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Las prioridades del gasto público

Resumen :
Cuando hay que reducir un déficit presupuestario, se plantea la opción de si habría que hacerlo
aumentando los ingresos o recortando los gastos. Uno de los legados de la administración Reagan y
sus aliados «de la política del lado de la oferta» ha sido generar en Washington la preferencia por
reducir los gastos más que por incrementar la recaudación tributaria, aunque no queda claro que esta
preferencia sea muy marcada fuera de los círculos políticos de derechas. Se mantienen otros puntos
de vista mucho más sólidos, especialmente en las instituciones internacionales, sobre la composición
del gasto público. Los gastos militares son, en ocasiones, deplorados en privado, pero, en general, se
consideran una prerrogativa decisiva de los gobiernos soberanos y, de acuerdo con esto, fuera del
alcance de los tecnócratas internacionales.

Los gastos de la administración pública se consideran necesarios, aunque se cree que, a veces, se


inflan sin necesidad, sobre todo donde la corrupción está fuera de control. En contraste, la educación
y la sanidad se consideran la quintaesencia de los gastos adecuados del gobierno. Determinar qué
ayuda suponen en realidad los gastos en educación y sanidad para los más pobres depende de su
composición y también de su nivel. La educación básica es muchísimo más importante que la
universitaria y la asistencia sanitaria primaria son más beneficiosos para los pobres que hospitales en
la gran ciudad repletos de los últimos artefactos médicos de alta tecnología.

Más bien es afirmar que, en Washington, muchos creen que los gastos tienen que ser redirigidos
hacia la educación y la sanidad en general y sobre todo de una forma que beneficie a los menos
favorecidos. La otra área del gasto público que Washington considera productiva es la inversión en
infraestructura pública. Naturalmente, existe la opinión de que el sector público tiende a ser
excesivamente amplio. Sin embargo, esa opinión coexiste con otra según la cual el gasto en
infraestructuras que están propiamente dentro del sector público tiene que ser grande.

Por tanto, la reforma de política respecto al gasto público se percibe como algo que consistiera en
desviar el gasto de los subsidios hacia la educación y la sanidad y la inversión en infraestructura.

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