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La riqueza

El uso más habitual del término se refiere a poseer una gran cantidad de cosas de valor
material, como ser bienes o dinero, este mismo concepto puede ser utilizado para
expresar una fortuna a nivel simbólico, como ocurre cuando se habla de riqueza espiritual.
La riqueza se opone a la pobreza. Quien es rico tiene dinero y medios materiales para
satisfacer sus necesidades y para consumir bienes que no son imprescindibles. El pobre,
en cambio, tiene dificultades para acceder a una vivienda digna, a los servicios sanitarios y
a la alimentación.
La riqueza económica suele acarrear otro tipo de beneficios, como prestigio social o la
acumulación de poder.
Otros tipos de riquezas son la riqueza espiritual (“Juan es pobre, pero feliz: tiene una
riqueza interior envidiable”) o la riqueza relativa de cualquier cosa (“Es un escritor
excelente ya que tiene una gran riqueza de expresión”), las cuales resultan aún más
difíciles de determinar y medir que la material, ya que dependen de la percepción y la
cultura de cada individuo en particular.

Para Platón, la riqueza debía ser distribuida de forma igualitaria, mientras que para su
discípulo Aristóteles debía serlo proporcionalmente al esfuerzo de cada uno. Al introducir
la noción crematística, Aristóteles condenó la práctica de acumular la riqueza por ella
misma y no con otro fin que el placer personal.

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