».5 Se ve que, al preocuparse exclu- gos, y organizar a este efecto un convi-
sivamente de la burla como de un alar- te, mientras que su mujer invita por su
de de ingenio, los duques no se escapan parte a sus amigas a que asistan a un
de que alguna se les convierta impensa- sarao de damas, durante cuya celebra-
damente en burla pesada. No deja de ción se encargan dos de ellas de sacar a
ser muy original, y muy cervantino ade- bailar al invitado de honor... Incluso la
más, que la que se convierte en burla experiencia hecha con la cabeza encan-
pesada y costosa para Don Quijote, por tada, de carácter más teatral que las
tener que estar seis días sin salir en pú- demás, no obliga a recurrir a ningún
blico. Según tiene de rasguñada la cara, artefacto que no estuviera instalado en
también resulte ser pesada para los que casa de don Antonio, previamente a la
la pensaron y organizaron, puesto que, visita de Don Quijote y sin que se su-
gracias a las posibilidades polisémicas piera de su llegada. Piénsese, en cam-
de «pesar» y de sus derivados, se van bio, en los complejos y costosos monta-
ellos «pesarosos» del mal suceso que no jes que requieren las burlas ducales, con
han podido ni han sabido controlar. Con uso de tramoyas, disfraces, máscaras y
notable paralelismo, esto propio es lo efectos sonoros, y se comprenderá que
que sucede con los criados a quienes lo que separa a los burladores que pue-
encargaron que le organizaran la vida a den cometer infracciones con respecto
Sancho en Barataría y le asustaran, en al código de las burlas cortesanas y a
particular, con el fingido asalto noctur- los que, por lo visto, observan sus re-
no de sus enemigos. Éstos, a su vez, glas, es que los primeros se encuentran
quedarán «pesarosos» de que la burla demasiado comprometidos con sus pro-
haya sido tan «pesada» para su víctima.6 pias burlas. Exactamente como le ocu-
Es revelador que tanto los duques rrió a Don Quijote, cuando se enfrascó
como los que los sirven puedan inspirar en la lectura de los libros de caballerías,
estos muy cervantinos juegos sobre la terminan inventándose un mundo apar-
expresión del «pesar» de unos burlado- te, el de las burlas hechas a imitación
res que han caído en el error anticorte- de las aventuras caballerescas, junto al
sano por excelencia de hacer una burla que desaparece prácticamente todo lo
que redunda en perjuicio del prójimo y que él no sea.
es, por lo tanto, pesada. También lo es El examen del papel que la burla jue-
que a su propósito se haga uso, cosa ga en la primera parte del Quijote cae
única en la obra, de la famosa expresión fuera del presente trabajo, por no darse
lexicalizada mediante la cual se puede prácticamente en ella el fenómeno al
aludir críticamente a la ceguera de unos que aquí se ha dado prioridad, por con-
burladores («las burlas se vuelven en siderarse que son grandes sus ventajas
veras y los burladores se hallan burla- hermenéuticas. Para que sin embargo
dos»)7 o que, muy poco antes de darse no quede completamente excluida de

ANTHROPOS/69
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
una reflexión que, para tomarla en
cuenta de un modo más satisfactorio, Miguel de Cervantes
tendrá que cambiar de método, dedica-
ré conforme a lo anunciado un breve
Saavedra.
comentario al episodio de la noche de El arte del entremés
los batanes. Como algunas de las burlas
ducales, éste tiene la particularidad de
estar designado a un tiempo como Antonio Rey Hazas
«aventura» (en particular en el epígra- Florencio Sevilla Arroyo
fe, que lo presenta como «jamás vista Universidad Autónoma de Madrid
ni oída aventura»)9 y como «pesada bur-
la», en el momento en que Don Quijo-
te se niega a buscar cobijo en el molino
de los batanes, pese a que comience a Como es bien sabido, el grueso de la
llover, por el odio que les ha cobrado producción dramática cervantina está
debido a la «pesada burla» de la noche recogido en el volumen que el genial
anterior.10 novelista diera a la imprenta, hacía
Lo paradójico es que este episodio 1615, bajo el título de Ocho comedias y
no es propiamente ni lo uno ni lo otro. ocho entremeses nuevos nunca represen-
No es «aventura» por razones obvias, tados.1 Junto a las ocho comedias, allí
puesto que ni siquiera al propio Don iban incluidos, según se indica en el tí-
Quijote se le ocurre mencionar su pro- tulo, otros tantos entremeses, general-
pósito a los malignos encantadores, tan mente mucho mejor entendidos y más
deseosos por lo común de arrebatarle elogiados que las piezas mayores. En
sus posibles triunfos. Y solo de un modo ellos —en efecto— el autor del Quijote
muy indirecto es «burla pesada», en la daría la talla dramática que jamás logró
medida en que una burla de este tipo en el terreno de la comedia, a pesar de
presupone la existencia de una relación su gran afición a la misma y de las nu-
desprovista de ambigüedad entre un merosas intentonas por competir con la
agresor y un ofendido. Solo cabe pensar moda del arte nuevo impuesta por el
que no es tan improcedente como a pri- rey de la «monarquía cómica», Lope de
mera vista parece que el episodio de la Vega.
noche de los batanes se califique de «pe- Este pequeño universo cómico, for-
sada burla», si se admite que queda de mado por las ocho piececillas menores,
este modo oblicuamente señalada la re- constituye un mundo aparte en el con-
lación de auténtica agresividad que ter- junto de la producción teatral que nos
minó instaurándose, en particular con- ocupa, tanto en lo relativo a los proble-
forme iba llegando el día, entre el escu- mas críticos que plantea como en lo re-
dero y su señor, y de la que tanto la risa ferente a sus logros artísticos y litera-
de aquél como el furor acompañado de rios. Así, a diferencia de las comedias,
golpes de éste son un indicio bastante los entremeses no presentan problemas
claro. Quede esto indicado, a título de graves de cronología, pues la mayoría
sugerencia, y como muestra que confir- de los especialistas coinciden en que son
ma cuan poco convencional es en todo todos escritos de madurez, compuestos
momento el uso cervantino de la burla. incluso con posterioridad a 1610, con lo
que debieron ser pergeñados poco tiem-
po antes de su publicación.2
Del mismo modo, frente al escaso in-
NOTAS flujo que las comedias ejercieron en sus
contemporáneos, la impronta alcanzada
1. M. de Cervantes, Entremeses (ed. de E. Asen- por los entremeses cervantinos fue bas-
sio), Madrid, Castalia, 1971, p. 149. tante más considerable, a pesar de que
2. M. de Cervantes, El ingenioso hidalgo don también quedasen sin representar. Asen-
Quijote de la Mancha (ed. de L. A. Murillo), Ma- sio la cifra en los siguientes términos:
drid, Castalia, 1986, t. II, p. 508.
3. Ibidem, p. 513.
4. Ibidem, p. 304. Lo seguro es que los mejores entremesis-
5. ibidem, p. 386. tas del tiempo de Felipe IV leyeron apasio-
6. Ibidem, p. 443. nadamente el teatro chico de Cervantes, y
7. Ibidem, p. 406. saquearon sin escrúpulos sus personajes, si-
8. Ibidem, pp. 564 y 565. tuaciones, ocurrencias festivas y gracias ver-
9. Ibidem, t. I, p. 237.
10. Ibidem, p. 252. bales. Creo que, si Cervantes no dejó escue-
la, influyó hondamente en la tonalidad iróni-
ca, en la amalgama de realismo e imagina-
ción que caracteriza a Quiñones de Benaven-
te y otro autores de su tiempo.3

Las ocho comedias, en fin, no pare-


cen estar sometidas a esquema unifica-

70/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

dor alguno, en lo que atañe al orden tre la vida y la literatura. El último, El modificarla. Al contrario, somete estas
que ocupan dentro de la colección, viejo celoso, incluye, un paso más allá, figuras a una reelaboración tal, que
mientras que el de los entremeses pu- voces fuera de la escena, lo que consti- equivale a una verdadera transforma-
diera responder —según hizo ver R. tuye teatro fuera del teatro. ción, tanto cualitativa como cuantitati-
Balbín— a una pensada distribución si- La crítica se hace eco de estas dife- va.8 De este modo, desaparece la negra,
métrica.4 (Véase cuadro.) rencias, estableciéndolas desde diversas el barbero cambia de signo y se oscure-
La ordenación simétrica obedece, ópticas. Así, para Casalduero, en las ce un tanto, el vizcaíno reduce también
pues, a la disposición temática de estas cuatro primeras piezas «la figura está su ámbito, y aparece sólo como falso
piececillas. Ahora bien, si se tienen en en función del diálogo y el entremés vizcaíno, como mero instrumento de
cuenta también los aspectos técnicos y está formado por una serie de cuadros», una burla.
estéticos, podría incluso observarse una mientras que en los cuatro últimos, «la Incluso, en algunos casos, la reorga-
disposición de mayor a menor, desde figura está en función de la acción, los nización acarrea una estructura original,
los más primitivos hasta los más comple- cuatro consisten en una burla».6 Euge- como es el caso del entremés de figuras
jos.5 Parece obvio, en efecto, que los nio Asensio, por su parte, establece tres o de desfile de personajes, cuya moda
primeros entremeses son los más flojos, cuerpos, según sean entremeses: 1) es- contribuyó a imponer a través de El juez
sobre todo el primero y el tercero (El táticos, como El juez de los divorcios y de los divorcios y La elección de los
juez de los divorcios y La elección de La elección de los alcaldes de Daganzo, alcaldes de Daganzo. La remodelación
los alcaldes de Daganzo), tanto en su sin acción, ni movimiento, sin protago- cervantina, no obstante, procede con
trascendencia temática, como en su ca- nista ni desenlace argumental, mero mayor frecuencia de una reestructura-
lidad artística y en su técnica, muy sen- desfile de personajes en situación simi- ción de los esquemas anteriores. Así,
cilla y simple, mera sucesión de cuadros lar ante un juez o arbitro; 2) de acción, en vez de la tópica riña entre rufianes y
enmarcados. También el segundo, El construidos como «una cadena de suce- prostitutas, El rufián viudo nos ofrece
rufián viudo, sería muy simple técnica- sos causalmente eslabonados, que de- una lamentación burlesca; en lugar de
mente, aunque de mayor interés temá- sembocan en un final festivo que tiene la burla clásica, El vizcaíno fingido pre-
tico, a causa del juego literario entre mucho de caprichoso, de explosivo y senta una de segundo grado; en vez del
ficción y realidad, que hace del perso- sorprendente» (tales son El vizcaíno altercado entre dos rivales, La guarda
naje quevedesco Escarramán un ser fingido, La cueva de Salamanca y El cuidadosa hace que soldado y sacristán
real, para dotar de verosimilitud a la viejo celoso); y, finalmente, 3) de acción asuman la teatralidad por separado; a
propia acción. y ambiente, que unen el retratismo es- diferencia del adulterio al uso, los jue-
Esta sencillez técnica se va haciendo tático a una tenue acción que evolucio- gos escénicos de La cueva de Salaman-
más compleja en La guarda cuidadosa y na hacia un desenlace, como sucede en ca desbordan amplísimamente el tema
El vizcaíno fingido, puesto que en aquél El rufián viudo, La guarda cuidadosa y de la infidelidad, etc.
hay ya un balcón en escena y un aparte, El retablo de las maravillas. De esta forma, la construcción cada
y en éste dos apartes y un cambio de Por otro lado, es de notar cómo Cer- vez más compleja de los entremeses cer-
escenario. Ambos, por tanto, preludian vantes usa en sus entremeses la tipolo- vantinos no es sólo testimonio de una
ya la madurez de los tres últimos, los gía de personajes más o menos usual en técnica progresivamente elaborada, sino
mejores, sin duda, tanto por su trascen- el género desde que Lope de Rueda lo que supone también una redefinición de
dencia temática como por su plenitud fijara en sus pasos. Personajes-tipo las figuras tradicionales del género, a
técnica y estética. El retablo de las ma- como la negra, el rufián, el bobo, el las que otorga una funcionalidad nueva
ravillas y La cueva de Salamanca tienen vizcaíno, el sacristán, el barbero, el mé- y diferente, a menudo por obra deí aire
seis apartes cada uno, además de cam- dico o el estudiante tracista, conforme fresco procedente sobre todo de la no-
bios de escenario y un profundo e inte- al esquema habitual de la «facecia» de vela, aunque también del romancero y
ligente juego de teatro dentro del tea- burlador/burlado. Sin embargo, no se de la comedia. Todos los personajes-ti-
tro, que anula las fronteras precisas en- limitará nunca a tomar una fórmula sin po del entremés son renovados, pero
con especial profundidad el bobo y el
rufián. Prototipo del héroe pasivo en
Lope de Rueda, el bobo sobrevive en

•[
TEMA: 1. El juez de los divorcios • Cervantes gracias, únicamente, a su di-
AMOROSO MATRIMONIO FIEL - versificación, lo que permite multiplicar
MATRIMONIAL 2. El rufián viudo • considerablemente las situaciones en
que desarrolla su simpleza, desde la in-
genuidad de Cristina, la fregona de La
guarda cuidadosa, hasta la brutalidad
de los campesinos de La elección de los
3. Elección de los alcaldes de Daganzo- alcaldes de Daganzo, sin olvidar la ne-
TEMA: 4. La guarda cuidadosa AMBIENTE cedad del marido burlado de La cueva
SÁTIRA B- AMBIENTE CORTES ANO - de Salamanca, y culminando, desde lue-
SOCIAL 5. El vizcaíno fingido———— RURAL go, tal innovación en los espectadores
6. El retablo de las maravillas • de El retablo de las maravillas, quienes
juzgan real lo imaginario por obra de
un sutil juego que suprime toda referen-
cia al tipo tradicional. Originalidad ple-
na alcanza, asimismo, la figura del ru-
TEMA. 1, La cueva de Salamanca- fián, porque el modelo del fanfarrón im-
AMOROSO
MATRIMONIAL i INFIDELIDAD DE LA MUJER
8. El viejo celoso
puesto por Lope de Rueda cambia radi-
calmente en las piezas cortas de Cervan-
tes, tanto en el soldado de El juez de

ANTHROPOS/71
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

los divorcios, como en el pretendiente es converso (o ilegítimo). Otro, el fu- según creo, acaban por borrarse las
de La guarda cuidadosa, y, sobre todo, rriel, que desconoce tal premisa, dice la fronteras mismas de este género, menor
en los jaques de El rufián viudo, com- verdad: que no hay nada en el retablo. hasta que Cervantes se decidió a reno-
pletamente peculiares, por las relacio- Por ello, la acusación que le lanzan los varlo.
nes que establecen y por el lenguaje espectadores de ser «ex illis» resulta Y la renovación Cervantina fue tan
que utilizan. completamente ridicula y vana, porque, desmesurada que no creó escuela. No
En definitiva, la actitud artística del en general, la cuestión de ser o no ser es extraño que sucediera así, pues aun-
Cervantes entremesista no difiere mu- converso se basa en puras apariencias que sus sucesores, como Quiñones de
cho de la adoptada en los demás géne- falaces, en meras máscaras vacías, ca- Benavente, se inspiraron con frecuencia
ros que cultivó. Asensio la ha matizado rentes por completo de toda sustancia. en Cervantes, no siguieron sus pasos, y
con tal perspicacia que bien justifica la La credulidad simple de los especta- se dedicaron a actualizar las convencio-
extensión de la cita: dores del Retablo de las maravillas no nes de Lope de Rueda. Y no sólo, como
es sólo producto de su necedad, sino, cree Canavaggio, porque el teatro de
Resuelto a ser entremesista, no quiso es- sobre todo, de la hábil manipulación de Cervantes fuera siempre experimental,
clavizarse a las limitaciones y comercialismo los burladores, que gracias al poder de libre, ajeno a cualquier estereotipo o
vigente, sino que seleccionó con rigor la ma- la palabra, de la convención estética, convención establecida; sino también
teria y los modos de comicidad. Por de pron- de la literatura en suma, son capaces de porque la magnitud y profundidad de sus
to, a pesar del regocijo con que el vulgo lo convertir en realidad la nada. Tal poten- más felices creaciones escapaba a la com-
acogía, renunció a explotar buena parte de
lo que suele denominarse paleocómico: el cialidad artística afecta sólo a los que se prensión de sus contemporáneos. Al
sueño y el hambre, las urgencias del vientre, someten a unas reglas, no a los que igual que sucede con su novela, habría
el miedo oloroso, la bobería primaria. De están fuera, como el furriel, o como los que esperar muchos años para que se
las servidumbres del cuerpo eligió el sexo, propios autores del fantástico retablo. entendiera el alcance inmenso de la apor-
tema inagotable, pero no en su escalón rudi- De ese modo, el perspectivismo entra a tación entremesil del autor del Quijote.
mentario sino complicado en problemas so- la liza dentro del entremés; pero se ve
ciales, remontándose desde oscuro instinto a contrastado además por la óptica dife-
raíz y crisis de la familia. Exploró también el rente del espectador-lector real, que
motivo de la ilusión creadora de falsos valo- NOTAS
res, el tema del hampa irónicamente mitifi- percibe el cruce de enfoques diferentes.
cada, el mundo de la aldea en busca de la Ahora bien, el espectador o el lector 1. Si descartamos hipótesis y nos atenemos a lo
justicia. verdadero, a su vez, se ve inmerso tam- conservado, habría que añadir tan sólo las dos pie-
Sin embargo, no fueron sus piezas entre- bién en el juego literario, pues debe zas de la primera época: El trato de Argel y La
N amanada.
meses de gabinete, ideados para lectores e juzgar acerca de las distintas opciones 2. Cf. Eugenio Asensio, introd. a su ed., Miguel
inhábiles para el tablado. Supo aceptar la que se le ofrecen, con lo que entra a de Cervantes. Entremeses, Madrid, Castalia, 1970,
óptica del género chico traduciendo la fábula formar parte de esta genial utilización pp. 16 y 17.
en diálogo animado, gesticulación expresiva, de la potencialidad de la literatura. Por- 3. Ibíd.,p.46.
movimiento físico, y envolviéndola en una 4. Vid., «La construcción temática de los entre-
densa atmósfera de cantares, dichos y alusio-
que él es también o puede ser, al me- meses de Cervantes», RFE, XXXII (1948), 415-428.
nes muy adecuada para la respiración del nos, objeto directo de la inteligentísima 5. Así lo cree Rafael Osuna, «La distribución de
personaje cómico. Inevitable resulta que, manipulación de Cervantes. las obras literarias con referencia a los entremeses
Lo totalmente inverosímil, la nada, de Cervantes», en Homenaje a W.L. Fichter, Ma-
avezado a la novela con su visión compleja drid, Castalia, 1971, pp. 565-574.
de las relaciones humanas, haya querido se hace realidad plena, porque la imagi- 6. Vid., Sentido y forma del teatro de Cervantes,
ahondar en la interioridad del personaje a nación literaria tiene tal poder, que pue- Madrid, Gredos, 1951, p. 21.
riesgo de romper los moldes usuales.9 de incluso borrar los límites entre lo 7. Introd. cit.,p. 18.
real y lo ficticio. Las gentes que contem- 8. Cf. J. Canavaggio, Cervantes dramaturgue. Un
theatre á naítre, París, Presses Universitaires, 1977,
Cervantes potenció el entremés hasta plan el retablo vacío, no sólo llegan a pp. 202 y ss.
un punto tal, que difícilmente pudieron ver, sino también a sentir, la presencia 9. Vid., «Entremeses», en: Suma cervantina,
emularle sus contemporáneos, porque de animales o personas inexistentes; y, Londres, Tamesis Books, 1973, pp. 1% y 197.
obras como El retablo de las maravillas, un paso más allá, acaban por actuar
trascienden con mucho de los habitua- ellos mismos como personajes, para
les límites de este género menor. Su convertirse en títeres manejados por
capacidad satírica, crítica y filosófica Chanfalla. Aunque el punto de partida
mira más hacia la comedia o hacia la sea una cuestión de honra, de casta; a
novela por su amplitud y hondura, que continuación, la palabra y la fantasía
hacia el, desde esta óptica, lejanísimo ejercen su fuerza y crean la realidad
paso de Lope de Rueda. La censura donde no hay nada. Se confunden las
contra los prejuicios de limpieza de san- fronteras entre lo aparente y lo auténti-
gre de los engreídos rústicos, que se co, y se llega incluso, cúspide máxima,
creen todos las invenciones de la pala- a ver como falaz lo único real: el furriel.
bra dq Chanfalla, no es epidérmica, ni En ese punto, interpretando como real
sólo humorística, sino profunda, seria e lo imaginario, y como fantástico lo ver-
inteligente, pues, entre burlas y veras, dadero, se anula por completo cualquier
Cervantes nos dice que el gravísimo pro- diferencia que pudiera existir, y quedan
blema de la pureza de sangre es inexis- únicamente las perspectivas de los dis-
tente, al no haber nada sólido que dife- tintos seres que participan en la farsa.
rencie a conversos de cristianos viejos: Así, magistralmente, sobre todo si pen-
unos fingen ver lo que no ven para de- samos un instante en las proporciones
mostrar su limpieza, su vieja cristian- mínimas de esta piececita, el entremés
dad; sólo que lo hacen así, porque sa- ha alcanzado una hondura tal, que más
ben previamente que quien no vea nada parece no serlo, por lo que también,

72/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

Las Novelas na. Y, sin embargo, su difusión en Eu-


ropa, gracias a la «ejemplaridad» que
ejemplares pretendieron insuflar al género Bande-
llo, Giraldo Cintio o Guicciardini, fue
muy notable en el último cuarto del si-
Alberto Blecua glo XVI. Algunas novelas de Bandello
—aunque Cervantes no podía saberlo,
pues aún permanecen inéditas—, fueron
imitadas hacia 1555 por el Capitán Sala-
zar que las dedicó al joven príncipe Fe-
«¡Pasa, raro inventor, pasa adelante!» lipe. Timoneda también incluyó en El
Son palabras que Mercurio dirige a Cer- patrañuelo (1566) varias novelitas hurta-
vantes en el Viaje del Parnaso (Madrid, das de fuentes italianas. Las colecciones
1614). Cervantes creía en los inventores más importantes se tradujeron, como
de las cosas, y aunque se burla de los sabía Cervantes, al castellano, en parti-
humanistas que perdían el tiempo en cular las Historias trágicas y ejemplares,
«averiguar cosas que después de sabidas que dos franceses Bouistau y Belleforest
y averiguadas no importan un ardite al habían compuesto en nueve volúmenes
entendimiento ni a la memoria» (Quijo- dilantando y añadiendo la obra de Ban-
te, II, 21), en el fondo quería pasar a la dello. Son fuente inagotable del teatro
historia literaria en el grupo, minúscu- del Siglo de Oro y de numerosas «nove-
lo, de aquellos que habían incorporado las» que se publicaron a lo largo del
cambios transcendentales, en la tradi- siglo XVII a raíz del ejemplo cervanti-
ción literaria de su tiempo. Todos que- no. Porque la colección de Cervantes,
rían ser, en definitiva, primeros inven- «y es así», es la que abre el género de
tores. Cervantes, cuando saca episódica- colecciones originales, o pretendida-
mente al humanista en el citado capítu- mente originales, españolas.
lo, se estaba burlando de sí mismo, por- En el prólogo hace el escritor una
que, como los otros —pero mejor— defensa a ultranza de la ejemplaridad
también quería pasar al catálogo de los de sus novelas: «Una cosa me atreveré
ingenios privilegiados en libros como el a decirte, que por si algún modo alcan-
que él critica: el de De inventoribus re- zara que la lección destas Novelas pu-
rum de Polidoro Virgilio. Aseguraba diera inducir a quien las leyera a algún
Cervantes en el prólogo a las Comedias mal deseo o pensamiento, antes me cor-
y entremeses que él había sido el prime- tara la mano con que las escribí, que
ro en reducir las comedias a tres actos sacarlas en público». Había que justifi-
y en sacar figuras morales en la acción. carse ante la mala prensa del género.
No es cierto. Cervantes no publicó La Por eso Cervantes les dio ese título que
Numancia ni Los tratos de Argel en su en el original presentado a la censura
colección de Comedias y entremeses era más extenso y se insistía aún más en
(1615), entre otras razones porque esta- el carácter honesto de la colección: No-
ban escritas en cuatro actos, como es velas ejemplares de honestísimo entrete-
normal hacia 1580; y lo de las figuras nimiento. Aunque el «deleitar aprove-
morales en escenas era habitual en chando» (ejemplares, entretenimiento)
el teatro de jesuítas, fuente primaria del título se ajuste a lo que buena parte
del teatro del Siglo de Oro. de la crítica del siglo XVI quería ver en
Sin embargo, Cervantes tenía razón la Poética de Aristóteles —desde una
al presumir en el prólogo a las Novelas perspectiva horaciana—, en el prólogo
ejemplares (Madrid, 1613) de ser el pri- cervantino el placer, el entretenimiento
mero en haber novelado en castellano: afloran como los principios esenciales
«A esto [a escribir] se aplicó mi ingenio, de su arte de novelar. Dice de sus no-
por aquí me lleva mi inclinación, y, más velas que «no hay ninguna de quien no
que me doy a entender, y es así, que se pueda sacar algún ejemplo provecho-
soy el primero que he novelado en len- so; y si no fuera por no alargar este
gua castellana, que las muchas novelas sujeto [tema], quizá te mostrara el sa-
que en ella andan impresas, todas son broso y honesto fruto que se podría sa-
traducciones de lenguas extranjeras, y car, así de todas juntas, como de cada
éstas son mías propias, no imitadas ni una de por sí». Pero lo cierto es que tan
hurtadas: mi ingenio las engendró, y las sólo una de ellas —La española ingle-
parió mi pluma, y van creciendo en los sa— se cierra con una enseñanza moral.
brazos de la estampa». Buena parte de la crítica ve esta defen-
Era el de la novela —i.e. «novela cor- sa de la ejemplaridad como una conce-
ta, relato breve»— género que, por el sión del autor ante el desprestigio mo-
carácter de su más ilustre representan- ral del género. Hay que decir, sin em-
te, El Decameron de Boccaccio, no es- bargo, por más que Cervantes defendie-
taba demasiado bien visto en la época ra una literatura deleitable, que su colec-
Menipo, por Velazquez en que se publica la colección cervanti- ción difícilmente puede «inducir a quien

ANTHROPOS/73
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

las leyera a algún mal deseo o pensamien- mundo del hampa sevillana, controlada —¿Cipión, quizá?—, por otra bruja ce-
to». A pesar de que Avellaneda, el autor por una cofradía de ladrones presidida losa.
del Quijote apócrifo las considerara «más por Monipodio. La Española inglesa Las fechas de composición nos son,
satíricas que ejemplares». cuenta el proceso amoroso entre una en general, desconodias. Rinconete y
Había aprendido Cervantes el arte de joven española que había sido raptada Cortadillo debía estar compuesta antes
la novela corta, además de en las colec- en el sitio de Cádiz y el hijo de sus de 1605 porque se menciona en el Qui-
ciones italianas, en La Diana (1559) de padres adoptivos, católicos ocultos, que jote, y de hecho, la cadena de presos
Montemayor —que tanto admiró y que se cierra felizmente en boda tras haber que deja en libertad Don Quijote (I,
tanto influyó en toda su obra— y en la ella enfermado y volverse un monstruo 20) está constituida por la mayoría de
novela griega, en particular en la Histo- de fealdad al tomar un veneno y él ha- los tipos que aparecen en la novela. Con
ria etiópica de Heliodoro, con quien qui- ber sido rescatado del cautiverio de unos El viejo celoso son las dos únicas de la
so competir en el Persiles, «si ya no corsarios. El lincenciado Vidriera ensar- colección de las que se conserva otra
salgo con las manos en la cabeza», y ta una colección de dichos agudos de un redacción manuscrita. La gitanilla pare-
naturalmente, en el Lazarillo. De he- joven estudiante que, por haber bebido ce posterior a 1610; El licenciado Vidrie-
cho, en La Galatea y en la primera par- un filtro amoroso, se vuelve loco creyen- ra y El coloquio de los perros podrían
te del Quijote se inserta en un marco do que es de cristal. La fuerza de la ser de 1604 o 1605; La española inglesa
narrativo pastoril o caballeresco una co- sangre cuenta la violación de una joven posterior a 1605. Las restantes son de
lección dilatada de novelas. Los lectores por un noble toledado y cómo, pasado datación incierta. El orden de la colec-
de la primera parte del Quijote así lo el tiempo y habiendo tenido un hijo fru- ción, que no se ajusta al cronológico,
advirtieron: la acción de Don Quijote y to de esa situación, tras producirse la no parece obedecer a otras razones que
Sancho, a partir de su llegada a Sierra anagnorisis, acaba casándose con el vio- las de la variedad de tono narrativo: se
Morena —el mundo pastoril—, casi de- lador. El celoso extremeño relata el de- alternan, en general, novelas que ana-
saparece para servir de excusa a la in- sengaño de un viejo indiano que se casa crónicamente podríamos denominar
troducción de casos amorosos ejempla- en Sevilla con una joven de catorce años «realistas» y las «idealistas». La crítica,
res. La historia del Capitán cautivo y y que, a pesar de guardarla por todos a partir del siglo XIX, alejada de la
tanto más El curioso impertinente son los medios, acaba siendo seducida por concepción neoaristotélica cervantina
novelas en el sentido que la voz tenía un joven «de la gente de barrio» sevilla- de la verosimilitud, del desarrollo de la
en su tiempo. No gustó el público de na. La ilustre fregona narra el proceso fábula con peripecias y anagnorisis, de
esas incrustaciones narrativas y eso que amoroso con desenalce feliz entre un la creación de unos personajes «no
Cervantes no hacía, en el caso de am- joven noble y la supuesta hija de un como son sino como deberían de ser»,
bas, más que seguir el modelo de La mesonero de Toledo, que acaba siendo del movimiento de los afectos, patéticos
Diana con el Abindarráez, y el Guzmán de linaje noble. Las dos doncellas cuen- y cómicos, ha inclinado la balanza esté-
de Alfarache (1599), con sus cuatro no- ta las aventuras de dos doncellas que, tica hacia el grupo de las primeras, ol-
velas intercaladas. A causa de esta crí- disfrazadas de hombre, van tras sus vidando que el Persiles es la novela
tica negativa, en la segunda parte del amores hasta que consiguen casarse con —«épica en prosa» la llamaba su au-
Quijote «no quiso introducir novelas ellos. La señora Cornelia relata las pe- tor— en la que Cervantes puso mayor
sueltas ni pegadizas», y prefirió reunir ripecias de dos nobles vizcaínos en Ita- interés y esfuerzo. Sí parece más que
en un volumen sin marco narrativo al- lia al hacerse cargo de una joven madre probable que entre los dos primeros li-
guno de esos relatos breves que tanto le soltera que acaba casándose con su bros del Persiles, los de tono más ideal,
divertían como escritor. amado que resulta ser el duque de Mi- y los dos últimos, más realistas, hubo
Consta la colección, como las Partes lán. Finalmente El casamiento engaño- un lapso temporal dilatado y que hay
de comedias de Lope, de doce piezas en so cuenta la historia de un alférez que, un acercamiento mayor al mundo real
este orden: La gitanilla, El amante libe- queriendo engañar a una dama en apa- en las últimas obras cervantinas, pero
ral, Rinconete y Cortadillo, La española riencia rica y él haciéndose pasar por lo hay que andar con prudencia a la hora
inglesa, El licenciado Vidriera, La fuer- mismo, acaba siendo abandonado por de presentar un Cervantes evolutivo y
za de la sangre, El celoso extremeño, La ella que, además de llevársele sus bie- de datar las Novelas ejemplares de
ilustre fregona, Las dos doncellas, La nes, le contagia una enfermedad vené- acuerdo con este criterio: del idealismo
señora Cornelia, El casamiento engaño- rea. En el hospital de Valladolid oye al realismo o incluso a la inversa, como
so y El coloquio de los perros (estas dos hablar desde la cama durante dos no- algún crítico ha pretendido. Sería más
últimas, en realidad, forman una sola ches a los dos perros, Cipión [Escipión] apropiado hablar de un proceso de in-
novela). Para los desmemoriados o para y Berganza, que custodian el edificio. serción de ambas perspectivas narrativas
quien todavía no conozca los asuntos de El coloquio de los perros no es más que que apenas se esbozan en La Galatea
las Novelas los daré brevemente. La gi- la transcripción que este alférez ha he- (1585) y que ya están claramente defini-
tanilla relata los amores de un noble cho de la conversación de la primera das en la primera parte del Quijote.
con una joven gitana, con la que acaba noche, en la que Berganza hace relación Reducir a síntesis e intentar extraer
casándose tras una serie de peripecias y de su vida a Cipión, manuscrito que da los elementos esenciales que aunan ese
anagnorisis final en la que se descubre a leer al licenciado a quien ha encontra- totum revolutum constituido por doce
que ella es también noble y que había do a la salida del hospital y a quien ha —o mejor, once— novelas de asuntos y
sido raptada por una gitana al poco de relatado la historia de su casamiento en- fines muy variados es tarea que sobre-
nacer. El amante liberal narra una his- gañoso. En este coloquio, que nosotros pasa los límites de este artículo. Apun-
toria de cautivos y amores, que también leemos a la vez que el licenciado, Ber- taré algunos rasgos característicos del
acaba felizmente gracias a la generosi- ganza narra la vida que ha llevado con novelar cervantino. La acción de todas
dad del protagonista que es capaz de los diferentes amos hasta llegar al hos- ellas se presenta como «historia verda-
entregar toda su fortuna por la libertad pital, tras haber conocido a una que dice dera», ocurrida en un lugar y en un
de su amada, enamorada, además, de ser bruja que lo identifica como el hijo tiempo cercano al de los lectores, inclu-
un amigo suyo. Rinconete y Cortadillo de una amiga suya que había sido con- so el admirable Coloquio de los perros,
relata las andanzas de dos jóvenes en el vertido en perro, junto con su hermano donde Cervantes borra las fronteras en-

74/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

tre lo que en la época se entendía por


historia —lo verdadero—, poesía —lo
verosímil— y fábula —lo inverosímil.
En algunas de ellas, los protagonistas
viven todavía, aunque el autor ha cam-
biado los nombres y apellidos para que
no sean identificados. Al moverse sus
héroes en la realidad histórica —en To-
ledo o en Nicosia—, entre personajes
que realmente existieron, la sensación
de realismo es tan notable, que el cer-
vantismo decimonónico —y más cerca-
no— dedicó su benemérito tiempo a re-
buscar en archivos para identificar esos
médicos, corregidores, nobles, estudian-
tes, corsarios, mesoneros que desfilan
por sus páginas. Y los encontraron —no
todos, claro. Por ejemplo, sabemos que
Cipión y Berganza eran los célebres
perros de Mahudes, el encargado de ir
por Valladolid para con la ayuda de esos
fidelísimos canes recoger la limosna que
arrojaban desde las ventanas. O que la
presunta madre de ambos fue realmen-
te una bruja procesada por la Inquisi-
ción. O que la cofradía de ladrones se-
villanos en la que ingresan Rinconete y
Cortadillo, y que por cierto, también
conoce Berganza —maravilla del uni-
verso narrativo cervantino prebalza-
quiano—, era organización que real-
mente existió. Artificios magníficos para
mantener la imitación de los tiempos y
costumbres y la verosimilitud.
Como Lope, parece que por estos
años Cervantes también sentía cierto re-
chazo a los desenlaces trágicos. De toda
la colección, sólo El celoso extremeño
se cierra con la muerte del anciano
Carrizales producida por el dolor que le
ha ocasionado el adulterio de su esposa
—en la segunda redacción, la impresa,
no llega a consumarse el acto sexual—;
el resto lo hace con finales felices para
el protagonista —El licenciado Vidrie-
ra—; abiertos a una posible continua-
ción como Rinconete y Cortadillo y El
coloquio de los perros—, con desenlace
cómico —El casamiento engañoso—;
«con bodas y regocijo de criados» —las
otras siete.
Cervantes, desde luego, no era mani-
queo. O mejor, y aquí radica la ejem-
plaridad de casi toda su obra, no creía
en el mal absoluto. Por las páginas de
las Novelas ejemplares —y por toda su
obra— desfila una multitud de tipos
que, literariamente, tienen la función
de desempeñar el lado malo de la vida:
celosos, enamorados, envidiosos, ira-
cundos... Pero todos ellos, incluidos los
envenenadores y brujas, son sólo medio
malos, gente que se mueve por unas
pasiones indominables, gente, en fin,
que acaba siendo perdonada por los pro-
tagonistas —y, por consiguiente, por los
lectores—, todos ellos personajes idea- Esopo, por Velazquez

ANTHROPOS/75
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

les, nobles, en general, y españoles, o deleite— que es la que crea la suspen-


italianos o gitanos o turcos o incluso sión y admiración del lector que espera
hampones o locos o perros, que se com- la anagnorisis final con la conversión de
portan «no como son sino como debe- los perros en hombres (el modelo es El
rían ser». Esta es, probablemente, la asno de oro de Apuleyo contaminado
ejemplaridad que se puede extraer de con una recreación de esta obra que
cada novela y de todas en conjunto. El aparece en un extraño libro de caballe-
bien sí podía encarnarse en determina- rías, el Baldo, impreso en 1542, como
dos personajes; el mal, en cambio, era ya demostré en otra ocasión). El proce-
cosa ideal, ajena al ser humano, porque so amoroso, con peripecia y anagnorisis
a veces, y es frase de Cervantes, «la final —aunando ambas de acuerdo con
justicia se alia con los ladrones para que las recomendaciones de Aristóteles—,
todos coman» (Coloquio de los perros). es el sistema que se utiliza en la mayo-
Y por este motivo Cervantes huyó de la ría de las novelas amorosas, en particu-
estructura autobiográfica, monocular, lar en La gitanilla y La ilustre fregona.
de la novela picaresca. El mundo se ob- Ya advertía Lope que las novelas se re-
serva desde prismas diversos multicolo- gían por los mismos criterios que las
res (y multiéticos, maticemos). Y de ahí comedias. Cervantes acercó el género
que los personajes rara vez, en contra- al entremés en Rinconete y Cortadillo y
posición con el picaro, vivan su soledad: en El celoso extremeño. En la primera,
todos tienen, por lo menos, un amigo Rinconete y Cortadillo son meros espec-
entrañable y fiel. El amigo introduce el tadores, la excusa narrativa de que se
diálogo, el contraste de opiniones y de sirve el autor para introducirse en la
visiones del mundo; es un confidente casa de Monipodio y presenciar allí un
útil sentimental y literariamente; permi- auténtico entremés, con baile incluido
te al autor crear, a veces, dos acciones (El rufián viudo es entremés de la mis-
paralelas que se cortan en la peripecia y ma familia). En la segunda, la única
anagnorisis; y, sobre todo, y volvemos como ya se ha indicado que se cierra
a lo dicho arriba, los dos amigos es la infelizmente, el núcleo fundamental es
manifestación más elevada del amor: el un entremés novelizado —hasta el pun-
gratuito y generoso. Avalle-Arce, el to de que el propio Cervantes compuso
gran cervantista, ha estudiado a fondo sobre el mismo tema, con otro desenla-
este tema recurrente desde La Galatea. ce, el entremés de El viejo celoso. Los
Ese canto a la amistad sería también tipos son los de este género dramático
otro de los rasgos ejemplares de las No- —viejo, dueña, negros, criadas—, con
velas. Sólo el viejo Carrizales de El ce- música, cantos y bailes, disfraces y en-
loso extremeño carece de ese amigo. El gaños. La muerte ejemplar del anciano
caso de El curioso impertinente, con el Carrizales —ejemplar por haber queri-
enfremamiento amistad-amor, sólo se do ir contra la naturaleza humana y,
da, y con desenlace feliz, en El amante también, por el perdón final inexplica-
liberal (y, además, en esta novela, el ble en una novela de honra perdida (ya El bufón Barbarroja, por Velazquez
protagonista tiene otro amigo fiel en la sucedía lo mismo en El curioso imperti-
desdicha y en la felicidad). nente)— marca las diferencias entre am- que tiene, tan lindo y tan rizado!... ¡Ay,
Por lo que se refiere al desarrollo de bos géneros y las mayores posibilidades qué blancura de dientes: mal año para
la «fábula» —a la estructura compositi- en el movimiento de los afectos de la piñones mondados que más blancos ni
va en términos más modernos—, no novela sobre el entremés y la comedia. más lindos sean!... ¡Ay, qué ojos tan
existe un denominador común en las Pero, además, en esta novela híbrida de grandes y tan rasgados; y por el siglo de
Novelas aparte del uso de recursos para entremés y tragedia, creo que Cervan- mi madre que son verdes, que no pare-
deleitar, admirar y suspender al lector, tes acudió a un cuento tradicional del cen sino que son esmeraldas!». Quizá
fines de toda la narrativa cervantina que no hay manifestaciones anteriores sólo se trate de coincidencias accidenta-
como él se encarga de exponer en bas- en la península: el de Caperucita roja, les, pero el tipo de enumeración con la
tantes ocasiones. El amante liberal, por que se difunde más tarde a través de la fórmula ¡Ay, qué... / y la situación (por
ejemplo, se vertebra de acuerdo con la versión literaria de Perrault (1697), que cierto, también Leonora acabará en el
tradición de la novela griega, con prin- tan bien ha estudiado Marc Soriano (Les lecho con este lobo) parecen ser indicios
cipio in media re, extensos parlamentos contes de Perrault. Culture savante et tra- de que el cuento circulaba ya por la
y peripecias y anagnorisis. El licenciado ditions populaires). En la novela cervan- península.
Vidriera es la más elemental, centrada tina, el joven Loaysa consigue entrar en Y, en fin, no quisiera cerrar estas no-
en la relación de una sarta de apoteg- casa del viejo celoso gracias a su disfraz tas sin indicar que la principal excelen-
mas como corresponde a este tipo de de mendigo tuerto. Una vez dentro cia de la colección cervantina radica en
colecciones de «dichos y hechos» que —dormido el anciano Carrizales con un el detalle, en los personajes secunda-
tanto gustaron en su tiempo. El colo- ungüento—, Leonora, la ingenua prota- rios, en escenas que apenas importan
quio de los perros sigue la tradición del gonista, acude a recibirle con el resto para el desarrollo de la acción —más
relato en sarta de la picaresca —la rela- de su séquito femenino. Loaysa, despo- aún, la demoran—, en las finas aprecia-
ción de los distintos amos— pero cruza- jado de su piel de mendigo, aparece ciones psicológicas de nobles y plebe-
da con el diálogo de tradición erasmia- con otra piel más engañosa, la del cor- yos, en las ricas tonalidades de las vo-
na y la que se conocía entonces como dero seductor. Cuando lo ven, exclaman ces que pueblan el universo literario de
«fábula milesia» —que sólo tendía al la dueña y las criadas: «¡Ay, qué copete las Novelas ejemplares.

76/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

La tía fingida, prostitutas de buen tono, importante


dato sociológico acerca de la escasa au-
literatura toestimación que en aquélla predomina-
ba. En un plano estrictamente literario,
universitaria el carnaval y la bufonería constituían en
aquel momento géneros legítimos y que
Cervantes cultivaba, a conciencia, con
Francisco Márquez Villanueva todo entusiasmo. La crítica se ha pasa-
do más de un siglo mirando para otro
lado con tal de no dar cuenta ni razón
de la buenaventura con que la castísima
Tras haber constituido durante el siglo Preciosa fustiga a la esposa del Tenien-
XIX y parte del actual una de las cues- te de Madrid, espléndida pieza del mes-
tiones batallonas, y aun la gran piedra ter del «loco» de corte y al lado de la
de escándalo de todo el cervantismo, cual resultan harto pálidos los supuestos
La tía fingida y el problema de su autor atrevimientos de La tía fingida. Si ésta
se hallan hoy día en virtual punto muer- se centrara sobre algún tema patriótico
to. Se han acallado en buena hora las o devoto (digamos Lepante o algún mi-
polémicas, pero la naturaleza y valor de lagro de Nuestra Señora), en vez de ha-
la obra también parecen haber caído en- cerlo sobre un tema picante, las dudas
tre los intersticios de la crítica hasta un y controversias serían sin duda mucho
grado quizás excesivo. menores.
Continuamos, desde luego, sin prue- Vista sin anteojeras ¿qué es entonces
ba a favor ni en contra de la paternidad La tía fingida? Desde el punto de vista
de la novela y las opiniones más autori- técnico, una novelita elemental, basada
zadas remiten el problema al terreno de en una transparente estructura dramáti-
la pura convicción personal en uno u ca. El tema de impostura era uno de los
otro sentido. Pero es preciso ser aquí, más básicos del teatro menor de entre-
de una vez, sinceros. Las condiciones meses y bailes, con frecuente inclusión
de su presencia en el desaparecido ma- del tal o cual fingido (desde «cocineros»
nuscrito de Porras de la Cámara, junto o «viudas» hasta «químicos») en multi-
a versiones alternativas de Rinconete y tud de títulos, sin olvidar entre ellos El
Cortadillo y El celoso extremeño, así vizcaíno fingido. Un entremés «traduci-
como las coincidencias en materia de do» al plano narrativo, conforme a lo
léxico y fraseología, constituyen una que puede haber sido etapa primeriza
abrumadora suma de puntos en favor en un largo y frecuentado viaje cervan-
de Cervantes. Cualquier argumento ne- tino desde el drama a la novela. «Con-
gativo ha podido sonar en algún mo- téntese con su Galatea y comedias en
mento a bueno. Para D. Francisco A. prosa; que eso son las más de sus nove-
de Icaza bastaba la huella eventual de las: no nos canse», murmuraba en la
los consejos de la Nanna a su hija la época la malevolencia simplista, pero
Pippa para que La tía fingida no pudie- tal vez no descaminada, del turbio Ave-
ra avecindarse en el canon cervantino, llaneda. Un entremés o comedia em-
pues ¿cómo imaginar al glorioso autor brionaria, iniciada con escena de sere-
regodeándose hasta aquel punto con los nata nocturna, seguida de obligados
Ragionamenti de Aretino? quid pro quos relativos a la historia de
La resistencia histórica al acercamien- sobrina y tía. Acción centrada sobre
to de ambos nombres debe mucho a aventuras nocturnas en la morada de
gazmoño prejuicio contra una obra que ambas mujeres, con trillado recurso al
ha sido a veces calificada en los térmi- slapstick en el agarre de las dos viejas
nos más duros. La consagración por la alcahuetas. Desenlace no menos previ-
fama tiende siempre entre nosotros a sible, con llegada de la justicia e ida a
realizarse conforme a un molde hagio- la cárcel de toda la non sancta compa-
gráfíco, con elevación a altares, culto a ñía. Semejante entremés de La tía fin-
las reliquias y piadoso olvido de faltas y gida no sería, en sí, mejor ni peor que
pecados. Lope hubo de ser, como se otros muchos de los que entonces se
sabe, en su fama oficial un fervoroso y escribían a modo de munición industrial
ejemplar sacerdote, y la misma Acade- para el consumo de los corrales de co-
mia Española hizo cuanto pudo para si- medias. Tampoco mucho más desver-
lenciar por mucho tiempo el testimonio gonzado, en cuanto al tema, que la mo-
irrefutable de los documentos en contra- neda corriente en aquella literatura
rio. En el caso de Cervantes se ha pre- abierta sin reparo a las mayores barba-
ferido confinar a la letra diminuta de ridades y sales gordas. Pero en todo
los pies de página la evidencia de su caso, mucho menos cínico y verbalmen-
fama juvenil de poeta obsceno, su vicio te naturalista que aquel otro entremés
tahúr o la tendencia de las mujeres de titulado El viejo celoso.
su familia a una vida irregular como Nótese, además, que todo el escánda-

ANTHROPOS/77
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

lo de La tía fingida viene a vueltas de bara cirugía con que repetidamente es como «un grupo masculino, con fuerte
unas cuantas palabras como flor, viña, vendida por virgen. Hay un momento mayoría de célibes y jóvenes». Bajo tal
jardín, cerradura, postigo en diglosias verdaderamente mágico, cuando, en la planteamiento, la comunidad académi-
eróticas de lo más común en la época, casa invadida del silencio nocturno, la ca, con sus masas juveniles y sus falan-
además del mal entendido (conforme a pupila escucha «bajos los ojos, y escar- ges de prostitutas había de ser por fuer-
un artificio también teatral) de pringue bando el brasero con un cuchillo». Es za uno de los campos favoritos de la
por «trilingüe». Cuando la dueña asegu- su preparación para una briosa respues- alcahueta. La tradicional identificación,
ra al caballero generoso que para él no ta en que Esperanza comienza a afir- por ejemplo, de París con una imagen
habría «puerta de su señora cerrada», marse en rebeldía contra el oficio que de galantería claramente tiene su origen
el vocablo se juega igual que en el caso le ha sido impuesto: «Pero con todo en este hecho sociológico de la univer-
de la señora Belerma, cuya palidez no eso estoy resuelta en mi determinación, sidad medieval. Bajo la protección de
se debería en modo alguno al «mal men- aunque se menoscabe mi provecho las inmunidades académicas, siempre se
sil, ordinario en las mujeres, porque ha [...]». Bastan tales palabras para herma- consideró allí normal una intensa activi-
muchos meses, y aun años, que no lo narla a la forma como tantos otros per- dad prostibularia en el seno del barrio
tiene ni asoma por sus puertas» (DQ, 2, sonajes cervantinos se adueñan, para universitario. Los predicadores tuvieron
23). Dentro de un claro double stan- bien o para mal, de sus propias vidas y siempre en ello un buen tema en que
dard, ciertas cosas pasan por chocarre- alcanzan así la dimensión artística de lo emplearse y Jacques de Vitry lamenta-
rías si se hallan en La tía fingida y como novelable. En una latente polémica con- ba dicho escándalo con la entristecida y
grandes donosuras si se encuentran en tra el modelo picaresco, la libertad hu- citadísima frase in una autem en eadem
el Quijote. mana se impone a los determinismos de domo scholae erant superius, prostíbulo
Es preciso corregir a continuación que la sangre, educación y rango social. Los inferius. No era muy distinta la situación
la relativa simplicidad estructural de La móviles morales son en esto secunda- de Bolonia, que literalmente tenía tam-
tía fingida no basta a negarle su medida rios, o mejor dicho inexistentes: la «so- bién su burdel en medio de las mismas
de dignidad artística ni su neta adscrip- brina» va a escapar muy pronto a la escuelas. Salamanca no difería en esto
ción final a una clara perspectiva nove- infame tutela de Claudia no para redi- de la regla, por lo cual se la reconocía
lística. El esquema entremesil que aca- mirse en una vida virtuosa, sino para como capital de la prostitución en toda
ba de ser esbozado deja en cierto mo- librarse de un oficio que le resulta into- Castilla. Una de sus más conocidas tra-
mento de ser eficaz y no le hace entera lerable. Criada para la prostitución de diciones consistía en el ruidoso recibi-
justicia. El desenlace de la novelita no alto rango, Esperanza aceptará muy miento colectivo de las rameras que re-
puede ser más distinto y contiene un gustosa la vida prosaica de un ama de gresaban el domingo de Pascua, tras una
germen de problematización que no so- casa pueblerina, preferible para ella a forzada ausencia de la ciudad durante
lían admitir en la época la comedia ni los esplendores, tan costosamente ad- la Cuaresma y Semana Santa. No faltan
su público. La justicia no ajusta allí quiridos, de cortigina onesta. En la fa- tampoco datos concretos acerca de la
cuentas más que con las infames explo- milia de Cervantes tendía a ocurrir más plaga del proxenetismo en dicha ciudad
tadoras, y siempre ha sido obvio que el bien lo contrario. a lo largo de siglos. El modismo Ir a
relato trata a la sobrina con una buena Aspavientos y escándalos ante el tema Alcalá segunda universitaria española,
dosis de simpatía. Contra los prejuicios de La tía fingida no toman tampoco en se utilizó con el sentido de «haber
de mayor arraigo social, un estudiante cuenta su adscripción genérica a la lite- aprendido las artes de la protistución y
enamorado se vuelve de espaldas a toda ratura celestinesca. Nada más obligado, tercería». El recurso a un intermediario
consideración de honra para casarse con dentro de ésta, que las burlas relaciona- era natural y obligado (por más que hoy
una mujer de tan inequívoca historia. A das con la restitutio virginitatis. Lejos de nos parezca repulsivo) en una época en
contrapelo también de ideas populares, incurrir en «chocarrería», el desenfada- que la gran mayoría de las mujeres ni
la cabra no tirará esta vez al monte, y do diálogo de los personajes de La tía siquiera podían leer un billete amoroso.
se ganará, a título de prueba para una fingida no supone sino una estilización Es totalmente erróneo que los escolares,
buena esposa, hasta el cariño de un sue- relativamente depurada de las crudezas como cree Icaza, no pensaran más que
gro puesto al tanto de lo realmente su- que el mundo prostibulario de la alca- en acallar el hambre y rascarse las pro-
cedido. La «ejemplaridad» del desenla- hueta acarreaba por naturaleza consigo. verbiales sarnas. El sexo no era en esto
ce no es sino «tal fuerza tiene la discre- La sorpresa no es allí sino la nota de menos perentorio que el estómago en
ción y hermosura», cercanísima por lo elegancia.dentro de una intertextualidad aquel mundo de célibes. En la Tragico-
demás a la de La española inglesa: «Esta con obras como las Coplas de las coma- media de Lisandro y Rosalia (1542) de
novela nos podrá enseñar cuánto puede dres de Rodrigo de Reinosa y todo ese Sancho de Muñino, la Celestina de tur-
la virtud y cuánto la hermosura [...]». mundo aparte de las olvidadísimas imi- no describe cómo las rameras de la ciu-
Pero esto con el interés adicional de la taciones y continuaciones de La Celesti- dad tienen sus casas atestadas de Decre-
prioridad cronológica de La tía fingida na. Latía en el fondo de ésta última tos, Baldos, Scotos, Avicenas y otros
fechable hacia los primeros años del si- cierta atormentada perplejidad ante el libros, con que la población estudiantil
glo XVII y en todo caso anterior a 1609, problema de la prostitución, como una retribuye a menudo sus servicios. Las
en que probablemente se escribió La de las actas acusadoras del autor contra continuaciones e imitaciones de La Ce-
española inglesa. una sociedad supuestamente cristiana. lestina constituyeron un género muy sal-
El autor, quienquiera que haya sido, Fernando de Rojas, estudiante de bachi- mantino, cultivado por lo que hoy diría-
se complace en burlar de este modo la ller por Salamanca, había tenido un en- mos «intelectuales» con grados universi-
expectativa de sus lectores, dándoles a cuentro traumático con la lujuria ram- tarios, que miraban hacia un círculo de
la vez una buena materia de reflexión. pante en los medios universitarios y con inteligentes compañeros como su públi-
El inesperado desenlace no es, por lo su institucionalización dentro de lo que co inmediato. Todas se despacharon a
demás, un simple postizo, pues comien- desde siglos era quintaesencialmente un su gusto en el manejo de estos temas.
za ya a perfilarse en la respuesta de universo de «clérigos». Quiere decir, por tanto, que al pre-
Esperanza a su tía, cuando ésta topa La universidad medieval h'a sido defi- sentarse La tía fingida como historia de
con una inesperada resistencia a la bár- nida en su aspecto sociodemográfico veras ocurrida en Salamanca en 1575,

78/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

volvía a una de las dimensiones prima-


rias del tema celestinesco, que sólo de
un modo indirecto había venido refle-
jando su arraigo en la experiencia estu-
diantil. No era necesario en la época
mencionar con sus palabras ciertas co-
sas que todos sabían, y La Celestina de
Rojas sin duda levantó ronchas en Sala-
manca, sobre todo al exponer de un
modo sobrio, pero devastador, a la al-
cahueta como lanzadera entre el prostí-
bulo y el mundo de la alta clerecía. Tras
su publicación, los reglamentos acadé-
micos se esforzaron, al parecer sin gran
éxito, en cortar los respetuosos y bien
transitados puentes entre los escolares
acomodados (mayormente clérigos) y el
mundo de la prostitución. La conciencia
moral del Estudio salmantino había sido
puesta en carne viva por las palabras de
Celestina, en su recuerdo de tantos «bo-
netes» como en sus buenos tiempos se
le «derrocaban» nada más entrar en la
iglesia. En una virtual respuesta polémi-
ca a la cínica alcahueta se vedó una y
otra vez a los estudiantes la visita de
lugares sospechosos, el hablar con vie-
jas en la calle y, muy en especial, el
quitarse el bonete para saludar en pú-
blico a alguna ramera. La tía fingida
cumple cautelosamente con la tradición
comparando a don Félix con un canóni-
go, para centrarse después en el tema
alternativo de los estudiantes ricos o
«generosos». Pero aun así, al paso de
tía, sobrina y acompañamiento, «los dos
estudiantes derribaron sus bonetes con
un extraordinario modo de crianza y res-
peto, mezclado con afición, plegando
sus rodillas e inclinando sus ojos, como
si fueran los más benditos y corteses
hombres del mundo». Los reglamentos
colegiales ya podían mandar lo que qui-
sieran.
Las discutida novela continúa, pues,
una tradición literaria muy precisa y
que, en cuanto tal, tiene poco que ver
con Aretino. Hay, además, un claro
propósito de pintar un cuado «a noticia»
del ambiente universitario, que ni si-
quiera perdona los eternos conflictos en-
tre Town and Gown, con el no demasia-
do violento rescate de Esperanza de en-
tre las mismas manos de un corregidor
que termina por irse a su casa «corrido
y afrentado». A tono con el aire acadé-
mico de la ciudad, la vieja Claudia tam-
poco se abstiene de ofrecer a su «sobri-
na» una solemene lección de cátedra
que con toda pompa titula Consejo de
Estado y Hacienda. Sus palabras resue-
nan solemnes en la casa aquietada:
Advierte, niña, que no hay maestro en
toda esta Universidad, por famoso que sea,
que sepa tan bien leer en su facultad, como
yo sé y puedo enseñarte en esta arte munda-
nal que profesamos [...]. El pelele, por Francisco de Goya

ANTHROPOStf9
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

El ambiente de la ciudad «que es lla- consejos de la vieja a la joven enamo- estudiantes que madrugan en condiciar
mada en todo el mundo madre de las rada o en vías de una carrera galante. a Esperanza son ambos manchegos y
ciencias, archivo de las habilidades, te- El argumento de Icaza flojea, para col- por ello recluían, dentro de su nación,
sorera de los bueno ingenios», supone mo, en el punto esencial de la compara- a «nueve matantes de la Mancha» para
una prueba suprema para el profesiona- ción entre los estereotipos, escasa en su serenata nocturna. La procedencia
lismo de una cortesana. Es entonces variedad y relativamente vacua y de regional actúa como referencia primor-
cuando Claudia califica su inmenso sa- poca gracia en Aretino, junto al rico dial para todo estudiante desconocido.
ber explicando las cualidades y puntos altorrelieve cómico de éstos en La tía Basta que un bellacón graduado in utro-
flacos con que hay que contar en la con- fingida. Dicha relación es aquí mínima. que jure pronuncie la palabra chorizos
ducta amorosa de tantos estudiantes «de Si el autor de la novela pudo recoger para que los presentes lo clasifiquen en
diferentes partes y provincias»: vizcaí- algún estímulo creador en Aretino, el el grupo o nación extremeña.
nos, aragoneses, valencianos y catala- desfile tipológico se justifica dentro de No se trata con todo esto de resolver
nes, castellanos nuevos, extremeños, aquélla por razones que nada deben al el problema de autoría de La tía fingi-
andaluces (en especial cordobeses), ga- gran cínico italiano. La enumeración re- da, sino de comprender que no se trata
llegos, asturianos y portugueses. coge brillantemente la intensidad con de una obra exenta de coherencia ni de
Es la página antológica que por sí bas- que las diferencias de origen nacional o una más que razonable estructura, que
ta para hacer memorable la obra. El geográfico se vivían todavía en las uni- ciertamente no desdice, por encima del
desfile de los donosos estereotipos acre- versidades de tradición medieval. Des- tema, de la de cualquier otra novela
dita, no sólo el saber mundanal de la de principios del siglo XIII, las univer- «ejemplar». La pintura, perfectamente
catedrática, sino una mano de maestro sidades de Bolonia y París incorporaron documentada, de la vida estudiantil tie-
que la retrata con ello en toda su per- a su gobierno el principio de naílones o ne como salida irónica un nada incierto
versa facundia y sutileza de ingenio, comunidades que agrupaban a los estu- coletazo contra prejuicios e ideas acep-
conforme a la nota esencial de la alca- diantes por su procedencia. Actuaban tadas. Salvo por esto último, La tía fin-
hueta hispana y sus antecesores en la en París como una asociación sobre todo gida podría hacer digna pareja a La
tradición oriental. No en vano el editor de maestros, mientras que en Bolonia serrana de Tormes, deliciosa comedia
Bergnes, primer escéptico (1829) acerca servían más bien como una cofradía de de Lope en torno al mismo tema del
de la paternidad cervantina, vacilaba en beneficencia y socorros mutos. Dotadas erotismo universitario y escrita hacia
su convicción únicamente ante «la pin- de importantes atribuciones, como la or- 1590-1595.
tura que hace Claudia de las costumbres ganización de los exámenes, las naílones Cervantes era un escritor «de baúl».
y carácter de los naturales de varias pro- tenían una especie de autogobierno, con La clase de creador no fácil, pero sí
vincias nuestras». De aquí el compren- autoridades, sellos, patronos y fiestas prolífico y meticuloso, que podría ha-
sible regocijo de Icaza al identificar propias. El espíritu particularista de ta- berse dejado en alguna venta una male-
como fuente directa los consejos en que les nationes originaba continuos roces y ta con los manuscritos del Curioso im-
la Nanna dibuja para su hija una similar rivalidades, que a veces degeneraban en pertinente y de Rinconete. Habla él mis-
tipología de su eventual futura cliente- serias violencias. Las mutuas acusacio- mo de obras suyas que circulan desca-
la: españoles, alemanes, romanescos, flo- nes y enfrentamientos constituían un baladas y sin nombre de autor, pero
rentinos. Frente a Cervantes, todo esto agitado y cambiante telón de fondo de además quiere que expresamente sepa-
acreditaría al autor de La tía fingida la vida cotidiana en las universidades mos el dato precioso de cierto «cofre»
como un ingenio alicortado y semiplagia- medievales. donde muchas de sus obras duermen
rio, que se rebajaba a los relieves de En París, por ejemplo, los españoles condenadas a perpetuo silencio (prólo-
mesa tan innoble como la del Aretino. y en general europeos meridionales se go de Ocho comedias}. Dicho baúl, cuya
Menos que nunca tendríamos hoy nin- acogían a la nación francesa. Salamanca pérdida significa el máximo desastre en
gún motivo para mirar con escándalo la copió, como todas las universidades, el la historia de las Letras españolas, pue-
alta probabilidad de que Cervantes co- mismo sistema, que figura en sus esta- de ser la clave de muchas cosas extra-
nociera los Ragionamenti de Aretino, tutos de 1411 (primeros conservados). ñas, desde los estratos cronológicos en
que incluso se habían traducido parcial- Su organización respondía al modelo la elaboración del Persiles hasta la pa-
mente al español por el beneficiado se- bolones y, en ausencia de fuertes grupos ternidad no reclamada de La tía fingida.
villano Fernán Xuárez en 1548. No ha- extrapeninsulares, sus nationes se agru- Es comprensible que, como tantas veces
ría con ello sino recurrir a una referen- paban por las diócesis de procedencia se ha dicho, Cervantes la eliminara de
cia obligada en lo relativo el gran tema de su estudiantado: su colección de 1613 por evitar proble-
renacentista de la cortesana y su mun- A) Obispados de León, Oviedo, Sa- mas de censura, pero además también
do, que por ejemplo esbozó en un ras- lamanca, Soria, Badajoz y Ciudad Ro- por su carácter tal vez primerizo y nece-
guño maestro a través de la Hipólita drigo. sitado de una revisión a fondo para sus
Ferraresa del Persiles, que en Roma ter- B) Obispados de Santiago, Orense, altos criterios en esa fecha. No se trata
mina por vivir una aventura romántica Mondoñedo, Lugo, Tuy y Portugal. con esto de barrerla en modo alguno
en torno al protagonista masculino de C) Obispados de Toledo, Sevilla, hacia el canon cervantino, sino de reco-
la obra. La situación de la novela espa- Córdoba, Cartagena, Jaén, Cádiz, Pla- nocer que la única alternativa sería
ñola invierte la de Aretino, pues aquí sencia y Cuenca. siempre la de un imitador consciente y
es la Pippa quien, a impulsos de una D) Obispados de Burgos, Calahorra, sistemático, tesis no imposible, pero
vocación arrolladura, importuna a su Osma, Sigüenza, Falencia, Ávila y Se- ciertamente más dificultosa que la de su
madre la Nanna para que la adoctrine gó via. reconocimiento dentro del mismo.
en los secretos de la profesión. Los pa- En conjunto, y a grandes rasgos, son
ralelos entre los Ragionamenti y La tía los mismos grupos regionales cuyo com-
fingida son en general, convincentes, portamiento erótico estudia la lección
pero a la vez no muy significativos por magistral de la vieja Claudia. La acción
su adscripción de subtópicos o lugares de la novela acoge también como básica
comunes al viejísimo tema de los cínicos este tipo de solidaridades. Los amigos

80/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

Intención y crítica la poesía que todavía es capaz de defen-


der su independencia creadora y su pro-
del Viaje del pia vocación: la poesía verdadera que con
la filosofía moral y divina «en una misma
Parnaso: en torno estancia» ha de convivir (IV, 190).
a la adulación Pero algún momento cede Cervantes
a la ira. Descubre entonces, en dos, tres
y la vanagloria versos, alguna de las motivaciones más
directamente personales y, por tanto,
últimas: la conciencia de ser sólo el fa-
Jordi Gracia García vor, la riqueza o el sistema laudatorio y
sus mecanismos interiores, extralitera-
rios, lo computable para la situación so-
cial del creador. Jerarquía de valores en
la que sólo la pérdida de la independen-
La atención que el Viaje del Parnaso ha cia, la abdicación prácticamente total de
merecido por parte de la crítica hasta la propia conciencia del deber poético
tiempos muy recientes puede caracteri- —sus temas, sus formas— puede fran-
zarse esencialmente por dos rasgos pre- quear el paso a la deseada buena fortu-
dominantes, y no precisamente halagüe- na que tan esquiva le es; precio dema-
ños: el prejuicio en contra, por una par- siado elevado para una obra que, como
te, y, por otra, y bastante más decisivo, la de Cervantes, y también en este Via-
una óptica muy poco adecuada a la ma- je del Parnaso, opta sin titubeos por el
teria y la intención del Viaje. En las sentido crítico de la realidad frente a la
líneas que siguen propongo una inter- integración participativa satisfecha y
pretación que, con más amplitud, tuve claudicante.
oportunidad de presentar en el reciente Las consecuencias vitales de esta últi-
I Coloquio Internacional de la Asocia- ma opción laten en la raíz autobiográfi-
ción de cervantistas.1 En esta ocasión, ca que alimenta un resentimiento con-
sin embargo, quisiera rescatar algunos trolado y a menudo autoirónico, a la
elementos marginales que entonces no vez que impulsa una razonada reivindi-
pude detallar y, sin embargo, a mi jui- cación de sí mismo como creador. Esta
cio, contribuyen a asentar la compren- fecunda perspectiva, introducida hace
sión del Viaje del Parnaso desde claves bastantes años por Elias L. Rivers,3 no
hasta ahora escasas o insuficientemente ha sido explotada apenas a pesar de ser,
explotadas. probablemente, la clave de bóveda para
Una de estas aludidas claves interpre- una interpretación del Viaje que ayude
tativas surge de la precaria situación a descongestionar el marasmo crítico y
personal de una mente lúcida, capaz de la inadecuada óptica que el poema cer-
juzgar el panorama contemporáneo, su vantino ha venido padeciendo.
situación en él, y velar tras la ironía y el Los términos personales en que la ac-
humor la denuncia por el estado de co- titud cervantina se plantea son bastante
sas presente —y causa, entre otras, de explícitos e incluso los tres elementos
su propia marginación. A través de un esenciales que convergen en la interpre-
anecdótico andamiaje mitológico —y tación expuesta —adulación, riqueza,
desmitificador— enhebra Cervantes no apreciación crítica o fama— se hallan
ya el consabido panorama crítico de sus en la base de las reflexiones sobre sí
contemporáneos poetas sino más bien mismo como autor sobradamente acep-
un irritado reproche que reparte en tres table, lastimoso ahora «por verme solo
órdenes muy estrechamente vinculados: / en pie» (IV, 44); tono escorado a lo
el social, el moral y el literario. sentimental que en seguida corregirá
Para Cervantes ya viejo y socarrón con firmeza.
(Viaje, VIII, 409), la indigencia poéti- Apenas saldada la revisión crítica y
ca y lírica dominante entre los poetas valoración de su propia obra que inicia
glorificados por la fama está motivada el capítulo IV, idas ya las esperanzas
de manera directa por su propia abyec- con los ligeros vientos (IV, 56), inicia
ción literaria y moral, por un lado, y la con contundencia un retrato moral o
subordinación abierta al dictado de in- etopeya mucho más útil que el mero
tereses y conveniencias extraliterarios. rendimiento anecdótico que se le ha so-
El carácter reticular de ese sentido de lido dar:
cosas agrava todavía el problema por-
que, entre otras derivaciones, vicia el Tuve, tengo y tendré los pensamientos,
merced al cielo que a tai bien me inclina,
gusto poético común, indefectiblemente de toda adulación libres y exentos.
seducido por esa poesía «falsa, ansiosa, Nunca pongo los pies por do camina
torpe y vieja, / amiga de sonaja y mor- la mentira, la fraude y el engaño,
teruelo» (IV, 169 y 170), y ciega, lo que de la santa virtud total ruina.
es peor, el crecimiento y apreciación de (IV, 58-63)

ANTHROPOS/81
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

No es poco situar la adulación en pri- El desprecio moral por la mendicidad ginalidad, cierto sentimentalismo y la
merísimo lugar, antes de referirse a la del elogio también obtiene aquí la justa ironía suave que persistirá hasta el final.
misma mentira o al engaño. Cuando me- compensación en el valor que la pluma La marginalidad efectiva con que se pre-
nos ha de sorprender la prioridad que del autor concede a la obra, como recla- senta Cervantes en el Viaje del Parnaso,
cede Cervantes a lo que en buena lógi- maba Apolo. La anteposición misma de infravalorado y habiéndose de ver,
ca —no poética— es caso específico o un soneto de alabanza escrito por «el
derivado de la mentira, el fraude o el autor a su pluma», con el precedente [...] solo en pie, sin que se aplique
engaño, y de todo un poco. Pero Cer- inmediato de los preliminares a la pri- árbol que me conceda algún arrimo.
(IV, 44 y 45)
vantes no está escribiendo desde la se- mera parte del Quijote (1605) y el pró-
renidad del satisfecho contemplador del logo, y a pesar de ser artificio relativa-
devenir histórico sino desde la irritada mente frecuente, documentable en Cas- viene anticipada por este soneto del «au-
conciencia de la injusticia, de la inmo- tillejo, Montemayor, La Pícara Justina, tor a su pluma». En especial, porque su
ralidad o flaqueza consustancial al hom- Lope de Vega, etc.,4 debe ser indicado- defensa implícita del valor propio o por
bre, inclinado por mezquindades, favo- ra, al margen de su contenido, de una sí misma (en terminología de Apolo) de
res, compensaciones; sólo que ahora su voluntad sarcástica que no oculta su ter- una obra, como condición de una su-
asunto es la vinculación de esta actitud minante desdén por el convencionalis- puesta gloria honesta, sin otras autori-
general —el engaño— a lo literario so- mo hipócrita de este tipo de prelimina- dades que su validez intrínseca, signifi-
ciológico-crítico: la educación. res ni por las dedicatorias: ahí está la ca, consecuentemente, la horfandad li-
Este aspecto pide una atención más del Viaje al muchacho Rodrigo de Ta- teraria del Viaje —a excepción del epi-
detenida. Si bien es tópico de la época pia, «hijo de un magistrado prevarica- grama latino, sin relevancia— y una ve-
y sin duda el testimonio de infinidad de dor del Consejo Real».5 Leyendo ade- lada censura, sin ostentación, a quienes
versificadores apoyaría el carácter co- practican y admiten este tipo de compo-
más el propio soneto, su intencionalidad
mún de la censura moralista de la adu- es igualmente contundente e inequívo- siciones. Porque Cervantes no olvida
lación, en este Cervantes al menos, el ca: Cervantes, con altivez y autoridad, justificar desde el interior de la ficción
de Viaje del Parnaso, el motivo tiene constata primero la ausencia de elogios el balance positivo, francamente positi-
trascendencia mayor. ajenos —lo que no es poco significativo: vo, que como crítico realiza sobre su
La Adjunta al Parnaso desempeña o lo es tanto como los paródicos preli- propia creación. Naturalmente, se trata
una función muy claramente recopilado- minares a la primera parte del Quijote— de una revisión muy cuidadosa, nada
ra, casi como recolección de los motivos y la necesidad de recurrir a este «pluma improvisada y cuya licitud Cervantes ob-
temáticos diseminados en los ocho capí- mía mal cortada» del tercer verso para jetiva, dramatizándola, en el episodio
tulos que preceden, con el fin de siste- presentar el volumen. El soneto entero de las «seis personas religiosas» (IV, 229
matizar, también irónicamente, una gira en torno al tema de la adulación y y ss.). Es un momento singularmente
protesta que la sabiduría literaria cer- es incluso síntoma absolutamente reve- rico en niveles de lectura; por eso anti-
vantina hace indirecta y semivelada, de lador de una de las intenciones temáti- cipo mi estricta limitación al tratamien-
eficacia más sutil y convincente. Uno cas capitales que motivan el Viaje del to de las personas religiosas como obje-
de los valores que asienta esta Adjunta, Parnaso. Nótese su asunto: la demanda tivaciones del fenómeno socio-moral de
y uno de los esenciales, parézcalo o no, de unas palabras preliminares de pre- la ocultación hipócrita de una actividad
es el de la adulación en oposición al sentación favorable que Devienen sin secretamente venerada, admirada y sus-
valor de las obras en sí, sin autoridad, embargo, excusación e incumplimiento citadora de vanaglorias o éxitos perso-
príncipe o favor como respaldo. Con las de su propio cometido: la mejor ironía nales y una actitud pública falsamente
palabras siguientes contesta Apolo al está en ser soneto de alabanza que trata indiferente, modesta y afectada.
malestar de algunos poetas excluidos de de apreciar con toda discreción justeza La puya cervantina es polivalente en
los escogidos: el Viaje —un panecillo de sal «por lo ese marco: al condenar la común consi-
menos»— a la vez que rechaza el pro- deración peyorativa de que es objeto
pio fenómeno de la adulación, de mane- quien es capaz de juzgar positivamente
Yo les dije que la culpa era mía y no de
vuesa merced [Miguel de Cervantes]; pero ra explícita, —«de ruin casta»—, pero la propia obra de creación y aun reco-
que el remedio deste daño estaba en que también en su función paródica como nocer y agradecer análoga apreciación
procurasen ellos ser famosos por sus obras, preliminar. en los demás. Por eso el episodio se
que ellas por sí mismas les darían fama y Sin intentar cabalas biográfico-psico- plantea como investigación específica a
claro renombre, sin andar mendigando aje-
logistas, es indiscutible, me parece, el partir de una constatación:
nas alabanzas (Adjunta, p. 187).
ánimo escasamente estimulado con que —¿No son poetas? —Sí. —Pues yo no
Cervantes, autor, debía o podía ir a pe- acierto a pensar por qué causa se desprecian
Es inmediata la evocación de los ver- dir preliminares pese a saber que los de salir con su ingenio a campo abierto.
sos castellanos preliminares de este libro obtendría, según declara en el prólogo (IV, 241-243)
que tanto dice de la madurez de Cer- a la primera parte del Quijote. Por lo
vantes. El autor a su pluma, escribe: demás, de lo que se trata es de advertir Dato al que se suma el supuesto ge-
la inteligente maniobra que significa fi- neralmente aceptado de que ninguna
Haréis que excuse al temerario aprieto nalmente el soneto: una distinta y origi- ciencia puede «compararse / con esta
de andar de una en otra encrucijada, nal forma de captatio benevolentias a universal de la poesía, / que límites no
mendigando alabanzas, excusada
través de la dosificación de un mínimo tiene do encerrarse» (IV, 250-252). Lo
fatigada e impertinente, yo os prometo.
de arrogancia, un mucho de sentido de cual en seguida adquiere un plantea-
Todo soneto y rima allá se avenga, la dignidad y el aplomo de una auto-crí- miento más eficiente y comprometido
y adonde los umbrales de los buenos, tica aprobatoria ejercida con los dos ras- por parte de Cervantes:
aunque la adulación es de ruin casta. gos anteriores ya asumidos por el lector. Pues siendo esto verdad, saber querría
Y dadme vos que este Viaje tenga El engranaje que optimiza el rendimien- entre los de la carda cómo se usa
de sal un panecillo por lo menos, to del soneto es, lógicamente, la conju- este miedo, o melindre, o hipocresía.
que yo os la marco por vendible. gación en el primer cuarteto de la mar- (IV, 253-255)

82/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

Continúa una sólida y pormenorizada


argumentación individual: éste «de ho-
nestidad y de valer vestido», aquel «bien
vestido / con el adorno que le da la
fama» (IV, 282 y 302-2) y unos y otros
con atributos añadidos que en más de
una ocasión pudieran despertar suspica-
cias en olfatos acostumbrados a erasmis-
mos agazapados.6 Apenas cien versos
separan el planteamiento y este sintéti-
co resumen final de los tres religiosos:
desprecian las alabanzas públicas como
poetas pero, y aquí el reparo cervantino
me parece más agriado: «[...] holgarían
/ llevar la loa sin el nombre a cuestas»
(IV, 329 y 330). Remilgos que en nada
satisfacen la exigencia de autenticidad
humana, integradora y flexible, que se
impone a sí y a los demás, como ya ha
anticipado en este episodio:
Hace monseñor versos, y rehusa
que no se sepan, y él los comunica
con muchos, y a la lengua ajena acusa.
(IV, 256-258)

Los mecanismos de la doblez que irri-


tan a Cervantes son los que toleran la
difusión privada —aunque sea a mu-
chos— de unos versos y su alabanza que
satisface la pública hipocresía de ocul-
tarlos habiéndolos enseñado:
¡Aquí el rey! ¿Qué es esto? ¿Qué recelo
o celo le impide a no mostrarse
sin miedo ante la turba vil del suelo?
(IV, 247-249)

Sea la óptica que sea la adoptada,


Cervantes reorienta la crítica hacia la
gloria obtenida por modos elusivos e
indirectos. Dando a pocos —y amigos—
lo que debiera ofrecerse al juicio crítico
de la «turba vil del suelo», se obtiene la
fama que no puede ser valorada como
justa o promovida interesadamente. Sin
embargo, el sesgo final con que Cervan-
tes cierra este episodio elude este punto
para abordar el aspecto personal que
autoriza con firmeza la apreciación crí-
tica de una obra, también cuando es
posible alabarla:
También tiene el ingenio su codicia,
y nunca la alabanza se desprecia
que al bueno se le debe de justicia.
Quel que de poeta no se precia,
¿para qué escribe versos y los dice?
¿Por qué desdeña lo que más aprecia?
(IV, 334-339)

La conclusión del episodio introduce


el prisma necesario para detectar la ver-
dadera implicación personal cervantina
en ello. Con el último terceto convierte
toda la indagación en explicación dra-
matizada del ánimo vindicativo que
mueve este Viaje del Parnaso, a la vez

ANTHROPOS/83
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

que la objetivación de su desprecio por tendida y fulminante conversión en poe- consignarse para la Adulación y la Men-
unas prioridades hipócritas y finalmente ta magnífico. Y si desde el verso treinta tira, sus hermanas (VI, 219):
falsas: y siete se impone la realidad en peso
sobre el deseo, el paso inmediato no Su natural sustento, su bebida
Jamás me contenté ni satisfice puede ser otro, en Cervantes, que la es aire, y así crece en un instante
de hipócritas melindres. Llanamente constatación de una impotencia: en su tanto, que no hay medida a su medida.
quise alabanzas de lo que bien hice. (VI, 208-210)
fortuna «mis mal logradas fortunas leo»
(IV, 340-342) (I, 41).
Sobran sin duda a Cervantes los avis- Es más estrecha la coincidencia con
Seguramente puede aceptarse ahora, pados observadores que señalen las ca- la burla que a sí mismo —a su másca-
tras el análisis practicado, que Cervan- rencias de una poesía que tan lejos sabe ra— se dirige Cervantes en los versos
tes no sólo estima oportuna la alabanza de Garcilaso —y tan cerca.9 Tampoco, admonitorios con que cierra la presen-
merecida sino que la exige para los de- desde luego, ignora que por bien que tación de la Vanagloria:
más tanto como para sí, fuera de melin- dependa la poesía de esa «aptitud ele-
dres hipócritas y esquivos, como propo- Quien más presume de advertido, pruebe
mental», en ningún caso será oficio que a dejarse adular, verá cuan presto
nía el interrogante planteado cien ver- cuaje de un saltico y con el pancho lle- pasa su gloria como el viento leve.
sos antes. no: dos caracterizadores, uno gramati- (VI, 229-231)
Deste esta óptica podrían desconcer- cal y otro conceptual, que restan cual-
tar los primeros versos del capítulo I quier validez a la idea del licor mágico Como se ve, regresamos a la tríada
porque plantean problemas bastante di- y le suman intención irónica a través de de que partí: adulación, mentira, hipo-
ferentes. Pienso que el tratamiento de- la parodia mitológica. cresía, valores morales que fundamen-
liberadamente burlesco que recibe ese No obstante, el Cervantes del deseo tan en la dimensión ética que les es pro-
Cervantes de ficción es muy intenciona- —y la ironía— persiste en sus propósi- pia pero también la estética que de ellos
do y responde, en el conjunto del poe- tos, de los que hubiera desistido si, se deriva, la requisitoria contra una so-
ma, a una estrategia más o menos cal- ciedad literaria, más o menos mezquina
culada. Dibujan el ambicioso proyecto [en aquel mesmo instante no acudieran y corrompida. Y recupero ahora esta
del personaje que dice desear alzar su los humos de la fama a socorrerme motivación personal, de autor, porque
alma «sobre las cumbres del nombrado y corto y fácil el camino hicieran. proyecta con nitidez la motivación uni-
Ceta»: (I, 46-48) versal a que se eleva la vivencia de su
propia marginación: reclamar una au-
Pues descubriendo desde allí la bella En seguida Cervantes expone desnu- téntica poesía verdadera —con la implí-
corriente de Aganipe, en un saltico damente el objeto de su ironía. Con cita convicción de que la suya participa
pudiera el labio remojar en ella, astucia encarna en sí mismo la vanaglo- de ese ideal que incluye la prosa, adu-
y quedar del licor suave y rico ria poética convirtiéndose en objeto de cida en su defensa (cf. IV, 13 ss.)—
el pacho lleno, y ser de allí adelante burla para quien pudiera o quisiera ver- cuyo valor no venga determinado por el
poeta ilustre, o al menos magnífico. la, anticipándose al capítulo V. Signifi- favor, la riqueza, la adulación; funda-
Mas mil inconvenientes al instante cativamente, recluye en remotas interio- mentos todo ello de la Vanagloria que
se me ofrecieron, y quedó el deseo ridades, fuera de la mirada abierta, este aqueja a poetas algo más codiciosos y
en cierne, desvalido e ignorante. dictum: bastante menos escrupulosos que Cer-
(I, 30-38) vantes.
Dije entre mí: si yo viniese a verme
Para comprobar la parodia de sí mis- en la difícil cumbre deste monte,
mo que está proponiendo Cervantes y una guirnalda de laurel ponerme,
NOTAS
basta recordar mínimamente que, para no envidiaría el bien decir de Aponte,
el ejercicio de la poesía de manera com- ni del muerto Galrza la agudeza, 1. Alcalá de Henares, 29/30 nov.-l/2 die., 1988.
petente, debe combinarse una cierta ap- en manos blando, en lengua Rodomonte. 2. Cito siempre por Vicente Gaos, ed.: Viaje del
titud poética elemental «con reflexión, Parnaso, Madrid, Castalia, 1984, CC 57.
Mas como de un error otro se empieza, 3. Elias L. Rivers, «V. del P. y poesías sueltas»,
experiencia y arte».7 Una mínima fami- creyendo a mi deseo, di al camino en Suma cervantina, ed. J.S. Avalle-Arce y E.C.
liaridad con su obra alumbra en seguida los pies, porque di al viento la cabeza. Riley, Londres, Tamesis Book, 1973, 119-146:
el sesgo irónico y fabulístico con que (I, 49-57) 135 y ss.
4. Cf. Herrero García, M., ed., V. del P., Ma-
ahora comunica Cervantes la vanidad drid, CSIC, Clásicos Hispánicos V, 1983, p. 328.
de las fantasías de su personaje a través Cervantes está preparando un meca- 5. Canavaggio, Jean, Cervantes, Madrid, Espa-
de un léxico manifiestamente estriden- nismo poético que haga convincente, ve- sa-Calpe, 1987, EU 5, p. 220.
te.8 Reparar en el régimen verbal, ade- rosímil y eficaz la parodia y el tratamien- 6. Cf. Marcel Bataillon, Erasmo y España, Ma-
drid, FCE, 19862, 3.a reimp., pp. 777-801 o José
más, enseña que todo el pasaje transcri- to burlesco de las vanidosas pretensio- Luis Abellán, El erasmismo español, Madrid, Es-
to se rige por el subjuntivo «quisiera nes de los poetas. Y el elemento más pasa Calpe, 19822, Col. Austral, 1.642.
despachar a la estafeta / mi alma [...]» inteligente de este mecanismo anticipa- 7. Américo Castro, El pensamiento de Cervan-
(I, 28 y 29). Esta ensoñación fantasea- tes, Barcelona, Noguer, 1980, nueva ed. ampliada
dor es la ridiculización de su propio de- y con nn. del autor y J. Rodríguez-Puértolas, p. 44.
da, por lo demás, incluye un ingredien- seo: no sólo en esa fantasía que le lleva 8. Cf. Herrero García, ed. cit., p. 347.
te cuyo desprestigio es incuestionable a un saltico a ser poeta magnífico por 9. J.M. Blecua, «Garcilaso y Cervantes», en
en la ideología cervantina: el mágico li- encantamiento mitológico sino también Homenaje a Cervantes, Madrid, ínsula, 1947,
pp. 141-150.
cor que le hará, de un saltico —diminu- en este último dar la cabeza al viento,
tivo intencionadamente irónico—, poe- más expresivo todavía porque remite a
ta ilustre. La realidad desasida ya del los versos con que, muy posteriormen-
deso se ocupa, a través del «Mas [...]» te, caracteriza a la Vanagloria, auténti-
que he subrayado, de anteponer al ins- co caballo de batalla de Cervantes, cuya
tante las dificultades objetivas de la pre- recurrencia es análoga a la que pueda

84/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

El sosegado punto acordado de la música instrumen-


tal o de la Naturaleza.
y maravilloso La Galatea es un ejercicio de cortesa-
na conversación, bien que sostenida por
silencio pastores, como el género pedía. Todo
de La Galatea su tiempo pasa en tañer, cantar y con-
tar. Tal es su oficio, pues buscan, ade-
más de consuelo, los efectos propios de
la parlera fama que extiende la singula-
Aurora Egido ridad de cada caso hasta lejanas tierras.
El relato en corro procura avidez en el
auditorio que escucha atentamente los
extensos relatos que, desde el inicio
En La Galatea, Cervantes tomó de sus y sin dejar cosa, procuran maravillar y
modelos todos los resortes que la mate- asombrar. La palabra no es inofensiva
ria pastoril ofrecía respecto a la oralidad sino poderosa, llegando a convertirse en
hecha escritura, llevando a límites insos- materia corpórea. De sus efectos da
pechados cuanto en éste como en otros cuenta Timbrio, cuando en sus tercetos
terrenos se iniciara en la Diana de Mon- a Nísida teme ser inoportuno, pues dice
temayor. La verbosidad implícita en las que los ha escrito con su propia sangre.
historias «marañadas» de esta égloga en La palabra busca la conmiseración, el
prosa y verso es a todas luces evidente, asombro o la simple compañía en el do-
así como el número de casos contados y lor. También es engañosa, sobre todo
cantados. Las funciones de la voz alcan- para los enamorados que, como se dice
zan desde el soliloquio (siempre escu- en el Libro Tercero, se confunden con
chado paradójicamente por pastores es- «dos mal formadas palabras» y, en cual-
condidos, además de por la propia Na- quier caso, imprecisa e incapaz de ex-
turaleza) hasta el diálogo recitado ante presar los términos del amor, del sufri-
un nutrido grupo de espectadores en cla- miento o de los celos, siendo el asunto
ra disposición teatral. Si a ello añadimos de la inefabilidad (sobre todo cuando
la importancia de la música, la variedad toca a la belleza) una clave fundamen-
de tonos e instrumentos, así como de tal de la obra cervantina.
metros empleados, entenderemos hasta La voz encanta, pero también hiere
qué punto La Galatea es un auténtico cuando, como la de Lauso, no anda bien
regalo para el oído. concertada. Se rige por las mismas pau-
Siempre hay voces, sonidos que lla- tas que la música neoplatónica y por las
man, música que previene, ambienta o del amor que mueve y rige el universo.
acompaña. La palabra o el instrumento Los amadores están permanentemente
parecen anunciar a la persona y aún de- sujetos a las palabras falsas y fingidas
finirla, como ocurre con la suave zam- que regalan el oído y enajenan. Cervan-
pona de la misma Galatea que escuchan tes dispone el auditorio con el ánimo
avisados Elicio y Erastro o, entre otros suspendido ante las palabras que dis-
muchos ejemplos que podrían traerse, curren sin freno en el cauce prolongado
el fino sentido de Theolinda que descu- de los recuentos casi interminables por
bre a Tirsi y a Damón por el sonido el detalle o la digresión discursiva. Por-
acordado de la zampona y el rabel que que la voz es, entre otras muchas cosas,
tocan antes de hacerse presentes. En la una forma de entretenimiento en La
obra dominan prolijas comunicaciones Galatea. Entendido éste como puro de-
en largos relatos autobiográficos leve- leite o como forma de llenar los espa-
mente cortados por el tópico de la bre- cios narrativos, con voces alternantes
vitas, aunque ésta surja curiosamente que se complementan o yuxtaponen de
cuando el ánimo de los pastores que forma armónica, «hablando en diversas
escuchan —y por ende, el de los lecto- cosas, aunque todas enamoradas» (p.
res— anda ya decaído por un largo re- 154). El desconcierto verbal amenaza,
cuento. El amor maestro, vuelve, como sin embargo, a los pastores, habida
se sabe, elocuentes a los amadores y cuenta de que todos andan «éticos de
éstos vierten en narraciones, cartas y amor, enfermedad incurable» (p. 192).
poemas sus cuitas, acompañadas o in- Hablar da a conocer a las personas y
terrumpidas por el curso de las lágrimas ayuda a que se produzcan los encuen-
que detienen muchas veces la relación tros. Hablar quita sospechas («todo se
de la historia de sus sufrimientos. Los remedió con haverla él hablado», p.
lugares de encuentro y los caminos se 340), pero también confunde, alborota
abren al diálogo compartido, lo mismo y enajena, como le ocurre a Silerio por
que los rincones secretos y apartados, tener tan en su alma la voz de Nísida. Y
para dar cobijo a las confidencias de los por lo mismo, también se ofrece la fuer-
pastores. Lugar, tiempo y palabra andan za enajenadora de la música, como la
en concertada armonía con el contra- que sale de la zampona de Florisa. Oír

ANTHROPOS/85
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

y conocer todo es uno (p. 348). Hasta ral albergue («también vestidos, aunque cita y en íntima ligazón con la idea del
la música delata y muestra a la persona pastorilmente», p. 143), como el propio gran libro de la Naturaleza maestra que
(p. 343). Y si en La Galatea se glosa texto indica. convierte la corteza de las hayas en plie-
por extenso la red de los ojos donde Paradójicamente el desconcertado ha- go poético. La carta prolonga la voz
queda atrapado el amador como clara blar de los amadores y su natural pro- retenida como cauce amoroso (pp. 89 y
secuela de la red asignada a la iconogra- pensión a dar rienda suelta a la palabra, 90) y es vehículo usual entre los pasto-
fía de Cupido, la de la palabra retiene deja cabida a algunos paréntesis y a no res infusamente letrados. Los renglones
y encarcela permanentemente a los pas- pocas elipsis y digresiones. Las más adquieren una vitalidad natural al teñir-
tores. Los ojos y las lágrimas pueden usuales son, como es obvio, las suspen- se con la sangre del amador que se des-
más, sin embargo, que las voces, rete- siones que dejan el relato detenido por truye escribiendo (pp. 199 y 200). En
niéndolas («lo que no puede mi lengua la llegada de terceros o las que el narra- esto, la lengua se alia con la pluma para
/ mis ojos te lo señalen», p. 374), en dor principal lleva a cabo en todos y idénticos fines, tal y como Lauso expre-
busca de un lenguaje mudo, visual, más cada uno de los libros, dejando al final sa, a la busca de la correspondencia
elocuente que la voz. Cervantes se ex- parado el curso del relato para el si- amorosa de Suena:
tiende en las diferencias que hay entre guiente libro o más allá del mismo final
la intención y la palabra, pero además de La Galatea, en el Sexto y último, [...]
de la dislocación entre voz y pensamien- siguiendo las técnicas retóricas de la pluma, lengua, voluntad:
to, atiende a la de las obras y las pala- narratio aperta. La elipsis se practica con en tal razón confirmarla (p. 339).
bras, asunto éste sobre el que insistirá a asiduidad, propiciando a ratos, el entre-
menudo en sus obras posteriores. La verado de otras historias; lo mismo que Por lo mismo, la inefabilidad que al-
relación entre la palabra y los sentimien- la abreviación, en su sentido más tópi- canza a la lengua, llega también a la
tos que mueven es constante, ya se ex- co, para evitar el tedio al final de un escritura:
tienda en el detallado desmenuzar de largo discurso. La muerte, expresión
Lenio sobre el mal de amor (sangrando clara del más rotundo silencio, se anun- No passe de aquí mi pluma,
por donde más le duele), o se refiera a cia minutos antes de que el pastor o la pues tú la haces sentir
que no puede reducir
la lengua turbada por la cólera, los ce- pastora pasen a mejor vida, con un ló- tanto mal a breve summa (p. 343).
los o la serie de contrarios en que se gico balbuceo, un salir entrecortado de
mueven los verdaderos amadores. la voz, como ocurre en el caso de Leo- Cervantes convirtió el silencio en ma-
Los efectos transformadores del can- nida. El narrador selecciona («y entre teria artística y en fundamento del arte
to y de la armonía musical que ablanda otras cosas que le dixo, y la que Lisan- de novelar. La Galatea ocupa el primer
y muda, inmovilizando a los brutos, cris- dro más le quedó por decirle [...]», p. blanco en esas páginas silencias que dio
taliza en la misma Galatea, comparable 98), omite («En estos y en algunos cuen- el autor del Quijote y de las Ejemplares
por ello al mismo Orfeo. La voz de los tos [...]», p. 120) y calla («Passo agora o el Persiles. Anclada la pastoril en el
pastores se identifica plenamente con la en silencio los encarecimientos que Tim- fondo tradicional de la égloga clásica
del poeta, como la tradición de la églo- brio [...]», p. 206). Aunque domine la que convirtió el amor en enfermedad
ga venía predicando. La escuela de la avidez porque cada caso se cuente por codificada y reglada, como ocurre en
Naturaleza, y sobre todo la del amor, extenso y sin dejarse cosa (p. 174), no otros muchos géneros de la Literatura
los transformaba en poetas sublimes cu- faltan los olvidos conscientes que mues- Española desde la Edad Media, La Ga-
yas palabras «más parecen de ingenios tran la voluntaria renuncia a contarlo latea, debía recoger en el diagnóstico
entre libros y las aulas criados» que de todo y hasta se expresa la imposibilidad del enamorado la consabida crisis del
pastores verdaderos (como aquellos a de que se incluyan unos discursos que obligado silencio. Los efectos de amor
los que sirvió Berganza en el famoso harían detener el hilo de la hebra maes- eran éstos, según anota el propio Crisio
Coloquio y que sólo cantaban «cata el tra que teje el narrador principal (p. entre otros muchos:
lobo do va Juanica»). En La Galatea, 212), muy proclive a que el lector se dé
Cervantes repite lo mismo que dijera cuenta de que la narración es selectiva [...]
Gil Vicente en la Comedia do viuvo: y por tanto, fragmentaria. Las interrup- haze temblar al que suda
«cousa triste e mais que de pastor», al ciones que alcanzan a los pastores oyen- y a la más rara eloquencia
señalar que de lo que allí se habla son tes son todas patrimonio del lector que suele tornar torpe y muda (p. 475).
cosas «más que de pastores» (319). El sufre y goza en paralelo. Sin contar con
esquema se repite de forma permanen- las que éste pueda hacer por cuenta pro- Y por ellos calla Galercio, atónito
te y ya es anunciado por el autor en el pia, con el simple acto de levantar los ante la esquivez de la desamorada Ga-
prólogo salvando, a cuenta de la ciencia ojos del libro o de abandonarlo para latea al final de la obra, donde, una vez
de amor, las incongruencias de unos más adelante. Por si hubiera alguna más, las lágrimas impiden el oficio de la
pastores músicos, poetas y hasta filóso- duda de las intenciones de Cervantes a lengua (pp. 482 y 488). Es la otra cara
fos consumados. El porte y habla de este propósito, no sólo quedan para con- del ideal que propugna ciencias infusas
quienes «más que de pastoril ingenio firmarlo los puntos supensivos de las his- y filosofías de alto vuelo. El amor como
parecían» (p. 143) tenía sus causas y a torias inacabadas al final de La Galatea, enfermedad llevaba además la tradición
ellas se acude para librar al lector de su sino el enigma inconcluso del soneto re- escolástica que lo sentía como algo ne-
aparente incongruencia. Un «aunque citado por Timbrio en el Valle de los fasto que había que desterrar, tal y
rústico» (p. 70) encuadra las acciones Cipreses. Adivina adivinanza que tras- como lo expresó en la segunda Diana el
sutiles de Erastro enamorado, y otro vasa los límites espaciales, y no digamos continuador de Montemayor, Alonso
tanto ocurre en el difícil equilibrio de temporales, del libro cervantino dejan- Pérez. Entre los síntomas de la enfer-
«el pastor del bosque» que presume de do en ascuas a los lectores. medad y la locura amorosa glosados por
nobles orígenes (pp. 84 y 85). Por no Pero no sólo la oralidad, sino la escri- Cervantes, es el silencio uno de los más
hablar de Damón, Tirsi y otros pasto- tura en la que aquella se contiene que- llamativos, al chocar con la elocuencia
res que más parecen salidos de las aulas da afectada por idénticos resortes, como que, por otro lado, hacía milagros en
de Alcalá o de Salamanca que de pasto- es lógico. A veces de forma muy explí- los sabios pastores enamorados. Quizás

86/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

sea el retrato de Lauso, envuelto en las da con su hermana y se lergiversan sus


amorosas redes de Cupido el que plas- buenas inlenciones comunicalivas (pp.
me mejor el visaje del enfermo aguda- 131-137). A él como a otros pastores se
mente detectado por los demás pasto- le va el tiempo entre el blando silencio
res, «porque luego vieron en la amari- y el amor que tira y llama a ser conta-
llez de su rostro, en el silencio de su do. Pesa sobre eslos amadores la discre-
lengua y en la contienda que con Fran- ción debida del secrelo, considerándose
cenio havía tomado, que no eslava su ésle como prenda allamenle eslimada
voluntad tan essenta como solía, y an- (pp. 148 y 149) que goza de la prioridad
davan entre sí imaginando quién podría inherente al valor del recalo (p. 152).
ser la pastora que de su libre corazón La búsqueda del lugar oculto, ya sea
triumphado havía» (p. 261). paraje desierto o ermita, no deja sin
La enfermedad de amor tiñe de pun- embargo, de ser una vana ilusión, por-
ta a cabo el curso y discurso de La Ga- que estos solitarios amadores se lopan
latea que no por ello se desprende de la con oíros paslores que, orillas del Tajo,
opuesta idealización que configura al les invilan al recuento o a la conversa-
amor como fuerza que eleva, educa y ción, cuando no espían la inlimidad de
perfecciona. Pero los estragos del amor sus soliloquios. El silencio se rompe a
hereos como enfermedad son fácilmen- cada paso y la boca desgrana los pesa-
te detectables en los vagantes pastores res (pp. 157 ss.). El secrelo liene sus
que muchas veces terminan con la muer- peligros y sus riesgos. Es un deber que
te la secuela de sus pesares, como les en ocasiones el amador ofrece como pe-
ocurría a los tristes amadores de las no- noso regalo a la destinataria, la cual,
velas sentimentales de los que en buena sin embargo, entenderá en su ruplura
parte son herederos. Las heridas de Cu- una flaqueza del amador (pp. 179 y
pido, sus flechas de oro y plomo, su red 180). Quienes se delerminan a romper
y tiranías, los contrarios de fuego y hie- el secrelo, de palabra o por escrito, en-
lo, la ceguera, se prolongan en los des- tenderán de sus riesgos. Las normas
dichados casos de los pastores solitarios, Iransgredidas parecen formar para de
locos o suicidas que se adentran en el la conducía usual enlre eslos pastores
silencio de la soledad, de la noche o de y pastoras de La Galatea que acaban
la muerte para ahogar su imaginación siempre por hablar. De ahí que se con-
su memoria. En muchos casos, las se- signe como «estraño silencio» el de la
cuelas de la religión de amor se entre- discreta hermana de Nísida, menos pro-
lazan con las de la enfermedad en indi- clive que el resto a abrir palabra (p.
soluble lazo. Llegados y malheridos pe- 185). El silencio impuesto por volunlad
regrinan en busca de solitario albergue, ajena es, el contrario del que se practi-
tratando de buscar un remeido que su ca voluntariamente, digno de censura,
autor se negó (para enmendar la plana como aquel que el amante celoso desea-
a Montemayor) a que fuese propiciado ría para su dama, sin ojos ni oídos ni
por aguas milagrosas. «lengua para hablar» (p. 256). Se sabe,
La Galatea recoge la larga tradición sin embargo, que la palabra no es el
del secretum que es moneda corriente único lenguaje y que como el de las
del buen amador. Secreto para el lugar lágrimas, existen otras señas. Hasta los
buscado en el que dar rienda suelta a ojos dicen y denuncian lo que se preten-
sus desdichas, a veces trasmutado en de callar por el incauto amador (p. 257).
visajes eremíticos. Secreto debido a las Téngase en cuenta que la égloga fue
pastora-dama por la leyes de la discre- campo propicio para la serie intermina-
ción y la honestidad inherentes al ver- ble de la elocuencia de las lágrimas, de-
dadero amante desde los siglos oscuros, satada por cuantos pastores se pasean
como repite el villancico glosado por por la novela pastoril desde la Diana de
Artidoro: Montemayor, conviniendo en paradig-
En los estados de amor
ma el famoso verso garcilasisla de la
nadie llega a ser perfecto, Égloga Primera: «Salid sin duelo, lágri-
sino el honesto y secreto (pp. 131 y 132). mas, corriendo».
La historia de Silerio en los Libros
Este pastor llevará además a la prác- Segundo y Tercero es, por oirá parle,
tica esa teoría del secreto de sus amores una buena muestra de las cautelas y
por Theolinda hasta que, por cruel exi- ocultaciones que impone la discreción.
gencia del relato (que, claro está, no Rosaura a su vez, denota los sigilos del
avanzara si el pastor se callase), suelta, secrelo que lerminan, sin embargo, por
por fin, su lengua, rompiendo su debi- no respetarse. Lauro a cambio insistirá
do silencio, Todos los avalares de este en la necesidad de callar como modo de
personaje, su lucha entre hablar y callar, alcanzar el máximo galardón:
lerminan por ser una Iragedia no exen-
la de ironía, si leñemos en cuenla el enmudezca la lengua en esta parte
episodio en el que confunde a Theolin- y en el silencio ponga su trofeo (p. 281).

ANTHROPOS/87
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

Callar y cantar o contar terminan, sin sanjuanista y a cuyo género pertenece unívoca; sosegada o injuriosa, detenida
embargo, por identificarse. El amor el poema. «La noche sosegada», «la mú- o desatada ofrece una variada gama, lo
todo lo daña, plegado como está a con- sica callada», todo apelaba a una tradi- mismo que el silencio, de cuyos daños y
tinuos temores, desesperaciones, sospe- ción bucólica a lo divino que Cervantes engaños también se da cuenta, por más
chas, risas y llantos. Y el amador, como recrearía en el sagrado Valle de los Ci- que con él se otorgue o agradezca o
Tántalo (p. 301) sufre ese doble juego preses con la visión ultramundana que simplemente se presuma (p. 106). El
de contrarios: «Mudo quando parlero y sobreviene a unos pastores también en silencio, por otro lado, no es sólo sínto-
parlero cuando mudo», se abrasa con el soledad de amor heridos, aunque fuese ma de dolor, pues la alegría también
hielo y se enfría con el fuego, como al servicio de otra religión de amor que hace enmudecer como preludio a un la-
repite luego la canción: «Mudo havla- la de los místicos. En el tiempo que si- cere que expresa mejor que palabra al-
dor, parlero que enmudece» (p. 305). gue a la muerte de los pastores, y por guna lo inexplicable. Es ese silencio
Su reino no es otro que el de la perpe- ende de los poetas, se alcanza una ple- comparable a la mudez en que quedan
tua contradicción. Cervantes dibuja nitud impensable mientras exista la tira- suspendidos los oyentes de una historia
además el miedo a romper el silencio nía del cuerpo y de los sentidos. El ce- que los ha maravillado (p. 396) o el que
que tiene el buen enamorado, temeroso menterio del Valle de los Cipreses con- surje de la audición de los sonidos mu-
de las mudanzas de los tiempos y de signa en cada urna la gloria de quien sicales o del viento. Silencio que apela
que no se acabe su dichoso estado, «y forma parte del ilustre panteón de los constantemente a la muda admiración
este temor ha de ser tan secreto que no verdaderos amantes. Sólo allí alcanzan que el artista busca a su vez en los ma-
salga a la lengua para decirle, ni aun a la paz y el sosiego deseados y nunca ravillados lectores. Silencio, en fin, ne-
los ojos para significarle» (p. 257). De alcanzados mientras vivían. Los pasto- cesario para escuchar la voz de la Natu-
ahí que el límite del secreto llegue a los res cantan allí la noche tenebrosa que raleza, como supo muy bien Garcilaso
extremos de la autodesconfianza, como sigue el vano sueño de la vida, pero («en el silencio sólo se escuchaba un
es el caso de Lauro que «apenas de sí también los gozos de Meliso, el pastor susurro de abejas que sonaba», Egl.,
mesmo fiava el secreto de sus amores» muerto que pasó a residir en la dulce III).
(p. 262). Las tiranías del amor obliga- región maravillosa. Cervantes enseña además a oír de le-
ban al secreto o a la elocuencia sin razón El silencio de la noche serena, el cie- jos, que es una manera de oír otra cosa.
alguna. De eso se quejaba ya Garcilaso lo estrellado aparecen en cada uno de La distancia hace ver con «libres ojos»
por boca de Albanio quien llega casi a los libros de La Galatea. La noche se a quienes de cerca parecen sumirse en
morir por silenciar sus sentimientos, llena así de otra voz, pues Cervantes no los padeceres de los rendidos pastores,
sólo habla del punto cero del silencio identificándose con ellos. Las cuitas que
[...) como simple vacío de palabras, sino co- vocean los amadores, desde fuera pue-
¿cómo, y no tienes ora algún enojo mo espacio habitable y habitado que den producir risa, como se dice en el
de ver que amor tu misma lengua ataje, también expresa y dice. Condición sine libro segundo y se comenta irónicamen-
o la desate por su solo antojo? qua non para que se oiga la música ins- te en el Coloquio de los perros o en el
trumental y la de la Naturaleza, es tam- Quijote, cuando la égloga literaria se
El silencio de la noche aparece deli- bién elemento necesario para que la voz somete a la prueba de la realidad pasto-
neado desde las primeras páginas de La humana discurra y, en definitiva, para ril. Esa risa distanciada ya había sido
Galatea (p. 73), aunque curiosamente que surja en plenitud la palabra poéti- prefigurada por Gil Polo ante los sufri-
ésta se abra también a la confidencia de ca. De ahí la insistencia en recalcar el mientos de los pastores en su Diana ena-
los insomnes amadores. La sincronía silencio previo a la voz así como el si- morada. Todo depende de dónde se
con la poesía ascética y mística es en lencio que es término de la misma, ya pone el punto de mira. De ahí surgirá
este punto evidente. Y Fray Luis y San sea en los inicios de un canto, de un una valoración que puede ir del tono
Juan los modelos obvios. La Noche os- relato o sencillamente en el tránsito de trágico o elegiaco a los terrenos de la
cura se alzaba como el momento ideal una voz a otra en el curso de las conver- burla y de la sátira. En Cervantes en-
para el encuentro amoroso en el silen- saciones. Así se sitúa, por ejemplo, el contramos, ya en La Galatea, el esbozo
cio y en el secreto, ámbito de la unión canto triste y luctuoso de Orompo en el de las lacras del pastor clasiquino.
mística y del vacío de los sentidos, pre- «sossegado y maravilloso silencio» que El libro sexto y último de esta obra
vio a las transformaciones. Los contra- sigue al cesar los instrumentos tocados concentra en mayor grado que los ante-
facta de la literatura «a lo divino» vol- por los pastores y que él rompe con su riores las referencias al silencio en me-
vían a profanarse sin apenas alterar otro voz (pp. 230 y 231). dio de una topografía extraordinaria que
sentido que el anagógico. En todos los Del silencio como término del día y sirve de marco para lo maravilloso en
casos hay un proceso de elevación, de del camino, del contar y del cantar da medio de la noche. El Valle de los Ci-
transcender la experiencia amorosa y su- claras señales Elicio, tras las huellas de preses, cementerio glorioso de los gran-
blimarla. De ahí que la noche sea la Garcilaso, cuando al atardecer y llegan- des amadores, cristaliza en su luctuosi-
culminación de La Galatea, reino de do hasta el aldea, invita a los demás dad cuanto la obra ha ido perfilando
Diana en el que los amadores encuen- pastores con el conocido reclamo: «Pon- como homologación del silencio con la
tran la paz y el sosiego necesarios para gamos, pues, silencio al canto usado» muerte. En él se concentra la paradoja
contar sus desdichas, pero también para (p. 335). que toda égloga lleva consigo al herma-
que en ella surja la visión extraordina- La ambigüedad, marca de lo cervan- nar la perfección de la Arcadia y del
ria, como ocurre en el Libro Sexto con tino, preside también el territorio del Edén con las evidencias de la muerte
la aparición de la Musa que libera de la habla y del silencio, como ya hemos su- (Et in Arcadia ego...). Allí, sin embar-
muerte, o lo que es mejor, del silencio gerido. Hablar puede ser síntoma de lo- go, se debate también la gran cuestión
y del olvido, a los verdaderos poetas. cura lo mismo que callar. Lo que a ve- de si la fama prolonga la voz de los
No estará de más recordar al respecto ces es síntoma de demencia, otras lo es difuntos más allá del término de sus vi-
el carácter de égloga que se confirió en de cordura («pues el callar fuera digna das. El silencio se convierte así en algo
el Renacimiento al Cantar de los Canta- respuesta», corno dice a Lisandro Leo- más que asunto referido a los casos de
res de cuya savia se nutrió el Cántico nida, pp. 92 y 93). La palabra no es amor pastoril para expresar los afanes

88/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

de perpetuidad que persigue el poeta muestra los peligros del silencio hasta
tratando de superar el gran silencio fi- en la práctica casera, descendiendo a
nal e inexorable. los terrenos de la vida diaria, donde ha-
La bocina lastimera del venerable bitan la conseja y el refrán de un discre-
Thelesio, los tristes presagios y negros to: «Dissimula y calla» (p. 491). El ho-
hábitos de los pastores camino del Va- nor entra también en juego, como
lle anuncian un camino habitado por un ocurre en el caso de Nísida que llega a
«maravilloso silencio» (p. 404) curiosa- decir: «Pues devierà yo primero morir
mente cortado por la no menos «mara- callando porque mi honra viviera» (p.
villosa elocuencia» del anciano pastor. 204) y otro tanto ocurre con las pala-
Así se debate sobre los extremos en que bras, tan altamente valoradas o sencilla
vive el poeta, identificado con el ama- y llanamente borradas porque se las lle-
dor, entre el hablar y el callar. Para que va el viento (p. 222). Más tarde el Qui-
surja la levantada y sonora voz de Tirsi jote dirá que el hablar es el primer mo-
es necesario de nuevo ese «maravilloso vimiento del hombre, pero también
y sossegado silencio» (p. 411). El aire pondrá en evidencia los riesgos de una
se llena de cantos y suspiros a cuya elo- actividad parlera que no se somete a
cuencia hay que dar término («poned razón. El solitario de amores y su silen-
por agora silencio a vuestras tiernas lá- cio serán puestos en la picota de la risa
grimas», p. 419). Así se crea el silencio y desde luego no servirán de harina para
necesario para que la palabra surja y se el costal de Sancho, cansado de que su
extienda sosegadamente por el Valle an- amo le hable sólo cuando le venga en
tes de que se alce la Musa Calíope en- gana:
tre fuegos fatuos. Este sosiego noctur-
no, esta calma del último libro de La Que después que me puso —dice Sancho—
Galatea habían sido prefigurados por aquel mandamiento del silencio, se me han
Garcilaso en el ámbito sereno de la podrido más de cuatro cosas en el estómago
Égloga III donde «con la lengua muerte (I, 17).
y fría» aún es capaz de «mover la voz a
tí debida» que detendrá «las aguas del También habría que hablar de cuanto
olvido» con desnudez de estilo: esta novela pastoril calla, creando un
mundo diferente cuyo reino es la utopía
de una Arcadia perdida y recreada a za, Caja de Ahorros de Zaragoza, 1985 y
[...] «Contar en la Diana», Formas breves del re-
mas a las veces son mejor oídos orillas del Tajo. Pero eso sería hablar lato, estudios coordinados por Yves René-
el puro ingenio y la lengua casi muda, de lo que la obra cervantina no es ni Fonquerne y Aurora Egido, Universidad de
testigos limpios de ánimo inocente quiso ser o entrar en lo que Lore Terra- Zaragoza, Casa de Velazquez, 1986. Además
que la curiosidad del elocuente. cini ha acotado en «I codici del silen- de «Literatura efímera: La oralidad y la es-
Cervantes muestra en esta obra ese zio». Vale decir, en los terrenos veda- critura en las academias y justas del Siglo de
dos por la escritura tal y como se nos Oro», Edad de Oro, VII, Universidad Autó-
modo de sobrevivir más allá del silencio noma de Madrid, 1988 y «La poética del
impuesto por la muerte a los perfectos ofrece al lector. Y ello en una égloga
que se adentra más que ninguno de sus silencio en el Siglo de Oro: su pervivencia»,
poetas y amadores que dejan memoria Bulletin Hispanique, LXXXVIII, 1-2, 1986,
perpetua de su canto. En La Galatea se modelos en la realidad de su tiempo pp. 93-120. Sobre este tema, publicaré próxi-
muestran los límites contradictorios del haciendo verosímil, en la medida en que mamente los siguientes artículos en prensa:
secreto y del silencio acarreados por la el género lo permitía, la palabra y el «La vida es sueño y los idiomas del silencio»,
tradición del solitario de amores. Los porte de los pastores. Homenaje al profesor Antonio Vilanova,
tópicos inherentes al secretum del amor En La Galatea apenas hay algunos Universidad Central de Barcelona y «El Cri-
destellos de la poética desarrollada pos- ticón y la retórica del silencio», Internationa-
cortés y a la enfermedad o a la religión les Gracián-Kolloquium (20 de mayo-1 de
de amor están también presentes. Pero teriormente por Cervantes en su obra
magna respecto al pragmatismo del si- junio de 1988), Universidad Libre de Berlín.
Cervantes va mucho más lejos en el uso A la bibliografía allí incluida, debo añadir
de tales modelos, pues el narrador so- lencio. Su reino era el de la poesía y el ahora: Lisa Block de Behar, Una retórica del
mete constantemente los materiales de la filosofía que aspira a la expresión silencio. Funciones del lector y procedimien-
acarreados a la prueba de la realidad de lo ideal y a la creación de un mundo tos de la lectura literaria, México, 1986, y
novelística, verificándolos en la acción bello, aunque para encarecerlo falten Lore Terracini, / codici del silenzio, Turin
del vivir de los pastores y en la propia siempre las palabras, porque como dice Edizioni dell'Orso, 1988. Todas las citas van
creación literaria. El silencio ocupa un Antonio Gamoneda en Sublimación in- referidas a Miguel de Cervantes, La Galatea,
móvil, edición de Juan Bautista Avalle-Arce, Ma-
lugar fundamental antes y después de la drid, Espasa-Calpe, 1987.
palabra da. Sin él no cabe ésta. El silen- La belleza Para el silencio en Cervantes, véanse los
cio tiene también su espacio, su tiempo necesita silencio. estudios de Alan S. Trueblood, en la Nueva
y su destino. Pero su término como su Revista de Filología Hispánica, 10, 1956, pp.
principio son la música y la voz (sea 40-50; 12, 1958, pp. 160-180 y 13, 1959, pp.
hablada o escrita), y sin ellas no se en- 98-100. José Bergamín añadió jugosas obser-
tiende. El silencio es además palabra, Este trabajo es complementario de otros que vaciones en La corteza de la letra, Buenos
he publicado previamente sobre la materia Aires, 1957, pp. 38-42, a propósito de La
pues dice y aún con más elocuencia a pastoril:«Sin poética hay poetas. Teoría sobre Galatea y «Los maravillosos silencios». Ade-
veces que la palabra misma. la égloga en el Siglo de Oro», Criticón, 30, más de Aurora Egido, «Los silencios del Per-
Claro que además de la teoría litera- 1985, pp. 43-77, «Topografía y cronografía siles», Homenaje a Andrés Múralo, Los Án-
ria y de la poética implícita en la obra en La Galatea», Lecciones cervantinas, estu- geles, University of Southern California, en
a propósito del silencio, Cervantes dios coordinados por Aurora Egido, Zarago- prensa.

ANTHROPOS/89
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

La problemática terrogación: ¿resultaría dudosa la pater-


nidad de la obra? Huelga decir que no
de! libro hay por qué contestar semejante pre-
gunta: lo que pretende Cervantes, a to-
en el Quijote das luces, en estos preliminares, es cla-
varle un sambenito a uno de los lugares
comunes más trillados de la literatura
Michel Moner prologal. En el árbol genealógico del
libro, la relación oblicua padrastro/hi-
jastro es, ante todo, otra forma de pro-
clamar «no quiero irme con la corriente
del uso».3 Pero no por eso deja de ser
Al Quijote, bien se le podría llamar «El significativa, pues en esta distorsión
libro de los libros». No sólo por ser uno genética es donde arraiga la primera
de los mayores best sellers de la litera- «duda» del lector frente a las incógnitas
tura universal, sino porque el libro del libro.
—texto, objeto y receptáculo de la pa- Su carácter problemático se nos con-
labra— llega a convertirse en auténtico firma más adelante, en los primeros ca-
protagonista de la fábula. Él es quien pítulos, con el escrutinio de la bibliote-
engendra y alimenta la locura del héroe: ca de Don Quijote y el consabido «auto
fuente de su utopía y legitimación de de fe», irónicamente presentado como
sus disparates, a la vez que insoslayable renovación de la masacre de los Santos
paradigma de sus aventuras. Por otra Inocentes.4 Cada volumen viene a ser
parte, abundan las referencias, citas y algo así como la morada de una criatura
reminiscencias que dejan transparentar literaria dotada de vida propia. De he-
el afán «enciclopédico» del autor, su vo- cho, las más de las veces, el libro se
luntad de apoderarse del mayor instru- confunde pura y simplemente con el
mento de la cultura de su tiempo: el protagonista de la obra y se le trata
libro. Nacida en una biblioteca —la de como a una persona. Así es cómo des-
Don Quijote— la obra maestra llega a filan, ante el «tribunal» formado por el
convertirse a su vez en biblioteca: algo cura y el barbero, encantadores, caba-
así como un prodigioso palimpsesto, lleros y pastores, considerados, los más,
anunciador de experimentos babélicos. como maléficos o dañinos y hasta capa-
Por supuesto, no faltaron críticos, de ces de tener descendencia engendrándo-
los más relevantes, para evaluar el peso se unos a otros.5
de «la palabra escrita» en el Quijote.1 Por supuesto, semejante auto de fe,
Pero salvo algunas pocas excepciones, con juez eclesiástico y colaboración del
sólo tomaron en consideración los tex- «brazo seglar del ama», no contribuye
tos, en tanto que posibles fuentes o poco a forjar en el texto la imagen de
muestras de la cultura cervantina. En un libro asimilado a un sujeto hetero-
cambio, el libro, como objeto o produc- doxo y, por lo tanto, pernicioso. Más
to manufacturado, apenas si llamó la adelante, en la venta de Juan Palome-
atención de los estudiosos. Y sin embar- que, cuando el cura y el barbero preten-
go, abundan en la fábula cervantina den condenar al fuego purificador de la
imágenes de este objeto primordial y de chimenea a Don Cirongilio de Tracia y
sus avalares.2 Desde el pergamino o el Felixmarte de Hircania, es significativa,
papel en el que cuaja la palabra, hasta desde este punto de vista, la reacción
la imprenta multiplicadora y el archivo del ventero: «Pues ¿por ventura mis li-
de la biblioteca, Cervantes nos propor- bros son herejes o flemáticos [cismáti-
ciona cantidad de datos que son otros cos] que los quiere quemar?» (I, 32).
tantos hitos de un verdadero proceso de Sabido es, sin embargo, que los reparos
«producción y consumo» del libro, como y censuras que motivan la severidad del
si quisiera reconstruir en filigrana su ge- cura y del barbero no tienen nada que
nealogía secreta. ver con la religión. De hecho, si bien
La cuestión «genealógica» se plantea asoman algunas —pocas— preocupacio-
desde el prólogo de la Primera Parte, nes morales, las críticas del libro de ca-
en el que el autor introduce deliberada- ballerías se sitúan esencial y casi exclu-
mente una primera duda en cuanto a su sivamente en el plano literario. Su pre-
«paternidad», al reivindicar, en palabras sunta «herejía» debe entenderse, por lo
famosas, la calidad de «padrastro» de tanto, en sentido metafórico, como des-
Don Quijote. El libro, identificado con viación respecto de la norma y de los
el protagonista, se ve atribuir por lo tan- cánones, no de la Iglesia, sino de Aris-
to la de «hijastro», con lo que se desvin- tóteles. Es lo que nos da a entender el
cula, desde el principio, la relación tó- canónigo de Toledo, al intervenir a su
pica entre el autor y su libro, tradicio- vez en la contienda para ponderar la
nalmente considerados como padre e «fealdad y descompostura de tales "qui-
hijo. De ahí que surja una primera in- meras o monstruos"».6

90/ANTHRQPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

En el prólogo de la Segunda Parte, el y continuos pensamientos no se lo estor-


libro deja de ser personificado para con- baran» (1,1). Se ve que si estos conatos
vertirse sucesivamente en perro y en literarios no pasaron de simples veleida-
piedra, a través de dos cuentecillos que des, fue porque Don Quijote tenía otro
Cervantes dispara como dardos espeta- proyecto de mayor alcance. Frente a la
dos al scudo-Avellaneda. Transformado alternativa que se le planteaba —vivir o
en un gracioso «perro-pelota», a conse- escribir— no quiso —o tal vez no supo—
cuencia del disparate de un loco que se renunciar a la vida, ni tampoco a la
dedicaba a hinchar canes con un ca- literatura. De ahí su proyecto insensato
ñuto, se nos presenta, a continuación, de vivir la una a imitación de la otra.
como un pedazo de «losa de mármol», Pero ya se sabe en qué vino a parar esta
que solía usar otro loco para descalabrar singular inversión de la relación mimè-
a los perros. Respectivamente símbolos tica: la vida recobró sus derechos y el
de la vacuidad y de la pesadez, ambos ideal de los libros de caballerías se fue
chistes no son sino metáforas despiada- desvaneciendo poco a poco, conforme
das del Quijote apócrifo, que viene a el protagonista iba cayendo y tropezan-
representar algo así como la quinta do, hasta quedar «sepultado» en la pla-
esencia de todos los libros malos. ya de Barcelona (II, 64).
La visita de Don Quijote a una im- La empresa del canónigo de Toledo,
prenta de Barcelona da lugar a nuevas que también intentó escribir un libro de
metáforas. Un libro traducido del tosca- caballerías, no resultó menos fracasada.
no Le hágatele (Los juguetes) se convier- Nos enteramos, en efecto, de que se
te así en un tapiz flamenco vuelto al detuvo después de redactar «más de cien
revés, de modo que «aunque se veen hojas», por parecerle que semejante li-
las figuras, son llenas de hilos que las teratura antes había de ser leída por
escurecen, y no se veen con la lisura y «los muchos necios» que por «los pocos
tez de la haz» (II, 62). En cambio, se sabios» y que, si porfiaba en guardar
elogia La luz del alma, que sirve para los preceptos, vendría a ser como el sas-
alumbrar a los pecadores «porque son tre del cantillo, «que cosía de balde y
muchos... y son menester infinitas luces ponía el hilo» (I, 48). Por supuesto, se-
para tantos desalumbrados» (ibid.). mejantes fracasos no han de extrañar-
Pero a continuación nos topamos otra nos entre las páginas de una obra en la
vez con el libro del seudo-Avellaneda que se pretende «derribar la máquina
que no tarda en convertirse —en pala- mal fundada destos caballerescos li-
bras de Don Quijote— en un animal bros». Pero no por eso dejan de ser re-
repugnante: el puerco (ibid.). veladores de las paradojas del libro in-
Más adelante, reaparece la imagen concluso, que viene a ser algo así como
del «libro-pelota», hinchado de aire, en el intento frustrado para resolver las con-
la extraña «visión» de Altisidora, de tradicciones entre la vida y el arte.
vuelta del infierno: «estaban jugando Si se hace imposible concebir un libro
hasta una docena de diablos a la pelota de caballerías, no resulta menos dificul-
[...] y lo que más me admiró fue que les toso idear una ficción pastoril, como no
servían, en lugar de pelotas, libros, al sea en el teatro efímero de alguna «fin-
parecer, llenos de viento y de borra gida» y, por supuesto, aristocrática Ar-
[,..]».7 Pero ya son bastantes ejemplos cadia (II, 58). Sabido es, en efecto, que
como para entender que la proliferación el sueño idílico del caballero no llegó a
de tales imágenes resulta sumamente re- realizarse, o mejor dicho, su pastoral
veladora de las tensiones y polémicas no pasó de la lista de sus protagonistas:
que alborotan, en aquel entonces, la re- Quijotiz, Pancino, Sansonino, Miculo-
pública de las letras. Sólo que el libro so, Curiambro y Teresona, jamás aso-
es algo más que una mera representa- maron a las tablas de la égloga ideada
ción simbólica o emblemática de renci- por Don Quijote. Con lo que el proyec-
llas literarias. También se nos presenta to quedó reducido, al fin y al cabo, a un
como un objeto difícil y, tal vez —en mero cartel de comedias que nunca
algunos casos— imposible de realizar. llegaría a representarse.8 Ahora bien,
El chiste del «perro-pelota» lo deja tampoco es de extrañar que el protago-
bien claro en el prólogo de la Segunda nista fracasara en este segundo intento,
Parte del Quijote, donde se le recuerda ya que la ficción pastoril y la caballeres-
al seudo-Avellaneda —por supuesto, ca no constituyen, de ninguna manera,
con toda la mala intención— que si no una verdadera alternativa: ambos géne-
es poco trabajo «hinchar un perro», ros han de considerarse como muestras
tampoco resulta fácil «hacer un libro». de esta literatura idealista y utópica, que
Sabido es que el propio Don Quijote es precisamente la que ocupa la biblio-
estuvo a punto de intentarlo, con inten- teca y la mente de Don Quijote. Son
ción de acabar con las aventuras de Don otros tantos espejos deformantes que se
Belianís, «y sin duda alguna lo hiciera, habían de romper, necesariamente, al
y aun saliera con ello, si otros mayores contacto de la realidad.

ANTHROPOS/91
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

El caso de la literatura picaresca es mil, ya que la simetría entre la fechoría esperas de hipotéticas resurrecciones.14
algo distinto, aunque tampoco llega, por del maleante y la hazaña del héroe es En cuanto a sus múltiples avalares me-
lo visto, a concretarse en un libro. La una de las constantes de la contraposi- tafóricos —a cual más prosaico— tam-
confrontación entre el caballero andan- ción genérica entre la ficción picaresca poco sirven para realzar su prestigio.
te y el contramodelo picaresco, personi- y la caballeresca.13 Lo que sí es cierto, Todo lo contrario. Perro-pelota, losa de
ficado por Ginés de Pasamonte, no deja es que la confrontación entre el caballe- mármol o puerco repugnante, el libro
lugar a dudas: el libro —autobiográfi- ro y el picaro pone de manifiesto la raras veces alcanza el estatus de perso-
co— no puede quedar terminado mien- insalvable distancia que media entre la na en la obra maestra de Cervantes,
tras no esté acabada la vida del prota- vida y la literatura, con lo que el libro como no sea revestido de alguna másca-
gonista.9 Así es cómo nos encontramos viene a reducirse, una vez más, a un ra degradante o irrisoria: disfrazado de
frente a otro libro inconcluso que no es, proyecto paradójico e imposible de lle- hijastro, de hereje o de caballero andan-
en definitiva, sino otra forma de procla- var a cabo. te. Pero lo que llama la atención antes
mar la inadecuación entre vida y litera- Bien es verdad que algunos libros lle- que nada, es que le resulta difícil llegar
tura. Bien es verdad que en la Segunda gan a publicarse y hasta puede que con- siquiera a la imprenta, donde triunfan
Parte del Quijote, se alude a dicho libro sigan cierto éxito editorial. El seudo- la futilidad, el plagio y la impostura.
como si se hubiera escrito (II, 27). Pero erudito que acompaña a Don Quijote a Las más de las veces, el proyecto litera-
el repaso de Ginés de Pasamonte, que la cueva de Montesinos es, por lo visto, rio se queda a medio camino, como si
subraya el desajuste entre la vida y la uno de aquellos felices autores que sa- la obra inconclusa representara, entre
obra de arte, queda por supuesto en pie. bían «hacer libros para imprimir y para tantos avatares y metáforas, algo así
La confrontación verbal entre el ca- dirigirlos a príncipes» (II, 22). Sólo que, como una amenaza solapada: tal vez la
ballero y el picaro ha sido interpretada, al enterarse del contenido de tales li- más temible. Sabido es que la bibliogra-
con razón, como una forma de rechazo bros, el lector sabe a qué atenerse: to- fía cervantina abunda en promesas y
oblicuo de la seudo-autobiografía pica- dos ellos no son más que vana erudición proyectos que no llegaron a concretar-
resca, que Cervantes tenía, a todas lu- y futilidades que, en palabras de Don se. Desde la segunda parte de La Gala-
ces, por mayor «impostura» que de las Quijote, «después de sabidas y averi- tea, hasta las Semanas del jardín y el
ficciones caballerescas o pastoriles.10 guadas no importan un ardite al enten- «famoso» Bernardo, anunciados en el
Sólo que la paradoja aludida por el ga- dimiento ni a la memoria» (ibid.). En prólogo del Persiles, sin contar con las
leote no es ninguna peculiaridad del gé- cuanto a Le hágatele —libro traducido continuaciones de las aventuras de Rin-
nero picaresco, ni tampoco una mera del toscano, que está a punto de salir conete y Cortadillo o de Cipión y Ber-
ocurrencia cervantina. De hecho, la di- de una imprenta de Barcelona—, ya he- ganza, no faltan ejemplos de obras en
ficultad de relatar la vida de alguien an- mos visto en qué concepto se ha de te- ciernes o que se quedaron a medio ha-
tes de su muerte, ni siquiera es propia ner; y no hablemos del abominado Qui- cer. De ahí, tal vez, que la problemáti-
del género autobiográfico: hace tiempo jote apócrifo: todos ellos son libros sin ca del libro quede planteada, en los tex-
ya que la venían denunciando los histo- substancia ni provecho alguno, como no tos cervantinos, en términos polémicos
riadores y los biógrafos de los hombres sea el dinero que pretende granjear su y que la génesis de este objeto primor-
ilustres. Así es cómo Luis Vives distin- autor. El compilador anónimo de cierta dial venga representada como una lucha
guía entre la crónica de los hechos del Flor de aforismos peregrinos, que apa- perpetua, en la que se transparenta la
príncipe (o del capitán) y la relación de rece en los últimos capítulos del Persi- secreta obsesión del fracaso. El éxito
su vida, teniendo por difícil que ésta se les, resume muy bien esta nueva proble- apoteósico del Quijote, mitificado por
escribiera mientras el sujeto estuviere mática del libro. Lo único que preten- el propio autor en la Segunda Parte, ni
en vida.11 En efecto, no dejaría de re- de, al mendigar dichos y aforismos en- siquiera puede ser considerado como
sultar atrevido o indecoroso —y hasta, tre los viajeros con que se topa, por los una brillante excepción. Antes parece
tal vez, peligroso— descubrirle los de- caminos o en las ventas, es sacar un indicar ya que todo él se presenta como
fectos y los vicios a una persona de al- libro a la luz, cuyo trabajo sea ajeno y una «invectiva» contra el libro, que la
tas prendas. De ahí la necesidad de es- el provecho suyo (Persiles, IV, 1). Ya única literatura posible es, precisamen-
perar a que muera, para que el historia- se ve claramente además, que estas te, la que hace burla de la literatura.
dor o el biógrafo pueda escribir con ple- obras, que se componen pane lucrando,
na libertad, sin incurrir en omisiones o poco o nada tienen que ver con la lite-
alteraciones de la verdad. Francisco Ló- ratura. Son meros plagios, traducciones NOTAS
pez de Gomara resume muy bien esta o compilaciones, que ni siquiera se pue- 1. Véase, por ejemplo, A. Castro, Hacia Cervan-
postura, en su dedicatoria a la Crónica den atribuir a la creatividad de sus au- tes, 3.a ed., Madrid, Taurus, 1967, pp. 359-408 y
de los Barbarrojas donde afirma: «Ver- tores. En cuanto a la Luz del alma, que M. I. Gerhardt, «Don Quijote. La vie et les livres»,
dadera y descubiertamente ha de hablar se está componiendo en la imprenta de Mededelingen der Koninkljke Nederlandse Akade-
2, 1955, pp. 15-57.
el que escribe vida. No se puede bien Barcelona, junto a Le hágatele y al Qui- mie, 2. Véase, al respecto, el fino análisis de J. Herre-
escribir la vida del que aún no es muer- jote apócrifo, tampoco entra, por su- ro, «La metáfora del libro en Cervantes», Actas del
to; las guerras y grandes hechos muy puesto, en la esfera de la creación poé- séptimo Congreso de la AIH, Roma, Bulzoni, 1982,
bien, aunque esté vivo».12 ¿Conocería tica, si bien viene a ser, en resumidas pp. 579-584.
3. Cf. El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Cervantes este precepto? No es del todo cuentas, la única obra de provecho que Mancha, ed., introduc. y notas de L.A. Murillo,
imposible. De modo que la réplica de llegue a publicarse entre tantos libros 2.a ed. corr., Madrid, Castalia, 1982, t. I, pp. 50 y
Ginés de Pasamonte bien podría cobrar huecos e intentos fracasados. 51. El acudir al sufijo despectivo -astro puede tam-
un significado irónico y hasta leerse con Al final de este breve recorrido, cabe bién interpretarse como una forma de renovar el
tópico de la «modestia afectada».
doble intención. Ahora bien, ¿pretende- reconocer que el libro sale bastante mal 4. I, 6; ed. cit., t. I, p. 109. Más adelante se
ría Cervantes parangonar, en forma in- parado de entre las páginas del Quijote. insiste en la idea de que «pagan a las veces justos
directa, la autobiografía del picaro con Acosado por sañudos inquisidores, ha por pecadores» (I, 7; t. I, p. 123).
la biografía del capitán o del príncipe? de acabar en una hoguera, destrozado a 5. Véase I, 6; ed. cit., t. I, pp. Ill y 112.
6. I, 47; ed. cit., t. I, pp. 564 y 565. Cf. E.C.
No es nada fácil contestar la pregunta, papirotadas o —en el mejor de los ca- Riley, Teoría de la novela en Cervantes, Madrid,
si bien la hipótesis no es nada inverosí- sos—, sepultado en un pozo seco en Taurus, 1971, pp. 154-174.

92/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

El Quijote ese tiempo fuera del tiempo normal, ese


tiempo de margen que viene a ser el
y la tradición tiempo carnavelesco; de ahí por fin que
durante este periodo se exalten la ton-
carnavalesca tería y la locura, esa otra faz de la cor-
dura unida a ellas por una relación de
reversibilidad.5
Agustín Redondo Hasta la época de Felipe II, la plaza
había sido el lugar privilegiado de las
manifestaciones carnavalescas, en las
cuales participaban los diversos grupos
La primera parte del Quijote se publica de la población.6 En la época que nos
en 1605, en un momento de gran activi- interesa, se asiste a una verdadera car-
dad festiva. Efectivamente, después de navalización de la fiesta aristocrática.
la muerte del austero Felipe II en 1598, Al pasar de la plaza pública a las salas
se asiste a un verdadero desahogo, que de Palacio, las Carnestolendas han per-
se acompaña de un significativo cambio dido parte de su sustancia y el espacio
de ambiente. Se vuelve a descubrir el festivo ha venido a ser doble: el palacie-
poder de la risa liberadora que, entre go y el popular.7 No obstante, no se ha
disfraces y carcajadas, permite desechar perdido la tradición carnavalesca y el
las rígidas normas de la vida social or- tiempo de Carnaval continúa siendo
dinaria. El joven Felipe III y los corte- símbolo de jolgorio, libertad y transgre-
sanos se sumen entonces en una serie sión, lo que le opone directamente al
de continuas fiestas y mascaradas como de Cuaresma que le sigue inmediata-
las que se verifican en Valencia, cuan- mente y es emblema, al contrario, de
do las Carnestolendas de 1599,l o como mortificación, abstinencia y sumisión al
las que se desarrollan con frecuencia en espíritu ascético impuesto por la Iglesia,
Valladolid, entre los años 1601 y 1606, de acatamiento al orden social y religio-
durante la estancia de la Corte en esa so acostumbrado, el de los grupos domi-
ciudad. Basta con leer la divertida y es- nantes.
candalosa crónica que el portugués Esta oposición y esta tradición las uti-
Tomé Pinheiro da Veiga nos ha dejado liza plenamente Cervantes en el Quijote
de esa Corte en los primeros años del —la primera novela moderna—, obra
siglo XVII para tener una idea de la de audaz y creadora libertad. Es lo que
festiva atmósfera carnavalesca que im- quisiéramos poner de relieve, aunque
£/ entierro de la sardina, por Francisco de Goya peraba en ella.2 de manera sintética, con respecto a los
(fragmento) Por esos años, y en relación con ese tres principales personajes, a unas cuan-
ambiente, se idea o sale a la luz una tas situaciones y a algunos aspectos del
7. II, 7; ed. cit., t. II, p. 566. El motivo ha sido
aprovechado por Gradan en El criticón, donde no literatura lúdica, de jocoso espíritu car- lenguaje, especialmente del sistema
son los libros, lo que sirven de pelota, sino cabezas navalesco, de la cual forma parte el onomástico.8
humanas, todas ellas también «llenas de viento» y Quijote pero también el Buscón (1604 a
«de borra» (ed. de E. Correa Calderón, Madrid, 1605), la Pícara Justina (la ed. 1605) de
Espasa-Calpe, 1971, t. I, pp. 124 y 125). Cabe
recordar, por otra parte, que también la metáfora Francisco López de Úbeda, los Diálo- Sancho Panza y Don Quijote constitu-
del «libro-proyectil» volverá a aparecer en otras gos de apacible entretenimiento (la ed. yen una pareja típicamente carnavales-
páginas cervantinas, ya no como piedra sino como 1605) de Gaspar Lucas Hidalgo, etc. ca, que se apoya en el contraste entre el
bala de cañón. Véase el Viaje del Parnaso, cap.
VII, ed. de V. Gaos, Madrid, Castalia, pp. 153 y
El Carnaval (Carnal, Carnestolendas gordo (el Carnaval) y el flaco (la Cua-
ss. Para más datos, véase M. Moner, Cervantes o Antruejo) tiene en efecto amplia re- resma). Dicho contraste se ha emplea-
conteur. Ecrits et paroles, Madrid, Casa de Velaz- sonancia. Puede analizarse como una do muchas veces. A él se refieren bajo
quez, 1989, pp. 25 y ss. fiesta pagana y primaveral que marca el forma simbólica —la pelea de don Car-
8. Cf. II, 67 (ed. cit., t. II, pp. 548 y 549) y II,
74 (pp. 589 y 590).
paso de la oscuridad, del frío y de la nal y doña Cuaresma— tanto el Libro
9. I, 22; véase ed. cit., t. I, p. 272. muerte a la luz, al calor y a la renova- de Buen Amor del Arcipreste de Hita
10. Véase C. Guillen, «Luis Sánchez, Ginés de ción de la Naturaleza y del hombre.3 como la Segunda Égloga de Antruejo de
Pasamente y los inventores del género picaresco», Gracias a las máscaras, los cuerpos pue- Juan del Encina o el célebre cuadro de
Homenaje a Rodríguez Moñino, Madrid, Castalia,
1966, t. II, pp. 221-231. Cf. C. Blanco Aguinagua, den liberarse lo que permite el triunfo Pedro Brueghel, Combate entre Carna-
«Cervantes y la picaresca: notas sobre dos tipos de de las actividades biológicas, «natura- val y Cuaresma (c. 1560). Lo ilustra asi-
realismo», Nueva Revista de Filología Hispánica, les» (comer, beber, copularse, defecar, mismo la Commedia dell'Arte (que tan-
11 (1957), pp. 313-342 y G. Alfaro, «Cervantes y la etc...) y de las normas contrarias a las
novela picaresca», Anales Cervantinos, 10 (1971),
ta importancia tuvo en España entre
pp. 23-31. que ha impuesto la ideología dominante 1574 y 1603), con los actores-personajes
11. De ratione dicendi, III, 3. Cit. por V. Fran- (lo bajo, lo grotesco, lo cambiante, lo opuestos y complementarios Zan Ga-
lel, El «Antijovio» de Gonzalo Jiménez de Quesada ambivalente, lo paradójico). La lógica nassa (el flaco) y Stefanello Bottarga
y las concepciones de realidad y verdad en la época
de la contrarreforma y del manierismo, Madrid .Cul-
del Carnaval es pues la del mundo al (el gordo), de los cuales se han servido
tura Hispánica, 1963, p. 89. revés, la de las inversiones sistemáti- varias veces las comparsas de la época
12. Citado por V. Franici, op. cit., p. 89. cas.4 De ahí que los hombres vistan de Antruejo, como fue el caso, por
13. Véase, por ejemplo, la confrontación entre muchas veces de mujer y recíprocamen- ejemplo, durante las Carnestolendas va-
Don Quijote y el ventero (I, 3; ed. cit., 1.1, pp. 88
y 89). te; de ahí también que el rey de la fies- lencianas de 1599. Esta oposición se
14. I, 6; ed. cit., t. I, p. 115. Cf. el «empareda- ta sea un pobre diablo burlescamente pone también de relieve en algún que
miento» de la biblioteca de Don Quijote (I, 7). exaltado y luego rebajado al acabarse otro romance del siglo XVII como el

ANTHROPOS/93
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

que lleva por título Romance en compe- mientos le acompañen: la mención de


tencia entre el Carnal y la Cuaresma o «duelos y quebrantos» en los umbrales
como aquél que escribe Quevedo, en de la obra (I, 1) remite ya al dolor y
que Describe el río Manzanares cuando aflicción específicos del tiempo de Cua-
concurren en el verano a bañarse en él, resma. Asimismo bien se comprenderá
y lo mismo ocurre en los Dichos de don que la definición del héroe en el prólo-
Luis de Góngora. go de la primera parte como «el más
De tal tipo de contraste se vale Cer- casto enamorado que de muchos años a
vantes en varias ocasiones. Al principio esta parte se vio» corresponde a las mis-
de la obra, Don Quijote, serio, largo y mas características puestas de relieve
seco contrasta con el alegre y barrigudo por el propio hidalgo cuando jura, pa-
ventero que ha de armarle caballero (I, rodiando al marqués de Mantua, de «no
2); en el episodio de la ínsula Barataría, comer pan a manteles, ni con su mujer
el alto y enjuto doctor Pedro Recio de folgar» (I, 10). Burlesco juramento que
Agüero se opone al repolludo Sancho no es más que la afirmación de una im-
Panza (II, 47) y en el divertido lance posibilidad que traduce la esencia mis-
que se verifica un día de fiesta en un ma del personaje, como lo demuestra
pueblo cercano a Barcelona, un vecino su comportamiento frente a la liviana
muy gordo desafía a correr a otro veci- Maritornes (I, 16) y a la joven Altisido-
no muy flaco (II, 66). ra (II, 44; II, 70), en contradicción con
El mismo contraste es el que aprove- la manera de portarse de Amadís de
cha el autor para dar vida a sus inmorta- Gaula, el modelo de Don Quijote. Y
les héroes y precisar sus peculiaridades. como el héroe no puede sino salir mal-
Sancho es el campesino enraizado en parado de sus aventuras, el carnavales-
la tierra manchega, definido por su pan- co Sancho, a raíz de uno de esos encuen-
za, dominado por su voracidad primiti- tros que a su amo le han dejado maltre-
va, por su amor al vino, su rusticidad cho, le atribuye un sobrenombre que le
natural, las exigencias elementales de cuadra perfectamente y pone de mani-
su cuerpo —recuérdese el episodio ma- fiesto el entronque cuaresmal del prota-
loliente de los batanes (I, 20)—, parti- gonista: «Caballero de la Triste Figura»
cularidades todas éstas que se exaltan (I, 19).
en época de Carnestolendas. Viene a La montura de Don Quijote está en
ser la imagen de ese «santo de hartura» armonía con el hidalgo. Es una cuares-
que celebraban los estudiantes salman- mal cabalgadura, un «rocín flaco» (I,
tinos cuando la fiesta de Panza, o sea 1), «largo y tendido», «atenuado y héti-
durante las festividades de Antruejo, se- co» (I, 9) al cual el caballero ha dado
gún lo escrito por Sancho de Muñón en un nombre jocoso: Rocinante, quintae-
su Tragicomedia de Lisandro y Rosalía, sencia de los rocines, pero tan desgasta-
publicada en 1542. Es el mismo santo do que ya ni siquiera es rocín, como lo
burlesco exaltado y rebajado según las fue en otros tiempos.
normas carnavalescas, que Juan del En- De la misma manera, el hidalgo está
cina llama San Gorgomellaz, el roman- relacionado con el universo vinculado a
ce ya citado del siglo XVII, San Tragan- la época del año de la que es viva repre-
tón y que en el País Vasco se conoce sentación: conoce pues el latín como un
bajo el nombre de Zampanzar. No es bachiller (II, 2) y, según Sancho, podría
sino San(to) Panza o, dicho de modo ser predicador (I, 18) y aún teólogo (II,
más popular, Sancho Panza, glorifica- 27). Además, las personas con las cua-
ción festiva del rito alimenticio encomia- les tiene amistad en el marco de la al-
do en época carnavalesca. Sancho, hom- dea son el cura y el barbero, o sea los
bre del campo, es pues el de los refra- que están en consonancia con el tipo de
nes, inseparable de su burro, según lo cultura que le corresponde.
que reza un antiguo refrán: «Topado ha Por lo que hace a la dama del caba-
Sancho con su rocín», lo que también llero, tiene dos semblantes: por una par-
pone de realce la simplicidad primitiva te, es la hermosa e ideal Dulcinea ima-
del rústico. ginada por Don Quijote, pero por otra,
Don Quijote es todo lo contrario, lo la rústica, hombruna y lúbrica Aldonza
que no impide que, a lo largo de la Lorenzo, que «tiene mucho de cortesa-
historia (y sobre todo en la segunda par- na» (I, 25), descrita por Sancho. La eté-
te), haya cruces entre los dos persona- rea dama del casto y poco viril hidalgo
jes. Cervantes nos proporciona la repre- se elabora pues a partir de un tipo de
sentación de un ser cuaresmal, de un mujer exactamente opuesto, que apare-
cincuentón «seco de carne, enjuto de ce como un personaje carnavalesco,
rostro, gran madrugador» (I, 1), «largo, acorde con esos gigantones que salían y
tendido, flaco, amarillo» (II, 62), con salen en muchos lugares cuando las fies-
un «cuello muy luengo» (II, 16), símbo- tas de Carnestolendas y con esas muje-
El entierro de la sardina, por Francisco de Goya lo de abstinencia y ascetismo. No es res que fingen cambiar de sexo durante
(fragmento) pues extraño que el hambre y los sufri- dichas festividades.

94/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

La pareja Sancho-Don Quijote se ha- El episodio se halla regido por la jo-


lla reconstituida de tal modo bajo otra cosa técnica carnavalesca: utilización del
forma y lo que particulariza esta nueva disfraz, de la inversión de sexo —la con-
construcción es la manera burlesca de desa no es sino el mayordomo y sus
invertir las peculiaridades acostumbra- acompañantes son hombres—, de la pa-
das del caballero y de la dama, de enal- rodia festiva (el fingido viaje aéreo de
tecerlos y rebajarlos a un tiempo, de los dos protagonistas, trasunto del de la
modificar constantemente las perspecti- antigua historia de Clamades y Clar-
vas, según las técnicas carnavalescas de monda; la heroica gesta del caballero,
la parodia. pelea por una lúbrica mona y por bar-
budas dueñas). Lo mismo ocurre con el
sistema de encumbramientos y derroca-
Si bien la tradición carnavalesca permi- mientos burlescos —Don Quijote y su
te entender la elaboración de los princi- escudero suben al «cielo» antes de caer
pales personajes del Quijote, también al suelo, lastimados— o con el erotismo
permite explicar diversas situaciones y unido a la pujanza biológica y a la fun-
aventuras. damental renovación del cuerpo y d '
Hay que tener presente que bastantes mundo (a Antonomasia le sale «no se
episodios de la primera parte se verifi- qué hinchazón del vientre» —II, 39—,
can en una venta, lugar de paso, espa- la reina Maguncia, madre de Antono-
cio abierto que equivale al de la plaza masia, muere de pesar mientras que
pública, lo que autoriza una gran liber- nace el nuevo vastago).
tad y facilita las transgresiones, las in- Además, según las normas carnava-
versiones, las burlas. Desde el principio lescas, Sancho, el pobre diablo, triunfa
la obra se presta a tal tipo de carnava- de los duques, promotores de la burla,
lizadón. Por ejemplo, Don Quijote es durante unos breves instantes en que se
armado caballero en una venta (I, 2-3) invierten las relaciones entre burladores
y su padrino no es sino el ventero a y burlados. En efecto, el escudero se
quien ayudan dos prostitutas. Lo grotes- mofa descaradamente de los aristócra-
co de la situación suscita una risa de tas que le dirigen varias preguntas acer-
esencia carnavalesca. Sabido es que ca de su viaje, en particular cuando el
otros episodios también suceden en una duque quiere saber si entre las siete ca-
venta. Es lo que ocurre con el carnava- brillas no hay ningún cabrón y Sancho,
lesco manteamiento de Sancho (I, 17) o afirmando su dominación, le contesta:
con el combate paródico de Don Quijo- «No señor; pero oí decir que ninguno
te con los panzudos odres de vino (I, pasaba de los cuernos de la luna» (II, 41).
36), nueva forma de la contienda de La risa carnavalesca escarnece a to-
don Carnal y doña Cuaresma. dos, aún a los mismos burladores, gra-
Paralelamente, las burlas que en la cias al procedimiento del mundo al re-
segunda parte de la obra tienen lugar vés. La mascarada y el juego dan la
en el palacio de los duques o en relación posibilidad de invertir las relaciones so-
con éstos remiten a las carnavalescas ciales y de rebajar a los duques, repre-
bufonadas que se desarrollaban en la sentantes de un poder aristocrático que
Corte. no cumple con sus obligaciones y está
Así pasa con el episodio de la dueña hundiendo a España en la crisis.
dolorida, alias la Condesa Trifaldi (II, Sin embargo, el episodio en que se
38-41). Ésta, en compañía de doce due- expresa mejor la tradición carnavalesca
ñas, viene a pedir la ayuda de Don Qui- es, tal vez, el de la ínsula Barataría,
jote para que libere a su señora, la prin- que corresponde al efímero gobierno de
cesa Antonomasia. En efecto el gigante Sancho (II, 45-53).
Malambruno, su tío, la ha transforma- Recuérdese que los duques, para reír-
do en mona de bronce para castigarla se del escudero, le han hecho goberna-
por sus torpes amoríos con el caballero dor de uno de los lugares de su ducado,
don Clavijo (cambiado asimismo en co- al cual han dado el nombre de «ínsula
codrilo de metal), de los cuales ha naci- Barataría». Tal denominación es muy
do un fruto, que no es de bendición. reveladora ya que sitúa en seguida el
También ha castigado a las dueñas que episodio en el marco del mundo al re-
no han sabido proteger la doncellez de vés. Efectivamente, baratar —indica
la princesa, poblándoles los rostros de Covarrubias— es trocar y trocar —aña-
espesas barbas. Sólo desaparecerán to- de— «es lo mesmo que bolver, y el que
dos estos trastornos cuando Don Quijo- trueca buelve y rebuelve las cosas como
te haya peleado con el gigante, para lo en rueda» (imagen ésta asociada al mun-
cual éste le manda el famoso caballo de do al revés).
madera, Clavileño, que se dirige por Sancho, pobre rústico pero asimismo
una clavija, lo que va a ocasionar un representación de las Carnestolendas, se
fingido viaje aéreo del héroe y de San- halla encumbrado paródicamente como El entierro de la sardina, por Francisco de Goya
cho. un rey de Carnaval (II, 45) y va vestido (fragmento)

ANTHROPOS/95
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

de manera abigarrada, semejante a uno Éste creía que venía a la ínsula para A Sancho le incumbe un papel parti-
de esos locos de las fiestas de Antruejo, vivir de una manera regalada y enrique- cular. Las prevaricaciones idiomáticas
«parte de letrado y parte de capitán» cerse y le ocurre todo lo contrario: ni del campesino y la utilización de refra-
(II, 42) —las dos actividades básicas que come, ni duerme, ni huelga, ni cobra nes corresponden a la creación de un
le incumben—. La comitiva que burles- cohechos, sino que se pasa el día y bue- lenguaje específico capaz de revelar otra
camente viene a recibirle («con algunas na parte de la noche desempeñando con verdad del mundo. El ejemplo más lla-
ridiculas ceremonias le ofrecieron las probidad el cargo de gobernador, como mativo acaso es el que se encuentra en
llaves del pueblo» [II, 45]) no es sino se lo dice a Don Quijote en la carta que el capítulo 20 de la primera parte. Paro-
una de esas comparsas que escoltaban le manda (II, 51). La falta de comida va diando la referencia a las autoridades
al rey de burla cuando las festividades siendo para él un tormento iniciático clásicas, como en la cultura oficial y eru-
de Carnestolendas, y el rucio engalana- que le hace digno de la función que dita, el rústico afirma: «[...] fue una sen-
do que acompaña al nuevo gobernador asume. Pero bien está consciente del tencia de Catón Zonzorino, romano,
no puede sino hacer pensar en una de cambio que va sufriendo: «[...] parece que dice: "y el mal para el que lo fuera
esas carnavalescas fiestas del asno que que he venido a hacer penitencia como a buscar"». Catón Censorino —el Cen-
existieron en otros tiempos. si fuera ermitaño», le escribe a su amo. sor—, a quien se atribuía una serie de
Como loco de Carnaval, Sancho es No obstante, esta transformación no sentencias y reglas de vida muy difundi-
símbolo de inocencia primitiva. Por ello, puede llegar a su término porque San- das en las escuelas de primeras letras,
antes de comer, le ponen un babador, cho abandonaría sus características car- se transforma de tal modo en un zonzo,
como a un niño. Y por su boca inocen- navalescas y se convertiría en un ser o sea en un tonto. Así se hallan puestas
te, puede expresarse la divina sabiduría. cuaresmal, simétrico del caballero de la en tela de juicio, de manera divertida,
Es lo que él mismo afirma, con relación Triste Figura. Desaparecería entonces las normas de la cultura erudita.
a la actuación que tiene en la ínsula la inmortal pareja y la carnavalesca opo- Más allá son todas las autoridades las
Barataría (II, 45). De ahí que, para go- sición a partir de la cual se construye la <nie se hallan parodiadas e invertidas en
bernar, le baste con tener a Cristo en la obra. Tiene pues que acabar el gobier- la obra, como jocosamente lo indicaba
mente, como se lo dice al duque (II, no sanchesco: la ocasión la proporciona- ya el autor desde el prólogo. Es lo que
42) y que, en su manera de resolver rá la ficticia invasión de la ínsula por ocurre también con los refranes, esos
pleitos y problemas —empalma con la enemigos. «pequeños evangelios», receptáculo de
tradición carnavalesca de los tribunales Igual que el rey de Carnaval, el go- la sabiduría popular exaltada por los hu-
paródicos y del desciframiento de enig- bernador, encerrado entre dos paveses, manistas, lo que les ha comunicado una
mas— manifieste una sabiduría salomó- se halla derrocado y escarnecido: se le autoridad que es parodiada por el pro-
nica que le da la posibilidad de solucio- tira al suelo, se le pisotea y golpea (II, pio Sancho quien se sirve de ellos a ton-
nar con equidad casos difíciles: el del 53). Sancho, hombre nuevo ya, se pone tas y a locas y los emplea bajo forma de
viejo de la cañaheja, el de la mujer bur- entonces en pie, abandona su cargo y verdaderas retahilas, lo que anula con
lada (II, 45), el enigmático del puente y sus ínfulas de grandeza. Recupera su frecuencia su valor de referencia univer-
la horca (II, 51), etc... asno y se marcha. La fiesta carnavales- sal.
En realidad, todo el episodio posee ca ha acabado: con la eliminación del Sobre todo la parodia cervantina de
una estructura carnavalesca. Es lo que rey de burla, se vuelve ahora al orden raíz carnavalesca se apoya de modo pri-
ilustran, por ejemplo, el empleo de los normal de las cosas. vilegiado en el sistema onomástico. En
disfraces (de Sancho y de los que parti- Sin embargo, no es Sancho, ejemplar efecto, según las teorías neo-platónicas
cipan activamente en la burla) y el cru- gobernador, el que sale frustrado de la y la tradición judeo-cristiana, «el nom-
ce de sexos (lance de la doncella vestida aventura, sino el duque, quien no cum- bre —indica fray Luis de León— es
de hombre, cuyo hermano lleva un tra- ple con sus obligaciones y en particular como imagen de la cosa de quien se
je de mujer, [II, 49 y 51]). Asimismo, es un juez inicuo y desalmado, como lo dice». Pero Cervantes introduce a me-
las comidas de Carnestolendas son ilustra el caso de la dueña, doña Rodrí- nudo una disconformidad entre signifi-
abundantes y sustanciosas. A Sancho, guez (II, 48, 52, 56). El campesino, al cante y significado para crear carnava-
personificación de esta fiesta, se le pre- contrario, ha sido un modelo de recti- lescos apelativos que definen grotesca-
senta por segunda vez la posibilidad de tud y de justicia: «las burlas se vuelven mente a los personajes que los llevan y
saciar su fundamental voracidad (la pri- en veras», como ha de decir el mayor- los invierten desde dentro pues la ima-
mera fue cuando las bodas de Cama- domo a raíz de la aventura. A pesar de gen que se le impone al lector está en
cho). Pero el doctor Pedro Recio de la tonalidad burlesca del episodio, la ac- contradicción con el rango o la función
Agüero —por el nombre y los atributos tividad gubernamental y la integridad que desempeñan o con las característi-
que tiene es representación de la Cua- del pacífico representante de la verdad cas que poseen normalmente.
resma, con sus ayunos y su penitencia— popular vienen a ser una lección de mo- Es lo que pone ya de relieve el estu-
se lo ha de impedir. Aparece de nuevo ral política y una violenta acusación, por dio de los nombres del héroe, que he-
la carnavalesca pareja de la cual se ha contraste, del comportamiento de la mos desarrollado en uno de nuestros
hablado varias veces y el combate sim- gran aristocracia que está hundiendo a estudios anteriores. Baste con decir que
bólico entre los dos principios opuestos. España. El lenguaje carnavalesco, va- el autor opone socarronamente los dos
Sancho intenta pues comer y el médico liéndose de las burlas, permite, de tal apelativos básicos del caballero: Quixa-
no le deja. El forcejeo acaba, como se modo, decir unas cuantas veras. no/Quixote —pieza de la armadura que
podía prever, por el fracaso del gober- cae sobre el muslo— (I, 1; I, 5), oposi-
nador, quien ha de contentarse con un ción con la cual acaba la segunda parte
trozo de pan y una cebolla, comida que Es que el lenguaje carnavalesco tiene de la obra: «Yo fui loco, y ya soy cuer-
corresponde al periodo cuaresmal. Esto gran importancia en el Quijote y el au- do: fui don Quixote de la Mancha y soy
indica que, dentro del mundo al revés tor lo utiliza de diversos modos. Valién- agora, como he dicho, Alonso Quixano
unido a la estructura carnavalesca del dose de la inversión y la parodia puede el Bueno» (II, 74). Al señalar con insis-
episodio, otra inversión tiene lugar que poner en tela de juicio, entre carcaja- tencia que fue un morisco aljamiado del
afecta a Sancho física y moralmente. das, la verdad oficial. alcaná de Toledo el que le tradujo la

96/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

historia escrita por Cide Hamete Benen- y es pues el timonero de los carcaxes y
geli (I, 9), el narrador nos revela el jue- sobre todo de las carcajadas. Es un per-
go lingüístico del cual se ha valido. La sonaje ridículo, en sentido propio de la
pronunciación específica de los moris- palabra.
cos —en particular, la transformación Estos elogiados capitanes llevan en sí
de la sibilante sorda s en la fricativa su propia censura destructora que los
prepalatal sorda x (s)— permite restituir transforma en carnavalescos monigotes
el contraste al cual ha recurrido: qui-sa- de mascarada. El universo caballeresco
no (=el que tiene el juicio sano)/qui-zo- se degrada y viene a invertirse por com-
te (=el que no tiene seso). pleto (lo mismo pasa con los capitanes
Cervantes utiliza sistemáticamente del rey Picrochole en el Gargantúa de
esta técnica con una finalidad paródica Rabelais).
que invierte todas las perspectivas en Y ni siquiera faltan los gatos, tan uni-
un episodio de clara estructura carnava- dos a las Carnestolendas, en este carna-
lesca: el de los rebaños de ovejas (I, valesco episodio. En efecto, Timonel de
18). A causa de la polvoreda levantada, Carcaxona trae en su escudo un gato
es decir de la confusión de la realidad, con una letra que dice «Miau», princi-
Don Quijote, con reminiscencias de los pio del nombre de su dama, Miulina.
libros de caballerías, de los textos clási- La parodia de los libros de caballerías y
cos y de los poemas épicos castellanos, de la épica italiana es evidente y anun-
llega a figurarse que se encuentra frente cia ya La Gatomaquia de Lope, con los
a dos ejércitos enemigos a punto de pe- amoríos de la bella Zapaquilda.
lear y va a enumerarle a Sancho los Pero tan burlesca aventura, construi-
escuadrones y los jefes de guerra —em- da según la técnica del mundo al revés,
peradores, reyes y gigantes, con sus pone también de relieve el anti-heroís-
nombres burlescos y sus divisas. De tal mo de los reyes capitanes que empren-
modo desfila ante el lector una de esas den guerras por motivos tan ridículos
mascaradas carnavalescas, en que iban como los que se evocan paródicamente
gigantes y reyes burlescos, elogiados y aquí: los amores de un pagano fanfarrón
escarnecidos al tiempo por los comenta- con la hija de un rey cinco veces burro.
rios de los que participaban en los fes- ¿Estará pensado el autor (que fue sol-
tejos. Es lo que hacen en obras penetra- dado) en la torpe política bélica de los
das de atmósfera carnavalesca tanto un soberanos españoles? De ser así, el len-
Rabelais como un Cervantes. guaje carnavalesco se transformaría de
El mundo al revés invade el episodio nuevo en lenguaje político y Cervantes
ya que las pacíficas ovejas se convierten sería compañero de Rabelais...
en furiosos soldados. Y la misma inver-
sión paródica aparece con relación a los
nombres de los capitanes, elaborados a
menudo utilizando el juego léxico y la La tradición carnavalesca penetra pro-
paronomasia, tan importante según el fundamente en el Quijote, tanto por lo
testimonio de Correas. Es lo que ponen que hace a los personajes como a los
de relieve los apelativos utilizados; no episodios o al lenguaje. Por ello el tema
obstante, para no alargar este trabajo, del mundo al revés, con la correlativa
sólo examinaremos aquí tres de estos parodia es tan importante en la obra y
nombres. suscita una risa transgresora y liberado-
El primero de estos capitanes es «el ra que permite alcanzar en bastantes
grande emperador Alifanfarón». Sigue ocasiones el sentido profundo del texto.
la ley de Mahoma y por eso se llama Desde este punto de vista, se podría
Ali. Pero no es ningún valiente soldado hablar de una poética de la carnavaliza-
sino todo lo contrario (fanfarrón) y por ción en el Quijote.
esta razón puede ser señor de Trapoba^-
na, es decir de la tropa vana. El segun-
do es Pentapolín del Arremangado bra- NOTAT
S
zo o sea el rey cinco veces burro (polli-
no) que además no puede valerse de la 1. Véase la descripción de estas fiestas en la con-
fuerza de su brazo pues éste no será temporánea Relación de las fiestas celebradas en
Valencia... de Felipe Gauna (2 ts., Valencia, Ac-
más que un muñón por tenerlo arreman- ción bibliográfica valenciana, 1926-1927).
gado. Los dos jefes de guerra que van 2. Cf. Tomé Pinheiro da Veiga, Fastiginia o Fas-
a enfrentarse son tan inconsistentes y tos geniales (trad. y ed. de Narciso Alonso Cortés,
paródicos el uno como el otro. Hacen Valladolid, Imprenta del Colegio de Santiago, 1916).
3. Sobre el Carnaval, véanse en particular: Julio
pensar en esos personajes carnavalescos Caro Baroja, El Carnaval (análisis histórico-cultu-
que salen cabalgando caballitos de caña, ral) (Madrid, Taurus, 1965); Claude Gaignebet, Le
así como en esos combates burlescos de Carnaval (París, Payot, 1974); Daniel Fabre, La
fete en Languedoc (Touoluse, Privat, 1977); Carna-
las Carnestolendas. Otro de estos jefes valesques (Burdeos, Laboratoire Pluridisciplinaire
El entierro de la sardina, por Francisco de Goya se llama Timonel de Carcaxona (lo que de Recherches sur l'imagination Littéraire, Uni ver-
(fragmento) hace pensar en la ciudad de Carcasona) sile de Bordeaux III, 1980); etc.

ANTHROPOS/97
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
4. Véanse Mijail Bajtfn, La cultura popular en
la Edad Medía y enei Renacimiento. El contexto de Teatralidad
Francois Rabelais (Barcelona, Barrai, 1974); Ma-
rianne Mesnil, Trots essais sur la fite. Du folklore del Quijote
a l'ethno-sémiotique (Bruselas, Ed. de l'Université,
1974), pp. 9 y ss.; etc.
5. Sobre el particular, pueden verse: Michel Fou-
cault, Histoire de la folie a l'áge classique (París, Alfredo Baras
Gallimard, 1972); Folie et déraison a la Renaissance
(Bruselas, Université Libre, 1976); Martine Bi-
geard, La folie et les fous littéraires en Espagne
(París, Centre de Recherches Hispaniques, 1972);
Agustín Redondo y Andre Rochon (eds.), Visages
de la folie (1500-1650) (París, Publications de la No puede menos de sorprender que el
Sorbonne, 1981); Literatura bufonesca o del loco Licenciado Alonso Fernández de Ave-
(vol. dirigido por Francisco Márquez Villanueva, t. llaneda, tras dejar sentado que «casi es
XXXIV [n.° 2], 1985-1986 de la NRFH).
6. Véase el significativo ejemplo del Carnaval comedia toda la historia de Don Quijo-
toledano de 1555, que sirvió de marco a las festivi- te de La Mancha», tildara las más de
dades vinculadas con la exaltación de la «Conver- las Novelas ejemplares de «comedias en
sión de Inglaterra al Catolicismo»: Sebastián de
Horozco, Relaciones históricas toledanas (ed. de
prosa».1 Desde principios de nuestro si-
Jack Weiner, Toledo, Instituto Provincial de Inves- glo se ha intentado fundar en los aspec-
tigaciones y Estudios Toledanos, 1981), pp. 125 y ss. tos teatrales del relato cervantino la me-
7. Véase nuestro trabajo: Agustín Redondo, jor prueba del aserto.2 Puesto que Cer-
«Sociabilités et solidarités/ségrégations festives:
Carnaval aristocratique et Carnaval populaire a Ma-
vantes emprende su labor creativa estre-
drid vers le milieu du XVIIe siècle» (en prensa; de nando comedias, al parecer con fortuna,
próxima publicación en las Actas del Coloquio In- nada tendría de singular ver enriqueci-
ternacional de Besannen, de diciembre de 1988, da su prosa con recursos escénicos.
sobre Sociabilités et solidantes dans l'Espagne mo-
derne et contemporaine).
Constituyó, sin lugar a dudas, un gran
8. Esta rápida síntesis la hemos elaborado a par- avance demostrar el origen del primer
tir de diferentes trabajos nuestros: Agustín Redon- Quijote en cierto anónimo Entremés fa-
do, «Tradición carnavalesca y creación literaria. moso de los Romances.3 Pero faltaba
Del personaje de Sancho Panza al episodio de la
ínsula Barataría en el Quijote:» (Bulletin Hispani-
completar la evidencia en el resto de la
que, LXXX, 1978, pp. 39-70); ed. «El persqnaje de obra.
Don Quijote: tradiciones foíklórico-literarias, con- Bartolo, un labrador que de «leer el
texto histórico y elaboración cervantina» (Nueva Romancero / ha dado en ser caballero,
Revista de Filología Hispánica, XXIX, 1980., pp.
36-59); id., «Del personaje de Aldonza Lorenzo al / por imitar los romances» (w. 11-13), y
de Dulcinea del Toboso: algunos aspectos de la deja la aldea en compañía de su escude-
invención cervantina» (Anales cervantinos, XXI, ro Bandurrio, es apaleado con su propia
1983, pp. 9-22); id., «De don Clavijo a Clavileno:
unos cuantos aspectos de la tradición carnavalesca
lanza por el zagal Simocho, a quien
y cazurra en el Quijote» (Edad de Oro - 111, Ma- toma por el moro Almoradí al sorpren-
drid: UNAM, 1984, pp. 181-199); etc. Hemos uti- derlo con Marica en una pelea de ena-
lizado sobre todo nuestro último trabajo de carác- morados; creyéndose entonces Valdovi-
ter general: id., «La tradición carnavalesca en el
Quijote» (Formas carnavalescas en el arte y la lite-
nos herido de muerte, confunde a su
ratura, ed. a cargo de Javier Huerta Calvo, Barce- padre, que ha salido a recogerlo, con el
lona: El Serbal, 1989, de próxima aparición). Re- Marqués de Mantua. Esta única aventu-
mitimos pues de una vez a esta bibliografía en que ra del Entremés parece haberse desdo-
el lector podrá encontrar todas las referencias y
detalles que necesite.
blado en las quijotescas del amo de An-
drés y de los mercaderes toledanos (I,
4-5), la segunda de las cuales presenta
un desenlace casi idéntico. En cuanto al
diverso estado social del hidalgo de al-
dea, no sería preciso asociarlo con nin-
gún arquetipo entremesil si mediara
como segundo modelo aquel ridículo hi-
dalgo Camilote enamorado en la Tragi-
comedia de Don Duardos de la espan-
tosa Maimonda.4 De ahí la parodia
indirecta delt subgénero caballeresco,
puesto que, en definitiva, se lleva a cabo
con esquemas teatrales doblemente mo-
délicos: por constituir Bartolo y Cami-
lote probables fuentes directas del rela-
to, pero sobre-todo por anticipar trata-
mientos burlescos a que se prestaba sin
dificultad el original. No obstante, una
tradición equivalente a la orlandiana de
Boiardo y Ariosto HO acierta a subsistir
en España sino bajo formas dramáticas
consideradas menores; entre los héroes
carolingios y bretones desmitificados

98/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

con profusión en las comedias,5 Barto- res reales a sus personajes. Solamente
lo-Valdovinos tuvo la fortuna de encar- por contar el relato con una plena tex-
nar el más cercano ascendiente proto- tura dramática puede haber sustentado
quijotesco. Estas invencibles dependen- de modo natural formas tan heterogé-
cias que, al sentir de algunos, habrían neas, sin yuxtaponerlas Cervantes como
condicionado más de lo debido los capí- Tirso de Molina o Castillo Solórzano.
tulos iniciales, no rebasan la primera A veces las representaciones adoptan
vuelta a casa de Don Quijote. Continúa puestas en escena menos precarias. Des-
vigente hasta el desenlace, pese a todo, de que los protagonistas son huéspedes
la clave entremesil. No por obra de alu- de los Duques se sucede una serie de
siones cómicas al Romancero; ni siquie- brillantes espectáculos en que resulta
ra por la presencia, cada vez más acusa- implicada la realidad: un Diablo correo
da, de actores y escenografía dentro del anuncia la llegada del grandioso carro
argumento. Antes de establecer nuevos triunfal, precedido de otros tres, en que
criterios convendría revisar los ya divul- Merlin revela cómo desencantar a Dul-
gados. cinea (II, 34 y 35); tras su escudero y
doce dueñas en doble hilera aparece en-
lutada la Condesa Trifaldi, con una fal-
Comedia en prosa da de tres puntas que sostienen sendos
pajes (II, 36-38); las aventuras de Cla-
Como se apuntaba, tales referencias m^r vileño (II, 41), del fingido combate de
tateatrales, bien patentes por lo demás, Barataría (II, 53), del retado Tosilos (II,
abundan sobremanera en el Quijote de 56), y la supuesta resurrección de Alti-
1615, en contraste con el parco aunque sidora (II, 69) participan de igual visto-
encendido discurso que sobre precepti- sidad. Variados efectos acústicos y lumi-
va de la comedia pronuncia en 1605 el nosos, suntuosos vestuarios y desfiles
Canónigo (I, 48) mientras Don Quijote costeados por un noble derrochador
es devuelto a casa, esta segunda vez en apenas difieren de las habituales fiestas
un carro de bueyes; se complementa así coetáneas, serias o burlescas;6 la sátira
la primera, cuando el subsiguiente es- contra el boato reinante en la Corte de
crutinio de libros no podía incluir teatro Felipe III parece indudable.
por tratarse de un género más represen- Estas novedades de la Segunda Parte
tado que leído. Acaso haya que inter- no las pudo aludir el Quijote apócrifo.
pretar con esta misma clave tanto los Acaso sus reproches vayan dirigidos
cambiantes disfraces del Cura y del Bar- conta la doble historia amorosa de Car-
bero (I, 26-29) para engaña^ a su com- denio-Luscinda y Don Fernando-Doro-
patriota en Sierra Morena, como los re- tea, de materia tan consustancial al tea-
novados para enjaularlo (46 y 47); al tro de enredo que; pudo ser adaptada en
igual que en la Segunda Parte los de una perdida comedia de Cardenia com-
Sansón Carrasco y Tomé Cecial (II, 15 puesta por Fletcher y Shakespeare en
y 65) o el de Ginés de Pasamente (27), 1613; los amores del Cautivo y la her-
está clara su procedencia teatral. mosa Zoraida, con que se complican
Otros recursos más evidentes han in- aún más los episodios intercalados, ape-
teresado a la crítica. En vez de la nove- nas difieren de los que presentará la
la dentro de la novela, o el teatro den- comedia Los baños de Argel. Pero aun-
tro del teatro, ensayados también por que faltara este amplio lapso de veinti-
Cervantes, insertar el teatro dentro de cinco capítulos (I, 23-47) —casi la mitad
la novela supondrá la mayor novedad del texto—, e incluso las aventuras pos-
de cuantas recrean de forma expresa el teriores en que la farándula cobra parte
mundo escénico. Don Quijote y Sancho activa, la teatralidad del Quijote segui-
topan con el carro donde viaja la com- ría intacta. Avellaneda tal vez no supo
pañía de actores de Ángulo el Malo, en hasta qué punto.
hábito de Muerte, Ángel, Cupido, Rei-
na, Soldado, Emperador y Demonio,
más un moharracho de bogiganga, dis- Máscaras de Cameral
puestos a representar el auto de Las
Cortes de la Muerte (II, 11); en otra ca- Descubierta la estirpe carnavalesca de
rreta transporta su retablo de títeres Sancho Panza en el Sancto Panga cuya
Maese Pedro, quien escenifica la liber- fiesta celebraban los estudiantes de Sa-
tad de Melisendra ante los alojados en lamanca7 al modo del Saint Pansart
una venta (II, 25 y 26); entre ambos francés, cada vez se estudia con mayor
episodios se celebran las bodas de Ca- provecho a un escudero en nada equi-
macho con una danza simbólica (II, 20). parable a sus predecesores. Sobre la po-
Con la perspectiva de quien percibe des- sible influencia del Ribaldo, en El Ca-
de fuera de escena o entre bastidores ballero Zifar, o las de enanos y escu-
los trucos que logran crear ilusiones de deras caballerescos, van imponiéndose
verdad, el autor convierte en especiado- otras muy diversas de cariz teatral. En

ANTHROPOS/99
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

los rasgos del simple prelopesco encon- con la génesis misma del relato cervan- probado ya la crítica respecto a Maritor-
tramos descrito a Sancho: su eterno afán tino como también con el teatro de Lope nes18 podría con facilidad ampliarse a
por comer, beber y dormir; el asno sim- de Rueda.15 Esto podría acercar las cada una de las restantes aventuras,
bólico con que se identifica; esperar re- obras de ambos autores. Pero no se ol- imaginadas y compuestas por Cervantes
compensas tan absurdas como la ínsula vide que, si esta última analogía parece en clave entremesil, sin fuentes directas,
prometida; su locuacidad, plena de erro- discutible, al menos en lo tocante al en- propias o ajenas, salvo el Entremés de
res lingüísticos, y su cobardía. De la tremés, las dos mascaradas descritas los Romances.
síntesis de este arquetipo pasivo con el constituyen espectáculos parateatrales. De agotar el paralelo con la comedia
de su opuesto, el siervo listo, confiden- Aun con todo, en el apelativo del céle- resultaría que, así como los amores de
te y burlador de su amo, nace un perso- bre actor Ganassa —forma dialectal de los nobles protagonistas aparecen equi-
naje «both stupid and clever, half-crazy ganascia, que significa Quijada gran- librados por unidades cómicas menores,
and wise»,8 antecedente del gracioso en de—,16 cuya máscara le prestaba nariz otro tanto, pero a la inversa, sucede en
Lope de Vega. Hasta su oficio de escu- y mentón prominentes, ha querido ver- el relato: aquéllos, relegados a un se-
dero caballeresco es precisado en la co- se el origen de Quijada-Don Quijote de- gundo nivel compositivo, ceden su pues-
media. Una Representación de la famo- bido a sus «estrechas quijadas» (I, 16, to a una sarta de episodios con raíces
sa historia de Ruth, de Sebastián de Ho- 160) que «por de dentro se besaba la entremesiles profundas. Esta inversión
rozco, combina todos los rasgos: con- una con la otra» (II, 31, 815); Ganassa de estructuras viene a sumarse a una
vencido el simple por sus amas para actuó en España desde 1574 a 1584-85. forma interna y unos recursos propios
acompañarlas como escudero sobre un Así pues, la más reciente influencia del del subgénero. Analizar con más hon-
asno, provisto de pan, vino, jamón y arquetipo cómico sobre Cervantes se ha- dura estos factores subrayaría la única
queso, bien podría ser esta fuente com- bría dado fuera de los escenarios, por conclusión posible: acaso por rivalizar
plementaria de un Entremés en que no lo que no resulta aceptable la Comme- con Lope de Vega, y de igual modo que
interviene el escudero Bandurrio.9 Na- dia dell'Arte sino como fuente indirecta, en los Entremeses se descubre la voz del
die parece haber reparado en la trascen- mediante el espectáculo propio de fies- narrador, desde el Quijote logra Cervan-
dencia de La casa de los celos y Selvas tas carnavalescas vertido en moldes de tes relatar amplias secuencias de entre-
de Ardenia, comedia escrita por Cervan- entremés. més dilatadas con enredos amorosos.
tes hacia 1585-1590. En la Jornada pri- De tan fecundo ensayo surge la novela
mera entra en escena «Bernardo del moderna.
Carpió, armado, y tráele la celada un Entremés y novela
Vizcaíno, su escudero, con botas y fiel-
tro y su espada»; caracterizado éste por Si las historias amorosas intercaladas NOTATS
sus cómicos dislates y su facundia, en la adoptan forma de comedias en prosa, el
Jornada segunda reaparecen «Bernardo argumento central en torno a Don Qui- 1. Ed. de Martín de Riquer, Barcelona, Planeta,
y su Escudero», que ya no es vizcaíno jote y Sancho se estructura a manera de 1962, Prólogo, pp. 1.147-1.149. Las citas del Qui-
sino un sagaz consejero a quien hace ca- entremés. Ventas y caminos constituyen jote proceden de esta edición.
2. Jill Syverson Stork, Theatrical Aspects of the
llar su amo.10 Cervantes suele distribuir escenarios, sólo en parte, comunes a la Novel: A Study of Don Quixote, Valencia, Alba-
en sus más tempranos dramas la función novela picaresca. Así también, una am- tros, 1986, recoge la exigua bibliografía al respecto.
del gracioso entre varios personajes, sus- plia nómina de papeles, desde la doble 3. Ramón Menéndez Pidal, «Un aspecto de la
tituyéndolos sin razón aparente. elaboración del Quijote», De Cervantes a Lope de
pareja Cura-Barbero y Ama-Sobrina, Vega, Madrid, Espasa-Calpe, 1940, pp. 9-60. Entre
Por medio de Sancho Panza, que iba hasta arrieros, mozas del partido, labra- los trabajos posteriores merece reseñarse el recien-
«sobre su jumento como un patriarca, dores y toda suerte de tipos bajos o te de Antonio Pérez Lasheras, «El Entremés de los
con sus alforjas y su bota» (I, 7, 86), marginales exclusivos del entremés, al- Romances y los romances del Entremés», en La
recepción del texto literario, Coloquio de la Casa de
representando burlescamente las Car- gunos tan característicos como el escu- Velazquez de Abril de 1986, Universidad de Zara-
nestolendas, se ha visto personificada la dero vizcaíno; los cómicos de la legua o goza, 1988, pp. 61-76, con notables precisiones so-
Cuaresma en el tipo opuesto de Don Maese Pedro no son más teatrales en bre fuentes y cronología. Sólo la edición de Javier
Quijote.11 De las «incesantes fiestas y razón de su oficio. Personajes no popu- Huerta Calvo en Teatro breve de los siglos XVI y
XVII, Madrid, Taurus, 1985, pp. 126-138, aquí se-
mascaradas» del siglo de Felipe III «sa- lares, altos nobles y eclesiásticos, esca- guida, numera los versos del Entremés.
len a luz varios textos de jocoso espíritu sean. A diferencia de obras narrativas 4. Dámaso Alonso, «El hidalgo Camilote y el
carnavalesco, contemporáneos del Qui- afínes, revelan su esencia teatral los ar- hidalgo Don Quijote», RFE, 20 (1933), 391-397.
jote», tradición esta que «utiliza Cervan- quetipos, el reparto escénico de las figu- Gil Vicente dramatiza un episodio cómico del Pri-
maleón (Salamanca, 1512), dentro del ciclo caballe-
tes al dar vida a sus dos principales per- ras, sus gestos o el dialogar cervantino. resco de los Palmerines.
sonajes».12 Muchos críticos replantean Tales integrantes secundarios quedan 5. E.H. Templin, «Carolingian héroes and bailad
así unos orígenes festivos hace tiempo confirmados por una secuencia de farsa. lines in noncarolingian dramatic literature», HR, 1
entrevistos, analizándolos sin profundi- (1939), 35-47. Luis Andrés Murillo trata del ciclo
Cuando no es Don Quijote quien se bretón en «Lanzarote and Don Quijote», Folio.
zar en las formas teatrales que los acom- engaña a sí mismo, otros cumplen la Papers on Foreign Languages and Literatures, 10
pañan.13 Cierto es que ninguno olvida función de burladores para entretenerse (1977), 55-68.
las Carnestolendas valencianas de 1592, o por sanar al burlado, el cual suele 6. «Bien qu^une nouvelle ère de fêtes somptueu-
ses commence avec l'avènement de Philippe III en
celebradas con un desfile burlesco en acabar molido a palos como en los en- 1599, et le double mariage célèbre a Valence en
que participaron ganosas y botargas; ni tremeses más tópicos. Al «entremesar cette année, ces fêtes ont perdu le lien humain qui
las de 1599, cuando aparece Lope de la presente comedia con las simplicida- existait au XVIe siècle», C.A. Marsden, «Entrees
Vega vestido de botarga por represen- des de Sancho Panza» (p. 1.148) Ave- et fêtes espagnoles au XVP siècle», Les Fêtes de la
Renaissance, II. Fêtes et cérémoines au temps de
tar al Martes de Carnaval, junto con llaneda imita a Cervantes. Todos los re- Charles Quint, Paris, Editions du Centre National
una máscara de ganosa —es decir, la sortes por los que funciona un entremés de la Recherche Scientifique, 1975, pp. 389-411.
Cuaresma—, con motivo de las bodas están presentes en las dos Partes de una Luis Cabrera de Córdoba, Relaciones de las cosas
de Felipe y Margarita de Austria.14 supuesta parodia narrativa caballeresca. sucedidas en la Corte de España, desde 1599 hasta
1614, Madrid, 1857, describe gran número de fes-
Suelen asociarse tales disfraces, o la No hay que suponer creada, sin embar- tejos cortesanos desde los celebrados en Denia (pp.
Commedia dell'Arte de la que proceden, go, una obra intermedia.17 Cuanto ha 7-22).

100/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
7. Sancho de Muñón, en su Tragicomedia de Li-
sandro y Roselia (1542) lo califica de «sancto de El Quijote visto
hartura». Menéndez y Pelayo, Orígenes de la No-
vela, IV, Madrid, CSIC, 1961, 98-99, alertó sobre
la fiesta de Panza como posible fuente cervantina.
desde el retablo
8. W.S. Hendrix, en su memorable trabajo «San-
cho Panza and the Comic Types of the Sixteenth
de Maese Pedro
Century», Homenaje ofrecido a Menéndez Fidai, II
(1925), 485-494, donde busta «other points of con-
tact between the Quijote and the drama of the Manuel Duran
sixteenth century», probó la tesis expuesta sin dar
margen a la réplica. Así opina Francisco Márquez
Villanueva, quien sólo pretende completar los da-
tos de Hendrix en «La génesis literaria de Sancho
Panza», Fuentes literarias cervantinas, Madrid, Gre- La crítica literaria no es —lo sabemos—
dos, 1973, pp. 20-94. una ciencia exacta, una ciencia compa-
9. Márquez, op. cit., pp. 34-44.
10. Cervantes, Teatro completo, ed. de Floren- rable a la física, la química, y otras cien-
cio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, Barcelo- cias que encuentran la solución a sus
na, Planeta, 1987, pp. 117 y 152. problemas en el laboratorio. Ello no im-
11. Augustin Redondo, «Tradición carnavalesca
y creación literaria: Del personaje de Sancho Paza
pide que en ciertas ocasiones los críticos
al episodio de la ínsula Barataría en el Quijote», que se ocupan de literatura puedan pe-
BHi, 80 (1978), 39-70; y «El personaje de Don dir prestadas a las ciencias exactas ideas
Quijote: Tradiciones folklórico-literarias, contexto concretas y un vocabulario determina-
histórico y elaboración cervantina», NRFH, 29
(1980), 36-59. do. Si nos referimos a la estructura de
12. «El personaje de Don Quijote», pp. 36 y 37. un texto literario recurrimos a un voca-
13. M. Duran, «El Quijote a través del prisma blo empleado anteriormente por inge-
de Mikhail Bakhtine: carnaval, disfraces, escatolo- nieros y arquitectos, que al emplearlo a
gia y locura», Cervantes and the Renaissance, ed.
Michael D. McGaha, Easton (Pennsylvania), 1980, su vez piensan en la resistencia de los
Pomona College Cervantes Symposium, noviembre materiales, y, en definitiva, en la física,
1978, pp. 71-86. F. López Estrada, «Fiestas y lite- que estudia la materia. Si, por otra par-
ratura en los siglos de oro: la Edad Media como
asunto festivo (El caso del Quijote), BHi, 84 (1982),
te, hablamos de las propiedades orgáni-
291-327. cas de una novela o un cuento o un
14. Eduardo Julia Martínez, «Lope de Vega en poema, estamos apelando a la biología,
Valencia en 1599», BRAE, 3 (1916), 541 y 559, pp. que es la ciencia que estudia los orga-
542 y 543.
15. M. Sito Alba, «La commedia dell'arte, clave
nismos, los seres vivos. En ellos existe
esencial de la gestación del Quijote», Paesi Medi- una organización que conecta las partes
terranei e America Latina, ed. G. Massa, Roma, al conjunto: cada aspecto parcial de un
1982, pp. 157-176. R.W. Listennan, «La commedia ser vivo sirve al ser total, y es a su vez
dell'arte: fuente técnica y artística en la dramatur-
gia de Lope de Rueda», Actas del Sexto Congreso servido, mantenido en vida, por el ser
Internacional de Hispanistas, Canadá, 1980, pp. total, y por todos los otros componen-
464-466; Javier Huerta, «Arlequín español: Entre- tes del mismo. Lo mismo cabe decir de
més y Commedia dell'arte», El Crotalón, Anuario un soneto, por ejemplo: cada verso tie-
de Filología Española, I (1984), 785-797.
16. John V. Falconieri, «Historia de la Comme- ne una función que lo relaciona con el
dia dell'arte en España», RLit, 11 (1957), 3-37, pp. conjunto, con el soneto como un todo.
12-37. Monique Joly, «D'Alberto Naseli, dit Ganas- Si mutilamos un solo verso hemos daña-
se, au Comte de Benavente: Deux notes cervanti- do gravemente, mortalmente, ese orga-
nes», BHi, 78 (1976), 240-253.
17. De acuerdo con Domingo Yndurain, «Rinco- nismo unitario que es el soneto.
nete y Cortadillo: de entremés a novela», BRAE, Todo esto, deberíamos agregar, es
46 (1966), 321-234, donde postula una fase previa más bien una metáfora que una corres-
al relato. Comparten este criterio Francisco Yndu-
rain, «Cervantes y el teatro», Relección de clásicos,
pondencia exacta. Un soneto no es algo
Madrid, Prensa Española, 1969, pp. 87-112; y José parecido a una amiba. No puede, por
Luis Várela, en el epígrafe «Un entremés llamado ejemplo, reproducirse por sí mismo. Y,
Monipodio» de su artículo «Sobre el realismo además, últimamente los biólogos han
cervantino en Rinconete», Atlántida, 35 (1968),
434-449, en pp. 444-447.
complicado la situación, añadiendo un
18. H. Mendeloff, «The Maritornes Episode: aspecto teórico —y de muy posibles
A Bedroom Farce», RoN, 16 (1974-1975), 753-759. aplicaciones prácticas— de gran impor-
tancia: no son únicamente los grandes
«sistemas» de un organismo los que se
apoyan entre sí, sino que existe un apo-
yo interno muy preciso y microscópico
entre las partes y el todo. Cada célula,
se dice, posee el plan total del organis-
mo completo, y podría reproducir el or-
ganismo si las circunstancias fueran fa-
vorables.
Pensemos ahora en el Quijote como
organismo, y atrévamenos a formular la
casi imposible pregunta: ¿habrá dejado
Cervantes en algún capítulo de su nove-
Grabado de Doré para El Quijote (fragmento) la el plan total de la obra? ¿No será

ANTHROPOS/101
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

posible encontrar el mapa del Quijote voces intermediarias e indirectas —un Nos hallamos, pues, en presencia de va-
en una «célula» del organismo, es decir, historiador árabe ficticio y además, por rios elementos que se influyen unos a
en un capítulo de la novela? Si así es, ser árabe, mentiroso; un traductor ficti- otros: el autor —los diversos autores,
¿habrá sido una acción consciente o cio, de cuya fidelidad nada sabemos, y casi todos ficticios—; las normas «idea-
inconsciente por parte de Cervantes el un narrador inicial, con continuas inter- les» que deberían regir el arte de escri-
haber llevado a cabo tan difícil concen- ferencias y alusiones a otros narrado- bir novelas y teatro, la literatura en
tración? res, otras novelas, y lecciones teóricas y general; los ejemplos negativos, tales
William Blake nos da la pauta de una prácticas sobre el arte de narrar y sobre como las novelas de caballería, que se
visión filosófica romántica: «To see In- la literatura en general—, Cervantes lla- hallan siempre presentes en la novela,
finity in a grain of sand». Lo infinito se ma la atención del lector hacia el proce- ya que la novela como parodia —y en
encuentra reflejado, encapsulado, en un so narrativo y la desvía cuando le con- esencia esto es el Quijote— no tiene
grano de arena. La tarea confiada al viene, de las aventuras de Don Quijote sentido si no dibujamos detrás del texto
visionario no es fácil: para precisar la y Sancho. No puede haber novela si no nuevo el texto o los textos antiguos que
correspondencia entre el todo, es decir, hay un texto escrito, físicamente presen- están siendo parodiados. Y, además, los
la novela íntegra escrita por Cervantes, te, que podamos leer. Cuando al final personajes, que en ciertos casos parecen
y la parte, es decir, un fragmento —un del cap. 8 de la primera parte se quedan hablar por su cuenta y desafiar la volun-
capítulo— de la novela, habría que ha- Don Quijote y el Vizcaíno inmóviles, tad del autor. Más aún: el público, siem-
cer explícita una idea lo más clara posi- con las espadas en alto, porque el pri- pre presente, siempre necesario, al que
ble del conjunto, después analizar un mer autor (Benengeli) escribe que ya Cervantes se dirige una y otra vez, so-
capítulo determinado, y finalmente es- no tiene más texto, la distancia entre bre todo en los prólogos; pero no olvi-
tablecer las relaciones concretas entre las aventuras —lo narrado, la fábula— demos que el propio Don Quijote es,
la parte y el todo. y la manera de contarlas —la técnica en la segunda parte, «receptor» de la
En las páginas que siguen trataré de narrativa del fabulador— llega a su má- primera, y por tanto es lector —por lo
comparar una «descripción general» del ximo. Aparece en el siguiente capítulo menos oye un resumen y comentario de
Quijote, lo más sucinta posible, con el un segundo narrador, Cervantes, que la primera parte— y da su opinión so-
episodio de Maese Pedro y sus títeres recoge el hilo de los acontecimientos, bre la novela.
(II, caps. 25 y 26), señalando en qué sin que por ello Benengeli desaparezca Esta complejidad no es única en el
forma la parte proporciona un mapa del todo. A las aventuras de nuestros Siglo de Oro. Pensemos en el «Soneto
adecuado que nos permite referirnos al héroes se mezcla y superpone, como en de repente» de Lope, «Un soneto me
todo, entender mejor la intención tota- un palimpsesto, el proceso de crear o manda hacer Violante...», y en otros
lizadora de Cervantes, y, en cierta ma- descubrir el texto que las contiene. Po- ejemplos parecidos en la poesía de esta
nera, poder reconstruir el todo gracias demos seguir el curso de la acción y el época. Y, sobre todo, en el lienzo de
a las instrucciones que Cervantes ha en- de la creación, y medir la distancia que Velazquez, Las Meninas, y también en
capsulado en el episodio de Maese Pe- los separa. La situación se hace más Las Hilanderas. Ambos cuadros poste-
dro.1 compleja en la segunda parte, ya que la riores al Quijote: el primero pintado
presencia de la primera parte —y el en 1656, el segundo, anterior, es de
efecto que puede haber tenido esa pri- 1644-48. Las complicaciones internas de
mera parte en los lectores de la obra, Las Meninas son inmensas.2 El soneto
Muchos lectores del Quijote contempo- que son también, o pueden serlo, ami- de Lope, en cambio, relativamente sen-
ráneos de Cervantes, o un poco más gos y conocidos de Don Quijote y San- cillo: un poema se despliega ante noso-
jóvenes que nuestro autor, debieron in- cho— es factor constante. Los duques tros en el acto de ser creado, y el tema
tuir que habían leído una novela ex- han leído también la primera parte. Y de este poema, que es un soneto, es el
traordinaria, «fuera de serie», pero la el falso Quijote hace igualmente sentir acto de escribir precisamente el soneto
crítica de aquella época no ofrecía ins- su presencia: nuestro caballero y su es- que estamos leyendo. El Quijote es in-
trumentos adecuados para el análisis de cudero viajarán hacia Barcelona, no finitamente más rico, complejo, signifi-
una obra tan innovadora. Hoy estamos, irán a Zaragoza, para no coincidir con cativo. Si Manet afirmó que Las Meni-
creo, mejor preparados para esta tarea. sus falsos dobles. Cuando comprende- nas era «la teología de la pintura», es
Los críticos formalistas rusos, por ejem- mos el peso de estas intrusiones, cuan- obvio que el Quijote es la teología de la
plo, nos han proporcionado una distin- do nos damos cuenta del temor que sien- novela, y que Cervantes está estable-
ción muy útil entre la serie de aconteci- te Don Quijote al imaginar que en la ciendo unas relaciones entre distintos
mientos que aparecen en una narración, primera parte pudieran haber descrip- elementos que crean un equilibrio ines-
por una parte, y la forma en que estos ciones lascivas de su amor por Dulcinea, table y que en esencia no corresponde a
acontecimientos son presentados —y, nos damos cuenta de que ahora Cervan- la visión tradicional, ortodoxa, de un
por decirlo así, controlados y manipula- tes, en lugar de establecer un espacio, creador absoluto que decide, y seguirá
dos— por el narrador. Llaman fábula al una distancia, entre la narración y la decidiendo, el destino de los seres por
despliegue lineal de acontecimientos forma en que ésta es manipulada por el Él creados.3
presentados en el orden en que ocurrie- autor (léase «los autores»), cosa ya con- La novela como espejo de la realidad,
ron, Afabulación a la manera de presen- seguida en la primera parte, buscará, y como la «mimesis» propuesta por Aris-
tar dichos acontecimientos en una obra conseguirá, el efecto contrario: la forma tóteles, es, en teoría, lo que Cervantes
literaria. En el Quijote la forma de pre- de narrar se acercará brusca, dramática- nos dice hay que llevar a cabo. Y su
sentar los acontecimientos, la forma en mente, a los personajes, e influirá en novela es, sin duda, el primer paso, más
que son manipulados por Cervantes, es ellos, en lo que piensan y en lo que decisivo aún que la novela picaresca,
tan importante —quizá más importan- deciden hacer. hacia la novela realista de los siglos
te— que los acontecimientos mismos, y XVIII, XIX y XX. Pero Aristóteles no
los condiciona constantemente. Al rela- pone en duda la relación entre los dio-
tar las aventuras de Don Quijote y San- ses, el creador de la mimesis —leamos
cho a través de una serie de textos y de la novela— y el público, auditor o

102/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

lector. Cervantes sí, y al hacerlo abre necesidad de dar a cada actividad huma-
una caja de Pandora y obliga al lector a na el espacio que le corresponde, es de-
tomar un papel mucho más activo, ya cir, colocar la poesía en su lugar, y no
que sin su intervención el mensaje corre dejar que invada el espacio de la histo-
el riesgo de perderse del todo: el espejo ria, el sentido común, y las actividades
está o roto o empañado, y únicamente cotidianas, es quizá la idea central de
el lector, ayudado por el crítico, léase la novela cervantina. (Ya Platón había
el crítico moderno, el de nuestros días, desterrado a los poetas de su ciudad
lo puede restablecer. El movimiento en utópica en La República.) El problema
el mundo aristotélico va de arriba hacia máximo es ordenar, distanciar, crear es-
abajo: los dioses imprimen una verdad pacios que protejan cada actividad. Al
que el artista reconoce y transmite ha- acercarse a la literatura en su forma de
cia su púlbico. Cervantes, más moderno acción dramática y penetrar en ella in-
y en cierto modo más democrático, crea vadiéndola físicamente, Don Quijote in-
su novela a modo de debate o de espec- terrumpe y destruye la ilusión poética.
táculo en que participan el autor, los A su vez esta ilusión poética lo había
personajes, y el público lector. De esta invadido a él desde el principio de la
actitud hay claras huellas en el episodio novela, destruyendo su equilibrio mental.
de Maese Pedro y su retablo de títeres,
que es como un microcosmos reprodu-
ciendo en sus detalles esenciales los ras-
gos más importantes del cosmos, es de- En resumen: el episodio de Maese Pe-
cir, de la novela en su totalidad. dro critica a la vez el autor-creador-em-
presario del espectáculo (Maese Pedro),
al intermediario (el ayudante, equipara-
ble al traductor del texto de Benengeli,
En el episodio del retablo de Maese Pe- y que es a la vez torpe y equivocado en
dro (II, caps. 25 y 26), el lector de la sus «creaciones») y al público: pasivo e
novela cervantina asiste a una represen- ignorante, en su mayoría, y demasiado
tación dramática. Los títeres, movidos activo y apasionado, hasta la destruc-
por hilos, y la voz del ayudante de Mae- ción del espectáculo (Don Quijote). Ni
se Pedro, que va explicando —prolija- la poesía (la aventura y acción dramáti-
mente, torpemente— lo que sucede, ca de Gaiferos y su esposa) ni la verdad
ayudan a recrear la leyenda de Melisen- (la versión «creativa» de Maese Pedro y
dra, cautiva de los moros, y su marido su ayudante, y su recepción por el pú-
Gaiferos, que finalmente acude a salvar- blico) quedan bien paradas. Pero siga-
la y la saca de su cautiverio en arriesga- mos leyendo: la novela continúa. Cer-
da y peligrosa aventura. La acción dra- vantes parece decirnos que a pesar de
mática es interrumpida una y otra vez nuestros errores, nuestra confusión, y
en un complejo movimiento de vaivén, la incompetencia de los creadores de
en una lanzadera de acciones y discur- ilusiones y utopías, la vida cotidiana
sos en la que interviene en forma cada —sujeta, desde luego, a nuevos errores
vez más violenta Don Quijote —que re- y falsas interpretaciones— seguirá ade-
procha al ayudante, y también, indirec- lante.
tamente, al «empresario» y director tea-
tral, Maese Pedro, que es en realidad
Ginés de Pasamonte, picaro, cínico, y a NOTAS
fin de cuentas un criminal—4 la falta de
veracidad en la narración y en los efec-
tos sonoros: no debieran oírse campa- 1. Creo que el primero en darse cuenta de la
gran importancia de este episodio para el resto de
nas en Sansueñá, la ciudad en que los la novela fue George Haley, en su sólido ensayo
moros tienen presa a Melisendra, por- «The Narrator in Don Quijote: Maese Pedro's Pup-
que los moros no usaban campanas, sino pet Show», en Modern Language Notes, LXXX
(1965), 145-165. Muchos son los aciertos del enfo-
grandes tambores o atabales. Lo más que de Haley, pero todavía queda mucho por decir
curioso e irónico es que después de dar sobre este episodio. Véase también: Ruth El Saf-
muestras de su espíritu crítico (en este far, «The Function of the Fictional Narrator in Don
detalle) Don Quijote demuestra una vez Quixote», Modern Language Notes, LXXXHI
(1968), 164-177.
más que su mente falla en algo más 2. De la relación entre La Meninas y el Quijote
esencial: en la distinción entre poesía se han ocupado, entre otros, Helmut Hatzfeldt y
—aquí expresada en una representación Michel Foucault. Para Lay Hilanderas véase el ex-
de títeres, basada en los viejos roman- celente libro de Marcia Welles, Aradme's Tapestry.
The Transformation of Myth in 17th. c. Spain, San
ces— y verdad, es decir, vida cotidiana, Antonio: Trinity Univ. Press, 1986, esp. el cap. VI
realidad histórica y científica. Ya irrita- y la conclusión.
do por el sonido de las campanas, y 3. Para la multiplicidad de voces y puntos de
temeroso de que los moros alcancen a vista en el Quijote, véase el reciente ensayo de
Elias Rivers, «El principio dialógico en el Quijote»,
Gaiferos y Melisendra, interviene física- en La Torre, nueva época, n.° 5, enero-marzo
mente y destruye títeres y retablo. La (1988). Grabado de Doré para El Quijote (fragmento)

ANTHROPOS/103
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

El Curioso que ver con la acción principal, es pre-


cisamente esta novelita, la que más ín-
Impertinente timamente se encuentra vinculada a
ella. Mediante un análisis temático de
y el sentido El Curioso Impertinente veremos en qué
del Quijote^ consiste esta conexión.

Hans-Jörg Neuschäfer
f
La historia de El Curioso Impertinente
tiene una constelación de personajes,
que sigue la tradición de la novelística
1 italiana: tiene lugar en Florencia —la
Florencia de Boccaccio— y se basa en
Las historias intercaladas en la acción el triángulo de esposa (Camila), marido
principal del Quijote siguen constitu- (Anselmo) y amigo (Lotario), que ter-
yendo un problema. Si bien es verdad mina con el cocuage del marido. Pero
que el estudio de Riley nos ha aclarado gracias a una interacción completamen-
la poética cervantina y la preceptística te nueva entre los tres, el desenlace su-
de la época,2 el problema práctico puestamente tradicional adquiere un
—¿pertinencia, impertinencia?— sigue sentido inusitado: el esquema de la no-
en pie.3 Quiero, en lo que sigue, discu- velita corta italiana resulta totalmente
tir este problema de manera distinta de invertido.
la hasta ahora usual: voy a considerar la La historia triangular tradicional co-
novelita de El Curioso Impertinente mienza con la relación tendida entre un
—que será mi ejemplo— ya no exclusi- marido celoso, y muchas veces viejo
vamente desde un punto de vista formal, también, por un lado, y una mujer as-
sino también, y sobre todo, desde una tuta y joven, por el otro. La tensión
perspectiva temática. dura hasta que se presenta el deseado
Entre las historias intercaladas, la de «tercero» que libera a la mujer. En El
El Curioso Impertinente tiene una posi- Curioso Impertinente sucede de otra ma-
ción especial: se destaca aún más de la nera. Aquí reina, al principio, una ar-
acción principal que las otras intercala- monía completa que al final se disuelve
ciones. Éstas, por mucho que se alejen en disonancia. Al principio encontramos
de la acción principal, guardan siempre una concordia entre Anselmo, Camila y
una relación personal con ella, ya que Lotario que no es turbada por el más
por lo menos uno de sus personajes pequeño disgusto. Esto ocurre porque
—a veces varios— intervienen también, los tres personajes se quieren y se res-
aunque sea tan sólo de paso, en la ac- petan mutuamente. El joven matrimo-
ción principal. Uno de ellos lo hace in- nio está basado en el amor (y no, como
cluso de una manera prolongada: es Do- es tradicional, en la conveniencia o in-
rotea que, disfrazada de princesa Mico- cluso la fuerza). El amigo Lotario ob-
micona, se pone a disposición del cura, serva frente a la pareja una discreción
para que éste pueda usarla de cebo en que frisa ya en la pedantería. Y la amis-
su intento de hacer regresar a Don Qui- tad entre Anselmo y Lotario es tan gran-
jote a su casa. de, que se les conoce en la ciudad con
La historia de Dorotea (y con ella la el sobrenombre de «los dos amigos».
de Cardenio, Luscinda y Fernando) tie- Esto quiere decir que, en El Curioso
ne, pues, una relación con la acción Impertinente, hay un ménage a trois que
principal. La novelita de El Curioso Im- funciona maravillosamente y, sobre
pertinente, en cambio, parece, a prime- todo, que ya no es resultado de unos
ra vista, totalmente desligada de ella. ardides, sino existe de antemano sin
Cardenio, Dorotea y el cura la encuen- complicaciones. Nunca antes en la his-
Grabado de Doré para El Quijote (fragmento) tran por pura casualidad, escondida en- toria de la novelística, el amor matrimo-
tre un montón de libros de caballerías, nial y la firme amistad han estado tan
4. Por lo menos en este punto falla del todo la
en la venta en la que todos ellos se han fundamentalmente fuera de duda.
identificación del episodio con el resto de la nove- hospedado; y el cura la lee en voz alta, Este tranquilo equilibrio se ve estor-
la. Maese Pedro no es como Cervantes ni en su porque le llama la atención su extraño bado por un repentino cambio mental
personalidad ni en su falta de escrúpulos (lo único título. Sus personajes permanecen, por en Anselmo, que él mismo llama «locu-
que le interesa es ganar dinero atrayéndose al pú-
blico, y un lector malicioso pudiera sospechar un
consiguiente, en el mundo de la ficción ra». Una locura, que trata de combatir
paralelo Maese PedroLope de Vega: no faltaron (o de la «segunda» ficción, para ser más pero que termina por dominarle. En
elementos picarescos y transgresiones a las leyes exactos). Don Quijote, acostado en una medio de la felicidad más segura —te-
humanas y divinas en la vida de Lope; recordemos habitación contigua, ni siquiera se en- niendo amor, amistad y fortuna— se ve
ahora los ataques de Cervantes a Lope en el prólo-
go a la segunda parte, y las repetidas críticas al cuentra entre los oyentes: en realidad asaltado por la duda de si su mujer es
teatro de Lope y su escuela en distintos pasajes del se pierde la lectura durmiendo. Sin em- verdaderamente «tan buena y tan per-
Quijote). bargo, y aunque parezca que nada tiene fecta», como él había creído hasta en-

104/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

tonces. Teme que el comportamiento gar el comportamiento real comparán-


intachable de Camila se deba solamente dolo con la imagen ideal. Sobre todo
a la falta de ocasión y/o al miedo del cree poder discernir así, si la virtud de
castigo, y por lo tanto sea una virtud alguien es o no verdadera. La presupo-
inautèntica. Igual que el oro demuestra sición de que o es una cosa o es su
su pureza solamente cuando se le some- contraria y que tertium non datur, le
te a la prueba del fuego, la virtud no se emparenta con la forma de pensar de
puede llamar virtud hasta que no haya Don Quijote. La única diferencia entre
sido expuesta a las más serias tentacio- los dos consiste en que Don Quijote
nes. Por eso encarga a Lotario, en nom- cree ingenuamente que el mundo es y
bre de la amistad que les une, «probar» debe ser realmente tal como él se lo
a Camila con todos los medios a su al- imagina, mientras que Anselmo parte
cance. Él mismo le procurará la ocasión desde un principio de la duda, si lo real
para ello, ausentándose de casa por al- corresponde y puede corresponder a lo
gún tiempo. Al principio, Lotario se de- ideal. Volveremos más adelante sobre
fiende contra este deseo absurdo alegan- esta duda fundamental. Por ahora haré
do en contra toda clase de argumentos constatar solamente que los dos some-
razonables. Y sólo, cuando Anselmo le ten la realidad a su idea e imaginación,
amenaza con contratar a otro, accede por lo que necesariamente han de verse
para impedir una desgracia mayor, y se desilusionados ante el choque de ambas.
consuela con la idea de limitarse a fin- Pero al igual que en la acción principal,
gir la prueba. Pero Anselmo se da pron- el resultado negativo de esta confronta-
to cuenta del piadoso engaño, y Lotario ción no dice aún nada sobre la verdade-
se ve obligado a emplearse en serio. ra calidad de lo que ha sido sometido a
Bajo el constante apremio de Anselmo, prueba.
actúa primero de mala gana; luego co- ¿Por qué? Si se considera que Camila
mienza a sentir simpatía hacia la mujer y Lotario se han defendido con todas
de su amigo, precisamente cuando ve sus fuerzas contra el experimento de
su comportamiento firme y leal, y ter- Anselmo, hay que admitir que la razón
mina por enamorarse de ella y por ase- de su fallo no se encuentra tanto en la
diarla de veras, convertido él mismo en insuficiencia moral de la que ha sido
juguete de la pasión. Camila, por su sometida a prueba como en las condi-
parte, presta una digna resistencia, pero ciones quiméricas que le ha impuesto su
como se ve completamente abandonada examinador. Igual que Don Quijote,
por su marido, a quien, repetidas veces, Anselmo está de tal manera dominado
ha pedido ayuda, termina por ceder, ha- por su idea fija, que no puede apreciar
ciéndose la querida de Lotario. De aho- en su justa medida ni el orden moral,
ra en adelante la originaria armonía ver- que originalmente existía en el mundo
dadera se convierte en un feo simulacro, de la novelita, ni el sentido de respon-
en el que Camila y Lotario hacen delan- sabilidad, del que, en realidad, ya ha
te de Anselmo tan perfectamente la co- dado muestras su mujer. Es verdad que
media de la sinceridad, que éste se da esta clase de moralidad no alcanza aque-
al fin por contento. Se cree el más di- lla virtud que, según el concepto de An-
choso de los mortales, hasta que Leone- selmo, está por encima de todas las ten-
la, una doncella que ha sido corrompi- taciones. Y se manifiesta en cambio pre-
da por el mal ejemplo de sus señores, cisamente en el hecho de que es cons-
descubre el engaño, iniciándose así un ciente de su debilidad y de que procura
desenlace fatal para todos. que la tentación ni siquiera pueda na-
La locura de Anselmo ha logrado, cer, reconociendo así que existen tenta-
pues, destruir la felicidad de tres perso- ciones contra las que el hombre es im-
nas, una felicidad que parecía inaltera- potente y a las que puede vencer sola-
ble. A pesar de esta constatación tan mente huyendo de ellas.
evidente, hay que preguntarse, en qué
consiste propiamente esa locura, o, di- Rindióse Camila; [...]. Ejemplo claro que
cho de otra manera, por qué es locura nos muestra que sólo se vence la pasión con
la exigencia de Anselmo, ya que el re- huilla, y que nadie se ha de poner a brazos
sultado del experimento y el fallo de Ca- con tan poderoro enemigo, porque es menes-
mila parecen justificarlo aún a posteriori. ter fuerzas divinas para vencer las suyas hu-
Con ello llegamos al punto, en que manas.4
comienza a perfilarse la analogía entre
la novelita intercalada y la acción prin- Hay que reconocer que las «fuerzas
cial. De la misma forma que Don Qui- humanas» no llegan muy lejos. Pero si
jote, Anselmo se orienta en un modelo Anselmo las hubiese dejado desenvol-
ideal y toma como base de su concep- verse según sus propias posibilidades y
ción de virtud un santo heroísmo resis- no las hubiese exigido que fuesen «fuer-
tente a todas las tentaciones. Cree po- zas divinas», es casi seguro que su desi-
Grabado de Doré para El Quijote (fragmento) seer así una medida objetiva para juz- lusión se hubiera podido evitar.

ANTHROPOS/105
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

Tan sólo teniendo en cuenta esto, se «Exemplum» para el mejor entendi- cio y la de Cervantes. Y ello precisa-
puede calibrar justamente la locura de miento de la acción principal y del libro mente porque Cervantes parte en El Cu-
Anselmo. Pues al despreciar y —peor entero. Que dentro de este contexto tie- rioso Impertinente expresamente de un
aún— al impedir, en nombre de su ne efectivamente una función didáctica esquema narrativo florentino, que, sin
ideal, todas las medidas y precauciones y que la literatura, sobre todo la narra- embargo, luego es transformado por en-
realistas que han sido tomadas por Lo- tiva, no servía en tiempos de Cervantes tero. Mientras que la novelística de Boc-
tario y Camila, no solamente expone a solamente para deleitar sino también caccio se orientaba a una legitimación
esta última a una prueba insensata, sino para enseñar, se ve comprobado por una de los sentidos frente a las sobrepode-
que la priva, al mismo tiempo, de la observación explícita de Lotario. Cuan- rosas exigencias de la virtud, en Cervan-
única posibilidad de salir airosa. El que do éste trata de disuadir a Anselmo de tes está en juego más bien lo contrario:
Anselmo, por un objetivo inalcanzable, su impertinente curiosidad, alega, entre las posibilidades de la moral frente a las
eche a perder lo que humanamente es otras razones, el ejemplo de Rinaldo, el pretensiones de las sobrepoderosas pa-
posible, es en realidad no solamente su personaje del Orlando Furioso, que en siones. Con ello está en cuestión nada
locura sino también la de Don Quijote. una situación parecida se comportaba menos que la autonomía moral del hom-
«Mira que el que busca lo imposible, es con discreción y prudencia, no aprove- bre y su capacidad de autorresponsa-
justo que lo posible se le niegue» (343). chando la ocasión que se le ofrecía de bilidad.
Y el mismo Anselmo llega, al final de poner a prueba la fidelidad de su mujer. Ahora bien: esta tendencia de anali-
la nove lita, a reconocerlo, cuando, igual Lotario termina su advertencia diciendo: zar con escepticismo y hasta con pesi-
que Don Quijote, recobra, poco antes mismo el comportamiento moral del
de morir, el juicio «normal».5 [...] que puesto que aquello sea ficción hombre es característico de un movi-
Así, el experimento de Anselmo tie- poética, tiene en sí encerrados secretos mo- miento de ideas que en Francia suele
ne un resultado parecido al «experimen- rales dignos de ser advertidos, y entendidos llamarse «le moralisme».7 A este movi-
to» de Don Quijote: los dos fracasan al e imitados. Cuanto más que con lo que aho- miento pertenecen tanto los tratados de
exigir que el mundo real se comporte ra pienso decirte acabarás de venir en cono- Macchiavelli como los Ensayos de Mon-
como un mundo ideal. Y con esto se cimiento del grande error que quieres come- taigne, los relatos de Madame de Lafa-
demuestra, al mismo tiempo, que entre ter.6 yette y, más tarde, los dramas de Raci-
la novelita intercalada y la acción prin- ne y las Máximas de La Rochefoucauld.
cipal no existe solamente un ligazón for- No cabe duda que con esta «adverten- Parece, pues, que Cervantes está —aún
mal, a nivel de composición, sino tam- cia intertextual» se corrobora la vincu- antes que Gracián— bastante cerca de
bién una analogía temática, a nivel de lación entre acción principal y novelita este movimiento, ya que en El Curioso
la ideología cervantina. Al igual que en intercalada. En ambos casos se trata, Impertinente y en otras Novelas ejempla-
la acción principal, se puede decir que desde luego, de salvar a alguien del des- res se consuma el desengaño de un con-
cualquier esperanza que parte del ideal, vío de la locura volviéndole al camino cepto idealista de la moral. Sin embar-
es desilusionada no porque la realidad recto de la razón y al punto de partida go, no debe verse en la moralistica sólo
sea tanto peor, sino porque es comple- de su odisea, es decir a su casa y/o al la vertiente del escepticismo y del pesi-
tamente distinta e imposible de medir origen de la «normalidad». Por cierto mismo. En otra vertiente se encuentra
con el ideal. Y por ello, el intento de que no parece una mera casualidad también la nueva idea de una moral
enfrentarlos tiene la misma consecuen- el que la novelita sea precisamente leí- emancipada de una tutela sobrehumana,
cia que en la acción principal: lo uno no da por el cura, quien es el principal y con ello, una oportunidad para una
hace más que destruir lo otro. Pero iniciador de la «operación retorno» apli- nueva autoafirmación del hombre. Es
mientras que en la acción principal la cada a Don Quijote. cierto que la moralistica francesa, sobre
destrucción resulta relativamente ino- La novelita intercalada, el «Exem- todo, tendía más a menospreciar la mo-
fensiva y tiene en general consecuencias plum» literario, no tiene, pues, sola- ral humana, por precaria y perecedera.
más bien cómicas, que no ponen seria- mente la función de ayudar al lector en Cervantes no estuvo exento de esta
mente en peligro al mundo con el que la comprensión de la novela, sino tam- duda, pero en él —y en esto tenemos
entran en contacto, la novelita interca- bién la de dirigir y de aconsejar en sus otro testimonio de su originalidad, o
lada trata de una destrucción verdadera acciones a los mismos personajes. No más aún, de su humanitaria liberali-
y completa. Es completa porque en su en balde observa Lotario, que el ejem- dad— es mayor la tendencia hacia la
pequeño mundo que consta solamente plo de Rinaldo no debe ser solamente otra vertiente, hacia la creencia precisa-
de tres personas —personas además in- «advertido» y «entendido», sino tam- mente de que el hombre, a pesar de sus
terdependientes—, las consecuencias del bién «imitado». En este sentido la his- innegables debilidades, puede ser cons-
error son ineludibles e inevitables, tal toria intercalada puede ser considerada ciente y responsable de sí mismo, y, con
como sucede en un «Huis clos». En la como una «representación dentro de la ello, capaz de determinar su propio des-
acción principal, en cambio, esas conse- representación», de la que hace uso el tino. Con la condición de que sea humil-
cuencias se pierden, como quien dice, teatro de la época con fines análogos. de y prudente y no sobrevalore sus limi-
en la anchura de un mundo épico, la tadas posibilidades: en este sentido El
misma idea, que en la acción princial Curioso Impertinente es un «exemplum»
tiene un carácter más bien humorístico, 3 con más actualidad que nunca...
ha de convertirse, pues, en la novelita
intercalada, forzosamente en algo trági- Una última observación sobre El Curio-
co, de manera que la precaria relación so Impertinente como «novela ejem-
entre lo ideal y lo real no sólo se repi- plar», es decir como paradigma de no-
te en ella, sino que, solamente aquí, velita corta que se diferencia del para-
se convierte en algo de verdad proble- digma de Boccaccio. De hecho, difícil-
mático. mente puede encontrarse entre las No-
Y así, la historia de El Curioso Im- velas ejemplares otra que mejor ilustre
pertinente resulta ser una especie de el cambio entre la novelística de Boccac-

106/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
NOTAS
Narración polifónica:
1. Por primera vez me ocupé de El Curioso Im-
pertinente en mi libro Der Sinn der Parodie im Don el Quijote y sus
Quijote, Heidelberg, 1963. Después estudié los co-
mienzos de la novelística romántica en «Boccaccio seguidores franceses
und der Beginn der Novelle. Strukturen der Kur-
zerzählung auf der Schewelle zwischen Mittelalter
und Neuzeit», Munich, 1969; 19832. En un trabajo
(siglos XVII y XVIII)
más amplio («El Curioso Impertinente y la tradición
de la novelística europea», de próxima aparición
en Revista de Filología Hispánica) hablaré más de- Horst Weich
talladamente sobre la encrucijada de la novelística
italiana y la moralistica francesa, en la que se en-
cuentra Cervantes, y también sobre «la composition
en abyme» que une la acción principal y las nove-
litas intercaladas.
2. E.C. Riley: Cervantes' theory of the novel,
Oxford, 1962. El «Quijote» en la narrativa francesa
3. Sobre este problema pueden verse también
los estudios siguientes: A. Castro, El pensamiento El Quijote casi no produjo efecto en la
de Cervantes, Madrid, 1925; B.W. Wardropper, novela española del XVII: «Dans l'Es-
«The pertinence of "El curioso impertinente"», en
PLMA, 73 (1957); R. Immenvahr, «Structural pagne du XVIP siècle, le livre trouve
symmetrie in the episodic narratives of Don Quijo- nombre de lecteurs, mais point d'imita-
te«, en Comparative Literature, 2 (1958); C. Segre, teurs: rangen d'une originalité trop for-
«Líneas estructurales del Quijote», en F. Rico te pour être immédiatement acceptée et
(ed.), Historia y crítica de la literatura española,
vol. II; y también (aunque no trate de la novelitas suivie».1 En el siglo siguiente la situa-
intercaladas, pero sí del «background» italiano de ción no cambió, como lo reconoce
Cervantes), A.K. Forcione, Cervantes and the hu- O. Barrero Pérez que, a pesar de su
manist vision: a study of four exemplary novels,
Princeton, 1982. tema prometedor, prueba finalmente
4. Cito la edición de Martín de Riquer (Barcelo- que la importancia de lo narrativo en
na, Juventud, 19696), vol. I, p. 346. las imitaciones y continuaciones españo-
5. «Un necio e impertinente deseo me quitó la las del XVIII es mínima por la simple
vida. [...] sepa [Camila] que yo la perdono, porque
no estaba ella obligada a hacer milagros, [...]» (Ed. razón que el «siglo XVIII prácticamen-
cit.,p. 370). te carece de narradores».2 En Francia,
6. Ed. cit.,pp. 334 y 335. en cambio, ocurre todo lo contrario.
7. Sobre moralistica y narrativa véanse, entre «Per tutto il Seicento francese, infatti, il
otros, los siguientes estudios: L. Ansmann, Die
Maximen von La Rochefoucauld, Munich, 1982; J. Don Quijote fu imitatissimo [...]: caso
von Stackelberg, Französische Moralistik im euro- unico nel Seicento europeo.» El Qui-
päischen Kontext, Darmstadt, 1982; L. van Delft,: jote era sin duda alguna la novela espa-
Le moraliste classique. Essai de definition et de typo-
logie, Genova, 1982; D. Steland, Moralistik und ñola más leída en la Francia del XVII y
Erzählkunst von La Rochefoucauld und Mme. de del XVIII eclipsando el suceso de su
Lafayette bis Marivaux, Munich, 1984; R. Galle, hasta entonces muy estimado modelo
«Macchiavelli und die Moralistik» (en Poética, 20, Amadís de Gaula. Para las dos novelas,
pp. 47 y 78).
Francia era la verdadera patria en el
sentido que desde las traducciones fran-
cesas mucho más que desde el original
español, ambas conquistaron Europa.
Por eso el Quijote consiguó el mayor
número de ediciones en Francia4 y por
eso la Europa «afrancesada» del XVIII
supo apreciar tanto el Quijote: «Possia-
mo concludere che il Settecento dimos-
tró in tutta Europa un vivo interesse per
il Cervantes narratore; un interesse tanto
più significativo in quanto fa contrasto al
noto disinteresse di questo secolo [.. .1 per
la letteratura spagnola in generale.»
El atractivo del Quijote reside en su
cualidad de novela cómica que le con-
fiere un carácter estética e ideológica-
mente abierto. Con Mijail Bajtín se pue-
de definir el Quijote como novela dialó-
gica que no propaga una verdad autori-
taria y oficial como, por ejemplo, su
famoso antecesor monológico Amadís
de Gaula, sino que problematiza esta
verdad, la completa por lo que ella ca-
lla, la invierte mirándola por debajo, la
dispersa en una pluralidad de perspecti-
vas conflictivas y rivalizantes.

ANTHROPOS/107
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

La polifonía en la teoría literaria francesas e inglesas basada en su con- La polifonía en los seguidores
de Mij ail Bajtín cepción del self-conscious narrator, un franceses
narrador metaficcional y nada fiable,
Polifonía significa plurivocidad. La no- empezando con el Quijote.9 Desde hace Narración remonologuizada:
vela organiza una pluralidad de voces 15 años abundan los estudios sobre el «Le Berger extravagant» (1627-1628)
en los distintos niveles narrativos: se oye narrador del Quijote.10 y «Le Chevalier hypocondriaque» (1632)
la voz del narrador en el nivel extradie- Resumiéndolos se puede decir que el
gético (la narración), la voz del perso- Quijote abre la univocidad monológica En el Berger extravagant de Charles So-
naje en el nivel intradiegético (la histo- de la novela caballeresca tradicional ha- rel12 el joven Louis, después de mucho
ria) y la voz del personaje-narrador en cia una impresionante plurivocidad dia- leer, deja el comercio de su padre y,
el nivel hipodiegético (una historia den- lógica. Ésta resulta, además de la poli- dotado de un nuevo nombre de inven-
tro de la historia).7 Cada voz presenta fonía intradiegética, del hecho de que ción suya, Lysis, y unas miserables ove-
un mundo y representa un punto de vis- ya no hay un solo narrador, sino varios: jas, sale a la búsqueda de la sirviente
ta propio. Además de la yuxtaposición una serie de narradores indeterminados Catherine, a la que llama Charite. La
de voces dentro de la novela se realiza al principio, después, a partir de I, 9, el intertextualidad de la novela, pues, es
la polifonía incorporando voces previas llamado segundo autor, el traductor mo- doble: es una parodia de la novela pas-
exteriores que profieren la «palabra aje- risco y el primer autor, el famoso Cide toril con la obra cumbre de L'Astree de
na» y el «discurso ajeno»,8 en la mayo- Hamete Benengeli. Estas voces se quie- Honoré d'Urfé, cuya primera parte fue
ría de los casos intertextuales, proceden- bran mutuamente dudando de la auten- publicada en 1607 y cuya última parte
tes de textos literarios anteriores. Fun- ticidad y de la veracidad de lo narrado, fue determinada precisamente en 1627
cionalmente la polifonía pude ser redu- indicando obvios errores; además cada por B. Baro, el secretario del ya difun-
cida, remonologuizada, cuando todas voz está quebrada en sí misma porque to maestro; al mismo tiempo, es un ho-
las voces se funden ideológicamente en promete algo y hace lo contrario, fraca- menaje al Quijote, el que no parodia
una sola, y puede permanecer abierta, sa —como fracasa el héroe Don Quijo- Sorel, sino que explota como modelo
dialógica, cuando las voces no se apo- te en el nivel intradiegético— tratando crítico-destructor, como modelo de lo
yan mutuamente, sino cuando se dispu- de presentar la historia según las normas que llama, en la segunda edición de
tan y se quiebran. La polifonía dialógi- narrativas explícitamente propuestas. 1633, Anti-roman.n
ca es lo que interesa a Bajtín y por eso Baste el ejemplo del narrador arábigo, Es un lugar común que la literatura
considera el Quijote como la primera cuyo fracaso ya está inscrito en su nom- barroca equivale a multiplicidad exube-
novela moderna. bre. Su introducción misma como «Cide rante, continuo movimiento y metamor-
Hamete Benengeli, historiador arábigo» fosismo y espejismo engañador.14 En
(I, 9) acusa una serie de contradiccio- el nivel de la historia, El Berger extra-
Narración polifónica: el «Quijote» nes. Como historiador, promete ser cro- vagant cuadra con esta definición;15 en
nista «neutro» y exacto; pero, al mismo la narración, no, y lo prueba el mismo
Sabido es desde hace mucho tiempo que tiempo, como Hamete, «el que alaba», D. Chouinard, que se propone demos-
el Quijote da voz a una pluralidad de falta a su papel elogiando las hazañas trar el «brouillage du discours» (el «tur-
personajes dentro de la historia. La voz del protagonista, a veces con seriedad, bamiento» del discurso narrativo), que
alta, idealizante del caballero choca con a veces con ironía. Como «arábigo» es 10 encuentra solo en el nivel intradiegé-
la voz baja, popular del escudero. Amo susceptible de faltar a la veracidad de la tico tras el antagonismo de la voz del
y mozo, además, narran historias o tro- historia, «siendo muy propio de los de protagonista y las voces de sus oponen-
zos de historias; encuentran a persona- aquella nación ser mentirosos» (I, 9), tes, pero que reconoce que la narración
jes, cuyas voces chocan con la del amo según el segundo autor y según San- se caracteriza bajo el lema de la clari-
o con la del mozo o con las dos y que, cho Panza, personaje intradiegético que dad.16 No hay desdoblamiento del
muchas veces, narran también historias, con una interesantísima quiebra «hacia narrador, y éste presenta y aclara su
las suyas propias o historias ajenas que arriba» critica al narrador extradiegéti- mundo. Por eso, Pierre Perrault, un lec-
contrastan con la historia del caballero co, moro falsario y embelecador (II, 2). tor crítico francés de la época del clasi-
andante. Así, el Quijote constituye una Como Cide pretende ser una personali- cismo, prefiere —después de minuciosa
enciclopedia de géneros, organizando dad importante, como Benengeli, trans- discusión de las dos novelas— el Berger
de modo intertextual los discursos aje- posición cómico-paronomástica de be- extravagant al Quijote. Él rechaza níti-
nos de los géneros caballeresco, pasto- renjena, está rebajado de manera carna- damente lo que llamábamos la polifonía
ril, sentimental y picaresco en su propio valesca a un nivel corporal-alimenticio. dialógica del Quijote: «tout cela est de
discurso narrativo. Se ha insistido igual- Como Benengeli, además, se afirma teile sorte embrouillé que Ion [sic] n'y
mente en el hecho de que el narrador como «hijo del Evangelio», discrepando comprend ríen», y celebra la simplicidad
quiebra la voz del héroe con intención con su religión islámica y justificando al racional del Berger extravagant: «Le sti-
paródica. Pero solo en los últimos vein- mismo tiempo irónicamente su «error» le de Sorel est facile, sa narration breve
te años —desde los comienzos de la de jurar «como católico cristiano» (II, et claire [...]. Les idées qu'il vous a fait
narratología estructural que diferencia- 27). Por último, con el mismo nombre avoir il ne vous les faict point changer,
ba los niveles narrativos y que afirmaba se afirma como «hijo del ciervo», como 11 ne vous laisse en doute de rien. Il ne
que el estudio de la narración era tan narrador-espejo e hijo predilecto del pa- vous laisse rien a supposer ni a sup-
importante como el de la historia —se drastro Cervantes.11 pleer».17 La única posibilidad de una
enfoca la investigación más detenida- El Quijote, pues, novela cómica y pri- verdadera quiebra de la voz del narra-
mente en el nivel extradiegético permi- mera novela moderna, está caracteriza- dor se ofrece en el hecho de que Sorel
tiendo destacar la polifonía de las voces do por una polifonía dialógica máxima acompaña su texto narrativo del para-
no solo en los niveles intra— e hipodie- proporcionando un potencial narrativo texto metanarrativo, crítico, de los Re-
géticos, sino también en la narración que incita a sus seguidores franceses a marques. Pero la voz crítica del paratex-
misma. Fue W.C. Booth el primero que aprovechar de ello, imitándolo y reacen- to apoya y confirma la voz narrativa
estableció una línea de novelas cómicas tuándolo. extradiegética y la reduce hacia la uni-

108/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

vocidad monológica. Esto se ve clara-


mente en la versión francesa del escru-
tinio de la biblioteca de Don Quijote,
en la disputa literaria del libro 13 del
Berger extravagant. Clarimond acusa a
la literatura, Philiris la defiende; en el
nivel intradiegético y en el extradiegéti-
co la discusión queda inconclusa. Pero
la voz crítica se impone: «moy ie veux
donner des conclusions là dessus pour
arrester ce qui en doit estre cru. [...] ie
concluds pour Clarimon centre Phili-
ris.»18 Las voces del Berger extravagant
están perfectamente separadas; la voz
extradiegética se solidariza con las voces
de los personajes «razonables» de la his-
toria contra la voz loca del pastor-pro-
tagonista. La voz crítica de los Remar-
ques las domina todas, sosteniendo con
su autoridad superior la voz del narra-
dor y constituyendo así un punto fijo y
fiable para el lector que busca orienta-
ción. La confusión dialógica de las vo-
ces del Quijote está transformada en una
polifonía remonologuizada, racional y
clara, con la función de un unívoco di-
dactismo antiliterario.
En el Chevalier hypocondriaque de
Du Verdier19 la polifonía está aún más
reducida. El protagonista, Don Clarazel
de Contarnos, se ve rechazado por su
amada Sylvie, y después de leer en el
Amadís como Oriana rechazó a Amadís,
se vuelve locó comparándose con el «de-
samado» caballero y tratando de vivir
las aventuras de la novela en su propia
vida. Voces conflictivas son en el nivel
intradiegético la del héroe y las de los
burladores que aprovechan de su locura
para reírse de él. La voz del narrador
quiebra —con ironía— la del héroe,
pero no está quebrada en sí misma. Es
la voz típica de la novela cómica: se
afirma abiertamente (y no se esconde,
como recomiendan Aristóteles y el neo-
aristotélico López Pinciano),20 se osten-
ta como creador omnipotente de la his-
toria que así revela ficticia y que explica
a su lector dirigiéndose directamente a
él. A veces transgrede —en una forma
inocente de «metalepsis» cómica21— los
niveles narrativos paralelizando el nivel
diegético con el extradiegético: «Lais-
sons [Don Clarazel] dormir & nous re-
posons aussi de nostre costé pour re-
prendre haleine afin que nous des-
criuions mieux en l'autre chapitre les
choses admirables».22 La polifonía re-
monologuizada sirve aquí no para narrar
una historia cómica criticando el género
caballeresco sino más bien para narrar
una historia caballeresca de forma hu-
morística.23 Du Verdier, que poco an-
tes había concluido en siete tomos la
casi interminable serie de continuacio-
nes del Amadís con su Roman des ro-
mans (París 1626-1629), intentó inicial-

ANTHROPOS/109
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

mente una parodia de este género, des- polifonía dialógica sirve, pues, para pre- morisco y del moro— ya hay tres ma-
truyéndolo con las armas del Quijote; lo sentar y mezclar distintos modelos de nuscritos apócrifos al alcance de la
que resultó finalmente es más bien un narrar, para contrastar voces y normas mano, y los tres narran tres finales di-
homenaje nostálgico. contradictorias que se desafían mutua- vergentes de la historia, y los tres están
mente. El lector real ya no tiene punto explícita o implícitamente desvaloriza-
Narración dialàgica: «Pharsamon» fijo; lo mejor es desconfiar del narrador dos por el narrador-editor.33 Esta poli-
(1712) y «Jacques le fataliste» tanto como del lector. fonía por el lado de la «producción»
(hacia 1770-1775) La relación intertextual de Jacques le narrativa es una imitación creadora del
fatalisíe de Denis Diderot27 con el Qui- Quijote; está completada en el lado de
En su obra de juventud Pharsamon ou jote es la menos obvia y la más sutil. la recepción por una continuación crea-
les nouvelles folies romanesques, escrita Bardon constata brevemente: «Cervan- dora del Pharsamon, dando voz crítica
en 1712, publicada por primera vez en tes nn'aa pas eu d'influence sur Dide- a un lector emancipado, autónomo, que
1737 y reeditada en el XVIII bajo el rot».28 Esta afirmación fue corregida entra en un verdadero diálogo conflicti-
título Le Don Quichotte moderne,2* en cuanto al nivel diegético;29 está para vo con el narrador.34 El lector, tradicio-
Marivaux narra la historia del joven corregir en cuanto al nivel de la narra- nalmente el «mozo» del «amo» narra-
Pierre Bagnol, hidalgo desocupado y so- ción. Los temas fundamentales de la his- dor, se afirma, problematizando el po-
ñador, que por mucho leer se vuelve toria —el conflicto entre providencia y der y la dominación del narrador. Las
loco, se da el nombre de Pharsamon y contingencia, entre determinismo y li- dos voces llevan una disputa abierta,
busca aventura en compañía de su ami- bertad, entre amo y mozo—30 son igual- criticándose mutuamente: «[Lector:] Et
go y criado Colin Michard, al que llama mente los temas de la narración, reacen- votre Jacques n'est qu'une insipide rap-
Cliton. La parodia se dirige ahora con- tuando y modificando la polifonía dialó- sodie de faits, les uns reels, les autres
tra la novela heroico-galante, género gica del Quijote. En Jacques le fatalisíe imagines, écrits sans grace et distribués
que funde la tradición caballeresca con se manifiesta una pluralidad de voces sans ordre. —[Narrador:] Tant mieux,
la pastoril bajo el lema del preciosismo narrativas intra e hipodiegéticas. En el mon Jacques en sera moins lu. De quel-
y que tuvo mucho éxito en el XVII, Quijote, los personajes son locos, locos que còte que vous vous tourniez, vou
encabezado por autores como Melle de de lectura, locos de amor y locos de avez tort. [...] Lecteur. a vous parier
Scudéry y la Calprenede. Pharsamon se burlas; en Jacques le f ataliste, son locos franchement, je trouve que le plus me-
manifiesta como una «farsa» del Phara- de la palabra. Maníacos de hablar y de diant de nous deux ce n'est pas moi.»35
mond (1661-1670) de este último. narrar son Jacques le fataliste y la taber- El narrador frustra al lector negándole
A primera vista, la narración no se nera del Grand Cerf; maníaco de escu- las historias que él pide, porque pide
diferencia de la narración cómica remo- char es el amo. Las voces se interrum- sobre todo historias de amor, narra-
nologuizada del Chevalier hypocondria- pen, se disputan el derecho a hablar, y das tradicionalmente; el lector a veces
que. El narrador se presenta como crea- la voz del mozo Jacques —la única que frustra al narrador, obstruyéndolo y
dor, ironiza a su héroe y manipula su se oye continuamente durante toda la resistiendo a su narración autoritaria. La
historia sin preocuparse de nada. La dia- historia— domina la voz del amo, invir- disputa no se concluye; permanece
loguización surge en la figura de otro tiendo la relación tradicional entre los abierta, y el lector real no sabe, final-
personaje extradiegético que declara su dos (recuérdese que en el Quijote, San- mente, ni a qué ni a quién atenerse.
voz: el lector. Este, por vez primera, se cho escucha mucho y habla relativamen-
opone al narrador, criticando su modo te poco, el amo lo instruye, por lo cual
de narrar, el orden, la verdad y la vero- el mozo en la segunda parte impresiona Conclusión
similitud de la historia; obliga al narra- por su cultura), lo que ya indica el títu-
dor a justificarse, pide cambios del rum- lo de la novela que da más prestigio al El Quijote es atractivo para los novelis-
bo narrativo, en fin, es el obstáculo que mozo que al amo. Otra modificación tas franceses por su polifonía máxima.
amenaza al narrador con el fracaso, tal se refiere a la acción: Don Quijote ha- Hay fundamentalmente dos etapas de
como el héroe de la historia fracasa re- bla (como cuerdo), pero también actúa recepción creadora. La primera, hacia
petidamente en los obstáculos que le (como loco); en Jacques le fataliste, solo 1630, sigue directamente a la publica-
prepara el narrador.25 La voz del lector se habla y ya no pasa casi nada. ción y a la traducción del original,36
escéptico parece dominar la voz del La aventura del narrar, la lucha por tratando de aprovechar su éxito inme-
narrador, riéndose de su incapacidad de la palabra se reproduce en el nivel ex- diato. Se imita el Quijote como modelo
narrar bien. Pero el lector es a su vez tradiegético. La voz del narrador está de crítica literaria, armándose de sus
objeto de risa porque se basa en las quebrada en sí misma. Con constantes técnicas para parodiar el género pasto-
normas aristotélicas de orden y verosi- contradicciones, el narrador se presenta ril y caballeresco. La polifonía conflicti-
milud —representa una posición racio- como creador autónomo, omnisciente y va está limitada al nivel diegético; está
nal, al igual que el narrador del Berger verdadero; al mismo tiempo depende dominada y ordenada por la narración
extravagant— que el narrador proble- de muchas limitaciones, ignora hechos extradiegética, cómica, pero no obstan-
matiza y desvaloriza, imponiéndose y miente descaradamente. Parece ser te remonolguizada, autoritaria, compa-
como descarado narrador decididamen- libre y está determinado por textos ya rada con el Quijote. En el Berger extra-
te anti-aristotélico. En una osada meta- existentes, se revela de repente como vagant sirve a un didactismo antilitera-
lepsis pide al «trop importun critique» editor de un «texte original» y de un rio, en el Chevalir hypocondriaque al
que salga del libro, si no está contento: «manuscrit» defectuoso. 2 De manera puro divertimento del lector real. Du-
«Pour vous, monsieur le critique, qui abrupta, el manuscrito para en seco ha- rante el subsiguiente clasicismo, no hay
direz peut-être qu'on se serait bien pas- cia el final de la historia, en un punto imitación válida. Esta época monológi-
sé de cette conversation, en ami je vous crucial. En una inversión lúdica del Qui- ca par excellence tiene problemas de es-
conseille de quitter le livre; car si vous jote —el segundo autor, hacia el princi- tética con la dialoguicidad del Quijote.
amusiez a critiquer tout ce qu'il y aurait pio de la historia, sale a la búsqueda de Por eso Perrault prefiere el Berger ex-
a reprendre, votre critique deviendrait otro manuscrito, lo que introduce las travagant, y por eso se hizo otra traduc-
aussi ampie que le livre même».26 La tres voces principales del cristiano, del ción del Quijote, más adecuada al gusto

110/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

clasicista.38 La segunda etapa abarca el 3. P. Cherchi, Capitoli di Critica cervantina


siglo XVTII. Este siglo de las luces duda (1605-1789), Roma, 1977.
de las verdades tradicionales; las niega 4. F. Meregalli, «Profilo storico della critica cer-
y trata de formular otras nuevas, más vantina nel settecento», Rappresentazione artística
válidas. Es, pues una época dialógica, y eFlorencia,
rappresentazione scientìfica nel secolo dei lumi,
1971, 187-210, p. 189.
en la polifonía dialógica del Quijote en- 5. F. Meregalli «Profilo», p. 193. Documentan
cuentra un modelo de cuestionar lo ad- el influjo de Cervantes y del Quijote sobre la lite-
mitido, tanto en el plano estético como ratura francesa M.-H. Neumann, Cervantes in
Frankreich (1582-1910), Nueva York, París, 1930,
en el plano ideológico. E. Crooks, The Influence of Cervantes in France in
Marivaux y Diderot imitan, tal como the Seventeenth Century, Baltimore, 1931, y sobre
Sorel y Du Verdier, la polifonía en el todo M. Bardon, Don Quichotte en France au XVII'
nivel diegético, criticando el género he- et1974. au XVlir siècles, París, 1931, repr. Genova,
roico-galante. Pero imitan también de 6. Bajtín distingue dos líneas estilísticas de la
una manera creadora la polifonía extra- novela europea desde la Antigüedad en vigor hasta
diegética bajo la misma inteción de dia- finales del XVIII; obra clave de la primera, seria y
loguicidad conflictiva, realizándola so- monológica, es el Amadís, obra clave de la segun-
da, cómica y dialógica, es el Quijote. Véase M.
bre todo por la valoración y acentuación Bakhtine, «Deux lignes stylistiques du roman euro-
de la voz crítica del lector, muda en el péen», Esthétique et theorie du roman, Paris, 1978,
Quijote. La narración débridé del Phar- 183-233. Esta línea dialógica forma parte integral
de lo que llama «literatura carnavalesca»; véase su
samon permite al joven Marivaux libe- \L'oeuvre de Franqois Rabelais et la culture populai-
rarse de las estrechas normas impuestas re au moyen age et sous la renaissance, Paris, 1970.
por el clasicismo, experimentando de Parece, por desgracia, que Batjín sigue siendo des-
una manera lúdico-crítica distintos mo- conocido en España; echa un primer vistazo infor-
delos narrativos en búsqueda de una mativo J. Huerta Calvo, «La teoría literaria de
Mijail Bajtin (Apuntes y textos para su introduc-
nueva estética de la novela. En Jacques ción en España)», Dicendo 1 (1982), 143-158.
le f ataliste, la polifonía dialógica alcanza 7. Me baso en la diferenciación hecha por G.
Genette, «Discours du récit. Essai de methode»,
el mismo valor que en el Quijote. Invir- Figures III, París, 1972, 65-282, con la modificación
tiendo y reacentuando las estructuras aportada por M. Bal, Narratologie. Essais sur la
propuestas por el Quijote, Diderot crea signification narrative dans qua tre roman modernes,
—tanto en el nivel diegético como en el París, 1977, que sustituye el equívoco término mé-
extradiegético— una novela dialógica tadiégétique de Genette por hypodiégétique. Véase
el resumen de S. Rimmon-Kenan, Narrative Fic-
que se opone a discursos autoritarios tion: Contemporary Poetics, Londres, Nueva York,
monológicos sin producir a su vez tal 1983, 91-94.
discurso autoritario. El Quijote ya no 8. Véase La Poétique de Dostoi'evski, Paris,
1970, sobre todo el cap. 5.
funciona solo como modelo de crítica 9. W.C. Booth, «The Self-Conscious Narrator in
literaria; por medio de su polifonía dia- Comic Fiction before Tristram Shandy», Publica-
lógica modela una crisis ideológica irre- tions of the Modern Language Association, 67
mediable, crisis filosófica, teológica, (1952), 163-185.
10. El más importante sigue siendo el de R. El
epistemológica, social. El Amadís pre- Saffar, Distance and Control in «Don Quixote»: A
tende modelar una búsqueda, que en Study in Narrative Technique, Chapel Hill 1975.
realidad es un constante hallar; afirma Véase últimamente, con amplia bibliografía, R.M.
la verdad monológica. El Quijote mode- nos Ford, «Narración y discurso en el Quijote», Cuader-
Hispanoamericanos, 430 (1986), 5-16; S. Fer-
la una búsqueda real y abierta que osci- nández Mosquera, «Los autores ficticios del Quijo-
la permanentemente entre confirmación te», y L.R. Scarano, «La perspectiva metatextual
y duda y que está constantemente ame- en el Quijote de Cervantes», Anales cervantinos, 24
nazada de fracaso. De forma análoga, (1986), 47-65, y 123136.
11. Véase D. Rey re, Dictionnaire des noms des
el Jacques le f ataliste del viejo Diderot personnages du Don Quichotte de Cervantes. Suivi
—a finales de la Ilustración y en víspe- d'une analyse structural et linguistique, París, 1980,
ras de la Revolución francesa— modela 47 seq.
una búsqueda filosófica y social. Como des12. Ch. Sorel, Le Berger extravagant. Où parmy
fantaisies amoureuses on void les impertinences
verdadero filósofo, no enseña la doctri- des Romans & et de Poesie, París, 1627, seguido de
na39 —porque no la sabe—, sino pre- Remarques sur les Xllll livres du Berger extrava-
senta materiales, plantea en un diálogo gant. Où les plus extraordinaires chases qui s'y vo-
polifónico y abierto40 los problemas yent, soni appuyees de diverses authoritez, & où
Von treuve des recueils de taut ce qu'il y ade remar-
bajo distintas perspectivas, buscando quable dans les Romans, & dans les ouvrages poë-
una solución e invitando al lector real a tiques, avec quelques autres observations, tañí sur le
participar activamente en esta búsqueda langage, que sur les avantures. París 1628, repr.
Genova, 1972.
de la verdad que, en principio, nunca 13. Esta doble relación intertextual —del Berger
acaba. extravagant y también del Pharsamon— está anali-
zada brevemente por G. Genette, Palimpsestos. La
littérature au secara degré, París, 1982, 164-171.
NOTTAS 14. Véase p. ej. el ya clásico J. Rousset, La
littérature de I'age baroque en France. Circe et le
1. M. Chevalier, L'Arioste en Espagne (1530 a paon, París, 1954.
1650). Recherches sur ¡'influence du «Roland fu- 15. Véase A.L. Franchetti, // «Berger extrava-
rieux», Burdeos, 1966, 489. gant» di Sorel, Florencia.
2. «Los imitadores y continuadores del Quijote 16. D. Chouinard, «Sorel (anti)romancier et le
en la novela española del siglo XVIII», Anales cer- brouillage du discours». Etudes franqaises, 14
vantinos, 24 (1986), 103-121, p. 119. (1978), 65-91.

ANTHROPOS/111
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
17. P. Perrault, Critique du livre de Don Quichot-
te de la Manche, París, 1679, ed. M. Bardon, París,
1930, pp. % y 252.
Cervantes
18. Remarques, pp. 618 y 721.
19. G.S. Du Verdier, Le Chevalier hypocondria-
en el siglo XVIII
que, París, 1632.
20. Siguiendo el cap. 24 de la Poética del griego,
A. López Pinciano estipula en su Philosophia anti- Francisco Aguilar Piñal
gua poetica (1596) que «[en] el poema heroico [...]
el poeta debe hablar lo menos que él pueda» (Ma-
drid 1973, XI, 6).
21. Véase G. Genette, «Le discours du récit»,
p. 244.
22. Chevalier hypocondriaque, 298. La fama de Cervantes comienza el mis-
23. Véase la única interpretación completa de la mo día en que las librerías madrileñas
novela por J. Serroy, Román et réalité. Les histoire
comiques au XVII' siècle, París, 1981, 319-338. ponen a la venta la primera edición del
24. Véase el comentario de los editores del Phar- Quijote, sin que haya dejado de crecer
samon, F. Deloffre y C. Rigault, en: Marivaux, asombrosamente en estos casi cuatro si-
Oeuvres dejeunesse, París, 1972,1.194-1.197, y A.
Nabarra, «L'influence de Don Quichotte sur les glos transcurridos hasta hoy. Sin esta
premiers romans de Marivaux», Studies on Voltai- genial novela, cumbre de la literatura
re, 124 (1974), 191-219. española, Miguel de Cervantes Saave-
25. K. Stierle demuestra que lo cómico resulta dra no pasaría de ser un escritor más de
generalmente de un «fracaso que no duele» («Ko-
mik der Handlung, Komik der Sprachhandlung, los muchos y buenos que nos ofrece la
Komik der Komödie», W. Preisendanz, R. War- creación literaria de nuestro Siglo de
ning, eds., Das Komische, Munich, 1976, 237-268). Oro. A sus treinta y siete años había
26. Pharsamon, 541. publicado La Galatea y habían de pasar
27. Fue escrito en la mayor parte hacia 1770 a
1775, publicado por vez primera en la Correspon- otros veinte de su vida —años de triste-
dance Littéraire, una revista para la alta aristocra- za y sufrimiento— antes de que, ante la
cia europea, por quince entregas del 1778 hasta sorpresa general, su nombre hiciera dia-
1780; como libro pareció solo doce años después na, con ímpetu y acierto insospechados,
de la muerte del autor, en 1796.
28. Bardon, Don Quichotte en France, 544. en la caprichosa y tantas veces fugaz
29. R. Warning demostró la intertextualidad fama literaria. Fama que para él —un
puntual comparando dos episodios (Illusion und pobre soldado, despreciado y recauda-
Wirklichkeit in Tristram Shandy und Jacques le fa-
taliste et son maítre, Munich, 1965, 83 seq.) y K. dor de impuestos, sufrido huésped de la
Dirscherl reveló la intertextualidad global en cuan- cautividad argelina y de la dantesca cár-
to a la estructura común del viaje concluyendo que cel sevillana —sería desde entonces ci-
Jacques le fataliste es «la parodia de la parodia» miento de la eternidad literaria con que
(Der Roman der Philosophen. Diderot —Rous-
seau— Voltaire, Tübingen 1985, 144-151). han soñado los escritores de todos los
30. Véase la magistral interpretación de R. War- tiempos.
ning, «Opposition und Kasus Zur Leserrolle in Di- Ese mismo año de 1605, en que el
derots Jacques le fataliste et son maitre«, R.W., impresor madrileño Juan de la Cuesta,
ed., Rezeptionsästhetik. Theorie und Praxis, Mu-
nich, 1975, 467-493. con la financiación del librero Francisco
31. Da un excelente análisis del narrador B. Di- de Robles, da a luz la primera parte del
dier, «"Je" et subversion du texte. Le narrateur dans Quijote, se reproduce la novela en otras
Jacques le fataliste», Litterature, 12 (1982), 92-105. seis ediciones, cientos de cuyos ejempla-
32. D. Diderot, Jacques [sic] le fataliste et son
maitre, ed. crit. de S. Lecointre y J. Le Galliot, res cruzan la frontera española y surcan
París, Genova, 1977, 298 y 299. los mares camino de las Indias antes de
33. Jacques, 373 seq. finalizar el año. En 1612 es traducido al
34. Véase el análisis de B. Didier, «Contribution inglés, en 1614 al francés, y en 1622
a une poétique du leurre. "Lecteur" et narrataire
dand Jacques le fataliste», Littérature, 8 (1978), 3-21. al italiano.
35. Jacques, 293. Ciñéndonos al siglo XVIII, hemos de
36. Traducción de la primera parte por César hacer constar la enorme difusión euro-
Oudin, 1614; de la segunda parte por F. de Rosset,
1618. Véase Bardon, Don Quichotte en France, 23 pea de la novela cervantina. En Francia
seq. y 37 seq., y últimamente I. Sánchez Regueira, se hacen durante este siglo cincuenta
«El hispanista francés César Oudin, primer traduc- ediciones del Quijote, casi todas en Pa-
tor de El Quijote al francés», Anales cervantinos, rís y Lyon, con años excepcionales,
23 (1985), 115-131.
37. El autor logra lo que promete en su prólogo como 1754 en que se lanzaron ocho edi-
«Au lecteur»: «faire rire souvent» (p. 2). ciones; 1741 con seis; 1713 y 1733 con
38. Traducción-castración de Filleau de St. Mar- cuatro. Le sigue Inglaterra, con cuaren-
tin de 1677 (véase Bardon, Don Quichotte en Fran- ta y cuatro ediciones; Alemania y Ho-
ce, 327 seq.).
39. Con eso Diderot se diferencia radicalmente landa, con ocho; Italia, con cuatro; Ir-
de los imitadores españoles del XVIII que, bajo landa y Bélgica, con tres; Rusia, con
ideologías monológicas propias, imponen la doctri- dos; Portugal, Austria, Dinamarca y Po-
na en un «atosigante predominio de la lección so-
bre la lectura (el delectarse apenas se entrevé sepul- lonia, con una. Pero la difusión no se
tado casi completamente por el docere)» (Barrero limita a las ediciones, sino que trascien-
Pérez, «Los imitadores», 119). de a la novelística europea con las nu-
40. R. Galle demuestra muy bien la predilección merosas imitaciones que el personaje
de Diderot por el diálogo, forma lúdica de escribir y
forma crítica de pensar. («Diderot —oder die Dialo- cervantino suscita. En esto Inglaterra se
gisierung der Aufklärung», J.v. Stackelberg, ed., Eu- lleva la palma con las novelas Joseph
ropa'lische Aufklärung Hl, Wiesbaden 1980,209-247). Andrews y Tom Jones, de Fielding;

112/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

Tristan Shandy, de Sterne; The female la del impresor Sancha de 1777, con
Quixotte, de Charlotte Lennox (1752); buenas láminas; la de la Real Academia
y El Quijote espiritual, de Richard Gra- Española de 1780, con la vida de Cer-
ves (1772). En Francia la influencia es vantes y análisis de la obra por Vicente
patente en Lesage, Marivaux y Florian, de los Ríos, más treinta y una láminas
entre otros. En Italia aparece en 1787 de los mejores grabadores de la época;
un poema de Giovanni Meli titulado ex- la de la Imprenta Real en 1797, con la
presamente «Don Chisciotte e Sanchio vida de Cervantes por Quintana; y final-
Panza», y la primera versión poetizada mente, la de Sancha de 1797, en cinco
de la novela, por obra de E. Nappig, // volúmenes, que incluye la biografía de
Don Chisciotte in ottava rima (Ancona, Cervantes por Pellicer. Para mejor com-
1807). Además, la Real Fábrica de Ta- prender la importancia del interés cre-
pices de Ñapóles, por orden del rey Car- ciente del XVIII por el Quijote hay que
los de Borbón, después Carlos III de dejar constancia de un hecho significa-
España, realiza ochenta monumentales tivo: la novela no se reimprime desde
tapices con escenas del Quijote, siete de 1674 hasta 1704, en Barcelona, en ple-
los cuales aún se pueden contemplar en na guerra de sucesión. Es un vacío de
el Quirinal. En Alemania, Wieland con- treinta años, que se corresponde con la
fiesa en 1758 que el Quijote es su libro mayor decadencia literaria en España y
de cabecera. El profesor Dieze, de la con lo que Paul Hazard ha denominado
Universidad de Gotinga, traduce la Vida «la crisis de la conciencia europea».
de Cervantes en 1769. Herder, en 1772, Otras cinco ediciones dieciochescas
se entretiene en comentar la novela con del Quijote se suceden hasta que, en
su amada. En 1775 aparece la primera 1732, el presbítero y bibliotecario real,
traducción tomada directamente del es- Blas Antonio de Nasarre, hace imprimir
pañol, no del francés como las anterio- en Madrid, con la aprobación del aca-
res, por obra de Bertuch. En 1795 Schi- démico Agustín de Montiano, el Quijo-
ller escribe que ha encontrado «un ver- te de Avellaneda. Nasarre, que a media-
dadero tesoro» en las novelas cervanti- dos de siglo suscitaría una tormentosa
nas. Se deshacen en elogios del Qui- polémica con motivo del teatro cervan-
jote Federico Schlegel, Goethe, Tieck y tino, sostiene en esta edición que la no-
otros poetas alemanes. Pero la consa- vela de Avellaneda es superior al Qui-
gración vendrá con Schelling, que pro- jote de Cervantes. La idea no era nue-
fundiza filosóficamente en la novela a va. La había expuesto el francés Lesage
fines del siglo, sirviendo de base al en- en su traducción del Quijote apócrifo,
tusiasmo romántico por España del impresa en París en 1704. Nasarre y
idealismo alemán. En las colonias ingle- Montiano, afrancesados hasta la médu-
sas de América la novela de Lennox El la, no dudan en aceptar la tesis del fran-
Quijote femenino será más popular que cés e introducirla como novedosa en Es-
en la misma Inglaterra. Es de notar que paña, consiguiendo convencer a otros
ya en 1735 se daban clases de español literatos, como Torres Vaillarroel, que
en Nueva York y que en 1766 comenza- defiende el mismo criterio en la segun-
ba en Filadelfia el primer curso acadé- da edición de su obra El ermitaño y
mico de lengua española, seguido al Torres.
poco tiempo en otras ciudades del este Pero en 1733 llega a la Corte, para
americano, en cuyas bibliotecas no fal- trabajar al lado de Nasarre en la biblio-
taban los cuatro tomos de la traduc- teca real, el catedrático valenciano Gre-
ción inglesa del Quijote por Smollet. Su gorio Mayans y Sisear, el valor más só-
influjo es evidente, por otra parte, en lido del humanismo crítico en el XVIII
el primer ensayista norteamericano Jo- español. Mayans venía precedido ya de
seph Denie, autor de la novela The Lay un bien ganado prestigio erudito, razón
Preacher. por la cual recibió un delicado encargo:
Mientras tanto, ¿qué ocurría en Espa- redactar la vida de Cervantes para una
ña? En el setencientos La Galatea se edición del Quijote que preparaba en
reimprimió tres veces, el Viaje del Par- Londres lord Carteret, con el fin de ob-
naso dos, las Novelas ejemplares nueve, sequiar a la familia real inglesa. Apasio-
el Persiles ocho. Las Comedias y entre- nado por la novela cervantina, el valen-
meses fueron reimpresas conjuntamente ciano aceptó el encargo, aun a sabien-
por primera vez en 1749. Por lo que al das de que supondría el enfrentamiento
Quijote respecta, treinta y siete fueron con su inmediato superior en la biblio-
las ediciones realizadas en España du- teca del rey.
rante esta centuria, menos que en Ingla- Este es el punto de partida de una
terra y Francia. Entre ellas hay que des- renovación total en los estudios cervan-
tacar la de 1730, con treinta y cinco tinos, especialmente de la biografía del
láminas alusivas a la acción novelesca; autor, montada hasta entonces sobre un
la del impresor Ibarra de 1777, que tie- cúmulo de errores, como se comprueba
ne muy bellos tipos y excelente papel; leyendo la edición de 1727 del Diccio-

ANTHROPOS/113
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

ñaño histórico de Moreri. Las investiga- las, año de 1752. La partida bautismal cedió generosamente, enviándole algu-
ciones iniciadas por Mayans hacen que sacada por Pingarrón fue publicada años nos papeles de su hermano, ya falleci-
en el siglo XVIII se descubran los prin- después por Juan Antonio Pellicer en do. Este mismo año de 1797 apareció el
cipales documentos de la biografía cer- su Ensayo de una Biblioteca de traduc- Quijote de la Imprenta Real, con un
vantina. Entre los pasajes más oscuros tores españoles (1778) y reproducida en prólogo del poeta Manuel José Quinta-
de esta biografía estaba el de la verda- su edición del Quijote de 1797. na, joven a la sazón de 25 años, quien
dera patria de Cervantes. Tomás Tama- La partida de defunción de Cervan- se deshace en alabanzas de la obra, que
yo de Vargas, en su Junta de libros tes, el 23 de abril de 1616, fue descu- —escribe— «a nada se parece ni sufre
(1624) lo hace natural de Esquivias. bierta en la parroquia madrileña de San cotejo alguno con nada de lo que enton-
Lope de Vega, en el Laurel de Apolo Sebastián y publicada por Nasarre en ces se escribía».
(1630) da a entender que nació en Ma- 1749, en el prólogo a su edición de las Por fin, la biografía cervantina queda
drid. Nicolás Antonio, en su Bibliothe- comedias cervantinas. La de matrimo- aumentada con numerosos datos desco-
ca Hispana Nova (1672), lo hace hijo nio fue hallada también a instancias de nocidos en la nueva edición del Quijote
de Sevilla, afirmación que repite Ortiz Martínez Pingarrón, en 1755, en el ar- de la Academia Española de 1819, fran-
de Zúñiga en sus Anales (1677). Ma- chivo parroquial de Esquivias. Así, con queada ya la frontera del nuevo siglo.
yans, al redactar su Vida de Cervantes, paciente búsqueda y creciente interés se Los datos proceden en su mayoría del
admite la tesis madrileña, porque aún fueron sucediendo en el siglo XVIII los sevillano Archivo de Indias y fueron en-
no se había descubierto la partida de hallazgos que sirvieron para fundamen- contrados por el bibliotecario Isidoro de
bautismo. El hallazgo de este documen- tar documentalmente los principales da- Antillen en 1809, quien los facilitó a
to tiene su historia particular, bastante tos biográficos del autor del Quijote. Bartolomé José Gallardo, aunque el que
bien conocida. Da con la primera pista Como se ha dicho, la primera biogra- hizo uso de ellos fue el académico Mar-
el también bibliotecario real Juan de fía de Cervantes fue escrita por Mayans tín Fernández de Na varrete, prologuis-
Iriarte, quien encontró el dato de su en 1737 y publicada al año siguiente en ta de la novela. La búsqueda seguirá
origen alcalaíno en una relación de cau- la edición londinense del Quijote, aun- incesante durante el siglo XIX, desta-
tivos de la propia biblioteca. Esto ocurre que previamente se hizo en España una cando entre todos los investigadores
en 1748 y el feliz descubridor lo comen- tirada limitadísima de 25 ejemplares, Diego Clemencín, otro hijo del siglo
ta entusiasmado en la tertulia del mon- hoy de suma rareza. La obra está basa- XVIII y epígono de la Ilustración, pues
je benedictino fray Martín Sarmiento, da, esencialmente, en los datos recogi- había nacido en 1765.
quien, a su vez, lo confirma en la Topo- dos de una atenta lectura de las obras Pero el tema cervantino fue no sólo
grafía e historia de Argel de fray Diego cervantinas que no pueden ser muchos. objeto en el siglo XVIII de intensas in-
Haedo (1612), según hace constar en Por eso, Mayans se ocupa sobre todo vestigaciones eruditas, sino que también
sus obras manuscritas y en conversacio- del análisis y defensa del valor literario dio lugar a polémicas, imitaciones e in-
nes con los amigos. de la novela, para contrarrestar el am- terpretaciones. Digamos primero algo
Es otro bibliotecario real, Manuel Mar- biente anticervantino que predominaba sobre las polémicas, que tiene su origen
tínez Pingarrón, buen amigo de Mayans, en la Corte por aquellos años. Si bien casi siempre en alguna de las ediciones
el que se entera de la noticia en la libre- su labor ha sido ampliamente rebasada de sus obras. Si descontamos los piques
ría madrileña de Francisco Manuel de por las aportaciones posteriores, le que- de Nasarre con Mayans, la primera po-
Mena, contertulio de Sarmiento, y se da el mérito indiscutible de haber sido lémica de importancia fue la suscitada
apresura a comunicársela al valenciano el iniciador de los estudios cervantinos. por la edición del teatro cervantino en
—residente ya en Oliva— en carta del 9 La biografía de Cervantes se va am- 1749, obra de Nasarre, que escribió al-
de junio de 1752. Mayans se interesa pliando y perfeccionando a lo largo del gunas peregrinas ideas sobre las inten-
inmediatamente en el asunto y encarga siglo, noticias que se hacen públicas ciones satíricas y reformistas del autor,
a Pingarrón la búsqueda de la partida principalmente en los prólogos a las su- muy de acuerdo con las nacientes ideas
original que confirmase sin lugar a du- cesivas ediciones del Quijote. En la de neoclásicas de la época. Escriben en su
das la verdadera patria de Cervantes. 1780, costeada por la Academia Espa- contra José Carrillo, Juan Maruján Ce-
Afortunadamente, Pingarrón conocía al ñola, se incluye la biografía redactada rón, Francisco Nieto de Molina y el mar-
abad de San Justo, Santiago Gómez Fal- por el académico Vicente de los Ríos, qués de la Olmeda.
cón, quien, por su encargo, busca la hijo del marqués de las Escalonias, na- De nuevo se enciende la polémica en
partida de bautismo, primero en el ar- tural de Córdoba y erudito oficial de 1785, al publicar Vicente García de la
chivo de San Justo, sin éxito, y después artillería. Entre las aportaciones origi- Huerta su antología del Teatro español,
en el de Santa María, con pleno acier- nales de este prólogo hay que citar el en la que ataca a Cervantes. Le respon-
to. Mandó sacar copia, firmada por el acta de redención de Cervantes en el de inmediatamente Samaniego, bajo el
párroco el 18 de julio de 1752, y la en- cautiverio de Argel. Esta edición acadé- seudónimo de «Cosme Damián», y des-
vió inmediatamente a Mayans. mica fue, como dice con cierta tristeza pués el catedrático Joaquín Ezquerra,
Preparaba entonces el valenciano una un comentarista, «el primer tributo de también oculto con otro seudónimo:
reedición de su Vida de Cervantes, en la admiración de carácter oficial que rindió «Plácido Guerrero». Al año siguiente
que pretendía incluir este y otros datos su patria al Príncipe de los ingenios espa- sale a la palestra Juan Pablo Forner con
recogidos con anterioridad, pero, como ñoles, cuando ya su nombre era famoso sus Reflexiones... en vindicación de la
suele ocurrir en todas las épocas entre y su libro admirado en toda Europa». buena memoria de Miguel de Cervantes,
eruditos rivales, se le adelantó con arti- La siguiente biografía fue publicada que publica a nombre de «Tomé Ce-
mañas de mala fe el antiguo amigo y por el bibliotecario Juan Antonio Pelli- cial». De nuevo se defiende García de
aprobante de Nasarre, el ya poderoso cer, al frente de la edición del Quijote la Huerta en La escena española de-
director de la Academia de la Historia, de Sancha, en 1797, escrito en el que fendida (1786) y la polémica decae,
Agustín de Montiano y Luyando, ene- había trabajado durante más de veinte conservándose sólo en algunos anóni-
migo declarado de Mayans, que incluyó años, según su propia confesión. Para mos y manuscritos de la Biblioteca na-
la partida, sin venir a cuento, en su Dis- completar sus notas había pedido ayuda cional, el último de los cuales pertenece
curso segundo de las tragedias españo- a Juan Antonio Mayans, quien se la con- también a Forner, con el título Fe de

114/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
erratas del prólogo del Teatro español. de una continuación de La Galatea, que
En 1787 surge de nuevo la polémica se intitula Los enamorados o Galatea y
en el Correo de Madrid, entre los aba- sus bodas (1798).
tes Pedro Estala y Tomás Antonio Sán- También el teatro del XVIII ofrece
chez, el primero acusando a Cervantes algunos casos de obras inspiradas en
de plagiario y defendiéndole el segundo Cervantes. Por ejemplo, La más ilustre
de tal acusación. El mismo año se sus- fregona, de Cañizares (1740); ElAlcides
cita otra discusión entre los periódicos de La Mancha y famoso Don Quijote,
Gabinete de lectura española y Memorial de Rafael Bustos Molina (1750); Las
literario, por obra de colaboradores anó- bodas de Camocho, de Meléndez Val-
nimos. La edición académica del Quijo- dés (1784); El amor hace milagros o
te dio lugar a un irónico y anónimo fo- Don Quijote de La Mancha, de Pedro
lleto titulado Carta escrita por D. Qui- Benito Gómez Labrador (1784); El
jote de La Mancha a un pariente suyo, Rutzvandscadt o el Quijote trágico, de
en la que se critica el mapa inserto en José Pisón y Vargas (1785); y las Aven-
esta edición sobre las andanzas del ca- turas de Don Quijote y religión andates-
ballero manchego, afirmando que no se ca, manuscrito anónimo, sin fecha, so-
ajusta a los datos de la novela. Final- bre el pasaje de Lucinda y Dorotea.
mente, la edición del Quijote de Pellicer Incluso en los populares pronósticos y
originó una réplica de Juan Francisco almanaques hallamos la huella del per-
Pérez Cagigas, bajo el seudónimo de sonaje cervantino, como en el que pu-
«El Patricio», censurando su opinión so- blica Francisco de la Justicia y Cárdenas
bre Cide Hamete Benengeli. Opiniones en 1745 y que titula Pronóstico de Don
y contraopiniones, ofensivas y contra- Quijote, compuesto por Sancho Panza.
ofensivas, guerra literaria, en suma, que En 1774, el abate José Viera y Clavi-
se circunscribe a los círculos cortesanos, jo viaja con el marqués de Santa Cruz
donde todos eran amigos declarados y y su primogénito, el marqués del Viso,
enemigos disfrazados, lo que explica el del que era preceptor, por La Mancha,
abundante uso del seudónimo, una de hacia sus tierras de Valdepeñas. Duran-
las más acusadas características de la te el camino leían «el manual que pre-
época ilustrada, en que todos quieren cisamente deben llevar los peregrinos
ser eruditos consumados y censores im- que van en romería a aquellos santos
placables. En último término, el estímu- lugares, las aventuras del famoso caba-
lo de la vanidad de los escritores sirve llero andante Don Quijote». Al llegar a
de acicate al fomento de la erudición Quesada, en la venta donde había sido
histórica y de la crítica literaria. manteado Sancho Panza, preguntaron a
Como todas las grandes obras litera- la ventera por tan famosos huéspedes,
rias, también el Quijote y demás nove- la cual confesó no haber oído en su vida
las cervantinas han dado origen a obras hablar de Don Quijote. Un hermano de
que intentan recoger su espíritu, ya que la ventera aseguró, por el contrario, que
no su estilo, de por sí inimitable, como el tal personaje había sido «cierto gua-
señalaba Quintana. Nada menos que po de la Mancha que vivió hacía mil
veinticuatro imitaciones se contabilizan doscientos años». Frente a la tradición
en la literatura francesa, diecisiete en la erudita, que busca la verdad histórica,
alemana y quince en la inglesa. En la la tradición oral —casi siempre analfa-
España del XVIII podemos mencionar beta— que la deforma, transformándo-
hasta una docena de obras que intentan la en leyenda.
recoger la herencia de Cervantes, bien
como censura de la sociedad de su épo-
ca, bien como continuación o simple
imitación de aquél. Así, el conocido
Fray Gerundio, del Padre Isla (1758); la
Vida y empresas literarias de Don Qui-
jote de la Manchuela, de Donato de
Arenzana (1767); la Vida, hechos y
aventuras de Juan Mayorazgo, de Félix
Antonio Ponce de León (1779); la His-
toria fabulosa del distinguido caballero
D. Pelayo Infanzón de la Vega, Quixote
de la Cantabria, de Ribero Larrea
(1782); las Adiciones a la historia del
ingenioso hidalgo D. Quixote de la Man-
cha, de Jacinto María Delgado (1786);
el Teatro español burlesco o Quijote de
los teatros, de Cándico María Trigueros
(1802) y otros varios de menor conside-
ración. El mismo Trigueros es el autor

ANTHROPOS/115
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

El Cervantes del XIX ellos la proyección de sus respectivos


autores. Otras contribuciones cervanti-
nas del año 1905 —como el libro de
varios autores Cervantes, El Quijote o
Leonardo Romero Tobar el trabajo académico de Menéndez Pe-
layo «Cultura literaria de Miguel de
Cervantes»— quedaron restringidos al
La personalidad y la obra de Miguel de barrio exclusivo de los especialistas. Los
Cervantes hallaron en el marco cultural lectores, pues, agradecían enfoques sim-
del XIX un territorio permeable que po- patéticos en los que —aunque mediara
tenció sus interminables virtualidades la ficción de por medio— resaltase el
significativas. La difusión de las técnicas trozo de humanidad.
de trabajo positivista-documental y la Pero, desde un ángulo de estricta
invención de un movimiento literario de creación se había resaltado, en los años
alcances aún no liquidados —me refiero primeros del siglo, la específica textura
al Romanticismo— fueron las circuns- artística de la obra cervantina—del Qui-
tancias que más favorecieron la difusión jote de modo muy especial— y a esta
de la obra cervantina en las áreas hispá- luz, que era la de los grandes románti-
nicas y en todo el universo civilizado. cos, daría el alcalaíno nuevos frutos de
Otras circunstancias, como la amplia- arte. Iban a quedar lejos las lecturas y
ción de las capas lectoras o los progre- las disputas que enraizaban la gran no-
sos técnicos en las artes de impresión, vela en las polémicas nacionalistas del
contribuyeron a esta difusión, pero las Siglo de las Luces (valga de recordato-
dos causas anotadas en primer lugar fue- rio el exabrupto de Montesquieu en su
ron las que determinaron el caldeado carta persiana, LXXVIII: «Él único li-
clima de cervantismo vivido a lo largo bro bueno que tienen es el que ridiculi-
del siglo. za a todos los otros»).
Los hermanos Schlegel situaron la
obra cervantina, y por modo singular el
Corrientes intelectuales y cervantismo Quijote, en el núcleo de su teorización
literaria en la que la novela resulta ser
Un intenso, y a la vez impreciso, inte- el género literario total y plenamente
rés de los lectores por la relación que romántico. Friedrich, desde su breve es-
enhebra la vida del escritor con su acti- crito de 1799 sobre la traducción de la
vidad creativa dio lugar, en el siglo XIX, inmortal novela realizada por Tieck, va
a una prestigiada crítica literaria de base adelantando sus opiniones sobre la
biografista que, para la historiografía li- obra; no es sólo el compendio del espí-
teraria francesa, suele emblematizarse ritu nacional español —estimación, con
en la obra de Saint-Beuve. Esta tenden- la que paga tributo, al par que con su
cia buscaba documentos y textos desco- calderonismo, al pensamiento conserva-
nocidos del escritor con los que se pu- dor de la época—, sino el paradigma de
diesen revelar anécdotas y claves secre- la literatura romántica, ya que la novela
tas de su personalidad. La erudición his- española es un texto escrito desde la
pana aplicó estos supuestos al universo literatura y para la literatura por un
cervantino con muy diversos propósitos autor inmerso plenamente en la vida
y resultados, pues junto a las aportacio- poética (ejemplifica con el capítulo III
nes documentales y filológicas rigurosas de la Segunda Parte como espléndido
que recordaré más adelante, abundan ejemplo de la ironía romántica y de len-
materiales críticos confusos o franca- guaje poético que remite a sus propias
mente reprobables, como son las abun- configuraciones). El Wilhelm Meister de
dantes supercherías que a tantos incau- Goethe es para el teòrico germano el
tos entretuvieron. prototipo de la novela moderna al ser
Precisamente a la vuelta del siglo obra escrita en el lenguaje poético, quí-
XIX, y en el año del tercer centenario micamente puro, y el lenguaje de la pro-
de la primera parte del Quijote, apare- sa. Obsérvese, de paso, que para Frie-
cieron dos obras que sintetizaban magis- drich y en lo relativo a la teoría de la
tralmente estas tendencias de la crítica novela, no funciona la convencional
patéticamente biografista. Se trata de oposición clásico/romántico, sino una
El ingenioso hidalgo Miguel de Cervan- matizada tripleta de nociones histórico-
tes Saavedra del catedrático regenera- literarias en que se complementan las
cionista Navarro Ledesma y de la cele- ideas de literatura clásica, literatura ro-
bérrima Vida de don Quijote y Sancho mántica y literatura moderna. No tuvo
de Miguel de Unamuno. Durante mu- eco inmediato en España este revolucio-
chos años estos libros han sido dos bre- nario punto de vista, pero sí influyó en
viarios insustituibles del cervantismo, el redescubrimiento que los escritores
cuando, el segundo de modo singular, occidentales del XIX realizaron de la
resultan espléndidos espejos para ver en gran novela.

116/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

Por otra vía de mitificación puramen- ter privado, bien de índole pública.
te espectacular discurrió el culto públi- Documentos de interés histórico que,
co español por Cervantes que, con el exhumados por investigadores del XIX,
concurso de políticos y periodistas dio sirvieron para iluminar algunos pasos de
de sí abundantes festejos y manifestacio- la vida del escritor aparecen en mono-
nes ciudadanas: conmemoraciones pú- grafías aún valiosas como la del riojano
blicas en las ciudades, actos académicos, Fernández Navarrete (Vida de Miguel
impresiones de coronas y otros textos de Cervantes Saavedra, 1819 que contie-
memorativos, campañas de Mesonero ne la curiosa «información de Argel»,
para la preservación de la última vivien- realizada a propósito de su cautividad)
da madrileña de Cervantes, instalación o la del sevillano Manuel Asensio y To-
de las prensas de Rivadeneira en la lo- ledo (Nuevos documentos para ilustrar
calidad de Argamasilla para la impre- la vida de Miguel de Cervantes Saavedra
sión de unas Obras Completas, inaugu- [Sevilla, 1864]). Pero, la abundancia de
ración de monumentos (como la escul- falsas atribuciones que menudean en la
tura de Sola, inaugurada en 1835 frente época, da la impresión de que la curio-
al Congreso de los Diputados), novela sidad de los lectores medios de la época
ejemplar del retrato falsamente atribui- se halla en los testimonios epistolares o
do... Todo son muestras de costumbris- en los textos literarios que enriquecían
mo cultural, de mayor interés para la el corpus creativo del escritor. De la
historia de la vida cotidiana española media docena de cartas que se le fueron
que para el entendimiento de los textos adjudicando a lo largo del siglo, la su-
literarios. perchería más gloriosa fue la que, con
Una variante de estas manifestaciones motivo de la primera celebración de las
colectivas en la que intervienen ideas exequias fúnebres en 1861, publicó el
lingüísticas y literarias de corto alcance, periódico La Iberia adjudicándole una
son las actitudes puristas que estimaron misiva al cardenal Sandoval y Rojas que
como de imposible emulación la calidad firmaba el escritor un mes escaso antes
lograda por la lengua española en el de su muerte. Don Antonio Rodríguez
siglo XVI, lo que, como ha escrito La- Moñino demostró la falsedad de esta
pesa, dio lugar al cultivo de un estilo atribución al tiempo que recordaba
literario «demasiado atento a los usos como época especialmente fecunda en
del Siglo de Oro». Un apego estrecha- este género de invenciones los años
mente fetichista al caudal de la literatu- comprendidos entre 1847 y 1930.
ra clásica situó a la prosa cervantina en Entre estos años y con neta proceden-
el ápice del modelo lingüístico y se con- cia gaditana hay que situar un conjunto
cluyó por configurarla como el modelo de textos literarios que han incrementa-
de plenitud de la prosa castellana, sin do de modo abusivo el repertorio de los
llegar a distinguir o que en ella era cuño escritos inequívocamente cervantinos.
personal del artista, homenaje a otros La más resonante impostura fue la pu-
registros expresivos y pura parodia de blicación, en 1848, de un folleto titula-
textos dignos del ridículo. Una prosa do El Buscapié, opúsculo inédito, que
ejemplar y unos textos emblemáticos del en defensa de la primera parte del Qui-
espíritu de la nación determinaron vene- jote escribió Miguel de Cervantes Saave-
rables prácticas pedagógicas —algunas dra que llevaba anotaciones del joven
vigentes hasta años cercanos— para las erudito Adolfo de Castro. Si el trabajo
que el Quijote era el libro de las escue- no reunía mayores méritos que la redac-
las por antonomasia. ción a la maniere del estilo común en
las novelas caballerescas y en el texto
cervantino, sí ejerció el saludable efec-
Los aportes de la investigación to de dar lugar a una sonada polémica
en la que intervinieron las plumas más
La accidentada peripecia biográfica de destacadas de la erudición hispana de
Cervantes estimuló hacia la búsqueda mediados del siglo: el hispanista Tick-
de documentos y, especialmente, al des- nor con un respetable acopio de argu-
cubrimiento de textos que desvelasen la mentos históricos y bibliográficos, el
almendra de su intimidad. Ciertamente, irritable bibliógrafo Gallardo en una ex-
sabemos muchos menos sobre las pulsio- plosión característica de su vehemente
nes recónditas del hombre Cervantes temperamento y el más pausado erudi-
que sobre las intimidades de otros escri- to La Barrera con un balance-síntesis so-
tores contemporáneos como Lope, bre el alcance de este «ingenioso y di-
Góngora o Quevedo, de quienes conser- vertido juguete literario» inventado por
vamos cartas que hablan muy elocuen- el inquieto Adolfo de Castro.
temente sobre sus problemas más per- El mismo erudito gaditano dio a la
sonales. Esta | carencia j fue suplida, en estampa, en 1874, un volumen de Varias
el siglo XIX, con la adjudicación de es- obras inéditas de Cervantes sacadas de
critores espúreos, bien fueran de carác- códices de la Biblioteca Colombina (Ma-

ANTHROPOS/117
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

drid, 1874). En este libro se adjudican sica— incorporó en sus explanaciones los tórculos de los que salieron a la luz
por primera vez a nuestro autor varios el espíritu de preceptista restrictivo ex- pública doce volúmenes recopiladores
textos teatrales (Entremés de doña Jus- hibido por Vicente de los Ríos en su del corpus total de la obra cervantina
tina y Calahorra, entremés de los miro- Juicio sobre la novela. Clemencín —uno a la que acompañaban anotaciones
nes, entremés de los refranes) y textos de los académicos laboriosos que no ha- y preliminares de eruditos del mo-
prosísticos como el renacentista Diálo- bía reducido sus labores en los años os- mento como Cayetano Roseli, Cayetano
go entre (filíenla y Selanio. Castro, con curos de la política fernandina— aplicó Alberto de La Barrera y del propio
estos fraudes a la erudición de su tiem- su amplio conocimiento de los libros de responsable Hartzenbusch. La anota-
po no hacía nada más que añadir un caballerías al comento del Quijote hasta ción de este al Quijote fue copiosísima
eslabón a la extensa cadena de atribu- el punto que don Juan Valera, en un —1633 escolios se recogían en el comen-
ciones engañosas o discutibles que, a lo discurso académico de 1864 glosaba jo- to—, aunque en muchos casos no apor-
largo del siglo, fueron engrosando las cosamente su trabajo con estas palabras: tase nada nuevo a lo que ya había expli-
deseables «obras completas» del inven- «D. Quijote ata su caballo a un árbol. cado Clemencín y en lo que a criba tex-
tor de Don Quijote. De entre las otras Cualquiera cree que una acción tan co- tual respecta se tomó libertades con el
atribuciones, deben recordarse y tener- mún y tan sin malicia no ha menester texto injustificadas y desechables.
se presentes en la contextualización de comento. Clemencín, no obstante, le Las copiosas impresiones del Quijote
los textos cervantinos los entremeses de pone y nos descubre que D. Quijote del XIX emplearon básicamente los
los habladores, de los romances, de la imitó en esta ocasiona este, a aquel y a aportes exegéticos y documentales que
cárcel de Sevilla, del hospital de los po- estotro caballero, que ataron también sus habían traído los eruditos a los que me
dridos y la novela de La tía fingida. caballos a sendos árboles, como cuando he ido refiriendo. Si resulta un estima-
Sobre el poema autobiográfico Epístola si cualquiera se apea no hiciese, por lo ble capítulo de sociología literaria o de
a Mateo Vázquez la primera noticia es general, la misma cosa». bibliometría la indagación de las impre-
de 1861; desde entonces ningún cervan- El Quijote de Clemencín se publicó siones del texto cervantino en el curso
tista ha vuelto a ver el texto manuscrito en seis volúmenes, aparecidos entre de la centuria —versiones ilustradas y
del poema que, además, está elaborado 1833 y 1839. Pese a los juicios no entu- de gran lujo, como las de Gorsch, Bar-
sobre el cañamazo de versos proceden- siastas que mereció a sus contemporá- celona, 1859, o de Espasa, Barcelona,
tes de Los tratos de Argel. neos —para Díaz de Benjumea, Cle- 1879; ediciones abreviadas para niños;
Las expectativas de los lectores y el mencín era el «ciego de la linterna»— y impresiones del texto español en las más
fervor de los estudiosos labraban con- al punto de partida del comentarista, diversas capitales del mundo; traduccio-
juntamente —cuando no se trataba de que abunda en achacar los «errores» del nes a las más variadas lenguas...—, no
arreglos de cuentas entre eruditos— relato a una irreflexión del novelista, parece, sin embargo, que este estudio
para los pocas veces fundados rescates sus aportaciones siguen siendo pertinen- llegue a aportar nada valioso en lo que
de textos mendaces; pero también el tes, en muchos casos, y de gran utilidad al conocimiento crítico y filológico de la
propio Cervantes había dado pistas ge- casi siempre. Como fundada autoridad novela se refiere.
nerales o específicas sobre las obras su- lo citan los comentaristas del siglo XX,
yas que, en sus días, corrían «descarria- desde Rodríguez Marín hasta Vicente
das y quizá sin el nombre de su dueño». Gaos. Para este último, la aportación La invención del «cervantismo»
Sirva de ejemplo la interpretación insu- del académico fernandino reside no sólo
ficiente de un breve pasaje del Viaje del en su esfuerzo de inserción del texto La veneración por la obra del alcalaíno
Parnaso que, cegando a los lectores so- cervantino en el contexto de la narrati- y, especialmente, por su gran novela ge-
bre la referencia directa del texto (Sue- va caballeresca sino también en que neró un culto intelectual a los que se
na, la amante de Lauso en La Galatea), constituyó, en el siglo pasado, «el pri- consideraron enciclopédicos contenidos
hizo ver en el terceto la afirmación de mer esfuerzo total de interpretación es- de la novela. El comentarista García
paternidad sobre el Diálogo antes cita- tética y filosófica». Con el bienintencio- Arrieta refundió las máximas de la obra
do: «También al par de Filis mi Suena / nado propósito de facilitar la consulta en su muchas veces reeditado El espíri-
resonó por las selvas, que escucharon de las abundantes y polifacéticas notas tu de Cervantes o la Filosofía de este
/ más de una y otra alegre cantilena». acumuladas en esta edición (El doctor grande ingenio... (Madrid, 1814), reco-
La exacta interpretación de los pasa- Thebussem las recapitulaba en un ejer- pilación de aforismos y refranes que re-
jes contenidos en las obras cervantinas cicio de enumeración caótica, señalando petiría el incansable grafómano Maria-
originó la que quizás es la contribución que Clemencín hablaba de «Agrájes, de no de Rementería y Fica (Manual alfa-
más sólida de la investigación decimo- los cañutillos de suplicaciones, de villan- bético del Quijote, Madrid, 1814) o el
nona sobre nuestro autor: las anotacio- cicos, de las espadas negras y de perri- crítico catalán Coli i Vehì (Los refranes
nes históricas y críticas de los pasajes llo, de toros del Jarama, del nudo gor- del Quijote, Barcelona, 1874). Con ob-
oscuros o significativos del Quijote. diano, de la letra ñ [•••]») Carlos F. jetivos temáticos especializados menu-
Explicaciones sobre lugares del Qui- Bradford elaboró un índice de notas que dearon las monografías sobre los sabo-
jote habían aportado editores de finales aún puede ser de algún servicio. res y cuestiones más variados: Hernán-
del XVIII y principios del XIX (Pelli- Entre 1863 y 1864 se verificó la cele- dez Morejón sobre medicina, Fermín
cer, en 1798; Agustín García de Arrieta bérrima edición del impresor Rivade- Caballero sobre geografía, Fernández
en una curiosa edición parisina de 1826; neyra de las Obras Completas y del Qui- Duro sobre artes marineras, Martín Ga-
Bastús, en 1832). Pero quienes contri- jote en un acto de romanticismo edito- mero sobre derecho...; las posiblidades
buyeron decisivamente con sus aclara- rial del que fue copartícipe el responsa- de activación temática que los lectores
ciones al texto de la novela fueron Cle- ble filológico de la empresa, el drama- especializados de la época vieron en la
mencin y Hartzenbusch y, singularmen- turgo Juan Eugenio Hartzenbusch. Éste obra eran innumerables. El cervantismo
te, el primero. y el impresor, haciendo buena la espe- —neologismo que se comienza a docu-
García de Arrieta —no olvidemos que cie de que en la localidad de Argamasi- mentar en los años sesenta— llega a ser
había sido traductor de Batteux, uno de lla de Alba se conservaba la «casa que un arquetipo costumbrista del compor-
los códigos de la teoría literaria neoclá- fue prisión de Cervantes», instalaron allí tamiento intelectual y literario.

118/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

En 1881, Pereda dedicaba un capítu- jote como un manifiesto de libertad po-


lo de su libro costumbrista Esbozos y lítica levantado contra la tiranía teocrá-
rasguños a la glosa de esta nueva espe- tica. Sus propias exegesis iban también
cie de la fauna nacional que titula «El en esta dirección. El ponderado estudio-
cervantismo». «Acaso —escribe Pereda so José María Asensio entendió que el
en el capítulo— en el cervantismo vea propósito de convertir a Cervantes en
yo algo de la intemperancia que, entre un enemigo frontal de la Inquisición y
nosotros, lleva en todo lo demás hasta en leer los capítulos del Quijote como
el ridículo las cosas más serias y respe- los editoriales de un periódico de la opo-
tables» y prosigue con la anatomía de sición radical era una deuda contraída
los delirios sociales y las manías indivi- por Benjumea en su larga estancia lon-
duales con las que se entretuvo la vida dinense y en su contacto con el verba-
española durante la segunda mitad del lista debelador del viejo instrumento de
siglo. Un amateur de hondo calado qae la intolerancia, Antonio Puigblanch.
firmaba sus escritos con un pintoresco Pero continuar por estos derroteros nos
seudónimo —«el doctor Thebussem»— llevaría más que a hablar de los textos
compendió en sus escritos de reducida y la persona de Miguel de Cervantes al
circulación las miserias y las grandezas pergeño de una glosa interlinear de los
de esta modalidad de crítica cervantesca. últimos capítulos de la Historia de los
El sutil gracejo de don Mariano Par- Heterodoxos españoles.
do de Figueroa —experto en gastrono- Pero también los escritores del XIX
mía, temas postales y cervantismo— le leyeron, y muy detenidamente, la obra
permitió distanciarse en sus escritos de cervantina. Tanto los españoles como
la práctica de fetichismo cultural en la los extranjeros. Y en estas lecturas en-
que él incurría; un divertido «Programa contramos las raíces de la concepción
burlesco de fiestas sobre los cervantis- teórica y la modelización estructural de
tas» que data en la Casa del Nuncio de muchos relatos imprescindibles del siglo
Toledo (manicomio) en 1876 depara un pasado. No sólo la ironía que descubren
repertorio irónicamente perfilado de los los teóricos románticos en el Quijote
expertos en el tema. Entre sus aporta- permea páginas inolvidables de los es-
ciones directas, junto a folletos de sua- critores alemanes de la primera mitad
ve polémica sobre variados tópicos del del siglo; motivos diversos procedentes
cervantismo al uso, es preciso recordar del universo literario de nuestro autor
—y no vendría mal una edición facsimi- levantan nuevas creaciones conmovedo-
lar— sus Epístolas Droapianas de ras: la violación de la dama dormida de
1862-1868,1869 y 1872, especie de anua- La fuerza de la sangre que se proyecta
rios del cervantismo rigurosamente con- sobre La marquesa d'O de von Kleist o
temporáneo. Otras revistas habrían de la potencia simbòlica de la platònica
seguir a estas suculentas crónicas the- sima de Montesinos revivida en las gru-
bussemianas: la Crónica de los Cervan- tas iniciáticas del Enrique de Ofterdin-
tistas pilotada en Cádiz por Ramón gen de Novalis.
León Minez entre 1872-1879, la madri- Las entrañables figuras del hidalgo
leña Cervantes de 1875-1876 y la más destartalado y su grotesco criado, fre-
longeva de todas, la alcalaína La cuna cuentadas en la prosa inglesa de ficción,
de Cervantes, que duró desde 1876 has- darán alguno de sus más estimables tri-
ta 1887. butos en la narrativa del XIX en relatos
Dentro de las varias orientaciones del del inglés Charles Dickens —inolvidable
cervantismo militante, una tendencia es- Pickwick— o del norteamericano Mark
pecialmente fogosa fue la que personifi- Twain. Una visión más compleja del mas, piezas teatrales o trabajos plásti-
có don Nicolás Diez de Benjumea, acau- personaje enajenado en la idealización cos, Cervantes estimuló los más renova-
dalado comerciante que aplicó su forma- de sus lecturas literarias postulaba Kier- dores aportes de los novelistas que con
ción anglofila y su liberalismo radical a kegaard en los años cuarenta y, avan- su discurso de ficción mejor calaron en
la exegesis de los más secretos mensajes zando de forma radical en sus propues- la realidad de la sociedad presente:
contenidos en la obra de Cervantes. Su tas lamentaba la inexistencia literaria de Larra, Pereda, Valera, Clarín, Galdós.
trilogía hermenéutica de los años sesen- un auténtico Quijote femenino. Pocos Este último, de modo emblemático,
ta La estafeta de Urganda, El Correo de años más tarde, Flaubert aportaría al captó con hondura los recursos de nove-
Alquife y El mensaje de Merlin constitu- diálogo de los novelistas esta figura pa- lista de raza y la visión de una realidad
ye el modelo de las interpretaciones eso- tética de la alienación en las propias humana contradictoria, pero también
téricas que, con la ayuda de complejas ensoñaciones con su provinciana aven- entrañable, en sus mejores momentos
técnicas de cifrado, encuentran en los turera Mme. Bovary. En 1860 Turgue- de novelista. Isidora Ruf e te, Fortunata,
escritos cervantinos comunicaciones im- niev discurseaba contraponiendo los dos Benigna, Nazarín y tantas figuras del
previstas, combativas y, casi siempre, grandes mitos humanos de las literatu- universo galdosiano llenan su humani-
disparatadas. ras modernas: Don Quijote frente a dad en la del malaventurado hidalgo y
Benjumea ponderó en diversas oca- Hamlet. levantan sus ensueños a partir del com-
siones una breve nota de Quintana, fe- Y en España, más allá de la trivial plejo modelo de novela moderna que
chada en 1798, en la que la gloria nacio- utilización de motivos del repertorio Cervantes había dejado abierto entre
nal del liberalismo militante veía el Qui- cervantesco más convencional en poe- 1605 y 1615.

ANTHROPOS/119
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

El Quijote de ^905 conocimiento e interpretación de la obra


de Cervantes»,8 se llevó a cabo una im-
(apuntes sobre el portante tarea filológica, se exhumaron
muchos documentos de archivo hasta el
quijotismo momento desconocidos y se desterra-
finisecular) ron, con dureza en muchos casos, cier-
tas lecturas esotéricas heredadas del si-
glo anterior (especialmente las de Ben-
jumea, «Polonius» y Villegas).9
Javier Blasco Muchas y valiosas fueron las colabo-
raciones que, a la sombra del centena-
rio, logró convocar el cervantismo fini-
secular. Nunca, sin embargo, contó con
Como un seco y pesado aldabonazo en la adhesión firme de los jóvenes escrito-
la conciencia española, la fecha de 1905 res del momento, mucho más próximos
vino a poner en hora con el tiempo de a Don Quijote —o a lo que ellos inven-
Cervantes muchos de los relojes litera- taron tras el nombre del caballero man-
rios del país. Al rescoldo de tantas y chego— que a su creador. Y sus voces,
tantas alharacas entre los jóvenes y los en el panorama antes descrito, fueron
viejos del momento, la nueva literatura casi siempre voces disonantes. Desde
del fin de siglo había ido erigiendo un La ruta de don Quijote,10 de Azorín, a
rico panteón, en el que a San Juan de la la Vida de don Quijote y Sancho,11 de
Cruz, a El Greco, a Velazquez y a Gón- Unamuno, la participación en la cele-
gora se les reservó un lugar de preferen- bración de casi todos los jóvenes escri-
cia. Cervantes —bien es verdad que su tores del momento adopta manifiestos
culto nunca, en trescientos años, había aires de disidencia, frente al cervantis-
dejado de contar con algunos devo- mo «oficial»; y su lectura del Quijote
tos—1 no ingresó en él hasta que llegó —con la exaltación del «valor» del per-
el momento de la celebración del tercer sonaje frente al «valor» del autor y con
centenario de su inagotable Quijote.2 Y la revitalización de un tipo de exegesis
aún entonces lo hizo, no como padre esotérica— los coloca en abierta ruptu-
del genial libro, y sí como padrastro.3 ra con todo lo que el cervantismo fi-
Desde varios puntos de la cultura fi- nisecular venía a significar.12 Cuando
nisecular, se produjo un fecundo acer- Azorín afirma «no han escrito las obras
camiento al texto cervantino, en el que clásicas sus autores; las va escribiendo
no faltó —en palabras de uno de sus la posteridad. No ha escrito Cervantes
cronistas— ni el «filólogo que estudió el Quijote..., lo han ido escribiendo los
en sus páginas la faz de la evolución de diversos hombres que, a lo largo del
nuestra lengua, ni [...] el gramático que tiempo, han ido viendo reflejada en esa
le tomó como autoridad en el uso de obra su sensibilidad»;13 o, cuando Una-
giros y vocablos, ni [...] el historiador muno le niega al historiador-narrador
de las costumbres que anotó en el Qui- del Quijote toda capacidad para enten-
jote la pintura de las de su tiempo, ni der a su personaje y escribe que «no
[...] el filósofo que hizo de él una nove- por haber sido [Cervantes] su evangelis-
la social nacida del choque de las ideas ta, hemos de suponer fuera quien más
de la Edad Media con las del mundo se adentró en su espíritu [el del li-
moderno, ni [...] el poeta que bordó su bro]»,14 no están proponiendo, simple-
propia creación sobre el canevá de la mente, la licitud de una especie de «li-
obra cervantina, ni, mucho menos, [...] bre examen» como método de acerca-
el lector anónimo que halló desinteresa- miento al libro de Cervantes. En sus
damente en sus páginas una belleza palabras hemos de ver además —y so-
siempre nueva a la vez que eterna».4 Y bre todo— el signo de una «lucha» ge-
así fue, en efecto. La fecha de 1905 neracional, que hacia 1905, y con Cer-
acoge una auténtica explosión de cer- vantes como trofeo en disputa, celebra
vantismo, protagonizado, casi siempre la batalla final. Bajo la bandera del
por la gente vieja. Además de los volú- «quijotismo» —perfectamente diferen-
menes colectivos de homenaje, 5 el rele- ciada de la del «cervantismo»— se es-
vante trabajo de la crítica erudita de fin conde, junto a una nueva estética, una
de siglo da un paso importante, tanto nueva filosofía de la vida y un nuevo
en el campo de la edición6 del Quijote concepto —o proyecto— de España.
como en el de su comentario e interpre- A pesar de que la bibliografía ya em-
tación.7 Ciertamente, el cervantismo fi- pieza a ser abundante,15 falta todavía
nisecular echó —y lo hizo con firmeza— el estudio del conjunto que traiga luz
los cimientos para una lectura crítica y sobre lo que realmente fue, y significó,
moderna del texto de Cervantes. Prepa- el «quijotismo» finisecular. Frente a la
rando —en palabras de Menéndez Pela- imagen de Cervantes que, por las mis-
yo— «la era científica y positiva en el mas fechas viene a traer el cervantismo,

120/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

los escritores de la nueva generación III, 375).23 Al servicio de tales conver-


—los llamados modernistas y los llama- siones, el libro de Unamuno se tiñe de
dos noventayochistas— erigen, inven- connotaciones religiosas, sobre la base
tándosela casi siempre, la imagen de de las comparaciones que el autor esta-
Don Quijote; y esta imagen por ellos blece entre la historia de Don Quijote y
inventada la convierten, enseguida, en la de Ignacio de Loyola (según versión
bandera de su irracionalismo intelec- del P. Ribadeneyra), reductibles ambas
tual, de su antipositivismo, de su vitalis- a sendas reconstrucciones (histórica y
mo antidecadentista, de su heterodoxia legendaria) de una «imitatio Christi» es-
religiosa, de su españolismo antitradi- pañola.24
cionalista. Enormemente significativa es Muchas, como ya he señalado, han
la fecha de 1905, pues ella no sólo viene sido las aproximaciones al quijotismo
a señalar el final de una generación y la unamuniano, pero todas ellas25 ponen
entronización de otra, sino también el asedio a lo que es el ideario filosófico
cambio de rumbo de las nuevas promo- de la Vida de don Quijote y Sancho,
ciones. Al fondo, el tercer centenario descuidando un aspecto de enormes su-
cervantino. gerencias: las estrategias textuales del
Tal es el contexto en que inscribe el autor. Situándose Unamuno en el cauce
acercamiento de los jóvenes del fin de de determinadas fórmulas procedentes
siglo al Quijote; acercamiento que está de una literatura intimista de carácter
presidido por una considerable incapa- confesional —muy frecuentes en todo
cidad para la lectura del libro de Cer- el siglo XX y muy activas en toda su
vantes, así como por una sobrecapaci- obra— convierte el texto de Cervantes
dad para hacer de él —convertido Don en mero soporte estructural de toda una
Quijote en símbolo múltiple— el evan- polifonía de discursos que nada tienen
gelio de los tiempos nuevos. Frente a la que ver con el Quijote. De manera que
propuesta erudita de los cervantistas, la el texto de la Vida, que unas veces es
«canonización»16 de Don Quijote reú- reflexión religiosa se trasviste otras de
ne, con interesantes diferencias de ma-- oración; otras, de reflexión filosófi-
tiz en la adhesión, a todos los compo- ca; otras, de puro desahogo biográfi-
nentes de la nueva literatura: Maeztu, co; otras, de devota meditación; otras,
Juan Ramón, J.E. Rodó,17 L. Lugones, en fin, de profecía. La Vida es, dentro
A. Machado, R. Darío18 Valle Inclán, de esa línea confesional, cualquier cosa,
Baroja, Martínez Sierra,19 Ricardo pero no una lectura del Quijote.26 El
León, G. Alomar, etc. Fueron, sin em- referente de este sermón laico gritado
bargo, Azorín y Unamuno los que de en varios tonos es la realidad —social,
manera más significativa, con sus res- cultural, histórica, política— de la Espa-
pectivos libros, convirtieron al caballe- ña del fin de siglo, y nunca el libro de
ro manchego en bandera. Cervantes que, bajo la voz de Unamu-
El «quijotismo» de Unamuno20 cono- no, queda reducido a depreciado bazar
ce distintas etapas,21 pero todas ellas de materiales de los cuales se sirve el
presentan algo en común: desprendida autor de la Vida para dar cuerpo a su
totalmente de la realidad textual en que «filosofía», arraigándola (en virtud de
Cervantes la hace nacer, la figura de una ecuación que desarrolla las siguien-
Don Quijote, en Miguel de Unamuno, tes igualdades: el Quijote = evangelio de
se convierte en un símbolo excesivamen- regeneración española; Cervantes = evan-
te lábil e inconsistente, capaz de alber- gelista; Don Quijote = profeta; Unamu-
gar los más diversos significados, según no = su único exégeta) en lo «intrahis-
el autor de la Vida de don Quijote y tórico» del mito y ofreciéndola al mun-
Sancho la instrumentalice para la expli- do como imagen viva del alma española
cación de la propia crisis espiritual y «en bulto y substancia».27
religiosa; o según la utilice, en el marco En lo que toca a Azorín,28 desde lue-
del regeneracionismo espiritualista del go no puede seguirse manteniendo, con
momento, como emblema del «alma co- E. Catena,29 la tesis de que «la genera-
lectiva individualizada» (OC, Vergara, ción literaria del 98 fue una gran admi-
III, 171). De manera muy especial, en radora de Cervantes y de su obra». Ni,
la Vida de don Quijote y Sancho, el reduciendo la cuestión a un autor con-
texto mayor del «quijotismo» unamu- creto, puede predicarse con José M.a
niano, Don Quijote (definido por su Valverde, ni de Azorín ni de ningún
oposición a Sancho, a curas, a bachille- otro de los autores del fin de siglo, que
res e, incluso, al propio Alonso Quija- haya sido «el mejor crítico de la obra
no) se convierte en la síntesis espiritual cervantina».30 Mal puede serlo desde
de la fe y de la gloriosa locura, que actitudes como la que sigue: «Todos es-
Miguel de Unamuno reclama de cara tos ensayos —confiesa en el prólogo a
a la regeneración de España; a la vez Clásicos y modernos— se refieren a Es-
que la historia del caballero se convier- paña; casi todos atañen a los clásicos.
te en la «biblia de la hispanidad» (OC, Es este un libro como la segunda parte

ANTHROPOS/121
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

de Lecturas españolas. Los mismos sen- toria del ingenioso hidalgo perciben un siglos, Madrid, Renacimiento, 1918, p. 223), hace,
con precisión, la valoración de las distintas actitu-
timientos dominan en él: preocupación alegato voluntarista, a la vez que la con- des que adopta el cervantismo en los comienzos del
por el problema de nuestra patria; de- dena de un idealismo mal pertrechado; XX. Con mayor perspectiva, vuelven también so-
seo de buscar nuestro espíritu a través en tanto que en el protagonista ven un bre el tema: R. Schuill («Three Centuries of Don
de los clásicos».31 Desde estos presu- símbolo de la España decadente (la que Quijote», University of California Chronicle XV,
1913, 181-206), C. Real de la Riva («Historia de la
puestos se comprende que Azorín, preo- pierde sus energías en improductivos en- critica e interpretaciones de la obra de Cervantes»,
cupado en encontrarse a sí mismo, no sueños), a la vez que el emblema de un RFE, 1948), A. del Río («Quijotismo y cervantis-
lea el Quijote; se lo imagina y lo inven- proyecto regeneracionista, cuyo éxito mo. El devenir de un símbolo», REMA, I, 1929),
ta en función de lo que él entiende por M. García Blanco («Algunas interpretaciones mo-
sólo se concibe como resultado del fuer- dernas del Quijote», RÍE, VI, 1948, 137-166), R.
«nuestro espíritu». «Comencemos —es- te impulso de un ideal. Lo mismo les Frank («Cervantes: Four Hundred Years After»,
cribe en Cervantes, irreductible— por sirve el Quijote para definir un proyecto Sewanee Review Quarterly, LVI, 1948), I. Terterian
imaginarnos a Cervantes». Y un poco de futuro que para hacer la crónica ne- («Sobre algunas interpretaciones del Quijote en la
España del siglo XX», Beirträge zur Romanischen
más abajo: «No se nos diga que en es- gra de un pasado en decadencia.39 Ne- Philologie, 1967,169-173) y A. Marasso («Interpre-
tos días, publicado ya el Quijote, Cer- cesitaban un emblema para su proyecto taciones cervantinas»), Reduc, IV, 1959). El último
vantes no puede estar en Sevilla; Cer- de regeneración y unas veces lo encuen- de los citados fue uno de los primeros en percibir
vantes estará donde lo imaginemos».32 tran en don Quijote y otras en Alonso en los actos de 1905 un choque entre cervantistas y
quijotistas. Interesante resulta también el estudio
Como en el caso de Unamuno, Azorín Quijano (Unamuno, O. C., III, pp. 14 y de E. Cotarelo y Mori, Últimos estudios cervanti-
utiliza el Quijote para la reflexión sobre 93). nos, Madrid, RABM, 1920, aunque su atención se
ciertos puntos recurrentes en su idea- No obstante, puede afirmarse que, centra, preferentemente, en trabajos posteriores a
ción de la modernidad: la oposición en- por lo general, en los textos que el fin las fechas que ahora nos ocupan.
5. Además del ya citado de J.C. García López,
tre abulia y voluntarismo, entre el sen- de siglo dedica al libro de Cervantes, la Cervantes y el «Quijote», hay que reseñar los textos
tido práctico y el sentido ideal de la inestabilidad de Don Quijote como sím- que recoge el volumen del III Centenario de la
vida,; entre ensueño y realidad,34 entre bolo describe una trayectoria que se publicación de «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote
razón y locura, entre lo español y lo de la Mancha», Madrid, Ateneo, 1905.
orienta, preferentemente, hacia las va- 6. Especialmente, en el terreno editorial, desta-
europeo.35 su estrategia difiere de la de loraciones positivas.40 De manera que, ca la edición crítica, en seis volúmenes, de C. Cor-
Unamuno. La reflexión sobre la reali- en la fecha en que se celebra el cente- tejón y otros (Madrid, Suárez, 1905-1913). Impor-
dad contemporánea que, en la Vida de nario de la primera parte del Quijote, tante fue también la edición de la Iconografía de
las ediciones del «Quijote» de Miguel de Cervantes.
don Quijote y Sancho, se le entrega al su protagonista viene a encarnar la re- Reproducción en facsímil de ¡as portadas de 611
lector en estado puro, se le ofrece en presentación, en la literatura española, ediciones, con notas bibliográficas tomadas directa-
los textos de Azorín convertida en vida, del mesianismo41 que Hinterhäuser des- mente de los respectivos ejemplares (Barcelona,
a través de unos personajes que son la cribe como una constante de todas las 1905, 3 vols.).
7. J. Ce j ador y Frauca se ocupa del estudio lin-
renovelización absolutamente libre e literaturas europeas del momento. Y a güístico, en los dos volúmenes de su libro La len-
imaginaria de los de Cervantes; llevan partir de este mesías que, con el nom- gua de Cervantes. Gramática y diccionario de la
nombres de creaciones cervantinas, bre de Don Quijote, pone en pie el fin lengua castellana en «El ingenioso hidalgo don Qui-
pero piensan y tienen los problemas de de siglo español, la joven literatura jote de la Mancha (Madrid, 1905-1906); E. Cotare-
lo y Mori (Efemérides cervantinas. Resumen crono-
Azorín. Tal renovelización del Quijote construye su proyecto de regeneración lógico de la vida de Miguel de Cervantes, Madrid,
responde a la idea de que, si a Cervan- para España. 1905), F. Navarro Ledesma (El ingenioso hidalgo
tes le correspondió la encarnación en Miguel Cervantes Saavedra, Madrid, 1905), y F.
Rodríguez Marín (Cervantes en Andalucía, Sevilla,
Don Quijote del alma española, a él, a 1905; Cervantes estudió en Sevilla (1564-1565), Se-
Azorín, le toca la reconstrucción de la NOTAS villa, 1905; y En qué cárcel se engendró el Quijote,
atmósfera, del medio que —en un segui- Sevilla, 1905) aportaron materiales de interés para
miento fiel de Taine— hace posible el 1. Buen ejemplo de ello lo dan los trabajos que un mejor conocimiento de la biografía cervantina.
J.C. García López, en la fecha del tercer centena- A. Salcedo y Ruiz y J. Puyol Alonso parten del
nacimiento del caballero manchego. rio del Quijote, congrega en un apreciable volumen Quijote (Estado social que refleja el Quijote, Ma-
Hasta tal punto esto es así que la «in- homenaje. Véase su Cervantes y el «Quijote» (Ma- drid, 1905) para acercarse a la sociedad española
vención» de Castilla por el 98 se nos drid, RABM, 1905), donde se hace un decoroso del tiempo de Cervantes; T. Carreras y Artau (La
aparece, sobre todo en Azorín, como una muestrario de la crítica cervantina española hasta filosofía del derecho en el Quijote, Gerona, 1905)
el fin de siglo: Vicente de los Ríos, Juan Antonio analiza algunos aspectos de la jurisprudencia a tra-
consecuencia natural de su quijotismo. Pellicer, Antonio Capmany, M.J. Quintana, B.J. vés del texto de Cervantes; S. Ramón y Cajal traza
Todos ellos, al decir de A. Porqueras Gallardo, Diego Clemencín, Hartzenbusch, Adolfo sobre el libro de Cervantes la sicología del «quijo-
Mayo,36 «demuestran una falta de pre- de Castro, Nicolás Díaz de Benjumea, Juan Vale- tismo» (Psicología de Don Quijote y del quijotismo,
paración para comprender aspectos ca- ra, Alejandro Pidal, Mariano Pardo de Figueroa y Madrid, 1905); M. Castro Alonso (La moralidad
M. Menéndez Pelayo. del «Quijote», Valladolid, 1906) intenta, sin dema-
pitales del quijotismo».37 Todos ellos 2. Era la fecha de 1904, cuando, en su Discurso siado éxtio, una aproximación a la moral del mun-
coinciden en una cosa: no son los valo- de ingreso en la Real Academia, José M.a Asensio do cervantino; M. Menéndez Pelayo inicia un inte-
res literarios los que hacen del Quijote y Toledo constata cómo «las polémicas apasionadas resante rastreo de las fuentes literarias cervantinas
a que dieron motivo (...) el Quijote y su autor [...] («Cultura literaria de Miguel de Cervantes y elabo-
un libro inmortal. Es, sobre todo, su parecían desde algún tiempo calmadas, cuando ración del Quijote», RABM, XII, 1905, pp. 309 a
capacidad para apresar, en toda su ri- vuelven a cobrar sobre algunos puntos [...]. Cf. 339); A. Bonilla y San Martín (Don Quijote y el
queza, el alma española, lo que valoran J.M." Asensio y Toledo, Interpretaciones del Quijo- pensamiento español, Madrid, 1905) se acerca, de
en el libro. Y, según lo que cada uno te, Madrid, Imp. alemana, 1904. forma interesante, a posiciones que luego A. Cas-
3. Fue tal la avalancha de letra impresa surgida tro desarrollará y llevará a su plenitud; E. Benot
entiende por alma española, así instru- a la sombra del acontecimiento, que muy pronto (Estudio acerca de Cervantes y el Quijote, Madrid,
mentaliza la obra de Cervantes. Su tra- —y sin apenas perspectiva de lo que realmente Idamor Moreno, 1905) aporta materiales interesan-
bajo, en este sentido hace reverdecer 1905 había significado— comienzan a producirse tes para la valoración de la crítica cervantista en el
los laureles de las lecturas esotéricas que trabajos que, retrospectivamente, responden a la siglo XIX; y junto a los citados otros muchos —F.
necesidad de someter tantos y tan variados mate- Rodríguez Marín, Isidoro Lapuente, Fernández
la crítica erudita, coincidiendo con el riales cervantinos a ciertas categorías. Entre estos Valderrama, C. Cortejen, A. Cotarelo y Valle-
centenario, quería enterrar.38 Conse- trabajos, cabe mencionar el de Feo. A. de Icaza, dor—, en los que sería demasiado prolijo detener-
cuencia primera de la incapacidad del El «Quijote» durante tres siglos, Madrid, Renaci- me. Ya en las fechas previas al centenario diversos
miento, 1918; no obstante, y a pesar de lo dicho, trabajos han preparado adecuadamente el camino
fin de siglo para leer el Quijote es la Cervantes, en el fin de siglo, suscitó muchas más para la fecunda celebración de los trescientos años
inestabilidad de toda la carga simbólica reticencias que aplausos. del Quijote. No puedo detenerme ahora a citar
que sobre el libro proyectan. En la his- 4. Feo. A. de Traza (El «Quijote» durante tres todos los trabajos, pero sí que es obligado recordar

122/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
los trabajos de Pérez Pastor (Documento? cervanti- de Don Quijote y Sancho», Granada, 1953 y «El
nos hasta ahora inéditos, Madrid, 1897 a 1902, 4 caballero de la triste figura», de M. de Unamuno,
vols.), la biografía de L.R. Mainez (Cervantes y su Madrid, 1981; E. Salcedo, «El primer asedio de
época. Jerez de la Frontera, 1901-1903, 4 vols.), y Unamuno al Quijote», ACerv, VI, 1957, 227-250;
la magna bibliografía de L. Rius (Bibliografia críti- W.F. King, «Unamuno, Cervantes y Niebla», Re-
ca de las obras de Miguel de Cervantes, Madrid, vista de Occidente, V, 1967, 219-231; y de C.P.
1895-1904), estudios que dan testimonio de las só- Otero, «Unamuno and Cervantes», University of
lidas bases con que la crítica erudita finisecular California Chronicle, 1967, pp. 17-87. Véase tam-
viene a cimentar el cervantismo posterior, y a todo bién A.J. Close, «Don Quijote and Unamuno's
lo anterior habría que añadir, si el espacio lo per- Philosophy of Art», en Studies presented to Helen
mitiese, un capítulo importante dedicado a lo mu- F. Grant, Londres, Tamesis Books, 1972. Por lo
cho y bueno que también produjo el hispanismo que se refiere a los escritos de Unamuno sobre el
europeo y americano. Quede para otro momento. Quijote, aunque nunca se llevó a término la idea
8. Contestación al discurso de J.M. Asensio, In- unamuniana de recogerlos en un Manual de quijo-
terpretaciones del «Quijote», en su ingreso en la tismo, M. García Blanco hace una exacta enumera-
Academia de la Lengua (29 de mayo de 1904). ción de los mismos en su edición de las Obras
9. Concretamente puede verse el discurso de completas (Madrid, Escélicer, 1968).
J.M. Asensio y Toledo (Interpretaciones del Quijo- 21. Véase nota 40.
te, 29 de mayo de 1904) en su ingreso a la Acade- 22. Cf. G. Roberts, «El Quijote, clavo ardiente
mia de la Lengua. Con todo, la importante labor de la fe de Unamuno», RHM, XXXII, 1966, 17-24.
de la crítica erudita finisecular no consiguió hallar 23. Pocos años antes de 1905, Clarín [«Del Qui-
una imagen de Cervantes con la que identificarse. jote (Notas sueltas)», La Ilustración Española y
Cervantes es, para unos, el gran humorista; para Americana, XLIII, 41 (1899)] ya cita el libro de
otros, el gran desengañado; para otros, un incura- Cervantes como «biblia profana».
ble pesimista; para otros, un vitalista... Véase al 24. La comparación entre Don Quijote y San
respecto el seguimiento que hace F.A. de Icaza, Ignacio aparece, en el mismo año en que la esboza
op. cit., pp. 193 y ss. Unamuno, como eje de la lectura del Quijote que
10. Madrid, Biblioteca Nacional y Extranjera, ensaya F. Rang, «Don Quijote, Politik und Seele»,
1905; pero antes el libro de Azorín apareció en 15 Preussische Jahrbücher, CXX, 1905, 387-423.
entregas de El Imparcial, en ese mismo año. Hoy 25. No he podido consultar las tesis de Gladys
puede leerse en las ediciones de J.M. Martínez Leda Rodríguez, Unamuno, critic of Cervantes (Co-
Cachero (Madrid, Cátedra, 1984) y de H. Ramsden lumbia University, 1968) y de Robert A. Day, Una-
(University of Manchester, 1966). muno, Onega y Gasset and Castro on Cervantes
11. Madrid, Fernando Fe, 1905. Entre las edicio- (John Hopkins, 1971).
nes modernas del libro, es recomendable la de 26. No se equivoca M. Azaña al ver en la Vida
A. Navarro (Madrid, Cátedra, 1988), con un buen de don Quijote y Sancho la «autobiografía íntima»
intento de examen de los problemas textuales que de Unamuno («Cervantes y la invención del Quijo-
plantea el original unamuniano. te», O.C., I, México, Oasis, 1966, pp. 1.097 y ss.
12. Información de interés sobre lo que fue, en Algo de todo esto intuía también F.A. de Icaza
relación con el homenaje a Cervantes y con la par- (op. cit., pp. 213 y 214), al calificar el libro de
ticipación en él de la nueva literatura, puede verse Unamuno de «devocionario quijotesco» o de «bre-
en el «Prólogo» de J.M," Martínez Cachero a su viario» al servicio del culto al «Sagrado Corazón de
edición de La ruta de don Quijote, Madrid, Cáte- don Quijote». Sin salir del texto unamuniano mis-
dra, 1984, pp. 18 y ss. mo sabemos que, en opinión de quien se creía a sí
13. Lecturas españolas, 1912. mismo el «quijote del siglo XX» (¡y qué bien que
14. Cf. M. de Unamuno, La vida de don Quijo- supo captar esto A. Machado!), «Si don Quijote
te..., op. cit., p. 76. volviera al mundo sería [...] pastor de almas, em-
15. Cf. A. del Río, «Quijotismo y cervantismo. puñando la pluma» (Vida..., II, 67).
El devenir de un símbolo», REH, I (1928), 241-273; 27. Interesante juicio sobre las actitudes y apti-
H. Lainterbenger, «El Quijote y el 98 (el ejemplo tudes de Unamuno, crítico, puden verse en D. Bas-
de Azorín)», en Actas del coloquio cervantino dekis, Unamuno and Spanish Literature, University
Würzburg 1983, T. Berchmen, Westfalen, 1987; A. of California Press, 1967.
Porqueras Mayo, «El Quijote en un rectángulo del 28. Sus escritos sobre el Quijote se hallan reco-
pensamiento moderno español», en Temas y formas pilados en dos volúmenes, Con Cervantes (Madrid,
de la literatura española, Madrid, Gredos, 1972, Espasa-Calpe, 1947) y Con permiso de los cervan-
pp. 141-156. Y, a los citados debe añadirse también tistas (Madrid, Biblioteca Nueva, 1948).
(sólo a título referencial, porque, en lo que a con- 29. «Azorín, cervantista y cervantino», AC, 12
tenidos científicos se refiere, es un material absolu- (1973), p. 73. Sí que me parece interesante, en el
tamente nulo) el muy católico, apostólico y vasco, artículo de Elena Catena, la vinculación que ella
libro de P. Descuozis, Cervantes y la generación del establece entre la simpatía que Azorín demuestra
98, Madrid, Editoras Iberoamericanas, 1970. por don Diego de Miranda y la limitación de «idea-
16. Que culmina en el ensayo «San Quijote de les» que testimonia la biografía del alicantino a
la Mancha» (1923), de Unamuno. partir de un determinado momento. En la preferen-
17. Cf. J.E. Rodó, O.C., ed. E. Rodríguez Mo- cia de la figura de don Diego de Miranda, frente a
negal. Madrid, Aguilar, 1967, p. 318. lo que la de Don Quijote sintetiza, se cifra todo un
18. Cf. A. Sánchez, «Cervantes y Rubén Darío», programa vital que elige los postulados de la mo-
Seminario del Archivo Rubén Darío, 6,1962, 31-44. derna filosofía de la abulia, frente al fracaso que se
19. Las tristezas del Quijote, Madrid, 1905. esconde detrás de una visión del mundo, como es
20. Tampoco estoy muy seguro de que, a pesar la cervantina, en el que «todos deseaban, pero a
de la copiosa bibliografía sobre el tema, se haya ninguno se le cumplían sus deseos».
entendido correctamente y en profundidad el «qui- 30. Azorín, Madrid, 1971.
jotismo» unamuniano. Entre los trabajos que se 31. Clásicos y modernos.
ocupan del tema destacarse los de J.A. Balseiro, 32. Con Cervantes, Madrid, Espasa-Calpe, 1947,
El Quijote de la España contemporánea: Miguel de p. 137.
Unamuno, Madrid, 1935; F. González Vicén, «La 33. Con Cervantes, op. cit., pp. 24 y 25.
figura de don Quijote y el quijotismo en el pensa- 34. ¡bid., pp. 57 y 79.
miento de Unamuno», Romanische Forschungen, 35. H. Ramsden, en su edición de La ruta de
57, 1943, 192-227; Francisco Ugarte, «Unamuno y don Quijote (Manchester University Press, 1966,
el Quijote», MU, 35, 1951, 18-23; R. Gómez Or- pp. 174 y 175), demuestra que, a pesar de seguir
tega, «Don Miguel de Unamuno y su ensayo El Azorín la técnica de los Goncourt, lo que da uni-
sepulcro de don Quijote», BHS, I (1923); F. Schürr, dad a su libro no es La Mancha, ni Don Quijote,
«El quijotismo en el pensamiento de Menéndez sino el espíritu de quien contempla el paisaje; un
Pelayo y de Unamuno», CCMU, VIH, 1958, pp. espíritu obsesionado por el problema del tiempo y
2-25; A. Benito, Introducción al estudio del pensa- el de la ilusión.
miento de Unamuno. Idearía filosófico en la «Vida 36. Art. cit., p. 152.

ANTHROPOS/123
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
37. Ello es así, porque la tónica del momento
favorece una aproximación a los textos literarios,
como ha visto bien H. Ramsden (op. cit.), presidi-
La situación
da por la idea de que la literatura es un excelente
vehículo para que el lector se reconozca a sí mis-
de los estudios
mo, se comprenda y se encuentre como individuo.
38. Adscribiendo este quijotismo al esoterismo
cervantinos
interpretativo de los Benjumea y Villegas, F.A. de
Icaza juzga la producción de los escritores del fin
en la República
de siglo sobre el Quijote de «puramente parasita-
rias» (op. cit., p. 213). No obstante, si el esoteris- Federal de Alemania
mo decimonónico había hecho del Quijote una en-
ciclopedia del saber, el del veinte lo lee como «sín-
tesis de la sensibilidad humana».
39. Entre los que hacen la lectura del Quijote Christoph Strosetzki
como libro decadentista, hay que destacar a Maez-
tu, en sus artículos de 1903, en Alma española, y a
Valle Inclán (La corte de los milagros, en OC,
Plenitud, II, 1952, p. 962).
40. Para la evolución del pensamiento de Una- La lengua de Cervantes y su recepción
muno, en relación con el Quijote y con su protago-
nista, véase D. Catalán, «Tres Unamunos ante un e influencia en la literatura europea son
capítulo del Quijote», CCMU, XVI-XVH, 1966, los temas de un coloquio internacional
21-28; E. Salcedo, «El primer asedio de Unamuno celebrado en Würzburg en 1983.l Sin
al Quijote», AC, VI (1957); Juan Villegas, «El
"¡Muera don Quijote!" de Miguel de Unamuno»,
embargo se sigue utilizando como guía
BHS, XLIV, 1967, 49 y ss.; y también C. Blanco la monografía e introducción a la vida y
Aguinaga, «Unamuno, Don Quijote y España», obra de Cervantes de W. Krauss.2 Para
CA, 6, 1952, 204-216. En tanto que para las fluc- un público más amplio existe una mo-
tuaciones de Azorín puede consultarse el libro de
M.M." Pérez López, Azorín y la literatura española derna traducción de las obras completas
(Universidad de Salamanca, 1974), el trabajo de de Cervantes realizada por A.M. Roth-
Lainterberger, art. cit., y el de A. Cruz Rueda, «El bauer.3 Frente a las numerosas investi-
cervantismo de un cervantista», Clit, V, 1949, gaciones sobre las Novelas exemplar es y
85-113.
41. La figura de Don Quijote, para el fin de el Quijote, sólo disponemos de escasos
siglo, se carga con los contenidos de esa figura trabajos sobre el resto de la obra de
mesiánica de Hinterhauser reconoce como caracte- Cervantes. E. Müller-Bochat clasifica
rística de toda la literatura finisecular (Fin de siglo.
Figuras y mitos, Madrid, Taurus, 1980, pp. 15 y
las obras teatrales enfrentando el inte-
ss.). Buen ejemplo de ello es la versión a lo divino rés de Cervantes por el teatro a las va-
que del Quijote hace Ricardo León, en su Casta de loraciones que sobre éste se hacen en el
hidalgos (1910), OC, I, Madrid, B. Nueva, Quijote.4 T. Stegmann se ocupa en un
1944-1945. De este mesianismo quijotesco se aper-
cibe claramente Ortega cuando afirma del Quijote detallado y convincente estudio de los
finisecular: «en cierto modo es don Quijote la pa- Trabajos de Persiles y Sigismundo, estu-
rodia de un cristo más divino y sereno; es él un dio en el cual interpreta la obra sobre la
cristo gótico, macerado en angustias modernas; base de la teoría de la epopeya y la
un cristo ridículo de nuestro barrio». Con Ortega
(Meditaciones del Quijote, 1914). Con Azaña (Cer- realidad de la novela en la época, y en
vantes y la invención del Quijote, 1930), con A. el que se pone especialmente de relieve
Castro, se inicia un tiempo nuevo en la valoración el gran valor que el propio Cervantes
de Cervantes marcado por el rechazo del «quijotis-
mo» finisecular: Unamuno «ha tenido el secreto de
concede a la obra.5
hacer sobre el libro más simpático del universo [...] Las novelas ejemplares fueron anali-
el libro más antipático y repelente de la tierra» (Cf. zadas por W. Pabst dentro del contexto
J. Ortega y Gasset, Epistolario, Madrid, Revista de la novela en la Romania.6 A su re-
de Occidente, 1974, p. 336); «Unamuno resolvió a
don Quijote en la forma de vida para él más grata,
chazo de una definición de la forma co-
(...) pero no todo acontece siempre de acuerdo con mún a todas las novelas cervantinas opu-
la idea de Unamuno acerca del caballero manche- so G. Hilty un modelo de estructura, en
go» (Cf. A. Castro, Semblanzas y estudios españo- el que la novela se desprende del marco
les, Princeton, 1956, p. 244).
42. Poco a poco, casi todos los compañeros de de un orden dado.7 M. Metzeltin, por
generación de Azorín y de Unamuno, van sumán- su parte, ha extraído macroestructuras
dose a esta valoración. Especialmente interesante de El amante liberal.8 W. Eitel publicó
es la evolución del pensamiento de Maeztu, para una colección de artículos sobre la no-
quien el Quijote es, en tempranos artículos de Alma
española que luego no han sido muy tenidos en vela en la Romania, que incluye traba-
cuenta, «el libro ejemplar de nuestra decadencia»; jos sobre la estructura de la novela en
en tanto que, en textos posteriores sobre el tema, Cervantes de L. Spitzer y K.-L. Selig.9
convierte el mismo libro en «un libro sano» (véase, Desde el punto de vista sociológico P.
sobre esta cuestión, el libro de A. Sánchez, Maeztu
en «Don Quijote, don Juan y la Celestina», Sala- Brockmeier escribe un artículo en el que
manca, 1969). También Maeztu participa del «me- resalta que la experiencia de la discre-
sianismo» finisecular con la canonización de Don pancia entre el orden subjetivo y el ob-
Quijote, pero lo hace de manera muy personal,
con un respeto superior al de Azorín o al de Una-
jetivo aparece en la novela como can-
muno por el texto de Cervantes. ción de amor resignado, impotente y
trágica soledad y lo explica refiriéndose
al conflicto entre la monarquía españo-
la absolutista y los grandes nobles terra-
tenientes. Le sirven de punto de compa-
ración el Decameron y el Heptame-

124/ANTHROPOS
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

ron.10 En estas novelas, como en las de nistas de una obra literaria no solamen-
Cervantes, se plantea la cuestión de te a una identificación con los héroes de
peso atribuido al carácter instructivo sus libros, sino también a la transforma-
frente al de deleite.11 P. Werle hace ción de sus propias circunstancias es evi-
hincapié sobre la tradición medieval del dente, según M. Kruse, por ejemplo en
exemplum instructivo, comparando las los paralelismos entre el capítulo 5 y el
dos versiones de El celoso extremeño y Entremés de los Romances, en la deno-
analizando el significado del libre albe- minación del héroe, en los elementos
drío y de los afectos.12 Característico pastorales, en las discusiones sobre li-
de todas las novelas le parece a H. bros, en la visión de Dulcinea y en la
Wentzlaff-Eggebert la desacostumbrada corte, donde otras figuras contribuyen a
frecuencia de indicaciones geográficas la continuación de la literatura vivida
exactas. En esto ve él las claves del se- por Don Quijote.23 Apoyándose en los
creto al que se alude en la dedicatoria textos de introducción y en las figuras
al Conde de Lemos. Este secreto con- de la novela que llegan a alcanzar inclu-
sistiría en una selección desde la pers- so una función creativa al representar
pectiva religiosa, que conscientemente ellas mismas su concepción de la poesía,
excluye a los países protestantes y no K. Dirscherl conecta engaño y artificio
cristianos, para optar en la España cató- al nivel de la mimesis, de la magia y de
lica en favor de una política de consoli- la visión del mundo del protagonista.24
dación y contra las guerras religiosas.13 S. Neumeister ilustra las fronteras entre
En 1967 H. Hatzfeld publicó una co- realidad y ficción, entre ser y parecer,
lección de investigaciones sobre el Qui- con una comparación entre Galileo y
jote, resumiendo en la introducción su Don Quijote y con una referencia al
situación entre 1947 y 1965. Entre otros escándalo del teatro en la novela.25 Y
podemos encontrar, de H. Weinrich un que las ficciones adquieren un propio
estudio sobre la melancolía de Don Qui- carácter de realidad, lo demuestra E.
jote, de E. Auerbach sobre la encanta- Leube en el sentido unamuniano, basán-
dora Dulcinea y del mismo editor sobre dose en la técnica de Cervantes de la
los paralelismos entre Cervantes y Ve- independización sucesiva de Don Qui-
lázquez.14 Una nueva panorámica sobre jote y de Sancho frente a los relatos
la situación de las investigaciones y los publicados sobre ellos.26 Aquí se mues-
diferentes aspectos de la novela lo ofre- tra la importancia atribuida al libro y a
ce H. Bihler.15 Según M. Kruse las nu- la lectura ya en la tradición humanista y
merosas alusiones a Ariosto muestran vigente todavía en el siglo XVII.27 Y
que Cervantes quería ver asegurada una H. Weinrich y A. Kleinert han confir-
valoración positiva de su novela; así pro- mado que Don Quijote es un ejemplo
pondría una comparación entre las dos de los peligros que conllevan las lectu-
obras, para añadir valor a la suya pro- ras que distraen la atención de la reali-
pia.16 De todas formas según L. Schra- dad. Frente a esto R. Kloepfer acen-
der17 se ha perdido esa persistente fija- túa que don Quijote adapta a su tiempo
ción en la parodia18 de la novela de las normas tradicionales de la caballería
caballerías, especialmente gracias al ro- y con ello se convierte en autor de su
manticismo alemán, que situó la locu- propio libro de la vida, en el que el
ra19 del héroe a un nivel humano gene- futuro lector participará posteriormente
ral. Como temas en la obra han llama- en el sentido de una sympraxis.29
do especialmente la atención la confec- Cervantes con su Quijote no sólo en-
ción de la imagen de la Arcadia en el cuentra ahora una enorme recepción en
episodio de Marcela, las relaciones en- la ciencia de la literatura sino también
tre el señor y el criado y el problema en la música30 y en la misma literatura.
social de la convivencia humana en la El hecho de que el número de los tra-
figura de Don Quijote.20 Se han tema- bajos sobre su influencia en la literatura
tizado numerosos aspectos aislados de española,31 inglesa,32, italiana,33, fran-
la obra, como por ejemplo la configura- cesa34 y alemana35 sea tan elevado, su-
ción retórica de los diálogos, las narra- braya la universalidad de su obra y la
ciones intercaladas, las posibilidades de actualidad de su pensamiento.
traducción de los dichos y refranes y lo
inconsciente en Sancho Panza.21 Sólo
se pueden citar al margen los intentos NOTAS
de dar una solución a las preguntas so-
bre las etapas de la creación de la 1. Berchem, Theodor, y Hugo Laitenberger
obra.22 (eds.), Actas del coloquio cervantino, Würzburg,
Sin embargo, son numerosos los estu- 1983, Münster, 1987; RJb= Romanistisches Jahr-
dios en los que ocupa un lugar privile- buch; RF= Romanische Forschungen; ASNSL=
Archiv für das Studium der neueren Sprachen und
giado la relación entre ficción y realidad Literaturen.
o entre el arte y la vida: el motivo de la 2. Krauss, Werner, Miguel de Cervantes, Berlin,
literatura vivida que lleva a los protago- Neuwied, 1966.

ANTHROPOS/125
ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
3. Rothbauer, Antón M. (ed. y trad.), Miguel 19. Weinrich, Harald, Das Ingenium Don Quijo- ejemplo de Azorín)», en: Berchem, Theodor y
de Cervantes Saavedra. Gesamtausgabe in vier Bän- tes. Ein Beitrag zur literarischen CharakterKunde, Hugo Laitenberger (ed.), Actas del coloquio cer-
dern, Stuttgart, 1968-1970. Münster, 1956. vantino, Würzburg, 1983, Münster, 1987, pp. 75-85;
4. Müller-Bochat, Eberhard, «Las ideas de Cer- 20. Rauhut, H., Herr und Knecht in der spanis- Hölz, K., «Tradition und Interpretation. Zu Una-
vantes sobre el teatro y su síntesis en Pedro de chen Literatur. Celestina, Lazarillo, Guzman, Qui- munos literarischer Don-Quijoterie», en: Iberoro-
Urdemalas», en: Arbor, 119, 467-468 (1984), jote, Diss. Heidelberg, München, 1971 ; Neuschäfer, mania, 10 (1979), 85-111; «San Miguel, Ángel, Or-
225-236; Müller-Bochat, Eberhard, «Juan de la H.-J., «Don Quijote como ser social. Nuevo aspec- tega y Gasset cervantista. Pre-historia de las Medi-
Cueva und Cervantes», en: Klaus Porti (ed.), Das to en la dialéctica cervantina», en: N.N. (ed.), Stu- taciones del Quijote» en: Berchem, Theodor, y
spanische Theater von den Anfängen bis zum Aus- dia hispánica, In honorem R. Lapesa, Madrid, Hugo Laitenberger (ed.), Actas del coloquio cer-
gang des 19, Jahrhunderts, Darmstadt, 1985, pp. 1974, pp. 399-410; Köhler, Erich, «Wandlungen Ar- vantino, Würzburg, 1983, Münster, 1987, pp.
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5. Stegmann, Tilbert Didac, Cervantes' Mus- 11-14)», en: Köhler, Erich, Esprit und arkadische im Zeichen der Ebene. Eine Auseinandersetzung
terroman Persiles. Epentheorie und Romanpraxis Freiheit. Aufsätze aus der Welt der Romania, Frank- mit dem Werk Azoríns am Beispiel von «La ruta de
um 1600 (El Pinciano, Heliodor, Don Quijote), furt a.M., Bonn, 1966, pp. 302-327. Don Quijote», Bern, Frankfurt/M.: Lang, 1984,306 P.
Hamburg, 1971; cf. también: Stegmann, Tilbert Di- 21. Endress, Heinz-Peter, «Rhetorik und Reden 32. Gnutzmann, Rita, «Don Quixote in England
dac, «El Persiles», en: Historia y crítica de la litera- im Don Quijote», en: Festschrift für Ruprecht Rohr, de Henry Fielding con relación al Don Quijote de
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Renacimiento, F. López Estrada (ed.), Barcelona, Frage der Erzähleinschübe im Don Quijote und in 77-101.
1980, pp. 651-655. der Pickwick Papers», en: Arcadia, 9 (1974), 1-22; 33. Schwaderer, Richard, «Importancia de la fi-
6. Pabst, Walter, Novellentheorie und Novellen- Hess-Lüttich, E.W.B., «Sprichwörter und Reden- gura de don Quijote • en el ensayo L'Umorismo
dichtung. Zur Geschichte ihrer Antinomie in den sarten als Übersetzungsproblem», en: R. Jongen, (1908) de Pirandello», ene Berchem, Theodor, y
romanischen Literaturen, Hamburgo, 1953. S. Knop y P.H. Neide (ed.), Sprache, Diskurs und Hugo Laitenberger (ed.), Actas del coloquio cer-
7. Hilty, Gerold, «Zur Struktur der Novelas Text. Akten des 17. Lingusitischen Kolloquiums, vantino, Würzburg 1983, Münster, 1987, pp.
ejemplares von Cervantes», en: Typologia littera- Bruselas, 1982, t. 2, Tübingen, 1983, pp. 222-236; 118-126.
rum. Festschrift für Max Wehrli, Zürich, Freiburg Hilborn, H.W., «Lo subconsciente en la psicología 34. Kruse, Margot, «Das Selbstporträt von Paul
i.B., 1969, pp. 367-386; cf. también: Selig, Karl- de Sancho Panza», en: K.-H. Körner y K. Rühl Scarron in der Nachfolge des Selbstporträts von
Ludwig, «Concerning the structure of Cervantes' (ed.), Studia iberica. Festschrift für Hans Flasche, Cervantes», en: RJb, 27 (1976), 100-117; Stackel-
La Gitanilla», en: W. Eitel (zá..),.Die'romanische Bern, München, 1973, pp. 267-280; de los numero- berg, Jürgen von, «Sancho Pansa als paysan parve-
Novelle, Darmstadt, 1977, pp: 214-219. sos estudios de H. Hatzfeíd y K.L. Selig, hispanis- nu: zu einer französischen Fortsetzung des Don
8. Metzeltin, Michael, «Las macroestructuras tas de origen alemán residentes en los EE.UU. Quijote», en: Iberoromania, 18 (1983), 150-162.
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en: M. Criado del Val (ed.), Cervantes. Su obra y contexto alemán: Hatzfeld, Helmut, «Der Dialog «richtige» und der «falsche») und sieben deutsche
su mundo, Actas del I Congreso Internacional so- zwischen Sancho und Teresa Panza (Don Quijote, Leser. Rezeptionsästhetische leseaktoriennerte ver-
bre Cervantes, Madrid: Edi-6 1981, pp. 377-388. II, 5)», en: E. Leube y L. Schrader (eds.), Inter- gleichende Analysen an spanischen UrQuixote-Aus-
9. Spitzer, Leo, «Das Gefüge einer Cervantinis- pretation und Vergleich. Festschrift für Walter Pabst, gaben von 160415 und 1615 und sechs deutschen
chen Novelle: El celoso extremeño», en: W. Eitel Berlin, 1972; Selig, Karl-Ludwig, «Sancho Pan- Übersetzungen von 1648 bis 1883, 2 ts., Bern, 1986;
(ed.), Die romanische Novelle, Darmstadt, 1977, za and Papageno», en: F. Gewecke, Estudios de Dünnhaupt, G., «Kleist's Marquise von O..., and
pp. 175-213; Selig, Karl-Ludwig, «Concerning the literatura española y francesa. Siglos XVI y XVII, its literary debt to Cervantes», en: Arcadia, 10
structure of Cervantes La Gitanilla», en: W. Eitel Homenaje a Horst Baader, Frankfurt, 1984, (1975), 147-157; Kurz, J., «Die Literatur, das Le-
(ed.), Die romanische Novelle, Darmstadt, 1977, pp. 175-177. ben und der Tod. Anmerkungen zu Cervantes und
pp. 214-219, cf. también: Selig, Karl-Ludwig, «The 22. Koppen, E., «Gab es einen Ur-Quijote? Zu Kafka», en: ASNSL, 212 (1975), 265-279.
interplay of form and point of view in El casamien- einer Hypothese der Cervantes-Philologie», en:
to engañoso», en: H. Baader, E. Loos (ed.), Spa- RJb, 27 (1976), 330-346; cf. también: Bahner, W.,
nische Literatur im Goldenen Zeitalter. Fritz Schalk «Cervantes Auseinandersetzung mit Avellaneda
zum 70, Geburtstag, Frankfurt a.M., 1973, pp. und ihre Konsequenzen für den Aufbau des Don
394-400. Quijote», en: W. Bahner, Formen, Ideen, Prozesse
10. Brockmeier, Peter, Lust und Herrschaft. Stu- in den Literaturen der romanischen Völker, t. l,
dien über gesellschaftliche Aspekte der Novellistik: Berlin, Akademieverlag, 1977, pp. 221-247; En-
Boccaccio, Sachetti, Margarete von Navarra, Cer- dress, Heinz-Peter, «Der Prolog zum ersten Teil
vantes, Stuttgart, 1972; Brockmeier, Peter, «Limiti des Don Quijote im Lichte der Gesamtbedeutung
della crítica sociale nella novellistica: Decameron des Werkes», en: RJb, 29 (1978), 254-269.
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zoni (ed.), Il Boccaccio nelle culture e letterature Quijote», en: Th. Wolpers (ed.), Gelebte Literatur
nazionali. Atti del Congresso Internazionale La for- in der Literatur, Göttingen, 1986 (Abhandlungen
tuna di Boccaccio nelle culture e letterature nazio- der Akademie der Wissenschaften in Göttingen),
nali, Florencia, 1978, pp. 149-159. pp. 30-71.
11. Spieker, J.B., «La novela ejemplar: "Delec- 24. Dirscherl, Klaus, «Lügner, Autoren und
tare-prodesse"», en: Iberoromania, 2 (1975), 33-68. Zauberer. Zur Fiktionalität der Poetik im Quijote»,
12. Werle, Peter, «El celoso extremeño. Überle- en: RF, 94 (1982), pp. 19-49.
gungen zu Text und Kontext in den Novelas ejem- 25. Neumeister, Sebastián, «Don Quijote, die
plares des Cervantes», en: RJb, 35 (1984), 258-277. Windmühlen, die Wissenschaften und die Wirklich-
13. Wentzlaff-Eggebert, Harald, «Zur Topo- keit», en: Respublica Guelpherbytana, Festschrift
graphie der Novelas Ejemplares», en: Iberoroma- Paul Raabe, Amsterdam, 1987, pp. 613-641.
nia, 18 (1983), 163-196. 26. Leube, Erich, «Die Kunst und das Leben.
14. Hatzfeld, Helmut (ed.), Don Quijote. Fors- Zur Verselbständigung der literarischen Gestalt im
chung und Kritik, Darmstadt, 1968. Don Quijote», en: ASNSL, 205 (1969), 454-469.
15. Bihler, Heinrich, «Miguel de Cervantes Saa- 27. Strosetzki, Christoph, Literatur als Beruf.
vedra. El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Man- Zum Selbstverständnis gelehrter und schriftstelleris-
cha», en: Volker Roioff y Harald Wentzlaff-Egge- cher Existenz im spanischen Sigio de Oro, Dussel-
bert (eds.), Der spanische Roman vom Mittelalter dorf, 1987.
bis zur Gegenwart, Düsseldorf, 1986, pp. 82-108. 28. Weinrich, Harald, «Die Leser des Don Qui-
16. Kruse, Margot, «Ariosi und Cervantes», en: jote», en: Zeitschrift für Literaturwissenschaft und
RJb, XII (1961), 248-264. Linguistik, 57-58 (1985), 52-66; Kleinen, A., «Vor-
17. Schrader, Ludwig, «Don Quijote: Der fah- sicht Literatur Eine literarische Lektion vom ge-
rende Ritter zwischen Ideal und Wirklichkeit», en: fährlichen Lesen», en: GermanischRomanische Mo-
Forschungsinstitut für Mittelalter und Renaissance natsschrift, 33 (1983), 94-100.
(ed.), Das Ritterbild in Mittelalter und Renaissance, 29. Kloepfer, Rolf, «Selbstverwirklichung durch
Düsseldorf, 1985, pp. 149-173; Schrader, Ludwig, Erzählen bei Cervantes», en: Iberoamericana, 10,
«Don Quichotte et les avatars de la chevalerie», 2/3 (1987), 38-55.
en: Normes et transgressions en longue et en littéra- 30. Rauhut, Franz, «Música inspirada por el Qui-
ture, Acres du Colleque franco-allemand de Nan- jote en el siglo XVIII», en: Berchem, Theodor,
tes, 14-16 marzo 1984, Nantes, 1986 (Textes et Lan- y Hugo Laitenberger (ed.), Actas del coloquio
gues, 12), pp. 205-215. cervantino, Würzburg, 1983 Münster, 1987,
18. Neusfhäfer, H.-J., Der Sinn der Parodie im pp. 106-108.
Don Quichotte, Heidelberg, 1963. 31. Laitenberger, Hugo, «El Quijote y el 98 (el

126/ANTHROPOS
LABERINTOS
Transcurso por
las señas del sentido
HAY OTRA ILUSTRACIÓN:
LA REALIDAD DE LA CONVIVENCIA
HUMANA

Es Cervantes quien nos presenta el fracaso es una profecía sin petulancia, de un tipo de
del español, quien implacablemente nos relación humana que aún no se ha realizado.
pone de manifiesto aquella maravilla de vo- Supone la novela una riqueza humana
luntad coherente, clara, perfecta, que se ha mucho mayor que la filosofía, porque supo-
quedado sin empleo y no hace sino estre- ne que algo está ahí, que algo persiste en el
llarse contra el muro de la nueva época. Es fracaso; el novelista no construye ni añade
la voluntad pura, desasida de su objeto real, nada a sus personajes, no reforma la vida,
puesto que ella misma lo inventa. Cuando mientras el filósofo la reforma, creando so-
Kant, casi dos siglos más tarde, presenta bre la vida espontánea, una vida según pen-
las condiciones de una voluntad pura, nada samientos, una vida creada, sistematizada.
añade que no esté en el querer firme, en la La novela acepta al hombre, tal y como es
entereza de voluntad del Caballero de La en su fracaso, [...].
Mancha. [María Zambrano, Senderos, Barcelona,
Cervantes bien pudo haber estudiado filo- Anthropos, reimp. 1989, pp. 95 y 96, Memo-
sofía y haber transcrito su idea, su intuición ria Rota. Exilios y Heterodoxias, 8.]
de la voluntad, en un sistema filosófico. Mas,
¿para qué había de hacerlo? Además de Generalmente lo medimos todo por
que no tenía sentido expresarse así entre patrones de-una determinada longitud,
nosotros, tenía que decir más, todavía más. intensidad o densidad, sin tener en
Y era otro el sentido último de su obra: el cuenta que sólo se trata de una norma
fracaso. La aceptación realista resignada y
al par esperanzada, del fracaso.
o sistema de observación limitada a su
Ni la filosofía ni el Estado están basados propia capacidad y,¡nunca dice referen-
en el fracaso humano como lo está la nove- cia interna y definitiva al contenido de
la. Por eso, tenía que ser la novela para los cuanto trata de aprehender o medir. No
españoles lo que la filosofía para Europa. sólo ha sucedido y sucede esto con co-
[...] la novela no pretende restaurar nada, sas y objetos, sino lo que es más grave,
ni reformar nada; se sumerge en el fracaso con pueblos, culturas y personas. Tal es
y encuentra en él, sin razón y hasta sin fe, el caso del tópico tema de la moderni-
un mundo. Es un fracaso parcial el que la
novela descubre, revelando en cambio un
dad en España, de la existencia o no de
oculto asidero. Es un fracaso histórico, un una Ilustración europea, una ciencia,
fracaso en el mundo sobre el que se forja la una filosofía, una actualidad, medidos
novela. Si todos los seres excepcionales lle- con criterios de eficacia material y sen-
gasen al nivel de lo histórico, no se produci- tido de racionalidad instrumental y ab-
ría la novela; lo que no llega a ser historia solutismo. Pero la cultura y la vida siem-
por carecer de realidad, de conexión con el pre se han revelado contra todo encor-
resto de los acontecimientos, por no estar setamiento uniforme, rígido, dogmático
engranado con ellos, y sin embargo, es—no y único. La cultura y la vida son siem-
llega a ser elemento de la historia, pero tie-
ne un ser—, es protagonista de su propia
pre fragmentos, plurales, sorprendente-
vida, es un ente de novela. mente diversas y otras.
El fracaso del ser que se convierte en María Zambrano ha analizado este
ente de novela puede provenir de inadapta- tema en un texto ya antiguo con motivo
ción por íntima riqueza humana, por tener de la guerra civil de 1936 y la actitud
un más sobre la realidad histórica de la épo- europea frente a la República. En él
ca. Y este es el caso que nos da Cervantes: nos habla con exactitud y bellísimo plan-
Don Quijote era la voluntad pura de Kant teamiento de la «reforma del entendi-
antes de que nadie pudiese pensarla, antes
de que el mundo la necesitase y pudiese
miento español». ¿Cuál es su naturale-
comprenderla, y es además... la conviven- za, su secreto? ¿Por qué ha seguido ca-
cia, diríamos pura, con Sancho. El misterio minos diferentes de los hegemónicos en
clarísimo de la convivencia entre Don Quijo- Europa? He ahí el tema. M.Z. nos dice
te y Sancho es algo que todavía no se ha que Europa ha seguido el camino de la
revelado en toda su significación, porque, seguridad que ofrece la definición pre-

ANTHROPOS/127
LABERINTOS

cisa del concepto, para no padecer in- funda el idealismo, es en Don Quijote pro- crea, la mutua confianza y reconocimiento.
certidumbre vital, cerrándose a la «re- funda, esencial convivencia; allí donde está [...]
velación completa de todo cuanto nos su voluntad, allí está el otro, el hombre igual La Reforma española era más profunda
a él, su hermano, por quien hace y arremete que la realizada por Descartes y Galileo,
importa», a la presencia y la figura, a la que la realizada por Europa; tenía que ha-
contra todo. El prójimo no es algo que so-
raíz amorosa y creadora de la idea como breviene a la soledad del hombre, en nues- cerse en la sangre y por la sangre, en la
«dolencia de amor». Europa conoce con tro Don Quijote, sino que en su misma me- vida. Pero la sangre también puede hacerse
la razón instrumental, pero esconde, lancólica soledad está esencialmente el pró- universal.
oculta el corazón, la poética razón de la jimo; cuanto más solo y lejos de los hom- [Op. cit., pp. 97, 98 y 104.]
vida, del sentir y del saber de la expe- bres, más unido y entregado por su volun-
riencia honda, entrañable..., de las tad a ellos. Una acusación terrible contra el El arte, la creación, la ficción escon-
energías inéditas, vírgenes que laten en Estado que precipitadamente se formó en
España y que no supo recoger ni nutrirse de
den un profundo secreto: el sentido de
lo más escondido de la cultura europea su dinámica, de su fuerza imaginativa,
esa rica sustancia, de esa convivencia pura
anterior. Frente a la razón y al estado que vive Don Quijote, y que si él puede de su intimidad, la profunda esencia de
hay algo fundamental que salvar: la con- vivirla es porque en mayor o menor grado la su deseo, la revelación de su projimi-
vivencia. Todo aquello de la vida que comparte el pueblo donde se hunden las dad, de su encuentro y compañía, de
no queda estrangulado, muerto, aniqui- raíces de su existencia. una convivencia en la universalidad de
lado en su incorporación a una forma Locura parecen a todos sus gigantes, sus creaciones en todas las dimensiones del
de Estado, de Absoluto, abstracto y Caballeros, sus ínsulas y el estricto código tiempo, memoria, presencia y porvenir.
gélido. Frente a este camino España se de su honor. Pero a nadie parece locura su
profunda convivencia con Sancho, su escu-
La creación de projimidad, de otredad,
paraliza en su base popular, «sobre el constituye la esencia de toda creación,
nihilismo de la voluntad [de las clases dero y amigo. A nadie su profunda confian-
za en el hombre, tan extremada que le lleva de toda obra de Arte. La reforma del
dirigentes] surge una dogmática cerra- a vencer la burla, el resentimiento. En sus entendimiento español no es de concep-
da», una paralización del pensamiento. correrías por caminos y ventas llega un mo- tos sino de la vida, de la convivencia
El pueblo español entonces sólo se pue- mento en que hasta las mozas de partido humana.
de expresar en el arte, en la novela, y parecen entender un punto su trato fraternal, Sólo lo concreto, imbricado en lo so-
es Cervantes y Don Quijote la imagen conmovidas ante la confianza que él depo- cial, es real y merece ser y valer. La
señera de su cultura, de su imaginación, sita en ellas. Ante el resentimiento que poco novela se constituye en signo de su rea-
de su otredad. El fracaso se convierte a poco ha ido envenenando las relaciones
humanas, hasta dejarnos encerrados en
lización, del advenimiento renovado de
en venero de creación, en convivencia sujetos. La ficción hermana el arte y la
obscuros calabozos de aislamiento, hasta
pura, universal, definitiva. hacer perder al hombre la imagen del hom- vida, la imaginación y la realidad; desa-
Y es ya fuera del Estado, en el mismo bre, hasta perder la noción del semejante y fía el rigor de toda facticidad, abriendo
ámbito de la novela cervantina, o sea en el creerse cada cual, único, y al creerse único, nuevas determinaciones y alentando
ámbito del fracaso, donde se verifica la otra perdiendo la medida de lo humano, perder nuevos nexos con la fuente deseante de
cara de la profunda moral del Quijote. Con- la noción de sí, de su propia medida. toda realidad. El arte, la novela, la cul-
jugándose con su voluntad pura, la convi- La nobleza de Don Quijote presupone tura, nacidos del pueblo, son cordiales
vencia pura con Sancho y con todos los todo lo contrario; él lleva clara e inequívoca
seres: arrieros, mozas de partido, venteros la noción del semejante en el centro de su
y anuncian siempre la producción social
y venteras, pastores y forzados que desfilan espíritu; está solo en su empeño, pero esen- de una utopía posible: la edad de oro,
por la novela, en suma, con todo el pueblo cialmente acompañado por lo mejor de cada la convivencia humana, real y diversa
español. hombre que vive en él. Es la nobleza esen- de todos los pueblos, de todos los hom-
[...] La soledad esencial sobre la que se cial del hombre lo que Don Quijote cree y bres, de todas las culturas.

Próximo número de ANTHROPOS


N.° 100 SEPTIEMBRE 1989
Proceso de análisis MIGUEL DE CERVANTES
e investigación
El Pensamiento del Quijote

SUPLEMENTOS N.° 17

MIGUEL DE CERVANTES EN SU OBRA


Antología, Selección de Estudios
y Documentación

128/ANTHROPOS
ANTHROPOS, Revista de Documentación Científica de la Cultura n.° 98-99 / julio-agosto 1989

DOCUMENTACIÓN CULTURAL
E INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA

Informes y
bibliografía
temática MIGUEL DE CERVANTES
La revista Anales mo tiempo que se inicia la recopilación
sistemática de fondos para la biblioteca
niar la afirmación obligaría a una larga
lista de títulos. Quede constancia de es-
cervantinos del Instituto, lo cual ha dado sus frutos, tudios anticipadores de excelentes li-
aunque no sean éstos, en los últimos bros, sugestivas interpretaciones que
años, los que mereció aquella iniciativa han merecido el debate posterior en
Luciano García Lorenzo y los que deseamos todos aquellos que Anales o en otras publicaciones, acerca-
hemos continuado con la realización de miento a parcelas de la producción cer-
las ilusiones de sus primeros creadores. vantina descuidadas por los críticos,
El Consejo de redacción de la revista práctica de metodologías muy diversas
La revista Anales cervantinos publicó su estaba formado, y así continuó durante y desde escuelas diferentes... Y todo
primer volumen en 1951, apareciendo bastantes años, por Francisco Maldona- ello siempre con rigor, objetividad y sin
bajo los auspicios del Consejo Superior do de Guevara como director y Juan caer en el fácil, pero ineficaz, cervantis-
de Investigaciones Científicas. Ese pri- Antonio Tamayo, Alberto Sánchez y mo apasionado o en el entrañable, pero
mer volumen se abre con una presenta- José Ares Montes, como redactores. ciego,,, «aficionadismo» a Cervantes (y
ción, que es también declaración de in- Anales cervantinos ha estado siempre especialmente al Quijote), existente des-
tenciones, y en ella se dice: «Es propó- dividida en varios apartados; efectiva- de siempre no sólo en España sino tam-
sito de estos Anales el acoger en poten- mente, aparte de las clásicas secciones bién en muchos otros países.
cia todas las manifestaciones del pen- de «Estudios», «Notas» y «Reseñas», Por lo que se refiere al resto de las
samiento en torno a Cervantes. Y, al aparecieron durante muchos años las secciones, es necesario recordar los tex-
decir Cervantes, nos referimos al todo secciones tituladas «Los poetas y Cer- tos rescatados del olvido y que han ido
del hombre, de la obra y de la atmósfe- vantes», «Textos cervantinos», «Scripta apareciendo en la publicación bajo los
ra, o sea el paisaje, a la estirpe y al rediviva» y «Bibliografía cervantina». rótulos de «Los poetas y Cervantes» y
tiempo que envuelven estas totales en- En el primero de los volúmenes firman «Scripta rediviva». Se trata de secciones
tidades humanas. "En potencia", deci- artículos y notas Gerardo Diego, Ma- que han permanecido hasta hoy, aunque
mos, y agregamos también "en liber- nuel García Blanco, Narciso Alonso sin la regularidad de los primeros años,
tad", porque no puede haber medita- Cortés, Francisco López Estrada, Fran- pues las dificultades económicas han ido
ción, o descubrimiento, o hecho que lle- cisco Ynduráin, José Manuel Blecua, mermando el número de páginas y, en
gue a cuajar en realidad generosa y be- etc. Este excelente plantel de investiga- consecuencia, la posibilidad de mante-
neficiable, que no pueda ser traído a dores será la tónica de números sucesi- ner estos apartados con la constancia
estas páginas para redención de la curio- vos y los nombres más prestigiosos del que los Consejos de redacción hubie-
sidad, del amor y de la enseñanza, pues- cervantismo mundial (Hatzfeld, Casal- ran querido. De todas maneras, en Ana-
tos en este foco consagrado de la hispa- duero, Riley, Selig, Gillet, Agostini del les cervantinos figuran poemas o traba-
nidad y de la humanidad». Río, Canavaggio, etc.) han colaborado jos de muy diferentes creadores y críti-
En esta misma presentación se formu- en la revista, al mismo tiempo que en cos (Unamuno, Schopenhauer, Bembo,
lan los deseos de crear una «Sociedad ella han visto publicados sus primeros Heine, León Felipe...), que han dedica-
cervantina», cosa que no llegó a suce- trabajos numerosísimos hispanistas de do muchas de sus páginas, hoy antoló-
der, ai mismo tiempo que se recuerda todos los países, hoy a la cabeza de la gicas, a Cervantes y a su obra.
la creación del Instituto Cervantes en el investigación no sólo cervantina sino Una sección de especial interés y
CSIC, como consecuencia de la celebra- también de muy diferentes épocas de la agradecida sumamente por los cervan-
ción del cuarto centenario del nacimien- literatura española. Las aportaciones de tistas es la dedicada a la «Bibliografía
to de don Miguel, y, por último, la fun- muchos de los trabajos aparecidos en cervantina». Su artífice desde hace tan-
dación también de la Sección cervanti- Anales cervantinos han sido, en no po- tos años es Alberto Sánchez y las más
na de este Instituto con la misión de cas ocasiones, de una importancia ex- de 2.700 fichas ofrecidas a lo largo de
fomentar los estudios sobre la vida y la traordinaria para el mejor conocimien- varias décadas hacen de este trabajo uno
obra de nuestro primer escritor, al mis- to de la obra de don Miguel y testimo- de los, más importantes que han apare-
Il INFORMES Y BIBLIOGRAFÍA TEMÁTICA

cido no sólo en el mundo del cervantis- a pesar del desvelo y la generosa dedi- La A.C. tiene el propósito de celebrar
mo sino en el de bibliografía hispánica. cación de las personas, ha habido que anualmente (entre octubre y diciem-
Y es que estas miles de entradas no esperar incluso décadas para ver los fru- bre), un Coloquio Internacional en Al-
están realizadas por la simple recopila- tos de algo que tenía que haber madu- calá de Henares y un Congreso Interna-
ción de los datos habituales (autor, títu- rado mucho, muchísimo antes. Como cional cada tres o cuatro años en cual-
lo, editorial, año...), muy al contrario, tantas y tantas cosas... quier otra ciudad vinculada en algún as-
en la mayoría de las mismas el resumen pecto a Cervantes.
y el comentario del libro o del artículo El primer Coloquio se celebró del 29
recogido ofrece una visión ecuánime y de noviembre al 2 de diciembre de 1988
rigurosamente científica de estos traba- índice de y contó ya con la activa participación de
jos. Podemos afirmar, recogiendo las
opiniones de los cervantistas en general,
Anales Cervantinos destacados cervantistas de todo el mun-
do: Alberto Sánchez, Javier Herrero,
que la labor de Alberto Sánchez es ya Edward Riley, Francisco López Estra-
un monumento cervantino y fuente a la da, Ángel Basanta, Cesare Segre, Mar-
que es necesario acudir para conocer la La Biblioteca Nacional acaba de publi- tín de Riquer, Michel Moner, Jean Ca-
dedicación de los cervantistas desde que car el «índice de la revista Anales Cer- navaggio, Carlos Romero, Alberto Na-
se fundó la publicación. vantinos». Este instrumento se compo- varro, Claudio Guillen, Jacques Joset,
Anales cervantinos ha pasado por dos ne de un índice bibliográfico en el que Alan S. Trueblood y M." Teresa Malo
etapas, fruto también de algunas penu- se recogen 329 asientos organizados por de Molina. Se acogió también la presen-
rias por las que ha atravesado. La pri- orden alfabético de autor, y un índice tación de veintiocho comunicaciones de
mera época finalizó en 1962 con el no- temático, también alfabético, basado en otros tantos profesores de España, Es-
veno volumen (nueve tomos hoy ya jo- la estructura de los encabezamientos de tados Unidos, Italia, Japón, Polonia y
yas bibliográficas) y la segunda, inicia- materia cuyos términos han sido permu- Suiza. Está prevista la próxima publica-
da en 1971, llega hasta el presente (vo- tados para potenciar las posibilidades ción de las actas en un número especial
lumen XXV, 1988). El Consejo de Re- de búsqueda. de Anales Cervantinos.
dacción también ha sufrido cambios du- Se incluye el vaciado de los números El II Coloquio Internacional de la
rante este tiempo y a Francisco Maído- I al XXIII de la revista que correspon- Asociación ha sido convocado para los
nado de Guevara sucedió como director den al periodo que va desde el año 1951 días 6-9 del próximo mes de noviembre
Francisco Sánchez Castañer, ocupando al 1985. El último número aparecido a y se prevé la participación de los siguien-
ahora la máxima responsabilidad de la finales de 1988, un monográfico home- tes profesores: J.B. Avalle-Arce (Univ.
publicación Alberto Sánchez, desde naje a Alberto Sánchez, no ha sido in- de California), Máxime Chevalier
1971 ya subdirector. Recientemente se cluido porque su publicación fue poste- (Univ. de Burdeos), A. Egido (Univ.
han llevado a cabo algunos cambios en rior a la elaboración de este trabajo. de Zaragoza), Eisenberg (Univ. de Flo-
la revista y fruto de ello es, junto a la Al realizar este índice, la Sección de rida), M. Joly (Univ. de Lilie), J. Joset
existencia del Consejo de redacción, la Siglo de Oro de la Biblioteca Nacional (Univ. de Amberes), F. Márquez Villa-
creación de un Consejo asesor, los dos quiere lograr un doble objetivo: facili- nueva (Univ. de Harvard), F. Meregalli
conformados por algunos de los más tar, por un lado, el manejo de la revista (Univ. de Milán), H. Percas de Ponseti
prestigiosos especialistas de los estudios y, por otro, dar a conocer el panorama (Grinnell College), A. Porqueras Mayo
cervantinos. El Secretario de la revista, actual de la crítica cervantina en Espa- (Univ. de Illinois), A. Redondo (Univ.
desde 1971, es Luciano García Lorenzo. ña y fuera de España. de La Sorbona), C. Romero (Univ. de
Querríamos, para finalizar, hacer Venecia) y E. Williamson (Univ. de
mención de dos hechos que nos parecen Londres).
significativos y ambos muy recientes. Se Para toda correspondencia, tanto en
trata el primero de la aparición del últi- Asociación relación con el Coloquio como con la
mo volumen, correspondiente a los años Asociación hay que dirigirse al Vicepre-
1987-88 y dedicado como homenaje a de Cervantistas sidente, Sr. José M.a Casasayas, aparta-
Alberto Sánchez. En este volumen se do 1181, 07080 Palma de Mallorca, telf.
publican cerca de cuarenta trabajos, que (971) 72.49.58; o al Secretario, Sr. José
por su calidad, por la variedad de los Se fundó en febrero de 1988 con el pro- C. de Torres, Instituto de Filología del
temas desarrollados y por su diversidad pósito de promover el estudio y la divul- CSIC, C/ Duque de Medinaceli, 6, 28014
metodológica, puede ser testimonio de gación de la vida y las obras de Miguel Madrid, telf. (91) 429.20.71, ext. 193.
lo que ha sido Anales cervantinos duran- de Cervantes mediante la estricta inves-
te tantos años. El segundo testimonio tigación científica y centrándose funda-
que deseamos dejar patente es la estre- mentalmente en los cinco puntos que
cha colaboración que Anales mantine señalan los estatutos: I. Biografía de
con la recién creada «Asociación inter- Cervantes; II. Bibliografía cervantina;
nacional de cervantistas», cuyo primer III. Edición crítica de las obras de Cer- Cervantes Society
Congreso se celebró a finales de 1988 vantes; y IV. Proyección de Cervantes; of America
en Alcalá de Henares. Esta Asociación V. Miscelánea cervantina.
ha hecho realidad los deseos de aquel La Junta Directiva se compone en la
grupo de profesores que inciaron la an- actualidad de quince miembros, siendo
dadura de Anales y dos de ellos, Alber- presidente el Sr. Alberto Sánchez, vice- La Cervantes Society of America se fun-
to Sánchez y José Ares Montes, están presidente el Sr. José M." Casasayas, y dó en 1978 con el propósito de avanzar
en la Junta directiva de esta Asociación, secretario José C. de Torres. Tiene su el conocimiento y estudio de la vida y
el primero como Presidente de la mis- domicilio social en la calle Libreros, 15 obra de Cervantes en los Estados Uni-
ma. Como en tantas otras cosas, y muy (Colegio del Rey), 28801 Alcalá de He- dos. Desde entonces ha venido reunién-
INFORMES Y BIBLIOGRAFÍA TEMÁTICA III

Cervantes en Japón
dose anualmente a finales de diciembre
en distintas ciudades del país, conjunta- PRE-TEXTOS
mente con los Congresos de la Modera
Language Association. Se presentan LETRAS HISPÁNICAS
Jaime Fernández
siempre en sus reuniones tres o cuatro
trabajos que enfocan un tema u obra EL APOSENTO EN EL AIRE
fijados de antemano, cuya selección está «Le Japon de l'ère Meiji a traduit Don Introducción a la poesía de
a cargo de un comité especial. Se invita Quichotte dans sa lange. Il a eu dans José Bergamín
también cada año a un destacado espe- son Moyen Age une littérature mi-his- Nigel Dennis
cialista internacional a presentar una torique, mi-épique, une poesie analogue NUEVOS ESTUDIOS SOBRE
conferencia plenaria. Sigue siempre a aux chansons de geste et aux romance- HUIDOBRO Y LARREA
las presentaciones un fructífero inter- ros. On aimerait a chercher un Don David Bary
cambio de ideas. Algunas ponencias Quichotte dans ce pays féodal et cheva- DIARIO DE UN PINTOR:
suelen pasar después a las páginas de leresque, le pays du Bushido et des Sa- 1952-1953
Cervantes, revista de la Sociedad que, murais.» Ramón Gaya
desde 1981, sale dos veces al año. Apa- En estas palabras del médico francés
Etienne Burnet {Don Quichotte. Cer- ENSUEÑO DE UNA PATRIA
recen junto con otros trabajos someti-
vantes et le XVle siècle, Tunis, Calypso, Miguel de Unamuno
dos anónimamente, de cuya selección
se encarga un consejo editorial. 1954, p. 298), se adivina al punto una PRÓLOGOS EPILÓGALES
Para marcar el cuarto centenario de esperanza: la del triunfo pleno de Don José Bergamín
La Galatea, la Sociedad organizó en oc- Quijote en Japón. Desgraciadamente, AL AMOR DE LARREA
tubre de 1985 un Simposio especial en tal esperanza no se ha visto colmada. A.A.V.V.
la Biblioteca del Congreso de Washing- PARÍS
ton. La mayor parte de las ponencias Ramón Gómez de la Serna
salió después en un número extraordi- La historia del cervantismo japonés es LA ZAPATERA PRODIGIOSA
nario de Cervantes. una historia de sorprendentes contradic- (Primera versión autógrafa inédita)
La Sociedad se rige por un Comité ciones y pequeños enigmas. Federico García Lorca
Ejecutivo, cuyos miembros son: el Pre- En el Japón de hoy el nombre de
sidente, Vicepresidente, Secretario, y Don Quijote es mucho más conocido LAS REVISTAS ESPAÑOLAS
Director de Cervantes, con diez repre- que el de Hamlet o el de Fausto. No ENTRE DOS DICTADURAS
sentantes elegidos por los socios. El pe- hay japonés que lo ignore. «Don Quijo- (1931-1939)
ríodo del mandato del Presidente y el Rafael Osuna
te» es ya una palabra de la lengua japo-
Vicepresidente es de tres años. Han ser- nesa. Sirve para designar al idealista VALLE-INCLÁN
vido de Presidente hasta ahora: Juan fantasioso, al individuo que, haciendo Y LA SEGUNDA REPÚBLICA
Bautista Avalle-Arce, Bruce W. War- caso omiso de la realidad, se lanza im- Dru Dougherty
dropper, y Alan S. Trueblood. En la prudentemente a la acción, movido por LO QUE VA DE SIGLO
actualidad es Presidente Javier Herrero. un sentido de justicia presuntuoso y fan- David Bary
La Cervantes Society of America ha tástico (Diccionario Kojien). RUBÉN DARÍO Y LA NUEVA
visto complacida la inauguración recien- Sin embargo, para la inmensa mayo- CULTURA AMERICANA
te en Alcalá de Henares de la Asocia- ría de los japoneses, la palabra «Don Juan Larrea
ción de Cervantistas. Cuenta con cola- Quijote» no evoca sino una imagen: la FRESDEVAL
borar con ésta en una escala mundial, de un viejo alto, delgado y loco que, Manuel Azaña
en particular para llevar adelante dos embutido en una anacrónica armadura
objetivos suyos todavía sin realizar: una y sobre un caballo esquelético, se lanza CARTAS A UN AMIGO
bibliografía anual exhaustiva y la edi- al galope contra unos molinos de vien- Juan Gil-Albert
ción de las Obras completas. to. Locura, anacronismo, molinos de SEIS LECCIONES
Cuenta la Sociedad actualmente con viento..., todo ello en un contexto có- (Emilio Prados, su vida, su obra, su mundo)
cerca de 250 socios. Invita a todos los José Sanchis-Banús
mico de cuento para niños. Y nada más.
interesados, universitarios o no, de las La contradicción que entraña un tan LA HORA DE LA PLUMA
Americas, de Europa, de los demás paí- universal conocimiento del genial héroe Azorín
ses, a inscribirse. La cuota anual es de cervantino frente a la superficialidad y DON LINDO DE ALMERÍA
$17.00; conlleva el abono a Cervantes. pobreza semántica de su imagen, tiene José Bergamín
Para asociarse, diríjase a la Profesora una sencilla explicación. La figura de MEMORIA DE ESPAÑA
Alison Weber, Department of Spanish, Don Quijote está asociada a la infancia. Tomo I
Italian and Portuguese, 402 Cabell Hall, Todo japonés, cuando niño, ha leído José Rubia Barcia
University of Virginia, Charlottesville, alguna de las incontables adaptaciones en preparación
Virginia, 22903, USA. infantiles que se han hecho, y se siguen
haciendo, de la Primera Parte de la no- MEMORIA DE ESPAÑA
vela', y cuyo número de ediciones supe- Tomo II
ra probablemente al de muchos países José Rubia Barcia
del mundo occidental. Pero pasada la PRUEBAS DE NUEVA YORK
infancia, queda el loco hidalgo arrum- José Moreno Villa
bado en el alma japonesa como un re-
cuerdo infantil, entre cómico y grotes- Luis Santángel, 10
to, connotando además una actitud ne- 46005-VALENCIA
gativa que en la vida ha de evitarse. Tel. (96) 333 32 26
IV yrkjskyjkjtyjjykkjrtkjykjtkyjkytkjtkyjkkjk

Obras de Cervantes directas del español, ambas completas de Fausto. No obstante, por lo que a
y, en su conjunto, de gran calidad. Una estudios críticos se refiere, la diferencia
Según Yü Aída, traductor y entusiasta es de Hirosada Nagata, quien no pudo entre Cervantes, por un lado, y Shakes-
investigador de Cervantes, la primera verla concluida por su fallecimiento en peare y Goethe, por otro, es abismal.
versión del Quijote al japonés apareció 1973. La hubo de completar otro gran Mientras que estos dos genios cuentan
en 1885 en una revista literaria llamada hispanista, Masatake Takahashi, tradu- con miles de títulos bibliográficos en ja-
Azuma. Se trataba de un sólo episodio ciendo los treinta últimos capítulos de ponés, los referentes a Cervantes, des-
de la novela, que ni siquiera llevaba el la Segunda Parte. Esta traducción fue contando las traducciones de sus obras,
nombre del traductor. Más tarde, en publicada por la prestigiosa editorial no pasan de cuarenta.
abril y octubre de 1887, la editorial Kór- Iwanami. en seis pequeños volúmenes, Desde que Japón, tras un aislamiento
yüsha publicó la traducción de dos epi- de los cuales el primero apareció en nacional de dos siglos y medio, abrió
sodios, cuyos títulos un tanto extraños: 1948 y el último en 1977. La otra tra- sus puertas al mundo en 1868, con la
«El ardid de la bella» (probablemente ducción, publicada por la editorial Chi- restauración de la familia imperial en la
Dorotea) y «El ruiseñor del valle» kuma Shobó, es de Yú Aida (fallecido persona del emperador Meiji, los inte-
(¿Leandra?), estaban muy en consonan- en 1971), que concluyó la Primera Par- lectuales japoneses han venido realizan-
cia con el gusto de la época. Fue sólo te en 1958 y la Segunda en 1962, obte- do esfuerzos fabulosos por introducir
en 1896 cuando se publicó una traduc- niendo para ello en determinados ca- y presentar en su propio país la cultura
ción más ambiciosa, ya que se trataba pítulos la colaboración de algunos de la literatura occidental. Sólo de títulos
de la Primera Parte, aunque no fuese sus discípulos, que hoy son eminentes franceses, hay más de diez mil traduci-
completa. El traductor fue Shoyo Mat- hispanistas. Ambas traducciones van dos al japonés, y es obvio imaginar que
sui. En mi opinión, tiene una gran im- acompañadas de introducciones a la los títulos traducidos del inglés (Ingla-
portancia, porque supone una primera vida y obra de Cervantes y de un breve terra y Estados Unidos principalmente)
toma de conciencia del valor de la gran comentario de tono general sobre el sen- sobrepasen con mucho esta cifra. Por
novela. tido de la novela. poner un ejemplo significativo, la biblio-
Desde 1915 hasta 1928 se publicaron El mérito de estos dos profesores, grafía en japonés sobre Herman Melvi-
cuatro traducciones completas del Qui- considerados como patriarcas del hispa- lle, el novelista clásico por excelencia
jote. Eran traducciones hechas sobre nismo japonés, es innegable. Gracias a de Norteamérica, autor de Moby Dick,
versiones inglesas. Lo cual lógicamente su tenacidad, a su desinterés y entusias- cuenta con más de dos mil títulos. Cer-
implicaba ciertas impresiones e inexac- mo por Cervantes, el lector japonés vantes, repito, solo con cuarenta. Las
titudes inevitables; pero al mismo tiem- puede acceder con más garantías al cifras son de por sí suficientemente ex-
po, constituía un testimonio de que la mundo del Quijote. Sin embargo, la di- presivas.
gran creación cervantina había captado lación en la publicación de la Segunda Un análisis de la bibliografía de críti-
de alguna manera el interés del intelec- Parte, volvió a convertirse en obstáculo ca cervantina, aparecida en Japón hasta
tual japonés. Quizás en ningún otro país para la recta comprensión de la novela. la fecha, proporciona los siguientes da-
se haya dado un fenómeno semejante: Para comprobarlo, basta una breve con- tos. El 90 % de los títulos son traduc-
cuatro traducciones completas en sólo sideración de la historia de las ediciones ciones de estudios literarios de varia na-
catorce años: la de Hógetsu Shimamura y reimpresiones en ambas editoriales. turaleza, obra de importantes autores
y Shin Katagami en 1915, la de Kuni En Iwanami ha habido tres ediciones, extranjeros, en los que se incluye un
Sasaki en 1923, la de Tatsu Yaguchi en teniendo la Primera Parte,un promedio capítulo o un ensayo sobre Cervantes.
1926 y la de Shóhei Morita en 1928. de 35 reimpresiones, y la,Segunda sólo Así, Heine, Turgueniev, Duhamel, J.B.
No obstante, tal «fiebre cervantina» 11. En Chikuma Shobó también se han Priestley, E. Auerbach y Sicrofsky. Hay
resulta, en cierto sentido, lógica, porque hecho tres ediciones, aunque la despro- otros, como los de G. Lukacs y Saint-
coincide con el centenario de la publica- porción entre las reimpresiones de am- Beuve, que fueron traducidos al serlo
ción de la Segunda Parte del Quijote y bas partes (33 de la Primerpsírente a 27 las obras completas de dichos autores.
con el auge que tuvo la presentación de de la Segunda) no es tan grande. Esta En este grupo también podrían incluir-
la literatura española en el Japón de esa editorial decidió eri 1972, con muy buen se las Meditaciones del Quijote de Orte-
época. Se tradujeron, una tras otra, acuerdo,,publicar las dos partes de la ga y la Vida de Don Quijote y Sancho
obras de Echegaray, Blasco Ibáñez, Be- novela en un:sólo volumen. de Unamuno, pues formaban parte de
navente, Baroja, Bécquer, Alarcón, Además del Quijote, Aída tradujo las dos selecciones de obras de ambos pen-
Azorín, Muñoz Seca, algo de Lope de Novelas ejemplares y algunos entreme- sadores \ que se tradujeron al japonés
Vega y de Calderón, etc. Naturalmen- ses y comedias. Todos ellos, agotados hace ya unos doce años. Lo mismo pue-
te, Cervantes se llevó la palma. Entre hace ya tiempo, no se han vuelto a edi- de decirse de dos introducciones, de na-
todas las traducciones del Quijote, la tar. De Los trabajos de Persiles y Sigis- turaleza general y destinadas al gran
que obtuvo una mayor popularidad fue mundo también hay una traducción público, sobre la época, la vida y la
la Shin Katagami, siendo publicada por completa y elegantemente editada, obra obra de Cervantes, que eran parte de
varias editoriales, aunque casi siempre del hispanista Katsuyuki Ogiuchi. Des- dos colecciones profusamente ilustradas
sólo la Primera Parte. Un tan curioso graciadamente, estas traducciones ape- (una en inglés y otra en italiano) de
fenómeno quizás fue debido a posibles nas han despertado un eco en el mundo grandes autores literarios o significativas
conveniencias editoriales, o simplemen- crítico japonés. figuras históricas. Otro grupo de obras,
te a que los traductores no captaron como son la de Carlos Fuentes: Cervan-
todo el valor de la gran obra cervanti- tes o la crítica de la lectura, y la de
na. En cualquier caso, esa preterición Crítica cervantina Marthe Robert: L'anden et le nouveau.
de la Segunda Parte ha llegado a ser un De Don Quichotte a Kafka, pudieron
obstáculo fatal para la posterior com- Escribí más arriba que en el Japón de publicarse con mayor facilidad gracias a
prensión-y valoración de Cervantes. hoy el nombre de Don Quijote es mu- que el nombre de sus autores era ya
Actualmente existen dos traducciones cho más conocido que el de Hamlet o el conocido en Japón. Fuentes lo era como
INFORMES Y BIBLIOGRAFÍA TEMÁTICA fd

uno de los famosos novelistas del de entonces han transcurrido quince lar- En la mayor parte se dictan cursos so-
«boom» latinoamericano. El libro de M. gos años, y no se ha hecho nada en este bre el Quijote o las Novelas ejemplares,
Robert (de quien ya se había traducido sentido. ¿Por qué no se solucionó un anualmente o en años alternos. A veces
Novela de los orígenes y orígenes de la problema tan sencillo traduciendo una tienen carácter de seminario; otras ve-
novela) tenía además un poderoso atrac- de las muchas y excelentes biografías ces son cursos especiales para los alum-
tivo para el lector japonés: el amplio que sobre nuestro genial escritor exis- nos de posgrado. También es frecuente
estudio sobre el autor de El castillo. ten, no sólo en castellano, sino también que los alumnos escriban la tesina de
Como podrá apreciarse, ninguna de en cualquier otra lengua occidental? ¿Es licenciatura sobre algún aspecto de la
estas obras se tradujo «puramente» por que nadie ha sido captado por la mara- obra de Cervantes. En alguna universi-
Cervantes, sino por otras razones de di- villosa humanidad que rezuma la vida dad se dictan cursos tan especializados
versa índole. de Cervantes? como «Historia de la crítica del Quijo-
Existen, sin embargo, cuatro obras en Que la verdadera figura de Cervantes te», o «Lectura del Viaje del Parnaso».
japonés publicadas sin otro motivo que y la transcendencia de su obra no hayan En general, los alumnos acogen con en-
el de presentar la figura de Cervantes o sido objeto de un más amplio tratamien- tusiasmo la obra de Cervantes, no obs-
algunas de sus obras: el breve ensayo to y de un justo aprecio en Japón, no se tante la dificultad inherente al castella-
de Maeztu, Don Quijote o el amor; una debe, en mi opinión, a una falta de in- no del texto original, aunque lógicamen-
colección de estudios de Yü Aida y No- terés del público lector. El lector japo- te se ayuden, para una mayor compren-
buaki Ushijima, que con el título de nés es más bien una víctima de la inex- sión, de cualquiera de las dos excelen-
Cervantes apareció hace ya algunos plicable falta de interés de los intelec- tes traducciones completas al japonés.
años; una traducción de las Meditacio- tuales del país respecto a Cervantes y Para la correcta evaluación de estos
nes de Ortega, previa a la citada ante- su obra. La prueba está en que la in- datos hay que tener en cuenta que los
riormente y no incluida en colección al- mensa mayoría de los japoneses pueden departamentos de estudios hispánicos,
guna; y, finalmente, un libro mío, pu- sintonizar con el mensaje del Quijote, conforme a las directrices del Ministerio
blicado en junio de 1985 con el título de porque más de seiscientos mil han visto de Educación, están centrados en la len-
Invitación a «Don Quijote». A estas cua- la famosa opereta musical de Dale Wa- gua española, y no en otras disciplinas
tro obras deben añadirse varios artícu- sermann, The Man of La Mancha, en humanísticas, y que sólo se permiten
los, publicados en diversas revistas es- versión japonesa, cuyas representacio- cursos de literatura, historia, pensa-
pecializadas, sobre temas como: el últi- nes en Tokyo durante los últimos doce miento, arte, etc., por constituir un apto
mo sueño de Cervantes, complejidad de años superan el número de cuatrocien- instrumento para una mayor compren-
la figura de Sancho, la estructura del tas. Además, en mi experiencia acadé- sión y dominio de la lengua. Si el Mi-
Quijote, la imagen más reciente de Cer- mica, verdaderamente positiva y conso- nisterio permitiese alguna vez la funda-
vantes, la locura quijotesca en el episo- ladora, he podido comprobar que a mis ción de departamentos de literatura his-
dio del Caballero del Verde Gabán, en alumnos les interesa más el Quijote que, pánica (lo cual sólo sería posible cuan-
torno al valor del hombre en el Quijote; por ejemplo, la novela contemporánea do reconociese al español como lengua
y alguna que otra conferencia: el rena- de Hispanoamérica, la poesía española académica, a la par con el inglés, el
cimiento y Cervantes, claves para enten- o el teatro barroco; porque, entre otras francés y el alemán), la situación cam-
der el Quijote, etc. Finalmente, en este razones, he tenido siempre más alumnos biaría radicalmente. Pero en la presente
grupo es obligado incluir los breves es- en mis cursos sobre el Quijote, que im- circunstancia esto no es más que un sue-
tudios de dos famosos autores no hispa- parto cada dos años, que en todos los ño irrealizable. El español, para más de
nistas: una inteligente lectura de la Se- demás. Si la explicación de la gran no- un intelectual (no hispanista, por su-
gunda Parte, centrada en la evolución vela se centra, más que en problemas puesto), se considera como «lengua para
de Don Quijote y Sancho, obra de Mit- filológicos o gramaticales, en un acerca- el comercio», caprichoso encasillamien-
suo Nakamura; y un análisis sobre la miento dinámico y existencial al texto, to que sin duda hará sonreír a más de
estructura paródica de la novela de Cer- el alumno quedará captado por la hon- un lector. Todos los que así piensan so-
vantes, obra de Kenzaburo Oe, conside- dura de la visión cervantina de la vida bre el español ignoran en absoluto (o
rado hoy como uno de los principales humana y sintonizará plenamente con el pretenden ignorar, por razones muy al
novelistas de Japón. Estos estudios son, genial autor y sus entrañables personajes. margen de la seriedad académica) la
sin embargo, capítulos de libros sobre trascendencia del Romancero, la Místi-
novelística. ca, la Picaresca, el teatro del Siglo de
Todos estos títulos han sido publica- Cervantes en la universidad Oro, Cervantes, la Celestina, Góngora,
dos muy espaciadamente, en ediciones Quevedo, Gracián, etc., etc., y se resis-
relativamente pequeñas y hoy, en su En Japón hay unas cuatrocientas univer- ten a reconocer la presencia y el influjo
mayor parte, agotadas; actualmente son sidades. Más de cien de ellas dictan cur- de la literatura española en la historia
ejemplares raros y de muy difícil acceso sos de español como segunda lengua. cultural de los demás países europeos.
para el público lector e incluso para el Catorce tienen departamentos de estu- Son sin duda, prejuicios que los dirigen-
estudiante universitario. De todo ello dios hispánicos. Con ocasión de la re- tes intelectuales de Japón siguen mante-
se desprende que no ha habido una dacción de estas páginas, solicité a cada niendo como herencia de sus antepasa-
unión de fuerzas ni un proyecto serio uno de estos departamentos me indica- dos de la Época de Meiji, cuando hace
para presentar la obra de Cervantes al sen los cursos que impartían sobre Cer- algo más de cien años Japón abrió sus
lector japonés. Los títulos más elemen- vantes. La respuesta fue consoladora. puertas a Occidente.
tales y urgentes de crítica cervantina aún En los programas de todos ellos está
no se han traducido. Así, por poner un presente Cervantes. Sólo en dos o tres,
ejemplo, es revelador considerar que el Cervantes y su obra tienen un trata- «Don Quyote» y las artes
gran cervantista Yü Aida lamentase miento más bien limitado durante varias
poco antes de su muerte la falta de una clases, como parte de un curso general Entre los artistas intérpretes de la obra
biografía de Cervantes en japonés. Des- de Historia de la Literatura Española. cervantina, es obligado citar en primer
VI INFORMES Y BIBLIOGRAFÍA TEMÁTICA

lugar a Keisuke Serizawa, autor de 31 que tuvo lugar en la galería «Seibo» de sicas y modernas, sino también japone-
ilustraciones en color sobre diversos epi- Tokyo, del 9 al 21 de diciembre de 1985. sas y occidentales. Entre estas últimas
sodios del Quijote. Dichas ilustraciones, Son trabajos en latón. El martillo, el se encuentra The Man of La Mancha.
recogidas en un álbum, fueron publica- buril, las tenazas, el fuego, el arte del Alternando con su trabajo en el kabu-
das el año 1936 en Kyoto, y pueden cincelado y la soldadura, y meses de ki, ha representado desde hace doce
definirse como una sorprendente «trans- paciente trabajo han producido la pri- años, más de cuatrocientas veces, la fa-
figuración nipona» del mundo del inge- mera versión escultórica japonesa del mosa opereta de Dale Wasermann con
nioso hidalgo, según apunta acertada- universo creado por Cervantes: Don llenos casi totales.
mente Juan Givanel. Mas en su excelen- Quijote leyendo libros de caballerías, La vida de Matsumoto como actor
te Historia gráfica de Cervantes y del siendo armado caballero, luchando con cambió radicalmente desde que comen-
Quijote (Madrid, Plus Ultra, 1946, pp. el vizcaíno, velando mientras Sancho zara a representar el complejo papel de
331-334), cuya lectura me permito reco- duerme, lanzado al galope contra los Cervantes y Don Quijote. Así me dijo
mendar por su amenidad al lector inte- molinos de viento, avistando los «ejér- él mismo en una larga conversación te-
resado. citos» de ovejas, acuchillando los cueros lefónica el pasado febrero. Para él, en-
En esta páginas me limitaré a presen- de vino, etc. carnar a Cervantes y al entrañable caba-
tar a dos jóvenes artistas (no tan cono- En estas esculturas de Ikeda llama llero manchego, supuso un sentir viva-
cidos en Occidente como Serizawa), que poderosamente la atención el tratamien- mente su propia condición de hombre.
han sido captados por la entrañable to del espacio. El espacio tiene una sin- Sin apenas darse cuenta —dice Matsu-
creación cervantina y, sin escatimar es- gular personalidad; y la energía que lle- moto— el hombre viene arrastrando, en
fuerzos ni sacrificios, han dedicado gran na las zonas vacías entre los volúmenes su diario bregar con la vida, el polvo,
parte de su tiempo a difundirla en Ja- humanos, animales y físicos podría de- las impurezas del camino, hasta que se
pón, plasmándola en los mundos de la cirse que está esculpida. Lo cual es un le ciegan los ojos del alma y acaba por
escultura y el teatro. obvio influjo de la pericia y el conoci- convertirse en juguete de sus propios
Munehiro Ikeda (Tokyo, 1939) es un miento que de las viejas artes marciales sentimientos. El contacto con Cervantes
personaje sorprendente, polifacético. posee el escultor, pues en ellas la esté- y Don Quijote le hizo concienciar esta
No sólo es un experto en el arte de la tica del intervalo (ma, ma-ai) juega un verdad, iluminando honda y consolado-
esgrima japonesa (kobudo), que ha ve- papel transcendental. Las esculturas de ramente su vida. Pudo darse cuenta de
nido practicando durante treinta años Ikeda son, además, una exquisita lec- su propia indigencia existencial, siendo
en una escuela (Onoha ittóryü kenjutsu), ción de equilibrio para todo cervantista éste el primer paso de una renovación
cuyos maestros dominan unas depura- dedicado a la tarea de interpretar el interior, de una vida humana más ple-
das técnicas marciales que remontan sus Quijote, pues rezuman humor y, a la na. Matsumoto, muy cercano ahora al
orígenes a los últimos años de la Época vez, captan el serio mensaje de humani- cristianismo, piensa que Dios le puso
de Muromachi (1338-1573), sino tam- dad de la novela. en su camino a Cervantes.
bién algo mucho más importante para Que Ikeda haya escogido el latón Al comienzo de la opereta de Wasser-
nosotros. Ikeda es un entusiasta hispa- como material para su escultura puede mann, Cervantes desciende la escalera
nista desde hace algunos años. En no- resultar extraño; pero, en mi opinión, de la sórdida prisión. Matsumoto siente
viembre de 1983 viajó a España, donde hay tres razones fundamentales que, que, a través de su persona, Cervantes
estuvo hasta noviembre de 1984 becado además, se relacionan íntimamente con y, con Cervantes, Don Quijote vuelven
por la Dirección de Cultura de su país. el mundo en ellas expresado. En primer a vivir en estos últimos años del siglo
Durante su recorrido a pie por todo el lugar, la elaboración del latón requiere XX. En esos momentos —siente el ac-
Camino de Santiago, lo dibujó a pincel tiempo. A Ikeda no le importa tardar tor— los dos sublimes personajes son
en un exquisito plano, formado por más semanas, incluso meses. A Ikeda, más un modelo de humanidad con valor ple-
de cincuenta grandes láminas, e hizo que el «hacer», le importa el «vivir» ha- namente universal. La labor de Matsu-
unos mil quinientos bocetos de la escul- ciendo. Necesita, por ello, del paso del moto, durante las tres horas de repre-
tura románica española, que expuso en tiempo para ir destilando el alma de sentación, consiste en hacer que los
abril de 1986 en una famosa galería de Don Quijote, mientras somete su pro- espectadores japoneses se encariñen
Tokyo. pia alma a un implacable sondeo purifi- con Cervantes y sus entrañables creacio-
Del arte marcial de viejas raíces, y a cador. Y todo ello, a partir de sólo la nes. Cervantes es, para él, un símbolo
impulsos de su joven hispanismo, Ikeda lectura, pues Ikeda no hace esbozos, de integridad y frescor vital, de amor
accedió al mundo del Quijote. Hasta el croquis o maquetas de sus esculturas. realista a la maravilla que es la vida
momento sólo ha leído la traducción de En segundo lugar, Ikeda eligió el latón humana. Que él sea quien lo encarne,
la Primera Parte. Pero fue la suya una por ser el metal de mayor duración y piensa humildemente Matsumoto, es un
lectura tan sabiamente meditada que le resistencia al paso erosivo del tiempo, regalo inmerecido de la Providencia. Y
dejó grabado en el hondón del alma el como la novela cuyas escenas esculpe. no sólo un regalo para él, sino también
mundo del caballero manchego. «Siem- Y, finalmente, porque siendo un mate- para todos los actores que con él cola-
pre que leo el Quijote —me confesó Ike- rial, a primera vista, tosco y sin gracia, boran en esta ejemplar tarea de hacer
da en su sencilla residencia de Tokyo— puede dejar plasmada, con más pureza, que Cervantes siga vivo en el paisaje,
se produce en mí un complejo senti- la belleza esencial de los personajes de quizás un tanto deshumanizado, del pro-
miento de temor y fascinación, porque Cervantes, la belleza del alma. greso tecnológico de los últimos años
cada una de sus páginas cuestiona im- Koshiró Matsumoto es uno de los ac- de nuestro siglo.
placablemente el sentido de mi vida». tores más populares de Japón. Desde
Hace tres años Ikeda comenzó a tra- los tres años de edad ha venido actuan-
bajar en una serie de esculturas sobre do en el kabuki, género clásico por ex- Perspectivas para el futuro
escenas de la Primera Parte de la nove- celencia con una historia de casi cuatro
la. El resultado fue la exposición de siglos. Matsumoto es un actor universal, He procurado en estas páginas ofrecer
unas veinte obras de tamaños diversos, que ha representado no sólo piezas clá- una visión realista de la suerte del cer-
INFORMES Y BIBLIOGRAFÍA TEMÁTICA Vil

vantismo en Japón: sus luces y sus som- las sesiones volvieron a tener nuevas
bras, la tarea realizada y la que todavía, conferencias sobre Cervantes en la Uni- .-{Miaros I.HI:R \RIOS roería
sorprendentemente, no se ha hecho. versidad de Estudios Extranjeros de
Para el futuro, afortunadamente, las Kyoto con gran asistencia de público.
perspectivas son halagadoras. Porque en
estos momentos, gracias a las gestiones
que durante dos meses realicé a comien-
zos de 1986, se está trabajando con en- No quiero acabar este breve artículo so-
tusiasmo en la traducción de una biogra- bre el cervantismo japonés sin hacer al-
fía de Cervantes (Juan A. Cabezas, Cer- gunas puntualizaciones necesarias para
vantes. Del mito al hombre) y de cinco una más objetiva evaluación de los da-
estudios sobre el Quijote (Paul Hazard, tos expuestos.
Don Quichotte de Cervantes. Etudes et La causa principal de la escasa difu-
analyse; Juan B. Avalle-Arce, Don Qui- sión del cervantismo en Japón no está
jote como forma de vida; M. Church, en los hispanistas. La labor académica
Don Quixote. The Knight of La Man- de estos profesores ejemplares, cuyo nú- Últimos títulos aparecidos
cha; R. Predmore, El mundo del «Qui- mero sobrepasa el de trescientos, está
jote»; y Jorge Mañach, Examen del qui- centrada en la enseñanza del castellano. Giannina BRASCHI / La Comedia Profana
jotismo). Quiero dejar aquí constancia Sólo un diez por ciento de ellos dedica Luis MARTÍNEZ DE MINGO / Anacrónica y
de la prontitud y entusiasmo con que sus esfuerzos al estudio de la literatura, Fidel
todos estos traductores (Sumiko Shiba- la historia, el arte, etc.
ta, Chiyoko Marugo, Nobuaki Ushiji- Resultado del trabajo de todos ellos Alfonso LÓPEZ GRADOLÍ / Las señales de
ma, Mitsuo Niwa, Noriaki Arimoto y es el considerable número de traduccio- fuego / Premio Ámbito Literario ¡985 I Poesía
Yoshiharu Morimoto, respectivamente) nes existentes, en el que lógicamente
acogieron mi proyecto, y expresarle la abundan más las obras modernas que }. BAENA, R. MARÍN, A. SILVA, T. ROSSI /
deuda de gratitud que con ellos contrae las clásicas. Y es la traducción el factor Antología Premio Ámbito Literario 1984
el cervantismo mundial. que aún sigue condicionando las tareas Claudio RIZZO / Seppuku
Si a esto se añade la reciente publica- del hispanismo japonés. Es lógico que
ción de la cuidada obra original del Prof. sobre Cervantes se hayan venido publi- José María VALVERDE y Dámaso SANTOS /
Nono Shimizu, Leyendo «Don Quijote» cando muy pocos títulos y muy de tarde Antología de la poesía española e
en español, y la traducción que el Prof. en tarde, ya que los traductores se han hispanoamericana / PRIMERA PARTE. Desde los
Kazuhiro Kuwana publicará en fecha visto urgidos por otros proyectos edito- orígenes hasta la guerra civil. 1. / Selección y
próxima del clásico Guía del lector del riales. Entre ellos, es interesante notar prólogo de J.M. Valverde
«Quijote» de S. Madariaga, es de espe- el de traducción de la novela latinoame-
Félix GRANDE / Biografía. Poesía completa
rar que entre los intelectuales japone- ricana, cuyo boom ha llegado también a (1958-1984). Segunda edición aumentada
ses, hispanistas y no hispanistas, se pro- este país, cristalizando en una cifra su-
duzca una reacción más positiva y se perior a los sesenta títulos en los últimos Julia BARELLA / Después de la modernidad.
avive el interés por el mundo de Cer- quince años. Poesía española en sus lenguas literarias
vantes. El futuro del cervantismo japo- La última explicación del comparati-
nés está en manos de estos hispanistas, vamente escaso éxito de Cervantes en Rafael LORENTE / Eros y Cosmos. Antología
cuyos nombres ya he citado, y en otros Japón hay que buscarla principalmente poética / Prólogo de Enrique Tierno Calvan
de gran prestigio, como Minoru Chó- en las preferencias culturales de los lí-
Carlos Edmundo de ORY / Soneto vivo
nan, Tadashi Tsuzumi, Hidetaro Yoshi- deres intelectuales del país (que no del
da, Takashi Sasaki, Seiji Honda, Kenji pueblo), originadas hace ya un siglo y José María VALVERDE y Dámaso SANTOS /
Inamoto, etc., autores de algunas de las desde entonces inmutables; pero tam- Antología de la poesía española e
versión citadas arriba. Tales perspecti- bién en cierta negligencia de España res- hispanoamericana / PRIMERA PARTE. Desde los
vas halagadoras se han hecho ya reali- pecto a la difusión en el extranjero de orígenes hasta la guerra civil. 2. / Selección y
dad en 1988, gracias a la publicación de sus máximos valores culturales. prólogo de]. M. Valverde
una excelente traducción de varias No-
Jordi ROYO / II gobbo. Poesía reunida (1980-
velas Ejemplares, obra de Nobuaki Us- 1986) / Premios Ámbito Literario 1982-1987 / Prólogo
hijima (Tokyo, Editorial Iwanami); y, de]A. Masoliver
en un sentido aún más universal, a la
celebración de un Simposio Internacio- Manuel LAGARTA / 34 posiciones para amar a
nal Cervantino, el primero en la histo- Bambi / Prólogo de José Hierro
ria de Asia, que tuvo lugar en la Uni-
versidad Sofía de Tokyo, del 24 al 26 de Félix GRANDE / Las Rubáiyátas de Horacio
junio del mismo año. Tuvo el discurso Martín. Premio Nacional de Poesía 1978 /
Prólogo de Verónica Almaida Mons
inaugural el Prof. Masao Yamaguchi.
Las sesiones estuvieron presididas por Claudio RIZZO / Popocatepetl. Texto irreal
Edward C. Riley, Juan B. Avalle-Arce
y Alberto Sánchez y leyeron ponencias
cuatro profesores japoneses (T. Kenmo- ANTHROPOS, Editorial del Hombre
chi, K. Inamoto, N. Ushijima y S. Hon-
da) y el firmante de este artículo. Hubo Apartado 387 08190 SANT CUGAT DEL VALLES
una asistencia media de 300 personas Norte 23, bajos izqda. 28015 (MADRID)
por sesión. Los citados presidentes de
Vili INFORMES Y BIBLIOGRAFÍA TEMÁTICA

Cervantes: una Entre los aspectos más relevantes y varias de sus decisiones importantes, el
novedosos de esta biografía hay que des- motivo de esas épocas muertas para la
biografía de misterios* tacar la voluntad constante de situar a literatura, sus largos silencios de escri-
Cervantes en su siglo, en la coyuntura tor. Quizá sea que las cosas deban ser
política, social, económica..., que él va así, aunque estemos viviendo en nues-
José María Diez Borque atravesando con su vida. Es así como tro días una época de memorias exhibi-
los grandes hechos de armas, las deci- cionistas que todo lo «explican».
siones políticas y económicas, etc. se Ocupan una buena parte de esta bio-
nos presentan en la medida en que van grafía, como era de esperar, los porme-
De Jean Canavaggio, hispanista en la entrando en relación con la vida diaria norizados análisis y estudio de la obra
Universidad de Caen, gozaba estima- de un ciudadano, con lo que el libro literaria de Cervantes. En este terreno,
ción merecida su Cervantes dramaturge: convierte en cotidianeidad la menuda y especialmente cuando habla de teatro,
un theatre a naítre: intento de recuperar gran historia del Siglo de Oro. Abundan las afirmaciones de Canavaggio parecen
los valores y autonomía de un teatro las páginas de historia política (sistema más contundentes, menos dubitativas.
oscurecido en su siglo —y muchos des- diario de gobierno de Felipe II...), mi- Reencontramos sus conocidas ideas so-
pués— por el del Fénix Lope. Ya en su litar (esa descripción detallada de la ba- bre la ambigüedad, el carácter experi-
citada Tesis de Estado podía verse anun- talla de Lepante, con datos sobre el nú- mental e innovador de su teatro. Habría
ciada la necesidad del autor de escribir mero de barcos, sistema de combate...), sido interesante que matizara las com-
la biografía cervantina que ahora nos vida cotidiana de un pueblo (Esqui- plejas relaciones con Lope, el aristote-
da. Si al teatro de Cervantes se acercó vias...), vida de cárcel (Sevilla...), etc. lismo y moralismo, proclamados quizá
para deshacer tópicos y cómodas ideas Pero no se trata de un discurso sobre- más como tabla de salvación que como
repetidas sin crítica, la figura misma del puesto al discurso biográfico de unos nostalgia, y especialmente la espinosa
escritor —reconstruida al hilo de nulifi- hechos probados, sino que éstos se in- cuestión de las innovaciones teatrales y
caciones, fabulaciones, especulaciones cardinan, coherentemente, en ese mar- el número de obras dramáticas que se
interesadas— debió ser, sin duda, una co amplio de relaciones obligadas del atribuye el propio Cervantes. En todo
fuerte tentación para el investigador exi- súbdito-Cervantes. Quizás el primer caso, y quiero subrayarlo, tanto al tra-
gente a fin de «establecer, con todo el destinatario del libro, el público francés, tar de teatro, como de novela y poesía,
rigor requerido, lo que de él se sabe: explique la inclusión de algunos «da- Canavaggio procura no desgajarlos de
separar lo fabuloso de lo cierto y de lo tos», y, por otra parte, no podemos ol- la biografía cervantina, del momento li-
verosímil» (p. 15). Lamentablemente, la vidar que la historia es también una terario y de la sociedad. Así adquiere
escasez de datos y la mínima fiabilidad ciencia interpretativa, que no soporta sentido revelador su interpretación de
de otros produce esa sarta de interroga- unos criterios excluyentes de objetivi- la novela picaresca de Cervantes en el
ciones en cascada que se va formulando dad absoluta a la hora de dar significa- marco de la serie literaria, de la expe-
Canavaggio. Quedan, por fuerza, en la do a unos hechos. Dando esto por su- riencia y vida del autor y de la situación
oscuridad largas etapas de la vida de puesto, e inevitable, la cautela lleva de la España del momento; lo mismo
Cervantes, pero también se nos brindan también a Canavaggio a ponerse del cabría decir del análisis que nos ofrece
matizadas interpretaciones, a la luz de lado de las interpretaciones más sólidas de la peculiar Arcadia cervantina, de
esos pocos datos, sobre la impureza de y menos aventuradas. No deja de haber Galatea al Quijote, y de éste mismo
sangre, pretendida homosexualidad, es- aquí también zonas poco iluminadas, es- como culminación de la «ambigüedad
tudios, intervención en Lepante, vida ita- pecialmente cuando el biógrafo ha de entre la literatura y la vida» (p. 178),
liana... etc. Por otra parte, hay que decir acercarse a través de testimonios litera- incluso en el Persiles, que no contradice
que no es sólo Don Miguel, sino toda su rios a la actitud de Cervantes ante el al Quijote, sino que es testimonio preci-
familia la que aparece, con sus continua- poder, ante la crisis que ya alcanzó a so de un escritor fiel a sí mismo, inten-
das penalidades, en esta biografía. ver... etc. Claro que esto afecta, global- tando ahora responder al «desafío de lo
El lector tiene una importante garan- mente, a otra parcela de esta biografía: maravilloso verosímil» (p. 254).
tía, y es que allí donde la documenta- «la forma en que Cervantes vivió desde Los diversos modos de asedio que em-
ción no es suficientemente probatoria o dentro esta experiencia» (p. 72), ahí el plea el autor para acercarse al «miste-
el dato contrastable —con el grado de terreno se hace por fuerza, resbaladiza- rio» de Cervantes no se superponen
positivismo posible a varios siglos de dis- mente peligroso. como piezas autónomas, sino que se in-
tancia— el biógrafo se limitará a interro- El biógrafo ha de acudir, inevitable- tegran en una visión del autor del Qui-
gar, con extraordinaria cautela, para no mente, a los testimonios literarios para jote que quiere ser coherente y unitaria.
convertir en hecho biográfico probado descubrir el mundo interior de Cervan- El que sean muchas las dudas no es
una mera conjetura. Como, por otra tes, pero no se le oculta todo lo que en sino el resultado de la honestidad del
parte, tiene a la mano casi todo lo que ellos hay de recreación, distanciamien- autor ante sus materiales, lo que no obs-
se ha venido diciendo sobre la vida de to, deformación artística, lo que, de ta para que, al terminar de leer el libro,
Cervantes, el resultado es no sólo una nuevo, le lleva a aventurar hipótesis con con un manojo de certezas, el lector
biografía reducida a sus hechos ciertos cautela. Aunque adivinamos a un Cer- haya tenido ocasión de aproximarse a
—¡cuánto más nos gustaría saber!—, vantes crítico, con rasgos de «bondad» una vida sin suerte, a una biografía no
sino un estado de la cuestión, aunque (recordemos alguna de sus actuaciones desarraigada de su entorno y de las muy
es lástima que por la imposición del di- durante el cautiverio), con cierto estoi- especiales características de su protago-
seño general del libro no pueda darse, cismo ante la desgracia, pero que no le nista: tener por oficio escribir ante otros
en cada caso, la oportuna referencia a autoriza una posición ingenua ante la continuados fracasos. Quizá sea verdad
pie de página. vida, pues hay que contar con ese juego que de Lepanto y los cautiverios nació
realidad-ficción que domina en su obra, «su destino personal», por tanto el de
* Canavaggio, Jean, Cervantes, Madrid, Espasa se nos escapa, en parte, el talante dia- escritor.
Universidad, 1987, 290 pp. rio del escritor, la razón profunda de
INFORMES Y BIBLIOGRAFÍA TEMÁTICA IX

en el IX: Don Quijote, en Toledo, se


Cervantes para Borges Quijote para sentir que Cervantes no era es-
tilista (a lo menos en la presente acepción topa con un vendedor de cartapacios
acústico-decorativa de la palabra) y le inte- del que adquiere un texto arábigo que
resaban demasiado los destinos de Quijote y incluye un comentario de Dulcinea del
Han Stavans de Sancho para dejarse distraer por su pro- Toboso. Acto seguido, lector y protago-
pia voz. La Agudeza y arte del ingenio de
Baltasar Gracián —tan laudativa de otras nista entendemos que el volumen no es
prosas que narran, como la de Guzmán de otro que la original Historia de don Qui-
Alfarache— no se resuelve a acordarse de jote de la Mancha, escrita por el histo-
Me constan dos curiosidades: una, ¿]orr Don Quijote. Quevedo versifica en broma riador árabe Cide Hamete Benengeli.
qué intenta el apócrifo Pierre Menard su muerte y se olvida de él. Se objetará que Evidentemente estamos frente a un ca-
reescribir Don Quijote, y no, digamos los dos ejemplos son negativos; Leopoldo pítulo cervantino borgeano, de acuerdo,
las 1001 noches o la Biblia o Hamlet?; y Lugones, en nuestro tiempo emite un juicio y qué deducir de él: que Cervantes es
dos, ¿qué hay tras el hecho, verosímil explícito: «El estilo es la debilidad de Cer- menos un símbolo de España que una
vantes, y los estragos causados por su influen-
aunque inefable, que sea un extranjero cia han sido graves. Pobreza de color, inse- duplicación, una traducción extranjera,
quien tome en sus costados la tarea de guridad de estructura, párrafos jadeantes que y que Menard es eco del eco.
repetir el texto castellano? Dar respues- nunca aciertan con el final, desenvolviéndo- Nada arbitrario es concluir, pues, que
ta acaso será útil e interesante, y lo haré se en convólvulos interminables; repeticio- el Quijote, a los ojos de Borges, es la
no sin antes profetizar mi conclusión: nes, falta de proporción, ese fue el legado de imagen de una lengua imperfecta, aun-
Borges, entre líneas, esconde una sutil los que no viendo sino en la forma la supre- que no de una imaginación y de una
crítica a la estilística de Cervantes, a ma realización de la obra inmortal, se que- psicología; y Menard, extranjero en
más de considerarlo el menos español daron royendo la cascara cuyas rugosidades tiempo e idioma (al menos en su fatua
escondían la fortaleza y el sabor» (El impe- empresa), al reproducir la oeuvre, com-
de los españoles. rio jesuítico, p. 59). También nuestro Grous-
Sobre la primera curidosidad, quiero sac: «Si han de describirse las cosas como prueba su parco espíritu español.
sumarme a la perplejidad de antemano son, deberemos confesar que una buena mi-
incluida en el cuento: «¿Por qué preci- tad de la obra es de forma por demás floja y
samente el Quijote? dirá nuestro lector. desaliñada, la cual harto justifica lo del hu- MEMORIA Exilios y
Esa preferencia, en un español, no hu- milde idioma que los rivales de Cervantes le
achacaban. Y con esto no me refiero única
ROÍA Heterodoxias
biera sido inexplicable; pero sin duda lo
es en un simbolista de Nïmes [...]» A lo ni principalmente a las impropiedades verba-
que contesta Menard, en una carta per- les, a las intolerables repeticiones o retruéca-
nos ni a los retazos de pesada grandilocuen- La voz intima de María Zambrano
sonal enviada a Borges: «El Quijote [...] cia que nos abruman, sino a la contextura
me interesa profundamente, pero no me hecha revelación de nuestra vida
generalmente desmayada de esa prosa de so-
parece, ¿cómo lo diré?, inevitable. No bremesa» (Crítica literaria, p. 41). Prosa de e historia española
puedo imaginar el universo sin la inter- sobremesa, prosa conservada y no declama-
jección de Poe: Ah, bear in mind this da, es la de Cervantes, y otra no le hace
MEMORIA Exfltey
was enchanted! o sin el Bateau ivre o el falta. Imagino que esa misma observación ROTA Helemdraias__
Ancient Mariner, pero me sé capaz de será justiciera en el caso de Dostoievski o de
imaginarlo sin el Quijote (porque el) Montaigne o de Samuel Butler. María
Quijote es un libro contingente, el Qui- ZAMBRANO
FREMlO.MIGUaDECERVANTtS.1988
jote es un libro innecesario. Puedo pre- Obvio que Menard, al borde del siglo
meditar su escritura, puedo escribirlo, XX, soñando en su quimérica meta, Senderos:
sin incurrir en una tautología». ¿Qué aprende el español del siglo XVII y as- Los intelectuales
implican las palabras contingente e inne- en el drama de España.
pira a llegar, desde él (no desde Cervan- La tumba efe Antigona
cesario? Su significado, creo, es em- tes), a Sancho y a Alonso Quijano, y
patable a esta afirmación: Cervantes, para hacerlo, debe reescribir entero el
como escritor, es mejor fabulador que libro. Mas Borges no selecciona como
decorador, la prosa de Don Quijote es blanco a Garcilaso, a Góngora o a Que-
menos importante que las aventuras de vedo, ejercicio que le habría sido doble-
Don Quijote. Contingente es la escritu- mente imposible a Menard pues en ellos
ra, no la anécdota; Ulysses es un libro reina la estilística, y es sierva la trama.
necesario igual que Madame Bovary, no Paso a la segunda curiosidad, e invo-
así Alicia en el país de las maravillas o co los capítulos del Quijote que, según
Crimen y castigo. En los primeros pre- el anónimo narrador de Borges, Men-
domina la perfeccionista obsesión sin- rad termina (aunque después echa a la
táctica; en los segundos, la fábula. Con- hoguera): el IX, el XXVIII y el XXII,
firma esta verdad una cita del Borges primera parte. En la página 70 de After
de 1932: Babel George Steiner interroga la lista:
(«How many readers of Borges have ob-
No hay libro bueno sin su atribución esti- served that Chapter IX turns on a trans-
lística, de la que nadie puede prescindir—ex- lation from Arabic into Castilian, that
cepto su autor. Séanos ejemplo el Quijote. there is a labyrinth in XXXVIII, and
La crítica española, ante la probada excelen-
cia de esa novela, no ha querido pensar que that Chapter XXII contains a literalist
su mayor (y tal vez único irrecusable) valor equivocation in the purest Kabbalistic
fuera el psicológico, y le atribuye dones de vein, on the fact that the word "no" has
estilo, que a muchos parecerán misteriosos. the same number of letters as the word Apartado 387 08190 SANT CUGAT DEL VALLES
En verdad, basta revisar unos párrafos del "sí"?)». Es cierto, y valga recapitular Norte 23, bajos izqda. 28015 MADRID
ff

COLABORAN EN ESTE NÚMERO

AURORA EGIDO MARTÍNEZ. Nació en Corresponsal de The Hispanic Society


Molina de Aragón (Guadalajara). Li- of America. Premio Goncourt de Bio-
cenciada y Doctora en Filología Hispá- grafía 1986.
nica por la Universidad de Barcelona, Campo de investigación: Literatura
es en la actualidad catedrática de Lite- española del Siglo de Oro, con especial
ratura Española de la Universidad de dedicación a Cervantes y al teatro espa-
Zaragoza, habiendo sido con anteriori- ñol de los siglos XVI y XVII.
dad profesora de las Universidades Cen- Ocho libros publicados (seis indivi-
tral y Autónoma de Barcelona, así como duales, dos en colaboración); siete li-
de la de León. Lectora en la Universi- bros en prensa o en preparación; unos
dad de Cardiff y en la de Londres (West- cuarenta artículos publicados o en pren-
field College), ha sido profesora visitan- sa.
te de la Universidad de California, Los Cervantes dramaturge: un theatre a
Angeles (UCLA) y profesora distingui- naítre, París, PUF, 1977; Cervantes, En-
da de la Universidad de Nueva York tremeses (ed.), Madrid, Taurus, 1982;
(CUNY). Ha asistido a congresos y Theatre espagnol du XVP siècle., Paris,
dado conferencias en centros y universi- Gallimard, Bibl. de la Plèiade, 1983 (in-
dades en Europa y Estados Unidos y es trod. générale et collaboration); Cer-
miembro del consejo asesor de diversas vantes, Paris, Mazarine, 1986; trad. esp.
revistas especializadas como Criticón, Madrid, Espasa Universidad, 1987.
Edad de Oro y la Hispanic Review. Con
cerca de un centenar de publicaciones JULIO RODRÍGUEZ PUÉRTOLAS. Ac-
sobre Literatura Española, sus trabajos tualmente profesor de Literatura Espa-
se han centrado particularmente en es- ñola en la Universidad Autónoma de
tudios, ediciones, artículos y reseñas del Madrid, lo ha sido durante varios años
Siglo de Oro, entre ellos varios dedica- en la Universidad del Estado de Nueva
dos a la obra de Cervantes. York (SUNY) y en la de California en
Los Ángeles (UCLA). Doctor en Filo-
logía Románica con Premio Extraordi-
ALBERTO SÁNCHEZ (Cheste, 1915). Li- nario, ha pronunciado conferencias y
cenciado en Derecho y en Filosofía y participado en congresos internaciona-
Letras por la Universidad de Valencia les en numerosos países europeos y de
en 1940 ejerció la docencia en varios las dos Americas. Hasta el momento ha
institutos de enseñanza media y desde publicado cerca de setenta artículos en
1947 ha sido catedrático de Lengua y revistas profesionales de su especiali-
Literatura Española del Instituto Miguel dad, y dieciocho libros, entre los que
de Cervantes de Madrid. destacan: Fray Iñigo de Mendoza y sus
Ha realizado una amplia y fecunda Coplas de Vita Christi (Madrid, Gredos,
labor de investigación centrada funda- 1968) ; Poesía de protesta en la Edad Me-
mentalmente en Cervantes, que se ha dia castellana (Madrid, Gredos, 1968);
traducido en numerosas publicaciones, El pensamiento de Cervantes, de Amé-
conferencias, ponencias, etc. y que le rico Castro (edición, notas y bibliogra-
han valido el reconocimiento como uno fía; Barcelona, Noguer, 1972); De la
de los grandes cervantistas actuales a Edad Media a la Edad Conflictivaa (Ma-
nivel internacional. drid, Gredos, 1972); Poesìa i societal a
Fundador, redactor y actual director l'Edat Mitjana (en colaboración; Palma
de la revista Anales Cervantinos. Presi- de Mallorca, Molí, 1973); Caldos: Bur-
dente de la Asociación de Cervantistas. guesía y Revolución (Madrid, Turner,
1975); Poesía crítica y satírica del siglo
JEAN CANAVACCIO. Nacido en 1936. XV (Madrid, Castalia, 1981); Historia
Ex alumno de l'Ecole Nórmale Supé- Social de la Literatura Española, 3 vols.
rieure. Catedrático de la Universidad (en colaboración; Madrid, Castalia,
de Caen. Visiting Professor de la Uni- 1978-79); Literatura Fascista Española,
versidad de Virginia (USA). Miembro 2 vols. (Madrid, Akal, 1986); Condone-
COLABORAN EN ESTE NÚMERO XI

ro de fray Ambrosio Montesino (Cuen- pañol por la Universidad de Montpe- Entre sus publicaciones destacan En
ca, Diputación, 1987). llier. Ha enseñado en la Universidad el texto de Garcilaso (1970), La transmi-
Lavai, de Quebec, y en la de Caen. Es sión textual del Conde de Lucanor
ANTONIO MÁRQUEZ. Es doctor en filo-
sofía de la religión por la Universidad actualmente profesora de literatura es- (1980) y Manual de crítica textual (1983).
pañola en la Universidad de Lille. Es Ediciones del Lazarillo y de otros tex-
Pontificia de Salamanca y profesor de
autora de un trabajo monográfico sobre tos clásicos. Actualmente prepara la edi-
Estudios Hispánicos en Estados Unidos.
En 1982, dictó el Curso Superior de Fi- la burla en la literatura narrativa del ción de El libro,de Buen Amor.
Siglo de Oro (1982) y ha publicado ar-
lología Hispánica en la Universidad de FRANCISCO MÁRQUEZ VILLANUEVA
tículos sobre Cervantes, Mateo Alemán,
Salamanca sobre «La ideología de Cer- (Sevilla, 1931). Ha sido profesor en las
la relación entre lo culto y lo popular,
vantes», un avance del cual apareció en universidades de Sevilla (donde se doc-
la revista ínsula en 1985. El mismo cur- etc. También ha publicado ensayos so-
bre la literatura española del exilio, so- toró en 1958), Columbia Británica (Ca-
so de este verano versará sobre «Cer- nadá), City University of New York y
vantes y la Inquisición» (tres lecciones). bre F. Ayala en particular.
Actualmente tiene en preparación un Harvard, donde actualmente ejerce su
Entre sus obras más conocidas se cuen- docencia.
número monográfico dedicado a Cer-
tan: Los alumbrados (Madrid, 1980), Sus estudios sobre Cervantes incluyen
vantes que le ha encargado la Nueva
cuya tercera edición prepara, y Litera- diversos artículos y los libros Fuentes
Revista de Filología Hispánica (México).
tura e Inquisición (Madrid, 1980), única literarias cervantinas (1973) y Personajes
obra de conjunto sobre el tema. ANTONIO REY HAZAS. Actualmente y temas del Quijote (1975). Ha publica-
RUTH EL SAFFAR. Profesora de estu- Profesor Titular del Departamento de do también numerosos estudios sobre
dios hispánicos, Universidad de Illinois- Filología Española de la Universidad literatura de la época medieval y del
Chicago. Autora de cuatro libros sobre Autónoma de Madrid, cuenta con una Siglo de Oro. Sus intereses son de or-
Cervantes (Distance and Control in amplia experiencia docente e investiga- den interdisciplinar y cubren, aparte de
«Don Quijote», North Carolina Studies dora, la cual se centra en tomo a la la filología, aspectos históricos, intelec-
in Romance Languages and Literatures, Literatura Española de los Siglos de Oro tuales y religiosos.
1975; Novel to Romance: A Study of y del XIX. Es autor de numerosos tra-
bajos dedicados a los siguientes temas: JORDI GRACIA GARCÍA. Nacido en
Cervantes's «Novelas ejemplares», Johns Barcelona, en 1965. Licenciado en Filo-
Hopkins University Press, 1974; Cer- prosa renacentista, novela picaresca,
Abencerraje, teatro de Lope de Vega, logía Hispánica, cursa en la actualidad
vantes 's «El casamiento engañoso» and el doctorado (Literatura). Ha publicado
«El coloquio de los perros», Critical etc. Además ha editado un buen núme-
ro de textos entre los que cabe destacar: el libro La pasión fría. Lirismo e ironía
Guides to Spanish Texts, Támesis, 1976; en la novela de Benjamín James (Zara-
Beyond Fiction, University of California La Pícara Justina, El Lazarillo de Tor-
mes, El buscón, El Trovador, Peñas goza, Institución Fernando el Católico,
Press, 1984); editora de una colección 1988, I Premio Cervantes del nacimien-
de estudios sobre Cervantes (Critical arriba, etc.
to de B.J.) y distintos artículos sobre el
Studies in World Literature: Cervantes, FLORENCIO SEVILLA ARROYO. Es, en mismo autor, la poesía de Francisco de
Boston, G.K. Hall, 1985); autora de la actualidad, Profesor Titular del De- la Torre o el Viaje del Parnaso, de Cer-
más de ochenta artículos, reseñas y poe- partamento de Filología Española de la vantes. En la actualidad prepara para
mas. Miembro del conjunto ejecutivo Universidad Autónoma de Madrid y Se- su publicación un trabajo sobre Arde el
de la Asociación de las lenguas moder- cretario de la Revista Edad de Oro. Ha mar, de Pere Gimferrer, y trabaja en la
nas (Modern Language Association), trabajado en la Literatura Española de tesis doctoral en torno a «El despertar
1974-78; Vicepresidente de la Cervantes la Edad Media y de los Siglos de Oro, de una conciencia crítica: militancia li-
Society of America, 1989-92. Con una centrándose en los siguientes temas: Li- teraria y cultural bajo el franquismo
beca del National Endowment for the bro de Buen Amor, Viaje de Turquía, (1955-1970)». Es becario del Pía de for-
Humanities, planea escribir en el año novela picaresca, teatro de Cervantes, mado d'investigadors del Departament
que viene un libro sobre el desarrollo etc. Entre sus ediciones destacan: El La- d'Ensenyament de la Generalität de Ca-
del individuo en los siglos XVI y XVII, zarillo de Tormes, La Celestina, El libro talunya, en el Departament de Filologia
enfocado en textos españoles de la épo- de Buen Amor (en colaboración), etc. Espanyola de la Universität de Barcelo-
ca. Es coautor, con Antonio Rey, del na.
MARIAROSA SCARAMUZZA VIDONI. Es Teatro completo de Cervantes, con
investigadora de Literatura Española en quien trabaja actualmente en el teatro MICHEL MONER (Comigne, Francia,
la Universidad de Milán. Se ha ocupa- calderoniano (La dama duende, Casa 1943). Licenciado en Español por la
do principalmente del Siglo de Oro (te- con dos puertas, El gran teatro del mun- Universidad de Toulouse le Mirail en
mas utópicos, retórica de la narración, do). 1967 y doctorado en 1985 con la tesis
cronistas de Indias, relaciones literarias Cervantes conteur: Poètique et Ideologie.
Italia-España). Entre sus publicaciones: ALBERTO BLECUA ( Z a r a g o z a , Actualmente es profesor de la Universi-
II linguaggio dell'utopia nel Cinquecento 1941). Cursó estudios de Filología Ro- dad de Grenoble III.
ispanico, Milano, 1984; «Luces de uto- mánica en las universidades de Zarago- Secretario del «Cercle Cervantes»,
pia en el Quijote», Cahiers d'études ro- za y de Barcelona y ha sido catedrático asociación cultural que favorece la difu-
manes, 14, 1989; Relazioni letterarie ita- de enseñanza media hasta 1970. En sión de la lengua y de la cultura españo-
lo-ispaniche: il «Belisario» di A. Mira aquel año inició su docencia en la Uni- las en la región de Grenoble. Respon-
de Amescua, Roma, 1989. En prensa versidad Autónoma de Barcelona y ac- sable de la sección de estudios ibéricos
un libro sobre la narración histórica en tualmente es catedrático de Literatura e iberoamericanos de la Universidad de
Pero Mexía. Española en esta universidad. Académi- Grenoble III. Miembro del Comité de
co de la Real Academia de Buenas Le- la Sociedad de Hispanistas Franceses.
MONIQUE JOLY. Nació en París (1935). tras de Barcelona y correspondiente de Director del «Centre de Recherches sur
Estudios en la Sorbona. Doctora en es- la Real Academia Española. les Lettres Espagnoles». Miembro del
XII COLABORAN EN ESTE NÚMERO

Consejo Científico de la Universidad de Mentalidades y sistemas de representa- mas füs: La Dame aus Camelias. Roman,
Grenoble III. ciones a través de las diversas formas theatre, livret (París, Garnier-Falmma=
Su investigación está centrada en la de cultura. Acercamientos de tipo his- rion, 1981).
literatura del Siglo de Oro (especial- tórico, antropológico y literario. Coeditor de la revista Iberoromania
mente Cervantes), la novela hispanoa- ALFREDO BARAS ESCOLA. En 1977 (Tübingen, 1974 sq.).
mericana contemporánea (particular- leyó su tesis de licenciatura Lope de
mente Julio Cortázar y Mario Vargas FRANCISCO A GUILAR PIÑAL (Sevilla,
Rueda y el Lazarillo de Tormes: Ensayo 1931). Doctor en Filosofía y Letras (Fi-
Llosa) y las tradiciones populares y el de atribución en la Universidad de Za-
cuento de tradición oral. lología Románica), Profesor de Investiga-
ragoza obteniendo el Premio Extraordi- ción del CSIC en el Instituto de Filología
Sus principales obras son: Cervantes: nario de Licenciatura.
deux themes majeurs (L'Amour-Les Ar- y miembro del Consejo de redacción de
En la actualidad es profesor de litera- la revista Anales Cervantinos.
mes et les Lettres) (1986) y Cervantes tura de bachillerato y prepara su tesis
conteur. Ecrits et paroles (1989). Entre sus cuarenta obras publicadas
doctoral sobre El Quijote y la farsa tea- cabe destacar los siguientes títulos rela-
tral. cionados con el siglo XVIII: La Real
AGUSTÍN REDONDO. Nacido en 1934.
MANUEL DURAN. Nació en Barcelona, Academia Sevillana de Buenas Letras en
Después de estudiar en la Sorbona, fue el siglo XVIII (1966); La Sevilla de Ola-
catedrático de instituto, adjunto en la España, en 1925. Estudió en España,
Francia, México y EEUU, obteniendo vide (1767-1778) (1966); La Universidad
Sorbona y luego miembro de la Casa de de Sevilla en el siglo XVIII. Estudio so-
Velazquez, en Madrid. De 1967 a 1978 los grados de Licenciado en Derecho,
Maestro en Letras (Univ. de México) y bre la primera reforma universitaria mo-
fue catedrático de Literatura y Civiliza- derna (1969); La Real Sociedad Econó-
ción españolas del Siglo de Oro en la Doctor en Lenguas y Literaturas Romá-
nicas, este último en la Universidad de mica Matritense de Amigos del País
Universidad de Tours. Decano de la Fa- (1972); Romancero popular del siglo
cultad de Letras (1974-1977). A partir Princeton, donde escribió la tesis bajo
la dirección de D. Américo Castro. Es XVIII (1972); Sevilla y el teatro en el
de 1978 hasta la actualidad ocupa la cá- siglo XVIII (1974); Bibliografía fundamen-
tedra de Literatura y Civilización hispá- Catedrático de Literatura Española en
la Universidad de Yale. tal de la Literatura española. Siglo XVIII
nicas de los siglos XVI y XVII en la (1976); La prensa española en el siglo
Universidad de la Sorbonne Nouvelle Ha publicado más de cuarenta libros
de crítica literaria, historia de la litera- XVIII (1978); Historia de Sevüla. Siglo
(París). Director del departamento de XVIII (1982); La Biblioteca de ]avellanos
Estudios Hispánicos (1979-1982). Profe- tura, poesía, y antologías, y más de cien-
to cincuenta artículos y ensayos. (1984); Un escritor ilustrado: Candido Ma-
sor visitante en la Universidad de Cali- ría Trigueros (1987); Bibliografía de auto-
fornia (1982) y en la de Urbino (1986). Ha recibido diversos honores de los
Gobiernos de España, Francia y Méji- res españoles del siglo XVIII (1981...).
Director del «Centro de Investigaciones
sobre la España de los siglos XVI y co, así como una Guggenheim Fellows- HORST WEICH . Nacido en 1956, realizó
XVII» de la Universidad de la Sorbon- hip (1964). sus estudios de filología germánica y romá-
ne Nouvelle (desde su creación en 1978 Su obra crítica es conocida internacio- nica en la Universidad de Munich. Entre
hasta la actualidad): centro asociado al nalmente. Ha viajado extensamente y 1977 y 1979 residió en Francia ejerciendo
«Centro Nacional de Investigaciones dado conferencias en diversos países eu- un lectorado de alemán en el Carel de
Científicas». ropeos y del continente americano. Es Royan. Desde 1983 es ayudante de cáte-
Numerosas conferencias en Francia, miembro del Consejo Editorial de varias dra (literaturas románicas) de la Universi-
España, Italia, Alemania, Suiza, Bélgi- revistas de prestigio. dad de Passau donde se doctoró en 1987
ca, Holanda, Estados Unidos de Amé- Por su labor en pro de la cultura es- con una tesis sobre El Quijote en diálogo,
rica. Participación en numerosos Con- pañola S.M. el Rey le concedió en 1981 obra que se publicará en breve. Actual-
gresos y Coloquios Internacionales tan- la Cruz de Isabel la Católica con el gra- mente, está especialmente interesado en
to en Europa como en América. Orga- do de Comendador. el tema de la ciudad en la poesía moderna
nizador de varios Coloquios Internacio- HANS-JÖRG NEUSCHFER. Nació en francesa y española.
nales en Tours y en París. 1933; catedrático de literaturas románi-
Presidente de la «Société des Hispa- cas en la Universidad de Saarbrücken JAVIER BLASCO. Nacido en Luesma (Za-
ragoza). Realizó su licenciatura en Filolo-
nistes Francais de l'Enseignement Supé- (RFA).
rieur» (1981-1986). Organizador del XX gía Románica en la Universidad de Zara-
Monografías: Der Sinn der Parodie im
goza y se doctoró en la de Salamanca. Ha
Congreso en Madrid (1984). Don Quijote (Heidelberg 1963); Boccac-
sido profesor de Literatura española de
Trabajos: cio und der Beginn der Novelle (Mün-
las Universidades de Zaragoza y de Sala-
—Tesis sobre Antonio de Guevara chen, 1969; 2.a ed. 1983); Populärroma-
manca, y actualmente lo es de la de Va-
(1480? a 1545) y la España de su época ne im 19. Jahrhundert (München, 1976);
lladolid. Sus trabajos delatan un interés
(publicada por la ed. Droz de Ginebra Der Naturalismus in der Romania (Wies-
preferente por el Barroco (con estudios
en 1976, 885 pp.). baden 1978); con D. Fritz-El Ahmad y
—Numerosos trabajos publicados en sobre Cervantes y Lope) y por el Fin de
K.P. Walter: Der französische Feuilleton-
Siglo modernista (Manuel Machado, Valle
revistas internacionales y en actas de roman. Die Entstehung der Serienliteratur
Inclán y Juan Ramón Jiménez).
coloquios sobre Guevara, Lazarillo de im Medium der Tageszeitung (Darmstadt,
Tormes, Cervantes, Quevedo, Gracián, 1986); con R. Guise: Richesses du roman CHRISTOPH STROSETZKI (Leipzig,
Er asmo, Luterò, Alumbrados, Inquisi- populaire (Nancy, 1986); de próxima apa- 1949). Ha estudiado filosofía y letras y
ción, moriscos, conversos, problemas rición: Abschied vom Ewigen Spanien ha ejercido la docencia en las universida-
políticos de los siglos XVI y XVII, pau- (Adiós a la España eterna). des de Trier y Berlín. Ha publicado li-
perismo, religiosidad, cultura popular, Ediciones de textos: El cantar del Mío bros sobre el Siglo de Oro en España y
exclusión y marginalismo, locura, mun- Cid (traducido y comentado; München, el gran siglo de Francia. Actualmente es
do al revés, Carnaval, etc... 1964); Abbé d'Aubignac: La pratique du profesor de literaturas románicas en la
Orientación de las investigaciones: theatre (München, 1971); Alexandre Du- Universidad de Düsseldorf.
»Il

Selección al hombre «orno un ser que se hace,


que se realiza. El instrumento de esa
nez Lorca tiene el acierto de resaltar
para nosotros cómo Platón posee una

y reseña
realización fue la Paideía. Sin la posibi- concepción materialista de la sociedad
lidad de ese dinamismo interior que, en (pp. 51 y 52). Inspirándose en Granisci
función del saber del mundo es saber (Quaderni del carcere, vol. II, p. 954),
de sí mismo, la democracia se convierte nos ofrece el autor una interesante in-
en una falsificación, para la que los grie- terpretación del porqué del rechazo pla-
gos descubrieron también el nombre: tónico de los poetas: la filosofía versa y
demagogia. La interpretación que Mar- conceptualiza lo público, la poesía se
tínez Lorca hace del pensamiento socrá- circunscribe al mundo de lo privado:
MARTÍNEZ LORCA, Andrés tico y platónico intenta, con lucidez, y «La filosofía se convierte así en símbolo
Átomos, hombres y dioses. sympátheia, destacar este problema fun- de lo público. Ésta y no otra es la razón
Estudios de filosofía griega sf damental de todo el pensamiento grie- por la que en República, 607&-608&, se
Madrid, léenos, 1988, 204 pp. go, y por supuesto, del nuestro» (pp. 14 presenta una tan áspera contraposición
Y 15). entre filosofía y poesía. A pesar del he-
Andrés Martínez Lorca publica, prolo- El presente libro aborda, con penetra- chizo que ejerce sobre nosotros, según
gado por Emilio Lledó, un libro que es, ción y aportaciones creativas, aspectos confiesa algo melancólicamente Platón,
en parte, reunión de diversos trabajos importantes del mundo griego y de su se le cierran las puertas del estado ideal
ya aparecidos en diversas fechas y en filosofía. En su conjunto se trata de una a la poesía porque ella representa el
diferentes medios, conteniendo, tam- obra muy meritoria. Conoce el autor, mundo de lo privado donde reina, indis-
bién, algunos aún inéditos. Si cito todos, en profundidad, las interpretaciones so- cutible, la libre individualidad. Para que
es para que se vea el amplio arco temá- bre la filosofía griega y, evidentemente, este violento destierro de Hornero y He-
tico aquí tratado: «La ética de Sócrates las utiliza en sus trabajos, haciendo que síodo, a menudo incomprendido o mal
y su influencia en el pensamiento occi- éstos sean no mera transmisión de esas intepretado, pueda levantarse, la poesía
dental»; «Los intelectuales y la política zonas de la filosofía griega tratadas, sino tendrá que demostrar que no sólo es
en Platón»; «Contribución de Aristóte- real interpretación, sugerente en mu- agradable, sino también útil para los es-
les a la historiografía filosófica»; «Los chos casos. Así, por ejemplo, «Los in- tados y para la vida humana. Granisci
dioses de Aristóteles»; «Nuevo horizon- telectuales y la política en Platón» es un captó muy bien el eje de la cuestión,
te de la psicología de Aristóteles»; «El trabajo meritorio. En él se destaca cómo cuando escribió al final de su breve nota
dilema libertad-necesidad en Demócrito la filosofía platónica es una filosofía sobre Platón: "La aversión de Platón a
y Epicuro»; «La teoría de la libertad y eminentemente política, con una políti- los artistas debe entenderse, por tanto,
el problema del clinamen en Epicuro»; ca de largo alcance; desecha tantas in- como aversión a las actividades espiri-
«Sobre la antropología epicúrea en el terpretaciones escolásticas e idealistas tuales individualistas que tienden a lo
poema de Lucrecio»; «El estoicismo, un de Platón; así afirma: «quizá el mayor particular, y, por consiguiente, arreli-
camino para resignarse a vivir»; y «Ben- obstáculo para la comprensión del papel giosas y asocíales"» (p. 57).
jamin Farrington y George Thomson, de la política dentro del conjunto de la Los artículos sobre Aristóteles siguen
renovadores de los estudios clásicos». filosofía de Platón siga siendo todavía la fructífera línea abierta por W. Jaeger
Toda una aportación sobre lo más gra- la vieja pereza que suprime todo lo que e inciden, sobre todo, en la recupera-
nado de la filosofía antigua. El título no sea metafísica idealista, reduciendo ción del Aristóteles perdido. Los artícu-
es, para Grecia, significativamente om- así el platonismo y convirtiendo esta fi- los sobre el helenismo dan en la clave
niabarcador; quizás habría que haber losofía en una ontologia pura, desvincu- de lo esencial: cómo acompasar ética y
añadido «Ideas»; aunque creo que el lada por entero del resto de su pensa- leyes de la naturaleza para lograr la fe-
autor, comprometido intelectualmente miento» (p. 50). licidad. Finaliza el libro con dos reseñas
con una visión de izquierdas —tal efun- Todo sistema filosófico es político, sobre Farrington y Thomson. Escribe,
de de la lectura del libro— la habrá porque es precipitado conceptual de las al respecto, E. Lledó: «En su espléndi-
omitido voluntariamente. De todas for- cosas que pasan, y, entre las cosas que da reseña de las aportaciones de Thom-
mas, sea dicho de entrada, en este libro acaecen, la más importante es cómo los son y Farrington para la renovación de
no hay ningún tipo de sectarismo o vi- hombres nos organizamos: eso es la po- la filosofía griega, Martínez Lorca ha
sión unilateral, sino diálogo con varia- lítica. La filosofía platónica no es preci- despertado entrañables fantasmas fami-
das corrientes interpretativas de lo grie- pitado inconsciente, sino propuesta cla- liares. En tiempos menesterosos para la
go. Emilio Lledó, prologuista del libro, ra de justas relaciones humano-políticas. filosofía en nuestro país, aún recorda-
lo ha resumido certeramente: «En el «En su búsqueda de la armonía social mos, hace ya más de veinte años, la
presente libro, se ha acentuado muy cer- en un régimen político estable, Platón avidez con que leíamos las páginas de
teramente ese aspecto de la filosofía se topa con el sólido muro del poder. los investigadores» (pp. 15 y 16).
griega que, sobre todo desde la sofística No esconderá la cabeza debajo del ala, Recomiendo vivamente la lectura de
y Sócrates, había entrevisto que saber negando los peligros de un poder abso- esta obra sobre los griegos antiguos y su
es poder. Pero el poder sabido no es ya luto, siempre amenazante sobre los ciu- filosofía. Constato con enorme placer
el ciego imperio del tirano, sino el co- dadanos. Tampoco elegirá como cami- que la obra de Andrés Martínez Lorca
nocimiento que, en diálogo; sirve para no filosófico la huida de este mundo está influenciada por Granisci, M. Sa-
constituir, defender y hacer crecer la conflictivo» (p. 50). cristán y Emilio Lledó; si constato tal
polis. La autarquía del ciudadano, cuyo Basándose en los textos de Platón, circunstancia con agrado, ello es debido
fundamento es la búsqueda del saber, y especialmente en la Carta VII, la Repú- a que yo me he inspirado, en mis obras,
la autarquía de la polis, cuyo fundamen- blica y el Político, Martínez Lorca dibu- en los mismos autores; poseo las mismas
to es la verdadera democracia, están ja lo esencial de las propuestas políticas fidelidades e idénticos maestros; por
sustentadas en ese invento de la filoso- platónicas, ofreciéndonos un Platón des- ello me gusta el libro de Martínez Lor-
fía griega, que nos enseñó a considerar conocido para los idealistas. Así, Martí- ca, pero también por su rigor, erudición
XIV SELECCIÓN Y RESEÑA

y capacidad creativo-investigadora, así causas de las cosas y no permite que se PLATÓN


como por su cuidado estilo. le clausure, con mil opacas finalidades y Diálogos. V: Parménides, Teeteto, fdf
cien obscuras intenciones, la verdad. Sofista, Político*ds
Antonio Alegre Gorri Muchos términos abstractos y filosóficos Madrid, Gredos, 1988, 617 pp.
se relacionan con la visión. Así, el tér-
mino platónico que indica el grado de Según casi todas las clasificaciones de
BOARDMAN, J., GRIFFIN, J.
fff conocimiento más elevado, la nóesis, los investigadores, estos diálogos perte-
y MURRAY, O. (eds.) significa visión interior, intelectual, de necen a la época de vejez de Platón
Historia Oxford del mundo clásico.sad las formas o ideas. Pero la visión va (entre 369 y 347 a.C.). Es difícil y arries-
I. Grecia ligada al urbanismo de la publicidad del gado decir cuáles son los diálogos más
Versión española de Federico sad derecho y de las decisiones colectivas, importantes de Platón; es más, no sería
Zaragoza Alberich, Madrid, Alianza, sad tomadas al aire del agora de las póleis. pertinente preguntarse sobre cuál o cuá-
1988, 456 pp. Sin la polis la racionalidad visual de los les son los diálogos más importes, ya
griegos no hubiera sido posible. Ayuda- que el corpus platónico constituye una
Edita Alianza el primer volumen (el se- ron, claro está, los espacios insultante- bien trabada obra orgànico-dinàmica,
gundo está dedicado a Roma) de la obra mente luminosos del Mediterráneo, pero evolutiva según su propia interna ley y
The Oxford History of the classical la razón geográfica no es suficiente. a instancias-de las transformaciones de
Wordl, que trata de las principales La cultura de la visión, es decir, de la lo exterior, entendiendo por exterior el
corrientes culturales y espirituales del publicidad y de la plasticidad dio como estatuto de la realidad como totalidad
mundo clásico: la política, los mitos, la resultados hermosos la arquitectura, la en sus múltiples facetas.
religión, la poesía, la historia, el teatro estatuaria, el drama o tragedia, esa for- Los diálogos que ahora publica Gre-
(la tragedia), la filosofía, la ciencia y los ma representada de transmitir la ver- dos (¡qué gran mérito el de Carlos Gar-
modos cotidianos del vivir. Los autores dad, la filosofía platónica de las formas, cía Guai que, como asesor, ha propicia-
de los diversos capítulos de esta obra así como los dibujos visuales de la geo- do una nueva y buena traducción de
son, todos ellos, sin excepción, eminen- metría. toda la obra platónica!) suelen ser de-
tes helenistas: Forrest, Taplin, Levi, Ju- El mundo griego antiguo renace en nominados metafísicos. Pero tal deno-
lia Annas, Murray, Barnes, etc. continuos resurgimientos; actualmente, minación es problemática. Nos encon-
El libro es una obra de divulgación; por fortuna, estamos en uno de ellos. tramos en el corazón de una debatida
pero precisemos rápidamente: de alta Europa es lo que es y piensa como pien- cuestión: ¿qué es la filosofía? Mi opi-
divulgación. La primera reflexión que sa a causa del cruce y, fusión de dos cul- nión, inspirada en un ilustre filósofo, es
deseo escribir es que sólo los especialis- turas: la griega antigua y el cristianismo. que la filosofía es la conceptualización
tas pueden ser buenos divulgadores; es- El libro que ahora publica Alianza, de la realidad. Según ello, todos los diá-
pecialmente si esos especialistas poseen en cuidada traducción de F. Zaragoza, logos de Platón son filosofía. Pero en
el don de la facilidad de la escritura. Y es una buena oportunidad para que mu- estos que comentamos hay un desplaza-
los helenistas ingleses suelen poseer tal chos lectores conozcan una parte de miento desde el ambiente más paisajís-
gracia. Su estilo burila lo esencial sin la nuestras bellas raíces. Los trabajos de tico y culturalista de los primeros diálo-
acumulación de citas, que sí son necesa- los helenistas de Oxford finalizan con gos o desde el grandiosamente poético
rias en libros de investigación. Como una buena bibliografía, y el traductor al de altos vuelos del Banquete y Pedro
los especialistas tienen las citas en su castellano ha añadido una bibliografía hasta las arideces (aunque, en puridad,
memoria, nos ofrecen agradable preci- en español sobre los diversos temas. en Platón, no cabe hablar de aridez nun-
pitado de su saber, lo cual hace que el Pero aquí, si el traductor y la editorial ca) de un esfuerzo de urbanización lin-
libro sea riguroso, serio y ameno: espe- me lo permiten, tengo que formular al- güística de la ciudad de las ideas, así
cialmente recomendable, por lo tanto, gunos reparos: la bibliografía añadida como del establecimiento de conexiones
para estudiantes del mundo clásico y en español es buena en general, pero es entre el mundo ideal y el material. En
para el público culto en general. Adqui- arbitraria, pues faltan muchos textos im- una reseña uno no puede describir la
rirán una visión global de las corrientes portantes; en segundo lugar hay acumu- totalidad de temas de los diálogos rese-
espirituales que surgieron en la Grecia lación de citaciones de libros de Alian- ñados; o se hace un esquema, el hilo de
antigua y que son los fundamentos de za; técnicamente, por fin, está mal arti- Ariadna, o se resalta lo que a uno más
nuestro pensar occidental. ¿Quiénes culada: no está en orden alfabético, ni le gusta. Vamos a procurar acoger las
fueron los griegos? «Sangre compartida, en ningún orden; faltan nombres de tra- dos últimas posibilidades.
lengua compartida, costumbres compar- ductores; a veces, aparece la editorial, El Parménides es un diálogo en la en-
tidas.» Éstos, según Herodoto, eran los pero no la ciudad de publicación, y mu- crucijada. La filosofía de Platón es una
ingredientes de tó hellenikón. Pues, chas veces falta la fecha de publicación. filosofía total; trata de la totalidad de
bien, esa comunidad, que se organizó Esperemos que Alianza corrija tales de- las cosas. Es evidente que el Académi-
en una forma de vida irrepetible, la po- ficiencias. Un libro tan bello, y tan bien co se adelantó a Hegel y a las propues-
lis, generó una cultura también irrepeti- editado por Alianza y tan bien traduci- tas del Círculo de Viena. Quiero decir
ble. Cultura amplia y compleja, pero do, merecería haber sido cuidado en to- con ello que Platón intentó una concep-
que puede resumirse en algunos rasgos dos su detalles. tualización y un lenguaje seguros —una
fundamentales. Verdad se dice en grie- ciencia— del mundo de las ideas varias,
go alétheia, que significa iluminación, Antonio Alegre Gorri tanto de las morales y políticas como de
desocultar, sacar a la luz lo que antes
estaba oculto. Es la griega una cultura * Traducciones, introducciones y notas de María
de la iluminación, de la visión, de la Isabel Santa Cruz (Parménides y Político), Alvaro
mirada inteligente; por consiguiente, de Vallejo Campos (Teeteto) y Néstor Luis Cordero
(Sofista). Traducciones revisadas por Carlos García
la racionalización, porque quien ve con Guai (Parménides) y Fernando García Romero
inteligencia se asombra e investiga las (Teeteto, Sofista y Político).
SELECCIÓN Y RESEÑA XV

las estéticas o de las geométrico-mate- en la aprehensión de tales ideas. Y es tas; en el Político, la ciencia buena y
máticas o de las virtudes. Las caracterís- justamente en el Teeteto donde se plan- justa del gobernar; el Filósofo, preten-
ticas de las ideas dibujan a éstas como tea, en debate crítico, el estatuto de la dido, pero no escrito (¿por qué?) hubie-
perfectas, fijas, inmutables, universales ciencia. ¿Qué es la ciencia? La verdadera ra, con toda probabilidad, dibujado la
y perfectamente definibles. El mundo ciencia es la aprehensión de lo inmutable; ciencia de los filósofos-reyes, anunciada
de las ideas es bueno (por recordar uno de lo que cambia y muta constantemente ya y bastante perfilada en la República
de los términos clave en la filosofía pla- no puede haber verdadera ciencia. y recordada, como doctrina nunca aban-
tónica). Ahora bien, si el mundo de las Los griegos nos han enseñado nume- donada, en la posterior autobiografía de
ideas es y debe ser bueno, ¿cómo es rosas cosas y han preorientado nuestro la Carta VII.
posible que haya ideas de cosas malas y modo de pensar. Nos han enseñado que
feas (ya que bondad y belleza se identi- la ciencia versa sobre las regularidades, Antonio Alegre Gorri
fican), tales como barro, suciedad y no- sobre las leyes, sobre lo fijo, lo inmuta-
nadas? Éste es uno de los problemas ble y lo universal. Y nos han enseñado,
cruciales del Parménides (por cierto, del y permítaseme la coquetería de una re- ALSINA, J.
Parménides Alianza ha publicado, poco flexión que no viene al caso en esta Los grandes períodos de la cultura
ha, una espléndida traducción llevada a reseña, pero sí viene al caso en estas griega
cabo por G. de Echandía y Poguet). La épocas frenéticas de olimpismo (pronto Madrid, Espasa Calpe, 1988, 186 pp.,
primigenia idea platónica de que había llega Barcelona '92), la competitividad. Col. Austral
tantas ideas cuantas cosas, entidades, Lo que vale es lo que se impone y triun-
relaciones hay en el mundo queda drás- fa. Nadie es un buen gimnasta (ni buen Una vez más nos encontramos ante un
ticamente restringida; ahora, en el Par- científico, ni buen economista, ni buen libro del Dr. Josep Alsina. Esta vez vie-
ménides, se sugiere que no hay ideas de filósofo) si no compite y vence a los ne a cubrir un vacío en la Colección
todas las cosas, sino sólo de algunas, de demás. Volvamos al Teeteto, esa com- Austral: la Cultura Griega.
las bellas y buenas. petición platónica contra los sofistas Una colección a la que cualquier uni-
¿Qué son, pues, las ideas y cuál es el (¿Quién ha vencido? El lector decidirá). versitario tenía que dirigirse, en una
universo de las ideas? Si recordamos la La ciencia no es la sensación ni la per- época un tanto difícil para las editoria-
posterior Carta VII, es bastante claro cepción de cada cual. Tal es lo que ha- les y que cumplió con una importante
que Platón no abdicó nunca de su radi- bían afirmado Heráclito y Protagoras, labor. Durante muchos años consiguió
cal total dualismo, pero, a partir del entre otros. El Teeteto es un ataque fe- contar, entre sus volúmenes, con obras
planteamiento del Parménides, Platón, roz al sensualismo, relativismo y contin- de autores de imposible hallazgo en
en el Sofista, orienta la investigación de gencialismo. otras colecciones.
otra manera, y muy fructífera, por cier- Pero el hombre existe y las relaciones Esta obra es, pues, un nuevo esfuer-
to. En el Sofista se investiga sobre las organizativas entre los hombres tam- zo por llenar un vacío habido hasta aho-
ideas fundamentales, los géneros supre- bién: esto último es la política. ¿Cómo ra, en lo que respecta a la referencia al
mos, es decir, sobre aquellas ideas que analizar, rigurosa y científicamente, la mundo clásico. Faltaba un estudio sobre
son condición de posibilidad de todo política? Tal cosa se aborda en el Polí- los grandes períodos griegos, y este tra-
existir, del pensar y del hablar. Se tra- tico. Aun en los momentos de filosofía bajo lo ha llevado a cabo el profesor
ta, por lo tanto, de un diálogo metafisi- dura, como es el caso de los diálogos J. Alsina.
co (si entendemos por metafísica aque- que comentamos, Platón no abandona Es éste un libro de síntesis —de otro
llo que está más allá de las cosas físicas su arte literario y dramatúrgico. Todas modo sería imposible explicar tantos fe-
y que posibilita la existencia de éstas), las ideas las expresa dramáticamente, al nómenos y acontecimientos en tan po-
epistemológico, lógico y lingüístico. El socaire analítico-descriptivo de figuras. cas páginas—, y, a la vez, de una gran
esquema del Sofista es: existe el alma, «El Político está estrechamente vincu- claridad, que sirve como introducción a
que es vida y pensamiento; el pensar lado con el Sofista, hasta tal punto que un público general no conocedor del
consiste en una relación entre el pensan- ambos diálogos —tal como Platón lo in- mundo griego, pero que es también útil
te y lo pensado: esa relación es llamada dica expresamente— pretenden ser di- a los estudiosos, ya que, siguiendo con
movimiento; pero las ideas están en re- ferentes y sucesivos momentos de una su habitual hacer, el autor nos ofrece
poso; todas las ideas existen; participan, misma conversación. Al comienzo del una gran información bibliográfica a la
pues, de la idea superior de ser; cada Sofista se propone como tema de discu- vez que el estado actual de los diferen-
idea es idéntica a sí misma, pero es dis- sión las figuras del sofista, del político y tes temas. Las notas son, sin duda, de
tinta de todas las demás. La distinción del filósofo, y el Sofista, en efecto, está una vasta erudición y las que puntuali-
es el no-ser, entendido no como nada, dedicado al tratamiento del primero de zan y advierten de la bibliografía a con-
pues ya sabemos que la nada no existe, esos tres personajes. Acabada la discu- sultar para ampliar cada uno de los te-
sino como alteridad, lo cual permite for- sión sobre el sofista, el Político, que se mas que van surgiendo a lo largo de
mular proposiciones negativas significa- abre con una explícita alusión al Sofis- este estudio.
tivas y verdaderas y superar las aporías ta, aborda el examen del segundo de los El libro está dividido en siete capítu-
del parmenidismo. Es absolutamente personajes en cuestión. Esperaríamos, los: I. El problema; II. La época arcai-
claro que nada puede existir si no exis- entonces, un tercer diálogo consagrado ca; III. La época clásica: el siglo V; IV.
ten estas ideas antementadas subraya- al filósofo, pero la tradición no nos ha El siglo IV; V. La época helenística;
das. Lo que hay exhibe, patentiza o epi- legado ninguna obra de Platón con este VI. La época romana; y VIL La llama-
faniza tales ideas. Es la gran aportación título» (María Isabel Santa Cruz, p. 485). da «antigüedad tardía (Spätantike)». De
del Sofista. Mi opinión es: Platón habría querido los títulos se desprende que tratan las
Tales ideas son necesariamente exis- ofrecer una ciencia de la realidad como distintas épocas de la cultura griega de
tentes y poseen una esencia (y, por lo totalidad; en el Sofista diseñó las condi- una forma sincrónica, no sin antes ha-
tanto, una definición) que siempre es coines de posibilidad del existir, cono- ber pasado revista a los distintos méto-
igual, no cambiante. La ciencia consiste cer y decir, frente a los sofistas relativis- dos posibles de enfocar el estudio de la
XVI SELECCIÓN Y RESEÑA

literatura y de la cultura de un pueblo. «Serie especial». Dicho fondo, como de- sueño), algunos filósofos (tal Aristóteles)
Una vez concluido esto, el autor aña- cíamos, representa, pues, un importan- reflexionan sobre ello y crean un meta-
de tres apéndices, a modo de concrecio- te y diversificado bagaje bibliográfico lenguaje que es, en el caso del Estagiri-
nes del mundo cultural griego. El pri- dedicado al estudio y la información re- ta, la metafísica: lo-que-hay se codifica
mero está dedicado a la epopeya ugarís- ferente a cuestiones artísticas, sobre en un lenguaje metafísico-filosófico que
tica, como un elemento más que nos todo teniendo en cuenta la cuidadosa se comporta de la misma manera que la
permite seguir los orígenes de la epope- selección que por lo general ha presidi- gramática. Así, la filosofía primera es el
ya griega y los mitos griegos de época do al paulatino crecimiento de tales co- estudio del ser; como el ser se manifies-
micènica. Es un breve estudio sobre las lecciones. ta, en primera instancia, como substan-
relaciones entre ambas epopeyas. El volumen de K. Clark que ahora cia, la ciencia primera se ha de ocupar
El segundo apéndice es una amplia comentamos recoge cinco amplios ensa- de de la substancia, pero también de las
reseña del libro del profesor F.R. Adra- yos dedicados a otros tantos maestros categorías, que son los modos necesarios
dos, Ilustración y política en la Grecia del quattrocento italiano, redactados por de epifanía de la substancia. Esta visión
clásica, a la vez que una defensa de la él entre 1970 y 1981. Por las páginas del está tomada de la declinación: el nomi-
obligatoriedad de su lectura. texto desfila el espíritu que informó las nativo fungiría de substancia; pero el no-
El último está dedicado a Plauto y la primeras etapas del Renacimiento. Do- minativo sería una mónada inerte, si no
comedia griega. Una vez más la claridad natello, Paolo Uccello, León Battista Al- se relacionase con los otros casos.
de ideas queda sintetizada en unas pági- berti, Mantegna y Botticcelli se constitu- En segundo lugar, la filosofía aristoté-
nas en las que se estudian los modelos yen en eje de sus respectivos estudios. lica (y casi toda la filosofía griega, por lo
de la comedia romana y la posible «con- Analizando aportes, rastreando claves demás) es organicista. Un biólogo, botá-
taminatio» del Miles plautiano. interpretativas, contextualizando sus co- nico, un científico experimentalista, en
Aunque el título del libro que reseña- rrespondientes personalidades y subra- suma, como lo era Aristóteles, no podía
mos Los grandes períodos de la cultura yando su papel de precursores, Kenneth proceder de otra manera. Los productos
griega, no parece tener originalidad, Clark, con la solidez y amenidad que culturales y cívicos (tal la polis) son cual
dada la cantidad de estudios que se han caracterizan sus trabajos de investigación, organismos. Por eso, las ciudades-estado
escrito sobre este tema, esta idea no nos ofrece un mosaico de mutuas relacio- deben ser y estar razonablemente organi-
corresponde a la realidad, puesto que la nes que va más allá de la mera yuxtapo- zadas, cosmopoiettzadas. Así como un
cantidad de información y la forma de sición de estudios independientes para cuerpo humano es mostrenco cuando ex-
dárnosla está fuera de lo habitual. consolidarse en armónica suma de pers- cede o no cumple su kósmos debido y
Al abrir la primera página el autor pectivas a la vez analíticas y complemen- fijado por la naturaleza sabia, de la mis-
nos explica su intención: «desbrozar el tarias. ma manera una polis no es un organis-
camino que puede conducir a una com- mo, sino un monstruo, cuando o bien,
prensión de los rasgos que caracterizan Román de la Calle
por pequeña, no posee los órganos cívi-
la cultura griega», pero la realidad es co-político-económicos para el bien vivir
que va más allá y, además de patenti- ARISTÓTELES o bien, por exceso, ya urbanístico, ya
zarnos los rasgos de cada época, nos Política imperial-racial (el caso del proyecto y
esboza las distintas corrientes al respec- Introd., trad, y notas de M. García realidad de Alejandro) agobia, despista
to, dándonos, a su vez, la visión concep- Valdés, Madrid, Gredos, 1988, 490 pp. o hace perder la convivencia afable de
tual y determinada de los distintos as- los hombres. Virtus in medio: ni dema-
pectos que se contemplan en el libro. «Puesto que vemos que toda ciudad (po- siado grandes ni demasiado pequeñas de-
lis) es una cierta comunidad (koinoníd) y ben ser las póleis.
Joana Zaragoza i Gras que toda comunidad está constituida con La filosofía de Aristóteles es, en tercer
miras a algún bien (porque en vista de lo lugar, finalista; lo cual no quiere decir
que les parece bueno todos obran en to- que presuponga o implique ningún tipo
CLARK, Kenneth dos sus actos), es evidente que todas tien- de transcendentalismo, pues hay una sa-
El arte del humanismo den a un cierto bien, pero sobre todo biduría cifrada e ínsita en la naturaleza
Versión castellana de P. Vázquez tiende al supremo la soberana entre to- humana. El fin de todo organismo es su
Alvarez, Madrid, Alianza, 1989, 175 pp. das y que incluye a todas las demás. Ésta acabamiento, perfección y realización,
es la llamada ciudad y comunidad cívica» que produce la felicidad. Aristóteles acu-
Revisitar el quattrocento (1552a). ñó dos términos espléndidos: enérgeia y
Así comienza la Política de Aristóteles. enteléjeia, que significan, respectivamen-
Dentro del panorama bibliográfico es- El pensamiento aristotélico se constituye te, ser-en-obra, en realización (como una
pañol, en la vertiente relativa a la edi- en una triple dimensión: la lingüística, la estatua perfectamente cincelada y acaba-
ción de libros dedicados al estudio de orgánica y la finalista. Se ha escrito con da) y mantenerse, tenerse en ese acaba-
temas artísticos, destaca ampliamente la mucho acierto (P. Aubenque) que la me- do, que es su fin. El fin del hombre es la
colección Alianza Forma no sólo por su tafísica aristotélica corre de consuno con polis, vivir en la polis, que es el razona-
reciente y adecuada selección de títulos la lingüística. Es claro que cuando la gra- ble organismo colectivo que propicia el
sino también por la regularidad que mática no se había desarrollado, los filó- bienestar de los organismos individuales.
mantienen en el ritmo de aparición de sofos encontraron enormes dificultades Sólo los dioses o las bestias son apolíti-
sus novedades editoriales en el mercado. para poner en claro su pensamiento (así, cos. ¡Bellísimo canto, el aristotélico, a lo
Precisamente con el texto de Kenneth el caso de Parménides); cuando la gra- específicamente humano, la convivencia!
Clark, que acaba de ser distribuido bajo mática codifica la realidad (acaso haya Los dioses son autosufícientes en su per-
el título de El arte del humanismo, al- que decir, la crea, al menos en cierto fecta felicidad solitaria; los hombres, em-
canza ya dicha colección la cota de los sentido, ya que sin comprensión ni expre- pero, necesitan ineluctablemente de la
ochenta números, amén de sus nueve sión de la realidad, ésta sería algo desco- convivencia política para su felicidad, he-
espléndidos volúmenes incluidos en la nocido, algo así como la sombra de un cha del adorno y de lo necesario, mien-
ÁMBITOS LITER ARIOS/Ensayo
Dirigida por Luis Alberto de CUENCA

El libro como instrumento


de revolución cultural
en la II República Una reconstrucción del
mundo unamuniano:
sus aportaciones a la
historia del pensamiento y
de la literatura

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XVIII SELECCIÓN Y RESEÑA

tras que los animales sólo satisfacen lo de vida (contemplativa y activa) propios GORMAN, Peter
necesario-instintivo en rebaño, es decir, del Estado y del individuo, la estrecha Pitágoras
anómicamente, sin cultura y sin urbanis- solidaridad que existe entre el ciudada- Trad, castellana de Dámaso Alvarez,
mo. La filosofía de Aristóteles es un or- no y el Estado (1-3). Vemos que Aris- Barcelona, Crítica, 1988, 223 pp.
ganismo, es decir, un todo sistemático e tóteles vuelve al tema de la Ética sobre
interrelacionado. Ello quiere decir, entre la vida más deseable, que es la que toma Hacía falta una monografía dedicada a
otras cosas, que dos conceptos clave de como guía la virtud y está de acuerdo Pitágoras. Que hay monografías y estu-
su metafísica, dynamis y enérgeia expli- con el soberano bien. La segunda parte dios sobre Pitágoras y el pitagorismo es
can lo convivencial-político-legal-cultural- es un esbozo de la constitución y de las evidente, y muy buenas. Pero no exis-
artístico. Así, la polis es el acto proveni- estructuras del Estado que según Aris- ten demasiadas traducciones al castella-
do de formas de vida anteriores a ella y tóteles es el menos imperfecto (4-12). no. Hay, traducidos al castellano, traba-
hacia la que tienden; si no alcanzan el Para que esto se cumpla son necesarios jos muy buenos sobre el pitagorismo,
acto, son como organismos fallidos. tres factores materiales: la población como los de Guthrie o los de Dodds. Y
En la época del Estagirita la polis des- (4), el territorio (5), el acceso al mar existe una obra espléndida, que uno no
caecía y se desnaturalizaba, perdía su (6) y el carácter nacional de los habitan- acaba de saber por qué extrañísimas ra-
alma, es decir, su autonomía y libertad, tes, con una crítica a Platón (7). A con- zones no ha tenido la difusión que de-
siendo substituida por el imperio de tinuación estudia la estructura interna biera haber tenido: nos referimos a la
Alejandro; pues bien, en el otoño de la de este Estado perfecto (8-11): las cla- obra de José Antonio García Junceda,
ciudad-estado griega, Aristóteles com- ses sociales (8), los ciudadanos propie- De la mística del número al rigor de la
pone un canto añorante en favor de la tarios y los trabajadores auxiliares (9), idea: sobre la prehistoria del saber occi-
polis; analiza su esencia y su historia, y, la división en grupos, las mesas comu- dental, Madrid, Fragua, 1975. Es la
cual un médico, radiografía los gérme- nes y el régimen de las tierras (10). Y mencionada una obra tan estupenda so-
nes de su destrucción. Analiza las cons- siguen las cuestiones de urbanismo, es bre el pitagorismo que la recomiendo
tituciones relevantes, tales como la de decir, el plan general de la ciudad y vivamente. En realidad, debería rese-
la República de Platón (y Las Leyes), la otros detalles relacionados con algunas ñarla antes que la de Peter Gorman;
de Paleas de Calcedonia, la de Hipoda- instituciones y edificios oficiales (11 y pero resultaría un tanto extraño reseñar
mo de Mileto, las en vigor de Esparta, 12). La tercera parte es una primera ahora una obra de 1975. Por supuesto
Creta, Cartago, así como las antiguas aproximación a los principios generales que existe la traducción de la Vida de
eminentes, por aurórales, como las de y a las grandes etapas de la educación Pitágoras de Porfirio, Madrid, Gredos,
Licurgo y Solón. Analiza, también, las de la juventud, adecuada a este Estado BCG, 1987, con introducción, traduc-
posibles formas de gobierno, que son más deseable y que en algunos casos ción y notas de Miguel Periago Loren-
seis, buenas o malas, según se atienda incluye rasgos de una formación conti- te, estupenda, cuidada y selecta (acom-
al bien común o a los intereses particu- nua» (Manuela García Valdés, Intro- pañada de Argonaúticas órficas y de los
lares: monarquía o tiranía (si el gobier- ducción, pp. 16 y 17). Himnos órficos), que ya reseñé, en su
no es de uno), aristocracia u oligarquía El gran lema, enjundioso lema, de día, en el Boletín de Anthropos.
(cuando el gobierno es de varios), repú- Aristóteles es: ética, política y felicidad. El mérito de esta monografía de Pe-
blica o democracia (cuando el gobierno La ética es la realización y cumplimien- ter Gorman es que se trata de un estu-
es de todos). to de la virtud, que sólo puede coronar- dio centrado en la controvertida perso-
«En el libro V, Aristóteles, igual que se en la política, es decir, en la convi- na de Pitágoras. Sabida es la importan-
lo haría un discípulo de Hipócrates, tra- vencia de la polis. Desde esta perspec- cia de Pitágoras y el pitagorismo, cuya
ta de lo que se podría llamar la patolo- tiva, pero sólo desde ella, adquieren cosmovisión, organizada y hecha siste-
gía política; expone las causas generales sentido algunas, ya famosísimas como ma por Platón, pasó al cristianismo y ha
(1-4) de las revoluciones o de los cam- mal interpretadas, expresiones de Aris- condicionado gran parte de nuestro pen-
bios constitucionales, en los estados en tóteles, tales como «el hombre es un sar y cultura occidentales.
general, y las causas particulares en di- animal político», es decir, un organismo Pues bien, la obra que presentamos,
ferentes tipos de constitución: democra- deja de ser animal para ser hombre si y obra de divulgación —de alta divulga-
cia, oligarquía, aristocracia (5-7), mo- sólo si se organiza en un urbanismo fí- ción, pero de divulgación, al fin y al
narquía y sobre todo tiranía; a continua- sico, mental, teórico y convivencial cual cabo— nos ofrece una visión de quién
ción indica los medios de conservación es el de la polis, y «el hombre es un era Pitágoras, cuál su entorno, su lega-
de los regímenes y establece las tres cua- animal que posee voz», es decir, no sólo do y sus doctrinas. No sé de qué año es
lidades que ha de poseer el hombre de mera comunicación necesaria e instinti- el original en lengua inglesa, Pythago-
Estado (8-9): lealtad al régimen estable- va, sino semántico-constructiva, es de- ras. A Life, editado por Routledge and
cido, gran capacidad para los asuntos cir, política, de aquello que puede pro- Kegan Paul, Londres, pues no se menio-
de la administración, y virtud y justicia ducir la felicidad para lograr la contem- na, ni se fecha la introducción del au-
apropiadas a la constitución en vigor» plación, que es la suprema felicidad. tor. Las editoriales y traductores debe-
(Manuela García Valdés, Introducción, Sólo los ciudadanos que viven en una rían ser más cuidadosos y reflejar todos
pp. 15 y 16). polis pueden alcanzar tal elevado esta- estos datos. Presumo que se trata de
Tras el bisturí analítico, la propuesta tuto humano. una obra antigua, pues, en la bibliogra-
aristotélica: «En los dos últimos libros Existen ya en castellano varias edicio- fía (que debe ser del autor), el libro
Aristóteles presenta un estudio del go- nes y traducciones de la Política de Aris- más tardío datado es de 1966.
bierno ideal y de la estructura del me- tóteles. La de Manuel García Valdés, re- Nunca puede ser excelente un traba-
jor Estado. En el libro VII podemos conocida traductora de autores griegos, jo que ignora a Guthrie, A History of
distinguir tres partes. La primera es una es estupenda. Sea, pues, bien venida. Greek Philosophy. I: The earlier preso-
introducción, con una ojeada general al cratics and the Pythagoreans, cuya edi-
bien y a la felicidad, y muestra muy Antonio Alegre Goni ción inglesa es de 1962, y los trabajos
especialmente, al presentar los dos tipos de Dodds.
SELECCIÓN Y RESEÑA XIX

Tampoco se pueden afirmar cosas les, judíos, etc.? ¿Acaso no están tar- tionable de riqueza «fácil», donde hijos
como «Amante de la libertad y enemi- dando demasiado en abandonar el estra- y nietos de dictadores ponen flores y
go de la tiranía, Pitágoras se nos revela to más bajo y miserable? La denomina- veladores en las tumbas de sus ancestros
aquí no sólo como el matemático cuyas ción, «hispanos», es de entrada conflic- en Woodlawn Park Cemetery, donde la
intuiciones sobre los números han llega- tiva: al colectivizarlos, se olvida que gerencia de los hoteles hace descuentos
do a impregnar las más célebres teorías provienen de distintas geografías, tan y ofrece paquetes a guerrilleros o terro-
de la física y la matemática modernas remotas algunas como la Argentina, tan ristas. Vista a trasluz, Miami termina
—por ejemplo, la de la relatividad ge- politizadas otras como Cuba, Nicaragua siendo una metrópoli latinoamericana,
neral de Einstein (sic)—, sino también o El Salvador. La lengua es la misma y quizás la verdadera capital de Cuba,
como un reformador social que creía en las culturas no están tan lejanas una de igual que Los Ángeles en relación a
la igualdad entre los hombres, odiaba la otra, pero la idiosincrasia alimenticia, México.
injusticia y admitía entre sus seguidores la historia nacional e individual, las ra- Las conexiones asombran: Guillermo
a mujeres y esclavos». zones que motivan el exilio y la emigra- («Bill») Novo, un exiliado cubano, ha
Es evidente que no merece la pena ción, varían. Mientras los mexicanos de afectado la historia hispana a tal grado
comentar tal sarta de inexactitudes. Una Nuevo México y California estaban en que debería ser incluido en cualquier
obra que adolece de los defectos que Norteamérica antes que los peregrinos lista de transformadores sociales. Dispa-
hemos comentado no puede ser una del May Rower, los cubanos de Miami ró una bazooka, junto con su hermano
obra de rigor filológico, filosófico e his- han hallado en La Florida, desde tiem- Ignacio, en 1964, durante un discurso
tórico. pos de Martí, un refugio a sus altibajos de Ernesto «Che» Guevara en Las Na-
No todo es malo, sin embargo. Peter diplomáticos y militares, y los portorri- ciones Unidas; en 1978 estuvo envuelto
Gorman conoce bastante bien las fuen- queños han servido de chivo expiatorio, en el asesinato del preseidente John F.
tes, y ha tenido el acierto de escribir conejillo de indias y borrego colonial a Kennedy; en 1979 fue arrestado por su
una obra, no sobre el pitagorismo, mo- los intereses estadounidenses en el Ca- involucramiento en el asesinato en Wa-
vimiento de largo tendido histórico, sino ribe y su arribo a Nueva York y otras shington de Orlando Letelier, ex-diplo-
sobre el padre fundador, Pitágoras. ciudades es casi siempre desde un plano mático chileno. Hoy vive en Miami y es
Como información divulgatoria posee, de inferioridad. Somos y no somos una gerente de ventas de WRHC, Cadena
pues, su valor. sola minoría, compartimos y tenemos Azul. El hombre más odiado en la ciu-
grandes divergencias en cuanto a nues- dad floridense es, claro, Fidel Castro,
Antonio Alegre Gorri tro pasado. La denominación, «hispa- pero le sigue inmediatamente Kennedy.
nos», puede ser cómoda, al referirse al Los cubanos viven con el resentimiento,
factor idiomàtico, que indistintamente el rechazo, la furia; sienten que el pre-
DIDION, Joan nos une. Pero hay otros factores que sidente los traicionó durante la invasión
Miami nos enemistan, nos intranquilizan, nos en la Bahía de Cochinos, que prometió
Nueva York, Pocket Bokks, 1987, incomodan. ¿Quiénes somos? ¿Cuáles sin cumplir, que los utilizó como mino-
208 pp. + índice + notas son las venas que atan nuestra fraterni- ría sin responder a sus anhelos, en 1961.
dad? Otros cubanos, como Ramón Medina,
The New York Times reportó, el 7 de Un libro de gran controversia sobre estuvieron envueltos en la transacción
septiembre de 1988: «La población his- una porción hispana, los cubanos, es de armas a Irán y apoyo financiero a los
pana de los Estados Unidos ha aumen- Miami, de Joan Didion. Didion es una Contras en Nicaragua, comandada por
tado su número más de una tercera par- de las mejores exponentes, en el presen- el Teniente Coronel Oliver North y el
te desde el censo de 1980, lo que impli- te, de lo que ha venido a llamarse «pe- General Mayor Richard V. Sicord. Mia-
ca que ha crecido cinco veces más rápi- riodismo literario». Escoge un tópico de mi es una urbe donde los alcaldes, de
do que el resto del país». Se estima que candente actualidad, investiga cabos origen cubano, pueden estar rodeados
hay 19.4 millones de hispanos, 90 % de sueltos, realiza entrevistas, se empapa de un séquito que no habla ni «j» de
los cuales viven en sólo nueve estados: del ardiente material, y finalmente pro- inglés, de hombres de negocios, como
California, 6.6 millones; Texas, 4.1 mi- duce artículos secuenciados, concatena- Raúl Masvidal, que pueden llegar a ser
llones; Nueva York, 2.1; Florida, 1.5; dos, cada uno de los cuales aborda otra gerentes de Citibank en Nueva York o
Illinois, 801.000; Arizona, 648.000; faceta del meollo, y juntos ofrecen una Madrid y que asimismo, están unidos a
Nueva Jersey, 646.000; Nuevo México, visión cabal, ordenada, desafiante por la lucha, el quehacer contrarrevolucio-
543.000; y Colorado, 368.000. sus postulados. Sus reportajes van más nario que aspira a destituir (o asesinar)
Cifras, estadísticas, números. Puede allá de un simple artículo editorial: des- a Fidel.
que la información haga escépticos a al- menuzan, viviseccionan un tema a tra- Miami es un texto honesto, escrito
gunos, a otros los alegre. Pensemos que vés de microscópicas descripciones. Ge- por una norteamericana perpleja ante
se trata de 19.4 millones de cabezas que neralmente aparecen en The New Yor- la conducta cubana en Norteamérica.
traman planes y habitan sueños, 19.4 ker o The New York Review of Books. Para Didion, y he aquí el foco de alter-
millones de estómagos, 19.4 de lenguas Didion es autora, también, de Salvador, cados, Miami es una casa de paso, un
que cada día se comunican, se interrela- Democracy y The White Album. estado de transición entre la Cuba que
cionan, comparten inquietudes y aspiran Miami es un análisis del cubano-nor- fue y la que será. Al contrario de otras
a una educación, un desenvolvimiento, teamericano. Observando con insisten- minorías previas, que aceptaron el
un abrazo. En 1980 había 14.5 millones cia, con filosa obsesión, a ese 1.5 de «American Way of Life» y se adaptaron,
y en 1987, 18.8. millones radicados en Florida, Didion los cubanos son reacios a la integración,
Las condiciones sociales e intelectua- termina fotografiando a Miami como a no se interesan por aprender inglés (sin
les de los hispanos son foco de intensas una segunda Habana, donde se traman duda, el primer paso hacia una incursión
polémicas. ¿Están siguiendo el mismo más golpes de estado que en ninguna ciudadana en esta licuadora multinacio-
sendero integrador que las minorías an- otra ciudad del mundo, donde el tráfico nal y esperan el grito de guerra para
teriores —italianos, irlandeses, orienta- de armas y droga es una fuente incues- regresar a La Habana. Son seres agresi-
XX SELECCIÓN Y RESEÑA

vos, desestabilizadores, terroristas, re- FORREST, W.G. son más que tonterías. Y Forrest no tie-
pletos de pasión y proclives a la acción. Los orígenes de la democracia ne que argumentar mucho; sólo tiene
En uno de los pasajes más atractivos, griega que aportar datos de manera positiva
Didion escucha como un individuo le Trad, de Pedro López Barja de y desprejuiciada. De las positividades
asegura que Nightline, el programa te- Quiroga, Madrid, Akal, 1988, 215 pp. ofertadas por Forrest efunde todo lo con-
levisivo con Ted Koppel, representa trario.
para los cubanos el perfil más desagrada- Es una alegría que este gran libro de Las tres conclusiones que extrae
ble de la civilización estadounidense. W.G. Forrest, The Emergence of Greek Forrest son:
¿Cómo pueden los interlocutores discutir Democracy. The character of Greek po-
un tema sin alterarse, tranquilos, desapa- litics, 800-400 BC, así reza el título ori- No cabe duda de que el ateniense medio
sionados?, dice. Nada más antilatino. ginal inglés, publicado en 1978, se tra- podía ser cruel; pero en toda la historia de la
Diecinueve millones cuatrocientos mil duzca al castellano. democracia ateniense nada puede comparar-
se con la crueldad, la ciega y monstruosa
hispanos, y los norteamericanos todavía Algunos helenistas habían vilipendia- estupidez de los pocos meses del 411 (y de
sienten antipatía hacia sus costumbres, do el libro de G. Thomson, Los prime- nuevo, en el 404) cuando ocuparon el poder
su espíritu. «El último American en sa- ros filósofos, Buenos Aires, Siglo Vein- los oligarcas, hombres cuyos líderes, casi sin
lir de Miami» parece gritar alguien en te, 1975, por considerarlo de un socio- excepción, eran discípulos predilectos e ínti-
Washington, «por favor traiga consigo logismo mecanicista a ultranza; pues mos amigos de los filósofos «ilustrados»; y
la bandera». En su curiosidad analítica, bien, les será mucho más difícil criticar Critias, el peor de todos, había sido amado
Didion, y detrás de ella su pueblo ente- el libro de Forrest; nadie puede dudar por Sócrates (Forrest, p. 31).
ro, ven con sospecha, inquietud, desá- de la gran sabiduría y conocimientos so-
nimo, el carácter cubano. Entienden bre el mundo antiguo de G. Thomson; Luego escribe:
que ha estado mezclado en la vida polí- Forrest ha llegado a conclusiones seme- La élite se vio corrompida por el sórdido
tica nacional mucho más de lo que qui- jantes; sucede que quizás haya sido más mundo de la política, y el populacho, no era
sieran, y no del modo en que se espera- sutil en su método. tan populacho. A lo largo del periodo que
ban. Están horrorizados porque en Mia- Con argumentaciones sólidas y gran nos ocupa los atenienses de alta clase, unos
mi, aunque no lo quieran, se hace parte conocimiento de datos desmonta con- cultivados, otros no, concibieron y ejecuta-
de la historia de la Casa Blanca. Puede clusiones que una literatura burguesa es- ron la política ateniense, que a veces fue
(y debe) argumentarse que esta percep- túpidamente ideologizada extrajo sin prudente, a veces insensata, a veces noble y
ción, parcial y reduccionista, ve a Mia- ton ni son, mejor dicho, con los tones y a veces perversa. A lo largo de ese mismo
sones de querer leer lo antiguo según periodo las medidas propuestas eran rebati-
mi y a los cubanos de forma maniquea. das, aceptadas, modificadas o rechazadas por
Los hay (y muchos) que nunca sienten unos anteojos manchados. Para muestra la mayoría de los atenienses. No eran genios
atracción por la política, que son creati- basten algunos botones. C. Hignett es- y en ocasiones podían ser bastante estúpidos
vos de otro modo. Hay que tener cuida- cribió: y de muy estrechas miras, pero fueron hom-
do, además, ante la ingenuidad global: bres que escuchaban, votaban y presumible-
puede que muchos anunciemos que, Los demagogos que se creyeron cualifica- mente entendían el elevado idealismo de un
cuando la mecha estalle, regresaremos dos para ocupar el puesto de Pericles no hi- discurso de Pericles, que encargaban templos
a nuestro nido. Pero del dicho al hecho cieron sino poner de manifiesto la incapaci- a Jétimo y estatuas a Fidias y otorgaban el
dad de una democracia radical para conducir primer premio a las tragedias de Esquilo y
hay un gran trecho. Habrá que ver cuán- un gran conflicto bélico; de Sófocles y, con admirable prudencia, el
tos cumplen la promesa. segundo, tan a menudo, a las de Eurípides.
Lo cierto es que parte de la población y N.G.L. Hammond En pocas palabras, sea cual fuese nuestro
hispana no se integra ni abraza los sím- juicio sobre el siglo V ateniense, debe recaer
bolos colectivos norteamericanos como [...] La clase inferior que formaba las tri- sobre todos los atenienses (Forrest, p. 31).
las minorías anteriores. No sólo son los pulaciones de la flota exigió tener su voto
cubanos, sino también los argentinos, decisivo en los asuntos públicos y arrastró También escribe:
los chilenos, los portorriqueños y perua- desde entonces al estado a la derrota;
Durante el festival de Dionisio, en la pri-
nos. Tampoco estamos dispuestos a sa- mavera del 415 a.C., en el decimoséptimo
crificar, de una vez por todas, el fervor A. Bonnard dejó escrita tal flor, año de la guerra del Peloponeso, cuatro me-
de nuestra alma. Queremos ser quienes ses después de que Atenas hubiese atacado y
somos, donquiera que estemos. Miami, La adulación se convirtió, entonces, en el
instrumento de gobierno con respecto a esa destruido la isla de Melos, pequeña y relati-
sin embargo, representa un admirable vamente inocente... Eurípides hizo represen-
masa plebeya [...] cuyas exigencias preludian tar una de su más terribles tragedias, Las
avance: los 19.4 millones comienzan a el panem et circenses del populacho romano;
ser diferenciados, dejan de ser vistos Troyanas, un amargo estudio sobre la inútil
como una masa homogénea, incolora, crueldad de la guerra, destructora para el
la última maravilla: conquistado y no menos desmoralizadora
estable de población, para verse como para el vencedor... El desastre es total, pero
representantes de avalares históricos Podemos fácilmente dividir a los atenien- Eurípides no se limita a describirlo; en una
singulares, de tradiciones propias. El ses en oligarcas, moderados y radicales [...] especie de prólogo, los dioses Atenea y Po-
avance también se ramifica hacia un ca- más o menos equiparables a los ricos, la po- seidon lo han situado en un contexto más
mino peculiar: si Didion estudia la in- blación rural y el proletariado urbano [...] amplio:
cursión cubana en la política, otros co- una clasificación reflejada en la organización Loco el mortal que destruye las ciudades,
militar [...] pues los ricos servían en la caba- el que asóla templos y tumbas, santuarios de
mienzan a polemizar nuestras colabora- llería, los campesinos libres como hoplitas
ciones en el ámbito intelectual, artísti- muertos, porque el mismo será destruido des-
(la infantería pesada) y los thetes (quienes no pués.
co, académico, comercial. podían costearse una armadura) como mari- El saqueo de Troya y las penalidades de
Los 19.4 millones son muchos indivi- neros o remeros en la flota (C. Hignett). los griegos a su regreso quedaban en el 415,
duos, muchos, cada uno con caracterís- ocho siglos atrás, pero a nadie se le escapa-
ticas propias. Los datos que aporta Forrest mues- ban las semejanzas; implícitamente, se esta-
Han Stavans tran que las antecitadas opiniones no ba condenando tanto la política de Atenas
SELECCIÓN Y RESEÑA XXI

en el pasado, como su ambiciones para el ¡Qué gran ejemplo de tolerancia, ge- nes y del poder del estado. La mirada
futuro. Sólo una audiencia muy segura de sí nerosidad y madurez política! de Ginsberg se detiene preferentemen-
puede digerir plato tan fuerte como este El libro de Forrest es un estudio por- te en la situación de su país, pero no
(Forrest, p. 7). menorizado, objetivo e inteligente de la resulta difícil trasplantar sus observacio-
Los que atacaban la democracia ate- política y sociedad griegas. nes a la fase española, donde la versión
niense siempre traen a colación el caso de democracia perpetrada por quienes
de Melos, anexionada brutalmente por- Antonio Alegre Gorri un día, sin consultar al pueblo, decidie-
que quería separarse de la confedera- ron establecer un régimen sin ruptura
ción de Délos; pero tal acción fue lleva- con el anterior legitimando una perpe-
da a cabo por Alcibiades, de quien dice GINSBERG, B. tuación, ha obtenido del electorado una
Forrest: The Captive Public sumisión sólo comprensible si se tiene
Nueva York, Basic Books Inc., 1986 en cuenta la inclinación española, tan
Se crió en casa de Péneles, pero al parecer eficazmente cultivada por el franquis-
poco conservó de su educación salvo preten- El público cautivo mo, a esperarlo todo en forma de con-
siones de heredar la posesión de Pericles; y cesión del estado.
en las negociaciones que llevaron a la paz de Decididamente, los años ochenta han Incluso en el actual período de des-
Nicias (421), una tregua transitoria en la sido la era de Ronald Reagan y, miran- mantelamiento de servicios y de comba-
guerra del Peloponeso, y en los agitados años
que siguieron, aparece en el centro de una do las cosas desde el ámbito regional, te retórico contra los gastos federales,
serie de ardides e intrigas (Melos y Siracusa también la de Felipe González. No el gobierno de los Estados Unidos sigue
son dos ejemplos) que hubieran avergonza- querría dar la impresión de sobrevalo- estimulando rutinariamente toda una
do incluso al vendedor de salchichas. Era el rar la capacidad de estos presidentes gama de necesidades o deseos del sec-
demagogo perfecto (p. 197). para dar contenido intelectual, moral o tor público para canalizar la opinión pú-
incluso estilístico a los años de su trepa blica a favor del incremento del poder
Pero la literatura burguesa, que desde- al poder. Se trata tan sólo de los siguien- del estado. Las que han sido considera-
ña la democracia griega, siempre se olvi- te: estos personajes han estado en el das aventuras de Reagan, así como la
da del caso de Metone, en la costa del centro de la década como antaño lo es- retórica alarmista de este presidente, no
golfo Termaino. Forrest nos lo cuenta: tuvieron Marlon Brando o la Monroe. son producto de un cerebro desvariado,
La pequeña ciudad de Metone había pasa- La conexión cinematográfica, evidente- sino la extremosidad de una política per-
do por algunos apuros y no había podido mente, no es casual. La transmogrigica- fectamente consolidada antes de su ac-
pagar su tributo; asimismo, estaba siendo ción del representante de un partido de ceso a la Casa Blanca. En cualquier
acosada por su poderoso vecino Macedonia masas en cabeza visible de un gobierno caso, durante el período de dominio
gobernada entonces por el astuto rey Perdi- perfectamente autónomo respecto de la «conservador» hasta la actual fase de
cas. Los atenienses acordaron (resumo): voluntad popular, requiere, en tanto mayoría demócrata en el Senado, las
—Que la Asamblea decida si fijar de nue- perdure el actual sistema de elecciones, divergencias entre republicanos y demó-
vo el tributo de Metone o quedarse satisfe- la continuación de la vieja retórica de cratas han tenido por tema la aplicación
cha con un pago reducido como señal.
—Que si Metone permanece leal, ha de partido, huérfana de contenido ideoló- específica del poder del estado, no sus
recibir un trato especial en cuanto a los atra- gico, pero apuntalada por un vedettis- métodos ni el objetivo final del robuste-
sos del tributo. mo que solicita la continua atención del cimiento de este poder.
—Que se envíe una embajada a Perdicas público y aspira a encerrarla en el círcu- La corriente de opinión atendida por
para pedirle que no obstaculice el comercio lo mágico de un populismo iconográfi- los dirigentes políticos contemporáneos
de Metone o atraviese el territorio sin autori- co, perfectamente compatible, como es, como dice Ginsberg, «un fenómeno
zación. ocurre con los astros de la pantalla, con artificial que los mismos gobiernos han
—Que, si la embajada no consigue llegar una absoluta indiferencia hacia las rea- contribuido a crear y que mantienen con
a un acuerdo, ambas partes deben enviar sus
representantes a Atenas para ulteriores con-
lidades que originan la expectación en sus esfuerzos». Habiendo alterado los
versaciones. el cerebro cautivo de los electores. gobiernos la base de la opinión pública
—Que se permita a Metone importar di- Benjamin Ginsberg, profesor de la es- desde sus presupuestos de clase hasta
rectamente del mar Negro cierta cantidad de pecialidad de gobierno en la prestigiosa someterla a las leyes del mercado, las
trigo y que los magistrados atenienses del Cornell University, en los Estados Uni- clases sociales inferiores han perdido su
Helesponto velen por la seguridad de su dos de Norteamérica, es autor del libro función en la producción de un estado
transporte. The Captive Public, en que se analiza el de opinión (con frecuencia contraria a
—Que Metone quede exceptuada de cual- fenómeno de la expansión del poder del los intereses del gobierno) para conver-
quier decreto general de Atenas relativo al estado en complicidad con un electora- tirse en pasivas consumidoras de opi-
imperio, a menos que se la mencione en él.
Una nota de pie añade que en el primer do pasivo, amoldado en sus opiniones nión servida desde las esferas del poder.
punto el demos decidió aceptar un pago re- políticas por la presión de la poderosa Esta transformación fue facilitada por
ducido como señal. Un pequeño ejemplo del organización estatal en el ámbito de los la nueva perspectiva que dieron los go-
tipo del problema, trivial, o vital, que ocu- medios de comunicación. Ginsberg do- biernos a las actitudes políticas popula-
paba la atención de los atenienses cuarenta cumenta el tránsito desde el siglo pasa- res, haciéndolas pasar, mediante la frau-
veces por año; las soluciones constituían un do, cuando la existencia de poderosas dulenta identificación de la nación con
archivo que era válido tanto en la patria organizaciones obreras hostiles al esta- el estado, del ademán contestatario que
como en el extranjero y cuyo autor era el do obligó a los gobiernos a atender a la las caracterizaba al sentimiento de pro-
ciudadano medio. Cualesquiera que hayan
sido sus fallos o sus deficiencias, demostró, opinión de clase, hasta los últimos cin- piedad del estado, sentimiento prove-
por primera vez en la historia que el ciuda- cuenta años, en que los gobiernos de chosamente explotado por el neopatrio-
dano medio era capaz de gobernar, que la los países autodenominados democráti- terismo de un Reagan o un González, y
democracia no era, como afirmaban algunos cos han aprendido a crear un mercado que no es sino la estrategia tornadiza de
críticos contemporáneos, una insensatez reco- para sus «servicios», poniendo en mar- quien necesita anunciar su política ine-
nocida (Forrest, p. 36). cha la expansión actual de las dimensio- vitablemente particularista como un
XXII SELECCIÓN Y RESEÑA

bien de consumo universal. Estos cam- las obligadas notas críticas con que pasa inexorablemente por las trampas
bios han sido allanados por una decisiva apuntalan su reputación de organismos de la ingenuidad. Si en cierto modo po-
permutación de la expresión de la opi- independientes, difunden las «ideas» del dría hablarse de una venganza de la li-
nión popular. La tan y tan superficial- poder, creando asentimiento donde ha- teratura, tal vez resulte más productivo
mente comentada frase «contra Franco bía discrepancia, el proceso «democrá- enfocar esta toma de conciencia desde
estábamos mejor» indica claramente la tico» de expresión popular (elecciones, sus implicaciones para la historia de la
pérdida de espontaneidad que se regis- referenda, parlamentos, etc.) deviene cultura. Justamente, esta es la labor ini-
tra en las democracias occidentales al un estado de control totalitario en que, ciada por los ensayos de diversos auto-
mediar el siglo, cuando el poder apren- como preveía Alexis de Tocqueville, los res reunidos por Ludmilla J. Jordanova
dió a sustituir la opinión popular gene- ciudadanos, esporádicamente, con toda bajo el título Languages of Nature. Cri-
rada por los ciudadanos por una función la conmoción de un ritual o de una fies- tical Essays on Science and Literature
pública perfectamente ritual y rutinaria: ta, agitan sus cadenas. (Lenguajes de la naturaleza. Ensayos
los comicios. críticos sobre ciencia y literatura), New
Ginsberg nos recuerda que la desig- Joan Ramón Resina Brunswick, New Jersey, Rutgers Uni-
nación de «medios de comunicación de versity Press, 1986.
masas» suele enmascarar el hecho de En el libro hallamos la obra de Eras-
que en ningún momento disponen las JORDANOVA, L.J. (ed.) mus Darwin considerada en sus valores
masas de tales medios para impulsar la Languages of Nature. Critical poéticos; un artículo sobre las imágenes
comunicación de sus opiniones. Por el Essays on Science and Literature antropomórficas utilizadas por otro
contrario, en todo momento ellas son Brunswick (New Yersey), Rutgers Darwin en el Origen de las especies; un
las receptoras de un flujo de ideas que, University Press, 1986 estudio de la fisiología en el Tristam
típicamente, mana desde la cumbre ha- Shandy, la obra más conscientemente
cia las capas inferiores de la jerarquía ¿Dos culturas o una misma cultura? literaria del siglo XVIII; un análisis de
social. La receptividad de estas capas la relación entre la literatura y las cien-
queda bien patente en la encuesta reali- ¿Quién, entre los que fueron enhebra- cias biomédicas a finales del mismo si-
zada hace algunos meses por el periódi- dos por aquel ojo de aguja celestial an- glo; y un ensayo sobre el uso de refe-
co New York Times en colaboración con taño llamado bachillerato, no recuerda rencias naturales en la historiografía de
la cadena informativa CBS News, don- el momento soberano en que los desti- Michelet. Los ensayos aspiran a sentar
de se demuestra que los individuos de nos colectivos se dividían en deslindes las bases para alcanzar una visión histó-
las clases más desprovistas económica- para siempre más irreconciliables? Gra- rica de la ciencia, difícil de obtener por-
mente son los que manifiestan el patrio- ve responsabilidad la de optar entre el que, como dice Jordanova en la intro-
tismo más decidido y menos crítico. Al alfabeto y los guarismos, entre letras y ducción, «virtualmente, todo en nuestra
otro cabo del espectro económico, la ciencias, según la terminología con que cultura conspira para reforzar una sepa-
mayoría de los norteamericanos estarían entonces se ponían cenefas retóricas al ración entre el estudio de la ciencia y el
dispuestos a emigrar de su país si con vacío que fue nuestra educación. La di- cultivo de las humanidades, cuando en
ello pudieran obtener ventajas económi- visión del saber en dos ramas, mal de- realidad ambas son necesarias para com-
cas. No obstante, son estos últimos be- nominadas culturas, dio pie a una de las prender la historia social y cultural de
neficiarios de la economía norteameri- controversias más fogosas del siglo, allá la ciencia».
cana quienes dan más importancia a sus por los años cincuenta y sesenta, enfren- El obstáculo más voluminoso para la
derechos políticos. Como indica Gins- tamiento en que las lealtades no estaban integración de las disciplinas es la auto-
berg, y han aprendido los mencionados perfectamente definidas por las afilia- nomía que éstas obtuvieron el pasado
presidentes, un régimen triunfa cuando ciones gremiales. Así, por ejemplo, el siglo. La estructura de las profesiones
se desvela por los intereses de sus élites novelista inglés C.P. Snow, una de cu- permite que importantes intereses, de
y por las emociones de sus masas. yas obras podrá reconocerse en el título ningún modo puramente epistemológi-
La actitud gubernamental de atender puesto sobre estas líneas, confirmó la cos, se nutran de la perfecta definición
a la opinión de los gobernados apareció superioridad de los científicos sobre los de terrenos de peritaje exclusivo. En el
por primera vez en sociedades donde nuevos parias de la cultura, los literatos. terreno literario, por ejemplo, este celo
los ciudadanos tenían la voluntad y ob- De la misma época, no obstante, datan por evitar la intromisión de competen-
tuvieron los medios para resistir la pre- libros como el de J. Bronowski, La cien- cias consideradas extrañas, se ha mani-
sión del estado. La libertad, como re- cia y los valores humanos, en que se festado con frecuencia en el anatema
cuerda Ginsberg, no fue jamás un don articula la necesidad de dotar al espíritu lanzado por quienes se arrogan la com-
de los gobiernos. Estos, por el contra- científico con las intuiciones éticas que petencia para definir el desmañado y
rio, obligados por ciudadanos libres y han sido el objeto tradicional de los ím- siempre abierto asunto llamado literatu-
casi siempre armados, hubieron de res- manistas. Con todo, la época fue propi- ra, contra aquéllos que osan promiscuir-
ponder a exigencias democráticas. Tales cia para quienes se abanderaron en el la intersectando las consideraciones for-
hechos, perfectamente documentados, partido de los guarismos. males con las referenciales, dado que
parecen haber caído en olvido en la se- A finales de los años setenta y al estas últimas transgreden los límites es-
gunda mitad del siglo veinte, cuando correr de los ochenta la situación ha trictamente lingüísticos, entrando furti-
los pueblos occidentales, como dice sido invertida a raíz de los trabajos de vamente en los pastos de la sociología,
Ginsberg, se han aficionado tanto a sus la crítica post-estructuralista y de la la psicología, la historia, etc.
gobiernos, que la mayoría ha dejado de toma de conciencia de los fundamentos Los ensayos del libro Languages of
percibir libertad y gobierno como antí- textuales de toda cultura. Olvidar que Nature inciden en el «error» opuesto; es
podas. Con el monopolio cada vez más el discurso científico utiliza modelos, decir, en la aplicación de los métodos
patente de los medios de comunicación metáforas, paradojas, metonimias, alu- de la crítica literaria a materiales tradi-
por el partido en el gobierno y por los siones, personificaciones y silencios, es cionalmente acaparados por las ciencias.
consorcios de capital que, no obstante reclamar una objetividad cuyo acceso Una perspectiva histórica muestra que
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Dirigida por Andrés ORTIZ OSES

Simbologías, mitologías,
axiologías
Los procesos de interpretación
de la estructura hermenéutica

Central: Apartado 387 08190 SANT CUGAT DEL VALLES (Barcelona). Tel. (93) 674 60 04
EDITORIAL DEL HOMBRE Delegación: Norte, 23 bjs., izqda. 28015 MADRID. Tel. (91) 522 53 48
XXIV SELECCIÓN Y RESEÑA

la alteración de las maneras de observar mantener las posibles interpretaciones inéditos a la muerte del poeta y que
y conocer el mundo natural genera mo- de sus novelas dentro de los límites de tenían ya asignado su lugar respectivo.
dos de escribir sobre el mundo observa- la ejemplaridad moral. Sus historias se Aunque la estructura del libro se man-
do. Por tanto, la variación en los len- sometían a la consigna de establecer una tiene idéntica, Guillen proyectaba una
guajes empleados para hablar de la na- visión ontológicamente garantizada de la reordenación de varios poemas y la in-
turaleza indicará cambios de método en naturaleza, la sociedad y el ser humano. clusión de otros escritos con posteriori-
las ciencias. El análisis literario de la La colección de ensayos reunida por dad a la primera edición del libro. Hoy
expresión científica permite la localiza- Ludmilla Jordanova es pertinente a la por hoy, la quinta serie de Aire Nues-
ción de la actividad científica en su con- historia de la ciencia y de la medicina, tro, parece ser la definitiva en esta se-
texto social y cultural. Los escritores, actividades que, como observa la edito- gunda edición, no exenta, sin embargo,
tanto los que cultivan la imaginación ra, asumen toda su significación a partir de algunas erratas. Se trata, pues, de
como los que pretenden una objetividad del análisis histórico, el cual, a su vez, un acontecimiento decisivo en la biblio-
desafecta del constructivismo que acom- depende del conocimiento profundo de grafía guilleniana última que acogemos
paña a todo acto epistemológico, selec- los textos originales. Pero, justamente con alborozo.
cionan el género en que vierten sus ob- porque el conocimiento de la naturale- Lucía Ortiz
servaciones. El menú de convenciones za es inseparable de sus estrategias tex-
científicas incluye cartas, diálogos plató- tuales, este libro debería inclinar a los
nicos, hojas clínicas, enciclopedias, obi- críticos literarios a abandonar ocasional- Filozofia marksistowska w fg
tuarios, artículos, publicaciones periódi- mente su plantel de géneros consagra- Hiszpanii, pod redakcja Eugeniusza ggg
cas, ponencias, reseñas. Incluso cuando dos por una división profesional que hoy Górskiego [Filosofía marxiste en rdr
estas convenciones fueron notablemen- ya resulta inadmisible. España bajo la redacción deasa
te reducidas por exigencias de la publi- Eugeniusz Górski]
cación especializada, una parte muy Joan Ramón Resina Warszawa (Varsovia), Ksiazka
considerable de la comunicación cientí- i Wiedza, 1988, 206 pp.
fica continuó dependiendo del estilo y
de la retórica empleados. GUILLEN, Jorge La reciente aparición del nuevo libro de
Durante los siglos XVIII y XIX, cuan- Aire Nuestro Eugeniusz Górski —primera selección
do se consolidaba el criterio que ha he- Ed. dirigida por C. Guillen y A. Piedra, de los textos representativos de la filo-
cho de la ciencia un valor social aparen- Centro de creación y estudios «Jorge sofía marxista española en lengua pola-
temente inexpugnable, el estatus de Guillen», Diputación de Valladolid, ca— ofrece una excelente oportunidad
aquélla dependía francamente del poder 5 vols., 1987 para señalar a los lectores de Anthropos
de la palabra escrita para influir y per- su vasta labor de investigación y divul-
suadir al público de su valor institucio- Cuando en 1970 José Manuel Blecua gación, centrada en los valores más pe-
nal y, por extensión, del valor de sus publicaba su magnífica edición crítica rennes del pensamiento español con-
devotos. Puesto que la ambición del del Cántico de 1936 quedaba abierta en temporáneo. El comienzo de lo que
científico consiste en establecer una vi- toda su dificultad la ingente tarea de constituye hoy un sólido puntal de los
sión autorizada (es decir, dominante) publicar Aire Nuestro en edición crítica. estudios hispánicos en Polonia fue una
del mundo, del ser humano y de la so- Con la publicación de Y Otros Poemas tesis doctoral dedicada a los problemas
ciedad, basándose fundamentalmente y de Final, cerrada ya la obra completa, filosóficos, antropológicos y políticos en
en la persuasión, la retórica empleada el campo de investigación se hizo aún la obra unamuniana, que bajo el título
tiene importancia capital en la apelación más vasto y complejo, habida cuenta, de Hiszpañska refleksja egzystencjalna
a elementos subliminales de la atención, además, de las múltiples erratas de la (Reflexión española existencial) apareció
indiferentes a los contenidos puramente primera edición de Final en Barral edi- en las Ediciones Ossolineum (Wroclaw)
informativos de la comunicación. La ti- tores. Esa labor está todavía pendiente hace diez años (1979). En 1982 la mis-
bieza con que se recibieron las doctrinas y no es de esperar que su realización ma editorial publica la tesis de agrega-
evolucionistas del biólogo Jean-Baptiste sea posible a corto plazo. ción del profesor Górski —hoy catedrá-
Lamarck tiene mucho que ver con la Uno de los primeros pasos, sin embar- tico en la Academia Polaca de Ciencias
verbosidad e imprecisión descriptiva del go, lo ha dado el Centro de creación y (Departamento de Filosofía y Sociolo-
autor. estudios «Jorge Guillen», de Valladolid, gía—, José Ortega y Gasset i kryzys
En el terreno literario la mutua ferti- con la publicación en cinco volúmenes ideologii hiszpañskiej (José Ortega y
lización de perspectivas se observa, por de Aire Nuestro en una cuidada edición Gasset y la crisis de la ideología españo-
ejemplo, en el resurgimiento de la no- a cargo de Claudio Guillen y Antonio la) que es una aproximación crítica a
vela en Inglaterra sobre las bases de un Piedra. Respetando la edición milanesa los temas centrales de la filosofía e ideo-
realismo que debe mucho al nuevo em- del primer Aire Nuestro, de 1968, y las logía orteguiana, examinados en un am-
pirismo filosófico. Siguiendo la tradición de las series finales en Barral, los edito- plio contexto socio-político del siglo XX
cervantina sin el deje irónico que infor- res han puesto a nuestro alcance la pri- español. A estas dos monografías —a
ma la confrontación de historia e histo- mera edición verdaderamente completa veces polémicas y discutibles para el lec-
rias presidida por la chanza del historia- de la magna obra guilleniana, base im- tor que no comparta los presupuestos
dor árabe Cide Hamete Benengeli, los prescindible para una edición crítica del ideológicos de su autor, pero siempre
autores ingleses del dieciocho presenta- conjunto y para cualquier nuevo estudio muy sugerentes y bien documentadas en
ron sus obras como relaciones verdade- de esta poesía. su parte informativa— hay que sumar
ras para complacer el gusto modificado Es obligado llamar la atención, en la redacción de la obra colectiva Pro-
por la actitud naturalista. Que no se particular, sobre el último de los volú- blemy czlowieka we wspólczesnej mysli
trataba sólo de una estrategia comercial, menes. En efecto, Final se publica en hiszpañskiej (Los problemas del nombre
lo demuestra el caso de Richardson, o esta su segunda edición con el añadido en el pensamiento español de hoy), edi-
el de Defoe, autores que procuraron de numerosos poemas que quedaron tada en Cracovia por Wydawnictwo Li-
SELECCIÓN Y RESEÑA XXV

terackie (1982), que es una especie de del hombre», recoge los estudios más Resulta curioso y hasta paradójico
guía a través de la problemática antro- representativos para la antropología que haya sido esa literatura considerada
pológica desarrollada por los pensado- marxista española, entre ellos «Dialéc- «de tradición oral» el plato favorito de
res españoles desde el krausopositivis- tica general y dialéctica de la persona» quienes —individual o institucionalmen-
mo y la generación del 98 hasta varias y «El humanismo imposible» de Carlos te— pretendían (con otra identificación
corrientes de la filosofía cultivada en la Castilla del Pino, «Hacia una definición algo simplista muy siglo XIX, la de los
era de Franco; el libro, con los ensayos actual de hombre: un animal proyecti- campesinos = esencias de una nación)
tanto de los filósofos españoles (J.L. vo» de Carlos París (autor cuyo libro El recuperar señas de identidad local, re-
Abellán, E. Díaz, A. Jiménez García, rapto de la cultura está ya traducido al gional o nacional. Y es paradójico, por-
C. París) como de algunos especialistas polaco, con una nota introductoria de que los materiales de tradición oral se
polacos (H. Czarnocka, A. Komorows- Górski) o «La antropología dialéctica» difunden e intercambian en vastas y
ki, J. Krzyzanowski, J. Szmyd y el pro- y «El hombre actor de sí mismo» de complejas redes que superan en mucho
pio E. Górski), es la única publicación Carlos Gurméndez. los ámbitos provinciales y regionales,
de este tipo no sólo en Polonia sino Filozofia marksistowska w Hiszpanii, que, por otra parte, han sido dictados y
también en los demás países del Este obra llevada a cabo con la fe en la vi- alterados según la arbitrariedad político-
europeo. gencia intelectual del marxismo para el administrativa de cada momento.
En el simposio «La España de la Se- hombre de hoy, abre sugerentes pers- Lo que esa «tradición oral» tiene de
gunda República: política y literatura», pectivas de reflexión y diálogo para un local y particular no reside, por lo co-
celebrado en octubre de 1986 en la Uni- lector consciente, cualquiera que sea su mún, en los temas sino en la manera en
versidad de Wroclaw —las Actas que orientación ideológica; a la vez comple- que se adaptan y reinterpretan de acuer-
recogen las ponencias presentadas están ta el ciclo de publicaciones —arriba do con la realidad de cada comunidad.
ya a punto de aparecer—, Eugeniusz mencionadas— que de una manera me- Por eso, la práctica —pretendidamente
Górski trazó un interesante panorama tódica y ejemplar, desde una posición etnográfica— según la cual al intentar
del pensamiento socialista y revolucio- ideológica bien acentuada, abrieron al la caracterización de una comunidad de-
nario en los años treinta, subrayando público polaco el mundo de las ideas y terminada se incluyen unos pocos can-
que los resultados de la reflexión espa- los valores circulantes por el ruedo ibé- tos o relatos, generalmente muy exten-
ñola en el campo de la teoría marxista rico a lo largo del siglo. didos, como si sólo fueran propios de
eran, en dicho periodo, más bien mo- aquel lugar, está falseando una realidad
destos; la implantación de la dictadura Piotr Sawicki mucho más compleja: la interpretación,
franquista rompía la continuidad de una en lo que atañe a la transmisión oral,
orientación filosófica apenas iniciada, de áreas etnográficas amplias y diversas.
que tendrá que esperar más de tres dé- MANZANO, Miguel Todo ésto viene a cuento de la publi-
cadas para reaparecer con nuevo empu- Cancionero leonés cación de un nuevo Cancionero, leonés
je y dar un fruto digno de consideración. León, Diputación Provincial, 2 vols., en este caso, de Miguel Manzano. La
En la antología reseñada Górski vuelve 1988 obra de Manzano, excelente en cuanto
a la misma problemática, tratando de a documento de una cierta forma de
demostrar la vitalidad del marxismo en La recopilación y estudio creación y transmisión cultural, ha ido
la España de hoy. de la tradición oral, hoy: comentarios mucho más lejos de los planteamientos,
Consta el volumen de trece ensayos a un nuevo cancionero no marcados por el autor, que la propi-
(artículos, fragmentos de libros) prece- ciaron. Este cancionero planeado en
didos de una extensa introducción que, Es sabido que en Castilla y en León tres volúmenes de los que, hasta ahora,
tras un breve esbozo histórico del pen- existe una importante tradición de Can- sólo conocemos dos, es producto de una
samiento socialista y marxista español, cioneros recogidos de un saber conside- beca convocada por la Diputación leo-
caracteriza sus principales tendencias en rado como «popular». En ellos, ya se nesa hace algunos años, con unos crite-
los años setenta, al comienzo de los cua- digan populares o tradicionales, encon- rios tan ambiciosos como viciados y de
les —según Górski— «el marxismo al- tramos, por lo común, documentos lite- ahí el largo exordio que he dedicado a
canzó la posición casi dominante en la rarios y musicales recopilados en el me- desmenuzar algunos de ellos. Criterios
vida intelectual de España» (constata- dio rural, oralmente, de boca de perso- que, por otra parte, coinciden con los
ción, a mi parecer, algo apresurada). El nas de bastante edad —casi siempre mu- que muchos intelectuales —e incluso los
autor aborda también tales temas como jeres—. El porqué lo popular y tradicio- propios folkloristas— tienen sobre el
las polémicas en torno al eurocomunis- nal ha de ser eso (o es exclusivamente folklore, lo popular y lo tradicional, de
mo o la llamada «crisis del marxismo», eso), lo que de forma oral transmiten modo que no ha de extrañarnos que
el diálogo entre los comunistas y los cris- las gentes «no jóvenes» de los pueblos y estos temas hayan generado una cierta
tianos y la actitud de estos primeros ha- no lo que recrean y comunican los niños mala prensa en nuestro país con su re-
cia los principales retos de la civilización y adolescentes de las ciudades —por sabio a cosa rancia y provincianismo fa-
humana de los finales de nuestro siglo. ejemplo—, implica la aceptación de cilón.
Los problemas planteados por el hu- unos planteamientos que nos llegan del Miguel Manzano y Ángel Barja, mú-
manismo marxista dominan también en romanticismo y que, hoy, debieran ser, sicos profundamente interesados por los
la selección de textos, aunque en su pri- por lo menos revisados. De acuerdo con valores estéticos de la canción popular,
mera parte se incluyen unos trabajos de ellos se identificó al pueblo con los cam- emprendieron juntos esta obra que
tipo más general, p. ej. sobre la heren- pesinos y a la literatura y música popu- —sin exageración— el mismo Manzano
cia de Marx y Engels en la filosofía mar- lares con los saberes de una cierta anti- denomina como monumental y que Bar-
xista de hoy, el aspecto político y prag- güedad —nunca bien definida— que ta- ja no pudo continuar por su muerte pre-
mático del marxismo, el concepto de les campesinos seguían cantando «por matura.
ideología y de conciencia de clase, etc. tradición oral» en pueblos más o menos La labor iniciada por ambos ha sido
La parte segunda, titulada «La filosofía recónditos. llevada a término por Miguel Manzano
XXVI SELECCIÓN Y RESEÑA

con una gran minuciosidad, de modo hasta el momento. Una obra que, pro- La consecuencia directa es un trata-
que este Cancionero no es, como tantos bablemente, cierra una etapa y abre otra miento poco convincente del protago-
otros, una simple colección de cancio- no sólo en el curriculum de su autor, nista y una vida poco creíble para éste:
nes. Constituye, también, un serio en- sino, también, en la trayectoria de este despreocupado, idealista y ensoñador,
sayo de aplicar a una empresa concreta tipo de recopilaciones y estudios en Es- cuando no irresponsable, el personaje
lo que muchos recopiladores y estudio- paña. carece de consistencia frente al mundo
sos han aportado a este campo en las real que se deja entrever en la novela
últimas décadas. Manzano, que conoce Luis Díaz Viana (a veces, con unos tintes maniqueístas
el tema de los cantos populares en su de tal simplismo y tan dudosa intención,
vertiente musical a lo largo y a lo ancho, pese a su revestimiento irónico, que
introduce de continuo comentarios, re- TORRENTE BALLESTER, Gonzalo pueden dejar pasmado al lector). Y no
ferencias y datos interesantísimos. En- Filomeno a mi pesar se trata sólo del protagonista: el resto
tre ellos hay apreciaciones —muy lúci- Barcelona, Planeta, 1988 de los personajes adolece de idéntica
das— sobre la manipulación del folklo- inconsistencia. Especial atención mere-
re que suscribo totalmente, como cuan- La autobiografía cultural de cen en este sentido los personajes feme-
do refiriéndose a la «restauración coreo- Gonzalo Torrente Hallester ninos: Belinha, Úrsula, Clelia y María
gráfica» de ciertos bailes dice: «Queda, de Fátima parecen «poco mujeres» o,
pues, bien claro que el último móvil de A quienes hayan seguido la trayectoria lo que es igual, «demasiado ideas»,
la restauración de los bailes y cantos novelística de Torrente, acaso les extra- como si Torrente se sirviera de ellas
tradicionales llevada a cabo, sobre todo, ñe la publicación de este reciente Filo- para exponer un ideal amoroso de corte
por la Sección Femenina, fue político, y meno, a mi pesar, biografía incompleta platónico y seudomístico. El final pro-
no directamente cultural. Nada extraño. de un ficticio Filomeno Freijomil Ade- ceso de «conversión» de la sensual Ma-
Todo régimen político totalitario ha tra- mar de Alemcastre. A estas alturas de ría de Fátima resulta por ello escasa-
tado de demostrar que la gente está con- la madurez literaria y vital de Torrente, mente verosímil, como si debiera ser
tenta porque canta y baila. En este pun- puede sorprender una novela tan «tra- necesariamente redimido su materialis-
to no hay diferencia entre los Coros y dicionalmente» biográfica; a saber: tan mo por el humanismo vital de Filomeno.
Danzas de la Sección Femenina y los descaradamente asentada en la expe- Pero comenzaba estas líneas afirman-
Coros (y bailes) del Ejército Ruso. Y riencia propia, cuando no calcada sobre do que acaso extrañase la publicación
apurando un poco más, aun con matices aspectos que ha conformado la vida en- de estas «Memorias de un señorito des-
bien diferentes, tampoco andan muy le- tera del escritor gallego. colocado». Es realmente inusual en la
jos de este intento de demostrar que la Pero no confundamos: Torrente se ha producción de don Gonzalo, pero no
gente, y en particular la juventud, está ganado, durante sus ya casi cincuenta inexistente.
contenta, algunos que después, hasta años de producción literaria, el califica- Por eso voy a relacionar Filomeno...,
hoy, han seguido organizando y patro- tivo de «intelectualista». Y no deja de y quizás a aclararlo, en base a la lectura
cinando, también desde el poder, otros serlo en Filomeno, a mi pesar, pues no de una novela anterior —y poco cono-
bailes y danzas, si no tan tradicionales, se encuentra el lector ante una simple cida— de Torrente, Dafne y ensueños.
sí, al menos, tan «pop»ulares. En el fon- versión novelística de la vida propia en Se trata, ahora sí, de una verdadera au-
do, se trata también, si no de meter base al recurrido ardid del «alter ego» tobiografía novelesca de la infancia del
ideología, sí, quizá, de sacarla, y en todo literario; sino que se enfrenta a un pro- narrador gallego, quien, como niño, so-
caso, de tener a la gente contenta». tagonista fruto de la reflexión de To- mete la realidad circundante a sus pro-
El libro, que cuenta con una parte rrente sobre aspectos no tanto vitales pias normas de «cultura literaria» (evi-
detalladísima sobre los aspectos musica- como, sobre todo y muy especialmente, dentemente, un apriorismo a tener en
les y con otra teórica, de amplio enfo- culturales. Es decir, a toda una visión cuenta, dada la escasa cultura al alcan-
que y gran interés, no recoge, con todo, del mundo que confieren casi ochenta ce de un niño de tan corta edad).
una clarificación que me parece previa años de «existencia pensante». Lo que une ambas novelas es, en de-
y necesaria sobre el propio objeto de El resultado no es una biografía de finitiva, esa tendencia a «leer» el mun-
estudio y sobre las razones que han de- Filomeno/personaje, sino una autobio- do en clave cultural y literaria: Filome-
terminado la selección de unos cantos grafía de Torrente tamizada por la re- no esconde tal lectura de la realidad en
frente a otros, y de una metodología flexión a la que somete el mundo en su «memoria» novelesca, mientras que
—la encuesta geográfica— respecto a torno. O, por decirlo más concretamen- Gonzalito la lanza al mundo alentado
otras: por ejemplo, el estudio del pro- te, una autobiografía cultural. Qué duda por la ensoñada y misteriosa Dafne. Por
ceso de creación y tansmisión orales en cabe, en este sentido, que el Filomeno ejemplo: en Dafne y ensueños se nos
un solo pueblo o una sola familia a tra- de la novela es una lente a través de la advierte que el juego literario se está
vés de la totalidad de su repertorio. cual contemplamos única y exclusiva- llevando a término en las lindes de la
Quizá el autor se ocupe de ello en el mente el mundo que a él —y a Torren- «historia privada»; mientras que Filome-
último tomo en donde, según anuncia, te— le interesa («Esta idea de escribir no... pretende estar desarrollándose en
incorporará los datos de los informantes mis memorias me surgió de pronto [...], el seno mismo de la historia contempo-
y esperemos que, además, toda la infor- al recobrar entero el mundo de mis re- ránea europea. Igualmente, Dafne y en-
mación posible sobre las circunstancias cuerdos»). No se trata, por tanto, de sueños se amalgama en torno a la pala-
de la recopilación, la metodología, téc- una narración, sino de una interpreta- bra como instrumento de trabajo —es,
nicas y contexto etnográfico. Ello ayu- ción; y en ella no está el mundo, sino por así decirlo, una producción más
daría a completar la calidad de una obra un mundo: el de la cultura, la historia, «innovadora» que la «tradicional» Fi-
que ya ahora mismo se nos presenta, en la política y la sociedad que al joven lomeno...—; la última publicación
cuanto a Cancionero musical, como la protagonista le ha tocado vivir entre, de Torrente, por el contrario, juega con
más importante y concienzudamente aproximadamente, 1910 y 1940 (justa- esa «premisa literaria», pero sin adver-
trabajada de las que se han publicado mente la época del «joven» Torrente). tirlo en momento alguno. Concluyendo:
SELECCIÓN Y RESEÑA XXVII

Filomeno, a mi pesar, resulta más traba- el decadentismo y los novísimos, que de vista y muy pormenorizados. M.V.
jada y armónica, pero también más «in- era lo único leído en el terreno poético. Reyzábal nos habla del amor sentido en
tencional»; Dafne y ensueños, por su lado, Otras incursiones o aventuras tenían la palabra escrita «gozado en la grafía
presenta una trabazón estructural deficien- muy difícil salida. Las influencias de Va- del lenguaje», en la visión del amado
te, pero mayor valor «testimonial». llejo o Blas de Otero eran muy patentes «toda yo soy pupulas que te gozan», en
A ambas las une esa tendencia de en Envés del existir. No obstante la poe- la nostalgia de la ausencia «esta nostal-
Torrente a la fabulación irreal, a lo sía social había muerto. Lo que ocurre gia resquebrajosa que me abruma
ideal, a lo mistérico, casi; el tema de la es que la poesía social de Otero estaba cuando te vas». El amor es ungüento
recuperación de los recuerdos, extraño bien escrita, tan bien escrita, que hoy contra la pena, compañía en la soledad,
a otras novelas de Torrente, no lo es día conserva la actualidad de sus prime- paraíso en la vida: «Estamos en el pa-
tanto si consideramos que, en el fondo, ros años. Y eso le ocurre a Carmelo raíso / y esta fugacidad es eterna»,
toda su producción ha intentado ser una Guillen, que en los años ochenta es usa- anhelo de presencia «Por qué no te que-
reflexión, carente en todo momento de do como modelo por muchos escritores. darás esta noche conmigo...», sensación
dialéctica, sobre el mundo en torno. El Rosa de invierno es una lección de de vida «Estar es con cualquiera / vivir
resultado es otro mundo, intelectualiza- amor que el poeta nos entrega envuelta sólo contigo». El amor suelda el cuerpo
do y culturalizado: los modos de presen- en tecnicalidades retóricas que ya cono- y el alma de los amantes. Así se expre-
tarlo pueden ser varios —el biográfico y cíamos de su anterior libro. Se trata de sa en un poema magistral:
el autobiográfico, entre ellos—; pero en un poemario corto, con unidad total,
todos el autor queda como dueño abso- con un ritmo perfecto y una musicalidad Llevo un reloj clavado al pecho
luto, como artífice y habitante único del deliciosa. Su lectura puede trasladarnos que me marca
mundo novelesco, en el cual el lector es a otro siglo romántico, aunque Carmelo segundo a segundo bb
un simple invitado. Guillen sabe aunar la novedad incesable tu latido.
de la tradición con el arcaísmo de lo Yo soy tu cuerpo
Eduardo láñez Pareja el frío de tu abrigo
actual. Cuando me buscas me inundo
Tuvimos que esperar diez años para cuando me dejas me abandonodxfdxf
volver a ver publicado un nuevo libro respiro por tu boca...
GUILLEN AGOSTA, C. de Carmelo Guillen Acosta. Ya se sabe
Rosa de invierno que el arte es un lujo, y para leer Rosa El verso, poco discursivo, se desata
de invierno valía la penar esperar tanto irregular con un ritmo nervioso y sin
Diez años tiempo. signos de puntuación. Esto y la acumu-
lación caótica de imágenes, anáforas y
El poeta Claudio Rodríguez publicó en Javier Sánchez Menéndez metáforas hacen del texto una especie
1976 el libro El vuelo de la celebración, de visión alucinada de fogonazos verba-
su último poemario hasta la fecha. Aho- les. Poemas breves, pero llenos de sen-
ra anuncia una nueva obra titulada Casi REYZÁBAL, M.V. ff saciones muy variadas, a veces eróticas.
una leyenda. Han transcurrido desde en- Ficciones y leyendas fff M.V. Reyzábal nos lleva a través de su
tonces más de diez años de trabajo y Madrid, Torremozas, 1989, imaginación a sus «ficciones», pero den-
revisión, de creación paciente y ordena- Col. Torremozas, 56 tro de una lucidez mental, que confiere
da. Y es que Claudio Rodríguez, con gran equilibrio a esta poesía amorosa.
sólo cuatro libros editados, se ha con- María Victoria Reyzábal es conocida en En la segunda parte, «Ficción de la
vertido en uno de los líricos más rele- el mundo de la cultura española por sus política», en diecisiete poemas nos pre-
vantes del presente siglo. Su ingreso re- comentarios críticos de poesía y de senta breves estampas, que son situacio-
ciente en la Real Academia de la Len- narrativa principalmente en la revista nes de nuestro mundo, reflejos de la
gua avala su trayectoria. Reseña. Pero últimamente ha irrumpido vida elevados a nivel de categorías. Se
Pero no quería hablar de Claudio Ro- con fuerza en la Poesía con sus libros trata de una fina observación de actitu-
dríguez, más bien quería tomar como Me miré y fue el océano (1987), Equili- des y de formas de pensar y de vivir,
punto de partida esos diez años trans- brio de arenas y de viento (1988) y el más fundadas siempre en la realidad perfec-
curridos desde la edición de su último reciente Ficciones y Leyendas (1989). tamente reconocible. Hay una enorme
libro. Diez años de vacío al lector. En Así une su voz lírica al potente coro sensibilidad que atina en la descripción
poco más de ese tiempo, y siendo muy de poetas mujeres que actualizan el de los tipos de nuestra sociedad. Así
joven, Rimbaud había concluido su obra «boom» de la poesía española de los señala el aburrimiento de «aquellos que
completa. Y el poeta sevillano Carmelo años ochenta. tienen miedo / de perder la vida que no
Guillen Acosta ha esperado ese tiempo, Ficciones y Leyendas es un libro am- viven / y se afanan luchando / por alar-
algo más de diez años, para publicar su plio, muy bien estructurado en tres par- gar aburridamente los días». Denuncia
segunda entrega poética titulada Rosa tes, cada una de diferente temática, con dureza y claridad las actitudes de-
de invierno, que aparece ahora con la ilu- pero unidas por un mismo estilo en la menciales y deshumanizadoras de la
sión de su primer libro Envés del existir, forma del poema, si bien las leyendas vida, por eso adivina el destino del poe-
galardonado en 1976 con un accésit del se presentan en prosa poética como en ta-profeta:
prestigioso premio Adonais de poesía. una especie de epílogo, en tres composi-
Envés del existir fue un libro extraño, ciones. El poeta sufre pues sabe
tan extraño, que ahora, cuando han pa- Los veintiséis poemas iniciales perte- e intenta decir lo imposiblehg
sado muchos años desde su edición, está necen a la primera parte, «Ficción de por eso lo expulsan
siendo leído con tremenda actualidad, amor». Poemas breves, pero con nervio ffh
fgfgh
lo condenan a morir de casandra.
porque Carmelo Guillen había escrito y profundidad, en los que la poeta nos
una obra con perspectiva histórica muy ofrece una verdadera fenomenología del Concluye el libro con los tres poemas
reciente. Por los años setenta afloraban amor, examinado desde distintos puntos de la «Leyenda de los dioses», fantásti-
XXVIII SELECCIÓN Y RESEÑA

ca visión borgiana del mundo en la que de ruptura del símbolo establecido y de mando, como Valle-Inclán, la figura, la
se entrelazan lo real y lo onírico. la metáfora esperada. Un deliberado ar- imagen y el propio estilo, en una autén-
Ficciones y Leyendas entra a formar caísmo lingüístico, una avasalladora su- tica catarsis de la verdad poética final.
parte del realismo mágico en poesía. Sus cesión de palabras, un delicioso —aun-
poemas son ficciones, pero a la vez for- que turbador— ingenuismo, un quimé- Jesús Ferrer Sola re
mas de la realidad, traídas con imagina- rico sarcasmo, un logrado prosaísmo de
ción y conocimiento del mundo y de la lo cotidiano y un impecable ritmo en la
vida, verdaderos retratos al vivo que, MASÓN, J., BURTON, L y STAGEY, K.
cadencia individual del verso, convier-
en su conjunto, se nos ofrecen como Pensar matemáticamente
ten a este poemario en una singular
una galería de escenas, de imágenes y Trad. M. Martínez Pérez,ass
muestra de la figuración heterodoxa, vi-
fantasmas alucinantes. Todo en unos Barcelona/Madrid, Labor/MEC, 1988,
sionaria y, por qué no decirlo ya,
versos apresurados, de manera que las 218 pp.
surreal, Javier Barreiro somete la técni-
figuraciones se suceden frenéticamente ca general de anacoluto a la disciplina
en un estilo casi audiovisual a modo de Se estudian en esta obra los procesos
de un surrealismo propio y particular
diapositivas, a veces superpuestas, con que siguen el pensamiento matemático
más cercano al malditismo negro de Poe
todas las luces y sombras de la propia en general. Los autores del texto entien-
o Lautréamont que al clasicismo teórico
existencia. den las matemáticas más como un con-
de Breton o Éluard; y más próximo,
Hay una gran fuerza en estos poemas junto de ideas en proceso que como un
también, al casticismo sombrío del ex-
que no se entretienen en figuras retóri- producto plasmado en unos resultados
presionismo goyesco, que a las formas
cas porque no se da en ellos el discurso, exactos.
claras y definidas del pincel daliniano.
sino el golpe de gracia y la alusión di- La finalidad de pensar matemática-
Dientes en un cofre insiste en un alu-
recta a base de acumulación de lexemas: mente es mostrar cómo acometer cual-
cinante juego de luces y sombras, que
un libro concentrado y contundente. quier problema de una manera eficaz y
marca los contrastes de una realidad
cómo ir aprendiendo de la experiencia,
cuestionada: «La luz se reparte / y nie-
pues la dedicación a la docencia ha con-
Rafael Alfaro ga el espejo»; para adentrarse en la re-
vencido a los autores que el razonamien-
latividad del azar como símbolo cabalís-
to matemático se puede mejorar con
BARREIRO, Javier tico del misterio de las proporciones y
una cuidadoso estudio del proceso de re-
Dientes en un cofre de los dígitos: «Las chanzas sopladas o
solución de los problemas y con una re-
Prensas Universitarias de Zaragoza, en agua deslío / bailan asomadas al fon-
flexión sobre la experiencia acumulada.
1988, 90 pp. do de un número»; siguiendo la senda
El libro va dirigido a los estudiantes
borgiana del arcano sentimental: «Ese
con el objetivo de servir de manual útil
Una visionaria figuraciónaas desliar símbolos, trazos, / fórmulas de
para el desarrollo de la capacidad de
suave rigor / que abocaban a la duda, /
razonamiento matemático, utilizando
En la poesía actual se vive un curioso que embarrancaban sentidos [...]»; para
una serie de problemas en los que se
momento, en el que resulta más intere- recalar en el clásico ser amenazante que
analizan el proceso de su resolución.
sante el valor de ciertas individualidades ulula en las más desazonantes páginas
Es un libro más para usar que para
que el ímpetu creador de un determina- de la tramoya surreal: «En la trastienda
leer, pues su utilidad depende mucho
do movimiento estético que, por otra se agita el no dentado / y pugna por
del empeño con que trabaje el lector
parte, no ha cuajado como tal desde la abolir su cadena».
los problemas y cuestiones propuestos.
ya distante —en el el tiempo y en la Dentro de la coherencia general del
Un aspecto destacable del texto es la
consideración crítica— generación de libro, su autor ofrece poemas que van
metodología de trabajo que utilizan los
los novísimos. Así las cosas, y en oca- desde el cripticismo ancestral —«Vae,
autores, con el fin de introducir al usua-
siones contra viento y marea, aparecen victis»— al rechazo del costumbrismo
rio en un clima de diálogo activo para
poemarios que suponen un trallazo en biempensante —«Señorita mordiéndose
que formula hipótesis, las discuta, las
la pacífica conciencia del aposentado las uñas» o «Costumbre»—, pasando
pruebe críticamente y las varíe. Para
lector, le despiertan de su atonía y va- por la figuración del caos —«Ricino»—,
ellos, la solución de problemas es, ante
pulean su acomodada sensibilidad con la dialéctica espacio-tiempo —«Búsque-
todo, un proceso abierto, en el que se
un ritmo lírico de fascinantes y arreba- da de espacios»—, la textualidad pro- puede aprender más de una resolución
tadoras propuestas. Es el caso de Dien- saísta —«Gospel»—, la crítica a la poe-
fallida que de una cuestión resuelta sin
tes en un cofre, de Javier Barreiro (Za- sía de lo exquisito —«Pavana para una
dificultades, siempre que se piense se-
ragoza, 1951) que nos ofrece, tras expe- infanta moribunda»— o el sarcasmo más
riamente sobre ella.
riencias literarias que van desde la lírica desenfadado —«Estupro»—, sin olvidar
En resumen, es una obra de lectura
—Cuatro cuadernos (1971-1973), Gesta- esa estupenda partida de mus del poe- asequible, que requiere trabajar, des-
ción de la sorpresa (1972)— a la narra- ma «Contra lujuria, castidad».
menuzar el texto, y que invita a recor-
tiva —El parto de los montes y otros Pero, acaso, el tono fundamental de
dar que el pensar matemáticamente no
cuentos (1983)—, pasando por sus estu- estos versos viene dado por una tierna y
es algo extraño al lector.
dios sobre el tango —El tango (1985) y sentimental ironía de la distancia. Cuan-
El tango hasta Gardel (1986)—, una do Javier Barreiro escribe: «Diente que
atrevida incursión en la expresión poé- desbrava las migas del suelo / tienes que VV.AA.
tica más personal y sensitiva. clavarte. Contemplo y me río», y su risa Cuentos eróticos
Porque este libro entra de lleno en el es la de los dioses sabios, capaces de Barcelona, Grijalbo, 1988, 264 pp. sa
quebrado discurso de la descontextuali- cuestionar, con el eco de sus carcajadas,
zación de los significados, sin dispersar- la realidad que el espejo de la vida nos Relatos de ayer, hoy y siempre
se por ello en vagas intentonas de puro desmiente y que algún viejo mixtifica-
experimentalismo; responde, eso sí, al dor, como Lewis Carroll, es capaz de Quince autores españoles contemporá-
deseo iconoclasta de recrear una imagen sortear, pasando al otro lado, o defor- neos recogen el reto de escribir sendos
SELECCIÓN Y RESEÑA XXIX

cuentos eróticos, en absoluta libertad de L. Antonio de Villena (Madrid, 1951) moneda lo consigue también en Blues,
para calificar lo erótico y describirlo. es el canto a la belleza de un mancebo. otorgando un nuevo ritmo al verso caste-
«La discreta pecadora o ejemplo de llano, con un tono de lamento desgarra-
doncellas recogidas», de P. Díaz-Más Enrique Villagrasa do, basado en la reiteración, el paralelis-
(Madrid, 1954) versa sobre la doncella mo y la rotundidad, y dándole al conte-
cristiana que desea ser gran pecadora nido social de su mensaje —aunque no
para ser gran arrepentida. En el trasun- ABREU GÓMEZ, Ermilo sólo social— una vivacidad y un interés
to conoce al moro y se casa con él. Canek. Histoire et legende no siempre fáciles de encontrar en la poe-
«Eterno retorno», de J. Perrero (Za- d'un heros maya. Historia y leyenda sía de aquellos años.
mora, 1952) cuenta la historia de dos de un héroe maya Después de Blues castellano, su trayec-
andróginos, Mabug y Alberta, y sus re- Present., trad, y notas de J. y G. toria continua unida a la investigación
laciones incestuosas, localizadas en Ba- Colomer, 'París, Editions du Borrego, formal. Así, Descripción de la mentira
bilonia y Venecia. 1988, 300 pp. (1975-1976), con su versículo de resonan-
«Bordes de mujer», de A. Gándara cias épico-bíblicas no tiene precedentes
(Santander, 1957) trata de la pesadilla Es la historia de un indio maya, de un en España, aunque la influencia de Saint-
de Luis Ponza al volante de su automó- héroe que emerge de la injusticia del pa- John Perse se deja notar, a menudo de
vil tras de su propia huida familiar. sado y se hace presente en la injusticia manera excesiva.
«Una fiesta campestre», de J. García de hoy con la razón y la esperanza. En Lápidas (1977-1986), hasta ahora
Hortelano (Madrid, 1928) es el asueto Por sus caracteres esenciales Canek es su último poemario, profundiza formal-
de un grupo de hombres y mujeres que un tipo humano universal: en la historia mente, entrando en esa zona de la poe-
pasan la noche en la cantina de una remota de muchos pueblos existe el hom- sía en donde el verso y la prosa se con-
estación semi abandonada. bre lleno de bondad y de comprensión funden y se hace difícil hablar de géne-
«La hamaca entre los tilos», de que se indigna contra la injusticia y que ros. Su tono sentencioso, lapidario, se
J. García Sánchez (Barcelona, 1955) re- al fin toma el mando de su pueblo para hace aquí más notable, aunque ésta es
lata la lucha sensual que desarrolla Ana, luchar contra ella y termina con el sacri- característica de Gamoneda ya desde sus
niña bien, para someter a Jaime, poeta ficio de su vida. primeros libros. También desde sus pri-
mediocre. meros libros, intensificado en Lápidas,
«El idogo gris», de J.L. Giménez- es-característica de su poesía el irraciona-
Frontín (Barcelona, 1943) es la seduc- GAMONEDA, Antonio üsrno del discurso. Imágenes y metáforas
ción de un joven por parte de una seño- Edad (Poesía 1947-1986) se suceden en la creación de una atmós-
ra madura, con sorprendente final. Ed. de Miguel Casado, Madrid, fera que, si bien significa siempre un es-
«Un amor imposible», de A. Muñoz Cátedra, 1987, 385 pp., Col. Letras pacio simbólico espiritual, no dejan de
Molina (Úbeda, 1956) describe el apa- Hispánicas, 271 aludir a un espacio real, cognoscible, nor-
sionado amor de un artista hacia su com- malmente enraizado en la naturaleza.
pañera de espectáculo pornográfico. Ahora que la llamada Generación del 50 El mundo moral de esta poesía no es
«Alicia», de L. Ortiz (Madrid, 1943) parece ya sólo cosa de homenajes, con- menos intenso. Gamoneda contempla al
es el abuso que realiza un señor madu- gresos y tesinas, aparece este libro, Edad, hombre como al animal más solitario de
ro de una jovencita, usando para ello el se redescubre para ámbitos literarios más la tierra. Y trata de inspirar su elegía
cuento de Carroll. amplios a su autor, Antonio Gamoneda, precisamente allí donde más humillación
«El testigo», de C. Peri Rossi (Mon- y se le premia merecidamente con el Na- y sufrimiento encuentra. Lo que da lugar
tevideo, 1941) plasma la madurez de ¡un cional de Poesía. Por fecha de nacimien- a la desesperanza absoluta no es tanto la
joven en una familia de mujeres, flonde to (1931), cronología de su trayectoria constante vecindad de la muerte o las
su madre mantiene relaciones homo- ^poética y por las tentativas temático-mo- interrogaciones existenciales, como el
sexuales. rales de su obra, este poeta pertenece de perpetuo dolor a que se ^e sometido en
«La sortija y el sortilegio», de A. Ros- lleno a la mencionada generación y apor- vida el individuo en colectividad —de ahí
setti (San Fernando, 1950) explica la se- ta a ella, además, novedades muy intere- su tono objetivo, épico—, ya sea por cau-
ducción de Fabricio por parte de la vie- santes. sas sociales, ya por la misma naturaleza
ja Cornelia usando el cuerpo de la jo- Edad se nos presenta como obra com- humana.
ven Laura. pleta (1947-1986) hasta el momento, aun- Edad es por estas y otras -.muchas ra-
«La miope», de J. Torneo habla de lo que no como simple recolección de li- zones un «libro» singular en el panorama
ladinas que son los mujeres. bros, y sí como trabajo de revisión, in- de la poesía contemporánea. Su lectura
«El rey pasmado», de G. Torrente corporación de inéditos (muy de agrade- ya es imprescindible.
Ballester (El Ferrol, 1910) es el relato cer los que componen la parte Exentos
más extenso y cuenta la apetencia del II) y correcciones varias que el propio Vicente Valero
Rey por ver a la Reina desnuda, des- autor realiza ahora, pasados los años y
pués de haber pasado la noche con la de relativo interés para el lector.
famosa Marfisa. La poesía de Antonio Gamoneda tie- AMORÓS, A.
«La niña lunática», de E. Tusquets ne la generosa característica de la origi- Quevediana
(Barcelona, 1936) es el infierno amoro- nalidad. Su primer gran libro, Blues cas- Valencia, Mestral Libros, 1988, 75 pp.,
so que sufre un joven por la misteriosa tellano (1961-1966) es uno de los traba- Col. Poesía 900, 5
Silvia. jos más serios de la época en cuanto a
«Historia de amor de la dama de ám- elaboración formal y búsqueda de nuevas Estos poemas, nos dice la autora, no na-
bar», de M. Vázquez Montalbán (Bar- vías de expresión. Quizás sólo a Blas de cieron para ser publicados. Los engendró
celona, 1939) es el escarceo amoroso Otero le ha sido reconocido el mérito de la irritación y esa última compuerta sal-
bajomesa de dos maduros respetables. escribir lo que todos escribían entonces, vadora que es el sentido del humor para
«En elogio de las malas compañías», pero de manera distinta y peculiar. Ga- escapar a la hecatombe de lo real. Des-
XXX SELECCIÓN Y RESEÑA

pues de todo ¿qué otra arma sino la es- renuncia a la victoria y el éxito, una ficos, dibujos, datos estadísticos y de-
critura tengo yo para defenderme y sal- humildad frente al vacío necesario de mográficos, reproducciones de plantas
varme del mundo sin dejar de ser mun- los hombres en una América sin espe- de edificios y ciudades, que le confiere
do? ranzas». un carácter de unidad imprescindible
Quevediana es un conjunto de treinta para abarcar el conjunto del proceso.
sonetos satíricos provocadoramente de- Ello solventa la serie de problemas que
senfadados y críticos, en los que la forma SERRANO SANZ, José M.a en los manuales de historia suele con-
métrica es desbordada por una fresca ex- El viraje proteccionista vertirse en un obstáculo que impide la
presividad y un lenguaje sabroso, des- en la Restauración. La política comprensión de los temas tratados, es-
garrado, castizo y rotundo, al tiempo que comercial española (1875-1895) pecialmente cuando conciernen a etapas
servida con absoluto rigor formal. El li- Madrid, Siglo XXI, 1987, XVI pp. o épocas en las que existen dificultades
bro será, en cierto modo, una sorpresa + 222 pp., Historia de situación de enclaves geográficos, ha-
para los lectores de esta poetisa porque llazgos arqueológicos, formas de vida o
representa un contrapunto festivo, iróni- En el libro se reconstruye toda la polí- aspectos de la estructura político social.
co y lleno de un lúcido e impecable hu- tica comercial de los primeros veinte En cuanto a los contenidos, si bien
mor al núcleo central de su obra, mucho años de la Restauración y se ofrece una no amplían el volumen de conocimien-
más reflexiva y metafísica. La nueva e novedosa visión de la polémica entre tos que existe en la historiografía del
inesperada inflexión de la voz poética de proteccionistas y librecambistas. Así, se mundo griego, por otra parte conse-
Amparo Amorós nos descubre un mun- establece que en las primeras etapas del cuente con el planteamiento general de
do crudo y absurdo, humano y brutal, régimen alfonsino no tuvo prioridad las autoras, pues como hemos apuntado
falso y tierno. Su finalidad fue, según la reacción alguna contra el Arancel Figue- no es el objetivo principal de este estu-
autora, la de catartizar la cólera o el des- rola de 1869 sino que el eje de la polí- dio, hay que destacar, en cambio, un
precio, la comprensiva aceptación de lo tica de comercio exterior fue la firma aspecto innovador lo que convierte la
humano o el desconcierto angustiado de acuerdos comerciales que facilitasen obra en un ejemplo de lo que podría
ante la impotencia. las exportaciones, a pesar de la continua ser renovación histórica, me refiero a la
Chulos, seductores, pendencieros, oposición de los industriales proteccio- inclusión de aspectos tan significativos
borregos, poetas y literatos sin oficio, nistas. Sólo a finales de los ochenta apa- como dedicar espacios al papel de la
jueces con puro y copa, protagonizan la recen diversos factores que van a dar mujer en la sociedad griega. Valoracio-
arrasadora marea de lo humano, la bron- un giro a la política comercial españo- nes del tipo: «todo está organizado para
ca ternura desolada de lo diario, descri- la en los inicios de la última década él mayor provecho del ciudadano varón;
ta, en estas páginas, con un lenguaje del XIX. los demás le son útiles, hasta comple-
magmático e informe, bello y brutal: mentarios y apenas preocupan sus pro-
¡Qué país, santo dios, cuánto jumento pios intereses» (p. 152), pueden contri-
presume de poeta y de letrado,
wds RUZE, F. y AMOURETTI, M.C. buir a que las obras históricas tengan en
de follador eterno y bien dispuesto, El mundo griego antiguo cuenta que hasta el presente sólo se ha
de gracioso y de erótico probado!dsd Trad. Guillermo Fatás, Madrid, Akal, escrito la historia del cincuenta por cien-
1987, 273 pp., Col. Iniciación to de la población.
Mercedes Güell a la historia
Asunción Pomares
Las autoras realizan con esta obra, una
KEROUAC, Jack excelente aportación al campo de la di-
Visiones de Cody dáctica histórica. Su trabajo sobre el BERMEJO, J.C.
Barcelona, Grijalbo, 1987, 570 pp., mundo griego antiguo resulta idóneo El final de la historia. Ensayos
Col. El Espejo de Tinta como manual de historia para estudian- de historia teórica as
tes e interesados en el tema. La meto- Madrid, Akal, 1987,286pp.,
A lo largo de una noche, bajo los efec- dología empleada evidencia la preocu- Serie Interdisciplinar
tos de la marihuana, dos jóvenes nor- pación por facilitar el acercamiento y la
teamericanos se confiesan el uno al otro. comprensión del mundo griego, utilizan- Como continuación de su anterior Psi-
Desvelan sus pensamientos, sus emocio- do un lenguaje claro, unido a una expo- coanálisis del conocimiento histórico, el
nes, sus ilusiones y sus desesperanzas. sición detallada de los aspectos que estudio que en esta ocasión lleva a cabo
A través de su diálogo asistimos a la componen la civilización de este perío- J.C. Bermejo, está centrado en la pro-
formulación de lo que se ha dado en do (arte, filosofía, gobierno, formas po- blemática de la Teoría y Metodología
llamar la beat generation, que tan pro- líticas, mitología, etc.), cumplen con el histórica. Se trata de un tema que de
fundo impacto iba a tener en la juven- objetivo didáctico que es sin duda uno unos años a esta parte preocupa a quien
tud occidental a partir de la década de de los propósitos que las autoras se han se interesa en cuestionar el papel que la
los cincuenta. esforzado por desarrollar, el conseguirlo historia desempeña en la sociedad ac-
Escrita en 1951-52, Visiones of Cody da como resultado un texto ameno en su tual. Es una obra de carácter reflexivo
—que su publicaría postumamente en lectura y útil en cualquier biblioteca. que aborda la filosofía de la historia con
los años setenta— lleva al límite la do- La estructura del libro persigue una una actitud constructiva alejada de pos-
ble experimentación de Kerouac, con exposición lo más completa posible de turas estáticas y de las que, como en
su propia existencia y con la forma lite- los temas. A modo de ejemplo encon- otros casos, naufragan en un trascen-
raria y el lenguaje. Constituye también, tramos en los márgenes explicaciones dentalismo que no permite salidas. La
como indica Allen Ginsberg en el pró- en forma de notas, citas de autores, de- disciplina histórica desde su institucio-
logo, «una despedida a todas las prome- finiciones de conceptos, encabezamien- nalización en el siglo XIX, cumple la
sas de América, una explicación y una tos de tema, etc., todo ello complemen- función de justificar y legitimar determi-
oración de la inocencia, una dolorosa tado con mapas, cuadros sinópticos, grá- nados sistemas de organización social,
MEMORIA Exilios y
ROTA Heterodoxias
Dirigida por Carlos GURMÉNDEZ

Recuperar el significado y la obra de


quienes fueron artífices de una cultura,
y que pese a su ausencia, pertenecen a
nuestra memoria hispana

Central: Apartado 387 08190 SANT CUGAT DEL VALLES (Barcelona). Tel. (93) 674 60 04
EDITORIAL DEL HOMBRE Delegation: Norte, 23 bjs, izqda. 28015 MADRID. Tel. (91) 522 53 48
XXXII SELECCIÓN Y RESEÑA

consolidando ideológicamente a las cla- FREIXAS, Laura Los cuentos de Laura Freixas aunan
ses y las instituciones que las represen- El asesino en la muñeca tradición y herencia del género fantásti-
tan en el mantenimiento y reproducción Barcelona, Anagrama, 1988, 102 pp. co, jugando con la realidad oculta en
del ejercicio del poder. En ese tiempo sus propios quiebros, con humor y con
Hegel proporcionó las bases filosóficas Una fresca y lozana voz cuentista sorpresas, consiguiendo un tremendo
del destino histórico común al Occiden- efectismo. Realiza un buen uso de la
te europeo. La nueva clase burguesa no El asesino en la muñeca (diez cuentos ironía, la parodia, en esa irregularidad
necesitaba de otro ideal. Ni la Providen- bajo el citado título), de Laura Freixas de trabajos, lo que hace suponer distin-
cia ni el Azar, sólo la posibilidad mate- (Barcelona, 1958) —su primer libro pu- tos momentos de escritura, pero que son
rial de alcanzar su fin. Para ello la tra- blicado— me ha llevado a recordar que todos ingeniosos, con trama original y
ducción capitalista de la dialéctica hege- el cuento busca el efecto único y tras él variada. Tras la búsqueda de su propia
liana fue la de elevar al Progreso, como se lanza, subordinando a ello todos los técnica y su madurez como narradora.
el fin transcendental, una nueva religión elementos narrativos. Ya Edgar Alian Laura Freixas implica todos los ele-
que necesita del consentimiento y de la Poe estableció para el cuento tres con- mentos del cuento: narrador, tiempo,
fe de todos para que verdaderamente ceptos básicos: brevedad, intensidad y estructuras, tema, en una tensión unita-
resulte eficaz. La historia desde enton- el citado efecto único. ria, con buen arte verbal y buena inten-
ces, o mejor la metodología histórica, Se puede afirmar que el cuento pre- sidad y concentración.
no ha variado sustancialmente, tal y tende sobre todo asombrar y que ahí se En suma es un placer de lectura, por
como el autor afirma, ni siquiera las halla la habilidad del cuentista, en en- el ingenio, por la variedad de registros,
corrientes surgidas con posterioridad al garzar todos y cada uno de los elemen- por los juegos de palabras y el hábil uso
triunfo del Positivismo y que pretendían tos para el resultado final. Girando todo de la metáfora, amén de cacofonías y
ser una alternativa al historicismo domi- él en torno al desenlace, como los sig- adjetivación singular.
nante, como en el caso del materialismo nificativos «El cliptodermo», «El princi- Es una fresca y lozana voz cuentista
histórico, han variado sustancialmente pe azul de la señorita Pérez» o «Mi en el panorama de la joven narrativa
la esencia del discurso histórico. mama me mima». Donde usa la autora española, de la que espero sus nuevas
El análisis que realiza sobre las obras imágenes asombrosas e intensamente manifestaciones literarias con verdadero
de los máximos exponentes del pensa- emocionales: «Pero en realidad, sabe- anhelo.
miento occidental —Hegel, Kant, Spi- mos las dos que está todo arreglado.
noza, Fichte, Spengler, Popper, Nietzs- Yo lo he visto, aunque no he dicho Enrique Villagrasa González
che, etc.— están tratados con rigor pero nada. Está debajo de la cama desde
también, y aquí el carácter innovador hace ya bastante tiempo. Es negro y con MELÓ E CASTRO, E.M.
del estudio, con una clara intencionali- una cruz encima, como todos, sólo que Poética dos meios e arte high tech
dad de crítica a las verdades que hasta algo más ancho, y con la tapa abombada Lisboa, Vega, 1988, 86 pp. 4- 12 ilust.
ahora desempeñaban un papel de leyes por la parte del centro». («Mi mama me
históricas. El hilo que conduce la re- mima», p. 38). «—¡Ábranme, ábran- El libro estudia las relaciones posibles
flexión del autor sobre la postura del me!— aullaba, mientras con la peluca entre la creatividad poética y la tecno-
intelectual y el papel que desempeña en torcida, jadeando, furiosamente abraza- logía informática e investiga sobre la
la sociedad debería estar en el mismo do a su cintura, el señor Pérez bregaba evolución de los medios y de los sopor-
hilo discursivo que el realizado por Fou- por acabarle de bajar los pantalones.» tes de la comunicación, proponiendo
cault. Éste desprovisto de su carácter («El príncipe azul de la señorita Pérez», una caracterización estética para el arte
doctrinario y redentor de masas no con- p. 47.) O «Un segundo después, la lin- nuevo que ellos hacen posible.
cibe otra actitud que la de comprome- terna había caído de mis manos y yo Después de una introducción a las
terse con su tiempo y ser consecuente corría chillando a espasmos por la inmen- cuestiones planteadas ofrece estudios
con el pensamiento crítico que conduce sa, definitiva oscuridad. Había visto al específicos sobre la poética de los me-
su producción cultural. El papel del in- cliptodermo» («El cliptodermo», p. 67). dios y sobre el arte high tech, y una
telectual es en palabras de Foucault Los cuentos deben lanzar al lector interesante documentación con imáge-
«ante todo luchar contra las formas de más allá de la anécdota literaria, como nes de videopoemas realizados la mayo-
poder allí donde es a la vez el objeto y los incluidos en el libro que nos ocupa, ría por el autor del libro.
el instrumento: en el orden del saber, «Isla en Bahía» (la isla de Menorca sale
de la verdad, de la conciencia, del dis- de excursión), «Memoria en venta» (Er-
curso». (M. Foucault: «Los intelectua- nestina decide deshacerse de todos sus ALVES DAS NEVES, Joáo
les y el poder», en Microfísica del Po- recuerdos), o «La octava plaga» (la pro- O movimento futurista era Portugal
der, p. 79). Si la pretensión de Bermejo tagonista colecciona palabras y muere Lisboa, Dinalivros, 1987, 220 pp.
va encaminada en esa misma línea como ahogada por ellas).
parece traducirse de su obra, estamos Por otro lado, el cuento debe interpe- Publicado hace cerca de veinte años ha
de enhorabuena, pues podemos contar lar directamente al lector, como «Joven sido un libro de gran utilidad para el
en nuestro propio país con pensadores promesa» o «Final absurdo», o plasman- estudio de este interesante período del
que aporten su grano de arena a la difí- do el conflicto psicológico a través del modernismo portugués.
cil tarea del análisis del saber y la críti- choque de perspectivas de los persona- La presente edición revisa y actualiza
ca del mismo. jes, como «Miss Hyde y el dragón», aquel primer estudio añadiendo algunos
donde la acción se desencadena cuando nuevos textos, especialmente la confe-
Asunción Pomares la protagonista del cuento entra a com- rencia de Antonio Ferro, «A Idade do
prar unos zapatos a la tienda. Jazz-Band» que muestra el papel desem-
Señalar que la importancia del tema pañado por Ferro en el relevante inter-
y del título en el cuento es primordial: cambio entre los modernistas portugue-
El asesino en la muñeca. ses y los brasileños.
SELECCIÓN Y RESEÑA XXXIII

LOMBA FUENTES, Joaquín Gente del 98 describe la vida artística nivel más general, por las características
Avempace de final y comienzo de siglo que se reu- sociales y técnicas de la sociedad en su
Zaragoza, Diputación General nía en los cafés de Madrid. conjunto.
de Aragón, 1989, 135 pp., En Arte, cine y ametralladora el esce- Bajo esta perspectiva, y cada uno en
Col. «Los Aragoneses», 2 nario ya no son los cafés; la fiebre po- el terreno de su propia especialidad, los
lítica, revolucionaria, ha prendido en autores del libro, abordan y presentan
De acuerdo con los criterios de esta nue- él. Ricardo la vive como todo lo que un trabajo de síntesis que incluye como
va colección el libro expone breve, con- hizo en su vida: hasta las últimas con- temas generales: «Las funciones del de-
cisa y claramente, a manera de divulga- secuencias. porte»; «La continuidad histórica de di-
ción, la figura del insigne zaragozano chas funciones»; «Las estructuras, los
Avempace, primer filósofo propiamen- tipos de organización e instituciones
te tal del Occidente musulmán que ocu- GOODALE, James, G. propias del deporte»; «La práctica de-
pa un lugar destacado en la historia del La entrevista. Técnicas portiva masiva»; «Los intereses econó-
pensamiento universal. y aplicaciones para la empresa micos en juego», «El papel del Estado»
El libro es un adelanto y anuncio de Madrid, Pirámide, 1988, 221 pp., y «La incorporación del deporte a las
una serie de obras dedicadas al estudio Col. Psicología dinámicas socio-económicas del consu-
completo y técnico del pensamiento del mo y espectáculo».
filósofo que el autor está preparando en Este libro contiene un conjunto de in-
la actualidad. La selección de textos que formaciones claras y prácticas para pla-
se presentan en el último capítulo anun- nificar y llevar a cabo entrevistas pro- PEREC, Georges
cian la traducción de la obra completa ductivas a través del análisis de seis cla- La vida instrucciones del uso
de Avempace. ses diferentes de entrevista. Barcelona, Anagrama, 1988, 634 pp.
El objeto de su autor es presentar + 2 h., Col. Panorama de narrativas,
una guía marcando unas directrices y 131
RUIZ BERRIO, J., TIANA FERRER, A. etapas concretas, pero también ayudar
y NEGRIN FAJARDO, O. (eds.) a que se tenga la necesaria flexibilidad En el momento de su aparición; la no-
Un educador para un pueblo. para adaptar las entrevistas a cada situa- vela La vida instrucciones de uso, fue
Manuel B. Cossío y la renovación, ción. considerada como una obra maestra y
pedagógica institucionista se le concedió el prestigio Premio Mé-
Madrid, UNED, 1987, 315 pp., dicis. Con los años su importancia no
Col. Aula Abierta, 16 RUESCA, Santos M. ha dejado de crecer, y en 1985 fue ga-
Al otro lado de la economía. Cómo lardonada como la mejor novela de la
La presente edición recoge las conferen- funciona la economía sumergida en década 1975-1985 según una encuesta
cias y las ponencias del Seminario sobre España realizada por Le Monde.
«Manuel B. Cossío y la renovación pe- Madrid, Pirámide, 1988, 183 pp., Entre la primera idea de la novela
dagógica institucionista» celebrado en Col. Empresa y Gestión y su realización transcurrieron nueve
Madrid en 1985 con motivo del cincuen- años. Cada capítulo se parece a un frag-
tenario de la muerte de Cossío. Al autor, especialista en el campo de mento de un gigantesco, fascinante
Las diferentes intervenciones están economía laboral, viene trabajando des- puzzle, cuya «osamenta» la constituye
agrupadas en cinco capítulos: «Un edu- de este ámbito de análisis económico el una casa parisina de la calle Simon-Cru-
cador para un pueblo: Manuel B. Cos- estudio de la economía sumergida tanto bellier. Si bien el puzzle da forma al
sío y la sociedad española de su época»; en España como en la CEE. libro, aparece también como elemento
«La renovación del pensamiento peda- Este libro contiene una valiosa.infor- narrativo, puesto que se encuentra en
gógico»; «La renovación de las institur mación y un conjunto de conclusiones el centro de la historia ligado a tres ha-
ciones educativas»; «La educación po- analíticas acerca de la existencia de ac- bitantes del edificio. Cristalizándose en
pular y Difusión e incidencia de los insti- tividades económicas y comerciales rea- torno a estas tres singulares vidas, que
tucionistas». lizadas al margen de los mecanismos es- Perec entrelaza con virtuosismo a las de
tatales contables, estadísticos o de fisca- los otros inquilinos, La vida instruccio-
lización. nes de uso se transforma en una magis-
BAROJA, Ricardo Santos M. Ruesca profundiza el estu- tral representación de todas las variacio-
Gente del 98. Arte, cine dio de este fenómeno desvelando la nes y matices del acto creativo y en una
y ametralladora compleja causalidad que lo impulsa y novela de aventuras.
Ed. de Pío Caro Baraja, Madrid, sus consecuencias en el desarrollo eco-
Cátedra, 1989, 367 pp., Col. Letras nómico y social del país.
Hispánicas, 292 SERRA, Jean
Poema al pare
La extraordinaria y peculiar personali- THOMAS, R., HAUMONT, A. Eivissa, Consell Insular d'Eivissa
dad de Ricardo Baroja, hermano de y LEVET, J.L i Formentera, 1987, 62 pp.
Pío, ha hecho que haya sido sobre todo Sociología del deporte
conocido en las curiosas facetas de sus Barcelona, Bellaterra, 1988, 212 pp. El autor proclama la experiencia vital
fantasías, fiebres, veleidades científicas, + 2h. como fuente de la expresión poética.
inventos,... antes que en su auténtica Para él la poesía nace de la lectura de la
calidad de pintor y escritor. Los escritos La práctica deportiva está infuida por realidad y se convierte en otra manera
recogidos en este libro tienen mucho de las condiciones materiales de las formas de investigar sobre ella.
autobiográfico y son de lo poco que es- de vida, por los valores y las normas de Este libro ha sido concebido como un
cribió sobre su persona. referencia de los grupos sociales y, a largo poema dirigido al padre y se en-
XXXIV SELECCIÓN Y RESEÑA

marca en la lucha colectiva para la re- grafías y/o fotocopias, que se guarda en TAMAYO-ACOSTA, Juan José
cuperación de las propias señas de iden- el Archivo Manuel de Falla. Para comprender la teología
tidad: lengua, paisaje, cultura popular, Recoge asimismo los libretos de la de la liberación
historia inmediata... obra escénica y las transcripciones, arre- Estella, Verbo Divino, 1989, 295 pp.
glos o adaptaciones que en este momen-
to posee el Archivo. La teología latinoamericana de la libe-
FUNDACIÓN BERTELSMANN No es, pues, un catálogo global, ni ración es la primera gran corriente de
(Gütersloh)/COLOQUIO mucho menos un catálogo crítico, aun- pensamiento cristiano nacida fuera del
INTERNACIONAL que seguro será una buena ayuda para Primer Mundo con señas de identidad
Bibliotecas públicas, hoy y mañana. redactarlos en su día. propias.
Nuevos planteamientos de objetivos Es una nueva manera de hacer teolo-
y gestión gía, cuyas mediaciones son las ciencias
Ed. preparada por Horst Ernestus WESTWOOD, Jennnifer (coord.) sociales y la hermenéutica, y cuyo pun-
y Hans-Dieter Weger, Madrid, Atlas de lugares misteriosos to de partida lo constituyen la praxis y
Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Versión castellana de J.M. Ibeas, la contemplación.
1988, 301 pp., Col. Biblioteca Madrid, Debate, 1988, 240 pp. ilust. La teología de la liberación se de-
del Libro. Serie «Minor» sarrolla como teología orgánica de las
Vivimos rodeados de enigmas del pasa- comunidades de base y de los movimien-
En el coloquio de Gütersloh, la Funda- do. En redor nuestro hay lugares sagra- tos cristianos profetices. Los teólogos
ción Bertelsmann consiguió que los más dos, paisajes simbólicos, ciudades anti- no piensan por las comunidades, sino
notables expertos exploraran el futuro quísimas y países perdidos, que fascinan que articulan metódicamente la re-
creativo de bibliotecas públicas: su pla- por igual a eruditos y aventureros, a flexión comunitaria emanada de la vida,
nificación, funciones y objetivos; la en- curiosos y turistas, pero aún siguen de la experiencia.
trada de la informática; el uso de las guardando sus secretos.
técnicas de «marketing» y control de re- Estos lugares misteriosos encienden
sultados; la búsqueda de nuevas fuentes la imaginación y producen un temor res- ARGAN, Giulio Cario
de financiación y la práctica de las rela- petuoso. Los enigmas que encierran los Renacimiento y barroco
ciones públicas. lugares misteriosos del mundo echan Madrid, Akal, 1987, 2 vols., Col. Arte
Todo un conjunto de actitudes de mo- por tierra una y otra vez las actitudes y Estética, 10, 11
dernidad que sitúan al bibliotecario en condescendientes acerca de las llamadas
su justa dimensión, no sólo técnica, sino «Culturas primitivas» de nuestros ante- Renacimiento y barroco constituye una
también cultural y científica. pasados. de las aportaciones fundamentales del
La biblioteca pública logrará sobrevi- Este Atlas no defiende postura ni opi- autor en el campo de la historiografía
vir si revisa previsoramente sus metas y nión concreta alguna. Los autores han contemporánea. Publicada originalmen-
métodos. aplicado la experiencia investigadora de te dentro del marco de su magna Storia
sus distintas especialidades académicas dell'arte italiana se ha convertido en do-
FIELD, Andrew a la exploración de cada lugar misterio- cumento y referencia indispensable para
La formidable Djuna Barnes so, así como a descubrir sus secretos. todos aquellos estudiosos que quieren
Barcelona, Seix Barra!, 1988, 318 pp. adentrarse en el mundo del renacimien-
ilust. to y del barroco con un concepto inte-
JÜNGER, Ernst gral de la historia del arte.
La formidable Djuna Barnes es la única Tempestades de acero. Seguido de El autor no sólo descubre las razones
biografía existente de una de las figuras «El bosquecillo 125» y «El estallido y porqués de las obras de arquitectura,
más relevantes de la literatura contem- de la Guerra de 1914» escultura y pintura de los dos períodos
poránea, que fue además protagonista Barcelona, Tusquets, 1987, 448 pp., culminantes en el desarrollo histórico
de una vida singular. Andrew Field se Col. Andanzas, 53 del arte occidental, sino que analiza y
ha basado en entrevistas con escritores, hace patente la lógica de su definición
críticos o seres allegados a la biografia- «¿La guerra?... ¿Qué es eso?», pregun- y de su evolución plástica.
da y ha reconstruido, no sólo la vida de taban los niños al ver desfilar los prime-
Djuna Barnes, sino su retrato psicológi- ros voluntarios de la güera de 1914,
co y su perfil social, completado con cuenta el autor del libro, quien a los 19 VATTIMO, Gianni
datos de crítica literaria y opiniones e años, se encaminaba también entre és- Introducción a Heidegger
informaciones recogidas de reseñas y tos hacia el frente. Por mucho que no- Trad, de Alfredo Báez, Barcelona,
epistolarios a veces inéditos. sotros sepamos hoy de aquel infierno Gedisa, 1986, 183 pp., Col. Hombres
que llamaron la Gran Guerra, no cono- y Sociedad. Serie Mediaciones
ceríamos el auténtico horror que fue de
GALLEGO, Antonio no ser por estos diarios escalofriantes, El libro consta de: un prólogo para la
Catálogo de obras de Manuel escritos desde la primera línea de com- edición en castellano de Adolfo P. Car-
de Falla bate, en trincheras, hospitales y sub- pió; I. Ser y Tiempo; II. La metafísica
Madrid, Ministerio de Cultura. terráneos. como historia del Ser; III. Ser, evento y
Dirección General de Bellas Artes Para muchos millones de europeos lenguaje; Cronología de la vida y de las
y Archivos, 1987, 293 pp. constituyó esa guerra un acontecimien- obras; Historia de la crítica; Bibliogra-
to central en sus vidas. Para la genera- fía; Apéndice a la edición en castellano.
Este catálogo recoge toda la obra musi- ción de Jünger fue no sólo un suceso El libro es una guía a la obra de Hei-
cal de Manuel de Falla, tanto impresa capital, sino el verdadero cimiento de degger, que es presentada de una mane-
como manuscrita o conservada en foto- sus existencias. ra casi global y no ceñida al discurso
SELECCIÓN Y RESEÑA XXXV

concreto de sus libros, lo cual ayuda lidades estables que, una vez halladas, interés utilitario. En general, denomino
claramente a su comprensión. Para un subsisten como una invención técnica; a esa idea " teoría de la praxis" cuando
lector directo de Heidegger es más inte- este pensamiento está sometido a discu- la atención se centra en formas de la
resante el capítulo Historia de la crítica, sión, continuamente en peligro de per- actividad económica, o "teoría de la uti-
en el que se resume el estado de la derse en fórmulas que, al fijarlo, lo trai- lidad" cuando se refiere a la lógica de la
cuestión sobre el pensamiento heidegge- cionan; la vida espiritual reside en el ventaja material que, supuestamente,
riano. trabajo y no en la posesión de una pre- rige la producción [...] Adopta como
tendida verdad adquirida. cualidad distintiva del hombre no el he-
BONET, Laureano »Esta obra intenta ofrecer un esbozo cho de que deba vivir en un mundo
La revista «Laye». Estudio y lo más claro y vivo posible de ese traba- material, circunstancia que comparte
antología jo. Está inspirada por el deseo de servir con todos los demás organismos, sino el
Barcelona, Península, 1988, 348 pp., de guía en el inmenso pasado de la filo- que lo haga según un esquema significa-
Col. Nexos, 33 sofía, ese pasado que las investigaciones tivo concebido por él mismo, de lo que
históricas detalladas demuestran que es sólo la humanidad es capaz. En conse-
El estudio es fruto de una serie de in- cada vez más complejo y matizado. cuencia, el libro toma como cualidad
vestigaciones que en palabras del autor También se ha considerado indispensa- decisiva de la cultura —en cuanto con-
«[...] han tenido como tema nuclear la ble ofrecer al lector los medios necesa- fiere a cada modo de vida las propieda-
revista Laye y su gente, centrándose, rios para juzgar la fidelidad de este es- des que lo caracterizan— no el hecho
pues, en un período decisivo en la ma- bozo y precisar sus rasgos; por eso cada de que esa cultura deba ajustarse a res-
duración moral, literaria, civil, de este capítulo va acompañado de citas de los tricciones materiales, sino que lo haga
grupo generacional y período nada des- textos más importantes y seguido de una de acuerdo con un esquema simbólico
deñable, por cierto, en la historia de la bibliografía sumaria, indicando, junto a definido, que nunca es el único posible.
España posbélica [...]. Mi estudio intro- las ediciones de los autores, las obras y De ahí que la cultura sea lo que consti-
ductorio ofrece una estructura en tres artículos que se han creído esenciales» tuye la utilidad.»
partes [...] La primera parte, así, anali- (p. 43). Consta de los siguientes capítulos: 1.
za el grupo Laye y su afán por reafir- Marxismo y dos estructuralismos; 2.
marse generacionalmente con la inven- Dos paradigmas de teoría antropológi-
ción de unos determinados ritos, creen- BAUSANI, Alessandro ca; 3. Antropología y dos marxismos.
cias y mitos [...], en la segunda parte de El Islam en su cultura Problemas del materialismo histórico; 4.
mi introducción estudio la palabra lite- Trad, de Stella Mastrangelo, México, La pensee bourgeoise. La sociedad oc-
raria de nuestra joven gente, esto es, FCE, 1988, Breviarios 448, 255 pp. cidental como cultura; 5. Conclusión.
Laye vista ahora como texto [...] Y, fi- La utilidad y el orden cultural.
nalmente, con la tercera parte aludo al «En este librito hemos querido dar una
vivir periodístico de Laye, su mecánica idea lo más clara posible del Islam como
interior —a menudo tan compleja—, su religión. No hay duda de que en una TALBOT, Michael
dramático fin y el tránsito del "grupo" época como la presente, en la cual el Más allá de la teoría cuántica
hacia nuevos quehaceres editoriales, li- sentimiento religioso parece debilitarse Trad, de Luis N. Justo, vol. 1,
terarios, políticos: "[...] la vida espa- notablemente en muchas partes del Barcelona, Gedisa, 1988, 236 pp.,
ciándose [...]", razona el propio Gil de mundo, el Islam es entre las religiones Col. Límites de la Ciencia, Serie
Biedma en otra de sus meditaciones una de las más activas y vitales. Pero es Extensión Científica
poéticas». preciso aclarar un punto importante,
que se irá ilustrando en el curso de esta El llamado experimento de Aspect rea-
obrita. Cuando decimos religión, en el lizado en 1982 «dio la prueba de una de
BRÉHIER, Emile caso del Islam, debemos abandonar el las dos siguientes posibilidades: la reali-
Historia de la Filosofía concepto de religión al que estamos dad objetiva no existe, y no tiene senti-
Trad, de Juan A. Pérez Millán y M.a acostumbrados —ateos y creyentes— en do que hablemos de cosas u objetos do-
Dolores Moran, Madrid, Tecnos, 1988; nuestro mundo tradicional "cristiano"» tados de existencia real alguna por en-
vol. l, Desde la Antigüedad hasta el (p. 7). El libro se divide en: I. La teo- cima y más allá de la mente del obser-
siglo XVII, 870 pp.; vol. II. Siglos logía; II. La ley; III. La mística; IV. La vador, o bien es posible comunicarse
XVIII-XX; y Apéndice. Historia de la «shi'a» y las comunidades no sunnitas; con el futuro y con el pasado a una
filosofía española, por Ana Martínez V. El Islam en su desarrollo histórico; velocidad superior a la de la luz». «El
Arancón, 759 pp. VI. El Islam moderno: procesos y pers- experimento de Aspect no es el único
pectivas. Contiene además dos Apéndi- avance científico reciente que tenga pro-
«[...] No se trata de construir, sino so- ces y una Bibliografía. fundas implicaciones metafísicas. En los
lamente de describir. Lo que no se pue- últimos cuatro o cinco años, un sorpren-
de hacer es escribir la historia como un dente número de científicos propusieron
profeta a posteriori, como si se quisiese SAHLINS, Marshall teorías donde afirman que en el marco
dar la impresión de que el pensamiento Cultura y razón práctica de nuestros descubrimientos científicos
filosófico nacía poco a poco y se mate- Trad, de Gregorio Valdivia, Barcelona, más corrientes estamos empezando a
rializaba progresivamente. No podemos Gedisa, 1988, 233 pp., Col. Hombre encontrar por fin respuestas por lo me-
admitir ya, como Aristóteles, padre de y Sociedad. Mediaciones, 26 nos parciales a algunos de los grandes
la historia de la filosofía, que la historia interrogantes místicos de todos los tiem-
está orientada hacia una doctrina conte- «Este libro contribuye a una crítica an- pos. ¿Puede la conciencia subsistir apar-
nida ya en potencia en ella. La historia tropológica de la idea que las culturas te del cuerpo? ¿Recibimos información
de la filosofía nos enseña que el pensa- humanas se formulan a partir de la ac- sólo por medio de nuestros sentidos, o
miento filosófico no es una de estas rea- tividad práctica y, subyacente a ella, del estamos también conectados con una
XXXVI SELECCIÓN Y RESEÑA

parte colectiva de nuestro ser? ¿Es el OROZ EZCURRA, Javiererte edad, Rainer M." Rilke da por primera
universo un accidente, o es producto de El Ser como entidad actual (en la vez su talla poética y, como toda la obra
un designio inteligente? ¿Y cuál es la filosofía del organismo de Rilke, ha dado lugar a muy diversas
relación última entre mente y realidad?» de Alfred North Whltehead) interpretaciones. Además de la expre-
Estas son algunas de las cuestiones Bilbao, Universidad de Deusto, 1985, sión amorosa sublimada, se ha visto en
de que trata el libro de Talbot, que re- 263 pp. él una manifestación del pensamiento
coge estas especulaciones no precisa- existencialista, una exaltación del proce-
mente de autores de ficción científica No hay obras sobre Whitehead en cas- so de creación estética y una muestra
sino de especialistas muy respetados por tellano. García Bacca lo considera uno de religiosidad.
sus aportaciones en el campo de la cien- de los pensadores clave de la filosofía Esta última es la que predominó en
cia «convencional». actual. Javier Oroz nos explica en la los años posteriores a la publicación del
introducción cual es el plan de la obra: libro, aun cuando se viera superada más
«La estructura de esta obra consta de tarde. La tradición panteísta germánica,
GOLDSMITH, M.M. cinco capítulos. El propósito central es
Thomas Hobbes o la política desarrollada en el romanticismo y evo-
dilucidar la naturaleza del ser como en- lucionada en el simbolismo a través de
como ciencia tidad actual, estudiando los elementos
Trad. de Jorge Issa González, México,fsffa
corrientes gnósticas y ocultistas, unidas
metafísicos de que se compone y somen- a la absolutización del arte, proporcio-
FCE, 1988, Sección Políticaaes tiendo a juicio su racionalidad y adecua-
y Derecho, 251 pp.
na el verdadero sustrato para la inspira-
ción. ción lírica del poeta.
»Oriento el estudio hacia la entidad
El proposito del autor es demostrar que actual en cuanto autocreadora de sí,
Hobbes intentó crear un sistema cientí- causa de sí, que se constituye en liber- ZIEBLES, Jean
fico o filosófico sobre las suposiciones y tad. Trato para ello de penetrar en sus
los métodos de la ciencia. Y como éste ¡Viva el poder! Crítica de la razón
componentes esenciales, descubrir sus de Estado
intentó mostrar que una ciencia de los funciones y juzgar su coherencia. Según Madrid, lEPALA/Fundamentos, 1987,
cuerpos, una ciencia del hombre y una esto, centro mi estudio en el Whitehead 435 pp., Col. Textos, 2
ciencia de los cuerpos políticos, todas de la época metafísica, a partir de su
por igual, pueden recibir una elabora- obra Science and Moderns World, 1925».
ción sistemática, para ello acude al pre- La razón de Estado se ha convertido en
Del contenido de la obra el mismo la ley suprema de naciones y hombres.
facio de De Cive en el que Hobbes for- autor nos dice: «El capítulo primero es Nuestros dirigentes la invocan con arro-
mula el compendio de su filosofía. El solamente expositivo del mundo físico, gancia para justificar decisiones y con-
libro consta de: I. Filosofía; II. Filoso- que debe ser interpretado desde el cam-
fía natural; III. Naturaleza humana; IV. tradicciones. La izquierda europea, que
po metafísico. Describo en él la realidad había sido la más decidida adversaria
La condición natural; V. Construcción del mundo físico, sus notas definitorias
de un orden social; VI. Soberanía y go- de la razón de Estado, reivindicando en
y su comportamiento del como White- su lugar la razón solidaria, la invoca hoy
bierno y VII. Conclusión: la explicación head lo ve y expone en su época preme-
de los fenómenos políticos, más Apén- desde el poder con insistencia.
tafísica. Este mundo debe sustentarse y Este libro ha nacido del fracaso de la
dices y Bibliografía de y sobre Hobbes. establecerse metafísicamente en la enti- izquierda. Constituye una autocrítica
dad actual, realidad última. que explora las condiciones concretas
DWORKIN, Ronaldfdsf »En el capítulo segundo me ocupo de que han conducido al descalabro, a la
El imperio de la justicia los caracteres generales de la entidad dramática ruptura histórica de los movi-
Trad, de Claudia Ferrari, Barcelona, actual. La defino como realidad concre- mientos de izquierda europeos.
Gedisa, 1988, Serie Cla-De-Ma, ta hecha de experiencias y en proceso. El desafío del futuro es encontrar,
Filosofía y derecho, 311 pp.sdfsdf Se cumple en ella la unificación de todo una vez más, la imaginación y la capa-
el ámbito del ser desde el nivel de la cidad colectiva para oponer con fuerza
«¿Cómo puede mandar la ley cuando vida [...] Los tres capítulos siguientes la razón ética de la solidaridad entre los
los libros de derecho son silenciosos, son más concretos y más críticos. Tra- hombres y pueblos a la salvaje razón de
confusos o ambiguos? Este libro estable- tan de esclarecer los fundamentos meta- Estado convertida hoy por la propia iz-
ce en toda su extensión la respuesta que físicos últimos de la entidad actual, en quierda en una máquina implacable.
he estado desarrollando, paso a paso, cuanto autorealizadora (viva) [...] la na-
durante varios años: que el razonamien- turaleza de la creatividad y su concilia-
to legal es un ejercicio de interpretación ción con el Principio ontológico [...] la BRADFORD, Ernie
constructiva, que nuestro derecho con- posibilidad y alcance de la acción crea- En busca de Ulises
siste en la mejor justificación de nues- tiva en libertad [...] Termino con una Barcelona, Muchnik, 1989, 296 pp.,ewweq
tras prácticas legales como un todo, que Conclusión en que valoro y destaco los Col. Literatura, 74
consiste en la historia narrativa que con- puntos notables de este Sistema y mi
vierte a estas prácticas en lo mejor que actitud ante él» (pp. 16 y 17). A bordo de varios sencillos veleros,
pueden ser. [...] Este libro pule, expan- Ernie Bradford siguió, de 1950 a 1960,
de e ilustra esa concepción del derecho. RILKE, Rainer ML' las huellas de Ulises por el Egeo y el
Excava en sus cimientos en una política El libro de horas Mediterráneo. Su propósito era demos-
más general de integridad, comunidad y Ed. bilingüe, trad. y prol. de Federico
adfdf trar que el héroe imaginado por Horne-
fraternidad. Rastrea sus consecuencias Bermúdez-Cañete, Barcelona, Lumen, ro navegó según un curso basado en
para la teoría legal abstracta y luego, 1989, 225 pp., Col. Poesía, 56 conocimientos marinos concretos y
para una serie de casos concretos que atendibles. La Odisea contiene descrip-
surgen del derecho común, de estatutos En este poemario, publicado en 1905 ciones topográficas exactas, que Brad-
y de la Constitución» (p. 11). cuando el autor contaba treinta años de ford ha identificado sirviéndose de to-
SELECCIÓN Y RESEÑA XXXVII

das las técnicas modernas de navega- funciona el 80286 se describen los co- sarrollar aplicaciones dentro del entor-
ción. El resultado es sorprendente: a mandos del lenguaje de este micropro- no del sistema. Los primeros cuatro ca-
medida que el autor cita el texto de cesador, como ejecutar operaciones pítulos presentan las ideas generales del
Hornero, cobran nueva vida los Cíclo- aritméticas que este no incluye directa- lenguaje de programación. Los capítu-
pes y las Sirenas, y la mitología griega mente, como controlar el teclado y la los del 5 al 8 se ocupan de las técnicas
resurge íntegra en un marco geográfico pantalla. Parte importante es todo el de programación más específicas. Los
actual que nos es bien conocido. tema de los macros (miniprogramas in- capítulos 9 y 10 tratan de dos de las
sertados en el programa principal) y técnicas más avanzadas de programa-
todo el tema de las librerías objeto (fi- ción: la relación con programas y man-
LARREA, Juan cheros que contienen subrutinas avanza- datos externos, y el desarrollo de siste-
Versión celeste das). Contiene apéndices y tablas de ins- mas dirigidos por menus. Contiene tres
Ed. de Miguel Nieto, Madrid, Cátedra, trucciones. apéndices con un resumen de las espe-
1989, 355 pp., Col. Letras Hispánicas, cificaciones técnicas del lenguaje FRED
295 y dBASE III.
VAN WOLVERTON
Juan Larrea fue un escritor de cortas y A toda potencia MS-DOS
espaciadas apariciones. Se ganó la con- Trad, de José Manuel Otón, Madrid, DUNCAN, Ray
sideración de los ultraístas, defendió Anaya, 1988, 353 pp. + diskette MS-DOS Avanzado
casi en solitario los postulados creacio- Trad. de J.M. Otón, Madrid, Anaya,
nistas y fue el introductor en España de El libro va dirigido a los que ya llevan 1988, 471 pp. + diskette, Col. Anaya
las avanzadas surrealistas. Aunque su un tiempo trabajando con el DOS y Multimedia
nombre llegó a ser de mención impres- quieren profundizar más en él, aprove-
cindible en España y su influencia pue- chando las posibilidades más avanzadas Este libro va dirigido a programadores
de evidenciarse en los jóvenes Alberti, que éste tiene. Dividido en tres seccio- experimentados en lenguaje ensambla-
Lorca y Aleixandre, sus versos perma- nes, la primera describe algunas técni- dor o C, que estén ya familiarizados
necieron durante décadas en el silencio cas generales para usos avanzados del con la arquitectura de la familia de mi-
y el olvido. DOS (aplicaciones del controlador de croprocesadores Intel 8086/8088/80286.
Versión Celeste es uno de los libros dispositivos, de impresora, utilización Contiene la aplicación necesaria para es-
más singulares de la lírica española con- del DEBUG, etc.). En la segunda sec- cribir aplicaciones de alto rendimiento
temporánea. La mayoría de los poemas ción se aplican las técnicas descritas en bajo MS-DOS y sus derivados. Está di-
están escritos originalmente en francés, la primera a diversos usos específicos vidido en cuatro secciones. En la prime-
acompañados de las traducciones que del ordenador como la creación de un ra se describen los diferentes servicios
de ellos hicieron Luis Felipe Vivanco, sistema de menus. En la tercera se in- de sistema operativo a los programas.
Gerardo Diego, Carlos Barral y el mis- cluyen una serie de apéndices que sirven La segunda sección es una guía de refe-
mo Larrea. Es un libro sin fecha que a modo de referencia rápida. rencia completa de las interrupciones
testimonia una intensa y difícil búsque- MS-DOS. En la tercera se presenta una
da de las verdades fundamentales del referencia de las interrupciones del
espíritu. BIOS IBM PC utilizadas más común-
WAITE, PRATA y MARTIN mente. La sección 4 contiene una refe-
Programación en C. Introducción rencia completa de la «especificación de
FUNDACIÓN UNIVERSIDAD y conceptos avanzados memoria expandida Lotus/Intel/Micro-
EMPRESA Trad, de José Manuel Otón, Madrid, soft».
555 Contratos de investigación Anaya, 1988, 2.a ed. revisada
Universidad-Empresa (1978-1986) y ampliada, 568 pp.
Madrid, Fundesco VV.AA.
Universidad-Empresa, 1987, 187 pp. El objetivo del libro es guiar al lector La agricultura gallega en 1986
por los vericuetos básicos del C. La pri- Dirigido por Gonzalo Fernández,
Este documento informativo comprende mera parte es una guía sencilla para Caja Rural Provincial de Orense,
dos partes: la primera es una descripción aprender el lenguaje. En la segunda par- 1987, 706 pp.
pormenorizada de cada contrato y la se- te se analizan los aspectos más avanza-
gunda un conjunto de tablas estadísticas dos del C, como utilización de estructu- El estudio consta de cuatro capítulos: I.
sobre los datos globales de los contra- ras, cambios de tipo, operaciones con La Economía internacional en 1986; II.
tos, con la lista de las instituciones con- ficheros y manejo de bits en el C. En La Economía Española en 1986; III. La
cretas que los han firmado. esta revisión se incluye el estándar Economía gallega en 1986; y IV. La ac-
ANSÍ C y el lenguaje de programación tividad agraria gallega en 1986.
C+ + .
SCANLON, Leo J.
80286 Programación ensamblador
en entorno MS-DOS SIMPSON, Alan
Trad, de José Félix Rábago, Madrid, Framework. Técnicas avanzadas
Anaya, 1987, 363 pp. y programación en FRED
Trad, de José Luis Alloza, Madrid,
Los que conocen el BASIC y tienen al- Anaya Multimedia, 1987, 347 pp.
guna experiencia en lenguaje ensambla-
dor aprenderán fácilmente a trabajar El libro va dirigido a ususarios del Fra-
con el 80286. Después de explicar cómo mework que estén interesados en de-
XXXVIII SELECCIÓN Y RESEÑA

MARTÍN GARCÍA, Paloma como a depurar programas grandes es- VV.AA.


Europa y la empresa critos en ensamblador. Guía de la Inspección comercial de
Madrid, Fundación la carne
Universidad-Empresa, 1988, 94 pp., Madrid, Ministerio de Sanidad y
Col. Monografías profesionales 152 BRUNO, Giordano Consumo, vol. 1, 1986, 279 pp.,
La cena de las cenizas Col. Ordenación y Control del
DESCHAMPS, Gonzalo Trad, y exordium de Ernesto Schettino Consumo
Europa y la investigación M., San Lorenzo del Escorial, Swan,
Madrid, Fundación 1984, 135 pp., Col. «Torre de la El objetivo primordial de esta Guía ha
Universidad-Empresa, 1988, Botica», 5 sido recopilar, ordenar y difundir los
Monografías profesionales 153, conocimientos sobre carne fresca, con-
124 pp. Publicada en 1584 es la primera obra siderados fundamentales para los ins-
filosófica y científica de Bruno. La idea pectores y de interés para los manipula-
La primera de las obras trata de la situa- primordial de la obra es lo que podría- dores y consumidores de carne. En este
ción de las empresas en el mercado inte- mos denominar la «anti-física», es decir, primer volumen se tratan los aspectos
rior que se pretende instaurar en 1992, una revolución contra la física de Aris- más generales de la carne fresca, en
analizando después las medidas especia- tóteles. La filosofía de Bruno tiene un cuanto concierne a su obtención, mer-
les que la Comunidad está dispuesta a doble propósito: derruir mediante la crí- can tilización e inspección comercial, y
adoptar en favor de las PYMES. tica el edificio de la cosmología aristo- los particulares correspondientes a la de
télica imperante y construir una nueva los animales de abasto incluidos en el
La segunda presenta las actividades a partir de las teorías copernicanas. grupo «rumiantes».
de I + DT de la comisión Europea el
programa marco de Acciones comunita- J.A.C.
rias de I + DT 1987-1991. VV.AA.
Los productos industriales.
VV.AA. Inspección y Control
FLUDD, Robert Control e inspección de frutas Madrid, Ministerio de Sanidad y
Claves para una teología del y hortalizas frescas Consumo, 1986, 362 pp., Col.
Universo Madrid, Ministerio de Sanidad Ordenación y Control del Consumo
Ed. de J. Godwin, trad, de G. Lorenzo, y Consumo, 1986, 235 pp., Col.
San Lorenzo del Escorial, Swan, 1987, Ordenación y Control del Consumo El libro recoge parte de las ponencias
166 pp., Col. «Torre de la Botica», 10 (las dedicadas a productos industriales)
Los diferentes autores, la mayor parte de las IV Jornadas de Formación de
Fludd es un eslabón del esoterismo cris- técnicos de la Administración y exper- inspectores de Consumo.
tiano, en desacuerdo con las iglesias es- tos en cada una de las áreas selecciona-
tablecidas cuya autoridad desafió (en su das, van tratando a lo largo del libro
caso más con el «Colegio de médicos»). temas relacionados con la inspección de CAJAL
El libro, con profusión de grabados los llamados perecederos vegetales. En Antología
consta de los siguientes comentarios: 1) el libro se presentan las conferencias Ed. de José M.a López Pinero,
El Macrocosmos; 2) La Cabala; 3) Pirá- dictadas por los autores en unas Jorna- Barcelona, Península, 1986, 274 pp.,
mides y Monocordios; 4) Vientos y «ba- das de Formación para inspectores de Col. Textos Cardinales, 3
rómetros»; 5) El Hombre, el Microcos- Consumo.
mos; 6) La imitación de la Naturaleza; La obra recoge textos de Cajal más in-
y 7) Las Artes Microcósmicas. Contie- teresantes desde el punto de vista cien-
ne además una bibliografía de obras de GRUPO WAITE tífico y algunos de ellos difíciles de en-
y sobre Fludd. Redes locales. Teoría y práctica contrar y que son interesantes tanto
Trad, de Manuel J. Betancor, Madrid, para el historiador de la Ciencia en ge-
Anaya, 1987, 287 pp., Col. Anaya neral como para el que se interese por
NORTON, Peter y SOCHA, John Multimedia la histología en particular. El editor en
Guía del programador ensamblador la presentación hace una exposición de
para IBM, PC, XT, AT y compatibles El libro pretende ser una introducción la obra científica de Cajal. Este es todo
Trad, de José Félix Rábago, Madrid, general a las redes locales, consta de lo contrario de un clásico científico olvi-
Anaya, 1988, 409 pp. + diskette nueve capítulos y cuatro apéndices. El dado y está en la línea de los grandes
capítulo uno introduce las redes locales creadores de modelos que sirven de nú-
Comezando por el principio, este libro de forma sencilla. El capítulo dos des- cleos de cristalización a las ciencias bio-
sirve para aprender a trabajar en len- cribe el plan maestro de IBM para co- lógicas. Además, sus trabajos continúan
guaje ensamblador. Está dividido en nectar todos los ordenadores en la ofi- siendo consultados y citados por los
tres partes. La primera parte trata del cina del futuro dentro de una red. El científicos actuales de todo el mundo en
microprocesador 8088 y se conoce a tra- tres detalla la primera red local de IBM: relación con cuestiones muy concretas,
vés de saber manejar el programa DE- la PC Network y el cuatro ya trata de la aparte de serlo también por motivos
BUG. La segunda parte es ya sobre len- red más sofisticada de IBM: la Token- doctrinales de carácter general.
guaje ensamblador y la forma de escri- Ring Network. Los tres siguientes capí-
bir programas en este lenguaje, simpli- tulos están dedicados al programa PC
ficando así el proceso de programación. LAN, el software de ambas redes de
La parte tercera profundiza en las carac- IBM. Los dos últimos capítulos introdu-
terísticas más avanzadas de los PC así cen conceptos más avanzados.
SELECCIÓN Y RESEÑA XXXIX

MURILLO FERROL, Francisco lugar a lo largo de un período de tiem- zón, utopía y la dialéctica de la ilustra-
Ensayos sobre sociedad y política po que va de 1979 a 1981, se aunan las ción, de Albrecht Wellmer; La psique
Ed. de M. Beltrán, Barcelona, múltiples facetas del personaje: el com- «al termidor» y el renacimiento de la
Península, 1987-1988, 2 vols., Col, positor, el hombre, el organizador, el subjetividad rebelde, de Jürgen Haber-
Homo sociológicas, 39, 44 apasionado investigador, el maestro ri- mas; El criticismo neoconservador de la
guroso y sin prejuicios. cultura en los Estados Unidos y en Ale-
La obra del profesor Francisco Murillo mania Occidental: un movimiento inte-
constituye uno de los pilares más sólidos lectual en dos culturas políticas, de Jür-
de la ciencia política y de la sociología ARNAU AMO, Joaquín gen Habermas; ¿Razón sin revolución?
moderna que tiene España. Los traba- Música e historia. Los fundamentos La Theoria des communikativen Han-
jos estaban dispersos en muchas fuentes de la música occidental delns de Habermas, de Anthony Gid-
y la parte recogida en este primer volu- Valencia, Universidad Politécnica. dens; Habermas y el modernismo, de
men permite valorar en parte la tarea Servicio de Publicaciones, 1988, 297 pp. Martin Jay; Razón y felicidad: algunos
realizada por el profesor Murillo y reco- temas psicoanalíticos de la Teoría, de
gida aquí por su discípulo Miguel Bel- Este libro ha sido pensado y escrito para Joel Whitebook; Habermas y Lyotard
trán. «La selección de lo aquí recogido aquellos a quienes gusta la Música —con sobre la posmodernidad, de Richard
respecto de lo omitido podrá ser valora- mayúsculas— y ello les mueve a cono- Rorty; Reflexión sobre la racionaliza-
da como más o menos acertada: asumo cerla un poco más y mejor. Porque su- ción en la Teoría de la Acción Comuni-
gustoso elogios y reproches ante la con- cede a menudo que, a propósito de la cativa, de Thomas McCarthy; y Cuestio-
vicción de que al compilar este libro Música, el placer se adelanta al enten- nes y contracuestiones, de Jürgen Ha-
estoy haciendo un servicio importante a dimiento, y este libro se propone pro- bermas.
muchos lectores que por la antigüedad veer a ese entendimiento, supuesto el
de algunas fuentes y la dispersión de placer, para aumentarlo. Todo lo que
otras, posiblemente nunca hubieran te- en él se cuenta, en un orden de mayor BOURDIEU, Pierre
nido acceso a muchos de los trabajos a menor antigüedad, viene referido a La distinción. Criterios y bases
aquí incluidos.» músicas que nos es dado escuchar aquí sociales del gusto
y ahora. Por eso, a cada comentario Trad. M." del Carmen Ruiz de Elvira,
individual de las obras, o de sus partes, Madrid, Taurus, 1988, 568 pp.,
ORTIZ RAMOS, C. tomadas como referencias, le acompaña Col. Ensayistas, 259
Voces narrativas y personajes un número encerrado en un círculo que
en «Mazurca para dos muertos» de remite a la Discografía relacionada al El libro está dividido en tres partes,
C.J. Cela final del libro. una conclusión y un postscriptum. La
Pres. de C.J. Cela, pról. de F.J. Díaz Aunque trate de la Música a lo largo primera titulada «Crítica social del jui-
de Castro, Palma de Mallorca, de su Historia, esta obra no es con pro- cio del gusto», partiendo de una serie
Intermezzo, 1988, 143 pp., piedad una Historia de la Música, en un de «items» culturales, se va trazando la
Col. de Cámara, 1 sentido documental o enciclopédico. El preferencia que la gente siente por ellos
objeto de este trabajo es la Música en y cómo ésta depende o está relacionada
La autora ha ido desvelando a través de tanto que ella es algo presente: algo que con los estudios que ésta tiene. La se-
este texto el lenguaje, la infinidad de oímos ahora y ahora nos conmueve. De gunda titulada «La Economía de las
los personajes, la visión poliédrica de las músicas no escritas con escrituras le- prácticas», pone de manifiesto que esta
un momento de la historia española re- gibles para nosotros y de las cuales sólo relación para marcar «diferencias» ya
ciente y de una realidad espacial y cul- se poseen noticias indirectas, imagina- no es entre «items» u objetos cultura-
tural muy concreta, la Galicia de los bles pero inaudibles, se prescinde. les particulares sino con «cosas» más
años treinta y, sobre todo, la compleja El autor es catedrático de Estética y «corrientes» como puede ser la comida,
estructura de las voces narrativas que Composición y Director del Departa- tipo de vacaciones, cuidados del cuerpo,
tejen un discurso cambiante y, por ello mento de Composición y Proyectos Ar- etc. La tercera se titula «Gustos de cla-
mismo, densísimo, y le dan su forma quitectónicos en la ETS de Arquitectu- se y estilos de vida» es un estudio más
peculiar a esta magnífica novela de ra de Valencia. Ha dictado cursos y con- amplio de relación de lo que configura
Cela. ferencias de musicología en distintos un «habitus» de vida, producto de un
centros, es crítico musical de El País y «capital cultural» con la pertenencia a
colaborador musical de distintos perió- una clase.
TANNENBAUM, M. dicos, revistas especializadas y radio. «Los sujetos enclasantes que enclasan
Stockhausen: entrevista las propiedades y las prácticas de los
sobre el genio musical demás, o las suyas propias, son también
Trad, de Carlos Alonso, Madrid, VV.AA. objetos enclasables que se enclasan (a
Turner, 1988, 110 pp. Habermas y la modernidad los ojos de los demás) al apropiarse de
Trad. de F. Rodríguez Martín, Madrid, unas prácticas y unas propiedades ya
Karlheinz Stockhausen, probablemente Cátedra, 1988, 346 pp., Col. Teorema enclasadas (como vulgares o distingui-
el compositor contemporáneo más ad- das, elevadas o bajas, pesadas o ligeras,
mirado y criticado, reafirma los dere- Los ensayos contenidos en este volumen etcétera, es decir, en último análisis, po-
chos irrenunciables de la creatividad y han sido publicados en Praxis Interna- pulares o burguesas) según su distribu-
la inventiva frente a las imposiciones tional, portavoz del grupo yugoslavo ción probable entre unos grupos a su
del mercado y el consumo. En su colo- Praxis, formado por filósofos y científi- vez enclasados; las más enclasantes y
quio con Mya Tannenbaum, cuyo texto cos sociales, cuyos ideales tienen mucho las mejor enclasadas de esas propieda-
ha sido sometido a una meticulosa revi- en común con los de Habermas. Los des son, evidentemente, las que están
sión del propio Stockhausen, y que tuvo ensayos contenidos en el libro son: Ra- expresamente designadas para funcio-
XL SELECCIÓN Y RESEÑA

nar como signos de distinción o marcas indagación sobre lo precario de la exis- tud individualista y, por tanto, aristocrá-
de infamia, estigmas, y sobre todo los tencia humana y el sentido de la con- tica, a la vez que desprecia la moral
nombres y los títulos que expresan la ducta, y sobre la literatura como forma egoísta y mediocre del hombre moder-
pertenencia a las clases cuya intersec- capaz de apresar y manifestar adecuada- no y reivindica frente a éste el culto del
ción define en un momento dado del mente esa experiencia esencial, y hasta genio, el entusiasmo por lo grande y lo
tiempo la identidad social —nombre de de darle un sentido. sobrehumano, por el héroe titánico, por
la nación, de la región, de la etnia o de el superhombre amante de las alturas
la familia, nombre de la profesión, titu- alejadas del mundo y que proclama la
lación académica, títulos honoríficos, BANFI, Antonio soledad como la más alta forma de soli-
etcétera» (492). Filosofía del arte daridad. Para los románticos la libertad
Selec., int rod., y notas de D. significaba el triunfo del individuo sobre
Formaggio, pról. de Livio Sichirollo, los convencionalismos y los prejuicios
ORZA SEGADE, J.M. (coord.) trad. de A.-P. Moya, Barcelona, éticos y artísticos del legado ilustrado.
Láseres Península, 1987, 440 pp., Col. »Finalmente, es conveniente decir
Madrid, CSIC, 1986, 313 pp., Historia, Ciencia, Sociedad, 205 que Universitas entiende el romanticis-
Col. Nuevas Tendencias mo dentro del amplio concepto de una
La obra recoge numerosos trabajos iné- «forma de ser», forma de ser que debe
LARRAGA, V., FRESNO, M. ditos de Banfi. Está dividida en tres par- guiar a la persona en todos los aspectos
y ENJUANES, L. (coords.) tes. La primera titulada «Teórica» orde- de su vida, marcando su carácter y su
Inmunología na cronológicamente la aportación del manera de vivir; por lo tanto, y conse-
Madrid, CSIC, 1987, 353 pp., autor a la teoría del conocimiento esté- cuente con este planteamiento, Univer-
Col. Nuevas Tendencias tico, es la parte que mejor recoge su sitas incluye en este monográfico una
pensamiento. En la segunda titulada visión lo más diversa y amplia posible
VICENTE, M. y RENART, J. (coords.) «Histórica» se recogen una serie de es- del fecundo campo del romanticismo eu-
Ingeniería Genética critos de temática histórica, tanto de ropeo, tanto a nivel artístico como filo-
Madrid, CSIC, 1987, 288 pp., obras como de escritos teóricos, con- sófico, histórico o literario, aspirando a
Col. Nuevas Tendencias temporáneos o anteriores. La tercera presentar al lector, de manera plural y
parte etiquetada como «Apéndices» re- rigurosa la concepción romántica del
FRAGA, Serafín (coord.) copila algunos de los apuntes de clase mundo.»
Química Teórica de algunos de los cursos universitarios. Para cualquier correspondencia con la
Madrid, CSIC, 1987, 341 pp., revista dirigirse al apartado de correos
Col. Nuevas Tendencias 5003, 08008 Barcelona.
Universitas
LAFUENTE, A. y SALDAÑA, J. N.°2-3, 1989
Historia de las Ciencias Estudis d'Histöria económica
Madrid, CSIC, 1987, 240 pp., Número monográfico dedicado al Ro- 1988, 2
Col. Nuevas Tendencias manticismo. Entresacamos algunos apar-
tados de la presentación que hace su di- El número contiene los siguientes estu-
El objetivo de esta colección es dar a rector Tamel de Pablos: dios: «Modelos económico-sociales para
conocer en forma de libros y en colabo- «Reunimos dentro de este número la prehistoria mallorquína»; «La indus-
ración con investigadores de otras insti- 2-3, primero monográfico de Universi- tria rural textil en la Mallorca moderna:
tuciones los resultados presentados en tas, un enfoque global y heterogéneo producción y formas de comercializa-
forma sistemática, de algunas de las in- del Movimiento Romántico y de su cos- ción interior»; «Asseguranees i canvis
vestigaciones que produce el CSIC. En movisión. Con el siglo XIX, el espíritu marítims a Mallorca: les corhpanyies
estos libros se intenta dar un cuerpo de revolucionario que surgió en Europa a (1660-1680)»; «La metalurgia ligera en
doctrina y al mismo tiempo dar a cono- fines del XVIII, es decir, las ideas y los el País Vasco. Análisis de un modelo
cer de forma pública lo que hasta ahora sentimientos que encontraron una triun- local: las fraguas de Ochandiano en el
había estado confinado al solo ámbito fante afirmación en la Revolución fran- siglo XVIII»; «La elaboración de una
de los investigadores y de las revistas cesa, alcanzaron su plenitud y represen- base de datos para la cuantificación del
especializadas. taron una auténtica renovación en la comercio libre entre España y América»
concepción del mundo, a la vez que fun- y «El burgués/la burguesía como con-
damentaron poderosamente los cimien- cepto y realidad».
LOZANO MARCO, M.A. tos de la modernidad, provocando por Es una publicación del Grup d'Estu-
La literatura como intensidad. toda Europa grandes temores y grandes dis d'Histöria Económica, Apartado
Seis lecciones (Clarín, Unamuno, esperanzas. Ineludiblemente, tenía que 1668, Palama de Mallorca.
Azorín, Miró, Pérez de Ayala) nacer un mundo nuevo.
Alicante, Caja de Ahorros »Rebelde al gregarismo acomodaticio
Provincial de Alicante, 1988, 115 pp. y al fariseísmo dogmático y generaliza- Apertura. Cuadernos
dor del pensamiento ilustrado, entre la de Psicoanálisis
Se reúnen seis ensayos de crítica litera- autoridad limitadora y despótica y el N.°4, marzo 1989
ria del autor bajo el signo de la intensi- avance progresivo del la Libertad, el ro-
dad, denominador común de los autores mántico pretende la crítica de la socie- Presenta los estudios titulados: «Final
y obras que en ellos se estudian: inten- dad y de la época en que vive, y al de un adiós»; «Verdad y fin de análisis»;
sidad verbal como expresión de una mismo tiempo afirma su voluntad de es- «La sublimación en la dirección de la
compleja e intensa visión del mundo, capar de la uniformidad que trae consi- cura»; «El campo pasional de la psico-
producto de la propia experiencia vital; go la Revolución, adoptando una acti- sis»; «La "supremacía" del significante»;
XLI

y «Acerca de la interpretación» dentro


del apartado «Aproximaciones». La sec- Noticias Dinalivro (Lisboa)
AL VES DAS NEVES, Joáo, O movimento
futurista em Portugal, 1987 (2.a ed. revisada
ción «Clínica» contiene: «Morir de
amor: Un Werther moderno»; «¿Estruc-
tura de la perversión?»; «Síntoma, fobia
de edición y ampliada), 220 pp.
Diputación Foral de Álava
e interrupción de análisis»; «El inicio (Vitoria-Gasteiz)
de un análisis»; y «... como se termina ITURRATE SAENZ DE LAFUENTE,
un análisis». José, Santuarios de Oro y Jugatxi. Zuya,
Es una publicación de Apertura-Estu- 1989, 84 pp.
Agrupación Hispana de Escritores RUIZ DE LOIZAGA, Saturnino, Repobla-
dio e Investigación en Psicoanálisis. C/ ción y religiosidad en el Occidente de Álava
Mallorca, 306, 7.° 3.a, 08037 Barcelona. (Alcorcen)
MARRODAN, Mario Ángel, Ritos del Paso (siglos IX-XII), 1989, 225 pp.
(De «Sociedad de Adán»), 1989, 24 pp., Col. Diputación Provincial de Ciudad Real
Cuadernos de poesía. Alisma, 8. LÓPEZ MARTÍNEZ, José, Las imágenes
Rosa Cúbica. Revista de Poesía
Akal (Madrid) sucesivas, 1989, 158 pp., Col. Biblioteca de
N.°2, invierno 1988-1989 Autores Manchegos, 53.
CHÁTELET, F. y MAIRET, G. (eds.), His-
toria de las ideologías. De los faraones de SANCHO CALATRAVA, José A., Eleccio-
Bajo el título general de La forma de la nes en la II República. Ciudad Real (1931 a
Mao, 1989, 751 pp., Col. Akal Universitaria,
luz el número presenta el texto bilingüe 130. 1936), 1988, 324 pp., Col. Biblioteca de Au-
del gran heterodoxo del cubismo Robert FORREST, W.G., Los orígenes de la demo- tores Manchegos, 50.
Delaunay. Sobre la luz, escrito en 1912, cracia griega. La teoría política griega entre Diputación Provincial de León
y poemas de Joan Brossa, Alfonso Ale- el 800 y el 400 a.C., 1988, 215 pp. ilust., Col. MANZANO, Miguel, Cancionero leonés,
gre Heitzmann, Joaquín Puig, Andrés Akal Universidad, 123. vol. I, 1988, 2 vols.
Sánchez Robayna y Albert Ráfols-Casa-
Anthropos (Barcelona) Diputación Provincial de Málaga
mada. Una segunda parte del número RIZZO, C., Popocatepetl. Texto irreal, 1989, OVANDO Y SANTARÉN, Juan de la Vic-
está dedicado a Marina Tsvetáieva: el 12 pp., Col. Ámbitos Literarios/Poesía, 94. toria, Poemas lúgubres. «Corpus elegiacum»
artículo de E. Burgos, «Marina Tsve- HEIDEGGER, M., Hölderlin y la esencia en memoria de la muerte de su esposa, ed.,
táieva: la palabra o la revolución solita- de la poesía, Ed., trad, y comentarios de introd. y notas de Cristóbal Cuevas García,
ria», Elegía a Marina Tsvetáieva, de J.D. García Bacca, 1989, 88 pp., Col. Pensa- 1989, 142 pp., Col. Clásicos Malagueños, 5.
R.M. Rilke y algunos poemas de la au- miento Crítico/Pensamiento Utópico, 46. MORALES MUÑOZ, M., Málaga, la me-
tora. moria perdida: los primeros militantes obre-
Biblioteca Nueva (Madrid) ros, pról. de A. Nadal, 1989, 171 pp., Col.
La redacción de la revista está domi- LAFOURCADE, A., La bomba psicológica
ciliada en el Passeig de Sant Joan, 50, Biblioteca Popular Malagueña, 41.
como camino de superación (Teoría y práctica
pral. 2.a, 08010 Barcelona. de Psicología Fundamental), 1988, 165 pp. Edhasa (Barcelona)
—, De como todo se compensa, cambia y pue- LE GÜÍN, Úrsula K., El eterno regreso a
de transformarse (Teoría y práctica de Psico- casa, 1989, 638 pp + 3 h., Col. Fantásticas.
Acontecimiento. Órgano logía Fundamental), 1988, 160 pp. NADOLNY, Sten, El descubrimiento de la
de expresión del Instituto —, La obra o influencia de todos y cada uno lentitud, 1989, 282 pp. + 2 h., Col. Narrati-
(Teoría y práctica de Psicología Fundamen- vas.
Emmanuel Mounier tal), 1988, 167 pp.
N.° 13, enero 1989 Edicions 62 (Barcelona)
Cátedra (Madrid) CANDEL, Francesc, La nova pobresa, 1988,
El número está centrado en «El proble- KUTSCHERA, F. von, Fundamentos de éti- 255 pp., Col. Llibres a l'abast, 240.
ma del mal» y presenta los siguientes ca, 1989,335 pp., Col. Teorema. Serie Mayor.
GARCÍA BERRIO, Antonio, Teoría de la
Fundesco (Madrid)
estudios: «El mal en la cultura del bien- VÁZQUEZ, Gonzalo (ed.), Los educadores
literatura (La construcción del significado
estar»; «De la plusvalía al progreso: pre- y las máquinas de enseñar. Creencias y valo-
poético), 1989, 526 pp., Col. Crítica y Estu-
sente, pasado y futuro del mal social»; raciones ante la innovación tecnológica, 1989,
dios literarios.
«El mal es inhumano. Notas para una 275 pp., Los Libros de Fundesco. Col. Estu-
BLÁZQUEZ, J.M.a, LÓPEZ MELERO, R.
antropología del mal»; «Ontología y dios y Documentos.
y SAYAS, J.J., Historia de Grecia Antigua,
teología del mal»; «Apostar por el bien 1989, 1.131 pp. Gedisa (Barcelona)
mirando hacia adelante». LEZAMA LIMA, José, Oppiano Licario, JOSEPH, Isaac, El transeúnte y el espacio
En la sección «Testimonio» ofrece las ed. de César López, 1989, 457 pp., Col. Le- urbano, 1988,159 pp., Col. El mamífero par-
respuestas de dos personas a un cuestio- tras Hispánicas, 263. lante.
nario sobre el tema y en «Selección bi- SILVER, Philip W., De la mano de Cernu- WATZLAWICK, Paul y otros, La realidad
da, coedic. con Fundación Juan March, 1989, inventada, 1988, 278 pp., Col. El mamífero
bliográfica» se habla de «algo de lo mu- 126 pp., Col. Crítica literaria. parlante.
cho escrito sobre el mal».
Cincel (Madrid) Credos (Madrid)
CHACÓN FUERTES, Pedro, Bergson o el MORRIS, C.B., Una generación de poetas
tiempo del espíritu, 1988, 225 pp., Col. Serie españoles (1920-1936), versión española de
Historia de la Filosofía, 43. A.R. Bocanegra, 1988, 327 pp., Col. Biblio-
teca Románica Hispánica. II. Estudios y En-
CSIC (Madrid) sayos, 357.
SÁNCHEZ RON, José M. (Coord.), 1907 a ZÁMBONI, Alberto, La etimología, versión
1987. La junta para la ampliación de estudios española de Pilar García Mouton, 1988, 319
e investigaciones científicas 80 años después, pp., Col. Biblioteca Románica Hispánica. II.
1989, 2 vols., Col. Estudios sobre la ciencia, 5. Estudios y Ensayos, 358.
Devenir (Madrid) Grijalbo (Barcelona)
RINCÓN, Vicente, Poemas de amor en el MORALES, Gregorio, La cuarta locura,
tiempo, 1989, 59 pp., Col. Serie poesía, 22. 1989, 370 pp., Col. El espejo de tinta.
XLII NOTICIAS DE EDICIÓN

MORAVIA, Alberto, El viaje a Roma, trad, y Química, coedic. con Laia (Barcelona), DÍAZ MURUGARREN, J., La Religión y
de Atilio Pentimalli, 1989, 258 pp., Col. El 1989, 268 pp., Col. Cuadernos de Pedagogía. los «Maestros de la Sospecha», 1989, 211 pp.,
espejo de tinta. LANGFORD, Peter, El desarrollo del pen- Col. Paradosis, 5.
samiento conceptual en la escuela primaria, SIMPOSIO DE GERONTOLOGÍA DE
Gustavo Gilí (Barcelona) coedic. con Paidós (Barcelona), 1989, 158 CASTILLA Y LEÓN, I, Hacia una vejez
LAMPUGNANI, V.M. (ed.), Enciclopedia pp., Col. Temas de educación, 13. nueva, 1988, 523 pp., Col. Aletheia, 7.
GG de la arquitectura del siglo XX, 1989, SMITH, C.B. y DAHL, K.L., La enseñanza COLOQUIO TEOLÓGICO DOMINICA-
414 pp. ilust. de la lecto-escrítura: Un enfoque interactivo, NO, Kairós: llamada urgente a la solidaridad,
RICH, E., Inteligencia artificial, 1988, 446 coedic. con Visor, 1989,162 pp., Col. Apren- 1989, 123 pp., Col. Cuadernos Verapaz, 3.
pp., Col. Ciencia informática. dizaje.
JOHNSON, P. y WIGLEY, M., Arquitectu- Serbal (Barcelona)
ra deconstructivista, 1988, 103 pp. Montesinos (Barcelona) CANICIO, Víctor, La fiebre amarilla, 1989,
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Historia 16 (Madrid) tas sin respuesta y problemas sin solución, FERNÁNDEZ-CAVIA, José, Correspon-
TUSELL, Javier, La España de Franco. El 1989,119 pp., Col. Biblioteca de Divulgación dencia, 1989, 60 pp., Col. Espadaña, 15.
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rante el franquismo, 1989, 251 pp., Col. Bi- Siruela (Madrid)
blioteca Historia 16, 1. Muchnik (Barcelona) C ALVINO, ítalo, Seis propuestas para el
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ratura, 79. CHRETIEN DE TROYES, El cuento del
Imprensa Nacional-Dasa da Moeda Gríal. Y sus continuaciones, pról. y trad, del
(Lisboa) Nerea (Madrid) Cuento del Grial por Martín de Riquer, trad.
BERARDINELLI, Cleonice (ed.), Alvaro FUMAGALLI, V., Cuando el cielo se oscu- de las Continuaciones e índices por Isabel
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cias en el ciclo inicial, coedic. con Aliorna ARINTERO, Juan G., Evolución mística, MELÓ E CASTRO, E.M., Poética dos meios
(Barcelona), 1988, 183 pp. + 3 h., Col. Teo- 1989, 477 pp., Col. Biblioteca de Teólogos e arte high tech, 1988, 86 pp. + 12 ilust.
ría y práctica, 4. Españoles, 35.
SAUNDERS, R., BINGHAM, NEUW- BRUFAU PRATS, Jaime, La Escuela de Sa- Vicens Vives (Barcelona)
lamanca ante el descubrimiento del Nuevo FULLAT, Octavi, La filosofía. Problema y
MAN, A.M., Perspectivas piagenitanas en la concepto, 1988,117 pp., Col. Vicens bolsillo,
educación infantil, coedic. con Morata, 1989, Mundo, 1989, 181 pp., Col. Biblioteca de
Teólogos Españoles, 33. 20.
350 pp.
HIERREZUELO MORENO, J. y MONTE- CASAS, Fray Bartolomé de las, Brevísima Zúñiga y Cabal (San José, Costa Rica)
RO MORENO, A., La ciencia de los alum- relación de la destrucción de África, 1989, AGUILAR, Marco, Emboscada del tiempo,
nos. Su utilización en la didáctica de la Física 298 pp., Col. Los dominicos y América, 3. 1988, 70 pp., Col. Santamaría.
XLIII

Comunicación
CUADERNOS
HISPANQ\MERICANOS
científica
y cultural
XII Congreso Mundial de Sociología

Organizado por la Asociación Interna-


cional de Sociología se celebrará en Ma-
drid durante los días 9 a 13 de julio de
DIRECTOR 1990.
Félix Grande Las investigaciones del Congreso se
JEFE DE REDACCIÓN centran en el tema general «Sociología
Blas Matamoro para un mundo: unidad y diversidad» y
se han iniciado ya los trabajos a partir
de los siguientes comités de investiga-
ción: Fuerzas Armadas y resolución de
conflictos; Economía y sociedad; Inves-
tigaciones sobre la comunidad; Sociolo-
gía de la educación; Relaciones étnicas,
Los negros en América raciales y de las minorías; Investigacio-
Escriben
nes sobre la familia; Investigaciones fu-
turológicas; Historia de la sociología;
Antonio BENÍTEZ ROJO, Salvador BUENO, Bruno Rosario CANDELIER, Adela DU- Práctica social y transformaciones socia-
BINOVSKY, Juan Carlos ESTENSSORO, Rolando HERNÁLDEZ MORELLI, Rafael FAL- les; Participación, control de los traba-
CÓN, Aníbal GONZÁLEZ, Shirley JACKSON, Adriana LEWIS GALANES, William jadores y autogestión; Sociología de la
LUIS, Matías MONTES HUIDOBRO y Nicomedes SANTA CRUZ vejez; Sociología del derecho; Sociolo-
gía del ocio; Sociología de la comunica-
Volumen de 298 páginas 1.500 pesetas
ción, el conocimiento y la cultura; So-
ciología de la salud; Sociología de los
movimientos nacionales y del imperia-
lismo; Sociología de las organizaciones;
Carlos III y América Sociología política; Sociología de la po-
breza, del bienestar y de la política so-
Escriben cial; Sociología comparativa; Desarrollo
Pedro A. VIVES, Ovidio GARCÍA REGUEIRO, Pedro PÉREZ HERRERO, José A. FE- regional y urbano; Sociología de la reli-
RRER BENIMELI, Manuel MORENO ALONSO, Carlos D. MALAMUD, Julio ALBI, gión; Sociología de la ciencia; Ecología
Francisco de SOLANO, Manuel LUCENA GIRALDO, Salvador BERNABEU, Leopol- social; Sociolingüística; Sociotécnica;
do CASTEDO, Guillermo C. MIRA, María C. GARCÍA SAIZ, Francisco AGUILAR Sociología del deporte; Estratificación
PIÑAL, Miguel BATLLORI social; Desviacionismo y control social;
Sociología del trabajo; Sociología de las
Volumen de 273 páginas 1.000 pesetas migraciones; Mujeres y sociedad; Lógi-
ca y metodología en la sociología; So-
ciología de la juventud; Comité sobre el
análisis conceptual y terminológico;
Teoría e investigación sobre la aliena-
ción; Sociología de las artes; Biografía
y sociedad; Sociología de los desastres;
Tarifas de suscripción anual: Sociología rural; Sociología de la pobla-
España: 4.500 pesetas. - Europa: 45 U$S marítimo y 60 U$S aéreo. - Estados Unidos, ción; Psicología social.
África, Asia y Oceania: 45 U$S marítimo y 90 U$S aéreo. - Iberoamérica: 40 U$S marí- El «Comité Español para la Organi-
timo y 85 U$S aéreo. - Precio deJ ejemplar (en España): 400 pesetas. zación del Congreso Mundial de Socio-
logía» (CECOMS) tiene su sede en Al-
gonso XII, 18, 5.°. 28014 Madrid.
Las señas de la secretaría de la Aso-
ciación Internacional de Sociología son:
INSTITUTO DE COOPERACIÓN IBEROAMERICANA C/ Pinar, 25. 28006 Madrid.
AVENIDA DE LOS REYES CATÓLICOS, 4. 28040 MADRID
Redacción y Administración, teléfono (91) 244 06 00 (ext. 267 y 396)
XI Curso de Música Barroca y Rococó

Organizado por la Asociación «Música


Barroca» de Madrid (C/ Francisco de
XLIV COMUNICACIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL

Rojas, 9, 5.° dcha. E. 28010 Madrid. no debe conducir a la erradicación de El plazo de admisión termina el día
Tel. 448.31.15) se desarrollará en San los particularismos. 17 de agosto.
Lorenzo de El Escorial entre el 21 de — Aceleración de intercambios de es-
agosto y el 2 de septiembre del presente tudiantes y profesores europeos, en el «Barcarola»: Dossier Marcel Proust
año. marco de los programas existentes y su
Se impartirán enseñanzas de canto, ampliación. El número 29 de esta magnífica revista
flauta de pico y conjunto, flauta trave- — Puesta en marcha, en sus centros de creación literaria que patrocina el
sera barroca, etc., y los cursos monográ- respectivos, de bancos de datos universi- Ayuntamiento y la Diputación provin-
ficos siguientes: tarios. cial de Albacete presenta, además de
a) «Madrid visto y sentido», por — Movilización de los medios de co- las secciones habituales «Poesía», «El
A. Ruiz Tarazona. municación en favor de la conciencia hábito del verso», «Narrativa», «Tra-
b) «Cómo nació una orquesta: la europea y para una defensa más activa ducciones inéditas», «Conversación
transformación del conjunto instrumen- de la creación cultural europea. con...» y «Magazine Barcarola», un in-
tal de la Real Capilla de Madrid teresante y amplio dossier dedicado a
(1676-1756)», por B. Kenyon de Pas- M." Ángeles Martín Marcel Proust que contiene, entre otros
cual. los estudios de F. Umbral, «El tiempo
— «Opera y Zarzuela en el Madrid Encuentros de Filosofía en Denla detenido»; J. del Prado, «Proust y la
del siglo XVIII», por A. Martín Moreno. necesidad hermenéutica, aún»; R. Con-
— «Boccherini en Madrid», por La novena edición de los Encuentros se té, «Marcel Proust: los límites del ge-
A. Gallego celebró a finales de abril del presente año nio»; FJ. Hernández, «Por el camino
c) «El placer de afinar», por R. von y se centró en el tema «Giordano Bruno: de Swann o la redención por el arte»; y
Nagel. "La expulsión de la bestia triunfante" y A. Verjat, «Del atajo».
Está prevista también la celebración "De los furores heroicos"». El programa
de diez conciertos de música de la épo- preveía las siguientes ponencias: Fuentes para la historia de la Unión
ca en el Real Coliseo de Carlos III de «Elementos talismánicos en "La General de Trabajadores
San Lorenzo de El Escorial. Prim" de Boticelli», por A. Centelles; Con este título la Editorial Pablo Igle-
«El lugar de la mente», por A. Palao; sias ha publicado una guía-catálogo que
Hacia una Europa cultural «El amor lo es todo», por G. Fabra; «recoge, de forma exhaustiva, toda la
«Lo único y lo múltiple: la determina- documentación histórica de la UGT de-
Durante los días 4 y 5 de marzo se ce- ción de la indiferencia», por J.P. Pons; positada en archivos, bibliotecas y he-
lebró en la Universidad degli Studi de «¿El poder eclesiástico excluye?», por merotecas de España y del extranjero.
Florencia el tercer encuentro de intelec- G. Puente Ojea; «Bruno: entresijos de Los fondos principales que han sido es-
tuales europeos, en el que han estado un héroe furioso», por J.M. Marín; «La tudiados y analizados están ubicados fí-
presentes profesores universitarios, bajo reforma de la mente», por I. Gómez de sicamente en el Archivo Histórico Na-
lo que denominan «Movimiento para Liaño. cional de Salamanca, la Fundación Pa-
una Europa cultural», procedentes de blo Iglesias y la Fundación Largo Caba-
Alemania, España, Francia, Holanda, Escritores ante el quinto centenario llero, de cuyos archivos se hace una
Inglaterra, Italia, Portugal. completa investigación, complementada
Este grupo de intelectuales europeos En febrero y en Sevilla un centenar de con la de otros centros como la Heme-
—que piensa irse ampliando con políti- escritores españoles e hispanoamerica- roteca Municipal de Madrid, la He-
cos y periodistas— destaca el Renaci- nos iniciaron un debate cultural de es- meroteca Municipal de Barcelona, el
miento y el Siglo de las Luces como dos tudio e interpretación de lo que supuso Instituto Municipal de Historia de Ams-
momentos transcendentales en la civili- la llegada a América de los españoles, y terdam, la Fundación Feltrinelli de Ita-
zación europea. Se habló igualmente de sobre todo, de las relaciones que a par- lia, y un largo etcétera».
las energías perdidas en el continente y tir de ahí se dieron entre las dos comuni-
del aumento paradójico de la autosatis- dades. Videopoesia
facción. De allí nació el Taller de Debates
Estos congresos se enmarcan dentro «Escritores ante el Quinto Centenario» A func,áo poética da linguagem, tal
de la máxima independencia, bajo el que organizó la Sociedad Estatal Quin- como a definiu Yakobson, caracteriza-
lema de una Europa cultural, por medio to Centenario en colaboración con la se pela ênfase dada á mensagem ela pró-
de la acción a la vez científica y pedagó- Asociación Colegial de Escritores. Con- pria, isto é, aos meios com que a men-
gica, dispuestos a defender la identidad sistió en una mesa redonda centrada en sagem se constroi e constituem a sua
cultural de este continente. el mismo tema general y en la que par- materia e estrutura. Daí a importancia
También se debatió la entrada en ac- ticiparon una docena de escritores, la dada aos valores fónicos na poesía oral,
ción, apoyándose en las instituciones conferencia-coloquio «Literatura hispa- aos valores escrituráis na poesía escri-
existentes, para abrir el camino a formas noamericana en España-Literatura es- ta, aos valores visuais na poesia visual
nuevas de creación cultural. pañola en Hispanoamérica» y la confe- e, naturalmente, aos valores tecnológi-
Como medidas más urgentes se habló rencia-coloquio «Presente y futuro de la cos quando se trata de utilizar a infor-
de: lengua castellana». mática ou o vídeo para a criagáo artísti-
— Organizaciones de coloquios, me- ca e nao para simples tarefas repetitivas
sas redondas y contribuciones transna- VIII Concurso de libros de cuentos ou de controle.
cionales. «Emilio Hurtado» É assim que urna videopoesia se tor-
— Propuestas de revisión de libros na possível e até necessária para a inves-
escolares de historia a fin de eliminar Convocado por la Caja de Ahorros y tigagáo das características específicas
los prejuicios nacionales, teniendo en Monte de Piedad de León (Obra Cultu- desse meio audio-visual e também para
cuenta en todo caso que la integración ral), C/ Santa Nonia, 4. 24003 León. a sua desvinculado de usos meramente
COMUNICACIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL XLV

alternativos em relagáo ao cinema, ou ho praticando, desde o meu primeíro bém, urna fungáo gramatical específica,
de massificagáo da informagáo através videopoema «Roda Lume» de 1969 indicando ou sugerindo hierarquias en-
das emissoras de televisáo. Mas o que (2'43" a preto e branco) até á pesquisa tre os sinais, ou tingindo-os de asso-
poderáo ser essas características a esses criativa que, a partir de 1985, venho ciagóes e repulsáes sensíveis: orientan-
valores específicos do vídeo que o tor- desenvolvendo com meios tecnológicos do os movimentos, quer dos próprios
nam apto para a criagáo poética? sofisticados, no IPED/Universidade sinais, quer do leitor, possibilitando
Embora nao se possa dizer que o ví- Aberta de Lisboa. Com o título genéri- transformagöes e agindo substantiva-
deo é um meio novo, a conceituagáo co de «Signagens» realizei até agora 21 mente como caracterizador emocional.
crítica e teórica de que geralmente se videopoemas com a duragáo aproxima- Este trabalho com o vídeo faz com que
dispáe nao é aínda a mais adequada para da de 90 minutos (em media 4'cada) em este meio adquira a forga duma metáfo-
a apreciagáo das realizagóes específicas, que procuro aplicar, com o máximo de ra da própria comunicagáo e, como me-
isto é, da video-poesía. Com este meio rigor, as características ideogramáticas tacriagáo que é, transforma-o num olho
verifica-se o que sempre se tem verifica- específicas do meio vídeo: a conden- múltiplo, criador de imagens para a nos-
do quando aparece um novo soporte, sagáo, a polissemia, o instantáneo da sa fascinagáo e fruigáo estética, revelan-
urna nova técnica ou urna nova forma percepgáo visual. do-o como particularmente apto para a
de expressáo: elas sao invariavelmente Nos primeiros videopoemas era a tra- criagáo e comunicagáo duma nova poe-
lidas e julgadas em fungáo das manifes- dugáo intersemiótica que predominava, sia.
tagóes criativas que aparentemente as pois foram realizados (como ja referí) a E. M. de Meló e Castro
antecederam: a fotografía julgada em partir de poemas concretos dos anos 60,
fungáo da pintura; o cinema em fungáo fazendo-se a animagáo dos movimentos Unamuno y la narrativa de José Ramón
do teatro; o vídeo em fungáo do cinema. potenciáis neles codificados. Mas logo Arana
As pesquisas da vídeopoesia, ao tra- essa animagáo introduziu a coordenada
tarem preferencialmente texto escrito, tempo, e a metonimia tornou-se a figu- La novela del 98 y la narrativa del exilio
teráo como referencia imediatamente ra da organizagáo do espago em movi- í
anterior, tanto a poesía visual dos anos mento, no ecran do monitor vídeo. La perspectiva, el distanciamiento que
60, como até, o próprio cinema de ani- A partir daí, urna linguagem vídeo produce el paso del tiempo, nos permi-
magáo. Mas, o que se procura realmen- comegou a organizar-se autónomamen- ten hoy —en un proceso de recupera-
te realizar é urna investigagáo das poten- te, incluindo elementos gramaticais es- ción evidente—, plantear, aunque sea
cialidades específicas do vídeo, como pecíficos, tais como a cor vibrante e ins- de modo somero, algunas cuestiones re-
meio capaz de proporcionar urna reno- tável, a condensagáo icónica-cinética, a lacionadas con la narrativa del exilio.
vada fruigáo da leitura. transformagáo dos sinais, a plasticidade El paréntesis que supuso la novela «des-
A especificidade da estética vídeo, das formas. O espago do monitor pas- humanizada», en la que la atomización,
com o seu tempo e o seu espago ao sou a ser um espago de transformagóes, casi destrucción, de la estructura narra-
mesmo tempo limitados e polivalentes, em que os signos verbais e os nao ver- tiva y el empleo de un lenguaje delibe-
com as suas coordenadas de movimento bais se equivalem, sintetizam, cons- radamente hermético, metafórico, efec-
formal e de dinamismo de cor, assume troem e/ou destroem, para dar lugar ao tista, situaron a la novela frente a un
agora a qualidade de urna nova gramá- fascínio das imagens que sao os seus callejón sin salida, no impidió que en
tica da transformagáo visual, a qual próprios referentes: imagens poéticas, los novelistas del exilio —muchos de
corresponde, inevitavelmente, urna di- portante, no mais rigoroso sentido do ellos autores de relatos «deshumaniza-
ferente atitude de leitura. Sendo o vídeo poético. dos», notables son los ejemplos de Aub
um meio frío, pode considerar-se que Deste modo surge urna outra nogáo y Ayala— apareciera una veta de in-
urna estética fría e construtivista será a de leitura no horizonte electrónico da fluencia procedente de la novela del 98.
mais adequada á criagáo duma vídeo- visáo. Na leitura convencional, perante No resultaría arriesgado señalar la im-
poesia, mas pode constatar-se experi- a página impressa, o leitor deve seguir portante presencia, podríamos también
mentalmente que o vídeo se presta tam- com os olhos o movimento do desenro- escribir influencia, de Valle-Inclán en
bém para urna técnica de colagem e de lar diacrónico da escrita, enquanto den- las novelas que integran El laberinto má-
alteragáo do tempo, o que leva a criar tro de si reconstituí subjectivamente o gico de Max Aub: desde la estructura
dois tipos de articulagáo narrativa: os tempo simbólico do que le. Mas, no narrativa, donde la técnica de la frag-
tempos lentos correspondendo á pro- ecran, o videopoema apresenta-lhe um mentación tiene un ilustre precedente
posta de urna nova forma de leitura in- movimento que é efectivamente realiza- en las obras de El ruedo ibérico, hasta
timista e os tempos acelerados propon- do como movimento e que deve ser muchos aspectos del lenguaje —elipsis
do um novo impressionismo e urna lei- apreendido sincrónicamente, em re- casi sistemática con cierto regusto barro-
tura sintética. Mas, ambas as articulagás lagáo ao tempo próprio da subjectivida- co, popularismo, técnicas descriptivas
se apoiam numa sintaxe combinatoria de de leitor. O tempo fica, assim, po- cercanas al caricaturismo esperpéntico,
em que as componentes rítmicas e de tencializado e aproxima-se cada vez etc.—, nos permiten establecer relacio-
carácter «musical» se tornam essenciais. mais da nogáo Einsteiniana de equiva- nes de semejanza entre ambos escrito-
A vídeopoesia inscreve-se naquilo a que lencia entre espago e tempo, ja que os res, que se vuelven evidentes, en fin,
se pode chamar arte sinestésica, tratan- sinais se movem no espago da nova pá- ante la preocupación por España y la
do-se principalmente de sinais icónicos gina animada, mas é na sua organizagáo visión crítica, satírica a veces, de su his-
em movimento, num espago limitado temporal que se intensifican! e ganham toria.1 "Abundantes son, asimismo, los
mas polivalente, proporcionando urna significado. puntos de contacto existentes entre una
nova fruigáo da leitura e da produgáo Pode falar-se agora em «tempo vi- de las mejores obras de Arturo Barca,
do sentido. sual», sendo das diferentes realizagoes La forja y algunas novelas de Pío Baro-
Assim se poderá tentar caracterizar a deste conceito que resultam as caracte- ja, sobre todo las de la trilogía de La
vídeopoesia nos seus aspectos estético- rísticas semantico-emocionais de cada lucha por la vida, especilamente en La
perceptivos, tal como a entendo e ven- videopoema. A cor desempenha, tam- busca. La ambientación en el Madrid
XLVI COMUNICACIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL

de principios de siglo y la peripecia de también, sus primeras lecturas y sus pri- existen matices diferenciales bastante
los jóvenes personajes en una lucha sór- meros pasos literarios. Para Arana la claros. San Manuel Bueno ha perdido
dida, constituyen el acceso a la expe- vida debe sustentarse en valores éticos la fe, el camino de la duda le ha llevado
riencia en una sociedad a menudo injus- positivos: «Pongamos que sea así, pon- a descreer y debe fingir ante los feligre-
ta que condenaba a muchos de ellos a gamos que la necesidad ha creado valo- ses para evitarles el sufrimiento de
la marginación cuando no a la delin- res morales regresivos, pero ¿y los im- afrentar la verdad dolorosa: «Todas las
cuencia. Juan Chabás escribía en carta pulsos nobles? En la fábrica conozco a religiones son verdaderas en cuanto ha-
a Max Aub que había que retomar la más de uno que se la han jugado y se la cen vivir espiritualmente a los pueblos
novela y reanudarla más allá de donde juegan por los otros» (p. 155). Esa vi- que las profesan, en cuanto les consue-
la habían dejado Baroja o Valle-Inclán. sión ética, de compromiso ético con la lan de haber tenido que nacer para mo-
Otra de las influencias más significativas realidad y con los demás, hace que Ara- rir».6 La problemática planteada, pues,
es la de Unamuno en uno de los narra- na rechace de modo explícito el pesimis- por Unamuno es claramente metafísica.
dores del exilio peor conocidos —en pa- mo sistemático de Schopenhauer, al que El personaje de Arana también duda,
labras de Sanz Villanueva—, nos referi- hace relación en el texto narrativo. No pero no en cuestión de fe, como San
mos al narrador aragonés ya fallecido todos los hombres son iguales y algo, Manuel Bueno, sino más pragmática-
José Ramón Arana. Podíamos aducir los valores éticos, sin duda, distingue mente, en cuestión de utilidad, de sen-
otros ejemplos de influencia más sutiles, unos de otros: «Algo tiene que haber tido inmediato, no trascendental, de la
menos evidentes, y, por tanto, más com- de diferente entre los que luchan y los vida: «Sufría, a veces, el agujón de la
plejos de explicar, pero nos interesa en que para poder trepar se arrastran» (p. duda. Dudaba, no en materia de fe, sino
este breve artículo hacer algunas re- 155). Creemos encontrar eco en estas de utilidad de su vida, de si tuvo senti-
flexiones en torno a la presencia de ideas de Arana de algunos de los postu- do hundirla en aquel secarral de tierras
Unamuno en la narrativa de José Ra- lados básicos del institucionismo, aun- y almas».7 Las posturas ante el proble-
món Arana. que no hay ningún dato que permita ma de la fe y de la duda metafísica son
suponer que el escritor aragonés se edu- bien diferenciantes en Arana y Unamu-
Un escritor olvidado y poco conocido có en la misma institución en la que lo no. San Manuel Bueno defiende una fe
hiciera Machado. No entendemos del basada en la inconsciencia, en la irre-
En 1973, un año antes de su fallecimien- todo, por tanto, las palabras de Sanz flexión, en el huir constantemente de la
to en Zaragoza, apareció publicado por Villanueva cuando afirma que: «Lo más duda, en el silencio de la duda, porque
Al-Borak, el primero de una serie de dudoso del libro es su tesis sobre la bon- sabe muy bien que ésta termina por con-
libros agrupados bajo el título Por el dad humana, que conduce a la imagen ducir a la pérdida de la fe; así se lo
desván de los recuerdos, nos referimos a de un hombre dignificado y absoluta- aconseja a Angela Carballino, narrado-
Can Girona, libro de claro sabor auto- mente bueno»;4 en cualquier caso, de ra-testigo del relato: «¿Tú crees? [...]
biográfico. En él se advierte una de las la lectura del libro se desprende que esa Pues sigue creyendo. Y si se te ocurren
características de la narrativa de Arana: «dignificación» se debe a los valores éti- dudas, cállatelas a ti misma. Hay que
su tendencia a la reflexión sobre los pro- cos y de compromiso que adoptan algu- vivir [...]» (p. 125). Para el protagonista
blemas más trascendentes del ser huma- nos personajes, entre ellos el protago- de Arana, «lo esencial no es vivir para
no: «El hombre sabe poco de sí», afir- nista; pero que no alcanzan a todos los estar ciego, estúpidamente, sino vivir
ma Arana. La nada, el olvido constitu- hombres en general, lo que podría dar para ser» (p. 73). La diferencia, cree-
yen el fin irremediable de la vida; el una idea de cierta ingenuidad por parte mos, es clara. Sin embargo, todavía la
camino aparece sombreado de duda, de de Arana, en modo alguno presente en veremos más nítidamente en la siguien-
duda metafísica, existencial, insoborna- su obra. Aunque las alusiones a Unamu- te cita: «Buscaba en mí lo mismo que
ble, que nos sitúa frente al vértigo del no son abundantes en este libro, se ma- me estaba dando sin saberlo, porque la
sentido del vivir: «Para Baroja la inani- nifiestan con mayor intensidad en la que duda es testimonio de fe viva en lucha
dad de la vida es evidente. Unamuno ha sido considerada unánimemente la terrible con las sombras. Creer a ojos
duda a contra razón, sin equilibrio de mejor novela de Arana y una de las cerrados, apretándolos forzadamente,
barruntos, asido a su querer dudar para piezas maestras de la narrativa del exi- no tiene mucho mérito..., al revés, es
eludir el vértigo..., pero se le escapa, lio: El cura de Almuniaced. cosa de cobardes. El quid está en alcan-
¡cómo se le escapa la no duda!».3 Ma- zar a creer lo que se siente, en mirarlo
nuel Andújar, uno de los más profun- Una gran novela corta y remirarlo a plena luz y conocer que es
dos conocedores de la obra de Arana, verdadero» (p. 84). Lo que diferencia a
amigo personal y colaborador literario La mayoría de los críticos que se han Mossen Jacinto de San Manuel Bueno
con quien fundó la revista Las Españas ocupado de esta obra han destacado el es que al protagonista de la novela de
en México, destaca en el prólogo del paralelismo existente con otra destaca- Arana la duda le reafirma la fe, el pro-
libro el imán de Unamuno y las respe- da novela corta: San Manuel Bueno, yectarse hacia los demás le reconcilia
tuosas discrepancias a que induce. El mártir de Unamuno. Sería prolijo hacer consigo mismo, le da sentido a su vida
problema de las discrepancias es com- aquí relación de los trabajos dedicados y a la labor que desarrolla en el pueblo.
plejo y a él nos hemos de referir más a la novela; casi todos señalan la seme- Por el contrario, el cura de Unamuno
adelante al tratar otros aspectos de la janza entre los personajes protagonis- se ve superado por la duda que le lleva
relación entre ambos escritores: el pro- tas: Manuel Bueno y Mossen Jacinto; a perder la fe y al camino del sufrimien-
blema de la fe. En Can Girona nos cuen- en ese sentido Ponce de León señala to más desesperado y resignado. Mos-
ta Arana sus comienzos en la Barcelona que Arana creó un personaje lleno de sen Jacinto evita el excesivo intelectua-
industrial y fabril, anarquista, bohemia vida, un cura sencillo al que califica de lismo y antes de ser paralizado por la
y literaria de principios de siglo. El pro- unamuniano.5 Sin embargo, aunque es duda metafísica, se lanza, en un prag-
pio escritor trabaja en la fábrica cuyo evidente la deuda en cuanto a influen- matismo encomiable, a una decidida ac-
nombre da título a la novela, asiste a cia de la obra de Arana con respecto a tividad en favor de la paz y en abierta
las tertulias intelectuales y descubre, la de Unamuno, creemos observar que discrepancia con ambos bapdos de la
COMUNICACIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL XLVII

Guerra Civil. Para Mossen Jacinto la la amarga lección de Arana, la imposi- NOTAS
resignación cristiana predicada por Una- bilidad de vivir en paz, como no sea
muno, «debía de ser invención de algún una paz engañosa y resignada, como la 1. Este paralelismo entre Valle-Inclán y Aub está
alma de cántaro, de cualquier obispo predicada por el Manuel Bueno unamu- claramente explicado en el estupendo trabajo de I.
Soldevila Durante, La obra narrativa de Max Aub,
con sangre de horchata» (p. 36). Para niano. Madrid, Gredos, 1973, p. 308 y ss.
Ponce de León Mossen Jacinto es el Los valores éticos vuelven a tener es- 2. Ver José R. Marra-López, Narrativa española
símbolo de una iglesia militante que lu- pecial importancia en esta obra narrati- fuera de España (1939-1961), Madrid, Guadarrama,
cha por la paz y la concordia, pero, va de Arana. Como hemos podido cons- 1963, «Arturo Barea; crónica romántica de medio
siglo», pp. 287-340.
según el crítico, sin tomar partido direc- tatar, la raíz del problema es la misma 3. José Ramón Arana, Can Girona, Madrid, Al-
to por nadie en la Guerra. Cuando al en Unamuno que en Arana: el cuestio- Borak, 1973, p. 117.
final de la novela Mossén Jacinto cae namiento crítico del fundamento de la 4. Santos Sanz Villanueva, «La narrativa del exi-
abatido por las balas del fusil de un religión: la fe. Aunque las soluciones lio» en la obra colectiva El exilio español de 1939,
vol. 4, Cultura y Literatura, Madrid, Taurus, 1977,
«morazo», sus últimas palabras son para dadas al problema sean diferentes en p. 151.
negar que le haya matado uno de los ambos escritores, es evidente que hay 5. José Luis S. Ponce de León, «La novela espa-
suyos. En efecto, Mossén Jacinto no es una clara presencia, incluso con alusio- ñola de la Guerra Civil (1936-1939)», ínsula (Ma-
drid), 1971, p. 112.
de nadie, con nadie está comprometido nes directas a su figura y a sus obras, de 6. Miguel de Unamuno, San Manuel Bueno,
y, si acaso, con la verdad —aunque sepa Unamuno en la narrativa de José Ra- mártir, ed. de Mario Valdés, Madrid, Cátedra,
que ésta no es única y quizá ni siquiera món Arana, un gran escritor cuya obra 1982, p. 123, Col. Letras Hispánicas.
exista—; y, sin duda, con la paz, con merecería ser más divulgada, más leída 7. José Ramón Arana, El cura de Almuniaced,
Madrid, Turner, 1979, p. 17, Col. La novela social
esa paz imposible que termina con su y más estudiada. española.
sangre derramada, víctima del fanatis-
mo y de la intransigencia. Quizá sea esa Ignacio González Pozuelo

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