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Como suele ocurrir en otros ámbitos de la dogmática de las conse cuencias jurídicas del delito,

la denominación que se otorga a las causales que estamos analizando no es uniforme. Si bien
resulta frecuente que se les designe como causales de extinción de la acción penal y de la
pena, 4 también es común detectar que se les denomina causas de ex tinción de la
responsabilidad penal. 5 Sin embargo, en la doctrina co existen otras nomenclaturas como la
de condiciones de operatividad de la coerción penal que utiliza Zaffaroni. 6 En el derecho penal
peruano se ha optado por la primera de las denominaciones mencionadas. Es así que tanto en
el Código Penal de 1924 (Título XV del Libro Primero) como en el de 1991 (Título V del Libro
Primero) el legislador nacional se ha referido a la extinción de la acción penal y de la pena. Sólo
en el Código Penal de 1863 el legisla dor no organizó estas causales bajo una denominación
común? Resulta anecdótico recordar la preocupación que mostraba Cornejo en torno a que las
causales que analizamos no podían extinguir la ac ción penal, por lo que su denominación
correcta debería ser causales 2 Cfr. Eugenio Cuello Calón. Derecho Penal. Editora Nacional.
México, 1973, p. 626. 3 Luis Eduardo Roy Freyre. Causales de extinción de la acción y de la
pena. GRIJLEY Lima, 1998, p. 21. 4 Cfr. Luis Eduardo Roy Freyre. !bid. 5 Luis Gracia Martín y
otros. Las consecuencias jurídicas del delito en el nuevo Código Penal Español. Tiranr Lo
Blanch. Valencia, 1996, p. 317. 6 Cfr. Eugenio Raúl Zaffaroni. Manual de Derecho Penal. Parte
General. ED lAR. Buenos Aires, 1982, p. 560 y ss. 7 Cfr. Luis Eduardo Roy Freyre. Op. cit., p. 15 y
16. Causales de extinción de la acción penal y de la ejecución de la pena 907 de extinción del
delito: da acción no es susceptible de extinción, y que no puede impedirse su ejercicio aun
cuando llegare a faltar el funda mento de la pretensión correlativa. Cuando la ley penal o civil
habla de la extinción de la acción, entiende referirse, no a la facultad de preten der un
derecho, sino a la relación jurídica objeto de la pretensión; o al delito (si se trata de relación
personal) pero no como hecho -que his tóricamente no puede suprimirse- sino como ente
jurídico, según la concepción de Carrara. Esto equivale a decir que lo que propiamente se
extingue es la relación de que el delito como ente, es elemento». 8 Cabe señalar, finalmente,
que otros sistemas jurídicos nacionales de nuestro hemisferio se han inclinado también por
denominaciones si milares a la acordada en nuestra legislación peruana. Así, por ejemplo, el
Código Penal argentino se refiere a Extinción de Acciones y Penas (Título X del Libro Primero) y
el Código Penal colombiano de 1980 trataba De la Extinción de la Acción y de la Pena (Capítulo
V, del Título IV del Libro Primero). En cambio el Código Penal mejicano adopta el término
Extinción de la Responsabilidad Penal (Título Quinto del Libro Primero), muy semejante, pese a
su diferencia cronológica, al que emplea el Código Penal cubano que alude a La Extinción de la
Responsabilidad Penal (Título VIII del Libro I). Ahora bien, según Bustos Ramírez «es mucho
más correcto hablar de extinción de la responsabilidad criminal y no de extinción de la
responsabilidad penal. Las causas de dicha extinción no están necesa riamente vinculadas
exclusivamente con el sentido y función de la pena, sino con el sentido y función de la
responsabilidad en términos gene rales, esto es, con el sentido y función del derecho penal.
Se trata de dilucidar cuales son los principios que informan el problema de la fundamentación
y límites de la intervención penal. Tales principios no son otros que el de la dignidad de la
persona, el de los bienes jurídicos y el de la necesidad de la pena. 9 8 Angel Gustavo Cornejo.
Parte General de Derecho Penal. Tomo Pri

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