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TRASTORNO ANTISOCIAL, CONSANGUINEIDAD Y DUELO

DUELO POR PÉRDIDA DE FAMILIAR DE PRIMER GRADO DE


CONSANGUINEIDAD EN PERSONAS CON TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA
PERSONALIDAD

Autoras:
Xucel M. Muñoz Pérez
Stefanie Pedroza Madero
Ingrid E. Rios Pinto

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS

PROGRAMA DE PSICOLOGIA

BOGOTÁ D.C.

JULIO DE 2020
2

TRASTORNO ANTISOCIAL, CONSANGUINEIDAD Y DUELO

DUELO POR PÉRDIDA DE FAMILIAR DE PRIMER GRADO DE


CONSANGUINEIDAD EN PERSONAS CON TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA
PERSONALIDAD

Autoras:
Xucel M. Muñoz Pérez
Stefanie Pedroza Madero
Ingrid E. Rios Pinto

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
PROGRAMA DE PSICOLOGIA
BOGOTÁ D.C.
JULIO DE 2020
3

DUELO POR PÉRDIDA DE FAMILIAR DE PRIMER GRADO DE


CONSANGUINEIDAD EN PERSONAS CON TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA
PERSONALIDAD
Xucel M. Muñoz Pérez
Stefanie Pedroza Madero
Ingrid E. Ríos Pinto

Tabla de Contenido

Resumen..................................................................................................................................... 4

Summary .................................................................................................................................... 4

Introducción ............................................................................................................................... 5

Objetivo General ........................................................................................................................ 5

Objetivos Específicos................................................................................................................. 5

Marco Teórico ............................................................................................................................ 6

Metodología ............................................................................................................................. 16

Resultados ................................................................................................................................ 16

Conclusiones ............................................................................................................................ 20

Reflexiones y sugerencias ........................................................................................................ 21

Referencias ............................................................................................................................... 23
4

DUELO POR PÉRDIDA DE FAMILIAR DE PRIMER GRADO DE


CONSANGUINEIDAD EN PERSONAS CON TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA
PERSONALIDAD
Xucel M. Muñoz Pérez

Stefanie Pedroza Madero

Ingrid E. Ríos Pinto

Resumen

Uno de los grupos de personas que siempre han generado reacciones exageradas por parte de
la sociedad en general y por parte de la comunidad científica han sido las personas que
presentan trastorno social de la personalidad, conocido popularmente como psicopatía. Dentro
de este grupo se ha mitificado que estas personas son incapaces de sentir emociones y por tal
razón son incapaces de desarrollar y manifestar un duelo real como el resto de las personas.
Sin embargo, este trastorno presenta diferentes niveles y algunas personas con psicopatía
pueden sentir perfectamente el espectro normal de emociones humanas. En el presente artículo
se analiza que tan variado puede ser este espectro de emociones bajo la pérdida de familiares
con primer grado de consanguineidad en este tipo de individuos.
Palabras claves: Trastorno social de la personalidad, psicopatía, duelo, grado de
consanguineidad, emociones, IRMF, DSM IV.
Línea de Investigación: Salud y Sociedad

Summary

One of the groups of people who have always generated exaggerated reactions from society in
general and from the scientific community have been people with social personality disorder,
popularly known as psychopathy. Within this group it has been mythologized that these people
are incapable of feeling emotions and for this reason they are incapable of developing and
manifesting real grief like the rest of the people. However, this disorder has different levels and
some people with psychopathy can perfectly feel the normal spectrum of human emotions. This
5

article analyzes how varied this spectrum of emotions can be under the loss of relatives with
the first degree of consanguinity in this type of individuals.
Key words: Social personality disorder, psychopathy, mourning, degree of consanguinity,
emotions, IRMF, DSM IV.
Line of research: Health and Society

Introducción

Bajo situaciones de pérdida, en especial de un familiar con primer grado de


consanguineidad, la mayoría de las personas experimentan un proceso psicológico que dificulta
sus quehaceres diarios y en el cual se manifiestan emociones en una magnitud que es difícil de
conseguir en otras circunstancias, cuya denominación científica es el duelo; sin embargo,
dentro de la literatura académica, es importante rastrar el nivel de emotividad en personas con
algún grado de trastorno antisocial de la personalidad y desmitificar o ratificar la atipicidad de
emociones de estos individuos, que pueden ser evidenciados durante el tránsito del duelo. En
el presente artículo se da a conocer el análisis realizado sobre los aspectos mencionados
anteriormente y se discutirá sobre el modelo de afectividad y relaciones personales en este tipo
de personas asociadas al duelo por muerte.

Objetivo General

Realizar revisión bibliográfica de la vivencia del duelo por pérdida de familiar de primer
grado de consanguineidad en personas con trastorno antisocial de la personalidad.

Objetivos Específicos

Identificar en la literatura científica sobre casos medidos de trastorno antisocial de la


personalidad (TAP), con resultados de la prueba PCL-R, donde se hayan investigado sus
relaciones psico-afectivas y se han documentado situaciones de duelo.
Presentar una discusión técnica sobre la relación de personas con algún grado de TAP y la
experimentación de algunas o todas las fases del duelo.
Identificar patrones emotivos en este tipo de personas y con ellos desmitificar los procesos
psicológicos popularizados en la sociedad.
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Marco Teórico

Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP)

Siguiendo la definición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales


en su quinta edición, el TAP se caracteriza por “un patrón general de desprecio y violación de
los derechos de los demás, que comienza en la infancia o el principio de la adolescencia y
continúa en la edad adulta”, sin embargo esta definición puede ser algo general y no abarcar
todas las dimensiones que amerita la patología.

Desde los planteamientos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos


Mentales en su quinta versión (APA, 2014), el concepto que tiene vigencia es el trastorno de
la personalidad antisocial caracterizado por un “patrón de desprecio y de violación de los
derechos de los demás que comienza en la infancia o en la adolescencia y que continúa en la
vida adulta” (p. 659). Adicionalmente da a conocer que otras formas en que se ha denominado
es: psicopatía, sociopatía o trastorno de la personalidad disocial, en razón al uso reiterado del
engaño y la manipulación.
Los criterios establecidos por este manual para realizar el diagnóstico del trastorno de la
personalidad antisocial son:

Tabla 1.
Criterios diagnósticos del Trastorno de Personalidad Antisocial
Trastorno de Personalidad Antisocial
A. Patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los demás que se
produce desde antes de los 15 años de edad y que se manifiesta por tres o más de los
siguientes hechos:
1. Incumplimiento de las normas sociales Respecto a los comportamientos legales
que se manifiesta por actuaciones repetidas que son motivo de detención.
2. Engaño que se manifiesta por mentiras repetidas utilizaban son de alias o estafa
para provecho o placer personal
3. Impulsividad o fracaso para planear con antelación
4. Irritabilidad y agresividad que se manifiesta por peleas o agresiones físicas
repetidas
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5. Desatención imprudente de la seguridad propia o de los demás


6. Irresponsabilidad constante que se manifiesta por la incapacidad repetida de
mantener un comportamiento laboral coherente o cumplir con las obligaciones
económicas
7. Ausencia de remordimiento que se manifiesta con indiferencia y racionalización
del hecho de haber herido, maltratado o robado a alguien
B. El individuo tiene como mínimo 18 años
C. Existen evidencias de la presencia de un trastorno de la conducta con inicio antes de los
15 años
D. El comportamiento antisocial no se produce exclusivamente en el curso de la
esquizofrenia o de un trastorno bipolar
Tomado textualmente de APA (2014, p. 659)

Aún el cambio del término psicopatía por el de trastorno antisocial de la personalidad,


genera controversia, ya que el TAP implica una conceptualización más social del mismo. De
esta manera el TAP se centra en la conducta como daño social, mientras que el término
psicopatía se refiere a las características psicopatológicas del individuo (López & Núñez,
2008). En este artículo nos referiremos a los dos términos teniendo en cuenta la anterior
distinción.
De acuerdo con las investigaciones actuales se trata más que de comportamientos
específicos, de una escala psicopática, no es una categoría discreta, sino una dimensión
continua, (Lykken, 2000). En lo que sí existe consenso es que las personas que presentan algún
grado de TAP desarrollan algunos de los siguientes comportamientos: a) rebeldía social y
dificultad para acatar la normatividad, b) carácter desinhibido, c) remordimiento reducido y d)
baja empatía.
Al ser el TAP una materia en estudio de la cual existen muchos vacíos conceptuales, se ha
mitificado su figura al punto de pensar que se trata de individuos que no pueden sentir
emociones y que no tienen ningún tipo de límites en sus comportamientos. Para muchas
personas la psicopatía (TAP) es sinónimo de violencia y criminalidad, lo cual no es exacto y
no detalla todo el espectro de particularidades de estos individuos.
Un aspecto muy importante es el que presentan (Webster, Douglas, Eaves, Hart, & Pueyo,
2000), quienes identifican que algunos rasgos antisociales de niños con psicopatía suelen
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desvanecerse con la edad, en especial estos autores señalan la crueldad animal, la piromanía y
la micción con propósitos agresivos.
El psicólogo canadiense Robert Hare propuso en el año 1980 una escala para medir el grado
de psicopatía (actualmente TAP) la cual ha sido simplificada a 20 ítems en la versión revisada,
Psychopathy Checklist Revised (PCL-R), que data del año 1991. Esta escala se ha utilizado en
múltiples estudios y con base en estos se han caracterizado principalmente comunidades
carcelarias.
El test PCL-R proporciona una puntuación general para el nivel del TAP y evalúa 2 factores:
Factor interpersonal: incluye aquellos aspectos que se refieren a relaciones interpersonales
y afectivas.
Factor de Desviación Social: trata sobre los aspectos que se refieren a problemas de
conducta, irresponsabilidad, impulsividad y déficit en la socialización del individuo.
La puntuación total de la prueba oscila entre 0 y 40, calificándose como positiva si los
resultados son superiores a los 30 puntos. Los 20 ítems que se evalúan en el test PCL-R de
Hare son:
1. Locuacidad / Encanto superficial.
2. Egocentrismo / Sensación grandiosa de la autovalía.
3. Necesidad de estimulación / Tendencia al aburrimiento.
4. Mentira patológica.
5. Dirección / Manipulación.
6. Falta de remordimiento y culpabilidad.
7. Escasa profundidad de los afectos.
8. Insensibilidad / Falta de empatía.
9. Estilo de vida parásito.
10. Falta de control conductual.
11. Conducta sexual promiscua.
12. Problemas de conducta precoces.
13. Falta de metas realistas a largo plazo.
14. Impulsividad.
15. Irresponsabilidad.
16. Incapacidad para aceptar la responsabilidad de las propias acciones.
17. Varias relaciones maritales breves.
18. Delincuencia juvenil.
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19. Revocación de la libertad condicional.


20. Versatilidad criminal.

Las emociones en el trastorno antisocial de la personalidad


(Lykken, 2000) plantea, que es necesario identificar tres (3) tipos de personalidades
antisociales: la sociopática, la psicopática y la relacionada con las neurosis del carácter. Según
este autor, la personalidad antisocial que se diferencia por una predisposición a no sentir el
miedo y que posee déficits en los mecanismos inhibitorios, se cataloga como psicópata,
actualmente TAP.
Lo anterior implica que la emoción determinante en este trastorno es el miedo o la ausencia
de este. Las personas con altos grados de TAP o denominada por Likken (2000) como
“psicopatía primaria”, requieren estar expuestas a situaciones riesgosas que estimulen su
sistema nervioso.
La ausencia de mecanismos inhibitorios no racionales los impulsa a realizar acciones que
otros individuos no realizarían, sin embargo comprenden racionalmente los peligros de dichos
actos.
En la investigación realizada por (Kajonius & Bjorkman, 2019), se pudo identificar que las
personas con psicopatía, narcisismo y maquiavelismo (la triada oscura), pueden comprender e
identificar las emociones de otros seres humanos con similar eficiencia a las personas normales,
solo que no manifiestan interés para ellos.
En este sentido los individuos con TAP tienen los mecanismos empáticos desarrollados pero
no reproducen en sí mismos la emotividad percibida. Por qué no lo hacen, puede ser explicado
en su búsqueda por percibir la emoción del miedo, en cual caso, la situaciones de los demás
son entendidas como ajenas y no estimulan su búsqueda. Desde este punto de vista la
minimización de las otras emociones en aras de magnificar el miedo, genera una conducta
egoísta, donde la empatía es netamente racional y no se manifiesta con una respuesta emotiva
interna.
Dado que estos individuos favorecen las emociones que ocurren en su propia persona e
ignoran egoístamente las de otros individuos, es posible que experimenten emociones ante una
situación de duelo, siempre y cuando la perdida asociada genere algún grado de estimulación
del miedo o necesidades egoístas o fijaciones.
De acuerdo con (Moshagen, Hilbig, & Zettler, 2018), el denominador común en las personas
con trastornos antisociales es el egoísmo patológico, concepto que ellos han denominado el
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“factor D” que significa “dark factor” o factor de la maldad en castellano. Este egoísmo es la
verdadera motivación de las personas con TAP y es esta emoción la que se exalta a pesar que
el individuo tenga capacidad para experimentar las otras emociones. Es como si en los
individuos con este tipo de trastornos el egoísmo y la búsqueda de sentir el miedo tomaran
control y no permitieran emerger las otras emociones de la personalidad.
(Moshagen, Hilbig, & Zettler, 2018) definen el factor D como sigue: “es la tendencia general
a maximizar la propia utilidad individual, sin tener en cuenta, aceptar o provocar de manera
malintencionada la falta de utilidad para los demás, acompañada de creencias que sirven como
justificaciones”.
Desde la visión del factor D, es posible comprender que las personas con psicopatía puedan
generar sentimientos alrededor de objetos o incluso personas que generan beneficio sobre su
propia persona. Estas relaciones pueden generar dependencia e inclusive apego, donde es
posible un proceso de duelo.

Los rasgos psicopáticos en el TAP


Dentro de la bibliografía existente sobre el TAP se destaca el trabajo del Dr. Hugo Marietán,
médico psiquiátrico argentino quien ha escrito varios artículos sobre esta línea de investigación.
De su artículo “Descriptor de rasgos psicopáticos”, (Marietán, Descriptor de rasgos
psicopáticos, 1998) presenta puntos en común con el “factor D” de (Moshagen, Hilbig, &
Zettler, 2018) e identifica tres (3) grupos de rasgos psicopáticos:
Grupo A: los derivados de satisfacer necesidades distintas al común.

Grupo B: los derivados de la cosificación de las personas.

Grupo C: los actos psicopáticos graves.

En el presente trabajo nos centraremos en los dos primeros, dejando a un lado el tercer grupo
que se refiere a comportamientos criminales. Mediante estos rasgos se pueden caracterizar el
tipo de relaciones que construyen las personas con TAP tanto con otras personas, como con
rutinas y objetos utilitarios.
Las personas con algún grado de TAP desarrollan necesidades especiales que los motivan a
acciones igualmente diferentes. Para ellos no se trata solamente de satisfacer su necesidad, es
también muy importante el modo en que se satisface. Sus acciones deben tener un
procedimiento, un estilo, una firma, un sello. (Marietán, 2005), propone los siguientes
subgrupos de necesidades:
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Subgrupo A.1. Necesidad de preservar su libertad a toda costa. Para estos individuos no
deben existir impedimentos para su libertad, en especial las necesidades de otras personas.
Subgrupo A.2. Creación de valores y normas personales. Ellos “crean su propia ley” y
cuestionan todo tipo de autoridad que contradiga sus propios códigos y valores.
Subgrupo A.3. Creación de rituales, ceremonias y automatismos. Tienden a valorar y
apreciar los procedimientos que les dan resultados para satisfacer sus necesidades. A este nivel
se desconoce si pueden generar sentimientos por estos procedimientos.
Subgrupo A.4. Necesidad de estímulos intensos. Como se había presentado anteriormente,
las personas con psicopatía necesitan sentir el miedo y buscan estímulos intensos, retan las
circunstancias y les gusta el peligro.
El otro grupo de rasgos es la cosificación de las personas. Cuando se utiliza la expresión
“cosificar a una persona” se refiere al proceso mental interior de quitarle los atributos humanos,
es dejar de verlo como un igual y de esta manera justificar acciones en contra de esas personas.
La persona con psicopatía si puede desarrollar un mecanismo de empatía siempre y cuando
las personas no sean obstáculos a sus necesidades, cuando las personas interfieren en la
satisfacción de las mismas, se activa el mecanismo de “cosificación” para seguir adelante con
sus acciones y frenar los mecanismos de remordimiento. Para este segundo grupo, (Marietán,
2005) también propone varios subgrupos:
Subgrupo B.1. Egocentrismo. Se refiere al “factor D” de (Moshagen, Hilbig, & Zettler,
2018) que habíamos tratado anteriormente.
Subgrupo B.2. Falla del mecanismo de empatía – “Cosificación”.
Subgrupo B.3. Mecanismo Seducción – Manipulación – Explotación. La persona con
psicopatía al tener una necesidad apremiante por satisfacer sus necesidades desarrolla este
mecanismo donde logra convencer a las otras personas para que actúen de tal forma que
beneficien sus propósitos.
Subgrupo B.4. Coerción – Intimidación. Si los mecanismos anteriores no tienen los
resultados esperados, los individuos con altos niveles de psicopatía no dudaran en utilizar los
mecanismos de intimidación para obtener lo que desean. En este punto es donde se diferencian
los niveles de psicopatía, los individuos más racionales y con necesidades menos intensas no
llegan a este punto y controlan sus acciones.
Subgrupo B.5. Parasitismo. Este punto es importante, al tratarse de una de las relaciones
más comunes entre el “psicópata – complementario”. La persona con psicopatía mantiene
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relaciones donde saca provecho todo el tiempo que le sea permitido, no quiere dejar de percibir
el beneficio que recibe y por eso no genera un daño suficiente como para dañar la relación.
Subgrupo B.6. Utilitarismo. Las personas con psicopatía solo establecen relaciones donde
perciben beneficios.
Subgrupo B.7. Insensibilidad. Las personas con altos niveles de psicopatía no sienten
remordimientos, no son conscientes de los niveles de crueldad que infringen y viven cómodos
en situaciones de estrés.
Una vez expuesto lo anterior y profundizando en la relación TAP-emociones y teniendo en
cuenta que no es una cuestión de escala, ni una visión blanca o negra, (Marietán, 2000) describe
que estos individuos pueden vivir en dos modos, un modo cotidiano o normal, donde se
relacionan y se perciben como las otras personas y el modo psicopático cuando identifican sus
necesidades profundas y encuentran uno o varios “complementarios” que ayudan a la
satisfacción de esas necesidades.
Los familiares con primer grado de consanguineidad pueden convivir con estos individuos
en cualquiera de estos dos modos y de esta forma se caracteriza la relación que se lleva entre
ellos.
Cuando se conforma la relación “TAP – Complementario” se establece codependencia y
comportamientos abusivos y estas relaciones pueden ser de largo plazo, al equilibrarse las
necesidades de cada uno. El complementario no se percibe como víctima, sino que utiliza al
psicópata para tener comportamientos que de otra forma no tendría y el psicópata encuentra en
el complementario un individuo sin resistencias que opera como una herramienta a la medida
para satisfacer sus necesidades. Esta relación necesita de las dos partes para perdurar y se
diferencia de la relación “victima – victimario” en que se genera una asociación de
comportamiento y el complementario acepta su rol.
Cuando alguno de sus familiares cercanos cae en la posición de complementario, comienza
la “cosificación” de la persona y en este momento se acciona el modo psicopático, desde donde
no es posible la generación de sentimientos y menos la generación del duelo.
Para la persona con TAP, sus relaciones giran en torno a cómo ésta califica a las personas y en
qué modo de accionar se acomodan estas relaciones. El individuo con TAP categoriza a las
personas de su entorno de la siguiente manera:
Los complementarios. Se convierten en sus marionetas, son cosificados y los sentimientos
que generan en la persona con TAP son similares a los de un artesano con su herramienta.
Dependiendo del grado del trastorno pueden ser totalmente ajenos a su pérdida o tener
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sentimientos encontrados no por la pérdida del individuo en sí, sino por la pérdida del beneficio
adquirido con estas personas. Durante el ejercicio de su relación el individuo con TAP siempre
se quejará y humillará al complementario, sin embargo luego de su partida expresara
profusamente lo útil que le era y esto servirá de excusa para ofender a nuevos complementarios.
Los tangenciales. Estos individuos se cruzan con la persona con TAP, son agredidos por
ésta, pero reaccionan, cuestionan, se defienden y se alejan. Estas personas son el blanco del
odio más profundo de las personas con trastorno antisocial, sin embargo, prefieren no
encararlos nuevamente. En las conversaciones de las personas con TAP se habla continuamente
de éstos y se les culpa por la interacción que tuvieron con ellos.
Los asociativos. Es la relación cuando se encuentran dos o más personas con algún grado
de TAP. Estas relaciones tienen interés para nuestro caso de estudio, al presentarse casos de
este tipo al interior de las familias. En esta relación los individuos psicopáticos comparten
necesidades y generan relaciones de respeto y lealtad entre ellos. Este tipo de asociación es
muy común en organizaciones delictivas y ha sido documentada extensamente en la literatura
y el cine. Sin embargo, también es común entre familias como se documentará más adelante.
Para el desarrollo del presente artículo se centra el análisis en las relaciones con los roles
“complementarios” y “asociativos”.

El Duelo
El duelo corresponde al proceso emocional de carácter adaptativo que se surte luego de una
pérdida. Este proceso no solo tiene implicaciones psicológicas sino también fisiológicas y
sociales. El manual diagnóstico de los trastornos mentales DSM-IV-TR, en problemas
adicionales que pueden ser objeto de atención clínica, incluye el duelo y lo define como la
reacción ante la muerte de una persona querida.
El duelo más importante se considera la muerte de un allegado cercano, siendo los más
comunes los familiares con primer grado de consanguineidad. Para este tipo de duelo se
considera normal un periodo de evolución de seis (6) a doce (12) meses, donde se pueden
presentar algunas de las siguientes fases: (Kübler-Ross & Byock, 2014)
1. Fase de Negación. En esta fase el sujeto se niega a creer que ha ocurrido la pérdida.
2. Fase de Reacción: En esta fase se experimenta el rechazo por la pérdida, se siente rabia y
dolor. El sujeto trata de encontrar la causa de la perdida y buscar culpables.
3. Fase de Negociación. Se trata de entender los pros y contras de la pérdida. La persona
busca una solución para afrontar la pérdida y continuar con sus actividades.
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4. Fase de Dolor. Se experimenta la tristeza por la pérdida. Se presentan episodios donde se


recuerdan situaciones con la persona que se ha ido.
5. Fase de Aceptación. Se entiende que la pérdida es inevitable y se aceptan las situaciones
que implican no contar con la persona que ya no está. Se sigue con las actividades diarias
y a pesar que se acepta no se olvida toda la situación.
Como se mencionó anteriormente no todos los individuos presentan las fases descritas y para
el caso de las personas con algún grado de TAP no es claro cómo se desarrolla este proceso,
dado que como se ha demostrado, los rasgos psicopáticos no implican la carencia total de las
emociones.
El duelo puede presentar diferentes manifestaciones que se pueden clasificar de la siguiente
manera (Gil-Juliá, Bellver, & Ballester, 2008):
1. Sentimientos y emociones: tristeza, angustia, apatía, enfado, ira, culpa, soledad,
abandono, impotencia, insensibilidad, extrañeza con respecto a sí mismo o ante el
mundo habitual.
2. Cogniciones: incredulidad, confusión, preocupación, rumiaciones, pensamientos e
imágenes recurrentes, sentido de presencia, alucinaciones visuales y/o auditivas, déficit
de atención, concentración y memoria, distorsiones cognitivas.
3. Manifestaciones físicas: vacío en el estómago, boca seca, opresión en tórax/garganta,
falta de aire y/o palpitaciones, hipersensibilidad al ruido, falta de energía/debilidad.
4. Cambio de comportamiento: alteraciones del sueño y/o la alimentación, aislamiento
social, llevar o atesorar objetos, visitar lugares que frecuentaba el fallecido, evitar
recordatorios del fallecido.
La identificación de las anteriores fases y manifestaciones requiere recopilar toda la
información referente a las siguientes áreas (Barreto, 2007): historia y circunstancia de la
defunción, estructura y funcionamiento familiar, necesidades individuales y familiares,
conductas problemáticas y peticiones de intervención.
La recopilación de la información para el análisis del duelo se ha venido desarrollando
mediante diferentes metodologías entre las que se cuentan las entrevistas, los genogramas, los
test, auto- registros y la observación directa. Dentro de los cuestionarios más representativos
para la evaluación del duelo (Gil-Juliá, Bellver, & Ballester, 2008) citan los siguientes:

Tabla 1 Cuestionarios para inventario del duelo


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Año Nombre Año


Nombre Castellano Autor/Adaptación
Castellano Original Original
Inventario de García-García,
Experiencias en Duelo 2001 Landa, Trigueros - -
(IED) y Gaminde
The Texas
García-García,
Inventario Texas Revised
2001 Landa, Trigueros 1987
Revisado de Duelo Inventory of
y Gaminde
Grief
García-García,
The
Landa, Prigerson,
Inventario de Duelo Inventory of
2002 Echevarria, 2001
Complicado (IDC) Complicated
Grandes, Mauriz
Grief
y Andollo
Cuestionario de García-García,
The Risk
Riesgo de Duelo 2002 Landa, Grandes, 1983
Index
Complicado Mauriz y Andollo

Valoración del Riesgo


Soler, Barreto y
de Complicaciones en 2002 - -
Yi
la Resolución del Duelo

Grief
Sin traducción - - Reaction 1987
Checklist
Facial
Sin traducción - - Affective 1985
Scale

Para la evaluación rigurosa del duelo en personas con TAP, se requiere realizar la siguiente
metodología a nivel de investigación formal:
1. Identificar posibles candidatos para la toma de cuestionarios y entrevistas. Los
candidatos deben exhibir conductas asociadas al TAP y deben haber manifestado una
pérdida importante en su vida.
2. Para corroborar el nivel de TAP, se debe practicar el test PCL-R, donde puntuaciones
menores a 30, se descartarían para el siguiente paso de entrevistas.
3. Con los individuos con puntaje mayor a 30 en el test PCL-R, se continua con una serie
de entrevistas para identificar las áreas del duelo (Barreto, 2007).
4. De la fase de entrevistas se escogen los individuos que se estimen presentan
manifestaciones sinceras de duelo, para someterlos a por lo menos dos (2) de los
cuestionarios de duelo de la Tabla 1.
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De los cuestionarios y las entrevistas se analiza cada caso y se identifican las fases del duelo
y el tipo de duelo.
Dado que se trata de un tema no abordado anteriormente, no es posible encontrar
correlaciones exactas y el anterior procedimiento queda como propuesta para futuras
investigaciones.

Metodología

Dado que se trató de una investigación documental que no incluye la toma de datos de
campo, se siguió la siguiente metodología para la elaboración del presente artículo (Hernández-
Sampieri, Fernández-Collado & Baptista-Lucio (2014):
1. Identificación de artículos científicos relacionados con el tema establecido, cuya
búsqueda se realizó en las bases de datos con que cuenta la universidad principalmente
Science Direct, para la bibliografía en inglés y Psicodoc, para los documentos en
español.
Dentro de los criterios de inclusión se contempló la ventana de tiempo de 5 años, sin
embargo, dadas las complejidades del tema para el rastreo de la información se tomaron
en cuenta otras fechas.
2. Verificación de casos documentados y análisis de la información relacionada con dos
elementos, el diagnóstico de TAP y el duelo, que fueron incluidos dentro del presente
documento.
3. Análisis de la información recolectada y establecimiento de correlaciones mediante la
lectura crítica de la información.
4. Discusión racional de los resultados obtenidos, ejercicio adelantado por parte de las
autoras del presento documento, con las orientaciones de la asesora del curso.
5. Elaboración de las conclusiones y recomendaciones para futuras investigaciones,
siguiendo los lineamientos de las normas APA e indicaciones de la Universidad.

Resultados

A pesar de la fascinación popular que genera el término “psicópata”, es interesante observar


como el TAP presenta una notable escasez bibliográfica y como está tampoco presenta la
profundidad científica que lo amerita.
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A nivel de duelo en individuos con TAP, la bibliografía es prácticamente inexistente y fue


necesario utilizar casos de estudio de psiquiatras que trabajan diariamente con estos individuos,
los cuales según algunos autores pueden llegar a ser hasta el 4% de la población.
Los psiquiatras estudiados fueron el Doctor Hugo Marietán en Argentina, quien documenta
en su página web (Marietán, http://www.marietan.com/articulos.htm), las entrevistas, cartas y
consultas que realiza a familiares de personas con TAP. El otro psiquiatra analizado fue el
Doctor Willem H.J. Martens quien trabaja en el Instituto W. Kahn de Psiquiatría y Neurología
de Utrecht, Holanda.
También se encontró un artículo escrito por (Lansing, Plante, Beck, & Ellenberg, 2018),
donde se presentan los resultados de la evaluación 107 jóvenes entre 16 y 18 años, los cuales
tienen antecedentes criminales y han tenido pérdidas familiares importantes en sus vidas.
De (Marietán, http://www.marietan.com/articulos.htm) se seleccionaron dos (2) casos donde
se caracteriza la relación de los individuos con TAP y sus familias. La información obtenida
tiene el inconveniente que es narrada en ambos casos no por la persona con TAP sino por sus
familiares afectados. Estos casos tampoco cuentan con el diagnóstico comprobado de TAP
mediante el test PCL-R, ni se profundiza o evalúan los cuestionarios para las situaciones de
duelo. No obstante lo anterior, la narrativa de los casos permite identificar situaciones que se
pueden enmarcar y analizar dentro de los conceptos de TAP y duelo anteriormente presentados.
A continuación se resumen los aspectos más importantes de los casos seleccionados y se realiza
un análisis con base en el marco teórico presentado.

Caso 1: Mujer 79 años diagnosticada con psicopatía y rasgos paranoides.


En este caso, la consulta la realiza la hija de la mujer, “Telma”, quien se identifica como
complementaria en la relación con su madre. Ella hace notar como ella y su hermana sufren
frecuentemente de los siguientes comportamientos por parte de su madre:
1. Humillación.
2. Culpabilidad. La madre culpa de sus desgracias a sus hijas a quienes las tilda de inútiles,
sin embargo ellas se encargan de su cuidado.
3. Crueldad. Es interesante la situación en la que la madre envenena a los gatos de la hija
cuando se le dejan a su cuidado.
4. Insensibilidad. Cuando su otra hija cae en depresión y adicción a las drogas, la madre
la interna en una institución psiquiátrica y no la visita ni una sola vez. Esto ocurre
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cuando las hijas están por sus veinte años. La madre comenta frecuentemente que por
fin se deshizo de esa holgazana.
Analizando este caso desde la perspectiva de todos los conceptos sobre TAP presentados,
es claro que las hijas tienen una relación de complementarias con su madre. La madre obtiene
de ellas su cuidado y no tiene ningún remordimiento al tratarlas de mala manera.
En este caso se observa claramente que bajo la relación TAP-complementario, no se generan
sentimientos en la persona con psicopatía; para esta madre la pérdida de alguna de sus hijas le
generaría más que la incomodidad de no tener alguien que la atienda a su edad.
Sin embargo y a pesar de lo presentado, este caso tiene otros matices muy interesantes.
Telma, la hija, relata como la relación entre la mujer y su hijo varón es muy diferente. El hijo
varón presenta también un grado apreciable de TAP, teniendo encuentros violentos con sus
hermanas y mostrando el mismo desprecio hacia ellas. Tampoco prestó la más mínima
consideración cuando internaron a su hermana y no se encarga en absoluto del cuidado de la
madre.
A pesar de lo anterior, la madre elogia y pregunta por su hijo en toda ocasión, manifestando
su cariño y necesidad de verlo, aun cuando él no la visita ni se preocupa por ella. En las
reuniones familiares que poco se dan, se confabula con su madre para culpar y dejar las cargas
económicas en sus hermanas.
En este caso la relación entre ellos es “asociativa” y de acuerdo con las manifestaciones de
la madre, este hijo es el objeto de su amor y admiración, razón por la cual, se puede extrapolar
fácilmente que la madre podría desarrollar un fuerte duelo ante la pérdida de su hijo varón; sin
embargo la situación contraria no parece igualmente correspondida, siendo la muerte de la
madre una situación que está esperando el hijo, sin ninguna expectativa o emoción.
Este caso tiene otro matiz adicional y se trata del pasado de la madre y su hermano. La mujer
fue violada en su juventud por su padrastro y dependía económicamente de su hermano, quien
fue condenado por violación de menores. Después de la muerte de su esposo, ella invita a su
hermano a vivir con ella y sus hijos, sabiendo de la conducta de su hermano, sin importar el
peligro que corrían sus hijos. De acuerdo con Telma, la hija, ella hablaba de su hermano como
si se tratase de un santo y su perdida fue uno de los momentos más amargos que pudieron
presenciar en ella.
Este caso es particularmente interesante porque se refiere a familiares con un primer grado
consanguineidad y en el cual se presentan dos modos de acción de una persona con TAP. En
el primero, sus hijas juegan el rol de complementarios y en el otro con su hermano mayor y su
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hijo varón donde se tienen relaciones asociativas. Por lo expuesto en la consulta, claramente
existe emotividad en sus relaciones asociativas y por tal razón existe la posibilidad del duelo
en esta situación.

Caso 2: Hombre 27 años, segundo hijo varón de tres hermanos


La consulta la realiza su padre, quien identifica los siguientes rasgos psicopáticos en su hijo:
1. Inteligencia, encanto y audacia social. Logros académicos.
2. Gran vitalidad y fortaleza física. Deportista amateur.
3. Aversión por las normas y por el trabajo. Difícilmente dura más de 2 meses en un
empleo por sus faltas disciplinarias.
4. Dependencia económica de sus padres.
5. Incapacidad para planear. A pesar de sus logros académicos no es capaz de pensar en
un futuro a largo o mediano plazo.
6. Conductas delictivas contra su familia, robos frecuentes y destrucción de elementos de
la casa.
7. Agresión contra el Padre y los hermanos.
8. Encanto, manipulación y explotación del sexo opuesto.
9. Genera miedo a su familia. Se resalta el relato del padre donde explica que cuando
tienes discusiones con él, se encierra con llave por miedo a que lo asesine dormido.
10. Desprecio por todos los miembros de la familia, padres y hermanos.
11. Introspección. A diferencia de otros casos no culpa públicamente a su familia de sus
conductas.
12. Interés por los animales, exceptuando cuando éstos lo necesitan. Se resalta que no le
importa llevarlos al veterinario si se enferman, solo le gusta jugar con ellos.
De acuerdo con el Padre consultante, no se explica porque el comportamiento de él es tan
diferente al del resto de la familia, no tiene razón de ser, simplemente pasó. El Padre relata
como la vida en su familia es satisfactoria y feliz con excepción de las interacciones con este
hijo. La relación con su esposa y otros hijos es excelente y cordial, sin embargo la relación de
este hijo es tensa con todos.
También destaca que este hijo no mantiene relaciones duraderas con sus amigos o novias, a
pesar que los consigue muy fácilmente por su atractivo. La gente fuera de la familia viene a
hacer reclamos frecuentemente por su conducta.
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A pesar de todo lo narrado, el Padre se encuentra muy preocupado por su futuro y que no
tenga un desenlace trágico y violento, razón por la cual realiza la consulta.
Este caso es también muy interesante porque tanto el padre como los hermanos no toleran los
comportamientos del joven y se comportan como “tangenciales”. El joven tiene que salir de la
casa para satisfacer sus necesidades del TAP, sin embargo todavía depende económicamente
de sus padres y por eso no se va del hogar.
Dado que no existen complementarios activos o asociativos, se espera que el joven
abandone su familia sin volver a comunicarse con ella, mientras no necesite de un soporte
económico. En este caso el joven no desarrollaría ningún tipo de duelo ante la pérdida de un
familiar, simplemente necesita de ellos cuando tiene dificultades y necesita ayuda. Sin embargo
los padres si desarrollan una situación de apego con el joven y no quieren sentir el duelo de su
partida.
De la información de (Martens, 2006) se extrae que los duelos por la pérdida de familiares
aumentan las conductas criminales y psicopáticas en los individuos con TAP. (Martens, 2006),
defiende la tesis que los individuos con TAP sufren internamente, perciben el rechazo social
hacia ellos y sufren de soledad y cuando pierden un familiar esta soledad se incrementa y se
potencian las conductas delictivas.
(Lansing, Plante, Beck, & Ellenberg, 2018), presentan resultados similares en los jóvenes
delincuentes caracterizados. El 76% de estos jóvenes han experimentado la muerte de una
persona importante en sus vidas, en su mayoría por razones violentas. De estos jóvenes, las
mujeres fueron más afectadas por estas pérdidas, siendo el 50% de ellas caracterizadas con
duelos patológicos que necesitaron atención psiquiátrica.

Conclusiones

1. De acuerdo con las referencias analizadas, las personas con TAP pueden desarrollar el
mecanismo de la empatía y entenderla racionalmente, solo que este mecanismo se inhibe
totalmente cuando interfiere con la satisfacción de sus necesidades. Lo anterior implica que
las personas con TAP si pueden fisiológicamente desarrollar emociones relacionadas con
el duelo.
2. Las personas con TAP, teniendo en cuenta que desarrollan diferentes niveles del trastorno,
establecen tres (3) tipos de relaciones y clasifican a las personas de la misma manera: a)
complementarios, b) tangenciales y c) asociativos.
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3. Las relaciones con los complementarios son totalmente abusivas y no generan sentimientos
en las personas con TAP. Los complementarios son los objetos de la cosificación y se
convierten en las herramientas para satisfacer las necesidades. En esta relación se genera
codependencia y beneficio únicamente para el individuo con TAP. Son los daños más
frecuentes que generan los individuos con TAP y la mayor incidencia de consultas por parte
de los agredidos.
4. Las relaciones tangenciales les resultan indiferentes y huyen rápidamente de las mismas,
por lo cual no existe ninguna sentimentalidad asociada.
5. Las relaciones asociativas o entre individuos con TAP sí pueden generar sentimentalidad
cuando se presentan entre miembros de la misma familia, en especial en individuos de
primer grado de consanguineidad. Se presenta un entendimiento, complicidad y respeto
entre individuos con psicopatía y familiaridad, la cual puede ser bidireccional (equitativa
entre los individuos) o unidireccional (de una persona con TAP a otra).
6. De acuerdo con el análisis realizado y con la evidencia de los casos investigados, en la
única condición donde se puede presentar el duelo de manera similar a las personas
normales, es en el caso de relaciones psicopáticas asociativas entre miembros de una misma
familia, en especial entre miembros con primer grado de consanguineidad.
7. Dado que se trata de un tema de investigación muy poco abordado y menos aún,
debidamente documentado, se debe ampliar esta investigación con investigaciones de
campo y la caracterización de casos con el test PCL-R.
8. En la literatura disponible no fue posible encontrar casos documentados y diagnosticados
con el test PCL-R, donde se relacionen relaciones psicopáticas al interior de las familias.
9. Los casos disponibles corresponden a los denunciantes de los individuos con TAP y no a
los mismos individuos. Se requiere realizar entrevistas a las personas con TAP y aplicar el
test PCL-R para correlacionar los resultados.
10. No fue posible evaluar las etapas del duelo en los casos con TAP, dado que las entrevistas
no se realizaron directa a éstos sino a través de sus afectados y en los artículos revisados
no se registra dicha información.

Reflexiones y sugerencias

1. Se sugiere continuar con esta línea de investigación, dado que este artículo es el primero
en su tipo.
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2. Analizando los casos estudiados, se trata de situaciones más comunes en las familias
de lo que se cree tradicionalmente. Los individuos con algún grado de trastorno
antisocial son personas con las que podemos convivir y de las que podemos aprender.
3. Debemos desmitificar el término “psicópata” y entender que se trata de una escala del
TAP y que estos individuos no son máquinas criminales totalmente insensibles. Aún en
altos niveles de psicopatía se pueden generar relaciones no totalmente tóxicas. No
obstante lo anterior, se deben identificar estas situaciones y manejarlas con precaución.
4. Algunos de los mecanismos del TAP, como es la “cosificación” pueden manifestarse
en individuos normales. En este sentido cualquier persona puede presentar un nivel bajo
de psicopatía cuando se comporta de manera egoísta, irresponsable e insensible.
5. Se deben ampliar casos similares a los identificados por el Doctor Marietán, pero
ampliando las entrevistas no solo a los afectados, sino también a los identificados con
TAP, realizando la prueba PCL-R para confirmar el diagnóstico.
6. Estas entrevistas a las personas con TAP deben centrarse en el tipo de relaciones acá
presentadas y en la identificación de sus sentimientos en cada caso.
7. También debe indagarse profundamente cómo estos individuos han sorteado duelos
anteriores y que etapas del duelo pudieron llegar a presentar.
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Referencias Bibliográficas

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