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derecho?
Cartas de un profesor a sus alumnos.
Miguel Carbonell.
IIJ-UNAM.
3ª edición ampliada.
Índice.
Presentación.
Carta I.
Carta II.
Carta III.
Carta IV.
Carta V.
Carta VI.
Carta VII.
Carta VIII.
Carta IX.
Carta X.
Carta XI.
Carta XII.
Carta XIII.
Carta XIV.
Carta XV.
Carta XVI.
Despedida.
Epílogo 1.
Epílogo 2.
Sobre el autor.
A mis padres, José y María Dolores,
que creyeron en mi destino universitario.
Presentación.
El 13 de noviembre de 1989 fue lunes.
En la zona del Pedregal de la Ciudad de
México hacía frío. El ambiente estaba
brumoso en los alrededores del Estadio
Olímpico, ya dentro de la histórica
Ciudad Universitaria que alberga las
dependencias centrales de la
Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM).
Ese día pisé por primera vez, en calidad
de alumno, la Facultad de Derecho. Casi
un año antes me había asomado a los
terrenos inmensos, generosos y siempre
abiertos, de la Ciudad Universitaria. Fue
un flechazo de esos que nos ocurren
pocas veces en la vida. En ese momento
no sabía qué carrera iba a elegir, pero sí
sabía que quería estudiar en esas aulas y
pasar unos cuantos años de mi vida en
esos jardines, en esas instalaciones
deportivas, en esas fantásticas
bibliotecas. Nunca imaginé que ese
deseo cristalizaría en una de las
decisiones más importantes de mi vida:
estudiar derecho en la UNAM.
Haciendo cuentas reparo en el hecho de
que, al momento de redactar estas
líneas, he pasado más de la mitad de mi
vida vinculado con la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional y
con los estudios jurídicos en general.
De esta experiencia extraordinaria, el
tránsito vital más intenso de mi
formación académica, he aprendido y
sigo aprendiendo mucho. El contacto
con los jóvenes que recorren,
presurosos e ilusionados, los pasillos de
mi Facultad y de muchas otras en las que
he tenido la oportunidad de servir,
representa unos de mis mayores tesoros.
Para quien tiene una fuerte vocación
docente, hay pocas cosas más
emocionantes que el primer día de
cl as es . Es entonces cuando uno se
encuentra con las personas junto a las
q u e no solamente trascurrirán varias
docenas de horas, sino también con las
que se irán descubriendo un conjunto de
viejos y nuevos temas, de enfoques
conocidos y no tan conocidos, de
emociones y saberes que crecerán
durante muchos años dentro de nosotros.
En las aulas se genera conocimiento, se
ponen a prueba teorías, se fomenta la
perplejidad y el debate abierto, se
construyen seres humanos siempre en
búsqueda de aquellos valores que los
hacen mejores.
Todos los que cruzan la puerta que
permite entrar a un aula universitaria
saben que en ese momento su vida
cambia para siempre. Cuando pisamos
la universidad para adentrarnos en una
carrera profesional, ya nada vuelve a ser
igual para nosotros.
La importancia de los años
universitarios amerita que sean
aprovechados al máximo, desde un
punto de vista académico y personal. En
las páginas que siguen el lector podrá
encontrar algunas consideraciones, no
necesariamente expuestas con un
enfoque técnico-jurídico, que quizá le
sirvan para tomar conciencia sobre la
forma en que podría disfrutar con
intensidad el tiempo que pasará junto a
sus compañeros y profesores, en una
escuela o facultad de derecho.
Carta I.
Bienvenida.