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REFLEXIONES EN

EXTENSIÓN
Más allá de la infancia
escolarizada
El campo investigativo de las infancias y su problematización
Carlos Jilmar Díaz S.1

Ciudad Paz-ando Bogotá, primer semestre de 2010. Vol. 3, núm. 1: págs. 109-120

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REFLEXIONES EN
EXTENSIÓN

E
n el marco del trabajo realizado y conflicto armado en Colombia desde una
por la Línea de Investigación en perspectiva de Infancia y Juventud2.
Memoria y Conflicto del Instituto En la tarea de articular los debates con-
para la Pedagogía la Paz y el Conflicto Ur- temporáneos sobre memoria y conflicto ur-
bano –IPAZUD-, se llevó a cabo a lo largo bano, con los esfuerzos que desde distintos
del 2009 el Seminario Permanente Infancia, escenarios institucionales y sociales se rea-
Juventud, Memoria y Conflicto Armado. Con lizan en la producción de conocimientos y
esta iniciativa el IPAZUD buscó establecer en los procesos de intervención psicosocial
vínculos académicos y coordinar acciones a grupos poblacionales específicos, la so-
entre investigadores, instituciones, grupos cialización de distintos trabajos permitió
y movimientos sociales que llevaran a cabo nutrir y problematizar el campo de investi-
trabajos de investigación y acciones de in- gación de la Infancia y la Juventud. Cada
tervención en este abigarrado campo en la una de las seis sesiones buscó alentar la
ciudad de Bogotá. El horizonte académico discusión y la construcción de pensamiento
del Seminario Permanente giró en torno a propio, discutiendo conceptos, abordajes
posibilitar un debate público y promover el metodológicos y resultados de investiga-
análisis colectivo de trabajos investigativos y ción, así como analizar sistematizaciones
procesos de extensión, buscando compren- de experiencias, queriendo unir en el esce-
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der los distintos acercamientos conceptuales nario del Seminario permanente el debate
y metodológicos a las nociones de memoria y la reflexión con las dinámicas del mundo
social y cultural bogotano3.
El grupo dinamizador de esta iniciativa fue
configurado por investigadores de las institu-
Página anterior: ciones Viva la Ciudadanía, la Defensoría del
1 Profesor de la Universidad Distrital Francisco José de Pueblo, la Fundación Social y la Universidad
Caldas, Facultad de Ciencias y Educación. Maestría en Inves- Distrital Francisco José de Caldas en sus
tigación Social Interdisciplinaria. Correo electrónico: cjdiaz@
etb.net.co. programas de formación de Pedagogos
2 La Sesión de instalación de Seminario Permanente Infan-
para la Infancia, Licenciados en Educación
cia, Juventud, Memoria y Conflicto Armado se realizó el 02 de Básica con Énfasis en Ciencias Sociales y
abril de 2009 y estuvo a cargo de Adrián Serna, director del
en el escenario de formación postgradual
IPAZUD y de Carlos Jiménez, Escuela de Derechos Humanos
de la Defensoría del Pueblo. en Investigación Social Interdisciplinaria.
3 La primera sesión se llevó a cabo el 04 de junio. Carlos Específicamente formaron parte la Secretaría
Jiménez de la Escuela de Derechos Humanos presentó su tra- Técnica del seminario Jorge E. Escobar H.,
bajo “Narrativas de construcción de dignidad” y, el profesor
Ricardo Delgado de la Universidad Javeriana, elaboró los co-
Juan Pablo Fayad, Carlos Jiménez, Francisco
110 Guerra, Adrián Serna, Oscar Salcedo, Juan
mentarios a este trabajo.
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EXTENSIÓN
tro contexto. La pretensión, entonces, es de-
linear una postura que contribuya a organizar
un esquema de razonamiento que permita
romper con los estereotipos y con lo evidente
y construir la posibilidad de ampliar la mirada
en las múltiples dimensiones que la infancia,
la juventud, la memoria y el conflicto armado
pueden tener6.

Más allá de la infancia


escolarizada

La noción de infancia, reducida a una


Carlos Amador y Carlos Jilmar Díaz, quienes única acepción, es preciso cuestionarla. Es
organizaron y coordinaron cada encuentro4. necesario comprender que desde distintos
Las discusiones generadas en el marco períodos históricos, escenarios sociales, dis-
del Seminario Permanente permiten recono- cursos especializados y circunstancias cultu-
cer que hablar de infancia, juventud, memo- rales específicas, el significado de la infancia
ria y conflicto armado en Colombia es hablar es producido y se inscribe en un complejo
de muchas cosas, de niveles diferentes, de
dimensiones complejas, que reclaman, en
nombre de la academia, claridad. Que es ne-
cesario recortar y precisar el campo investi-
4 La Segunda Sesión giró alrededor del trabajo “Pro-
gativo de las infancias para problematizarlo, cesos de formación en derechos humanos. Resolución de
si queremos hacer ciencia. Los distintos tra- conflictos y reconciliación con jóvenes desvinculados del
proceso ICBF”, realizado por Juan Pablo Fayad de la Funda-

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bajos presentados señalan que los procesos ción Social. Como comentarista actuó Luz Marina Lara, de
hacia la infancia ganan mayor visibilidad, so- la Universidad Javeriana.
bre todo desde la política pública y la educa- 5 La Tercera Sesión estuvo a cargo de Patricia Madariaga de
ción. Igualmente indican que hay una disper- la Universidad de Andes con su trabajo investigativo “Matan y
matan y uno sigue ahí. Control paramilitar y vida cotidiana en
sión grande en los estudios sobre infancia un pueblo de Uraba”. Carlos Jiménez realizó los cometarios.
y juventud. El prolongado conflicto armado En La cuarta sesión el profesor Guillermo Bustamante, de la
Universidad Pedagógica Nacional discutió el texto “Sujeto,
complejiza la discusión en Colombia. Los sentido y formación”, el comentario fue realzado por Jorge
distintos trabajos presentados en el marco Enrique Escobar de la Corporación Viva la Ciudadanía.
del Seminario en donde niños y jóvenes son 6 La Quinta Sesión se llevó a cabo sobre el texto “El cam-
actores protagónicos nos llevó a cuestionar po de indagación de las infancias en Colombia. Aproximación
a los niños en la guerra”, presentado por Carlos Jilmar Díaz
las mismas nociones con las cuales trabajá- Soler, del IPAZUD, Universidad Distrital Francisco José de
bamos5. Caldas. Realizó el comentario Juan Pablo Fayad de la Fun-
dación Social. De igual manera, buscando Conmemorar los
En cada una de las sesiones se hizo evi- 20 años de la Convención Internacional de los Derechos del
dente la complejidad del tema y la diversidad Niño y problematizar el campo de indagación de la infancia
en nuestro contexto, la sexta sesión del Seminario Permanente
de abordajes, lo cual sugiere la necesidad
contó con la participación de Claudia Girón, las Madres de
de construir un objeto: las infancias como jóvenes víctimas de falsos positivos, Jorge Enrique Escobar y
campo de reflexión e investigación en nues- de Libardo Sarmiento. 111
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EXTENSIÓN

proceso de lucha y debate

S
por el significado. Nos ve- e construyeron formas
mos abocados a pensar de legitimadas acerca de lo
tal forma que logremos re- que significa la infancia y
conocer, investigativamente, los niños y, como dadores de
aspectos y características sentidos, desde la segunda mi-
de una sociedad dada y, en tad del siglo XIX, los discursos
ella, tal o cual sector especí- especializados contribuyeron a
fico, pues hay ritmos y con- la configuración de los saberes
textos particulares en uno u para este grupo poblacional.
otro sector, en una u otra so-
ciedad, o en un país u otro.
En la disputa por el significa-
do existen representaciones institucionaliza- reconocemos que la escolarización es una
das o “hegemónicas” sobre la infancia, que pieza fundamental del proceso de occiden-
se codifican en leyes y políticas y se materia- talización experimentado por las poblaciones
lizan en prácticas institucionales y sociales latinoamericanas desde dos escenarios. El
que contribuyen a instaurar y difundir pode- primero desde las escuelas, cuya tendencia
rosas matrices culturales como supuestos global y de largo plazo fue la socialización de
legitimados sobre lo que los niños son y lo las camadas populares8. El segundo, desde
que deberían ser, disputándole espacios a la disciplinarización de los saberes, en don-
prácticas y representaciones cotidianas. Se de la infancia, como objeto de estudio y nor-
instauran así combates por los significados, malización, recibió interés especial por parte
por instituir marcos interpretativos que con- de psicólogos, sociólogos y pedagogos, por
tengan prácticas y representaciones desde mencionar sólo estos casos.
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los cuales, sujetos e instituciones orienten Por su lado, los discursos construidos por
prácticas y en torno a la infancia7. la disciplinarización de los saberes, en donde
El fuerte proceso de occidentalización su- las psicologías del niño, evolutiva o del desa-
frido en Colombia contribuyó a establecer en rrollo, o desde la sociología o la pedagogía,
nuestro territorio esa línea imaginaria entre por mencionar sólo algunas, asumieron los
los mundos adulto e infantil. En este marco, niños como objeto de conocimiento. Se cons-
truyeron formas legitimadas acerca de lo que
significa la infancia y los niños y, como dado-
7 Entendemos hegemonía a la manera como fue pro- res de sentidos, desde la segunda mitad del
puesto por Antonio Gramci (1891-1937), como un com-
plejo entramado entre familias, iglesias, sindicatos, clubes,
siglo XIX, los discursos especializados con-
redes institucionales, que contribuyen a unificar el hori- tribuyeron a la configuración de los saberes
zonte institucional y moral de una sociedad. Orientación
para este grupo poblacional. En el niño, estas
que conquista el sentido común.
ciencias encontraron un nuevo objeto.
8 Saldarriaga, Oscar y Sáenz Obregón, Javier. ”La construc-
ción escolar de la infancia: pedagogía, raza y moral en Colom- Reconocer este marco propuesto por
bia, siglos XVI – XX”. En: Historia de la infancia en América los discursos escolares y los discursos de
Latina, Pablo Rodríguez y María Emma Mannarelli (compila-
dores), Universidad Externado de Colombia, pp. 389” 415.
las ciencias sociales posibilita vislumbrar la
112 forma a través de la cual esta sociedad re-
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produce en la infancia sus sistemas de co- la idea de escolarizarlos masivamente gana
nocimiento, sus códigos de percepción, sus peso político. Situación que contrasta con
sistemas valorativos y de producción simbó- otro momento de la historia de la humani-
lica, tanto de la realidad como de la misma dad, en el cual, al no tener distinción social
infancia. Los niños no existen como tal, exis- particular, los niños no poseían, ni escenarios
te la idea que nos hemos hecho de ellos y, particulares para su reclusión, ni conocimien-
en consecuencia, encarnadas, son efecto de tos a su “medida”; participaban del mismo
las particularidades de dichas representacio- mundo junto con los adultos.
nes y prácticas hacia ellos. Para aquellas infancias populares, con
vínculos estrechos con la calle o el campo y
La escolarización de la población sabedores del cotidiano mundo del trabajo,
y la construcción de la infancia instituciones como la escuela, la familia, los
moderna juzgados, contribuirán a diferenciarles, me-
diante la configuración para ellas, de unos
Queriendo historizar la idea de infancia, estatutos y escenarios públicos, en la tarea
con la intención de vislumbrar las tramas que de organizar la sociedad bajo el ideal de un
se han sedimentado en nuestra memoria orden moderno. Estas infancias rudas, aso-
cultural, y que impregnan relatos y prácticas ciadas con los niños sin familia, vagabundos
sobre lo que son los niños, varios investiga- y menesterosos, aprenderán del encierro los
dores señalan que desde un ordenamiento castigos y la autoridad. Las características
religioso católico, en la idea de instaurar y atribuidas a estas infancias serán la falta de
sostener su poder, se desarrollaron variadas civilización, la grosería, la debilidad moral,
prácticas educativas en las cuales los niños la flaqueza de juicio y serán representados
y los jóvenes de camadas populares fueron como presos de una particular “naturaleza”
blanco privilegiado de intervención. Distintas que los inclinaría al mal, aspectos estos que

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órdenes religiosas se encargaron del cuida- harán que sean pensados como necesita-
do y la moralización de este grupo pobla- dos de tutela e impondrán la obligatoriedad
cional, mediante la enseñanza de la fe y de de encauzamiento, de disciplinamiento, justi-
las buenas costumbres. En esta dinámica ficando de antemano la necesidad de su go-
de producción de la infancia, se configura- bierno. Estas infancias familiarizadas con la
ron, para los siglos XVIII y XIX, dos infancias: calle o configuradas al fragor del trabajo, han
aquellas infancias rudas, de los pobres, de sido asociadas con la idea de infancias peli-
los marginados o de aquellos niños de ca- grosas y/o anormales, y para ellas, la forma-
madas populares, para quienes el vínculo ción básica, “la única posible”, será aprender
con el trabajo y la calle desde muy temprano a leer y a escribir, o el adiestramiento en ma-
fue parte constitutiva de su vida. Y aquellas nualidades, para que por esta vía obedecer
otras infancias, las virtuosas, las infancias sea el camino a seguir10.
normalizadas que encarnaron el ideal social9.
Como periodo particular del ciclo vital huma-
9 Varela, J.; Álvarez-Uria, F. ”La maquinaria escolar”. En:
no, diferente del adulto, la idea de infancia Arqueología de la Escuela, Madrid: Ediciones la Piqueta,
y la instauración de prácticas hacia ella, se 1991.

generaliza a mediados del siglo XIX, cuando 10 Ibíd.


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EXTENSIÓN

tuciones de carácter correccional: la prisión,


los reformatorios y las casas de corrección.
Y otras, instituciones de carácter correccional
y terapéutico: como los hospitales, el mani-
comio y los asilos. Pero sobre todo, las es-
cuelas públicas que, apelando a prácticas de
regulación del tiempo y el espacio, disciplina,
vigilancia, subordinación del cuerpo y la con-
ducta, serán la esperanza de un nuevo sujeto
y por esta vía, del orden social deseado11. La
institucionalización de la escuela obligatoria,
Al historizar las nociones que sobre las en tanto mecanismo de control social, es un
infancias de sectores populares circulan, dispositivo moderno para la infancia. En sus
percibimos que han estado enmarcadas años de establecimiento, la obligatoriedad
en una dinámica de representación que las sólo se aplicó a las “clases bajas”, ya que las
asume ambiguamente como peligrosas o altas no dudaban en instruir a sus hijos. La es-
en peligro, echadas a perder o vulnerables, cuela se convertía así en la única vía de acce-
sujetos en condiciones de carencia, en falta, so a la civilización de las camadas populares.
en “situación irregular”, o como “menores”. Al respecto, es importante recordar que
Sujetos que, aunque sin voz, mediante el en las grandes ciudades de occidente, fi-
encauzamiento, control, amparo y discipli- nalizando el siglo XIX y durante las primeras
na, podrían ser en el futuro. Desconociendo, décadas del XX, la educación de los niños
desde esta perspectiva, actuaciones que los y de los jóvenes se organiza por medio de
ubican en un plano vital distinto: poseedores una nueva tecnología social: los actualmente
de intereses, buscadores de su propio desti- denominados sistemas educativos estatales
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no, por ejemplo. y nacionales. El moderno dispositivo escolar


En la tarea de configurar un orden social es una novedad para el amanecer del siglo
moderno, estas infancias representaban el XX y la inclusión de los niños en las escuelas
lado oscuro de ese orden deseado. Para es- se constituyó en un acontecimiento para este
tas infancias la escuela y la pedagogía, como período. Desde las escuelas se contribuyó
ortopedia social, tomará la forma, principal- decididamente a difundir a toda la sociedad
mente, de contención y castigo, e institucio- prácticas y representaciones sobre lo que
nes como la policía contribuirán a legitimar su son y deberían ser los niños y las niñas, así
encierro e instaurar procesos moralizantes. como los cuidados “necesarios” para ellos.
Estas infancias estarán destinadas a habi- Desde la escuela, entonces, se fija a la infan-
tar varios tipos de instituciones. Unas de tipo cia a una institución de transmisión del saber,
pedagógico: como las escuelas, los orfeli- los vincula a un proceso de formación me-
natos, los centros de formación. Otras, insti- diante la difusión de ciertos conocimientos
en función de un orden determinado, pero
también, contribuye a difundir representacio-
11 Foucault, Michel. “El sujeto y el poder”. En: Discurso,
poder y subjetividad, Terán, Oscar (Comp.), Ediciones el cie- nes legitimadas sobre la manera como de-
114 lo por asalto, 1982, pp. 165-189. ben ser los niños.
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cesual desarrollo intelectual. Afectos que se
han cristalizado en nuestra memoria cultural
a lo largo de los últimos siglos, induciendo
en cada uno de nosotros ideas y sentimien-
tos que hacen que la infancia se comprenda
como ingenua y necesitada de protección y
cuidado, frágil, en el marco de una familia,
y obligada a procesos de escolarización.
Estos aspectos, que se constituyen en una
poderosa matriz cultural, sin duda contribu-
yen a producir núcleos constitutivos de una
singular manera de configurar subjetividades
en torno al proyecto civilizador de la Moder-
Queriendo vislumbrar las infancias in- nidad. Cuando escuchamos relatos de niños
mersas en el prolongado conflicto armado provenientes de diversos contextos, como
colombiano, este régimen discursivo prove- los indígenas o aquellos que narran las di-
niente de los procesos de escolarización y ferentes maneras como han vivido las vio-
de las ciencias sociales, dificulta pensar esas lencias, tenemos dos alternativas diferentes
infancias otras. Inocencia, imitación y desa- en el marco de esta matriz: podemos, por un
rrollo espontáneo, como características “na- lado, pensar que están en falta, entones, en
turalizadas”, serían tres poderosas imágenes consecuencia podemos cargarlos de escola-
que intentan dar cuenta de la infancia y que ridad, de amor, de castigos etc; o nos impo-
nos acompañan cuando de pensarla se tra- nemos pensar que tales circunstancias han
ta. Se hace necesario, entonces, reconocer producido otros efectos que tendríamos que
que estamos “cargados” de ideas que dan aprender a pensar.

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forma a pensamientos y acciones sobre la in-
fancia y que esto acarrea formas y maneras Discurso experto e infancia
de sentir y actuar y, porque no, contribuyen a moderna: Algunas cuestiones de
prefigurar, incluso, nuestra investigación so- método
bre los niños y la infancia. Conocer entonces
no sería descubrir lo que hay allí (ya que fue En el marco de estas consideraciones se
configurado socialmente), sino investigar las nos impone la pregunta por la manera como
tramas culturales que han posibilitado pen- nos es posible comprender las relaciones
sar y actuar de tal o cual forma. que mantienen las producciones discursi-
Se hace necesario, entonces, interrogar vas para la infancia y las mismas prácticas
la memoria y sus afectos, aquella que se ha sociales en las cuales los sujetos actúan.
ido consolidando a lo largo de los últimos si- Lógicas heterónomas pero articuladas, que
glos y que nos conduce a que la infancia se sin embargo, pretenden organizar la produc-
comprenda y se asuma en el cotidiano vivir ción e interpretación de los enunciados que
como un periodo de la vida que combina la contribuyen a regir gestos y conductas. En
fragilidad física, la vulnerabilidad emocional otras palabras, son enunciados que mode-
y que coloca a los niños “presos” de un pro- lan realidades dentro de coacciones que a la
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EXTENSIÓN

cias sociales) y el modo en que produce sus


argumentos y establece su legitimidad, ha
permitido una particular manera de interpre-
tar e interpelar a los recién llegados a este
mundo.
Esta consideración metodológica, que
contribuye a pensar el campo de indagación
de la infancia, busca salir de esa aparente
dicotomía entre constructivismo y realismo.
Considerar a todo hecho social relacional-
mente y, al mismo tiempo, construido y real,
permite trazar un camino que trasciende las
dos posiciones aparentemente opuestas
que constituyen el positivismo cientista y el
relativismo denunciatorio. Considerar todos
vez, limitan y hacen posible su enunciación. los procedimientos científicos, técnicos o so-
Discurso hacia la infancia que instaura divi- ciales como construidos y en el marco de un
siones y dominaciones que, dada su fuerza, debate político-cultural por el sentido, permi-
hacen ser lo que designan. te comprender la ciencia y sus modelos teóri-
Desde esta perspectiva el lenguaje y el cos como construcción cultural que contribu-
discurso no son considerados como un re- ye a configurar la sociedad12. Los conceptos
flejo de la realidad social sino como cons- y categorías con los cuales trabajamos no
tituyentes de la misma. Se entiende que es son simple reflejo de la realidad. Ni sólo des-
a través del lenguaje y del discurso que la cripciones o explicación de ella. Implica esto
realidad social y psíquica inevitablemente se entender la realidad en el marco del debate
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construye. Lo cual nos lleva a reiterar que los y disputa por su significación y, por lo tanto,
niños, niñas y jóvenes son sujetos contem- en una construcción en proceso. La realidad
poráneos por excelencia. Ellos no traen en no es diáfana, no es transparente, ni univo-
su propia experiencia la carga del discurso. ca, tiene múltiples significados y la disputa
Se insertan en él, respondiendo, contingen- es por la legitimación, por la hegemonía de
temente, a su contemporaneidad. alguno de sus sentidos.
El concepto de discurso permite ir más Desde esta perspectiva, las categorías y
allá de los dualismos que separan lo ideal clasificaciones que se consideraban como
de lo real, lo simbólico de lo material en la obvias, naturales y objetivas y, por lo tanto,
producción del significado. Tal como ha sido no merecedores de atención, ganan, desde
señalado, el discurso sobre la infancia (pro- los análisis sobre el discurso, atención. Así, lo
veniente de algunas de las modernas cien- obvio se convierte en problemático, y nocio-
nes pertenecientes al campo semántico de
la infancia (heteronomía, necesitado, víctima,
12 Desrosières, Alain. “¿Cómo fabricar cosas que se sos- inocencia, desarrollo, sujetos de derecho,
tienen entre sí? Las ciencias sociales, la estadística y el Es-
tado”. En: Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura, por señalar algunas) requieren atención y re-
116 Nº 20, 1995, pp. 19-31. flexión, para no ser utilizadas con la misma
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impunidad, queriendo percibir los sentidos vista establece una postura crítica frente a for-
que acarrean. mas de comprender trabajos investigativos en
Con los anteriores elementos, se hace ciencias sociales que usan categorías y clasi-
importante evidenciar una precisión metodo- ficaciones en donde supuestamente se expre-
lógica. Lo que hoy denominamos niños -los san cosas que existen independientemente
“recién llegados”-, son esos “seres peque- de las convenciones que las establecen.
ños” que han existido siempre. Pero el niño, Se instaura un cuestionamiento sobre la
la niñez, la infancia, son expresiones que manera como se objetiva la realidad y las
nombran conjuntos de saberes, represen- transformaciones perseguidas en diferentes
taciones y prácticas que los “adultos” han periodos históricos y en diferentes culturas.
construido históricamente para asignarles lu- Se toma distancia de aquel trabajo intelec-
gares y funciones en nuestras sociedades. tual que se circunscribe a consumir códigos
Como tenemos una realidad que nos es clasificatorios predefinidos. Se quiere usar
dada, nacemos en un mundo con una serie los conocimientos producidos y apropiados

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de significaciones que recibimos, es decir, –propios de un periodo histórico- desde las
nos insertamos en un mundo prefigurado: ciencias sociales y la pedagogía para re-
la tarea es entonces, poder trabajar con las construir la génesis de aquellas herramientas
lógicas constructoras que hicieron posible cognitivas con las cuales trabajamos y que
esos productos. Para nuestro caso, con las algunos consideran “naturales”, y reconocer
lógicas que posibilitaron que el marco de que ellas tienen una connotación que posibi-
significación de la infancia y los niños los lita prefigurar y anticipar y, por ende, contribu-
muestren como “ingenuos”, “heterónomos” yen a configurar el límite discursivo para este
y “vinculados a un proceso natural de desa- grupo etáreo. Es necesario transitar caminos
rrollo”. Conceptos, categorías, nociones que que posibiliten investigar simultáneamente
heredamos y asumimos y aplicamos como si y en la misma medida ambas prácticas, las
la realidad fuera invariable, univoca, homo- sociales y las científicas. Las prácticas cientí-
génea y para todos los contextos. ficas construyen hechos.
Desde esta perspectiva se busca estable- Dirigir la atención hacia el conocimiento,
cer vínculos entre categorías y sistemas de como poder productivo de la realidad, impli-
clasificación en la configuración de esa reali- ca descentrar epistemológicamente al suje-
dad denominada “la infancia”. Este punto de to. Descentrar al sujeto supone considerar
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EXTENSIÓN

la producción histórica de principios como


variables, es decir como fabricaciones, en el
doble sentido de ficciones configuradoras;
es decir, narrativas con posibilidad de produ-
cir, como efecto, realidades subjetivas cuyos
marcos de referencia son esas mismas na-
rrativas históricas y culturales que contribu-
yeron a configurarles. Centrar la atención en
la lógica discursiva propuesta por el conoci-
miento experto -su estructura racional-, aquel
que ha sido producido hacia la infancia, no
pretende desembarazarse del sujeto, sino
desprenderse de las prácticas de ordena-
miento que definen el campo y, en él, consti-
tuyen el marco potencial de actuación de los efectos políticos de estos conocimientos. Se
sujetos. busca comprender cómo se articula simultá-
Al respecto, es importante señalar dos neamente conocimiento y poder y a partir de
cuestiones. En primer lugar, la necesidad de esta lógica evidenciar la manera mediante la
preguntarse por la producción de conoci- cual se organiza el mundo. La tarea estaría
miento y, segundo, por su cristalización. Es en cartografiar el aparato de conocimiento-
decir, requerimos pensar las políticas de pro- poder y sacar a la luz instituciones y sujetos
ducción del saber y su enseñanza, así como que producían y legitimaban conceptos, en
su posterior apropiación y uso. Pensamos su papel de productores de cultura, por un
que es necesario interrogar, a lo largo del si- lado y por el otro, en los efectos que se pro-
glo XX, las políticas del conocimiento para la ducen al nombrar y taxonomizar la realidad
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infancia, en donde, por ejemplo, la psicología, de esa manera.


uno de los saberes científicos, ha desempe- Lo fundamental es comprender cómo
ñado un papel importante en la configuración mediante la difusión de saberes expertos se
de saberes para ésta. Así mismo, es impor- contribuye a constituir los problemas de la
tante pensar en la institucionalización de es- vida social e individual y como cambian para
tos saberes, a la luz de sus efectos sobre las dar como resultado las condiciones en que
concepciones de infancia que hoy tenemos. vivimos. Para los investigadores, reflexionar
Se hace necesario comprender cómo es- sobre las ciencias sociales y sus vínculos
tos conocimientos, provenientes de las cien- con el poder y la política, posibilita cuestio-
cias sociales, forman parte de un contexto namientos sobre el mismo conocimiento con
intertextual e institucional que hizo “razona- el cual trabajamos e instala la pregunta por
bles” los textos que “pretenden” organizar y modos distintos de producción del mismo.
gobernar los significantes e instalar sentidos Ya que la noción de infancia se validó
para las interpretaciones de los sujetos. En como un instrumento para describir esa eta-
este horizonte, el análisis de los conocimien- pa particular de la vida de un sujeto, diferente
tos difundidos a grupos poblacionales es- a la del adulto, ocupado en tareas y activida-
118 pecíficos es una manera de comprender los des establecidas por el proyecto civilizatorio
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moderno, es necesario que éstas concepcio- Una de las consecuencias metodológicas
nes sean interrogadas. Si la infancia no ha de este enfoque es la de posibilitar la desna-
sido una invariante en la historia, si, como turalización de las reglas para la resolución
hemos señalado, es una construcción histó- social e individual de problemas, haciéndo-
rica y cultural que emerge a través de múlti- les susceptibles a la crítica y abriendo con
ples objetivaciones, las cuales han descrito ello posibilidades adicionales para la acción,
al cuerpo infantil como necesitado, carente, gracias al cuestionamiento de los principios
heterónomo, falto de razón, que necesita de de ordenación que vehiculizan y presuponen
la intervención para ordenarlo, entonces, in- las identidades del sujeto.
terrogar los saberes que hablan sobre ella y Reconocer la íntima vinculación del cono-
los efectos sobre la misma realidad, posibilita cimiento experto y especializado con el ejer-
pensar los efectos de dichas nociones sobre cicio del poder, lleva a la pregunta de cómo
nuestra manera de pensar y actuar. Delimi- pensar una ética del conocimiento, consi-
tar la infancia, como periodo de la particular derado como práctica política, en una tarea
vida, diferente a la de los adultos, contribuyó, central para la investigación sobre lo social:
a su vez, a dar forma a ese otro gran periodo “desnaturalizar”, es decir, desfamiliarizar lo
de la existencia: el de los adultos y su uni- familiar, siguiendo la premisa de que lo que
verso de sentido. Al hacer existir la infancia, en cualquier momento dado se considera
relacionalmente se da existencia, también, al como conocimiento, se halla incluido en los
mundo de los adultos. Ni abstracta, ni inde- conflictos sobre quién puede hablar y según
pendientemente existe la infancia. qué criterios de verdad13.
Este proceso de reflexividad busca in-
terrogar los conceptos que, gestados en el
desarrollo histórico de las mismas ciencias 13 La idea de ”desnaturalización” de lo humano contiene,
humanas y sociales, fueron, constituyéndose por lo menos, dos aristas. La primera está relacionada con
una antigua discusión instaurada, entre otros, por algunos

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poco a poco, gracias al ejercicio legitimador filósofos. El tema recurrente está dado en establecer lo par-
de las mismas ciencias sociales y humanas, ticular de lo humano, en pensar el hombre como un ”animal
no natural”, un ”animal político”, un ”animal que habla”, es
buscando imponerse como sentido común y
decir, que en la humanidad la naturaleza fue reemplazada
anclarse en la manera como nos relaciona- por la cultura. Es decir, en el hombre la cultura es su natu-
mos con el mundo. Así uno de los desafíos raleza. Otra forma de expresar esta idea es: nada es natural
para el hombre, a cada función de la naturaleza le damos
metodológicos del campo de indagación un significado cultural. Esta idea es recogida y trabajada
sobre la infancia es precisamente configurar desde el Psicoanálisis, en particular por tres de sus repre-
sentantes significativos a lo largo del siglo XX, Freud, Lacan
procesos de historización de los conceptos
y Miller. Valga citar un ejemplo. Siendo un asunto biológico,
que, generados en el marco de momentos a los hijos se les debe asegurar su nacimiento cultural, de-
y dinámicas particulares en diferentes dis- clarándolos ante el Estado para que sean registrados. Así
mismo se les otorga un nombre, asuntos estos, que a su vez
ciplinas, han abordado fenómenos particu- contribuyen a configurar su identidad. ”Soy colombiano”,
lares de la infancia. Tarea necesaria para la ”tengo el nombre de mi abuelo que era muy inteligente”,
etc. Así un hecho de la naturaleza, un nacimiento, debe
desnaturalización de las ciencias humanas ser metaforizado cultural y socialmente. El ingreso en el
y sociales, entendiendo que, la clasificación mundo cultural implica necesariamente la adquisición o,
en términos radicales, la imposición de un lenguaje a cada
del conocimiento, la gestión de lo simbólico,
uno de los recién llegados a este mundo y por esta vía las
así como sus usos y apropiaciones recobran significaciones culturales. Miller, Jacques – Alain. Estructu-
importancia política. ra, Desarrollo e Historia, Gelbo, Santa Fé de Bogotá, 1998. 119
REFLEXIONES EN
EXTENSIÓN

Entender que las nociones que circulan grupo diferente del adulto, únicamente.
sobre las infancias y los niños son producto Pensamos que es posible una historia de
de una disputa por el sentido, en donde las los procesos culturales en cuanto articu-
disposiciones políticas buscan presentarse ladores de prácticas hacia la infancia. Es
como legítimas para materializarse en prác- necesario rescatar, por un lado, el proceso
ticas culturales, implica pensar que el estu- de achatamiento que el concepto de infan-
dio sobre las infancias requiere investigar las cia moderna generó en el mundo cultural,
prácticas y las representaciones que culturas y que homogenizó la mirada hacia los re-
particulares relacionan y asignan a los niños. cién llegados. Prácticas modernas que in-
En este marco de discusión, los sujetos y sus visibilizan otras concepciones de infancia.
posibilidades de actuar sobre el mundo, al Pero también es necesario indagar históri-
ser incluidos en la racionalidad política son camente la objetivación del mundo infantil,
nombrados y descritos de manera particular; en donde visiblemente desde el siglo XIX se
son, vía discursos autorizados y legitimados, constituyen escenarios, prácticas y saberes
blanco privilegiado de la lógica del discurso, expertos en torno a la infancia, todo un apa-
que instaura, no sólo una racionalidad sobre rato cultural para racionalizar y garantizar la
el mundo, sino también maneras de pensar diferencia.
al sujeto. En segundo lugar es necesario pensar los
Finalmente, el campo investigativo de niños como experiencia particular subjetiva.
la infancia, con los elementos esbozados, Es decir, frente a la homogenización preten-
quiere trabajar en dos sentidos diferentes dida por el discurso hacia la infancia, se hace
pero articulados. El primero tiene que ver necesario vislumbrar aquello que se resiste a
con la recuperación de la historia. Pero no ser capturado por el discurso y que genera
una historia que recupere la infancia como malestar.
Ciudad Paz-ando Bogotá, primer semestre de 2010. Vol. 3, núm. 1: págs. 109-120

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