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EL UNO ABSOLUTO

El UNO absoluto es innumerable, indeterminable, incognoscible. En nuestra hoja blanca, el


UNO, el punto, no puede definirse sino por sí mismo. EL ES. Es Todo. Es sólo cuando
aparece en números que se vuelve cognoscible, porque el otro, indispensable para tal
acto, está ausente en el estado de UNO. UNO da idea de identidad, unidad, igualdad,
totalidad, concordia, sinpatía en el Mundo.

Pero el UNO no puede convertirse en Dos sin una función astica que resuma todas las
relaciones de la armonía del mundo. Es la raíz de 2, un valor irracional que forma la
relación entre 1 y 2, y toda función vital está ligada a la acción separadora (p - V2. (Le
Tenple de l'Hcnrne. R.A. Schwaller de Lubicz• Dervy Livres).

Esta acción separativa le da al DOS, como veremos, la idea del otro, pero en este,
discrecionalidad y desigualdad.

NOTA: Un neebre se llama irracional cuando no se puede definir ni en números enteros ni


en números racionales (fracciones). Estos números se llaman números trascendentales en
las matemáticas modernas.

Dios solo puede saber que existe a través de "el otro", y esto es creación.Dios no puede
ser a la vez consciente y tomado del Macrocosmos sin que el microcosmos sea ignorante
de sí mismo.

El paso del UNO al DOS se produce por proyección, por efecto de espejo.

En el UNO Absoluto. Dios es Pensamiento Creador: hay fusión entre el creador y el acto
que en Él es pensamiento. Cuando el UNO se convierte en número, surge la Intención, el
impulso (como el punto en la hoja). Entre la intención y la Creación, interviene El Acto
Creador. Estas son solo las diferentes facetas del UNO.

El V2 juega el papel simbólico de la transición de UNO a DOS, una característica vital de la


función de separación. Ahora bien, 0 es la función de la división del Único.

El lenguaje simbólico, al establecer el puente entre las dos realidades visible e invisible,
hace perceptible el mundo invisible: estimula la intuición y permite la comprensión de lo
que no podría ser percibido naturalmente por la mente sola. La globalidad del amor que
excede las capacidades de integración de este último, sólo puede ser aprehendida a través
de un lenguaje simbólico o mítico, reconstituyendo la totalidad visible/invisible,
desarrollando el reconocimiento intuitivo de la evidencia.

Pero este lenguaje, para ser activo, debe volverse operativo. Un trabajo iniciático no
dejará lugar a la especulación. Requiere pues, y sobre todo, el discernimiento que permita
a cada uno establecer su propia interpretación del símbolo, distinguiendo lo que resuena
en sí mismo: el símbolo puede entregar varios niveles de comprensión o interpretación
según el grado de conciencia, es decir de la realización de quien se acerca a ella. la verdad
solo se puede descubrir poco a poco.

La única interpretación válida de un símbolo es la que tiene autoridad en sí misma: la


constancia en el tiempo a menudo produce una profundidad cada vez mayor. Sus diversos
aspectos a veces pueden parecer a priori contradictorios. El trabajo iniciático conduce a
vivir y comprender estas aparentes contradicciones para captar la clave. La contradicción
es el lado oculto que muchas veces permite salir de la lógica esterilizante habitual y, por
síntesis de los opuestos, encontrar el marco de referencia. Esta actitud es característica en
el Zen entre las preguntas y respuestas del Maestro y el discípulo (Koan).

A la pregunta del discípulo: "¿Existe el alma?", el Maestro responde:


"El alma cambia todo el tiempo". La respuesta constituye el Koan sobre el cual es inútil
preguntarse o incluso tratar de memorizarlo. No debe convertirse en un concepto y debe
permanecer esquivo para la mente.

El lenguaje simbólico implica un enfoque intuitivo, más allá de los conceptos. El símbolo
no constituye un fin en este proceso de transformación. Es solo el puente éclxaffaudé por
la necesidad de un hacia arriba, hacia el centro) ya será significativo. Pero este punto hacia
el que se dirige la mirada determina sobre todo el espacio de la hoja. Por tanto, define
ETRE (punto) y bJDN ETRE (hoja)... que son una y la misma realidad, el Todo, la Unidad, lo
infinitamente grande que es lo infinitamente pequeño, el centro y la periferia, el interior y
el exterior.

A partir de una sustancia virgen, el nacimiento del punto se efectúa por separación: se
distingue de la hoja, tomando del Génesis su dinamismo de creación por separación
(separación de lo Falso desde arriba y los Aguas desde abajo, la luz de las tinieblas, etc.).

La hoja es análoga a la Tierra, a la Materia Prima. Está simbolizado por el trigrama chino,
que significa Receptivo, y de hecho corresponde a Cero.
El UNO absoluto está por encima de todas las cosas. Tai ki. El chino lo representa,
enredando el Inn y el Yang, potencialidades aún no manifestadas. El UNO absoluto incluye
al UNO, el primer número, y al CERO, pues Caos y Cosmos, indisolublemente unidos, son
una y la misma realidad.

El punto es referencia, globalidad, concentración, germen, potencialidad.


Él es UNO, análogo al trigrairme que significa el Creador, Aries en astrología.

El número UW tiene, en un grado particular, propiedades excepcionales:

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