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1. MARCO DE REFERENCIA
1.1. El presente tema requiere que se delimite el ámbito al que nos referimos al asomarnos a
Calasanz en su relación con sus hermanos. Aquí nos vamos a limitar a la relación que
tiene Calasanz con sus religiosos en términos generales, en otro momento se desarrolla la
relación de Calasanz con los niños, con sus enemigos, con los laicos, con otros religiosos,
etc. Aquí nos centraremos en los rasgos propios de cómo trata Calasanz a sus hermanos.
Nos hemos formado una imagen de Calasanz un tanto seria, seca y distante. Al examinar
la relación de Calasanz con sus hermanos posiblemente descubriremos a un Calasanz
amigable, bondadoso, generoso y dadivoso; no sin dejar de ser estricto, exigente,
disciplinado y a veces con un toque de ironía. Veremos cómo trata y se preocupa por los
enfermos, que no eran pocos. En fin, conoceremos algunos de tantos gestos de profundo
humanismo del santo. Basta recordar que lo profundamente humano es lo profundamente
cristiano.
1.2. No perder de vista los fundamentos de la espiritualidad existencial que estamos
abordando:
1.2.1.1. Ante todo para Calasanz el “puro amor a Dios” es lo que da sentido a su
vida.
1.2.1.2. Sabemos que la vida consiste en la experiencia de relación, ésta dice lo que
es nuestra esencial.
1.2.1.3. Calasanz es un hombre de profunda fe, esa fe que obra por medio de la
caridad (fides quae per caritatem operatur: Ga 5,6). La caridad no es una
abstracción sino el vivirse dentro de la misericordia.
1.3. Para iniciar este tema también es obligado remitirnos a una experiencia de Calasanz que
nos permita condensar todo lo que fue su experiencia relacional con los suyos. Al final de
su vida ya disponiéndose para soltar todo, poco antes de morir, todo se volvía luminoso a
la vez, una vida desgastada sin reservas por el prójimo y con la única intención de “amar
a Dios sobre todas las cosas”. En ese momento Calasanz se despide de los suyos con
palabras que resultan poco más que emotivas y sinceras, nos muestra el corazón
conmovido de un hombre que no ama porque se le acaba la vida, sino que se le extingue
de tanto amar: Se dirige a sus hijitos nombrándolos amadísimos y queridísimos. Este
calificativo que da a sus hijos que se encuentran cerca y para aquellos que se encuentran
lejos revela otra de sus íntimas experiencias de Dios que sólo en su interior supo de la
magnitud de su significado: Calasanz fue un hijo amado de Dios (Giner, 1992, 1106).
1.4. Un datos más. Jesús eligió a sus discípulos para tenerlos en su compañía, junto a él (Mc
3,14) y ésta era la verdadera enseñanza; así pues, este método de vida en comunidad
creaba una atmósfera de unión entrañable que Jesús resaltaba diciendo "ya no los llamo
siervos, sino amigos (Jn15,15). Además, sus discípulos no podían ser maestros, ya que
únicamente Cristo es maestro, Padre y Preceptor (Mt 23,8-12). Con esto, Jesús rompe
una larga tradición rabínica en la que el discípulo elegía al rabino que más le convenía y
empezaban desde abajo, siendo siervo de su maestro, de ahí el anhelo del discípulo de
llegar algún día a ser rabino. Bien, pues esta experiencia de Jesús es muy similar a la que
vive Calasanz, la Escuela Pía es la amistad cristiana, a ejemplo de Jesús. Somos
discípulos de Jesús, y como él nos consideramos apasionados por Dios (icono de la
2.2. En relación con los suyos, con sus hermanos Calasanz es cariñoso, es sumamente
afectuoso, no deja de sentir aprecio por todos en general. No obstante Calasanz tendrá
especial afecto por algunos de sus religiosos, tal es el caso del P. Juan García de Castillo,
Melchor Alacchi, Garpar Draghonetti, entre otros.
En las cartas de Calasanz vamos a encontrar expresiones densas de cariño y de afecto
como lo hace San Pablo en la carta que dirige a los habitantes de Efeso. Sus palabras son
siempre cuidadosas, afectivas. No dejar pasar por alto el desorden, la relajación y el
escándalo.
2.3. Especial cuidado y atención tiene con aquellos que sufren de alguna dolencia ya sea
física o psicológica. Procura la mejor atención, pues aunque son pobres de la Madre de
Dios no olvida que la persona merece la atención adecuada. En cuanto a esto hoy hemos
acuñado una temática perentoria, a saber, la autoestima. Veremos también que el santo
busca todos los medios, recursos y circunstancias para que los enfermos se recuperen.
Busca el mejor lugar para convalecer, si el clima de tal lugar no es favorable no duda en
cambiarlo a otro más benigno. No escatima en médicos, medicinas, remedios y
recomendaciones, oraciones, súplicas y plegarias a Dios por la salud del que se encuentra
postrado. Y cómo no entender a los enfermos si el mismo Calasanz vivió en carne propia
lo que significa estar postrado. Hay que decirlo, Calasanz lo pasó muy mal, ya lo
sabemos: una fractura, flebitis, enfermedades hepáticas, entre otros males que lo
aquejaron el resto de su vida. En alguna ocasión se creyó que moriría que hasta recibió
los sacramentos pertinentes.
Dice Asiaín: las cartas están plagadas de ruegos, de oraciones, de ofrecimientos movidos
todos ellos por el afán de lograr que los escolapios cuidaran su salud, que no
enfermaran, que procuraran conservarse sanos (Asiaín1980, p. 151). En ocasiones
Calasanz mismo, con todo y tus males que le aquejaban iba y atendía las dolencias de sus
hermanos, porque sabía que muchas veces la enfermedad no era de índole físico sino
emocional, tal es el caso del P. García del Castilla, era depresión o melancolía como la
llamaba el santo:
Es cometido del Superior preocuparse por la salud de todos los súbditos. Vele para que
nadie se entregue a prolongados estudios, vigilias, abstinencias y demás penitencias
extremas, ni a trabajos indiscriminados: suelen acarrear grandes perjuicios e impedir
mayores bienes… (N° 81)
2.4. Pero si hemos hablado de que el santo es compasivo, sensible y dispuesto frente al dolor
humano, eso no quiere decir que le falte carácter o que carezca de disciplina.
Calasanz es exigente, fuerte, disciplinado, asertivo, en muchas ocasiones tiene que
llamar la atención, castiga, y cuando lo considera pertinente, llega a expulsar lo mismo a
quien sobrepasa la tolerancia como aquel que es pertinaz en la falta de humildad…
Frente a sus enemigos, Calasanz no se arredra; sabe desenmascarar las mentiras y las
dobles intenciones que yacen en el interior. Por eso en muchas ocasiones sus palabras
resultan ser confrontativas e inquietantes; también sus palabras pueden sonar a ironía para
hacer caer en la cuenta de la falsedad y ceguera de quien está obcecado.
Sí, Calasanz era estricto, y a la vez indulgente, sabía poner el remedio. Veamos algunos
textos:
El tal hermano es tan relajado que en ninguna casa se le puede tener que no tenga
motivo de escándalo, pero se le ordenará que regrese de esos lugares para que aprenda
la observancia de nuestras reglas y haga penitencia por las tonterías pasadas (P. 3139)
Puesto que V.R. no intimó como yo le dije, al H. Juan Bautista que procurase entrar en la
Religión de los reformados de S. Francisco o en los cartujos o en otra más estricta que la
nuestra, ahora tratará con el P. Ambrosio, al cual escribo acerca de este particular y de
otras cosas y él le comunicará lo que se debe hacer. Porque si a mi vuelta no ha tomado
una determinación, ya sé lo que debo hacer, para que se haga por temor lo que no se
hace por amor (CC.SS. 101)
2.5. Está claro que el santo era el Padre General y que tenía que poner orden en la Orden, que
tenía que ser estricto en los momentos que lo ameritaba, pero también era hombre dulce,
bondadoso, benevolente y misericordioso. Calasanz sabía ejercer la autoridad. De
hecho la autoridad es sustancialmente diferente del empoderamiento. No se valía de la
rudeza sino de la benevolencia por eso aconseja a sus superiores que
…como Padre espiritual y lleno de caridad, llevara a todos los Hermanos de esa casa a
la observancia de nuestras reglas y a la perfección, como suele guiar un padre amoroso
a sus hijos (CC.SS. 44)
Invita al arrepentimiento:
En cuanto al H. Juan he escrito que en primavera se mandará a otro en su lugar y él
vendrá acá a probar nuestras mortificaciones. Y bien que se arrepentirá de probarlas.
Debería haberse enmendado (CC.SS. 165)
2.6. Para finalizar, si es que se puede finalizar la cuestión de la relación de Calasanz con los
suyos, vamos a conocer al hombre atento, generoso, positivo, siempre con detalles de
cortesía y gentileza, noble y condescendiente, dispuesto a reconocer los pasos pequeños,
pero al fin y al cabo pasos de crecimiento de los suyos. El buen consejero, en fin, el
hombre conmovido.
Nadie puede con mayor razón que yo sentirse afligido, ya que de muchas partes me
llegan tantos motivos de gran aflicción, pero considerando que todo viene de la mano de
Dios y que cuanto hago lo hago por amor suyo, siendo él un Padre tan benigno y
amable, soporto con paciencia todas las cosas resuelto a morir antes que abandonar la
empresa y así rechazo toda aflicción y melancolía (CC.SS. 180)
Me alegro mucho de que las escuelas vayan bien y también la casa, respecto a la cual
debe informarme en particular si alguna no se porta bien para que sepa cómo debo
comportarme con ellos en el futuro (CC.SS. 29)
Es el joven más modesto y juicioso de todos, y en las letras humanas el más diligente,
tanto en prosa como en verso (CC.SS. 171).
…por ahora dedíquese al servicio de los enfermos por sólo amor de Dios, por el cual
debemos exponernos a cualquier peligro corporal; él acepta como en su propia persona
todo lo que se hace por los pobres y enfermos sobre todo en semejantes ocasiones
(CC.SS. 250).
La regla de vida que pide Calasanz siempre será la humildad y lo expresa con una gran
ternura en el siguiente texto:
… el mayor placer y consuelo que pueda darme es que procure ser el más humilde de
todos si quiere que el Señor se sirva de él para grandes cosas en la salvación de las
almas… (CC.SS. 285)
En fin, Calasanz va a ser muy condescendiente con sus religiosos, muchas veces va a
permitir que el religioso vaya y visite a sus padres enfermos, pues esta visita no sólo lleva
consuelo a las familias y un poco de ayuda en especie, sin que también harán un bien
espiritual y ellos serán aleccionados por la misma experiencia. Calasanz no duda en
ayudar a las familias necesitadas y lo hará en la medida de sus posibilidades, por lo tanto
el Santo se mostrará sensible y solidario. En fin, eso y más podemos encontrar en
Calasanz.
3. A MANERA DE APRENDIZAJE.
Podríamos seguir buscando más textos de Calasanz y acabar nunca de conocer más a detalle al
fundador. Volvamos al principio y recordemos que así como Calasanz trataba a Dios así trataba
a sus hermanos, no podía dejar de mirar en ellos a personas que como él se sentían llamadas a
seguir los pasos de Jesús y a dejar actuar a Dios en sus vida, a reconocer que Dios es su Dios que
sale al paso y se “encuentra” con él. Y después de ese encuentro las cosas ya no son como antes.
Como trabajo para recuperar todo cuanto se ha expuesto en el presente tema podemos hacernos
dos preguntas:
3.1. De acuerdo a cómo actúo en la cotidianidad, cómo me trataría Calasanz, qué postura
tendría él para mi si viera todo lo que hago?
3.2. Después de conocer un poco más al Santo, ¿cómo me relacionaría con él?