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De igual manera, sucede con las personas que reciben al Señor Como su
Salvador. Primero, recibieron su salvación por gracia, pues no hicieron nada
para ganarla, como el palacio; y no van más allá, porque se encuentran
encerrados en una habitación (llámese costumbres de hombres, fortalezas,
falta de conocimiento o doctrinas), desaprovechando todas las bendiciones
que pueden recibir con tan sólo abrir la puerta al ministerio de la liberación
espiritual. Observemos que el regalo no se pierde, simplemente no se
aprovecha (esto es para el caso de las personas que llegan a extremos, pensado
que si no hay liberación espiritual, no hay salvación); pues, por el hecho de
que una persona esté desaprovechando el pan de los hijos, que es la liberación
espiritual, no quiere decir que no sea salva.
Nuestro Padre Celestial desea que sus hijos sean bendecidos, y que todo lo
que está impidiendo que así sea, desaparezca. Sólo imagínese el dolor que,
como padre, Él experimenta al ver a sus hijos padecer tantas adversidades a
raíz de no creer en su Palabra. Es hora de que nos levantemos y descubramos
la influencia del enemigo en nuestra vida.
Liberación.
A través de todos los evangelios, vemos a Jesús haciendo estas cuatro cosas:
predicar, enseñar, sanar a los enfermos y echar fuera demonios. Hoy día, hay
muchos pastores, ministros y creyentes que practican las tres primeras, pero
no se atreven a echar fuera demonios, debido a que el ministerio de la
liberación espiritual es muy controversial y perseguido. Cuando se predica y
se enseña acerca del Reino, los demonios se empiezan a manifestar y las
personas comienzan a ser libres.
Algunas características del espíritu de Grecia, el cual está influenciando la Iglesia de Cristo: